La pasión de la derecha: fundamentalismo religioso y la crisis de la democracia
La pasión de la derecha: fundamentalismo
religioso y la crisis de la
democracia
"The Passion of the Right:
Religious Fundamentalism and the Crisis of
Democracy,"
Cultural Studies/Critical Methodologies (in
press).
Con la reelección de George W. Bush, el
fundamentalismo religioso parece estar fuertemente enfocado en su
esfuerzo por definir políticas
a través de un moralismo fanático y
reductivista.
Esta clase de
fanatismo religioso tiene una larga tradición en la
historia
Americana, extendiéndose desde el siglo XVII con el arribo
del Puritanismo hasta el despliegue actual del
Pentecostalismo.
Esta historia a menudo ignorada, imbuida de certeza
teocrática y absolutismo
moral, ha sido
muy poderosa en proveer justificación religiosa a los
gustos del Ku Klux Klan, el discurso de
los Robber Barons, el discurso patriarcal de los "valores
familiares", y el reciente espectáculo de ortodoxia
religiosa de la película de Mel Gibson. La lección
histórica aquí presente es que el moralismo
absoluto cuando se mezcla con la política no produce
únicamente fanáticos que creen tener el monopolio
sobre la verdad y una legitimación racional, sino que
además enciende la intolerancia hacia otros que no siguen
el escrito y correcto camino sancionado oficialmente de creencias
y comportamientos.
Los valores familiares son unidos ahora a una
emocional carga retórica que apela a la
fe como el nuevo código
lingüístico para el conservadorismo cultural. Cuando
el ala derecha religiosa se une con la ideología política y el poder
político, no sólo legítima la intolerancia y
las formas anti-democráticas de corrección
religiosa, también sienta las bases para un creciente
autoritarismo que burla fácilmente apelar a la
razón, el disenso, el diálogo, y
el humanismo
secular. Cómo explicar de otra manera el creciente
número de educadores Cristianos conservadores que quieren
imponer la enseñanza del creacionismo en las escuelas,
prohibir la educación
sexual en el Curriculum, y
subordinar los hechos científicos al dogma
religioso.
Con el mandato de George W. Bush para gobernar por
cuatro años más, la corrección religiosa
aparece ejerciendo una poderosa influencia en la sociedad
Americana. La policía moral parece estar en todos lados
denunciando todo, desde la presentación sin vestuario de
Janet Jackson hasta la lasciva influencia satánica del
show televisivo "Desperate Housewives". Pero la policía
moral hace más que censurar e imponer su moralismo
teocrático en las creencias de todos los demás,
también elige políticos, y esto no augura un buen
futuro para la democracia en
los Estados
Unidos.
El crecimiento del fanatismo religioso como
política aparece prontamente no sólo en el alto
perfil de un "buhonero" religioso como John Ashcroft y el actual
"elegido" ocupante de la Casa Blanca, sino también en la
emergencia de una nueva casta de políticos (basados en la
Fe), elegidos para el más alto nivel de gobierno –
auspiciados por medios
controlados por corporaciones de intereses conservadores y una
creciente base evangélica de fundamentalistas Cristianos.
El moralismo Cristiano conservador viaja ahora directo a los
más altos niveles de poder, esto se puede
ver en la reciente elección de una nueva cosecha de
"ayatollahs oportunistas de derecha" al Senado de los Estados
Unidos. (1)
Por ejemplo, el nuevamente elegido senador de Oklahoma,
Tom Coburn, ha no sólo abogado por la pena de muerte
para los doctores que practican abortos, también ha
insistido en que el lesbianismo es tan creciente en las escuelas
en Oklahoma, que las escuelas oficiales sólo dejan que las
chicas vayan solas al baño. Jim DeMint, el nuevo senador
de South Carolina, afirmó que no quiere ver "una mujer soltera que
ha estado
embarazada y viviendo con su novio" enseñando en las
escuelas públicas." (2)También afirmó que
quiere prohibir la enseñanza de profesores gays en las
escuelas públicas. Jon Thune, el nuevamente elegido
senador de Soth Dakota, sostiene una enmienda constitucional que
prohíbe la quema de la bandera, pero no menciona el
recorte de impuestos
permanente de Bush para los ricos.
Altamente reconocido como el creador de la primera
presidencia basada en la fe, George W. Bush, ha hecho más
durante su primer mandato por avanzar en la agenda del ala
derecha evangélica que cualquier otro presidente en la
historia reciente, y así va a continuar en su segundo
mandato. Lo más perturbante, no es sólo que muchos
de sus seguidores crean que Bush es su líder,
sino que es abrazado por ellos como un "mensajero de Dios", (3)
cuyo trabajo es
implementar la voluntad divina.
Por ejemplo, Bob Jones III, el presidente de un colegio
fundamentalista que lleva el mismo nombre, afirma en una carta escrita al
Presidente Bush: "Cristo le ha permitido ser su siervo" para
"dejar impreso un camino de rectitud…En su re- elección,
Dios ha otorgado amablemente Gratuitamente –aunque ella no
lo merezca- un indulto de la agenda del paganismo. Usted ha
recibido un mandato. Nosotros, la gente, esperamos que su voz sea
como el sonido claro de
una trompeta…No se equivoque. Ponga su orden del día en
el candente frente y déjelo hervir. Usted no le debe nada
a los liberales. Lo desprecian porque desprecian a su Cristo."
(4) Jones sigue en su reclamo: " Cristo le ha permitido (a Bush)
ser Su servidor en esta
nación…usted tendrá la oportunidad
de designar jueces conservadores y ejercer con el congreso un
fuerte liderazgo en
la legislación definida por la norma bíblica
respecto a la familia,
sexualidad,
santidad de la vida, libertad
religiosa, libertad de
expresión, y gobierno limitado." (5)
Esto es más que un llamado de los cristianos
social conservadores y a los "puritanos poderosos", como los
llama Maureen Dowd, para sumar jueces conservadores, impedir a
los maestros homosexuales asegurarse el trabajo, y
aprobar la legislación que detenga la investigación de células
madres, y eliminar los derechos reproductivos de
las mujeres; es también un ejemplo de los "sentimientos
sangrientos de venganza" que ahora motivan muchos de los
impulsores religiosos de Bush.
El fervor ideológico, si no es que reclama
venganza, que manejan muchos cristianos fundamentalistas
seguidores de Bush es evidente en las palabras de su seguidor
Ardí Billington que sostiene, "Para mí, creo que
Dios controla todo, y Dios utiliza al presidente para mantener al
diablo controlado, -y nos cuida-de ver la oscuridad y proteger
esta nación.
No nos protegerá otra gente. Dios da a la gente elecciones
para hacer. Dios nos dio este presidente para ser el hombre que
proteja a la nación en este tiempo." (7)
Bush parece abrigar la misma arrogante ilusión y de esa
ilusión ha emergido un gobierno que deja de lado la auto
crítica, la incertidumbre, y la duda a
favor de certezas basadas en la fe y una rigurosa moral carente
de reflexión crítica. De hecho, el miedo, la
calumnia, y Dios fueron la plataforma de la campaña
presidencial de Bush en el 2004.
Primero, Cheney argumentó que si Kerry era
electo, significaría que el país estaría
sujeto a ataques terroristas, que se transformaba en "Vote a Bush
o muera". Luego, la campaña Swift Boat, condujo a la gente
a creer que Kerry era un cobarde en lugar de un héroe, a
pesar de las cinco medallas que obtuvo en Vietnam. Finalmente,
Dios se convirtió en el referente último para
movilizar millones de votos adicionales de los Cristianos
fundamentalistas. Matthew Rothschild, el editor de "The
Progressive", apuntó que los republicanos repartieron
piezas de literatura en Arkansas y
West Virgina clamando que "los Demócratas van a quitarle
la Biblia a todos…" En el frente de cada envoltorio, enviado
por el Comité Nacional Republicano, había una
Biblia con la palabra "Prohibido" cruzada sobre ella. "Esto
será Arkansas…si usted no vota", decía" (8)
Parece ser que la aguda rectitud proclamada por el
ejército evangélico de Bush, se tomó
vacaciones para jugar sucio durante las campañas de Bush y
Kerry.
Ron Suskind argumentó que la
característica clave de la presidencia basada en la fe de
Bush, es que desprecia "el diálogo abierto, basado en
hechos, por no ser visto algo con un valor
inherente". (9) Jim Wallis, un pastor evangélico
progresista, que fue utilizado por Bush para reunir una gama del
clero para hablar de Fe y Pobreza,
descubrió prontamente que Bush no estaba abierto a los
hechos o ideas inconvenientes a los que curiosamente y menudo se
refiere como a "sus instintos". Wallis clama que como el tuvo que
trabajar cierto tiempo con Bush en la Casa Blanca lo que
"comenzó a ver en este punto era el hombre que iba
a emerger en el siguiente año – un Calvinista
Americano mesiánico. El no quería oír de
nadie que dudara de él" (10) Bush se volvió
ampliamente reconocido como un presidente que exhibe disgusto, si
no desdén, por la contemplación, el examen de los
hechos, o tratar con preguntas amistosas acerca de las razones de
sus decisiones.
Un creciente anti – intelectualismo unido a un
moralismo talibán ahora se traslada con bravura a
prácticas culturales diarias del ala derecha
evangélica, trasladando su visión mesiánica
del mundo. Por ejemplo, más y más
farmacéuticos conservadores se niegan a completar recetas
por motivos religiosos. La mezcla de la medicina, lo
político, y la religión se traduce
en la imposibilidad de algunas mujeres para acceder a pastillas
de control natal o
cualquier otro producto
designado para prevenir la concepción. Se pone peor: Los
fundamentalistas religiosos más exaltados de Bush, no
hacen más que desdeñar el pensamiento
crítico y reforzar formas retrogradas de homo fobia y
patriarcalismo; inspirar un militarismo agresivo, e imbuido en
el lenguaje de
una guerra santa.
Un ejemplo revelador se puede encontrar en una historia
recientemente publicada por la Agencia de Prensa
Francesa.
Se reportó que un grupo de
marinos evangélicos se preparaba antes de su asalto a
Fallujah, Irak, para
"combatir bárbaros" escuchando canciones heavy metal
llenas de elogios a Cristo, mientras "una voz femenina lloraba en
los altoparlantes "Eres el soberano, tu nombre es sagrado. Tu
eres el cordero puro inmaculado"" Justo antes de la batalla, un
capellán ordenó a los soldados en línea para
ungir sus cabezas con aceite,
mientras les dijo "La gente de Dios será ungida con
aceite" (11) Parece ser que ahora la guerra de Dios por la
"democracia" es definida por sus seguidores como una "guerra
santa" contra los infieles.
El giro hacia la religión como elemento central
de la política sugiere dos importantes y relacionadas
consideraciones que necesitan ser anotadas por aquellos de
nosotros que creemos en una democracia que mantenga una
legítima separación de la iglesia y
el estado como
fundamento de la libertad religiosa y el florecimiento de las
diversas esferas públicas. En primer término,
existe una creciente necesidad de anotar la búsqueda
comunitaria mediante formaciones sociales, valores, y movimientos
que unan a la gente bajo el discurso de moral pública,
compromiso cívico, y los
imperativos éticos de la democracia.
Esto no es sólo asunto de descubrir las
raíces seculares de América, sino también, la
creación de una política cultural en la cual el
lenguaje de la
comunidad,
valores compartidos, solidaridad, y el
bien común jueguen un importante rol pedagógico y
político en la lucha por una sociedad substancialmente
inclusiva y democrática. Esto significa desarrollar un
lenguaje crítico en el cual el rabioso individualismo y el
atomismo de la ideología neoliberal de mercado pueda ser
desenmascarada por sus anti democráticas y tendencias
totalmente prohibitivas.
Esto significa desarraigar todos ese fundamentalismo que
prevalece en la sociedad americana, incluyendo el
político, religioso, militarístico y de mercado que
ahora ejercen una influencia tan poderosa sobre todos los
aspectos de la sociedad Americana. Lo crucial para entender es
que el fundamentalismo no pude ser desestimado como
antidemocrático o maligno. El Fundamentalismo se convierte
en un cierto tipo de trabajo que utiliza las necesidades
individuales y colectivas, aunque a menudo traduzca en lo que
Ernst Bloch llamó una vez, la estafa en el cumplimiento.
Más específicamente, el fundamentalismo, provee a
la gente no sólo de sentido de identificación en
tiempo de crisis, sino también de eficacia
pública; esto es, proporciona la promesa de convertirse en
agente social en el que los individuos pueden ejercer la
solidaridad a través de un sentido de significado y
acción
en sus vidas.
Las políticas democráticas y el humanismo
secular si llegará a investirse en defender y luchar por
las necesidades más que un lenguaje de crítica,
necesita de un lenguaje de posibilidades. Una vez que ambos
enfrentan los valores
anti democráticos, claman por el derecho y por ofrecer una
noción de valores
morales en que "cuidado y responsabilidad, justicia e
igualdad,
vidas integras, oportunidad y comunidad, cooperación y
confianza, honestidad y
apertura" (12) están relacionados con los principios de
justicia, igualdad y libertad. Segundo: la identidad debe
experimentarse más allá del llamado atomizante de
las fuerzas de mercado. Para que la identidad se convierta en
algo pleno de sentido en una sociedad democrática, debe
ser alimentado por una conexión con otros, el respeto por la
justicia social, y el reconocimiento de la necesidad de trabajar
con otros para brindarles a ambas un sentido de alegría
colectiva y medida de responsabilidad
social.
De ahí, existe la necesidad de educadores,
artistas, padres, activistas, y otros para no sólo
defender las esferas democráticas existentes sino
también desarrollar alternativas donde el lenguaje y la
práctica de la comunidad democrática, valores
públicos, compromiso civil, y justicia social puedan ser
pensadas, aprendidas y experimentadas. Por ejemplo, la educación
pública y la superior pueden ser dos de los pocos sitios
que quedan donde los valores públicos pueden ser
aprendidos y experimentados, y ambos deben ser defendidos
vigorosamente. Al mismo tiempo, la democracia debe ser sostenida
y alimentada a través de una amplio rango de sitios
coincidentes – desde películas, televisión, y desde internet a la radio– que se
enlazan en diversas formas de pedagogía pública – estos es,
prácticas organizadas donde la producción de ideas, valores, y conocimiento
son una característica y resultado centrales. Las
políticas culturales están vivas y saludables en
los Estados Unidos.
Ddesafortunadamente, estas políticas son
controladas por la derecha e ignoradas profusamente por
progresistas de variadas ideologías. Mientras puede ser
verdad, como apunta el columnista de New York Times, Frank Rich,
que la policía moral tenga mucho menos apoyo entre el
"populacho" norteamericano que Ralph Reed, Jerry Falwell, Pat
Robinson, y los medios de
comunicación dominantes de lo que nosotros creemos; el
problema que Rich pasa por alto es que esta minoridad ejercita un
enorme influencia en conformar políticas y es ahí
donde reside el peligro –no en su número sino en su
influencia- (13). El autoritarismo toma muchas formas y esla
más reciente expresión que parece estar ganando
terreno a través de la cruzada de fuerza
implacable de valores morales en casa y en el
exterior.
No es necesario decir, que la política cultural
está viva y saludable en Estados Unidos, pero
también, que debe ser reiventada para servir a la
democracia en lugar de asesinarla. Lo que se pone en juego es el
desafío de repensar el sentido de la política para
el siglo XXI. Este desafío no puede ser dejado en manos de
los fanáticos de "Mi Dios es mejor que el tuyo", que
desconocen los valores democráticos en pos de una
política de "Cuernos y Aureolas".
Henry Giroux
Translated by: Pablo Aiello