La Medicina Social y su asunción por los profesionales de la salud
La Medicina Moderna, debido a su recorrido
histórico desde sus inicios hasta los retos de las
transformaciones sociales de la actualidad, ha tenido que
replantearse sus concepciones para poder cumplir,
en este mundo cada vez más guerrerista y empobrecido, su
misión
humana de aliviar y curar al hombre.
El modelo que
concibe al hombre como una unidad biosocial y cultural emerge
frente al modelo biologicista, unilateral. Asumirlo, desde el
punto de vista psicológico, o sea, hacer que esa
concepción del hombre se integre a nuestros elementos
cosmivisivos, a nuestros valores,
creencias, ideología y devenga en un modo de actuar,
no basta con repetir el discurso
oficial sobre el tema y estar a tono con la corriente más
humana y científica de la práctica
médica.
Se requiere que en nuestras Universidades Médicas
se construya tanto por los docentes,
profesionales y estudiantes el modelo Médico Social, como
herramienta demostrada para la práctica médica,
capaz de salvar al hombre y hacerlo mejor. Esta construcción puede ocurrir utilizando el
diálogo y
la reflexión desde posiciones crítico-valorativas,
comprometidas con el autoconcepto, ideales, sentido de la vida,
enseñando y estimulando el componente de "lo espiritual"
en la práctica médica.
El presente trabajo
pretende reflexionar sobre el divorcio que
existe en ocasiones entre el discurso oficial sobre la Medicina
Social y la asunción personal en los
docentes y profesionales vista en sus modos de actuación,
y propone una posible solución desde la arista en que se
analiza el problema para lograr formar profesionales actualizados
con la tecnología, con los
métodos
clínicos y epidemiológicos como herramientas y
fortalecidos con una teoría
humanista, desarrolladora de lo espiritual que parte de la propia
psicología
individual, de la comprensión y asunción
personal.
Las representaciones sobre salud y enfermedad han
estado
presentes desde los inicios de la civilización humana, la
necesidad de desarrollar actividades para el crecimiento y
sobrevivencia de la especie, ha requerido de personas que se
perciban sin limitaciones, sin molestias para actuar. De esta
manera el hombre tuvo
que ocuparse del entendimiento de procesos que
se relacionaban íntimamente con el acto mismo de la Vida,
los procesos Salud-Enfermedad.
Este proceso fue
entendido con peculiares distinciones según cada cultura, las
demandas histórico-sociales concretas de cada época
así como el grado de conocimientos que sobre el hombre, su
biología y
sus relaciones se tenían, eran los que definían el
proceso y lo convertían en paradigma que
orientaba la conducta de aquel
grupo de
personas que se dedicaban a la práctica de la
Medicina.
La Medicina recorre en su historia caminos que
tenían una visión holística del hombre, como
el culto a la salud que se tenía en la antigüedad,
pasa por fases de oscurantismo, enajenación en la Edad Media,
despiertan (a partir del Renacimiento) los
descubrimientos sobre la biología que aportaron
conocimientos importantes pero fragmentaban la comprensión
de la Salud-Enfermedad concretándola a los aspectos
biológicos que integran este proceso; el recorrido
continúa con un desarrollo
histórico de las relaciones
humanas que engendran revoluciones sociales de la modernidad,
impactando las Ciencias hasta
emerger un modelo de pensamiento
científico que rescata la teoría valiosa anterior y
la integra a los factores sociales de la cultura; la Medicina
como ciencia que
estudia los procesos de la Salud y la Enfermedad no se encuentra
sola frente al hombre y sus problemas
vitales, sino que a ella se le unen las Ciencias
Sociales, Biológicas y de la Conducta para estudiar
las comunidades humanas; el hombre concreto es
entendido en su contexto real, en sus relaciones, y su
subjetividad no se desentiende de su cuerpo, la
interrelación dialéctica entre lo biológico
y lo social hace que se reestructure las funciones
tradicionales del médico y se conformen la promoción/prevención/curación/rehabilitación.
Este nuevo paradigma sociobiológico responde a la
forma de pensamiento más avanzado, dialéctico y
más humano en el
conocimiento de la persona
sana-enferma y en el de las comunidades y su vínculo y
responsabilidad con el proceso
Salud-Enfermedad.
Este es el discurso dominante en la comunidad
científica de avanzada y responde al paradigma aceptado en
nuestro país que orienta la atención, la investigación y la docencia en
nuestro sistema de salud
nacional.
A pesar de esto, no todos los profesionales de la Salud
actúan en correspondencia con este modelo
sociobiológico y en consecuencia la mal aplicación
de los métodos clínicos y epidemiológicos
que subestiman el componente social y psíquico de la Salud
y la Enfermedad hacen que el médico comenta iatrogenia, no
conciba a la salud y a la enfermedad como procesos
dialécticos y al final no resuelva adecuadamente los
problemas que se presentan.
Pero ¿Por qué ocurre esto? ¿ por
qué si el currículum de las carreras de las
Ciencias de la Salud tienen bien definidos el estudio de este
modelo médico-social el profesional que egresa no lo tiene
interiorizado?.
Este trabajo pretende acercarnos a las causas del
problema abordando los elementos que integran la conciencia social
de los docentes de la Salud, que son los profesionales que
ejercen las Ciencias de la Salud. Explicar cómo estos
aspectos inciden en el cambio de
paradigma de los docentes de la Universidad
Médica es la intención fundamental que origina
estas reflexiones.
Los paradigmas
constituyen estados relativamente estables y duraderos que
caracterizan la conciencia de una comunidad científica
dada. 1
Se forman debido a resultados de descubrimientos que
afectan los fundamentos de determinada disciplina
científica que ocurren en los marcos de una cultura
determinada, interactuando ese conocimiento
científico con los factores sociales. Así surge
el paradigma que se expande a la comunidad científica
proporcionándole orientación a su actividad
profesional.
El paradigma biologicista surge como resultado de
diversos descubrimientos científicos en esferas de la
biología, en un contexto histórico en el cual la
Medicina y otras ciencias necesitaban despojarse del oscurantismo
de una época asistida por los recursos
religiosos, en ocasiones, extremos, anulando todo lo que no fuera
de concepción divina.
En estas circunstancias aparecen descubrimientos que
revolucionan la ciencia y
en oposición a las tendencias anteriores le confieren una
enorme importancia a los hechos, lo observable, lo medible. De
esta manera aparece un enfoque de la medicina que centra su
atención sobre los problemas del hombre vinculados con lo
que ocurre en el organismo humano, debido a todos los avances que
permitían analizar la biología humana. Con esta
tendencia planteaba posiciones "genuinamente científicas"
que exoneraban a las relaciones sociales sociales de su
responsabilidad con los procesos de salud-enfermedad.
Este paradigma le imprime determinadas
características a la actuación del
médico.2
Modelo Biologicista
El médico y su formación
- Tiene una formación eminentemente
hospitalaria. - Su formación especializada es en el marco del
hospital con marcado enfoque clínico. - Su formación lo capacita para enfrentar
problemas médicos bien diferenciados y en etapas de
evolución que requieren atención
curativa.
El médico como prestador de
servicios
- Predomine en él la utilización de la
tecnología. - Médico super especializado que brinda
atención fragmentada a un paciente. - Práctica médica eminentemente curativa,
paciente atendido en la dimensión biológica
fundamentalmente. - Se centra en la enfermedad del individuo.
- Tiende a limitar la información al paciente. Alta
confiabilidad y menor autonomía. - La atención médica tiene un enfoque
generalmente sin análisis integral del
individuo. - Hay preponderancia del pensamiento clínico
individual y la tendencia a la superación
tecnológica. - La atención médica tiene un enfoque
etiopatogénico fundamentalmente biologicista. Tendencia
a la insatisfacción del paciente con la dimensión
interpersonal de la atención médica. - Alto peligro de iatrogenia.
- Dedica menor tiempo a la
atención directa. - Mayor grado de incumplimiento al
paciente.
El médico como comunicador
- Tiene una participación individual y social
mínima. - La relación médico-paciente la hace
individual y paternalista con un predominio del modelo
contractual. - Tiene una menor influencia sobre la conducta y los
estilos de vida.
Por otra parte, debido a las revoluciones sociales,
las consecuencias de estas para las poblaciones humanas, la
necesidad de atender a inmensas poblaciones humanas afectadas,
los descubrimientos en las esferas de las ciencias sociales, la
centralización en el hombre como ser
humano integral hace que emerja un nuevo paradigma que aplicado
a la medicina conciba al hombre en su integridad y en el centro
de las relaciones sociales y el medio en el cual se
desenvuelve.
El concepto de
salud ha variado según el desarrollo de las ciencias
biomédicas y la filosofía dominante en cada
época, así en la segunda mitad del siglo la salud
como valor social
adquiere un significado más holístico y nos
remite a orientarnos no solo en la biología humana, sino
en la armonía de ese hombre o mujer con su
medio, con sus semejantes y consigo
mismo.3
Estas consideraciones definen un paradigma
socio-médico que integra a las Ciencias Sociales y la
Medicina para analizar los problemas vitales del hombre. Las
Ciencias Sociales no solo influyen en el hacer del
profesional de la salud al dar una concepción
humanizada, integradora del ser humano, sino que también
influyen en el ser profesional al crear la conciencia
médica, y las pautas de conducta, orientaciones
valorativas que necesita el profesional para dirigir su
actuación profesional.1
Este modelo caracteriza la actuación
profesional de la siguiente forma: 2
El médico y su formación
- Tiene una formación hospitalaria y
comunitaria. - Su formación especializada es en el marco
hospitalario y comunitario, con un enfoque clínico
epidemiológico y social. - Es capaz de realizar acciones
preventivas y de rehabilitación.
El médico como prestador de
servicios
- Centra su actividad en la salud del individuo,
la familia y
la comunidad. - Predomina en él la intervención
sociopsicológica sin abandonar la
tecnología. - Médico generalista especializado que brinda
atención médica integral a un ser humano
indivisible. - Tiende a brindarle al paciente información
veraz y amplia. Incremento de la autonomía. - Práctica médica eminentemente
preventiva, paciente atendido en su integridad
sociobiológica y psicológica. - Bajo peligro de iatrogenia.
- La atención médica tiene un enfoque
etiopatogénico, fundamentalmente sociobiológico.
Tiende a la satisfacción integral del
paciente. - Dedica mayor tiempo a la atención
directa. - Menor grado de incumplimiento al
paciente. - En él prepondera el pensamiento
clinicoepidemiológico con un enfoque social.
El médico como comunicador
- Tiene máxima participación individual y
social. - La relación médico-paciente trasciende
la relación individual y se abre al equipo médico
y a la familia. - Tiene una mayor influencia sobre conductas y estilos
de vida del paciente.
La enseñanza de la Medicina y otras
profesiones de la Salud en Cuba tienen
incorporados en sus diseños curriculares los conocimientos
científico-técnicos que analizan la estructura y
funcionamiento del ser humano abarcando las dimensiones
psicológicas y sociales del hombre.
Esta incorporación al currículo de las Ciencias Médicas
ocurre a raíz de la reforma universitaria impulsada por la
revolución
en los años 60.4 Esta reforma además de
incluir una incorporación gratuita a la educación, becas
para los desposeídos, adopta en el plan de estudio
de la Medicina el enfoque de salud
pública con la incorporación de la
prevención y la promoción, asumiendo que el
concepto de práctica de salud implica dar respuesta a las
necesidades de la población en cuanto a formas de organización de la atención
médico-sanitaria, y los componentes extrasectoriales
determinantes de la salud.4
El perfeccionamiento de este currículo se fue
desarrollando de acuerdo con los cambios y transformaciones
sociales, donde comenzó a jugar un papel fundamental el
método
epidemiológico, se fueron reduciendo el número de
horas hospitalarias y la Atención Primaria de Salud, como
estrategia, fue
ocupando un lugar protagónico hasta quedar conformado el
plan de estudio actual.
Es de destacar que la introducción de toda esta concepción
salubrista desde sus inicios tuvo obstáculos para su
implementación, uno de ellos fue el propio paradigma
biologicista que tenían los médicos que quedaron a
inicios del triunfo revolucionario y que llevaron a cabo estos
proyectos.
La escuela
norteamericana con su aversión a la definición de
medicina social por igualarla con socialismo, y su
fuerte tendencia curativa asistencial debido a los avances en la
medicina, permeaban las concepciones profesionales de aquel
claustro.
Este hecho fue cediendo paso, a lo largo de una fuerte
lucha de ideas, a la cultura política sanitaria de
la sociedad
cubana que permitió incluir las formas sociales de dar
respuesta a las necesidades de la población en materia de
salud
El paradigma médico-social, en la actualidad,
constituye el discurso científico en nuestro país,
y es el modelo llamado a resolver los problemas del hombre y las
comunidades, probado ya no solo en nuestro país sino en el
mundo, gracias a la actividad de cooperación de nuestra
brigada de profesionales de la salud, y es el orientador del
currículo en nuestra universidad médica.
En los espacios docentes, que con los modelos
educacionales cubanos, no se limitan a la tradicional aula, sino
que incluyen los centros donde se prestan los servicios de
salud, el profesor
coincide con el profesional de la salud que presta los servicios
sanitarios, por lo cual los estudiantes tienen la posibilidad de
comprobar el paradigma no solo en la teoría sino en la
práctica misma.
El profesor es el trasmisor fundamental del modelo de
pensamiento y actuación en el colectivo de alumnos, es el
encargado de permitir que el estudiante construya su modelo de
entendimiento de los procesos salud-enfermedad a partir de la
integración de los conocimientos
científicos y técnicos con las humanidades para
lograr una visión más integral del ser humano,
propia del quehacer intelectual y práctico de la
profesión.
Esta construcción no ocurre "milagrosamente" por
una magnífica disertación de los temas en un
espacio docente, por el profesor, sino que es un proceso continuo
que se basa en lo escuchado, lo observado, por lo que el discurso
del que enseña, su conducta hacia lo que enseña, y
los elementos valorativos que muestra en toda
su actuación en general, propician la construcción
de los contenidos de un currículum que no terminan en un
tiempo determinado por la disciplina en cuestión donde
abarque los temas, sino que persiste por los procesos que se dan
en el alumno en su observación del ser, el saber y el saber
hacer del profesor.
Este reto solo lo puede asumir un profesor comprometido
con los contenidos docentes, un ejemplo en el ser, saber y saber
hacer de ese discurso científico sobre la Medicina
Social.
Pero ¿por qué esto no es lo que ocurre en
la totalidad del claustro de la universidad médica?
¿Por qué en la actuación profesional sigue
imperando en ocasiones el paradigma biologicista? ¿Por
qué aún muchos profesionales consideran que las
Ciencias Sociales le dan un carácter pseudocientífico a la
interpretación del hombre y sus problemas
de salud?
Existen determinadas circunstancias que atentan contra
esta asimilación del paradigma por parte de nuestros
docentes-profesionales de la salud.
Sucede que el profesor no es otra cosa que un hombre el
cual tiene formado su propio imaginario social de salud, que no
inició con el estudio de la medicina como ciencia, sino
que le viene desde su nacimiento a través de la educación familiar,
del grupo de amigos, y este imaginario puede contener elementos
que no se hayan modificados totalmente con el discurso
científico, por lo cual aunque en su discurso
teórico sobre la salud y la enfermedad haya una total
coincidencia con lo científicamente aceptado, en su
conducta profesional se va a exteriorizar ese " imaginario
social" que puede priorizar la biología humana sobre la
psiquis y las relaciones humanas, porque así lo comprenden
intrínsicamente, además esa teoría al no
formarse desde lo crítico no trasciende en todas las
oportunidades que el currículum le da para verterse, por
lo que no favorece el entendimiento continuo por parte del
alumnado.
Tenemos entonces a profesores que con su personalidad y
sus construcciones propias sobre el proceso salud-enfermedad no
impactan el conocimiento
que ofrecen desde el plano valorativo crítico, sino que lo
ofrecen desde el plano formal, acrítico, con
vinculación insuficiente con aquel elemento en donde se
verifican las representaciones y conceptos: la práctica
humana.
Este docente a su vez no tiene bien constituido su
criterio teórico conceptual sobre estos temas que nos
ocupan en las ciencias de la salud y el empirismo
prevalece al tener indudablemente un sentido práctico, por
lo que enseña aquellos aspectos de la ciencia que
aparentemente resuelven un problema concreto, pero cuya
teoría insuficiente le impide el análisis global y
el cumplimiento de funciones tan médicas como la
curación, o como la constituyen la promoción,
prevención y rehabilitación.
Este profesor tiene el arma de su mejoramiento
pedagógico, científico y ¿por qué no?
Humano en el propio contexto educativo de la
universidad.
Para poder analizar más adecuadamente ese
"imaginario sobre salud" que tienen los docentes –
profesionales de la Medicina debemos partir del análisis
de la estructura de la conciencia social.
La conciencia social entendida como la forma de
realización de la actividad humana contiene la
asimilación espiritual que en virtud de transformar el
mundo realiza el hombre en su proceso de actividad y cuyos
resultados se fijan en esa conciencia social.
5
Los resultados de esa asimilación son ideas,
representaciones, teorías.
Existen diferentes planos de investigación de la
conciencia social, ellos son el histórico genético,
el gnoseológico y el sociológico.
El primero estudia la historia de la conciencia social
en relación con el desarrollo de la sociedad. El segundo
analiza qué refleja la conciencia social, cómo lo
hace y en qué medida; y el tercer plano examina la
conciencia como parte de un sistema social investigando su papel
en el funcionamiento y desarrollo del mismo.
Si este imaginario social o colectivo de salud que
pretendemos analizar en los profesionales de la salud lo
consideramos como conjunto de ideas, representaciones,
tradiciones en torno a la salud
humana y su valor, y además, como forma de conciencia
social lo investigamos desde estos planos; podremos comprender
mejor el fenómeno de por qué el discurso
teórico sobre el paradigma sociobiológico no
siempre impacta en la práctica del docente-profesional de
la salud.
Imaginario de salud con fuertes matices de
interpretación desde el ángulo
biologicista.
Plano histórico-genético: aquí se
puede analizar la historia del paradigma biologicista en la
sociedad. La fuerte filosofía positivista en las Ciencias
Médicas que llega hasta la actualidad, la
sobrevaloración de la tecnología y sus uso para
medir valores de Salud, la subvaloración de las Ciencias
Sociales por no ajustarse a lo medible, cuantificable.
Los avances científicos de ramas como la microbiología, etc. Todas estas
circunstancias han perneado las opiniones que sobre los procesos
salud-enfermedad se hacen los profesionales.
Plano gnoseológico: se analiza el conocimiento de
estos profesionales sobre la salud, el enfoque salubrista,
médico social, que continúa siendo insuficiente,
carece en ocasiones este docente de un arma filosófica
bien entendida que le permita resolver los problemas que la
Ciencia Médica le plantea.
Plano sociológico: analizando el conjunto de
ideas que sobre la salud se tiene en nuestra sociedad, vemos que
existe una Ideología Social coherente con la
interpretación dialéctica del hombre, el mundo y
sus relaciones; y en este aspecto los procesos salud-enfermedad.
La correlación de lo biológico y lo social en el
hombre como forma de responder adecuadamente a los problemas de
las Ciencias Médicas, sin exaltar uno u otro aspecto, sino
verlo en su justa correlación. El modelo de la Medicina
Social y la participación activa y protagónica del
hombre para el mantenimiento
de su salud y la de sus semejantes.
A esta Ideología elaborada desde la teoría
más científica y humana en correspondencia con los
intereses de nuestra sociedad, se le presenta otro elemento
sociológico de la conciencia social que es la Psicología
Social, o sea, este imaginario colectivo sobre la salud, como
reflejo de los intereses y necesidades de los profesionales, sus
concepciones de toda la vida.
Los tres planos de investigación lo debemos ver
en su relación, y así el análisis
histórico genético nos aporta elementos que se
corresponden con los insuficientes conocimientos sobre el
paradigma sociobiológico y que generan las
representaciones, ideas, valoraciones que sobre la salud tiene
los profesionales y que devienen en su Psicología Social,
como forma más cotidiana de reflejar estos
fenómenos en la conciencia.
¿Cómo acercar ese imaginario a la
Ideología Social?
Se necesita influir en el aspecto gnoseológico
que es el que determina qué se refleja y cómo se
hace, o sea, en el conocimiento como aspecto vital para
transformar ideas, representaciones y poder constituir motivos
que son los que dan lugar a la conducta, a la propia
práctica de estos profesionales.
Incidir en el conocimiento sobre el paradigma
sociobiológico por parte de estos docentes –
profesionales de la salud no implica únicamente brindar
teorías sobre él, sino demostrar los fundamentos
filosóficos que lo sustentan, comprobar desde el
diálogo, la reflexión la importancia de la Ciencias
Sociales para resolver no solo los problemas de salud del hombre
y su comunidad; sino para formar al propio profesional que
contribuirá a resolver esos problemas; enseñar a
tener posturas críticas frente a la Ciencia y la
Tecnología, considerando que ambas no garantizan por
sí solas el progreso social, si no están
respaldadas por otras formas de conciencia social: la
política, la moral,
etc.
Fomentar los vínculos entre la comunidad
científica, para que desde la discusión colectiva
se formen los juicios más acertados para la
práctica científica es imprescindible e involucrar
en esa comunidad científica a las diferentes disciplinas
es un enfoque necesario en estos tiempos. 6
Es necesario educar para cuestionar más que para
aceptar desde posturas acríticas, lo cual engendra
diferencias entre el hacer y el pensar.
La filosofía es una aliada del científico,
sus epistemas bien asimilados proporcionan una visión
culta y reflexiva del proceso de construcción del
conocimiento en el que participa el profesional de las Ciencias
Médicas. 6
Esta construcción del conocimiento se produce con
otros (la comunidad científica, los docentes y
profesionales de la Salud), ocurriendo una interacción dialéctica entre lo
social y lo individual, siendo este profesional un ente activo y
transformador de la realidad y de sí mismo.
Podemos remitirnos al enfoque vigotskiano sobre el
proceso de internalización7 en donde lo
externo, que es lo cultural (la teoría sobre el paradigma
sociobiológico en este caso); llega a ser interno mediante
un proceso de construcción con otros (comunidad
científica) que implica transformación de lo
cultural, y a su vez, la transformación de estructuras y
funciones psicológicas (estructuras cognitivas,
habilidades, sentimientos, actitudes).
Posteriormente ese producto
cultural ya transformado subjetivamente se manifiesta en un
proceso de externalización que conduce a la
transformación de los procesos culturales (práctica
científica concreta).
De esta manera aparece un profesional que desde
epistemas filosóficos marxistas interpreta la
correlación de lo biológico y lo social para el
entendimiento de los procesos salud-enfermedad con enfoque
salubrista que construyó y reconstruye en el
diálogo comprometido, eficaz, reflexivo con su comunidad
científica, en la cual se analizan los problemas de las
Ciencias Médicas con la participación de los
enfoques de las Ciencias Sociales, convirtiéndose ese
profesional en un representante de la Medicina Social desde los
planos teóricos y prácticos.
Así deviene en un ejemplar educador que
desarrolla el currículo de la Medicina en los diferentes
espacios de la propia práctica en perfecta sintonía
de su ser, su saber y su saber hacer.
Este docente sabrá promover los saberes
técnicos y los humanos en sus estudiantes e irradiar la
influencia educativa que emana del ejemplo, resolviendo
felizmente la contradicción entre la teoría y la
práctica de la Medicina Social.
- En nuestra Universidad Médica existe un
currículo que desde epistemas filosóficos
marxistas analiza la correlación de lo biológico
y lo social para el análisis de los procesos
salud-enfermedad en el hombre con enfoque social. - Los docentes, que de acuerdo a la estrategia
educacional en Salud, son los profesionales que practican las
Ciencias de la Salud, en ocasiones muestran una incongruencia
entre la teoría Médico Social y la
práctica que ellos realizan en sus espacios de actividad
que constituyen escenarios docentes, formadores de los
científicos del futuro. - La Psicología Social de estos profesionales
contiene elementos de fuerte arraigo que entorpecen la
asunción adecuada del modelo sociobiológico;
unido a debilidades en el conocimiento del mismo, el cual no
está sustentado en todos los casos, por una
filosofía como herramienta para el conocimiento; la
interpretación y la valoración que se presentan
en la práctica médica, acorde a la
ideología oficial de nuestra sociedad. - El fortalecimiento del aspecto gnoseológico de
la conciencia científica de los profesionales de la
salud debe ocurrir desde el diálogo, la
reflexión, la construcción del conocimiento en
colectivo, con los otros profesionales de la propia medicina y
de las ciencias sociales para asimilar el paradigma
sociobiológico desde planos valorativos,
críticos, internalizados, transformando la subjetividad
de estos profesionales, que mostrarán estas
construcciones personalizadas en la actividad
práctica. - El vínculo de las Ciencias Sociales
(Filosofía, Psicología, Antroplogía, etc)
con la Medicina garantiza la formación del profesional y
la respuesta adecuada de este científico ante los
problemas que el plantea su
Ciencia particular. - Es el profesional de la salud, que se erige en
conductor del proceso docente educativo en sus escenarios de
actuación, al que le corresponde formar el paradigma de
la Medicina Social declarado en el currículo, mostrando
a sus educandos su propio comprometimiento con el modelo desde
la fundamentación filosófica y que se corresponda
con el hacer en su actividad práctica.
- Pérez Cárdenas Marcelino. Los
paradigmas médicos: factores de su
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2000.
Datos del Autor:
Lic. Suleida González Jaramillo
Profesora Auxiliar de Psicología.
Jefa del Departamento de Psicología de la
Facultad de Ciencias Médicas de Sagua la Grande. Villa
Clara. Cuba.
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Categoría: Salud