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Una crítica a los universalismos de Kant y Aristóteles desde formulaciones de Trotsky y Engels



    1. Objetivos
    generales

    2. La ética
    aristotélica: observaciones
    críticas

    3. La moral kantiana: los problemas
    del universalismo abstracto

    4. Conclusiones
    generales

    5. Bibliografía
    utilizada

    6. Citas

     

    1. Objetivos
    generales

    El objetivo
    principal de este trabajo es el
    de dar una perspectiva de conjunto de dos grandes modos
    ejemplares de fundamentar la ética a
    partir de una visión universalista, en Aristóteles
    y en Kant. Visión que se fundamenta en la naturaleza del
    hombre (por lo
    que todos los hombres están incluidos) o en la
    razón universal, en tanto es facultad de todos los
    hombres. A partir de esta característica compartida por
    los dos autores pretendemos dar una visión crítica
    de sus afirmaciones a partir de una perspectiva que se base en
    el hombre en
    cuanto tal, no en su "naturaleza", sino en lo que hoy
    efectivamente (no necesariamente) es: un ser histórico
    inserto en relaciones de dominio con sus
    pares, relaciones que a su vez determinan las condiciones mas
    fundamentales de existencia. Un ser que a su vez tiene la
    capacidad de proyectarse. Un ser con una potencialidad cultural
    riquísma (1).

    A partir de esto, se analizarán los autores
    arriba mencionados desde una posición que intente
    dilucidar cómo juegan estos autores con respecto a la
    dominación arriba consignada: si a modo de legitimación, con el objetivo de destruir
    esas relaciones o de manera indiferente, lo que sería una
    conservación. Para este análisis, se recorrerán tres caminos
    alternados: Siguiendo las afirmaciones de Trotsky en Su moral y la
    nuestra, tomando elementos de Engels del Anti Dühring y
    haciendo humildes análisis críticos
    propios.

    Para diferenciar los razonamientos propios que los que
    se basan en los dos autores de pensamiento
    marxista, cuando se utilicen a éstos se intentará
    citarlos o nombrarlos, para diferenciar así de las
    afirmaciones propias.

    A su vez, estos dos autores serán más
    utilizados en el análisis de Kant, debido a las abismales
    diferencias históricas que poseen con Aristóteles,
    lo que complica el entecruzamiento de posiciones.

    Otro aspecto que estará presente, pero en menor
    medida, es la relación entre ética y política, cómo
    esta relación pierde cercanía en la modernidad. En
    esta línea, se intentará superar esa
    distanciación a partir de las razonamientos propios y que
    se desprenden del texto de
    Trotsky.

     

    2. La ética
    aristotélica: observaciones críticas

    En lo que al planteo ético se refiere, lo que
    busca Aristóteles es poder conocer
    lo que hace a los hombres buenos. Ser un hombre bueno es ser un
    buen hombre, que consistirá en ser feliz. La
    felicidad será, luego, cierto tipo de actividad. Ahora
    bien, Aristóteles busca encontrar la naturaleza de las
    acciones,
    naturaleza que es, obviamente, inteligible. El hablar de
    naturaleza carga semánticamente la cuestión, puesto
    que busca fundamentar las acciones en la physis
    (physis = naturaleza). La physis, para los
    antiguos, encierra el logos (razón, discurso) que
    es lo que subyace a esta y se mantiene oculto. El logos
    era el fundamento del mundo (en Platón,
    el mundo eidético; en Heráclito, el logos que
    sostenía el devenir; en Aristóteles, la
    ousia, etc.), este es inteligible (no por ello separado),
    por lo que es accesible a la razón humana. El hombre
    guarda armonía con el orden de la naturaleza, vive de
    acuerdo con el logos: "[el ente que tiene razón, el
    hombre] por una parte, obedece a la razón, y por otra, la
    posee y la piensa" (2).

    Aristóteles, pues, como claro exponente de la
    antigüedad, pone el fundamento en lo dado, que es
    inmutable, imperecedero, etc. Pone el fundamento fuera del
    sujeto, que tiene que vivir en armonía con ese fundamento,
    pero esto se puede afirmar en tanto se lo contrapone a la
    modernidad, puesto que para los antiguos no se puede hablar de
    una distinción entre sujeto y objeto con la carga
    conceptual que posee en la modernidad.

    Ahora, hete aquí que Aristóteles no puede
    reducir automáticamente el estudio de las acciones humanas
    al estudio de la física, porque se
    percata de que sería caer en un determinismo extremo y
    desacertado, "las cosas nobles y justas que son objeto de la
    política presentan tantas diferencias y desviaciones, que
    parecen existir sólo por convención y no por
    naturaleza" (3). El hecho de que fuera así, le
    arrebataría necesariedad a sus estudios ético –
    políticos para arrojar sus afirmaciones a un estado de
    contingencia, ya que el hecho de que estén sujetas a la
    physis le otorga un estatus tal que no quedan atadas al
    devenir histórico. Por ejemplo, o a alguna crítica
    social (4), puesto que la existencia y la
    organización social interna de la polis queda
    "naturalizada". Igualmente, Aristóteles intuye, a mi
    parecer, este problema, ya que también explica como
    la ciencia
    política (y también la ética, que forma
    parte de esta) no es una ciencia
    exacta, con lo que no hay que esperar las definiciones como de
    las matemáticas, por lo que la falta de
    precisión le quitará, a mi parecer, algo de
    necesariedad al discurso .

    Si exponemos brevemente lo fundamental del Libro I de la
    EN, todas las acciones tienden a algún bien, y
    Aristóteles coincide con la idea reinante en su
    época de que la felicidad (eudaimonia) consiste en
    el mayor bien. El problema consiste en determinar que es la
    felicidad, en ponerse de acuerdo sobre su naturaleza, sobre su
    constitución esencial. De los fines de las
    acciones, son mejores aquellos que se eligen por sí
    mismos, por lo que el mayor bien consistirá en una
    actividad deseable por sí misma que sea acorde con la
    excelencia o virtud (areté) más propia y
    elevada del hombre. La felicidad consistirá en una
    actividad conforme a la virtud, la felicidad perfecta en una
    actividad de acuerdo a la mas elevada de las excelencias humanas.
    Esta actividad es la contemplación, por lo que una vida
    plenamente feliz es equivalente a una vida contemplativa. Vivir
    bien y obrar bien equivalen, por tanto, a ser feliz.

    La ética forma parte de la política,
    puesto que si bien el fin del hombre y de la ciudad sean el
    mismo, "es mucho mas grande y mas perfecto alcanzar y
    salvaguardar el de la ciudad" (5). No hay contradicción
    entre el bien individual y el bien social. El hombre es por
    naturaleza animal político, es decir, es constitutivo en
    él el vivir en sociedad. Hay
    en Aristóteles una "identificación entre el bien
    del individuo y el
    bien de los otros", pues "si el propio interés es
    en principio distinto del de los otros, existe siempre la
    posibilidad el conflicto"
    (6).

    Aquí empiezan a surgir los problemas.
    Aristóteles fundamenta la ética a partir de su
    definición de la naturaleza del hombre, naturaleza que es
    política, es decir, apto y hecho para vivir en Polis. Es
    conocida la afirmación en su Política de que
    el que existe sin polis por naturaleza y no por azar es o
    inferior a un hombre o superior a él (o una bestia o un
    Dios, agregará mas adelante). A su vez afirma que lo que
    distingue al hombre de otros animales
    gregarios, por ejemplo, es la razón, que es aquello que le
    permite tener una vida contemplativa, actividad propia de los
    Dioses. Se deduce que será un elemento divino en el hombre
    y lo superior en él. Por eso son los ciudadanos quienes
    pueden acceder a la felicidad: la contemplación. Se
    excluyen así también a todos aquellos seres que no
    participen de la organización social de la polis. Ahora
    bien, si se quiere poner a Aristóteles en el banquillo de
    los acusados, el primer dardo que se le puede arrojar es de tener
    una ética universalista (7) que peca de una suerte de
    etnocentrismo, en tanto la polis es la mejor y mas de acuerdo con
    la naturaleza de la formas organizativas humanas (casa-aldea –
    polis) pero esa es una cuestión que puede resultar
    anacrónica o de menor importancia, puesto que la
    ética aristotélica no tenia planeado una
    invasión a gran escala de sus
    regiones vecinas ni pensaba imponer su cultura en
    otros lugares, a modo de justificación de una suerte de
    imperialismo.
    Si bien el hecho de que Aristóteles fundamenta su concepto de
    hombre en la physis, en lo dado (en tanto fundamento
    inteligible), lo que le otorga un carácter de universal, Aristóteles o
    bien no universaliza tanto su ética (8) o bien restringe
    el dominio de su idea de hombre. Es sabido que la mujer carece
    de todo carácter humano compartido con el hombre, queda
    relegada a ser un simple instrumento reproductivo. Los niños y
    los jóvenes no pueden ser felices, puesto que no poseen la
    virtud de la sabiduría; los jóvenes todavía
    no pueden controlar sus pasiones. Queda, pues, la felicidad
    sólo al alcance (9) de los hombres adultos. Pero hete
    aquí que los esclavos no pueden ser felices, puesto que no
    pueden acceder a una vida contemplativa por dos motivos: porque
    están ocupados trabajando al servicio de
    los ciudadanos de la polis, lo que denominaré
    imposibilidad temporal (pues carecen de tiempo), y la
    peor, porque "son naturalmente deficientes respecto de las
    capacidades racionales y, así, incapaces para la
    auténtica virtud humana" (10), a la que llamaré
    imposibilidad natural. Los esclavos, entonces, no
    serían propiamente hombres (11), pese a que cumplen rol
    fundamental para la existencia de la polis, ya que son un
    cimiento infaltable pues son la mayoría demográfica
    en la sociedad ateniense, y con su trabajo permiten la
    realización de las actividades económicas (aunque
    el trabajo de
    ellos también es una actividad económica) y
    político culturales de la minoría ciudadana. Sin el
    trabajo esclavo la deliberación en el ágora
    sería imposible. Los esclavos realizan tareas
    fundamentales para el desarrollo de
    la polis en cuanto tal. La educación de los
    ciudadano "virtuosos" no sería posible sin el trabajo de
    los esclavos. El hombre "bueno" para Aristóteles es aquel
    que puede desarrollarse como tal gracias al trabajo de los
    esclavos, puesto que el tiempo – trabajo de estos se traduce en
    tiempo-ocio de las clases dominantes, tiempo que podría
    ser ocupado en la contemplación. Hay, pues, una tensa
    interdependencia entre las dos clases
    sociales, los esclavos y la esclavista (que era la
    económicamente mas acomodada dentro del grupo de los
    ciudadanos). Recordemos que el rol social de los esclavos es
    también definido por su naturaleza: "En primer lugar se
    unen de modo necesario los que no pueden existir el uno
    sin el otro, (…) el que por naturaleza manda y el
    súbdito, para seguridad suya.
    En efecto, el que es capaz de prever con la mente es naturalmente
    jefe y señor por naturaleza, y el que puede ejecutar con
    su cuerpo esas previsiones es súbdito y esclavo por
    naturaleza, por eso el señor y el esclavo tienen los
    mismos intereses" (12) (subrayado nuestro). Lo que hay que
    distinguir aquí, a mi parecer, es si se refiere a las
    "categorías" amo – esclavo o si se refiere a la existencia
    concreta de individuos (13). En lo categorial, es
    lógicamente necesaria la existencia de un amo para hablar
    de esclavitud. En lo
    existencial, la única justificación para afirmar
    que alguien es naturalmente esclavo es la
    legitimación de la esclavitud, en tanto privilegio de los
    que afirman esta naturalidad. Es curioso, también, como el
    discurso siempre será el de la clase que
    está en el poder, puesto que los esclavos no tenían
    acceso a la cultura (No pudimos corroborar algo que se dijo en
    nuestro práctico, que Aristóteles fue esclavo por
    un tiempo, lo que habría complejizado y, por ende,
    enriquecido el análisis).

    A partir de todo esto… ¿Es posible hablar de
    lucha de clases sin pecar de anacronismo? Es evidente que hay
    relación de dominio de una clase para con otra. Si por
    lucha de clases entendemos exclusivamente la acción
    consciente de una clase por tomar el poder que se encuentra en
    manos de otra y/o los esfuerzos de la clase dominante por
    mantener mediante la fuerza sus
    privilegios, no podríamos afirmarlo, puesto que
    sería para eso necesaria una hegésis
    histórica que no es objeto del presente estudio. Ahora
    bien, si por lucha de clases entendemos la relación tensa
    y la objetiva contraposición entre dos clases en
    relación de dominio y sus manifestaciones político
    ideológicas, afirmaría sin miedo a equivocarme que
    si.

    En una referencia al utilitarismo, Trotsky afirma que
    "la moral es
    una de las funciones
    ideológicas de esa lucha (de clases). La clase dominante
    impone a la sociedad sus fines" (14). Sin intención de
    realizar una suerte de injerto anacrónico, se puede hacer
    una analogía entre "intereses" y "fines", con lo que queda
    explicada la afirmación aristotélica. De otro modo,
    trasladando la relación amo – esclavo a la Etica,
    se terminaría afirmando que es interés del esclavo
    el trabajar para que el amo pueda ser feliz. No me parece que se
    estén forzando los textos. Hay lecturas que no parecen
    erróneas que afirman que para Aristóteles
    había tareas en la polis que no eran "dignas" de los
    hombres dotados de razón, a saber, las tareas más
    físicas, fundamentales para el sostenimiento de la
    ciudad.

    Se comprende la obra Aristotélica en
    relación con su realidad histórica y social, puesto
    que ya no sólo la polis ateniense estaba en decadencia
    sino la polis como institución en toda Grecia.
    Aristóteles recurre a una fundamentación en lo
    dado, lo que le da una carácter de universalidad y
    necesariedad a sus trabajos éticos y
    políticos, que tenían como objetivo el fundar y
    legitimar la estructura
    social de la polis existente en ese momento. Para que este
    intento desesperado tenga alguna posibilidad de éxito,
    era necesaria la inclusión de la esclavitud en su sistema
    político.

    Cobra importancia la íntima relación entre
    ética y política (rota en la modernidad) sobretodo
    para comprender desde una perspectiva filosófica que a la
    luz de
    categorías históricas y filosófico –
    políticas de nuestro tiempo (asumidas de
    modo consciente) nos sirva para comprender la obra de
    ética de Aristóteles.

     

    3. La Moral Kantiana: Los
    Problemas del Universalismo Abstracto

    La preocupación moral kantiana es el justificar
    que ciertas acciones se hallen sometidas a una norma
    incondicionada, esto es poder fundamentar leyes morales
    universales. El encuentra el principio de estas leyes, el
    fundamento, en la razón pura, pero las leyes son
    elaboradas por el propio sujeto moral, en conformidad con este
    principio. No hay sumisión a un principio externo, no hay
    heteronomia, lo cual significaría perder dignidad,
    pues "no hay en ella, sin duda, sublimidad en cuanto que
    está sometida a la ley moral; pero
    si la hay en cuanto es ella al mismo tiempo legisladora y
    sólo por esto está sometida a la ley" (15). La
    voluntad, que es quién determina la acción, alcanza
    dignidad no
    por someterse al deber simplemente, sino porque el deber
    está determinado por leyes que el mismo sujeto se da. El
    sujeto moral es autónomo en tanto no es sometido por una
    ley externa, sino que se autolegisla; el fundamento de la
    acción está en la norma universal, que es dada por
    el sujeto. Kant es, luego, un buen moderno: fundamenta en el
    sujeto en tanto negación (de lo dado, la naturaleza)
    –posición, y le otorga a la razón un estatus
    tal que se convierte en la rectora de la existencia humana, en
    desmedro de otras facultades y aptitudes. El hombre rompe, en
    cierto sentido, con la legalidad del
    mundo natural, puesto que el no se somete (o no se debe someter,
    más propiamente dicho) a esas leyes, lo cual
    significaría dejarse llevar por las inclinaciones, el
    hombre se da a sí mismo su propias leyes del actuar, esto
    con su fundamento en la razón pura.

    En tanto Kant se caracteriza por una
    argumentación más que prolija, el hecho de no
    quedarnos conformes con su planteo, por considerarlo
    erróneo o inviable, nos lleva a plantear la
    discusión en base a los principios de que
    parte y los objetivos que se propone.

    Kant comienza afirmando que "[no] es posible pensar nada
    que pueda ser considerado como bueno sin restricción, a no
    ser tan sólo una buena voluntad" (16). Kant parte
    ya buscando alguna piedra de toque que pueda ser considerado como
    buena absolutamente, no en tal o cual respecto, no para la
    consecución de este o aquel fin, sino buena absolutamente.
    Busca algo que sea posible considerarlo bueno para todos los
    hombres siempre y en todo lugar.

    Veamos ahora que dice Engels: "Una moral realmente
    humana, sustraída a los antagonismos de clase o a la
    reminiscencia de ellos, únicamente será factible
    cuando la sociedad alcance un grado de desarrollo en que no
    sólo se haya superado el anatagonismo de las clases, sino
    en que también el mismo se haya olvidado en las
    prácticas de la vida" (17). Pero, ¿esta
    afirmación de Engels es aplicable a la pretensión
    kantiana? Eso es lo que pretendemos analizar, brevemente, en
    estas líneas.

    Siguiendo el planteo kantiano, una buena voluntad (que
    es lo absolutamente bueno) no puede tener por objetivo la
    felicidad, puesto que el instinto lo alcanzaría con mayor
    éxito. La voluntad digna hay que rastrearla en el concepto
    de deber, y Kant concluye que una buena voluntad es aquella que
    actúa por deber por el deber mismo, no por miedo a un
    castigo posterior. El fundamento del bien moral no es mas que
    la representación de la ley en sí misma. De
    esta legalidad Kant deduce que yo no debo obrar nunca
    más de modo que pueda querer que mi máxima se
    convierta en ley universal.

    Todos los preceptos morales se originan y fundamentan
    completamente a priori, puesto que sólo de esta
    manera se libran de la contingencialidad que le otorgaría
    el fundarse en lo empírico. Sólo de esta manera las
    leyes morales adquieren objetividad.

    Los imperativos son las formulas de determinación
    de la acción. Kant distingue entre los
    hipotéticos y los categóricos. En
    tanto los imperativos hipotéticos están sujetos a
    un fin específico que cambia, o tienen un propósito
    que no es necesario, son contingentes. Sólo se puede
    probar objetivamente, pues, el imperativo categórico. El
    imperativo categórico tiene una forma, una materia y una
    determinación integral. El imperativo consiste en obrar
    según una máxima tal que puedas querer al mismo
    tiempo que se torne ley universal (18). Kant también
    advierte que no hay que pretender derivar los principios de la
    naturaleza
    humana, puesto que esta operación le otorgaría
    un carácter subjetivo a los mismos, ya que el hablar de
    "naturaleza" tiene un carácter empírico. El
    imperativo categórico rige no para todos los hombres, sino
    para todos los seres racionales en general, y por eso a los
    hombres.

    Dada la complejidad del planteo kantiano, y las
    numerosas implicancias históricas que entran en juego, nos
    limitaremos a realizar observaciones en dos sentidos: sobre la
    practicidad o no del imperativo categórico, y sus
    consecuencias práctico – políticas; y sobre el
    papel que se le otorga a la razón (moderna), analizando
    brevemente el desmedro de la felicidad en sí
    misma.

    El imperativo categórico se caracteriza por ser
    una norma abstracta, en tanto hay que actuar deseando que la
    máxima de nuestra acción pueda ser transformada en
    ley universal para todo ser racional. Aquí subyace un
    supuesto que es el que recorre toda la ética kantiana en
    tanto supuesto y objetivo a encontrar: el que existe la
    posibilidad de normas
    universales. Se supone aquí que siempre, en las relaciones
    intersubjetivas, existe la posibilidad de desear que nuestra
    normas se transformen en máximas universales, sin
    traicionar con esto el otro aspecto del imperativo que es no
    utilizar al otro como mero medio y no como fin en sí
    mismo. Pero lo mas importante y conflictivo, es que se supone que
    el otro sujeto tiene que poder desear lo mismo. Hay mas de un
    ejemplo en el que los posicionamientos de dos sujetos distintos
    los contraponen de tal forma que si universalizan sus respectivas
    máximas entran en franca contradicción. En lo que
    se refiere a la relación entre empresarios y asalariados,
    es deseable que cada uno evite que se apropien lo que es de su
    propiedad, por
    ejemplo. Por otro lado, si se acepta la validez de la teoría
    del plusvalor expuesta por Marx en el tomo I
    de El Capital, el obrero asalariado debe impedir que el
    burgués le expropie parte de su trabajo en tanto valor de
    cambio. Luego,
    todos los burgueses del planeta (esto si se acepta la
    teoría marxista, puede no ser aceptada, aquí
    sólo fue dada como ejemplo) deberían dejar de
    expropiar plusvalia a todos los asalariados del mundo.
    Pero, eso no pasará nunca.

    El imperativo categórico no sirve en este caso,
    es deseable que lo antedicho pase, pero el imperativo
    categórico, en tanto principio universal, a priori,
    por tanto abstracto, no puede dar una solución para los
    problemas prácticos reales del mundo fenoménico.
    Mundo al cual el hombre pertenece. Mundo en el cual el hombre
    actúa. Kant pretende revolver entre la razón
    buscando un principio universal que sirva de norma para la
    acción, cuando esta se encuentra "contaminada" por un
    entrecruzamiento de relaciones y cuestiones sociales que para
    Kant no importan.

    El imperativo categórico busca representar la
    acción en tanto esta tiene validez por sí misma.
    Realiza un proceso de
    abstracción de una acción que está inserta
    en el mundo fenoménico, para idealizarla en el mundo
    nouménico. Peca de una unilateralidad ingenua. Supone una
    especie de "realismo" en
    tanto cada acción posee un sentido intrínseco que
    le es propio e inmutable, imperecedero, aislable de todo entorno
    en el cuál se haya inserta ( y en el cuál se busca
    que sea determinada), sentido que será el mismo en toda
    circunstancia y en cualquier lugar, en todo momento, para
    cualquier hombre y con cualquier objetivo. Así, el
    cumplimiento o no de la ley en tanto mantenimiento
    de la estabilidad que necesita el contrato social
    es la misma en lo que refiere a la ley de déficit cero,
    que se traduce en un ataque directo a los sectores que mas
    padecen y equivale al arancelamiento progresivo de la educación; ese
    cumplimiento equivale al de la Ley de punto final, o a la
    sanción para con un violador de menores.

    Por el contrario, el que escribe cree que es el hombre,
    en sus circunstancias particulares y concretas, quien carga de
    sentido y valor moral, a partir de una proyección propia
    (que puede ser colectiva, social, etc, pero por eso no deja de
    estar "subjetivizada" por la cultura, la nación,
    la pertenencia a una clase, etc.), a las acciones. En
    relación a una polémica sobre la cuestión
    del sistema de
    rehenes, Trotsky exclama que "si las medidas de represión
    tomadas para defender los privilegios de la nueva aristocracia
    tiene el mismo valor moral que las medidas revolucionarias
    tomadas en la lucha libertadora, entonces Stalin está
    plenamente justificado, a menos que… la revolución
    proletaria sea condenada en masa" (19).

    Independientemente del juicio de valor que uno tenga
    acerca del trotkismo y del stalinismo, y de la posición
    política que tome acerca de la revolución
    proletaria como la concebía Lenin, la idea es clara y
    acertada. Si está mal matar, no veo porque esté
    bien matar animales para comer. Si un asesino desea matarme para
    evitar que denuncie sobre corrupción
    en el gobierno, y la
    única forma de evitarlo es matandolo yo a el primero, no
    por eso quiere decir que este bien matar, ni que mi acto sea
    malo, sino que no se pueden tomar los actos como puros y fuera de
    contexto. No es ni absolutamente malo ni absolutamente bueno.
    Tampoco es un término medio, puesto esto mienta igual
    cercanía para con los dos polos. Es, a nuestro parecer,
    una calificación tensa que se desprende del devenir de
    nuestra realidad, de nuestro propio devenir, y la
    calificación se desprende de nuestra
    proyección-posición en ese movimiento
    permanente. Tampoco se pueden hace reglas contextualizandolos ( a
    los actos), porque nunca se pude apresar totalmente una
    situación.

    El imperativo categórico, pues, no puede regir
    nuestras acciones, debido a que busca "estatizar" acciones, que
    son propiamente movimientos en un mundo que es
    devenir.

    Querer regirse por este imperativo, buscar que
    éste normalice nuestras acciones, tiene un resultado
    claro, este es, no vivir demasiado. Si nos regimos por el
    imperativo categórico no podemos realizar grandes cambios
    en nuestras condiciones de existencia, puesto que por sus
    características tiene poca viabilidad en el mundo
    fenoménico. Presupone una situación de igualdad ideal
    entre todos los hombre que hoy no existe. El resultado de
    defender una norma universalizante en una sociedad de clases es
    el mantenimiento de esta relación de dominio. Estas
    relaciones sólo pueden ser superadas a partir de una
    práctica subjetivizante que surja de los sectores
    dominados. Este sistema de valores (de un
    sector de la sociedad), no será universal, sólo
    será, aunque sin asegurarlo de un modo fuerte, su
    condición de posibilidad, en tanto es a partir de
    aquí que se puede romper con esas relaciones.

    Otro aspecto criticable de las formulaciones kantianas
    es el estatus que le otorga a la razón. Kant pone al
    hombre en un lugar que es ser racional, pero es eso de modo
    exclusivo. Patea la pelota fuera de la cancha, aduciendo que sino
    la fundamentación de la moral será subjetiva y no
    objetiva, y pone en el centro de la cuestión a los
    seres racionales, no al hombre. Kant respondería
    que si, que el busca normas morales para todos los seres
    racionales. Entonces, si es cuestión de chicanas, al
    hombre no debe importarle todo eso más que como una simple
    especulación que no lo afecta. Kant queda atrapado en su
    época, y centra al hombre en la razón.
    Habría que hacer una hegésis de su concepto de
    felicidad, pero el afirma que no es el fin propio del hombre en
    tanto ser racional (dato que lo saca de la experiencia), a lo que
    yo le preguntaría, ¿Cuántas vacas felices
    conoce usted? No se puede reducir la búsqueda de la
    felicidad al mero instinto, puesto que hasta donde nos consta, la
    felicidad no es propia de todos los animales. Citemos a Engels,
    que puede introducir elementos históricos importantes para
    el análisis:

    "El mundo giraba sobre[…] la mente humana y los
    principios a que llega su especulación clamaron por el
    derecho a ser acatados como base de todos los actos humanos y
    toda relación social [..]. Todas las ideas tradicionales ,
    fueron arrumbadas como irracionales, hasta allí, el mundo
    se había gobernado por puros prejuicios.[..] la
    superstición, la injusticia, el privilegio y la
    opresión serían desplazados por la verdad eterna, ,
    por la eterna justicia,
    […]. Hoy sabemos que ese reino de la razón no era
    más que el reino idealizado de la burguesía, que la
    justicia eterna vino a tomar cuerpo en la justicia burguesa
    […], que como uno de los derechos más
    esenciales del hombre se proclamó la propiedad
    burguesa…" (20). No estamos afirmando que la razón pura
    kantiana participe de esta descripción, sólo queremos mostrar
    cómo las pretensiones universalistas de sus
    contemporáneos no resultaron más que la
    proyección idealizada de la ideología de una clase
    determinada.

    La pretensión kantiana tiene, pues, el punto
    débil de todo universalismo que es su aplicación a
    la realidad particular concreta. La separación tajante
    entre ética y política tiene aquí, como
    hemos demostrado a partir de los ejemplos utilizados,
    consecuencias nefastas, puesto que toda abstracción, toda
    pureza con respecto a la empiria, que es donde se desenvuelve el
    hombre, tiene como consecuencias la justificación metafísica
    del orden de las cosas existente, o de uno por venir (como era el
    caso de la
    ilustración francesa).

    En lo estrictamente político es equivalente,
    también, a un alejamiento de la realidad que se manifiesta
    en una imposibilidad de praxis
    transformadora, que se da, a nuestro parecer, siempre en el mundo
    fenoménico (lo cual no quiere decir que no sea necesario
    un sistema teórico, o una comprensión de ese tipo
    de la realidad del mundo, pero ésta debe comprender y
    asimilar siempre el dinamismo propio del mundo del que forma
    parte).

     

    4. Conclusiones
    Generales

    En este trabajo hay dos líneas de crítica
    para con los autores: uno es que sus sistemas
    filosóficos estuvieron al servicio de organizaciones
    sociales que hoy vemos críticamente. La otra es la
    universalización, aunque con matices distintos, que
    proclaman. Y hay un relación dialéctica entre estas
    dos críticas: la universalización está al
    servicio de determinado organización social
    histórica, y nuestra crítica a sus universalismos
    probablemente haya sido despertada por esa legitimación.
    Aristóteles naturalizando a la esclavitud y al privilegio
    como manifestaciones del logos, Kant arguyendo que la
    razón universal es propia de todos los hombres, y que es
    quien debe transformarse en rectora, proclamando una igualdad de
    derecho que no es, absolutamente de hecho, por lo que la
    razón universal no hace más que perpetuar esa
    desigualdad de hecho. Si se lee con mas detenimiento a Trotsky,
    se podría decir que en algunas líneas el le otorga
    un estatus ontológico a la historia mayor del debido, y
    que en algunos momento, si bien niega la moral eterna, se desliza
    hacia una encarnación de la humanidad en el proletariado.
    No es lo mismo que la humanidad se encarne en el, a que las
    aspiraciones de igualdad de la humanidad dependan de su
    emancipación. Será el terror ante el abismo, por el
    que se busca una fundamentación (que no es exactamente lo
    mismo que una explicación) que trascienda la realidad
    singular existente del ahora. ¿Será momento de
    arriesgarnos, de lanzarnos a un subjetivismo consciente, o de
    seguir buscando nuevas explicaciones
    metafísicas?

     

    Ramiro Ernesto Cárdenes

     

    5. Bibliografía
    Utilizada

    Aristóteles, Ética Nicomaquea, Ed.
    Gredos, Barcelona.

    Federico Engels, Anti Dühring, Ed. Cartago,
    Bs.As, 1975.

    León Trotsky, Su moral y la nuestra, ed.
    El Yunque.

    M. Kant, Fundamentación de la
    metafísica de las costumbres
    , Espasa Calpe.

    M. Kant, "Respuesta a la pregunta ¿Qué es
    la ilustración?", en Filosofía de la
    historia.

    Roberts, Jean, "Political Animals in the Nicomachean
    Ethics
    ", Phronesis, vol XXXIV/2.

     

    6.
    Citas

    1. No pretende ésta, en absoluto, ser una
    definición única ni cerrada que capte la totalidad
    del hombre (lo cual sería para nosotros una
    contradicción), sólo es una aproximación que
    sirve de base metodológica, puesto que los autores a su
    vez tiene su concepción de hombre que juega un papel
    fundamental en sus sitemas éticos.

    2. EN, I, 7, 1098a 4.

    3. EN, I, 3, 1094b 15.

    4. Pese a que se nos puede acusar de anacronismo moderno
    por recurrir al movimiento histórico para explicar el
    intento aristotélico de "salvar" la polis de toda
    contingencia, es sabido que la polis como tal se encontraba en
    una crisis
    histórica terminal desde la época de Platón,
    que busco "salvaguardar" de la decadencia el sistema
    sociopolítico en La república. Se pueden
    explicar la obras políticas y éticas de
    Aristóteles con el mismo objetivo.

    5. EN, I, 2, 1094b 6-7.

    6. Roberts, Jean, "Political Animals in the Nicomachean
    Ethics", Phronesis, vol XXXIV/2, p.189.

    7. Utilizamos esta calificación según la
    definición que ofrece Habermas en Escritos sobre
    moralidad y
    eticidad
    , Barcelona, Paidos, 1991, p. 102.

    8. Una lectura
    podría ser que Aristóteles propone una ética
    consciente de clase (luego, no universalista), en tanto propone
    que el modo en que el hombre es bueno solo es accesible para una
    clase social determinada, afirmando que la virtud necesaria se
    adquiere con la enseñanza, que sólo es accesible
    para unos pocos.

    9. No todos los ciudadanos acceden a la felicidad, la
    virtud que le coresponde se adquiere con la enseñanza, por
    lo que no todos los ciudadanos la poseen, además de la
    problemática de la imposibilidad objetiva de
    realización de una vida contemplativa, como lo explica
    Aristóteles en el Libro X.

    10. Roberts, Jean, "Political Animals in the Nicomachean
    Ethics", Phronesis, vol XXXIV/2, p. 199.

    11. No realizamos una afirmación fuerte al
    respecto pues desconozco la totalidad de la obra
    aristotélica en profundidad, por lo que nos limitaremos a
    hacer observaciones.

    12. Aristóteles, Política,
    1252ª 26-b14, citado por Roberts.

    13. Hay que recordar, también, que los esclavos
    eran en su mayoría extranjeros convictos.

    14. Leon Trotsky, Su moral y la nuestra, ed. El
    Yunque, p.21.

    15, M. Kant, Fundamentación de la
    metafísica delas costumbres
    , Espasa Calpe, p.
    100.

    16. Idem, p.27.

    17. Federico Engels, Anti Dühring, ed.
    Cartago, Bs.As, 1975, p. 80.

    18. La máxima es el principio subjetivo de la
    acción.

    19. León Trotsky, Su moral y la nuestra,
    ed. El Yunque, pp. 53-54.

    20. Federico Engels, Anti Dühring, ed.
    Cartago, Bs.As, 1975, pp.19-20. Este pasaje se refiere a la
    revolución
    francesa.

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