- 1. Marco General del Comercio
Internacional, Crecimiento Económico y Desarrollo:
Algunas Consideraciones Previas. - 1.1. Breve descripción de
escenarios al Norte y al Sur: ¿cómo
estamos? - 2. Alcances Sobre la
Hipótesis de la Curva Ambiental de
Kuznets.
- 2.1. ¿En qué
consiste la hipótesis de la Curva Ambiental de Kuznets
(CAK)? - 2.2. Controversia sobre la
hipótesis de la Curva Ambiental de Kuznets: la
argumentación de su existencia es
inconsistente.
Según el paradigma de
la economía
neoclásica –"el crecimiento
económico como motor del
desarrollo"–, "el comercio
internacional pasa a ser considerado como uno de los motores
fundamentales del crecimiento económico, y a partir de
éste, del sustento del desarrollo"
Alcances de la controversia sobre la hipótesis de la Curva Ambiental de
Kuznets y sus implicancias al Norte y al Sur (**)
En torno al complejo
campo de las negociaciones comerciales internacionales, el
crecimiento económico y sus implicancias ambientales,
según se conoce, sobre el tema se ha venido indagando y
estudiando con mayor interés
desde la década de 1990. Coincidentemente, el
fenómeno de la
globalización se relaciona no sólo en los
impactos en materia de
política
económica e intercambio comercial de los países
(al Norte y al Sur), sino también en las consecuencias
derivadas en la
problemática ambiental. Según este contexto, nos
planteamos algunas interrogantes por dilucidar:
¿cuáles son las implicancias de la relación
comercio
internacional–crecimiento económico sobre el
ambiente?
¿Cuáles son los argumentos que existen de la
controversia sobre la validez de la hipótesis de la
Curva Ambiental de Kuznets? ¿Cómo se relaciona esta
hipótesis con las políticas
y estrategias de
desarrollo
económico y comercial promovidos por los organismos
multilaterales y los países desarrollados en nuestros
países? Alrededor de estas inquietudes ensayaremos algunas
reflexiones sobre la realidad al Sur, el caso de los
países andinos como el Perú.
1. Marco General del
Comercio Internacional, Crecimiento Económico y
Desarrollo: Algunas Consideraciones Previas.
Según el paradigma de la economía
neoclásica –"el crecimiento económico como
motor del desarrollo"–, se afirma que no puede haber
crecimiento y mejora en la calidad de
vida de los países si es que no existe un mercado para
realizar el libre intercambio de los bienes y
mercancías que producen. Por consiguiente, "el comercio
internacional pasa a ser considerado como uno de los motores
fundamentales del crecimiento económico, y a partir de
éste, del sustento del desarrollo" (Op cit de Gudynas
(1996), p.8). Pensamiento
que vemos reflejado en los países del Norte y organismos
multilaterales como el FMI, el BM y la
OMC.
En efecto, este pensamiento en su esencia
continúa hoy en día siendo el eje principal de
orientación de las políticas de desarrollo
económico y comercial de los países en el mundo. La
producción de bienes y servicios para
satisfacer la enorme demanda del
mercado internacional constituye el motor a partir del cual se
desarrolla la transformación acelerada de la materia (en
tanto recursos
naturales disponibles).Así, este enfoque
predominantemente económico concibió –en un
contexto de modernidad–
las posibilidades "ilimitadas" para transformar la naturaleza.
Sin embargo, a raíz de los impactos ambientales generados
por el gran desarrollo industrial y las revoluciones
tecnológicas (sobre todo en los siglos XIX y XX), que a
partir de la década de 1970 –coincidente con la
crisis
energética mundial por el alza del precio del
petróleo– y en un contexto de
expansión del mercado internacional, que –a fuerza de las
evidencias
objetivas por los diversos problemas de
contaminación ambiental– la
visión clásica del desarrollo económico ha
tenido que cambiar lentamente, pero con no pocas dificultades (se
comienza a cuestionar si el PBI, como indicador de crecimiento,
es suficiente en el contexto del comercio y desarrollo de los
países, o se requiere de nuevos indicadores en
el campo ambiental).
1.1. Breve descripción de escenarios al Norte y al
Sur: ¿cómo estamos?
Sin duda tenemos un escenario de alto contraste en
índices de crecimiento y desarrollo al Norte y al Sur. Por
un lado, el eje de dominación que conforman los
países del Norte –el caso del llamado grupo de los
ocho (G–8)–, que concentran el mayor poder
económico v comercial mundial, presentando los
índices más altos de calidad de vida y
donde se encuentran las grandes corporaciones, industrias
transnacionales y los organismos multilaterales. Y por otro lado,
el eje de dependencia que conforman los países del Sur,
los poco desarrollados o "en desarrollo" (usando un eufemismo
conocido), siendo los principales proveedores de
materias primas y poseedores de la mayor riqueza en recursos
naturales pero con mucha pobreza y
relativos índices de calidad de vida y muy altos
contrastes sociales y culturales. Esta relación de
dominación–dependencia Norte–Sur
continúa vigente en las distintas esferas de la actividad
política,
económica, comercial y ciertamente en la esfera
ambiental.[1]
En América
Latina –desde la década del 80– las
grandes dificultades relativas al pago de la enorme deuda externa y a
la crisis social, política y económica de los
países, determinó que los organismos multilaterales
de los países del Norte asesoraran a los gobiernos para
ensayar un nuevo paquete de medidas de desarrollo
económico inspiradas en los principios de la
economía neoliberal, la llamada "política de ajuste
estructural", y según la cual, los países
latinoamericanos recibieron ayuda financiera a cambio de
implementar una serie de medidas de liberalización de sus
economías, mayor promoción de sus exportaciones,
reducción del gasto
público y del aparato estatal, privatización de las empresas
públicas y los servicios, flexibilización laboral, brindar
facilidades para la captación de la inversión
extranjera, etc. No obstante, excepto algunas medidas
funcionales a las necesidades de apertura económica y
comercial para la explotación de los recursos naturales,
la variable ambiental no formó parte de este paquete de
medidas. Los resultados se vieron después,
observándose un mayor valor de sus
exportaciones en productos
primarios con escaso valor agregado pero a expensas de un mayor
costo
ambiental.[2]
Mientras los países latinoamericanos tienen
múltiples dificultades para impulsar el crecimiento
sostenido de sus economías, por el contrario, los
países del Norte alcanzaron su mayor
industrialización y desarrollo tecnológico logrando
un crecimiento acelerado de sus economías, y en esa
medida, alcanzando también mayores niveles de consumo
energético como requerimiento de su gran desarrollo
industrial. Pero además, presentando las mayores
implicancias ambientales (esto relacionado con los "estilos de
vida" de las sociedades
súper desarrolladas, las de mayor consumo). Por otra
parte, decíamos que en la mayoría de países
del Sur sus economías se estancan o crecen muy lentamente,
presentando procesos de
industrialización muy bajos, incipientes a intermedios. Y
por tanto –en comparación con los países del
Norte– menores magnitudes de consumo de energía y
menores implicancias ambientales.[3]
Respecto de estos escenarios y las implicancias del
comercio internacional sobre el ambiente, se conocen diversas
teorías
que intentan analizar y proponer –en base a métodos
científicos y empíricos– modelos
explicativos multicriterios para los escenarios descritos,
así como predecir su comportamiento, tendencias y repercusiones al
nivel global. En tal sentido, existen diversas posiciones que han
colocado el debate de la
siguiente forma: por un lado, quienes sostienen que en efecto el
comercio si contribuye a lograr mejoras y objetivos
ambientales; por otro lado, quienes sostienen que las reglas y
mecanismos comerciales de los países son insuficientes (o
no se corresponden) para alcanzar objetivos de sostenibilidad
ambiental; y finalmente, quienes sostienen que el aumento de las
restricciones (regulaciones) ambientales puede limitar o
modificar –a manera de barreras o proteccionismos–
los flujos comerciales internacionales y la competitividad
de los países. Según las posiciones descritas, la
cuestión precisa aclarar si el comercio se constituye en
un medio o un fin en si mismo. Para abordar esta discusión
nos ocuparemos de la CAK.
2. Alcances Sobre la
Hipótesis de la Curva Ambiental de Kuznets.
Nos interesa referimos a la hipótesis de la Curva
Ambiental (medioambiental) de Kuznets (CAK, CMK) –o
también Curva de Kuznets Ambiental (CKA, o EKC en inglés)– porque propone un marco
explicativo relativo a los mecanismos de negociación comercial internacional y el
proceso de
crecimiento económico de los países versus sus
implicancias en la
contaminación ambiental. Al respecto importantes
organismos como la OMC, indagan sobre si el crecimiento
económico impulsado por el comercio podría ser
parte de la solución o del problema de contaminación. Encontrando en la
hipótesis de la CAK una respuesta.[4]
En términos generales la curva ambiental de
Kuznets propone que los países desarrollados que presentan
los mayores problemas
ambientales –debido a su alto nivel de
industrialización–, en la medida que sus niveles de
ingreso se incrementen hacia los niveles más altos, estos
problemas
ambientales disminuirán en el largo plazo.
Según ello, las negociaciones comerciales internacionales
son las que deberán acelerar este crecimiento (con el
incremento del PBI per capita) para que luego se reduzcan los
problemas ambientales (o sea, aceptando el supuesto que una vez
que el país alcanza un nivel de vida más alto
estará mejor dispuesto a invertir en mejoras ambientales).
Un comportamiento similar –supone la CAK– que
también deberían seguir los países en
desarrollo. Es decir, si estos aceleran su proceso de
industrialización y el crecimiento de sus economías
–a partir del incremento de sus exportaciones y de su
inserción en el mercado internacional–, entonces,
con el incremento de sus niveles de ingreso revertirán a
futuro los problemas ambientales que se presenten antes, durante
su industrialización y crecimiento
económico.
Según la CAK no existirían implicancias
ambientales derivadas del marco de las negociaciones comerciales
internacionales que no pudieran luego ser revertidas en el largo
plazo, en tanto los países aseguren el crecimiento
sostenido de sus economías y su desarrollo industrial
(entre otras medidas relativas a la liberalización y
expansión comercial). En tal sentido, es importante
conocer y analizar los fundamentos a favor y en contra de la
validez de esta hipótesis, porque se señala ha
servido como uno de los argumentos principales de los organismos
financieros de los países del Norte, en sus
políticas y mecanismos de negociación comercial con
los países del Sur. Las implicancias ambientales pueden
ser diversas y complejas, además de ser extensivas a otros
campos de la actividad humana.
2.1. ¿En qué
consiste la hipótesis de la Curva Ambiental de Kuznets
(CAK)?
Para resumir las consideraciones teóricas sobre
la CAK revisamos las investigaciones
de Eduardo Gitli y Greivin Hernández [5], Alejandra
Saravia [6], Alejandro Caparrós [7], entre otros.
Según los autores citados, la CAK es una hipótesis
que sostiene: "la contaminación ambiental aumenta con el
crecimiento económico hasta cierto nivel de ingreso
("límite") para luego descender. Por consiguiente, se
afirma que la relación entre el comercio–crecimiento
económico y el ambiente tiende a ser positiva en el largo
plazo." Esta hipótesis fue enunciada por Panayotou
–en 1993– a partir de estudios relativos a los
efectos producidos por el crecimiento económico sobre
indicadores ambientales como el aire y la tierra.
Panayotou se basó en estudios previos realizados por
investigadores como Grossman y Kruegger [8], el Banco Mundial
[9], entre otros, quienes extrapolan la relación equidad/ingreso al campo ambiental a partir de la
teoría
formulada –en 1950– por Simón Kuznets (Premio
Nobel de economía), quien estudió la evolución de la distribución del ingreso en los
países a través de sus procesos de desarrollo.
Kuznets se basó en la relación equidad/ingreso
planteando una relación en forma de "U" invertida, y
según la cual, midió conforme el progreso de un
país se acelera (por el incremento del ingreso per capita)
se deteriora el nivel de equidad hasta un punto límite
para luego este nivel de equidad mejorar conforme crece el
ingreso.
Respecto de los estudios previos de Grossman y Kruegger
(en 1991) y del BM (en 1992), estos se realizaron
–según Caparrós (1996)– entre otros
fines para resolver la disyuntiva relativa a cómo el
libre comercio
y el consiguiente aumento del crecimiento económico
resultan positivos desde la perspectiva de su incidencia sobre el
ambiente. Una primera respuesta es la que se menciona
correspondió al enfoque del GATT (actual OMC) y del BM
(considerado como un planteamiento de naturaleza
empírica). Y una segunda respuesta es la que
–señala Caparrós– correspondió a
la "economía del bienestar" (considerado como un
planteamiento más bien teórico). Con
relación a la primera respuesta –la hipótesis
del GATT y del BM–, la extrapolación de la
relación equidad/ingreso por la relación
ambiente/ingreso ocurre al realizar mediciones en la
emisión de algunos gases
contaminantes: óxidos de nitrógeno (NOx),
óxidos de azufre (SOx), plomo y partículas
suspendidas, encontrándose que algunas de estas emisiones
contaminantes presentaban un comportamiento relacionado con
diferentes niveles de ingreso económico, similar al de una
"U" invertida.
Caparrós señala que el GATT se apoya en
los estudios de Grossman y Kruegger, basados en información proveniente del SIMUVIMA [10],
y por el cual se realiza la vigilancia de la calidad del aire en
las principales ciudades de los países desarrollados y en
desarrollo. Para ello consideran distintas características
(la ubicación de la ciudad, la densidad
poblacional, etc.), relacionando los niveles de
contaminación con el PBI per capita del país al que
pertenece la ciudad. El GATT se enfoca en la evolución del
SO2 (Dióxido de azufre) porque presenta la forma de una
"U" invertida, indicándoles entonces la existencia de una
relación positiva del comercio–crecimiento
económico sobre el ambiente. Al respecto se basaron en la
medición del nivel de ingreso que crece con
la emisión del SO2 hasta un punto de inflexión (de
US$ 5000 Dólares, según Grossman y Kruegger), y a
partir del cual luego comienza a reducirse la
contaminación por este gas.
Sobre la hipótesis del GATT y del BM (que
todavía no aparece explícitamente como "Curva de
Kuznets Ambiental"), Caparrós sostiene que no es
válida porque sólo se cumple en el caso del SO2 y
del oxígeno
disuelto en los ríos pero no así en el caso del CO2
o en la emisión de desechos urbanos (cuyos niveles por el
contrario se disparan con el incremento del nivel de ingreso), lo
cual –según concluye– cuestiona su validez.
Como se ha indicado, en base a estos estudios Panayotou realiza
posteriores trabajos sobre el efecto del crecimiento en otros
indicadores ambientales, permitiéndole enunciar y utilizar
–por primera vez en 1993– la expresión:
hipótesis de la "Curva de Kuznets Ambiental (CKA)". Hemos
mencionado también que su fundamento es el hallazgo
empírico de una relación inversa –de "U"
invertida– entre el ingreso económico y las
emisiones o concentraciones de diversos gases contaminantes (SO2,
NO2, smog, etc.).
Gitli y Hernández (2002) trabajan en base a
modelos econométricos y datos de
referencia para analizar los argumentos a favor y en contra de la
validez de la hipótesis de la CAK (CKA), llegando a las
conclusiones que extraemos del resumen de su investigación: "a) La evidencia sobre la
existencia de la CKA es contradictoria; b)Los modelos
econométricos son altamente sensibles a cambios en su
especificación o su información básica; c) A
pesar de las dos limitantes anteriores, los ingresos a los
que las emisiones empiezan a disminuir están aún
lejos del alcance de gran parte de la población del mundo en desarrollo; y d)Dado
que no existe evidencia clara de la existencia de la CKA, resulta
necesario considerar el papel de la temática ambiental
dentro de las negociaciones comerciales, y de esta forma atacar
la tendencia creciente de la contaminación en los
países del Sur. El apoyo decidido de los países del
Norte mediante programas de
cooperación, pareciera fundamental para lograr el objetivo de un
desarrollo
sostenible."[11]En realidad existen varias consideraciones
alrededor de estas conclusiones, no obstante, nos permitimos
señalar uno de los argumentos que Gitli y Hernández
analizan sobre la validez de la CAK: lo referente a la
relación comercio y ambiente. Y es que existen diversas
posiciones: a) Quienes aseguran que la relación del
comercio internacional sobre el ambiente se sustenta en base a un
efecto positivo en el largo plazo (si se aumenta el crecimiento
económico); y b) Quienes, por el contrario, consideran que
el intercambio comercial entre países puede tener un
efecto negativo sobre el ambiente[12]. Sobre la última,
las críticas se basan en el llamado "efecto
desplazamiento", el cual es perjudicial sobre todo para los
países del Sur porque se desplazan hacia ellos las
industrias altamente contaminantes de los países del Norte
(donde existen fuertes regulaciones ambientales). Esta tendencia
se conoce como la "Hipótesis de los refugios de
contaminación", condición por la cual los
países del Sur son utilizados como basureros ambientales
de los desechos tóxicos y las tecnologías
contaminantes de los países del Norte.
Con relación a quienes analizan el efecto
positivo del comercio sobre el ambiente, se basan en dos
premisas: a.1) "Que el intercambio comercial e inversión entre los países aumenta
la transferencia tecnológica beneficiando a los
países en desarrollo que pueden crecer con un menor
impacto
ambiental si se insertan en el mercado
global": si bien es cierto en general el mayor desarrollo
tecnológico y el intercambio comercial deben promover
procesos de transferencia entre los países del Norte y
Sur, y en esa medida, acortar etapas en el progreso
tecnológico de los países menos desarrollados (ya
que las dinámicas de negociación comercial
movilizan la inversión de capital y
demandan mayores capacidades y competencias en
la gestión
de procesos y productos). No obstante, es cierto también
existen variantes y condicionantes porque no siempre el progreso
tecnológico a seguir es lineal y ascendente. De hecho no
sólo se pueden trasladar tecnologías más
sofisticadas desde el Norte sino también trasladar
riesgos
ambientales inherentes a las mismas (como la "Hipótesis de
los refugios de contaminación"). Además, hay que
considerar el contexto de aplicación de las
tecnologías, es decir, su grado de eficiencia y
adaptación a los países del Sur (de condiciones
ecogeográficas y culturales diferentes) y las condiciones
en que se presenten estos "procesos de transferencia
tecnológica". Por lo tanto, el progreso tecnológico
puede ser complejo, variable e incluso relativo según el
contexto, los fines y condiciones del intercambio
comercial;
a.2) "Que un mayor crecimiento económico
–por la mayor apertura comercial– genera mayor
demanda de calidad ambiental, mayor exigencia de normas
ambientales y regulaciones más estrictas": mencionamos el
caso del Perú, donde observamos que el relativo
crecimiento de su economía en los últimos
años, por un aporte importante del sector minero al PBI
nacional, no necesariamente significó en términos
reales –por parte del gobierno y las
empresa
mineras– un mayor compromiso y voluntad por incorporar y
aplicar mejoras en políticas y regulaciones ambientales y
sociales.[13] El panorama que se ve en las distintas regiones del
país es el de diversos conflictos en
territorios de las comunidades y el entorno de operación
de las mineras, generándose un clima de marcada
desconfianza en el desarrollo de esta actividad y en la responsabilidad y capacidad del gobierno para
atender oportunamente las demandas de las comunidades afectadas
por la contaminación, así como para hacer cumplir
las leyes vigentes y
sancionar a las empresas infractoras. Por su lado, las empresas
mineras no se han preocupado por lograr un mayor acercamiento y
diálogo
con las comunidades ni realizar mayores esfuerzos de
inversión en mejoras ambientales y sociales. Al respecto
si bien existen algunos indicios de cambio, hay todavía
mucho trabajo por
delante.
Otro estudio del contexto de América
Latina y el Caribe sobre la validez de la CAK (CMK), es el
realizado por Saravia (2002), señalando entre sus
conclusiones: "a) Que la hipótesis de la CMK no es un
argumento válido para la región, tanto en la
emisión de CO2 y SO2; y b)Que la desigualdad en la
distribución del ingreso es dañina para el medio
ambiente. El vínculo entre el nivel de ingreso per
capita y la calidad ambiental es afectado por la
distribución del ingreso, obteniendo mejores y más
rápidos resultados cuando el problema de la
distribución es considerado. Esta conclusión es muy
importante para la región y contribuye en explicar la
ineficacia de las políticas medioambientales desarrolladas
en algunos de nuestros países en los últimos
años."[14] En efecto, el "ingreso" resulta una variable
limitada para lograr una mejora de la calidad ambiental porque
parte de una concepción determinista (al suponer que
sólo incrementando su valor automáticamente se
lograrán las mejoras ambientales), cuando en realidad uno
de los principales problemas en la región es la "desigual
distribución del ingreso". El vínculo entre el
nivel de ingreso per capita y la calidad ambiental se ve afectado
por la "distribución del ingreso". Por lo tanto, el
argumento de la CAK no es válido porque la desigual
distribución del ingreso no sólo genera una mayor
inequidad económica y social (con los serios perjuicios
que de ello se desprenden al nivel país) sino porque
además disminuye el efecto positivo que podría
tener el crecimiento económico en las políticas
ambientales. En tal sentido, se requieren políticas
integrales
regionales que combinen y desarrollen: políticas
económicas, sociales y ambientales. Además, si la
medición del ingreso sólo se relaciona con
determinadas emisiones de gases contaminantes (SO2, NO2, smog,
etc.)no permite abordar la compleja problemática ambiental
de una región, ciudad o país, porque no considera
otros parámetros de medición y evaluación
de sus efectos (capacidad de carga de los ecosistemas,
resiliencia y estabilidad, huella ecológica, etc.). Estos
criterios pueden facilitar un mayor conocimiento
de la situación ambiental de una localidad cuya
economía crece pero sin conocer su grado de deterioro (es
el caso del CO2, uno de los gases de efecto
invernadero más importantes, cuyo nivel de
emisión no se ajusta a la forma de "U" invertida propuesta
por la CAK).
Del trabajo de Roca y Padilla (2003)[15] en el caso de
España,
analizando la validez de la CAK en la relación entre el
PIB per capita
y los principales contaminantes atmosféricos, concluyen en
forma similar que los anteriores autores, "el crecimiento
económico, por sí mismo, no conlleva la
disminución de la contaminación." Finalmente,
según un informe de la OMC
(1999) relativo a los alcances sobre la hipótesis de la
CAK (EKC), han avanzado –y quizá con no poca
renuencia– en sus indagaciones respecto de su validez,
reconociendo entre sus conclusiones que el crecimiento
económico per se resulta insuficiente para revertir la
tendencia a la degradación ambiental.[16]
Según Gitli y Hernández y otros
investigadores, aún cuando esta hipótesis de la CAK
no ha sido demostrada su fundamento sirvió como soporte
principal de los organismos multilaterales en el campo de las
negociaciones comerciales internacionales, en especial, las de
libre comercio. Por eso organismos como el Banco Mundial la
asumieron como cierta. Este planteamiento lo hemos encontrado en
las distintas fuentes
revisadas y permite entender el comportamiento seguido por dichos
organismos, al no querer profundizar o priorizar la
temática ambiental en sus políticas y marcos de
negociación comercial con los países del Sur
(incluso entre los países del Norte, con el Acuerdo de
Libre Comercio de EE.UU. y Canadá, ya que los problemas
ambientales fueron dejados de lado adrede, para ser tratados por
separado).
Encontramos un escenario de gran contraste entre las
políticas económico–comerciales de los
países del Norte y del Sur y sus implicancias sobre el
ambiente. A pesar de las evidencias sobre las inconsistencias de
la hipótesis de la CAK, suponemos que la controversia
continuará y es probable se mantenga la posición
–diremos "positivista"– de quienes sigan afirmando
que el libre mercado y el crecimiento económico constituye
una estrategia
central (sino es que la única) para resolver los problemas
ambientales a largo plazo. En tal sentido, sin dejar de reconocer
la importancia global del comercio y la necesidad de impulsar el
crecimiento económico de los países (en particular
de los países del Sur), distintos estudios coinciden en
señalar que la recomendación más sensata
debiera ser la de orientarse a favor de impulsar políticas
integrales (regionales) en los mecanismos de negociación
comercial internacional, y en ello, reconociendo que el comercio
y el crecimiento resultan instrumentos (medios)
importantes –junto a otros– para alcanzar una
finalidad mayor: el Desarrollo Sostenible de los pueblos. Es
evidente que al respecto existen responsabilidades que deben
asumir los países al Norte y al Sur (lo cual marca algunas
diferencias muy importantes), pero además –y sobre
todo– deben asumir una real voluntad política para
cambiar las asimetrías e inequidades del actual escenario
global de libre mercado.
Como reflexión final señalamos que
probablemente la controversia generada alrededor de la existencia
de la hipótesis de la CAK, constituya una señal
más de las críticas y preocupaciones manifestadas
–desde distintos sectores políticos,
académicos y de la sociedad civil
mundial–, respecto al rol que vienen cumpliendo los
organismos multilaterales y los países del Norte en torno
a la preponderancia de modelos de desarrollo basados
principalmente en el crecimiento económico y el libre
mercado, en tanto han sido asumidos como un dogma central, sin
considerar otros elementos de equilibrio ni
reevaluar a mayor profundidad todas sus implicancias en las
tremendas asimetrías de desarrollo, mayor pobreza y
deterioro ambiental en los países del Sur. En tal sentido,
sin entrar a disquisiciones al nivel ético por el
escenario global que vivimos, la (re)distribución del
ingreso –entre otros elementos– resulta una variable
crucial de atender en torno al modelo de
desarrollo económico imperante.
En tanto se siga sosteniendo la posición que las
consideraciones ambientales no deben ser abordadas a profundidad
o no ser atendidas en forma integral en los marcos de
negociación comercial internacional, las repercusiones
pueden ser mayores al nivel global (si acaso no lo son ya con los
problemas de deforestación y desertificación,
efecto invernadero, calentamiento, cambio climático,
etc.). Evidencias de estudios y casos vienen constatando esta
preocupación, sin embargo, también es cierto las
alternativas posibles al respecto aún no están
suficientemente desarrolladas y requieren de mayor
investigación. www.EcoPortal.net
– GUDYNAS, Eduardo. (1996)…"Vendiendo la
Naturaleza: impactos ambientales del comercio internacional en
América Latina", Centro Latinoamericano de Ecología Social
(CLAES), Cooperación Técnica Alemana (GTZ) e
Instituto de Ecología, La Paz, 252 p.
(**) Versión resumida del texto de
artículo original, julio (2005), Lima, 20 p.
[1] "Hay una paradoja de fondo en el comercio
internacional. En el mundo globalizado de comienzos del siglo
XXI, el comercio es una de las fuerzas más poderosas que
relacionan las vidas de todos nosotros. Es también una
fuente de generación de riqueza sin precedentes en la que,
sin embargo, se deja atrás a millones de las personas
más pobres del mundo. El aumento de la prosperidad en las
naciones industrializadas ha ido de la mano de un predominio de
las masas de pobreza en otras zonas: las desigualdades entre
países ricos y pobres, ya inmorales antes de que comenzara
en serio la liberalización, se están profundizando
aún más…El problema no estriba en que el
comercio internacional se oponga a las necesidades e intereses de
los pobres, sino que las normas que lo rigen están
elaboradas en favor de los ricos.", Op cit Oxfam
International(2002),p.3…"Cambiar las Reglas: Comercio,
globalización y lucha contra la pobreza",
(www.comercioconjusticia.com), edición
en castellano
INTERMÓN OXFAM, 17 p.
[2] "América Latina y el Caribe tiene una
tradición histórica como productor de bienes
primarios, un tipo de producción particularmente
dañino para el medio ambiente. Otro problema adicional
relacionado con esta producción primaria es el referido a
su participación como fuente de divisas.
Lamentablemente los productos primarios siempre han sufrido el
problema del deterioro de los términos del intercambio, a
nivel mundial continuamente están decreciendo en valor
aunque no en cantidad. Algunos estudiosos han comprobado
empíricamente la existencia de una relación
positiva entre producción primaria y creciente desigualdad
en la distribución del ingreso.", en Saravia, A. (2002),
Nota en p. 28.
[3] Sin embargo, en Latinoamérica habría que considerar
su tendencia histórica a seguir un modelo exportador
primario con alto costo ambiental. Además, en estos
países –el caso de la Región Andina–
existe un importante porcentaje de población
indígena habitando territorios con múltiples
culturas y "estilos de vida" particulares, conformando sociedades
de menor consumo energético y mayores empatías
ambientales pero viviendo en pobreza y con muchas demandas
sociales insatisfechas por los gobiernos.
[4] "…Si la pobreza es un elemento crucial del
problema, el crecimiento económico será parte de la
solución, en la medida en que permitirá a los
países dejar de lado preocupaciones más inmediatas
para tratar de dar solución a problemas de sostenibilidad
a largo plazo. De hecho, al menos algunos datos sugieren que la
contaminación aumenta en las primeras fases de desarrollo,
pero disminuye cuando se ha llegado a un cierto nivel de renta,
observación que en los círculos
académicos recibe el nombre de Curva Ambiental de Kuznets
(EKC)." Extraído de NOTICIAS:
COMUNICADOS DE PRENSA 1999 de
la
Organización Mundial del Comercio (OMC), PRESS/140 8
de octubre de 1999, "La liberalización del Comercio
confirma la necesidad de cooperación ambiental", p. 5. (en
pw).
[5] Gitli, E. y Hernández, G. (2002), "La
existencia de la curva de Kuznets ambiental (CKA) y su impacto
sobre las negociaciones internacionales". Serie Doc. de Trabajo
009–2002, CINPE (Centro Internacional de Política
Económica para el Desarrollo Sostenible), Costa Rica, 30
p.
[6] Saravia L., A. (2002)…"la curva medio
ambiental de Kuznets para América Latina y el Caribe",
Documentos de
Reflexión Académica, Universidad Mayor
de San Simón / Facultad de Ciencias
Económicas, Programa de
Cofinanciación para la Cooperación en la Enseñanza Superior (MHO), PROMEC,
Número 23, Junio, Cochabamba, 31 p.
[7] Caparrós Gass, A. (1996)…"Algunos
aspectos de la relación entre el comercio y el medio
ambiente", Documento de Trabajo de la Facultad de Ciencias
Económicas y Empresariales, Profesor
Javier Oyarzun. Curso de Doctorado 1995–1996, Departamento
de Economía
Internacional y Desarrollo, Universidad Complutense Madrid, 35 p.
(en pw)
[8] Grossman G.M.and Kruegger, A.B (1991), son citados
por Gitli y Hernández (2002) y Caparrós
(1996).
[9] Saravia L., A. (2002), en p. 3., reseña que
el interés surge con la publicación del World
Development Report 1992 del Banco Mundial, titulado"Desarrollo y
Medio Ambiente". No obstante, según Gitli y
Hernández (2002), en p.3., en estos primeros estudios del
Banco Mundial no aparece aún la referencia
específica de la Curva de Kuznets Ambiental, sino hasta
1993 con Panayotou.
[10] Sistema Mundial
de Vigilancia del Medio Ambiente (una iniciativa conjunta de la
OMS y del PNUMA).
[11] Op cit de Gitli, E. y Hernández, G. (2002),
p. 1. (del Resumen)
[12] (Suri and Chapman, 1998; Alier y Roca, 2000) son
citados porGitli, E. y Hernández, G. (2002),
p.14.
[13] Tal como lo señala un reciente informe
preliminar del Banco Mundial: "Riqueza y sostenibilidad:
dimensiones sociales y ambientales de la minería",
de abril 2005, preparado por el BM a solicitud del Ministerio de
Energía y Minas del gobierno peruano.
[14] Resumido de Saravia L., A. (2002), p.
28.
[15] Roca J. y Padilla E. (2003), "Emisiones
atmosféricas y crecimiento económico en
España. La curva de Kuznets ambiental y el protocolo de
Kyoto", Resumen en Economía industrial (http://www.mcyt.es/revistaei).
[16] "También debe hacerse hincapié en que
no hay en los estudios sobre la hipótesis EKC nada que
sugiera que la tendencia a la degradación del medio
ambiente se invertirá necesariamente al aumentar las
rentas. Si los incentivos
económicos para los productores y los consumidores no
cambian cuando sus ingresos aumentan, la contaminación
seguirá creciendo sin cesar a medida que crece la
actividad económica. En otras palabras, el aumento de los
ingresos, aunque pueda ser condición necesaria para que
los países presten más atención a la sostenibilidad a largo plazo
que a sus problemas económicos y sociales más
inmediatos, no es condición suficiente para invertir la
tendencia a la degradación ambiental. Es imprescindible
poner en marcha políticas ambientales." Extraído de
"La liberalización del Comercio confirma la necesidad de
cooperación ambiental" NOTICIAS: COMUNICADOS DE PRENSA
1999 PRESS/14, OMC, 8/10/99.
Por Walter Chamochumbi *
(*) Mag. Ing. Agrónomo, Consultor en Gestión
Ambiental y Desarrollo