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Comercio Internacional y Medioambiente




Enviado por Walter A. Pengue



     

     

    Según el paradigma de
    la economía
    neoclásica –"el crecimiento
    económico como motor del
    desarrollo"–, "el comercio
    internacional pasa a ser considerado como uno de los motores
    fundamentales del crecimiento económico, y a partir de
    éste, del sustento del desarrollo"

    Alcances de la controversia sobre la hipótesis de la Curva Ambiental de
    Kuznets y sus implicancias al Norte y al Sur (**)

    En torno al complejo
    campo de las negociaciones comerciales internacionales, el
    crecimiento económico y sus implicancias ambientales,
    según se conoce, sobre el tema se ha venido indagando y
    estudiando con mayor interés
    desde la década de 1990. Coincidentemente, el
    fenómeno de la
    globalización se relaciona no sólo en los
    impactos en materia de
    política
    económica e intercambio comercial de los países
    (al Norte y al Sur), sino también en las consecuencias
    derivadas en la
    problemática ambiental. Según este contexto, nos
    planteamos algunas interrogantes por dilucidar:
    ¿cuáles son las implicancias de la relación
    comercio
    internacional–crecimiento económico sobre el
    ambiente?
    ¿Cuáles son los argumentos que existen de la
    controversia sobre la validez de la hipótesis de la
    Curva Ambiental de Kuznets? ¿Cómo se relaciona esta
    hipótesis con las políticas
    y estrategias de
    desarrollo
    económico y comercial promovidos por los organismos
    multilaterales y los países desarrollados en nuestros
    países? Alrededor de estas inquietudes ensayaremos algunas
    reflexiones sobre la realidad al Sur, el caso de los
    países andinos como el Perú.

     

    1. Marco General del
    Comercio Internacional, Crecimiento Económico y
    Desarrollo: Algunas Consideraciones Previas.

    Según el paradigma de la economía
    neoclásica –"el crecimiento económico como
    motor del desarrollo"–, se afirma que no puede haber
    crecimiento y mejora en la calidad de
    vida de los países si es que no existe un mercado para
    realizar el libre intercambio de los bienes y
    mercancías que producen. Por consiguiente, "el comercio
    internacional pasa a ser considerado como uno de los motores
    fundamentales del crecimiento económico, y a partir de
    éste, del sustento del desarrollo" (Op cit de Gudynas
    (1996), p.8). Pensamiento
    que vemos reflejado en los países del Norte y organismos
    multilaterales como el FMI, el BM y la
    OMC.

    En efecto, este pensamiento en su esencia
    continúa hoy en día siendo el eje principal de
    orientación de las políticas de desarrollo
    económico y comercial de los países en el mundo. La
    producción de bienes y servicios para
    satisfacer la enorme demanda del
    mercado internacional constituye el motor a partir del cual se
    desarrolla la transformación acelerada de la materia (en
    tanto recursos
    naturales disponibles).Así, este enfoque
    predominantemente económico concibió –en un
    contexto de modernidad
    las posibilidades "ilimitadas" para transformar la naturaleza.
    Sin embargo, a raíz de los impactos ambientales generados
    por el gran desarrollo industrial y las revoluciones
    tecnológicas (sobre todo en los siglos XIX y XX), que a
    partir de la década de 1970 –coincidente con la
    crisis
    energética mundial por el alza del precio del
    petróleo– y en un contexto de
    expansión del mercado internacional, que –a fuerza de las
    evidencias
    objetivas por los diversos problemas de
    contaminación ambiental– la
    visión clásica del desarrollo económico ha
    tenido que cambiar lentamente, pero con no pocas dificultades (se
    comienza a cuestionar si el PBI, como indicador de crecimiento,
    es suficiente en el contexto del comercio y desarrollo de los
    países, o se requiere de nuevos indicadores en
    el campo ambiental).

     

    1.1. Breve descripción de escenarios al Norte y al
    Sur: ¿cómo estamos?

    Sin duda tenemos un escenario de alto contraste en
    índices de crecimiento y desarrollo al Norte y al Sur. Por
    un lado, el eje de dominación que conforman los
    países del Norte –el caso del llamado grupo de los
    ocho (G–8)–, que concentran el mayor poder
    económico v comercial mundial, presentando los
    índices más altos de calidad de vida y
    donde se encuentran las grandes corporaciones, industrias
    transnacionales y los organismos multilaterales. Y por otro lado,
    el eje de dependencia que conforman los países del Sur,
    los poco desarrollados o "en desarrollo" (usando un eufemismo
    conocido), siendo los principales proveedores de
    materias primas y poseedores de la mayor riqueza en recursos
    naturales pero con mucha pobreza y
    relativos índices de calidad de vida y muy altos
    contrastes sociales y culturales. Esta relación de
    dominación–dependencia Norte–Sur
    continúa vigente en las distintas esferas de la actividad
    política,
    económica, comercial y ciertamente en la esfera
    ambiental.[1]

    En América
    Latina –desde la década del 80– las
    grandes dificultades relativas al pago de la enorme deuda externa y a
    la crisis social, política y económica de los
    países, determinó que los organismos multilaterales
    de los países del Norte asesoraran a los gobiernos para
    ensayar un nuevo paquete de medidas de desarrollo
    económico inspiradas en los principios de la
    economía neoliberal, la llamada "política de ajuste
    estructural", y según la cual, los países
    latinoamericanos recibieron ayuda financiera a cambio de
    implementar una serie de medidas de liberalización de sus
    economías, mayor promoción de sus exportaciones,
    reducción del gasto
    público y del aparato estatal, privatización de las empresas
    públicas y los servicios, flexibilización laboral, brindar
    facilidades para la captación de la inversión
    extranjera, etc. No obstante, excepto algunas medidas
    funcionales a las necesidades de apertura económica y
    comercial para la explotación de los recursos naturales,
    la variable ambiental no formó parte de este paquete de
    medidas. Los resultados se vieron después,
    observándose un mayor valor de sus
    exportaciones en productos
    primarios con escaso valor agregado pero a expensas de un mayor
    costo
    ambiental.[2]

    Mientras los países latinoamericanos tienen
    múltiples dificultades para impulsar el crecimiento
    sostenido de sus economías, por el contrario, los
    países del Norte alcanzaron su mayor
    industrialización y desarrollo tecnológico logrando
    un crecimiento acelerado de sus economías, y en esa
    medida, alcanzando también mayores niveles de consumo
    energético como requerimiento de su gran desarrollo
    industrial. Pero además, presentando las mayores
    implicancias ambientales (esto relacionado con los "estilos de
    vida" de las sociedades
    súper desarrolladas, las de mayor consumo). Por otra
    parte, decíamos que en la mayoría de países
    del Sur sus economías se estancan o crecen muy lentamente,
    presentando procesos de
    industrialización muy bajos, incipientes a intermedios. Y
    por tanto –en comparación con los países del
    Norte– menores magnitudes de consumo de energía y
    menores implicancias ambientales.[3]

    Respecto de estos escenarios y las implicancias del
    comercio internacional sobre el ambiente, se conocen diversas
    teorías
    que intentan analizar y proponer –en base a métodos
    científicos y empíricos– modelos
    explicativos multicriterios para los escenarios descritos,
    así como predecir su comportamiento, tendencias y repercusiones al
    nivel global. En tal sentido, existen diversas posiciones que han
    colocado el debate de la
    siguiente forma: por un lado, quienes sostienen que en efecto el
    comercio si contribuye a lograr mejoras y objetivos
    ambientales; por otro lado, quienes sostienen que las reglas y
    mecanismos comerciales de los países son insuficientes (o
    no se corresponden) para alcanzar objetivos de sostenibilidad
    ambiental; y finalmente, quienes sostienen que el aumento de las
    restricciones (regulaciones) ambientales puede limitar o
    modificar –a manera de barreras o proteccionismos–
    los flujos comerciales internacionales y la competitividad
    de los países. Según las posiciones descritas, la
    cuestión precisa aclarar si el comercio se constituye en
    un medio o un fin en si mismo. Para abordar esta discusión
    nos ocuparemos de la CAK.

     

    2. Alcances Sobre la
    Hipótesis de la Curva Ambiental de Kuznets.

    Nos interesa referimos a la hipótesis de la Curva
    Ambiental (medioambiental) de Kuznets (CAK, CMK) –o
    también Curva de Kuznets Ambiental (CKA, o EKC en inglés)– porque propone un marco
    explicativo relativo a los mecanismos de negociación comercial internacional y el
    proceso de
    crecimiento económico de los países versus sus
    implicancias en la
    contaminación ambiental. Al respecto importantes
    organismos como la OMC, indagan sobre si el crecimiento
    económico impulsado por el comercio podría ser
    parte de la solución o del problema de contaminación. Encontrando en la
    hipótesis de la CAK una respuesta.[4]

    En términos generales la curva ambiental de
    Kuznets propone que los países desarrollados que presentan
    los mayores problemas
    ambientales –debido a su alto nivel de
    industrialización–, en la medida que sus niveles de
    ingreso se incrementen hacia los niveles más altos, estos
    problemas
    ambientales disminuirán en el largo plazo.
    Según ello, las negociaciones comerciales internacionales
    son las que deberán acelerar este crecimiento (con el
    incremento del PBI per capita) para que luego se reduzcan los
    problemas ambientales (o sea, aceptando el supuesto que una vez
    que el país alcanza un nivel de vida más alto
    estará mejor dispuesto a invertir en mejoras ambientales).
    Un comportamiento similar –supone la CAK– que
    también deberían seguir los países en
    desarrollo. Es decir, si estos aceleran su proceso de
    industrialización y el crecimiento de sus economías
    –a partir del incremento de sus exportaciones y de su
    inserción en el mercado internacional–, entonces,
    con el incremento de sus niveles de ingreso revertirán a
    futuro los problemas ambientales que se presenten antes, durante
    su industrialización y crecimiento
    económico.

    Según la CAK no existirían implicancias
    ambientales derivadas del marco de las negociaciones comerciales
    internacionales que no pudieran luego ser revertidas en el largo
    plazo, en tanto los países aseguren el crecimiento
    sostenido de sus economías y su desarrollo industrial
    (entre otras medidas relativas a la liberalización y
    expansión comercial). En tal sentido, es importante
    conocer y analizar los fundamentos a favor y en contra de la
    validez de esta hipótesis, porque se señala ha
    servido como uno de los argumentos principales de los organismos
    financieros de los países del Norte, en sus
    políticas y mecanismos de negociación comercial con
    los países del Sur. Las implicancias ambientales pueden
    ser diversas y complejas, además de ser extensivas a otros
    campos de la actividad humana.

     

    2.1. ¿En qué
    consiste la hipótesis de la Curva Ambiental de Kuznets
    (CAK)?

    Para resumir las consideraciones teóricas sobre
    la CAK revisamos las investigaciones
    de Eduardo Gitli y Greivin Hernández [5], Alejandra
    Saravia [6], Alejandro Caparrós [7], entre otros.
    Según los autores citados, la CAK es una hipótesis
    que sostiene: "la contaminación ambiental aumenta con el
    crecimiento económico hasta cierto nivel de ingreso
    ("límite") para luego descender. Por consiguiente, se
    afirma que la relación entre el comercio–crecimiento
    económico y el ambiente tiende a ser positiva en el largo
    plazo." Esta hipótesis fue enunciada por Panayotou
    –en 1993– a partir de estudios relativos a los
    efectos producidos por el crecimiento económico sobre
    indicadores ambientales como el aire y la tierra.
    Panayotou se basó en estudios previos realizados por
    investigadores como Grossman y Kruegger [8], el Banco Mundial
    [9], entre otros, quienes extrapolan la relación equidad/ingreso al campo ambiental a partir de la
    teoría
    formulada –en 1950– por Simón Kuznets (Premio
    Nobel de economía), quien estudió la evolución de la distribución del ingreso en los
    países a través de sus procesos de desarrollo.
    Kuznets se basó en la relación equidad/ingreso
    planteando una relación en forma de "U" invertida, y
    según la cual, midió conforme el progreso de un
    país se acelera (por el incremento del ingreso per capita)
    se deteriora el nivel de equidad hasta un punto límite
    para luego este nivel de equidad mejorar conforme crece el
    ingreso.

    Respecto de los estudios previos de Grossman y Kruegger
    (en 1991) y del BM (en 1992), estos se realizaron
    –según Caparrós (1996)– entre otros
    fines para resolver la disyuntiva relativa a cómo el
    libre comercio
    y el consiguiente aumento del crecimiento económico
    resultan positivos desde la perspectiva de su incidencia sobre el
    ambiente. Una primera respuesta es la que se menciona
    correspondió al enfoque del GATT (actual OMC) y del BM
    (considerado como un planteamiento de naturaleza
    empírica). Y una segunda respuesta es la que
    –señala Caparrós– correspondió a
    la "economía del bienestar" (considerado como un
    planteamiento más bien teórico). Con
    relación a la primera respuesta –la hipótesis
    del GATT y del BM–, la extrapolación de la
    relación equidad/ingreso por la relación
    ambiente/ingreso ocurre al realizar mediciones en la
    emisión de algunos gases
    contaminantes: óxidos de nitrógeno (NOx),
    óxidos de azufre (SOx), plomo y partículas
    suspendidas, encontrándose que algunas de estas emisiones
    contaminantes presentaban un comportamiento relacionado con
    diferentes niveles de ingreso económico, similar al de una
    "U" invertida.

    Caparrós señala que el GATT se apoya en
    los estudios de Grossman y Kruegger, basados en información proveniente del SIMUVIMA [10],
    y por el cual se realiza la vigilancia de la calidad del aire en
    las principales ciudades de los países desarrollados y en
    desarrollo. Para ello consideran distintas características
    (la ubicación de la ciudad, la densidad
    poblacional, etc.), relacionando los niveles de
    contaminación con el PBI per capita del país al que
    pertenece la ciudad. El GATT se enfoca en la evolución del
    SO2 (Dióxido de azufre) porque presenta la forma de una
    "U" invertida, indicándoles entonces la existencia de una
    relación positiva del comercio–crecimiento
    económico sobre el ambiente. Al respecto se basaron en la
    medición del nivel de ingreso que crece con
    la emisión del SO2 hasta un punto de inflexión (de
    US$ 5000 Dólares, según Grossman y Kruegger), y a
    partir del cual luego comienza a reducirse la
    contaminación por este gas.

    Sobre la hipótesis del GATT y del BM (que
    todavía no aparece explícitamente como "Curva de
    Kuznets Ambiental"), Caparrós sostiene que no es
    válida porque sólo se cumple en el caso del SO2 y
    del oxígeno
    disuelto en los ríos pero no así en el caso del CO2
    o en la emisión de desechos urbanos (cuyos niveles por el
    contrario se disparan con el incremento del nivel de ingreso), lo
    cual –según concluye– cuestiona su validez.
    Como se ha indicado, en base a estos estudios Panayotou realiza
    posteriores trabajos sobre el efecto del crecimiento en otros
    indicadores ambientales, permitiéndole enunciar y utilizar
    –por primera vez en 1993– la expresión:
    hipótesis de la "Curva de Kuznets Ambiental (CKA)". Hemos
    mencionado también que su fundamento es el hallazgo
    empírico de una relación inversa –de "U"
    invertida– entre el ingreso económico y las
    emisiones o concentraciones de diversos gases contaminantes (SO2,
    NO2, smog, etc.).

     

    2.2. Controversia sobre la
    hipótesis de la Curva Ambiental de Kuznets: la
    argumentación de su existencia es
    inconsistente
    .

    Gitli y Hernández (2002) trabajan en base a
    modelos econométricos y datos de
    referencia para analizar los argumentos a favor y en contra de la
    validez de la hipótesis de la CAK (CKA), llegando a las
    conclusiones que extraemos del resumen de su investigación: "a) La evidencia sobre la
    existencia de la CKA es contradictoria; b)Los modelos
    econométricos son altamente sensibles a cambios en su
    especificación o su información básica; c) A
    pesar de las dos limitantes anteriores, los ingresos a los
    que las emisiones empiezan a disminuir están aún
    lejos del alcance de gran parte de la población del mundo en desarrollo; y d)Dado
    que no existe evidencia clara de la existencia de la CKA, resulta
    necesario considerar el papel de la temática ambiental
    dentro de las negociaciones comerciales, y de esta forma atacar
    la tendencia creciente de la contaminación en los
    países del Sur. El apoyo decidido de los países del
    Norte mediante programas de
    cooperación, pareciera fundamental para lograr el objetivo de un
    desarrollo
    sostenible."[11]En realidad existen varias consideraciones
    alrededor de estas conclusiones, no obstante, nos permitimos
    señalar uno de los argumentos que Gitli y Hernández
    analizan sobre la validez de la CAK: lo referente a la
    relación comercio y ambiente. Y es que existen diversas
    posiciones: a) Quienes aseguran que la relación del
    comercio internacional sobre el ambiente se sustenta en base a un
    efecto positivo en el largo plazo (si se aumenta el crecimiento
    económico); y b) Quienes, por el contrario, consideran que
    el intercambio comercial entre países puede tener un
    efecto negativo sobre el ambiente[12]. Sobre la última,
    las críticas se basan en el llamado "efecto
    desplazamiento", el cual es perjudicial sobre todo para los
    países del Sur porque se desplazan hacia ellos las
    industrias altamente contaminantes de los países del Norte
    (donde existen fuertes regulaciones ambientales). Esta tendencia
    se conoce como la "Hipótesis de los refugios de
    contaminación", condición por la cual los
    países del Sur son utilizados como basureros ambientales
    de los desechos tóxicos y las tecnologías
    contaminantes de los países del Norte.

    Con relación a quienes analizan el efecto
    positivo del comercio sobre el ambiente, se basan en dos
    premisas: a.1) "Que el intercambio comercial e inversión entre los países aumenta
    la transferencia tecnológica beneficiando a los
    países en desarrollo que pueden crecer con un menor
    impacto
    ambiental si se insertan en el mercado
    global": si bien es cierto en general el mayor desarrollo
    tecnológico y el intercambio comercial deben promover
    procesos de transferencia entre los países del Norte y
    Sur, y en esa medida, acortar etapas en el progreso
    tecnológico de los países menos desarrollados (ya
    que las dinámicas de negociación comercial
    movilizan la inversión de capital y
    demandan mayores capacidades y competencias en
    la gestión
    de procesos y productos). No obstante, es cierto también
    existen variantes y condicionantes porque no siempre el progreso
    tecnológico a seguir es lineal y ascendente. De hecho no
    sólo se pueden trasladar tecnologías más
    sofisticadas desde el Norte sino también trasladar
    riesgos
    ambientales inherentes a las mismas (como la "Hipótesis de
    los refugios de contaminación"). Además, hay que
    considerar el contexto de aplicación de las
    tecnologías, es decir, su grado de eficiencia y
    adaptación a los países del Sur (de condiciones
    ecogeográficas y culturales diferentes) y las condiciones
    en que se presenten estos "procesos de transferencia
    tecnológica". Por lo tanto, el progreso tecnológico
    puede ser complejo, variable e incluso relativo según el
    contexto, los fines y condiciones del intercambio
    comercial;

    a.2) "Que un mayor crecimiento económico
    –por la mayor apertura comercial– genera mayor
    demanda de calidad ambiental, mayor exigencia de normas
    ambientales y regulaciones más estrictas": mencionamos el
    caso del Perú, donde observamos que el relativo
    crecimiento de su economía en los últimos
    años, por un aporte importante del sector minero al PBI
    nacional, no necesariamente significó en términos
    reales –por parte del gobierno y las
    empresa
    mineras– un mayor compromiso y voluntad por incorporar y
    aplicar mejoras en políticas y regulaciones ambientales y
    sociales.[13] El panorama que se ve en las distintas regiones del
    país es el de diversos conflictos en
    territorios de las comunidades y el entorno de operación
    de las mineras, generándose un clima de marcada
    desconfianza en el desarrollo de esta actividad y en la responsabilidad y capacidad del gobierno para
    atender oportunamente las demandas de las comunidades afectadas
    por la contaminación, así como para hacer cumplir
    las leyes vigentes y
    sancionar a las empresas infractoras. Por su lado, las empresas
    mineras no se han preocupado por lograr un mayor acercamiento y
    diálogo
    con las comunidades ni realizar mayores esfuerzos de
    inversión en mejoras ambientales y sociales. Al respecto
    si bien existen algunos indicios de cambio, hay todavía
    mucho trabajo por
    delante.

    Otro estudio del contexto de América
    Latina y el Caribe sobre la validez de la CAK (CMK), es el
    realizado por Saravia (2002), señalando entre sus
    conclusiones: "a) Que la hipótesis de la CMK no es un
    argumento válido para la región, tanto en la
    emisión de CO2 y SO2; y b)Que la desigualdad en la
    distribución del ingreso es dañina para el medio
    ambiente. El vínculo entre el nivel de ingreso per
    capita y la calidad ambiental es afectado por la
    distribución del ingreso, obteniendo mejores y más
    rápidos resultados cuando el problema de la
    distribución es considerado. Esta conclusión es muy
    importante para la región y contribuye en explicar la
    ineficacia de las políticas medioambientales desarrolladas
    en algunos de nuestros países en los últimos
    años."[14] En efecto, el "ingreso" resulta una variable
    limitada para lograr una mejora de la calidad ambiental porque
    parte de una concepción determinista (al suponer que
    sólo incrementando su valor automáticamente se
    lograrán las mejoras ambientales), cuando en realidad uno
    de los principales problemas en la región es la "desigual
    distribución del ingreso". El vínculo entre el
    nivel de ingreso per capita y la calidad ambiental se ve afectado
    por la "distribución del ingreso". Por lo tanto, el
    argumento de la CAK no es válido porque la desigual
    distribución del ingreso no sólo genera una mayor
    inequidad económica y social (con los serios perjuicios
    que de ello se desprenden al nivel país) sino porque
    además disminuye el efecto positivo que podría
    tener el crecimiento económico en las políticas
    ambientales. En tal sentido, se requieren políticas
    integrales
    regionales que combinen y desarrollen: políticas
    económicas, sociales y ambientales. Además, si la
    medición del ingreso sólo se relaciona con
    determinadas emisiones de gases contaminantes (SO2, NO2, smog,
    etc.)no permite abordar la compleja problemática ambiental
    de una región, ciudad o país, porque no considera
    otros parámetros de medición y evaluación
    de sus efectos (capacidad de carga de los ecosistemas,
    resiliencia y estabilidad, huella ecológica, etc.). Estos
    criterios pueden facilitar un mayor conocimiento
    de la situación ambiental de una localidad cuya
    economía crece pero sin conocer su grado de deterioro (es
    el caso del CO2, uno de los gases de efecto
    invernadero más importantes, cuyo nivel de
    emisión no se ajusta a la forma de "U" invertida propuesta
    por la CAK).

    Del trabajo de Roca y Padilla (2003)[15] en el caso de
    España,
    analizando la validez de la CAK en la relación entre el
    PIB per capita
    y los principales contaminantes atmosféricos, concluyen en
    forma similar que los anteriores autores, "el crecimiento
    económico, por sí mismo, no conlleva la
    disminución de la contaminación." Finalmente,
    según un informe de la OMC
    (1999) relativo a los alcances sobre la hipótesis de la
    CAK (EKC), han avanzado –y quizá con no poca
    renuencia– en sus indagaciones respecto de su validez,
    reconociendo entre sus conclusiones que el crecimiento
    económico per se resulta insuficiente para revertir la
    tendencia a la degradación ambiental.[16]

     

    3. Reflexiones
    Finales

    Según Gitli y Hernández y otros
    investigadores, aún cuando esta hipótesis de la CAK
    no ha sido demostrada su fundamento sirvió como soporte
    principal de los organismos multilaterales en el campo de las
    negociaciones comerciales internacionales, en especial, las de
    libre comercio. Por eso organismos como el Banco Mundial la
    asumieron como cierta. Este planteamiento lo hemos encontrado en
    las distintas fuentes
    revisadas y permite entender el comportamiento seguido por dichos
    organismos, al no querer profundizar o priorizar la
    temática ambiental en sus políticas y marcos de
    negociación comercial con los países del Sur
    (incluso entre los países del Norte, con el Acuerdo de
    Libre Comercio de EE.UU. y Canadá, ya que los problemas
    ambientales fueron dejados de lado adrede, para ser tratados por
    separado).

    Encontramos un escenario de gran contraste entre las
    políticas económico–comerciales de los
    países del Norte y del Sur y sus implicancias sobre el
    ambiente. A pesar de las evidencias sobre las inconsistencias de
    la hipótesis de la CAK, suponemos que la controversia
    continuará y es probable se mantenga la posición
    –diremos "positivista"– de quienes sigan afirmando
    que el libre mercado y el crecimiento económico constituye
    una estrategia
    central (sino es que la única) para resolver los problemas
    ambientales a largo plazo. En tal sentido, sin dejar de reconocer
    la importancia global del comercio y la necesidad de impulsar el
    crecimiento económico de los países (en particular
    de los países del Sur), distintos estudios coinciden en
    señalar que la recomendación más sensata
    debiera ser la de orientarse a favor de impulsar políticas
    integrales (regionales) en los mecanismos de negociación
    comercial internacional, y en ello, reconociendo que el comercio
    y el crecimiento resultan instrumentos (medios)
    importantes –junto a otros– para alcanzar una
    finalidad mayor: el Desarrollo Sostenible de los pueblos. Es
    evidente que al respecto existen responsabilidades que deben
    asumir los países al Norte y al Sur (lo cual marca algunas
    diferencias muy importantes), pero además –y sobre
    todo– deben asumir una real voluntad política para
    cambiar las asimetrías e inequidades del actual escenario
    global de libre mercado.

    Como reflexión final señalamos que
    probablemente la controversia generada alrededor de la existencia
    de la hipótesis de la CAK, constituya una señal
    más de las críticas y preocupaciones manifestadas
    –desde distintos sectores políticos,
    académicos y de la sociedad civil
    mundial–, respecto al rol que vienen cumpliendo los
    organismos multilaterales y los países del Norte en torno
    a la preponderancia de modelos de desarrollo basados
    principalmente en el crecimiento económico y el libre
    mercado, en tanto han sido asumidos como un dogma central, sin
    considerar otros elementos de equilibrio ni
    reevaluar a mayor profundidad todas sus implicancias en las
    tremendas asimetrías de desarrollo, mayor pobreza y
    deterioro ambiental en los países del Sur. En tal sentido,
    sin entrar a disquisiciones al nivel ético por el
    escenario global que vivimos, la (re)distribución del
    ingreso –entre otros elementos– resulta una variable
    crucial de atender en torno al modelo de
    desarrollo económico imperante.

    En tanto se siga sosteniendo la posición que las
    consideraciones ambientales no deben ser abordadas a profundidad
    o no ser atendidas en forma integral en los marcos de
    negociación comercial internacional, las repercusiones
    pueden ser mayores al nivel global (si acaso no lo son ya con los
    problemas de deforestación y desertificación,
    efecto invernadero, calentamiento, cambio climático,
    etc.). Evidencias de estudios y casos vienen constatando esta
    preocupación, sin embargo, también es cierto las
    alternativas posibles al respecto aún no están
    suficientemente desarrolladas y requieren de mayor
    investigación. www.EcoPortal.net

     

    Bibliografía
    Citada

    – GUDYNAS, Eduardo. (1996)…"Vendiendo la
    Naturaleza: impactos ambientales del comercio internacional en
    América Latina", Centro Latinoamericano de Ecología Social
    (CLAES), Cooperación Técnica Alemana (GTZ) e
    Instituto de Ecología, La Paz, 252 p.

     

    Notas

    (**) Versión resumida del texto de
    artículo original, julio (2005), Lima, 20 p.

    [1] "Hay una paradoja de fondo en el comercio
    internacional. En el mundo globalizado de comienzos del siglo
    XXI, el comercio es una de las fuerzas más poderosas que
    relacionan las vidas de todos nosotros. Es también una
    fuente de generación de riqueza sin precedentes en la que,
    sin embargo, se deja atrás a millones de las personas
    más pobres del mundo. El aumento de la prosperidad en las
    naciones industrializadas ha ido de la mano de un predominio de
    las masas de pobreza en otras zonas: las desigualdades entre
    países ricos y pobres, ya inmorales antes de que comenzara
    en serio la liberalización, se están profundizando
    aún más…El problema no estriba en que el
    comercio internacional se oponga a las necesidades e intereses de
    los pobres, sino que las normas que lo rigen están
    elaboradas en favor de los ricos.", Op cit Oxfam
    International(2002),p.3…"Cambiar las Reglas: Comercio,
    globalización y lucha contra la pobreza",
    (www.comercioconjusticia.com), edición
    en castellano
    INTERMÓN OXFAM, 17 p.

    [2] "América Latina y el Caribe tiene una
    tradición histórica como productor de bienes
    primarios, un tipo de producción particularmente
    dañino para el medio ambiente. Otro problema adicional
    relacionado con esta producción primaria es el referido a
    su participación como fuente de divisas.
    Lamentablemente los productos primarios siempre han sufrido el
    problema del deterioro de los términos del intercambio, a
    nivel mundial continuamente están decreciendo en valor
    aunque no en cantidad. Algunos estudiosos han comprobado
    empíricamente la existencia de una relación
    positiva entre producción primaria y creciente desigualdad
    en la distribución del ingreso.", en Saravia, A. (2002),
    Nota en p. 28.

    [3] Sin embargo, en Latinoamérica habría que considerar
    su tendencia histórica a seguir un modelo exportador
    primario con alto costo ambiental. Además, en estos
    países –el caso de la Región Andina–
    existe un importante porcentaje de población
    indígena habitando territorios con múltiples
    culturas y "estilos de vida" particulares, conformando sociedades
    de menor consumo energético y mayores empatías
    ambientales pero viviendo en pobreza y con muchas demandas
    sociales insatisfechas por los gobiernos.

    [4] "…Si la pobreza es un elemento crucial del
    problema, el crecimiento económico será parte de la
    solución, en la medida en que permitirá a los
    países dejar de lado preocupaciones más inmediatas
    para tratar de dar solución a problemas de sostenibilidad
    a largo plazo. De hecho, al menos algunos datos sugieren que la
    contaminación aumenta en las primeras fases de desarrollo,
    pero disminuye cuando se ha llegado a un cierto nivel de renta,
    observación que en los círculos
    académicos recibe el nombre de Curva Ambiental de Kuznets
    (EKC)." Extraído de NOTICIAS:
    COMUNICADOS DE PRENSA 1999 de
    la
    Organización Mundial del Comercio (OMC), PRESS/140 8
    de octubre de 1999, "La liberalización del Comercio
    confirma la necesidad de cooperación ambiental", p. 5. (en
    pw).

    [5] Gitli, E. y Hernández, G. (2002), "La
    existencia de la curva de Kuznets ambiental (CKA) y su impacto
    sobre las negociaciones internacionales". Serie Doc. de Trabajo
    009–2002, CINPE (Centro Internacional de Política
    Económica para el Desarrollo Sostenible), Costa Rica, 30
    p.

    [6] Saravia L., A. (2002)…"la curva medio
    ambiental de Kuznets para América Latina y el Caribe",
    Documentos de
    Reflexión Académica, Universidad Mayor
    de San Simón / Facultad de Ciencias
    Económicas, Programa de
    Cofinanciación para la Cooperación en la Enseñanza Superior (MHO), PROMEC,
    Número 23, Junio, Cochabamba, 31 p.

    [7] Caparrós Gass, A. (1996)…"Algunos
    aspectos de la relación entre el comercio y el medio
    ambiente", Documento de Trabajo de la Facultad de Ciencias
    Económicas y Empresariales, Profesor
    Javier Oyarzun. Curso de Doctorado 1995–1996, Departamento
    de Economía
    Internacional y Desarrollo, Universidad Complutense Madrid, 35 p.
    (en pw)

    [8] Grossman G.M.and Kruegger, A.B (1991), son citados
    por Gitli y Hernández (2002) y Caparrós
    (1996).

    [9] Saravia L., A. (2002), en p. 3., reseña que
    el interés surge con la publicación del World
    Development Report 1992 del Banco Mundial, titulado"Desarrollo y
    Medio Ambiente". No obstante, según Gitli y
    Hernández (2002), en p.3., en estos primeros estudios del
    Banco Mundial no aparece aún la referencia
    específica de la Curva de Kuznets Ambiental, sino hasta
    1993 con Panayotou.

    [10] Sistema Mundial
    de Vigilancia del Medio Ambiente (una iniciativa conjunta de la
    OMS y del PNUMA).

    [11] Op cit de Gitli, E. y Hernández, G. (2002),
    p. 1. (del Resumen)

    [12] (Suri and Chapman, 1998; Alier y Roca, 2000) son
    citados porGitli, E. y Hernández, G. (2002),
    p.14.

    [13] Tal como lo señala un reciente informe
    preliminar del Banco Mundial: "Riqueza y sostenibilidad:
    dimensiones sociales y ambientales de la minería",
    de abril 2005, preparado por el BM a solicitud del Ministerio de
    Energía y Minas del gobierno peruano.

    [14] Resumido de Saravia L., A. (2002), p.
    28.

    [15] Roca J. y Padilla E. (2003), "Emisiones
    atmosféricas y crecimiento económico en
    España. La curva de Kuznets ambiental y el protocolo de
    Kyoto", Resumen en Economía industrial (http://www.mcyt.es/revistaei).

    [16] "También debe hacerse hincapié en que
    no hay en los estudios sobre la hipótesis EKC nada que
    sugiera que la tendencia a la degradación del medio
    ambiente se invertirá necesariamente al aumentar las
    rentas. Si los incentivos
    económicos para los productores y los consumidores no
    cambian cuando sus ingresos aumentan, la contaminación
    seguirá creciendo sin cesar a medida que crece la
    actividad económica. En otras palabras, el aumento de los
    ingresos, aunque pueda ser condición necesaria para que
    los países presten más atención a la sostenibilidad a largo plazo
    que a sus problemas económicos y sociales más
    inmediatos, no es condición suficiente para invertir la
    tendencia a la degradación ambiental. Es imprescindible
    poner en marcha políticas ambientales." Extraído de
    "La liberalización del Comercio confirma la necesidad de
    cooperación ambiental" NOTICIAS: COMUNICADOS DE PRENSA
    1999 PRESS/14, OMC, 8/10/99.

     

    Por Walter Chamochumbi *

    (*) Mag. Ing. Agrónomo, Consultor en Gestión
    Ambiental y Desarrollo

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