Influencia de la cocaína y la marihuana en los procesos neurogénicos
- Drogas
psicoactivas - Efectos desencadenados por drogas
psicoactivas - Comparación entre la
cocaina y marihuana - Proceso neurogénico en
en bulbo olfatorio e hipocampo - Vías de
administración de la droga - Modelo de
experimentación - Bibliografía
Palabras claves: drogas
psicoactivas, bulbo olfatorio, hipocampo, marihuana, cocaina,
neurogenesis, sistema nervioso
central (SNC).
La cocaína y la marihuana se han convertido en la
época actual en un grave problema no sólo desde el
punto de vista toxicológico sino también desde el
punto de vista social y de seguridad
ciudadana.
Al final del siglo XX muchos dogmas biológicos
que habían permanecido intocables durante décadas
han sido avolidos. Uno de los más notables fue el de la
incapacidad del cerebro de los mamíferos adultos para generar nuevas
neuronas.
Hoy sabemos que la neurogénesis, es decir, la
diferenciación de nuevas neuronas a partir de células
precursoras, ocurre en dos zonas muy concretas de nuestro
cerebro, el bulbo olfatorio y el hipocampo. El bulbo olfatorio se
encarga de recibir y procesar información de los quimiorreceptores del
epitelio olfatorio, mientras que el hipocampo está
implicado en una de las más enigmáticas propiedades
de nuestro sistema nervioso
central, la memoria. Es
allí donde las sustancias psicoactivas como la marihuana y
la cocaína vienen a ejercer una gran influencia en este
proceso tan
complejo.
Desde el punto de vista de la ciencia,
Malpica (2004) señala que los fármacos o drogas, es
toda sustancia química de origen
natural o sintético que afecta las funciones de los
organismos vivos. Los fármacos que afectan
específicamente las funciones del Sistema Nervioso
Central (SNC), compuesto por el cerebro y la médula
espinal, se denominan psicoactivos. Estas
sustancias son capaces de inhibir el dolor, modificar el estado
anímico o alterar las percepciones.
La estructura
química de las sustancias
psicoactivas es muy similar a la de ciertos
neurotransmisores u hormonas del
SNC, por lo que pueden alterar temporalmente el funcionamiento
habitual del organismo humano actuando como agonistas o
antagonistas de los receptores celulares.
Funcionan más como hormonas que como
neurotransmisores, pues al ser consumidas penetran en el torrente
sanguíneo como las secreciones glandulares y no
únicamente en el cerebro, como ocurre con los
neurotransmisores.
Efectos
desencadenados por drogas psicoactivas
Según Malpica (2004), los
efectos de las drogas
psicoactivas sobre el SNC no están dados por sus
cualidades intrínsecas, sino por su capacidad de afectar
el funcionamiento ordinario del SNC, es decir, si un psicoactivo
actúa como agonista de la serotonina, por ejemplo,
potencia el
efecto fisiológico de la serotonina; mientras que si
actúa como antagonista, bloquea los receptores e impide
que la serotonina realice su función
biológica.
Así, la ocupación de los receptores no
produce ningún efecto distinto, sino que simplemente
afecta la intensidad o la duración de los efectos
habituales de los neurotransmisores u hormonas corporales. De tal
forma, se puede afirmar que las drogas
psicoactivas, en sí, no producen
ningún efecto anómalo sobre la mente humana, sino
que sólo interfieren con los complejos mecanismos que
regulan el SNC alterando o modificando temporalmente su
funcionamiento habitual (o permanentemente si se abusa de algunas
de ellas).
Incluso se ha llegado a decir que los psicoactivos
actúan como meros catalizadores de ciertos efectos que
produce el propio cerebro mediante sus propias drogas
endógenas o neurotransmisores. Como ejemplo se cita el
caso de la dietilamida-de-ácido lisérgico
(LSD)
que ya ha desaparecido completamente del organismo cuando apenas
comienzan a manifestarse los efectos más álgidos
tras su ingestión. Se cree que la LSD podría haber
producido todo un desajuste o un reajuste (según la
óptica)
en el sistema serotoninérgico, y el retorno al estado
ordinario de conciencia
sería percibido como un "estado alterado o modificado" de
la misma.
La cocaína fue clasificada por Lewin (1885 citado
por Cordoba & Toledo, 1994) y es quizás la más
típica y antigua de las sustancias llamadas
erróneamente "narcóticos" en América, cuando la denominación
más correcta sería la de estupefacientes,
que al igual que la marihuana son sustancias que actúan
sobre el sistema nervioso central, creando hábito y
dependencia en quienes las consumen.
"La preparación se efectúa mediante
aplicación a las hojas, de carbonato de sodio, y
disolventes como el benceno, se utiliza además elementos
de alta acidez, como es el ácido sulfúrico,
obteniendo una solución separada que luego es tratada con
carbonato de sodio; mediante este proceso se obtiene un
precipitado que se extrae mediante solventes" (Córdoba
& Toledo, 1994, p. 314).
El residuo se trata nuevamente con metanol y
ácido sulfúrico, etc., con lo que se separan los
ácidos
provenientes de la ecgonina y se esterifica el grupo
carboxilo; luego se eliminan los ácidos grasos liberados y
a través de distintos procesos se obtiene el sulfato de
metilecgonina cristalizado. Con hidróxido de sodio se
precipita el alcaloide, se cristaliza y purifica.
La pureza puede estar entre el 40 y el 75%. Los
adulterantes más comunes son los azúcares como el
manitol, la lactosa y el inositol. El método
descrito fue realizado por Nieman (1859 citado por Córdoba
& Toledo, 1994), pero los métodos
utilizados en la actualidad varían muchos de los procesos
descritos.
La dosis mortal por vía endovenosa para el humano
adulto es de 1 gramo, por toxicidad directa sobre el
miocardio.
Según Córdoba y Toledo (1994), la dosis
promedio de abuso ya sea por vía inhalatoria o por
vía oral se estima que se encuentra entre 8.7 y 14 mg,
pero puede ser del orden de los 200 mg.
"La cocaína se absorbe muy bien y
rápidamente en todos los sitios de aplicación,
particularmente en presencia de edemas. La farmacocinética
tanto por vía oral como por vía nasal, se describe
como un modelo de
comportamiento
abierto con dos pasos de entrada consecutivos y con
degradación en hígado a benzoilecgonina y en plasma
por hidrólisis efectuada por colinesterasas; el producto final
es ecgonina-metil-éter entre un 32 y un 49%.
En pacientes con colinesterasas atípicas, se
pueden presentar complicaciones de intoxicación,
aún con dosis relativamente bajas, que se pueden explicar
por inhibición de la hidrólisis a nivel
plasmático" (Córdoba & Toledo, 1994, p.
315).
Por vía oral, es absorbida en forma muy similar a
como se hace por vía mucosa. Su vida media es
aproximadamente de 45 minutos.
Su eliminación se efectúa por vía
renal con varios metabolitos de la ecgonina y con una
pequeña cantidad de cocaína libre.
Se inactiva muy rápidamente y su efecto es muy
efímero, lo que explica la corta duración de su
acción.
(Córdoba & Toledo, 1994, p. 315).
La cocaína es obtenida de las hojas del
Erythroxylon coca, variando el contenido del alcaloide
según las regiones y las distintas variedades de la
planta, siendo un benzoilmetilecgonina, éster del
ácido benzoico y una base que contiene
nitrógeno.
"La coca es un arbusto de configuración
piramidal, de unos 3 a 5 metros de altura, con flores
blanco-amarillentas, de frutos rojos; posee hojas ovoides,
recorridas por dos líneas arqueadas de base a punta. Se
cultiva en zonas de temperaturas entre 15 y 20 0C, en
los bosques húmedos andinos" (Córdoba & Toledo,
1994, p. 313).
Córdoba y Toledo, (1994) señalan que la
cocaína es cristalina incolora o blanca (cocaína
clorhidrato) o un polvo cristalino inodoro que funde entre 36 y
98 °C; su solución saturada es alcalina a la prueba de
tornasol. Se empleó en medicina como
anestésico tópico al 1 o al 2 %, siendo muy bien
absorbida por las mucosas.
La cocaína es un estimulante del sistema nervioso
central, cuya acción se inicia en la corteza y
continúa de arriba a abajo, filogenéticamente
hablando.
"Disminuye la sensación de fatiga y cansancio. En
cantidades pequeñas, la coordinación motora permanece estable, pero
con dosis mayores a medida que actúa sobre otros centros,
aparecen temblores y convulsiones; los reflejos medulares se
estimulan hasta llegar a convulsiones
tónico-clónicas. La estimulación de centros
bulbares trae como consecuencia, la aparición de polipnea,
respiración que inicialmente conserva su
profundidad. Estimula igualmente otros centros bulbares como el
emético y el vasomotor" (Córdoba & Toledo,
1994, p. 315).
Como es natural, la estimulación de las
sustancias psicoactivas hacia el sistema nervioso central va
seguida de depresión,
afectando como primera medida los centros superiores, pero
aún en presencia de este estado de depresión o
fatiga, puede encontrarse una estimulación
cerebromedular.
La euforia es fenomenolágicamente diferente a las
euforias producidas por otras sustancias tales como
opiáceos, alcohol, entre
otros, e incluye activación, ansiolisis,
desinhibición, curiosidad e interés
por el medio, sentimientos de competencia y
autoestima
aumentados; el sensorio se encuentra claro y sin alucinaciones o
confusión cognoscitiva.
Las consecuencias adversas pueden ser exageración
de los componentes de la euforia e incluyen desinhibición,
desequilibrio del juicio, generosidad atípica,
hipersexualidad, acciones
compulsivas repetitivas y extrema agitación
psicomotora.
"La estimulación se convierte en disforia,
dependiendo de la dosis y la duración de la ingesta;
ésta se acompaña de una mezcla de ansiedad e
irritabilidad, la ansiedad varía desde el estado leve
hasta casi el estado de pánico
que acompaña un delirio; puede ocurrir un delirio
maníaco pero es menos común, así como
también puede presentarse desorientación, en casos
severos; el episodio puede parecer un cuadro claro de
síndrome cerebral orgánico, con trastornos del
sensorio" (Córdoba & Toledo, 1994, p. 316).
Si el uso de cocaína es prolongado puede aparecer
psicosis
delirante, muy similar a las psicosis anfetamínicas
llamadas esquizofreniforme, y al igual que la efedrina, dopa,
metildopa, fenmetracina y bromocriptina; es un cuadro agudo
delirante y alucinatorio pero que se diferencia de la esquizofrenia por
la escasez de
trastornos del pensamiento
del tipo de ideas de pasividad y control, bloqueos
y trastornos en la asociación de ideas y parece
relacionarse más a la cantidad y duración de la
sustancia usada, que a predisposición a la psicosis
(Córdoba & Toledo, 1994).
En casos severos, el test de realidad
está perturbado y si no se tiene extremo cuidado, pueden
ocurrir accidentes
mortales; este cuadro es transitorio y usualmente remite al
normalizarse el sueño. Sin embargo, no se han descrito a
la fecha fenómenos de "flash back" o
reaparición de síntomas. Si aparecen psicosis,
éstas ocurren en individuos con psicosis preexistentes o
con personalidad
predispuesta.
"A menos que la dosis sea muy baja y corta, el
ánimo no regresa a su línea de base y
rápidamente desciende a la disforia, ésto lleva a
la readministración, pero el individuo
puede estar exhausto o carecer de dinero o
sufrir casos de tolerancia y
aparece entonces un período compuesto de dos fases:
inicialmente estimulación y luego depresión
(llamado "crash"), apareciendo un deseo de parar y descansar y se
buscan entonces sustancias para producir sueño
(opiáceos, barbitúricos, ansiolíticos,
alcohol, etc.), si no se induce sueño
farmacológicamente aparece un período de
hipersomnolencia e hiperfagia." (Córdoba & Toledo,
1994, p. 316).
El sistema nervioso simpatico no permite la
recaptación a nivel de terminales nerviosas por lo cual,
la cocaína potencia las respuestas de este sistema, tanto
las excitadoras como las depresoras. Por tanto, esta
drogampsicoactiva produce sensibilización a la adrenalina
y a la noradrenalina, y es por ello que se observa la
concomitancia de vasoconstricción y de
midriasis.
No obstante, aparte de los efectos que genera la
cocaína en la fisiología y comportamiento del individuo
dependiente a este estupefaciente, existen otras drogas
psicoactivas como la marihuana, que al igual que la
cocaína, estimula al individuo modificando su
comportamiento y funcionamiento orgánico.
"La Marihuana es una planta herbácea anual cuya
única especie es la Cannabis sativa que presenta
dos variedades: –Cannabis sativa Indica y –Cannabis
sativa Americana. Aunque todas las partes de ambas plantas,
masculino y femenino contienen sustancias psicoactivas
Cannabinoides sus mayores concentraciones se encuentran en los
extremos florecidos. La planta de la familia
Cannabináceas, es originaria de Asia Central,
cultivada en extremo Oriente desde tiempos remotos. Se
extendió su cultivo a todo Occidente probablemente debido
a sus propiedades estupefacientes.
En los Estados Unidos se
utiliza el término de marihuana para referirse a cualquier
parte de la planta o extracto de ella que induzca cambios
somáticos y psíquicos en el
hombre.
La preparación de la droga a partir
de la planta, varía ampliamente en calidad y
potencia, dependiendo del tipo clima, suelo, cultivo y
método de preparación. Habitualmente la planta es
cortada, secada, picada y utilizada para la formación de
cigarrillos o incorporada a los que se expenden
comúnmente" (Arredondo, 1994, p. 340).
Según Arredondo (1994), los principales
compuestos pertenecen a varios grupos:
a- Compuestos Cannabinoides: Constituyen una serie de
sustancias de naturaleza
fenólica, derivados del difenilo y del benzopirano. A este
grupo pertenecen una serie de isómeros del
tetrahidrocannabinol, los denominados Delta 1 THC y Delta 6 THC;
otros compuestos son el cannabinol, cannabidiol, cannabigenol, y
el Delta 2 THC. Otros compuestos presentes en la planta son los
de naturaleza ácida, siendo los más importantes;
ácido A Delta 1THC, ácido B Delta 1THC,
ácido Cannabidiolíco y ácido
Cannabinólico.
b- Alcaloides: Poseen alcaloides de naturaleza simple
como la nicotina y la tetranocannabina, alcaloide con propiedades
similares a la estricnina.
Entre los alcaloides de naturaleza compleja encontrados
en las hojas de la planta están las Cannabinas, A, B, C y
D.
c- Ceras: Compuestos de naturaleza parafínica. El
más importante es el Nonecosano.
d- Aceites esenciales: Los más importantes
encontrados son: Carofileno, B-humileno, Limoneno,
Selineno.
La marihuana contiene 421 químicos, el principal
Cannabinoide es el Delta-9 ó simplemente THC, que posee un
fuerte poder
psicomimético. Contiene 50 tipos distintos de hidrocarburos
serosos que ayudan a crear el alquitrán al fumar la
marihuana, 103 terpenos, la mayoría de los cuales irrita
las memebranas pulmonars, también contienen 12
ácidos grasos, 11 esteroides, 20 componentes nitrogenados,
así como agentes tóxicos incluyendo el
monóxido de carbono, el
amoníaco, la acetona y el benceno; además el
benzaltraceno y la benzolpirina, que son inductores del
cáncer y que están presentes en la marihuana en
cantidades de 50 a 100% más altas que el fumar el tabaco.
El Delta-9-THC se encuentra en la resina ubicada, en su
mayor parte, en los brotes florecidos de la planta, con menor
cantidad en las hojas, y un mínimo en los tallos fibrosos.
Como resultado, la potencia psicoactiva de la preparación
del cannabis varía enormemente, dependiendo de la parte de
la planta usada para fabricarlo. La forma más potente
proviene de la resina pura extraída de las hojas y las
flores, y se conoce como "hashish".
La concentración de delta-9-THC es allí de
entre el 8% y el 14%. Siguiendo en potencia viene el "ganja", muy
comúnmnte fumada en los Estados Unidos. (A menos de que se
especifique expresamente, nos referiremos aquí a la forma
de administración del cannabis por medio del
humo, excepto, por supuesto, en experimentos
sobre animales).
El Ganja se hace de material seco de la planta tomado
solamente de los brotes no polinizados de las plantas hembra. Se
le conoce como "sin semilla" y esta versión de la
marihuana contiene una concentración de THC de entre el 4
al 8% (Steinherz & Vissing, 1997-1998, 4).
La absorción es muy rápida por vía
inhalatoria mientras que por vía oral es más lenta
e incompleta, debido a lo cual es 4 veces más activo
inhalado que ingerido.
"Los efectos farmacológicos se producen poco
después de comenzar a fumar; se alcanzan concentraciones
plasmáticas máximas en 7 a 10 minutos; se obtienen
efectos fisiológicos y subjetivos máximos en 20 a
30 minutos. Los efectos subjetivos de un cigarrillo rara vez
duran más de 2 o 3 horas. EI comienzo de las acciones
suele producirse en alrededor de 30 a 60 minutos después
de la
administración oral; no hay efectos máximos
hasta la segunda o tercera hora y se correlacionan bien con las
concentraciones plasmáticas de la droga" (Arredondo, 1994,
p. 341).
El metabolismo
hepático conduce en primer lugar a sus derivados
hidroxilados en posición 7, que actualmente se consideran
las sustancias más activas, con posteriores
hidroxilaciones en otras posiciones.
La excreción comienza muy pronto, y la mitad se
elimina 24 horas, por bilis, heces y orina; se continua la
excreción de metabolitos durante 8 días
Según Arredondo (1994), los metabolitos del THC
permanecen durante largo tiempo en el
organismo debido a que se elimina por bilis y se reabsorben por
el intestino (circulación enterohepática). Los
Cannabinoides no solo son solubles en las grasas, son
lipofílicos; al ser fumada la marihuana, los Cannabinoides
entran al flujo sanguíneo y se mezclan con las
lipoproteínas llegando a las gónadas y al cerebro y
permanecen por un largo periodo de tiempo; detectándose la
retención de diferentes productos
hasta 30 días después de la
absorción.
"Una dosis oral de 20 mg de Delta-9 THC, produce efectos
sobre el ánimo, la memoria, la
coordinación motora, la capacidad cognoscitiva, el
sensorio, el sentido del tiempo y la autopercepción. La
memoria reciente está alterada y se deteriora la capacidad
de realizar tareas que requieren pasos mentales múltiples"
(Arredondo, 1994, p. 341).
A menudo, los fumadores de marihuana manifiestan
imágenes visuales más vívidas
y un sentido de la adición más agudo y la
alteración de la percepción
del tiempo es un efecto constante de los cannabinoides debido a
que el tiempo parece pasar con mayor lentitud.
Una dosis elevada del Delta-9 THC puede inducir a
alucinaciones francas, ilusiones y sentimientos paranoides. El
pensamiento se toma confuso y desorganizado; la
despersonalización y la alteración del sentido del
tiempo se acentúan. La euforia puede ser reemplazada por
una ansiedad que alcanza proporciones de
pánico.
Dosis elevadas pueden producir psicosis tóxica
con alucinaciones, despersonalización y pérdida del
juicio de la realidad; esta reacción puede aparecer en
forma aguda o solo después de meses de uso.
La utilización de marihuana puede causar una
exacerbación aguda de la sintomatología en los
esquizofrénicos estabilizados.
"En su forma de acción los cannabinoides son
productos liposolubles con especial tropismo hacia el sistema
nervioso. El individuo que consume cannabis por primera vez suele
experimentar muy pocos efectos, o ninguno, y en todo caso, son
efectos depresores o sedantes porque al parecer los productos
presentes en la planta ejercen, fundamentalmente, esta
acción. Cuando el organismo, lo recibe, aprende a
metabolizarlos (con inducción enzimática) para obtener
el 7-hidroxiderivado del CH, que se supone es el producto
estimulante y efurorizante. Para acelerar este proceso algunos
neófitos ingieren oralmente grandes dosis de
preparados.
Los mecanismos propuestos incluyen interacciones con los
lípidos en
las membranas celulares para aumentar la fluidez; el Delta 9 THC
y su 11-Hidroximetabolito activo aumentan la fluidez del las
membranas; también se ha sugerido la alteración en
síntesis de prostanglandinas como el
mecanismo subyacente de algunas acciones de los
Cannabinoides.
Sin embargo, el aumento o disminución de la
síntesis parece depender del tejido estudiado y algunos de
los metabolitos del Delta-9 THC que presentan acciones opuestas a
las del compuesto original.
Los Cannabinoides inhiben la síntesis del
ADN, ARN y
proteínas, y producen alteraciones en el
metabolismo de la glucosa. Esto
explica los trastornos de consolidación de la memoria y,
en parte, la relajación y la apatía" (Arredondo,
1994, p. 341).
Los investigadores han encontrado que el THC cambia la
forma en que la información de los sentidos
llega y se procesa en el hipocampo. Esto es un componente del
sistema límbico del cerebro que es crucial para el aprendizaje,
la memoria y la integración de las experiencias sensoriales
con las emociones y las
motivaciones.
Las investigaciones
han demostrado que el THC suprime las neuronas del sistema de
procesamiento de información del hipocampo. Además,
los investigadores han descubierto que los comportamientos
aprendidos, que dependen del hipocampo, también se
deterioran.
Proceso
neurogénico en el bulbo olfatorio e
hipocampo
"El final del siglo XX vio caer, uno detrás de
otro, muchos dogmas biológicos que habían
permanecido intocables durante décadas. Uno de los
más notables fue el de la incapacidad del cerebro de los
mamíferos adultos para generar nuevas neuronas. Hoy
sabemos que la neurogénesis, es decir, la
diferenciación de nuevas neuronas a partir de
células precursoras, ocurre en dos zonas muy concretas de
nuestro cerebro, el bulbo olfatorio y el hipocampo.
El bulbo olfatorio se encarga de recibir y procesar
información de los quimiorreceptores del epitelio
olfatorio, mientras que el hipocampo está implicado en una
de las más enigmáticas propiedades de nuestro
sistema nervioso central, la memoria" (Muñoz, 2001,
1).
"El hipocampo es la parte alargada, medial, de la
corteza temporal, que se pliega hacia arriba y hacia dentro para
formar la superficie ventral del asta inferior del
ventrículo lateral; Un extremo del hipocampo desemboca en
los núcleos amigdalinos, y también se fusiona a lo
largo de uno de sus bordes con la circunvolución
parahipocámpica, que es la corteza de la superficie
ventromedial del lóbulo temporal.
El hipocampo (y las estructuras
contiguas del lóbulo temporal, denominadas en conjunto
formación hipocámpica) tiene
numerosas conexiones, principalmente indirectas, con muchas
porciones de la corteza cerebral, así como con las
estructuras básicas del sistema límbico: la
amígdala, el hipotálamo, el septum y los
tubérculos mamilares.
Casi cualquier tipo de experiencia sensorial activa por
lo menos parte del hipocampo, y a su vez el hipocampo distribuye
muchas señales
eferentes al tálamo anterior, al hipotálamo y a
otras partes del sistema límbico, principalmente a
través del trígono, su principal vía
de salida. Por tanto, el hipocampo es un canal adicional a
través del cual las señales sensoriales que
penetran pueden conducir a reacciones conductuales apropiadas
pero con propósitos diferentes.
Como ocurre en otras estructuras límbicas, la
estimulación de diferentes áreas del hipocampo
puede causar casi cualquier patrón de conducta, como
rabia, pasividad o impulso sexual excesivo.
Otra característica del hipocampo es que es
hiperexcitable; por ejemplo, estímulos eléctricos
débiles pueden causar crisis
epilépticas localizadas en las propias zonas
hipocámpicas, que persisten muchos segundos después
de la terminación del estímulo, lo que sugiere que
el hipocampo quizá produce señales de salida
prolongadas incluso en condiciones de funcionamiento
normal.
Durante las crisis hipocámpicas del ser humano,
la persona
experimenta diversos efectos psicomotores, como alucinaciones
olfatorias, visuales, auditivas, táctiles, y otros tipos
de alucinaciones que no pueden suprimirse incluso cuando la
persona no ha perdido la conciencia y sabe que las alucinaciones
no son reales.
Probablemente una de las razones de la
hiperexcitabilidad del hipocampo es que tiene un tipo de corteza
diferente de la del resto del cerebro, Mecanismos
encefálicos de la conducta y la
motivación: el sistema límbico y el
hipotálamo con sólo tres capas de células
nerviosas en algunas partes, en vez de las seis capas que se
encuentran en otras zonas" (Guyton & Hall, 1998, p.
820-821).
La neurogénesis hipocampal ocurre en una
región basal llamada el giro dentado. Allí hay
células precursoras que se dividen y dan lugar a
células que migran hacia el hipocampo y se diferencian en
neuronas, estableciendo conexiones con otras neuronas.
De esta forma se producen algunos miles de nuevas
neuronas todos los días, aunque una buena parte de ellas
mueren en cuestión de semanas. Se sabe que un
comportamiento inquisitivo y la exploración de medios ricos
en estímulos aumentan la neurogénesis y la
supervivencia de las nuevas neuronas mientras que el estrés o
la ausencia de estímulos la disminuyen [Gould et al.,
Nature Neurosci. 2:260-265 (1999) citado por Muñoz, 1994].
Pero nunca se había demostrado conexión directa
entre la neurogénesis y la capacidad de memoria en
mamíferos (Muñoz, 2001, 2).
Los experimentos realizados por la Doctora Xia Zhang
(2005), de la unidad de investigación neuropsiquiátrica en
el departamento de psiquiatría de la Universidad de
Saskatchewan en Saskatoon, Canadá, en ratas que recibieron
una dosis potente de cannabis mostraron que la droga estimula el
crecimiento de nuevas células cerebrales.
La doctora Zhang descubrió que después de
un mes de tratamiento, la droga provocó en esos animales
un regeneramiento de las neuronas en el hipocampo, un área
del cerebro que controla el humor y las emociones y que
está asociada al aprendizaje y la
memoria.
Con el tratamiento con cannabis, las ratas estaban menos
ansiosas y más dispuestas a comer en un ambiente
nuevo, que anteriormente las hubiera atemorizado. Se ha
demostrado que la mayoría de las drogas, incluyendo el
alcohol, la heroína, la cocaína y la nicotina,
destruyen las células nerviosas en el hipocampo,
aseguraron los investigadores de la Universidad de Saskatchewan,
Canadá.
Un estudio sugiere que la cannabis es la única
droga ilícita que puede estimular la neurogénesis
adulta en el hipocampo después de una administración crónica, escribieron
en el Journal of Clinical Investigacion (Corrientes, Argentina,
domingo 23 de octubre, 2005).
Las dosis altas y bajas de exposición
aguda y crónica a la cannabis pueden explicar los
resultados aparentemente conflictivos observados en estudios
clínicos en relación con los efectos de la cannabis
sobre la ansiedad y la depresión.
El estudio surgió de un descubrimiento reciente
que permitió saber que, a diferencia de otras partes del
cerebro, el hipocampo puede generar neuronas a través de
toda la vida de los mamíferos, incluyendo a los
humanos.
Aparentemente la droga psicoactiva cannabis altera los
efectos del dolor, la náusea,
los tumores, la esclerosis y otros desórdenes tanto en
animales como en humanos, dice el equipo.
Vías de
administración de la droga
Para que un fármaco logre actuar efectivamente,
en primer lugar debe ser introducido al organismo y en segundo
lugar, debe llegar al sitio de acción. En el caso de los
psicofármacos, este sitio de acción está
localizado en alguna parte del Sistema Nervioso Central SNC, un
sistema al que es de difícil acceso porque cuenta con una
protección conocida como la barrera
hemoencefalítica. Gracias a ella, no todo lo que entra
a la sangre puede
pasar hacia el cerebro y la médula espinal.
Para lograr tal objetivo, las
drogas psicoactivas deben ser liposolubles, ya que los
lípidos pueden atravesar fácilmente las membranas
de la barrera.
Para la introducción de un psicofármaco al
organismo existen básicamente tres vías de
administración: oral (la ingestión de pastillas,
grageas, tabletas, gotas, plantas, bebidas o alimentos que
contengan alcaloides psicoactivos), pulmonar (a través del
acto de fumar, por la aspiración de polvos o la
inhalación de vapores) y parenteral (por medio de una
inyección que puede ser intravenosa, subcutánea o
intramuscular).
El modelo experimental utilizado frecuentemente en el
estudio de los procesos neurogénicos es la rata albina
(Rattus norvegicus) cepa Wistar.
En el estudio realizado por el laboratorio de
Psicobiologia y Neurocomputación, del departamento de
Biofísica, de la Universidad Federal de Río Grande
del Sur, Brasil, se
determinó el efecto amnésico del AM251 administrado
vía intrahipocampal, como antagonista del receptor CB1
(receptor metabotrópico del cerebro involucrado en el
aprendizaje y memoria) en ratas Wistar.
Según de Oliveira Alvarez, Camboin C, Diehl F,
Genro BP, Lanziotti VB, Quillfeldt JA (2005), señalan que
los ligandos endógenos o Endocanabinoides actúan
como moduladores de la neurotransmisión para los
receptores CB1. En la región del hipocampo, estos
endocanabinoides parecen actuar como mensajeros
retrógrados mediante la liberación del
neurotransmisor GABA.
La sección de Psicobiología y
Psicofarmacología del Instituto de Neurociencias del CNR
en Roma, Italia,
estudió los efectos de los receptores canabinoides
agonistas y antagonistas en animales de laboratorio. Estos
receptores canabinoides se localizan en altas concentraciones en
diferentes áreas del cerebro, que incluye el hipocampo y
las amígdalas, el cual cumple un importante papel en la
modulación de la memoria. Estas
investigaciones se han realizado en ratas, ratones y micos de
laboratorio.
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