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Caracterización de las abejas polinizadoras de la orquídea




Enviado por Bibohe83@yahoo.es



    1. Descripción de la
      Orquídea Rodriguezia leeana
    2. Hábitos de
      nidificación
    3. Sitios de
      nidificación
    4. Características de los
      nidos
    5. Nidificación
    6. Estructura de los nidos de
      Euglossa nigropilosa
    7. Lugares de
      nidificación
    8. Arreglo de las
      celdas
    9. El papel de las abejas en la
      estabilidad de los ecosistemas
    10. El papel de las abejas en
      el proceso de polinización
    11. Interacciones y estabilidad de
      las comunidades vegetales-animales
    12. Introducción de las
      abejas en sistemas agroforestales
    13. Las
      orquídeas
    14. Tallos y
      hojas
    15. La flor
    16. La
      polinización
    17. Ecología
    18. Usos

    INTRODUCCION

    Las Orquídeas cumplen un papel importante en el
    ecosistema por
    cuanto son plantas sumamente
    evolucionadas e indicadoras de paleoambientes en el caso del
    género
    Cattleya. En la Reserva de la Planada no se han hecho estudios
    profundos sobre el tema de los polinizadores en Orquídeas;
    sin embargo se han realizado trabajos en otras áreas como
    sistemática vegetal, en la que se realizó un
    inventario
    florístico de las plantas con flores de dicha
    zona.

    En cuanto a la polinización de las
    Orquídeas no se reportan estudios en el área que
    presten soporte a la presente investigación.

    La razón del presente proyecto, es
    conocer los polinizadores (las abejas) de la especie de
    Orquídea Rodriguezia leeana, pues no se conoce con
    exactitud las especies que la polinizan siendo de gran
    importancia debido a que permite conocer y mantener las
    poblaciones naturales tanto de las orquídeas como de las
    abejas en la reserva.

    Además suministrar información sobre densidad o grado
    de abundancia, hábitat
    y distribución altitudinal de las especies de
    abejas registradas.

    PALABRAS CLAVES: Rodriguezia leeana; Abejas;
    Polinización; nidificación; Néctar;
    Euglossina; Euglossa; Celdas; Ecosistema; Interacción; Orquídeas.

    Uno de los ejemplos más interesantes y
    extraños de engaño, en trampas y
    manipulación de los polinizadores se encuentran las
    orquídeas que son polinizadas por abejas euglosinas
    machos. Los machos de estas abejas son atraídos por el
    olor producido por estas flores. La abeja no encuentra alimento
    si no que recoge en la superficie la flor las sustancias
    químicas que se componen el olor.

    Estas abejas visitan otras flores que producen
    néctar para procurarse el alimento. Al visitar las flores
    que produce el arma se posan en ellas frotan la superficie y
    absorben las sustancias químicas con unas almohadillas
    provistas de pelos que tiene en sus patas delanteras.

    Después de cerca de un minuto se lanzan al vuelo
    y exudan las sustancias de los pelos y las pasan a las tibias
    traseras aprisionados los pelos entre las tibias y los
    fémures del par medio de patas. Al efectuar este proceso de
    pasar estas sustancias aromáticas a las tibias traseras,
    ocurre la manipulación de la abeja por la
    orquídea.


    Descripción de la orquídea
    Rodriguezia leeana

    Autores de su nombre: H. Ruiz & J.A. Pavon, FL.
    Peruv. Et chil. Prodr.115.1794.

    Etimol: dedicado a M. Rodríguez, botánico
    español,
    se distribuye en América
    tropical

    Epifita pequeña que crece sobre arbustos en borde
    de caminos o zonas abiertas con pseudobulbo pequeño
    terminado en una o dos hojas. Inflorescencia basal con pocas
    flores; flor mediana de color vede claro
    o blanco sépalos laterales unidos y formando una especie
    de estolón curvo dirigido hacia atrás;
    sépalo dorsal y pétalos semejantes, lávelo
    basalmente estrecho, apicalmente ensanchado y con dos
    lóbulos redondeados, columna con aletas laterales hacia el
    ápice, polínios dos, estipitados y visidio.

    Hábitos de
    nidificación de las abejas

    Se conoce muy poco sobre los hábitos de
    nidificación de las euglosinas (Dressler, 1982; Young,
    1985; Garófalo, 1992) ya que los nidos de estas abejas no
    se encuentran fácilmente; existen datos solo para
    aproximadamente el 15% de las especies (Dressler, 1982;
    Garófalo et al., 1993). Dentro del género
    Euglossa, la nidificación se caracteriza por
    incluir principalmente resinas vegetales como material de
    construcción (Sakagami et al., 1967; Zucchi
    et al., 1969). Los nidos pueden ser desde ocultos hasta
    aéreos (Zucchi et al., 1969a).

    En el grupo de
    especies bursigera y cybelia los nidos aéreos de resina
    pueden ser elipsoides, esferoides aplanados o en forma de gota
    invertida, unidos a tallitos o en el envés de las hojas
    (Dodson, 1966; Dressler, 1978; Otero Eberhard, 1989).

    Especies del grupo "Piliventris" se destacan por hacer
    nidos en cavidades (Dressler, 1982), las cuales pueden ser de muy
    variados tamaños y formas. Sin embargo, Euglossa
    ignita
    construye cavidades en masas de musgos y raíces
    de helechos para hacer sus nidos (Dodson, 1966). De forma
    similar, E. viridisigma y los grupos de
    especies purpúrea y cordata, nidifican en cavidades
    ocultas (Dodson, 1966; Sakagami et al., 1967; Zucchi et al.,
    1969a) bajo el suelo, en nidos
    de termitas, madrigueras de Xylocopa spp.
    (Garófalo, 1992), segmentos de bambú y en otras
    cavidades aéreas artificiales.

    Además, varias especies fabrican sus nidos en
    frutos secos de cacao (Young, 1986; Olsen, 1988). Las cavidades y
    otros sitios de anidamiento son forrados con resina y las celdas
    usualmente son construidas de manera agrupada en una masa
    irregular. Se ha observado la reutilización de las celdas
    viejas en E. interfecta (Zucchi et al., 1969b) y en
    Eulaema nigrita (Santos & Garófalo,
    1994).

    Euglossa nigropilosa Moure fue descrita de unas
    abejas procedentes de Tunguragua (Ecuador),
    colectadas a una altitud entre 700 y 1400 m por el Dr. C. H.
    Dodson quien reporta la especie como visitante de Costa
    laevis
    (Costaceae); los machos fueron colectados con
    polinarios de las orquídeas Stanhopea florida,
    Sievekingia jenmani, Rodriguezia leeana,
    Cycnoches egertonianum y Gongora grossa (Moure,
    1965).

    En Colombia, E.
    nigropilosa
    se distribuye en la zona Andina y existen
    colecciones para Antioquia y Nariño (Bonilla, 1991). La
    Reserva Natural La Planada es la localidad de mayor altitud para
    el género (1800 m), y el registro a mayor
    altitud para nidos de euglosinas.

    Este trabajo
    describe la estructura de
    los nidos de E. nigropilosa en la Reserva Natural La
    Planada.

    Sitio de
    nidificación

    Esta especie construye nidos en cavidades preformadas, Y
    cubre con resina los sitios que están en contacto directo
    con el exterior. El tamaño de los nidos depende de la
    cavidad en la que esté construido. Siete de los nidos
    estaban escondidos en cavidades aéreas preformadas, el uno
    (D) se encontraba semiexpuesto.

    A pesar de estar los nidos en sitios protegidos, las
    abejas construyeron involucro, (Pared de resina que limita la
    cavidad interna del nido y que cumple una función de
    protección). Las cavidades en ocasiones no tenían
    un limite fijo (B, E, y A). Es notable que todos los nidos
    estuvieran asociados a construcciones humanas entre 0.5 y 3 m del
    suelo.

    Características de los Nidos

    Los nidos de las abejas se componen de resina y limitaba
    con tablas por debajo y por el frente, por una viga de madera en el
    lado izquierdo y por un involucro resinoso de forma
    semiesférica que fue retirado para estudiar la parte
    interna del nido. Había un grupo de celdas dispuestas en
    diferentes direcciones que dejaban cavidades por donde
    transitaban las abejas.

    En la parte frontal del nido se encontraban dos
    orificios redondos de entrada, uno arriba y otro abajo en los
    espacios entre la viga del techo y la tabla frontal. Las
    dimensiones del nido fueron: 6.7cm de ancho por 9.7 cm. de altura
    y 4.3 cm. desde la celda más externa hasta la tabla de en
    frente; la entrada tenía un diámetro de 0.6
    cm.

    Además se forman segmentos en forma de
    triángulo rectángulo de 6.2 cm. de base por 12.2cm
    de alto, el cual en ocasiones contaba con una apertura de salida.
    La cavidad tenía una profundidad de 5.2 cm. Esta cavidad
    contenía una agrupación compacta de celdas de
    resina que medía 1.4 x 1 cm. En la parte inferior de la
    cavidad había depósitos de residuos de la actividad
    de las abejas. Tenía 22 celdas activas, de las cuales
    cuatro estaban en construcción. Se encontraron ocho
    adultos.

    Las partes laterales del nido eran de resina y
    presentaban una entrada a cada lado; estas entradas eran cerradas
    en las horas de la tarde y reabiertas en la mañana. Sus
    dimensiones eran de 3.3 cm. de largo x 2.1 de alto x 2.3 de
    ancho. En su interior había cuatro adultos.

    Nidificación

    Kimsey (1987) plantea una hipótesis filogenético para los
    géneros de Euglosinas basándose en caracteres
    morfológicos. Las especies que construyen nidos, y que
    podrían desarrollar actividades sociales, pertenecen a los
    géneros Eufriesea, Euglossa y
    Eulaema. Tomando como base las relaciones
    filogenéticos de estos tres géneros, y los datos
    sobre características de nidificación en euglosinas
    que presentan (Zucchi et al. 1969), se discutirán las
    características de los nidos de E. nigropilosa y se
    presentarán hipótesis para la
    aparición de las diferentes características de
    nidificación dentro de los euglosinos.

    Estructura de los
    nidos de Euglossa nigropilosa.

    Orificio de entrada: La entrada a los nidos de E.
    nigropilosa
    consiste de un orificio circular en una pared de
    resina que es construida tapando el acceso a la cavidad interna
    del nido; está cerrado durante las noches. En E.
    nigropilosa
    existe la tendencia a desarrollar este tipo de
    entradas. Tan solo el nido E no lo presentó, quizás
    por motivos similares a los que causan que este nido no
    tenga

    Involucro. Este es un comportamiento
    común en el género Euglossa. E.
    ignita
    y E. cordata cierran la entrada (Roberts &
    Dodson, 1967; González & Gaiani, 1990).

    Involucro: Muchas de las cavidades internas de nidos de
    euglosinas no están limitadas por ninguna
    construcción realizada por sus ocupantes, ni por
    involucros, pero los nidos aéreos expuestos de algunas
    Euglossa spp., que no están limitados más
    que por paredes de resina, serían
    arquitectónicamente los más avanzados (Zucchi et
    al., 1969). Otro caso es el de nidos construidos en el interior
    de cavidades cerradas sobre el suelo (Zucchi et al., 1969a;
    Zucchi et al., 1969b; Garófalo, 1985, 1992;
    González & Gaiani, 1990). Los nidos de

    E. nigropilosa son intermedios entre los dos
    extremos anteriores, ya que aunque son realizados en cavidades
    preexistentes, presentan una pared de resina que limita el
    espacio interno del nido. El carácter facultativo de la
    construcción de este involucro muestra las
    dificultades que implica el desarrollo de
    nidos totalmente expuestos, ya que en éstos se genera un
    gasto energético considerable, mientras se construye la
    cavidad de nidificación, antes de iniciar las
    posturas.

    No sucede así en nidos construidos en cavidades
    preexistentes, donde la construcción de celdas de
    cría puede ser inmediata, y según la cavidad pueden
    llegar a coexistir un número relativamente alto de hembras
    adultas, aun sin la construcción de un involucro. La
    presencia de involucros en algunos de los nidos de E.
    nigropilosa
    puede limitar el ataque del parasitoide
    Monodontomerus argentinus (Otero, 1995a, 1995b), o
    proteger de ataques de depredadores como
    arañas.

    Lugares de
    Nidificación

    Las abejas tropicales utilizan diferentes tipos de
    lugares para hacer sus nidos. Pueden ir desde la
    excavación de nidos subterráneos con muchos
    túneles que terminan en celdas para la cría, o la
    apertura de agujeros en la madera como los hechos por
    Xylocopa spp., así como la apertura de orificios en
    plantas herbáceas con tallos huecos como los hechos por
    las abejas lodalpinas (Michener, 1974).

    Las abejas también pueden construir estructuras
    aéreas de materiales
    cerosos o resinosos, o vivir dentro de cavidades preformadas que
    pueden ser subterráneas, en la superficie del suelo o
    aéreas tales como nidos de otros insectos o aves,
    madrigueras de mamíferos entre otras. Durante el presente
    estudio nunca se observó algún nido en el bosque

    Arreglo de las
    Celdas

    Las euglosinas pueden tener arreglos desde sus celdas
    que van desde celdas organizadas en forma irregular, hasta celdas
    en panal, pasando por celdas en contacto estrecho, celdas dentro
    de un involucro y celdas en serie (Zucchi et al., 1969a). Este
    autor presenta una secuencia hipotética de pasos que
    conducirían a la aparición de esta
    característica. Combinando esa información con la
    hipótesis de (Kimsey 1987) planteo una hipótesis
    sobre la aparición de las preferencias de
    nidificación en euglosinas. Es de esperar que el ancestro
    común de las euglosinas habría tenido celdas con un
    arreglo irregular (Zucchi et al., 1969a). Las celdas en
    contacto.

    El papel de las abejas
    en la estabilidad de los ecosistemas

    En los últimos tiempos se ha establecido que las
    actividades humanas agotan los recursos
    naturales, hasta el punto de alterar la composición y
    la dinámica de los ecosistemas.
    No obstante, las consecuencias de estos fenómenos no
    podrán conocerse en el corto plazo (Bawa, 1990). La
    capacidad que tengan las especies de fauna y flora de
    adaptarse a estos cambios es incierta, lo cual podría
    incluso llevar a la extinción de algunas de
    ellas.

    Estos cambios están asociados con usos
    inadecuados de la tierra como
    la intervención de terrenos no apropiados para
    prácticas agrícolas, la utilización
    indiscriminada de plaguicidas, la introducción irracional de especies no
    nativas, el cambio
    climático, las expansiones urbanísticas, entre
    otros (Monge, 2001; Blanche, 2003). A nivel del ecosistema, las
    acciones
    antropogénicas han provocado la fragmentación de
    los hábitat; esto ha deteriorado la frágil
    relación entre plantas y polinizadores.

    El
    papel de las abejas en el proceso de
    polinización

    De la polinización depende el éxito
    reproductivo de las plantas y por tanto la disponibilidad de
    semillas viables y sanas que permitan la regeneración
    natural de los bosques (Monge, 2001). Las abejas representan el
    grupo más importante dentro de todas aquellas especies que
    sirven como polinizadores, Incluyendo otros insectos,
    mamíferos y aves (Bawa, 1990).

    Las especies de abejas sin aguijón son abundantes
    en las regiones tropicales y subtropicales del mundo y comprenden
    uno de los grupos de insectos más diversos e importantes.
    Poseen una organización social, viven en colonias
    permanentes y se multiplican a través de enjambres, lo que
    posibilita reclutar muchos individuos de una misma colonia cuando
    se tienen las suficientes fuentes de
    alimento. Pueden ser responsables del 40-90% del éxito
    reproductivo de las plantas que tienen flor (Brilhante y Mitoso,
    1997). Según (Araujo, 2004), 40-90% de las plantas que
    componen los bosques en Brasil y 33% de
    las plantas presentes en la mata atlántica, son
    polinizadas por abejas sin aguijón (Araujo et al,
    2004).

    Según Bawa, 51,9% de las especies de dosel y
    38,6% de las especies del sotobosque son polinizadas por abejas
    (Bawa, 1990). Se conocen cerca de 400 especies de abejas, de las
    cuales más de 300 se encuentran en América (Monge,
    2001). Alrededor de la mitad de las 1000 especies de plantas que
    son cultivadas en los trópicos para alimento, producción de especias y medicinas, son
    polinizadas por abejas.

    Por añadidura, cuando los sistemas
    agroforestales están bien implementados se incrementan los
    beneficios ofrecidos por estos insectos, ya que las abejas
    producen más miel bajo condiciones de equilibrio
    ecológico y multifloral (Monge, 2001). Las abejas sin
    aguijón se han utilizado ya en forma experimental para la
    polinización de cultivos al aire libre y bajo
    condiciones de invernadero. En el Japón,
    Nannotrigona testaceicornis se ha utilizado para
    polinizar la fresa; en Costa Rica,
    Trigona (Tetragonisca angustula) para polinizar la
    Salvia farinacea; en México,
    Partamona bilienata para polinizar corcubitáceas; y
    en Australia, especies de Trigona para la
    polinización de la macadamia (Monge, 2001).

    Interacciones y
    estabilidad de las comunidades vegetales-animales

    La investigación sobre restauración de
    áreas degradadas por perturbaciones antrópicas se
    ha enfocado en particularidades del establecimiento, tales como
    el diseño
    de los proyectos de
    reforestación y el costo-efectividad
    de los proyectos.

    Las dinámicas de las áreas restauradas
    raramente se han considerado en periodos prolongados de tiempo. Sin
    embargo, son estas dinámicas las que determinan si los
    esfuerzos para el reestablecimiento de especies en zonas de
    perturbación antrópica pueden llegar a ser
    efectivas (Bawa, 1990).

    La estabilidad de las comunidades se afecta fuertemente
    por la especialización de algunas interacciones
    planta-polinizador. Algunas especies vegetales del bosque
    húmedo tropical son muy especializadas en sus
    requerimientos de polinización: el higo (Ficus
    sp.
    ), por ejemplo, es polinizado por solo una especie de
    avispa Pegoscapus sp. (Bawa, 1990; Pereira et al,
    2000). La alta especificidad está correlacionada con la
    riqueza de especies en varios niveles taxonómicos (Bawa,
    1990). Ficus es el género más grande de
    la familia
    Moraceae. Localmente, Ficus tiene un mayor
    número de especies que cualquier otro género de
    esta familia.

    En el neotrópico, muchos géneros de las
    familias Annonaceae, Lauraceae y Rubiaceae
    exhiben alta especificidad y una considerable riqueza de
    especies. Cerca de 250 de estas especies están adaptadas
    para ser polinizadas por abejas sin aguijón, por ejemplo,
    café,
    aguacate, ajo, cebolla, mango, pepino, tomate, papa,
    yuca, zanahoria, entre otros (Brilhante & Mitoso, 1997). La
    deforestación amenaza el papel que las
    abejas ejercen en la polinización de las plantas con flor
    (Monge, 2001).

    Los árboles
    son esenciales para la sobrevivencia de las abejas, éstos
    proveen sitios para la anidación y materiales para la
    construcción de las colonias (resinas), además se
    elimina o reduce la disponibilidad de especies que proveen comida
    a las abejas en estado larval,
    tales como frutos podridos (Blanche, 2003). El aislamiento
    espacial, provocado por esta fragmentación, se incrementa,
    mientras que los rangos de vuelo de los polinizadores se
    mantienen iguales, por estas razones se reducen el número
    de colonias de abejas y la polinización. La
    fragmentación de los bosques evita que los insectos puedan
    moverse libremente, lo que reduce la disponibilidad de especies
    de plantas que proveen de néctar y polen (Monge, 2001).

    Introducción de las abejas en sistemas
    agroforestales

    La capacidad que poseen algunas comunidades de abejas
    para incrementar la producción de frutos, así como
    para elaborar productos de
    usos múltiples como miel, polen o cera, hacen atractiva su
    implementación en sistema
    agroforestales.

    Algunas especies de abejas participan de estos tipos de
    especialización en la polinización. Muchas especies
    de orquídeas del neotrópico, por ejemplo, son
    polinizadas por machos de abejas del género
    Euglossine. Cada especie de

    Orquídea puede ser visitada por solamente una o
    dos especies.

    Similarmente, la mayoría de las 20 especies de
    Dalechampia (Euphorbiaceae) son polinizadas solo por las
    obreras de las abejas Euglossine (Bawa, 1990).

    El ciclo de vida
    de la avispa está íntimamente ligado con el ciclo
    de la inflorescencia de la especie de Ficus que es
    polinizada. Muchas especies de avispas Aganoideas
    polinizan solo una especie de Ficus, lo cual se mantiene
    por la respuesta de la avispa a una señal emitida por la
    planta a través de una feromona. La hembra de la avispa
    entra y poliniza la flor femenina de la planta cuando cruza por
    una estructura floral similar a un túnel estrecho, llamado
    ostiolo, el cual se cierra luego de que la avispa entra.
    Sin embargo, ella también oviposita en los ovarios de la
    planta. Luego, tanto las larvas de la avispa como las semillas de
    la planta se desarrollan por varias semanas. Los machos de la
    avispa eclosionan primero y fertilizan a las hembras que se
    encuentran aún en el huevo.

    Las flores masculinas de la planta están maduras
    para entonces, y las avispas adquieren así polen para ser
    dispersado. Finalmente, los machos de la avispa abren agujeros
    con sus mandíbulas en el ostiolo, permitiendo a las
    hembras de su especie dispersarse y buscar una nueva flor
    receptiva.

    La ruptura de estas interacciones influencia la
    estabilidad de dos maneras. Primero, el efecto puede ser directo:
    por ejemplo, la pérdida de uno de los participantes de la
    interacción conduce a la extinción del
    otro.

    El efecto también puede ser indirecto: la
    pérdida de especies de higos (Ficus) y de las
    especies de avispas que las polinizan produce la pérdida
    de especies que no polinizan, pero parasitan las especies
    polinizadas, este es el llamado efecto de dominó, que
    puede extenderse en gran parte de la comunidad,
    dependiendo del número de especies que interactúan
    y de lo estrecho de las relaciones (Bawa, 1990). Se espera que
    las fluctuaciones poblacionales de las especies que
    interactúan en los mutualismos, y que proveen fuentes de
    hábitat o alimento cuando otras están escasas o no
    disponibles, tengan efectos drásticos en la comunidad. Los
    higos, por ejemplo, son una de esas fuentes fundamentales porque
    proveen frutos y alimento a un gran número de primates y
    pájaros cuando no existe abundancia de otros
    frutos.

    Así la ruptura del sistema de polinización
    específico de los higos trae consecuencias en la propia
    especie, las avispas que lo polinizan y, también, en un
    largo segmento de la comunidad frugívora.

    Los hábitats aislados y pequeños pueden
    disminuir las poblaciones de otros polinizadores durante algunas
    épocas del año. Se sabe que los murciélagos,
    consumidores de néctar y de hábitos nocturnos, y
    las polillas estacionales, usan fuentes alimenticias de distintos
    hábitats, donde se involucran diferentes tipos de vegetación, separados por varios
    kilómetros (Bawa, 1990). Claramente, las interacciones
    planta-polinizador pueden romperse en estos casos. Las
    consecuencias para las plantas pueden no ser solamente la
    disminución del rendimiento reproductivo, sino
    también la alteración de los patrones del flujo de
    genes vía polen y semilla (Bawa, 1990). La endogamia
    resultante puede además reducir la producción de
    frutos (Bawa, 1990).

    El efecto de la fragmentación del bosque en las
    interacciones planta-polinizador debe asumir especial
    significancia en los esfuerzos que se realizan para conservar la
    biodiversidad.
    La fragmentación extrema y el aislamiento de
    hábitats pueden afectar drásticamente este tipo de
    interacciones por lo cual es importante reconocer el papel de las
    abejas nativas en estas dinámicas e implementar mecanismos
    que permitan mantener el equilibrio de los ecosistemas en el
    bosque húmedo tropical.

    LAS
    ORQUIDEAS

    Las orquídeas son plantas que los
    botánicos incluyen en las Monocotiledóneas, gran
    grupo que engloba a familias muy importantes que tienen en
    común que las semillas al germinar sólo forman un
    único monocotiledón. Dentro de las
    monocotiledóneas pertenecen a la familia Orchidaceas, una
    de las familias botánicas en las que se incluyen algunos
    de los vegetales más evolucionados.

    Las orquídeas han llegado a un enorme grado de
    complejidad en lo referente a la polinización y
    germinación de las semillas, de manera que estas plantas
    tienen una dependencia enorme de otros organismos, como los
    insectos y los hongos, con los
    que han establecido asociaciones biológicas complejas y
    muy especializadas. Tanto es así que incluso
    podríamos preguntarnos que sentido tienen estos mecanismos
    tan complejos, cuando otras plantad realizan esas mismas funciones de
    manera más simple y probablemente eficiente.

    Quizás este sea uno de los motivos que haga a
    este grupo tan fascinante, no sólo para el biólogo
    o el aficionado a las orquídeas, sino también para
    cualquiera que tenga la suerte de poder
    contemplarla; pues aunque las flores de las orquídeas
    europeas no presenten el exotismo y la vistosidad de sus hermanas
    tropicales, no por ello dejarán de sorprendernos cuando
    las observamos en la naturaleza.

    Quizá debido a todas las ventajas adaptativas que
    poseen las orquídeas, es por lo que son unos buenos
    colonizadores y su distribución es cosmopolita, es decir,
    se encuentran repartidas prácticamente por todo el mundo;
    sólo están ausentes en la Antártida, algunas islas y en los
    más áridos desiertos.

    Se estima que el número de especies de la familia
    Orchidaceae puede ascender hasta las 30.000, pues
    prácticamente todos los años se descubren nuevas
    especies, Limneo (siglo XVIII) describió unas 100
    especies, y en la actualidad el número de especies
    silvestres conocidas oscila entre 18.000 y más de 20.000
    que se en 750 a 1.000 géneros. Es con diferencia la
    familia del Reino Vegetal que agrupa a un mayor número de
    especies y de híbridos naturales; y a pesar de ello no
    predomina en la vegetación ni excluyen a otras especies.
    La mayor diversidad pueden encontrarse en regiones tropicales ,
    mientras que en Europa, aunque no
    están muy bien representadas, podría costar trabajo
    creer que existen unas 120 especies de orquídeas incluidas
    en 36 géneros y además son precisamente los
    países mediterráneos los más ricos en
    orquídeas del Continente, aunque algunas muy bellas son
    exclusivamente de la zona norte.

    Tallos y
    hojas

    Las orquídeas son plantas herbáceas,
    perennes, sus tallos generalmente tienen capacidad de almacenamiento de
    agua; en la
    base presentan rizomas o tubérculos que quedan enterrados
    durante los periodos desfavorables para la floración, pero
    que podrán desarrollar nuevas plantas cuando las
    condiciones ambientales sean adecuadas, pues son órganos
    de reserva de agua y nutrientes. En general estos dos
    tubérculos no se forman simultáneamente, sino que
    uno es más viejo, el que ha dado lugar a la planta, y que
    acaba por arrugarse; y el oro, de menor
    tamaño, irá creciendo y será el encargado de
    florecer en la primavera siguiente.

    En algunas de nuestras orquídeas en vez de
    tubérculos podemos encontrarlas de dos pseudobulbos, y en
    otras, raíces rizomatosas. En general, nuestras
    orquídeas presentan un tallo erecto que oscila entre los
    20 y 50 cm. de longitud, aunque con frecuencia encontramos
    especies que alcanzan los 60-70 cm. Las hojas poseen
    nerviación paralela como es característico en las
    Monocotiledóneas, son enteras y con formas diferentes
    según las especies, aunque generalmente son más
    largas que anchas; pueden ser gruesas o algo carnosas para
    almacenar agua; se disponen en el tallo de forma alterna, distica
    o en espiral, y frecuentemente forman una roseta basal
    laxa

    La flor

    Las orquídeas que viven en nuestro país, y
    las europeas en general, presentan unas flores relativamente
    pequeñas en relación con las más
    espectaculares tropicales. Al ser menos llamativas, se suelen
    agrupar en inflorescencias (espigas, racimos, panículas, o
    umbelas) haciendo que la planta en conjunto sea mucho más
    espectacular, sobre todo en aquellas en que las flores se agrupan
    densamente. En esta familia, la flor, se dispone en la axila de
    una bráctea, presentan una gran diversidad de formas. Sin
    embargo, existen una serie de caracteres comunes; son flores
    zigomorfas y poseen dos verticilos, uno externo y otro interno,
    cada uno de ellos con tres piezas florales o tépalos, en
    general coloreados, que forman el periantio.

    La pieza central del verticilo interno suele estar
    lobulada y ser de mayor tamaño, coloración y
    vistosidad que las demás, pues su función es actuar
    como reclamo y lugar de "aterrizaje" del insecto polinizador; a
    esta pieza se le llama lávelo, y frecuentemente tiene en
    su base una bolsita o espolón. La mayoría de las
    orquídeas son bisexuales, es decir la misma flor posee
    órganos femeninos y masculinos, y aunque esto sea
    así, lo normal es que la flor posea mecanismos para
    asegurar que la fecundación ocurra entre dos plantas
    diferentes.

    La
    polinización

    Las Flores de las orquídeas han desarrollado los
    sistemas de polinización más complejos del reino
    Vegetal. Casi la mitad de las especies de orquídeas son
    polinizadas por abejas; polillas, mariposas, moscas, hormigas,
    escarabajos, colibríes, murciélagos y ranas;
    incluso muchas de ellas se han especializado en ser polinizadas
    por una única especie de insecto.
    Nuestras orquídeas están adaptadas exclusivamente a
    la polinización por insectos; por ello, para aumentar la
    atracción han ido modificando la estructura del ginostemo
    y la forma de la flor durante muchos siglos de
    coevolución. Además del lávelo, el
    néctar es otro reclamo más, suele depositarse en el
    fondo de bolsas o espolones cuya longitud y entrada, justo
    delante del ginostemo, limita el acceso sólo a
    determinados polinizadores.
    Los mecanismos de los que se valen nuestras orquídeas para
    llevar a cabo con éxito la fertilización de sus
    flores son muy variados, y podrían resumirse en obligar al
    insecto a adoptar una posición en la cual las polinias se
    adhieran a su cuerpo, y en segundo término que éste
    ponga en contacto a las polinias con los estigmas de otra
    flor.

    Ecología

    El hábitat de las orquídeas europeas, y en
    general las de zonas templadas y frías, es siempre el
    suelo; cosa que no ocurre en la mayoría de las especies
    exóticas, que son rupícolas y epifitas. Algunas
    incluso son parásitas o saprofitas, pues carecen de
    clorofila, y en ellas las hojas están reducidas a
    pequeñas escamas. Nuestras orquídeas las podemos
    encontrar a diferentes altitudes y en distintos tipos de
    hábitat (prados, bosques, zonas encharcadas) dependiendo
    de la especie que consideremos.

    Usos

    A pesar del alto número de especies, las
    orquídeas tienen muy pocos usos. Sin duda el más
    importante es el ornamental, como flor cortada o viva. El cultivo
    de orquídeas es la base de una industria de
    floricultura que alcanza su máxima importancia con las
    especies tropicales, generando enormes sumas de dinero por el
    alto precio que
    adquieren los nuevos híbridos o ciertos ejemplares
    exóticos.
    Pero todo este interés,
    junto con la destrucción o alteración de los
    ecosistemas en los que viven las orquídeas, ha derivado en
    que al menos unas 5.000 especies en el mundo se hallen en peligro
    de extinción.

    Afortunadamente, la legislación actual protege a
    muchas especies de orquídeas frente a la
    recolección y su comercio; lo
    que unido a las técnicas
    de propagación vegetativa y a la declaración de
    muchos enclaves como Espacios Naturales Protegidos, están
    ayudando a la conservación de las
    orquídeas.

    Por todo ello se recomienda que se las admire en el
    campo, se las conozca y las respete, pero que no las
    recolecte.

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    Guerly Muñoz Motta

    Bibiana Maria Bonilla Hernández

    Bibian Acosta

    Carolina Romero

    Facultad de ciencias.

    Universidad del Tolima

    República Colombia

    17 DE NOVIEMBRE DE 2005

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