B2.
GLOBALIZACIÓN, SOCIEDAD DEL
CONOCIMIENTO Y
CAMBIO
TECNOLÓGICO ACELERADO, COMO CONTEXTO EN EL QUE SE
DESENVUELVEN LOS INSTITUTOS DE EDUCACIÓN
SUPERIOR
Claves para entender el contexto
- progreso técnico acelerado, sociedad del
conocimiento, industrias
cerebrointensivas - globalización
- de las estructuras
empresariales piramidales a las organizadas en redes - aumento del desempleo/subempleo, aumento de la desigualdad
social, excluidos vs incluidos - nuevos yacimientos de empleo
- devaluación de credenciales -en especial las
del secundario- - aumento de la matrícula y del número de
graduados - necesidad de readaptar calificaciones para ciertos
empleos - necesidad de crear nuevos
técnicos/profesionales para los nuevos yacimientos de
empleo
Aceleración del cambio tecnológico,
globalización e impacto sobre el
empleo
Es prácticamente compartido por la mayoría
de los analistas hoy en día a nivel mundial
-sociólogos, economistas, futurólogos e intelectuales
en general-, que el fin de siglo y la entrada en el nuevo milenio
están asociados a un proceso de
profunda transformación en todos los niveles. Es
más, según algunos autores, tales como Tedesco, no
estaríamos viviendo una de las periódicas crisis
coyunturales propias de la evolución del modelo
capitalista, sino la aparición de nuevas formas de
organización política,
económica y social.
Este proceso de cambio acelerado actual,
motorizado desde lo tecnológico, pero con hondos impactos
en todos los ámbitos de la sociedad, ha puesto en crisis
tanto a los Estados-Nación,
a las relaciones entre economía y sociedad
-crisis del trabajo– y al
individuo, en
este último caso alterando los modos a través de
los cuales se forman las identidades individuales y colectivas
-crisis del sujeto- (Tedesco; 2002). Nosotros, a los fines del
trabajo que nos compete, vamos a hacer un mayor hincapié
en la crisis del trabajo, dado que es el tópico
más relacionado con la institución educativa a
analizar -terciario formador para el
trabajo-.
Dicho progreso técnico acelerado,
manifestado a nivel empresarial a través de un creciente
incremento de la productividad, ha
desatado fenómenos complejos, con caras que contrastan
entre sí, que implican tener un cuidado especial al
analizarlo para no caer en sesgos. En particular, si bien el
aumento en la productividad de las empresas
destruye empleos -tanto a nivel primario como a nivel
industrial y de servicios-, es
un fenómeno que no se va a detener porque la sociedad en
parte también se beneficia con la mayor disponibilidad
de bienes y
servicios que dicha mayor productividad empresarial permite,
implicando mayores niveles de satisfacción de los que
pueden consumir. Estás son las 2 caras del progreso,
mayores niveles de ingreso y satisfacción para los que se
pueden adaptar a los cambios, para el resto descenso
social.
Este proceso de cambio tecnológico incrementado
se relaciona con otro fenómeno: el
conocimiento y la información estarían reemplazando a
los recursos
naturales, a la energía y al dinero como
variables
clave para la generación y distribución del poder en la
sociedad. Si bien el conocimiento fue siempre una fuente de
poder, ahora sería su fuente principal -Thurow,
1996, citado en Tedesco, 2002-. En general se sostiene que una
sociedad y una economía basadas en el uso intensivo de
conocimientos producen una mayor desigualdad; es un hecho que en
las sociedades que
están utilizando más intensivamente la
información y los conocimientos en sus actividades
productivas, está aumentando significativamente la
desigualdad social. Para Tedesco, crecimiento
económico y mayor desigualdad social han comenzado a
ser concomitantes.
Además hay que tener en cuenta que la
globalización, que desde el punto de vista
económico ha implicado que las empresas de países
en vías de desarrollo
deban soportar una mucha mayor competencia con
firmas del primer mundo, ha profundizado o exacerbado los efectos
del progreso técnico acelerado de los ´90 y de la
actual década. La
globalización, deficientemente gestionada por el
FMI, Banco Mundial
y OMC, y
liderada por EE.UU. -quizás el gran ganador de todo este
proceso- y en menor medida por la U.E., ha implicado que la
crisis del trabajo, en particular en economías
subdesarrolladas como las latinoamericanas -Argentina
principalmente- sea muy severa, profundizando los niveles de
exclusión y desigualdad social.
Las estadísticas corroboran el aumento de la
desigualdad social, En la bibliografía consultada de
Tedesco se ve claramente como la disparidad en América
Latina como un todo ha venido aumentando durante los '90 en
el marco de la modernización productiva ocurrida en los
últimos años: mientras que en 1970 la brecha entre
el 1% más pobre y el 1% más rico de la población era de 363 veces, en 1995
había aumentado a 417.
Cuadro 1 | ||||||
Polarización del ingreso en | ||||||
Paridad de compra anual ajustada por el PNB per | ||||||
Subgrupo | 1970 | 1975 | 1980 | 1985 | 1990 | 1995 |
1% más pobre | $ 112 | $ 170 | $ 184 | $ 193 | $ 180 | $ 159 |
1% más rico | $ 40,771 | $ 46,556 | $ 43,685 | $ 54,929 | $ 64,948 | $ 66,363 |
Brecha | 364 | 274 | 237 | 285 | 361 | 417 |
Fuente: Tedesco, 2002, citado en |
Y continúa Tedesco describiendo como esta
situación se verifica en casi todos los países de
la región, y con mayor agudeza en aquellos que concentran
los mayores niveles de población. Así en Brasil por
ejemplo, entre 1970 y 1994 el 1% más rico de la
población casi duplicó su participación en
el ingreso, mientras el 1% más pobre perdió
alrededor del 25%, y sostiene Tedesco que procesos
similares se registran en México y
Argentina, aunque sin dar cifras. En síntesis:
la reconversión productiva en la región ha
permitido recuperar el crecimiento, controlar la
inflación, aumentar la incorporación de varios
países latinoamericanos en la economía
internacional, pero todo ello con un fuerte aumento de la
inequidad social.
Y la "reconversión productiva" comentada en el
párrafo
anterior, causante del aumento de la desigualdad social en
Latinoamérica en general y Argentina en
particular, está directamente relacionada con los
cambios en las formas de organizar el trabajo en las
empresas. En la moderna organización del trabajo
basada en la utilización intensiva de conocimientos, se
tiende a reemplazar las tradicionales pirámides de
relaciones de autoridad por
redes de relaciones cooperativas. Según Tedesco, en este
nuevo esquema todas las fases del proceso productivo son
importantes y el personal, en
cualquier nivel de jerarquía que se ubique, juega un papel
crucial. En consecuencia, los niveles de calidad y de
calificación de los trabajadores que se desempeñan
en un mismo proceso productivo deben ser semejantes. Pero esta
mayor igualdad entre
los incluidos -en las redes empresariales- dice Tedesco, implica
una separación muy profunda con respecto a los excluidos.
De allí se desprende la importancia de la políticas
del gobierno para
readaptar o formar mano de obra para que se pueda incluir en
dichas redes productivas, evitando quedar como excluidos del
sistema. Concluye
Tedesco que la tendencia a excluir a los que no tienen ideas
parece ser más fuerte que la tendencia a excluir a los que
no tienen riquezas.
El desempleo en Argentina en las últimas
décadas. El colapso de los '90 y su relación con el
cambio tecnológico acelerado y la globalización.
Las causas internas.
Hablando de nuestro país en particular, la
evolución del mercado de
trabajo local en los últimos años, con su pobre
comportamiento
en materia de
creación de puestos de trabajo ha contribuido al aumento
de la desigualdad social. Filmus, actual ministro de Educación de la
Nación,
en su trabajo -Filmus, 2001, citado en bibliografía-
muestra el
languidecimiento del mercado laboral argentino
en las últimas décadas, en particular durante los
'90, situación directamente relacionada con las
políticas neoliberales de Menem/Cavallo
-pro globalización- pero también por la ya
comentada tendencia mundial hacia el reemplazo de mano de obra
por máquinas
de altísima productividad.
Señala Filmus que las primeras señales
de las limitaciones del modelo desarrollista de "crecimiento
hacia adentro" respecto del mercado del trabajo comienzan a
evidenciarse a fines de la década del '60 -anteriormente
hubieron décadas en general de poco desempleo-. A partir
de este momento comienza a manifestarse la tendencia a la
disminución del número de empleadores y de
trabajadores industriales y al aumento de cuentapropistas y
trabajadores independientes. Sin embargo es a partir de 1975/6
-comienza el último régimen militar, en el cual
jugarían un rol importante Martínez de Hoz, R.
Aleman y otros con ideas liberales- cuando se produce el punto de
inflexión y cambio de ese modelo que, en el caso del
mercado laboral, marca el inicio
del fenómeno de "latinoamericanización"
-precarización e informalización del mercado
laboral -de la estructura
ocupacional argentina.
Y si bien esta tendencia se profundiza durante los '80,
la llamada década perdida en Latinoamérica, una
situación de desempleo de masas como la actual no era
realidad aún. Si bien durante este período nuestro
país sufrió un crecimiento negativo del PBI per
cápita -1,4% negativo en promedio anual-, no se dio un
fenómeno de crecimiento importante del desempleo, aunque
se produjo un aumento del empleo de baja productividad y el
deterioro y profundización de la heterogeneidad del
mercado laboral.
Es durante los '90 cuando se produce el fenómeno
de desempleo de masas, que aún hoy persiste. Durante esta
época, se comienzan a aplicar en grado sustantivo las
políticas neoliberales, insinuadas entre 1976-83 por el
régimen militar -en especial el lapso de Martínez
de Hoz como ministro de Economía-. Durante los '90 se
aplicaron políticas de privatización de empresas públicas,
apertura de la economía, desregulación de la
economía, cierta flexibilización laboral, todas
de alto impacto en el mercado de trabajo, que sumadas a la ya
comentada tendencia mundial a crecer sin generar demasiados
puestos de trabajo se transformaron en un cóctel explosivo
para nuestro -hasta ese momento- estable mercado de trabajo. Si
bien Argentina creció bastante durante el período,
el desempleo llegó a niveles exorbitantes -de 2
dígitos generalmente, en 1999 cuando termina Menem era del
14.7%-.
Cuadro 2 | |||||
Evolución de la tasa de desempleo. | |||||
1980 | 1985 | 1991 | 1995 | 1999 | |
Desocupados | 2.2% | 4.5% | 5.2% | 17.3% | 14.7% |
Subocupados | 4.6% | 7.0% | 7.4% | 15.2% | 17.9% |
Sobreocupados | 33.9% | 32.8% | 39.5% | 39.7% | 41.3% |
Fuente: Filmus, 2001, citado en |
Pero no sólo el desempleo creció durante
los '90, el subempleo -gente que trabaja menos de 30 horas
semanales y busca más- también lo hizo a niveles
muy altos, lo que refuerza la idea del deterioro del mercado
laboral argentino. Y este fenómeno de subocupación
involuntaria tuvo su correlato en el aumento de la
sobreocupación -gente que trabaja más de 45
horas semanales-, vinculada con la caída de ingresos de los
trabajadores empleados y con la estrategia
empresarial defensiva por la cual se procede al ahorro de
trabajadores a partir de la ampliación de la jornada
laboral. Por esta última razón, según Filmus
-citando a Montoya, 1998- en períodos expansivos del ciclo
económico se produciría un aumento de las horas
trabajadas y no de los empleos.
Mercado laboral y política educativa a nivel
medio en nuestro país
La escuela media
generalmente ha seguido una evolución asociada con la de
la economía y el mercado laboral en nuestro país.
Filmus reconoce tres etapas claramente diferenciadas entre los
inicios del siglo XX y la década del '80. La primera etapa
está asociada con el modelo económico de
"crecimiento hacia afuera" -modelo agroexportador que dura hasta
la crisis del '30-, donde el sólo hecho de terminar el
secundario daba ascenso y prestigio social, especialmente para
los nuevos sectores medios que
buscaban disputar el poder político de los grupos
tradicionales. La segunda etapa está teñida por la
Industrialización Sustitutiva de Importaciones
-ISI- y dura hasta aproximadamente fines de los '60, cuando
comienza a entrar en crisis dicho modelo, y se caracterizó
por el particular desarrollo de la modalidad técnica para
cubrir los puestos de trabajo que requería la industria. Y
durante la tercera etapa se produce una importante
expansión de la escuela media
vinculada al cambio ocupacional de la región, con mayor
ímpetu de los servicios, donde son entonces las escuelas
comerciales las que encabezan las tasas de crecimiento de la
matrícula.
El rasgo común de las tres etapas es la amplia
capacidad de la escuela media de favorecer un proceso de
movilidad social ascendente entre quienes la culminaban.
Pero a partir de mediados de la década del '70, este
proceso empieza a perder vigencia y se observa un paulatino
proceso de devaluación de credenciales educativas,
asociado con un estrechamiento de las oportunidades laborales y
en palabras de Filmus, con una transformación de la
escuela media de trampolín a paracaídas,
posibilitando este último el descenso más lento de
quienes concurren más años al sistema
educativo. Hacia 1999 la tasa de desocupación de la PEA con secundario
completo -14.1%- se encontraba mucho más cercana a aquella
con primaria completa -16.9%- que a la que había alcanzado
a terminar estudios superiores -6.4%- -Filmus, 2001-. Otros
datos de
Filmus que muestran esta tendencia son:
- en 1980, 2 de cada 3 egresados del nivel medio
trabajaban en el sector formal mientras que en 1999 sólo
lo hacía 1 de cada 2. La otra mitad se desempeña
en el sector informal o se encontraba sin trabajo. - la sobreeducación -egresados secundarios o
universitarios/terciarios incompletos que hacen tareas sin
calificación o con una calificación operativa-
creció en forma significativa, del 53.2% en 1991 al 59%
en 1997.
Para finalizar, la educación terciaria,
objeto de estudio de nuestro trabajo, recién ha tenido un
crecimiento importante durante la década de los '90, en
especial porque es visualizada por los gobiernos de turno como un
muy interesante instancia para formar/readaptar mano de
obra que no va a "incluirse" en el sistema con las
credenciales secundarias -hoy devaluadas-, pero que tampoco va a
obtener una credencial más fuerte -médicos,
ingenieros, contadores, abogados, hoy también con
síntomas de saturación-. Y dicha educación
terciaria, como el IES Manuel Belgrano de Mendoza analizado
en este trabajo, apunta básicamente a formar profesionales
para los nuevos yacimientos de empleo, porque de lo
contrario, si focalizara en carreras/estudios tradicionales,
sería inviable en el largo plazo.
Nuevos yacimientos de empleo
¿Pero dónde se localizan los nuevos
yacimientos de empleo en estas épocas de trabajo
menguante? En especial están relacionados con las
nuevas tecnologías de la información y las
telecomunicaciones -TICs-, que incluyen los
sectores del software/sistemas, redes y
telecomunicaciones, robótica, etc.-, con la
biotecnología, con las llamadas industrias
culturales, con el turismo, entre otras industrias, y
traen como obligación ineludible para el gobierno el
direccionar recursos
humanos, en especial los jóvenes en edad de estudios
superiores, para que se califiquen y luego se empleen en dichos
sectores.
Para concluir, el debate
político en torno a este
crucial tema es cómo hacer para que toda la sociedad se
beneficie de esta mayor productividad de la economía y no
sólo algunos, o en términos de Tedesco,
cómo incluir a los excluidos. Y allí es
donde las instituciones
de formación para el empleo -en especial relacionados con
los nuevos yacimientos de empleo- juegan un rol clave, tanto a
nivel universitario como terciario.
B3. LA PROBLEMÁTICA
EDUCACIÓN-TRABAJO EN UN CONTEXTO DE CAMBIO
TECNOLÓGICO ACELERADO
Al analizar el I.E.S. Manuel Belgrano debemos recordar
que se trata de un instituto terciario con una formación
técnica, pero no a la usanza de las antiguas escuelas de
educación técnica donde el perfil del egresado era
pensado básicamente para las industrias y talleres. En el
caso del Belgrano es una formación con un amplio horizonte
de aplicación, ya que diseño,
sistemas y telecomunicaciones, son disciplinas que pueden
aplicarse a las industrias, servicios, comercio,
administración, etc. Destacamos estas
características, de terciario con nuevas orientaciones,
porque la mayor parte de la bibliografía consultada se
refiere a educación primaria o de nivel medio, y en cuanto
a la relación educación trabajo se encara casi todo
el material hacia el trabajo industrial. Por lo tanto en muchos
casos ha sino necesario hacer interpolaciones o inferencias, para
aplicar los conceptos extraídos del material de estudio al
instituto objeto de nuestro análisis.
Al tratarse de una institución de
formación eminentemente técnica, inmediatamente se
nos viene a la mente la relación con las teorías
del capital humano.
Estas teorías surgen en la década del cincuenta en
Estados Unidos
y se difunden por nuestra región latinoamericana en la
década siguiente de la mano de la CEPAL y de los gobiernos
desarrollistas, y van a dar lugar a políticas intensivas
de crecimiento industrial, para lo cual es fundamental la
capacitación de la mano de obra
nacional.
La inversión en capital humano
tiene dos dimensiones: la pública o estatal y la
individual. En cuanto a la segunda, en el caso de la
institución que nos ocupa, es relativa ya que se trata de
un establecimiento estatal provincial y por lo tanto gratuito. La
principal inversión que hacen los estudiantes es en
tiempo y
esfuerzo, traduciéndose en términos
económicos en lo que Schultz llama renta renunciada, por
las horas que el estudio quita al trabajo que podrían
realizar los alumnos. O sea que hay una postergación en el
tiempo de beneficios inmediatos, pero que redundará
más tarde, al menos teóricamente, en mejores
empleos y por lo tanto en ingresos más altos, relacionados
con una mayor capacitación de acuerdo a la teoría
que estamos analizando.
Desde el punto de vista individual no podemos poner en
duda que, en reglas generales, una persona
más capacitada obtendrá empleos mejor remunerados.
Pero esto esta visto desde una óptica
netamente individualista, donde algunos logran despegarse del
resto, ya sea por mejores circunstancias al momento del despegue,
por mayor capacidad individual, tanto mental, física como
emocional. Pero qué sucede, como ocurre actualmente, si
son muchas las personas que alcanzan esas metas de
capacitación y el sistema económico no genera igual
cantidad de empleos, o sea que el sistema educativo crece
más que el sistema productivo. Se produce por esta causa
una devaluación de las credenciales, y por lo
tanto va a influir poco en la mejora económica y ascenso
social de esos graduados.
Morgenstern habla de las nuevas formas de
exclusión, que afectan a las clases medias, como por
ejemplo la sobreoferta de graduados, problema reconocido en la
Sociología
de la Educación y que trae como consecuencia la
devaluación de las credenciales.
El tema de la devaluación de las credenciales nos
lleva a otro que está íntimamente relacionado: el
problema de la sobreeducación. En muchos casos un
título no es suficiente para obtener un empleo, pero esto
no significa que la persona no esté capacitada para
ejercerlo, sino que al haber tanta oferta los
empleadores pueden darse el lujo de exigir títulos que
darán por resultado un trabajador sobreeducado para el
mismo. Es en realidad una política errónea de las
empresas actuar de esta manera, ya que la autoestima del
empleado y el compromiso con el trabajo van a ser muy bajos.
Simplemente esperará la oportunidad de lograr un empleo
acorde con sus credenciales. Así es muy común
encontrar gente con escolaridad media que realiza trabajos no
calificados, y universitarios en puestos que podrían ser
ocupados perfectamente por una persona con nivel de escolaridad
media. Al respecto son reveladores los datos que proporciona
Filmus: de 60.000 avisos clasificados el 80,5 % exigían
títulos secundarios para trabajos operativos y el 6,7%
para trabajos no calificados.
Desde el punto de vista macro el estado
invierte en estos tipos de institutos que apuntan a habilidades
necesarias en prácticamente todos los ámbitos de la
vida económica, sobre todo las especialidades en sistemas
y telecomunicaciones. Sin una análisis profundo de estas
carreras, de la inserción de los egresados en el mundo
laboral, sin la comparación con los egresados de otros
institutos públicos y privados, esta institución
encajaría perfectamente en la teoría clásica
del capital humano.
En el caso de los títulos que brinda la
institución que nos ocupa, debemos aclarar que
también los brindan varias instituciones del medio, tanto
estatales como privadas, por lo tanto ninguna de estas
credenciales garantiza una rápida inserción laboral
en buenos trabajos. Sin disponer de estadísticas generales
al respecto, el conocimiento de casos y la percepción
personal nos dicen de la gran cantidad de personas con
títulos de la rama informática que realizan trabajos no
relacionados con su profesión. Esta apreciación es
confirmada por las encuestas y
estadísticas del instituto, de las que si bien no
están listos los resultados finales, las autoridades nos
han adelantado conclusiones provisorias. Manifiestan que si bien
la mayoría están empleados, en general no lo
están en ocupaciones de su especialidad.
En cuanto a la capacitación en el lugar de
trabajo, son pocas las empresas que la realizan, de una manera
formal con cursos específicos y que puedan servir el
día de mañana como antecedentes. Esto se da en las
empresas grandes. En las pequeñas y medianas empresas se
da un aprendizaje al
estilo de los viejos aprendices, que aprendían en la
práctica al lado de gente más experimentada, de la
cual recibe los consejos necesarios para el cumplimiento de sus
tareas. De manera similar es el aprendizaje
práctico de los pasantes, a los que podríamos
calificar de aprendices, aunque cuentan con un bagaje
teórico que no tienen los otros trabajadores.
Esta visión relativamente pesimista acerca de los
títulos otorgados por el I.E.S. Belgrano, no significa
negar la utilidad de los
mismos, y esto, además de relacionarlo con la
devaluación de las credenciales, hay que relacionarlo con
lo sostenido por Filmus sobre la escuela, cada vez más
necesaria y cada vez más insuficiente. O sea que es
necesario para los alumnos contar con estos estudios, pero los
mismos por sí solos no garantizan nada.
La teoría del capital humano es rebatida por
Thurow, ya que debido al gran proceso escolarizador masivo de la
segunda mitad del siglo XX, la educación es
más uniforme pero los ingresos no se han uniformado de la
misma manera, ni el rápido crecimiento de la
educación se tradujo en un incremento más
rápido de la economía.
Para ratificar que las predicciones de la teoría
del capital humano no se cumplieron citamos a
Morgenstern:
"En Estados Unidos, pese al crecimiento
espectacular de la economía, se viene acentuando la
polarización social. Por una parte los salarios
reales disminuyeron en todos los sectores, con excepción
del financiero. Este descenso afectó tanto a los
trabajadores cualificados como a los no cualificados, aunque en
estos últimos es más acelerado y relativamente
más importante".
La misma analista, al hablar de la economía de
tiempo flexible sostiene que exige distribuir el conocimiento,
independizarlo de las jerarquías, sería un patrimonio
compartido, lo que está en las antípodas del cálculo
que hace el actor racional en la teoría del capital humano
cuando decide invertir en educación.
Es interesante analizar el I.E.S. Belgrano desde el
punto de vista de la teoría de las redes de Boudelot y
Establet, aunque estos se refieran básicamente a la
escuela primaria. Pero cabe hacer la siguiente reflexión
sobre este instituto terciario pero no universitario: ¿se
lo puede considerar como la culminación de una carrera
dentro de la red primaria, pero que no
habilita para pasar a la red secundaria superior?
Pensamos que puede llegar a considerarse de tal manera
ya que el propio P.E.I. de la institución, en varias
ocasiones recalca la subordinación de los egresados de
este instituto a los profesionales egresados de las
universidades, y que son los destinados a la red secundaria
superior. No se trataría, desde este punto de vista,
más que de un alargamiento del proceso de escolaridad, el
cual ya produjo en la fase primaria, la división en redes.
Como dicen estos autores, se les estaría impidiendo a
estos estudiantes acceder a la cultura
burguesa en todo su esplendor, invitando a cada uno a mantener su
rango. Esto sin desconocer la transmisión de conocimientos
y destrezas profesionales para fabricar el pueblo que se
necesita.
Para Filmus en el proceso educativo hay dos dimensiones:
una social y otra individual. Esto permite que en determinadas
condiciones y en un mismo momento la educación puede ser
un factor de reproducción social y a la vez de progreso
personal para importantes sectores de la población.
Podría ser este el caso de nuestro instituto, al otorgar
credenciales subordinadas pero que a la vez permiten un ascenso
social y económico.
Del mismo modo que lo hicimos con la teoría de
las redes, corresponde hacer algunas apreciaciones respecto de la
teoría de la correspondencia de Bowles y
Gintis.
Sostienen estos autores que el sistema educativo, al
integrar los jóvenes a los papeles laborales limita el
desarrollo
personal, ya que la escuela reproduce las relaciones que se
dan en el medio laboral. Este instituto, al ofrecer una salida
laboral con puestos subordinados a otros que corresponden al
nivel universitario, de algún modo podría estar
cumpliendo con esa tarea señalada por los autores citados.
Limita así el desarrollo personal de los estudiantes
perpetuando en sus conciencias la estratificación social,
donde, si bien pueden alcanzar niveles intermedios, no pueden
llegar a los superiores. Al asumir puestos subordinados en la
estructura laboral no participan en la toma de
decisiones en las empresas. De este modo ayuda a legitimar la
desigualdad económica y la orientación
meritocrática de la educación.
A la vez, al dar satisfacción a sus necesidades
por medio de las credenciales otorgadas, contribuye a la
estabilidad del sistema eliminando las tensiones que provocan las
necesidades insatisfechas.
Al pertenecer los alumnos de este instituto a la
clase
asalariada, ya que la gran mayoría de ellos trabaja,
estarán destinados a los puestos de nivel medio pero no a
los directivos. De esta manera contribuye a la
perpetuación de la estructura de clases que exige la
reproducción de la división jerárquica del
trabajo.
No cabe duda de que la creación de este instituto
superior está relacionado con el tema del credencialismo.
Para Collins las mayores exigencias de educación formal se
deben a la elevación de requisitos educativos para empleos
ya existentes. Pero se debe hacer la salvedad de que las mismas
tareas de antes, se realizan ahora con el aporte de las nuevas
tecnologías, como la informática. Por eso, si
bien la esencia del trabajo no cambia, se requiere la
acreditación de nuevas credenciales. Por ejemplo en el
ámbito administrativo contable, al antiguo título
de perito mercantil hay que añadirle conocimientos de
computación, aunque sea en sus formas
operativas más simples.
Para Thurow las cualificaciones necesarias se adquieren
en el propio trabajo, lo que la educación formal debe
hacer es garantizar la entrenabilidad de una persona, o sea que
su adiestramiento
tendrá menos costo que el de
otro trabajador con menos credenciales.
Desde la perspectiva de otras teoría, y dado el
enfoque del trabajo que hemos realizado y por las
características de la institución analizada no
hemos podido aplicar los análisis microsociológicos
del contexto pedagógico, que hubieran sido de gran
interés, pero para ello sería
necesario un estudio particular y detallado del proceso educativo
en el propio instituto. Por tratarse de un colegio terciario, de
ingreso voluntario, no vemos, y no creemos que se produzcan casos
de resistencia
cultural.
La vida institucional de este instituto la podemos
situar en el marco de la crisis de la sociedad salarial producida
en los últimos años del siglo XX, que ha demostrado
la vulnerabilidad del sistema fordista de producción. Esta crisis se ha traducido en
un gran aumento de la tasa de desempleo y una menor calidad de
los trabajos. Si bien es aventurado hablar del fin del trabajo,
como lo sostiene Rifkin, si podemos asegurar que hay una
progresiva transformación del trabajo. Nuevas formas que
se refieren al uso del tiempo y a las condiciones exigidas para
cubrir los nuevos empleos.
Al trabajo fordista, previsible y de tiempo completo,
que exigía conocimientos específicos y que no
admitía la toma de decisiones por parte de los
trabajadores, se oponen hoy nuevas formas de empleo. Éstas
se caracterizan por los nuevos modelos en el
uso del tiempo, así las modalidades de tiempo parcial,
temporal y de autoempleo.
Los requerimiento de competencias
también han variado, ahora son menos específicas,
más abstractas y amplias, aplicables a distintas
situaciones laborales, rápidamente adaptables a nuevas
circunstancias y que permiten la toma de decisiones por parte de
los trabajadores. Hay que aclarar que la modalidad fordista no
sólo no ha desaparecido, sino que sigue afectando a la
mayoría de los trabajadores, aunque las nuevas modalidades
avanzan inexorablemente, sobre todo en las industrias que usan
tecnología
de punta. También hay empresas donde el sistema es una
mezcla de fordismo y
producción flexible.
Las soluciones a
los problemas que
plantea esta crisis pueden se vistas desde una perspectiva
individual, donde cada persona deberá procurarse la
capacitación que le permita acceder a un empleo, mejorar
el que tiene o simplemente mantenerlo. Esta es la visión
del neoliberalismo
salvaje, individualista, egoísta y falto de solidaridad.
También esta crisis se puede abordar desde un punto de
vista social, como un problema de todos, que entendemos es lo
correcto, ya que la crisis repercute no sólo en los
afectados directamente sino en la sociedad toda. En la crisis
actual de nuestra sociedad, cuya gravedad no es percibida por
todos, no se trata de salvarse solo, tirando a los demás
de la balsa, sino de salvarse con todos. Dentro de esta
visión social de la problemática actual podemos
situar la creación, por parte del Estado, del
I.E.S. Belgrano.
Una de las características de las nuevas formas
de trabajo es la subcontratación, una cadena de
subcontrataciones, hasta llegar a quien efectivamente realiza el
trabajo, que puede ser una pequeña o microempresa,
incluso unipersonal. Porque la tarea concreta a realizar es muy
específica y de pequeña envergadura, aunque pueda
formar parte de un gran proyecto. En este
sentido nuestro instituto, de acuerdo a lo observado en el
P.E.I., ofrece importantes oportunidades de empleo para ser
realizados con autonomía.
También responde la capacitación brindada
por el I.E.S., a tenor de lo expresado en el proyecto educativo
institucional, a las nuevas exigencias de capacitación, y
no solamente otorgar conocimientos técnicos
específicos como lo planteaba el sistema fordista. El
desarrollo de estas competencias son fundamentales en los tiempos
que se viven actualmente, el ritmo vertiginoso de innovaciones
tecnológicas, hace necesaria la actualización
permanente de conocimientos. Sin el desarrollo de competencias
amplias y básicas, es imposible la capacitación
continua de los trabajadores.
Esta capacitación no sólo se refiere a los
conocimientos específicos de la carrera, sino en un
sentido general, por ejemplo estudio de idiomas y de otras
culturas, fundamentales en un mundo globalizado. Por eso hay que
resaltar los convenios del M. Belgrano con otros institutos del
medio para la capacitación en lenguas extranjeras.
También en este marco debe ser considerado como algo
positivo la inclusión en la currícula de
disciplinas humanísticas, a las que se les da la
importancia debida con la creación de un Departamento de
Humanidades.
En el capitalismo de
hoy, conocido como capitalismo del conocimiento, el capital
más valioso de las empresas reside en el grupo de
trabajadores del conocimiento, que son precisamente los que forma
el instituto objeto de nuestro estudio. Viéndolo desde
esta perspectiva, la oferta educativa el I.E.S. puede resultar
muy atractiva para quienes quieran realizar estudios superiores,
y para reafirmar esto citamos a Morgenstern:
"Crece la demanda de
servicios estratégicos y en algunos sectores, como el
informático, ya hay signos
alarmantes de escasez de
personal competente, como ocurre en Estados Unidos y Alemania".
Hoy en día hay algo más que se necesita,
además de las calificaciones y los conocimientos
específicos, para aumentar las posibilidades de empleo, es
lo que algunos llaman "educación social", mucho más
intangible que el propio conocimiento. Algunos lo definen como
personalidad
carismática, lo que hace referencia a una serie de
características que debe reunir la persona como
sociabilidad, capacidad de trabajar en grupo, liderazgo,
capacidad de asumir riesgos,
enseñar, aprender y negociar, etc..
Muy importante para el desarrollo de estas cualidades, y
para ir conociéndose el propio estudiante en situaciones
laborales concretas son las pasantías. Ya que de otra forma no es
posible desarrollar o cambiar ciertos aspectos de la
personalidad, algo muy difícil de implementar en el
propio colegio. De ahí la importancia de los convenios
establecidos entre nuestro instituto de estudio y diversas
instituciones y empresas del medio para la realización de
pasantías. Pero debemos aclarar que éstas se han
instituido recientemente y que no todos los estudiantes las
realizan.
También las carreras de informática y
telecomunicaciones, y en menor medida la de diseño, que
brinda el I.E.S. tienen que ver con los nuevos yacimientos de
empleo. Estos se dan en muy variadas ramas de la economía
y por lo tanto los caracteriza su heterogeneidad. Lo que tienen
en común es que todos se generan a partir de nuevas
necesidades individuales o colectivas que no están
cubiertas o lo están parcialmente. Si bien estos nuevos
yacimientos de empleo obedecen a las reglas de la economía
de mercado, están mucho menos expuestos a la competencia
internacional, lo que facilita la generación de empleo y
poder definir éste como el principal objetivo en su
promoción por parte de los gobiernos. Las
dos primeras carreras mencionadas están ubicadas en la
clasificación de la Comisión Europea en el grupo A
(los servicios de la vida diaria) ítem 3 (las nuevas
tecnologías de la información y de la
comunicación). Aunque en otro apartado Morgenstern lo
considera no como nuevos yacimientos de empleo sino como mercados de
trabajo en pleno auge, en los que la oferta de personas
cualificadas resulta insuficiente. También estas
consideraciones hacen sumamente atrayente la oferta del instituto
Manuel Belgrano, para las personas que quieran incorporarse a
este relativamente reciente mercado laboral y vale la pena, para
corroborar esto, citar a Morgenstern:
"El déficit de personal cualificado en el
campo de las nuevas tecnologías está empezando a
resultar alarmante para las empresas europeas. En Alemania, por
ejemplo, no se pudieron cubrir cerca de 70.000 puestos durante
1999. El déficit es particularmente grave en el sector
de Internet,
debido a la expansión del comercio electrónico
(International Herald Tribune, 1999)".
En la actualidad, al tratar el tema de la
educación surge siempre, como solución
mágica, la palabra "competencias". En el modelo fordista
las tareas se descomponían en las operaciones
más simples y se capacitaba específicamente para
las mismas. Hoy están surgiendo tipos de trabajos que
podemos considerar complejos, donde se necesitan distintos tipos
de calificaciones, aptitudes y actitudes,
donde la polivalencia y la rotación de ocupaciones son
habituales. Las tareas no se dividen sino que se integran,
complejizándose. Por eso el centro de atención se ha focalizado en las
competencias, un conjunto de saberes y características
personales, que permiten desempeñarse en distintos
ámbitos, adaptarse rápida y fácilmente a
nuevas situaciones, y que permitan resolver problemas
imprevistos. Y es fundamental que estas competencias puedan
trasladarse transversalmente, de un puesto a otro, de una empresa a
otra.
Estas competencias son imprescindibles para las nuevas
modalidades de la producción flexible, definida por Coriat
como la capacidad de fabricar sin una mayor reorganización
productos
diferentes, a partir de una organización básica de
los equipos y con una reducida demora del ajuste (citado por
Rodríguez Guerra). Esto
lo podemos considerar como las nuevas competencias empresariales,
paralelas a las nuevas competencias
laborales de los trabajadores. Evidentemente no se puede
pensar en una producción flexible sin una fuerza de
trabajo también flexible, y esto se logra por medio del
desarrollo de las competencias.
En estas competencias se pueden distinguir dos niveles:
las competencias de empleabilidad, o sea aquellas necesarias para
obtener un empleo de calidad o para poder reciclarse. Son las
habilidades básicas como expresión oral y escrita,
matemática
aplicada, capacidad de abstracción o pensar. Estas
requieren una enseñanza sistemática y gradual. El
otro nivel es el más difícil de enseñar,
porque están relacionadas con las características
personales, como capacidad de trabajar en grupo, liderar,
negociar, atender clientes, manejar
la diversidad cultural, etc..
Estas competencias son muy difíciles de
desarrollar en una educación formal y en la propia
institución, porque si bien requiere de conocimientos,
también exige la práctica laboral e incluso
necesita de la educación no formal. De ahí la
importancia fundamental de las pasantías, al respecto
dicen Gallar y Jacinto:
"Las pasantías, cuando la experiencia
laboral es variada y está acompañada por un
reflexión educativa, es un excelente vehículo
para la adquisición de estas
competencias".
Bidaux y Mercier, citados por Rodríguez Guerra,
sostienen que las características esenciales del trabajo
en la producción flexible, son la abstracción, la
socialización y la gestión. Por abstracción se entiende
una capacidad de lectura, de
interpretación y de decisión a
partir de los datos entregados por aparatos. Socialización
significa la interiorización de la nueva cultura de la
producción, la capacidad de poner a disposición de
los demás sus habilidades y conocimientos y también
de aprender permanentemente de los demás. Gestión
es la atribución dada a los trabajadores, en grupos o
individualmente, de grados variables de autonomía para
organizar y gestionar su propio trabajo. Conceptos que con otras
palabras definen las competencias de las que hemos hablado
anteriormente.
Para Rodríguez Guerra, hoy en día un
trabajador cualificado no es tanto el que es especialista en una
tarea o grupo concreto de
tareas, sino más bien aquel que es capaz de aprender y
adaptarse rápidamente a nuevas situaciones laborales. Se
trata de favorecer un proceso permanente de aprendizaje y
adaptación de las competencias. Para las nuevas
modalidades laborales el especialismo es considerado como nocivo.
Para la producción flexible se trata de eliminar las
rigideces jurídico institucionales, producto de
las leyes laborales y
los poderosos sindicatos a
que dio lugar la modalidad fordista de trabajo. La otra rigidez
que se trata de superar es la incapacidad de los trabajadores,
preparados para una operación específica, lo que se
remediaría con la nuevas cualificaciones que se intenta
otorgar en los colegios.
La demanda ha variado en los últimos años,
y esto se debe a lo que se conoce como producción
flexible. Ahora se solicitan productos diversificados y
personalizados, de mayor calidad y por lo tanto se requieren
lotes menores y no la producción masiva del modelo
fordista.
Respecto del uso de la tecnología hay dos
enfoques: tecnocrático y antropocéntrico. El
primero trata de eliminar cada vez más el trabajo del
hombre,
dejándole solo tareas banales y un papel cada vez
más pasivo Se da una polarización de las
cualificaciones, porque en contraposición al trabajador
anterior, está el trabajador supercualificado, que
proyecta y mantiene los sistemas, y domina las tecnologías
sofisticadas. El primer tipo de trabajador estaría
relacionado con el sistema fordista.
El enfoque antropocéntrico busca una
división de funciones entre
el hombre y la
máquina, que considere los puntos débiles y fuertes
de cada uno. Considera al hombre no como objeto sino como sujeto,
integrándolo al trabajo de manera sustancial, participando
en la elección, definición y diseño de los
sistemas junto con proyectistas y gerentes. Hay una
revalorización del saber obrero. Si los objetivos del
P.E.I. del Manuel Belgrano se cumplen, indudablemente, en
sistemas basados en esta visión, sus estudiantes
tendrían cabida.
Los modelos adoptados varían mucho según
los países, la rama de la actividad o de la industria de
que se trata, de la tecnología disponible, de la mano de
obra con que se cuente, y en última instancia, de las
políticas adoptadas por las empresas.
Ya hemos visto las capacidades que se exigen a los
trabajadores para la realización concreta de sus tareas,
pero Segre habla de otro tipo de exigencias como responsabilidad, atención, compromiso e
interés por el empleo. Esto es sin duda lo ideal, pero
debe llevar una contraprestación de parte de las empresas,
también éstas deben atención, compromiso e
interés hacia el empleado. Pero en el auge actual del
neoliberalismo es muy difícil encontrar en las empresas
esas actitudes hacia sus trabajadores. En general en los
países en desarrollo se da un uso predatorio de la mano de
obra, con salarios bajos, altas tasa de rotación, poca
inversión en entrenamiento y
capacitación, con relaciones industriales
autoritarias.
No podemos decir que tengamos en este instituto un caso
de currículum oculto, pero algo así podemos
considerar si tenemos en cuenta que en el caso de la carrera de
telecomunicaciones no se pueden realizar prácticas por la
falta de materiales,
que las pasantías no se cumplen como se debiera, y que una
porción no despreciable de los alumnos de sistemas no
trabajan en lo suyo. Existe la posibilidad de que estas
circunstancias, más el fenómeno de la
devaluación de las credenciales, resulten en la
frustración de las expectativas de quienes ingresaron a la
institución. También es probable que la
visión del P.E.I. de la institución sea muy
optimista en la formulación de sus objetivos, que
quizás no están del todo de acuerdo con la
realidad. Es más, quizás algunos extremadamente
pesimistas en su visión de los institutos terciarios
puedan pensar en una política del Estado para quedarse con
su conciencia
tranquila, pero tal vez con la convicción íntima de
que no darán una gran oportunidad a los estudiantes. Esto
recuerda a la política de Margaret Tatcher en Gran
Bretaña, donde a los desocupados generados por su
política neoliberal se les daban cursillos instrumentales
sabiendo que nos les servirían de nada. Esta última
hipótesis (pesimista) se deberá
estudiar en el futuro, ya que el fenómeno de los
terciarios es bastante nuevo en nuestro país como para
sacar hoy conclusiones definitivas.
También está relacionado con las
expectativas posteriores de los alumnos con la obtención
de un título secundario, si bien la gran mayoría
manifiesta su intención de concurrir a la universidad, los
trabajos de Filmus muestran que ese porcentaje se reduce
enormemente en el grupo social y económico más
bajo. Un dato que nos parece contrastante es que dada la
población escolar del instituto, conformada
mayoritariamente por gente que trabaja, de las encuestas de
Filmus resulta que Sistemas no está entre las más
elegidas para continuar los estudios terciarios o universitarios,
apareciendo recién el el quinto lugar de las
preferencias.
Un dato que nos llamó poderosamente la
atención es el que surge de las estadísticas que
figuran el P.E.I. sobre la edad de los alumnos, y es que en
primer año la edad promedio es de veinticuatro
años, o sea que no se trata en general de alumnos
recién egresados del polimodal, y ésto, relacionado
con el alto porcentaje de estudiantes que trabajan, nos hace
suponer que se trata de personas con fracasos universitarios,
gente que comprendió que para insertarse laboralmente
necesita más capacitación, o que se trate de
alumnos del polimodal con serios problemas educativos que los
llevó a repetir, y para esto podemos ver las
estadísticas de Filmus sobre repitencia y sobriedad, que
afectaban claramente al grupo de nivel más bajo. Pero al
no disponerse de encuestas y estadísticas de la
institución al respecto, sólo podemos hacer
inferencias y dejar planteado el tema para una investigación posterior que nos parece muy
interesante.
Esto puede implicar el juego con las
ilusiones, expectativas y esfuerzos de los alumnos que provienen
de niveles más bajos y sus familias. Ya Bowles y Gintis
demostraron con sus estudios que la capacidad cognitiva no es lo
fundamental para conseguir los mejores empleos; también
hemos hablado de lo que se llama "educación social",
fundamental en el mercado laboral actual; Bourdieu habla del
capital cultural; otro dato importantes es el capital social dado
por las relaciones familiares; por si esto fuera poco algunos
neoliberales atribuyen las capacidades cognitivas a una
cuestión genética
hereditaria. Lo que queremos decir con esto es que el hecho de
que por más que los hijos de familias de los niveles
sociales más bajos accedan a títulos importantes,
tienen pocas posibilidades de alcanzar los empleos que se
merecerían de acuerdo a esas credenciales. Al respecto son
reveladoras las palabras de Bourdieu:
"Efectivamente, tras un período de
ilusión y hasta de euforia, los nuevos beneficiarios
comprendieron en términos generales que, o bien no
bastaba con tener acceso a la enseñanza secundaria para
tener éxito
en ella, o bien no bastaba tener éxito en ella para
tener acceso a las posiciones sociales que los títulos
escolares, y en particular el bachillerato, permitían
alcanzar en otras épocas, es decir, en momentos en que
sus equivalentes no recibían esa enseñanza
secundaria."
Más adelante agrega el mismo autor:
"Los alumnos o estudiantes salidos de las familias
más desprovistas culturalmente no tienen muchas
posibilidades de obtener, al cabo de una larga escolaridad a
menudo pagada con pesados sacrificios, otra cosa que un
título devaluado; y si fracasan –lo cual sigue
siendo el destino más probable para ellos-, quedan
condenados a una exclusión sin duda más
estigmatizadora y total que en el pasado: . . . "tuvieron su
oportunidad". . . . Así, la institución escolar
tiende cada vez más a presentarse ante las familias y
los mismos alumnos como un engaño, fuente de una inmensa
decepción colectiva: como el horizonte, esta tierra
prometida que retrocede a medida que se avanza hacia
ella."
Hasta aquí hemos desarrollado nuestro
análisis sobre los dos principales actores implicados en
el proceso educativo desde el punto de vista de las
teorías del capital humano: el Estado y los estudiantes.
Hemos dejado de lado los docentes, por
no ser su papel tan decisivo en estas teorías, y que en
realidad podrían asimilarse a la misma problemática
de los alumnos. Pero hay un cuarto actor que tiene una gran
importancia visto desde el capital humano, y que es el
beneficiario directo de los esfuerzos educativos del Estado y los
alumnos. Nos referimos a las empresas, que usufructúan el
capital adquirido por los egresados de las distintas
instituciones educativas, pero que poco hacen por el sistema
educativo en general. Nos vienen a la memoria las
reflexiones de Iván
Illich al respecto, si bien su teoría es bastante
utópica para aplicarla de una manera general, parcialmente
algunas de sus ideas podrían ser de utilidad. Por ejemplo
en el sistema laboral actual el trabajador debe estar previamente
acreditado para acceder al empleo, Illich propone que las
empresas formen a los trabajadores sin que éstos pasen
previamente por los colegios. Es una idea interesante porque
descongestionaría el sistema educativo y las empresas
tendrían los trabajadores que ellas requieren,
haciéndose cargo de la capacitación de los
empleados. En un sentido más general este estudioso
sostiene que las fábricas y todo tipo de unidad de
producción (granjas, explotaciones agrícolas, de
servicios, etc.) deben estar disponibles para todos aquellos que
lo deseen para capacitarse. De este modo las empresas
cumplirían un fin social y no servirían sólo
para la acumulación de capital para unos pocos. Para
corroborar estas ideas citamos a José Rivero:
"La presencia y los aportes de las empresas y de
los empresarios siguen siendo una tarea pendiente en este
esfuerzo colectivo. La educación como bien
público y responsabilidad de todos sigue siendo asumida
fundamentalmente por el Estado y por los hogares. Más
aún, hay indicios fundados de que las empresas con
mayores recursos en
nuestros países destinan sus principales sumas en
materias educativa no a sus operarios y trabajadores o
empleados sino a sus núcleos de gerencias y
directivos".
En nuestro país, dada su crónica
inestabilidad económica y política, nunca se ha
podido invertir en desarrollo
humano de una manera directa como se hace en países
desarrollados. Nos referimos por ejemplo a los préstamos
que se otorgan a estudiantes para el cursado de sus carreras, y
que estos, una vez recibidos, devuelven con lo que sus
títulos les proporcionan. Por eso es importante la
existencia de instituciones estatales de este tipo, que son
gratuitas y por lo tanto dan la posibilidad a estudiantes de
escasos recursos. En el IES Manuel Belgrano sólo se
requiere una contribución voluntaria para Cooperadora de $
80 anuales, que en un 70% es abonada por los alumnos, aunque de
estos solo un 50% paga el total y la otra mitad solo abona la
mitad de la cuota anual al inscribirse, pero luego no abona el
resto.
Tanto el gobierno nacional como el gobierno de Mendoza,
diagnosticando acertadamente un contexto mundial de cambio
tecnológico acelerado y globalización, que trae
aparejado un aumento importante del desempleo y el
subempleo, alta desigualdad social y niveles de
exclusión para grandes masas de gente (efectos a
los cuales no escapa nuestra provincia); y además
visualizando el creciente fenómeno de
devaluación de credenciales (en especial del
secundario), que implica que muchas personas, antes
fácilmente empleables, ahora no encuentran empleos
satisfactorios, decidieron la creación y mantenimiento
en el tiempo del IES Manuel Belgrano, institución no
universitaria con carreras cortas que responden mayormente a los
nuevos yacimientos de empleo, que son los que pueden
asegurar que sus egresados efectivamente encuentren trabajos
sustentables y por lo tanto le transfieran esta sustentabilidad a
dicho terciario a largo plazo.
Y si bien para evaluar acabadamente la eficacia del
estado mendocino (el gobierno nacional fue sólo el creador
de este terciario, pero al poco tiempo lo transfirió a la
provincia, quien lo sostiene) en el logro de los mencionados
objetivos nos falta información (el propio
instituto no nos la pudo facilitar por estar en
elaboración actualmente), de entrevistas
personales con autoridades del IES Belgrano surge que la
inserción laboral actual de sus egresados es variada en
función
de cada carrera (Sistemas y Diseño son las más
numerosas en matrícula). Por un lado, en la carrera de
Sistemas la inserción laboral no está siendo hoy la
esperada, y quizás como consecuencia de ello esté
cayendo su matrícula, pero por el otro, el rendimiento en
la carrera de Diseño es mejor.
Por lo tanto la conclusión sobre la
performance del Belgrano es dual, con luces y sombras en la
actualidad. Es más, quizás podríamos decir
que las luces son más que las sombras actualmente porque,
también de entrevistas con autoridades, obtuvimos que el
IES Belgrano se está expandiendo hoy en día hacia
otras carreras, como por ejemplo con la creación del aula
satélite en El Algarrobal en Diseño de
Indumentaria, lo que marca que la realidad de los terciarios
sigue hoy en día en expansión, encontrando
aún nichos interesantes donde expandirse.
Queda también para trabajos de
investigación más profundos el testear si estos
institutos sirven para la fomentar cierta movilidad social
ascendente o sólo para respaldar las ideas de las
teorías crítico reproductivistas.
- Proyecto Educativo Institucional del Instituto de
Educación
Superior 9-008 "Manuel Belgrano" - Filmus, "Estado, sociedad y educación en la
Argentina de fin de siglo. Procesos y desafíos", la
parte que habla sobre la teoría clásica de la
sociología y su ramificación hacia
la educación: el capital humano. - Morgenstern, "La crisis de la sociedad salarial y las
políticas de formación de la fuerza de
trabajo" - Rodríguez Guerra, "Exigencias educativas de la
producción flexible" - Segre, "Cambios tecnológicos y organizativos y
sus impactos sobre la cualificación
profesional" - Gallart y Jacinto, "Competencias laborales: tema
clave en la articulación
educación-trabajo" - Schultz, "La inversión en capital
humano" - Baudelot y Establet, "El aparato escolar y la
reproducción" - Bowles y Gintis, "Educación y desarrollo
personal: la larga sombra del trabajo" - Cátedra: "Credencialismo"
- Tenti Fanfani, diversos escritos sobre el tema "La
escuela como un espacio de interacción" - Tedesco, "Educar en la sociedad del
conocimiento" - Bello de Orellano "La educación en
Iberoamérica" - Filmus, "Cada vez más necesaria, cada vez
más insuficiente" - Bourdieu, "Los excluidos del interior"
- Rivero, "Educación y pobreza:
políticas, estrategias y
desafíos" - www.compuycom.com
- www.bumeran.com.ar
- I. Illich, En América Latina ¿para
qué sirve la escuela?
Autores
Lic. Daniel Berna
Lic. Sebastián Laza
Cdor. Juan Antonio Oliverio
Fecha: Agosto de 2005
Profesor Lic. Néstor Navarro
PROFESOR DE SOCIOLOGÍA DE LA
EDUCACIÓN
CICLO DE PROFESORADOS PARA PROFESIONALES
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO
INSTITUTO TERCIARIO MANUEL BELGRANO (provincia de
Mendoza, Argentina)
UN ANÁLISIS DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA
SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |