Relaciones
internacionales en el cambio
climático
- Introducción
- Estocolmo
1972, el inicio - Década del ´80: fracasos, convenios,
protocolos e informes - Cumbre de
la Tierra, 1992 - Río +
5, 1997 - Río
+ 10, Cumbre de Johannesburgo, 2002 - Conclusión
En el presente trabajo se
analizarán (desde la perspectiva de las relaciones
internacionales) las Convenciones, Protocolos,
Convenios y Cumbres más importantes referidas al Cambio
Climático mundial, comenzando con la Primera Conferencia de
las Naciones Unidas
sobre Medio Ambiente
y Desarrollo en
1972, y culminando con la Cumbre de Johannesburg en
2002.
30 años de negociaciones,
acuerdos e intereses que denotarán cuanto más
importante es preservar la economía local antes
que el medio ambiente
mundial.
La Conferencia de las Naciones
Unidas sobre Medio Humano celebrada en 1972 en Estocolmo, Suecia,
fue la primera conferencia internacional sobre le medio ambiente
que logró reunir a 113 naciones (con la excepción
de la participación de la antigua Unión
Soviética y la ex República Democrática
Alemana) y otras partes interesadas, con el objeto de debatir
cuestiones de preocupación común, lo que
presentó un verdadero parteaguas para el pensamiento
moderno sobre medio ambiente y desarrollo.
Cuando el ambiente surgió
como preocupación internacional a finales de la
década de 1960, los países industrializados tomaron
la iniciativa de convocar la dicha conferencia en Estocolmo. La
Conferencia de Estocolmo contribuyó decididamente a
incorporar la temática ambiental en política y otros
instrumentos de gestión
pública. La Conferencia de Estocolmo fue el primer
encuentro gubernamental de envergadura sobre temas ambientales,
calificados como "ambiente humano", tal como aparece en el propio
título de la reunión. Se dio en un contexto de
crecientes protestas ciudadanas y fuerte preocupación en
los países industrializados por el deterioro ambiental. La
discusión en buena medida se dogmatizó, originando
una oposición entre políticas
ambientales y políticas económicas. En Estocolmo,
algunos diplomáticos defendían la necesidad de
determinar independientemente sus normas
ambientales; la preocupación por el progreso
económico; explicar que se insistiera en problemas
netamente económicos, como los términos de
intercambio en el comercio
internacional, el papel de las relaciones entre los estados y
la soberanía nacional.
Como resultado concreto de la
Conferencia, además de una declaración de
políticas, se recomendó la creación de una
agencia ambiental en la ONU. Meses
más tarde, una resolución de la Asamblea General de
la ONU creó el Programa de
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) con sede en Kenia
y oficinas en las regiones. A lo largo de casi veinte años
el PNUMA hizo Hincapié en las ventajas económicas
de la protección ambiental y en el costo de los
daños causados a los recursos
naturales.
Se registraron resultados (que se
analizarán más adelante) tales como el Protocolo de
Montreal en 1987 para reducir y llegar a abolir la producción y uso de clorofluorocarbonos
(CFC), la iniciación de las negociaciones sobre cambio
climático planetario y varios otros acuerdos y programas en
materias específicas o de aplicación
regional.
En Estocolmo también se
prestó mucha atención al crecimiento de la población. La advertencia de una "bomba
demográfica" resonaba en muchos oídos, y varios
países temían que se los acusara por sus altos
ritmos productivos. Las respuestas a estas posturas, lideradas
por un biólogo molecular y un activista ambiental,
insistían en que más bien debía incorporarse
la intensidad del consumo y la
inequidad social como causas destacadas.
De esta manera, la pregunta por lo
que se consume del ambiente, y quién lo consume,
rápidamente se instaló en la discusión.
Estas cuestiones, referidas a las relaciones entre
economía y ecología, por una
parte, y ambiente y consumo, por la otra, se mantienen hasta el
día de hoy.
En la Declaración de la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente (del 5 al
16 de junio de 1972) podemos destacar que se proclama la
protección y mejoramiento del medio humano en una
cuestión fundamental que afecta al bienestar de los
pueblos y al desarrollo
económico del mundo entero, un deseo urgente de los
pueblos de todo el mundo y un deber de todos los
gobiernos.
El Principio 11 hace
hincapié en que los Estados y las organizaciones
internacionales deberían tomar las disposiciones
pertinentes con miras de llegar a un acuerdo para hacer frente a
las consecuencias económicas que pudieran resultar, en los
planos nacional e internacional, de la aplicación de
medidas ambientales, y el Principio 21 dice que los Estados
tienen el derecho soberano de explotar sus propios recursos en
aplicación de su propia política ambiental que se
lleven a cabo dentro de su jurisdicción o bajo su control no
perjudiquen al medio de otros Estados o zonas situadas fuera de
toda jurisdicción nacional.
En Estocolmo se reunieron los
gobiernos con el objeto de debatir los problemas
ambientales a escala
planetaria; los líderes mundiales decidieron reunirse cada
10 años para realizar un seguimiento del estado
ambiental, y analizar el impacto que sobre él pueda
conllevar el desarrollo. La Asamblea, entonces acordó
determinar los principios
básicos sobre problemas medioambientales, así como
la forma de resolverlos y las obligaciones
de Estados e individuos sobre el particular.
2. Década del ´80: fracasos, convenios,
protocolos e informes
En Nairobi, Kenia, en 1982, se
celebró la Conferencia de la ONU en un intento de que se
convirtiera en la Cumbre Oficial de la Tierra. Las
múltiples divergencias suscitadas, así como la
circunstancia de que se reúnan en plena Guerra
Fría, hizo fracasar cualquier acuerdo.
2.1 Convenio de Viena
(1985)
En 1981 el Consejo de Administración estableció un
grupo de
trabajo para preparar un convenio marco para la protección
de la capa de ozono.
Primeramente, un tratado general resuelto en principio para
abordar un problema; posteriormente las Partes se dispusieron a
llevar a cabo la tarea más difícil de convenir
protocolos en los que se establecieran controles
específicos.
En el Convenio de Viena para la
Protección de la Capa de Ozono, aprobado en Viena en 1985,
las naciones convinieron en adoptar "medidas apropiadas… para
proteger la salud humana y el medio
ambiente contra los efectos adversos resultantes o que puedan
resultar de las actividades humanas que modifiquen o que puedan
modificar la capa de ozono". El principal cometido del convenio
era alentar la investigación, la cooperación entre
los países y el intercambio de información. El mismo tardó 4
años para prepararlo y acordarlo. Fue adoptado por 20
Estados y la Comunidad Europea
(CE) en 1985 y entró en vigor el 22/9/1988 y 6 años
después fue ratificado por 113 Estados.
En el convenio se estipularon
futuros protocolos y se determinaron procedimientos de
enmienda y de solución de controversias.
El Convenio de Viena sentó
un importante precedente porque por primera vez las naciones
convinieron en principio hacer frente a un problema ambiental
mundial antes de que sus efectos se hiciesen patentes o incluso
se demostrasen científicamente.
2.2 Protocolo de
Montreal
Adicionalmente se acordó en
Viena que el PNUMA reabriera negociaciones para establecer en
1987 un protocolo que controlara los CFC (clorofluorocarbonos,
sustancia química que destruye
la capa de ozono)
La negociación formal del protocolo
tomó solamente 9 meses gracias al trabajo preparatorio
patrocinado por el PNUMA. Los protagonistas principales fueron
EEUU y la CE. EEUU desarrolló un gran esfuerzo
diplomático a través de sus embajadas alrededor del
mundo para establecer un diálogo
bien fundamentado con los gobiernos de los países de
acreditación, a favor de la posición
norteamericana, las cuales apoyaban las reducciones de los
CFC.
En 1987, EEUU y otros 23
países firmaron el Protocolo de Montreal, por el cual las
partes se comprometieron a reducir el uso de los CFC en 20% a
mediados de 1994 y un 50% a mediados de 1999. Cuando los
firmantes del protocolo se reunieron por segunda vez, se les
presentaron las primeras observaciones de la pérdida de
ozono el mundo. Ellos respondieron con las Enmiendas de Londres
al Protocolo, en las que se dispuso la suspensión gradual
de uso de los CFC en el año 2002.
Bajo el Protocolo de Montreal, el
consumo global de CFC descendió 510 millones de kilogramos
desde 1988 a 1993.
Se puede destacar también
que el protocolo tiene rasgos de carácter novedoso en cuanto a
formulación, diseño
e implementación. Se introdujo por primera vez en un
acuerdo internacional el procedimiento
denominado "incumplimiento"; el sistema
diseñado para su ratificación también fue
novedoso, el cual preveía que no podía entrar en
vigor a menos que lo ratificaran 11 partes que en conjunto
representaran el 2/3 del consumo estimado de las sustancias
controladas (por ejemplo, EEUU y 4 de los 6 grandes consumidores:
Francia,
Alemania,
Japón,
Italia, la ex
URSS y Reino Unido, para que se ratificara el
protocolo).
Además se establecía
un mecanismo financiero para cumplir con las obligaciones de los
países en desarrollo; se creó un fondo que
recibía aportes sólo de los países
desarrollados, y se acordó la transferencia de tecnología de dichos
países en condiciones justas y términos
favorables.
En la Conferencia de Londres, la
República Popular de China y la
India
rehusaron a unirse al Protocolo de Montreal, alegando que el
protocolo era una carga desproporcionada sobre los países
en desarrollo (en ese momento).
A saber la India y China ocupaban
una posición particular: como consecuencia de la
importancia de sus poblaciones, estos países
disponían de un mercado interior
potencial suficiente como para ofrecer salida a una industria que
estaba en pleno desarrollo.
El objetivo de
conseguir la adhesión del 90% de la población
mundial, necesario para que sea eficaz política de lucha,
no sería alcanzado si uno de estos dos países se
rehusaba a largo plazo a firmar el protocolo.
El hecho es que los esfuerzos
internacionales para proteger la atmósfera se
percibían con frecuencia como insensibles a los intereses
del Tercer Mundo, ciertamente contrario a la justicia
distribuida entre Estados. Para algunos la cuestión de
equidad ha
llegado a integrarse con la defensa del principio de
soberanía.
Uno de los puntos vacíos
dentro del protocolo era la brecha de las relaciones
Norte – Sur. A pesar de que
los logros fueron satisfactorios, las soluciones no
se pudieron apreciar de forma global hasta que no se actuó
de la misma manera.
El diálogo Norte –
Sur se hizo más complejo y se trasformó en una
confrontación entre los países del sur y las firmas
multinacionales, que eran quienes realmente ostentaban las
nuevas
tecnologías de los sustitutos de CFC. Las empresas de esta
envergadura son, por lo general, producto de
elementos contaminantes, y gracias a los cambios del espectro
internacional ambiental, han tenido que adaptarse con responsabilidad a la búsqueda de nuevas
tecnologías menos degradantes hacia el
ambiente.
Pero, en el Norte, sobre todo, se
implementaron nuevos canales y estrategias para
proteger el ambiente sin dejar de obtener los acostumbrados
beneficios económicos.
2.3 Comisión Brundtland
– Desarrollo Sostenible
En los años 1970
resurgió una opinión intermedia que aunque no tuvo
repercusión inmediata, casi 10 años después
serviría de base a la noción de una nueva
"economía del desarrollo
sostenible".
La idea de desarrollo sostenible
fue planteada primero por la Unión Internacional sobre
Conservación de la Naturaleza
(UICN), en 1980, cuando se dio a conocer la Estrategia
Mundial de Conservación, la cual puntualizaba la
sustentabilidad en términos ecológicos, pero con
muy poco énfasis en el desarrollo económico. Esta
estrategia contemplaba 3 prioridades: el mantenimiento
de los procesos
ecológicos, el uso sostenible de los recursos y el
mantenimiento de la diversidad genética.
Posteriormente en 1983 la ONU
estableció la Comisión Mundial sobre le Medio
Ambiente y el Desarrollo, liderada por la Sra. Brundtland, quien
fuera Primer Ministro Ambiental en Suecia. El grupo de trabajo,
conocido como Comisión Brundtland, inició diversos
estudios, debates y audiencias públicas en los 5
continentes durante casi 3 años, los cuales culminaron en
abril de 1987, con la publicación del documento llamado
"Nuestro futuro Común" o "Reporte Brundtland".
En este documento se
advertía que la humanidad debía cambiar las
modalidades de vida y de interacción comercial, si no deseaba el
advenimiento de una era con niveles de sufrimiento humano y
degradación ecológica inaceptables.
Se definió así el
concepto de
Desarrollo Sostenible que dice: " el desarrollo sostenible es el
desarrollo que satisface las necesidades del presente, sin
comprometer la capacidad para que las futuras generaciones puedan
satisfacer sus propias necesidades"
2.4 IPCC (Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático)
Ante la necesidad de conocer mejor
los cambios que se estaban produciendo en el sistema
climático global, las Naciones Unidas crearon, en 1988, el
Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático,
constituido por reconocidos expertos científicos
provenientes de todas las regiones del planeta y dirigido por 2
agencias especializadas: la
Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el
PNUMA. El Panel, conocido como IPCC, según sus siglas en
inglés,
produjo informes
claves sobre es estado y evolución del sistema climático, y
acerca de los impactos producidos sobre éste por las
actividades humanas.
Sus sucesivos informes fueron
publicados en 1990, 1992, 1995, 1997 y 1998. En ellos se
alertó sobre el aumento de la temperatura en
la superficie terrestre y la elevación del nivel del mar
que había comenzado como consecuencia de la emisión
antropogénica de gases de
efecto
invernadero (GEI), la cual es significativa y aumenta
constantemente desde el comienzo de la era industrial.
Al publicar el Primer Informe de
Evaluación en 1990, aprobado luego de un
riguroso proceso de
revisión de pares, el mismo confirmó la evidencia
científica sobre cambio climático. Esto tuvo un
fuerte efecto sobre los responsables de políticas y
también sobre el público en general y
proporcionó las bases para las negociaciones de la
Convención de Cambio Climático.
Una de las tantas predicciones
científicas afirmaban que cualquier variación en el
clima promedio
casi siempre afectará inevitablemente la frecuencia de
eventos
climatológicos extremos, tales como olas de calor y
lluvias intensas, así mismo se esperaba que el
calentamiento de los océanos tropicales aumente la
frecuencia y posiblemente la severidad de los ciclones
tropicales.
Sin embargo, los
científicos del IPCC han declarado que "se cuenta con
información inadecuada para determinar si han ocurrido
cambios consistentes en la variabilidad climática a lo
largo del siglo", así mismo han indicado la dificultad de
predecir cómo los cambios climatológicos pueden
interactuar con las variables del
estado del tiempo
local.
Los países
industrializados, que apenas suman el 20% de la población
mundial, son responsables del 60% de las emisiones anuales de
dióxido de carbono (CO2),
y el mayor emisor, EEUU, es responsable de más del 20% de
las emisiones acumuladas de CO2 de 1950 a 1992 (estos gases
permanecen en la atmósfera durante años). Los
países industrializados son responsables del 74% y los
EEUU del 20%. Las emisiones anuales en los países en
desarrollo si bien están creciendo rápidamente, no
se espera que alcancen a las de los países
industrializados antes del año 2035.
- Cumbre de la Tierra,
1992
En 1989, la ONU inició la
planificación de la Conferencia sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo, en la que se trazarían los
principios para alcanzar un desarrollo sostenible.
Finalmente, fue en 1992, en Rio de
Janeiro, cuando se concretó la idea de sustentabilidad y
se expusieron las razones para explicar el concepto de desarrollo
sostenible. La Cumbre de la Tierra ha sido la reunión de
dirigentes mundiales más importante. A esta reunión
asistieron los más altos representantes de los gobiernos
de 179 países, junto con cientos de funcionarios de
organismos de las Naciones Unidas, representantes de gobiernos
municipales, círculos científicos y empresariales,
así como organizaciones no gubernamentales (ONGs) y otros
grupos.
La Cumbre de la Tierra en Rio
marcó un hito al producir acuerdos que trataban
integralmente los temas ambientales globales al incorporar el
desarrollo sostenible como meta principal. A principios de la
década de 1990, los cinco acuerdos de la cumbre
configuraban la respuesta política más universal y
articulada para establecer un régimen internacional de
cooperación, cuyo objetivo era alcanzar la plena
incorporación de la dimensión ambiental al
desarrollo.
Los cinco acuerdos
fueron:
- La Declaración de Rio
sobre Medio Ambiente y el Desarrollo; - La Agenda 21;
- La Declaración sobre
principios relativos a los bosques; - El Convenio Marco de Naciones
Unidas sobre Cambio Climático, y - El Convenio sobre Diversidad
Biológica
En este trabajo se
detallarán 3 de los 5 acuerdos alcanzados en la Cumbre de
la Tierra (Declaración de Rio, Agenda 21 y el Convenio
Marco)
En la cumbre o también
conocida como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), se reconoció
internacionalmente el hecho de que la protección del medio
ambiente y la
administración de los recursos naturales debían
integrarse en las cuestiones socioeconómicas de pobreza y
subdesarrollo.
Se centraba la atención mundial de que los problemas
medioambientales del planeta estaban íntimamente
relacionados con las condiciones económicas y los
problemas de justicia social. Se demostró que las
necesidades sociales, medioambientales y económicas
debían equilibrarse unas a otras para obtener resultados
sostenibles a largo plazo.
El objetivo principal de la Cumbre
fue introducir un programa extenso y un plan nuevo para
la acción
internacional en temas de medio ambiente y de desarrollo que
ayudarían a guiar la cooperación internacional y el
desarrollo de programas en el próximo siglo.
CNUMAD definió el concepto
de desarrollo sostenible como un objeto factible en todo el
mundial, ya fuese a escala local, nacional, regional o
internacional. El concepto fue revolucionario, y como toda idea
original, desencadenó un acalorado debate entre
los gobiernos, y entre estos y sus ciudadanos sobre cómo
conseguir la sustentabilidad.
3.1 Declaración de
Rio
La declaración de Rio es un
conjunto de 27 principios universalmente aplicables para ayudar a
guiar la acción internacional basándose en la
responsabilidad medioambiental y económica.
Constituyó la piedra
angular del concepto de desarrollo sostenible, en la que por
primera vez se introdujeron principios aceptados por todos los
participantes que servirán para construir nuevas
relaciones entre naciones y propiciarán un equilibrio
económico, social y ambiental entre países
desarrollados y países en desarrollo. Entre los principios
vinculados con las relaciones internacionales, se
destacan:
Principio 7: los
Estados deberán cooperar con espíritu de solidaridad
mundial para conservar el ecosistema de
la tierra. En vista de que han contribuido en distinta medida a
la degradación del medio ambiente mundial, tienen
responsabilidades comunes pero diferenciadas. Los países
desarrollados reconocen la responsabilidad que les cabe en la
búsqueda internacional del desarrollo sostenible, en vista
de las presiones que sus sociedades
ejercen en el medio ambiente mundial y de las tecnologías
y los recursos financieros de que disponen.
Principio 8: para
alcanzar el desarrollo sostenible y una mejor calidad de
vida para todas las personas, los estados deberán
reducir y eliminar las modalidades de producción de
consumo insostenibles y fomentar políticas
demográficas apropiadas.
Principio 11: los
estados deberán promulgar leyes eficaces
sobre el medio ambiente. Las normas, los objetivos de
ordenación y las prioridades ambientales deberían
reflejar el contexto ambiental y de desarrollo al que se aplican.
Las normas aplicadas por algunos países pueden resultar
inadecuadas y representar un costo social y económico
injustificado para otros países, en particular para los
países en desarrollo.
3.2 La Agenda 21
Uno de los logros más
importantes del CNUMAD fue la Agenda 21, un programa de acciones
minucioso y amplio que exigía nuevas formas de invertir en
nuestro futuro para poder alcanzar
el desarrollo sostenible en el siglo XXI. Sus recomendaciones
iban desde nuevos métodos
educativos hasta nuevas formas para preservar los recursos
naturales, pasando por nuevos caminos para participar en el
diseño de una economía sostenible.
La pretensión global de la
Agenda 21 era impresionante, ya que su objetivo era nada menos
que crear un mundo seguro y justo en
la que toda existencia fuese digna y plena.
La Agenda 21 sentó las
bases para desarrollar una política ambiental global y
mundial de forma estructurada, programada y cuyo desarrollo fuera
iniciado y promovido por las entidades locales o
regionales.
También denominado Programa
21, fue elaborado a partir del temario fijado por la Asamblea
General para la Conferencia de Rio y que cubría la
protección de la atmósfera y del suelo, la
conservación de la biodiversidad
y el manejo racional de la biotecnología, la preservación de
los mares y del agua dulce, el
manejo racional de los derechos, la lucha contra
la pobreza
urbana y rural y la promoción de la salud
pública.
La misma fue imaginada como un
documento dinámico, actualizable periódicamente, y
para cada área de programa, mantiene un mismo esquema
estructural: una descripción de la situación, la
enumeración de los objetivos, la enumeración de las
acciones para cumplirlos y una indicación sobre los
medios
requeridos para cumplir esas acciones.
3.3 Convenio Marco de Naciones
Unidas sobre Cambio Climático
El Convenio Marco de las Naciones
Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) es un acuerdo
legalmente vinculante, firmado por 154 gobiernos en la Cumbre de
Rio, cuyo objeto principal es la estabilización de los GEI
en la atmósfera a un nivel que prevendrá la
peligrosa interferencia antropogénica (causada por
el hombre) con
el sistema climático.
La CMNUCC surgió como
respuesta al incremento de la evidencia científica sobre
la posibilidad de un cambio climático global, derivado del
aumento sustancial (causado por la actividad humana) en la
concentración atmosférica de GEI. Los estatutos de
la CMNUCC fueron aprobados en mayo de 1992 en la sede de las
Naciones Unidas en Nueva York, por el comité
intergubernamental creado a esos fines. Fueron puestos a la firma
de los países miembros de la Cumbre de la Tierra en junio
de 1992.
En la CMNUCC, la cual ha sido
firmada por la mayoría de los países del mundo, se
subraya que los países industrializados tienen una
responsabilidad innegable en las emisiones de GEI pasadas y
presentes, ya que tanto históricamente como en la
actualidad, la mayor parte de estas emisiones ha tenido origen en
dichos países, las partes firmantes de la
Convención se comprometieron a lograr estabilizar las
concentraciones de estos gases en la atmósfera, a un nivel
que impida interferencias antropogénicas peligrosas en el
sistema climático.
Dicha convención sostiene
que el problema de cambio climático constituye una
preocupación común de la humanidad y que por ello,
es necesario elaborar una estrategia mundial destinada a proteger
el sistema climático para las generaciones presentes y
futuras sobre bases de equidad, debiéndose tener en cuenta
las necesidades específicas de los países en
desarrollo, en especial la de los países más
vulnerables.
Los países
industrializados, además de adoptar políticas y
medidas encaminadas a reducir sus emisiones de GEI, se
comprometieron a proporcionar asistencia técnica y
financiera a los países en desarrollo para asumir los
costos de la
adaptación al cambio climático, el desarrollo y
transferencia de tecnología y creación de
capacidades nacionales.
3.3.1 COP "Conferencia de
las Partes"
Por otra parte, la
Convención creó la "Conferencia de las Partes"
(COP) como órgano supremo de la convención, que
debe tomar las decisiones necesarias para promover la efectiva
implementación de la misma y el logro de sus
objetivos.
La COP es responsable de mantener
el proceso en su conjunto en marcha. Además de los dos
órganos subsidiarios establecidos en el marco de la
Convención: el Órgano Subsidiario de
Ejecución (SBI) y el Órgano Subsidiario de
Asesoramiento Científico (SBSTA). La COP puede crear
nuevos órganos para ayudar en su trabajo. También
analiza los informes de estos órganos y los orienta. La
COP debe acordar y adoptar, por consenso, reglas de procedimiento
y reglas financieras para sí misma y para los
órganos subsidiarios.
La primera Conferencia de las
Partes (COP1) tuvo lugar en Berlín en 1995, y su principal
resultado fue la adopción
del llamado "Mandato de Berlín", donde se
establecían objetivos concretos de limitación de
emisiones del Convenio, poniendo en marcha el proceso de
negociación de un "protocolo u otro instrumento legal" que
contuviera obligaciones concretas de limitación y
reducción de emisiones de GEI para después del
año 2000, citándose los años 2005, 2010 y
2020. Este nuevo instrumento jurídico desembocó en
el Protocolo de Kioto, adoptado en diciembre de 1997.
La COP2 se celebró en
Ginebra en 1996 y su objetivo principal consistió en
conseguir el apoyo político al Segundo Informe del IPCC,
donde se destacaba la evaluación de las alternativas de
estabilización de la concentración de gases a
diferentes niveles, así como el análisis de las tecnologías
disponibles y de las políticas de mitigación, dada
su importancia para las negociaciones posteriores que iban a
sucederse dentro del Convenio. Esto revestía una especial
importancia debido a la campaña de desprestigio llevada a
cabo por los representantes de los intereses multinacionales de
las industrias del
carbón y del petróleo.
3.3.1.1 Protocolo de Kioto,
COP3
La COP3 desarrollada en Kioto,
Japón en 1997, fue, desde la Cumbre en Rio, el evento de
negociación climática más publicitado. En
esta reunión participaron
Alrededor de 10000 delegados,
observadores y periodistas. El resultado de este encuentro fue el
Protocolo de Kioto el cual fue adoptado por consenso. Este
protocolo es un acuerdo legalmente vinculante bajo el cual los
países industrializados deben redecir sus emisiones
colectivas de seis GEI en un 5,2% para el periodo 2008 –
2012, calculado como promedio en este periodo de 5
años.
Para ayudar a las partes a reducir
las emisiones en forma costo – efectiva mientras se
promueve el desarrollo sostenible, el protocolo incluye tres
"mecanismos": el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), un
Régimen de Comercialización de Emisiones, y la
Implementación Conjunta.
Con el fin de detener y revertir
la tendencia al aumento de GEI, el protocolo plantea el
compromiso de hacer avanzar a la comunidad internacional hacia el
logro del objetivo último de la Convención de
impedir "interferencias antropogénicas peligrosas para el
sistema climático".
La reducción de las
emisiones se podrá realizar en un amplio espectro de
sectores de la economía, por lo que, el protocolo alienta
a los gobiernos a cooperar entre sí, mejorar la eficiencia
energética, promover formas de energía renovable,
etc.
El protocolo entra en vigor 90
días después de que lo hayan ratificado al menos 55
partes en la convención, entre ellas, los países
desarrollados que producen el 55% del total de las emisiones de
CO2 del grupo de naciones industrializadas en 1990. El 16 de
febrero de 2005 entró en vigor el Protocolo de Kioto que
ha sido ratificado por 141 países. Además de otros
30 países industrializados, la ratificación de
Rusia el
18/11/2004 y oficializada el 16/2/2005 por la ONU, ha permitido
la entrada en vigor de este importante tratado.
Por su parte EEUU, país
líder
de la economía
mundial y también de sus emisiones (20% del total
mundial), lejos de aceptar y ratificar el protocolo, se
retiró en el 2001 alegando que el mismo supone una carga
intolerable para su economía. En el 2002, George Bush (H),
presentó una alternativa al protocolo basado en medidas
voluntarias y en una reducción gradual y moderada a largo
plazo de los gases contaminantes mediante estímulos
fiscales a la industria, que según fuentes de la
Casa Blanca permitirá reducir un 18% los GEI
(¿será verdad?).
La COP4, celebrada en Buenos Aires en
1998 adoptó un Plan de Acción de 2 años para
finalizar los detalles pendientes del protocolo. Para asegurar
que el acuerdo se encuentre totalmente operativo cuando entre en
vigor, los gobiernos acordaron como fecha límite la COP6
para decidir cómo funcionarán estos mecanismos. El
plan también abordó el tema del cumplimiento,
políticas y medidas, y temas relacionados con la
Convención como la transferencia de tecnologías
favorables al clima hacia los países en
desarrollo.
La COP5, desarrollada en Bonn en
1999, estableció un cronograma agresivo para complementar
el trabajo del
protocolo.
Esto incluyo el proceso a seguir
por parte de los negociadores en los siguientes 12 meses
críticos. También se logró un acuerdo sobre
cómo mejorar el rigor de los informes nacionales de los
países industrializados y cómo fortalecer las
guías para medir las emisiones de GEI.
La COP6, adoptó un acuerdo
político amplio sobre las normas operativas del protocolo.
Reunida en La Haya en el 2000, realizó avances para dar
forma a un paquete de apoyo financiero y transferencia
tecnológica para asistir a los países en desarrollo
a que contribuyan a la acción global sobre cambio
climático. Pero los temas políticos claves del
protocolo no pudieron ser resueltos en el tiempo
disponible.
Por ese motivo se suspendió
la sesión y se reanudó meses después en
Bonn, donde las partes fueron capaces de resolver sus diferencias
y pudieron avanzar a través del Acuerdo en Bonn, sobre el
avance en la implementación de la Convención y la
redacción de la normativa detallada del
Protocolo de Kioto.
La COP7 tuvo lugar en Marrakech,
Marruecos en 2001. Alrededor de 170 países llegaron a un
acuerdo final en el paquete de decisiones, las cuales sirvieron
para establecer las reglas y modalidades para la
implementación del MDL del protocolo.
La COP8 se realizó en Nueva
Delhi en 2002. En la misma no se lograron eliminar las
dicotomías entre desarrollados y no desarrollados, y
solamente las partes pudieron acordar las disposiciones y
elementos para el MDL.
Durante la COP9, realizada en
Milán en 2003, se abordaron un gran número de
detalles relevantes para la interpretación del Protocolo de Kioto. Se
lograron importantes avances para el Fondo Especial de Cambio
Climático.
En la última Conferencia de
las Partes, la COP10 celebrada en Buenos Aires en 2004, los
delegados de 170 países consiguieron 2 resultados claves:
aprobaron una iniciativa argentina para volver a sentar a EEUU
alrededor de la mesa de diálogo sobre mitigación, y
acordaron un plan de acción sobre su adaptación,
pero pese al clima esperanzador que precedió a la
reunión, las conclusiones fueron muy pobres al cierre de
la conferencia.
La Cumbre de la Tierra convino en
que la Asamblea Gral. de las Naciones Unidas en 1997
llevaría a cabo un examen de los adelantos alcanzados al
cabo de 5 años. En la Cumbre de la Tierra + 5 se
evaluó en qué medida habían respondido los
países, las organizaciones internacionales y la sociedad civil al
reto de Rio 92.
El tema del foro de Rio + 5 fue "Llevando la
Agenda a la Acción", la culminación de un proceso
ambicioso diseñado para revitalizar el movimiento por
el desarrollo sostenible, basado en la experiencia ganada y en
las lecciones aprendidas con los éxitos logrados desde la
Cumbre de la Tierra, y en las vías buscadas para la
eliminación de los obstáculos que impiden el
progreso.
Cinco años después,
a pesar de los aparentes compromisos, el concepto básico
de desarrollo sostenible no había sido todavía
propiamente comprendido, y las políticas y estructuras
requeridas para implementar los acuerdos de la cumbre no estaban
aun en su lugar.
Rio + 5 fue un punto focal de un
proceso diseñado para utilizar las revisiones de este
quinto aniversario como una oportunidad de revitalizar el proceso
de acción, producir nuevos alianzas y ayudar a estimular
los ímpetus de acción por parte de los gobiernos y
las organizaciones intergubernamentales.
5. Rio + 10, Cumbre de Johannesburg,
2002
La Cumbre Mundial sobre Desarrollo
Sostenible que tuvo lugar en Johannesburg en 2002, fue cenit y la
culminación de una serie de conferencias mundiales que dio
comienzo en el año 2000 con la Cumbre del Milenio de la
ONU. En Johannesburg se logró acordar una serie de
objetivos parciales para seguir llevando a la práctica el
modelo de
desarrollo sostenible. Al finalizar la cumbre fueron aprobados un
plan de acción y una declaración política de
los jefes de estado y de gobierno.
La declaración
política fortaleció sobre todo el sistema de
Naciones Unidas y la idea de multilateralismo. El documento
más importante de la cumbre, el plan de acción,
contiene una serie de nuevos plazos y exige la elaboración
de diversos programas de implementación.
Tras el acto inaugural, comenzaron
las negociaciones de los principales grupos de países
participantes: los jefes de las delegaciones de la UE, el grupo
de los países en vías de desarrollo, denominado
G77, y el grupo de EEUU, Japón, Australia, Rusia y
Canadá.
Los dos temas de posición
fueron la exigencia de que en Johannesburg se alcanzasen
compromisos concretos de actuación por un lado, y la
preferencia de que la cumbre cristalizase en una
declaración de buenas intenciones, por el otro.
El G77 era el más
interesado en la definición de acciones concretas que
permitieran contribuir a la reducción de las diferencias
entre ricos y pobres.
La posible relación entre
el calentamiento
global y las inundaciones catastróficas sufridas en
numerosos puntos del planeta fue analizada por un grupo de
expertos que aprovecharon para declarar que sería muy
positiva la ratificación del Protocolo de Kioto sobre
reducción de emisiones de GEI, que están provocando
el calentamiento global.
Transcurridas tres décadas
desde la Conferencia de Estocolmo, está claro que los
problemas del ambiente son los problemas del desarrollo desigual
para las sociedades humanas y nocivo para los sistemas
naturales. Corresponde al mundo desarrollado una responsabilidad
mayor.
Será imposible alcanzar un
estilo de desarrollo ambiental y socialmente sostenible sin que
todos los países estén dispuestos a cambiar su
patrón actual de crecimiento y de utilización del
plano natural.
La Cumbre de Johannesburg
concluyó con un solemne compromiso, que sólo
será verificado por las generaciones futuras: "desde el
continente africano, cuna de la humanidad, solemnemente
prometemos a los pueblos del mundo y a las generaciones que
heredarán esta tierra, que tenemos la determinación
de asegurar que nuestra colectiva de un desarrollo sostenible,
sea alcanzada".
Al elegir el tema para la monografía, tenía presente que iba a
ser un trabajo muy extenso y minucioso en cuanto a contenidos,
información y análisis, por sobre todo. Y no me
equivoqué. Pero a la vez resultó ser un tema muy
interesante porque lo enfoqué desde una nueva perspectiva,
desde las relaciones internacionales, desde las negociaciones
entre Estados.
Entre tantos Convenios,
Protocolos, Conferencias y Cumbres, noté que había
un punto que se repetía en todas las discusiones: la
asimetría entre los países desarrollados y los no
desarrollados.
Para que las negociaciones sobre
cambio climático sean efectivas, comprendí que
tiene que a ver una mediación entre ambos
grupos.
Lógicamente los más
perjudicados son los no desarrollados o en vías de
desarrollo, pero los que históricamente perjudicaron
más fueron y son los países
industrializados.
La economía juega un papel
esencial en las discusiones, es el por qué de ellas, en
vez de ser el medio ambiente el punto focal de las
reuniones.
Preservar la economía de
cada país es más importante que preservar el medio
ambiente mundial, y es por ello que resulta tan difícil
llegar al consenso o ratificación de distintos acuerdos
(como lo fueron el Protocolo de Montreal y el de
Kioto).
Analizando estos 30 años de
negociaciones noté que los intereses están por
sobre los principios, los planes de acción, los acuerdos
en sí, pero a pesar de todo, la preocupación por el
cambio climático está presente en todos los
Estados.
La entrada en vigor del Protocolo
de Kioto es un gran esfuerzo de muchos años de debate.
Pero lo más importante será evaluar los resultados
del mismo en los plazos convenidos y al obtenerlos sabremos si
estos 30 años de trabajo fueron efectivos para poder
alcanzar el desarrollo sostenible.
María Fernanda
Esnaola