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Las Islas Malvinas




Enviado por markos_river



    1. Geografía
      de las Islas Malvinas
    2. Historia de las
      Islas Malvinas
    3. La
      guerra
    4. Crímenes
      de guerra
    5. Consecuencias de
      la guerra
    6. La
      cuestión Malvinas en las Naciones
      Unidas
    7. La
      cuestión de Malvinas en la Organización de
      Estados Americanos (OEA)
    8. Tratado
      Interamericano de Asistencia Reciproca
      (T.I.A.R.)
    9. Bibliografía

    Geografía de las Islas Malvinas

    Ubicación:

    El archipiélago de las islas Malvinas
    se encuentra geográficamente situado frente a las costas
    de la República Argentina, en la misma latitud que la
    provincia de Santa Cruz. La Patagonia
    Argentina es el territorio continental más próximo
    al archipiélago. Se vincula al continente por alzarse
    sobre la misma plataforma continental submarina, conocida como
    mar epicontinental argentino. Se encuentra a unos 399
    kilómetros de la isla de los Estados. Las Malvinas se
    encuentran dentro de la plataforma continental argentina y el
    cordón submarino que une ambas orillas tiene una
    profundidad que no supera los 170 metros. Tanto por el Norte como
    por el Sur de este verdadero cordón umbilical, que une a
    la hija con la madre, el talud se hunde inmediatamente a
    más de mil metros. Este es un título indiscutible
    de valor
    geográfico a favor de la Argentina

    Clima:

    Las duras condiciones climáticas, sobre todo la
    ausencia de una estación cálida, y los fuertes
    vientos impiden que se puedan desarrollar actividades
    agrícolas destacadas. Así, la agricultura en
    las islas está limitada a una escasa producción de avena y cebada, dos cereales
    resistentes.

    Economía:

    Años atrás se construyó un gran
    invernadero con miras a la producción hortícola.
    Actualmente produce una buena cantidad de verduras frescas como
    por ejemplo lechuga, arvejas, ajíes, coliflores y tomate, de los
    cuales se producen 450 kilos por semana. Este invernadero
    constituye un gran avance en la economía local, sobre
    todo si se tiene en cuenta que éstas son verduras que la
    gente que vive en Puerto Stanley (Puerto Argentino) no
    conocía.

    La turba es la materia
    orgánica producida por descomposición de musgos y
    líquenes en los pantanos. Es el combustible clásico
    de uso doméstico en las Malvinas, además de
    constituir un buen abono para los cultivos. La cría del
    ganado ovino es la única actividad ganadera. Su carne es
    la base de la alimentación de los
    habitantes, la que se complementa con la cría de algunas
    aves de corral
    en las huertas. Sin embargo, el ganado ovino tiene su mayor
    aspecto productivo en la obtención de lana, cuya calidad es merino
    australiana.

    HISTORIA DE LAS ISLAS MALVINAS

    Descubrimiento

    Todo estudio sobre la disputa de las Islas Malvinas
    comienza indefectiblemente con el tema del descubrimiento. En
    vista de la importancia que el tema ha cobrado en ocasiones como
    sustento para sus reclamos, los países reclamantes
    presentan como evidencia absoluta el descubrimiento del
    archipiélago por tal o cual navegante de su país.
    Paradójicamente, los estudios y teorías
    sobre los posibles descubridores concuerdan en que es casi
    imposible determinar con exactitud quien fue su verdadero
    descubridor.
    Lo que sí se sabe es que fueron avistadas por primera vez
    en el siglo XVI. No obstante, el misterio es parte del
    descubrimiento de las islas, donde navegantes de tres
    países han sido acreditados como los primeros que
    avistaron las islas. Semejante controversia no sorprende en
    razón de los primitivos que eran los instrumentos de
    navegación y la incompleta cartografía empleada por los navegantes del
    siglo XVI.
    A partir de la literatura existente es
    posible elaborar una lista de las diversas expediciones que unos
    y otros consideran como descubridoras:

    1. Américo Vespucio (1501/1502); origen
    español.

    2. La expedición de Magallanes de 1520;
    origen español

    3. La nave Incógnita y Alonso
    de Camargo, 1540; origen español

    4. John Davis, 1592; origen ingles

    5. Richard Hawkins, 1594; origen
    ingles

    6. Sebald de Weert, 1600; origen
    holandés

    1_ Américo Vespucio: En su carácter de primer navegante en visitar el
    Atlántico Sur, Américo Vespucio ha sido
    señalado como el primer descubridor de las islas. En una
    carta, el
    navegante relató que habiéndose alejado de la costa
    de lo que hoy es Patagonia debido a un temporal, en medio de la
    tormenta, avistó "una tierra nueva
    sin puerto ni habitantes. Groussac señala que la costa
    avistada era en realidad los acantilados de la Patagonia. Pero
    sus determinaciones geográficas son tan imprecisas y sus
    noticias tan
    vagas, que hace imposible una estimación exacta de su
    itinerario.
    Por tal motivo la idea que este navegante fue el primer
    descubridor carece de sustento.

    2_ La expedición de Magallanes: Si bien es cierto
    que su expedición de 1519-1520, "permitió el
    relevamiento cartográfico de toda la costa
    patagónica", este navegante, "no estableció la
    geografía
    ni de Tierra del Fuego, ni las Malvinas". A ello se agrega la
    ausencia total de un testimonio del descubrimiento

    3_ La nave Incógnita y Alonso de
    Camargo: Tanto Goebel como Destefani señalan como el
    más probable descubridor de las islas Malvinas a una nave
    que el primero bautizó con el nombre de
    Incógnita, a falta de su verdadero nombre. La
    expedición tenía por objeto la colonización
    de la zona del Estrecho de Magallanes Pero allí sufrieron
    un temporal y la Incógnita se separó del
    grupo. En los
    últimos días de enero, la nave llega a lo que se
    cree que son las Malvinas.

    Posteriormente la cartografía del estrecho que
    figura en el texto
    Islario de Alonso de Santa Cruz, publicado poco
    después del retorno de la Incógnita (1541)
    incorpora dos pequeñas islas en línea paralela al
    Estrecho de Magallanes. Esto apoyaría la
    adjudicación del descubrimiento a esta nave.

    4_ John Davis: Los británicos señalan
    rotundamente como el verdadero descubridor de las islas a John
    Davis. Por razones poco claras la Desire (nave en la que
    viajaba Davis)
    se separó de la expedición y
    empujada por una tormenta, el 14 de agosto de 1592
    descubrió las islas Malvinas. Los críticos de este
    descubrimiento sostienen que el relato se parece notablemente al
    Islario antes mencionado, que no se acompaña
    ninguna descripción de las tierras avistadas, que
    los detalles son muy imprecisos y, que el relato apareció
    después del regreso a Holanda del navegante Sebald de
    Weert.

    5_ Richard Hawkins: Pocos años después que
    Davis, en junio de 1593, zarpó el corsario inglés
    Richard Hawkins en la nave Dainty. Su misión era
    atacar poblaciones y establecimientos en el Pacífico.
    Según su relato posterior, el 2 de febrero de 1594, cuando
    la nave alcanzó aproximadamente los 48° S. de latitud,
    avistaron una tierra que no figuraba en ninguna carta. En general
    se le aplican las mismas críticas que a su predecesor,
    además del hecho que las Malvinas se hallan más al
    sur de la latitud señalada por él.

    6_ Sebald de Weert: Finalmente, le cupo a un navegante
    holandés el primer avistaje comprobado y no objetado.
    Sebald de Weert al mando de la nave Geloof
    descubrió tres islas que bautizó como
    Sebaldinas.

    Durante todo el período hasta 1764, las islas
    fueron visitadas por marinos holandeses, franceses e ingleses.
    Pero nadie ocupó o utilizó las islas de
    ningún modo hasta que los franceses lo hicieron en 1764,
    172 años después del alegado descubrimiento
    británico por John Davis.

    En octubre de 1689, la nave Welfare, bajo el
    mando de John Strong partió de Inglaterra con
    destino al Pacífico. En enero de 1690, empujado por los
    vientos alcanzó las Malvinas. Al día siguiente,
    desembarcó para aprovisionarse de focas y pingüinos.
    Esta operación produjo el primer desembarco de ingleses en
    las islas. Para Goebel este desembarco no tuvo ninguna
    consecuencia legal dado que no hubo toma de posesión
    formal de las islas u ocupación.

    Por otra parte desde 1493 a través de la bula
    papal Inter Cietera y del Tratado de Tordesillas, celebrado entre
    España
    y Portugal en 1494, el archipiélago estaba dentro de la
    jurisdicción de la Corona española

    La Guerra de los
    Siete Años (1756-1763) había concluido
    catastróficamente para Francia que
    perdió casi todo su imperio colonial a manos de los
    ingleses. A España tampoco le había ido bien,
    especialmente en Norteamérica. Allí, también
    a manos de los ingleses, perdió Florida y todas las
    posesiones al este del Mississippi.
    De inmediato, Francia intentó comenzar a reconstruir su
    imperio colonial a expensas de España y el gobierno de aquel
    país consideró entre otras propuestas, colonizar a
    las Malvinas. Para emprender la tarea, se ofreció Antoine
    Louis de Bougainville, a quien las islas le eran familiares por
    las historias de los navegantes y por haber leído el
    libro de los
    viajes de
    Anson. Con el consentimiento de su gobierno, Bougainville
    preparó una expedición que zarpó de Saint.
    Maló el 15 de septiembre de 1763. El 31 de enero del
    año siguiente arribaba a las islas. En la isla Soledad
    fundó la primera colonia en las Malvinas, Puerto Louis, el
    17 de marzo de 1764. Con fecha 5 de abril de 1764 toma
    posesión formal de las islas en nombre del rey Luis XV.
    Hacia principios del
    año siguiente, la colonia alcanzaba los 150 colonos.
    La noticia del asentamiento de una colonia francesa en las islas
    disgustó y preocupó a la corte española que
    visualizó el peligro potencial que significaba. Si
    España autorizaba la colonia en el Atlántico Sur,
    seguramente los británicos seguirían el ejemplo y
    se abriría la región al enemigo

    Cabe recordar que ya en el año 1706 marinos
    franceses le habían dado a las Islas el nombre de
    Malouines pero que los españoles alteraron la
    denominación por Malvinas. Ante tales atropellos
    España reaccionó con energía. Reclamó
    a Francia por la presencia de Bougainville.

    En septiembre de 1764, España comenzó las
    negociaciones con Francia. El gobierno francés
    accedió rápidamente a las peticiones
    españolas y sugirió a dicho gobierno que negociase
    directamente con Bougainville. Así lo hicieron en agosto
    de 1765. En abril de 1766, el marino francés aceptó
    como indemnización de España el pago de una suma de
    618.000 libras tornesas para su
    compañía.

    A partir de entonces los franceses nunca más
    reclamaron derecho alguno sobre las islas. El 1 de abril de 1767
    España se hizo cargo formalmente de Puerto Luis e,
    inmediatamente cambiaron su nombre por el de Puerto Soledad. La
    nueva colonia pasó a depender de la gobernación de
    Buenos Aires,
    en ese momento ocupada por Francisco P. Bucareli. Fue designado
    gobernador de la nueva colonia Felipe Ruiz Puente. De esta forma,
    los españoles agregaron a sus derechos, además del
    reconocimiento francés, los reconocidos por Francia
    basados en ser los primeros ocupantes. Ello mejoró, desde
    el punto de vista del derecho, el reclamo español sobre
    las islas.

    Mientras, los ingleses tampoco habían perdido su interés
    por las islas. El 21 de junio de 1764, es decir, tres meses
    después de la fundación de Puerto Luis,
    partió de Inglaterra una expedición bajo el mando
    del comodoro John Byron a bordo de la nave Dolphin. Esta
    vez, la expedición fue preparada en el mayor secreto para
    evitar los reclamos españoles. En enero de 1765, Byron
    arribó a las islas y estableció una base en un
    lugar que bautizó como Puerto Egmont, en la parte noreste
    de la isla Gran Malvina. Según Goebel, Byron
    escribió: "Tomo posesión de este puerto y de las
    islas adyacentes en nombre de su Majestad el Rey Jorge III de
    Gran Bretaña, y las nombró Islas Falkland". El
    comodoro se limitó a explorar las costas vecinas y no tuvo
    noticias obre la existencia del asentamiento francés. En
    junio de 1765 llegaron a Inglaterra las noticias del éxito
    de Byron y dado su entusiasta informe, se
    decidió enviar otra expedición con el fin de
    establecer una colonia permanente. El 8 de enero de 1766
    arribó a Puerto Egmont la segunda expedición
    británica bajo el mando del capitán John Macbride.
    Los ingleses continuaron ignorantes de la presencia francesa en
    las islas hasta que en marzo de 1766, le informan a Macbride de
    la existencia del establecimiento francés. Finalmente, el
    2 de diciembre de 1766, los ingleses encuentran el asentamiento
    francés.

    En febrero de 1768, con posterioridad al traspaso de la colonia
    francesa a España, la corte española ordenó
    a Bucareli combatir y expulsar cualquier asentamiento
    británico. En noviembre de 1769 los españoles e
    ingleses se encuentran. En febrero de 1770, una fragata
    española, al mando de Fernando de Rubalcava
    localizó finalmente Puerto Egmont. Se cruzaron amenazas
    entre él y el capitán inglés, Hunt. Ambos
    reclamaban para su propio rey los derechos de posesión de
    las islas y se acusaban mutuamente de ocupar territorio que no
    les correspondía y se ordenaban la evacuación
    inmediata. Para poner fin a la situación, Bucareli
    organizó desde Montevideo una fuerte expedición
    para expulsar a los británicos y la puso al mando de Juan
    Ignacio de Madariaga. Sus órdenes eran terminantes. El 4
    de junio el escuadrón español se presentó
    ante Puerto Egmont y luego de intercambiar mensajes con los
    ingleses y de no obtener una respuesta favorable decidió
    actuar. El 10 de junio Puerto Egmont se rindió luego de
    alguno disparos. Cuando la noticia llegó a Inglaterra todo
    el hecho se transformó en una cuestión de honor y
    no de derechos. Para agosto de 1770, Inglaterra y España
    estaban preparándose para la guerra. Francia se mostraba
    dubitativa respecto de apoyar a España, a lo que estaba
    obligada de acuerdo con el Pacto de Familia. Ante la
    duda francesa, España comenzó a ceder y
    ofreció negociar sobre los hechos y no sobre la soberanía. Gran Bretaña se mostraba
    aún difícil. Entonces, el rey de Francia
    recomendó a Carlos III, rey de España que aceptara
    el compromiso de reponer las posesiones británicas como
    eran antes del 10 de junio de 1770.

    La capitulación se firmó el día 10.
    con ello se restablecía la Soberanía de
    España en las Malvinas.

    Impuesto de la ocupación de Puerto
    Egmont.

    Marquez Grimaldi dio a conocer al Gobierno de
    España que si se satisfacía el honor de Inglaterra,
    ésta posteriormente le devolvería las
    Islas.

    Dado que España no podía hacer frente con
    su flota a la poderosa Armada británica, debía
    ceder, por lo que manifestó por intermedio de Grimaldi,
    que el Rey desautorizaba la expedición de Bucarelli y
    apreciaba devolver Puerto Egmont, siempre y cuando no afectara la
    Soberanía española sobre las Islas y
    quedaría entonces como antes de la expulsión.
    Además los españoles solicitaban la
    desautorización de Hunt o el abandono de la
    posesión por parte de ambas naciones; esto no se
    aceptó. El espectro de la guerra se hacía cada vez
    más nítido.

    El tiempo
    transcurría y los españoles estaban cada vez
    más escépticos, ya que el estricto cumplimiento de
    los pactos no era precisamente una característica de los
    ingleses.

    Lo único que le importaba a España era que
    los ingleses desocuparan Puerto Egmont de una vez, ya que la
    Soberanía de España igualmente había
    estado
    resguardada; ello se había dejado en claro en las
    declaraciones firmadas el 22 de enero de 1770

    El 23 de abril de 1774 arribó a Puerto Egmont el
    buque de abastecimiento "Endeavour", con la orden de
    evacuación del establecimiento, que fue recibida con
    optimismo por la dotación inglesa porque eso ponía
    fin a la soledad, a las privaciones, al viento, al frío y
    a las paupérrimas condiciones de vida en las Islas. Los
    ingleses dejaron sus marcas, nombres e
    inscripciones, y a fines de mayo de 1774, siendo Gobernador el
    Capitán de Fragata Don. Francisco Gil de Lemos y Tabeada
    se alejan de las Islas, que vuelven a integrar el patrimonio de
    la Soberanía de Buenos Aires. Y otra vez España
    asienta su total Soberanía y prestigio que durante tantos
    años fue acometido por la codicia del inescrupuloso
    imperio británico.

    Luego de la evacuación definitiva de este
    asentamiento, no se intentó ninguna nueva fundación
    inglesa ni tampoco volvió a discutirse la cuestión
    de la soberanía o los derechos españoles A partir
    de ese momento, desde Puerto Soledad, España
    ejerció la
    administración absoluta e ininterrumpida del
    archipiélago hasta febrero de 1811. Durante ese
    período, actuaron 18 gobernadores.
    En un principio, la principal tarea de los gobernadores de las
    islas fue la de inspeccionar anualmente Puerto Egmont, con el
    objeto de verificar que los británicos no se habían
    reinstalado. No obstante, el lugar continuó siendo
    visitado por loberos y balleneros de ese país a los que
    posteriormente se les agregarían los norteamericanos. A
    comienzos de 1780, dada la situación de guerra que se
    vivía por la intervención española en apoyo
    de los rebeldes de América
    del Norte, el Virrey Vértiz ordenó a uno de los
    buques que partían para el abastecimiento y relevo de las
    islas arrasar a los restos del ex-asentamiento inglés.
    Anualmente zarpaba desde el puerto de Montevideo una
    expedición de aprovisionamiento. Además, en
    previsión a amenazas portuguesas o inglesas, dicho puerto
    contaba con una fragata de guerra que debía relevar a otra
    similar con estación permanente en las islas. Un signo de
    la decadencia española fue que a medida que
    transcurría el tiempo, la unidad naval iba decreciendo en
    porte hasta llegar a ser una simple sumaca. En las islas no
    había colonos y la población permanente consistía en
    oficiales, tropa y presidiarios. Las condiciones de vida en las
    islas eran precarias.

    Prevalecía la monotonía y el clima era muy
    riguroso. Sus pobladores dependían en gran medida de la
    llegada anual de los pertrechos y abastecimientos. Sin duda, el
    mantenimiento
    de dicha estación era costoso para la Corona pero su
    posición estratégica lo justificaba.
    La actividad más importante continuó siendo la
    navegación y exploración de las costas de las islas
    para evitar los asentamientos no autorizados. Además,
    rutinariamente se trabajaba en el mantenimiento de la
    artillería. Durante ese período en las islas se
    vivieron momentos de alarma conforme evolucionaba la
    situación internacional.

    Quedó establecido que según la percepción
    oficial británica de la década de 1920, los
    títulos británicos anteriores a 1774 habían
    perdido su validez en 1790, de donde la supuesta legitimidad de
    la posterior toma de las Malvinas de 1833 debe basarse en otros
    argumentos (por ejemplo, que la Argentina no era el Estado
    sucesor de España en esas tierras)
    Para el tiempo de la Revolución
    de Mayo, el gobernador de Montevideo, Gaspar de Vigodet,
    resolvió concentrar las fuerzas militares para enfrentar
    el levantamiento y ordenó evacuar la estación de
    las Malvinas. En enero de 1811, el último gobernador
    español de las islas, Pablo Guillén, cumplió
    con las órdenes y evacuó el personal,
    cañones, documentos y
    otras pertenencias. Al igual que los británicos
    años antes, colocó una placa de plomo en el
    campanario de la capilla con la siguiente
    inscripción:

    Esta isla con sus Puertos, Edificios, Dependencias y
    cuanto contiene pertenece a la Soberanía del Sr. Fernando
    VII Rey de España y sus India, Soledad
    de Malvinas 7 de febrero de 1811 siendo gobernador Pablo
    Guillén.

    Dos días más tarde los españoles
    zarparon y abandonaron las islas con el propósito de
    volver, luego de 37 años de ocupación indiscutida
    del archipiélago.

    El período 1811-1833

    Con la partida del personal español de Puerto
    Soledad las islas quedaron nuevamente deshabitadas. Para el
    historiador norteamericano J.C.J. Metford, durante los
    próximos diez años las islas se convertirían
    en res nullíus. Durante ese tiempo, las Malvinas
    sólo fueron visitadas por buques balleneros de diversas
    nacionalidades en búsqueda del refugio que ofrecía
    su recortada geografía costera.
    Recién en 1820 el gobierno de las Provincias Unidas
    realizó una demostración de soberanía
    enviando a la fragata Heroína, al mando del coronel Daniel
    Jewett (de origen norteamericano), a tomar posesión de las
    islas. El 6 de noviembre de 1820, Jewett, desde Puerto Soledad
    (ex-Puerto Louis), formalizó la posesión de las
    Malvinas en nombre del gobierno del Río de la Plata. El
    oficial actuando en nombre del gobierno de Buenos Aires
    ocupó las islas invocando el principio de uti
    possidetis
    . Este principio, según lo entendían
    los estados latinoamericanos a principios del siglo pasado,
    definía la soberanía territorial en base a los
    antiguos límites
    administrativos coloniales. Los juristas europeos y
    norteamericanos no aceptan, en general, este principio. Para
    ellos el criterio de soberanía esta dado por la
    ocupación efectiva del territorio.
    A partir de la acción
    de Jewett, los buques extranjeros de la zona fueron informados
    que se encontraban en territorio de las Provincias Unidas. Por lo
    tanto, estaba prohibido pescar y cazar en las islas. En caso
    contrario, los infractores serían enviados a Buenos Aires
    para ser juzgados. Según Perl, esta declaración
    tiene implícito un problema: el límite sur del
    Virreinato del Río de la Plata nunca había sido
    especificado, por lo que los reclamos de dominio de las
    Provincias Unidas hacia el sur corrían el peligro de
    convertirse en ilimitados.
    Es importante señalar que la noticia de la toma de
    posesión por la Argentina fue publicada tanto en
    España como en los Estados Unidos en
    agosto de 1821. Este hecho no generó la protesta de
    Gran Bretaña. En 1825 este país firmó
    un Tratado de Amistad, Comercio y
    Navegación con las Provincias Unidas y a la vez
    reconoció su independencia,
    y en ambos actos tampoco se hizo referencia alguna a la
    ocupación de las islas por parte del estado
    sudamericano.
    En 1823, para reforzar la soberanía, fue nombrado Pablo
    Areguati como gobernador

    En 1823, para reforzar la soberanía, fue nombrado
    Pablo Areguati como gobernador. Al mismo tiempo, el mismo
    gobierno concedió Jorge Pacheco y a su socio Luis Vernet
    (francés naturalizado argentino) el derecho a explotar
    ganado vacuno y pesca en la
    Isla Soledad. Un primer intento de Pacheco por establecerse en
    las islas fracasó. El segundo intento, realizado
    personalmente por Vernet, tuvo éxito en 1826. De modo que
    hasta esta fecha no había existido un establecimiento de
    las Provincias Unidas en las islas.
    Poco más tarde, a principios de 1828, a raíz de un
    informe enviado a Buenos Aires por Vernet, el gobierno de Buenos
    Aires le concedió el derecho exclusivo de pesca en las
    aguas adyacentes y amplió la concesión de Pacheco.
    La colonia fue declarada libre de tributos
    excepto para el mantenimiento de las autoridades locales.
    El 10 de junio de 1829, Vernet fue nombrado con el cargo de
    Primer Comandante Político y Militar de las islas. El
    texto del decreto es importante porque en él se exponen
    claramente los presupuestos
    del gobierno del Río de la Plata que justifican la
    posesión del archipiélago:

    Cuando por la gloriosa revolución
    del 25 de mayo de 1810 se separaron estas provincias de la
    dominación de la Metrópoli, la España
    tenía una posesión material en las islas Malvinas,
    y de todas las demás que rodean al Cabo de Hornos, incluso
    la que se conoce bajo la denominación de Tierra del Fuego,
    hallándose justificada aquella posesión por el
    derecho del primer ocupante, por el consentimiento de las
    principales potencias marítimas de Europa y por la
    cercanía de estas islas al Continente que formaba el
    Virreinato de Buenos Aires, de del que Gobierno dependían.
    Por esta razón, habiendo entrado el Gobierno de la
    República en la sucesión de todos los derechos que
    tenía sobre estas Provincias la antigua metrópoli,
    y de que gozaban sus virreyes, ha seguido ejerciendo actos de
    dominio en dichas islas, sus puertos y costas a pesar de que las
    circunstancias no han permitido ahora dar a aquella parte del
    territorio de la República, la atención y cuidados que su importancia
    exige, pero siendo necesario no demorar por más tiempo las
    medidas que pueden poner a cubierto los derechos de la
    República, haciéndole al mismo tiempo gozar de las
    ventajas que pueden dar los productos de
    aquellas islas, y asegurando la protección debida a su
    población.

    Resumiendo, la Argentina fundamentaba sus derechos en
    cuatro puntos, a saber, que España poseía las islas
    previamente, que esta posesión había quedado
    justificada por el derecho de ocupación, que las
    principales potencias marítimas así lo
    habían reconocido, y finalmente, que las islas en
    cuestión se hallaban próximas al territorio del
    antiguo virreinato.

    Por este acto, Vernet se había convertido en
    funcionario de un estado encargado de hacer cumplir las leyes del
    país.
    Paradójicamente, al mismo tiempo que el gobierno argentino
    nombraba a Vernet gobernador, en las islas Británicas
    otros ingleses habían comenzado a interesarse nuevamente
    por las Malvinas.

    En el momento del reclamo británico la caza de
    focas había alcanzado un grado tal de depredación
    que Vernet a partir del 30 de agosto de 1829 comenzó a
    comunicarle a los capitanes de los buques pesqueros en el
    área las nuevas disposiciones por medio de una circular.
    Es importante recordar que se le había otorgado a Vernet
    el derecho exclusivo de la caza de focas, por lo que una
    disminución en las loberías afectaba directamente
    sus intereses. Por este motivo, las actividades debían
    cesar de inmediato bajo amenaza de ser apresados y enviados a
    Buenos Aires para ser juzgados. Se dice que los pesqueros
    extranjeros parecían no tomar el aviso seriamente. Bajo
    estas circunstancias, se produce la captura de tres buques
    pesqueros norteamericanos. Este incidente ha cobrado gran
    importancia histórica porque el proceso
    culmina con la ocupación británica de las
    islas.

    En agosto de 1832 el Almirantazgo británico
    solicitó a la oficina
    extranjera, enviar al almirante de la zona sudamericana, con el
    fin de ejercer el derecho de soberanía de la corona sobre
    las islas. El Primer Ministro Palmerston aceptó. Gran
    Bretaña buscaba reafirmar un derecho que, según su
    interpretación, estaba claramente
    establecido. Gustafson señala al proceso como "fluido", en
    donde el problema residía, en ese momento, en que "las
    islas no eran res nullis, sino que no estaban claramente
    reconocidas por la comunidad
    internacional como bajo la soberanía de un estado". Esta
    situación fluida ayudaría a los ingleses. El 20 de
    diciembre de 1832 arribó a Puerto Egmont la corbeta
    Clio y más tarde se le uniría el buque de
    Tyne. Según Goebel, el capitán del
    primero, Comandante Onslow, además de fijar un aviso de
    posesión, intentó reparar las ruinas del viejo
    fuerte. Más tarde, el 2 de enero del año siguiente,
    la corbeta ancló frente a Puerto Soledad. El comandante
    Onslow informó a Pinedo que había arribado para
    ejercer los derechos de soberanía sobre las islas en
    nombre de Su Majestad Británica. Según una orden
    escrita, Pinedo debería arriar la bandera argentina al
    día siguiente y reemplazarla por la inglesa. Al no
    cumplirla, los británicos lo hicieron por él.
    Finalmente el día 5 de enero de 1833, Pinedo y unos
    cuantos habitantes abandonaron las islas a bordo de la nave
    Sarandi.

    Cuando el gobierno argentino supo de lo acontecido en
    las islas, el ministro de relaciones exteriores Maza citó
    a su despacho al representante británico, quien nada
    sabía aún. Según aquel, "el gobierno de
    Buenos Aires no podía ver en ellos sino un
    gratuito ejercicio del derecho del más fuerte…
    para humillar y rebajar a un pueblo inerme e infante".
    Según Metford, Gran Bretaña justificó sus
    acciones en
    base a tres argumentos:

    1. ella continuaba con la jurisdicción que
    habían ejercido durante el siglo XVIII;

    2. que nunca había reconocido derecho
    alguno del gobierno de Buenos Aires a los nombramientos de Vernet
    y Mestivier;

    3. las islas se habían convertido en
    res nullíus, bajo ninguna autoridad,
    tanto por el abandono de la isla en 1811, como por la
    destrucción del asentamiento de Vernet por los
    norteamericanos en 1831. En consecuencia, ello
    permitía la ocupación por parte de cualquier
    poder que
    pudiera sostenerla
    .
    A partir del 17 de junio de 1833 se estableció el
    patrón de discusiones diplomáticas entre ambas
    países para los años sucesivos. En esa fecha,
    Manuel Moreno, representante argentino ante el gobierno
    inglés, presentó la protesta de su gobierno en la
    forma de un largo documento escrito tanto en inglés como
    en francés. Principalmente, la "Protesta", como se la
    conoce, desarrolla los fundamentos ya expuestos en el
    controvertido decreto de nombramiento de Vernet del 10 de junio
    de 1829. Las Provincias Unidas del Río de la Plata, como
    comunidad política
    independiente, reconocida por Gran Bretaña y otros
    estados, sucedió a España en los derechos
    territoriales de ésta en esa
    jurisdicción.

    Las Malvinas habían sido claramente patrimonio de
    la Corona española. Por lo tanto, dado que la
    soberanía española sobre las islas había
    cesado por la independencia de sus territorios en América,
    Gran Bretaña no tenía derecho a reclamo alguno,
    "por derechos ya extinguidos". La respuesta británica
    tardó en llegar. Seis meses más tarde, 8 de enero
    de 1834 Palmerston le respondió a Moreno. En lo
    fundamental, el ministro inglés reitera que los derechos
    de Su Majestad Británica nunca se extinguieron, porque su
    Majestad Católica había restablecido el
    asentamiento inglés en 1771 y que al abandonar Puerto
    Egmont, por causas de austeridad, se habían dejado
    señales
    de la pertenencia a la Corona Británica.
    A partir de los hechos y de las opiniones de los actores resulta
    fácil visualizar esta circunstancia como una en la que un
    país en formación reclamaba como propio un
    territorio cuya situación aún no se había
    resuelto plenamente. Gran Bretaña y España se
    habían enfrentado por las islas en el siglo anterior,
    aunque la primera no consideró que valieran una guerra.
    Con la desaparición de España de la escena y su
    reemplazo por un estado en formación y por lo tanto
    frágil, con títulos débiles, y contando con
    el apoyo de los Estados Unidos, fue sencillo reclamar nuevamente
    el territorio para sí, sin arriesgarse a un enfrentamiento
    serio. Así, "el título fue transferido a Gran
    Bretaña porque ésta conquistó las islas y ha
    mantenido sin interrupción su control sobre
    ellas".
    Con respecto al desarrollo de
    éstos acontecimiento, algunos autores, como Gustafson,
    agregan que, históricamente se critica a los Estados
    Unidos por no haber aplicado la Doctrina
    Monroe frente a la acción británica de enero de
    1833. Sin embargo, la inacción norteamericana parece
    demostrar que éste país consideraba al territorio
    de las islas no como una nueva colonia. Para Metford, esto
    demostraría también que los Estados Unidos nunca
    tomó en serio los reclamos argentinos. Los analistas
    norteamericanos también sostienen que los Estados Unidos
    considera a la doctrina Monroe como una declaración de
    política a la que puede renunciar unilateralmente. Otras
    explicaciones de índole más pragmática
    pueden ser, por una parte, que el interés vital de los
    Estados Unidos al enunciar dicha política estaba en la
    parte norte de hemisferio y, por otra, el poder de
    disuasión que poseía la Royal Navy.

    Autoridad argentina:
    Las islas, que pertenecían a España, pasaron por
    derecho de sucesión a pertenecer a las Provincias Unidas
    del Río de la Plata, denominación inicial de la
    República Argentina. Esta, en reafirmación de sus
    derechos, tomó formal posesión de las mismas el 6
    de noviembre de 1820, en que el Coronel de Marina David Jewett,
    comandante de la nave "HEROINA", izó el pabellón
    azul y blanco en las ruinas de Puerto Soledad (ex puerto San
    Luis). Para esta acción, la fragata tenía.
    Prerrogativas de "buque del Estado argentino".
    La ocupación de las Islas Malvinas se hizo con toda
    seriedad.

    Lo descrito anteriormente es la base de los derechos
    argentinos en lo histórico y en lo jurídico, por
    ser herederos y continuadores de las posesiones insulares
    españolas del Atlántico Sur.

    Es oportuno destacar que cuando los piratas
    británicos usurparon las Islas en enero de 1833
    había población argentina. Sus habitantes fueron
    tomados prisioneros y desembarcados en Montevideo. Poco
    más tarde llegaron los primeros Kelpers que se asentaron
    sobre territorios confiscados a sus primitivos y legítimos
    ocupantes. Otro antecedente que ilustra que fuimos expulsados de
    Malvinas lo recuerda la rebelión del Gaucho Rivero en
    Agosto de 1833, secundado por criollos e indígenas
    argentinos. La resistencia
    culminó en enero de 1834.

    Reclamos argentinos:

    Desde la usurpación de 1833, perpetrada por los
    ingleses en las Islas Malvinas, como es natural, la Argentina no
    ha cesado en sus reclamos y protestas que, si bien fueron a lo
    largo de 150 años, materialmente infructuosas, sostuvieron
    siempre, jurídica y moralmente nuestra actitud de
    lucha por la no aceptación de la violación a
    nuestros derechos, y el enjuiciamiento que de ello surge y que la
    razón y el honor imponen.

    En 1833 Manuel Moreno realiza la primera protesta
    diplomática a la oficina extranjera por la
    usurpación de las Malvinas. Lamentablemente, no se obtiene
    respuesta alguna, al igual que los siguientes 4 reclamos
    realizados por Moreno.

    Los años posteriores se suceden en reclamos a
    Gran Bretaña por parte de Cancilleres Argentinos, pero por
    toda respuesta, Inglaterra reitera que había dado el
    asunto por concluido. Exigida por la ausencia de resultados, la
    Argentina toma nuevas formas de protesta pero no obtiene
    resultados positivos.

    1946, se decreta nuestra soberanía sobre el mar
    epicontinental y zócalo continental argentino. Fue
    aprobado el Art. 73 de la Carta de las
    Naciones Unidas
    en pro de la independencia de los territorios no
    autónomos. Gran Bretaña incluyó el
    archipiélago Malvinas entre los que se hallaban bajo su
    administración, en calidad de colonia. Se
    efectuó rápida y enérgica protesta por parte
    del gobierno argentino.

    En 1948, en la novena Conferencia
    Interamericana de Bogotá una declaración niega a
    las Malvinas como "territorio autónomo"
    definiéndolas como "territorio de facto, ocupado por una
    potencia
    extranjera"

    En 1960 se dicta la Resolución 1514 denominada
    "Declaración sobre la Concesión de la Independencia
    de los Países y Pueblos coloniales" que abarca dos
    aperturas conceptuales tendientes a la independencia de los
    países: una es la "libre determinación de los
    pueblos" y la segunda es "la integridad territorial". Inglaterra
    optó por la primera y Argentina por la segunda.

    En 1963 se tienen noticias de que Gran Bretaña
    concedería la Independencia a las Malvinas. Felizmente
    esto había sido previsto por la Argentina que ya en el
    año anterior ante la Comisión Jurídica de la
    OEA se opuso
    al ingreso de nuevos miembros a dicha Organización.

    En 1964 el Subcomité III del Comité
    Especial de las Naciones Unidas designa a las Malvinas
    "territorio a descolonizar".

    En 1965 la Asamblea General de las Naciones Unidas dicta
    la Resolución 2065 que constituye, sin duda, el paso
    más importante de nuestra larga marcha diplomática.
    Esta resolución llega a la realidad del
    problema.

    Gran Bretaña ya no podía determinar por su
    cuenta y se vio obligada a entablar conversaciones con la
    Argentina. El 20 de julio de 1966 comienzan las negociaciones en
    Londres. En 1967 un representante británico, manifestando
    que su país se hallaba dispuesto a cumplir con la
    resolución 2065, viajó a las Islas para poner en
    acuerdo a los malvinenses del traspaso a la Argentina, pero ello
    fue inútil "gracias" a la presión
    ejercida por la Falkland Islands Company.

    A partir de la década de 1970 se inician otros
    ciclos de conversaciones que se interrumpen, básicamente
    por la negación de Inglaterra a tratar el tema de la
    soberanía.

    Hasta aquí llegó nuestra lucha en paz: un
    largo juicio en el aire que nunca
    fue satisfecho en su legítima demanda.

    LA
    GUERRA

    • Causas:

    La causa fundamental del conflicto
    armado ocurrido entre la Argentina e Inglaterra de 1982, se
    remonta a la usurpación británica de las Islas en
    1833. En ese año, se expulsa a la población local,
    y se la reemplaza por otra, los llamados kelpers.

    Esterilidad de los reclamos diplomáticos
    argentinos

    Durante casi ciento cincuenta años, la Argentina
    produce constantes reclamos diplomáticos, sin resultados
    concretos. El conflicto tuvo avances y retrocesos, pero nunca se
    llegó al reconocimiento esperado por nuestro país.
    Durante largos años la Argentina proveyó de
    importantes elementos de supervivencia a la población
    residente en las Islas, con el ánimo de ganarse su
    confianza y buena voluntad, sin resultados visibles.

    • Distanciamiento entre ambas
      naciones:

    Una de las razones por las cuales el conflicto armado no
    se produjo antes, tiene que ver con la especial relación
    existente entre Argentina y Gran Bretaña desde la
    Independencia de nuestra Patria con España. Esa
    relación estuvo signada por la complementación
    económica, donde Argentina era el "granero del mundo"-
    según una conocida frase de la época – y Gran
    Bretaña proveía manufacturas. La venta de carnes,
    cueros y granos por parte de nuestro país,
    estableció una relación de dependencia con su
    principal comprador, Inglaterra. Varias generaciones de
    argentinos se educaron en la admiración al Imperio
    británico. Todo ello se cortó al finalizar la Segunda Guerra
    Mundial, cuando entra en escena los Estados Unidos de
    Norteamérica como principal potencia occidental.
    Inglaterra pierde poder y se va replegado, abandonando las
    antiguas colonias. Son los años de la
    descolonización de la India, de China, de los
    países sudamericanos. En la década del 60,
    Inglaterra produce su "revolución verde", es decir,
    comienza a utilizar su propio territorio para proveerse de
    materias primas, dependiendo cada vez menos de las importaciones,
    que reduce drásticamente en comparación con
    principios de siglo. De esta forma, se va produciendo un
    paulatino distanciamiento, lo que permite a la Argentina acentuar
    los reclamos de soberanía sobre las Islas
    Malvinas.

    • Búsqueda de ambos gobiernos por
      prevalecer en el poder:

    Se ha mencionado con demasiada frecuencia este motivo,
    que no carece de fundamento. En sus memorias, la
    ex- primer ministro inglés, Margaret Thatcher, realza la
    importancia del triunfo inglés en Malvinas como un triunfo
    personal de su gobierno. Ello le permitió perpetuarse por
    dos períodos más en el poder, en un momento en que
    los conflictos
    sociales en su país no le auguraban mucha fortuna. Es por
    ello que rechazó toda posibilidad de solución
    negociada, llegando incluso a cometer el peor crimen de guerra de
    todo el conflicto, el hundimiento del Crucero A.R.A. "Gral.
    Belgrano", para hundir con él la propuesta de paz
    realizada por el entonces Presidente del Perú,
    Belaúnde Terry y que ya había sido aceptada por la
    Argentina y avalada por los EE.UU.

    En cuanto al gobierno argentino, es conocida la
    situación que atravesaba el gobierno militar, con malestar
    creciente de los sectores obreros y el reclamo de democracia por
    parte de los sectores políticos.

    • Jugada estratégica utilizada por
      Inglaterra ante Argentina:

    Se puede afirmar que el conflicto bélico de 1982,
    fue una jugada estratégica desarrollada por el gobierno
    inglés sobre el gobierno argentino. La operación de
    la inteligencia
    británica realizada sobre las Georgias con envío de
    obreros argentinos al mando del chatarrero Constantino Davidoff,
    produjo el efecto deseado: Al enarbolarse la bandera argentina
    sobre esa Isla, Inglaterra tuvo el argumento para "indignarse",
    movilizando sus buques hacia la zona y provocando una
    reacción en cadena que reinstalaría la vieja
    hipótesis de conflicto elaborada por la
    Armada Argentina de recuperar por la vía directa a las
    Islas Malvinas. De tal forma, si Argentina permanecía
    impasible a la provocación, hubiera supuesto una renuncia
    tácita a sus derechos soberanos sobre Malvinas

    • Intereses petroleros en el atlántico
      sur:

    Como se ha podido observar, la plataforma submarina que
    une las Islas al continente argentino, es una de las zonas
    potencialmente más ricas del mundo, superior al Mar del
    Norte en materia de explotación de hidrocarburos.
    Ya existían numerosos informes
    soviéticos, norteamericanos e ingleses ( "Informe
    Shackleton"), donde se auguraba la explotación de esta
    importante reserva petrolera. Por esto un olvidado enclave
    colonial vuelve a tener relevancia para la corona
    británica, y se elaboran las hipótesis para
    reafirmar sus intereses en el Atlántico Sur.

    A la zaga de la riqueza petrolera, también incide
    la riqueza ictícola del Atlántico Sur, dada la
    escasez de la
    Pesca en otras latitudes.

    Días previos al
    conflicto

    El que tomara la iniciativa sería rotulado como
    agresor.

    Para la estrategia
    británica era indispensable que ese rol sea ocupado por la
    Argentina. Así ellos podrían reaccionar
    militarmente "con todos los recursos de la
    Royal Navy" tal como lo tenían previsto desde 1976 y
    demostrando nuestro "patoterismo", desligarse de la tutela de la
    ONU, actuar en
    propia defensa y construir su FALKLAND FORTRESS. Tal fortaleza
    liquidaría por completo nuestros reclamos de
    soberanía.

    Ya desde 1976 Argentina, por medio de su Armada,
    habían instalado la Estación científica
    "Corbeta Uruguay", en
    Thule.

    En 1981, la misma Fuerza,
    tenía previsto la instalación de una nueva Base
    Científica en Puerto Leith ( Islas Georgias del Sur) a
    concretarse en el invierno de 1982.

    Constantino Davinoff visitó Puerto Leith ( Isla
    San Pedro) en 1981. Lo que no sabía la Argentina era que
    aquella primera visita de Davidoff a Puerto Leith había
    provocado la reacción del Gobernador de Malvinas, Rex
    Hunt, ante la oficina extranjera, lo que había alertado al
    gobierno británico de tal situación.

    Los ingleses que conocían nuestros secretos,
    podrían fabricar por lo tanto el detonante que nos hiciera
    perder la calma.

    Por lo tanto, no esperaron esa próxima vez, el 19
    de marzo de 1982, en Puerto Leith ( Islas Georgias) a donde
    llegada Davinoff con sus hombres para comenzar el desagüe,
    con la autorización de la embajada británica en
    Argentina y habiendo cumplido con todas las exigencias legales
    acordadas en la Reglamentación de la Declaración de
    Buenos Aires.

    La reacción argentina:

    Ante la descomedida actitud inglesa en Georgias por el
    desembarco de los chatarreros, nuestro gobierno de entonces
    ordenó considerar seriamente el empleo de la
    "alternativa militar", la cual proveía de una
    acción militar de envergadura, que se venía
    gestando desde enero de 1982 como una hipótesis de
    conflicto, en caso de que fracasaran las negociaciones previstas,
    en Nueva York para febrero de 1982.

    La recomendación estratégica claramente
    expresada de este plan
    consistía en que "la operación no debía
    ejecutarse antes del 15 de mayo". Ello se debía a que
    cualquier reacción metropolitana de Gran Bretaña no
    podría arribar a Malvinas antes del 5 de junio y para
    entonces un desembarco anfibio británico sería
    imposible, debido a la llegada del crudo invierno.

    Los planificadores británicos también
    estaban convencidos de que no podrían desembarcar en
    Malvinas y llegar a Puerto Stanley después del 10-15 de
    junio, por lo tanto era necesario que Argentina adelantara la
    fecha de "recuperación" al 1-2 de abril de 1982.
    Así ellos tendrían tiempo, de efectuar el asalto
    anfibio de rigor antes de que el invierno llegara.

    Esta anticipación de nuestra fecha, es unos de
    los principales argumentos para demostrar que el gobierno
    británico conocía al detalle nuestros planes y que
    manejó el incidente de los chatarreros en Georgias para
    hacerlos "abortar" y así ajustar a sus necesidades la
    iniciación de nuestra recuperación de
    Malvinas.

    Ocupación militar de las islas
    Malvinas:

    Durante la noche del 1 ° de abril de 1982 y
    la madrugada del viernes 2, parte de la flota argentina de mar
    operaba frente a las Islas Malvinas. Entretanto, la reducida
    dotación de infantes de marina británicos destacada
    en la capital
    malvinense (entonces Puerto Stanley) se desplegaba en actitud
    defensiva.

    A las 6.30 de la mañana del viernes 2,
    mediante un operativo combinado de las tres fuerzas, la Argentina
    logró desembarcar en Puerto Stanley y ocupar las islas,
    luego de algunos enfrentamientos en diversos lugares de las
    mismas, que culminaron con la rendición del gobernador
    británico

    Al día siguiente de la ocupación
    era designado gobernador de las Malvinas el general Mario
    Benjamín Menéndez, pasando a ser el segundo
    gobernador argentino del Archipiélago. El primero fue Luis
    Vernet, designado en 1829.

    Simultáneamente, tanto el gobierno
    inglés como los países de la Comunidad
    Económica Europea disponían drásticas
    sanciones económicas y financieras contra la
    Argentina.

    La respuesta inglesa:

    La reocupación de las Islas Georgias el
    sábado 26 de abril de 1982, por la Task Force,
    hacía prever prontas acciones sobre el objetivo
    principal de las Malvinas: Puerto Argentino. En efecto, el
    día 1º de mayo de 1982, el Reino Unido intentó
    una maniobra aeronaval para obtener una victoria rápida
    sobre la guarnición argentina.

    Hacia el conflicto armado:

    Las Fuerzas Armadas argentinas fueron forzadas al
    conflicto armado sin tiempo alguno de preparación. No se
    hizo una campaña organizada para esclarecer nuestra
    posición, antes, durante, ni después de la batalla.
    Lo inesperado de la reacción británica hizo
    necesario improvisar la presentación de nuestro punto de
    vista ante el concierto mundial, no se pudo explicar debidamente
    el origen del conflicto, ni la causa por la cual la Argentina
    reivindicaba sus territorios ocupados.

    No habíamos explicado al mundo que en las islas
    Malvinas la población vivía aceptablemente con la
    ayuda argentina a partir del Acuerdo de Comunicaciones
    suscrito en 1971, el cuál tuvo su mayor sustento en los
    servicios
    aéreos suministrados por la FAA.

    El desenlace:

    Al mismo tiempo que el Papa elevaba sus
    súplicas por la concordia y la paz ante inmensas
    multitudes, recrudecía en las Malvinas la lucha
    después del desembarco británico en diversos puntos
    de sus territorios.

    El día 14 de junio las fuerzas británicas
    presionaban con una manifiesta superioridad en armamentos y en
    efectivos humanos, en las afueras del Puerto Argentino, capital
    malvinense.

    Al promediar la tarde de ese día el Estado Mayor
    Conjunto argentino dio a conocer el Comunicado 163, cuyo texto
    decía: "El Estado Mayor Conjunto comunica que el
    comandante de la fuerza de tarea británica, general More,
    platicó con el comandante militar de las Malvinas, general
    de brigada Mario Benjamín Menéndez, hoy, 14 de
    junio de 1982 a las 16 horas. En estos momentos, en la zona de
    Puerto Argentino, hay un alto el fuego de hecho, no establecido
    por ninguna de las dos partes".

    El mismo día 14, cerca de la medianoche, fue
    firmada el Acta Final de Rendición del comandante de las
    fuerzas argentinas de aire, mar y tierra, general Menéndez
    ante el general J. J. Moore como representante del gobierno
    británico.

    CRÍMENES DE GUERRA

    Razones políticas
    del hundimiento del crucero A.R.A. "Gral.
    Belgrano":

    Transcribo textualmente la acusación concreta
    formulada por ese sector de representantes británicos: "El
    cargo es que, en conjunto con el Secretario de Defensa y el
    Presidente del Partido Conservador en ausencia del Secretario de
    Relaciones Exteriores, el Primer Ministro de Su majestad,
    fría y deliberadamente dio la orden de hundir al Belgrano,
    sabiendo que una paz honorable estaba próxima y con el
    propósito -muy bien justificado- de que los torpedos del
    Conqueror hundirían el plan de paz"

    El ex-Presidente peruano Arq. Fernando Belaúnde
    Terry, planteó una propuesta de administración compartida de las Islas
    Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur por parte de varias
    naciones y el compromiso de las potencias beligerantes de
    discutir la transferencia de la Soberanía, había
    sido aceptada por el gobierno argentino y los Estados Unidos de
    Norteamérica, Alemania,
    Italia,
    Canadá, etc., faltando la respuesta del gobierno
    británico.

    Esa respuesta, comprometida para el 2 de mayo, 19:00 hs.
    (Hora argentina), llegó anticipadamente: A las 15:55 hs.
    Dos torpedos del Submarino H.M.S. "Conqueror" impactaron al
    crucero A.R.A. "Gral. Belgrano", hundiendo junto a él, la
    propuesta de paz.

    El crucero A.R.A. "Gral. Belgrano", al momento de su
    hundimiento, se encontraba fuera de la zona de exclusión
    militar declarada unilateralmente por Gran
    Bretaña.

    Esto, a pesar de ser lícito para su hundimiento,
    según las normas aplicables
    a los conflictos armados en el mar que componen el Derecho
    Internacional humanitario, puede ser denunciado como un acto
    de perfidia.

    Respecto a su condición de buque militar,
    podría constituir un blanco para la flota inglesa; sin
    embargo, al estar alejándose de la misma, y encontrarse
    fuera del alcance de su artillería cualquier buque
    británico, u otro objetivo enemigo, no puede ser
    considerado un objetivo militar, de cuyo hundimiento pudiera
    sacarse una ventaja militar precisa. La única razón
    que lo explica es la necesidad política del Gobierno de
    Margaret Thatcher de proseguir hasta las últimas
    consecuencias las operaciones
    militares, asegurándose, como efectivamente
    ocurrió, una victoria que le permitiera ser reelecta por
    dos períodos más en el gobierno. Y,
    subsidiariamente, asegurarse los negocios
    familiares en las islas australes.

    Fusilamientos de soldados argentinos en
    Malvinas:

    Los militares británicos más comprometidos
    son: Kent Lukowiak, un cabo de la marina británica que
    confesó haber fusilado a un soldado argentino
    después de la rendición en la batalla de Monte
    Longdon. Gary Sturge y Vincent Brambley, ambos admitieron haber
    presenciado el asesinato a sangre
    fría de soldados que ya se había rendido y se
    encontraban desarmado.

    Consecuencias de la Guerra:

    Se logró inculcar al pueblo argentino acerca de
    que jamás podríamos haber ganado la batalla austral
    contra un Imperio como el inglés, desconociendo la
    realidad que estuvimos a punto de ganarla, si no fuera por el
    apoyo norteamericano. Y desconociendo también que Gran
    Bretaña perdió muchas guerras en su
    historia. Basten
    recordar las conocidas "invasiones inglesas", ganadas por la
    decisión del pueblo argentino en inferioridad de
    condiciones semejantes.

    En fin, se trató de profundizar la derrota de las
    armas con la
    derrota espiritual y cultural.

    Caída de Galtieri:

    La noticia de la rendición de Puerto Argentino
    cayó como un rayo sobre Galtieri. Impactando por la
    novedad –meses mas tarde confesaría su
    desazón porque jamás imaginó una resistencia
    tan breve-, no alcanzó a comprender la real
    dimensión de lo que había ocurrido. Mascullaba
    bronca, emitía juicios escasamente benévolos para
    con los militares en las Islas, pero no descubría el
    meollo de la cuestión. La decisión de
    Menéndez terminaba también con su
    gobierno

    Un precepto histórico-político prescribe
    que todo gobierno perdidoso en el campo de batalla debe
    inexorablemente alejarse del poder. Esta actitud le debía
    corresponder también a los militares argentinos que
    habían conducido la Guerra de las Malvinas.

    Pero Galtieri pareció adoptar un camino distinto:
    conocida la capitulación, el presidente reunió a
    los generales de división, y dirigiéndose a ellos
    con un tono eufórico los exhortó a continuar la
    lucha armada. Los generales prefirieron mantenerse en silencio.
    Galtieri quiso entender que ése era un gesto de
    aprobación; los hechos posteriores demostrarían que
    fue un comportamiento
    preparatorio de la caída. Las cúpulas castrenses ya
    no estaban dispuestas a seguir a sus comandantes.

    Galtieri preparó el terreno para un golpe de
    timón. El 15 de junio, cuando la población
    conocía la rendición y cundía el
    desánimo y la reprobación por la actuación
    de los militares, el presidente, convoco a la población a
    la Plaza de Mayo. Desde los balcones de la Rosada dirigía
    un mensaje. Durante el día grupos numerosos
    se habían congregado frente a ka sede del gobierno para
    expresar su repudio a la capitulación.

    . El 17 fue el día final. Galtieri pidió
    al general vaquero que asistiera en su lugar a una reunión
    de la Junta Militar. Vaquero, por su cuenta, suspendió ese
    encuentro, y luego de recabar la posición de los generales
    de división, se dirigió a Campo de Mayo, donde se
    alojaba Galtieri, para comunicarle lo aprobado por los jefes
    castrenses. Se había decidido la remoción del
    comandante y se le había quitado la atribución para
    designar su reemplazante. El presidente, decepcionado y
    desmoralizado, opto por aceptar la resolución de sus
    camaradas de armas.

    La derrota termino de desprestigiar y debilitar a la
    dictadura. La
    crisis
    económica se profundizó y reaparecieron las
    protestas populares. Las denuncias por las violaciones de los
    derechos
    humanos se acrecentaron y comenzaron a desarrollarse grandes
    demostraciones, que no solo reclamaban saber el destino de los
    desaparecidos, sino su aparición con vida y el juicio a
    los culpables.

    El gobierno militar aun diseñaba algunas
    tácticas, para condicionar el proceso de salida electoral.
    Casi nadie prestaba ya atención a sus maniobras. Para esa
    época la gran mayoría de la sociedad se
    avocaba a las campañas pre-electorales, y de una u otra
    forma, todos querían llegar al 30 de octubre, para
    terminar definitivamente con la dictadura

    LA CUESTION MALVINAS EN LAS NACIONES
    UNIDAS

    Colonialismo:

    Podríamos definir al colonialismo como

    "la sujeción de los pueblos a una
    subyugación, dominación y

    explotación extranjera".

    Dentro de este marco general se debe ubicar la
    cuestión de las Islas Malvinas en el ámbito de las
    Naciones Unidas.

    La cuestión Malvinas en la Asamblea General
    de las Naciones Unidas:

    A partir de 1964 y a iniciativa de la República
    Argentina, la cuestión Malvinas entra en el debate del
    Comité de Descolonización de las Naciones Unidas
    (Comité de los 24).

    Luego del informe favorable de este comité la
    cuestión entra en el temario de la Asamblea
    General.

    Las resoluciones de la Asamblea General no son de
    cumplimiento obligatorio, es decir, son incoercibles.

    Resolución 2065:

    Salvo los acontecimientos de 1982 donde se cambió
    la situación del tema, la cuestión Malvinas siempre
    se debatió en la Asamblea General.

    Mediante una activa gestión
    diplomática, Argentina logra su primer triunfo en las
    Naciones Unidas.

    El 16 de septiembre de 1965 la XX Asamblea General de
    las Naciones Unidas aprueba la Resolución 2065 por la cual
    se expresa que reconociendo "la existencia de una disputa entre
    los gobiernos del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda
    del Norte y la República Argentina acerca de la
    soberanía sobre dichas islas" invita a los gobiernos a
    "proseguir sin demora las negociaciones recomendadas por el
    Comité Especial (Comité de Descolonización)
    …a fin de encontrar una solución pacífica al
    problema, teniendo debidamente en cuenta las disposiciones y los
    objetivos de
    la Carta de las Naciones Unidas y la resolución 1514 de la
    Asamblea General, así como los intereses de la
    población de las islas Malvinas".

    Esta resolución aprobada por 94 votos a favor, 14
    abstenciones y ningún voto en contra, es la base primera
    de la cuestión en el ámbito de Naciones
    Unidas.

    Con la aprobación de esta resolución
    Argentina logra:

    Que las Naciones Unidas descarten para este caso el
    principio de libre determinación y acepta el criterio de
    la integridad territorial ya que contrario podría haber
    solicitado al Reino Unido que arbitrara los medios
    necesarios para que este territorio se independizara.

    Acepta el criterio argentino de tener en cuenta para
    este caso los intereses de los habitantes y no los deseos de los
    mismos como pretendía el Reino Unido.

    Descarta la postura del Reino Unido, de la no injerencia
    de la
    organización internacional en esta
    cuestión.

    En base a esta resolución y a través de
    las negociaciones entre las partes se logra un acuerdo entre los
    dos países el 1° de julio de 1971 (Declaración
    de Buenos Aires) por el cual se facilita la integración física entre las
    Islas Malvinas y el territorio continental argentino
    (comunicaciones, transportes, comercio, educación).

    b) Resolución 3160:

    El 14 de diciembre de 1973, la Asamblea General de las
    Naciones Unidas aprueba la segunda resolución sobre el
    tema, Res. 3160, por la cual se expresa el "reconocimiento por
    los continuos esfuerzos realizados por el gobierno de la
    Argentina …para facilitar el proceso de descolonización
    y promover el bienestar de la población de las islas" e
    insta a los gobiernos a que "prosigan sin demora las
    negociaciones para poner término a la situación
    colonial".

    Se expresa asimismo que las Naciones Unidas están
    gravemente preocupadas por el hecho de que han transcurrido ocho
    años (desde la Res. 2065 de 1965) sin que se hayan
    producido progresos sustanciales en las
    negociaciones".

    Esta resolución contó con 116 votos a
    favor, 14 abstenciones y ningún voto en contra.

    Las dos resoluciones mencionadas hasta aquí para
    la cuestión Malvinas se encuadran en el período que
    hemos denominado cooperación entre el Reino Unido y la
    República Argentina.

    Resolución 31/49:

    La relación bilateral entre los dos país
    entra en un período crítico por esta
    cuestión.

    Entre los hechos más importantes que perturbaron
    la relación de cooperación se puede
    mencionar:

    El 2 de marzo de 1975, un contingente de turistas
    argentinos y extranjeros, embarcados en el "Regina Prima" no
    desembarcaron en Puerto Stanley (Capital de las islas Malvinas)
    ya que el capitán se negó a izar la bandera
    británica, como solicitaban las autoridades coloniales de
    las Malvinas.

    El 16 de octubre de 1975 la embajada británica en
    Buenos Aires anuncia al gobierno argentino el envío de una
    misión a las islas Malvinas para realizar un relevamiento
    o estudio de las mismas. Este hecho trae como consecuencia un
    cambio de
    notas entre las partes, la denuncia Argentina en las Naciones
    Unidas el 8 de diciembre de 1975 y se declara a la misión
    inglesa (Shackleton) "no bienvenida" el 2 de enero de
    1976.

    Además el gobierno argentino sugirió el
    retiro del embajador británico en Buenos Aires, y no
    asumió sus funciones el
    embajador argentino en Londres.

    El 4 de febrero de 1976 el destructor de la marina
    argentina "Almirante Storni" efectuó disparos
    reglamentarios a proa del buque inglés "Shackleton", que
    realizaba investigaciones a
    80 millas de las islas Malvinas, sin autorización del
    gobierno de Buenos Aires. Interviene también en la
    acción un avión argentino que junto con el
    "Almirante Storni" escoltan al navío inglés hasta
    Puerto Stanley.

    Este período conflictivo entre las partes tuvo
    sus derivaciones en la Asamblea General de las Naciones Unidas en
    la cual se aprueba resolución 31/49.

    Por la misma y siguiendo a las anteriores resoluciones
    se pide a ambos gobiernos "que aceleren las negociaciones
    relativas a las disputas de soberanía" y expresa su
    reconocimiento por los continuos esfuerzos realizados por el
    gobierno de la Argentina… para facilitar el proceso de
    descolonización y promover el bienestar de la
    población de las islas".

    Pero en esta resolución se produce una
    modificación de importancia en relación a las
    anteriores. El punto 4 de la misma "insta a las dos partes a que
    se abstengan de adoptar decisiones que entrañen la
    introducción de modificaciones unilaterales
    en la situación mientras las islas estén
    atravesando por un proceso recomendado en las resoluciones arriba
    mencionadas" (Res. 2065 y 3160)

    Esta modificación motivó que por primera
    vez en la cuestión Malvinas, el Reino Unido votara en
    contra.

    Al mismo tiempo esta actitud del Reino Unido trajo como
    consecuencia la abstención de otros
    países.

    La resolución contó con 102 votos a favor,
    1 en contra y 32 abstenciones.

    Resolución 37/9:

    Luego de la guerra de las Malvinas de 1982 el tema es
    incluido en el temario de la Asamblea General de ese año y
    la misma aprueba la resolución 37/9 del 4 de noviembre de
    1982.

    En esta resolución como en las anteriores se
    solicita que "reanuden las negociaciones para encontrar en el
    más breve plazo una solución pacífica al
    conflicto de soberanía en el asunto de las
    Malvinas".

    Contrariamente a las anteriores resoluciones de la
    Asamblea General, en ésta se agrega que el Secretario
    General "inicie una; nueva misión de buenos oficios…
    para ayudar a las partes".

    La resolución 37/9 fue aprobada por 90
    países, 12 Votaron en contra y 52 Estados se
    abstuvieron.

    Resolución 38/12:

    Tal como se había aprobado en el punto
    40 de la resolución37/9 del 4 de noviembre de
    1982, la cuestión Malvinas se incluyó en el orden
    del día provisional de la XXXVII sesión de la
    Asamblea General.

    La parte resolutiva no difiere de la aprobada el
    año anterior: La resolución 38/12 fue aprobada por
    87 votos a favor, 9 en contra y 54 abstenciones y 7 ausencias, el
    16 de noviembre de 1983.

    A partir de 1984 las resoluciones a las que se llego son
    todas muy similares entre sí, y básicamente
    exhortan a las dos partes a la negociación y la solución pacifica
    del conflicto.

    En el siguiente cuadro se hará referencia a estas
    resoluciones:

    RESOLUCION Y AÑO

    Votos a favor

    Abstenciones

    Votos en contra

    Resolución 39/6 – 1984

    89

    54

    9

    Resolución 40/21 – 1985

    107

    41

    4

    Resolución 41/40 – 1986

    116

    34

    4

    Resolución 42/19 – 1987

    114

    36

    5

    Resolución 43/25 – 1988

    109

    37

    5

    Resoluciones del Consejo de Seguridad:

    Las resoluciones que adopta el Consejo de Seguridad son
    de cumplimiento obligatorio, se pueden hacer cumplir por la
    fuerza si es necesario. Este se dedica a cuestiones que amenazan
    la paz y seguridad mundial, poniendo en riesgo vidas
    humanas. Es por ello que se ocupo del tema de Malvinas durante la
    guerra de 1982, sancionando dos resoluciones:

    Resolución 502 – 02 de Abril de
    1982:

    En esta resolución el Consejo de Seguridad de las
    Naciones Unidas exige la cesación inmediata de las
    hostilidades, el retiro inmediato de todas las fuerzas argentinas
    de las islas y exhorta a los gobiernos de la Argentina y Gran
    Bretaña a que procuren hallar una solución
    diplomática a sus diferencias y a que respeten plenamente
    los propósitos y principios de la Carta de las Naciones
    Unidas.

    Resolución 505 – 26 de Mayo de
    1982:

    El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprueba
    la Resolución 505; que pide al Secretario General que
    emprenda una misión renovada de buenos oficios, entablando
    inmediatamente contactos con las partes para negociar condiciones
    mutuamente aceptables para una cesación del fuego; y
    exhorta a las partes en conflicto a que cooperen plenamente con
    el Secretario General en su misión.

    LA CUESTION DE MALVINAS EN LA
    ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS
    (OEA)

    Como ocurriera en el caso de la ONU, la
    Organización de Estados Americanos (OEA) fue un foro intensamente utilizado por la
    diplomacia Argentina para sumar votos favorables de la
    región en temas "sensibles" a los intereses argentinos
    -particularmente la cuestión de las Malvinas.

    En la XV Asamblea General de la OEA, reunida en
    Cartagena de Indias, Colombia, a
    principios de diciembre de 1985, 17 países –Brasil, Bolivia,
    Colombia, Costa Rica,
    Ecuador, El
    Salvador, Haití, Honduras, México,
    Uruguay, Nicaragua, Panamá,
    Paraguay,
    Perú, República Dominicana, Surinam y Venezuela
    presentaron y aprobaron en forma unánime un proyecto de
    resolución que instaba a respetar las resoluciones de la
    ONU, de acuerdo con las cuales la Argentina y Gran Bretaña
    debían negociar en forma pacífica su disputa de
    soberanía sobre las islas Malvinas. No obstante, la
    efectividad de dicha resolución fue prácticamente
    nula, dado que no modificó la postura
    británica.

    La XVI Asamblea General de la OEA reunida en Guatemala, en
    noviembre de 1986, respaldó el comunicado del gobierno
    argentino, que sostenía que la "zona de exclusión"
    decretada por Gran Bretaña alrededor de las Malvinas
    constituía una "amenaza cierta" a la paz. La
    resolución, aprobada por consenso de sus 31 miembros,
    instaba a la Argentina y Gran Bretaña a negociar,
    criticaba la decisión británica en tanto generaba
    un elemento adicional de tensión en el diferendo, y
    subrayaba la necesidad de evitar acciones que, como esta medida
    británica, agravaran el problema existente en el
    Atlántico Sur. Las autoridades británicas
    rechazaron la resolución de la OEA, limitándose a
    declarar que las potencias pesqueras tendrían que
    habituarse a las nuevas disposiciones de Londres.
    Un nuevo respaldo de la OEA a la Argentina en la cuestión
    de Malvinas tuvo lugar en Río de Janeiro el 4 de febrero
    de 1987, cuando una resolución del Comité
    Jurídico Interamericano, el órgano consultivo del
    organismo panamericano, ratificó que "la Argentina tiene
    inobjetable soberanía sobre las islas Malvinas", y
    calificó como "un acto atentatorio no sólo contra
    el derecho sino también contra la paz y la seguridad
    internacionales" la decisión británica de
    establecer una zona de exclusión pesquera en aguas
    ubicadas alrededor del archipiélago.
    La OEA no limitó su respaldo a la posición
    argentina en la cuestión de Malvinas, sino que
    también se pronunció a favor de la continuidad
    democrática frente a la crisis militar de Semana Santa que
    estalló en abril de 1987. Así, el 22 de dicho mes,
    Venezuela presentó ante el foro multilateral una
    iniciativa para tratar la crisis militar argentina, moción
    que fue respaldada por los representantes de Bolivia, Brasil,
    Colombia, Estados Unidos, Guatemala, Panamá, Perú,
    República Dominicana, Uruguay y Trinidad -Tobago.
    Finalmente, el Consejo Permanente de la OEA proclamó ese
    mismo día 22 "su más firme y categórico
    respaldo al presidente Raúl Alfonsín", por sus
    esfuerzos destinados a preservar "el alto destino
    democrático" de la Argentina. Esta resolución del
    Consejo fue aprobada por aclamación, aunque los
    representantes de Chile y Paraguay presentaron reservas legales a
    la misma.
    El 1º de marzo de 1988, tuvo lugar en Washington una
    Reunión Extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA,
    convocada por la Argentina para analizar la gravedad y posibles
    consecuencias de las maniobras militares que Gran Bretaña
    tenía programado realizar días después en el
    Atlántico Sur, conocidas con el nombre de "Fire Focus".
    Luego de analizar el caso, el Consejo aprobó por 25 votos
    a favor, ninguno en contra y la abstención de Estados
    Unidos y Santa Lucía una resolución -copatrocinada
    por la Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala,
    Venezuela, Costa Rica y República Dominicana- que
    incluía 4 puntos:

    1) exhortación a Gran Bretaña y la
    Argentina para entablar negociaciones para resolver lo que el
    documento define como "una disputa de
    soberanía".

    2) preocupación "por el aumento de tensión
    en el Atlántico Sur", como consecuencia de los ejercicios
    militares programados por Gran Bretaña entre el 7 y el 31
    de marzo de 1988.

    3) "esperanza" de que Londres reconsiderara la
    decisión de maniobrar en el Atlántico
    Sur.

    4) transmisión de la resolución a la
    ONU.

    TRATADO
    INTERAMERICANO DE ASISTENCIA RECIPROCA
    (T.I.A.R.)

    Este tratado, cuya finalidad aparente era mantener 
    la  paz y de la seguridad del continente americano, en
    realidad era parte a la política implementada por los
    EE.UU. en la época de la "Guerra
    Fría ".-
    El objetivo básico era darle a EE.UU. un marco legal en
    caso que existiera en Latinoamérica alguna intervención
    propiciada por la URSS o un garantizarse el apoyo de toda
    Latinoamérica en caso de un enfrentamiento directo de
    EE.UU. con la URSS.

    Los Estado firmantes del Tratado de Asistencia
    Recíproca (TIAR)  se  comprometían
    solidariamente  a  realizar  las acciones
    necesarias para cumplir con ese objetivo enunciado y la
    asistencia debía traducirse en apoyo político,
    militar, y económico en caso que uno de los países
    firmantes fuese atacada por una potencia extracontinental.
    El 27 de abril de 1982,   la Comisión de
    Trabajo 
    de la Conferencia de Cancilleres, que  representaba a 
    los países  signatarios  del   TIAR, 
    aprobó   una   resolución 
    por  17 votos  a   favor  y  4
    abstenciones que  respaldaba  la soberanía 
    Argentina en las islas Malvinas. Exhortaba a Gran Bretaña
    a cesar inmediatamente las  hostilidades y
    pedía  a  las partes la  reanudación
    de las  gestiones para  lograr  una  
    solución   pacífica del  diferendo.
    Los países  que votaron a favor de esa
    resolución fueron: Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica,
    Ecuador, El  Salvador, Guatemala, Haití, Honduras,
    México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú,
    Santo Domingo, Uruguay y Venezuela.
    Se abstuvieron: Chile, Colombia, Estados Unidos y Trinidad y
    Tobago.    En  la misma
    resolución  se especificaba "deplorar la adopción
    por los miembros de la   Comunidad 
    Económica  Europea  y  otros  
    Estados, de  medidas  coercitivas de
    carácter  económico  y 
    político  que   perjudican  al  pueblo
    argentino y  exhortarlos a levantarlas,  ya que
    constituyen   un grave precedente  por cuanto no
    están amparadas en  la  Resolución  
    502  del Consejo de  Seguridad  de  las 
    Naciones  Unidas  y son incompatibles con la carta de
    la ONU, OEA y Gatt".
    Los hechos demostraron que el TIAR, más allá de la
    voluntad de los países firmantes, sólo fue
    útil a los intereses Norteamericanos, ya que al momento de
    imponerse una votación contraria a sus intereses 
    estos desconocieron las resoluciones del TIAR y prestaron ayuda
    militar a la potencia agresora, con lo cual, el concepto del TIAR
    quedó desvirtuado y la intencionalidad
    norteamericana y chilena quedó al descubierto.

    Bibliografía:

    Dirección General de Cultura y
    Educación "Historia de las Islas
    Malvinas
    "

    Rampa, Alfredo C. (1980) "Geografía de la
    República Argentina
    " Editorial Kapelusz

    Clarín. "El Gran Libro del Siglo".
    Editorial Artes Gráficas Rioplatenses S.A

    Telefónica. "Enciclopedia de la
    Argentina
    ". Tomo 2. Editorial Credimar, S.L.

    Telefónica. "Historia de la Argentina".
    Tomo 2. Editorial Credimar, S.L.

    Revista "Somos" N° 298-4 de junio de
    1982-Año6. Editorial Atlántida.

    Enciclopedia "Historia visual de la Argentina".
    Fascículo 57. Editorial Clarín.

    Sitios Web:

    http://imalvinas.tripod.com/onu.htm

    http://www.todo-argentina.net/Geografia/provincias/Islas_Malvinas.htm

    http://www.mismalvinas.com.ar

    http://www.monografias.com/trabajos14/malvinasbilat/malvinasbilat2

    Realizado por:

    Marcos Arnoten

    Javier Bragazzi

    Cesar Zabala de Merlo

    Bs As, Argentina.

    Estudiantes secundarios.

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