- Geografía
de las Islas Malvinas - Historia de las
Islas Malvinas - La
guerra - Crímenes
de guerra - Consecuencias de
la guerra - La
cuestión Malvinas en las Naciones
Unidas - La
cuestión de Malvinas en la Organización de
Estados Americanos (OEA) - Tratado
Interamericano de Asistencia Reciproca
(T.I.A.R.) - Bibliografía
Geografía de las Islas Malvinas
El archipiélago de las islas Malvinas
se encuentra geográficamente situado frente a las costas
de la República Argentina, en la misma latitud que la
provincia de Santa Cruz. La Patagonia
Argentina es el territorio continental más próximo
al archipiélago. Se vincula al continente por alzarse
sobre la misma plataforma continental submarina, conocida como
mar epicontinental argentino. Se encuentra a unos 399
kilómetros de la isla de los Estados. Las Malvinas se
encuentran dentro de la plataforma continental argentina y el
cordón submarino que une ambas orillas tiene una
profundidad que no supera los 170 metros. Tanto por el Norte como
por el Sur de este verdadero cordón umbilical, que une a
la hija con la madre, el talud se hunde inmediatamente a
más de mil metros. Este es un título indiscutible
de valor
geográfico a favor de la Argentina
Las duras condiciones climáticas, sobre todo la
ausencia de una estación cálida, y los fuertes
vientos impiden que se puedan desarrollar actividades
agrícolas destacadas. Así, la agricultura en
las islas está limitada a una escasa producción de avena y cebada, dos cereales
resistentes.
Años atrás se construyó un gran
invernadero con miras a la producción hortícola.
Actualmente produce una buena cantidad de verduras frescas como
por ejemplo lechuga, arvejas, ajíes, coliflores y tomate, de los
cuales se producen 450 kilos por semana. Este invernadero
constituye un gran avance en la economía local, sobre
todo si se tiene en cuenta que éstas son verduras que la
gente que vive en Puerto Stanley (Puerto Argentino) no
conocía.
La turba es la materia
orgánica producida por descomposición de musgos y
líquenes en los pantanos. Es el combustible clásico
de uso doméstico en las Malvinas, además de
constituir un buen abono para los cultivos. La cría del
ganado ovino es la única actividad ganadera. Su carne es
la base de la alimentación de los
habitantes, la que se complementa con la cría de algunas
aves de corral
en las huertas. Sin embargo, el ganado ovino tiene su mayor
aspecto productivo en la obtención de lana, cuya calidad es merino
australiana.
HISTORIA DE LAS ISLAS MALVINAS
Descubrimiento
Todo estudio sobre la disputa de las Islas Malvinas
comienza indefectiblemente con el tema del descubrimiento. En
vista de la importancia que el tema ha cobrado en ocasiones como
sustento para sus reclamos, los países reclamantes
presentan como evidencia absoluta el descubrimiento del
archipiélago por tal o cual navegante de su país.
Paradójicamente, los estudios y teorías
sobre los posibles descubridores concuerdan en que es casi
imposible determinar con exactitud quien fue su verdadero
descubridor.
Lo que sí se sabe es que fueron avistadas por primera vez
en el siglo XVI. No obstante, el misterio es parte del
descubrimiento de las islas, donde navegantes de tres
países han sido acreditados como los primeros que
avistaron las islas. Semejante controversia no sorprende en
razón de los primitivos que eran los instrumentos de
navegación y la incompleta cartografía empleada por los navegantes del
siglo XVI.
A partir de la literatura existente es
posible elaborar una lista de las diversas expediciones que unos
y otros consideran como descubridoras:
1. Américo Vespucio (1501/1502); origen
español.
2. La expedición de Magallanes de 1520;
origen español
3. La nave Incógnita y Alonso
de Camargo, 1540; origen español
4. John Davis, 1592; origen ingles
5. Richard Hawkins, 1594; origen
ingles
6. Sebald de Weert, 1600; origen
holandés
1_ Américo Vespucio: En su carácter de primer navegante en visitar el
Atlántico Sur, Américo Vespucio ha sido
señalado como el primer descubridor de las islas. En una
carta, el
navegante relató que habiéndose alejado de la costa
de lo que hoy es Patagonia debido a un temporal, en medio de la
tormenta, avistó "una tierra nueva
sin puerto ni habitantes. Groussac señala que la costa
avistada era en realidad los acantilados de la Patagonia. Pero
sus determinaciones geográficas son tan imprecisas y sus
noticias tan
vagas, que hace imposible una estimación exacta de su
itinerario.
Por tal motivo la idea que este navegante fue el primer
descubridor carece de sustento.
2_ La expedición de Magallanes: Si bien es cierto
que su expedición de 1519-1520, "permitió el
relevamiento cartográfico de toda la costa
patagónica", este navegante, "no estableció la
geografía
ni de Tierra del Fuego, ni las Malvinas". A ello se agrega la
ausencia total de un testimonio del descubrimiento
3_ La nave Incógnita y Alonso de
Camargo: Tanto Goebel como Destefani señalan como el
más probable descubridor de las islas Malvinas a una nave
que el primero bautizó con el nombre de
Incógnita, a falta de su verdadero nombre. La
expedición tenía por objeto la colonización
de la zona del Estrecho de Magallanes Pero allí sufrieron
un temporal y la Incógnita se separó del
grupo. En los
últimos días de enero, la nave llega a lo que se
cree que son las Malvinas.
Posteriormente la cartografía del estrecho que
figura en el texto
Islario de Alonso de Santa Cruz, publicado poco
después del retorno de la Incógnita (1541)
incorpora dos pequeñas islas en línea paralela al
Estrecho de Magallanes. Esto apoyaría la
adjudicación del descubrimiento a esta nave.
4_ John Davis: Los británicos señalan
rotundamente como el verdadero descubridor de las islas a John
Davis. Por razones poco claras la Desire (nave en la que
viajaba Davis) se separó de la expedición y
empujada por una tormenta, el 14 de agosto de 1592
descubrió las islas Malvinas. Los críticos de este
descubrimiento sostienen que el relato se parece notablemente al
Islario antes mencionado, que no se acompaña
ninguna descripción de las tierras avistadas, que
los detalles son muy imprecisos y, que el relato apareció
después del regreso a Holanda del navegante Sebald de
Weert.
5_ Richard Hawkins: Pocos años después que
Davis, en junio de 1593, zarpó el corsario inglés
Richard Hawkins en la nave Dainty. Su misión era
atacar poblaciones y establecimientos en el Pacífico.
Según su relato posterior, el 2 de febrero de 1594, cuando
la nave alcanzó aproximadamente los 48° S. de latitud,
avistaron una tierra que no figuraba en ninguna carta. En general
se le aplican las mismas críticas que a su predecesor,
además del hecho que las Malvinas se hallan más al
sur de la latitud señalada por él.
6_ Sebald de Weert: Finalmente, le cupo a un navegante
holandés el primer avistaje comprobado y no objetado.
Sebald de Weert al mando de la nave Geloof
descubrió tres islas que bautizó como
Sebaldinas.
Durante todo el período hasta 1764, las islas
fueron visitadas por marinos holandeses, franceses e ingleses.
Pero nadie ocupó o utilizó las islas de
ningún modo hasta que los franceses lo hicieron en 1764,
172 años después del alegado descubrimiento
británico por John Davis.
En octubre de 1689, la nave Welfare, bajo el
mando de John Strong partió de Inglaterra con
destino al Pacífico. En enero de 1690, empujado por los
vientos alcanzó las Malvinas. Al día siguiente,
desembarcó para aprovisionarse de focas y pingüinos.
Esta operación produjo el primer desembarco de ingleses en
las islas. Para Goebel este desembarco no tuvo ninguna
consecuencia legal dado que no hubo toma de posesión
formal de las islas u ocupación.
Por otra parte desde 1493 a través de la bula
papal Inter Cietera y del Tratado de Tordesillas, celebrado entre
España
y Portugal en 1494, el archipiélago estaba dentro de la
jurisdicción de la Corona española
La Guerra de los
Siete Años (1756-1763) había concluido
catastróficamente para Francia que
perdió casi todo su imperio colonial a manos de los
ingleses. A España tampoco le había ido bien,
especialmente en Norteamérica. Allí, también
a manos de los ingleses, perdió Florida y todas las
posesiones al este del Mississippi.
De inmediato, Francia intentó comenzar a reconstruir su
imperio colonial a expensas de España y el gobierno de aquel
país consideró entre otras propuestas, colonizar a
las Malvinas. Para emprender la tarea, se ofreció Antoine
Louis de Bougainville, a quien las islas le eran familiares por
las historias de los navegantes y por haber leído el
libro de los
viajes de
Anson. Con el consentimiento de su gobierno, Bougainville
preparó una expedición que zarpó de Saint.
Maló el 15 de septiembre de 1763. El 31 de enero del
año siguiente arribaba a las islas. En la isla Soledad
fundó la primera colonia en las Malvinas, Puerto Louis, el
17 de marzo de 1764. Con fecha 5 de abril de 1764 toma
posesión formal de las islas en nombre del rey Luis XV.
Hacia principios del
año siguiente, la colonia alcanzaba los 150 colonos.
La noticia del asentamiento de una colonia francesa en las islas
disgustó y preocupó a la corte española que
visualizó el peligro potencial que significaba. Si
España autorizaba la colonia en el Atlántico Sur,
seguramente los británicos seguirían el ejemplo y
se abriría la región al enemigo
Cabe recordar que ya en el año 1706 marinos
franceses le habían dado a las Islas el nombre de
Malouines pero que los españoles alteraron la
denominación por Malvinas. Ante tales atropellos
España reaccionó con energía. Reclamó
a Francia por la presencia de Bougainville.
En septiembre de 1764, España comenzó las
negociaciones con Francia. El gobierno francés
accedió rápidamente a las peticiones
españolas y sugirió a dicho gobierno que negociase
directamente con Bougainville. Así lo hicieron en agosto
de 1765. En abril de 1766, el marino francés aceptó
como indemnización de España el pago de una suma de
618.000 libras tornesas para su
compañía.
A partir de entonces los franceses nunca más
reclamaron derecho alguno sobre las islas. El 1 de abril de 1767
España se hizo cargo formalmente de Puerto Luis e,
inmediatamente cambiaron su nombre por el de Puerto Soledad. La
nueva colonia pasó a depender de la gobernación de
Buenos Aires,
en ese momento ocupada por Francisco P. Bucareli. Fue designado
gobernador de la nueva colonia Felipe Ruiz Puente. De esta forma,
los españoles agregaron a sus derechos, además del
reconocimiento francés, los reconocidos por Francia
basados en ser los primeros ocupantes. Ello mejoró, desde
el punto de vista del derecho, el reclamo español sobre
las islas.
Mientras, los ingleses tampoco habían perdido su interés
por las islas. El 21 de junio de 1764, es decir, tres meses
después de la fundación de Puerto Luis,
partió de Inglaterra una expedición bajo el mando
del comodoro John Byron a bordo de la nave Dolphin. Esta
vez, la expedición fue preparada en el mayor secreto para
evitar los reclamos españoles. En enero de 1765, Byron
arribó a las islas y estableció una base en un
lugar que bautizó como Puerto Egmont, en la parte noreste
de la isla Gran Malvina. Según Goebel, Byron
escribió: "Tomo posesión de este puerto y de las
islas adyacentes en nombre de su Majestad el Rey Jorge III de
Gran Bretaña, y las nombró Islas Falkland". El
comodoro se limitó a explorar las costas vecinas y no tuvo
noticias obre la existencia del asentamiento francés. En
junio de 1765 llegaron a Inglaterra las noticias del éxito
de Byron y dado su entusiasta informe, se
decidió enviar otra expedición con el fin de
establecer una colonia permanente. El 8 de enero de 1766
arribó a Puerto Egmont la segunda expedición
británica bajo el mando del capitán John Macbride.
Los ingleses continuaron ignorantes de la presencia francesa en
las islas hasta que en marzo de 1766, le informan a Macbride de
la existencia del establecimiento francés. Finalmente, el
2 de diciembre de 1766, los ingleses encuentran el asentamiento
francés.
En febrero de 1768, con posterioridad al traspaso de la colonia
francesa a España, la corte española ordenó
a Bucareli combatir y expulsar cualquier asentamiento
británico. En noviembre de 1769 los españoles e
ingleses se encuentran. En febrero de 1770, una fragata
española, al mando de Fernando de Rubalcava
localizó finalmente Puerto Egmont. Se cruzaron amenazas
entre él y el capitán inglés, Hunt. Ambos
reclamaban para su propio rey los derechos de posesión de
las islas y se acusaban mutuamente de ocupar territorio que no
les correspondía y se ordenaban la evacuación
inmediata. Para poner fin a la situación, Bucareli
organizó desde Montevideo una fuerte expedición
para expulsar a los británicos y la puso al mando de Juan
Ignacio de Madariaga. Sus órdenes eran terminantes. El 4
de junio el escuadrón español se presentó
ante Puerto Egmont y luego de intercambiar mensajes con los
ingleses y de no obtener una respuesta favorable decidió
actuar. El 10 de junio Puerto Egmont se rindió luego de
alguno disparos. Cuando la noticia llegó a Inglaterra todo
el hecho se transformó en una cuestión de honor y
no de derechos. Para agosto de 1770, Inglaterra y España
estaban preparándose para la guerra. Francia se mostraba
dubitativa respecto de apoyar a España, a lo que estaba
obligada de acuerdo con el Pacto de Familia. Ante la
duda francesa, España comenzó a ceder y
ofreció negociar sobre los hechos y no sobre la soberanía. Gran Bretaña se mostraba
aún difícil. Entonces, el rey de Francia
recomendó a Carlos III, rey de España que aceptara
el compromiso de reponer las posesiones británicas como
eran antes del 10 de junio de 1770.
La capitulación se firmó el día 10.
con ello se restablecía la Soberanía de
España en las Malvinas.
Impuesto de la ocupación de Puerto
Egmont.
Marquez Grimaldi dio a conocer al Gobierno de
España que si se satisfacía el honor de Inglaterra,
ésta posteriormente le devolvería las
Islas.
Dado que España no podía hacer frente con
su flota a la poderosa Armada británica, debía
ceder, por lo que manifestó por intermedio de Grimaldi,
que el Rey desautorizaba la expedición de Bucarelli y
apreciaba devolver Puerto Egmont, siempre y cuando no afectara la
Soberanía española sobre las Islas y
quedaría entonces como antes de la expulsión.
Además los españoles solicitaban la
desautorización de Hunt o el abandono de la
posesión por parte de ambas naciones; esto no se
aceptó. El espectro de la guerra se hacía cada vez
más nítido.
El tiempo
transcurría y los españoles estaban cada vez
más escépticos, ya que el estricto cumplimiento de
los pactos no era precisamente una característica de los
ingleses.
Lo único que le importaba a España era que
los ingleses desocuparan Puerto Egmont de una vez, ya que la
Soberanía de España igualmente había
estado
resguardada; ello se había dejado en claro en las
declaraciones firmadas el 22 de enero de 1770
El 23 de abril de 1774 arribó a Puerto Egmont el
buque de abastecimiento "Endeavour", con la orden de
evacuación del establecimiento, que fue recibida con
optimismo por la dotación inglesa porque eso ponía
fin a la soledad, a las privaciones, al viento, al frío y
a las paupérrimas condiciones de vida en las Islas. Los
ingleses dejaron sus marcas, nombres e
inscripciones, y a fines de mayo de 1774, siendo Gobernador el
Capitán de Fragata Don. Francisco Gil de Lemos y Tabeada
se alejan de las Islas, que vuelven a integrar el patrimonio de
la Soberanía de Buenos Aires. Y otra vez España
asienta su total Soberanía y prestigio que durante tantos
años fue acometido por la codicia del inescrupuloso
imperio británico.
Luego de la evacuación definitiva de este
asentamiento, no se intentó ninguna nueva fundación
inglesa ni tampoco volvió a discutirse la cuestión
de la soberanía o los derechos españoles A partir
de ese momento, desde Puerto Soledad, España
ejerció la
administración absoluta e ininterrumpida del
archipiélago hasta febrero de 1811. Durante ese
período, actuaron 18 gobernadores.
En un principio, la principal tarea de los gobernadores de las
islas fue la de inspeccionar anualmente Puerto Egmont, con el
objeto de verificar que los británicos no se habían
reinstalado. No obstante, el lugar continuó siendo
visitado por loberos y balleneros de ese país a los que
posteriormente se les agregarían los norteamericanos. A
comienzos de 1780, dada la situación de guerra que se
vivía por la intervención española en apoyo
de los rebeldes de América
del Norte, el Virrey Vértiz ordenó a uno de los
buques que partían para el abastecimiento y relevo de las
islas arrasar a los restos del ex-asentamiento inglés.
Anualmente zarpaba desde el puerto de Montevideo una
expedición de aprovisionamiento. Además, en
previsión a amenazas portuguesas o inglesas, dicho puerto
contaba con una fragata de guerra que debía relevar a otra
similar con estación permanente en las islas. Un signo de
la decadencia española fue que a medida que
transcurría el tiempo, la unidad naval iba decreciendo en
porte hasta llegar a ser una simple sumaca. En las islas no
había colonos y la población permanente consistía en
oficiales, tropa y presidiarios. Las condiciones de vida en las
islas eran precarias.
Prevalecía la monotonía y el clima era muy
riguroso. Sus pobladores dependían en gran medida de la
llegada anual de los pertrechos y abastecimientos. Sin duda, el
mantenimiento
de dicha estación era costoso para la Corona pero su
posición estratégica lo justificaba.
La actividad más importante continuó siendo la
navegación y exploración de las costas de las islas
para evitar los asentamientos no autorizados. Además,
rutinariamente se trabajaba en el mantenimiento de la
artillería. Durante ese período en las islas se
vivieron momentos de alarma conforme evolucionaba la
situación internacional.
Quedó establecido que según la percepción
oficial británica de la década de 1920, los
títulos británicos anteriores a 1774 habían
perdido su validez en 1790, de donde la supuesta legitimidad de
la posterior toma de las Malvinas de 1833 debe basarse en otros
argumentos (por ejemplo, que la Argentina no era el Estado
sucesor de España en esas tierras)
Para el tiempo de la Revolución
de Mayo, el gobernador de Montevideo, Gaspar de Vigodet,
resolvió concentrar las fuerzas militares para enfrentar
el levantamiento y ordenó evacuar la estación de
las Malvinas. En enero de 1811, el último gobernador
español de las islas, Pablo Guillén, cumplió
con las órdenes y evacuó el personal,
cañones, documentos y
otras pertenencias. Al igual que los británicos
años antes, colocó una placa de plomo en el
campanario de la capilla con la siguiente
inscripción:
Esta isla con sus Puertos, Edificios, Dependencias y
cuanto contiene pertenece a la Soberanía del Sr. Fernando
VII Rey de España y sus India, Soledad
de Malvinas 7 de febrero de 1811 siendo gobernador Pablo
Guillén.
Dos días más tarde los españoles
zarparon y abandonaron las islas con el propósito de
volver, luego de 37 años de ocupación indiscutida
del archipiélago.
El período 1811-1833
Con la partida del personal español de Puerto
Soledad las islas quedaron nuevamente deshabitadas. Para el
historiador norteamericano J.C.J. Metford, durante los
próximos diez años las islas se convertirían
en res nullíus. Durante ese tiempo, las Malvinas
sólo fueron visitadas por buques balleneros de diversas
nacionalidades en búsqueda del refugio que ofrecía
su recortada geografía costera.
Recién en 1820 el gobierno de las Provincias Unidas
realizó una demostración de soberanía
enviando a la fragata Heroína, al mando del coronel Daniel
Jewett (de origen norteamericano), a tomar posesión de las
islas. El 6 de noviembre de 1820, Jewett, desde Puerto Soledad
(ex-Puerto Louis), formalizó la posesión de las
Malvinas en nombre del gobierno del Río de la Plata. El
oficial actuando en nombre del gobierno de Buenos Aires
ocupó las islas invocando el principio de uti
possidetis. Este principio, según lo entendían
los estados latinoamericanos a principios del siglo pasado,
definía la soberanía territorial en base a los
antiguos límites
administrativos coloniales. Los juristas europeos y
norteamericanos no aceptan, en general, este principio. Para
ellos el criterio de soberanía esta dado por la
ocupación efectiva del territorio.
A partir de la acción
de Jewett, los buques extranjeros de la zona fueron informados
que se encontraban en territorio de las Provincias Unidas. Por lo
tanto, estaba prohibido pescar y cazar en las islas. En caso
contrario, los infractores serían enviados a Buenos Aires
para ser juzgados. Según Perl, esta declaración
tiene implícito un problema: el límite sur del
Virreinato del Río de la Plata nunca había sido
especificado, por lo que los reclamos de dominio de las
Provincias Unidas hacia el sur corrían el peligro de
convertirse en ilimitados.
Es importante señalar que la noticia de la toma de
posesión por la Argentina fue publicada tanto en
España como en los Estados Unidos en
agosto de 1821. Este hecho no generó la protesta de
Gran Bretaña. En 1825 este país firmó
un Tratado de Amistad, Comercio y
Navegación con las Provincias Unidas y a la vez
reconoció su independencia,
y en ambos actos tampoco se hizo referencia alguna a la
ocupación de las islas por parte del estado
sudamericano.
En 1823, para reforzar la soberanía, fue nombrado Pablo
Areguati como gobernador
En 1823, para reforzar la soberanía, fue nombrado
Pablo Areguati como gobernador. Al mismo tiempo, el mismo
gobierno concedió Jorge Pacheco y a su socio Luis Vernet
(francés naturalizado argentino) el derecho a explotar
ganado vacuno y pesca en la
Isla Soledad. Un primer intento de Pacheco por establecerse en
las islas fracasó. El segundo intento, realizado
personalmente por Vernet, tuvo éxito en 1826. De modo que
hasta esta fecha no había existido un establecimiento de
las Provincias Unidas en las islas.
Poco más tarde, a principios de 1828, a raíz de un
informe enviado a Buenos Aires por Vernet, el gobierno de Buenos
Aires le concedió el derecho exclusivo de pesca en las
aguas adyacentes y amplió la concesión de Pacheco.
La colonia fue declarada libre de tributos
excepto para el mantenimiento de las autoridades locales.
El 10 de junio de 1829, Vernet fue nombrado con el cargo de
Primer Comandante Político y Militar de las islas. El
texto del decreto es importante porque en él se exponen
claramente los presupuestos
del gobierno del Río de la Plata que justifican la
posesión del archipiélago:
Cuando por la gloriosa revolución
del 25 de mayo de 1810 se separaron estas provincias de la
dominación de la Metrópoli, la España
tenía una posesión material en las islas Malvinas,
y de todas las demás que rodean al Cabo de Hornos, incluso
la que se conoce bajo la denominación de Tierra del Fuego,
hallándose justificada aquella posesión por el
derecho del primer ocupante, por el consentimiento de las
principales potencias marítimas de Europa y por la
cercanía de estas islas al Continente que formaba el
Virreinato de Buenos Aires, de del que Gobierno dependían.
Por esta razón, habiendo entrado el Gobierno de la
República en la sucesión de todos los derechos que
tenía sobre estas Provincias la antigua metrópoli,
y de que gozaban sus virreyes, ha seguido ejerciendo actos de
dominio en dichas islas, sus puertos y costas a pesar de que las
circunstancias no han permitido ahora dar a aquella parte del
territorio de la República, la atención y cuidados que su importancia
exige, pero siendo necesario no demorar por más tiempo las
medidas que pueden poner a cubierto los derechos de la
República, haciéndole al mismo tiempo gozar de las
ventajas que pueden dar los productos de
aquellas islas, y asegurando la protección debida a su
población.
Resumiendo, la Argentina fundamentaba sus derechos en
cuatro puntos, a saber, que España poseía las islas
previamente, que esta posesión había quedado
justificada por el derecho de ocupación, que las
principales potencias marítimas así lo
habían reconocido, y finalmente, que las islas en
cuestión se hallaban próximas al territorio del
antiguo virreinato.
Por este acto, Vernet se había convertido en
funcionario de un estado encargado de hacer cumplir las leyes del
país.
Paradójicamente, al mismo tiempo que el gobierno argentino
nombraba a Vernet gobernador, en las islas Británicas
otros ingleses habían comenzado a interesarse nuevamente
por las Malvinas.
En el momento del reclamo británico la caza de
focas había alcanzado un grado tal de depredación
que Vernet a partir del 30 de agosto de 1829 comenzó a
comunicarle a los capitanes de los buques pesqueros en el
área las nuevas disposiciones por medio de una circular.
Es importante recordar que se le había otorgado a Vernet
el derecho exclusivo de la caza de focas, por lo que una
disminución en las loberías afectaba directamente
sus intereses. Por este motivo, las actividades debían
cesar de inmediato bajo amenaza de ser apresados y enviados a
Buenos Aires para ser juzgados. Se dice que los pesqueros
extranjeros parecían no tomar el aviso seriamente. Bajo
estas circunstancias, se produce la captura de tres buques
pesqueros norteamericanos. Este incidente ha cobrado gran
importancia histórica porque el proceso
culmina con la ocupación británica de las
islas.
En agosto de 1832 el Almirantazgo británico
solicitó a la oficina
extranjera, enviar al almirante de la zona sudamericana, con el
fin de ejercer el derecho de soberanía de la corona sobre
las islas. El Primer Ministro Palmerston aceptó. Gran
Bretaña buscaba reafirmar un derecho que, según su
interpretación, estaba claramente
establecido. Gustafson señala al proceso como "fluido", en
donde el problema residía, en ese momento, en que "las
islas no eran res nullis, sino que no estaban claramente
reconocidas por la comunidad
internacional como bajo la soberanía de un estado". Esta
situación fluida ayudaría a los ingleses. El 20 de
diciembre de 1832 arribó a Puerto Egmont la corbeta
Clio y más tarde se le uniría el buque de
Tyne. Según Goebel, el capitán del
primero, Comandante Onslow, además de fijar un aviso de
posesión, intentó reparar las ruinas del viejo
fuerte. Más tarde, el 2 de enero del año siguiente,
la corbeta ancló frente a Puerto Soledad. El comandante
Onslow informó a Pinedo que había arribado para
ejercer los derechos de soberanía sobre las islas en
nombre de Su Majestad Británica. Según una orden
escrita, Pinedo debería arriar la bandera argentina al
día siguiente y reemplazarla por la inglesa. Al no
cumplirla, los británicos lo hicieron por él.
Finalmente el día 5 de enero de 1833, Pinedo y unos
cuantos habitantes abandonaron las islas a bordo de la nave
Sarandi.
Cuando el gobierno argentino supo de lo acontecido en
las islas, el ministro de relaciones exteriores Maza citó
a su despacho al representante británico, quien nada
sabía aún. Según aquel, "el gobierno de
Buenos Aires no podía ver en ellos sino un
gratuito ejercicio del derecho del más fuerte…
para humillar y rebajar a un pueblo inerme e infante".
Según Metford, Gran Bretaña justificó sus
acciones en
base a tres argumentos:
1. ella continuaba con la jurisdicción que
habían ejercido durante el siglo XVIII;
2. que nunca había reconocido derecho
alguno del gobierno de Buenos Aires a los nombramientos de Vernet
y Mestivier;
3. las islas se habían convertido en
res nullíus, bajo ninguna autoridad,
tanto por el abandono de la isla en 1811, como por la
destrucción del asentamiento de Vernet por los
norteamericanos en 1831. En consecuencia, ello
permitía la ocupación por parte de cualquier
poder que
pudiera sostenerla.
A partir del 17 de junio de 1833 se estableció el
patrón de discusiones diplomáticas entre ambas
países para los años sucesivos. En esa fecha,
Manuel Moreno, representante argentino ante el gobierno
inglés, presentó la protesta de su gobierno en la
forma de un largo documento escrito tanto en inglés como
en francés. Principalmente, la "Protesta", como se la
conoce, desarrolla los fundamentos ya expuestos en el
controvertido decreto de nombramiento de Vernet del 10 de junio
de 1829. Las Provincias Unidas del Río de la Plata, como
comunidad política
independiente, reconocida por Gran Bretaña y otros
estados, sucedió a España en los derechos
territoriales de ésta en esa
jurisdicción.
Las Malvinas habían sido claramente patrimonio de
la Corona española. Por lo tanto, dado que la
soberanía española sobre las islas había
cesado por la independencia de sus territorios en América,
Gran Bretaña no tenía derecho a reclamo alguno,
"por derechos ya extinguidos". La respuesta británica
tardó en llegar. Seis meses más tarde, 8 de enero
de 1834 Palmerston le respondió a Moreno. En lo
fundamental, el ministro inglés reitera que los derechos
de Su Majestad Británica nunca se extinguieron, porque su
Majestad Católica había restablecido el
asentamiento inglés en 1771 y que al abandonar Puerto
Egmont, por causas de austeridad, se habían dejado
señales
de la pertenencia a la Corona Británica.
A partir de los hechos y de las opiniones de los actores resulta
fácil visualizar esta circunstancia como una en la que un
país en formación reclamaba como propio un
territorio cuya situación aún no se había
resuelto plenamente. Gran Bretaña y España se
habían enfrentado por las islas en el siglo anterior,
aunque la primera no consideró que valieran una guerra.
Con la desaparición de España de la escena y su
reemplazo por un estado en formación y por lo tanto
frágil, con títulos débiles, y contando con
el apoyo de los Estados Unidos, fue sencillo reclamar nuevamente
el territorio para sí, sin arriesgarse a un enfrentamiento
serio. Así, "el título fue transferido a Gran
Bretaña porque ésta conquistó las islas y ha
mantenido sin interrupción su control sobre
ellas".
Con respecto al desarrollo de
éstos acontecimiento, algunos autores, como Gustafson,
agregan que, históricamente se critica a los Estados
Unidos por no haber aplicado la Doctrina
Monroe frente a la acción británica de enero de
1833. Sin embargo, la inacción norteamericana parece
demostrar que éste país consideraba al territorio
de las islas no como una nueva colonia. Para Metford, esto
demostraría también que los Estados Unidos nunca
tomó en serio los reclamos argentinos. Los analistas
norteamericanos también sostienen que los Estados Unidos
considera a la doctrina Monroe como una declaración de
política a la que puede renunciar unilateralmente. Otras
explicaciones de índole más pragmática
pueden ser, por una parte, que el interés vital de los
Estados Unidos al enunciar dicha política estaba en la
parte norte de hemisferio y, por otra, el poder de
disuasión que poseía la Royal Navy.
Autoridad argentina:
Las islas, que pertenecían a España, pasaron por
derecho de sucesión a pertenecer a las Provincias Unidas
del Río de la Plata, denominación inicial de la
República Argentina. Esta, en reafirmación de sus
derechos, tomó formal posesión de las mismas el 6
de noviembre de 1820, en que el Coronel de Marina David Jewett,
comandante de la nave "HEROINA", izó el pabellón
azul y blanco en las ruinas de Puerto Soledad (ex puerto San
Luis). Para esta acción, la fragata tenía.
Prerrogativas de "buque del Estado argentino".
La ocupación de las Islas Malvinas se hizo con toda
seriedad.
Lo descrito anteriormente es la base de los derechos
argentinos en lo histórico y en lo jurídico, por
ser herederos y continuadores de las posesiones insulares
españolas del Atlántico Sur.
Es oportuno destacar que cuando los piratas
británicos usurparon las Islas en enero de 1833
había población argentina. Sus habitantes fueron
tomados prisioneros y desembarcados en Montevideo. Poco
más tarde llegaron los primeros Kelpers que se asentaron
sobre territorios confiscados a sus primitivos y legítimos
ocupantes. Otro antecedente que ilustra que fuimos expulsados de
Malvinas lo recuerda la rebelión del Gaucho Rivero en
Agosto de 1833, secundado por criollos e indígenas
argentinos. La resistencia
culminó en enero de 1834.
Reclamos argentinos:
Desde la usurpación de 1833, perpetrada por los
ingleses en las Islas Malvinas, como es natural, la Argentina no
ha cesado en sus reclamos y protestas que, si bien fueron a lo
largo de 150 años, materialmente infructuosas, sostuvieron
siempre, jurídica y moralmente nuestra actitud de
lucha por la no aceptación de la violación a
nuestros derechos, y el enjuiciamiento que de ello surge y que la
razón y el honor imponen.
En 1833 Manuel Moreno realiza la primera protesta
diplomática a la oficina extranjera por la
usurpación de las Malvinas. Lamentablemente, no se obtiene
respuesta alguna, al igual que los siguientes 4 reclamos
realizados por Moreno.
Los años posteriores se suceden en reclamos a
Gran Bretaña por parte de Cancilleres Argentinos, pero por
toda respuesta, Inglaterra reitera que había dado el
asunto por concluido. Exigida por la ausencia de resultados, la
Argentina toma nuevas formas de protesta pero no obtiene
resultados positivos.
1946, se decreta nuestra soberanía sobre el mar
epicontinental y zócalo continental argentino. Fue
aprobado el Art. 73 de la Carta de las
Naciones Unidas
en pro de la independencia de los territorios no
autónomos. Gran Bretaña incluyó el
archipiélago Malvinas entre los que se hallaban bajo su
administración, en calidad de colonia. Se
efectuó rápida y enérgica protesta por parte
del gobierno argentino.
En 1948, en la novena Conferencia
Interamericana de Bogotá una declaración niega a
las Malvinas como "territorio autónomo"
definiéndolas como "territorio de facto, ocupado por una
potencia
extranjera"
En 1960 se dicta la Resolución 1514 denominada
"Declaración sobre la Concesión de la Independencia
de los Países y Pueblos coloniales" que abarca dos
aperturas conceptuales tendientes a la independencia de los
países: una es la "libre determinación de los
pueblos" y la segunda es "la integridad territorial". Inglaterra
optó por la primera y Argentina por la segunda.
En 1963 se tienen noticias de que Gran Bretaña
concedería la Independencia a las Malvinas. Felizmente
esto había sido previsto por la Argentina que ya en el
año anterior ante la Comisión Jurídica de la
OEA se opuso
al ingreso de nuevos miembros a dicha Organización.
En 1964 el Subcomité III del Comité
Especial de las Naciones Unidas designa a las Malvinas
"territorio a descolonizar".
En 1965 la Asamblea General de las Naciones Unidas dicta
la Resolución 2065 que constituye, sin duda, el paso
más importante de nuestra larga marcha diplomática.
Esta resolución llega a la realidad del
problema.
Gran Bretaña ya no podía determinar por su
cuenta y se vio obligada a entablar conversaciones con la
Argentina. El 20 de julio de 1966 comienzan las negociaciones en
Londres. En 1967 un representante británico, manifestando
que su país se hallaba dispuesto a cumplir con la
resolución 2065, viajó a las Islas para poner en
acuerdo a los malvinenses del traspaso a la Argentina, pero ello
fue inútil "gracias" a la presión
ejercida por la Falkland Islands Company.
A partir de la década de 1970 se inician otros
ciclos de conversaciones que se interrumpen, básicamente
por la negación de Inglaterra a tratar el tema de la
soberanía.
Hasta aquí llegó nuestra lucha en paz: un
largo juicio en el aire que nunca
fue satisfecho en su legítima demanda.
- Causas:
La causa fundamental del conflicto
armado ocurrido entre la Argentina e Inglaterra de 1982, se
remonta a la usurpación británica de las Islas en
1833. En ese año, se expulsa a la población local,
y se la reemplaza por otra, los llamados kelpers.
Esterilidad de los reclamos diplomáticos
argentinos
Durante casi ciento cincuenta años, la Argentina
produce constantes reclamos diplomáticos, sin resultados
concretos. El conflicto tuvo avances y retrocesos, pero nunca se
llegó al reconocimiento esperado por nuestro país.
Durante largos años la Argentina proveyó de
importantes elementos de supervivencia a la población
residente en las Islas, con el ánimo de ganarse su
confianza y buena voluntad, sin resultados visibles.
- Distanciamiento entre ambas
naciones:
Una de las razones por las cuales el conflicto armado no
se produjo antes, tiene que ver con la especial relación
existente entre Argentina y Gran Bretaña desde la
Independencia de nuestra Patria con España. Esa
relación estuvo signada por la complementación
económica, donde Argentina era el "granero del mundo"-
según una conocida frase de la época – y Gran
Bretaña proveía manufacturas. La venta de carnes,
cueros y granos por parte de nuestro país,
estableció una relación de dependencia con su
principal comprador, Inglaterra. Varias generaciones de
argentinos se educaron en la admiración al Imperio
británico. Todo ello se cortó al finalizar la Segunda Guerra
Mundial, cuando entra en escena los Estados Unidos de
Norteamérica como principal potencia occidental.
Inglaterra pierde poder y se va replegado, abandonando las
antiguas colonias. Son los años de la
descolonización de la India, de China, de los
países sudamericanos. En la década del 60,
Inglaterra produce su "revolución verde", es decir,
comienza a utilizar su propio territorio para proveerse de
materias primas, dependiendo cada vez menos de las importaciones,
que reduce drásticamente en comparación con
principios de siglo. De esta forma, se va produciendo un
paulatino distanciamiento, lo que permite a la Argentina acentuar
los reclamos de soberanía sobre las Islas
Malvinas.
- Búsqueda de ambos gobiernos por
prevalecer en el poder:
Se ha mencionado con demasiada frecuencia este motivo,
que no carece de fundamento. En sus memorias, la
ex- primer ministro inglés, Margaret Thatcher, realza la
importancia del triunfo inglés en Malvinas como un triunfo
personal de su gobierno. Ello le permitió perpetuarse por
dos períodos más en el poder, en un momento en que
los conflictos
sociales en su país no le auguraban mucha fortuna. Es por
ello que rechazó toda posibilidad de solución
negociada, llegando incluso a cometer el peor crimen de guerra de
todo el conflicto, el hundimiento del Crucero A.R.A. "Gral.
Belgrano", para hundir con él la propuesta de paz
realizada por el entonces Presidente del Perú,
Belaúnde Terry y que ya había sido aceptada por la
Argentina y avalada por los EE.UU.
En cuanto al gobierno argentino, es conocida la
situación que atravesaba el gobierno militar, con malestar
creciente de los sectores obreros y el reclamo de democracia por
parte de los sectores políticos.
- Jugada estratégica utilizada por
Inglaterra ante Argentina:
Se puede afirmar que el conflicto bélico de 1982,
fue una jugada estratégica desarrollada por el gobierno
inglés sobre el gobierno argentino. La operación de
la inteligencia
británica realizada sobre las Georgias con envío de
obreros argentinos al mando del chatarrero Constantino Davidoff,
produjo el efecto deseado: Al enarbolarse la bandera argentina
sobre esa Isla, Inglaterra tuvo el argumento para "indignarse",
movilizando sus buques hacia la zona y provocando una
reacción en cadena que reinstalaría la vieja
hipótesis de conflicto elaborada por la
Armada Argentina de recuperar por la vía directa a las
Islas Malvinas. De tal forma, si Argentina permanecía
impasible a la provocación, hubiera supuesto una renuncia
tácita a sus derechos soberanos sobre Malvinas
- Intereses petroleros en el atlántico
sur:
Como se ha podido observar, la plataforma submarina que
une las Islas al continente argentino, es una de las zonas
potencialmente más ricas del mundo, superior al Mar del
Norte en materia de explotación de hidrocarburos.
Ya existían numerosos informes
soviéticos, norteamericanos e ingleses ( "Informe
Shackleton"), donde se auguraba la explotación de esta
importante reserva petrolera. Por esto un olvidado enclave
colonial vuelve a tener relevancia para la corona
británica, y se elaboran las hipótesis para
reafirmar sus intereses en el Atlántico Sur.
A la zaga de la riqueza petrolera, también incide
la riqueza ictícola del Atlántico Sur, dada la
escasez de la
Pesca en otras latitudes.
Días previos al
conflicto
El que tomara la iniciativa sería rotulado como
agresor.
Para la estrategia
británica era indispensable que ese rol sea ocupado por la
Argentina. Así ellos podrían reaccionar
militarmente "con todos los recursos de la
Royal Navy" tal como lo tenían previsto desde 1976 y
demostrando nuestro "patoterismo", desligarse de la tutela de la
ONU, actuar en
propia defensa y construir su FALKLAND FORTRESS. Tal fortaleza
liquidaría por completo nuestros reclamos de
soberanía.
Ya desde 1976 Argentina, por medio de su Armada,
habían instalado la Estación científica
"Corbeta Uruguay", en
Thule.
En 1981, la misma Fuerza,
tenía previsto la instalación de una nueva Base
Científica en Puerto Leith ( Islas Georgias del Sur) a
concretarse en el invierno de 1982.
Constantino Davinoff visitó Puerto Leith ( Isla
San Pedro) en 1981. Lo que no sabía la Argentina era que
aquella primera visita de Davidoff a Puerto Leith había
provocado la reacción del Gobernador de Malvinas, Rex
Hunt, ante la oficina extranjera, lo que había alertado al
gobierno británico de tal situación.
Los ingleses que conocían nuestros secretos,
podrían fabricar por lo tanto el detonante que nos hiciera
perder la calma.
Por lo tanto, no esperaron esa próxima vez, el 19
de marzo de 1982, en Puerto Leith ( Islas Georgias) a donde
llegada Davinoff con sus hombres para comenzar el desagüe,
con la autorización de la embajada británica en
Argentina y habiendo cumplido con todas las exigencias legales
acordadas en la Reglamentación de la Declaración de
Buenos Aires.
La reacción argentina:
Ante la descomedida actitud inglesa en Georgias por el
desembarco de los chatarreros, nuestro gobierno de entonces
ordenó considerar seriamente el empleo de la
"alternativa militar", la cual proveía de una
acción militar de envergadura, que se venía
gestando desde enero de 1982 como una hipótesis de
conflicto, en caso de que fracasaran las negociaciones previstas,
en Nueva York para febrero de 1982.
La recomendación estratégica claramente
expresada de este plan
consistía en que "la operación no debía
ejecutarse antes del 15 de mayo". Ello se debía a que
cualquier reacción metropolitana de Gran Bretaña no
podría arribar a Malvinas antes del 5 de junio y para
entonces un desembarco anfibio británico sería
imposible, debido a la llegada del crudo invierno.
Los planificadores británicos también
estaban convencidos de que no podrían desembarcar en
Malvinas y llegar a Puerto Stanley después del 10-15 de
junio, por lo tanto era necesario que Argentina adelantara la
fecha de "recuperación" al 1-2 de abril de 1982.
Así ellos tendrían tiempo, de efectuar el asalto
anfibio de rigor antes de que el invierno llegara.
Esta anticipación de nuestra fecha, es unos de
los principales argumentos para demostrar que el gobierno
británico conocía al detalle nuestros planes y que
manejó el incidente de los chatarreros en Georgias para
hacerlos "abortar" y así ajustar a sus necesidades la
iniciación de nuestra recuperación de
Malvinas.
Ocupación militar de las islas
Malvinas:
Durante la noche del 1 ° de abril de 1982 y
la madrugada del viernes 2, parte de la flota argentina de mar
operaba frente a las Islas Malvinas. Entretanto, la reducida
dotación de infantes de marina británicos destacada
en la capital
malvinense (entonces Puerto Stanley) se desplegaba en actitud
defensiva.
A las 6.30 de la mañana del viernes 2,
mediante un operativo combinado de las tres fuerzas, la Argentina
logró desembarcar en Puerto Stanley y ocupar las islas,
luego de algunos enfrentamientos en diversos lugares de las
mismas, que culminaron con la rendición del gobernador
británico
Al día siguiente de la ocupación
era designado gobernador de las Malvinas el general Mario
Benjamín Menéndez, pasando a ser el segundo
gobernador argentino del Archipiélago. El primero fue Luis
Vernet, designado en 1829.
Simultáneamente, tanto el gobierno
inglés como los países de la Comunidad
Económica Europea disponían drásticas
sanciones económicas y financieras contra la
Argentina.
La respuesta inglesa:
La reocupación de las Islas Georgias el
sábado 26 de abril de 1982, por la Task Force,
hacía prever prontas acciones sobre el objetivo
principal de las Malvinas: Puerto Argentino. En efecto, el
día 1º de mayo de 1982, el Reino Unido intentó
una maniobra aeronaval para obtener una victoria rápida
sobre la guarnición argentina.
Hacia el conflicto armado:
Las Fuerzas Armadas argentinas fueron forzadas al
conflicto armado sin tiempo alguno de preparación. No se
hizo una campaña organizada para esclarecer nuestra
posición, antes, durante, ni después de la batalla.
Lo inesperado de la reacción británica hizo
necesario improvisar la presentación de nuestro punto de
vista ante el concierto mundial, no se pudo explicar debidamente
el origen del conflicto, ni la causa por la cual la Argentina
reivindicaba sus territorios ocupados.
No habíamos explicado al mundo que en las islas
Malvinas la población vivía aceptablemente con la
ayuda argentina a partir del Acuerdo de Comunicaciones
suscrito en 1971, el cuál tuvo su mayor sustento en los
servicios
aéreos suministrados por la FAA.
El desenlace:
Al mismo tiempo que el Papa elevaba sus
súplicas por la concordia y la paz ante inmensas
multitudes, recrudecía en las Malvinas la lucha
después del desembarco británico en diversos puntos
de sus territorios.
El día 14 de junio las fuerzas británicas
presionaban con una manifiesta superioridad en armamentos y en
efectivos humanos, en las afueras del Puerto Argentino, capital
malvinense.
Al promediar la tarde de ese día el Estado Mayor
Conjunto argentino dio a conocer el Comunicado 163, cuyo texto
decía: "El Estado Mayor Conjunto comunica que el
comandante de la fuerza de tarea británica, general More,
platicó con el comandante militar de las Malvinas, general
de brigada Mario Benjamín Menéndez, hoy, 14 de
junio de 1982 a las 16 horas. En estos momentos, en la zona de
Puerto Argentino, hay un alto el fuego de hecho, no establecido
por ninguna de las dos partes".
El mismo día 14, cerca de la medianoche, fue
firmada el Acta Final de Rendición del comandante de las
fuerzas argentinas de aire, mar y tierra, general Menéndez
ante el general J. J. Moore como representante del gobierno
británico.
Razones políticas
del hundimiento del crucero A.R.A. "Gral.
Belgrano":
Transcribo textualmente la acusación concreta
formulada por ese sector de representantes británicos: "El
cargo es que, en conjunto con el Secretario de Defensa y el
Presidente del Partido Conservador en ausencia del Secretario de
Relaciones Exteriores, el Primer Ministro de Su majestad,
fría y deliberadamente dio la orden de hundir al Belgrano,
sabiendo que una paz honorable estaba próxima y con el
propósito -muy bien justificado- de que los torpedos del
Conqueror hundirían el plan de paz"
El ex-Presidente peruano Arq. Fernando Belaúnde
Terry, planteó una propuesta de administración compartida de las Islas
Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur por parte de varias
naciones y el compromiso de las potencias beligerantes de
discutir la transferencia de la Soberanía, había
sido aceptada por el gobierno argentino y los Estados Unidos de
Norteamérica, Alemania,
Italia,
Canadá, etc., faltando la respuesta del gobierno
británico.
Esa respuesta, comprometida para el 2 de mayo, 19:00 hs.
(Hora argentina), llegó anticipadamente: A las 15:55 hs.
Dos torpedos del Submarino H.M.S. "Conqueror" impactaron al
crucero A.R.A. "Gral. Belgrano", hundiendo junto a él, la
propuesta de paz.
El crucero A.R.A. "Gral. Belgrano", al momento de su
hundimiento, se encontraba fuera de la zona de exclusión
militar declarada unilateralmente por Gran
Bretaña.
Esto, a pesar de ser lícito para su hundimiento,
según las normas aplicables
a los conflictos armados en el mar que componen el Derecho
Internacional humanitario, puede ser denunciado como un acto
de perfidia.
Respecto a su condición de buque militar,
podría constituir un blanco para la flota inglesa; sin
embargo, al estar alejándose de la misma, y encontrarse
fuera del alcance de su artillería cualquier buque
británico, u otro objetivo enemigo, no puede ser
considerado un objetivo militar, de cuyo hundimiento pudiera
sacarse una ventaja militar precisa. La única razón
que lo explica es la necesidad política del Gobierno de
Margaret Thatcher de proseguir hasta las últimas
consecuencias las operaciones
militares, asegurándose, como efectivamente
ocurrió, una victoria que le permitiera ser reelecta por
dos períodos más en el gobierno. Y,
subsidiariamente, asegurarse los negocios
familiares en las islas australes.
Fusilamientos de soldados argentinos en
Malvinas:
Los militares británicos más comprometidos
son: Kent Lukowiak, un cabo de la marina británica que
confesó haber fusilado a un soldado argentino
después de la rendición en la batalla de Monte
Longdon. Gary Sturge y Vincent Brambley, ambos admitieron haber
presenciado el asesinato a sangre
fría de soldados que ya se había rendido y se
encontraban desarmado.
Se logró inculcar al pueblo argentino acerca de
que jamás podríamos haber ganado la batalla austral
contra un Imperio como el inglés, desconociendo la
realidad que estuvimos a punto de ganarla, si no fuera por el
apoyo norteamericano. Y desconociendo también que Gran
Bretaña perdió muchas guerras en su
historia. Basten
recordar las conocidas "invasiones inglesas", ganadas por la
decisión del pueblo argentino en inferioridad de
condiciones semejantes.
En fin, se trató de profundizar la derrota de las
armas con la
derrota espiritual y cultural.
Caída de Galtieri:
La noticia de la rendición de Puerto Argentino
cayó como un rayo sobre Galtieri. Impactando por la
novedad –meses mas tarde confesaría su
desazón porque jamás imaginó una resistencia
tan breve-, no alcanzó a comprender la real
dimensión de lo que había ocurrido. Mascullaba
bronca, emitía juicios escasamente benévolos para
con los militares en las Islas, pero no descubría el
meollo de la cuestión. La decisión de
Menéndez terminaba también con su
gobierno
Un precepto histórico-político prescribe
que todo gobierno perdidoso en el campo de batalla debe
inexorablemente alejarse del poder. Esta actitud le debía
corresponder también a los militares argentinos que
habían conducido la Guerra de las Malvinas.
Pero Galtieri pareció adoptar un camino distinto:
conocida la capitulación, el presidente reunió a
los generales de división, y dirigiéndose a ellos
con un tono eufórico los exhortó a continuar la
lucha armada. Los generales prefirieron mantenerse en silencio.
Galtieri quiso entender que ése era un gesto de
aprobación; los hechos posteriores demostrarían que
fue un comportamiento
preparatorio de la caída. Las cúpulas castrenses ya
no estaban dispuestas a seguir a sus comandantes.
Galtieri preparó el terreno para un golpe de
timón. El 15 de junio, cuando la población
conocía la rendición y cundía el
desánimo y la reprobación por la actuación
de los militares, el presidente, convoco a la población a
la Plaza de Mayo. Desde los balcones de la Rosada dirigía
un mensaje. Durante el día grupos numerosos
se habían congregado frente a ka sede del gobierno para
expresar su repudio a la capitulación.
. El 17 fue el día final. Galtieri pidió
al general vaquero que asistiera en su lugar a una reunión
de la Junta Militar. Vaquero, por su cuenta, suspendió ese
encuentro, y luego de recabar la posición de los generales
de división, se dirigió a Campo de Mayo, donde se
alojaba Galtieri, para comunicarle lo aprobado por los jefes
castrenses. Se había decidido la remoción del
comandante y se le había quitado la atribución para
designar su reemplazante. El presidente, decepcionado y
desmoralizado, opto por aceptar la resolución de sus
camaradas de armas.
La derrota termino de desprestigiar y debilitar a la
dictadura. La
crisis
económica se profundizó y reaparecieron las
protestas populares. Las denuncias por las violaciones de los
derechos
humanos se acrecentaron y comenzaron a desarrollarse grandes
demostraciones, que no solo reclamaban saber el destino de los
desaparecidos, sino su aparición con vida y el juicio a
los culpables.
El gobierno militar aun diseñaba algunas
tácticas, para condicionar el proceso de salida electoral.
Casi nadie prestaba ya atención a sus maniobras. Para esa
época la gran mayoría de la sociedad se
avocaba a las campañas pre-electorales, y de una u otra
forma, todos querían llegar al 30 de octubre, para
terminar definitivamente con la dictadura
LA CUESTION MALVINAS EN LAS NACIONES
UNIDAS
Colonialismo:
Podríamos definir al colonialismo como
"la sujeción de los pueblos a una
subyugación, dominación y
explotación extranjera".
Dentro de este marco general se debe ubicar la
cuestión de las Islas Malvinas en el ámbito de las
Naciones Unidas.
La cuestión Malvinas en la Asamblea General
de las Naciones Unidas:
A partir de 1964 y a iniciativa de la República
Argentina, la cuestión Malvinas entra en el debate del
Comité de Descolonización de las Naciones Unidas
(Comité de los 24).
Luego del informe favorable de este comité la
cuestión entra en el temario de la Asamblea
General.
Las resoluciones de la Asamblea General no son de
cumplimiento obligatorio, es decir, son incoercibles.
Resolución 2065:
Salvo los acontecimientos de 1982 donde se cambió
la situación del tema, la cuestión Malvinas siempre
se debatió en la Asamblea General.
Mediante una activa gestión
diplomática, Argentina logra su primer triunfo en las
Naciones Unidas.
El 16 de septiembre de 1965 la XX Asamblea General de
las Naciones Unidas aprueba la Resolución 2065 por la cual
se expresa que reconociendo "la existencia de una disputa entre
los gobiernos del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda
del Norte y la República Argentina acerca de la
soberanía sobre dichas islas" invita a los gobiernos a
"proseguir sin demora las negociaciones recomendadas por el
Comité Especial (Comité de Descolonización)
…a fin de encontrar una solución pacífica al
problema, teniendo debidamente en cuenta las disposiciones y los
objetivos de
la Carta de las Naciones Unidas y la resolución 1514 de la
Asamblea General, así como los intereses de la
población de las islas Malvinas".
Esta resolución aprobada por 94 votos a favor, 14
abstenciones y ningún voto en contra, es la base primera
de la cuestión en el ámbito de Naciones
Unidas.
Con la aprobación de esta resolución
Argentina logra:
Que las Naciones Unidas descarten para este caso el
principio de libre determinación y acepta el criterio de
la integridad territorial ya que contrario podría haber
solicitado al Reino Unido que arbitrara los medios
necesarios para que este territorio se independizara.
Acepta el criterio argentino de tener en cuenta para
este caso los intereses de los habitantes y no los deseos de los
mismos como pretendía el Reino Unido.
Descarta la postura del Reino Unido, de la no injerencia
de la
organización internacional en esta
cuestión.
En base a esta resolución y a través de
las negociaciones entre las partes se logra un acuerdo entre los
dos países el 1° de julio de 1971 (Declaración
de Buenos Aires) por el cual se facilita la integración física entre las
Islas Malvinas y el territorio continental argentino
(comunicaciones, transportes, comercio, educación).
b) Resolución 3160:
El 14 de diciembre de 1973, la Asamblea General de las
Naciones Unidas aprueba la segunda resolución sobre el
tema, Res. 3160, por la cual se expresa el "reconocimiento por
los continuos esfuerzos realizados por el gobierno de la
Argentina …para facilitar el proceso de descolonización
y promover el bienestar de la población de las islas" e
insta a los gobiernos a que "prosigan sin demora las
negociaciones para poner término a la situación
colonial".
Se expresa asimismo que las Naciones Unidas están
gravemente preocupadas por el hecho de que han transcurrido ocho
años (desde la Res. 2065 de 1965) sin que se hayan
producido progresos sustanciales en las
negociaciones".
Esta resolución contó con 116 votos a
favor, 14 abstenciones y ningún voto en contra.
Las dos resoluciones mencionadas hasta aquí para
la cuestión Malvinas se encuadran en el período que
hemos denominado cooperación entre el Reino Unido y la
República Argentina.
Resolución 31/49:
La relación bilateral entre los dos país
entra en un período crítico por esta
cuestión.
Entre los hechos más importantes que perturbaron
la relación de cooperación se puede
mencionar:
El 2 de marzo de 1975, un contingente de turistas
argentinos y extranjeros, embarcados en el "Regina Prima" no
desembarcaron en Puerto Stanley (Capital de las islas Malvinas)
ya que el capitán se negó a izar la bandera
británica, como solicitaban las autoridades coloniales de
las Malvinas.
El 16 de octubre de 1975 la embajada británica en
Buenos Aires anuncia al gobierno argentino el envío de una
misión a las islas Malvinas para realizar un relevamiento
o estudio de las mismas. Este hecho trae como consecuencia un
cambio de
notas entre las partes, la denuncia Argentina en las Naciones
Unidas el 8 de diciembre de 1975 y se declara a la misión
inglesa (Shackleton) "no bienvenida" el 2 de enero de
1976.
Además el gobierno argentino sugirió el
retiro del embajador británico en Buenos Aires, y no
asumió sus funciones el
embajador argentino en Londres.
El 4 de febrero de 1976 el destructor de la marina
argentina "Almirante Storni" efectuó disparos
reglamentarios a proa del buque inglés "Shackleton", que
realizaba investigaciones a
80 millas de las islas Malvinas, sin autorización del
gobierno de Buenos Aires. Interviene también en la
acción un avión argentino que junto con el
"Almirante Storni" escoltan al navío inglés hasta
Puerto Stanley.
Este período conflictivo entre las partes tuvo
sus derivaciones en la Asamblea General de las Naciones Unidas en
la cual se aprueba resolución 31/49.
Por la misma y siguiendo a las anteriores resoluciones
se pide a ambos gobiernos "que aceleren las negociaciones
relativas a las disputas de soberanía" y expresa su
reconocimiento por los continuos esfuerzos realizados por el
gobierno de la Argentina… para facilitar el proceso de
descolonización y promover el bienestar de la
población de las islas".
Pero en esta resolución se produce una
modificación de importancia en relación a las
anteriores. El punto 4 de la misma "insta a las dos partes a que
se abstengan de adoptar decisiones que entrañen la
introducción de modificaciones unilaterales
en la situación mientras las islas estén
atravesando por un proceso recomendado en las resoluciones arriba
mencionadas" (Res. 2065 y 3160)
Esta modificación motivó que por primera
vez en la cuestión Malvinas, el Reino Unido votara en
contra.
Al mismo tiempo esta actitud del Reino Unido trajo como
consecuencia la abstención de otros
países.
La resolución contó con 102 votos a favor,
1 en contra y 32 abstenciones.
Resolución 37/9:
Luego de la guerra de las Malvinas de 1982 el tema es
incluido en el temario de la Asamblea General de ese año y
la misma aprueba la resolución 37/9 del 4 de noviembre de
1982.
En esta resolución como en las anteriores se
solicita que "reanuden las negociaciones para encontrar en el
más breve plazo una solución pacífica al
conflicto de soberanía en el asunto de las
Malvinas".
Contrariamente a las anteriores resoluciones de la
Asamblea General, en ésta se agrega que el Secretario
General "inicie una; nueva misión de buenos oficios…
para ayudar a las partes".
La resolución 37/9 fue aprobada por 90
países, 12 Votaron en contra y 52 Estados se
abstuvieron.
Resolución 38/12:
Tal como se había aprobado en el punto
40 de la resolución37/9 del 4 de noviembre de
1982, la cuestión Malvinas se incluyó en el orden
del día provisional de la XXXVII sesión de la
Asamblea General.
La parte resolutiva no difiere de la aprobada el
año anterior: La resolución 38/12 fue aprobada por
87 votos a favor, 9 en contra y 54 abstenciones y 7 ausencias, el
16 de noviembre de 1983.
A partir de 1984 las resoluciones a las que se llego son
todas muy similares entre sí, y básicamente
exhortan a las dos partes a la negociación y la solución pacifica
del conflicto.
En el siguiente cuadro se hará referencia a estas
resoluciones:
RESOLUCION Y AÑO | Votos a favor | Abstenciones | Votos en contra |
Resolución 39/6 – 1984 | 89 | 54 | 9 |
Resolución 40/21 – 1985 | 107 | 41 | 4 |
Resolución 41/40 – 1986 | 116 | 34 | 4 |
Resolución 42/19 – 1987 | 114 | 36 | 5 |
Resolución 43/25 – 1988 | 109 | 37 | 5 |
Resoluciones del Consejo de Seguridad:
Las resoluciones que adopta el Consejo de Seguridad son
de cumplimiento obligatorio, se pueden hacer cumplir por la
fuerza si es necesario. Este se dedica a cuestiones que amenazan
la paz y seguridad mundial, poniendo en riesgo vidas
humanas. Es por ello que se ocupo del tema de Malvinas durante la
guerra de 1982, sancionando dos resoluciones:
Resolución 502 – 02 de Abril de
1982:
En esta resolución el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas exige la cesación inmediata de las
hostilidades, el retiro inmediato de todas las fuerzas argentinas
de las islas y exhorta a los gobiernos de la Argentina y Gran
Bretaña a que procuren hallar una solución
diplomática a sus diferencias y a que respeten plenamente
los propósitos y principios de la Carta de las Naciones
Unidas.
Resolución 505 – 26 de Mayo de
1982:
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprueba
la Resolución 505; que pide al Secretario General que
emprenda una misión renovada de buenos oficios, entablando
inmediatamente contactos con las partes para negociar condiciones
mutuamente aceptables para una cesación del fuego; y
exhorta a las partes en conflicto a que cooperen plenamente con
el Secretario General en su misión.
LA CUESTION DE MALVINAS EN LA
ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS
(OEA)
Como ocurriera en el caso de la ONU, la
Organización de Estados Americanos (OEA) fue un foro intensamente utilizado por la
diplomacia Argentina para sumar votos favorables de la
región en temas "sensibles" a los intereses argentinos
-particularmente la cuestión de las Malvinas.
En la XV Asamblea General de la OEA, reunida en
Cartagena de Indias, Colombia, a
principios de diciembre de 1985, 17 países –Brasil, Bolivia,
Colombia, Costa Rica,
Ecuador, El
Salvador, Haití, Honduras, México,
Uruguay, Nicaragua, Panamá,
Paraguay,
Perú, República Dominicana, Surinam y Venezuela–
presentaron y aprobaron en forma unánime un proyecto de
resolución que instaba a respetar las resoluciones de la
ONU, de acuerdo con las cuales la Argentina y Gran Bretaña
debían negociar en forma pacífica su disputa de
soberanía sobre las islas Malvinas. No obstante, la
efectividad de dicha resolución fue prácticamente
nula, dado que no modificó la postura
británica.
La XVI Asamblea General de la OEA reunida en Guatemala, en
noviembre de 1986, respaldó el comunicado del gobierno
argentino, que sostenía que la "zona de exclusión"
decretada por Gran Bretaña alrededor de las Malvinas
constituía una "amenaza cierta" a la paz. La
resolución, aprobada por consenso de sus 31 miembros,
instaba a la Argentina y Gran Bretaña a negociar,
criticaba la decisión británica en tanto generaba
un elemento adicional de tensión en el diferendo, y
subrayaba la necesidad de evitar acciones que, como esta medida
británica, agravaran el problema existente en el
Atlántico Sur. Las autoridades británicas
rechazaron la resolución de la OEA, limitándose a
declarar que las potencias pesqueras tendrían que
habituarse a las nuevas disposiciones de Londres.
Un nuevo respaldo de la OEA a la Argentina en la cuestión
de Malvinas tuvo lugar en Río de Janeiro el 4 de febrero
de 1987, cuando una resolución del Comité
Jurídico Interamericano, el órgano consultivo del
organismo panamericano, ratificó que "la Argentina tiene
inobjetable soberanía sobre las islas Malvinas", y
calificó como "un acto atentatorio no sólo contra
el derecho sino también contra la paz y la seguridad
internacionales" la decisión británica de
establecer una zona de exclusión pesquera en aguas
ubicadas alrededor del archipiélago.
La OEA no limitó su respaldo a la posición
argentina en la cuestión de Malvinas, sino que
también se pronunció a favor de la continuidad
democrática frente a la crisis militar de Semana Santa que
estalló en abril de 1987. Así, el 22 de dicho mes,
Venezuela presentó ante el foro multilateral una
iniciativa para tratar la crisis militar argentina, moción
que fue respaldada por los representantes de Bolivia, Brasil,
Colombia, Estados Unidos, Guatemala, Panamá, Perú,
República Dominicana, Uruguay y Trinidad -Tobago.
Finalmente, el Consejo Permanente de la OEA proclamó ese
mismo día 22 "su más firme y categórico
respaldo al presidente Raúl Alfonsín", por sus
esfuerzos destinados a preservar "el alto destino
democrático" de la Argentina. Esta resolución del
Consejo fue aprobada por aclamación, aunque los
representantes de Chile y Paraguay presentaron reservas legales a
la misma.
El 1º de marzo de 1988, tuvo lugar en Washington una
Reunión Extraordinaria del Consejo Permanente de la OEA,
convocada por la Argentina para analizar la gravedad y posibles
consecuencias de las maniobras militares que Gran Bretaña
tenía programado realizar días después en el
Atlántico Sur, conocidas con el nombre de "Fire Focus".
Luego de analizar el caso, el Consejo aprobó por 25 votos
a favor, ninguno en contra y la abstención de Estados
Unidos y Santa Lucía una resolución -copatrocinada
por la Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala,
Venezuela, Costa Rica y República Dominicana- que
incluía 4 puntos:
1) exhortación a Gran Bretaña y la
Argentina para entablar negociaciones para resolver lo que el
documento define como "una disputa de
soberanía".
2) preocupación "por el aumento de tensión
en el Atlántico Sur", como consecuencia de los ejercicios
militares programados por Gran Bretaña entre el 7 y el 31
de marzo de 1988.
3) "esperanza" de que Londres reconsiderara la
decisión de maniobrar en el Atlántico
Sur.
4) transmisión de la resolución a la
ONU.
TRATADO
INTERAMERICANO DE ASISTENCIA RECIPROCA
(T.I.A.R.)
Este tratado, cuya finalidad aparente era mantener
la paz y de la seguridad del continente americano, en
realidad era parte a la política implementada por los
EE.UU. en la época de la "Guerra
Fría ".-
El objetivo básico era darle a EE.UU. un marco legal en
caso que existiera en Latinoamérica alguna intervención
propiciada por la URSS o un garantizarse el apoyo de toda
Latinoamérica en caso de un enfrentamiento directo de
EE.UU. con la URSS.
Los Estado firmantes del Tratado de Asistencia
Recíproca (TIAR) se comprometían
solidariamente a realizar las acciones
necesarias para cumplir con ese objetivo enunciado y la
asistencia debía traducirse en apoyo político,
militar, y económico en caso que uno de los países
firmantes fuese atacada por una potencia extracontinental.
El 27 de abril de 1982, la Comisión de
Trabajo
de la Conferencia de Cancilleres, que representaba a
los países signatarios del TIAR,
aprobó una resolución
por 17 votos a favor y 4
abstenciones que respaldaba la soberanía
Argentina en las islas Malvinas. Exhortaba a Gran Bretaña
a cesar inmediatamente las hostilidades y
pedía a las partes la reanudación
de las gestiones para lograr una
solución pacífica del diferendo.
Los países que votaron a favor de esa
resolución fueron: Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica,
Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras,
México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú,
Santo Domingo, Uruguay y Venezuela.
Se abstuvieron: Chile, Colombia, Estados Unidos y Trinidad y
Tobago. En la misma
resolución se especificaba "deplorar la adopción
por los miembros de la Comunidad
Económica Europea y otros
Estados, de medidas coercitivas de
carácter económico y
político que perjudican al pueblo
argentino y exhortarlos a levantarlas, ya que
constituyen un grave precedente por cuanto no
están amparadas en la Resolución
502 del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas y son incompatibles con la carta de
la ONU, OEA y Gatt".
Los hechos demostraron que el TIAR, más allá de la
voluntad de los países firmantes, sólo fue
útil a los intereses Norteamericanos, ya que al momento de
imponerse una votación contraria a sus intereses
estos desconocieron las resoluciones del TIAR y prestaron ayuda
militar a la potencia agresora, con lo cual, el concepto del TIAR
quedó desvirtuado y la intencionalidad
norteamericana y chilena quedó al descubierto.
Dirección General de Cultura y
Educación "Historia de las Islas
Malvinas"
Rampa, Alfredo C. (1980) "Geografía de la
República Argentina" Editorial Kapelusz
Clarín. "El Gran Libro del Siglo".
Editorial Artes Gráficas Rioplatenses S.A
Telefónica. "Enciclopedia de la
Argentina". Tomo 2. Editorial Credimar, S.L.
Telefónica. "Historia de la Argentina".
Tomo 2. Editorial Credimar, S.L.
Revista "Somos" N° 298-4 de junio de
1982-Año6. Editorial Atlántida.
Enciclopedia "Historia visual de la Argentina".
Fascículo 57. Editorial Clarín.
Sitios Web:
http://imalvinas.tripod.com/onu.htm
http://www.todo-argentina.net/Geografia/provincias/Islas_Malvinas.htm
http://www.mismalvinas.com.ar
http://www.monografias.com/trabajos14/malvinasbilat/malvinasbilat2
Realizado por:
Marcos Arnoten
Javier Bragazzi
Cesar Zabala de Merlo
Bs As, Argentina.
Estudiantes secundarios.