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La Gobernabilidad Democrática. Una aproximación al concepto




Enviado por cuentanaufel



    1. Un poco de Historia sobre la
      Gobernabilidad
    2. La utilización
      errónea del concepto
    3. Gobernabilidad como
      accountability
    4. La Gobernabilidad
      Democrática como lucha contra la
      corrupción
    5. La Gobernabilidad
      Democrática como atributo del Sistema
      Social
    6. El Capital
      Social
    7. ¿Qué es la
      Gobernabilidad Democrática?
    8. El paradigma de
      gobernabilidad
    9. Déficit de Gobernabilidad
      Democrática
    10. Crisis de Gobernabilidad
      Democrática
    11. ¿Dónde ubicar, en
      este marco conceptual, los problemas de Gobernabilidad
      Democrática y las distintas
      investigaciones?

    Un poco de Historia sobre la
    Gobernabilidad.

    Para definir el concepto que
    vamos a describir es preciso antes hacer su historia. El
    término, que deviene de la traducción de "governance" fue utilizado
    por los autores de la Comisión Trilateral y desde
    allí su uso se difundió a todos los ámbitos
    de la política y de la investigación científica
    politológica, desde los centros de investigación hasta los comités
    partidarios y la
    administración pública misma.

    En 1975 Michel
    Crozier, Samuel Huntington y Joji Watanuki elaboraron un
    reporte para los gobiernos de tres países occidentales
    (Japón,
    Estados Unidos y Francia), en
    el cual se hacía un diagnóstico de los problemas y
    causas que desde su perspectiva se constituían como
    centrales para el desempeño eficaz del gobierno y de la
    economía
    en las sociedades
    occidentales postindustriales con regímenes
    políticos democráticos.

    Si bien es cierto que la discusión de los asuntos
    de la eficacia y
    legitimidad del desempeño del sistema
    político en las sociedades capitalistas ya se
    desarrollaba con cierta profundidad, estos autores tuvieron un
    impacto profundo en el mundo de las ideas y la política.
    De hecho, las cuestiones asociadas al vocablo gobernabilidad
    comenzaron a ingresar en la agenda de los políticos y
    estudiosos de los países centrales desde mediados de los
    años setenta, junto con la crisis de las
    economías desarrolladas, la emergencia de nuevos
    movimientos sociales y el agotamiento del llamado "Estado de
    bienestar". A este respecto son clarificadoras las palabras de
    Adrián Acosta Silva:

    "Hacia fines de la década de los sesenta, las
    democracias occidentales experimentaron un conjunto de
    fenómenos que presagiaban el fin de una época y el
    nacimiento de otra. El 68 francés, los movimientos
    pacifistas en Inglaterra, las
    gigantescas marchas contra la intervención militar
    norteamericana en Vietnam, la crisis de las ideologías, el
    agotamiento de la fórmula de estabilización
    política y desarrollo
    económico surgida bajo el modelo del
    Estado benefactor, la crisis de la economía capitalista
    mundial a raíz de las modificaciones a los precios del
    pétroleo, se constituyeron como expresiones visibles y
    espectaculares de que los desequilibrios económicos
    internos e internacionales, junto con las "contradicciones
    culturales del capitalismo"
    (según expresión de Daniel Bell), estaban generando
    cambios profundos en la manera en que las sociedades y los
    Estados estaban procesando el agotamiento de un patrón de
    desarrollo,
    pero que todavía no alcanzaban a definir los perfiles de
    otro.

    Para las élites políticas
    neoconservadoras, la imagen dominante
    era de una situación potencial de ingobernabilidad
    política y anomia social, riesgos que
    fueron interpretados como efectos de la sobrecarga de demandas de
    la sociedad hacia
    el gobierno; y en no pocas vertientes de ese espectro se
    atribuía al "exceso" de democracia los
    problemas de ingobernabilidad que aquejaban a los países
    occidentales. Del otro lado, la lectura que
    hacía de la situación la nueva izquierda
    atribuía básicamente a la erosión de
    la legitimidad del sistema
    político la causa de los disturbios y la incapacidad del
    gobierno para enfrentar los problemas."…

    La Comisión Trilateral acordó la
    creación de un grupo de
    trabajo
    compuesto por estos tres especialistas para analizar las
    relaciones entre gobierno y democracia.

    El resultado fue el "Informe del Grupo
    Trilateral sobre la gobernabilidad de la democracia al
    Comité Ejecutivo de la Comisión
    Trilateral".

    En este reporte, sus autores concluían que
    después de un periodo relativamente "exitoso" de
    consolidación democrática y desarrollo
    económico (que coincidió con el ascenso y
    desarrollo del Welfare State), las sociedades occidentales
    postindustriales enfrentaban problemas que impedían el
    funcionamiento eficaz de los gobiernos democráticos. En el
    Informe se diagnosticaba:

    "1) La búsqueda de las virtudes
    democráticas de igualdad e
    individualismo han llevado a la ilegitimación de la
    autoridad en
    general y a la pérdida de confianza en el liderazgo.

    2) La expansión democrática de la
    participación y compromiso políticos han creado una
    `sobrecarga' en el gobierno y una expansión desbalanceada
    de las actividades del gobierno, exacerbando las tendencias
    inflacionarias en la economía.

    3) La competencia
    política, esencial a la democracia, se ha intensificado,
    llevando a una disgregación de intereses y a una
    declinación y fragmentación de los partidos
    políticos.

    4) Las respuestas del gobierno democrático al
    electorado y a las presiones sociales han llevado a un
    provincialismo nacionalista (parroquialismo) en la forma en que
    las sociedades democráticas conducen sus relaciones
    exteriores.

    De manera más específica, Huntington
    relaciona, para el caso estadounidense, la crisis de
    gobernabilidad con el grado de participación. Para
    él, estas relaciones llevan a una suerte de círculo
    vicioso donde,

    a) el incremento de la participación política lleva hacia
    una mayor polarización de la sociedad; b) el aumento de la
    polarización produce desconfianza en las instituciones
    y la sensación entre los individuos de una creciente
    ineficacia política; y c) esta sensación conduce a
    su vez a una baja en la participación.

    Para los autores, el corazón
    del problema radica en las contradicciones inherentes
    relacionadas a la gobernabilidad de la democracia.
    Reconocían que "gobernable" y "democracia" son conceptos
    en conflicto. "Un
    exceso de democracia significa un déficit en la
    gobernabilidad; una gobernabilidad fácil sugiere una
    democracia diferente".

    Para ellos, en consecuencia, era necesario restablecer
    el equilibrio
    entre el ejercicio del poder y la
    distribución de responsabilidades, en el
    marco de la preservación de un régimen
    democrático:

    La restauración de este equilibrio requiere
    medidas que alinearán la distribución del poder con
    la distribución de la responsabilidad. Aquéllos que han adquirido
    nuevo poder, como son los medios de
    comunicación, los sindicatos,
    los intelectuales
    y los tecnócratas, deben ser inducidos a usar ese poder en
    una forma responsable. Aquéllos que han tenido la
    responsabilidad de la toma de
    decisiones en gabinetes, parlamentos y partidos
    políticos deben tener un poder proporcional a su
    responsabilidad. Las demandas constantemente crecientes sobre el
    gobierno por grupos de la
    sociedad y la necesidad del gobierno constantemente creciente de
    manejar las interrelaciones de una sociedad compleja, requieren
    de un incremento de los recursos materiales y
    de la autoridad política a disposición del
    gobierno.

    Poder y responsabilidad eran vistos, en suma, como las
    dos caras del problema de la gobernabilidad democrática en
    las sociedades pluralistas de occidente. En consecuencia, el
    incremento de la autoridad política y la
    redistribución del poder y de las responsabilidades en la
    sociedad fueron perfilados como estrategias de
    solución para ese problema."

    En América
    Latina, por su parte, la discusión regional sobre las
    cuestiones de gobernabilidad estuvo enmarcada por tres complejos
    procesos que
    comenzaron a desarrollarse con especial ímpetu durante la
    década de los ochenta: el proceso de
    crisis de deuda, ajuste y reestructuración
    económica; el agotamiento del modelo del Estado
    interventor y su consiguiente redefinición en
    términos de la reforma del Estado, y el cambiante
    itinerario de las transiciones y consolidaciones
    democráticas. En los últimos años, y sobre
    todo al considerar los obstáculos y los primeros magros
    resultados de las nuevas gestiones gubernamentales
    democráticas, la reflexión sobre el tema ha ido en
    ascenso.

    El concepto "gobernabilidad" es utilizado tanto
    científicamente, desde la neutralidad valorativa, como
    desde la estrategia
    política y la ideología.

    A continuación, describiremos algunas
    percepciones del término.

    La utilización
    errónea del concepto.

    Muchos autores, analistas políticos y actores,
    sostienen que la gobernabilidad no implica solo la capacidad de
    gobernar efectivamente, sino además y por sobre todo
    implica la calidad de la
    interacción que establece con los actores
    sociales. La gobernabilidad sería, entonces, altamente
    democrática y horizontal. Esta visión sostiene que
    gobernabilidad es apoyo de los actores sociales y consenso
    democrático.

    Sostenemos aquí que esta visión es
    errónea por cuanto no respeta las reglas de la escala de
    abstracción para la construcción y manipulación de
    conceptos. Creemos que la gobernabilidad no es igual a la
    gobernabilidad democrática. Esto es, la gobernabilidad
    como concepto más abstracto significa, digamos por ahora,
    la capacidad de de gobernar de hecho y de que las decisiones de
    la autoridad política sean acatadas. O lo que es lo mismo,
    que exista una relación de dominación y mientras
    esta perdure. Como sostenía Weber, toda
    relación de dominación, está basada en la
    creencia de que el mandato de las autoridades debe ser acatado
    porque de alguna manera es legítimo. La dominación
    es llevada a cabo y mantenida por la fuerza y la
    violencia,
    pero estas no bastan sino que debe haber un componente de
    legitimidad, de aceptación. Si esto no sucede, resulta
    imposible aplicar la fuerza de manera constante y sobre todos los
    dominados, pues la dominación se haría inestable.
    No importa a nuestros efectos en qué está basada
    esa legitimidad, lo que importa es que de hecho existe en todos
    los sistemas
    políticos. De esta manera, asegurar la gobernabilidad de
    un sistema político con un régimen autoritario
    puede implicar asegurar mediante la fuerza el sometimiento de un
    grupo de personas a otro, sin que en esto importen las relaciones
    democráticas y consensuales con los actores sociales. Por
    ello es muy importante distinguir varios conceptos de menor
    escala de abstracción como gobernabilidad autoritaria y
    gobernabilidad democrática. La gobernabilidad
    democrática es más compleja, requiere, como veremos
    más adelante, de la satisfacción de otros
    requerimientos como la representación, la accountability
    vertical, horizontal, etc. De manera que garantizar la
    gobernabilidad democrática significará conseguir
    apoyos y, por ende, satisfacer demandas y formar consensos
    democráticos. Dejaremos a un lado el concepto de
    Gobernabilidad Autoritaria y nos ocuparemos
    específicamente de los Regímenes
    Democráticos, entendidos estos como lo hace Robert
    Dahl.

    Gobernabilidad como
    accountability.

    Algunas posturas reducen erróneamente el concepto
    de gobernabilidad a uno de los aspectos, por cierto nada
    irrelevantes, de la Gobernabilidad Democrática. Se trata
    de la Accountability vertical y horizontal. La accountability
    vertical hace referencia al requisito de que el gobierno
    dé cuenta de sus actividades y su accionar al pueblo
    soberano, quien a través de distintos mecanismos formales
    e informales alza su voz y pretende ser escuchado. Ejemplo de
    accountability vertical son las elecciones periódicas. La
    accountability horizontal hace referencia a los controles ahora
    no de los ciudadanos sobre los gobernantes sino de los distintos
    poderes y organismos dentro del Estado entre
    sí.

    De esta manera, la sede Argentina del British Council
    sostiene:

    "Gobernabilidad puede entonces significar el
    establecimiento de políticas que tiendan a una
    distribución más equitativa de los recursos
    materiales de la sociedad. Pero también el fortalecimiento
    de los medios de
    control de los
    ciudadanos sobre la manera como se administran y distribuyen
    dichos recursos.

    Gobernabilidad o "buen gobierno" significa entre otras
    cosas la garantía de que la provisión de servicios
    básicos como salud, educación, vivienda
    se realiza sobre la base de principios de
    equidad,
    honestidad y
    transparencia. Es en buena medida el control ejercido por los
    ciudadanos sobre los actos de sus gobernantes. Con este principio
    se busca el resguardo del ejercicio de gobierno sobre la base de
    determinadas prácticas públicas
    democráticas, éticas y transparentes."

    Creemos, en cambio, que no
    se puede cargar de contenido a la Gobernabilidad
    Democrática pues se trata de un estado en el que se
    está o no se está. Esta concepción del
    British Council Argentina es claramente reduccionista y centrada
    exclusivamente en el aspecto de la accountability vertical,
    incluyendo, inexplicablemente, también una idea
    redistribucionista.

    Las crisis económicas de los años
    ´80 y ´90, que sólo nombraremos aquí,
    han producido un especial deterioro e inestabilidad
    política, económica y social en América
    Latina. Esto ha hecho que los organismos internacionales como el
    Banco Mundial,
    el Fondo Monetario Internacional, el Banco
    Interamericano de Desarrollo y la OEA tomen un
    renovado interés en
    el concepto que nos ocupa y conformen una visión de este
    muy particular. Su interpretación del concepto fue apoyada por
    un volumen de
    financiación considerable y su conceptualización
    estuvo siempre ligada a la metodología de implementación de las
    reformas de libre mercado. A medida
    que se implantaban los planes en America Latina y Africa se
    hacía evidente la necesidad de rigurosos análisis para sortear los obstáculos
    políticos que se oponían a las reformas y, a la
    vez, la necesidad de aumentar la eficiencia en la
    aplicación.

    Es así que el término fue concebido
    también como una herramienta de análisis
    político para la aplicación de los planes. Pero
    este no fue su único aporte a la causa del libre mercado.
    Como sostiene Hewitt de Alcántara: "Al hablar de
    "gobernabilidad" (en lugar de "reforma del Estado" o de "cambios
    sociales y políticos"), se permitió que los
    bancos y
    organismos multilaterales para el desarrollo abordaran temas
    sensibles reunidos bajo una denominación relativamente
    inofensiva, generalmente revestido de un lenguaje muy
    técnico, excluyendo así cualquier sospecha de que
    estas instituciones estaban excediendo los límites de
    su autoridad estatutaria al intervenir en los asuntos de
    política interior de los Estados soberanos."

    Ahora bien, el concepto utilizado por los organismos
    financieros internacionales parece guardar un alto grado de
    flexibilidad y otro tanto de paradoja. Pues como las reformas
    deterioraban efectivamente el nivel de vida de la ciudadanía y la fortaleza de las
    instituciones, los organismos debían a la vez que invocar
    la Gobernabilidad Democrática, tomar decisiones en
    secreto, junto con los ministros de economía y sus
    técnicos, de espaldas a la ciudadanía. Estos eran
    (y son), como sostiene Hewitt de Alcántara, "procedimientos
    fundamentalmente autoritarios y, de haberse aplicado en sus
    propias sociedades, los ciudadanos de los países de la
    OCDE jamás los habrían aceptado."

    Si alguien se ocupase verdaderamente del problema de
    Gobernabilidad Democrática en América Latina,
    debería empezar claramente por el problema de la crisis de
    deuda, principal agente de crisis, en vez de preocuparse por
    abrir mercados a
    productos
    extranjeros de manera unilateral.

    La
    Gobernabilidad Democrática como lucha contra la corrupción.

    El Grupo de Gobernabilidad del Instituto del Banco
    Mundial (fundado hacia 1994), la define como el conjunto
    de:

    "… instituciones y tradiciones por las cuales el
    poder de gobernar es ejecutado para el bien común de un
    pueblo. Esto incluye (i) el proceso por el cual aquellos que
    ejercen el poder de gobernar son elegidos, monitoreados y
    reemplazados, (ii) la capacidad de un gobierno de manejar
    efectivamente sus recursos y la implementación de
    políticas estables, y (iii) el respeto de los
    ciudadanos y el estado
    hacia las instituciones que gobiernan las transacciones
    económicas y sociales para ellos."

    A partir de esta concepción es que el Banco
    Mundial elabora sus diagnósticos, propugna sus propuestas
    y actúa en consecuencia. Sostenemos aquí que esta
    percepción es si no reduccionista, por lo
    menos incompleta en cuanto a las verdaderas dimensiones de la
    Gobernabilidad Democrática, pues esta no se limita a la
    existencia de accountability vertical, la eficacia/eficiencia y
    la solidez de las instituciones formales e informales que hacen
    al buen gobierno. De la misma manera que el British Council, el
    IBM también carga de contenido al concepto al considerar
    como objetivo de la
    Gobernabilidad el "bien común". Encontramos esto algo
    antojadizo, y huelga decir
    cómo se ha utilizado en la historia el concepto de "bien
    común" para la justificación de todo tipo de
    acciones
    políticas particularistas y francas atrocidades. La
    visión del IBM está especialmente enfocada al
    último punto y más específicamente al
    combate contra la corrupción. Es decir que hay una tendencia
    a identificar la gobernabilidad con la lucha contra la
    corrupción, haciendo a un lado el resto de las
    categorías importantísimas incluidas dentro del
    concepto.

    Más acertadamente, el Programa de
    Naciones Unidas
    para el Desarrollo, en su Informa sobre Desarrollo
    Humano 2002, señala:

    "Más allá de los argumentos en pro de una
    "gobernabilidad adecuada" que exige una transparencia reguladora
    y la eficiencia de la gestión
    para el crecimiento, el IDH 2002 bosqueja una amplia
    concepción de lo que constituye una gobernabilidad
    adecuada. No significa únicamente liberar a las sociedades
    de la corrupción, sino también otorgar al pueblo
    los derechos, los
    medios y la capacidad para participar en la toma de decisiones
    que afectan sus vidas y para hacer que los gobiernos sean
    responsables de sus actos.

    Significa que la gobernabilidad ha de ser justa y
    equitativa, y, ante todo, democrática."

    El PNUD vemos que incorpora no sólo el factor
    accountability, el combate a la corrupción y el
    énfasis en la transparencia, sino también y no
    menos importante una categoría relacionada a la
    Legitimidad, esto es, la participación ciudadana en la toma de
    decisiones y el involucramiento ciudadano con vistas a interesar
    a la población en la cosa pública. A
    diferencia del IBM no limitan su atención a la lucha contra la
    corrupción y destacan la importancia de los nuevos
    mecanismos de democracia participativa y control ciudadano que se
    llevan a la práctica en diferentes lugares. El PNUD ha
    trabajado intensamente y en distintos países para buscar
    mecanismos de fortalecimiento de la Gobernabilidad
    Democrática. Así, ha acumulado una gran experiencia
    en la conformación de consensos alrededor de ciertas
    políticas. Este núcleo duro de políticas que
    aseguran la Gobernabilidad vamos a llamarlo aquí "Paradigma de
    Gobernabilidad Democrática." Este Consenso implica
    acuerdos tácitos y explícitos entre los distintos
    actores sociales y políticos como los empresarios, los
    sindicatos, el gobierno, los partidos políticos, las
    organizaciones
    del sector
    público no estatal, etc. Estos instrumentos como el
    fomento del diálogo
    social, son considerados eficaces para aumentar la Gobernabilidad
    Democrática y paliar el déficit democrático
    diagnosticado por la
    organización.

    Si bien a nuestro entender la visión del PNUD es
    correcta, conlleva en sí misma un peligro y es la
    tendencia a concentrar el proceso en el sistema social,
    restándole importancia a la responsabilidad
    gubernamental.

    La
    Gobernabilidad Democrática como atributo del Sistema
    Social.

    Hay aún otras visiones a nuestro entender
    equivocadas y ampliamente difundidas que remiten la
    gobernabilidad como un atributo de la sociedad, no del sistema
    político, ni de régimen, ni de gobierno:

    "Ahora bien, la idea de gobernabilidad va mas
    allá. La gobernabilidad puede ser vista como un atributo
    del Estado y de la sociedad civil.
    Es decir, no es simplemente la posibilidad de respuesta que tiene
    un gobierno en específico a las demandas de la sociedad
    civil, sino que forma parte de la visión misma de las
    demandas que se elaboran desde la sociedad civil. Dicho en otras
    palabras, la gobernabilidad es la capacidad de procesar los
    conflictos que
    tiene una sociedad en su conjunto, es dialogo,
    intercambio, participación.

    Desde esta óptica,
    los problemas de gobernabilidad no son sólo coyunturales y
    relacionados a políticas específicas, sino que
    tienen mayores niveles de complejidad. De manera que el hecho de
    que una medida económica en específico pueda
    provocar potenciales estallidos sociales resulta preocupante y es
    una evidencia de que algo funciona muy mal en el plano de lo
    social. En ese sentido debe cuestionarse la forma que cada
    gobierno ha buscado la gobernabilidad."

    Este análisis es inconsistente, porque propugna
    que la gobernabilidad, más allá de las cuestiones
    de política coyuntural, es la capacidad de la sociedad en
    conjunto. Pero la sociedad o el sistema social no es el que se
    encarga de dar las normas y reglas
    basado en una relación de dominación y en una
    entidad conjunto de instituciones que es el Estado y que posee el
    monopolio
    exclusivo de la fuerza legítima. Hay una confusión
    entre lo social y lo político, entre el sistema social y
    el sistema político, pues esta visión, al ubicar la
    gobernabilidad en la sociedad, necesariamente supone que la
    sociedad "gobierna".

    Cuando en realidad el único que gobierna es el
    gobierno y, por lo tanto, el único que puede garantizar la
    gobernabilidad o tener crisis de ella.

    En el sistema social surgen cuestiones importantes
    (issues), que se pueden politizar, el sistema social condiciona y
    a veces determina al sistema político y al gobierno, de
    manera que definitivamente quien quiera asegurar Gobernabilidad
    Democrática deberá establecer fuertes
    vínculos (apoyo y demandas) con actores del sistema social
    y del sistema político. Pero esto no significa que la
    gobernabilidad se construya desde la sociedad. Es más, hay
    razones para pensar que muchas veces el camino es el
    inverso.

    Existe también una visión de la
    gobernabilidad como "régimen", es decir, como "el marco de
    reglas, instituciones, y políticas establecidas que
    sientan los límites y los incentivos para
    el comportamiento
    de los individuos, las organizaciones y las empresas". Esta
    era la visión sostenida por el PNUD hacia 1997.
    Allí se confunden los términos "régimen" y
    "gobernabilidad". Esta postura se debe entender en tanto es un
    complemento a la visión de la gobernabilidad anterior a la
    de los noventa (1975-1990).

    Aquí, el problema no es ya la crisis del Estado
    de Bienestar y el sobredimensionamiento del sector
    público, sino la necesidad de institucionalizar los
    cambios y las reformas ya hechas orientadas al mercado (Necesidad
    expresada por las llamadas reformas de Segunda Generación,
    en consonancia con el Consenso de Washington). Aquí el
    problema es claramente la corrupción, la debilidad de las
    instituciones, un diagnóstico sostenido por los organismos
    internacionales, concurrente con la visión desarrollada
    anteriormente que concibe la ingobernabilidad principalmente como
    un problema de corrupción.

    Su correlato sería el descubrimiento de la
    importancia que tiene formar coaliciones de apoyo en la sociedad,
    lo cual parece difícil en un contexto de baja
    institucionalización. Por ello se hace especial
    énfasis en el fortalecimiento de las instituciones. La
    visión de la gobernabilidad como régimen se
    entiende si pensamos en la utilización del concepto por
    parte de los politólogos y especialistas en Relaciones
    Internacionales para ver a la Unión
    Europea (y su proceso de Integración) como estructura de
    toma de decisiones a través de redes de actores
    gubernamentales y no gubernamentales multinivel. También
    por la necesidad de parte de la Ciencia
    Política de relacionar Régimen Político y
    Desarrollo, de manera de establecer cuál es el mejor
    Régimen Político para el crecimiento
    económico. Esta visión también tiene
    sentido si pensamos en el reconocimiento desde la teoría
    de la gestión pública de que la eficacia y
    eficiencia de la gestión ya no depende sólo de la
    acción
    de gobierno unilateral sino de la capacidad para la
    creación y gestión de redes de actores, de cuya
    calidad depende la Gobernabilidad Democrática.

    Esta visión, que como ya dijimos resulta del
    diagnóstico pronunciado en los ´70 y principios de
    los ´80 de que el Estado se debe retirar de sus funciones y la
    sociedad civil debe asumirlas, ha puesto énfasis en el
    proceso que se debe llevar a cabo para garantizar la
    gobernabilidad, llevar a cabo las reformas necesarias y
    mantenerlas, para lo cuál "más régimen"
    resulta imprescindible.
    Se trata de conseguir los apoyos necesarios de los actores
    sociales de esa sociedad. Y esto ha orientado mucha
    atención hacia las coaliciones de apoyo y actores sociales
    del llamado "sector público no estatal" como así
    también reflexiones acerca del "Capital
    social", el diálogo social y de la forma de
    agregación y combinación de intereses.

    El Capital
    Social.

    Putnam sostiene que uno de los aspectos esenciales para
    la Gobernabilidad Democrática es el Capital Social y
    podríamos quizás, aunque no se le puede criticar
    que confunda el sistema social y político, ubicarlo
    más bien entre los autores que ven a la Gobernabilidad
    Democrática como un atributo perteneciente más al
    primero que al segundo de los sistemas. Putnam afirma que el
    capital social está comprendido por aquellos factores que
    se encuentran dentro de una comunidad y que
    facilitan la coordinación y cooperación para
    obtener beneficios mutuos, "rasgos de la organización social como confianza, normas
    y redes que pueden mejorar la eficiencia de la sociedad
    facilitando acciones coordinadas".

    El capital social permite la reducción del
    costo de
    transacción, ya que las relaciones de confianza y
    cooperación (teniendo en cuenta la reiteración de
    las experiencias en el tiempo) ayudan
    a superar problemas de información y transparencia, facilitando
    los acuerdos. Este sería, a nuestro entender un factor
    crucial para la Gobernabilidad Democrática y así el
    aporte de Putnam, como otros autores que trabajaron el tema,
    resulta importantísimo para analizar una crisis de
    Gobernabilidad Democrática y elaborar una
    estrategia.

    ¿Qué es
    la Gobernabilidad Democrática?

    Primeramente debemos localizar el concepto en el
    mapa
    conceptual politológico más amplio. Un sistema
    político tiene Gobernabilidad.

    Es decir, el sistema puede o no cumplir con sus
    funciones de manera adecuada persistiendo, esto es, cambiando
    pero siendo el mismo. Si el sistema cumple con sus funciones
    dentro de una normalidad, si el sistema es Estable,
    Legítimo, Eficiente y Eficaz, el sistema posee
    gobernabilidad. Un sistema que no puede tomar los insumos y
    convertirlos en productos no posee gobernabilidad.

    Es el caso, por ejemplo, de un gobierno autoritario que
    recibe demandas sociales y no logra ejercer el nivel adecuado de
    represión para que sus dictados sean acatados. En este
    sentido, el concepto de gobernabilidad no es más que un
    reciclaje o
    reedición del viejo concepto de equilibrio
    sistémico. Un sistema político en equilibrio (o
    gobernable) sería uno que funciona (que cumple con sus
    funciones) y que lo ha hecho con cierta configuración o
    disposición de sus componentes. (lo que llamamos
    aquí "Paradigma de Gobernabilidad") Luego, un
    régimen político (nivel de generalidad menor a
    sistema político) tiene también Gobernabilidad.
    Esto es, el régimen puede cumplir sus funciones o no,
    puede ser Estable, Eficaz, Eficiente y Legítimo o no.
    Luego nos queda el nivel más bajo de Gobierno.

    Los problemas de gobernabilidad son problemas que
    afectan al régimen político y dentro de éste
    a la estructura de autoridad y a los actores sociales que
    intervienen en la

    determinación de las acciones de gobierno. Por
    eso el problema radica en las estructuras

    de autoridad, en como éstas se determinan y
    determinan las acciones políticas

    que llevan adelante, de manera de conformar y mantener
    un cierto Paradigma de Gobernabilidad. De esta manera el Gobierno
    puede ser gobernable y puede querer garantizar la Gobernabilidad
    Democrática. Esto es, puede cumplir sus funciones o no, y
    puede ser Estable, Eficaz, Eficiente y Legítimo o no.
    Éste es justamente el cuerpo político susceptible
    de poseer Gobernabilidad Democrática que nos interesa en
    este trabajo.

    Nos interesa este nivel particularmente porque para que
    un sistema político este en equilibrio y sea gobernable es
    necesario que el régimen posea gobernabilidad y a su vez
    el régimen precisa un gobierno que tenga asegurado cierto
    nivel de gobernabilidad.

    Vamos ahora a intentar dar una definición lo
    más exhaustiva posible del término, y ver a la vez
    las implicancias para cada una de sus categorías
    incluídas.

    Se pueden distinguir dentro del concepto 4 aspectos
    importantes y que han concentrado, muchas veces individualmente,
    la atención de autores, pensadores e
    instituciones.

    1. Legitimidad
    2. Eficiencia/Efectividad
    3. Eficacia
    4. Estabilidad

    Antonio Camou ha encontrado para cada una de estas
    categorías una tradición política. A la
    gobernabilidad con énfasis en la eficacia la rastrea en la
    tradición de la "Razón de Estado". A la que pone el
    énfasis en la legitimidad la rastrea en la
    tradición del "buen gobierno" y finalmente, a la
    tradición de la Estabilidad, la encuentra en los autores
    de la antigüedad clásica, de la modernidad, y en
    la preocupación por la estabilidad de la Ciencia Social
    del mundo contemporáneo.

    1. Entiendo la Legitimidad, recordando a Weber, como
      parte esencial de la relación de dominación.
      Además, es la creencia en que a los gobernantes les
      corresponde el lugar que ocupan y que representan efectivamente
      a los ciudadanos en virtud del procedimiento
      que determina el acceso a los cargos. Por otro lado, implica
      también el apoyo de los ciudadanos al gobierno, en forma
      individual, grupal, corporativa, etc. De más está
      decir que en este trabajo nos ocupamos solamente de la
      Gobernabilidad Democrática. Y es importante destacar, en
      virtud de la extensa literatura
      referente a las transiciones democráticas, la diferencia
      entre Legitimidad de Gobierno, sobre la que tratamos
      aquí, y Legitimidad de Régimen
      (Democrático). Implicando este último el apoyo o
      no al régimen, es decir a las reglas de juego
      democrático y de acceso al poder gubernamental,
      más allá de quien ocupa las responsabilidades de
      gobierno momentáneamente. Es claro sin embargo, como
      muchos autores han intentado (exitosamente) explicar que existe
      una fuerte relación, quizás recíproca,
      entre Legitimidad Gubernamental y Legitimidad de
      Régimen. Como sostiene Juan Linz: "Los miembros de una
      sociedad otorgan o reiteran la legitimidad de día en
      día. La legitimidad no existe con independencia de las acciones y actitudes de
      personas concretas.
    2. Los regímenes, por tanto, gozan de más
      o menos legitimidad por el mero hecho de existir. En una
      democracia es muy posible que fluctúe
      rápidamente la cantidad e intensidad del apoyo
      concedido a gobiernos, líderes, partidos y medidas
      políticas, mientras que la legitimidad del sistema no
      se altera. Hay una clara interacción entre el apoyo al
      régimen y el apoyo a los partidos en el gobierno, que
      en ausencia de otros indicadores lleva a usar los resultados
      electorales y las respuestas de opinión
      pública como evidencia indirecta de la legitimidad
      del sistema. Por consiguiente, la pérdida de apoyo de
      todos los actores políticos en un régimen
      democrático puede muy fácilmente llevar a una
      erosión de legitimidad, de igual forma que un amplio
      apoyo a un gobierno, especialmente más allá de
      los que le apoyan con su voto, es muy probable que contribuya
      a reforzar la legitimidad."
      Camou entiende que este elemento de la Gobernabilidad
      Democrática se basa en "una tradición de la
      Justicia y
      de la legitimidad de un ordenamiento político social,
      la tradición del respeto a los derechos
      humanos y de la obligación gubernamental de
      proveer el bienestar general, en suma, la tradición
      del buen gobierno." El énfasis en la legitimidad para
      Camou es la preocupación por la calidad de
      gobierno, por el sostenimiento de derechos sociales
      considerados básicos y por el bien común. A
      nuestro entender, sin embargo, Camou pone demasiado contenido
      en una categoría que por momentos puede significar
      sólo cooptación, prebendismo, clientelismo
      político, pork o horse trading. Sobre todo, este es el
      elemento principal de la Gobernabilidad Democrática
      porque es aquí en donde se trabaja sobre la
      formación del consenso político básico o
      Paradigma de Gobernabilidad del que hablábamos antes,
      pues es el lugar donde se aloja primordial, aunque no
      exclusivamente, la necesidad de diálogo social. En
      otras palabras, dentro de esta categoría se ubica todo
      aquello que suma apoyos al gobierno y que autoriza al
      gobierno a los ojos de la ciudadanía y grupos de
      interés a cumplir su función como representante y a formular
      mandatos que son acatados. Cuestiones que atentan contra la
      legitimidad son por ejemplo cuando el gobierno no es
      propiamente elegido, cuando no trata las cuestiones social o
      políticamente problematizadas (issues), cuando no hace
      cumplir las leyes y
      mandatos, cuando ciudadanos o grupos tienen reclamos que no
      son escuchados y por ende no se sienten representados por el
      gobierno. Como sostienen miembros del Gabinete
      para el fortalecimiento de la Gobernabilidad
      Democrática: "El crecimiento económico y el
      restablecimiento de un principio de equidad social, son
      fuentes de
      legitimidad del orden social, y por lo tanto, todos los
      actores sociales, políticos y económicos deben
      participar de ese debate."

    3. Es muy importante en este punto ser claro en las
      definiciones. La efectividad o, como preferimos decir
      aquí, la eficiencia, (outcomes, no outputs) es la
      capacidad del sistema político en general, o gobierno
      en el caso particular de este trabajo, de llevar a la
      práctica exitosamente las medidas que han decidido ser
      implementadas. La eficiencia tiende a destacar los resultados
      más que la planificación de las medidas
      políticas. En este sentido es un factor relevante
      el
      conocimiento práctico y la solución de
      problemas de información imperfecta dado por la
      repetición/reiteración de la experiencia de
      interacción entre los actores, es decir, la profesionalización de la
      política y el conocimiento y confianza mutua de los actores
      políticos como así también el
      conocimiento del aparato administrativo del Estado y su
      funcionamiento. En este sentido, el Gabinete para el
      fortalecimiento de la Gobernabilidad Democrática
      sostiene:
      "…las reglas de juego vinculadas sí con la
      organización procedimental del Estado Nacional,
      particularmente en la Administración Pública, no
      sólo está vinculado con la eficacia estatal
      para formular y ejecutar políticas públicas,
      sino también en expresar los principios del
      funcionamiento del Estado Democrático y Social de
      Derecho contemporáneo. Institucionalidad
      democrática y reglas de funcionamiento del aparato
      estatal se vinculan y retroalimentan." Y más tarde
      sostiene: "Hasta ahora vemos que aparecen demandas que el
      sistema político no sabe interpretar, en parte porque
      no reconoce al interlocutor. Queda claro que buena parte de
      la reconstitución de un rumbo para el país
      depende de las acciones que se realicen desde la sociedad
      política, ya que no ha surgido un actor relevante de
      reemplazo en esa línea. En ese sentido las acciones
      que comprometan a los poderes externos al sistema
      político, deberán ser alentadas desde los
      dirigentes políticos, planteando un nuevo esquema de
      alianzas que incluya a actores ausentes en al actualidad en
      el proceso de toma de decisiones (incipientes actores
      sociales, organizaciones informales de sectores excluidos, la
      universidad, etc.). Ello colaborará,
      junto a otras medidas propuestas, (consultas populares,
      revocación de mandatos, etc.) en la
      recuperación de la credibilidad de la política.
      En síntesis: sin una reconstrucción
      de la legitimidad de ésta, se hace difícil
      pensar la construcción de acciones tendientes a la
      regulación de los poderes externos. La apatía
      social, el sentimiento antipartido y la configuración
      incompleta de nuevos actores sociales, debilita la
      legitimidad de los gobiernos."
      Queda en evidencia a lo largo del informe un miedo excesivo a
      la protesta no institucionalizada por su tendencia a
      erosionar las instituciones representativas tradicionales
      como los partidos políticos. Los partidos, así,
      son considerados por los autores del informe como la
      principal vía de canalización de las demandas.
      Esta preocupación republicana queda claramente
      expuesta cuando sostienen: "Los Partidos pierden su capacidad
      de encarnar el elemento legitimador de la democracia
      representativa. La crisis de credibilidad en los partidos
      políticos se sustenta en las sensaciones, muchas veces
      verificables, de ineficacia, opacidad y corporativismo
      políticos…"

      Esto significaría que la eficacia es la
      capacidad de elegir los medios más adecuados para
      lograr el objetivo (teniendo en cuenta a Maquiavelo): mantener el poder. Pero esto no
      es correcto porque no hay porqué pensar que el
      objetivo de un gobierno sea mantener el poder, y mucho menos,
      la Estabilidad. Decir esto es atar innecesariamente el
      concepto a un particularismo que lo puede llevar a perder
      poder expicativo. En cambio, creemos que la eficacia implica
      la correcta elección de los medios orientados al fin
      político del gobierno y, a la vez, a la
      satisfacción de las demandas cualquiera que ellas
      fueran.

    4. La eficacia (outputs) entonces, se refiere a la
      capacidad de un sistema político, régimen o, en
      nuestro caso, gobierno, de encontrar soluciones a
      las cuestiones políticamente problematizadas. La
      eficacia pone énfasis en la capacidad del gobierno de
      formular las políticas y ocuparse de su función
      que le es propia. Así, un gobierno sin experiencia,
      paralizado, bloqueado, acéfalo, errático o
      impermeable a las demandas será más ineficaz,
      pues no será capaz de formular políticas
      apropiadas. Asimismo, como lo hace ver Camou, la eficacia puede
      ser entendida como un "criterio de eficacia instrumental
      dictado por la necesidad de mantener el poder."
    5. Por Estabilidad debemos entender simplemente la
      capacidad de un sistema político, régimen, y en
      nuestro caso gobierno, de adaptarse flexiblemente respecto a
      los cambios y las exigencias del ambiente y
      durar de esta manera en el tiempo. La idea de perdurabilidad
      significa cambiar cuando debe pero no tanto como para no ser el
      mismo. Además, la idea de estabilidad implica la
      previsibilidad de la conducta
      gubernamental por parte de los actores sociales,
      políticos y económicos. Así, nuevamente,
      igual que con la eficiencia, esto favorece la confianza y
      cooperación entre los actores, ayudando a la
      conformación de un Paradigma de
      Gobernabilidad.

    Cada uno de las 4 categorías de la Gobernabilidad
    Democrática se relaciona con la otra de manera
    recíproca, es decir, que la relación es
    multidireccional. La legitimidad del Gobierno es alimentada por
    la Eficiencia, por la Eficacia y por la Estabilidad. Y así
    con cada una de las categorías, tomando, más bien,
    la siguiente forma:

    Donde:

    a) A > Legitimidad >
    Eficiencia

    > Eficacia

    > Estabilidad

    b) A > Eficiencia > Legitimidad

    > Eficacia

    > Estabilidad

    c) A > Eficacia > Eficiencia

    > Legitimidad

    > Estabilidad

    d) A > Estabilidad > Eficiencia

    > Eficacia

    > Legitimidad

    Ejemplos:

    a) Un gobierno que posee amplios apoyos de distintos
    actores sociales y políticos, y que llega al gobierno
    respetando indiscutiblemente las reglas procedimentales de
    acceso, etc.

    Esta condición de alta legitimidad (por
    orígen o ejercicio) supone que el gobierno formula las
    políticas esperadas por sus sectores de apoyo. Por otro
    lado, hace que la ciudadanía oponga menor resistencia a las
    políticas del gobierno. Asimismo, el aparato
    administrativo también se encuentra incentivado, por lo
    cual la aplicación de la política se lleva a cabo
    de manera más eficiente. Mientras esta situación
    perdure el gobierno no deberá preocuparse por la
    Estabilidad.

    b) Un gobierno que es decisivo, dinámico, que
    tiene el control de la administración
    pública y puede llevar a la práctica las
    decisiones que toma es visto por la opinión pública
    como más capaz de afrontar los problemas que se presentan
    y, por lo tanto los actores políticos, sociales y la
    ciudadanía toda le prestan su apoyo. Asimismo esta
    eficiencia otorga experiencia y certeza de la eficacia o no de
    las políticas que el gobierno ha decidido tomar. Sin
    eficiencia no hay manera de tener eficacia. La falta de
    eficiencia genera mayor resistencia en la ciudadanía a las
    políticas del gobierno por deteriorar fuertemente su
    autoridad.

    c) Un gobierno que tiene buena formulación y
    planificación de su política podrá estar
    más cerca del éxito,
    saciará más demandas y aumentará su
    legitimidad. Un gobierno ineficaz será aquel que no
    satisface por elección o impedimento un grado considerable
    de las demandas que ingresan al sistema político. Este
    gobierno será de esperar que pierda legitimidad, pues los
    distintos apoyos irán menguando y, por lo tanto,
    también lo hará eventualmente la Estabilidad. En
    palabras de la Mesa de análisis de tensiones en las
    funciones y organización del Estado Nacional : "Dicha
    legitimidad será a la vez función de …
    … la eficacia con que el aparato político
    institucional y administrativo logra resolver los conflictos y
    las cuestiones socialmente problematizadas sobre las que las
    políticas públicas de rango nacional
    actúan."

    d) Además de la obvia persistencia, un gobierno
    estable es aquel que mantiene pocos cambios en el funcionariado
    de alto rango y ministos de gobierno, de manera que los
    ciudadanos, grupos y actores pueden conocer y preveer mejor cual
    es el estilo y la orientación política del
    liderazgo como así también establecer compromisos,
    oficiales o no, y fortalecer los vínculos entre esos
    actores y el gobierno. Nuevamente es crucial aquí la
    cuestión de la confianza y el conocimiento mutuo, que
    guarda relación con la dimensión temporal del
    concepto. Estabilidad también debe hacer referencia a la
    fortaleza del gobierno y su autoridad, de modo que es
    indisociable del estado de su Legitimidad y de los otros
    componentes de la Gobernabilidad Democrática. Por
    último es importante tener en cuenta la vinculación
    entre esta categoría y el concepto de Paradigma de
    Gobernabilidad en tanto y en cuanto es un elemento necesario para
    el establecimiento de políticas de Estado y de
    gobierno.

    El paradigma
    de gobernabilidad.

    En la literatura politológica recurrentemente se
    ha hecho referencia a los consensos entre los actores sociales y
    políticos (dentro de ellos los que ocupan
    momentáneamente el gobierno) respecto a un núcleo
    básico de políticas. Este consenso, que puede ser
    más tácito o más explícito, se
    refiere a políticas que se quieren llevar a cabo o
    políticas que son mantenidas a lo largo del tiempo en base
    a este compromiso. Siempre se ha hablado de "políticas de
    Estado" haciendo referencia a políticas que son
    voluntariamente mantenidas por un Estado más allá
    de los cambios de gobierno, comúnmente sobre lo que hace a
    la política exterior de un país, pero
    también a aspectos estructurales como el mantenimiento
    de una formación económico social capitalista, un
    compromiso especial con las ideas desarrollistas, una determinada
    política de convivencia de grupos étnicos, etc. Sin
    algún grado importante de paradigma de gobernabilidad es
    imposible construir un proyecto de
    país.

    A esto se ha dado diversos nombres, tomaremos
    aquí el formulado por Camou (que recurre al concepto de
    paradigma de Thomas Kuhn), quien sostiene:

    "A nuestro juicio, el logro de una adecuada
    gobernabilidad se basa en una serie de acuerdos básicos
    entre las élites dirigentes, los grupos
    sociales estratégicos y una mayoría ciudadana,
    destinados a resolver los problemas de gobierno; cuando esos
    acuerdos se estabilizan y toman un carácter institucional, previsible y
    generalmente aceptado, hablaremos de la conformación de un
    "paradigma de gobernabilidad".

    La conformación de este paradigma, por cierto, no
    excluye la existencia de conflictos o desacuerdos de diversa
    naturaleza,
    pero lo que importa destacar es que los conflictos y diferencias
    políticas tienen un carácter más acotado, en
    la medida que ocurren en el marco de acuerdos
    básicos."… … "Esos acuerdos han de darse en
    tres niveles distintos, a saber: el nivel de la cultura
    política, el nivel de las instituciones y el nivel de las
    políticas públicas."… … "En el nivel
    de los modelos de
    orientación política esperamos encontrar un
    conjunto básico de ideas, valores y
    percepciones articulado mediante un discurso capaz
    de producir "legitimidad" para el régimen
    democrático. Este es el ámbito propio de la cultura
    política, de los fines y las orientaciones de la
    acción, de los principios y valores que conforman las
    grandes líneas directrices por las que discurre la
    sociedad. En la medida en que los principios y valores de la
    democracia configuren el régimen político,
    sustenten las diversas fórmulas de toma de decisiones y
    animen las políticas públicas, estaremos en
    presencia de un "paradigma de gobernabilidad
    democrática".

    En este punto corresponde destacar la importancia de las
    ideas y valores en la conformación de las orientaciones de
    la sociedad. Por un lado, en el mediano plazo, sin un acuerdo
    básico sobre un cúmulo legitimado de ideas y
    valores, no es posible integrar las acciones de las élites
    dirigentes, los grupos estratégicos y una mayoría
    ciudadana; y sin ello no habrá un proyecto de país
    previsible y consensuado. Por otra parte, en el largo plazo, un
    orden social y político sólo se estabiliza si
    consigue amalgamar cierto sistema de creencias y de valores
    arraigados."… …"La vigencia de un "paradigma de
    gobernabilidad" define el caso típico en el que las
    diferencias entre demandas y respuestas se encuentran en un
    equilibrio dinámico, esto es, adquieren rangos de
    variación tolerados y esperables para los miembros de la
    comunidad política."… …"Sea como fuere, el
    acuerdo básico ofrece siempre una amplio campo para que
    emerjan diferencias y conflictos acotados."

    Nosotros entendemos por paradigma de gobernabilidad,
    además, una determinada configuración de los
    componentes de la Gobernabilidad Democrática. Esto es,
    cada paradigma supone cierto nivel de legitimidad, de eficacia,
    de eficiencia y de estabilidad, parámetros dentro de los
    cuales el gobierno democrático puede moverse con
    más o menos déficits pero sin recaer en crisis.
    Será pertinente por lo tanto fomentar investigaciones
    acerca de estas distintas configuraciones de componentes que son
    los distintos paradigmas de
    gobernabilidad.

    Déficit de
    Gobernabilidad Democrática

    El déficit de gobernabilidad se presenta cuando
    hay un desequilibrio entre el nivel de demandas y la capacidad de
    respuesta gubernamental. Un déficit de Gobernabilidad
    Democrática puede no significar una Crisis, sino solo
    significa que hay anomalías, que hay cuestiones
    políticamente problematizadas que no han encontrado
    solución. Cada cuestión debe ser ubicada como
    afectando positiva, neutra o negativamente cada una de las cuatro
    categorías de la Gobernabilidad Democrática. Luego
    de un déficit, si el gobierno responde, o los actores
    sociales y políticos accionan en un sentido positivo hacia
    la solución o dilución del asunto, el sistema se
    reequilibra.

    Crisis de
    Gobernabilidad Democrática.

    La Crisis de gobernabilidad, a diferencia del
    déficit, implica un problema mucho más grave, y es
    cuando lo que está en entredicho es el mismo paradigma de
    gobernabilidad.

    Esto significa que se presenta una Crisis no cuando hay
    un problema sin solucionar o diluir, sino cuando ese problema
    altera tanto una o más de las categorías de la
    Gobernabilidad Democrática que se hace necesaria toda una
    configuración nueva, esto es, un nuevo paradigma de
    Gobernabilidad Democrática.

    Antes de pasar a analizar problemas de gobernabilidad
    concretos es necesario conceptuar un elemento recurrente para los
    teóricos de la Gobernabilidad.

    Antes establecimos las relaciones de interacción
    de las 4 categorías.

    Allí vimos cómo la relación era
    positiva. Pero en situaciones de suma cero la relación
    puede cambiar de signo, de esta manera:

    A > Eficiencia < Legitimidad

    A > Eficacia < Legitimidad

    Y este problema, que enfrenta conflictivamente
    Legitimidad Democrática contra Efectividad/Eficacia
    Gubernamental (o como muchos erróneamente simplifican:
    Democracia VS Gobernabilidad), ha sido el centro de
    atención de muchos analistas de las Ciencias
    Sociales. Esta contradicción ha sido expuesta por los
    autores de la Trilateral, a la que antes aludimos, quienes en el
    contexto del agotamiento del Estado de Bienestar observaban
    cómo, a partir de la sobrecarga, se daba un conflicto
    entre eficiencia/eficacia y legitimidad.

    Así, el uso eficiente de los recursos y la
    administración prudente del presupuesto
    atentaban contra la legitimidad al tener que restringir las
    partidas presupuestarias, a la vez que la formulación de
    las políticas correctas para la solución de los
    problemas eran impedidas por la resistencia de los actores
    políticos y sociales que ejercían presión a
    través de la legitimidad.

    ¿Dónde
    ubicar, en este marco conceptual, los problemas de Gobernabilidad
    Democrática y las distintas
    investigaciones?

    A lo largo de los años ´80 y ´90 en
    la Argentina se produjeron problemas de difícil
    solución, que desembocaron en Crisis de Gobernabilidad.
    Esta Crisis se resolvió momentáneamente con un
    modelo económico basado en el endeudamiento, la venta de activos del
    Estado y el ingreso de capitales de alta volatilidad y/o
    dirigidos a negocios con
    rentabilidad
    asegurada. De esta manera, hacia el ´98 el país
    comenzaría a caer nuevamente en Crisis de
    Gobernabilidad.

    Como sostiene el Informe del Gabinete para la
    Gobernabilidad Democrática:

    "Sin embargo, estas transformaciones no han
    contribuido a asegurar que la ciudadanía y los distintos
    actores e integrantes de la comunidad nacional sean provistos
    adecuadamente de bienes,
    servicios y regulaciones que hacen al desarrollo
    económico y

    social, a la equidad distributiva y a un pleno
    ejercicio de la convivencia en el marco republicano y
    democrático al que se aspira. A ello se suma la
    persistente inadecuación entre ingresos y
    gastos de los
    sectores públicos, que han derivado en las sucesivas
    crisis fiscales y el endeudamiento del sector público,
    que han comprometido gravemente las ya disminuidas capacidades
    de acción estatal.

    Cabe destacar que esas experiencias de reforma
    carecieron de acuerdos fundamentales entre los distintos
    actores políticos y sociales, y entre los distintos
    niveles del Estado, desarrollándose en el marco de la
    determinación unilateral y la falta de bases amplias de
    consenso de las reformas, conspirando contra la continuidad y
    coherencia de una política de Estado.

    Como síntesis de esta breve descripción, se puede consignar que el
    Estado Nacional adolece de legitimidad ciudadana y se
    caracteriza actualmente por altos índices de
    insatisfacción con la calidad, oportunidad, equidad y
    accesibilidad a los servicios, con la ausencia de
    responsabilización por resultados y la responsabilidad
    patrimonial de gobernantes y administradores públicos,
    por la ineficiencia y falta de transparencia en la
    asignación de los recursos públicos, por la
    insolvencia fiscal, por
    la ineficacia de los sistemas de
    control republicano y control
    interno y externo de la hacienda pública; en suma,
    por la debilidad institucional del sector público para
    garantizar la primacía del interés público
    sobre los intereses individuales y sectoriales. Todo ello ha
    derivado en una profunda crítica ciudadana a los roles y al modelo
    de organización institucional y administrativa del
    Estado Nacional que caracterizaron al paradigma de los
    años 90."

    Los gobiernos nacionales muestran una gran debilidad
    ante los problemas que enfrentan y no logran consolidarse sobre
    un soporte político duradero, debido a la
    fragmentación política y partidaria y a la
    fragilidad de las estrategias de alianzas. En este sentido, lo
    importante y urgente es dotar a los gobiernos de la capacidad de
    regulación y control de los conflictos en una sociedad en
    crisis. Esta regulación no consiste solamente en recuperar
    el monopolio de la fuerza, sino en la racionalidad de los
    acuerdos y la capacidad para restaurar la jerarquía de la
    autoridad legítima.

    En el Informe se establece la necesidad de un nuevo
    paradigma, que defina nuevos roles para el Estado Nacional y unos
    nuevos principios para organizar la institucionalidad estatal y
    administrativa. Para ello se declara necesario un nuevo consenso
    nacional (parte de nuestro concepto de "paradigma de
    gobernabilidad").

    Forman parte de la problemática de la
    Gobernabilidad Democrática las investigaciones sobre la
    las relaciones clientelísticas, las prebendas, las
    dádivas, el "horse trading", el "pork", las
    investigaciones y las acciones de gobierno dedicadas a la
    cuestión de las relaciones entre la nación
    y las provincias –ley de
    coparticipación federal, etc. (perfectamente explicado en
    el Informe, ver nota)- con especial repercusión en la
    dinámica política del Senado de la
    Nación,
    la búsqueda de consensos, la política de alianzas
    ,etc. Todos implican los esfuerzos de un gobierno por ampliar su
    base de legitimidad, y eliminar la resistencia a las
    políticas de gobierno, de manera de aumentar su
    eficiencia.

    Uno de los ámbitos donde la Gobernabilidad
    Democrática se pone claramente en juego es en el Congreso.
    A este respecto el Informe señala: "La crisis por la que
    atraviesan los partidos políticos (volatilidad de las
    "plataformas", indisciplina partidarias, desdibujamiento de las
    identidades ideológicas, crisis de representatividad de
    sus dirigencias), incide directamente en el funcionamiento del
    Congreso, arena privilegiada para la conformación de
    acuerdos, y en su capacidad de negociación y control con el
    Ejecutivo…" y después "…El fortalecimiento
    del poder de los gobernadores para generar apoyos o vetar
    acciones del Ejecutivo, pone en un segundo plano al Congreso
    Nacional como ámbito natural de generación de
    consensos y expresión de la
    oposición…"

    Los trabajos dedicados al estudio de la Presidencia, sus
    capacidades, dificultades y modalidades de ejercicio del poder y
    su relación con el legislativo, deben tener especial
    consideración por este marco conceptual. Asimismo la
    preocupación por el impacto que la agregación y
    articulación de intereses y demandas y el mismo sistema de
    partidos tiene en las crisis de gobernabilidad, su desarrollo,
    evolución y eventual
    reequilibramiento.

    Conclusión.

    La Gobernabilidad es un enfoque, un esquema
    específico de aproximación a un objeto de estudio.
    No es una propiedad
    inherente al objeto, que siempre ha estado allí, ni una
    propiedad que los observadores vinculamos con el objeto. No es
    manifiesta ni latente, puede ser una o la otra cosa desde que los
    mismos actores posicionados en las estructuras de
    autoridad y los que son objeto de ella utilizan efectivamente
    esta herramienta de entendimiento. Asimismo es imprescindible
    para la Ciencia Política, desde que los actores estipulan
    sus estrategias pensando efectivamente en el impacto que ellas
    tendrán en la Gobernabilidad Democrática del
    gobierno de turno, encontrándolas excesivas o no cuando
    puedan previsiblemente resultar en una Crisis de
    Gobernabilidad.

    La perspectiva de la Gobernabilidad Democrática
    debe utilizarse imperiosamente, a nuestro juicio, en el estudio y
    análisis de los procesos de conversión del sistema
    político, esto es, la llamada "caja negra", la
    formulación y aplicación de las políticas
    llevadas a cabo por el gobierno. Es en el estudio del gobierno y
    desde su propia perspectiva como un actor político
    más que este tipo de análisis deja sus mayores
    frutos. Y es esto por lo cual decidimos concentrar en el nivel
    del gobierno a este trabajo.

    Este trabajo ha intentado dar un panorama de las
    herramientas
    conceptuales que nos ofrece la utilización del
    término Gobernabilidad Democrática. Herramientas
    conceptuales que, apoyándose en una aproximación
    sistémica, exigen ser adoptadas explícita y
    claramente por los cientistas políticos, de manera de
    mejorar la
    comunicación, la producción del conocimiento y su
    sistematización.

    No se intenta agotar el tema, ya que falta avanzar mucho
    aún en lo que respecta a la operacionalización de
    las variables.
    Mucho se está haciendo y puede verse que la disciplina
    está avanzando en ese sentido. Los conceptos de
    Gobernabilidad y de Gobernabilidad Democrática pueden
    convertirse en dos grandes articuladores de la basta
    teoría política contemporánea y las
    investigaciones politológicas.

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    Juan Manuel Perez Naufel.*

    Octubre 2003

    Politólogo (UBA). Miembro de la Comisión
    Directiva del Observatorio Internacional de Prisiones de
    Argentina y colaborador en diversas ONG´s.

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