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El hombre y su nutrición




Enviado por lucy.bahia



    1. La
      Digestión
    2. El sistema
      circulatorio
    3. Respiración
    4. La
      nutrición

    La
    Digestión

    La primera etapa en la transformación de los
    alimentos es
    la digestión, y ocurre en el sistema
    digestivo.

    La digestión comienza en la boca, el primer
    órgano del sistema
    digestivo. Los dientes cortan el alimento, luego las muelas lo
    trituran, la saliva lo moja, y la lengua lo
    mueva de un lado a otro. De esta forma, el alimento se convierte
    en una pasta húmeda y blanda que, con ayuda de la lengua,
    es empujada hacia atrás y tragada con facilidad. Al
    tragar, la masa del alimento pasa por la faringe, por el
    esófago (un tubo que mide en el adulto casi 25 cm de
    largo) y llega al estómago donde se queda unas tres o
    cuatro horas. El estómago es como una bolsa hueca donde la
    transformación del alimento continúa por acción
    de los jugos gástricos, unos líquidos fabricados
    por las paredes del estómago. Los jugos gástricos
    tienen ácidos
    que, además de ayudar en la digestión del alimento,
    lo "desinfectan", al eliminar microbios que podrían
    haberlo contaminado.

    Esta desinfección es importante porque nos
    desinfecta de posibles enfermedades.

    Una vez que abandona el estómago, la masa de
    alimento llega al intestino delgado, donde los alimentos tienen
    la última oportunidad de ser transformados en nutrientes.
    Allí actúan los jugos intestinales fabricados por
    el intestino, la bilis que manda el hígado (previo paso
    por la vesícula biliar) y el jugo pancreático que
    envía el páncreas. El hígado, el
    páncreas y la vesícula biliar no pertenecen al
    sistema digestivo, pero colaboran con él mandando sus
    jugos digestivos.

    Todos aquellos alimentos que, a lo largo de este
    trayecto, hayan alcanzado un tamaño tan reducido como para
    atravesar las paredes del intestino delgado y pasar a la sangre, son
    nutrientes.

    Las sustancias que no traspasan las paredes del
    intestino delgado siguen su camino por el sistema digestivo:
    pasan al intestino grueso y de allí al recto, para ser
    expulsados através del ano. Estos desechos son eliminados
    en la materia fecal,
    que también contiene agua y
    microbios muertos.

    El alimento pasa del esófago al estómago a
    través del cardias, que funciona como una válvula
    que se abre y se cierra. Los movimientos del estómago
    mezclan el alimento con los jugos gástricos. Para que los
    ácidos de estos jugos no dañen las paredes del
    estómago, estas están recubiertas por una gruesa
    capa de mucosa que las protege. Después de tres o cuatro
    horas de digestión, la masa de alimento pasa al intestino
    delgado a través del píloro o esfínter
    pilórico, que luego se cierra. Algunos componentes de los
    alimentos, que son suficientemente pequeños, salen del
    estómago a la sangre, sin pasar por el intestino
    delgado.

    Las
    enzimas

    La digestión química, se realiza
    con ayuda de las enzimas unas
    sustancias que están en los jugos digestivos.

    A medida que el alimento pasa por el sistema digestivo,
    además de ser triturado y humedecido, sufre otro tipo de
    transformación, que no se ve a simple vista.

    Las enzimas digestivas actúan a modo de "tijeras
    químicas" que ayudan a "cortar" los hidratos de carbono, los
    lípidos y
    las proteínas
    para convertirlos en fragmentos muy pequeños. Por
    ejemplo:

    • En la saliva hay enzimas que se especializan en
      "cortar" hidratos de carbono;
    • En los jugos gástricos hay enzimas que ayudan
      a "cortar" proteínas;
    • Los jugos intestinales tienen enzimas especializadas
      en "cortar" lípidos y también enzimas que
      completan la digestión de los hidratos de carbono y de
      las proteínas que habían comenzado en la boca y
      en el estómago.

    Algunas sustancias que forman parte de los alimentos no
    llegan a ser digeridos porque no poseemos las enzimas encargadas
    de hacerlo.

    Hay otras sustancias, como el agua, que
    ya tienen partículas suficientemente pequeñas
    cuando las ingerimos. Entonces, pasan a la sangre sin necesidad
    de ser "cortadas"

    Las enzimas se encuentran en todos los seres vivos y
    tienen funciones
    variadas. Por ejemplo:

    • Las enzimas que actúan de "tijeras
      químicas y "cortan" sustancias;
    • Las enzimas que actúan como "broches
      químicos" y "unen" sustancias, y van formando los
      materiales
      que construyen nuestras células.

    Los nutrientes pasan a la sangre y
    llegan a las células

    Solo en los primeros 25 cm del intestino delgado se
    realiza la digestión química. En el resto del
    intestino delgado se produce, casi exclusivamente, la
    absorción, es decir, el pasaje de los nutrientes a la
    sangre.

    Los nutrientes abandonan el intestino delgado a
    través de poros pequeños que hay en sus paredes y
    entran a los capilares, unos vasos sanguíneos muy finitos
    que los rodean. Desde allí serán transportados por
    la sangre hasta las células.

    Una vez que los nutrientes llegan a la célula
    pueden usarse para diferentes fines:

    • Algunos se utilizan como material de construcción, es decir, serán los
      "ladrillos" que formen una nueva célula o el material que reemplace partes
      de las células.
    • Otros nutrientes seguirán
      transformándose para liberar más energía,
      que le servirá a la célula para seguir
      funcionando.
    • Algunos nutrientes quedarán guardados en la
      célula como una reserva que podrá ser utilizada
      en el momento en que se necesite.

    El sistema
    circulatorio

    La sangre es un tejido muy especial: recorre todo el
    organismo distribuyendo nutrientes, oxígeno
    y otras sustancias útiles para las células y, al
    mismo tiempo, recoge
    los desechos metabólicos para que sean expulsados al
    exterior. Evidentemente, este trabajo tan
    meticuloso requiere una buena organización.

    La sangre no viaja de cualquier manera: se desplaza
    dentro de conductos, denominados vasos
    sanguíneos, y siguiendo una dirección determinada. Además, para
    que la sangre pueda "moverse" por todo el cuerpo, debe ser
    impulsada. Ese impulso se lo da el corazón,
    órgano musculoso que se contrae y se relaja en forma
    automática e involuntaria. El corazón se
    haya dividido en cuatro cavidades: dos aurículas y
    dos ventrículos.

    La formación de la
    sangre

    La sangre que circula dentro de nuestro cuerpo, entre 5
    y 6 litros aproximadamente, está formada por millones de
    componentes microscópicos que no podemos apreciar a simple
    vista.

    Si se le extrae sangre a una persona y se le
    deja reposar unas horas en un tubo, se puede observar que la
    sangre se separa en dos porciones, un superior de color amarillo,
    denominada "plasma", y otra inferior de color rojo que contienen
    las células de la sangre.

    Mediante análisis de laboratorio y
    con ayuda de un microscopio, se
    puede conocer la composición de cada una de esas
    partes.

    El plasma está formado por agua, nutrientes,
    sales, vitaminas,
    desechos celulares, hormonas y
    anticuerpos.

    Las células de la sangre son:

    • Los glóbulos rojos (transportan
      oxígeno)
    • Los glóbulos blanco (defensa)
    • Las plaquetas (coagulación)

    Cada 1 glóbulo blanco hay aproximadamente 1000
    glóbulos rojos.

    Las funciones de la
    sangre

    Los nutrientes, los minerales y las
    vitaminas que salen del intestino delgado "nadan" en el plasma
    sanguíneo, que esta formado en su mayor parte por agua. El
    oxígeno viaja "a bordo" de los glóbulos rojos, que
    son las células más abundantes de la sangre. Cuando
    la sangre pasa por los capilares que rodean a los alvéolos
    pulmonares, los glóbulos rojos atrapan el oxígeno
    del aire inhalado
    y lo transportan por el cuerpo. Los glóbulos rojos
    "sueltan" el oxígeno al llegar a los capilares que pasan
    muy cerca, casi pegados a las células que los necesitan.
    Luego, esos glóbulos rojos "cargan" el dióxido de
    carbono producido en las células. El resto de los desechos
    celulares llegan "nadando" por el plasma hasta los órganos
    que los eliminan.

    La sangre tiene componentes que cumplen otras
    funciones:

    • Los glóbulos blancos son células que
      nos defienden de bacterias,
      virus hongos o
      cualquier partícula "extraña" que entre a nuestro
      cuerpo. Algunos glóbulos blancos producen anticuerpos,
      unas sustancias que también se encargan de la defensa de
      nuestro cuerpo.
    • Las plaquetas impiden que perdamos mucha sangre al
      lastimarnos. Esto se consigue porque forman una especie de
      "tapón" sobre la herida, que impide la salida de la
      sangre. Esta función
      se llama "coagulación".
    • En el plasma viajan también unos "mensajeros
      químicos", llamados hormonas, que controlan diferentes
      funciones de nuestro cuerpo. Por ejemplo, tenemos hormonas que
      regulan el crecimiento y otras que controlan el desarrollo
      sexual.

    La sangre llega a todos los rincones del cuerpo y
    transporta calor,
    entonces ayuda a mantener nuestra temperatura
    alrededor de los 36/37 ºC, que es la temperatura normal del
    cuerpo.

    El corazón

    La sangre circula continuamente sin salir de los vasos
    sanguíneos, así estemos parados, sentados o
    acostados. Puede hacerlo más rápida o más
    lentamente, pero nunca se detiene.

    El "motor" que
    impulsa la sangre es el corazón, un órgano hueco,
    de paredes musculares gruesas, situado en el centro del
    tórax. Cuando el corazón se contrae expulsa con
    fuerza la
    sangre de su interior. Luego, cuando el corazón se relaja,
    se vuelve a llenar y el ciclo comienza una vez
    más.

    El corazón está dividido en cuatro
    cavidades: la aurícula izquierda, el ventrículo
    izquierdo, la aurícula derecha y el ventrículo
    derecho. Cada aurícula se conecta con el ventrículo
    de su mismo lado. La mitad derecha del corazón está
    separada de la izquierda por un tabique, que les impide
    comunicarse.

    La ventaja es que la sangre con poco oxígeno
    circula por el lado derecho del corazón y nunca se mezcla
    con la sangre que circula por el lado izquierdo, que transporta
    mucho oxígeno.

    El punto de partida de este recorrido son los dos
    ventrículos, el izquierdo con la sangre "oxigenada" (con
    oxígeno), y el derecho con sangre "desoxigenada"(sin
    oxígeno, o con poco)

    Cuando el corazón se contrae, bombea sangre que
    sale simultáneamente de los dos ventrículos. Desde
    el ventrículo izquierdo sale la sangre oxigenada por la
    arteria aorta, que se ramifica en arteriolas y en capilares, que
    llegan hasta cada célula del cuerpo. A través de
    estos capilares se realiza el intercambio de sustancias con las
    células. La sangre de los capilares entrega nutrientes y
    oxígeno, y recibe de las células desechos que estas
    produjeron.

    Al mismo tiempo, la sangre desoxigenada sale del
    ventrículo derecho por la arteria pulmonar, que se
    ramifica en arteriolas y capilares que llegan a los
    alvéolos pulmonares. Entre estos capilares y los
    alvéolos se realiza el intercambio de gases. La
    sangre toma de los alvéolos el oxígeno del aire
    inhalado y les entrega el dióxido de carbono que
    traía de las células.

    También el retorno de la sangre a las dos mitades
    del corazón se realiza en forma simultánea,
    entrando por ambas aurículas.

    Los capilares que rodean a los alvéolos se unen
    en vénulas y estas se unen para formar la vena pulmonar,
    que trae la sangre oxigenada de los pulmones a la aurícula
    izquierda. Al mismo tiempo, los capilares de todo el cuerpo se
    unen formando vénulas y estas forman las venas cavas que
    traen sangre desoxigenada a la aurícula
    derecha.

    Cada aurícula le pasa la sangre al
    ventrículo de su mismo lado y… volvemos al comienzo del
    recorrido.

    Los latidos del
    corazón

    Cada latido es la señal de que el corazón
    impulsa la sangre, que sale con fuerza a través de las
    arterias. El primer latido indica que la sangre pasó de
    las aurículas a los ventrículos y el segundo
    señala que la sangre salió de los
    ventrículos por las arterias.

    A la cantidad de veces que el corazón late por
    minuto se la llama frecuencia cardíaca. El corazón
    de un adulto late, aproximadamente, 70 veces por minuto si
    está en reposo. Al hacer ejercicios físicos la
    frecuencia cardíaca aumenta. Cuánto va a aumentar
    dependerá de la intensidad del ejercicio, del tiempo que
    dure, y también del estado
    físico de la persona.

    La sangre es la encargada de transportar oxígeno
    y nutrientes a la célula para que, a partir de ellos,
    obtengan la energía que necesitan. Cuando hacemos
    actividad física,
    el cuerpo necesita más energía que al estar
    descasado. Por eso, la sangre viaja más rápido por
    el cuerpo. Así los nutrientes y el oxígeno llegan a
    las células "a tiempo" para obtener energía
    suficiente mientras dura el ejercicio. Además, así
    como se obtiene más energía también se
    produce más desechos que el cuerpo necesita expulsar. La
    sangre deberá " apurarse" para alcanzar a transportar los
    desechos que se produjeron durante el ejercicio hacia los
    órganos que los eliminarán. Para que la sangre
    circule más rápido, el corazón tendrá
    que bombear mas veces. Por eso notamos un aumento en la
    frecuencia cardíaca mientras corremos.

    Excreción

    Metabolismo: La suma de
    todas las reacciones
    químicas que ocurren dentro de una célula o un
    organismo.

    Anabolismo: Dentro de una
    célula o un organismo, la suma de todas las reacciones en
    las cuales las moléculas más grandes se forman a
    partir de moléculas más pequeñas. Es decir,
    se construyen sustancias complejas a partir de sustancias
    simples.

    Catabolismo: dentro de una
    célula o un organismo, la suma de todas las reacciones
    químicas en las cuales las moléculas grandes se
    desintegran en partes más pequeñas. Es decir, se
    destruyen o degradan sustancias complejas en otras más
    sencillas.

    Homeostasis: Es la
    capacidad que tiene nuestro cuerpo de mantener más o menos
    constante la temperatura, la cantidad de agua y sales.

    Es el mantenimiento
    relativamente estable del ambiente
    fisiológico interno.

    El equilibrio

    Para que nuestro cuerpo funcione bien, la cantidad de
    agua que hayan en él debe mantenerse constante, es decir
    que la cantidad que perdemos por día debe ser similar a la
    que ganamos. Al cuerpo hay que mantenerlo estable para que siga
    funcionando correctamente. Por ejemplo, tenemos que mantener la
    temperatura interna entre 36° C Y 37° C. Al hacer
    actividad física o en un día de mucho calor, la
    temperatura de nuestro cuerpo aumenta. Por lo tanto, la tenemos
    que "equilibrar". Una forma de hacerlo es transpirar; de esa
    forma se libera calor y la temperatura vuelve a su valor normal.
    También la cantidad de agua dentro del cuerpo tiene que
    mantenerse estable. El agua constituye alrededor del 70% del
    cuerpo. Si perdemos mucho agua podemos deshidratarnos. Para que
    eso no suceda, normalmente nuestro cuerpo "nos avisa" que hay un
    desequilibrio (sentimos "sed") y lo balanceamos bebiendo. Si
    tenemos un exceso de agua, podemos corregirlo al eliminar orina,
    que esta formada en su mayor parte por agua. Expulsar los
    desechos es otra forma de mantener en buenas condiciones nuestro
    cuerpo, ya que su acumulación es perjudicial. Al estudiar
    el sistema digestivo vemos que la materia fecal arrastra fuera
    del cuerpo todas aquellas sustancias que no fueron digeridas y
    que, por lo tanto, nunca llagaron a la sangre. En este caso, va a
    referiremos a otro tipo de desechos: los que fueron producidos
    por las células y que, por lo tanto, circulan por la
    sangre. El dióxido de carbono es un desecho
    metabólico producido en la respiración celular, y se elimina a
    través de los pulmones. Hay desechos metabólicos
    que siguen otro camino por el cuerpo y salen por la
    orina.

    El riñón

    Los desechos que salen de las células entran en
    la sangre que, en su recorrido, pasa ahora por los
    riñones. Los riñones actúan como filtros y
    "depuran" la sangre.

    La sangre llega hasta los riñones por la arteria
    renal, que se ramifica en arteriales y en capilares. Cuando esos
    capilares se introducen en el interior de los riñones, la
    sangre deja allí los desechos y el exceso de agua. Ya
    filtrada y depurada, la sangre sigue su camino por los capilares,
    que luego se unen para formar la vena renal y llevar la sangre al
    corazón. Con los desechos y el agua los riñones
    fabrican orina.

    El sistema urinario

    La orina, fabricada por cada riñón, pasa a
    una especie de "embudo" llamado pelvis renal. Desde allí,
    la orina sigue su camino por un par de tubos, los
    uréteres, que la llevan hasta la vejiga. La vejiga puede
    acumular casi medio litro de orina. Una vez que se llena, "nos
    avisa" que llago el momento de eliminarla. La orina pasa de la
    vejiga a la uretra desde donde sale al exterior.

    Respiración

    El tronco del cuerpo está dividido en dos
    compartimentos, la cavidad torácica (o tórax) y la
    cavidad abdominal, separadas por un músculo, el diafragma.
    En la cavidad torácica están los pulmones, el
    corazón y el esófago. En la cavidad abdominal hay
    muchos órganos, entre ellos: el estómago, los
    intestinos, el hígado, los órganos del sistema
    reproductor y los del sistema excretor.

    Durante la inspiración, el aire ingresa en
    el organismo. Esto es posible gracias a los músculos
    diafragma e intercostales, que al contraerse aumentan el
    volumen de la
    caja torácica (cavidad delimitada por las costillas que
    alberga los pulmones y el corazón, entre otros
    órganos). Esto provoca una diferencia entre la presión
    atmosférica y al del medio interno, por los tanto, el aire
    es una mezcla de gases, pasa del lugar de mayor presión al
    de menor presión.

    Durante la espiración ocurre lo contrario:
    la relajación de los músculos disminuye el volumen
    de la caja torácica, lo cual provoca la salida del
    aire.

    El diafragma es el músculo que está en la
    base de los pulmones. Cuando el diafragma baja y las costillas
    que rodean a los pulmones se separan, el tamaño del
    tórax aumenta haciendo un "lugarcito" para que entre aire
    del exterior. El aire ingresa a través del conducto
    respiratorio y llaga a los pulmones que se "inflan".

    Cuando el diafragma sube y las costillas vuelven a su
    lugar, el tórax "se achica" y empuja a los pulmones, que
    expulsan el aire por la vía respiratoria hacia fuera.
    Así es como los pulmones "se desinflan".

    La puerta de entrada del aire al cuerpo son los
    orificios nasales. El aire que inspiramos arrastra habitualmente
    partículas extrañas, polvo, y microbios que pueden
    perjudicarnos. Pero, a medida que le aire avanza, las impurezas
    son atrapadas por los pelitos y el moco que tapizan las cavidades
    nasales. Luego las eliminamos al estornudar, al sonarnos la nariz
    o al escupir.

    Además, por las cavidades nasales pasan vasos
    sanguíneos, y la sangre que circula por ellos trae calor
    desde el interior de nuestro cuerpo. Entonces, el aire eleva su
    temperatura antes de llegar a los pulmones.

    El aire continúa su camino por la faringe, un
    órgano compartido con el sistema digestivo. Debido a que
    el sistema
    respiratorio y el digestivo están comunicados a
    través de la faringe, es posible respirar por la boca. Sin
    embargo, en ese caso, el aire no se purifica y no se calienta de
    igual modo que al atravesar las fosas nasales.

    Desde la faringe el aire pasa a la laringe y de
    allí a la traquea. La traquea se bifurca en dos bronquios
    que entran a los pulmones y se dividen, a su vez, en tubitos
    aéreos más finitos, los bronquíolos. Los
    bronquiolos desembocan en unas "bolsitas" aéreas, los
    alvéolos, de los que tenemos nada menos que 300 millones
    en ambos pulmones. El aire que inspiramos llega hasta los
    alvéolos y allí termina su trayecto por el sistema
    respiratorio, aunque todavía no alcanzo su destino final
    dentro del cuerpo.

    En cada inspiración los alvéolos
    pulmonares se llenan de aire. Cada alvéolo está
    rodeado por una red de vasos
    sanguíneos muy finitos, los capilares. Al pasar por los
    pulmones, la sangre que viaja por los capilares "carga" el
    oxígeno del aire inhalado, que luego distribuye por todas
    las células del cuerpo. A su vez, esa sangre, que viene de
    todo el cuerpo, "descarga" en los pulmones el dióxido de
    carbono, un desecho que recogió en las células. El
    dióxido de carbono hará su camino de salida, desde
    los pulmones hasta el exterior.

    Hemos visto que el aire inspirado llega hasta los
    pulmones y luego el oxígeno que forma parte de ese aire
    alcanza, a través de la sangre, todas las células
    del cuerpo. El proceso
    completo de la respiración incluye también una
    etapa que ocurre dentro de todas las células: la
    respiración celular. En esta etapa de la
    respiración, el oxígeno es utilizado dentro de las
    células para obtener energía.

    La respiración celular se realiza en unas zonas
    especiales de las células, llamadas mitocondrias, que
    funcionan como las "usinas" generadoras de energía. Su
    materia prima
    son los nutrientes obtenidos de la digestión de los
    alimentos. Al combinarse con el oxígeno, los nutrientes
    terminan de transformarse y liberan la energía que tienen
    almacenada. Representamos esta transformación de la
    siguiente manera:

    Nutrientes + oxígeno ——————
    energía + dióxido de carbono + agua

    Etapa de la respiración celular, que ocurre
    en las mitocondrias

    En la respiración celular se producen desechos;
    uno de ellos es el dióxido de carbono que, al salir de la
    célula, es transportado por la sangre hasta los pulmones,
    desde donde es eliminado hacia el exterior.

    El agua que se produce en la respiración celular
    es aprovechada por la célula o es eliminada del cuerpo por
    diferentes vías: orina, transpiración o
    exhalación.

    El aire

    El aire que respiramos está formado por una
    mezcla de gases. Sin embargo, solo el oxígeno y el
    dióxido de carbono intervienen en el proceso
    respiratorio.

    Hay diferencia entre el aire inspirado y el aire
    espirado. El principal componente del aire es el
    nitrógeno, un gas que nuestro
    cuerpo no puede aprovechar y que entra y sale sin cambios en su
    cantidad, igual que otros gases que se encuentran en menor
    proporción.

    El aire espirado tiene menor cantidad de oxígeno
    que el aire inspirado porque parte del oxígeno que
    ingresó al cuerpo fue utilizado por las células
    para la obtención de energía, en la
    respiración celular. Además, el aire espirado tiene
    más cantidad de dióxido de carbono.

    Tanto el aire inspirado como el espirado contienen
    bastante más oxígeno que dióxido de
    carbono.

    El aire espirado contiene mayor proporción de
    vapor de agua que le aire inspirado. Podrán comprobar que
    si exhalan cerca de un vidrio o de un
    espejo, aparecen gotitas de agua que se forman cuando el vapor
    entra en contacto con una superficie fría.

    La
    nutrición

    La nutrición es la obtención de
    energía y de "material de construcción" para el
    cuerpo a partir de los alimentos que ingerimos y del aire que
    respiramos. La nutrición incluye las siguientes funciones:
    digestión, respiración, circulación y
    excreción.

    El sistema digestivo transforma los alimentos en
    nutrientes. El sistema respiratorio incorpora aire con
    oxígeno. El oxígeno y los nutrientes llegan por la
    sangre a todas las células. Dentro de las células
    algunos nutrientes se combinan con el oxígeno y así
    liberan la energía que tienen "guardada". Otros nutrientes
    se utilizan como "material de construcción" de las
    células. Como resultado de su actividad, la célula
    produce desechos que son enviados a través de la sangre a
    los órganos encargados de expulsarlos al exterior: el
    dióxido de carbono es eliminado por el sistema
    respiratorio, y otros desechos son eliminados por el sistema
    urinario con la orina. La materia fecal contiene aquellos
    alimentos que el sistema digestivo no logró convertir en
    nutrientes y, por lo tanto, no pasaron ala sangre.

    Lucía López

    Argentina

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