- Caracterización del
aprendizaje profesionalizador en el enfoque de las
competencias laborales - Decálogo del aprendizaje
profesionalizador - Concepción
metodológica del proceso de enseñanza –
aprendizaje profesionalizador - Competencias laborales y
pedagogía profesional - Principios
básicos
La educación técnica y la formación
de competencias laborales se ha priorizado en el sistema
educativo en los últimos cinco años, lo que ha
determinado la creación de un número considerable
de énfasis comerciales, industriales y empresariales en
las instituciones educativas.
Los directivos de estos centros y sus docentes tienen
que estar preparados teórica, práctica y
metodológicamente, ellos necesitan y esperan experiencias
pedagógicas de avanzada, soluciones derivadas de
diagnósticos y experimentos que pueden servir de base para
aplicaciones masivas en la práctica escolar.
De la misma manera, aun con las limitaciones existentes
en materiales y otros recursos, la formación de las
competencias laborales debe encaminarse al logro del rigor y la
efectividad necesarios para la adecuada preparación de los
estudiantes.
El trabajo metodológico debe proyectarse
atendiendo a estas características y su desarrollo debe
estar encaminado a lograr una elevación sustancial de la
calidad de la enseñanza en los diferentes tipos de
instituciones educativas, a mejorar la preparación de los
docentes y directivos, a perfeccionar la integración entre
la teoría y la práctica, entre la docencia, la
producción y la investigación, a lograr que las
instituciones educativas constituyan una unidad político –
pedagógica en la que todos participen y obtener, en
consecuencia, egresados con una mejor preparación para el
trabajo.
Tales objetivos han de lograrse mediante un trabajo
metodológico coherente, concebido y proyectado en
función de las particularidades de la formación por
competencias laborales.
La Pedagogía General ha aportado muchísimo
a la formación de técnicos, sin embargo,
ésta no brinda aun respuesta suficiente a los problemas de
la formación por competencias laborales. Ella no ha
elaborado aun las bases teóricas para esta
metodología de enseñanza.
Es necesario investigar las regularidades del proceso de
formación de las competencias laborales, descubrir la
dinámica del mismo con las condiciones actuales y futuras
y estudiar las formas y mecanismos apropiados para la
implantación y utilización de esas
regularidades.
La educación técnica y tecnológica
reclama la elaboración de una teoría con
determinado nivel de generalización, lo cual
posibilitaría su aplicación con diversas
condiciones y en muchos tipos de énfasis (comerciales,
industriales, empresariales).
La formación de las competencias laborales
necesita una concepción científica propia acerca
del modo de formar y superar a los futuros trabajadores, que
esté acorde con lo más avanzado de la ciencia
pedagógica en el mundo, con nuestras mejores tradiciones
culturales e históricas, y con las posibilidades de
exigencias actuales de nuestra sociedad.
Es necesario elaborar un marco teórico conceptual
que sirva como punto de partida para el perfeccionamiento de la
teoría pedagógica acerca de la formación de
las competencias laborales y como base para las transformaciones
que necesita el proceso pedagógico en la actualidad. De
ahí que se pretenda ofrecer a la práctica
pedagógica profesional sugerencias argumentadas
teórica y metodológicamente para el
perfeccionamiento del proceso de formación de las
competencias laborales.
La Pedagogía Profesional como ciencia
pedagógica que estudia el proceso de formación de
las competencias laborales es el resultado cognoscitivo de la
actividad teórica específica que va dirigida al
reflejo científico de la práctica pedagógica
profesional que se ha convertido en objeto del
conocimiento.
Las experiencias de los más destacados
profesores, directivos y supervisores de la formación
técnica y profesional deben analizarse, sistematizarse,
generalizarse sistemáticamente y difundirse, ya que
contienen elementos de lo nuevo, de lo original y
progresivo.
Para la conformación de este libro, primeramente
se estudiaron los momentos más significativos en el
desarrollo histórico de las concepciones teóricas
acerca de la Pedagogía, su carácter
científico, su objeto de estudio, sus categorías,
principios y regularidades.
Este estudio no pretende detallar la historia de la
Pedagogía, sólo intenta, desde las perspectivas de
los problemas de la formación de competencias laborales,
buscar algunas concepciones teóricas que sirvan de
guía para asumir de una manera más consciente y
responsable las necesarias transformaciones que exigen la
escuela, la empresa, la enseñanza, el profesor y el
instructor de hoy.
Aunque son muy embrionarios los criterios aquí
expuestos, criticables y rechazables en algunos casos,
constituyen una sólida base para continuar reflexionando y
encontrando posibles soluciones a las complejas situaciones que
enfrenta la formación de competencias laborales en la
actualidad.
La observación científica y las
anotaciones hechas sobre la propia práctica
pedagógica profesional abren un espacio para la
reflexión y el debate.
CARACTERIZACIÓN DEL APRENDIZAJE
PROFESIONALIZADOR
EN EL ENFOQUE DE LAS COMPETENCIAS
LABORALES
En la actualidad existe una diversidad de enfoques
acerca del aprendizaje, en este sentido se habla del aprendizaje
activo, también se alude al aprendizaje productivo, se
promueve un aprendizaje significativo y vivencial, se promociona
un aprendizaje problémico y creativo, se insiste en la
necesidad de que el aprendizaje sea formativo, y ha proliferado
últimamente el término "aprendizaje
desarrollador".
Ahora bien, el currículum escolar orientado a la
formación de competencias laborales requiere de un tipo de
aprendizaje diferente a los anteriores, este tipo
específico de currículo precisa de un aprendizaje
profesionalizador.
¿Por qué es necesario un aprendizaje
profesionalizador?
¿En qué se distingue este tipo de
aprendizaje de otros enfoques del aprendizaje descritos por
diversos autores, como son: aprendizaje activo, aprendizaje
productivo, aprendizaje creativo, aprendizaje significativo,
aprendizaje formativo y aprendizaje desarrollador?.
Todas las definiciones de aprendizaje descritas en la
literatura, independientemente de la teoría
psicológica y de la base filosófica que las
sustentan, tienen un aspecto en común: conciben el
aprendizaje como cambio y transformación que ocurre en
quien aprende. Sin embargo, la diferencia entre los
investigadores se enmarca en las vías metodológicas
y mecanismos mediante los cuales se produce este cambio, las
condiciones psicopedagógicas en que transcurre, el rol
protagógico de quien aprende y de quien enseña, los
resultados de esa transformación y las peculiaridades que
adquiere este proceso de aprendizaje.
Es necesario también analizar el aprendizaje con
un enfoque profesionalizador, plantear sus características
fundamentales y esbozar la concepción metodológica
del proceso de enseñanza – aprendizaje profesionalizador,
que se basa en las principales relaciones que se dan en el
proceso pedagógico profesional, las que se expresan,
manifiestan y materializan en las siguientes
tríadas:
- Profesor – trabajador en formación
(estudiante) – instructor (trabajador de la
empresa). - Escuela técnica o tecnológica – empresa
– familia y comunidad. - Docencia – producción –
investigación. - Selección – formación –
capacitación profesional.
El enfoque del aprendizaje profesionalizador parte de la
concepción materialista dialéctica del mundo, del
hombre y de su desarrollo, de la teoría histórico –
cultural como fundamento psicológico de la relación
entre educación y desarrollo, como base del aprendizaje,
como comprensión del proceso de aprendizaje y desarrollo
humano y como soporte didáctico para su
investigación y aplicación en la práctica
escolar.
En este sentido se define el aprendizaje
profesionalizador como un proceso cognitivo – afectivo del ser
humano o de un colectivo, mediante el cual se produce la
apropiación y sistematización de la experiencia
profesional y de la cultura tecnológica, propiciando que
el trabajador en formación, es decir, el estudiante,
transforme la realidad productiva de las empresas, mediante su
accionar en el proceso pedagógico profesional,
desarrollando sus competencias laborales, inmerso en los procesos
de actividad y comunicación, facilitando el cambio en
función del beneficio, el desarrollo humano y el progreso
social.
¿Cuál es el resultado del aprendizaje
profesionalizador?
¿Qué se aprende en este tipo
específico de aprendizaje?
¿Cuál es el contenido de este
aprendizaje?
El resultado del aprendizaje profesionalizador es la
apropiación y sistematización de la experiencia
profesional significativa para el trabajador en formación,
así como la cultura tecnológica acumulada en los
procesos profesionales de las entidades productivas en donde se
desempeña profesionalmente.
En el aprendizaje profesionalizador el contenido del
aprendizaje coincide con los resultados directos del mismo, o
sea, el trabajador en formación aprende las competencias
laborales y profesionales necesarias para desempeñarse con
éxito en la actividad laboral, pero lo hace inmerso en ese
contexto laboral significativo para él, asimilando,
apropiándose y sistematizando la cultura organizacional de
las empresas y las experiencias laborales acumuladas en
éstas, pero no cualquier experiencia, sino solo aquella
que resulta significativa para él, en dependencia de sus
necesidades, motivaciones e intereses.
El aprendizaje profesionalizador posibilita al
trabajador en formación la sistematización creadora
de la cultura tecnológica y desarrolla sus competencias
profesionales en íntima relación con los procesos
de actividad y comunicación.
Estas competencias profesionales se van formando en el
propio proceso pedagógico profesional, es decir, en el
propio proceso de aprender la profesión o el
énfasis de la institución educativa, que en el
aprendizaje profesionalizador, como su nombre lo indica, es un
proceso profesionalizado, un proceso de cambio que ocurre en el
estudiante (trabajador en formación), durante el
desarrollo del énfasis o de la profesión,
según el nivel de educación que se
trate.
El aprendizaje profesionalizador es un proceso por
cuanto en él, el trabajador en formación se
transforma y transita de un momento inicial a otro final
cualitativamente superior, cumpliendo distintas etapas de
formación y desarrollo de sus conocimientos, habilidades y
valores: las competencias profesionales.
Este es un elemento importante que diferencia el
aprendizaje profesionalizador de cualquier otro enfoque del
aprendizaje, de los mencionados anteriormente.
No basta con que el trabajador en formación
cambie y se transforme, es necesario que ese cambio implique un
nuevo nivel de desarrollo de sus competencias profesionales que
le permita una interacción más efectiva con la
realidad productiva de las empresas y un desempeño
profesional competente y con éxito, o sea, el aprendizaje
profesionalizador favorece la formación de un trabajador
altamente calificado, competente y competitivo, es decir, que
tenga un alto desarrollo de sus competencias profesionales y de
su capacidad de satisfacer demandas económico –
productivas y ofrecer, por tanto, su aporte eficiente a la
empresa y a la sociedad.
DECÁLOGO DEL
APRENDIZAJE PROFESIONALIZADOR:
- Significativo.
- Formativo.
- Transformador.
- Activo.
- Creativo.
- Desarrollador.
- Implicativo.
- Anticipativo.
- Problémico.
- Vivencial.
Significativo
El aprendizaje profesionalizador es significativo porque
lo que va a aprender el trabajador en formación adquiere
para él un significado y un sentido personal, en
función de su profesión, por lo que se convierte en
algo importante y necesario para lograr sus metas y
propósitos laborales, o sea, el contenido del aprendizaje
se hace imprescindible para avanzar en su preparación
técnica, tecnológica y profesional.
Formativo
Lo formativo en este sentido se refiere a que el
trabajador en formación se apropia de los valores
principales acumulados por la sociedad, en interacción con
el grupo escolar de su institución educativa y con el
colectivo laboral de la empresa donde se desempeña
profesionalmente, se transforma a sí mismo, adquiere
responsabilidad en este proceso de aprendizaje en función
de su crecimiento profesional y personal.
Transformador
En el aprendizaje profesionalizador, lo transformador se
entiende como aquello que permite al trabajador en
formación actuar sobre la realidad productiva de las
empresas y transformarla, modificarla, para apropiarse así
de la cultura tecnológica inmersa en ella y sistematizar
sus conocimientos y habilidades profesionales. En este sentido,
el futuro trabajador es competente para solucionar problemas
profesionales, identificar conceptos técnicos, y descubrir
el conocimiento profesional de una manera amena, interesante y
motivadora.
Activo
El aprendizaje profesionalizador es activo en el sentido
de que una exigencia básica para la estructuración
del proceso de enseñanza – aprendizaje profesionalizador
es precisamente la búsqueda activa del conocimiento
profesional por parte del trabajador en formación,
teniendo en cuenta las acciones didácticas a realizar por
éste para que tenga verdaderamente una posición
activa y protagónica en las diferentes etapas del
aprendizaje: desde la orientación, durante la
ejecución y en el control de la actividad de
aprendizaje.
Creativo
El aprendizaje profesionalizador es creativo porque el
trabajador en formación se apropia de los conocimientos,
habilidades profesionales y normas de comportamiento que le
permiten la aplicación creativa a nuevas situaciones
profesionales o de aprendizaje.
El aprendizaje creativo exige que el trabajador en
formación sea capaz de aplicar los conocimientos
profesionales en situaciones de aprendizaje nuevas para
él, es decir, solucionar problemas profesionales cuya
situación le es desconocida y, por consiguiente, debe
concebir el modo de su solución y construir los
procedimientos necesarios para lograrlo, de una manera original,
autónoma y aplicando un pensamiento divergente.
Desarrollador
El carácter desarrollador del aprendizaje
profesionalizador está dado en que se promueve el
desarrollo integral de la personalidad del trabajador en
formación, no solo se apropia de conocimientos y de
habilidades profesionales, sino que se forman en él
sentimientos, motivaciones, valores, convicciones e ideales,
garantizando la unidad y equilibrio entre lo cognitivo, lo
afectivo – motivacional y lo valorativo en el desarrollo y el
crecimiento profesional y personal del futuro
trabajador.
Además de lo anterior, se desarrolla la capacidad
de aprender a aprender, a ser autodidacta, y en vez de
transmitirle conocimientos, el trabajador en formación se
apropia de estrategias de aprendizaje continuo y perpetuo, para
que aprenda a lo largo de toda su vida laboral, a partir del
dominio de motivaciones para aprender a aprender y de la
necesidad de una autoeducación permanente.
Implicativo
En el aprendizaje profesionalizador el trabajador en
formación se siente implicado no solo en relación
con los contenidos técnicos que va a aprender, con la
experiencia profesional que va a adquirir y con la cultura
tecnológica, sino también en relación con
los procesos de actividad y comunicación y con los
procesos profesionalizados del aprendizaje: el proceso
pedagógico profesional.
Anticipativo
El aprendizaje profesionalizador es anticipativo en
tanto se adelanta a los cambios dinámicos que se
producen en el mundo productivo y en este sentido el trabajador
en formación adquiere en el proceso pedagógico
profesional las herramientas laborales y procedimientos
profesionales que configuran las principales competencias de su
profesión, lo cual le permite adaptarse con una mayor
rapidez a las modificaciones del mundo laboral y a las exigencias
tecnológicas de la época, y no solo adaptarse de
una manera pasiva sino que se convierte en un participante activo
dinamizador de los procesos profesionales en el ámbito
empresarial y productivo.
Problémico
El aprendizaje profesionalizador es problémico
porque las competencias laborales se adquieren en el proceso de
solución de problemas profesionales, que constituyen la
base para configurar los conocimientos técnicos, las
habilidades profesionales y los valores de la profesión,
por lo que en este sentido el proceso laboral se entiende como un
proceso de solución de contradicciones inmersas en el
ámbito empresarial.
Vivencial
Lo vivencial en el aprendizaje profesionalizador se
materializa cuando el aula de clases constituye la vida misma del
sujeto y no cuatro paredes cerradas, cuando se emplean
estrategias metodológicas mediante las cuales se enfrenta
al estudiante a problemas de su vida cotidiana, problemas
vinculados con el énfasis de la institución
educativa o con la profesión, y en este sentido la empresa
se convierte en un gran salón de clases.
CONCEPCIÓN METODOLÓGICA DEL PROCESO
DE ENSEÑANZA – APRENDIZAJE
PROFESIONALIZADOR:
Esta concepción metodológica se basa en
las principales relaciones que se dan en el proceso
pedagógico profesional, que se expresan, manifiestan y
materializan en las siguientes tríadas:
- Profesor – trabajador en formación –
instructor. - Escuela técnica – empresa – familia y
comunidad. - Docencia – producción –
investigación. - Selección – formación –
capacitación profesional.
Profesor – trabajador en formación –
instructor:
En el proceso pedagógico profesional se evidencia
una relación importante: profesor – trabajador en
formación – instructor.
En este sentido es importante tomar como punto de
referencia algunas premisas:
El aprendizaje profesionalizador es un proceso de
carácter sistemático, intencional y flexible, que
propicia la obtención de determinados resultados
(conocimientos, habilidades intelectuales y psicomotoras, normas
de conducta y valores).
El profesor o instructor debe planear, organizar y
dirigir el proceso pedagógico profesional, teniendo en
cuenta estimular y suscitar actividades propias de los
trabajadores en formación para el aprendizaje
profesionalizador.
El trabajador en formación debe estudiar con el
fin de obtener los resultados propuestos. El estudio es
más efectivo cuando el trabajador en formación
interpreta los objetivos del aprendizaje profesionalizador como
objetivos personales, propios, cuando los subjetiviza, los hace
suyos y se implica en su propio proceso de aprendizaje
profesionalizador.
En este sentido, se puede determinar como objeto de la
Pedagogía Profesional el sistema de objetivos, contenidos,
métodos, procedimientos y técnicas de
enseñanza y la sistemática evaluación del
aprendizaje profesionalizador así como las formas de
organización, planeamiento y valoración del proceso
de trabajo docente profesional.
De esta forma el aprendizaje profesionalizador es
efectivo si transita por un proceso de trabajo que ejecutan el
profesor, el instructor y los trabajadores en formación de
manera integrada, actuando acorde a un objetivo común. En
síntesis, se puede afirmar que los componentes
fundamentales del proceso de aprendizaje profesionalizador forman
la base de los estudios de la Pedagogía Profesional a
partir del contenido de la propia pedagogía.
Escuela técnica – empresa – familia y
comunidad:
El desarrollo de un aprendizaje profesionalizador no es
posible al margen de la unidad escuela técnica – empresa –
familia y comunidad, por ello, la empresa no puede ser
sólo un centro de producción, sino
simultáneamente una importante institución
educativa encargada sobre todo de la superación
profesional del trabajador y de la preparación del
trabajador en formación, o sea, del estudiante; al igual
que la familia y la comunidad, que deben convertirse en
verdaderos agentes educativos, socializadores de la cultura
acumulada por la humanidad.
Asimismo, la escuela técnica no puede ser
sólo un centro educacional sino a la vez una entidad
productiva, con la misión de preparar un trabajador
competente, competitivo y altamente calificado.
En la vinculación escuela técnica –
empresa – familia y comunidad, se presentan algunas
deficiencias:
- El vínculo casi nulo de la actividad docente
con la actividad práctica empresarial. - La actividad laboral casi nunca se organiza como
parte intrínseca del proceso pedagógico de la
escuela técnica, para que forme una unidad en el proceso
pedagógico profesional. - Algunos profesores y padres de familia no se sienten
comprometidos con la situación económica,
productiva y financiera de las empresas del
territorio. - Los instructores, en muchos casos rechazan a los
estudiantes y no se sienten responsabilizados con la
educación y el aprendizaje profesionalizador de los
mismos. - Los profesores no conocen las diversas actividades
laborales que pueden desempeñar los estudiantes en la
empresa una vez graduados, lo cual limita la preparación
de éstos en la escuela técnica. - La familia y la comunidad no se sienten responsables
del aprendizaje profesionalizador de los trabajadores en
formación.
Los aportes teóricos realizados en este libro
deben contribuir a dar respuesta a la solución de estos
problemas.
Docencia – producción –
investigación:
El perfeccionamiento de los métodos
pedagógicos contribuye al logro de un aprendizaje
profesionalizador en los estudiantes, pero esto no resulta
suficiente, sino que es necesario emplear los métodos de
aprendizaje en forma de sistema, con una concepción
didáctica profesionalizadora.
Los métodos profesionalizados de aprendizaje
deben emplearse tanto en la escuela técnica como en la
empresa, tanto en actividades docentes como extradocentes,
extraescolares, productivas y de investigación,
sólo así contribuirán al aprendizaje
profesionalizador de los estudiantes.
En el proceso de aprendizaje profesionalizador lo
académico, lo laboral y lo investigativo no tienen
existencia independiente. Deben organizarse de forma tal que las
actividades docentes e investigativas que desarrolla el
trabajador en formación estén coordinadas de manera
sistémica y en función de las actividades laborales
que deben ejercer en condiciones directas o simuladas.
Cada componente debe existir en relación con el
otro y debe estar presente en los demás. Los tres deben
constituir un sistema. Las situaciones de aprendizaje planteadas
en las actividades docentes deben preparar a los futuros
trabajadores para la realización de la actividad laboral y
garantizar la discusión y el control de los resultados de
las actividades laborales, las cuales deben constituir
pequeñas investigaciones que se lleven a cabo con todo
rigor científico y que permitan comprobar hipótesis
previamente trazadas.
En el proceso de enseñanza – aprendizaje
profesionalizador es necesario lograr la vinculación de la
teoría con la práctica y la aplicación de lo
que el trabajador en formación estudia a la vida sobre la
base de la realización de actividades prácticas que
contribuyan a solucionar problemas cercanos a él y a la
comunidad en que vive, a partir del propio contenido de
aprendizaje: la cultura tecnológica.
Debe manifestarse la vinculación del estudio con
la actividad laboral en función de la formación de
hábitos, una disciplina y amor por el trabajo, de modo tal
que el futuro trabajador pueda llegar a sentirlo como una
necesidad individual y social que permite su desarrollo
pleno.
El trabajador en formación se desarrolla desde el
punto de vista profesional y personal en la medida en que
asimila, se apropia y sistematiza una serie de conocimientos
socioculturales y profesionales, y cuando participa en
actividades prácticas con otras personas (profesor,
instructor, otros trabajadores, familia, comunidad) que saben
más que él acerca de esos conocimientos
profesionales.
Selección – formación –
capacitación profesional:
La escuela técnica o tecnológica tiene la
alta responsabilidad de seleccionar al futuro trabajador en los
niveles educativos precedentes, motivarlo, comprometerlo, darle
una preparación básica para el aprendizaje
profesionalizador, luego tiene que formarlo en el proceso
pedagógico profesional, ofrecerle una preparación
profesionalizada e integral que le permita integrarse de manera
activa, creadora y transformadora a la actividad empresarial, a
la comunidad y a la sociedad, y por último, debe continuar
su proceso de educación, mediante el desarrollo de
procesos de capacitación profesional que le permitan
mantenerse actualizado en los cambios que se produzcan en la
ciencia, en la técnica y en las tecnología
más modernas.
COMPETENCIAS LABORALES Y PEDAGOGÍA
PROFESIONAL:
OBJETO DE ESTUDIO
Según Roberto Abreu Regueiro (1994) en las
empresas se desarrolla un proceso educativo que es dirigido por
un trabajador o instructor designado a esos efectos, sin embargo,
no todos los trabajadores influyen de igual manera sobre los
estudiantes incorporados a las prácticas laborales en las
empresas, ya que hay conductas que desvían al estudiante
de su objetivo esencial y de su normal comportamiento.
La estructuración del proceso de educación
en la entidad productiva es similar a la educación en las
actividades prácticas que desarrolla el estudiante en la
escuela, con la diferencia de que en la fase de
preparación se le deben informar a los estudiantes las
características del colectivo laboral, sus tradiciones, el
clima sociopsicológico existente, su conducta moral, entre
otros aspectos que se consideren importantes en dependencia de la
situación concreta de dicha empresa. Desde hace ya
algún tiempo se viene hablando de la necesidad una
Pedagogía para la formación de competencias
laborales que permita la preparación de un trabajador
acorde a las exigencias de la sociedad.
A este tipo específico de Pedagogía un
grupo de investigadores del Instituto Superior Pedagógico
para la Educación Técnica y Profesional (ISPETP),
la ha denominado Pedagogía Profesional,
considerándola como "la ciencia pedagógica que
estudia la esencia y tendencia de desarrollo del Proceso
Pedagógico Profesional [nosotros agregaríamos
también las regularidades y perspectivas del mismo];
así como la teoría y metodología para su
dirección". (Abreu,1996)
El profesor trabaja en función de formar la
personalidad de un futuro trabajador, por tanto, no puede dejar
de tener presente las influencias del instructor de la empresa,
quien se convierte en un docente también para el
estudiante, por lo que resulta de obligatorio cumplimiento la
inclusión del instructor (trabajador de la empresa) en las
actividades docentes que desarrolla la escuela, lo cual se logra
a través del proceso pedagógico
profesional.
Según Roberto Abreu Regueiro, el proceso
pedagógico profesional es "el proceso de
educación que tiene lugar bajo las condiciones
específicas de la escuela politécnica y la entidad
productiva para la formación y superación de un
trabajador competente". (Abreu,1996)
René Cortijo Jacomino, en el Libro de Texto
"Didáctica de las Ramas Técnicas: una alternativa
para su desarrollo", resultante del proceso investigativo
desarrollado en opción al título académico
de Máster en Pedagogía Profesional, define el
proceso pedagógico profesional como "el sistema de
actividades académicas, laborales e investigativas que se
llevan a cabo en la institución docente y en la entidad
productiva para formar la personalidad del futuro
profesional". (Cortijo,1996)
Cortijo asume esta definición considerando como
institución docente tanto las de nivel medio como las de
nivel superior.
Dentro de la esfera específica de la
formación de competencias laborales actúan
diferentes ciencias, junto a la Pedagogía Profesional se
encuentran también la economía, la ciencia del
trabajo, la sociología, la psicología, la medicina,
las ciencias jurídicas y otras (Abreu,1994).
La Pedagogía Profesional tiene la función
teórico – investigativa de determinar las regularidades
del proceso pedagógico profesional, y la técnico –
constructiva que comprende la proyección del sistema de
formación de competencias laborales, que si bien requiere
para su realización de la intervención de otras
ciencias, ella en sí tiene su propio objeto de estudio
como ciencia particular.
Al respecto, en la tesis de maestría de Abreu
(1996) se precisa que el objeto de estudio de la Pedagogía
Profesional es precisamente el proceso pedagógico
profesional, que se convierte en el escenario fundamental, dado
su carácter sistémico, para satisfacer el encargo
social de la escuela: la formación de las competencias
laborales.
En lo que se refiere a los postulados de la
Pedagogía Profesional como ciencia pedagógica de la
educación técnica y profesional, y a su objeto de
estudio, se han asimilado los criterios científicos de la
antigua URSS y Alemania, sin conjugarlos, en ocasiones, con la
rica experiencia pedagógica profesional latinoamericana ni
con las condiciones sociopolíticas e
histórico-concretas del desarrollo del
continente.
Se aprecia el imperativo de profundizar en esa
dirección para poder consolidar las bases teóricas
y metodológicas de la Pedagogía Profesional y
contribuir al perfeccionamiento de la práctica educacional
y productiva de las escuelas en función de la
formación de las competencias laborales de los
estudiantes.
El análisis que se presenta tiene como
propósito esencial, incursionar en la contemporaneidad
como punto de referencia, para conocer los problemas que se
discuten en cuanto al carácter de ciencia
pedagógica particular de la Pedagogía Profesional
que permitan tomar una posición consecuente al respecto.
Para ello se han seguido, fundamentalmente, las observaciones de
autores de Europa y Latinoamérica.
Objeto de estudio
Si nos basamos en la integración y
reconceptualización de los hallazgos de un conjunto de
autores, entre ellos, María del Rosario Patiño
Rodríguez, Rafael Fraga, Roberto Abreu Regueiro, Ida
Hernández Ciriano y René Cortijo Jacomino, en sus
propias reflexiones teóricas y en trabajos de
investigación, se puede fundamentar la
consideración de la Pedagogía Profesional como rama
de la Pedagogía, para la formación de las
competencias laborales.
La Pedagogía Profesional tiene un objeto propio,
no comprendido en el campo de otras ciencias, posee un
método para abordar la investigación y
realización de su objeto, y por último, ha llegado
a organizar el resultado de sus investigaciones para constituir
un sistema unitario de leyes y principios de carácter
general. Reúne las condiciones de una rama de la
Pedagogía.
Uno de los temas menos tratado por los profesionales de
la Pedagogía Profesional es su estatuto
epistemológico, la teoría de su ciencia particular,
es decir, su objeto de estudio, su cuerpo conceptual, su
metodología, sus técnicas operativas, su campo de
acción y de investigación, sus presupuestos
básicos y sus relaciones en el proceso pedagógico
profesional, cuestión que no sucede así en otras
profesiones o disciplinas.
La Pedagogía Profesional posee su propio objeto
de estudio, su sistema categorial, sus principios y
regularidades, que constituyen teorías con un nivel de
conocimiento y desarrollo suficiente como para deslindarla de
otras ciencias pedagógicas, ganar su autonomía e
independencia como tal y ser considerada como rama de la
Pedagogía.
El objeto de estudio de la pedagogía
profesional es el descubrimiento de regularidades, el
establecimiento de principios, la definición de
presupuestos básicos y la delimitación de las
principales relaciones que contribuyan de una manera
científica a organizar, dirigir y estructurar el proceso
pedagógico profesional con el fin de contribuir al
cumplimiento de la misión de la Educación
Técnica y Profesional: la formación de las
competencias laborales de los estudiantes.
Proceso de formación de las competencias
laborales
Según el enfoque pedagógico de este autor,
el proceso pedagógico profesional es el
sistema de actividades docentes, extradocentes, extraescolares,
productivas y de investigación que se llevan a cabo en la
escuela y/o en la empresa para formar la personalidad de los
futuros profesionales y técnicos y superar a los
trabajadores de la esfera de la producción y los
servicios, en función de la formación de sus
competencias laborales.
El cumplimiento de la misión de la
Educación Técnica y Profesional, la
formación de las competencias laborales, demanda la
elaboración de una teoría pedagógica
profesional que tenga como base los conocimientos sobre la
educación laboral y tecnológica de los
estudiantes.
Para que este sistema se ajuste en gran medida a los
objetivos y tareas de la formación de trabajadores
altamente calificados, competentes y competitivos es necesario
prever científicamente tanto el incremento de las
exigencias que se plantearán a los trabajadores en
relación con las exigencias sociales y el progreso
científico – técnico, como también el
desarrollo de la Pedagogía Profesional.
De ahí que la Pedagogía Profesional
estudie las leyes y regularidades de la educación de los
estudiantes en el proceso de formación de competencias
laborales. Ella elabora el sistema científicamente
fundamentado de medidas y condiciones en correspondencia con los
objetivos y tareas para la formación de trabajadores
competentes, competitivos y altamente calificados.
Garantizar una adecuada concepción,
organización e instrumentación del proceso de
formación de las competencias laborales requiere
inevitablemente del accionar teórico, metodológico
y científico de los docentes, directivos y supervisores
que mediante la profundización en el estudio de
regularidades, en la aplicación de métodos de
enseñanza más efectivos, en la
sistematización, la determinación y
jerarquización de sus leyes, principios y
categorías, en la generalización de las
experiencias pedagógicas de avanzada puedan, partiendo de
la práctica del propio proceso pedagógico
profesional, trasladarse a dicha teoría y de ahí
volver a la práctica para perfeccionarla, transformarla, y
en consecuencia, lograr la excelencia educacional, o mejor
expresado, la excelencia pedagógica
profesional.
COMPETENCIAS LABORALES Y
PEDAGOGÍA PROFESIONAL:
Los principios básicos para la formulación
de una Pedagogía Profesional que contribuya a elaborar una
propuesta de enseñanza encaminada al perfeccionamiento del
proceso pedagógico profesional y consecuentemente, la
construcción de una práctica pedagógica
profesional reflexiva, son:
Formación de competencias
tecnológicas
La formación de las competencias
tecnológicas presupone un pleno desenvolvimiento del
estudiante y su perfeccionamiento. Las competencias
tecnológicas deben preparar al estudiante, trabajador en
formación, para participar en el proceso de
perfeccionamiento de la escuela técnica. Debe preparar al
alumno para la comprensión del ejercicio del trabajo,
mediante el acceso al conocimiento científico,
tecnológico, artístico, humanístico; en fin,
acceso a la cultura tecnológica.
La formación de las competencias
tecnológicas busca también la unidad entre
teoría y práctica, en la medida en que establece
nuevas formas de relaciones sociales. Se aproxima así al
mundo del trabajo y de la producción, propiciando una
comprensión de fundamentos científicos
tecnológicos de los procesos productivos, teniendo en
cuenta la unidad de la teoría con la práctica en la
enseñanza de cada disciplina técnica o áreas
tecnológicas.
Las competencias tecnológicas deben vincular las
capacidades instrumentales del estudiante con las capacidades de
pensar, de estudiar, de analizar, de tomar decisiones, por
consiguiente la Pedagogía Profesional enfatizará en
el empleo de métodos y técnicas que estimulen la
iniciativa de los alumnos y organicen las acciones
didácticas del profesor o el instructor en función
de los objetivos del trabajo docente profesional con
relación a los contenidos específicos del
énfasis que estudian.
Es necesario tener una concepción de competencias
tecnológicas a partir de las especificidades de las
diferentes áreas del conocimiento profesional que componen
el plan de estudio del énfasis en
cuestión.
Desde el punto de vista didáctico, la
Pedagogía Profesional debe considerar las especificidades
implícitas en las áreas del conocimiento
profesional.
Esas especificidades orientan la definición de
los objetivos comunes con relación a la educación,
un proyecto político – pedagógico, la
selección y organización de los contenidos
profesionales que deben ser ampliados y los que deben ser
profundizados y sistematizados, a través de las diferentes
formas de enseñar; y aplicando consecuentemente la
fundamentalización y la
profesionalización.
Para estructurar el proceso del trabajo
pedagógico, el profesor o el instructor de asignaturas
técnicas debe incorporar a sus reflexiones y a su
práctica pedagógica profesional, el concepto de
competencias tecnológicas. El profesor, al estructurar su
proceso de enseñanza profesional debe comprender y ver a
la escuela como el local capaz de propiciar en el alumno el
acceso a la cultura tecnológica, al saber sistematizado y
al mismo tiempo, prepararlo para el mundo de trabajo en la
práctica social.
La escuela no puede ser reducida únicamente a su
plan de estudios, sino que es necesario realizar un
diagnóstico previo de las características
culturales y tecnológicas del entorno que la rodea y de
las peculiaridades más distintivas de los estudiantes y su
seno familiar.
No se trata de enseñar un simple cuerpo de
conocimientos técnicos desarticulados del contexto social,
se trata sobre todo, de posibilitarle al alumno la
comprensión histórico – social de los fundamentos
científicos y tecnológicos de la sociedad en que
vive.
Se trata de fomentar una didáctica participativa
donde el aula deje de ser el local docente donde uno
enseña y el otro aprende, donde uno habla y el otro
escucha, para convertirse en un espacio para el intercambio
afectivo entre iguales, y que la comunicación se convierta
en fuente generadora de riqueza espiritual y profesional, a
partir de las ideas y criterios de los sujetos de la
educación, para lo cual el docente tiene que asumir el
riesgo que implica el debate profesional.
Es por ello que Abreu plantea que "debe elevarse la
disposición y habilidades de todo aquel personal que
recibe la responsabilidad pedagógica de atender a los
alumnos en la entidad productiva, pues ellos (los trabajadores y
dirigentes de la producción) son también portadores
de una Pedagogía Profesional, ya sea en forma de
experiencia (práctica) o en teoría al igual que los
profesores, dirigentes e investigadores de la Educación
Técnica y Profesional". (Abreu,1996)
Se coincide con Abreu en que "Igual que el profesor
de la escuela politécnica debe conocer los aspectos
esenciales del proceso de producción donde se integran sus
alumnos, el trabajador debe conocer los fundamentos
pedagógicos […] que le permitan comprender y atender al
alumno o grupo de ellos que le sean asignados".
(Abreu,1996)
El profesor necesita tomar como punto de partida para su
reflexión, la necesidad de propiciar la
reunificación de la ciencia y de la tecnología como
proceso productivo. Esa manera de ver el papel de la
Pedagogía Profesional, implica una formación de
técnicos que propicie el basamento científico –
tecnológico y teórico – metodológico, de tal
modo que ellos puedan producir el conocimiento profesional con un
carácter efectivamente innovador.
Formación de competencias
laborales
La escuela se encarga de preparar al estudiante para
continuar aprendiendo a través de la profundización
y consolidación de los conocimientos adquiridos en la
educación básica y media. Esa formación debe
ser respaldada por la adquisición de principios
científicos, metodológicos e históricos,
criterios básicos que rigen el mundo del
trabajo.
La escuela deberá también propiciar una
formación que unifique ciencia y trabajo, trabajo
intelectual y trabajo instrumental. El proceso de
formación de las competencias laborales tiene lugar en el
medio social de la escuela, el taller docente, los laboratorios,
las áreas de campo, los talleres y áreas de trabajo
de la empresa, etc.
El trabajo como principio educativo expresa el enfoque
crítico del papel de la Pedagogía Profesional, se
fundamenta en la unidad entre ciencia, técnica y proceso
productivo.
Es esta reunificación el punto de partida para el
planteamiento de una nueva propuesta político –
pedagógica para la escuela ya que en el trabajo concreto
toda actividad es teórica y práctica, es
científica y técnica, es intelectual e
instrumental.
En este sentido, el trabajo es entendido en su
concepción más amplia como cultura
tecnológica, como actividad reflexiva, como principio del
proceso de transmisión – asimilación –
producción del conocimiento científico y
tecnológico. En fin, el trabajo es visto como la propia
producción de la existencia humana, como realidad compleja
y contradictoria que forma parte de la vida de todas las
personas.
El trabajo docente, como práctica social,
constituye el ejercicio profesional del profesor, representa su
compromiso con el proceso de planeamiento de la formación
de las competencias laborales, es decir, el compromiso de
explicitar los objetivos y ubicándose conscientemente a
favor de la mayoría de los alumnos, seleccionando y
organizando los contenidos curriculares, escogiendo
métodos, procedimientos y técnicas de
enseñanza, definiendo una validación
sistemática.
De un lado los profesores e instructores trabajan con un
proceso de planeamiento de la enseñanza de su disciplina;
por otro lado, el trabajo docente necesita una apropiación
creativa de los contenidos curriculares.
Esto significa que la Pedagogía Profesional
ofrece una contribución indispensable a la
formación de los futuros técnicos, a respaldar el
concepto de trabajo como una actividad planeada, consciente y
dinámica, contribuyendo a distinguir determinados
objetivos de aprendizaje profesional.
En una escuela técnica agrícola,
industrial o de economía, la cuestión del
desarrollo del intelecto no puede desligarse del desarrollo de
competencias y habilidades profesionales rectoras.
El alumno necesita de una instrumentalización al
mismo tiempo teórico – técnica para realizar el
trabajo intelectual de forma creativa.
Teniendo en cuenta que el alumno realiza trabajo
concretamente, él desarrolla las capacidades de pensar,
planear, reflexionar y validar, en la medida que pensar y hacer
son dimensiones inseparables del trabajo intelectual.
En este sentido, el profesor debe crear su propia
didáctica, su práctica de enseñanza
profesional en situaciones didácticas específicas
en consonancia con las especificidades de la disciplina
técnica que imparte en el contexto social en que la
escuela se desarrolla y considerando el entorno en el que
está insertada.
Estos presupuestos se convierten en indicaciones
importantes para la Pedagogía Profesional en su objeto de
estudio, ya que cuanto mayor sea el dominio del contenido
específico y didáctico por el profesor, mayor
será su autonomía, mayores sus posibilidades de
creatividad. Esto es una forma que auxiliará a los
docentes a construir su propia
profesionalización.
COMPETENCIAS LABORALES Y
PEDAGOGÍA PROFESIONAL:
PRINCIPALES RELACIONES
La escuela debe ser considerada como una unidad
estructural y funcional del cambio pedagógico profesional,
debe intervenir en los procesos formativos desde la historia, el
perfil y los estilos que le sean propios, y en los que radica su
fuerza para realizar la labor formativa.
De hecho tiene por objetivo preparar un ciudadano para
el trabajo, inmerso en el trabajo, el que permite formar un
trabajador en múltiples dimensiones
profesionales.
La enseñanza profesional asegura en los alumnos
la integralidad de la educación básica, que asocia
la educación general con las bases de una educación
tecnológica y laboral.
Una enseñanza profesionalizada posibilita al
alumno la comprensión histórico – social de los
fundamentos científicos y tecnológicos del contexto
sociopolítico, económico y cultural.
Desde el punto de vista de la Pedagogía
Profesional, se entiende el proceso de formación de las
competencias laborales como un todo, un conjunto de componentes
interrelacionados.
Esa visión relacional considera el proceso
pedagógico profesional como un proceso dinámico, en
constante movimiento. Por lo tanto, la tarea principal y
más completa del profesor es buscar la unidad entre las
siguientes esferas:
- Formación de competencias laborales y
Sociedad. - Teoría y práctica.
- General y específico.
- Intelectual e instrumental
(técnico). - Ciencia y trabajo.
- Contenido y forma.
- Profesor, alumno e instructor.
- Institución educativa y empresa.
- Instructivo y educativo.
- Cognitivo y afectivo.
- Unidad y diversidad.
- Docencia, producción e
investigación. - Universal y particular.
- Formación y capacitación
profesional.
La unidad entre estas relaciones no significa
simplicidad. Estas relaciones deben converger ya que cada una de
ellas por separado no puede explicar y comprender la integralidad
del proceso pedagógico profesional.
Esas relaciones forman una unidad, ninguna puede ser
considerada por sí sola, ni de manera mecánica o
aislada. En este sentido, existe el imperativo de superar la
discusión dicotómica que muchas veces se
efectúa entre las relaciones ya citadas.
Estas relaciones a veces en la práctica escolar
son analizadas de forma contrapuesta, en vez de ser analizadas de
manera integrada, o sea, debe analogarse el proceso
pedagógico profesional a partir del análisis y
comprensión de las condiciones, intereses y necesidades de
la sociedad y la educación técnica y
profesional.
Por tanto, la enseñanza profesional no puede ser
entendida aislada del contexto social ni de las situaciones que
constituyen el contexto de los alumnos. De esta manera, los
problemas de la enseñanza profesional no pueden ser
comprendidos si no son referidos a la sociedad en que se
sitúan.
A continuación se explicarán cada una de
estas relaciones:
- Formación de competencias laborales y
Sociedad:
La formación de las competencias laborales y la
Sociedad no pueden ser consideradas como realidades
independientes, sino que la enseñanza profesional debe ser
vista como un fenómeno político, precisamente por
traducir objetivos e intereses de grupos, social y
económicamente diferentes.
La escuela tiene ante sí un enorme
desafío: es necesario dejar de ser definitivamente simples
repetidores del conocimiento técnico acumulado y responder
a la exigencia de la sociedad de ser fundamentalmente productores
de conocimientos y saber profesional.
Sólo de esta forma la educación
contribuirá al progreso social, teniendo en cuenta que el
trabajador es su actor principal, pero para ello hay que formarlo
y perfeccionarlo en la escuela, por cuanto para construir la
sociedad hay que construir a un trabajador de nuevo tipo, un
trabajador de nuestro tiempo, que adquiera las habilidades
prácticas necesarias para que muestre un adecuado
desempeño profesional, pero que adquiera además la
capacidad de pensar, sentir y actuar según los
requerimientos de la sociedad.
- Teoría y práctica:
Otro vínculo básico que se considera
importante resaltar es respecto a la unidad entre teoría y
práctica. No se oponen, y no debe haber dicotomía
entre ellas. Lo que debe haber es una constante relación
recíproca.
En la medida en que ese propósito pueda ser
extendido la práctica se torna cada vez más
esclarecida y controlada por la teoría, y la teoría
cada vez más ligada a la realidad productiva. La
teoría y la práctica no existen aisladas, una no
existe sin la otra, por lo que se encuentran en indisoluble
unidad.
En investigaciones realizadas por la Dra. Ida
Hernández Ciriano (1994) se demuestra que los más
genuinos exponentes de las necesidades educacionales de la
América Latina desde hace más de un siglo, se han
venido preocupando por los asuntos antes mencionados.
Un ejemplo del pasado es Simón Rodríguez
(1771-1854), quien decía que la enseñanza
debía ser experimental y que debía relacionarse
siempre con la naturaleza.
Entendía que la educación debía ser
social y para el ejercicio pleno en la vida, pensaba que el
individuo debía formarse en un oficio. En el "Proyecto de
Reforma Escolar" para Venezuela, Simón Rodríguez
plantea:
"Los artesanos y los labradores son una clase de
hombre que debe ser atendida como lo son sus ocupaciones.
[…]
Las artes mecánicas están en esta
ciudad y aún en toda la provincia como vinculadas en los
pardos y morenos. Ellos no tienen quien los instruya; a la
escuela de niños blancos no pueden concurrir: la pobreza
los hace aplicar desde sus tiernos años al trabajo y en
él adquieren prácticas, pero no técnicas:
faltándoles éstas, proceden en todo al tiento; unos
se hacen maestros de otros y todos no han sido ni aún
discípulos…" (Adolfo,1990).
En esta cita de Simón Rodríguez se
advierte su preocupación por la enseñanza del
oficio en correspondencia con las peculiaridades del mismo, se
aprecia la dimensión social de las competencias laborales
en relación con el contexto social.
Un educador de trascendencia latinoamericana y universal
fue el Héroe Nacional de Cuba, José Martí
Pérez (1853 -1895), quien en la mayoría de los
trabajos de contenido expresamente pedagógico,
argumentó su idea de que se debía educar para la
vida. En un artículo que escribió para el
periódico La Nación de Buenos Aires, el 14 de
noviembre de 1986, expresó:
"El remedio está en desenvolver a la vez la
inteligencia del niño y sus cualidades de amor y
pasión, con la enseñanza ordenada y práctica
de los elementos activos de la existencia en que ha de combatir,
y la manera de utilizarlos y moverlos.
El remedio está en cambiar brevemente la
instrucción primaria de verbal en experimental, de
retórica en científica; en enseñar al
niño a la vez que el abecedario de las palabras, el
abecedario de la naturaleza." (Martí,1976).
Es perfectamente apreciable en estas líneas la
idea de romper con la enseñanza verbalista y trasladar el
aula a la sociedad.
Martí le dio gran importancia al desarrollo de la
agricultura en América. Admiraba las riquezas de la
naturaleza americana y entendía que con la
enseñanza de materias útiles a la agricultura
podrían obtenerse más y mejores frutos;
proponía enseñar:
".. Naturaleza y composición de la tierra, y
sus cultivos; aplicaciones industriales de los productos de la
tierra; elementos naturales y ciencias que obran sobre ellos o
pueden contribuir a desarrollarlo: he ahí lo que en forma
elemental, en llano lenguaje, y con demostraciones
prácticas debiera enseñarse…"
(Martí,1976).
Aquí no sólo enfatiza lo que debe
enseñarse, sino también cómo debe hacerse.
Su concepto de la enseñanza científica y
experimental implicaba vinculación con la vida, con la
práctica. Martí combatió el formalismo y el
verbalismo, vicios que todavía hoy afectan la
enseñanza profesional y la educación en
general.
En el año 1883, en un artículo dirigido a
La Nación de Buenos Aires plantea:
"Puesto que a vivir viene el hombre, la
educación ha de prepararlo para la vida. En la escuela se
ha de aprender el manejo de las fuerzas conque en la vida se ha
de luchar. Escuelas no deberían decirse, sino talleres. Y
la pluma debía manejarse por la tarde en las escuelas;
pero por la mañana la azada".
(Martí,1976).
Obsérvese como Martí constantemente
recuerda la relación de las escuelas con las necesidades
de la vida.
- General y específico:
El proceso de formación de las competencias
laborales debe ser capaz de integrar los conocimientos
científicos y tecnológicos en general y el proceso
de producción de la existencia humana.
El desafío de integrar la educación
general como base fundamental de la formación de
competencias laborales es una gran tarea de los profesores en la
actualidad.
- Intelectual e instrumental:
Otro vínculo básico de la formación
de competencias laborales es la relación entre lo
intelectual y lo instrumental.
Generalmente lo que se observa en la práctica
escolar de los docentes de asignaturas básicas es la
enseñanza profesional encaminada a desenvolver en los
alumnos una cultura general desvinculada del objetivo de
formación técnica y profesional o viceversa, y
absolutizando los conocimientos vinculados a la educación
general.
En este sentido, la dicotomía entre lo
intelectual y lo instrumental es colocada por el propio profesor,
al no reconocer que los alumnos se preparan para el ejercicio de
las competencias laborales desempeñando funciones
intelectuales e instrumentales del sistema productivo en el
conjunto de relaciones sociales.
Georg Kerchenstainer (1854-1932), notable pedagogo
alemán, considerado por muchos el padre de la
Pedagogía Profesional, plantea por primera vez, en 1920,
el concepto de Pedagogía Profesional y plasmó sus
ideas pedagógicas en su escuela modelo de
Munich.
Él sostenía que la educación tiene
por finalidad formar ciudadanos útiles y, por tanto, la
escuela debe ayudar al educando a escoger una ocupación y
acostumbrarlo a mirar cualquier oficio como un aporte a la
comunidad.
Agregaba que si el impulso natural hacia el trabajo
físico es la tendencia dominante en el escolar, entonces,
hay que dar preferencia a su formación vocacional por
medio de talleres y labores domésticas, más si se
tiene en cuenta que, la actividad manual contribuye al
desenvolvimiento integral del sujeto.
La preparación para el trabajo y la
formación de las competencias laborales debe
proporcionarla la escuela combinando la enseñanza con el
trabajo manual y técnico, el estudio en los libros con
tareas vinculadas a la práctica. Los contenidos
técnicos deben estar relacionados con elementos que
permitan su aplicación práctica.
En el plano educativo, la formación de las
competencias laborales debe lograr:
- Desarrollar habilidades profesionales rectoras, de
coordinación motriz, con el manejo de instrumentos y con
el uso de materiales diversos para su
transformación. - Formar hábitos de trabajo físico con
distintas herramientas simples (albañilería,
carpintería, soldadura, agricultura). - Despertar el interés hacia tareas necesarias
en la vida común (construir un mueble, repararlo,
pintarlo; realizar conexiones eléctricas), así
como construir objetos artísticos de utilidad o de
adorno, poniendo en juego la imaginación creadora y la
fantasía. - Sentir amor al trabajo.
- Establecer la vinculación entre el trabajo
manual y el trabajo intelectual. - Ofrecer la oportunidad para que se manifiesten
libremente las aptitudes, tendencias e inclinaciones de los
estudiantes. - Apreciar la significación que tiene el trabajo
en general, trabajo abstracto, como el único medio, con
la naturaleza, para la producción de bienes materiales y
espirituales. - Comprender la importancia del estudio de las leyes de
la naturaleza y acumular experiencias. - Entender el esfuerzo colectivo de las tareas cuando
son varios los alumnos que en ellas intervienen, como por
ejemplo en el trabajo de albañilería o en el de
la agricultura. - Apreciar el valor del tiempo.
Como elemento de esta actividad laboral el alumno debe
reconocer los fundamentos de la producción de un modo
directo. Las prácticas de producción en los
talleres no pueden proporcionar al estudiante más que una
idea muy limitada de cómo se producen los bienes
materiales. Hace falta salir de la escuela y conocer los centros
de trabajo en actividad productiva intensa.
Una idea rectora que rige todo el pensamiento
pedagógico de José Martí es la
combinación del estudio con el trabajo. El trabajo manual
junto con el intelectual era a su juicio condición
indispensable de la educación. A estos efectos
decía:
"Ventajas físicas, mentales y morales vienen
del trabajo manual… El hombre crece con el trabajo que sale de
sus manos… Y detrás de cada escuela un taller
agrícola, a la lluvia y al sol, donde cada estudiante
sembrase un árbol… De textos secos, y meramente lineales
no nacen, no, las frutas de la vida."
(Martí,1976)
Aquí se aprecia la importancia que desde aquella
época ya se le confería a la educación en la
propia vida.
- Ciencia y trabajo:
Por otro lado, la unidad entre ciencia y trabajo
establece nuevas formas de relación para exigir otra
concepción de la formación de competencias
laborales: no ver la enseñanza profesional como una
transmisión de conocimientos profesionales, sino lograr
instrumentalizar al alumno, y además que sea capaz de
comprender críticamente la realidad social donde se
inserta, posibilitando una actuación consciente sobre ella
a través de su ejercicio profesional.
El trabajo es inherente e indispensable a la vida
humana, es la base de su existencia. El trabajo considerado como
medio educativo tiene
implicación:
- Económica.
- Social.
- Psicológica.
- Moral.
La implicación económica es evidente, ya
que permite la producción de bienes materiales
indispensables para la subsistencia de la persona y la
colectividad.
En lo social, el hombre que trabaja es un ciudadano
útil, positivo, productivo; solo aquellos que no trabajan
implican potencialmente peligros diversos para la
comunidad.
En lo psicológico, el hombre sólo se
realiza plenamente mediante el trabajo. La personalidad del
hombre que trabaja es más coherente, liberada de las
desviaciones intelectualistas (consecuencia de la falta de
contacto con la realidad, con la práctica).
El trabajo es reconstituyente del equilibrio espiritual
y ejercita el dominio de sí mismo.
En lo moral, las exigencias del trabajo:
responsabilidad, honestidad, método, perseverancia,
resistencia (más espiritual que física), son las
condiciones formales de la conducta moral.
El trabajo para Kerchenstainer no constituye un fin sino
un medio para la educación de la voluntad y el
carácter moral.
No se debe confundir el trabajo manual con las acciones
de aplicación práctica de los conocimientos
logrados en cada actividad docente profesional. Toda clase tiene
una dimensión teórica y otra
práctica.
Ahora bien, la escuela no debe reducirse a la actividad
práctica de los alumnos sin basamento científico,
esto desnaturaliza su esencia; debe ser, necesariamente escuela
de producción de bienes materiales, de valor
económico, que incremente los recursos económicos
de la escuela y la comunidad, en función de la
formación de las competencias laborales.
Pero para ello, los énfasis a elegirse para una
institución educativa determinada deben responder a la
realidad, recursos y necesidades de las zonas: agrícolas,
pecuarias, mineras, comerciales o, turísticas,
etc.
Las instituciones educativas, como escuelas de
producción, revisten las mismas características de
las empresas de la comunidad.
La esencia de la formación de las competencias
laborales es educar mediante el trabajo productivo; en otros
términos, el trabajo en la escuela debe llegar a ser
contenido y método de enseñanza, porque nada
enseña mejor al hombre que la experiencia laboral. Es un
aprender que se resuelve en un hacer, que, para llevarse a
efecto, implica el aprender.
El estudio, las habilidades prácticas y las
asignaturas técnicas están en función del
trabajo (trabajos grupales y trabajos individuales). Veamos un
ejemplo en que se unen la ciencia y el trabajo, en una
experiencia educativa y didáctica completa:
Un alumno fabrica un par de zapatos, para ello, empieza
estudiando la geometría: la línea recta, los
ángulos, el círculo, sus medidas; pasa luego al
estudio de las ciencias naturales, ocupándose de las
propiedades de la madera, el hierro, el cuero, y por
último, revisa el sistema métrico decimal y las
técnicas de áreas afines.
Este es el método de los complejos que se parece
al método de proyectos, muy divulgado por la
Pedagogía Profesional.
Para una mayor eficiencia del trabajo escolar, la
formación de las competencias laborales comprende la
necesidad de familiarizar a los alumnos con los principios
básicos de la producción moderna y situarlos en
condiciones favorables para su incorporación al trabajo
productivo, ya que el trabajo es la primera condición de
la vida humana.
Los alumnos deben comprender que todo lo que existe en
la sociedad, las creaciones de los hombres y los medios para
satisfacer sus necesidades, son fruto del trabajo.
Los objetos, las cosas, los valores materiales de
cualquier naturaleza que el hombre utiliza para su vida, para su
comodidad y bienestar, así como los medios de
destrucción, todo sintetiza trabajo humano.
El hombre mismo, su vida, su cultura, su
formación individual, su pensamiento y el lenguaje, todo
es un resultado directo de su actividad, es decir, de su
trabajo.
Con él, el hombre se modifica, pone en movimiento
las energías naturales de su cuerpo, las manos y los
dedos, la cabeza y los pies, su sistema muscular y su sistema
nervioso, manifiesta sus aptitudes y desarrolla
capacidades.
Para vivir, el hombre ya no puede tomar directamente de
la naturaleza los medios necesarios, sino que debe producirlos.
Así, con ayuda de los instrumentos transforma las materias
primas y crea los bienes necesarios para la existencia humana, de
acuerdo con propósitos previamente
determinados.
Todos los seres humanos deben prepararse para el
trabajo. Esta es una exigencia de la vida social. He aquí,
pues, uno de los objetivos del proceso de formación de las
competencias laborales.
El trabajo es el gran educador del hombre. Forma la
voluntad, despierta iniciativas, estimula la tenacidad, favorece
los sentimientos de dignidad personal, la confianza en las
propias fuerzas, produce satisfacciones morales, desarrolla el
sentido del deber y es fuente de las más elevadas
satisfacciones humanas.
- Contenido y forma:
Otra relación que debe ser analizada es respecto
al contenido y forma. Los conceptos de contenido y forma son
definidos de manera diferentes. Estos no pueden ser considerados
en sentido estricto, sino que deben ser comprendidos con una
visión más amplia y crítica.
El concepto de contenido tiene un carácter
eminentemente social y, por tanto, histórico. Este debe
atender a los intereses de la sociedad. También la forma
no puede ser entendida independiente, ya que forma y contenido
están interrelacionados. La forma debe estar siempre
relacionada a las finalidades sociales de la
educación.
La forma de enseñar del profesor cumple una
función social específica, a través de la
transmisión, asimilación y producción de
saber profesional, sin embargo, se aprecia también,
implícitamente, una concepción educativa que
contribuya a conservar y superar sus condiciones y necesidades de
la sociedad.
La relación contenido y forma constituye una
unidad indisoluble. Esta unidad está determinada en el
hecho de que uno no puede existir sin el otro. El contenido tiene
siempre una forma y esta tiene un contenido.
- Profesor, alumno e instructor:
Dentro del aula se muestra otra relación
importante: profesor – alumno – instructor. En este sentido es
importante tomar como punto de referencia algunas
premisas:
- La formación de las competencias laborales
es un proceso de carácter sistemático,
intencional y flexible, observando la obtención de
determinados resultados (conocimientos, habilidades
intelectuales y psicomotoras, normas de conducta, valores,
etc.). - El profesor o instructor debe preparar, organizar y
dirigir el proceso de formación de las competencias
laborales, teniendo en cuenta estimular y suscitar
actividades propias de los alumnos para el aprendizaje
profesional. - El alumno debe estudiar con el fin de obtener los
resultados propuestos. El estudio es más efectivo
cuando el alumno interpreta los objetivos de la
enseñanza profesional como objetivos personales,
propios, cuando los subjetiviza, los hace suyos y se implica
en su propio aprendizaje profesional.
En este sentido, se puede determinar como objeto de la
Pedagogía Profesional el sistema de objetivos, contenidos,
métodos, procedimientos y técnicas de
enseñanza y la sistemática evaluación del
aprendizaje profesional así como las formas de
organización, planeamiento y valoración del proceso
de trabajo docente profesional.
De esta forma la formación de las competencias
laborales se traduce por un proceso de trabajo a ser realizado
por el profesor o el instructor y por los alumnos, actuando
acorde a un objetivo común. En síntesis, podemos
decir que los componentes fundamentales del proceso
pedagógico profesional forman la base de los estudios de
la Pedagogía Profesional a partir del contenido de la
propia pedagogía.
- Institución educativa y
empresa:
La formación de las competencias laborales no es
posible al margen de la unidad escuela – empresa, por ello,
esta última no puede ser sólo un centro de
producción, sino simultáneamente una importante
institución educativa encargada sobre todo de la
capacitación profesional del trabajador y de la
preparación del trabajador en formación, o sea, del
estudiante; asimismo, la primera no puede ser sólo un
centro educacional sino a la vez una entidad productiva, con la
misión de preparar un trabajador competente, altamente
calificado y competitivo.
En la vinculación escuela – empresa se presentan
algunas deficiencias:
- El vínculo casi nulo de la actividad docente
con la actividad práctica empresarial. - La actividad laboral casi nunca se organiza como
parte intrínseca del proceso pedagógico de la
escuela, para que forme una unidad en el proceso
pedagógico profesional. - Algunos profesores no se sienten comprometidos con
la situación económica, productiva y financiera
de las empresas del territorio. - Los instructores, en muchos casos rechazan a los
alumnos y no se sienten responsabilizados con la
educación y el aprendizaje profesional de los
mismos. - Los profesores no conocen las diversas actividades
laborales que pueden desempeñar los alumnos en la
empresa una vez graduados, lo cual limita la
preparación de éstos en la escuela.
Los aportes teóricos realizados en este trabajo
deben contribuir a dar respuesta a la solución de estos
problemas.
- Instructivo y educativo:
José Martí planteó que la
educación debe preparar al hombre para la vida. Partiendo
de esta idea martiana corresponde al docente dirigir el proceso
pedagógico profesional de manera tal que junto a lo
cognitivo, se garantice la formación de las convicciones,
capacidades, ideales, sentimientos del trabajador que va a vivir
y participar de una manera activa y transformadora en las
empresas de la sociedad.
Es por ello que la educación debe concebirse en
estrecha vinculación con la vida y con los intereses y
necesidades de los trabajadores, lográndose a partir de lo
instructivo, la educación y desarrollo de la personalidad
del estudiante, considerándolo como un trabajador en
formación.
La unidad entre lo instructivo y lo educativo se logra
con la organización y dirección acertada de la
actividad laboral de los alumnos y la adecuada
comunicación, que se aleje del academicismo y se acerque a
la profesionalización, es decir, con la aplicación
de un estilo pedagógico facilitante, en el que se produzca
un mayor acercamiento docente entre los estudiantes y el
profesor.
La unidad educación – instrucción debe
satisfacer la necesidad de preparar a un trabajador que satisfaga
las exigencias de la sociedad, un trabajador competente,
preparado para el cambio tecnológico, pero que a su vez
sea un agente de cambio.
Para ello, es necesario el incremento sistemático
del tiempo de actividades independientes de los estudiantes, al
situarlo en función de su propio aprendizaje profesional y
autocontrol, y para la detección y solución de
problemas profesionales que se produzcan en la esfera de la
producción y los servicios.
Se deben crear situaciones que posibiliten aprovechar
las experiencias de los alumnos, así como crear un clima
de seguridad y confianza entre los estudiantes y el profesor o el
instructor.
El profesor o el instructor deben demostrar la
importancia de los contenidos objeto de estudio en el proceso
pedagógico profesional.
- Cognitivo y afectivo:
Los conocimientos, hábitos y habilidades que
posean un sentido personal para el alumno, provocan una efectiva
regulación de la conducta y viceversa, aquellos motivos
proclives a la escuela y al aprendizaje profesional, facilitan la
asimilación de los contenidos de las asignaturas y la
adquisición de determinadas normas de conducta.
Esta relación también permite dilucidar el
hecho de que la obtención simple del conocimiento
profesional no implica automáticamente su
manifestación conductual, sino solo cuando resulta
relevante para la personalidad en su reflejo afectivo – volitivo.
Por eso las operaciones cognitivas en la escuela tienen que ser
portadoras de un contenido emocional favorable para poder cumplir
los objetivos y desarrollar las competencias laborales de los
estudiantes.
Fernando González Rey y Albertina Mitjáns
Martínez han demostrado en sus investigaciones (1990) que
por la propia esencia humana todos los elementos que se integran
en la personalidad tienen una naturaleza cognitiva y afectiva, es
imposible delimitar un hecho o fenómeno psicológico
puramente afectivo o puramente cognitivo en el funcionamiento
normal del hombre.
Entre las principales cualidades que debe desarrollar un
futuro trabajador está el colectivismo, por lo que el
proceso de formación de las competencias laborales debe
lograr el fortalecimiento del espíritu colectivista, el
respeto mutuo, la disposición a la ayuda, la franqueza, la
actitud crítica y la autocrítica.
Solo en el colectivo y con su ayuda se puede dirigir el
trabajo educativo en la formación del futuro trabajador.
El alumno pertenece a varios grupos: su grupo clase, el colectivo
laboral de la empresa y a otros grupos informales, y todos ellos
ejercen su acción formativa.
Algunas vías esenciales para transmitir a los
estudiantes la experiencia de los trabajadores son la
relación de los alumnos en los colectivos de trabajo en
las empresas, la realización de tareas productivas y la
participación en sus reuniones. Todo ello, sobre la base
de tener en cuenta las particularidades individuales y grupales,
para propiciar el desarrollo adecuado de su
personalidad.
Para lograr los objetivos planteados anteriormente es
importante que la entidad productiva se convierta en una gran
escuela, pero más importante es que los trabajadores vayan
adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad
de su incorporación a la sociedad con agresividad y
espíritu transformador, en tanto que constituyen los
motores impulsores de la misma.
En este sentido adquiere una importancia de primer orden
la integración escuela – empresa, con el fin de aprovechar
las posibilidades reales y concretas para la dirección del
desarrollo de la personalidad el grupo de trabajadores en
formación (estudiantes) a través del proceso
productivo, empleando las diversas modalidades de
integración existentes.
El docente y sus métodos de enseñanza
juegan un importante papel en la formación de las
competencias laborales, y además, las actividades
prácticas que realicen los estudiantes en las diversas
empresas, las cuales deben ser utilizadas en función de
una mejor preparación del futuro graduado y como una
vía de transformación de la realidad productiva, lo
cual se logra con la aplicación consecuente de una
Pedagogía Profesional.
Las condiciones mencionadas anteriormente exigen el
desarrollo actual de una Pedagogía de la formación
de competencias laborales, sustentada en las peculiaridades de
este tipo de competencia y encaminada a su perfeccionamiento,
acorde con los requerimientos actuales.
Estas concepciones han sido objeto de profundo
análisis en las obras dedicadas a la Pedagogía
Profesional (Batishev S. V., Beliaeva A., Wolfgang R.) de Rusia y
Alemania respectivamente y en la incipiente Pedagogía
Profesional cubana (Roberto Abreu, René Cortijo Jacomino,
Ana Miriam Hernández, María del Rosario
Patiño, Rafael Fraga, Ida Hernández Ciriano, entre
otros).
Aunque son muy embrionarios los criterios aquí
expuestos, criticables y rechazables en algunos casos,
constituyen una sólida base para continuar reflexionando y
encontrando posibles soluciones a las complejas situaciones que
enfrenta la formación de competencias laborales en la
actualidad.
Autor:
Alexander Luis Ortiz Ocaña
CENTRO DE ESTUDIOS
PEDAGÓGICOS Y DIDÁCTICOS
CEPEDID
BARRANQUILLA
2005