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Competencias centrales y gestión del talento




Enviado por Martha García Gil



    El entorno en el que se desarrollaban antes las empresas era
    razonablemente predecible, los sistemas de
    administración estaban basados en teorías
    económicas con conceptos claros y determinables, los
    clientes no eran
    tan exigentes, la tecnología avanzaba
    pero no había abierto la puerta a la ruptura de las
    fronteras territoriales, los trabajadores y empleados de las
    organizaciones
    tenían puestos que especificaban con claridad las
    habilidades y el desempeño se basaba en los resultados que
    su trabajo
    producía.

    Las estrategias se
    centraban en la calidad del
    producto, la
    productividad,
    la eficacia y la
    eficiencia.

    El entorno ha cambiado considerablemente, los marcos de
    referencia anteriores han dejado de ser funcionales y actualmente
    las empresas se enfrentan a un mundo cambiante constantemente. La
    estrategia que
    antes utilizaban o la que les dio resultado actualmente deja de
    ser adaptable en respuesta a los cambios. (Brunet y
    Alarcón, 2004)

    Algunos de los conceptos que han aportado un nuevo marco
    de referencia son:

    El conocimiento,
    el capital
    intelectual y su explotación, (Winter y Szulanski,
    Garud, Kumaraswamy y Sánchez crf Wei Choo)

    La gestión del
    conocimiento dentro de las organizaciones, (Nonaka y
    Takeuchi, 1999)

    La gestión de recursos de la
    firma, (Conner & Prahalad crf Wei Choo).

    Una consideración del mercado, (Adler,
    Huizing y Bouman, idem)

    La innovación, (Chumpeter, S, 1942)

    Las alianzas estratégicas, (Pisano 1996, Teese
    1986,1992, 1992 A, 1998 B cfr Gutiérrez el al.)

    El capital
    social, (Edvison y Malone, 1997, Bueno 1998)

    La estrategia y las competencias
    centrales, (Prahalad y Hamel)

    Las competencias centrales han sido abordadas por cuatro
    autores; Prahalad y Hamel, Jay Barney y Dorothy
    Leonard-Barton.

    Entre los antecedentes de éstas, se encuentran
    los estudios aportados por Penrose, Rumelt y Quinn, quienes
    establecen que existen características de cada firma y que
    se relacionan con el desempeño económico de las
    empresas.

    El término de "core competences" surge en la
    década de los noventa, aportado por Prahalad y Hamel.
    Originalmente las corrientes administrativas habían hecho
    énfasis en la calidad, la eficiencia y la
    eficacia.

    Con las aportaciones de estos autores el enfoque se
    centra dentro de las organizaciones y se vinculan a la
    estrategia, aportando la concepción de aspectos que dentro
    de ellas se podrían optimizar.

    Estas competencias internas pudieran dar la
    opción para buscar aquellas oportunidades de mejora que
    definen a una firma y la consolidan en sus estrategias internas
    para diferenciarse de sus competidores. "La estrategia de
    diferenciación requiere el diseño
    de un conjunto significativo de diferencias que permita
    distinguir los productos/servicios de
    la empresa de
    los de la competencia."
    (Domínguez, 2005).

    Esta diferenciación generará ventajas
    competitivas, donde el beneficio estará dirigido hacia el
    cliente.

    La consolidación de estas estrategias ha de ser
    flexibles y altamente creativa, pues los cambios en el entorno
    económico, los avances tecnológicos, las demandas
    del cliente y la
    globalización, requieren de estructuras
    cada vez más atingentes que permitan un reposicionamiento
    continuo de las empresas.

    Así se da un cambio de una
    visión anterior de teorías económicas
    dirigidas hacia el enfoque a costos para
    acentuar el enfoque a recursos.

    Hay dos aspectos vitales en las competencias
    centrales,

    1. La contribución de valor para
      el cliente y
    2. La diferenciación del mercado.

    Sobre la contribución de valor para el
    cliente

    Dentro de las organizaciones, más importante que
    su tecnología, que los procesos,
    está el personal pues de
    él depende en gran parte que esos recursos materiales
    sean adecuadamente utilizados. La contratación de personas
    que estén adecuadamente ubicadas en el desempeño de
    los puestos puede contribuir enormemente a optimizar los
    resultados. "Las competencias centrales son cualidades
    intrínsecas del grupo
    empresarial que lo impulsan al éxito
    económico, y estas cualidades se expresan a través
    del aprendizaje
    colectivo en la
    organización, específicamente cómo
    coordinar diversas habilidades de producción e integrar múltiples
    corrientes de tecnología en las empresas de grupo y en los
    productos finales". (Alvarez, 2003)

    Ella menciona lo que sería una adecuada
    gestión de las competencias centrales:

    1. Identificarlas, inventariarlas, conseguir consenso
      entre el personal de la empresa y bench
      mark.
    2. Decidir que competencias centrales deben adquirirse
      para mercados
      actuales o futuros.
    3. Establecer cuáles competencias centrales deben
      desarrollarse en el largo plazo y por quién.
    4. Difundir su aplicación a través de
      diversos negocios y
      dentro de nuevos mercados, lo que requerirá de propagar
      esa competencia entre las empresas del grupo y
    5. Defender y proteger las competencias
      centrales.

    Las competencias centrales pueden estar fortalecidas por
    el capital humano
    de la organización.

    Dorothy Leonard-Barton estudió 20 empresas
    buscando la relación entre el desarrollo de
    proyectos que
    crean nuevos productos y procesos en las empresas y sus
    capacidades centrales. Ella encontró que las habilidades
    técnicas, sistemas gerenciales, habilidades
    del personal y valores, son
    cada vez menos visibles y codificables.

    Zarifian (1999, cfr Basbosa et al) considera que existen
    muchos enfoques que han sido formulados para el concepto de
    competencia.

    Su análisis ha sido hecho desde diversos
    ángulos: por la óptica
    de las instituciones
    de formación profesional, por la perspectiva de los
    ministerios
    del trabajo, por las empresas y también por los sindicatos.

    El autor afirma que el modelo de
    competencias se confirma como una construcción dinámica que articula las competencias
    centrales de la organización y las competencias de los
    individuos y grupos, y su
    impacto en la evolución organizacional.

    Las organizaciones cuentan con un bagaje de
    conocimientos; en el proceso, de
    sus clientes, de la gestión de la organización, de
    sus procesos, del mercado, de sus competidores, por mencionar
    solamente algunos de ellos. Una parte de su conocimiento
    está en manos de sus empleados, esta consideración
    ahora es acentuada por un enfoque hacia el talento (Jericó
    2001).

    La experiencia internacional muestra que las
    empresas han sido exitosas en poner el desempeño
    individual de sus trabajadores como una ventaja competitiva,
    usando el enfoque en competencias
    laborales. (Fundación Chile- Programa
    Competencias laborales 2003).

    La administración estratégica de
    recursos
    humanos dentro de las organizaciones está
    dirigiéndose actualmente hacia el diseño de la
    arquitectura
    organizacional basada en competencias laborales, mismas que
    apuntalan la búsqueda de personas diestras y capaces en
    aquello que realizan. (Wright el al, 2001).

    La manera en como las áreas de recursos humanos
    pudieran llegar a contribuir al fortalecimiento de las
    competencias centrales es el compromiso hacia la
    consolidación de la captación y el desarrollo de
    talento, la evaluación
    del desempeño de ese talento y la
    identificación, conservación, actualización,
    renovación y difusión del conocimiento que este
    talento aporte.

    Así la estructuración del área de
    recursos humanos puede ser replanteada desde el origen donde se
    inicia su gestión, la selección de
    personal.

    Los sistemas de contratación de personal si son
    revisados desde sus orígenes, esto es, desde el reclutamiento,
    orientando los requerimientos de las organizaciones hacia
    aquellas competencias individuales, necesarias por los
    departamentos o áreas pueden ser alineados a las
    competencias organizacionales. Este alineamiento permitirá
    una consolidación en el área de las competencias
    centrales.

    La adecuada gestión del talento es el cambio de
    rol de RH, de ser solamente un área administrativa dentro
    de las empresas para ocupar una posición que agregue valor
    a los resultados organizacionales.

    G. Punk (cfr: Quezada 2002) menciona cuatro tipos de
    competencias;

    Competencia técnica: es el dominio experto
    de las tareas y contenidos del ámbito de trabajo,
    así como los conocimientos y destrezas necesarios para
    ello.

    Competencia metodológica: implica reaccionar
    aplicando el procedimiento
    adecuado a las tareas encomendadas y a las irregularidades que se
    presenten, encontrar soluciones y
    transferir experiencias a las nuevas situaciones de
    trabajo.

    Competencia social: colaborar con otras personas en
    forma comunicativa y constructiva, mostrar un comportamiento
    orientado al grupo y un entendimiento interpersonal.
    Competencia participativa: participar en la organización
    de ambiente de
    trabajo, tanto el inmediato como el del entorno capacidad de
    organizar y decidir, así como de aceptar
    responsabilidades.

    Mertens (1998) hace una identificación de;
    Competencias genéricas: Aquellas que se relacionan con los
    comportamientos y actitudes
    laborales propios de diferentes ámbitos de
    producción, como, por ejemplo, la capacidad para el
    trabajo en
    equipo, habilidades para la negociación, planificación, etc.

    Competencias básicas: son las que se relacionan
    con la formación y que permiten el ingreso al trabajo:
    habilidades para la lectura y
    escritura,
    comunicación oral, cálculo,
    entre otras.

    Competencias específicas: se relacionan con los
    aspectos técnicos directamente relacionados con la
    ocupación y no son tan fácilmente transferibles a
    otros contextos laborales como: la operación de maquinaria
    especializada, la formulación de proyectos de
    infraestructura, etc.).

    En México, el
    organismo CONOCER ha identificado a las competencias laborales en
    cinco niveles;

    NIVEL 1

    Competencia en el desempeño de diferentes
    actividades laborales, la mayoría de ellas rutinarias y
    predecibles.

    NIVEL 2

    Competencia en una escala
    significativa de actividades laborales desempeñadas en
    diferentes contextos. Algunas son complejas y no rutinarias, el
    empleado debe demostrar cierta responsabilidad y autonomía. Con frecuencia
    se exige la colaboración de otra persona y/o
    trabajar en equipo.

    NIVEL 3

    Competencia en una amplia gama de actividades laborales
    desempeñadas en diferentes contextos, la mayoría de
    las cuales son complejas y no rutinarias. El empleado debe
    demostrar responsabilidad y autonomía y con frecuencia,
    controlar y dirigir a otros.

    NIVEL 4

    Competencia es una amplia gama de actividades laborales,
    técnicas o profesionales, en muy diferentes contextos. El
    empleado debe demostrar gran responsabilidad y autonomía.
    Con frecuencia le es requerido responsabilizarse por el trabajo de
    otros y por la asignación de recursos.

    NIVEL 5

    Competencia que implica la aplicación de una gran
    cantidad de principios
    fundamentales y técnicas complejas en variados contextos,
    con frecuencia impredecibles. Se le exige al empleado
    autonomía personal y responsabilizarse en gran medida por
    el trabajo de otros y la asignación de considerables
    recursos, y un compromiso personal con el análisis y los
    diagnósticos del diseño, la planeación, la ejecución y la
    evaluación.

    Así existen una serie de criterios a los cuales
    el responsable del área del RH puede acudir para elaborar
    la estrategia que finalmente le permita definir por puestos, por
    área y dentro de la organización aquellas
    competencias específicas que mejoren el desempeño
    del personal. En base a ello definir sus sistemas de selección
    de personal, evaluación del desempeño, capacitación y desarrollo del personal,
    plantillas de sucesión y sistemas de
    retribución.

    Este cambio de criterio llevará tiempo en su
    implementación pero seguramente podrá contribuir a
    estructurar todas las estrategias de recursos humanos hacia un
    alineamiento consistente orientado a competencias, donde
    contribuyan a que las empresas sean rentables y exitosas y las
    personas encuentren una mejor manera de realizar su trabajo,
    accediendo a mejores oportunidades de desarrollo,
    remuneración y satisfacción en el empleo.

    Bibliografía:

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    http://www.gestiopolis.com/canales/derrhh/articulos/64/clevol.htm

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    Journal of Management 27, pag 701-721

    Martha García Gil

    Estudiante de doctorado:

    Universidad Popular Autónoma del Estado de
    Puebla,

    México

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