- Economía
Colonial - El Puerto
- Expansión de la
Ganadería - Comercio
Exterior - Política
Económica de Rosas - Modelos Unitario y
Federal - Modelo Agroexportador:
1880-1930 - Empresas
Estatales - Inversiones
Extranjeras - Crisis Económica Mundial
y Efectos en la Argentina - Economía
Peronista - Historia de la Deuda Externa
en el siglo XX - Bibliografía
Economía colonial de
Argentina
A partir de 1810, la Argentina comienza a tomar su
propio rumbo en la economía, abandonando la dependencia de
España.
El Estado
revolucionario se ve librado, y toma como objetivo la
formación de una nueva y gloriosa nación.
El poder
económico reside en los comerciantes mayoristas (al igual
que antes de la revolución), pero con una pequeña
modificación: al establecerse un sistema de
libre comercio
con todas las naciones, y al estar atravesando España una
crisis, los
comerciantes importadores de Cádiz pasan a ser
importadores de Inglaterra.
La clase
comerciante dominante se amplía en su integración y criollos, españoles
peninsulares, y extranjeros se enriquecen con el nuevo
régimen del libre comercio. Con
éste cambio, los
españoles pierden su posición de
privilegio.
L a producción ganadera es la primera actividad
importante que se orienta hacia la exportación. Las exportaciones de
cueros constituyen un rubro ampliamente elevado del comercio en
la etapa de transición, al mismo tiempo que van
surgiendo nuevos rubros de exportaciones ganaderas,
particularmente el tasajo y la lana.
Las condiciones que facilitaron el desarrollo de
la ganadería
fueron la abundancia de tierras fértiles en la zona
pampeana donde solo existía la presencia del indio, pero
las dificultades del transporte
limitaban el total aprovechamiento de las mismas. Aparte la
cría, matanza y faena del ganado podía organizarse
con precarios elementos técnicos. Pero debido a la escasa
mano de obra, la actividad ganadera no se pudo desarrollar
completamente.
Para aprovechar las nuevas oportunidades debían
solucionarse dos problemas
básicos:
Primero la expansión de la frontera y la
apropiación territorial: debido a que tanta matanza
había alejado a el ganado cimarrón del los centros
poblados por lo que surge el llamado rodeo para la crianza de
hacienda y la estancia se consolida como unidad de
producción.
Este proceso
paralelo de expansión de la frontera en la zona pampeana y
de apropiación privada de las nuevas tierras ocupadas, es
el más importante en la etapa de transición y
habría de ejercer una profunda influencia en el desarrollo
posterior de la producción rural y del país en su
conjunto.
La apropiación de las tierras privadas
llevó a una rápida distribución de la región pampeana
por parte de un reducido grupo de
personas.
La estancia es la primera empresa
capitalista en gran escala y
expansiva que surge en la economía del país. Los
estancieros comenzaron a aumentar las técnicas
tanto para la cría como para la reproducción del ganado introduciendo los
primeros reproductores importados para la mejora la calidad de los
mismos. Luego de la ganadería se ubicó la agricultura
pero esta solo se comerciaba en el ámbito local ya que no
se producía en gran cantidad como para
exportarla.
Ubicación
de la Argentina en la economía mundial
Los 60 millones de hectáreas de su zona pampeana
de características ecológicas excepcionalmente
aptas para la producción ganadera y agrícola de
zona templada, se constituyeron en uno de los principales centros
de atracción del flujo migratorio europeo y del movimiento
internacional de capitales. El resultado de este proceso fueron
el vigoroso aumento de las exportaciones argentinas y la
ubicación del país en un lugar destacado en la
economía
mundial, tanto por el volumen de su
comercio exterior
como por la magnitud de los capitales extranjeros invertidos en
él.
El carácter cerrado y autosuficiente de las
regiones comienza a ser conmovido a fines del siglo XIII por el
surgimiento de dos factores:
- la apertura del puerto de Buenos Aires
como el intermediario para el comercio del impero sudamericano
de España - la importancia creciente que la ganadería va
adquiriendo como actividad orientada hacia la
exportación.
El Río de la Plata poseía una
ubicación geográfica que lo constituía en la
mejor vía de acceso al corazón
del imperio colonial español al
sur del Perú. Las mercaderías importadas puestas en
Potosí tenían
precios muy distintos, según fuese
su puerto de entrada Lima o Buenos Aires.
Las razones para que prácticamente durante 250
años de vida colonial el Río de la Plata no
cumpliese el
papel que le correspondía como
centro de intermediación de la Las razones para que
prácticamente durante 250 años de vida colonial el
Río de la Plata no cumpliese el
papel que le correspondía como
centro de intermediación de la América
colonial española al sur del Perú
fueron:
- el insignificante desarrollo de la región
pampeana y el carácter cerrado de las economías
regionales del interior; - el hecho de que el centro de gravedad del imperio
colonial español estuviese en el Mar Caribe; - las reglamentaciones económicas de la corona
española que excluían al Río de la Plata
de los cauces comerciales de la colonia. Las excepciones
admitidas por España tuvieron por objeto posibilitar la
subsistencia de Buenos Aires.
La limitación fundamental a la expansión
del intercambio a través del Río de la Plata estaba
dada, por un lado, por la falta de producción exportable
y, como contrapartida, por la insignificante capacidad de
importar de estas poblaciones.
La modificación radical de la política
española frente al Río de la Plata obedeció
principalmente a cambios en la
estrategia global de la corona. La
descentralización
del poder administrativo, político y militar
respondió a necesidades estratégicas de defensa de
estos territorios frente a la creciente penetración
portuguesa e inglesa en la región.
El descubrimiento de metales y piedras
preciosas, a fines del siglo XVIII, en el sur de Brasil,
produjo un desplazamiento masivo del centro de gravedad de la
economía colonial brasileña hacia el
sur.
El nuevo papel de Buenos Aires habría de influir
decididamente en la etapa de transición a la
economía primaria exportadora. Por un lado permitió
el desarrollo de un sector comercial encargado del intercambio de
la producción del interior con el exterior que fue ganando
fuerza
paulatina y acumulando capital e
influencia en el proceso de desarrollo. Por el otro,
enfrentó en medida creciente a las economías
regionales prácticamente autosuficientes del interior con
la competencia
de la producción importada del exterior.
La expansión ganadera se desarrolló en el
Litoral desde fines del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX.
Las condiciones que facilitaron su desarrollo fueron:
- La abundancia de tierras fértiles en la
región pampeana, que prestaban las condiciones para
criar animales
prácticamente sin costo. Pero
su explotación estaba limitada por la ocupación
de los indios en zonas productivas y la dificultad que
presentaban las grandes distancias sin los medios de
transportes adecuados. - El crecimiento de la demanda por
parte de Europa y
América, a lo cual ayudó el mejoramiento de los
medios de transporte marítimos. El proceso de
industrialización en Europa fortaleció el
comercio de lanas y cueros. Esto sumado a la expansión
del mercado
interno posibilitó aumentar los pecios de los productos.
Además, el Reglamento de Libre Comercio de 1778
proporcionó mayor libertad en
las exportaciones. - La escasa complejidad de las empresas
ganaderas que podían organizarse con precarios elementos
técnicos y casi no presentaba problemas en su organización. - La poca mano de obra necesaria para numerosas cabezas
de ganados en extensos campos.
Todos estos factores posibilitaron una alta rentabilidad
de las inversiones
realizadas. Las ganancias fueron aumentando y permitieron la
acumulación de de capital en el Litoral.
Pero para aprovechar más eficientemente su
desarrollo debían solucionarse dos problemas principales:
la expansión de la frontera y la apropiación
territorial, y la elevación de la productividad
ganadera.
Debido a la gran explotación de los ganados tuvo
que racionalizarse la matanza, y con la finalización de la
libertad para vaquear los permisos dados por la autoridad
local constituían la forma de apropiación privada
de los ganados. Por tanto, la técnica productiva pasa de
ser la caza a cielo abierto a los rodeos, y por lo que las
estancias se consolidan como unidad de producción y lleva
a la apropiación de las tierras concentradas en pocas
manos. Este proceso de ocupación y expansión
territorial en la zona pampeana, donde habitaban los indios, se
desarrolla desde fines del siglo XVIII hasta 1879 con la
campaña de Roca. La ocupación territorial pasa de
los 30.000 Km2 a 12 millones de
hectáreas.
Otras de las mejoras técnicas en el sector fueron
los reproductores importados y la difusión de los
alambrados. Esta última permitió reducir la
cantidad de peones necesarios, ya que se evitaban las rondas
nocturnas.
La producción de tasajo posibilitó la
integración en la economía ganadera, por medio de
la complementación entre la crianza, su
industrialización y el suministro de sal. El capital
necesario para su crecimiento provenía de su
expansión. La reinversión de las ganancias produjo
la expansión del capital. Por ejemplo la inversión en caminos para favorecer la
transportación.
En 1850 comienza a expandirse la producción
lanera y llega a adquirir gran importancia en la ocupación
territorial.
Durante 1830 y 1840 se acentuó la
expansión económica en la Argentina, alentada por
el comercio exterior. Las exportaciones de origen pecuario
(cueros, carne salada, sebo y lana) y el número de
embarcaciones extranjeras que llegaban anualmente al Río
de la Plata con sus productos lograron duplicarse entre 1837 y
1852. Los cueros vacunos representaron más del 60% de las
exportaciones del período y sus dos terceras partes eran
producidas en Buenos Aires.
La expansión del comercio estimuló la
producción ganadera y saladeril y el enriquecimiento de
los sectores vinculados a ella. Esa expansión fue posible
gracias a la ocupación de tierras en el sur de la
provincia, donde los principales centros de producción y
de población fueron las grandes estancias
ganaderas.
El proceso de ocupación del suelo fue
acompañado por la entrega de tierras públicas al
dominio
privado, que favoreció una mayor concentración de
las tierras en manos de privilegiados. La gran explotación
ganadera se adecuaba, por otra parte, a la falta de cambios
técnicos en la producción y a la escasez de mano
de obra que fué algo característico de éste
período.
Durante la década del '40, la creciente demanda
exterior de lana y la declinación del precio de los
cueros incentivaron el desarrollo de la ganadería ovina
como alternativa a la vacuna.
En el Litoral, la recuperación económica
fue evidente en Entre Ríos, donde se produjo una
importante expansión ganadera y de la industria
saladeril sobre el Río Uruguay. Sus
exportaciones de cueros a través del Puerto de Buenos
Aires ocuparon el primer lugar entre las exportaciones
litorales.
Las vinculaciones entre el Litoral con los puertos de
Grande do Sul y Montevideo daban salida a la producción
ganadera entrerriana y correntina evitando el control
porteño. El tráfico a través de esos puertos
durante el bloqueo anglo-francés abrió nuevas
perspectivas de prosperidad en la región.
Las economías del interior mejoraron a causa de
la calma impuesta por Bs. As. Algunas provincias se beneficiaron
más que otras, de todos modos se desenvolvieron en un
marco de pocos recursos y
penuria financiera.
En la mayoría de los casos adecuaron sus
economías a las condiciones del mercado y a las
variaciones de precios
favorables en Bs. As generadas por leyes como la
Ley de
Aduanas y los
bloqueos al puerto para proteger los artículos de consumo.
Estas medidas generaron en provincias como
Tucumán y Córdoba una mayor diversificación
económica, la incorporación de nuevos rubros para
la exportación, y la ampliación de sus funciones como
intermediarias del comercio interregional.
En las siguientes líneas demostraremos como se
comenzó a utilizar esta forma de acceder a los
préstamos tanto nacionales como extranjeros
La falta de recursos propios del Estado para
invertir en el país tanto en la parte nacional como
extranjera hizo que este se convirtiera en un gestor más
que un agente inversor activo. Debido a esto el Estado tuvo que
oficiar de garante entre particulares, gobiernos provinciales e
inversores extranjeros.
Pasada la etapa de la división entre Buenos Aires
y la Confederación, si bien heredó los recursos de
la aduana
también heredó las deudas del gobierno de
Paraná y sumado a la guerra del
Paraguay
aumento aún más la deuda del país. Estos
problemas hicieron que el Estado no pueda enfrentar sus obligaciones
básicas con los recursos tradicionales.
Debido al déficit económico el gobierno
mantuvo un sistema de recaudación basado en los impuestos a la
importación y en menor grado a la
exportación.
Para solucionar el problema del déficit el Estado
contrato los
llamados empréstitos al principio internos y luego
del extranjero. Los primeros 20 millones de pesos fueron
aportados por el Banco de la
Provincia y en 1865/66 el gobierno brasileño aporto otros
2 millones pero en estos dos casos se debía devolver en el
corto plazo. Debido a esto el Estado procuró obtener
empréstitos a largo plazo en Europa y por sumas mas
importante, con el objetivo de eliminar el déficit sin
alterar la estructura
impositiva.
Los empréstitos destinados a erogaciones
improductivas aumentaron aún más el déficit
nacional.
Hacia 1875 el Estado tenía una deuda de 19
millones.
Si se analizan las inversiones británicas (la
inversión más importante) los préstamos se
distribuían entre el Estado y las provincias,
dirigiéndose dichas inversiones a ferrocarriles, bancos,
saladeros, etc.
Las inversiones extranjeras se orientaban al
afianzamiento del Estado en el plano político y en segundo
plano a financiar la red ferroviaria y las
inversiones nacionales se orientaban hacia el sector primario y
la transformación.
La orientación rosista abarca el campo
económico-social-productivo y cultural en el desarrollo
del capitalismo.
Esta puede sintetizarse en:
- Propiedad latifundista privada e la tierra,
extendiéndola. Para tal fin se llevó a cabo la
Campaña del Desierto. Ella significó el despojo
de las masas indígenas y el exterminio de las que se
opusieron. - Monocultivo ganadero como actividad productiva
principal. - Explotación del saladero como actividad
transformadora de la explotación del
ganado. - Política mercantilista y rentística
basada en el comercio de exportación de su monocultivo
y de la importación de la manufactura europea. - Monopolismo portuario en relación a las
otras provincias y no distribución de las rentas del
puerto con las mismas. - Mantenimiento de las relaciones sociales y
precapitalistas, fundamentalmente en el campo, que era el eje
del país, como de relaciones interprovinciales con
resabios de igual naturaleza. - Política educacional restringida,
fundamentada en el irracionalismo. - Ejército provincial en vez de
Nacional.
Los unitarios creían que para generar incentivar
al desarrollo del país era necesaria una verdadera
integración regional económica liderada por Buenos
Aires. Los factores elementales de este modelo eran el
capital, la mano de obra y la tecnología. De
ahí que se tomara como eje abrir al país al
comercio exterior y a las inversiones extranjeras. Mientras que
la inmigración y la colonización
facilitarían la mano de obra y la
tecnología.
Cabe resaltar que el modelo económico unitario
toma como principal elemento la "iniciativa privada" y ve al
Estado como un "agente ocasional" que intervendrá en caso
de ser necesario, para tomar las medidas que ayudarían a
llevar el plan a cabo. En
este caso se tomaron medidas económicas para fortalecer el
modelo. Estas fueron la creación del Banco de descuentos
(1822) y el Banco Nacional (1826), para habilitar créditos a la industria y al comercio; la
obtención del empréstito de la Banca
Baring-Brothers (1824); la Bolsa Mercantil; la ley de enfiteusis;
el primer presupuesto de
gastos y recursos
para la Pcia de Buenos Aires.
El modelo federal se divide en: el proyecto federal
de las provincias y el modelo federal porteño; se unifica
a nivel nacional por la general oposición al
unitarismo.
Las figuras del federalismo
provincial eran los terratenientes y estancieros que
representaban los derechos de los peones, los
gauchos y, en
general, los sectores socialmente inferiores del ámbito
rural y urbano.
Los federales porteños eran una fracción
urbana que comenzó a manifestarse oponiéndose al
Director Pueyrredón. Estos tenían una estrategia
política: unos reclutaban gente mezclándose con los
menos pudientes y los de la ciudad utilizaban una ley unitaria
haciendo valer el voto de sus adherentes.
El eje de su programa
económico residía en la expansión de la
agricultura y la ganadería (mediante el mejoramiento de
razas) y sostenían que el desarrollo de estas era la
riqueza del país.
Principales objetivos:
- Expansión de la ganadería y la
agricultura - Evitar los ataques indígenas
- Expansión del territorio hacia el
sur - Nacionalización de los derechos aduaneros
(así Buenos Aires perdería su posición de
privilegio con respecto a las demás
provincias - Mejoramiento de la Ley de enfiteusis
rivadaviana.
Modelo
agroexportador: 1880-1930
Hacia fines del siglo XIX la Argentina oriento su
economía a la exportación de productos
agrícolas. La cual esta beneficiada por la entrada de
capitales extranjeros, especialmente británicos, la
inmigración que trae mano de obra barata y una
rápida urbanización, y un incremento de la demanda
en el mercado mundial cuyo principal comprador era Inglaterra.
Además, la expansión cerealera estuvo ayudada por
la difusión del ferrocarril, que permitió la
comunicación de gran parte del país con el
Área Metropolitana. La agricultura poseía un 52%
sobre el total de las exportaciones de la Argentina,
ubicándose en los primeros puestos mundiales.
Las tierras eran arrendadas por grandes terratenientes
donde el sistema de cultivo estaba especializado en uno en
particular, monocultivo.
Esta expansión también tuvo
repercusión en el noroeste argentino, en especial en
Tucumán con los cultivos azucareros. La
modernización de estos cultivos permitió dejar de
lado los tradicionales, como el del maíz.
Este modelo económico crea una desigualdad entre
las diferentes regiones de la Argentina, ya que la región
pampeana por sus características es la más
beneficiada. Por otra parte el interior del país tuvo
cierta participación, como la vitivinicultura en el oeste
cuyano; el quebracho y el algodón
en la región del nordeste y, la fruticultura en patagonia.
En 1870, la producción de trigo comenzó a
exceder las demandas locales, y estuvieron disponibles
pequeñas cantidades de trigo para ser exportados. La
demanda llevó a la extensión de las áreas de
producción de trigo, y además fue acompañada
por mejoras tecnológicas en los molinos harineros. La
energía de vapor aplicada a los molinos se había
generalizado en la década de 1850.
En los primeros años del siglo XX aumentó
considerablemente la superficie cultivada con cereales, lino y
alfalfa en Buenos Aires.
En 1914 con la Primer Guerra Mundial
aparecen dificultades en las exportaciones, ya que no dispone de
suficientes bodegas para el embarque de granos y sus
competidores, Estados Unidos y
Canadá, se veían favorecidas en cuanto a distancias
e infraestructuras. A causa de las dificultades para comerciar
cereales disminuyen las tierras cultivadas.
Desciende el progreso económico de la Argentina y
se extiende hasta 1930, aunque la producción
agrícola sigue representando un 58,6 % del valor total de
las exportaciones.
En la región pampeana, la traslación de la
producción agrícola hacia la pecuaria por parte de
los grandes productores, activa el malestar de los agricultores
arrendatarios, quienes por medio de agrupaciones representativas
(la Federación Agraria Argentina, F.O.R.A.) presionaron al
Estado para obtener, en principio, una legislación de
arrendamiento rural.
El auge del intervensionismo estatal se genera durante
los gobiernos de Perón.
Anteriormente se creía que el mercado se autorregulaba y
que el gobierno no jugaba ningún papel; luego se
revirtió esta visión para ver que el Estado
debía intervenir para llevar a cabo sus
objetivos.
La caída de la Bolsa (1930) y las Guerras
Mundiales impulsaron el desarrollo de industrias para
la sustitución de importaciones;
las industrias demandaban mano de obra y el Estado era el
encargado de mejorar la calidad de
vida de los obreros para asegurar su disponibilidad para
trabajar. Mediante las nacionalizaciones el Estado habilitaba
beneficios para la clase trabajadora.
Algunas inversiones estatales son: la
nacionalización del Banco Central y los seguros;
creación del IAPI (Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio); en 1946 el
Estado adquirió los ferrocarriles de capital
francés y al año siguiente los de capital
británicos; en 1946 se creó la Flota Aérea
Mercante (que se convertiría en Aerolíneas
Argentinas); se crea la empresa
Gas del
Estado; expropiación y nacionalización de puertos y
elevadores de granos.
La
Argentina hacia fines del siglo XIX
reorientó sus economías para responder a las
demandas de un
mercado mundial en expansión. Estas
consistían en el abastecimiento de materias y
alimentos
para la
industria y los habitantes de los
países capitalistas. Para satisfacerlas se contó
con el aporte de capitales y tecnologías de los
países industriales, que se concentró en los
sistemas de
transporte y
comunicación que hicieron viables
las
exportaciones.
Gran Bretaña dominó la economía
argentina desde 1880 hasta la Primera Guerra
Mundial con inversiones en servicios
públicos, ferrocarriles, bancos y finanzas,
seguros, navegación, comunicaciones, instalación de
frigoríficos y otras dedicadas a empréstitos. Donde
se generaba una dependencia de ambas economías, de parte
de Inglaterra por las exportaciones agropecuaria y de la
Argentina por las inversiones británicas. Desde principios del
siglo XX y hasta 1914 se comprende el período de mayor
prosperidad de esta relación.
Los primeros frigoríficos fueron instalados
alrededor de 1883 y hacia fines de 1900 se comenzó a hacer
frecuente el trasporte de carne congelada. Durante 1902 y 1926 se
afianza la industria frigorífica.
Hacia fines del siglo XIX la industria de Estado Unidos
se ve en expansión con capacidad de exportar sus
capitales, y encuentra en la Argentina un lugar apropiado para
invertir, ya que posee materia prima
para la fabricación y los costos de
producción son bajos. Un rasgo importante de las
relaciones económicas con Norteamérica fue el
crecimiento de las inversiones, paulatino pero ininterrumpido, en
el período 1880-1930.
La Guerra afectó a Gran Bretaña debiendo
priorizar en sus necesidades dejando de lado las relaciones
externas, lo cual favoreció a Estados Unidos al permitirle
posicionarse como principal proveedor de manufacturas y capital
para la Argentina Esto fue especialmente evidente en la
década de 1920 cuando los capitales norteamericanos
reemplazaron a los británicos en orden de
importancia.
La Argentina se vio favorecida por la situación
de competencia entre
Inglaterra y Estados Unidos al recibir buenos precios de los
frigoríficos norteamericanos. Estos disponía de una
capacidad de fabricación de congelado y enfriado
importante. Estados Unidos luego de la guerra mundial,
incorporó numerosas compañías al país
con un capital de casi 444 millones de pesos invertidos en
frigoríficos, petróleo, automotores, electricidad y
teléfonos. La entrada del automotor implicaba para el
ferrocarril el comienzo de la ruptura del monopolio, ya
que el automóvil servia para comunicar aquellos lugares a
los cuales el ferrocarril no llegaba.
Algunos desarrollos específicos se dieron en el
sector petrolero con la ayuda de Uriburu quien benefició a
las petroleras extranjeras las que expandieron sus operaciones
aumentándolas significativamente hasta casi duplicar su
producción.
Crisis
económica mundial y efecto en la
Argentina
En octubre de 1929 el mercado de
valores de Wall Street tuvo una súbita caída en
el valor de las acciones. Esta
baja abrupta de las cotizaciones sucedió porque el valor
de esas acciones ya no representaba la marcha real de la
economía. En Europa, mientras continuó el flujo de
capitales de los estados Unidos, la situación se mantuvo
controlada, pero apenas los capitales norteamericanos se
retiraron, el Viejo Mundo entró rápidamente en
recesión, contagiando a las economías dependientes
,fundamentalmente las de la órbita británica, entre
las que figuraba la Argentina. La producción industrial
cayó abruptamente, las fábricas despedían a
sus obreros. El salario
disminuyó al igual que la capacidad de compra de la
población. Los precios agrícolas descendieron, ya
que había más producción de lo que el
mercado podía absorber. Había hambre y
también alimentos sin
vender.
Durante el primer período del peronismo con el
Gral. Juan Domingo Perón (1943-1946), surge una nueva
política
económica denominada Primer Plan
Quinquenal.
A través de ella el Estado pretendía
incentivar el desarrollo de la industria y crear las bases para
permitir una redistribución de riquezas a favor de los
asalariados, aumentando el nivel de empleo,
elevando el poder adquisitivo de los salarios y
mejorando las condiciones de vida de los trabajadores. Una de las
claves para lograr estas modificaciones fue el aumento del gasto
social en las áreas de salud, educación y
vivienda.
En 1946 el Estado peronista profundiza el proceso de
sustitución de importaciones de manufacturas industriales
y va perfeccionando las instituciones
para fomentar el desarrollo de la rama metalmecánica y
metalúrgica liviana. Se crea la "línea blanca"
(cocinas, heladeras, lavarropas, ventiladores, etc.) que orienta
sus ofertas al mercado interno.
El incentivo para crear nuevas industrias y agrandar las
ya existentes a través de créditos accesibles,
estaba muy relacionado con la expansión sostenida del
consumo interno. Y este podía ser garantizado con un
aumento real de los salarios, que implicaría a su vez, un
aumento de la capacidad de compra de los asalariados.
Con estos objetivos el Estado lleva adelante planes de
construcción de viviendas, hospitales y
escuelas; y garantizó la satisfacción de las
necesidades básicas a numerosos sectores de la
población.
Además de aumentar el gasto social, se
invirtió en infraestructura y se llevó adelante la
nacionalización de importantes sectores de la
economía (ferrocarriles, teléfonos, gas,
transportes, empresas de navegación fluvial,
etc.)
Pero éste modelo económico no
carecía de debilidades y la más grave de ellas era
la dependencia de los insumos importados. La mayor parte de
maquinarias y herramientas
eran de origen extranjero. Esto suponía que el país
tenía que percibir una gran cantidad de divisas para
hacerle frente a las importaciones. Entonces el Estado se ocupaba
de captar esas divisas de la burguesías agraria e
industrial, pero el problema radicaba en que éstas
burguesías no aportaban el movimiento social peronista.
Así que si cambiaba la relación entre estos
sectores, podían perderse las inversiones destinadas a
sustentar las importaciones.
Como consecuencia a lo mencionado anteriormente, el
Estado crea mecanismos de intervención estatal como el
Banco Central y el Instituto Argentino para la Promoción
del Intercambio (IAPI).
Hacia 1952 (segundo período), la fase expansiva
del proceso de sustitución de importaciones se detiene
debido a que los ingresos de las
exportaciones se detienen por la pérdida de mercados (EE.UU.
desplaza a Argentina de sus mercados europeos). También
disminuye el volumen de los productos exportables.
Como consecuencia se restringen las importaciones, decae
la producción industrial y se genera inflación
debido a que los salarios siguen aumentando.
Para responder a esta crisis, el Estado lanza un Segundo
Plan Quinquenal para detener la inflación y aumentar la
producción por medio de la reducción del consumo
popular, el congelamiento de precios y salarios, el recorte de
los gastos del Estado, los incentivos a la
producción y la exportación agropecuaria, la
apertura a la entrada de capitales extranjeros y la
disminución de la presencia del Estado como empresario.
Desde el punto de vista económico, los efectos de
ésta política tuvieron resultados
positivos.
Historia
de la Deuda Externa en
el siglo XX.
Desde comienzos de los años ochenta, la deuda
externa ha sido para la Argentina uno de sus principales
problemas económicos.
Los inicios de la deuda surgen a partir de la
última dictadura
militar, con el Gral. Videla (1976-1981). A mediados de los
años setenta, la economía internacional presentaba
altos índices de liquidez y bajas tasas de
interés, así es que aparecen en el mercado
local importantes corrientes de capitales. En el caso puntual de
la Argentina, el ingreso de esos capitales toma la forma de
préstamos al sector privado. El contexto entonces era el
de una economía que había reducido repentinamente
sus niveles de protección, y tras muchas décadas de
economía cerrada, iniciaba un proceso de apertura. A esto
se le agregó la reforma económica (lanzada en 1977)
que liberalizó la actividad financiera y la
aplicación de políticas
neoliberales.
Las políticas monetarias de los Estados Unidos y
los otros países centrales
elevaron las tasas de interés e
hicieron caer los precios de los productos primarios, y de
ésta manera la deuda comenzó a crecer y a hacerse
insostenible.
Como si esto no fuera poco, el sistema Argentino ya se
encontraba en crisis con el régimen defacto, la fuga de
capitales al exterior y la inflación.
El negocio del endeudamiento externo consistía en
aprovechar el diferencial que existía entre las tasas de
interés locales e internacionales. De ésta manera,
las divisas ingresaban al país, se cambiaban y se
colocaban en el mercado financiero local. Este proceso dejaba
enorme ganancias.
A diferencia de otros países de la región, que
destinaron parte del endeudamiento externo a profundizar sus
procesos de
industrialización, en la Argentina se inició una
etapa en la que predominaron la desindustrialización, la
centralización del capital y la
concentración de la producción y del
ingreso.
Hacia fines de los setenta, el Estado comenzó a
participar del endeudamiento haciendo de garante. Así es
que los bancos extranjeros comenzaron a exigirle al sector
privado local la apertura de depósitos bancarios que
sirvieran de garantía para el funcionamiento del circuito
denominado "bicicleta financiera".
El alza de las tasas de interés internacionales y
el fracaso de la economía política de
Martínez de Hoz, pusieron fin a la operatoria. En 1981 la
moneda se devaluó y el sistema
financiero estuvo al borde de colapsar. La "solución"
fue aportada por el entonces presidente de del Banco Central,
Domingo Cavallo, quién implementó un seguro de cambio
para que los deudores privados locales repaguen su deuda con el
exterior, lo cual tuvo como consecuencia la estatización
de gran parte de la deuda. Se trató de una gran
transferencia de recursos públicos hacia sectores
concentrados del capital.
Así es como la deuda aumenta cinco veces su valor
de los años setenta hacia 1983 (de 8 mil millones a 45 mil
millones de la misma moneda). Restaurada la democracia con
el gobierno de Raúl Alfonsín, el primer Ministro de
Economía, Bernardo Grinspun, crea una posición dura
con el FMI estableciendo
relaciones con otros países deudores, pero ésto se
disuelve en pocos meses. La profunda depresión
por la que atravesaba el país, deshacía la idea de
hacerle frente a la deuda y a sus intereses, de modo que el
atraso del pago seguía acrecentado sus valores,
próximos a los 60 mil millones de dólares
finalizando el mandato de Alfonsín en 1989.
Ya en los años noventa, a partir del gobierno de
Carlos Menem, se
produjeron importantes cambios. En 1993 se pone en marcha el Plan
Brady, que suponía ser, según los funcionarios, la
solución definitiva de la deuda. Lejos de ello, el plan
representó el inicio de una nueva etapa de endeudamiento,
tanto público como privado. Esta situación se
extendió hasta el año 2000, y se profundizó
a fines del 2001, cuando se declaró el default de la
deuda
pública con los acreedores privados y se optó
por abandonar el régimen de la convertibilidad a partir de
una enorme devaluación de la moneda local.
- Alonso, M., Elisalde, R., Vázquez, E.,
Historia
Argentina y el mundo contemporáneo, Ed.
Aiqué, 1995. - Autores vs., Historia 3, Ed.
Santillana, 1990. - Ferrer, Aldo, La Densidad
Nacional. El caso argentino, 1º ed., Buenos Aires, Ed.
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Intelectual, 2004. - Ferrer, Aldo, La Economía Argentina. Las
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Cultura
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Ed. Santillana, 1995. - Paso, Leonardo, Origen Histórico de los
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Latina, 1988. - Pierre, José, Articulo: ¿Es posible no
pagar la deuda externa?, Diario La Gaceta, 2003.
Fuentes de Internet para la
elaboración del Trabajo
Práctico:
http://www.argentina-rree.com/6/6-114.htmemprestito
http://www.monografias.com/trabajos4/histarg/histarg de
colonial
http://www.argentina-rree.com/6/6-109.htm
http://www.argiropolis.com.ar/documentos/investigacion/publicaciones/papeles/girbal.htm
http://www.argentina-rree.com/6/6-118.htm
http://nettspansk.uib.no/~hans/_private/Cap.%208.htm#8.3.2.%20El%20desarrollo%20de%20la%20economía%20agroexportadora
http://www.argentina-rree.com/10/10-022.htm
http://html.rincondelvago.com/comercio-exterior-argentino-1914-1930.html
Autor:
Benegas, Nadia
Fichera, Cecilia
Lizasoain, Manuel
Rodríguez, C. Alejandra