En el presente texto
expondré un juicio de valor sobre
la
globalización, para lo cual, en primer lugar,
intentaré definirla, y así, sabiendo lo que
abarca, analizaré los problemas de
cada uno de los frentes para, posteriormente, plantear y
mostrar posibles soluciones.
Según el Fondo Monetario
Internacional (FMI) "La
globalización es una interdependencia económica
creciente del conjunto de países del mundo, provocada
por el aumento del volumen y la
variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y
servicios,
así como de los flujos internacionales de capitales, al
tiempo que
la difusión acelerada y generalizada de tecnología".
La Real Academia de las Lengua
define globalización como "la tendencia de los mercados y
las empresas a
extenderse alcanzando una dimensión mundial que
sobrepasa las fronteras nacionales".
Para Miren Etxezarreta, la globalización "no es
mas que el nombre que se le da a la etapa actual del capitalismo".
Algunos definen la globalización como un
proceso del
neoliberalismo: "La globalización
neoliberal es bien sencilla de aplicar: liberalizar el comercio y
los flujos de capitales, de tal manera que se pueda comerciar
con ellos sin ningún control, en
todo el mundo, que nadie pueda ponerles condiciones; privatizar
porque afirman decididos – claro que sin ninguna prueba – que
todo lo público es poco eficiente, flexibilizar el
mercado de
trabajo – es
decir convertir a los trabajadores en un coste variable
pudiendo contratarlos a los salarios que
a la empresa le
parezcan adecuados y despedirlos cuando les convenga -; y
finalmente, desregular, es decir, eliminar todas las
regulaciones públicas de la vida económica y
social para que ellos puedan establecer sus propias
reglas."
"La globalización es la expresión de la
expansión de las fuerzas del mercado, espacialmente a
nivel mundial y profundizando en el dominio de la
mercancía, operando sin los obstáculos que supone
la intervención pública".
¿Cuál de estas definiciones es
más válida? Asombrosamente, tratándose de
un término de uso tan extendido actualmente, al
parecer no existe una definición clara y ampliamente
aceptada. Es difícil decirlo, más
aún cuando, como dice Miren Etxezarreta, la
globalización es una etapa actual del capitalismo. Sin
duda, definiciones como la propuesta por la Real Academia de la
Lengua son de carácter muy general y ocasiones
limitadas. No se puede negar que uno de los campos principales
del proceso de globalización es la economía, en lo que
se refiere a la expansión o transnacionalización
de las empresas, además de la facilidad para mover
capitales por todo el mundo y para la gente que los posee; pero
también es difícil hablar de globalización
sin tener en cuenta otros campos de acción, como lo son la cultura, la
política, la movilidad de personas,
mensajes, servicios e ideas. Además, es evidente que se
nos presenta una economía mundial con una serie de
nuevas características, pero siempre debemos estudiarla
dentro del contexto del capitalismo.
Es importante señalar que dentro de esta
economía capitalista mundial los principales actores son
unos pocos: EE.UU., con el apoyo de organizaciones
como el Fondo Monetario Internacional (FMI),
el Banco Mundial (BM) y la
Organización Mundial del Comercio
(OMC), y los
países europeos, más específicamente los
países pertenecientes al G-8. Algo sorprendente es que a
pesar de que Estados Unidos
es el mayor actor en la economía actual, sostiene una
política proteccionista que al parecer no encaja dentro
del proceso globalizador. La globalización financiera ha
creado su propio estado. Un
Estado supranacional, que dispone de sus aparatos y de sus
propios medios de
acción. Se trata de las organizaciones como el FMI, el
BM, la
Organización para la Cooperación y el
Desarrollo
Económico (OCDE) y la OMC. Estas instituciones hablan con una sola voz para
exaltar las virtudes del mercado. El Estado
supranacional es un estado sin sociedad, en
tanto dirige los mercados
financieros y las grandes empresas. La consolidación
de este Estado, que es mundial, hace que la sociedad existente
sea una sociedad sin poder real.
"La OMC se ha transformado desde 1995 en una institución
dotada de poderes supranacionales y situada fuera de cualquier
control por parte de las democracias parlamentarias. Una vez
que se propone intervenir, la OMC puede declarar a las
legislaciones nacionales en materia de
derecho laboral, de
medio
ambiente o de salud contrarias a la
libertad de
comercio y pedir su derogación".
La actuación de estos organismos se decide tras
un proceso de votación, el poder de voto que un
país posee es definido en función
directa a los aportes económicos que éste hace al
FMI. Los aportes de fondos de EE.UU. son tales que le permite
controlar la mayoría de votos, siendo así de
carácter decisorio su voto. Un caso de políticas que los "gobernantes
supranacionales" imponen al mundo son las de ajuste, abaratando
los costos de la
fuerza de
trabajo, para así abaratar el costo de la
producción, pero "siempre detrás
de estos proyectos
está el interés
de la economía estadounidense, lo que cuestiona el modo
de funcionamiento democrático de estos
organismos".
Gonzalo Anes, director de la Real Academia de la
Historia,
defiende la globalización económica diciendo
que las personas que critican el funcionamiento multinacional
de las empresas, piensan que el éxito
económico que tienen se funda en la explotación
de las poblaciones de los países en donde actúan,
pero no suelen tener en cuenta la relación existente
entre los beneficios y las economías de
producción a gran escala, por
disponer de mercados amplios que aseguren la demanda
necesaria, ni en la que contribución al desarrollo
económico general. Pero entonces, ¿mejora la
economía si las poblaciones de los países en los
que actúan las multinacionales son explotadas?,
¿es más importante el aumento de la
producción que mejorar las condiciones de vida de las
personas a nivel mundial?, ¿el bien de la
economía es el bien de los dueños de los medios
de producción o el de los que son ajenos a estos? Las
respuesta a las anteriores preguntas no pueden ser afirmativas,
ya que ni siquiera es bueno para el propio capitalismo, pues al
empeorar las condiciones de vida de las poblaciones para cubrir
la demanda, dicha demanda tiende a bajar en la misma
proporción, porque se está disminuyendo la
capacidad de compra de los consumidores. A las desmejoras
salariales se le debe sumar la alta probabilidad de
perder el empleo, en
tanto las empresas multinacionales buscan instalar sus centros
de producción en lugares que les permitan bajar los
costos de esta y de la distribución de la mercancía, por
lo que si en otro país las condiciones son más
favorables para tales empresas, no tienen ningún
impedimento para irse a donde más les
convenga.
Esto arrastra otro problema. Los Estados nacionales,
con el fin de alentar la economía local, se dejan
imponer condiciones de las multinacionales y las organizaciones
supraestatales, con el fin de evitar la partida de las
empresas, haciendo así más miserable a la
población, abaratando los costos
laborales (como por ejemplo estancando el salario
mínimo). Este problema se acentúa más en
los países en los que la dependencia del capital
exterior es mayor. Las presiones de las organizaciones
suupraestatales nombradas tienen otros efectos. La privatización de actividades
económicas, como servicios de educación, vivienda, sanidad, etc., no se
lleva a cabo sin un proceso de reestructuración de la
empresa que
supone reducción del número de empleados, con
consecuencias muy visibles en la tasa de desempleo. La
apertura, otra política de las mencionadas, pretende que
los movimientos de capital se hagan sin ningún tipo de
trabas, pero si bien es así, esta apertura es muy
relativa, porque los flujos de mercancías y
especialmente el de los trabajadores no se corresponden con
este modelo. Los
países líderes, se siguen reservando gran parte
de sus espacios nacionales de ganancia, con la existencia de
elementos proteccionistas (especialmente EE.UU. y Japón, precisamente aquellos
países que más proclaman la apertura
económica como fuente de eficiencia).
Uno de los posibles acontecimientos dentro del proceso
de la globalización, que ya se está dando, es que
cada país deba especializarse en aquellos productos en
los que es más eficiente, para así poder acudir
al mercado internacional con productos que sean competitivos.
Pero esta integración al mercado mundial es, para
los países subdesarrollados, subordinada: "Cuando hemos
dicho que estos nuevos países con menor grado de
desarrollo se integran de manera subordinada, era porque dentro
del sistema de
producción internacional se les reserva el último
peldaño. Además de servir como mercado de
consumo de
los productos industriales fabricados en el primer mundo,
producen aquellas mercancías cuya elaboración
requiere el factor trabajo de manera intensiva, que son los
productos primarios (materias primas y productos agrarios).
Esto significa un deterioro creciente de su relación
real de intercambio: el precio de
los bienes que ellos exportan es mucho menor que el de aquellos
que importan de los países del Norte. La
producción se organiza a nivel mundial, pero se hace de
manera jerarquizada, reservando la producción de bienes
con mayor complejidad internacional a aquellos países
más desarrollados". Francisco J. Murillo se refiere a
los países del Norte como los más desarrollados,
lo que tiene su explicación desde tiempos atrás.
En el caso de Suramérica, los problemas
económicos y de desarrollo se vienen presentando desde
hace siglos por causa de la colonización ibérica.
Esto lo digo porque los españoles y portugueses llegaron
a extraer recursos de
América, convirtiendo a este territorio
una extensión de sus propios países, no como en
el caso de Inglaterra, que
llegó a Norte América a hacer un nuevo
país y una nueva nación. La tendencia en Suramérica
siguió aún en las independencias de los varios
países, ya que para la construcción de la nación los países tomaron modelos
importados, como el de la república, en vez de a partir
del mismo país, crear una nación original y
adecuada. En África la cosa es aún peor, y en la
actualidad las condiciones de estos países son
dramáticas. En Norte América la creación
de una nueva nación permitió un mayor desarrollo,
lo que permitió actualmente el surgimiento de las
grandes multinacionales.
Las empresas multinacionales, además de
concentrar gran parte de la producción (40% del PIB
mundial), monopolizan el comercio internacional de bienes y
servicios, llegando a acaparar 2/3 del total del comercio
transfronterizo. Aunque los niveles de comercio
internacional son muy elevados realmente estos intercambios
se producen mayoritariamente entre países desarrollados,
dejando de lado a un gran número de países ("el
50% de las exportaciones mundiales se concentran en el
grupo de
siete países más industrializado, el G-7,
conformado por EE.UU., Japón, Canadá, Gran
Bretaña, Alemania,
Francia e
Italia").
Otro problema de la globalización surge con los
tratados de
libre comercio
que están imponiendo las organizaciones supraestatales y
potencias como EE.UU. En el continente americano, se
están gestando algunos de estos tratados. El más
reciente es el Tratado de Libre
Comercio (TLC), para
el cual se están llevando rondas de negociación. La actual ronda corresponde
a los países de Colombia,
Perú, Ecuador y
EE.UU., presente en todas las rondas, con la observación de Bolivia.
Este tratado parte de norte América (Estados Unidos,
Canadá y México) al resto de América, y
pretende crear una gran área de libre comercio con
más de 400 millones de consumidores, guiado por los
intereses norteamericanos. Muchos han denunciado
irregularidades en la negociación, ya que parece un
tratado impuesto por la
potencia y
no un tratado concertado. Para los países suramericanos
es importante tener cuidado en las negociaciones, ya que
podrían dejarlos en desventaja.
El 25 de agosto se publicó en un periódico colombiano un artículo
sobre un examen de Bogotá al TLC, en el que, entre otras
cosas, se plantea que una mala negociación podría
aumentar descomunalmente (250%) el precio de los medicamentos y
afectar el financiamiento de los hospitales
públicos. Esto dijo Mario Andrés Urán,
subsecretario de salud del distrito: "En las negociaciones del
TLC se deben respetar los tratados
internacionales del derecho a la salud, como la
Declaración de Doha que fue enfática en plantear
que la protección de la salud está por encima de
todo acuerdo comercial". Esto lo sostenía Urán
porque los medicamentos colombianos, de bajo precio y alta
calidad, pueden
verse amenazados si no se negocia el tema de la propiedad
intelectual, que en el tratado plantea patentes de
más 20 años para una marca, lo que
trae consigo el aumento de los precios de
los medicamentos y el mayor gasto de los consumidores. Esto
pondría en riesgo el
débil Sistema de Seguridad
Social y otros programas de
salud. Por esto la empresa farmacéutica colombiana debe
ser protegida, o, como dice Urán, será arrasada.
La forma de hacer esto es con un equilibrio
en las negociaciones y un fortalecimiento anterior a las
mismas, cosas que no se están viendo en las
negociaciones del TLC. Este mismo equilibrio debe mantenerse en
todas las negociaciones, al igual que la protección a la
empresa local, pero además, para que el tratado sea
más beneficioso que dañino, se debe fortalecer
primero la industria
nacional, para asegurar un nivel de competitividad.
Otro problema que veo en cuanto a la posibilidad de
competir realmente en el espacio del libre comercio, a pesar
que es sabido que los países norteamericanos necesitan a
los del Sur, es que como pequeñas unidades con poco
poder, los países suramericanos no pueden ser tan
exigentes. La unión de estos países debe estar
primero, tal vez con una total MERCOSUR o
un bloque comercial suramericano, que permitiría tener
una resonancia mayor a la hora de gobernar. De igual manera, la
actitud de
la clase
política y empresarial a la hora de negociar no debe ser
la de agachar la cabeza, sino la de darse cuenta de que estos
países son útiles para Norteamérica, para
poder establecer una equidad en
las negociaciones.
Ya a nivel global, concuerdo con la conclusión
de Gonzalo Anes: "Es deseable que, a la libre
circulación de bienes y capitales, acompañe la
libertad de movimientos de población con el fin de que
las oportunidades de trabajo sean abiertas y mayores para
todos, en los países más desarrollados,
independientemente de la procedencia de quienes deseen
trabajar. Los cambios culturales e institucionales que
originará la mayor libertad harán más
vivible el mundo venidero". Además, la
participación democrática dentro del gobierno del
comercio debe efectuarse, para evitar una sociedad sin poder y
poder regular, a través de políticas sociales de
cada gobierno, la extrema desigualdad
social.
Muchos proponen poner un leve freno al andar del
capitalismo, una de esas propuestas contiene tres frentes, que
a continuación presento resumidamente:
- La supresión de los paraísos fiscales,
en donde, según los defensores de esta propuesta, miles
de millones de dólares son sustraídos de esta
forma a toda fiscalidad en beneficio de los poderosos y de los
establecimientos financieros - y 3. Aumento de la fiscalidad en las rentas
del capital; aplicación de tasas sobre las transacciones
financieras. Consiste someter a las rentan financieras a la
misma fiscalidad a la que se someten las rentas de trabajo.
"¿Por qué no crear (a escala planetaria) la
Organización No Gubernamental
Acción por una Tasa Tobin de ayuda a los ciudadanos
(ATTAC)?. En coordinación con sindicatos y
asociaciones con finalidades culturales, sociales o
ecológicas, podría funcionar como un formidable
grupo de presión
cívica ante los gobiernos para impulsarles a reclamar
finalmente la puesta en marcha efectiva de este impuesto
mundial por la solidaridad".
"La tasa Tobin se trata de gravar, de forma módica,
todas las transacciones sobre los mercados de cambios para
estabilizarlos y al mismo tiempo para procurar ingresos a la
comunidad
internacional. Con un nivel del 0,1%, la tasa Tobin
lograría anualmente unos 166 mil millones de
dólares, dos veces más que la suma anual
necesaria para erradicar la pobreza
extremada de aquí al comienzo del próximo
siglo".
Además de esto plantean la abolición de
la deuda externa,
la creación de un Fondo Mundial para la
Educación, un Tribunal ecológico
Internacional, aumentar la importancia de los derechos sociales para
todos, y el paso de la ficción a la realidad del
Tribunal penal Internacional. Esto último lo dicen
porque "el TPI esta lejos todavía de ser universal.
Sobre los 135 países que han firmado el tratado fundador
– llamado el estatuto de Roma -, solo 76
lo han ratificado. Anclados sobre la defensa de la soberanía de los Estados, las grandes
potencias rechazan el TPI; ya que esto es primero un hijo de
Europa, y
más todavía, de una sociedad civil
internacional compuesta de ciertas ONG’s,
que no han cesado en su batalla para hacer nacer este tribunal.
Bajo la orden de la
administración Bush, los Estados Unidos no solamente
no se han adherido al tratado sino que se emplean en sabotear
el TPI, Rusia y
Pekín ya no son bienvenidos".
Ahora bien, después de haber expuesto algunos
problemas y caminos posibles de disminución para estos,
puedo decir que la globalización puede ser un mal camino
si no sabemos recorrerlo. Y es que aunque los niveles de
comercio internacional son muy elevados, realmente estos
intercambios se producen mayoritariamente entre países
desarrollados, dejando de lado a un gran número de
países ("el 50% de las exportaciones mundiales se
concentran en el grupo de siete países más
industrializado, el G-7"). Esto se hace más evidente
aún cuando miramos la concentración de la
riqueza, porque un porcentaje minoritario de la
población mundial (por debajo del 5%) concentra
más de 1/5 del total de la riqueza mundial. El grupo de
países de ingreso bajo con más de un 40% de la
población posee apenas el 10% del total de riqueza. Y
los datos me
desalientan aún más: la fortuna de las tres
personas más ricas del planeta supera en cantidad al PIB
nacional de los 40 países más pobres. El 67% de
la riqueza se concentra en los 10 países más
ricos del mundo.
Hablando ahora a nivel nacional, el panorama es peor,
ya que a pesar de que como vimos EE.UU. abarca la
mayoría del comercio y concentra mucha riqueza, dentro
de este las desigualdades son igual de extremas que a nivel
global, el salario real de los trabajadores ha descendido en
los últimos veinte años a la vez que el 1% de la
población más rica incrementaba de manera
considerable su riqueza. Por último debo señalar
también que han aumentado las tasas de suicidio y
homicidio. A
nivel de los países subdesarrollados la cosa es igual de
desalentadora, en países como Colombia el desempleo se
acerca al 14% de la población. Y es peor aún, ya
que a la hora de hablar del estado social, se debe tener en
cuenta que los datos de empleo no incluyen a la
población subempleada, y que además los que
tienen empleo cada vez lo pierden con mayor
facilidad.
Hay otra cosa que analizar con respecto a los
problemas de la globalización netamente
económica, y es las consecuencias en el medio ambiente. La
producción en masa del capitalismo global a veces
requiere de la destrucción del medio ambiente. Para
evitar esto se pueden hacer resoluciones en pro de la
protección del medio ambiente, es cierto, pero
también es cierto que las empresas multinacionales (que
son las que mayoritariamente afectan el medio ambiente con su
producción en masa) se ubicarán en los lugares en
los que las regulaciones medioambientales no sean un
impedimento, o presionarán a los gobiernos, amenazando
con desviar el capital a otro país en el que no hayan
estos impedimentos, para que se relajen en el tema. Esto
significaría una pérdida democrática, como
la que ocurre al privatizar las empresas de servicios. A nivel
global se han realizado cumbres para asegurar la sostenibilidad
de la producción sin destruir el medio ambiente, como la
Conferencia
sobre Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones
Unidas, también conocida como la Cumbre de la Tierra,
realizada en Rió de Janeiro, Brasil;
igualmente muchos aseguran que estas cumbres han sido un
fracaso, por que además de que muchos se han opuesto a
las políticas de desarrollo
sostenible, en países como Estados Unidos no han
sido aplicadas, seguramente por presión del sector
comercial, ya que el desarrollo sostenible significa
sacrificios para estos. "El dinero se
convierte en el elemento central de las relaciones sociales y
en el mediador de las diferentes necesidades humanas. Se crea
un modelo de felicidad basado en el consumo y en el que la
libertad sólo se hace efectiva si poseo dinero. El
consumismo se socializa. El capitalismo global se convierte
así no sólo en un modo de producción
económico, sino social". En este momento puedo coincidir
con una conclusión de Francisco Javier Murillo, que me
parece muy importante: "El actual capitalismo global se basa en
el individualismo, otorgando la supremacía del
interés individual sobre el colectivo. Debemos buscar un
enfoque, cargado de más ética
que predique una relación sana del hombre con
su entorno, buscando el mantenimiento del equilibrio natural con la
satisfacción de necesidades humanas. No podemos erigir
al crecimiento económico como el objetivo
primordial de nuestras sociedades,
sino que éste debe ser el desarrollo
integral, sostenible y global de todos los habitantes del
planeta". No es posible que en el mundo sea más
importante la producción de aparatos electrónicos
y el seguro estable
de las multinacionales que la de los alimentos, las
condiciones sociales y la salud de la sociedad y la de su
ambiente.
La globalización del capitalismo y la
eliminación de fronteras a las mercancías han
traído y traerán, tanto males para la sociedad,
como bienes para la misma, dependiendo de cómo se lleve.
Pero también ha permitido una globalización que
me parece importante, en el nivel de las ideas, mensajes y la
cultura en general. (La globalización de la cultura no
significa que una cultura se extienda y elimine el resto, sino
que con las múltiples culturas nacionales se construya
una cultura "del mundo", como al interior de un país se
forma su cultura a partir de las distintas de su
territorio).
Las culturas de cada sociedad tienen símbolos que la representan. A
través de las técnicas
y posibilidades que ha traído la globalización
económica, estos símbolos y otros elementos de
las culturas, como las ideas, han podido circular unas como
mercancías y otras sin modificación. Algunas de
estas tecnologías y técnicas son el transporte
mundial de mercancías, los medios de comunicación y el Internet. En la
actualidad es posible comerciar con todos los elementos de la
cultura y poner en circulación, para que personas de
todo el mundo conozcan ideas de las diversas culturas.
Además se puede conocer de manera sencilla a personas de
todo el mundo, sólo con un computador y
una línea telefónica. Este "sólo" no es
tan cierto, ya que tener un computador, una línea
telefónica y además la plata que cuesta estar
conectado a la Web, es algo
que en la actualidad resulta poco accesible para la
mayoría de la población. Esto significa que
además de que sólo los dueños de los
medios de producción pueden construir la sociedad
financiera y económica, sólo unos pocos pueden
acceder al intercambio de ideas y culturas (además
porque no pueden obtener las mercancías de otras estas).
Por eso son importantes los museos, bibliotecas
con Internet, y otros mecanismos gubernamentales que permiten
el acceso del común a la globalización cultural e
idiomática. El gran problema es que en el Estado no
nacional (FMI, BM, OMC, etc., el que gobierna las
multinacionales, entre otras), la sociedad pierde poder, y se
reduce la importancia de sus necesidades. Además,
¿de qué le sirve al FMI que los habitantes de un
barrio popular accedan a la globalización? De nada,
porque la riqueza esta, aunque mal distribuida. Pero si la
riqueza igual está, entonces ¿no podría
repartirse menos desigualmente?, lo que no significa que todos
tengamos lo mismo, sino que todos podamos acceder, con
posibilidades iguales, al mercado y a la globalización
de la cultura. Por eso, aunque es importante la creación
de un Estado mundial, los Estados nacionales no deben dejar de
existir, ya que ellos son los que pueden regular y con
políticas sociales hacer llegar las posibilidades a
todos.
La globalización es un proceso, un proceso
inconcluso, en el que se está creando una
interdependencia económica por la expansión del
capitalismo, y una circulación constante, en fronteras
cada vez menos visibles, de mercancías, servicios,
mensajes, ideas, personas (aunque con limitaciones
incoherentes) y de cultura. Al ser un proceso inconcluso y tan
variado es difícil hacer una valorización total,
pero lo que sí puedo decir es que el momento por el que
atravesamos presenta muchas dificultades, aunque si podemos y
sabemos mantener el comercio sin descuidar lo social, sin
imponer jerarquizaciones, permitiendo la competencia en
igualdad de
condiciones, en un futuro quizás no lejano, las cosas
podrían mejorar. Sin duda, la sociedad y sus formas de
organización regularán este proceso, pues al fin
y al cabo sin capacidad de consumo el capitalismo resulta
inviable. En tal sentido, considero que lo que se vive
actualmente es sólo una etapa, que deberá ser
evaluada.
Es importante tener en cuenta que los que criticamos
la forma en que se está llevando la globalización
no debemos ser asociados a movimientos
"antiglobalización"; sino como personas que no queremos
ver sucumbir nuestra sociedad por no reconocer las prioridades.
Aunque planteamos problemas en este proceso de
globalización, también planteamos posibles
soluciones, pues reconocemos que dicho proceso es imparable en
este momento.
Bibliografía:
- Enciclopedia Microsoft
Encarta 2003 - Globalización: ¿una nueva
organización económica?, Francisco
Javier - Desarmar los mercados financieros, Ignacio
Ramonet - La globalización, Gonzalo Anes, (Director de
la Real Academia de Historia) - Distrito inicia examen al TLC, Periódico "El
Tiempo", Bogotá - Miren Etxezarreta en el Seminario de
Economía Crítica editado por Taifa en febrero de
2001 - Página Web "Otro mundo es posible"
- Informes del FMI
- Informes del BM
Autor:
Sebastián Rojas
Bogotá, 27 de agosto de 2004