Trataremos, en lo siguiente, de elaborar una breve introducción (brevísima si tenemos
en consideración lo mucho que se ha escrito y hay por
escribir) a la cultura, el
arte y la
sociedad. Pero
no es este artículo una receta donde vamos agregando estos
tres temas como si fueran ingredientes de ardoroso sabor. Una
mesurada polémica, una reflexión no tan ingenua y
el análisis breve pero exhaustivo son las
componentes de este trabajo.
Aquí proponemos un hilo lógico, de fuerte
tejido, que enlaza estas tres dimensiones del hombre. Porque
en el hombre hay
pasión del pasado, del presente y hacia su prójimo
es que se escribe sobre nuestras raíces e identidad, el
hijo convulso del hombre y el medio en que desarrollan flores
hermosas o marchitas.
Claro está que no olvidamos insertarnos en nuestro
tiempo, porque
así son los minutos: irremediablemente
ególatras.
Para definir cultura se debe partir de los siguientes
supuestos:
- Una historia
común. - Un sentimiento de pertenencia (territorio, identidad).
- Una lengua
común. - Compartir una serie de valores.
Esto se hace necesario, pues la cultura está ligada
íntimamente con la nación,
la nacionalidad,
la identidad. Además, hay que analizarla como todo
fenómeno dentro de su contexto histórico y
cultural. Es a partir de la historia de un territorio que cumple
las premisas anteriores que la cultura adquiere sus
características muy particulares. Son esas
características las que nos permiten hablar de una
cultura cubana, boricua o haitiana. Clifford
Geertz (1987), habla sobre la cultura y dice:
Creyendo con Max Weber que
el hombre es un animal inserto en tramas de significación
que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa
urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo
tanto, no una ciencia
experimental en busca de leyes, sino una
ciencia interpretativa en busca de significaciones. (p.51)
También Xavier Dupuis se refiere a que la
cultura:
[…] ofrece al individuo la
capacidad de reflexionar sobre sí mismo; ella hace de
nosotros seres humanos, racionales, críticos y
éticamente comprometidos. Es a través de la cultura
que los individuos se exprimen, toman consciencia de lo que son,
se reconocen como un proyecto
inacabado, cuestionan sus propias realizaciones, buscan nuevas
significaciones y crean obras que los transcienden. En resumidas
cuentas, su plaza
en la economía no debe reducirse a una simple
inserción, la cultura hace parte de la economía.
Ella es subyacente al conjunto de actividades económicas y
humanas, aun cuando es difícil o imposible medir su
contribución.
Es la cultura entonces un instrumento, un motor
económico y de identidad. La cultura es también
expresión artística.
Pero resumamos por fin las premisas que establecimos, y
obtendremos sin objeción que la cultura es el
«Conjunto de valores materiales y
espirituales, así como de los procedimientos
para crearlos, aplicarlos y transmitirlos, obtenidos por el
hombre en el proceso de la
práctica histórico-social.»
De aquí se desprenden dos complementos de la cultura.
Se habla de «valores espirituales y materiales», lo
cual deviene en cultura espiritual y cultura
material.
Estos dos conceptos solo son separables en su estudio, pero su
complementación es una unidad dialéctica. Se dice
que la cultura espiritual es la « […]
técnica, experiencia de producción y otros valores
materiales»
La cultura material se conforma de los « […]
resultados en el campo de la ciencia,
del arte y la literatura, de la filosofía, de la moral, de
la instrucción, etc.»
Este es un tema bastante polémico, pues se apellida con
esa palabrita más que mencionada en todos los
medios
audiovisuales. Hoy todos hablamos de globalización y aunque no sepamos la
mencionamos, de lo contrario no estaríamos de "moda".
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