- Resumen
- Lo axiológico en la
pedagogía cubana - La educación como macro
valor - Conclusiones
- Bibliografía
El presente artículo pretende abordar en primer
término el tema de lo axiológico en la
pedagogía cubana, o sea, cómo la ciencia
encargada -por excelencia- de la educación del
hombre, de su
formación, asume postulados axiológicos como
pilares insoslayables que la convierten en instrumento poderoso
de incidencia para responder a los planteamientos anteriores y
refrendar los objetivos
mayores de la existencia del hombre como escalón superior
de la evolución. Por otro lado, el autor presenta
sus valoraciones sobre la educación como macro
valor, apoyado, al igual que en el punto precedente, en
criterios de especialistas y los suyos propios. Esta
concepción parte de los fines y el sino de la
educación por y para el hombre, y
cómo esta ha de llevarlo a su realización como
sujeto social, a la asunción de conductas transformadoras
y edificantes en beneficio de la sociedad, que
reflejan la asimilación de valores
enseñados y aprendidos en el proceso
pedagógico.
Abstract:
The present article approaches in the first place the
topic of the axiological foundation of the Cuban pedagogy, that
is to say, how the science in charge -par excellence- of man's
education, of his formation, assumes axiological principles that
turn it into a powerful instrument of incidence to respond to the
previous positions and to ratify the ultimate goals of man's
existence. On the other hand, the author presents his valuations
on education as a macro value, supported as in the previous point
on criteria given by specialists, as well as his own. This
conception takes into account the ends and goals of education for
and by man, and how it should lead him to his accomplishment as a
social being , to the assumption of adequate behaviors for the
benefit of society, what will reflect the assimilation of values
learned in the teaching-learning process.
La educación, en tanto producto de la
sociedad cambiante e histórico-culturalmente situada y
dirigida al hombre como ser social, erige ante sí retos
sobre cómo prepararlo para la vida y cómo
permitirle enfrentar los desafíos postmodernos en su
integralidad. No es posible hoy, en este contexto abocado a
crisis,
hegemonía, neofascismo y neoliberalismo, transmitir conocimientos
esquemáticos, descontextualizados, mecánicos,
desprovistos de una esencia humanista como corresponde, que
truncan al hombre como ser social y no le fertilizan esa creatividad,
dinamismo y posición crítica
ante el mundo que le rodea y sobre el cual ha de actuar para
transformarlo y auto transformarse partiendo de premisas de
respeto a la
diversidad, y comprometido con su naturaleza
humana y con el devenir histórico.
¿ Ha de ser la educación
academicista, bancaria; o debe esta pulsar más allá
en el ser humano para su proyección como sujeto
bio-psicosocial ético que actúe e influya en
los demás desde una óptica
actitudinal y conductual favorable para la realización de
los más altos fines humanos: el hombre en una
dimensión superior?
El presente artículo aborda en primer
término el tema de lo axiológico en la
pedagogía cubana, o sea, cómo la ciencia
encargada -por excelencia- de la educación del hombre, de
su formación, asume postulados axiológicos como
pilares insoslayables que la convierten en instrumento poderoso
de incidencia para responder a los planteamientos anteriores y
refrendar los objetivos mayores de la existencia del hombre como
escalón superior de la evolución. Como entidad
ética,
el hombre trasciende la intuición, el hábito
primitivo, el mero conocimiento
plano y la actuación ante, entre y para los demás
desprovista de reflexión y contenido actitudinal, para ser
sujeto moral, sujeto
con criterio del bien y del mal.
Por otro lado, el autor presenta sus valoraciones sobre
la educación como macro valor, apoyado, al igual
que en el punto precedente, en criterios de especialistas y los
suyos propios. Esta concepción parte de los fines de la
educación por y para el hombre, y cómo esta ha de
llevarlo a su realización como sujeto social, a la
asunción de conductas transformadoras y edificantes en
beneficio de la sociedad, que reflejan la asimilación de
valores enseñados y aprendidos en el proceso
pedagógico.
DESARROLLO
1. Lo
axiológico en la pedagogía cubana.
A lo largo de los años se ha buscado definir
desde posiciones filosóficas -óptica esencial para
una aproximación al tema- cuáles son los fines,
fundamentos y aspiraciones de la educación como motor impulsor de
la sociedad y producto de esta misma. Es una fórmula
bilateral al ser diseñada por el hombre y para el hombre.
La educación es la vía para la formación
paulatina de las nuevas generaciones para su auto
transformación y la transformación de la
sociedad.
Desde este ángulo, se han abordado cuáles
son los problemas
fundamentales de la misma:
– El hombre como ser educable.
– El problema de los
valores.
– El problema de los fines de la
educación.
En cuanto a estos elementos, se asume que el hombre es
educable. No se renuncia al hecho de que es posible transformarlo
y transformar el mundo. Los valores son parte esencial del ser
humano, si estos son perfeccionables, es porque el hombre lo es y
viceversa. Por ello, han de conocerse cuáles son los
valores e ideales a seguir en el plano educativo, y cómo
quedan plasmados en los fines de la
educación.
Desde esta proyección en la cual se enfatizan los
valores, la pedagogía cubana ha sido rica y
explícita. El pensamiento
cubano en el siglo XIX postulaba ya en sus más conocidos
representantes (José A. Caballero, Varela, Luz y Caballero,
Martí),
la búsqueda de soluciones a
la transmisión y apropiación por el individuo de
un sistema de
valores que debía constituir el objetivo cimero de la
educación: "La axiología educativa incide en esto:
concepto de
educación, funciones y
valores de la educación, autorreflexión sobre
valores educativos a fin de resolver los problemas del mundo y de
la vida" (López Hurtado et al, 2000). José A.
Caballero es considerado como "…un impulsor de la necesidad
de la formación ética de los alumnos"
(Chávez Rodríguez, 2002); Varela hablaba de
"…la formación integral del hombre, pero centrado en
los valores éticos (…) coloca en el punto de mira de su
actividad la formación de los valores
morales (…) había que desarrollar los
sentimientos, las convicciones y los valores, porque sin ellos no
habría libertad ni
independencia" (ob.cit). Luz y Caballero enfatizó en
la necesidad de desarrollar cualidades positivas de la
personalidad, puso énfasis en la relación
educación-moralidad, y
consideraba la educación moral como el principio rector
que debe primar en la escuela cubana.
Martí
es figura cumbre de toda la concepción axiológica
cubana en la proyección de todo un pensamiento no solo en
lo pedagógico. Martí es lo ético en
toda su dimensión, él ve en la educación un
valor
político: "Es a través de ella que se
prepararán los pueblos latinoamericanos para ejercer un
gobierno
inteligente sobre sus destinos, alcanzar la prosperidad y la
independencia" (Chávez Rodríguez, 2002) y habla
de una educación que propicie "…la formación
de un hombre nuevo
(…) con cualidades morales elevadas" (ob.cit). Las
implicaciones éticas y la visión preclara de la
doctrina del maestro son apreciables en esta frase, en la que se
manifiesta el hilo conductor de toda la obra martiana y su
preocupación por el hombre que habría de
formarse.
En el siglo XX se mantienen las posiciones
axiológicas de los mejores representantes de la
pedagogía cubana (Guerra,
Vitier, etc.). Se realizan "…reflexiones serias sobre los
conceptos independencia y patriotismo y se discute
cómo contribuir desde las aulas a darle un verdadero
sentido a estos valores, como ideales rectores de la
sociedad" (López Hurtado et al, 2000). Guerra (1917)
aseveraba que "Los fines de la educación dependen del
fin de la sociedad" y Aguayo (1919) decía que "La
educación consiste en transformar los intereses del
niño en valores…". En particular, Vitier (1952)
planteaba en esos momentos que hay un humanismo
ético de contenido axiológico-espiritual, poniendo
énfasis en el hombre y su esencia, en los fines de la
sociedad para con ése hombre.
El triunfo de la Revolución
cubana representa un salto cualitativo y cuantitativo en
todos los aspectos. Las concepciones pedagógicas de
avanzada encuentran un caldo de cultivo favorable para su
concreción en un contexto social ahora propicio para su
implementación. Documentos
normativos de las etapas iniciales del triunfo revolucionario
reflejan la alta preocupación por una pedagogía
destinada a aplicar lo mejor de sus concepciones y transformar la
vida y la sociedad. Se plantea que había que dirigir la
educación al desarrollo de
la personalidad
del individuo, y desarrollar, entre otras, la esfera
moral.
Todos los elementos considerados hasta aquí
demuestran el profundo sentido axiológico y ético
de los pensadores e intelectuales
cubanos, todos preocupados por el desarrollo del hombre, por su
formación en valores. Tal herencia se
resume en los temas declarados por la pedagogía cubana
como esenciales:
– El modelo de
hombre.
– Los valores fundamentales a formar por la escuela
cubana.
A ello se agregan los paradigmas de
la educación que gravitan alrededor de:
– Ciencia y humanismo integrados en una escuela
científica, democrática, moderna, humanista y
formadora de valores.
Se ha dicho así mismo que una tarea básica
de la pedagogía cubana actual lo constituye la
formación de una escala de valores
en los alumnos, ajustada a las exigencias de nuestro modelo
social.
Las líneas de la pedagogía cubana
(Sánchez Collazo y Sánchez-Toledo, 2002) ratifican
los principios sobre
los que esta ha evolucionado, guiada por el ideario
pedagógico martiano, que como se ha planteado es un pilar
de contenido axiológico por excelencia materializado en
estas directrices en las que se mueve nuestra pedagogía
hoy. El autor de este trabajo toma
las líneas de las autoras, pero realiza su propio análisis a continuación, a partir de
sus criterios y su visión de las mismas en el contexto que
maneja:
– Es una pedagogía revolucionaria. No
sólo se nutre de lo más positivo de sus
raíces epistemológicas y proyección social,
asumiendo los criterios con un carácter dialéctico y revolucionador
de todo lo aportado por el pensamiento cubano en este sentido,
sino que además avanza dentro de un macro proceso de
revolución
donde nos atrevemos a hablar de una pedagogía
libre. Libre porque está insertada dentro de un
contexto facilitador de su desarrollo, sin trabas en el orden
social: la revolución es integral y abarcadora, y la
pedagogía no escapa a esto, ni se enajena, ni es
abstracta. Libre porque conoce sus necesidades y puede concretar
soluciones en un marco transformador por esencia. Sin una
revolución a escala social no es posible hablar de
revolución a escalas particulares. Nuestra
pedagogía tiene esta posibilidad.
– Es una pedagogía humanista. Busca la
realización del hombre como ente social transformador de
lo que le rodea, y a su vez se auto transforma. Busca satisfacer
las aspiraciones genuinas del ser humano, lo ve como eje en los
cambios y los objetivos, y trasciende cualquier concepción
cerrada de una educación que se quede en planos
despersonalizados. Es humanista porque es el hombre su centro, y
hacia él va dirigida.
– Vincula la teoría
y la práctica, contextualizadas en el principio
martiano estudio-trabajo. Esta posición se basa en la
concepción leninista del criterio de la verdad, pero
consideramos también los preceptos de José de la
Luz en los que plantea que hay que empezar por lo concreto para
elevarse a lo abstracto, la practica antes de la teoría
para que sea secundada después por la teoría. O
sea, una teoría que se nutre de la práctica, y una
práctica que es erigida a partir de concepciones
teóricas sólidas.
– Ve la educación como fenómeno
multilateral de influencia educativa social sobre el
individuo. O sea, el hombre está en el centro de las
influencias de toda la sociedad. No se educa al hombre desde un
contexto aislado particular, sino en el conjunto de las
relaciones sociales que este establece y como sujeto de
influencias variadas, con sus particularidades y contribuciones
como individuo.
Esta pedagogía se materializa en el contexto de
la sociedad y de la escuela en especial, donde las concepciones
axiológicas que se tienen son concretadas. En este sentido
García Ramis (2002) define las funciones sociales de la
escuela, entre otras: "La educación ha de contribuir a
la formación de un hombre identificado con su nacionalidad,
profunda y sólida formación humanista que responda
a los valores más positivos de su época y coadyuve
a transformar y trascender los negativos (…), contribuir
a formar un ciudadano con valores definidos…". Esta
valoración explicita el aspecto axiológico que
nutre la pedagogía cubana. Como pedagogía humanista
comprometida con el hombre, se acentúa lo valoral, la
incidencia sobre las formas de expresarse y de actuar del hombre,
pilares vitales para mejorar el mundo en que vive. Sobre esto,
Rojas Arce et al (2002) declaran que "En esta tendencia
humanista de la educación (…) es donde se promueve la
aplicación o integración del enfoque axiológico,
en lo que se ha identificado mundialmente como educación
en valores…". Con este objetivo se
han elaborado los programas
publicados por el MINED para la formación en particular de
maestros, mostrando su preocupación porque la
educación cultive en los hombres conductas
adecuadas.
Se puede resumir que no quedan dudas del carácter
axiológico de la pedagogía cubana, dado en su
decursar como ciencia, y afianzado en la práctica
contemporánea sobre los fundamentos trazados. La
pedagogía cubana es esencialmente axiológica,
portadora de los medios y los
recursos para
formar un hombre que sea ético, que responda al contexto
en que vive y lo transforme en beneficio comunitario,
materializando su condición humana y auto
transformándose.
2. La
educación como macro valor.
Tomando como referente lo planteado en el acápite
anterior, pretendemos demostrar que la educación puede ser
vista como un macro valor.
Partimos de que valor es, según lo
definen:
– "Significación socialmente positiva de los
objetos y fenómenos en la práctica social".
(Fabelo Corzo, 1996)
– "Función esencialmente
práctico-reguladora y orientadora de la acción
humana". (Rodríguez Ugido, 1985)
– "Principios o fines que guían nuestro
comportamiento
individual, grupal, social". (Arés Muzio,
1998)
La educación es un fenómeno, es una
concepción y es un resultado de la práctica de los
hombres, quienes la conciben y la implementan, con una función en
la sociedad muy bien determinada dirigida a la formación
de esos propios hombres, y con una altísima
significación social para el progreso y funcionamiento
adecuado de la sociedad. Tiene finalidad reguladora y orientadora
de la acción humana, por cuanto a través de ella se
busca preparar y formar al hombre y darle pautas de
actuación que él asumirá o no. La
educación, a su vez, abarca a los individuos, los grupos y la
sociedad y desde sus postulados se vuelve significativa en sus
esencias como principio, como fin.
Para buscar una definición más abarcadora
de los elementos que se aprecian en disímiles conceptos
aportados, así como para una contextualización y
operacionalización de la misma, el autor de este trabajo
se sintió en la necesidad de contribuir su propio concepto
de valor como: "Atributos reguladores de la
actuación humana, resultado de la interacción del hombre en sociedad a
través de la
comunicación y la actividad; objetiva, social e
históricamente situados y subjetivamente matizados
prioritariamente en su individualidad".
La educación es un regulador de la conducta, se da
en un proceso de intercambio dentro de una actividad determinada,
en este caso el proceso pedagógico, donde hay comunicación y el individuo asume, a partir
de la socialización, determinados valores,
determinadas conductas con respecto a su actividad, a su objeto,
que es la realidad en la que se mueve, jerarquizando valores,
transformando esa realidad y auto
transformándose.
Se considera que desde lo humanista a la
educación se le confiere valor primordial como principio y
fin de todo lo humano y que esta debe fortalecer la continuidad
de la cultura
nacional, además de contribuir a formar un ciudadano con
valores definidos. Se vincula su influencia a valores tales como
la solidaridad, la
justicia
social, los entendimientos humanos (Rojas Arce, 2002), así
como los de cultura, nación,
raza (López Hurtado et al, 2000), y se declara toda una
multiplicidad de valores como libertad, laboriosidad,
solidaridad, derechos, soberanía, independencia,
dignidad,
patriotismo, identidad,
etc. (Casares García, 1995). A partir de estos criterios,
se puede sustentar la educación como un valor.
Además de toda esta gama de valores que se
asocian a la educación, se han manejado tanto
internacional como nacionalmente los siguientes: (Casares
García, 1995)
Valores morales: bondad, caridad, castidad,
constancia, sentido del deber, dignidad, diligencia, disciplina,
ecuanimidad, totalidad, esfuerzo, ética, lealtad, la
fuerza de
espíritu, generosidad, honestidad,
humildad, imparcialidad, integridad, justicia, diligencia,
libertad, magnanimidad, templanza, moralidad, nobleza, paciencia,
cautela, pureza, verticalidad, responsabilidad, modestia, sinceridad, tenacidad,
veracidad, virtud, voluntad.
Valores sociales: bondad, sociabilidad, ayuda,
asociación, bien común, caballerosidad, ciudadanía, patriotismo,
colaboración, compañerismo, comunión,
confianza, acuerdo, convivencia, cortesía, deferencia,
delicadeza, derechos, diálogo y
escucha, etnias, cortesía, hospitalidad, leyes, los
modales, el multiculturalismo, nacionalidad,
política,
respeto, tolerancia,
urbanidad, solidaridad, etc.
Fidel Castro habla de los valores forjados por la
Revolución, por ejemplo, solidaridad, fraternidad,
equidad,
dignidad nacional, el sentido de pertenencia, identidad, patria,
humanismo.
Otros dos pedagogos cubanos, Emilio Ortiz y María
de los Ángeles
Mariño (1995), proponen un sistema de valores a ser
formado. Ellos se refieren a éstos como:
- Valores Humanos Generales: colectivismo,
perseverancia, honestidad,
verticalidad, dignidad, austeridad, solidaridad,
disciplina, diligencia, patriotismo, modestia, independencia,
autodominio, delicadeza, entusiasmo, activismo.
- Valores Profesionales, vistos en el cultivo de
características específicas como: ser
comunicativo, creativo, amar la profesión y a los
alumnos, ser atento, sagaz, estudioso y motivado hacia la
investigación, inconforme, optimista,
activo, organizado, etc.
Desde estos puntos de vista, se puede entonces incluir
la educación como un macro valor que contiene los otros,
ya que es el proceso que permite con rigor científico
trabajar hacia la consecución de los mismos. Se ha dicho
aquí que esta tiene como fin el de la formación
integral del hombre. Varela, Luz, Martí, veían la
educación como el motor impulsor del progreso social y a
sí misma como un fenómeno social
integral.
Blanco Pérez (2002) dice que el objetivo
general de la educación es la "…apropiación
por el sujeto de los contenidos sociales validos y su
objetivación, expresados en formas de conductas
aceptables para la sociedad", por tanto, es en la
educación (vista tanto en su sentido amplio como
estrecho) *(*) donde se concreta el ideal de
formación y auto transformación del hombre en
todos los aspectos. Tiene la educación una
altísima y positiva significación social
que la sitúa como un valor inestimable en el proyecto social
cubano dada su función y fin.
El presente artículo ha tratado de demostrar
dos puntos fundamentales. En primer lugar, la proyección
axiológica de la pedagogía cubana, no solo desde
el triunfo de la Revolución sino desde las primera
manifestaciones sistematizadas de esta como ciencia.
La Revolución cubana ha sido capaz de asimilar
y materializar las más caras y mejores aspiraciones de
los pensadores cubanos, cristalizando estas en una
pedagogía que se nutre de lo universal, lo
latinoamericano, lo propio y se dirige al hombre como centro de
su proceso, asumiendo un paradigma
dialéctico que le permite transformar ese hombre, que
este transforme el mundo en el que se mueve y se auto
transforme, desde posiciones éticas.
En segundo lugar, y como resultante lógica de los análisis en el
acápite anterior, se presenta la concepción de la
educación como macro valor. Dada su función y su
fin, es posible plantear que esta lo es, no solo por su esencia
conceptual sino por ser instrumento pujante de
transformación y auto transformación del ser
humano en un contexto social propiciador.
Los criterios que se manejan por el autor distan mucho
de ser conclusivos o dogmáticos. Se busca el debate y el
intercambio teóricos para enriquecer las nociones y
valoraciones realizadas.
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Autor:
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Prof. Auxiliar
Lic. en Educación. Especialidad: Inglés.
Master en Ciencias Pedagógicas.
Profesor Auxiliar del Instituto Superior
Pedagógico de Holguín. Cuba.
INSTITUTO SUPERIOR PEDAGÓGICO
JOSÉ DE LA LUZ Y CABALLERO
HOLGUÍN – CUBA
2004