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Lo axiológico en la pedagogía cubana. La educación como macro valor




Enviado por miguelo



    1. Resumen
    2. Lo axiológico en la
      pedagogía cubana
    3. La educación como macro
      valor
    4. Conclusiones
    5. Bibliografía

    Resumen:

    El presente artículo pretende abordar en primer
    término el tema de lo axiológico en la
    pedagogía cubana
    , o sea, cómo la ciencia
    encargada -por excelencia- de la educación del
    hombre, de su
    formación, asume postulados axiológicos como
    pilares insoslayables que la convierten en instrumento poderoso
    de incidencia para responder a los planteamientos anteriores y
    refrendar los objetivos
    mayores de la existencia del hombre como escalón superior
    de la evolución. Por otro lado, el autor presenta
    sus valoraciones sobre la educación como macro
    valor
    , apoyado, al igual que en el punto precedente, en
    criterios de especialistas y los suyos propios. Esta
    concepción parte de los fines y el sino de la
    educación por y para el hombre, y
    cómo esta ha de llevarlo a su realización como
    sujeto social, a la asunción de conductas transformadoras
    y edificantes en beneficio de la sociedad, que
    reflejan la asimilación de valores
    enseñados y aprendidos en el proceso
    pedagógico.

    Abstract:

    The present article approaches in the first place the
    topic of the axiological foundation of the Cuban pedagogy, that
    is to say, how the science in charge -par excellence- of man's
    education, of his formation, assumes axiological principles that
    turn it into a powerful instrument of incidence to respond to the
    previous positions and to ratify the ultimate goals of man's
    existence. On the other hand, the author presents his valuations
    on education as a macro value, supported as in the previous point
    on criteria given by specialists, as well as his own. This
    conception takes into account the ends and goals of education for
    and by man, and how it should lead him to his accomplishment as a
    social being , to the assumption of adequate behaviors for the
    benefit of society, what will reflect the assimilation of values
    learned in the teaching-learning process.

    INTRODUCCIÓN

    La educación, en tanto producto de la
    sociedad cambiante e histórico-culturalmente situada y
    dirigida al hombre como ser social, erige ante sí retos
    sobre cómo prepararlo para la vida y cómo
    permitirle enfrentar los desafíos postmodernos en su
    integralidad. No es posible hoy, en este contexto abocado a
    crisis,
    hegemonía, neofascismo y neoliberalismo, transmitir conocimientos
    esquemáticos, descontextualizados, mecánicos,
    desprovistos de una esencia humanista como corresponde, que
    truncan al hombre como ser social y no le fertilizan esa creatividad,
    dinamismo y posición crítica
    ante el mundo que le rodea y sobre el cual ha de actuar para
    transformarlo y auto transformarse partiendo de premisas de
    respeto a la
    diversidad, y comprometido con su naturaleza
    humana y con el devenir histórico.

    ¿ Ha de ser la educación
    academicista, bancaria; o debe esta pulsar más allá
    en el ser humano para su proyección como sujeto
    bio-psicosocial ético que actúe e influya en
    los demás desde una óptica
    actitudinal y conductual favorable para la realización de
    los más altos fines humanos: el hombre en una
    dimensión superior?

    El presente artículo aborda en primer
    término el tema de lo axiológico en la
    pedagogía cubana
    , o sea, cómo la ciencia
    encargada -por excelencia- de la educación del hombre, de
    su formación, asume postulados axiológicos como
    pilares insoslayables que la convierten en instrumento poderoso
    de incidencia para responder a los planteamientos anteriores y
    refrendar los objetivos mayores de la existencia del hombre como
    escalón superior de la evolución. Como entidad
    ética,
    el hombre trasciende la intuición, el hábito
    primitivo, el mero conocimiento
    plano y la actuación ante, entre y para los demás
    desprovista de reflexión y contenido actitudinal, para ser
    sujeto moral, sujeto
    con criterio del bien y del mal.

    Por otro lado, el autor presenta sus valoraciones sobre
    la educación como macro valor, apoyado, al igual
    que en el punto precedente, en criterios de especialistas y los
    suyos propios. Esta concepción parte de los fines de la
    educación por y para el hombre, y cómo esta ha de
    llevarlo a su realización como sujeto social, a la
    asunción de conductas transformadoras y edificantes en
    beneficio de la sociedad, que reflejan la asimilación de
    valores enseñados y aprendidos en el proceso
    pedagógico.

    DESARROLLO

    1. Lo
    axiológico en la pedagogía cubana.

    A lo largo de los años se ha buscado definir
    desde posiciones filosóficas -óptica esencial para
    una aproximación al tema- cuáles son los fines,
    fundamentos y aspiraciones de la educación como motor impulsor de
    la sociedad y producto de esta misma. Es una fórmula
    bilateral al ser diseñada por el hombre y para el hombre.
    La educación es la vía para la formación
    paulatina de las nuevas generaciones para su auto
    transformación y la transformación de la
    sociedad.

    Desde este ángulo, se han abordado cuáles
    son los problemas
    fundamentales de la misma:

    – El hombre como ser educable.

    – El problema de los
    valores.

    – El problema de los fines de la
    educación.

    En cuanto a estos elementos, se asume que el hombre es
    educable. No se renuncia al hecho de que es posible transformarlo
    y transformar el mundo. Los valores son parte esencial del ser
    humano, si estos son perfeccionables, es porque el hombre lo es y
    viceversa. Por ello, han de conocerse cuáles son los
    valores e ideales a seguir en el plano educativo, y cómo
    quedan plasmados en los fines de la
    educación.

    Desde esta proyección en la cual se enfatizan los
    valores, la pedagogía cubana ha sido rica y
    explícita. El pensamiento
    cubano en el siglo XIX postulaba ya en sus más conocidos
    representantes (José A. Caballero, Varela, Luz y Caballero,
    Martí),
    la búsqueda de soluciones a
    la transmisión y apropiación por el individuo de
    un sistema de
    valores que debía constituir el objetivo cimero de la
    educación: "La axiología educativa incide en esto:
    concepto de
    educación, funciones y
    valores de la educación, autorreflexión sobre
    valores educativos a fin de resolver los problemas del mundo y de
    la vida"
    (López Hurtado et al, 2000). José A.
    Caballero es considerado como "…un impulsor de la necesidad
    de la formación ética de los alumnos
    "
    (Chávez Rodríguez, 2002); Varela hablaba de
    "…la formación integral del hombre, pero centrado en
    los valores éticos (…) coloca en el punto de mira de su
    actividad la formación de los valores
    morales (
    ) había que desarrollar los
    sentimientos, las convicciones y los valores, porque sin ellos no
    habría libertad ni
    independencia
    " (ob.cit). Luz y Caballero enfatizó en
    la necesidad de desarrollar cualidades positivas de la
    personalidad, puso énfasis en la relación
    educación-moralidad, y
    consideraba la educación moral como el principio rector
    que debe primar en la escuela cubana.
    Martí
    es figura cumbre de toda la concepción axiológica
    cubana en la proyección de todo un pensamiento no solo en
    lo pedagógico. Martí es lo ético en
    toda su dimensión, él ve en la educación un
    valor
    político: "Es a través de ella que se
    prepararán los pueblos latinoamericanos para ejercer un
    gobierno
    inteligente sobre sus destinos, alcanzar la prosperidad y la
    independencia
    " (Chávez Rodríguez, 2002) y habla
    de una educación que propicie "…la formación
    de un hombre nuevo
    (…) con cualidades morales elevadas
    " (ob.cit). Las
    implicaciones éticas y la visión preclara de la
    doctrina del maestro son apreciables en esta frase, en la que se
    manifiesta el hilo conductor de toda la obra martiana y su
    preocupación por el hombre que habría de
    formarse.

    En el siglo XX se mantienen las posiciones
    axiológicas de los mejores representantes de la
    pedagogía cubana (Guerra,
    Vitier, etc.). Se realizan "…reflexiones serias sobre los
    conceptos independencia y patriotismo y se discute
    cómo contribuir desde las aulas a darle un verdadero
    sentido a estos valores, como ideales rectores de la
    sociedad
    " (López Hurtado et al, 2000). Guerra (1917)
    aseveraba que "Los fines de la educación dependen del
    fin de la sociedad
    " y Aguayo (1919) decía que "La
    educación consiste en transformar los intereses del
    niño en valores
    …". En particular, Vitier (1952)
    planteaba en esos momentos que hay un humanismo
    ético de contenido axiológico-espiritual, poniendo
    énfasis en el hombre y su esencia, en los fines de la
    sociedad para con ése hombre.

    El triunfo de la Revolución
    cubana representa un salto cualitativo y cuantitativo en
    todos los aspectos. Las concepciones pedagógicas de
    avanzada encuentran un caldo de cultivo favorable para su
    concreción en un contexto social ahora propicio para su
    implementación. Documentos
    normativos de las etapas iniciales del triunfo revolucionario
    reflejan la alta preocupación por una pedagogía
    destinada a aplicar lo mejor de sus concepciones y transformar la
    vida y la sociedad. Se plantea que había que dirigir la
    educación al desarrollo de
    la personalidad
    del individuo, y desarrollar, entre otras, la esfera
    moral.

    Todos los elementos considerados hasta aquí
    demuestran el profundo sentido axiológico y ético
    de los pensadores e intelectuales
    cubanos, todos preocupados por el desarrollo del hombre, por su
    formación en valores. Tal herencia se
    resume en los temas declarados por la pedagogía cubana
    como esenciales:

    – El modelo de
    hombre.

    – Los valores fundamentales a formar por la escuela
    cubana.

    A ello se agregan los paradigmas de
    la educación que gravitan alrededor de:

    – Ciencia y humanismo integrados en una escuela
    científica, democrática, moderna, humanista y
    formadora de valores.

    Se ha dicho así mismo que una tarea básica
    de la pedagogía cubana actual lo constituye la
    formación de una escala de valores
    en los alumnos, ajustada a las exigencias de nuestro modelo
    social.

    Las líneas de la pedagogía cubana
    (Sánchez Collazo y Sánchez-Toledo, 2002) ratifican
    los principios sobre
    los que esta ha evolucionado, guiada por el ideario
    pedagógico martiano, que como se ha planteado es un pilar
    de contenido axiológico por excelencia materializado en
    estas directrices en las que se mueve nuestra pedagogía
    hoy. El autor de este trabajo toma
    las líneas de las autoras, pero realiza su propio análisis a continuación, a partir de
    sus criterios y su visión de las mismas en el contexto que
    maneja:

    – Es una pedagogía revolucionaria. No
    sólo se nutre de lo más positivo de sus
    raíces epistemológicas y proyección social,
    asumiendo los criterios con un carácter dialéctico y revolucionador
    de todo lo aportado por el pensamiento cubano en este sentido,
    sino que además avanza dentro de un macro proceso de
    revolución
    donde nos atrevemos a hablar de una pedagogía
    libre. Libre porque está insertada dentro de un
    contexto facilitador de su desarrollo, sin trabas en el orden
    social: la revolución es integral y abarcadora, y la
    pedagogía no escapa a esto, ni se enajena, ni es
    abstracta. Libre porque conoce sus necesidades y puede concretar
    soluciones en un marco transformador por esencia. Sin una
    revolución a escala social no es posible hablar de
    revolución a escalas particulares. Nuestra
    pedagogía tiene esta posibilidad.

    – Es una pedagogía humanista. Busca la
    realización del hombre como ente social transformador de
    lo que le rodea, y a su vez se auto transforma. Busca satisfacer
    las aspiraciones genuinas del ser humano, lo ve como eje en los
    cambios y los objetivos, y trasciende cualquier concepción
    cerrada de una educación que se quede en planos
    despersonalizados. Es humanista porque es el hombre su centro, y
    hacia él va dirigida.

    – Vincula la teoría
    y la práctica, contextualizadas en el principio
    martiano estudio-trabajo. Esta posición se basa en la
    concepción leninista del criterio de la verdad, pero
    consideramos también los preceptos de José de la
    Luz en los que plantea que hay que empezar por lo concreto para
    elevarse a lo abstracto, la practica antes de la teoría
    para que sea secundada después por la teoría. O
    sea, una teoría que se nutre de la práctica, y una
    práctica que es erigida a partir de concepciones
    teóricas sólidas.

    – Ve la educación como fenómeno
    multilateral de influencia educativa social sobre el
    individuo. O sea, el hombre está en el centro de las
    influencias de toda la sociedad. No se educa al hombre desde un
    contexto aislado particular, sino en el conjunto de las
    relaciones sociales que este establece y como sujeto de
    influencias variadas, con sus particularidades y contribuciones
    como individuo.

    Esta pedagogía se materializa en el contexto de
    la sociedad y de la escuela en especial, donde las concepciones
    axiológicas que se tienen son concretadas. En este sentido
    García Ramis (2002) define las funciones sociales de la
    escuela, entre otras: "La educación ha de contribuir a
    la formación de un hombre identificado con su nacionalidad,
    profunda y sólida formación humanista que responda
    a los valores más positivos de su época y coadyuve
    a transformar y trascender los negativos
    (…), contribuir
    a formar un ciudadano con valores definidos
    …". Esta
    valoración explicita el aspecto axiológico que
    nutre la pedagogía cubana. Como pedagogía humanista
    comprometida con el hombre, se acentúa lo valoral, la
    incidencia sobre las formas de expresarse y de actuar del hombre,
    pilares vitales para mejorar el mundo en que vive. Sobre esto,
    Rojas Arce et al (2002) declaran que "En esta tendencia
    humanista de la educación (…) es donde se promueve la
    aplicación o integración del enfoque axiológico,
    en lo que se ha identificado mundialmente como educación
    en valores
    …". Con este objetivo se
    han elaborado los programas
    publicados por el MINED para la formación en particular de
    maestros, mostrando su preocupación porque la
    educación cultive en los hombres conductas
    adecuadas.

    Se puede resumir que no quedan dudas del carácter
    axiológico de la pedagogía cubana, dado en su
    decursar como ciencia, y afianzado en la práctica
    contemporánea sobre los fundamentos trazados. La
    pedagogía cubana es esencialmente axiológica,
    portadora de los medios y los
    recursos para
    formar un hombre que sea ético, que responda al contexto
    en que vive y lo transforme en beneficio comunitario,
    materializando su condición humana y auto
    transformándose.

    2. La
    educación como macro valor.

    Tomando como referente lo planteado en el acápite
    anterior, pretendemos demostrar que la educación puede ser
    vista como un macro valor.

    Partimos de que valor es, según lo
    definen:

    – "Significación socialmente positiva de los
    objetos y fenómenos en la práctica social
    ".
    (Fabelo Corzo, 1996)

    – "Función esencialmente
    práctico-reguladora y orientadora de la acción
    humana
    ". (Rodríguez Ugido, 1985)

    – "Principios o fines que guían nuestro
    comportamiento
    individual, grupal, social
    ". (Arés Muzio,
    1998)

    La educación es un fenómeno, es una
    concepción y es un resultado de la práctica de los
    hombres, quienes la conciben y la implementan, con una función en
    la sociedad muy bien determinada dirigida a la formación
    de esos propios hombres, y con una altísima
    significación social para el progreso y funcionamiento
    adecuado de la sociedad. Tiene finalidad reguladora y orientadora
    de la acción humana, por cuanto a través de ella se
    busca preparar y formar al hombre y darle pautas de
    actuación que él asumirá o no. La
    educación, a su vez, abarca a los individuos, los grupos y la
    sociedad y desde sus postulados se vuelve significativa en sus
    esencias como principio, como fin.

    Para buscar una definición más abarcadora
    de los elementos que se aprecian en disímiles conceptos
    aportados, así como para una contextualización y
    operacionalización de la misma, el autor de este trabajo
    se sintió en la necesidad de contribuir su propio concepto
    de valor como: "Atributos reguladores de la
    actuación humana, resultado de la interacción del hombre en sociedad a
    través de la
    comunicación y la actividad; objetiva, social e
    históricamente situados y subjetivamente matizados
    prioritariamente en su individualidad
    ".

    La educación es un regulador de la conducta, se da
    en un proceso de intercambio dentro de una actividad determinada,
    en este caso el proceso pedagógico, donde hay comunicación y el individuo asume, a partir
    de la socialización, determinados valores,
    determinadas conductas con respecto a su actividad, a su objeto,
    que es la realidad en la que se mueve, jerarquizando valores,
    transformando esa realidad y auto
    transformándose.

    Se considera que desde lo humanista a la
    educación se le confiere valor primordial como principio y
    fin de todo lo humano y que esta debe fortalecer la continuidad
    de la cultura
    nacional, además de contribuir a formar un ciudadano con
    valores definidos. Se vincula su influencia a valores tales como
    la solidaridad, la
    justicia
    social, los entendimientos humanos (Rojas Arce, 2002), así
    como los de cultura, nación,
    raza (López Hurtado et al, 2000), y se declara toda una
    multiplicidad de valores como libertad, laboriosidad,
    solidaridad, derechos, soberanía, independencia,
    dignidad,
    patriotismo, identidad,
    etc. (Casares García, 1995). A partir de estos criterios,
    se puede sustentar la educación como un valor.

    Además de toda esta gama de valores que se
    asocian a la educación, se han manejado tanto
    internacional como nacionalmente los siguientes: (Casares
    García, 1995)

    Valores morales: bondad, caridad, castidad,
    constancia, sentido del deber, dignidad, diligencia, disciplina,
    ecuanimidad, totalidad, esfuerzo, ética, lealtad, la
    fuerza de
    espíritu, generosidad, honestidad,
    humildad, imparcialidad, integridad, justicia, diligencia,
    libertad, magnanimidad, templanza, moralidad, nobleza, paciencia,
    cautela, pureza, verticalidad, responsabilidad, modestia, sinceridad, tenacidad,
    veracidad, virtud, voluntad.

    Valores sociales: bondad, sociabilidad, ayuda,
    asociación, bien común, caballerosidad, ciudadanía, patriotismo,
    colaboración, compañerismo, comunión,
    confianza, acuerdo, convivencia, cortesía, deferencia,
    delicadeza, derechos, diálogo y
    escucha, etnias, cortesía, hospitalidad, leyes, los
    modales, el multiculturalismo, nacionalidad,
    política,
    respeto, tolerancia,
    urbanidad, solidaridad, etc.

    Fidel Castro habla de los valores forjados por la
    Revolución, por ejemplo, solidaridad, fraternidad,
    equidad,
    dignidad nacional, el sentido de pertenencia, identidad, patria,
    humanismo.

    Otros dos pedagogos cubanos, Emilio Ortiz y María
    de los Ángeles
    Mariño (1995), proponen un sistema de valores a ser
    formado. Ellos se refieren a éstos como:

    • Valores Humanos Generales: colectivismo,
      perseverancia, honestidad,

    verticalidad, dignidad, austeridad, solidaridad,
    disciplina, diligencia, patriotismo, modestia, independencia,
    autodominio, delicadeza, entusiasmo, activismo.

    • Valores Profesionales, vistos en el cultivo de
      características específicas como: ser
      comunicativo, creativo, amar la profesión y a los
      alumnos, ser atento, sagaz, estudioso y motivado hacia la
      investigación, inconforme, optimista,
      activo, organizado, etc.

    Desde estos puntos de vista, se puede entonces incluir
    la educación como un macro valor que contiene los otros,
    ya que es el proceso que permite con rigor científico
    trabajar hacia la consecución de los mismos. Se ha dicho
    aquí que esta tiene como fin el de la formación
    integral del hombre. Varela, Luz, Martí, veían la
    educación como el motor impulsor del progreso social y a
    sí misma como un fenómeno social
    integral.

    Blanco Pérez (2002) dice que el objetivo
    general de la educación es la "…apropiación
    por el sujeto de los contenidos sociales validos y su
    objetivación, expresados en formas de conductas
    aceptables para la sociedad
    ", por tanto, es en la
    educación (vista tanto en su sentido amplio como
    estrecho) *(*) donde se concreta el ideal de
    formación y auto transformación del hombre en
    todos los aspectos. Tiene la educación una
    altísima y positiva significación social
    que la sitúa como un valor inestimable en el proyecto social
    cubano dada su función y fin.

    CONCLUSIONES

    El presente artículo ha tratado de demostrar
    dos puntos fundamentales. En primer lugar, la proyección
    axiológica de la pedagogía cubana, no solo desde
    el triunfo de la Revolución sino desde las primera
    manifestaciones sistematizadas de esta como ciencia.

    La Revolución cubana ha sido capaz de asimilar
    y materializar las más caras y mejores aspiraciones de
    los pensadores cubanos, cristalizando estas en una
    pedagogía que se nutre de lo universal, lo
    latinoamericano, lo propio y se dirige al hombre como centro de
    su proceso, asumiendo un paradigma
    dialéctico que le permite transformar ese hombre, que
    este transforme el mundo en el que se mueve y se auto
    transforme, desde posiciones éticas.

    En segundo lugar, y como resultante lógica de los análisis en el
    acápite anterior, se presenta la concepción de la
    educación como macro valor. Dada su función y su
    fin, es posible plantear que esta lo es, no solo por su esencia
    conceptual sino por ser instrumento pujante de
    transformación y auto transformación del ser
    humano en un contexto social propiciador.

    Los criterios que se manejan por el autor distan mucho
    de ser conclusivos o dogmáticos. Se busca el debate y el
    intercambio teóricos para enriquecer las nociones y
    valoraciones realizadas.

    Bibliografía

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    Autor:

    M.Sc. Miguel A. Olivé Iglesias

    Prof. Auxiliar

    Lic. en Educación. Especialidad: Inglés.

    Master en Ciencias Pedagógicas.

    Profesor Auxiliar del Instituto Superior
    Pedagógico de Holguín. Cuba.

    INSTITUTO SUPERIOR PEDAGÓGICO

    JOSÉ DE LA LUZ Y CABALLERO

    HOLGUÍN – CUBA

    2004

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