Giovanni Sartori
México, FCE, 2000. 224
pp
En esta interesante obra, Giovanni Sartori analiza en
tres apartados las formas democráticas de gobierno
dominantes, utilizando para ello, el método
comparativo.
En el primer capítulo o apartado, presenta los
sistemas
electorales no solo como aquellas estructuras que conforman el
sistema de
partidos en lo relativo a los cargos de representación
popular.
En el segundo apartado, se analizan las condiciones
que determinan la existencia de presidencialismo o
parlamentarismo en el gobierno de un país.
En el tercero, se ejemplifica un sistema de
presidencialismo alternante o intermitente convenientemente
para reparar las limitaciones de los sistemas presidenciales o
de los sistemas parlamentarios, en forma de nueva propuesta, en
la que la idea básica es tener un sistema parlamentario
motivado o castigado, respectivamente, por el desplazamiento
del presidente, o por el reemplazo de éste.
Asimismo, aborda el estudio de los sistemas
electorales a través de la división entre la
representación proporcional y de mayoría,
poniéndose el énfasis en la comparación de
sus ventajas y desventajas. Respecto a estos sistemas, los de
mayoría o mayoritarios son señalados como
promotores de la gobernabilidad, al contener y reducir la
fragmentación de los partidos.
En cuanto a los sistemas de representación
proporcional, se destaca la asignación equitativa de
escaños «en proporción» a los votos,
su mérito es la equidad en
la representación y para algunos ésta es una
ventaja decisiva. Respecto a este sistema, Sartori
señala que no es el idóneo, porque produce una
fragmentación excesiva de los partidos, y no responde al
requisito de gobernabilidad, necesario para un gobierno
efectivo.
El autor también hace una mención
especial al sistema de doble ronda electoral al considerar que
los sistemas electorales sólo dan una oportunidad; la
doble ronda, otorga dos oportunidades. Es decir: al votar una
sola vez, el elector ejerce su derecho con poco conocimiento, pero la segunda vez, vota
estratégicamente.
El resultado es que, si bien todo sistema electoral
que procure contener la proliferación de partidos debe
limitar de alguna manera las posibilidades de elección
de los votantes, la doble ronda afina y en cierto modo
transmuta esta limitación en una elección
inteligente, debido a la oportunidad que se les da de ejercer
una decisión razonada.
En la opinión del autor el «juego de
intercambios» es positivo. Sin embargo, considera, que es
posible que puede llegar con facilidad a intercambios
ilícitos como reparto del botín y todo tipo de
favores políticos, concluyendo que de elegir un sistema
electoral, considera mejor el de doble ronda en su amplia gama
de formulaciones
permisibles.
Si bien, los sistemas latinoamericanos tienen la
opción del semipresidencialismo de tipo francés y
el parlamentarismo normal, como opciones viables para sus
gobiernos, la recomendación que Sartori dirige a
México, es ir desconcentrando
paulatinamente el poder
mediante el modelo
propuesto, llevándose a cabo en el esquema de las
elecciones simultaneas, preferentemente mediante la doble ronda
electoral.
En cuanto al presidencialismo y el parlamentarismo, el autor
comenta que se trata de la división de los sistemas
políticos democráticos y para determinar la
funcionalidad de ambos señala los aspectos
básicos para su comparación:
- Un sistema
político es presidencial si el jefe de Estado, si
es electo popularmente, no puede ser despedido del cargo por
una votación del Parlamento o Congreso durante su
periodo preestablecido, y encabeza o dirige de alguna forma
el gobierno que designa. - Los sistemas parlamentarios, en cambio, no
permiten una separación del poder entre el Gobierno y
el Parlamento: su característica primordial es que el
poder
Ejecutivo-Legislativo se comparte. - El semipresidencialismo, por su parte se reputa
como tal, si reúne los siguientes
elementos:
- El jefe de Estado (el presidente) es elegido por
voto popular para un periodo determinado; - El jefe de Estado comparte el poder Ejecutivo con
un primer ministro,
Para los sistemas políticos democráticos
la conclusión de cuál es el mejor, el autor
determina que es la que funcione mejor en su aplicación
al caso. Esta conclusión que implica que no es dable
evadir el contexto.
Al presentarnos al Presidencialismo Alternativo
Sartori lo describe como la instrumentación de un sistema de dos
motores cuyas
maquinas se encienden en sucesión, de la siguiente
manera:
- En el primer sistema, el motor es
el presidente, en el segundo lo es el parlamento. Con
frecuencia el motor presidencial falla al bajar a las
instancias parlamentarias, en tanto que el parlamento no
tiene la potencia
suficiente en el ascenso, la función de gobernar. - En el caso del semipresidencialismo, se hace
mención a que se trata de un sistema con dos motores
que funcionan simultáneamente, pero la dificultad se
presente si empiezan a impulsar en direcciones opuestas y el
uno contra el otro. - En el sistema propuesto, los motores funcionan de
forma intermitente, y bajo la sugestión de un sistema
parlamentario motivado o castigado con su reemplazo en caso
de que funcione deficientemente, ya que en caso de que no
cumpla las condiciones predeterminadas, entonces se apaga el
"motor" parlamentario y se enciende el
presidencial.
Retomando el desarrollo
presentado en el primer apartado de su libro, el
autor afirma que existe la necesidad de las elecciones
sincrónicas, y un sistema bicameral semejante al de
Alemania,
con un órgano poderoso integrado por los ejecutivos de
los estados miembros, sin voz ni voto en la elección del
canciller, pero con un poder de veto absoluto solo en el caso
que afecten a las tierras del país.
En relación a de los partidos
políticos, señala que un partido demasiado
fuerte resulta en una hipertrofia colonizadora, por lo que es
importante que al interior sea manejada la disciplina
sea manejada firmeza y racionalidad, ya que, al establecerse
como obligatoria, se propicia la existencia de un partidos
sólidos, capaces de sancionar, lo que a la larga
redundaría en gobiernos más estables.
Bajo el señalamiento de que tanto el
constitucionalismo como la teoría de las constituciones han perdido
el rumbo, con la incorporación de nuevas constituciones
cada vez más voluminosas y llenas de trivialidades que
bien debieran encontrarse en la legislación secundaria,
Sartori advierte que se debe tener cuidado con las
constituciones en las que se plasman aspiraciones más
que estructuras, ya que la experiencia prevé resultados
desastrosos, con consecuencias incapacitantes para los
gobiernos.
De este modo, la ingeniería constitucional se perfila como
la adecuación del instrumento que pondría en
marcha los motores del presidencialismo alternativo, en el que
una declaración de derechos del ciudadano
estaría de más, puesto que, además de la
redundancia resultante de su enunciación, su
núcleo y parte más importante debe centrada en la
estructura
del poder.
POSTFACIO
Como agenda para la reforma constitucional en
México y a modo de actualización de su
interesante obra, Sartori adiciona un posfacio, referente a los
acontecimientos políticos que en el año 2000
cambiaron el rumbo del país, con el surgimiento de una
figura presidencial débil frente a un congreso
excesivamente fuerte y de oposición, lo que ha provocado
desajustes iniciales importantes, dando pie a situaciones
inéditas que han transformado nuestro ya tradicional
hiperpresidencialismo en un hipopresidencialismo.
Sin detenerse en ello el autor, recomienda considerar
como prioridades, las siguientes:
- Un nuevo sistema electoral.
- La abolición de la no reelección de los
miembros del Congreso. - Una definición clara de los poderes
constitucionales del presidente, que sustituya a los
anteriores poderes paraconstitucionales y de facto.
En cuanto las situaciones nuevas, desconocidas para la
presidencia imperial anterior al año 2000, el autor
señala que debe fortalecerse la presidencia
democrática, contando como instrumentos para contribuir
a superar las deficiencias estructurales del gobierno
presidencial, la modificación constitucional de los
siguientes aspectos:
- El derecho de iniciar leyes.
- El veto presidencial.
- El referéndum.
- Los bloqueos parlamentarios.
Sartori concluye señalando que aunque sus
sugerencias son tentativas, el tema es prioritario, por lo que
es menester construir la casa (la constitución), ya que los muebles y los
acabados tendrán que esperar a que esté
terminada.
LIC. BIELLA CASTELLANOS YANGULOVA
UNIVERSIDAD JUAREZ AUTONOMA DE TABASCO
DIVISION ACADEMICA DE CIENCIAS
SOCIALES Y HUMANIDADES
MAESTRIA EN DERECHO CIVIL
PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES DE DERECHO
CIVIL
Villahermosa, Tabasco a 15 de febrero de
2005.