Entendemos por Período Barroco
aquella época de la historia comprendida entre
aproximadamente 1600 y 1750, delimitación hecha por dos
hechos importantes concernientes a la música:
la primera ópera publicada (1600) y la muerte de
Johann Sebastian Bach (1750).
El aspecto artístico reflejó fielmente las
características sociales de la época. Algunos
aspectos detallados de las características en el
arte,
fueron:
· Abundancia (en cierto término exagerada) de
elementos decorativos.
· Explotación y agudización de los
contrastes.
· Imitación de la naturaleza.
· Propensión a lo trascendental, a lo solemne y a
lo magnífico.
Estas características fueron comunes a casi todas las
naciones, pero a pesar de ello, cada una de ellas
desarrolló su aspecto artístico dependiendo de su
estructura
social y su organización política y
religiosa, instituciones que ejercieron gran influencia en
el desarrollo
del arte.
Una característica importante fue que los detalles del
arte en el barroco no se aplicaron a la música. Se
buscó en un principio desechar las complicadas
líneas melódicas de la polifonía
renacentista para dar lugar a la homofonía (la
polifonía recuperará más tarde con Bach
todo el esplendor que la ha caracterizado), dando de
ésta manera más fortaleza y protagonismo al
texto, pues
la música giraba en torno a una
sola melodía bien formada y acompañada
por acordes, para que fuera "entendible" el texto. Esto debido
en gran parte a la corriente humanista.
Y a propósito del acompañamiento, se ideó
un sistema de
anotación conocido como el bajo continuo. Era una parte
para bajo, usualmente escrita para teclado
(dado que casi todo acompañamiento en la música
barroca era con órgano o clavecín), con unas
cifras que señalaban las armonías exigidas.
Otros hechos importantes del barroco musical fue el nacimiento
del género
operístico, la improvisación y las primeras
formas instrumentales.
FORMAS VOCALES
Recitativo:
Parte de la ópera donde el texto se
"canta" como si fuera recitado. En realidad no es una forma
vocal bien definida, pero cabe dentro de este análisis.
Aria:
Es una composición musical, o una
forma, para una sola voz y con un acompañamiento de uno
o varios instrumentos.
Cantata:
Parte de la ópera donde se alternan
el narrador y los diferentes personajes en una escena
lírica sin acción teatral.
Oratorio:
En realidad no es una forma vocal, sino
una composición de carácter religioso, también
denominado ópera religiosa, en la cual no hay parte
escénica, ni de actuación, vestuarios decorados,
etc.
Bel Canto:
Forma vocal caracterizada por libertades
interpretativas, donde el uso del rubato (elasticidad
rítmica) y la libre ornamentación la fue llevando
a absurdos excesos. Fue el origen más tarde de la
cadenza en el concierto para instrumento
solista.
FORMAS
INSTRUMENTALES
El Concerto Grosso:
Se
derivó de la escritura
para grupos. En esta
forma musical, uno o varios instrumentos se destacan
(concertino) en determinados pasajes, en contraste con la
generalmente reducida orquesta (tutti o ripieno). Sus primeros
representantes fueron los italianos Corelli y Geminiani.
Más tarde sería el maestro Vivaldi quien
llevaría el concerto grosso a su máxima
esplendor. A partir de él, esta forma tuvo por lo
general 3 movimientos (allegro-adagio-allegro), y se sentaron
las bases del virtuosismo de los solistas en el futuro.
La Suite:
Es un conjunto de danzas contrastantes y
en la misma tonalidad (generalmente), pero con diferente medida
y tiempo. Con
Bach y Haendel adquirió una estandarización con
cuatro danzas principales: allemande, courante, sarabande,
gigue, precedida por una introducción denominada preludio u
obertura.
1. Preludio: Introducción. A veces formado mediante la
improvisación sobre un tema rítmico o
melódico.
2. Allemande: Danza lenta
de ritmo binario, de carácter expresivo y
melódico.
3. Courante: De ritmo ternario, y carácter animado,
suele contrastar notablemente con la anterior.
4. Sarabande: Danza lenta, majestuosa e imponente. Un
componente infaltable de la suite barroca, con ritmo ternario,
con stress o
prolongación del segundo beat de cada compás.
Curiosamente, no tiene relación alguna con la
rápida danza con el mismo nombre, que las
postrimerías del siglo XVI fuera prohibida por Felipe II
de España
por su carácter lascivo.
Si bien estas cuatro danzas fueron las más importantes,
con frecuencia se incluían algunas adicionales como
Bourré, Gavotte, Minuet, y otras.
La Sonata:
Es una composición de estructura
binaria o ternaria, ejecutada por uno o dos instrumentos, en
tres o cuatro movimientos. Existían dos tipos de sonata:
La Sonata de Camera (sonata de cámara, basada en
movimientos de danzas) y La Sonata de Chiesa (sonata sacra, de
carácter más serio).
La Toccata:
Básicamente es una pieza musical
destinada generalmente para instrumentos de teclado. Tiene como
características sus pasajes virtuosísticos de
lucimiento.
Se le asocia estrechamente con la fuga en el Barroco
Tardío. Luego perdería importancia.
La Fuga:
Composición musical que tuvo su
origen en el
renacimiento. Consiste en su forma más simple, de
una composición que gira sobre un tema y su contrapunto,
repetidos en diferentes tonos. Es como si la melodía se
fugara de una voz a otra en imitaciones interminables. La fuga
obtiene con Bach su estructura perfecta. De esta forma se
contemplan cuatro secciones:
Exposición: Aparece el tema en
cada una de las voces en forma sucesiva. El tema
melódico que está en la tónica se le
denomina sujeto y al que va en la dominante se le denomina
respuesta. A veces hay un tema secundario llamado
contrasujeto.
Desarrollo: Se "juega" con los aspectos
rítmicos y melódicos del tema central.
Sección Conclusiva:
Regresa el tema central en su versión original, pero se
advierte la proximidad del fin.
Coda: Es una pequeña
sección que afirma el tono central de la obra para darle
su sentido conclusivo.
COMPOSITORES
Para una descripción más clara, se
clasificarán los más grandes compositores de
acuerdo a su nacionalidad: italiana, francesa, inglesa o
alemana.
ITALIA
Una de las naciones más importantes en
el barroco, tanto en el arte como en la música. Los
compositores más importantes de la época
fueron:
Claudio Monteverdi (1567 – 1643): Fue el gran maestro de
la ópera florentina. Su obra L'Orfeo (1607) marcó
un hito en la historia operística.
También compuso otras óperas (Arianna, 1608; La
Coronación de Popea; 1641, etc.), salmos, motetes y
madrigales.
Tomaso Albinoni (1671 – 1750): Violinista y compositor
veneciano. Compuso obras instrumentales y numerosas
óperas que se conservan incompletas. Bach utilizó
algunos de sus temas.
Arcangelo Corelli (1653 – 1713): Compositor y
violinista. Principal representante del Concerto Grosso.
Compuso cinco colecciones de sonatas para iglesia y
cámara (1681 – 1700) y una de concerti grossi
(1714).
Francesco Geminiani (1687 – 1762): Violinista y
compositor italiano. Autor de sonatas para violín y
clavecín de concerti grossi y de un método
sobre técnica violinística (El Arte de Tocar el
Violín, 1731). Vivió y enseñó
muchos años en Dublín y Londres.
Domenico Scarlatti (1685 – 1757): Organista,
clavecinista y compositor.
Compuso más de quinientas sonatas para clave,
óperas y cantatas. Sobresalió por su virtuosismo
en el teclado.
Alessandro Stradella (1642 – 1682): Compositor y
cantante, uno de los máximos exponentes de la escuela
napolitana. Contribuyó a la evolución del aria, el oratorio y la
cantata. San Juan Bautista (1675, oratorio), Doriclea
(1677, ópera).
Antonio Vivaldi (1678 – 1741): Compositor y violinista,
de la escuela barroca veneciana. Se ordenó sacerdote
(1703), si bien tuvo que renunciar al ejercicio de su
ministerio, y fue profesor de
violín en el Hospital de la Piedad. Junto con Corelli,
fuel el más importante representante del concerto
grosso. Verdadero creador del concierto para solista.
Intérprete virtuoso (considerado el precursor de
Paganini!) autor brillante y colorista (dominio del
contrapunto, exhuberancia armónica), realmente un
personaje anticipado del Romanticismo.
Compuso más de 470 conciertos, unas 45 óperas,
unas 75 sonatas, etc. Sobresalen sus Concerti Grossi, en
especial Las Cuatro Estaciones, incluidos en El Fundamento de
la Armonía y la Invención (1725).
Definitivamente es mi compositor favorito.
FRANCIA
François Couperin (1668 – 1733): Fue junto con el
Italiano Scarlatti, uno de los más grandes clavecinistas
de la historia. Fue llamado Couperin el Grande. Autor de un
método didáctico (El Arte de Tocar el
Clavecín, 1716) y
de numerosas composiciones (obras para clavecín,
corales, sonatas, danzas, etc.).
Jean-Baptiste Lully (1632 -1687): Compositor
francés de origen italiano. Fue el creador de la
ópera francesa. Cadmo y Hermione (1673), Rolando (1685),
Armida (1686) fueron algunos de sus trabajos
operísticos.
Jean-Philipp Rameau (1683 – 1764): Compositor renovador
de la ópera francesa clásica. Conocido organista
y autor de piezas para clave, debutó en el género
operístico en plena madurez, con Hipóclito y
Aricia (1733); del resto
de su producción, caracterizada por la riqueza
orquestal y la intensidad expresiva, se destacan Las Indias
Galantes (1735) y Cástor y Pólux (1737).
Intervino en la "querella de los bufones", a favor de la
tradición, y dejó escrita una importante obra
teórica (Tratado de la Armonía Reducida a sus
Principios
Naturales, 1722)
INGLATERRA
Henry Purcell (1659 – 1695): Fue miembro de una familia de
músicos de la corte. Se mantuvo dentro de la
tradición contrapuntística, aunque dando
más realce en sus obras a la melodía. Considerado
como el iniciador de la ópera
inglesa con su Didos y Eneas (1690), también
escribió cantatas, odas, sonatas, y suites
instrumentales.
ALEMANIA
Alemania fue
la cuna de los más grandes compositores barrocos: JS
Bach, GF Haendel y GP Telemann.
Johann Sebastian Bach (1685 – 1750): Organista y
compositor. El más célebre de la familia
(y de toda la historia de la
música :). Fue músico de la corte, organista
en Weimar y maestro de capilla en Leipzig. Gran renovador,
elevó la fuga a su máxima expresión,
extrayendo de. ella todas las posibilidades
contrapuntísticas. De su vasta obra cabe destacar
numerosos preludios, toccatas, suites, sonatas, partitas,
corales: El Clave bien Temperado, los Conciertos de
Brandemburgo, el Magnificat, la Pasión según san
Mateo, el Arte de la Fuga.. Personalmente, es uno de mis
compositores favoritos.
Georg Friederich Haendel (1685 – 1759): Clasificamos a
Haendel entre los compositores alemanes por su nacimiento, pero
por su obra, lo deberíamos incluir entre los italianos o
los ingleses. En su vasta producción
sobresalen óperas (Agripina, 1709; El Pastor Fiel, 1714)
y, sobre todo, los oratorios, más dramáticos que
religiosos (El Mesías, 1742; Judas Macabeo, 1745).
Johann Pachelbel (1653 – 1706): Compositor y organista
alemán. Fue considerado el precursor de Bach. Su obra,
ecléctica y exenta de artificios, comprende cantatas,
motetes, fugas, suites, corales. Una obra importante fue
Divertimento Musical (1691).
Georg Philipp Telemann (1681 – 1767): Fue maestro de
capilla en Hamburgo. Al igual que Bach, combinó
elementos alemanes, italianos y franceses, representando la
síntesis
entre la escuela contrapuntística y el estilo
armónico. Dejó una extensa producción,
tanto de música religiosa como profana.
Sylvius Leopold Weiss (1686 – 1750): Fue el principal
compositor para laúd de la escuela del Barroco
Tardío. Su extenso número de trabajos que hoy
día se conserva es una fértil fuente para
guitarristas.
Literatura
barroca.
Frente al clasicismo renacentista, el
Barroco valoró la libertad
absoluta para crear y distorsionar las formas, la
condensación conceptual y la complejidad en la
expresión. Todo ello tenía como finalidad
asombrar o
maravillar al lector.
Dos corrientes estilísticas ejemplifican estos
caracteres: el conceptismo y el culteranismo. Ambas son, en
realidad, dos facetas de estilo barroco que comparten un mismo
propósito: crear complicación y artificio.
El conceptismo incide, sobre todo, en el plano del pensamiento.
Su teórico y definidor fue Gracián, quien en
Agudeza y arte de ingenio definió el concepto como
"aquel acto del entendimiento, que exprime las correspondencias
que se hallan entre los objetos". Para conseguir este fin, los
autores conceptistas se valieron de recursos
retóricos, tales como la paradoja, la paronomasia o la
elipsis. También emplearon con frecuencia la
dilogía, recurso que consiste en emplear un significante
con dos posibles significados.
El culteranismo, representado por Góngora, se preocupa,
sobre todo, por la expresión. Sus caracteres más
sobresalientes son la latinización del lenguaje y
el empleo
intensivo de metáforas e imágenes.
La latinización del lenguaje se logra fundamentalmente
mediante el uso intensivo del hipérbaton y el gusto por
incluir cultismos y neologismos, como, por ejemplo, fulgor,
candor, armonía, palestra.
La metáfora es la base de la poesía culterana. El encadenamiento de
metáforas o series de imágenes tiene el objetivo de
huir de la realidad cotidiana para instalarnos en el universo
artificial e idealizado de la poesía.
El siglo XVII y el auge de las premisas barrocas coincidieron
en España con un brillante y fecundo período
literario que dio en llamarse Siglo de Oro.
Estéticamente, el barroco se caracterizó, en
líneas generales, por la complicación de las
formas y el predominio del ingenio y el arte sobre la
armonía de la naturaleza, que constituía el ideal
renacentista.
Entre los rasgos más significativos del barroco
literario español resulta relevante la
contraposición entre dos tendencias denominadas
conceptismo y culteranismo, cuyos máximos representantes
fueron, respectivamente,
Francisco de Quevedo y Luis de Góngora. Los
conceptistas se preocupaban esencialmente por la
comprensión del pensamiento en mínimos
términos conceptuales a través de contrastes,
elipsis y otras y otras figuras
literarias. Por el contrario, los culteranos buscaban la
delectación de una minoría culta mediante el
recurso a metáforas, giros e hipérboles, con
modificación de las estructuras
fraseológicas, en busca del máximo
preciosismo. Característica del barroco hispánico
fue también la contraposición entre realismo e
idealismo,
que alcanzó su máxima expresión en la que
estaría llamada a convertirse en una de las cumbres de
la literatura
universal, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha
(primera parte, 1605; segunda, 1615), de Miguel de Cervantes.
En toda la obra poética de Góngora, figura
destacada del culteranismo, se halló presente el
brillante estilo que lo hizo famoso, cargado de neologismos y
complicadas metáforas. Más sencillo en su primera
etapa, a partir de los poemas
mayores -Fábula de Polifemo y Galatea (1612) y Soledades
(1613)- se acentuaron sus artificios y el carácter culto
y
minoritario de su poesía. Fue ensalzado por unos y
ferozmente atacado por otros en su época. Entre los
más sobresalientes seguidores de Góngora se
cuentan Juan de Tassis y Peralta, conde de Villamediana, autor
del poema
mitológico La gloria de Niquea (1622), y Pedro Soto de
Rojas.
Como el de Góngora, el estilo de Quevedo es
estructuralmente complejo, aunque utilizó siempre un
lenguaje llano y no vaciló en ocasiones en recurrir a un
tono procaz y brutal. Los temas que lo inspiraron fueron muy
variados: morales, satíricos, religiosos, de amor, etc.,
y en el desarrollo de todos ellos subyace una concepción
angustiada de la condición humana, común a obras
tales como la novela
picaresca titulada La vida del Buscón, llamado don
Pablos (1626), o la alegoría Sueños (1627.
En esta época se distinguió además una
línea clasicista diferenciada en dos corrientes
básicas: la escuela sevillana, en la que destacó
Rodrigo Caro, y la escuela aragonesa, cuyos representantes de
mayor entidad fueron los
hermanos Bartolomé Leonardo y Lupercio Leonardo de
Argensola, cultivadores de una lírica doctrinal y
moralizante.
En el ámbito de la prosa narrativa del período
barroco halló su marco la figura de Miguel de Cervantes
Saavedra, autor también de poemas y comedias, que ha
sido considerado unánimemente como la gran figura a lo
largo de la
gestación y la evolución de las letras
españolas. En el Quijote, Cervantes creó el
prototipo a partir del cual nacería a la novela moderna.
Concebida en principio para satirizar las novelas de
caballerías, los dos protagonistas de la obra, don Quijote y
Sancho, han perdurado como símbolos de dos visiones enfrentadas del
mundo: la idealista y la realista.
Otras obras relevantes de Cervantes, siempre ensombrecidas por
la universal dimensión del Quijote, fueron las Novelas
ejemplares (1613) y Los trabajos de Persiles y Segismunda,
novela publicada póstumamente en 1617.
La novela picaresca, que arrancaba del Lazarillo,
alcanzó un notable auge y sirvió para denunciar
la pobreza y la
injusticia social del gran imperio español. El
Guzmán de Alfarache (1599-1604), de Mateo Alemán,
se caracterizó
tanto por su amarga sátira de la sociedad
como por su hondo pesimismo.
Paralelamente ofreció reflexiones moralizantes, elemento
del que carecían las restantes novelas picarescas.
Destacaron entre ellas es Buscón, de Quevedo; la Vida
del escudero Marcos de Obregón (1618), de Vicente
Espinel;
y El libro de
entretenimiento de la pícara Justina (1605), de
Francisco López de Úbeda.
A las fórmulas teatrales que se ofrecían al
público en el siglo XVI se impuso la que alrededor de
1590 fijó Lope de Vega, creador de la comedia
española. Sus premisas se caracterizaron por el
quebrantamiento de las tres
reglas aristotélicas del teatro
clásico (unidad de acción, tiempo y espacio), la
división de la comedia en tres actos (en vez de cinco)
y, en general, la liberalización de la estructura de la
pieza dramática. Los ideales que se exaltaban eran el
monárquico y el religioso, y los sentimientos más
manifestados, el amor y el
honor. De extraordinaria fecundidad, Lope fue el escritor
español con el que más llegó a
identificarse el pueblo. Entre las creaciones representadas con
mayor profusión cabe citar Fuente ovejuna,
Peribáñez o el comendador de Ocaña, El
caballero de Olmedo y La dama boba. Como era de esperar, dado
su éxito, tuvo gran número de
seguidores.
La otra gran figura del drama del Siglo de Oro fue Pedro
Calderón de la Barca, quien comenzó
siguiendo de cerca el modelo de la
comedia de Lope, pero en su madurez, aunque sin modificarlo
sustancialmente, aportó ciertos
rasgos personales. Su obra se caracterizó por el enfoque
más meditado de los asuntos, la preferencia por lo
ideológico o simbólico y la construcción más rígida de
las piezas teatrales. En la técnica escénica
alcanzó un
virtuosismo notable. Los dos grupos más importantes de
la producción calderoniana son las comedias de enredo y
los dramas, históricos, filosóficos y religiosos,
entre los que destacaron La vida es sueño, El alcalde de
Zalamea y El mágico prodigioso.
Luis de Góngora y Argote.
Nació y murió en Córdoba en 1561-1627.
Poeta lírico español de varia erudición y
raro ingenio, representante en nuestra literatura de la escuela
culterana. Era hijo del corregidor de Córdoba, Francisco
Argote, pero el
escritor adoptó desde un principio el apellido de su
madre Leonor de Góngora, descendiente de antigua
familia. Se ordenó de sacerdote en 1599 y logró
una prebenda en la catedral de Córdoba. En pos de mejor
fortuna, se
trasladó a Madrid en
1612; mas, a pesar de sus triunfos literarios, obtuvo
únicamente los títulos de capellán
limosnero del rey Felipe III. Su vida, sin embargo, no estuvo
en consonancia con su condición sacerdotal: se
relacionó con diversas personalidades de la corte en un
constante anhelo de obtener privilegios para sí y para
su familia y participó muy activamente en las
polémicas literarias de su época. Era ya viejo
cuando Olivares se interesó por él.
Obra literaria
Podemos considerar en la
producción gongorina dos grupos de obras: los poemas
menores, y los poemas mayores. A su vez, entre los poemas
menores se dan poemas escritos en métrica tradicional y
poemas escritos en metros de
origen italiano. En su obra se distinguen los poemas menores:
más de 200 composiciones de arte menor, romances,
letrillas, villancicos, canciones.
Entre las primeras pueden citarse: Angélica y Meodoro,
procedente de Ariosto; Amarrado al duro banco, tema de
cautivos; Dejad los libros
ahora, de carácter burlesco; Noble desengaño, de
tipo lírico. También las letrillas
presentan una gran variedad: líricas, No son todos
ruiseñores; satíricas:
Ándeme yo caliente, etc. Dentro del grupo de
poemas menores se incluyen, además, los sonetos,
considerados como los más bellos de la poesía
española; se caracterizan por su intención
satírica y por su profunda agudeza
intencional, aunque los hay también amorosa: Mientras
por competir por tu cabello. Un segundo apartado lo constituyen
los poemas mayores: la Fábula de Polifemo y Galatea
(1612), donde se narran los amores de Acis y Galatea y la
venganza del gigante Polifemo; su originalidad no reside en el
tema que procede de las Metamorfosis de Ovidio, sino en la
manera de tratarlo, a base de metáforas, cultismos,
giros latinizantes, etc. La segunda gran obra fue
Soledades, cuyo valor es más lírico que narrativo
pues su argumento es un pretexto para llegar a la
estilización total de la naturaleza. Su objetivo es
conseguir el halago constante de los sentidos.
También es autor de una obra teatral titulada Las
firmezas de Isabel y de los dramas incompletos: Comedia
venatoria y el doctor Carlino.
Poemas menores tradicionales
Inmerso
en la tradición barroca, Góngora cultivó
las formas poéticas populares en poemas formados por
versos de arte menor, principalmente romances y letrillas. La
métrica, las rimas asonantes, los estribillos, los
paralelismos, las hipérboles, el carácter
frecuentemente burlesco de estas obras dan fe de su
popularismo. Ahora bien, no faltan en estas composiciones
recursos que revelan una cuidada elaboración propia de
un poeta culto.
· Los romances gongorinos versan sobre asuntos diversos:
los hay autobiográficos, mitológicos, pastoriles,
caballerescos, moriscos… El tratamiento de estos temas es a
veces serio y a veces burlesco.
· Las letrillas son composiciones escritas en versos de
arte menor en las que al final de cada estrofa se repite un
estribillo. Suelen tener un carácter satírico o
burlesco, aunque también las hay de tema
religioso.
Poemas menores italianizantes
Los sonetos
constituyen una parte importante de la producción
literaria de Góngora. En ellos se tratan asuntos
diversos. Hasta 1589 son frecuentes los sonetos de asunto
amoroso, en la línea de los autores renacentistas.
Sin
embargo, a partir de esta fecha la temática amorosa
desaparece y los sonetos cobran rasgos más barrocos.
Aparecen entonces el tema del desengaño y los poemas de
circunstancias.
También empleó Góngora el soneto para
satirizar el ambiente de
la corte, o para vituperar a sus enemigos literarios,
especialmente a Quevedo y a Lope de Vega.
Los poemas mayores
· La Fábula de Polifemo y Galatea narra en
octavas reales un asunto mitológico: el gigante Polifemo
se enamora de la ninfa Galatea; ésta, sin embargo, ama
al pastor Acis. Despechado por los celos, Polifemo arroja un
peñasco sobre Acis y lo mata. Compadecidos los dioses
del dolor de Galatea, convierten en río el cuerpo del
desafortunado amante. Es este poema uno de los que mejor pueden
personificar el espíritu barroco, por sus continuas
antítesis y
luchas de contrarios. La belleza de la ninfa contrasta con la
fealdad del gigante, y el propio Polifemo reúne en
sí la fiereza y la
ternura, la violencia y
el amor. Estos contrastes tienen su fiel reflejo en el lenguaje,
que se distorsiona en hipérbatos violentos o se resuelve
en brillantes metáforas.
· Las soledades estaban concebidas como un extenso poema
en cuatro partes, de las que Góngora solo
escribió la primera e inició la segunda. En total
las Soledades forman un conjunto que supera los dos mil versos
distribuidos
en silvas. El contenido del poema es esta ocasión una
mera excusa para que el autor pueda darnos una imagen de
belleza de la naturaleza y de los seres que conviven
estrechamente con ella.
Estilo
Góngora trata los temas de dos modos
bien diferentes: unas veces ennoblece la realidad y la recrea
como un mundo brillante, pleno de luz y de
color; otras
veces, en cambio,
degrada esa misma realidad, se burla de ella, la
satiriza, y la destruye.
Su personalísimo estilo ha dado nombre a una
tendencia dentro de la literatura: el gongorismo. Él
consiguió crear un lenguaje específicamente
poético en el que los objetos son designados por sus
cualidades, en un continuo juego
metafórico. Para crear esa nueva realidad poética
se sirvió de los cultismos, del léxico colorista,
de las imágenes, de los hipérbatos, de las
hipérboles y de otros recursos poéticos.
Escribió en estilo culto, es decir, usando de
latinismos, de neologismos, metáforas y forzadas
transposiciones, y creó el culteranismo, que de su
nombre se llamó
gongorismo. Este estilo de tortuosa elaboración que
hasta manejado por él oscuro con frecuencia, en sus
imitadores llegó al absurdo.
JULIAN GAY URIBE