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La economía romana




Enviado por meryruth574



Partes: 1, 2

    Trabajo de
    investigación

    1. Surgimiento de la economía
      romana
    2. Situación de la
      economía antigua
    3. Actividades
      económicas
    4. El
      cristianismo
    5. Decadencia de la
      economía romana
    6. Bibliografía

    CAPÍTULO I

    SURGIMIENTO DE LA ECONOMIA ROMANA

    1.1 CONTEXTO HISTORICO DEL DESARROLLO
    DE LA ECONOMIA ROMANA

    La historia de la
    economía romana no presenta un proceso
    continuo. También en ella, aunque de forma distinta a la
    época contemporánea, hay alternancias de desarrollo
    y crisis y
    cambios de las fuerzas productivas. Estos fenómenos ya se
    inician en la época primitiva; en la monarquía se puede señalar dos
    fases: la latina, de formación de un estado
    unitario, y la etrusca, de gran pujanza económica y
    avanzando desarrollo de las instituciones
    estatales en las formas clásicas de la ciudad –
    estado. El siglo IV se caracterizo por los primeros progresos
    económicos en el campo de la economía por
    considerarlas logros sociales, que permitieron algunas grandes
    reformas, políticas
    y económicas a un tiempo, aunque
    sin que se modificaran de forma radical los caracteres de las
    fuerzas productivas. En la época de los orígenes,
    Roma fue una
    pequeña aldea de origen indoeuropeo, que estaban
    descubriendo la agricultura,
    como se deduce de la existencia de grandes bosques, cuyo nombre
    recordaba la toponimia, como Querquentual, Fagutal,
    Viminal.
    También la religión conserva
    indudables elementos de carácter pastoral de la economía
    arcaica. La propia leyenda sobre los orígenes de Roma,
    elaborada por historiadores griegos, como Timeo y Jerónimo
    de Cardia, que tuvieron un conocimiento
    directo de las noticias,
    tomándolas primero, según los historiadores
    posteriores, de las poblaciones agrícolas de la
    región , parece entrelazarse con elementos de una sociedad
    pastoril. Analistas, arqueólogos y naturalistas subrayan
    el carácter silvestre y pastoral de Roma primitiva y una
    de las puertas de Roma, que daba a camino de los pastos de
    verano, se llamaba Mugonia. El medio de intercambio y la medida
    de las multas, a diferencia de otras economías antiguas
    antes de la moneda, era el ganado. Varrón, el mas famosos
    de los arqueólogos y de los economistas romanos, nos dice
    que el nombre del dinero,
    pecunia, se deriva de pecus, ganado, porque para
    los pastores, en la antigüedad, el dinero
    consistía en el ganado. Por lo que respecta a la
    cría del ganado, sin duda los bovinos existían
    desde época antiquísima; las normas arcaicas
    prohibían matar bueyes, definidos como compañeros
    del hombre en
    el trabajo
    rustico y ministros de Ceres; al trasgresor se le castigaba con
    la muerte.
    Pero esta prohibición pertenece a una época en la
    cual ya se había desarrollado la agricultura.
    También el caballo era conocido en la edad
    prehistórica. Su empleo era
    más requerido en el ejército que en el trabajo
    agrícola. Por ultimo, cabras y ovejas pertenecen al
    más importante pastoreo primitivo de Roma. Diversos
    historiadores consideran desde la época antigua
    existía la necesidad de trasladar los rebaños,
    según las estaciones, a lugares adecuados, pero no es
    cierto que en la Roma primitiva hubiera tal posibilidad hacia
    zonas vecinas, ni puede decirse que las primeras guerras se
    originaran por disputas en torno a los
    pastos. El primitivo asentamiento de pastores en parajes
    adecuados para la cría estable de los rebaños se
    beneficiaba de la favorable condición de los lugares,
    boscosos y húmedos en las alturas y ricos de las aguas.
    Pero la llanuras expuestas a las inundaciones del Tíber y
    pantanosa en diversos puntos no era el lugar ideal para el
    ejercicio de actividades humanas. Sin embargo una comunidad, por
    primitiva que sea, no puede vivir solo del pastoreo y por lo
    tanto muy pronto se desarrollaron formas estables de cultivo del
    suelo. Una
    conjetura sobre la que no tenemos elementos de prueba en la
    época romana supone que el trabajo de la mujer en la
    agricultura primitiva fue declinado con el empleo del arado, y de
    ahí nació el predominio de los ordenamientos
    patriarcales sobre los matriarcales. Los cambios acaecidos en la
    base económica y la aparición de la agricultura no
    carecieron de la influencia sobre la estructura
    social. La originaria, constituida por grandes grupos
    gentilicios dedicados al pastoreo en tierras comunes del grupo, se
    transformo en una nueva estructura, la
    de la familia,
    sobre la base de la propiedad
    individua de la parcela de tierra para la
    agricultura, mientras que el pastoreo seguía
    realizándose en las tierras comunes de los grupos
    gentilicios. De esta transformación perdura un eco en la
    tradición según en la cual Rómulo asigno a
    los ciudadanos dos yugadas de tierra, las bina iugera, es
    decir el heredium, como le llaman las fuentes. La
    tesis mas
    común de la prioridad del pastoreo ha sido discutida con
    la objeción de que sin productos de
    la tierra no
    se podio ni siquiera criar ganado. Pero la crítica
    no es convincente, pues en la época primitiva el ganado se
    alimentaba de pastos naturales, que no necesitaban cultivo, o de
    los frutos del bosque, que eran abundantes para las exigencias de
    la población primitiva. Por lo que respecta a
    la tradición sobre la tierra dada por Rómulo, dos
    yugadas, correspondiente a media hectárea, constituye una
    extensión demasiado reducida para las necesidades, por
    sobrias que fueran, de una familia de cuatro
    personas, y que hay que creer que la antigua familia romana
    solía ser mas numerosa. En épocas posteriores los
    nombres propios como quinto, sexto, hasta décimo, hacen
    pensar en familias en las que, a partir de ciertos números
    de hijos, se solía poner los nombres según la
    sucesión de nacimientos. Pero, prescindiendo de esto, las
    bina iugera era una tierra demasiado escasa incluso para
    cuatro personas. Ha habido muchas discusiones de los eruditos
    sobre este punto pero, por muchos esfuerzos que hagamos, la
    conclusión sobre la posibilidad de que dos yugadas
    bastaran para nutrir a una familia solo puede ser
    escéptica. No estamos en condiciones de decir cual era en
    aquel en aquel tiempo la productividad,
    teniendo en cuenta que por un lado la tierra era todavía
    rica en sales minerales, pero
    por otro lado se cultivaba con métodos
    rudimentarios y quilas sin abonos naturales. El propio uso del
    arado, un tipo de arado primitivo del que tenemos noticia
    principalmente por las geórgicas de Virgilio, era
    poco aconsejable en extensiones no grandes de terreno, porque ni
    siquiera el producto de
    siete yugadas es suficiente para alimentar a la vez a los
    animales y a
    los hombres.

    El producto de la tierra no era constante, no el suelo
    del Lacio tan renombrado como otras tierras de la Italia, en
    Campania, Etruria o el país de los Volscos. Para impedir
    que la tierra se agotara en breve tiempo convenía dejarla
    descansar en años alternos, con el barbecho o terreno
    noval, que los agrónomos romanos de épocas mas
    recientes conocían bien, o alternar con siembra de
    leguminosas, que daban a la tierra bases nitrogenadas, sobre todo
    cuando se aporcaban. No sabemos si estas prácticas,
    conocidas mas tarde, se utilizaban ya en la época antigua,
    pero todo induce a pensar que el agudo juicio de los primeros
    habitantes de Roma pronto dedujo de la experiencia estas reglas
    de conducta. Otros
    cereales antiquísimos, quizás producidos ya antes
    del cultivo del trigo, eran de la cebadas, el mijo y el panizo.
    El lino era conocido y empleado para redes y prendas de vestir.
    Entre las legumbres, el haba era seguramente una de las plantas
    cultivadas por los romanos desde más antiguo. El cultivo
    de los árboles
    frutales se limitaba a unas cuantas especies, la higuera,
    quizás el manzano, el peral, mientras que la vid, aunque
    conocida, no estaba aun muy difundida en los tiempos
    históricos y arcaicas prescripciones prohibían su
    uso a las mujeres y lo aconsejaban como medicamentos. Por cuanto
    respecta al olivo, la tradición recogida por Plinio, hacia
    remontarse su inicio a la época de Tarquino Prisco. En el
    primer periodo de la monarquía latina la economía
    romana fue, por lo tanto, una economía de
    transición del pastoreo a la agricultura. Las otras
    actividades productivas debieron de ser muy limitadas, debido
    también a la dificultad de las corrientes de intercambio y
    a la escasez de
    productos para la exportación. Es cierto que la
    tradición hace remontarse al buen rey Numa la
    institución de colegios de oficios, artesanos y operarios,
    concretamente flautistas, orfebres, carpinteros, tintoreros,
    zapateros, curtidores, herreros y
    alfareros.

    Los otros oficios estuvieron reunidos, al parecer, en un
    solo gremio. No cabe duda de que se trata de una evidente
    anticipación histórica, relacionada con la
    tendencia a atribuir a Numa todas las instituciones sociales y
    religiosas. Es inconcebible que ya en los orígenes se
    hubiera llegado a un ordenamiento de los oficios, comprensible
    solo en épocas de economía mas desarrolladas. El
    material, bastante tosco, que las investigaciones
    arqueológicas ponen ante nuestros ojos demuestra que las
    actividades productivas se limitaban a las cosas esenciales para
    la vida. Roma era en otra parte, pobre en metales, no
    disponía de minas ni de materias primas. Las minas de
    hierro de Elba
    tenían gran importancia y alimentaron el comercio
    etrusco, pero Roma aparece apartarse con lentitud de la
    más antigua de la cultura de
    bronce. No puede decirse que el bronce abundase en Italia. Unos
    de los aspectos misteriosos de la civilización antigua son
    como se difundió el cobre ya en
    época prehistórica, como se utilizaba en barras y
    se transformaban en bronce y lingotes para los intercambios; solo
    puede explicarse admitiendo la existencia de economías no
    cerradas, pese al carácter familiar y domestico de las mas
    primitivas. Pero es menester abstenerse de conjeturas no basadas
    en indicios fiables. El metal en los negocios
    per aes et libram era un medio de cambio y no un
    producto que se pagaba con otros productos. En este tema no
    pueden excluirse, sin embargo, una economía de cambio,
    tanto si había dos corrientes, una procediendo de oriente
    a través de Sicilia y otra de oriente central (Homo), como
    si se piensa en el comercio de oriente (Thormann y otros). Por lo
    que respecta al uso de metales, cobre y bronce predominaban sobre
    el hierro, al menos en la época más antigua. El uso
    del hierro, en cambio, no debía estar muy difundido; acaso
    por las dificultades derivadas de que
    la temperatura de
    fusión
    de este mineral era mas elevada que la del cobre. De todas
    formas, las noticias de la tradición nos informan que el
    uso del hierro en Roma no se vio favorecido en los
    orígenes.

    CAPÍTULO II

    SITUACIÓN DE LA ECONOMÍA
    ANTIGUA

    2.1 LAS NUEVAS CONDICIONES DE LA ECONOMIA
    ANTIGUA

    Con la constitución y la
    organización del Imperio romano se estableció
    por varios siglos, por la unidad del mundo antiguo, agrupado
    sobre todo el entorno al Mediterráneo. Esa unidad, de
    carácter político y administrativo, creo para la
    economía crea condiciones nuevas, contribuyo a darle un
    carácter antes desconocido, e aseguro una amplitud que
    jamás había alcanzado. La originalidad y la
    importancia del periodo, que comprende los periodos, los primeros
    siglos de la era Cristiana, residen menos en la vicisitudes
    regionales o locales de la vida económica, que en la
    conciliación, la penetración, la síntesis
    en un solo y vasto organismo de comarcas, antes independientes
    unas de otras, cuya independencia
    , sin dudad, no había tenido por efecto o corolario un
    aislamiento completo, pero cuya fuerza de
    producción de consumo no
    había sido, sin embargo, exactamente coordinadas, con las
    de las otras parte del mundo conocido, presentándose
    nuevos factores para su desarrollo como una sociedad de Pax
    romana.

    2.1.1 LA EXTENSIÓN TERRITORIAL Y LA
    FISONOMIA GENERAL DEL IMPERIO ROMANO

    A fines del reinado de Augusto, el imperio romano si
    se engloban, con las provincias propiamente dichas, algunos
    principados y reinos unidos de
    Roma por vínculos y estricto riguroso vasallaje, abarcaba
    todos los países ribereños del Mediterráneo
    en Europa, en
    Asia, en
    África, desde el fondo del ponto Euxino hasta el estrecho
    de Gibraltar, desde el litoral de España, y
    desde la Galia hasta el delta del Nilo y la costa de
    Palestina.

    Esa unidad , que nunca había sido realizada y que
    no ha vuelto a serlo después de la caída del
    Imperio Romano, no borro las diferencias de todas las clases que
    existían entre las provincias o los grupos
    homogéneos de provincia del Imperio. Esas diferencias
    geográficas, étnicas, morales, históricas,
    eran muy acentuadas, estaban muy profundamente arraigadas en el
    suelo o en el pasado para que una dominación política, por
    poderosa que fuese, consiguiese nivelarlas. Por otra parte, Roma
    no lo intentaba. Exigía a los pueblo que había
    sometido lealtad política, religiosa, financiera; no le
    pedía que renunciara, a sus tradiciones que trastornaran
    sus costumbres, que repudiaran sus sentimiento que modificara sus
    actividades, si esas tradiciones, esas costumbres, esos
    sentimientos, esa actividad no eran hostiles a la lealtad
    necesaria.

    El imperio fundado por Cesar y Augusto se nos presenta
    como un agregado solidamente cimentado por un administración de mallas amplias y al mismo
    tiempo tupidas, de naciones que habían conservado su
    originalidad. En los primeros siglos de la era Cristiana hubo en
    derredor de Italia, una Galia Romana, una España Romana,
    una Africana Romana, una Grecia Romano,
    un Egipto Romano;
    pero en esos dobles vocablos cada uno de los dos términos
    conservo su valor propio y
    los caracteres particulares de los pueblos no desaparecieron bajo
    una fachada uniforme y común.

    De ahí resulto que la economía antigua
    durante ese periodo fue dentro de los límites
    del Imperio, nacional e internacional, y al mismo tiempo. Si se
    observa cada una de las grandes regiones del mundo Romano en su
    dominio
    Histórico, no se ve que su economía haya sido
    profunda o bruscamente transformada, en ese terreno, no hubo
    ruptura violenta con el pasado; las nuevas causas
    continúan actuando, los mismos modos de actividad
    agrícola, industria
    comercial determina el trabajo de los hombres, la novedad
    consiste en la intensidad aumentada en el mejor rendimiento de
    ese trabajo; en la atracción que ejercen sobre las
    diversas del Imperio no solo Roma e Italia sino las regiones ; en
    el desarrollo entre los cambio entre el Norte y el Sur, entre el
    Oriente y el Occidente; En la convergencia, provocada y dirigida
    por la política Imperial, fuerzas económicas que
    antes actuaban separadamente, a veces podían conjugarse,
    pero no obedecían a un impulso único.

    Esa evolución, de una importancia considerable
    fue favorecida sin duda, por la misma obra imperial, y por los
    beneficios que supo derramar, durante dos siglos, por lo menos,
    en todos los países sometidos, al dominio
    Romano.

    2.1.2 LA PAZ EXTERIOR Y LA SEGURIDAD;
    EL ORDEN INTERIOR; DE LAS OBRAS PUBLICAS

    Entre esos beneficios, no fue el de los menores el
    establecimiento y el mantenimiento
    de la paz, paz a lo largo de las fronteras frente a los
    bárbaros, paz en el interior gracias a la extensión
    de las guerras civiles .

    La organización militar del Imperio, la
    constitución de fronteras sólidas, la vigilancia
    incesante sobre los pueblos turbulentos, siempre deseosos de
    invadir las comarcas pacificadas y prosperas, todas esas
    aseguraron, dentro de lo posible, la seguridad de las provincias,
    incluso las más excéntricas. Para la seguridad del
    imperio se crearon legiones, tropas auxiliares, fortalezas y
    puestos constituyeron, en tiempo de los sucesores de Augusto y
    hasta los tiempos anárquicos de los siglos III y IV, una
    barrera sólida y continua detrás de lo cual la
    actividad económica del mundo Romano pudo desplegarse con
    toda confianza. Sin embargo tanto en Oriente como en Occidente,
    ese período, al menos los primeros siglos del Imperio y
    nos parece singularmente pacifico, si recordamos las luchas
    incesantes entre las Ciudades Griegas, entre los soberanos y los
    dinastas Helenísticas, entre Mitrídates y los
    Romanos, las Guerras Civiles que terminaron con la victoria de
    César y Augusto.

    El control de
    disturbios y violencias, mas orden, mas honradez en la
    administración, tales fueron las ventajas que
    valió a las provincias la organización del
    régimen imperial, y esas ventajas aumentaron de un extremo
    a otro del mundo romano, el rendimiento humano en todas sus
    formas.

    • El mismo gobierno
      Romano favoreció directamente el progreso
      económico, mediante el impulso que dio a las obras
      publicas. La explotación de canteras y de las minas,
      la construcción de numerosas vías y
      puentes, la creación, la restauración o la
      mejora de puertos a menudo considerablemente suministrable,
      suministraron a la inversión y al comercio, materias
      primas y una herramienta que hasta entonces les había
      hecho falta.
    • La difusión del derecho
      Romano garantía de las relaciones
      económicas, lo mismo que de las relaciones civiles,
      entre los habitantes del Imperio, tampoco dejo de influir en
      la población, en las transacciones de todas las
      clases, gracias a las cuales los productos naturales y los
      objetos fabricados transmiten del productor al consumidor.
    • Las nuevas condiciones, que la constitución
      del Imperio Romano aseguraron a la economía antigua
      condiciones geográficas, políticas,
      administrativas, sociales, no le impusieron desde un
      principio cargas demasiada pesada no fueron comprado por
      ella, por un precio
      demasiada oneroso.

    La burguesía Municipal que sacaba sus recursos de la
    propiedad inmueble, de las empresas
    industriales, de la práctica del comercio, testimoniaba su
    prosperidad, en todas partes grandes suma al embellecimiento de
    las ciudades, obras de asistencia, o a fundaciones inspirados sin
    dudad en la vanidad, más frecuentemente en un sentimiento
    sincero de generosidad o de gratitud. Fuera de las ciudades,
    casas de campo residencias de recreo de edificios para la
    explotación, nos revelan hoy por los restos que de ellos
    han quedado, el lugar que la vida rural a ocupado en la actividad
    de los provincianos.

    2.1.3 LA IRRADIACIÓN DE LA ECONOMIA
    ANTIGUA

    Los efectos de las condiciones nuevas, con las cuales se
    beneficio la economía antigua, no estuvieron limitados a
    las regiones que componían el Imperio Romano. La
    repercusión se sintió mucho más allá
    de sus fronteras. Las relaciones comerciales con el mundo
    mediterráneo con Asia y el extremo Oriente, África
    Central y Oriental, fueron frecuentes y regulares. Los
    conocimientos geográficos de los griegos y romanos se
    extendieron a lo lejos hacia el extremo Oriente y al Ecuador. Para
    darse cuenta de los progresos que entonces se realizaron, hasta
    comparar los mapas que se han
    podido trazar que conocía.

    El campo de acción
    de la economía se amplio en varias direcciones, solo el
    Atlántico le opuso una barrera infranqueable. Por
    consiguiente, la constitución del Imperio romano no
    ejerció solamente su acción dentro de sus propios
    límites; también tuvo como resultado,
    económico, y político al mismo tiempo, retroceder
    hasta muy lejos, por el Este, por el Sur y por el Norte el
    horizonte del mundo Clásico, de las civilizaciones
    Grecorromanas. Un progreso de la misma naturaleza,
    pero de mucho menor amplitud, había sido realizado gracias
    a la expedición de Alejandro, movimiento
    ofensivo de Grecia al Oriente; el principio de la era cristiana,
    la causa inicial de la evolución fue una labor de
    organización interna que imprimió a las fuerzas
    económicas un impulso más riguroso, un juego mas
    regular, un poder de
    irradiación considerable.

    2. 1.3.1 EL IMPERIO ROMANO COMO ENTIDAD
    ECONÓMICA

    En los últimos tiempos de la republica, el poder
    romano unía todos los pueblos de la cuenca
    mediterránea. Lo que antes había sido el mundo
    conocido, era ahora Roma. Pero, a medida que iban
    sometiéndose los mas lejanos países, volaba la
    fantasía mas allá de sus fronteras. Precisamente en
    la época en que el imperio romano adquiría mayor
    extensión, ocurríosles a algunos pensadores que la
    Tierra era una pequeña estrella entre las estrellas, un
    astro perdido entre el infinito. Y aun cuando la experiencia solo
    acertara a establecer una imagen imprecisa,
    la inteligencia
    se atrevió a trazar las líneas mas importantes. Ya
    entonces en la Tierra para muchos una esfera con dos zonas
    polares cubiertas de hielo, una zona tórrida, en la que
    reinaban temperaturas muy elevadas, y dos zonas templadas que
    servían de habitación al hombre. En una de las
    ultimas, en la austral, hallábanse hombres de otra raza,
    que avanzaban en son de guerra contra
    los romanos; en la zona templada del Norte, que se estrecha hacia
    el polo y se ensancha hacia los lados, el Imperio romano solo
    ocupaba una pequeña parte. Pero todas estas concepciones
    suscitaron muy escasos afanes de investigación. Algo mas vivo fue anhelo
    hacia la India, a cuyo
    país trato de aproximarse Roma mediante la guerra de los
    Partos. Como a los españoles el oro de
    América, así trajo a los antiguos el
    oro de aquella India cuya naturaleza ofrecía en abundancia
    leche miel,
    aceite y vino
    y donde vivía una generación feliz en las
    profundidades de los bosques. Cuando los antiguos veían
    hundirse el Sol,
    más grande que nunca, al otro lado de las Columnas de
    Hércules, soñaban con las islas de bienaventuranza
    situadas en el Océano, y con un paraíso que
    había de estar emplazado en los confines del Oeste. Sin
    embargo, no surgió ningún Colon.

    Los romanos habían avanzado en numerosas
    ocasiones hasta los limites del mundo habitado. Las regiones
    desoladas del Norte, los desiertos del Este y el Sur eran, en mas
    de un paraje, vecinos de Roma. Raras veces se contentaron los
    romanos con visitar extraños países y traficar con
    ellos; por lo común, viajeros y mercaderes romanos
    seguían las huellas de las cohortes. Y así se
    extendió no solo el hombre
    romano, sino la Sangre de Roma en
    Asia, África, Dacia, Germania, las Galias y
    Bretaña. Y mientras los romanos solo en contados casos
    lograron imprimir su sello de modo duradero en los distritos
    rurales, transformaron, en cambio, radicalmente las ciudades. El
    comercio y el trafico repitió en ellas la escena que
    Italia había vivido en pequeño. Cada vez mas intima
    la mezcla de las propiedades morales, lingüísticas,
    religiosas, indumentarias y bélicas, así como
    relativas a la organización económica. La antigua
    economía
    mundial y la cultura clásica habían alcanzado
    un punto culminante. La administración y el trafico mercantil, las
    formas de la vida ciudadana y otros diversos sectores
    habían logrado una cierta unidad.

    En la provincia de España que
    después de las guerras de Aníbal a fines del siglo
    III había pasado a ser dominio romano, únicamente
    las costas estaban abiertas al comercio, y las expediciones
    mercantiles, especialmente en las regiones del Noroeste, fueron,
    durante mucho tiempo, muy aventuradas. Los distritos
    meridionales, reunidos bajo la denominación de Betica,
    afamados por su abundancia en tesoros naturales, fueron muy
    frecuentados por los emigrantes itálicos. El Belis cuyas
    riberas estaban sometidas a un cultivo intensivo, era navegable
    hasta lugares muy de su curso alto, y, después
    habían de cargarse las mercancías en
    pequeños carruajes para ser trasladadas a Córdoba
    (Córdoba). Los mismo en la Betica que en otras regiones
    septentrionales, pobres en otros recursos, se encontró
    plata, cobre y oro. También se abrieron canales para
    fomentar el trafico, pero ello trajo consigo la elevación
    de los precios
    locales del ganado y de los cereales. Los artículos que
    especialmente eran enviados a Italia coincidían en
    términos generales con los actuales artículos de
    exportación: pescado salado, cereales, vino, aceite, cera,
    miel, pez, lana y, junto a estas primeras materias, diversos
    artículos manufacturados, como objetos de hierro, ciertos
    tejidos y
    otras mercancías. Los artículos eran exportados
    ordinariamente por vía marítima mediante barcos
    construidos con materiales
    indígenas en los astilleros del país, que, de este
    modo, utilizaron las grandes reservas forestales del
    mismo.

    La provincia de las Galias que limitaba con el
    Noreste de España, había sido económicamente
    explotada por los romanos antes de que estos se extendieran a
    dicho país su poder político. En Massalia, donde
    inicialmente solo comerciaba el mercader griego, penetro
    también el comerciante romano, y a este siguieron el
    soldado y el agricultor, sus compatriotas. Cuando los
    massaliotas, que veían perturbado su desarrollo mercantil
    por los pueblos circunvecinos, pidieron apoyo a los romanos en el
    siglo II, prestaronselo estos de buen grado, pensaron siempre en
    la expansión de su poder político, y así
    surgieron ciudades romanas que inicialmente prestaron su ayuda a
    Massalia, pero que, con el tiempo, establecieron un cerco en
    torno a esta. Tratábase, no obstante, a dicha ciudad con
    todo respeto, y bajo
    un régimen aristocrático, conservaba una cierta
    autonomía política. Muchos massaliotas se dedicaron
    al estudio de las Bellas Artes e
    instruyeron a los galos en la lengua y en
    la ciencia
    griegas. También hubo muchos romanos que prefirieron
    cursar sus estudios en Massalia y no en Atenas. Hasta muy entrada
    la Era cristiana conserváronse restos vivos de esta
    cultura. Galia entera era sumamente fecunda, especialmente las
    regiones del Mediodía en las que se cultivaba el olivo y
    la higuera, así como también la vid. La densidad de
    población obligo a un cultivo intensivo de la tierra.
    Junto con Narbo, la actual Narbona, poseía gran
    importancia en el Sur Lugdunum, como sede del gobernador, lugar
    de acuñación de moneda y uno de los centros de
    mayor importancia en la vida romana. El sistema
    tributario y aduanero romano se extendió paulatina y
    sucesivamente; con el tiempo, también los distritos del
    Norte adquirieron gran importancia, hasta que la actual Treveris
    s constituyo a fines de la época imperial en uno de los
    mas importantes centros gubernamentales.

    Inicialmente, los sectores territoriales del Noreste,
    por ejemplo, los belgas, se dedicaron ante todo a la ganadería,
    y exportaban grandes cantidades de carne salada a toda Italia,
    preferentemente a Roma. En época posterior, bajo la
    influencia romana, se desarrollo en la parte septentrional, junto
    a la tradicional actividad agraria, una industria textil muy
    notable y una explotación minera con la subsiguiente
    elaboración de los metales.

    Las relaciones con Inglaterra no eran muy
    intimas, porque las tropas romanas no pudieron asentar
    solidamente el pie en aquellos territorios. Inglaterra
    exportaba granos, ganado y metales, por añadidura pieles,
    esclavos y, en particular, perros de caza
    hacia las Galias, pero ni en la ganadería ni en la
    agricultura poseían un elevado desarrollo. La
    exportación y la importación eran, sin embargo, bastante
    importantes, siendo remunerador para los romanos la
    exacción de impuestos de
    aduanas.

    Germania carecía de importancia eminente para el
    trafico romano, y aun había casos en que las sublevaciones
    repetidas constituidas un serio obstáculo a las comunicaciones. Muchas comarcas pagaban solamente
    escasos tributos e
    impuestos, contribuyendo en cambio con soldados. Los diversos
    territorios renanos y danubianos, así las cuencas de los
    ríos Save y Drave suministraban preferentemente productos
    naturales , mientras que los romanos importaban a ellos
    mercancías itálicas. Para Germania misma fue la
    colonización romana de gran importancia, porque los
    diversos establecimientos municipales fronterizos sirvieron como
    centros culturales y mercantiles, influyendo en algunas
    localidades la producción de Germania. Mercaderes romanos
    introdujeron también en este país desde
    época muy antigua el comercio con ámbar.

    En Italia, la parte meridional estaba abandonada
    a la producción espontánea, y análogamente
    sucedía también en otros territorios de
    extensión no pequeña.

    así en la llanura del Po la producción de
    lana era muy abundante, y se aplicaba directamente a la
    fabricación itálica indumentaria. La llanura del Po
    suministraba también, como Bélgica, carne de cerdo
    que era enviada a Roma. Las existencias de ganado no eran muy
    abundantes en algunos sitios, como parece deducirse de la
    circunstancia de que desde las regiones ilirias se importara
    ganado a Aquileia. La agricultura arrojaba pingües
    rendimientos, y también las selvas eran objeto de adecuada
    explotación. En la Italia central, Campania suministraba
    trigos excelentes, siendo también considerable la
    producción de vino, mientras que los alrededores de Roma
    era poco fecundos. El comercio se concentraba principalmente en
    Roma, ase como en las ciudades del sur: Puteoli, Nápoles,
    etc. La producción de vino y aceite en Italia era tan
    grande que se hizo posible la exportación, por ejemplo
    hacia las Galias, hasta que el Mediodía de esta ultima
    provincia inicio con éxito
    la competencia.
    artículos de importación eran preferentemente los
    cereales, objetos de lujo de todas clases y esclavos, procurados
    estos últimos después de terminadas las grandes
    guerras con los piratas, que en el Asia Menor y en Siria
    hacían a las personas objeto de lujo de todas clases y
    esclavos, procurados estos últimos después de
    terminada las grandes guerras con los piratas, que en el Asia
    Menor y en Siria hacían a las personas objeto se sus
    depredaciones. Aunque las cantidades beneficiadas no eran
    comparables a las de otros tiempos, poseían, no obstante,
    importancia bastante para hacer que muchos hombres influyentes se
    mostraran remisos en seguir a los piratas. Cuan importantes era
    el comercio con Roma puede apreciarse teniendo en cuenta que se
    trato hasta de regular el curso del Tiber. El desarrollo
    adquirido por la actividad constructiva de Roma no
    correspondió en un principio a la riqueza de sus
    habitantes, pues las calles eran angostas y las edificaciones
    inseguras; solo la época imperial creo una Roma de
    asombrosa hermosura. Como en todas las grandes ciudades,
    aumentaron los precios de las tierras y hubo necesidad de
    construir casas de varios pisos, en las cuales se pagaba por una
    pequeña habitación en mismo alquiler que en las
    pequeñas aldeas por una casita con jardín. La gran
    ciudad desarrollaba entonces, como ahora, su poder absorbente,
    pues aparte de las ventajas económicas, ofrecía los
    mas diversos atractivos. De Roma partían numerosas
    vías siguiendo las cuales podían trasladarse los
    viajeros o cualquier comarca del mundo conocido. Empresas
    particulares de expedición facilitaban viajes que,
    aun a pesar de las naturales incomodidades, resultaban sumamente
    agradables. Como existían estaciones para el relevo de
    caballos podían emprenderse viajes a localidades
    distantes, y, a pesar de la reducida velocidad,
    podíase recorrer el mundo entonces conocido en el mismo
    tiempo en que puede serlo la totalidad del actual.

    La incorporación de Grecia al Imperio
    romano fue efectuada, en términos generales, con
    prudencia, reconociéndose a las ciudades una cierta
    autonomía, aunque con limitaciones. Corinto
    floreció de nuevo. Pero las consecuencias de la guerra
    civil no habían sido superadas totalmente en Grecia: en
    cambio, otras provincias prosperaban. La despoblación, que
    habíase iniciado en la época de paz encontró
    la guerra, naturalmente, pábulo para su progreso.
    Tristemente resuena la descripción que poseemos de una ciudad de
    Eubea a fines del siglo I. Dos tercios de los campos estaban
    yermos, principalmente por falta de brazos. Ni los funcionarios
    imperiales ni las ciudades autónomas eran aptos para
    afrontar los problemas
    sociales. Edificaciones y repartos nos bastaban para
    restañar las heridas del país extenuado.

    La importancia de la cuenca del Mar Negro
    decreció para los países mediterráneos desde
    el momento en que los romanos iniciaron su política de
    conquista en gran escala. La
    posibilidad de elección entre los países
    productores de cereales era mayor, y la Crimea no exportaba ya
    cereales en tiempos de Estrabón, por ejemplo, como en las
    épocas pasadas. Por el contrario, los ganados pontinos
    desempeñaban un cierto papel, e igualmente se exportaban,
    sin cesar, esclavos en grandes cantidades desde la cuenca del Mar
    Negro hacia el Oeste. La salazón de algunas especies de
    pescados constituyo siempre una importante base para la
    exportación. Del Oeste se exportaban con preferencia vino
    y aceite, y, como en pasadas épocas, artículos
    industriales de toda especie, en particular materias textiles y
    objetos de lujo.

    Asia Menor mantuvo en líneas generales su
    estructura económica durante la época romana.
    Ciudades importantes como Éfeso, Pergamo, Magnesia,
    Esmirna, Tarso, crecieron casi simultáneamente y
    sostuvieron entre si incesantes luchas. Una antigua cultura
    aseguro el bienestar a las ciudades del Asia Menor hasta muy
    entrada la época imperial, aunque los piratas
    habían causado graves perjuicios al comercio y las guerras
    civiles llegaron a introducir gran confusión en las
    finanzas.
    Entonces, muchas ciudades del Asia Menor se declararon en
    bancarrota, de la cual pronto lograron reponerse, pero la
    orgullosa Rodas renuncio al derecho de usar de la
    condenación de deudas ordenada por Roma, que había
    sido concebida por la imposibilidad de efectuar los pagos. A
    partir de aquel momento, el bienestar estaba asegurado. Pero las
    incursiones iniciadas por los pueblos del Norte no solo
    terminaron con la prosperidad material, sino que agotaron sus
    fuentes. La riqueza del Asia menor dependía mas de la
    permanencia de las instituciones comerciales e industriales que
    los de procedimientos
    puestos en practica por el pueblo romano. La construcción
    de calzadas se llevaba a cabo mas bien por motivos militares que
    por razones mercantiles. Por lo demás, el Gobierno no se
    inmiscuía en exceso y abandonaba las ciudades a su propio
    esfuerzo, prestando su ayuda solamente en caso de graves apuros.
    La evolución constructiva de las ciudades de Asia Menor
    adquirió muchas veces proporciones grandiosas. Muchas de
    estas ciudades se beneficiaban con la circunstancia de que las
    grandes asambleas judiciales, periódicamente celebradas,
    tenían lugar en el recinto de sus muros. Entonces
    afluía una verdadera tromba de personas extrañas:
    funcionarios de la administración publica, de los
    mercaderes, artesanos y rameras; elevabanse los precios de todas
    las cosas y el alquiler de las habitaciones, y de la ciudad se
    enriquecía a expensas de los forasteros. La industria y la
    actividad mercantil de las ciudades del Asia Menor se apoyaban
    muchas veces en las primeras materias del propio país,
    así como en la ganadería y en la agricultura. Cuan
    ricas debieron ser entonces las ciudades puede deducirse del
    hecho de que constantemente se hallaban capacitadas para pagar
    elevados tributos. Las clases acomodadas ejercieron casi siempre
    el poder político, soslayando a los proletarios y
    otorgando únicamente a los ricos las prerrogativas
    jurídicas. Mucho favoreció el Asia menor la
    circunstancia de que durante largo tiempo no se viera afectada
    por las grandes guerras.

    La mas importante ciudad de Siria, Antioquia, tenia
    aproximadamente, el rango de Seleucia o de Alejandría.
    Este territorio adquirió especial desarrollo el comercio
    de intermediarios. No era necesaria una gran importación
    de cereales porque Siria cubría por si misma sus
    necesidades esenciales. Pero, aun cuando era país fecundo
    y existían grandes extensiones dedicadas al cultivo de
    cereales, del olivo y de la vid, la exportación no era muy
    importante. En los distritos rurales, y especialmente en las
    pequeñas ciudades existían industrias de
    toda especie, como la textil, la fabricación del vidrio, etc, Los
    centros industriales fenicios
    poseían una gran importancia, por ejemplo Tiro, donde se
    elaboraba la seda en rama traída de china por
    vía terrestre, y después se la tenia de
    púrpura.

    El comercio con el Asia Central y Mesopotamia se
    dirigía esencialmente sobre Siria, el de Arabia e India
    sobre Egipto. Los sirios, como en épocas pasadas,
    siguieron traficando en naves propias, que se hallaban en todos
    los puertos del Mediterráneo: en Ostia poseyeron una
    factoría, en la cual se agrupaban en torno a un santuario,
    como los griegos en Naucratis.

    En el África septentrional, intentaron los
    romanos aprovechar en cierto modo grandes regiones
    desérticas; fomentaron la agricultura, la arboricultura y
    la ganadería, impulsando también considerablemente
    las industrias. Las grandes colonizaciones, especialmente la
    llevada a cabo por los veteranos, trajo consigo el surgimiento de
    varias comarcas. En particular Cartago fue, después de su
    reconstrucción, una gran plaza mercantil que sirvió
    de estación intermedia entre África septentrional e
    Italia. La densidad de población disminuyo un poco a
    medida que se hicieron mas frecuentes las luchas entre los
    pretendientes al trono imperial y se iniciaron, mas tarde, las
    persecuciones contra los cristianos; como tanto otros
    países, África septentrional comenzó su
    proceso de regresión, si bien en esta comarca surgieron
    mas tarde hombres eminentes como propagadores de
    cultura.

    Egipto estaba directamente sometido al imperante.
    La administración, especialmente la financiera, fue objeto
    de una centralización enérgica,
    poniéndose en manos de los funcionarios de Roma y
    asegurándose con ello la superioridad de Egipto sobre
    otras provincias, mientras que los emperadores reconocieron a los
    municipios una cierta autonomía. A pesar de la
    extraordinaria fecundidad de Egipto, a pesar de los
    viñedos, olivares y plantaciones de dátiles, la
    población o subvenía cumplidamente a sus
    necesidades; la exportación substraía al
    país la mayor parte de sus productos, ya fuera la
    administración o el comercio quien se apoderara de ellos,
    hasta el punto en que en ocasiones también los egipcios
    disfrutaron de repartos de cereales como los romanos. Con los
    almacenes de
    granos de Egipto podía el Emperador saciar sus
    súbditos romanos; por el contrario, una vez cerradas las
    puertas de los silos, el hambre surgía amenazadora. El
    usurpador Vespasiano procuro ante todo apoderarse de todos los
    graneros de Egipto para hacer de Roma un pueblo inerme. Quien
    dominara Alejandría (llave de la tierra y mar)
    podía hacer frente a grandes ejércitos con escasas
    tropas y extender el hambre por toda Italia. Desde muy temprano
    se procuro establecer un vinculo mas estrecho con el imperio,
    pues Egipto era para Roma casi tan imprescindible como
    posteriormente, tras la división del Imperio, para
    Constantinopla. Los mismos egipcios habían recalcado con
    exceso, en la época imperial, que dependía del Nilo
    el que en Roma se pudiera comer hasta saciedad o padecer hambre.
    Raros fueron los casos de que reino la sequía en Egipto, y
    entonces hubo que recurrir a la importación. Como los
    romanos necesitaban mas cereales que los Ptolomeos, se elevo el
    tipo de arrendamiento en el primer siglo de la época
    imperial, cuando había de pagarse en especie,
    poniéndose en practica la concesión a arrendatarios
    extranjeros para lograr un cultivo mas intensivo de la tierra.
    Estos esfuerzos fueron coronados por el éxito, y mediante
    una maravillosa canalización se logro que extensas
    comarcas, actualmente desérticas, fueran entonces tierras
    de cultivo. Las construcciones de canalización, cuando no
    eran llevadas a cabo par jornaleros y soldados, se efectuaban
    mediante corveas, prestaciones
    feudales de índole personal por
    determinadas clases de la población, existiendo la
    posibilidad de liberarse de tales cargas mediante entrega de una
    cierta cantidad en metálico.

    No se conformaron, sin embargo, los romanos con seguir
    el curso del Nilo y del Eufrates, sino que anhelaron los tesoros
    del África oriental, Arabia e India. Dada la imposibilidad
    de una conquista, se recurrió al sistema de puestos
    militares avanzados; donde estos no podían ser sostenidos,
    se efectuaban demostraciones bélicas para hacer sentir
    incluso a los pueblos mas lejanos la grandeza de Roma. Como los
    romanos, por añadidura, ponían todo genero de
    obstáculos al comercio de los árabes y alejaban
    mediante tarifas aduaneras y otros procedimientos los barcos
    extranjeros de las fronteras del Imperio, los mercaderes romanos
    lograron poseer en Oriente una influencia decisiva. Los pueblos
    africanos con los cuales se había de traficar, y aun
    muchos de los que ocupaban la costa árabe, se hallaban por
    lo común en una etapa cultural sumamente rudimentaria,
    aunque hubo ocasiones en que la c0ultura griega penetro en
    aquellos países. En muchas plazas mercantiles se reunieron
    las mercancías del interior y de otras regiones de la
    costa, para facilitar de este modo su labor a los mercaderes
    romanos entre los cuales figuraban también de otras
    nacionalidades, principalmente los egipcios. Pero no siempre
    fueron recibidos los comerciantes en son de paz, sino que en
    diversas localidades se les trato con desconfianza y aun con
    animosidad. La plaga de la piratería adquirió proporciones mas
    considerables en aquellos lejanos países que en los mares
    mas concurridos. Pero incluso en lugares en que no existía
    impedimento al trafico mercantil, nos mercaderes hubieron de
    llevar presentes para los indígenas y especialmente para
    los reyes: valiosas vasijas, hermosas mujeres, vestiduras y otros
    objetos de valor. En época anterior el mercader romano
    solamente buscaba en los países extraños aquellos
    productos que él mismo había de utilizar; pero,
    poco a poco, fue solicitando mercancías producidas por las
    tribus indígenas y susceptibles y susceptibles de ser
    nuevamente vendidas.

    Incluso en etapas muy retrasadas de cultura logro
    desarrollarse un negocio de exportación bastante
    orgánico.

    El mercader romano se limitaba en época anterior
    a llevar consigo artículos corrientes a su patria, pero
    luego fue produciendo ya mercancías especialmente
    dedicadas a la exportación y adecuadas al gusto de los
    habitantes. La primera etapa determino una intensa actividad
    cultural, mientras que la segunda aniquilo en bastantes ocasiones
    la industria indígena, y le privo de aptitud para adquirir
    nuevos desarrollos.

    Entre los productos en bruto traían los
    mercaderes latón y cobre, que servían como moneda y
    como ornato.

    Igualmente se expidió a Oriente hierro para
    confeccionar armas, cuando no
    se enviaban directamente las armas mismas, y también otros
    utensilios fabricados según modelos
    nacionales. También el aceite y el vino eran solicitados
    por algunas tribus. A veces, el mercader romano durante su viaje
    compraba en una localidad mercancías a cambio de
    géneros romanos, destinando aquellas a la venta en otras
    etapas de su viaje, y recibiendo en compensación los
    objetos que codiciaba. En algunos de los grandes centros
    mercantiles arábigos encontrabanse los mercaderes romanos
    con los índicos, quienes, a su vez, importaban metales y
    artículos manufacturados. Acaparaban ante todo los
    comerciantes de Roma marfil, concha, mirra, incienso y especias,
    y algunas regiones le suministraban inteligentes esclavos. La
    mayoría de las tribus carecían de naves y
    utilizaban las de los romanos, salvo los árabes, por
    ejemplo, quienes desde la ciudad de Muza, situada al Sudoeste,
    desarrollaron un intenso trafico con flota propia, tanto en la
    costa africana situada enfrente como también con las
    Indias. Esta actividad mercantil determino la organización
    en gran escala de algunos ramos de la producción, por
    ejemplo, la obtención del incienso.

    Pero los mercaderes romanos atravesaron Arabia y no
    solamente se extendieron a lo largo de la costa sino que en
    atrevidas expediciones llegaron hasta las playas occidentales de
    las Indias. Algunos navegantes avanzaron hasta Ceilán e
    incluso hasta la China, pero sin llegar a trabar relaciones
    mercantiles regulares con los respectivos
    países.

    El helenismo
    fomento el progreso de las ciudades meridionales y occidentales
    del Mediterráneo. Esta evolución no se altero a
    principios de
    la época imperial; pero a medida que transcurre el tiempo,
    vemos como adquieren mayor importancia las ciudades del Norte;
    así aparecen en el siglo IV como tales junto a Roma no
    solo Constantinopla y Cartago sino también Treveris,
    Milán y Aquielia.

    CAPÍTULO III

    ACTIVIDADES ECONÓMICAS

    3.1 LA AGRICULTURA Y LA GANADERIA : LA
    PROPIEDAD Y EL TRABJO AGRÍCOLA EN EL IMPERIO
    ROMANO

    Roma habiendo agrupado bajo su domino político
    tantas comarcas en otros tiempos independientes y que formaban
    Estados separados unos de otros, Roma, no había modificado
    las leyes naturales a
    las cuales se encontraban sometidas; para dar a todos a esos
    Países una organización administrativa, una
    flexible, al mismo tiempo no había cambiado la naturaleza
    del suelo, ni el relieve, ni el
    clima.
    Después de la obra política, administrativa
    realizada por la ciudad victoriosa, la agricultura, la
    ganadería, la caza, y la pesca, la flor
    y la fauna en un
    apalabra se encontraba lo mismo que antes, determinadas por las
    mismas condiciones geográfica; los cultivos que se
    practicaban , las razas animales que se criaban continuaban
    siendo, en su ,mayor parte los cultivos y las razas
    caracterizadas de la zona Mediterránea y flanqueadas por
    el Norte, en la Europa Occidental y Central, por cultivos y razas
    que más bien dependían del tipo Atlántico;
    por el Este y por el Sur por los cultivos y razas que se
    aproximaban al tipo tropical o desértico.

    Es decir que en el dominio agrícola y pastoril la
    economía antigua no haya sufrido ninguna evolución
    y que debemos limitarnos a poner brevemente en evidencia la
    continuidad la permanencia de las situaciones anteriores tales
    como existían en Grecia y en Occidente en los tiempos
    Helenísticos, en el Norte de África, durante la
    supremacía de Cartago, en Italia, en España en la
    Galia Norbonense, antes del establecimiento del Imperio en el
    Norte y el Centro de Europa durante las edades del Bronce y el
    Hierro hasta la víspera de la conquista Romana. De
    ningún modo la economía agrícola y pastoril
    del mundo antiguo se ha transformado en lo primeros siglos
    después de Cristo; Esas transformaciones han sido debidas,
    sin excepción a la acción humana.

    La importancia respectiva de los cultivos "Propiamente
    dicho y la ganadería vario en muchas regiones, en unas en
    provecho de los cultivos, en otras en provecho de la
    ganadería; La superficie destinadas a cualquier cultivo se
    extendieron o por el contrario, disminuyeron; de ahí
    resulto un nuevo reparto de los centros de producción
    agrícola.

    Es probable que hubiera en varias provincia un retroceso
    sensible de los bosques.

    Todos esos cambios fueron directa o indirectamente obra
    de los hombres, unos porque fueron queridos, preparados,
    conducidos por ello a feliz términos, otros porque fueron
    consecuencia talvez no prevista muy claramente, de conquista
    militares de conexiones territoriales de reformas
    política.

    Esas compuestas militares, esas conexiones, esas
    reformas ensancharon en proporciones considerables en campo de
    acción de la economía antigua. Vastos territorios,
    antes incultos o descuidados por pueblos semibárbaros,
    comenzaron entonces a ser explotados. En esos territorios lo
    mismo que en los países cultivados, desde antiguo los
    métodos de explotación fueron mejorados; un estudio
    más preciso, una utilización racional del suelo y
    del clima permitieron aumentar su rendimiento.

    Por último, bajo el influjo de las Instituciones
    y del derecho de Roma, la organización jurídica y
    económica de las propiedades, la organización
    practica del trabajo agrícola y pastoril fueron
    perfeccionadas. Las diversidades de esa organización
    fueron atenuadas.

    La economía antigua, en esa materia,
    desemboco, después de largos siglos de costumbres
    divergentes, en una unidad relativa, en la concepción y e
    la aplicación.

    3.1.1 CULTIVOS, GANADERIA, BOSQUES; CAZA Y
    PESCA

    El mundo Romano no conoció cultivos nuevos. Los
    cereales, abren todo el trigo y la cebada; la vid; el Olivo; en
    las inmediaciones de las ciudades, las legumbres; en todas
    partes, algunos árboles frutales; en algunos lugares, el
    Lino; en los terrenos húmedos los prados y las hierbas
    forrajeras; en los jardines, las flores y ciertas plantas de lujo
    continuaron llamado la atención y recibiendo las preferencias de
    los agricultores y de los propietarios de la tierra. En Egipto,
    el papiro y el loto; en las proximidades de la Cirenaica, el
    Silfio en Tripolitania, el Loto, conservaron su importancia
    local.

    Del mismo modo, la ganadería no sufrió, en
    sus formas principales, ninguna modificación. Siempre son
    las especies bobinas y ovinas y porcinas las que ocupan, junto
    con los caballos, los mulas y los asnos, el primer lugar . Las
    abejas y las colmenas; las múltiples razas de
    volatería y de aves de
    corral; incluso los peces y los
    viveros son objetivos de
    cuidados especiales.

    También se tubo una cría especial para los
    Elefantes y Camellos, que estas eran las únicas novedades
    que se puede notar, en la época imperial, en materia de
    ganadería. Pero el empleo de esos animales eran muy
    limitado; No parece haber tenido una importancia ni siquiera un
    carácter verdaderamente económico.

    A falta de considerables en los cultivos practicados en
    las razas animales criados , lo que sorprende, cuando se estudia
    la agrícola del mundo Romano, en los primeros siglos de la
    era Cristiana, es la evolución producida en la
    difusión y en el reparto respectivo de los principales
    modos de explotación de la tierra y los cultivos mas
    extendidos aunque en algunas provincias, por ejemplo en
    África, tierra antes recorridas únicamente por
    rebaños y por pueblos nómadas se cubrieron de
    cultivos por otra parte en Italia, en Grecia, vastas extensiones
    cultivadas en otros tiempos fueron transformadas ya por las
    desdichas de los tiempos ya por la incuria de los grandes
    propietarios, en pastizales si es que no fueron completamente
    abandonadas.

    La producción de los cereales sobre todo del
    trigo disminuyo, mientras que la Vid, y el Olivo, conquistaban
    vastos dominios en el Este y en el Oeste (de ahí
    resultaron, sobre todo en las provincias Griegas y
    Asiáticas, hambres que provocaron graves
    disturbios).

    El gobierno Imperial no pudo permanecer indiferente ante
    esos acontecimiento de orden económico , por eso se
    adoptaron medidas para fomentar las siembras, para contener los
    progresos de la Viticultura. Además la exportación
    de los vinos habían llegado a ser uno de los principales
    recursos de Italia.

    En comparación con las tierras cultivadas y con
    los pastos, los bosques ocupaban superficies considerables. La
    conquistada de la Europa Occidental y Central valió a los
    Romanos la posesión la posesión de regiones muy
    boscosas, la Galia, la Nórica , la Retia y en general
    todas las comarcas montañosas, desde la columna de
    Hércules hasta el valle del Rin, desde el extremo de la
    Armónica hasta la desembocadura del Danubio .

    El tell Africano también esta cubierta de
    espesura. Además de las altas y profundas arboledas, los
    sotos abundaban en los grandes dominios de los Emperadores y los
    ricos particulares, esos saltus de Italia y de las provincias,
    cuya organización nos han revelado muchas inscripciones.
    Madera para
    carpintería para construcciones navales,
    ebanistería, para carretería, para suministrada por
    esos vastos bosques, ya el gobierno Imperial, para las
    necesidades del ejercito, de la flota, las obras públicas,
    ya la Industria privada. Un testimonio característico de
    la importancia de los bosques del lugar que ocupaban en la vida
    de los pueblos del Imperio Romano, consisten las innumerables de
    caza, esculpidas en los momentos fúnebres, representadas
    en los mosaicos. La caza se practicaba ya como una
    distracción y deporte, ya para capturar las
    bestias indispensables para los juegos
    sangrientos del circo y del anfiteatro.

    La pesca fluvial y sobre todo la pesca marítima
    gozaban de favor en el mundo Romano. Los grandes ríos el
    Po, Rhin, el Danubio, los lagos de Italia septentrional enviaban
    sus peces hasta Roma. El Atlántico era teatro de
    capturas a veces emocionantes de ballenas y de cachalotes, de
    tiburones, de focas ; en el mediterráneo, la pesca del
    atún probablemente era la mejor y mas fructífera y
    la mas organizada. A los países ribereños del Ponto
    Euxino que enviaban a Grecia abundante pescado salado, se
    había unido en la época Romana la España
    meridional, donde muchos puertos Vivian de la Industria de la
    salazón, por lo consiguiente de la Fauna marina ocupaba,
    lo mismo que la fauna terrestre un lugar en la economía en
    el mundo Romano.

    3.1.2 LOS PROGRESOS DE LA ECONOMIA
    AGRÍCOLA

    A falta de cambios considerables en la calidad de los
    cultivos practicados y de las razas de ganado criadas, debemos
    señalar para la época Imperial los progresos que en
    todo sentido y en muchas comarcas hizo la economía
    agrícola.

    La agricultura conquisto nuevas tierras al bosque, a los
    pantanos, al desierto. Los terrenos pantanosos fueron combatidos
    alrededor de las ciudades y en los campos. Obras de drenaje,
    destinadas a facilitar la salida de las agua
    estancadas, permitieron sustituir a ellos un suelo mas eco,
    más estable, mas salubre. Esa labor de saneamiento fue
    impuesta a veces a los veteranos y a principios del reinado de
    Tiberio, uno de los instigadores de la sublevación de las
    legiones de Panonia alienta a los soldados diciéndoles que
    se asigna a los veteranos a modo de campo, las tierras
    húmedas de los pantanos y las laderas incultas de
    montañas y que se les envía a los más
    diversos países.

    Por el último el desierto, o más
    exactamente las tierras que con anterioridad estaban incultas, ya
    a causa del clima, a causa del relieve, por la falta de labor
    humana, el mismo desierto se dio lugar a ricos dominio
    inteligentemente explotados. Aunque en algunas comarcas, en otros
    tiempos, prósperas y fecundas, como la Italia Central,
    Meridional y la mayor parte de los cantones de Grecia, muchas
    tierras fueron abandonadas y volvieron al estado de
    baldío, las provincias nuevamente conquistadas u ocupadas
    ofrecieron, por el contrario, a la economía
    agrícola vastos espacios hasta entonces desde
    desdeñados por el hombre y que durante varios siglos se
    cubrieron de ricas cosechas en el Norte de África y en
    Europa, es donde mejor podemos observar esta
    transformación.

    Nuestros progresos de la Agricultura en la mayor parte
    de las provincias Europeas son menos abundantes y menos precisos.
    Sin embargo no se puede discutir que la agricultura hizo grandes
    progresos en ciertas regiones de España, por ejemplo, en
    el centro y en el Noroeste, donde la vida urbana
    substituyó al menos parcialmente la antigua
    organización por tribus .

    Por ejemplo tal ves el más característico,
    de ese método
    racional aplicado a la economía fue el increíble
    desarrollo del cultivo del Olivo en los países
    semidesérticos, tales como las altas mesetas de Argelia y
    Túnez, la vertiente Oriental de la cadena libanesa y las
    regiones que se extienden desde Hamath y Homs hasta
    Palmira.

    La prosperidad del cultivo de los olivos, también
    está atestiguada por indicios tan abundantes como
    concluyentes en el Este del Líbano y del Orontes "
    Mientras que en nuestros días los Olivos ya no crecen y
    aún en pequeño número más que en los
    altos valles del Líbano, antiguamente esos árboles
    cubrían todo el valle de Orontes.

    Oro progreso de la economía agrícola
    durante el Imperio Romano se realizo gracias al empleo
    metódico y juicioso de las aguas que suministra la
    naturaleza. Tal ves sea exagerado el papel desempeñada por
    le riego en la fecundidad de ciertas regiones y en la prosperidad
    de ciertos cultivos. No parece que ese modo de utilización
    de las aguas allá sido aplicado a ninguna provincia del
    Imperio Romano, tal ves con la excepción de Egipto, a
    vastas superficies. En todos los lugares donde se han podido
    seguir hasta su termino, los acueductos, y las conexiones de
    aguas múltiples en los primeros siglos del Imperio, en
    todo el Imperio Romano que uno y otros desembocaban hoy en
    ciudades pobladas o en poblados, ya en Villas o granjas, por
    consiguiente, el agua que
    ahí conducía estaba destinada a la alimentación de los
    seres humana y de los animales.

    Por consiguiente, conviene no desnaturalizar,
    exagerándola, la importancia del riego en la
    práctica agrícola, no quiere decir esto que la obra
    hidráulica realizada por los Romanos no allá tenido
    una repercusión considerable sobre la economía
    rústica . Suministrando a los seres humanos el agua
    necesaria para su alimentación, esa obra hidráulica
    ha hecho posible la explotación donde sin ella la vida
    sedentaria y los trabajos de granja no hubiera podido
    existir.

    La acción que esa obra a ejercido sobre la
    economía agrícola fue la misma naturaleza que la
    influencia de los progresos de la vida urbana; contribuyo
    indirecta , pero eficazmente, ha extender las superficie de las
    regiones sometidas a esa economía .

    3.1.3 PROPIEDAD Y LA ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO
    AGRÍCOLA

    La agrupación en un solo y mismo estado de todos
    los territorios conquistados o anexionados por Roma, tubo por
    consecuencia dar a la propiedad agrícola, de un extremo a
    otro del mundo antiguo, no una constitución uniforme, sino
    caracteres de una diversidad sistemática, por decirlo
    así. Esa diversidad, con múltiples matices, estaba
    formada en la distinción entre el territorio de la ciudad
    Romana en el territorio de las ciudades de los reinos de las
    tribus exteriores a la ciudad Romana vencidos por ella o
    ingresado en su alianza.

    Fuera de Italia , el suelo era , en principio y salvo
    excepciones, de condición provincial, es decir que estaba
    sujetó a un impuesto y que no
    le correspondía la propiedad quiritaria.

    En cambio el suelo provincial, teóricamente
    propiedad de la ciudad vencedora, había sido:

    • Asignado a Colonos y agrupados de modo que formaban
      una aglomeración urbana, ya establecidos individualmente
      "Viritim" en ambos casos las tierras concedidas
      habían sido medidas y catastradas
      oficialmente;
    • Vendida por Ministerio de los Cuestores a simples
      particulares, esas tierras formaban en general dominios
      considerables; Sabemos que en África había
      dominios de ese género a
      los que no se podía dar la vuelta a caballo en todo un
      día, esos dominios eran independientes de la
      administración Municipal y de sus poseedores estaban a
      menudo pleito .
    • Dejada a los antiguos propietarios que habían
      hechos rápidamente su sumisión, y cuyas ciudades,
      aldeas, organización en tribus había mantenido
      Roma: Esa era la suerte más frecuente de los territorios
      provinciales.
    • También hay que conceder un lugar especial a
      los territorios de las ciudades que, que por un favor muy raro
      trataba como Aliadas y no como súbditas: Civitates
      Federates
      . Esos territorios eran considerados como
      exteriores al imperio, como disfrutando una independencia, por
      otra parte mas nominal que real.
    • Las relaciones jurídicas de los poseedores del
      suelo, con esas diversas categorías de tierras no eran
      las mismas que las de los poseedores y del suelo Itálico
      o Romana. Evidentemente el Estado o
      el emperador tenían la plena y entera propiedad de los
      dominios públicos, tanto así era atribuidos al
      fisco, es decir al estado, como si lo era el patrimonio
      privado del Emperador y sus dominios no estaban gravados con
      ningún impuesto, pero los fundos provinciales, lo mismo
      si estaban ocupados por ciudadanos romanos que por peregrinos,
      estuviesen o no comprendidos en el territorio de una Ciudad, no
      eran, salvo concesión, del "Jus Italicum",
      susceptibles de propiedad quiritaria; estaban gravados con un
      impuesto territorial, a menos que el gobierno Imperial les
      concediese el privilegio de la "immunitas".

    La regla era que todo suelo provincial, aun
    poseído por un ciudadano Romano, debía pagar el
    impuesto territorial. El verdadero significado de ese impuesto
    era recordar y señalar la propiedad eminente del Estado
    sobre tierras conquistadas.

    El modo de explotación y organización del
    trabajo se habían adaptado a diversas formas de la
    propiedad rural. Prescindiendo de los procuradores que, en cada
    provincia o en cada circunscripción, estaban encargados de
    vigilar la explotación y la gestión
    de los dominios Imperiales y cuyo papel era sobre todo
    administrativo el cultivo de esos dominios estaba en general
    asegurado por una parte por arrendatarios (conductores), que
    contrataba con los procuradores Imperiales y que tomaban en
    arrendamiento mediante un precio convenido, un territorio
    más o menos considerable, por otra parte por agricultores
    (colonis), que representaban la mano de obra, propiamente dicha y
    que debían a los arrendatarios o conductores una parte de
    las cosechas y trabajo obligatorio.

    Por último necesitamos mencionar una forma
    especial de ocupación y explotación del suelo: La
    "enfiteusis", que es un contrato que en
    un principio tubo por objeto la explotación de las tierras
    primitivas, de propiedad privada de los Emperadores.
    Después se extendió a los fundos patrimoniales, a
    las tierras de las Iglesias y de los particulares.

    En un arrendamiento a largo plazo que tiene su origen en
    ciertas prácticas seguidas desde mucho tiempo antes en la
    administración de los grandes dominios. En los primeros
    siglos del imperio, los propietarios autorizan a sus colonos la
    ocupación de las parcelas incultas para roturarlas; como
    recompensas se les concede el goce exclusivo de los frutos
    durante cierto números de años, después de
    lo cual deben un canon módico, en especie, además,
    se le reconoce sobre la cosa una especie de derecho real,
    revocable cuando dejan de cultivar la tierra durante dos
    años.

    Cualquiera que sea la forma entre las múltiples y
    diferentes que revistió la organización de la
    propiedad y de la explotación del suelo lo que se
    desprende de todos los hechos hoy conocidos, es que, en la medida
    que la civilización antigua y las vicisitudes
    históricas del Imperio Romano lo han permitido, la
    mayoría, de los países agrupados por Roma bajo su
    dominio conocieron entonces una fecundidad agrícola y la
    pastoril a la cual muchos de ellos no habían llegado
    antes, que varios, como el Norte de África y Egipto no han
    vuelto ha encontrar sino después de largo siglos y que
    otros muchos, como el Asia Menor, todavía
    esperan.

    3.2 LA INDUSTRIA Y EL TRABAJO
    INDUSTRIAL

    Los lineamentos trazados por la vida publica y la
    privada habrían influido con gran fuerza sobre la
    industria y la organización del trabajo industrial, que
    sobre las demás actividades económicas como fueron
    la agricultura, la ganadería, la organización de la
    propiedad y del trabajo agrícola.

    Ahora bien, estudiemos tanto la parte occidente como la
    parte oriental, excepto Grecia (debido a la irremediablemente en
    decadencia), la constitución del imperio, el
    establecimiento de la paz romana, de la unidad política y
    administrativa dieron nuevo desarrollo a las muchas
    industrias.

    La extensión y el desarrollo de las relaciones
    comerciales entre el mundo mediterráneo por una parte, y
    el extremo oriente, la india y el África oriental, por
    otra; la afición cada vez mas señalada de los
    occidentales a todos los productos de las industrias de lujo de
    Alejandría, de fenicia y de Siria, de Asia menor; la
    seguridad de las comunicaciones marítimas; esas diversas
    consecuencias de la hegemonía romana contribuyeron
    poderosamente a activar la producción industrial de los
    talleres orientales. Pero esos talleres existían desde
    hacia muchos años; en cuanto concierne al oriente, no se
    podría hablar de transformación profunda, ni
    siquiera de evolución muy acentuada.

    Ahora en occidente, la industria bajo diferentes
    modalidades tuvo un periodo de vida fecunda e intensa que duro
    mas o menos de dos a tres siglos. las causas de este
    fenómeno económico fueron
    múltiples:

    • La fundación de numerosas ciudades en el
      África del norte, en la península ibérica,
      en la Galia, en los países ribereños del
      Danubio
    • la creación de una red muy bien
      coordinada de rutas terrestres y la organización de la
      navegación fluvial, que facilitaron las relaciones entre
      las provincias y, por consiguiente, la circulación de
      los productos fabricados
    • Las demandas cada vez mayores del consumo, no ya
      exclusivamente local, sino regional e
      interregional.
    • la explotación progresiva de materias primas
      antes poco conocidas o no utilizadas.

    Tales son los hechos principales, de orden
    político y económico, a los cuales las provincias
    del oeste y del norte del imperio romano debieron unas el
    despertar y otras el progreso de su producción
    industrial.

    Pasando a segundo plano las distintas diferencias que
    puedan haber entre oriente y occidente, entre las provincias
    griegas y las provincias latinas del imperio, la economía
    industrial de la antigüedad, antes dispersa, se
    encontró en cierto modo concentrada; un equilibrio al
    menos relativo se estableció entre los países de
    civilización desarrollada, en los que la industria se
    practicaba desde hacia largos siglos. Y las regiones que hasta la
    víspera de la conquista romana habían permanecido
    casi aislados del mundo mediterráneo. De un extremo a otro
    del imperio, las creaciones de la industria no dejaron de
    circular y la producción se hizo tanto más
    abundante cuando el consumo se hacia mas general y las salidas y
    mercados
    comerciales se multiplicaban.

    3.2.1 LAS MATERIAS PRIMAS; LAS INDUSTRIAS
    EXTRACTIVAS; SALINAS, CANTERAS, MINAS.

    Debido a los progresos obtenidos la agricultura y la
    ganadería suministraron a la industria de materias primas
    más abundantes y más variadas entre los que podemos
    mencionar:

    1. Para la industria alimenticia tenemos a los granos,
      racimos de uva, aceitunas
    2. Para las industrias textiles tenemos lino,
      cáñamo y la lana.
    3. Para la industria de los curtidos tenemos a las
      pieles.

    Las industria de la construcción pudieron
    aprisionarse en los bosques, mas explotados y quizá mejor,
    de la madera necesaria para las obras y para la
    carpintería. La pesca de los peces de mar y de los
    mariscos continuo proveyendo a la industria de las salazones y a
    la de lo tintes.

    Fueron sobre todo las materias primas de origen mineral
    las que adquirieron en la economía del mundo romano un
    lugar destacado. Y ante todo, el florecimiento del urbanismo, que
    caracteriza en esa época la evolución de muchas
    regiones del occidente y de la Europa central, debido a esto era
    indispensable la búsqueda y el empleo de los materiales de
    construcción, piedras para la edificación de todas
    clases de, cal, yeso, arena. Los romanos en la mayoría de
    los casos construían los edificios utilizando para las
    diversas partes de esta, un tipo especial de piedra. Pero esto
    también era una constante de los pueblos conquistados. Si
    observamos con detenimiento sobre la enorme cantidad de piedras,
    de materiales de construcción, de ladrillos, de tejas, de
    utensilios de tierra cocida que fue necesaria para el
    crecimiento, para la vida diaria de todos los centros urbanos nos
    daremos el gran tamaño que alcanzo esta
    actividad.

    Entre las industrias extractivas, hay algunas
    especiales, que merecen un estudio aparte, a causa de su
    naturaleza y al mismo tiempo de su
    organización.

    Los pobladores antiguos sabían recoger la sal, en
    las orillas del mar, en las salinas, ya sea en la tierra, en
    extensiones lacustres, en fuentes termales, o en minas
    salinas.

    Los principales centros de la industria
    salinas:

    • En Italia: en la desembocadura del Tíber,
      alrededor de ostia, en el territorio de Volatarrae en Etruria,
      en las proximidades del Tarento
    • En Sicilia; cerca de Gela, y de Agrigento
    • En África: alrededor de Utica y en ciertos
      cantones de Libia próximos a Egipto
    • En la España citerior: en Egelasta, al norte
      de Cartagena, en el valle de Sucro
    • en la Galia, en la costa de Languedoc entre
      otros

    Había diversas formas de extracción, entre
    la que podemos mencionar el procedimiento por
    evaporación. Como también la sal gema era arrancada
    de la cantera en forma de bloques.

    En cuanto a los manantiales salinos, los procedimientos
    de extracción salinas variaban según el
    país.

    Entre las canteras, las de mármol, de
    pórfido y de ciertos granitos fueron especialmente
    importantes. La afición de los romanos a los materiales de
    lujo y a las suntuosas construcciones explica que en los muelles
    del Tíber, al pie del monte Testacio, se hayan
    desembarcado bloques de mármol, granito, de varios
    colores
    sombríos o brillantes. Debido a esta fluida actividad
    ciudades olvidadas pero que poseían canteras pudieron
    resurgir. En los primeros siglos del imperio, en todas las partes
    del imperio romano se trabajaba en la extracción de
    materiales metalúrgicos de calidad y colores muy
    apreciados.

    Los yacimientos de minerales metálicos, como
    también de materiales preciosos, oro y plata, como
    también los materiales de obra, hierro, cobre, plomo,
    estaño, siguieron un destino diferente según se le
    estudie en Grecia o en oriente o en la parte septentrional y
    occidentales del mundo romano. Las minas griegas estaban
    agotadas, macedonia y tracia eran aun ricos en oro y plata,
    diversas partes de esa zona estaban en desventaja debido a que la
    parte del norte y occidente del mundo romano eran las que
    más producían, además, poseían mayor
    diversidad. El oro se recogía en diferentes formas. En
    formas de pepita en España. Pero trajano, gracias a la
    conquista de la Dacia, doto al imperio el centro aurífero
    del mundo antiguo. La industria metalúrgica se aprisionaba
    de hierro de la isla Elba, En Etruria en otros lugares; de Chipre
    se abastecían de cobre. Además, ven estas zonas
    también existía el estaño, por lo que
    también se produjo el bronce. El norte de África y
    Britania producían plomo.

    Desde mucho antes de los romanos los diversos pueblos
    del mediterráneo oriental tenían diversas
    industrias metalúrgicas. Pero fue con la llegada de estos
    que comenzó una verdadera explotación de los
    recursos mineros. Para estas actividades tenían
    procedimientos de extracción los cuales han servido a la
    humanidad por mucho tiempo.

    El gobierno imperial se dio cuenta de la importancia de
    estos recursos mineros y el papel que cumplían en la
    economía romana, pero, además, también la
    importancia de las canteras de mármol y materiales
    suntuarios como también las salinas terrestres o
    marítimas.

    Cada zona de producción tenía un encargado
    llamado procurador su función
    era de la de exclusivamente de administrar; en cuanto a la
    explotación de los recursos mineros. Presentaba dos
    formas: el arrendamiento y la administración. El primero
    consistía en el alquiler a un conductor y el
    segundo consistía en la extracción directa del
    procurador el cual utilizaba instrumentos proveídos por el
    imperio para la extracción.

    Por abundantes y variadas que fuesen las materias primas
    suministradas a la industria por las diversas provincias del
    imperio, el mundo romano importaba otras de los diversos
    países extranjeros el ámbar de la germanía
    septentrional, el alabastro de Arabia, el marfil de África
    además de otros.

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