[Monografía publicada en el Boletín
Nº 27-28 del Instituto Güemesiano de Salta.
Publicación Oficial del Gobierno de la
Provincia de Salta, Salta, Argentina, 2004].
Nació en la estancia que había pertenecido
a sus abuelos paternos, en San José de Caracha del Valle
de Calchaquí, el 1º de octubre de 1796, cuando
ejercía el gobierno de la Intendencia de Salta del
Tucumán el coronel de infantería Ramón
García de León y Pizarro. Falleció en la
noche del 17 de diciembre de 1863. Fueron sus padres el rico
hacendado y vitivinicultor del Valle de Calchaquí don
Julián de Lea y Plaza de Texerina y doña
María Cándida Ríos (o de los Ríos) y
sus abuelos paternos, el hacendado don Miguel de Lea y Plaza
(nacido alrededor de 1710 y fallecido en sus propiedades del
Calchaquí, antes de 1763) y doña Rosa de
Texerina.
Su padre, don Julián de Lea y Plaza nació
en San José de Caracha del Valle de Calchaquí de
Salta, Gobernación del Tucumán, en 1748 y
falleció en San Pedro Nolasco de los Molinos en 1798, a
los 50 años. Ocupó muy pocos cargos
públicos, no obstante, se lo encuentra en 1795
desempeñándose como Juez Partidario de San Pedro
Nolasco de los Molinos de Calchaquí. Destacóse como
hombre de
campo, se dedicó a la cría de ganado vacuno, ovino
y principalmente al inverne y comercio de
mulares, empresa y
vocación que heredó de su padre don Miguel de Lea y
Plaza, la que don Julián supo mejorar; debido a su
actividad, realizó numerosos viajes hacia
el Alto Perú y especialmente a Chile (Santiago,
Valparaíso y Copiapó). Dueño de vastas
propiedades en su terruño, experimentaba afanosamente con
algunas cepas que ya existían en los Valles
Calchaquíes, introducidas por los jesuitas y
mercedarios, a las que don Julián agregó nuevas
variedades que trajo de sus viajes; el cultivo de la vid en
aquella zona es de antigua data y entre los pioneros del mismo,
en el siglo XVIII, se lo podría considerar a don
Julián de Lea y Plaza, quien animado por sus inquietudes
progresistas hizo construir para consumo propio
una pequeña bodega, en la cual elaboraba aguardiente y
vino; a pesar de ello, esta industria no
se desarrolló mayormente en aquella época, sino
casi un siglo después, cuando los vinos de Salta que ya se
imponían por su calidad
comenzaron a ser reclamados por el comercio; fue entonces que
surgió un nieto suyo (hijo de don José Remigio de
Lea y Plaza), el coronel don Wenceslao Plaza, que se
constituyó en uno de los más importantes
industriales de la vid en la provincia y la calidad de sus vinos
se conocieron en todo el NOA (Noroeste Argentino).
José Remigio estudió en Cachi al lado de
su madre, ya que su padre había fallecido cuando
tenía dos años. Su madre, doña María
Cándida Ríos (o de los Ríos), fue una de
esas mujeres de gran carácter, que con sacrificio y el temple
que se necesitaba en aquella época supo brindar a sus
hijos una esmerada educación y por sobre
todo ejemplos de honestidad y de
moral que
correspondía en su familia, varios
de cuyos miembros habrían de descollar posteriormente. Don
José Remigio, juntamente con sus hermanos, debió
ocuparse desde muy joven de las tareas de campo, pero dadas las
circunstancias que se vivían, no pudieron sustraerse del
deber de alinearse en la lucha por la independencia.
Cuando el inicial grito de libertad se
escuchó en Salta y comenzaron los movimientos armados,
entre los primeros valientes decididos de los Valles estuvieron
los hermanos y primos hermanos Plaza de esa generación,
así surgieron nombres que de una u otra manera prestaron
abnegadamente servicios a la
Patria, entre los que se destacaron algunas mujeres, como
doña María Magdalena de Lea y Plaza y Ríos
de Díaz, doña Dolores Díaz y Plaza de
Suárez, doña Juana Plaza y Valdés de
López, doña Manuela de Zamora y Castellanos de
Plaza de Mendoza, doña María del Milagro Cabrera y
Díaz de Plaza y Ríos, como tantas otras que
supieron apoyar directamente o desde la distancia y al abrigo del
amor a sus
esposos, los bravos criollos que voluntariamente se entreveraban
en la lucha por la Emancipación.
José Remigio, cuando sólo contaba catorce
años de edad ya se manifestaba imbuido de altos ideales de
patriotismo, tanto por las ideas recibidas en el hogar, pero
seguramente también por razones de sangre, la
heredada de antepasados que en otros tiempos combatieron con
coraje por causas que estimaron justas. Apoyó, pues, como
toda su familia, a las huestes organizadas en 1810, bajo la
dirección y adiestramiento
del entonces teniente don Martín Miguel de Güemes, un
joven de 25 años que comenzaba a perfilarse como un
caudillo nato entre los gauchos, que
constituían la base de sus tropas de combate. Es
así que en 1811 se incorporó a la
"Compañía de Cachi", comandada por figuras que
integrarían años después la lista de
oficiales destacados de Salta, los entonces teniente don
Elías de Iriarte, alférez don Nicolás Arias
Castellanos, su primo hermano el sargento don Luis Borja
Díaz, y su hermano el carabinero don Manuel Ubaldo
Plaza.
Más tarde, el ministro de guerra don
José Toribio Tedín, se trasladó a los Valles
en octubre de 1812, según el historiador Carlos Reyes
Gajardo, con la misión
secreta encomendada por los patriotas de Salta y llamada a
disuadir al entonces capitán don Manuel Fernando de
Aramburú de sus planes realistas, acción
que en un primer momento alcanzó resultados positivos.
Sobre esta misión, años después, don Luis
Borja Díaz, segundo de Güemes en los Valles
Calchaquíes, le escribía al cura Celedonio Molina:
"Todo el Valle secunda(ría) los esfuerzos del
gobernador Güemes debido a la activa campaña del
Capitán Tedín, quién juntamente con
Manuel Ubaldo Plaza (hermano de José
Remigio), oriundo de los Valles, se empeñaban en
levantar tropas para concluir con la dominación
española y dar soldados valerosos para que peleen en Yavi
al lado de Pachi Gorriti…".
Don José Remigio combatió con entusiasmo
en momentos difíciles para la provincia, mientras se
agregaban nuevos contingentes a las fuerzas de los
españoles. Los triunfos y derrotas se sucedían en
un clima de enorme
confusión. Se halló en la gloriosa Batalla de Salta
del 20 de febrero de 1813, en la que también participaron
algunos de sus hermanos, su primo don Luis Borja Díaz y,
entre otros, su futuro primo político don Gaspar
López de Vera y Gómez y su futuro suegro don Juan
Esteban Arias de Navamuel. El 30 de junio de ese año, don
Remigio Plaza fue promovido al grado de sargento del Regimiento
de Dragones de Cachi, título que conservará hasta
el 31 de marzo de 1815.
Los principales hacendados de la región,
existentes en ambos bandos, surgieron como los indiscutidos jefes
militares de la campaña y de esta manera aparecen las
familias acaudaladas de los Valles Calchaquíes como los
mayores protagonistas durante las reñidas contiendas. En
la Villa de San Carlos del Valle de Calchaquí, el 7 de
abril de 1813, le confiscaron a don Manuel Fernando de
Aramburú todas las propiedades que poseía "por
sospechas de tener sentimientos contrarios a la causa del
orden"; en efecto, Aramburú había acreditado su
firme adhesión a los realistas. En 1814, a fin de obstruir
los planes militares del general Güemes, equipó a su
costa un fuerte regimiento de criollos al que denominó
"Escuadrón de Caballería de San Carlos", en favor
del rey Fernando VII, y uniéndose a las fuerzas del
general Joaquín de la Pezuela participó en las
invasiones a Salta y Jujuy, venidas del Alto Perú. Don
José Remigio lamentaba la decisión de
Aramburú, ya que los integrantes de esta familia y los de
Lea y Plaza fueron siempre muy unidos por viejas amistades,
parentescos y compadrazgos. Por esta época los de Lea y
Plaza ya habían simplificado su apellido en
adhesión a la causa de la Independencia.
Para esas acciones
empeñadas contra los realistas partían los
Regimientos de San Carlos, Seclantás, Cachi, Atapsi y
Molinos, que organizaron los patriotas más destacados del
Valle como Luis Borja Díaz de Lea y Plaza, Pedro
Alcántara Ferreyra, Tomás y Nicolás de
Frías y Aramburú, Alberto Montellano, Justo
Pérez de Mendoza y sus hermanos Juan de Dios y José
María de Lea y Plaza de Mendoza, Bonifacio Ruiz de los
Llanos, Justo Pastor Arce y los de Lea y Plaza Ríos, entre
quienes se hallaba el sargento don José Remigio Plaza,
quien, según tradición, se caracterizaba por su
destreza con las armas blancas,
las que escondía entre su faja hasta que lo
requería un momento decisivo.
Con el "Regimiento de Dragones de la Milicia
Patriótica de Salta de Nueva Generación",
participó de una expedición que se trasladó
a Tucumán durante enero y febrero de 1814. El 31 de marzo
de 1815 era ascendido a alférez de la Segunda
Compañía del Tercer Escuadrón del Regimiento
Partidarios del Nuevo Orán. Es justo recordar el
patriotismo de nuestro prócer, pues no se han encontrado
en los archivos documentos que
certifiquen en él otro gesto que su invariable apoyo a la
causa de Mayo. Sus sueldos como militar de los Ejércitos
de la Patria, nunca le fueron pagados ni recibió dinero alguno,
debiendo de esta manera costearse su subsistencia y la de los
suyos con lo escaso que le iba quedando en el Valle de
Calchaquí, ya que de a poco se enajenaban las propiedades
de Atapsi, heredadas de su padre en las particiones con
sus hermanos; proveía desinteresadamente, pues, de sus
propios recursos
víveres y ganados a la causa emancipadora.
En 1817 el Tte. coronel don Gregorio Aráoz de La
Madrid
tenía la misión de hostigar al jefe realista en los
Valles Calchaquíes, partiendo para ello desde Trancas
(Tucumán) el 3 de marzo; luego de una intensa recorrida
por los Valles, se trasladó al Norte, llegando hasta
Chuquisaca, siendo rechazado, de manera que decidió
retornar a Tarija, pero esta ciudad había sido tomada por
las fuerzas realistas el 10 de julio de 1817, ante lo cual
Aráoz de La Madrid resolvió dirigirse a Orán
y finalmente volver a Tucumán. Mientras, don José
Remigio, que había participado valientemente en las
acciones de Yavi junto a Pachi Gorriti, fue apresado por los
realistas y trasladado a una prisión de Potosí, de
donde pudo escapar en momentos que era sometido a un consejo de
guerra para su casi segura decapitación; luego de muchas
peripecias logró regresar a los Valles.
Por orden del comandante de Húsares y de la
División de Vanguardia del
Ejército Auxiliar, teniente coronel Gregorio Aráoz
de La Madrid, estando en La Poma, el 27 de mayo de 1817 se
tomó declaración a Plaza, quien poniendo la mano
derecha sobre el puño de su espada y tras jurar por Dios,
la Patria y dando su palabra de honor, se identificó como
el teniente de la segunda compañía de los
Escuadrones de los Valles de San Carlos; don José Remigio
Plaza, quién frisaba los 21 años, manifestó:
que escapó de Potosí y cuando lo tenían
en el hospital de Betlemos, a donde lo habían llevado para
seguirle consejo de guerra y decidir su decapitación,
según supo por uno de los soldados de la guardia encargada
de su custodia, lo cual motivó que tuviera que hacer el
mayor esfuerzo para escapar. Dijo que aprovechando que el
centinela se había dormido al anochecer, pudo huir y
dirigirse hacia los cerros de Potosí, donde ya cerca del
amanecer encontró una mina, refugiándose en su
interior con el ánimo de esperar la siguiente noche para
continuar su fuga, pero en el lugar fue sorprendido por un
cholo, aparentemente cuidador de la mina y temiendo que
vaya a delatarlo ya que en aquel momento aún
tenía puestas las cadenas de la prisión, no tuvo
otra alternativa que quitarle la vida. Indicó asimismo
que él y sus compañeros de prisión
habían sido víctima del peor trato por parte del
enemigo. Informó al oficial sumariante que el
Día de Reyes degollaron en la plaza de Potosí a
cuarenta y tantos prisioneros de los de Yavi, y entre ellos a
tres mujeres de los patriotas de aquel pueblo; "que a las cuatro
de la tarde del mismo día voló el almacén de
pólvora, con tres mil quintales que tenían en el
Convento de Santo Domingo, cuyo incendio derribó las
cuatro cuadras en contorno de dicho convento…"
hundiéndose dieciocho piezas de artillería y que
murieron ochenta y tantos artilleros y todas las familias de
aquellas cuatro cuadras. El mismo día que había
escapado don Remigio "…supo por un muchacho del
Marqués de Yavi, que a éste lo habían puesto
en capilla, pero que ignora si lo pasaron por las armas…".
Sobre su arribo a Potosí, dijo que dos días
antes de Reyes entró a dicho pueblo el jefe realista
conocido como El Caudillo Tacón a cargo de
doscientos hombres mal armados y la mayor parte heridos, resto de
dos mil quinientos que fueron derrotados en las inmediaciones de
Chuquisaca, señaló que ignora el nombre del
jefe vencedor, "pero sabe que es nuestro"; explicó
que en el trayecto a Oruro, a unas dos jornadas de esa
población, el grupo de
prisioneros que él integraba se encontró con el
batallón de los Fernandinos que conducía presos a
mil y tantos patriotas de La Paz, a los que se unieron y de
inmediato emprendieron regreso a Potosí, porque
temían que dos mil quinientos hombres que estaban reunidos
en el Cerro Gordo, entre desertores y paisanos
prófugos, intentaran quitarle los prisioneros;
agregó que de todos estos apenas llegaron a
Potosí doscientos y tantos a causa de haber fusilado a los
demás en el camino conforme se iban cansando, ya que
por dicho temor era un objetivo
primordial cubrir el trayecto hasta Potosí en el menor
tiempo.
Plaza transitó en su fuga por una riesgosa
travesía; en Tolapampa encontró a treinta
desertores armados, a los que logró persuadir
acercándolos hasta Lipes, de donde se volvieron
veintinueve, trayéndose con él a uno que lo
acompañó hasta el campamento de La Poma; los
desertores que encontró en Tolapampa le comentaron que el
general La Serna (realista) se retiraba hasta Suipacha, y que
había llamado a la caballería de Vigil en Tarija,
para ponerla en retaguardia al tiempo que se retiraba, a cuyo
efecto se trasladó el brigadier Álvarez a Tupiza a
fin de preparar auxilios y reunir los reclutas de esas
inmediaciones.
Fue posible que después de tan graves
circunstancias don José Remigio pudiera llegar a su
regimiento de los Valles sin otros inconvenientes, según
apreciación de la historiadora Cadena de Hessling, "merced
al dominio que
tenía del idioma quechua y del aymara, los que
había aprendido de los peones de la estancia de su padre
cuando niño". Las declaraciones efectuadas por el oficial
José Remigio Plaza fueron tema de una carta de Belgrano
al general Martín Miguel de Güemes, fechada en
Tucumán el 3 de abril de 1817, en la que manifiesta que
dicho oficial ha huido de su prisión el 6 o 7 de marzo de
ese año, y luego de referirse a los cuarenta prisioneros
de Yavi degollados en la plaza el Día de Reyes junto a
tres mujeres patriotas, y a los espaciados fusilamientos de
más de mil prisioneros en su camino a Potosí, dice
el general Belgrano que eso me confirma que son unos inicuos y
me mantendré en esta opinión aunque los viese hacer
milagros (…). Aseguro a usted que calificados aquellos
hechos, al primero que ahorco si lo pillo, es al general.
Después de otras consideraciones, Belgrano señala
que: Creo que el tal Serna será general como yo.
¿Qué objeto ha podido tener el envío de las
fuerzas de Centeno, Olañeta y Marquiegui?, ¿tomar a
Arias, rescatar su artillería y prisioneros?. Es preciso
no conocer el país para delirar así, ni tener idea
de la gente que le hace la guerra; lo que me convence que ni
Olañeta ni Marquiegui son bien instruidos o de que, y
será lo más cierto, no tienen influencia con un
general español,
benemérito en un grado heroico y eminente, pero tan bruto
y salvaje como el otro benemérito de Chile de los zapatos
de raso bordados de oro:
convengamos en que son muy bárbaros.
Aquel año de 1817 fue una etapa de su vida en la
que debía decidir apresuradamente, eran tiempos
difíciles, había necesidades económicas y
las tropas sufrían abatimiento; las guerras eran
cada vez más intensas y sangrientas, y su hermano Ubaldo
estaba en prisión desde el año anterior en las
Casas Matas, Perú. El 14 de julio de ese año tuvo
que vender una parte de la propiedad que
heredó de su padre de la hacienda de San José de
Atapsi a don Pablo Dávalos de Mendoza, en mil pesos,
para su propio sustento y contribuir a los auxilios del
Estado, "para el sostén de la guerra contra el
tirano", dado que el ejército atravesaba por un
estado
calamitoso. Durante los años 1817 a 1821 nuevas invasiones
realistas amenazaron la provincia, en efecto, don Remigio
prosiguió en constante hostigamiento para obligar al
retiro de los españoles; en consideración a estas
acciones Güemes lo ascendió al cargo de teniente del
Escuadrón de Gauchos; y el 30 de diciembre de 1820,
"Atendiendo a los laudables méritos y distinguidos
servicios del Teniente de la primera Compañía del
segundo Escuadrón de Gauchos del Valle, Dn. Remigio
Plaza…". Don Martín Miguel de Güemes en su
carácter de "Coronel Mayor de los Ejércitos de la
Patria, Gobernador Intendente de la Provincia de Salta,
Comandante general de su campaña y en Jefe del
Ejército de Observación sobre el Perú", y su
Secretario de gobierno y guerra don Toribio Tedín, le
conferían los despachos de capitán graduado; y
finalmente cuatro años más tarde, el 10 de
noviembre de 1824, fue nombrado capitán efectivo del
Primer Escuadrón de Milicias de los Valles. Prestó
sus servicios con el noble patriotismo que lo caracterizaba, sin
retirarse de las filas mientras se realizó la guerra de la
Independencia, la que cesa el 30 de junio de 1825, pero
continuó en la milicia, incorporado al Batallón de
Infantería formado por el coronel José María
Paz en Salta, que marchó a la guerra contra el Brasil en 1827,
pero no sabemos si llegó a participar en ella. Entre los
años 1825 y 27 se encontraba afincado con su familia en la
estancia "El Churcal", jurisdicción del curato de los
Molinos. En su servicio a la
Patria dedicó con extraordinaria vocación sus
mejores años y esfuerzos, hecho que fue resumido
así por la historiadora María Teresa Cadena de
Hessling, "Don Remigio sacrificó todo, hasta
simplificó su apellido por el ideal de
Mayo".
Se alistó en las filas unitarias formando causa
junto a su hermano, el coronel don Manuel Waldo Plaza, que se
convertiría en uno de los principales jefes de las fuerzas
antirrosistas.
Estando en Salta, en uno de los encuentros con los
federales recibió una herida en el "costado";
aún convaleciente, por orden del gobernador de Salta
marchó desde Cachi hasta Santa María (Catamarca).
El comisario de guerra don Teodoro López, informaba el 11
de agosto de 1829: "…costeándose a expensas de su
poca fortuna, y montada toda la gente de su mando en haciendas de
sus propiedades, que puesto en aquel punto designado
recibió órdenes de incorporarse al
ejército…". El comandante don José Remigio
Plaza, ostentaba ya en 1829 el grado de Sgto. mayor efectivo de
las "Milicias Provinciales de Cachi" y del "Batallón de
Infantería de Granaderos Unitarios". Participó en
las luchas de Catamarca, y estando allí comenzó a
decaer su salud:
"…con motivo de haberse renovado las inflamaciones que de
tiempo en tiempo le acometen desde que recibió una herida
en el costado en uno de los encuentros en Salta con el enemigo
común. Esta enfermedad es grave y sus funestos efectos son
inevitables en la campaña…". Don José
Arrizola, cirujano del ejército, tomó conocimiento
de la enfermedad que le afectaba al Sgto. Mayor de
Infantería, e informaba que tenía: "…una
herida que le atraviesa de la parte del hígado, cerca de
las costillas falsas…", con tal motivo se vio en la
necesidad de pedir licencia y en su nota para tal fin fechada en
agosto de 1829, expresa que tenía una esposa rodeada de
siete hijos menores de edad que subsisten de su personal
trabajo. Regresó a Cachi y retornó a las tareas
rurales.
Los hijos aludidos eran de su primer matrimonio con
doña Dorotea Mendía y Baisa (o Baeza),
proveniente de familias cuyo apellido es de origen vasco, y
hermana legítima del coronel de la Independencia don
Vicente Mendía, de destacada actuación en
Orán, donde residía y era dueño del
establecimiento "El Palmar". Viudo, don Remigio contrajo
matrimonio en segundas nupcias con doña Trinidad
Gallardo y Olmos; hija del guerrero de la Independencia don
José Elías Gallardo y Fernández [un valiente
oficial que estuvo bajo el mando del coronel Ramón
González Balcarce; participó en las batallas de
Tucumán, donde fue herido en una pierna, y en la de Salta,
sufriendo una herida en la cabeza al ser alcanzado por una
bombarda. Conoció las amarguras de Vilcapugio y Ayohuma,
la derrota que sufre el Ejército Patrio en Sipe – Sipe al
mando del general Rondeau, comandó un sector de la
población salteña; etc.] y de doña Trinidad
Olmos, nieta paterna del Aydte. don Juan Manuel Gallardo (natural
de los Reinos de
España,
perteneció al Regimiento de Infantería Fijo de
Buenos Aires)
y de doña María Aurelia Fernández, nacida en
Salta hacia 1770; bisnieta paterna paterna de don Juan Gallardo y
de doña María Lozano. Viudo de su segunda esposa,
don Remigio se casó en terceras nupcias con doña
Trinidad Arias de Navamuel, nacida alrededor de 1819 e hija
del capitán don Juan Esteban Arias de Navamuel [guerrero
de la Independencia que sirvió en el Ejército
Auxiliar del Alto Perú "desempeñando con
doblados anhelos las fatigas, destino y comisión que se me
han encargado, hallándome en acción, así
generales de guerra, como particulares de guerrillas acreditando
y haciendo brillar aquel entusiasmo, y encumbrado amor de que he
estado poseído a favor de la Independencia de América, ofreciéndome con
garantía, y alistándome en el distinguido Cuerpo de
Decididos, guardo la gloriosa acción de Tucumán,
y lo mismo en la célebre del 20 de Febrero en esta
Capital…"] y de doña Eulalia Atay, nieta
paterna de don José Arias de Navamuel y Diez Gómez
y de doña Tomasa de Fonseca y Fiusa y Diez Gómez
(hija de don Francisco de Fonseca y Fiusa y doña
María Andrea Diez Gómez), bisnieta paterna paterna
del capitán don Pedro Arias de Navamuel y de doña
Juana Diez Gómez, tataranieta paterna paterna paterna del
capitán don Luis Arias de Navamuel, nacido en Salta
aproximadamente en 1680, encomendero de Payogasta, y de
doña María de Soria, cuarta nieta paterna paterna
paterna paterna del capitán don Bernardo Ruiz de Navamuel
y de doña Ana Arias Velázquez.
Sin duda que don Remigio tuvo un lugar importante en el
corazón
de la gente de su pueblo, como confirman algunos documentos
parroquiales en los que aparece siendo padrino de bautismo de
varios párvulos, entre los que mencionamos al niño
Ruperto Aranda, bautizado el 6 de agosto de 1832; también
figura bautizando de socorro en varias oportunidades, siendo don
Remigio para la Iglesia
"sujeto aprobado o apto" para tales fines, como por
ejemplo, entre otros, de su posible pariente párvulo hijo
de don Juan Ríos y de doña Cipriana López, a
quién don Remigio bautiza de socorro y le pone el nombre
de Cándido, en homenaje seguramente a su madre doña
Cándida de los Ríos. También fue muy
respetada y querida por la gente su segunda esposa, doña
Trinidad Gallardo, habiendo sido madrina de numerosos
cacheños, apareciendo de tal manera en los libros
parroquiales.
No duró por mucho tiempo su desvinculación
de las armas, puesto que en 1834 ya estaba nuevamente confirmado
en el Ejército; en ese año se lo halla revistando
con el grado de Tte. coronel y ostentando el cargo de comandante
de las "Fuerzas Revolucionarias de Caballería Unitaria" en
Cachi, sin duda que su participación era muy importante
para sus soldados y en especial para su jefe don Manuel Ubaldo
Plaza y Ríos. En 1834 gobernaba Salta el coronel Pablo de
Latorre, aliado de Rosas, quien fue
derrocado por las fuerzas revolucionarias combinadas de Jujuy,
bajo la dirección del gobernador de esa provincia don
José María Fascio, por Tucumán el gobernador
Alejandro Heredia, y los Valles Calchaquíes bajo el
directo mando del coronel don Manuel Waldo Plaza y sus jefes,
entre ellos, su hermano el Tte. coronel Dn. José
Remigio de Lea y Plaza. Depuesto Latorre, se convocó a
elecciones de gobernador, resultando electo el 15 de diciembre
del 34’ el coronel José Antonino Fernández
Cornejo. Entre las dos primeras medidas de Cornejo estuvo la de
dirigirse al comandante de Cachi don José Remigio Plaza,
luego de hacerlo con el comandante don Waldo Plaza; la nota
fechada en Salta el 31 de diciembre de 1834 dice: "El
infrascripto Gobernador Provisorio y Capitán General de la
Provincia ha recibido la apreciable nota que le ha dirigido el
comandante de Cachi don Remigio Plaza, en la que le avisa haber
dado el debido cumplimiento, a las órdenes superiores del
gobierno accidental: el pronunciamiento de ese pueblo (Cachi)
por la causa del orden, y tranquilidad de toda la provincia,
hace que el infrascripto le congratule de un porvenir muy
lisonjero y le hace también persuadir, que nada
habrá que pueda estorbar la marcha que se ha propuesto
seguir el gobierno, todo en beneficio del país y su
dignidad".
"Se adjunta a usted el bando promulgado en
ésta ciudad el día de ayer a consecuencia del
suceso que tuvo lugar en la misma: por él se
convencerá que todavía hay partidos de ese poder que ha
caducado, y que todavía han querido contra el torrente de
la opinión general llevar adelante sus inicuas esperanzas.
Es pues de rigurosa necesidad que el Señor comandante
(José Remigio Plaza) procure por todos los medios
posibles hacer que se dé el debido cumplimiento al adjunto
bando. Estando ese pueblo (Cachi) en acefalía como
lo indica el Sr. comandante del mismo lugar, podrá usted
convocar a todo el pueblo, para que procedan a la
elección (de sus autoridades) en los
términos de costumbre. Dios guarde a usted muchos
años. José Antonino Fdez. Cornejo – José
Antonio Moldes ministro sec….".
Luego se produjeron grandes convulsiones,
derrocándose al gobernador José Antonino
Fernández Cornejo y asumiendo el gobierno de Salta el
general rosista tucumano don Felipe Heredia, el 5 de marzo de
1836. Triunfante en Salta la causa federal, los unitarios
debieron emigrar, entre ellos el teniente coronel José
Remigio Plaza y Ríos. Perseguido y condenado a ser
apresado o fusilado, huyó hacia Bolivia,
encontrándose allí hasta mediados de noviembre de
1836; los secuaces de Rosas lo siguieron gran parte del camino,
advirtiendo en las poblaciones que llegaban que harían
prisioneros a los vecinos comprometidos con don Remigio o que le
prestaran ayuda. El 3 de diciembre de ese año el
gobernador delegado ordenó "hacer la debida
averiguación de las personas que le han prestado
(a Plaza) hospedaje y facilitado cabalgaduras, remitiendo
presas, sin distinción de clase alguna a
todas las que resulten cómplices maliciosamente en el
tránsito del citado Plaza; remitiendo al mismo tiempo el
sumario que siga en este asunto".
En el camino de regreso a Salta, se encontró en
Orán con su cuñado el coronel don Vicente
Mendía desde el 19 al 22 de noviembre de 1836, a quien le
contó que "hacía dos meses que había enviado
expresamente a su hijo Juan Plaza con el fin de solicitar de S.E.
permiso para restituirse al seno de su familia, en virtud de
promesa que el mismo le había hecho por medio de una
carta, y mensajes de su familia que le aseguraban de esta misma
disposición; pero no habiendo regresado su hijo y viendo o
sabiendo que estaba próxima a cerrarse la
comunicación a Bolivia, había resuelto venirse
no pudiendo sufrir ya las miserias de aquellos
países…". También le confiaba a su
cuñado en la hacienda de El Palmar (o El Palmarcito, como
aparece indistintamente en los documentos), que "temeroso que
hubiese algunos malos informes
contra su persona,
tomó el partido de venirse a Salta para encontrarse con el
Sr. ex gobernador don Antonino Fernández Cornejo, quien le
dijo que no tuviese temor y esperase a S.E. y se presentase",
pero enterado que aún se lo buscaba no pudo menos que
ausentarse pasando a Jujuy, a la espera de que el correr del
tiempo despeje las primeras impresiones que no parecían
buenas y de tal manera el gobierno obtenga una opinión
más clara de la verdadera responsabilidad que le cabía en los hechos
de que se lo acusaba, y lograr seguridades personales para
presentarse. Pero viendo que se le buscaba como a criminal, no le
quedó otro recurso que emprender la retirada,
dirigiéndose entonces a Atacama, donde se reunió
con sus dos hermanos, "Uvaldo y Felipe". Desde allí
don Remigio se fue para Potosí de donde pasó a
Chuquisaca, después a Cinti "buscando donde pasarlo
mejor", y luego se trasladó y quedó en Tarija
considerando que era un lugar más adecuado a sus
circunstancias; desde ahí venía enseñando un
pasaporte del Comandante General de esa ciudad, Dr. Dorado.
Comentaba Plaza que se decía en Tarija que las diferencias
de Chile con Lima se habían superado, sin embargo estaban
en grandes preparativos de guerra por lo que ante el riesgo de que
lleguen nuestras tropas decidió encarar el regreso a la
Patria, más considerando en lo particular el sentimiento
que tenía por su familia y las grandes dificultades en que
se venía desenvolviendo. Explicó que en Pampa
Blanca estuvo en casa de uno de los Aparicio y en la Palca de
Higueras en lo de un sargento Texerina, quien le prestó
una cabalgadura hasta el río del Pescado, en donde le
prestó otra que le dio un hermano o peón de dicho
sargento, sin que nadie más lo hubiese visto hasta que al
pasar por la inmediación de la ciudad de Orán lo
vio un negro a quien no conocía. Al marcharse Remigio con
su hijo Ángel María de El Palmar, el 22 de
noviembre, le dejó a Mendía un par de pistolas en
carácter de regalo y lo mejor de su ropa para que se la
mandase a Salta. Según referencias de personas que
creían haberlo visto pasar por Orán,
describían a don Remigio como "un hombre que
parecía decente, de regular estatura, gordo, de barba
llena y las patillas colorada" y otro diría "que
parecía ser persona decente, de buena estatura, algo
corpulento y medio viejo"; don Remigio en 1836 tenía
40 años.
Pasaron los años con grandes angustias entre los
hermanos de la Patria, sucediéndose los actos de resistencia y
ataque, confiscaciones, exilio de unos y otros a los
países vecinos; la dictadura y el
nepotismo de Rosas, en ese ir y venir por momentos enloquecido,
crecía o iba perdiendo fuerza, hasta
ocurrir el inevitable regreso al terruño y a la familia. El
1º de diciembre de 1856, su hermana doña Magdalena de
Lea y Plaza Ríos de Díaz designó a don
Remigio uno de sus albaceas testamentarios y heredero de 200
pesos. Su actividad en esos años se alternaría
infatigablemente entre la milicia y la atención de sus heredades, el hogar y
crianza de sus hijos pequeños.
En el crepúsculo del 17 de diciembre de 1863,
luego de una larga enfermedad y en la mayor pobreza,
dejó de existir don Remigio; moría así un
hombre que se destacó como uno de los más valerosos
representantes del patriciado salteño, por su total
entrega a la guerra de la Independencia y, por la suma de muchas
otras virtudes de gran altruismo. Recibió todos los
auxilios espirituales de la iglesia católica. El 18 de
diciembre de 1863, el cura de Cachi trazó con su
puño la señal de la cruz y el último
documento, bajo los derechos gratis, que
dice: "(Misiones de Cachi Dic 17/ 20 días)" "En 18
de Diciembre del año de mil ochocientos sesenta y tres, Yo
el cura que firma dí sepultura con oficio rezado al
cadáver de Don Remigio Plaza, esposo de Da. Trinidad
Navamuel, que murió anoche a la edad de setenta
años, después de recibir todos los auxilios
espirituales, fue sepultado en el Panteón nuevo de esta
Parroquia. Firma: Policarpo Segovia.
cura".
Es así como nacieron los grandes de la Patria,
muchos de los cuales, pese a que prestaron invalorables
servicios, permanecen lamentablemente en el más absoluto
anonimato. Se recuerda el nombre de don Remigio en una placa de
bronce en el monolito al general Güemes en Cachi, como
único homenaje a su memoria.
Doña Trinidad Arias de Navamuel de Plaza y
Ríos sobrevivió a su esposo muchos años,
ocupada "en el gobierno de su casa"; solicitó las
pensiones y sueldos que le correspondían como viuda del
guerrero de la Independencia, pensión que gozó
desde el 6 de diciembre de 1871; habría fallecido en
Cachi. Existe una foto original suya en poder de los
descendientes de doña Lía Aurelia Plaza Navamuel de
Ibáñez, que tiene esta dedicatoria: "Un recuerdo
de tu madre Trinidad N. de Plaza pa. su hija Carmen Plaza. Cachi
3 de Agosto del 19".
Citas y Notas
Sobre la fecha de su nacimiento, lamentablemente no
pudimos recurrir a la partida de bautismo, ya que no fue posible
encontrarla debido a la depredación por parte de personas
que arrasan con documentos, que supuestamente perjudican sus
intereses. En la iglesia parroquial de Cachi, como apuntamos en
su biografía, se encuentra el acta de
defunción, en la que el cura de la misma don Policarpo
Segovia (eximio latinista salteño), interviene en el acto
de inhumación de sus restos el 18 de diciembre de 1863;
allí declara que don Remigio falleció de setenta
años, es decir, que habría nacido en 1793. Pero don
Remigio afirma en diferentes oportunidades cuál era su
edad, siendo en ello coincidente en todo momento, lo que nos
lleva a la convicción de que habría nacido en 1796.
En cuanto al día de su natalicio, nos inclinamos por el
1º de octubre, que es el día de su Santo,
ateniéndonos a las costumbres de la
época.
Archivo de la
Iglesia Parroquial de Cachi, Defunciones Volumen III, fs.
109, años 1857 – 1870.
Archivo de la Iglesia San Pedro Nolasco de
Calchaquí, Defunciones Libro 1, fs.
23.
Referencias familiares.
A. y B. H. S. Tomas de razón. Carpetas y Protocolos.
Cornejo, Atilio: "Historia de Güemes",
pág. 84, segunda edición. Talleres Artes Gráficas S. A., 11 de junio de 1971,
Salta.
Reyes Gajardo, Carlos: "Apuntes Históricos Sobre
San Carlos del Valle Calchaquí de Salta", página
91. Casa Jacobo Peuser, Ltda. Buenos Aires, 1938.
A. G. N. (Archivo General de la Nación). Registro Nº
581 de los sueldos devengados como Guerrero de la Independencia
correspondientes a don José Remigio de Lea y Plaza
Ríos, año 1885. – El 10 de diciembre de 1813, don
Luis Borja Díaz ponía a disposición el pie
de lista de los militares del Regimiento de Dragones de Milicias
Patrióticas "que compone la Compañía que se
presenta en revista de
comisario". Encabezaba la lista el capitán D. Luis Borja
Díaz y el teniente D. Pedro Alcántara Ferreyra.
Sargentos: Juan Pablo Plaza y José Remigio Plaza. Cabos:
José Aparicio, José Manuel Mora, Manuel
Avendaño y José María Cabrera. Soldados:
Bernardo Balboa, Juan de la Cruz Castro, Mauricio Guerra, Doroteo
García, Francisco Macías, Juan Torres, Vicente
Escobar, José Blas Burgos, Francisco López,
José Manuel Cruz, Juan de Dios Mamaní,
Valentín Carral, Felipe Gallegos, José Mondaca,
Pedro Erazo, Felipe Venancio Fuenteseca, José Benito
Guerra, Juan Bautista Mendoza, Pantaleón Llanos, Ambrosio
Bordón, Marcos Estopiñán, Juan E. Mendoza,
José Manuel Pucapuca, Mariano Flores, Diego Vedia, Juan
Bautista Burgos, Martín Farfán, Carlos Villanueva,
Pablo Luna, Ermenegildo Torres, Tomás Aguirre, Juan
Vázquez, Juan Erazo, Manuel Guantay, Valentín
Guzmán, Teodoro Hurtado, Bonifacio Aguirre, Francisco
Velarde, José Velarde, Severo Genovés, José
Manuel Magno, Antonio Abano, Agustín Hurtado, José
Tiburcio Choque, Francisco Borja Barrosa, Estanislao Plaza,
Agustín Ochoa, José Manuel Mamaní,
Agustín Gutiérrez, Julián Mexía,
José Mariano Aguirre, Cipriano Parra, José Hoyos,
Pedro Pablo Corte, José Manuel Chaile, Mariano Cayata,
José Santos Gutiérrez, Bartolo Aguirre y Pedro
Garnica (A. y B. H. S. Carpeta Fantasma Nº 41 "Dragones de
Milicias Patrióticas de Salta" Pie de Listas, año
1813). Valga esta referencia como un homenaje a los valientes y
olvidados soldados de Cachi, que integraron el Regimiento de
Dragones de Milicias Patrióticas de Salta.
Archivo Histórico de Tucumán,
Sección Administrativa, carta de don Ignacio
Gorriti.
Cutolo, Vicente Osvaldo: "Nuevo Diccionario
Biográfico Argentino", pág. 186. VI
volúmenes. Edit. Anaconda, Buenos Aires, 1950. Y Reyes
Gajardo, Carlos M.: "Apuntes…", pág. 101,
cit.
A. y B. H. S. Títulos Militares. Carpetas y
Protocolos. También Parroquia de Cachi, Bautismos y
Matrimonios.
Hessling, María Teresa Cadena de: "La Familia de
los de Lea y Plaza al Servicio de la Patria", Editorial Alen, San
Miguel de Tucumán 1ro. de octubre de 1994, San Juan 2041,
S. M. de Tucumán.
A. y B. H. S. Carpeta de Títulos Militares. –
Referencias Familiares.
A. G. N. Expediente de los sueldos devengados como
Guerrero de la Independencia correspondientes a don José
Remigio Plaza y Ríos, cit.
A. G. N. Ibídem.
A. G. N. Ibídem.
Archivo del Ejército Argentino – Expediente del
Guerrero don José Remigio Plaza. Fotocopia gentilmente
proporcionada por el extinto investigador don Antonio
Elías Gallardo.
Archivo General de la Nación:
X-23-2-4, Ejército Auxiliar del Perú,
1817/25.
Archivo General de la Nación: X-23-2-4,
Ejército Auxiliar del Perú, 1817/25,
cit.
Archivo General de la Nación: X-23-2-4,
cit.
Archivo General de la Nación: X-23-2-4,
cit.
Güemes, Luis: "Güemes Documentado", Tomo VI,
págs. 216 a 218. Carta de Manuel Belgrano a Martín
M. de Güemes, fechada en Tucumán el 3 de abril de
1817.
A. y B. H. S. Carpeta 24, Prot. 259. Esc. Félix
Ignacio Molina, año 1817.
A. y B. H. S. Carpeta 24, Prot. 259. Esc. Félix
Ignacio Molina, año 1817. También Carpeta de
Títulos Militares.
A. y B. H. S. Tomas de Razón.
A. E. A. (Archivo del Ejército Argentino)
Ministerio de Guerra. Expediente letra C Nº 729/34 Obj.
Ley 11412,
Servicios del Capitán Graduado "Don Remigio Plaza", fs. 2
y sgtes. También A. y B. H. S. Ibídem.
A. y B. H. S. Ibídem. También A. E. A.
(Archivo del Ejército Argentino) Ministerio de Guerra.
Expediente del guerrero "Don Remigio Plaza", cit.
A. y B. H. S. Ibídem. Y A. E. A.
Ibídem.
Referencias de la profesora María Teresa Cadena
Ligoule de Hessling en conversaciones con el autor.
Archivo del Ejército Argentino, Expediente "Don
José Remigio Plaza", cit.
A. E. A. Ibídem, cit.
El doctor don José Arrizola, contrajo matrimonio
con doña Genoveva Dulon, hija de don Juan Manuel Dulon
(inglés)
y de doña Anastasia Maldonado y Migueles, nieta materna de
don Pedro Francisco Maldonado (de antiguas familias de Santiago
del Estero) y de doña Melchora Migueles (Figueroa,
Andrés A.: "Linajes Santiagueños", pág. 24,
Santiago del Estero).
A. E. A. Ibídem, cit.
A. E. A. Ibídem, cit. También A. y B. H.
S. Registro Judicial, Expte. Nº 22 Año 1836 – *
Doña Dorotea Mendía, es probablemente hija de don
Antonio Baeza y de doña María Trinidad
Mendía, vecinos y propietarios de una estancia en
Orán (Atilio Cornejo, "Contribución a la Historia
de la Propiedad Inmobiliaria de Salta en la Época
Virreinal". Bs. As. 1945, pág. 327). Por otra parte, en
las informaciones matrimoniales el Archivo del Arzobispado de
Salta, figura don Antonio Baeza como viudo de doña
María del Carmen Caviedez e hijo legítimo de don
Nicolás Baeza, contrayendo matrimonio en 1792, con
doña Trinidad Mendía, hija legítima de don
José Mendía y de doña Petrona Arze.
Según el conocido "Nobiliario Español, Diccionario
Heráldico de Apellidos Españoles y de
Títulos Nobiliarios" de Julio de Atienza: Mendía,
Mendi y Mendivil son vascos, como así también sus
similares de Mendiarechaga, Mendibe, Mendibelzúa,
Mendiburu, Mendichueta, Mendieta, Mendigoitia;
Mendiguchía, Mendiguren, Mendiola, Mendiondo, etc.; lo que
dio lugar a confusiones en el apellido de Doña Dorotea
Mendía de Plaza, en que se la menciona como Mendivil en
varios trabajos de genealogía, cuando en realidad su
verdadero apellido es Mendía. Mendía:
"Vasco. Sus armas: En campo de plata, un castillo de gules;
bordura de oro, con ocho armiños de sable". Mendi:
"Vasco del Valle de Oyarzun, partido judicial de San
Sebastián (Guipúzcoa). Sus armas: En campo de
plata, un rosal de sinople con rosas de gules, y a su alrededor,
cinco estrellas de azur". Mendivil: "Vasconavarro.
Probó su nobleza en la Orden de Carlos III (1791 y 1803) y
en la Real Chancillería de Valladolid (1771, 1778 y 1796).
Sus armas: Los de Vizcaya traen: En campo de azur, dos palos de
oro, y entre ellos, un lobo de plata, pasante; bordura de gules,
con ocho aspas de oro. Divisa: "Eztazgo mendotzar bezelakoak.",
Los de Navarra traen: en campo de plata, dos palos de azur,
bordura de gules, con ocho aspas de oro".
Referencias Genealógicas de los Gallardo.
Consultamos en vida a un descendiente de la familia Gallardo, don
Antonio Elías Gallardo fallecido en 1995 y autor de varios
libros de contenido histórico. Al recibir mi pedido sobre
datos del
padre de doña Trinidad Gallardo, me contestó una
interesante carta la que no queremos dejar de lado y copiamos una
buena parte de ella por considerarla de gran interés en
el tema que tratamos, además de nuestra intención
también de homenajear humildemente al extinto don Antonio
Elías Gallardo, un hombre culto y singular. Su carta dice
así: "Ramos Mejía, 17 de julio de 1994
Sr. Rodolfo Leandro Plaza – Tucumán –
Querido pariente Leandro:
"Nos es grato acusar recibo de tu simpática carta
(…) Respecto de nuestro común antepasado Elías
Gallardo, hemos conseguido extraer la siguiente información del Archivo General de la
Nación.
1- Hijo legítimo de Manuel Gallardo y Aurelia
Fernández.
2- Tenía un hermano que se llamaba Eusebio
Gallardo.
3- Elías nació en el año 1797.
Falleció en 1861 a la edad de 64 años (sepultado el
6 /1/1861 en el Panteón de la ciudad de Salta).
4- Elías junto con su hermano Eusebio, llamaba la
atención de la gente que concurría a las Asambleas
que se convocaban para formar los ejércitos patrios.
Elías tocaba el tambor y su hermano Eusebio hacía
de trompa de órdenes.
5- Elías se "enganchó" en el
Ejército Auxiliar del Alto Perú, al mando del
coronel Ramón González Balcarce, por lo que es de
suponer cuando solo contaba 13 años de edad. Posiblemente
estuvo presente en la Batalla de Suipacha, triunfo éste
que días después fue completado con la toma de
Cotagaita, en noviembre de 1810.
6- Es muy posible que junto con su hermano Eusebio
estuvieron en la derrota de Huaqui, en junio de 1811, integrando
el Ejército del Norte; que comandaba el general Belgrano.
Por consiguiente ambos estuvieron en el éxodo
Jujeño.
7- Participó en la Batalla de Tucumán y
luego en la de Salta. En la primera fue herido en una pierna y en
la de Salta en la cabeza, alcanzado por una bombarda. En esta
última tan solo tenía 16 años de edad. A
esta altura de nuestra narración, convendría
consultar a la Prof. Cadena de Hessling, pues, creemos que tiene
alguna información sobre el comportamiento
de "un" Gallardo en la Batalla de Salta.
8- Conoció las amarguras de Vilcapugio y Ayohuma
en noviembre de 1813 y noviembre de 1815, la derrota que sufre el
ejército patrio en Sipe – Sipe, al mando del general
Rondeau.
9- Formó parte de la oficialidad de las fuerzas
de Vanguardia que comandaba el coronel Martín Miguel de
Güemes, hasta la finalización de la Independencia
Argentina.
10- Ambos hermanos, Elías y Eusebio merecieron la
recomendación de sus superiores por la honradez,
valentía y subordinación que pusieron en el
cumplimiento del servicio.
11- Cuando se produjo la última invasión
de las fuerzas del Rey a Salta, los soldados españoles
arrasaron la finca de sus padres no pudiendo recuperarse
jamás. Murieron en la mayor indigencia, como mueren todos
aquellos que se juegan por la Patria.
12- Parece que Elías Gallardo ocupó la
comandancia de un sector de la población, según
declaraciones de un testigo que dijo no recordar el grado militar
que tenía, pero sí sabía que se lo respetaba
como el "jefe Gallardo".
En lo que hace a la vida privada de mi bisabuelo debo
decirte que se casó en la Iglesia Catedral de Salta en el
año 1825 con la señorita Trinidad Olmos, de cuyo
matrimonio nacieron: Trinidad Gallardo, Nicolasa Gallardo (mi
abuela) y Juan Francisco Gallardo. Como ya sabes, Trinidad
Gallardo se casó con el coronel Remigio Plaza. Mi abuela
Nicolasa (fallecida en la ciudad de Salta, el 7 de febrero de
1918 y sepultada en el cementerio de la Santa Cruz) tuvo varios
hijos, entre ellos a Elías Gallardo quién tuvo dos
hijos: José Ramón Gallardo (hijo de Rita
Corvalán), fallecido en 1957 y a mí, Antonio
Elías Gallardo (hijo de María Luisa Medina), es
decir que éramos medio hermanos. Respecto al grado militar
que alcanzó mi bisabuelo Elías Gallardo, y que
dicho sea de paso era suegro de Remigio Plaza, según los
antecedentes que obran en mi poder y que tú nos hiciste
llegar habría alcanzado el grado de coronel. Asimismo,
debemos decirte que nos parece muy atinado que hayas hecho llegar
a un pariente tuyo la colección completa de los libros
sobre "La casa de los Leones", pues de ésta manera se
contribuirá a difundir la verdad sobre el origen de las
tierras que hoy ocupa la Legislatura,
por lo cual te estamos sumamente agradecidos. Esperamos que los
datos que consignamos te sean de utilidad para los
fines que persigues… Firma: Antonio Elías
Gallardo".
A lo proporcionado por don Antonio, podemos agregar los
siguientes datos de documentos sueltos; hallándose
Gallardo y Fernández como "sargento del general Belgrano y
en tiempos de Güemes, capitán efectivo –
Falleció en 1861". El genealogista Guillermo Echazú
nos informa que don José Elías Gallardo figura en
las Carpetas de Gobierno del año 1803 del Archivo y
Biblioteca
Históricos de Salta, como "soltero, de edad de 11 (once)
años, altura 3 pies, blanco, y que sentó plaza en
Salta el 24 de mayo de 1803 para trompeta de Caballería
Voluntaria". Mientras que de su hermano don Eusebio Gallardo nos
dice que figura "como soltero, hijo de don Juan Gallardo y de
Doña María Aurelia Vera, de edad de 10 (diez)
años, altura 3 pies, blanco, y que sentó plaza en
Salta el 24 de mayo de 1803 para trompeta". Los menores Gallardo
fueron presentados por su padre, quien firmaba la
filiación militar.
– A todo esto, el genealogista Carlos Alberto Ferrary
Esquiú Storni, nuestro amigo y lejano pariente, por lo
González de los Reyes y por lo de Escobar Castellanos, nos
proporcionó nuevos datos sobre la familia Gallardo,
recogidos de sus investigaciones
en los archivos parroquiales e históricos de Salta;
arranca con el ayudante don Juan Manuel Gallardo, natural de los
Reinos de España, hijo legítimo de don Juan
Gallardo y de doña María Lozano; se casó en
Salta el 7 de junio de 1791 con doña María Aurelia
Vera Burgos, siendo testigos de la ceremonia don Antonio Vivas y
don Pedro Matamoros. doña María Aurelia Vera Burgos
figura en otros documentos como doña Aurelia
Fernández, por lo que conjeturamos que su padre fue de
apellido Fernández, sin embargo, ella fue criada como hija
propia en el hogar compuesto por don Pedro de Vera Leguizamo (o
Vera Argañarás) y doña Ignacia Burgos,
quienes tuvieron un único hijo que falleció a los
cuatro años de edad. A su vez los hijos del matrimonio
formado por el Aydte. Don Juan Manuel y doña Aurelia,
fueron dos: 1- José Elías Gallardo, bautizado en la
iglesia Matriz de
Salta el 28 de julio de 1792, sus padrinos fueron don N. Braum o
Brum y doña Josefa Pardo y Aguiar, y 2- Eusebio Gallardo,
bautizado de tres días, en la Matriz de Salta el 18 de
diciembre de 1794, siendo sus padrinos don Pedro Vera y
doña Ignacia Burgos.
El Aydte. Don Juan Manuel Gallardo, natural de los
Reinos de España; perteneció al Regimiento de
Infantería Fijo de Buenos Aires, en la Séptima
Compañía Tercer Batallón, sentó plaza
el 1º de febrero de 1792 (A. y B. H. S. Carpeta de Gobierno
1793-1794, gentileza de Guillermo Echazú).
– En lo que respecta al apellido Gallardo, Julio de
Atienza en su "Nobiliario…" informa, Gallardo: "Derivado
del de Gallart, que tomó esta nueva denominación al
pasar a Castilla. Ramas suyas pasaron a Méjico y Chile.
Probó su nobleza en la Orden de Santiago en 1670 y 1804.
Don Fernando VII concedió, en 11de mayo de 1810, el
título de Marqués de Guadalupe Gallardo a don
Manuel Rincón Gallardo y Berrio, caballero de Santiago,
vecino de Méjico. Sus armas: En campo de oro, una banda de
gules engolada en cabezas de dragones de sinople y
acompañada de dos gallos de su color, uno arriba
y otro abajo. Gallart: Catalán. De Lérida,
que probó su nobleza en la Orden de Carlos III en 1790.
Rogerio Gallart acompañó al Conde de Urgell don
Ramón Borrell, en el año 1010, a la conquista de
Barcelona. Don Francisco Gallart de Riquer. de Cars de Urgell,
alcanzó de don Felipe IV el privilegio de caballero. Don
José y don Francisco Gallart de Riquer fueron nombrados
caballeros del principado de Cataluña en 1728. Sus armas:
En campo de oro, un gallo de sable, crestado y barbado de gules,
con su pata diestra en alto: por timbre, un brazo armado. Otros
traen: en campo de oro, tres gallos de sable, crestados y
barbados de gules y bien ordenados".
A. y B. H. S. Gobierno. Carta de don Juan Esteban Arias
de Navamuel al gobernador intendente, fechada el 6 de febrero de
1824; fotocopia en nuestro archivo. – A. y B. H. S.
Títulos Militares, Carpetas y Protocolos – Archivo de la
Parroquia de Cachi, Baut. L. 9a, fs. 168 (1874 – 1877). – La
familia de Navamuel se registra en el Archivo y Biblioteca
Históricos de Salta desde mediados del siglo XVII. Los
vemos actuando en la colonización, en la
explotación agrícola a través de las
encomiendas y en las Guerras de la Independencia, a los Ruiz de
Navamuel y a los Arias de Navamuel, descendientes los
últimos por línea de ombligo de los Arias
Velázquez, que continuaron por varias generaciones el
apellido como Arias de Navamuel, durante los siglos XVII, XVIII y
XIX. En la actualidad este linaje, emparentado varias veces con
los Plaza, también simplificó su apellido a
Navamuel.
Archivo del Ejército Argentino. Expediente del
guerrero "Don José Remigio Plaza", cit.
Cornejo, Atilio: En Historia de la Argentina. Historia
de las Provincias, Límites
Interprovinciales y Territorios Nacionales: Volumen X, director
general Ricardo Levene, Capítulo II, Salta (1821 –
1862).
A. y B. H. S. Copiadores de Gobierno.
A. y B. H. S. Copiadores de Gobierno. También A.
y B. H. S. Registro Judicial, Expte. Nº 22, año 1836,
cit.
A. y B. H. S. Carpeta 27, Prot. 268. Esc. Nicolás
Valda, año 1830 – 1831.
Archivo de la Iglesia Parroquial de Cachi, Defunciones
Vol. 3, fs. 109, años 1857 – 1870.
A. y B. H. S. Carpetas y Protocolos. También A.
G. N. Ministerio de Hacienda de la Nación, año
1885. Registro Nº 581 "Plaza, Remigio. Herederos". Sueldos
devengados durante la Guerra de la Independencia.
Rodolfo Leandro Plaza
Salta, Capital.
Argentina
Sobre el autor:
RODOLFO LEANDRO PLAZA nació
en la ciudad de Salta el 21 de mayo de 1972. Investigador y
escritor. Es martillero público nacional, profesión
que desarrolla en Tucumán y Salta. Hijo de un periodista,
desde muy joven se interesó por hechos y tradiciones del
noroeste argentino. A los diecisiete años comenzó a
bucear en la historia de su provincia a través de
antepasados familiares estrechamente vinculados con aquella,
valiéndose para ello de diferentes fuentes
documentales. Pertenece a la nueva generación de
historiógrafos
genealogistas, habiéndose especializado en lo concerniente
a Salta y la región. Para elaborar sus trabajos ha
investigado, desde 1989, en cuanto cementerio, archivo
histórico, parroquial, particular y registro del NOA y
Bolivia le fue posible, así como en el Archivo General de
la Nación y archivos parroquiales de Chile, Uruguay y
España microfilmados por la Iglesia de Jesucristo de los
Santos de los Últimos Días. Participó como
invitado con presentación de ponencias en congresos y
simposios sobre temas literarios, históricos y
genealógicos en el país como en el exterior, y ha
pronunciado conferencias en Argentina y Bolivia. Es
académico correspondiente de la Academia Americana de
Genealogía; miembro correspondiente del Instituto
Argentino de Ciencias
Genealógicas, de la Junta Sabatina de
Especialidades Históricas (Buenos Aires), del
Centro de Estudios Genealógicos y Heráldicos de
Córdoba, del Centro de Estudios Genealógicos
de Tucumán (en dos períodos fue integrante de
su Comisión Directiva) y del Capítulo Tarija del
Instituto Boliviano de Genealogía. Además, es
miembro fundador, de número y actual vicepresidente y
asesor titular de publicaciones del Centro de Investigaciones
Genealógicas de Salta, miembro activo del Instituto
San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta,
y actual integrante del Consejo Directivo del Instituto
Güemesiano de Salta, entre otras instituciones
culturales y científicas de las que forma parte. En la
temática investigativa ha publicado "Los de Lea y
Plaza. Señorío y Tradición del Valle del
Calchaquí Salteño" (histórico
genealógico, Salta, 2000), y en el género
literario "Esencia. Poemas"
(poemas, Salta, 2001) y "El humo que invade" (poemas,
Editorial Milor, Salta, 2004). También es autor de
numerosos artículos y ensayos de
investigación sobre la materia que lo
ocupa, algunos de los cuales se difundieron en revistas y
publicaciones especializadas provinciales y nacionales, entre
ellos "Ensayo
biográfico genealógico del capitán D. Juan
Esteban Arias de Navamuel. Un abnegado patriota de la
Independencia" (Buenos Aires, 2001), "Los García
Fernández de Luarca. Genealogía de D. Manuel
García Fernández, destacado industrial azucarero y
filántropo del noroeste argentino" (Salta, 2002), "Las
huestes de la Patria en los tiempos de Güemes" (Buenos
Aires, 2003) y "Apuntes sobre el patriciado de una región"
(Córdoba, 2004). Asimismo, colaboró con sus
investigaciones en libros, diccionarios
biográficos y tratados de otros
escritores.