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Urquiza y el Plan Fragueiro. El primer plan económico de la organización nacional




Enviado por bourlotruben



    1. Un gobierno, dos
      etapas
    2. Las primeras medidas de
      gobierno
    3. El plan económico de
      Mariano Fragueiro
    4. El fracaso del plan
      Fragueiro
    5. El plan
      alternativo
    6. Conclusión
    7. Citas
    8. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    El presente trabajo es una aproximación de un
    estudio más profundo para develar las mentalidades que
    formaron parte de una época de nuestra historia nacional,
    que fue bisagra entre dos modelos de país. La denominada
    Organización Nacional tuvo como actores a destacados
    hombres de diversa extracción que volcaron todas sus
    energías, sus ideas y su acción para construir el
    país que habían soñado durante la prolongada
    latencia de la confederación rosista.

    Ni bien aplacada la polvareda de Caseros, Urquiza se
    enfrentó con la necesidad de hallar solución a los
    graves problemas que implicaba la organización definitiva
    de las provincias. Se debían restañar las heridas
    de los enfrentamientos recientes entre unitarios y federales, y
    entre los mismos federales cuyo partido se encontraba sumergido
    en una profunda crisis tras el Pronunciamiento de uno de sus
    hombres fuertes. Buenos Aires permanecía a la expectativa
    con los resquemores lógicos del puerto exclusivo que
    veía peligrar su hegemonía ante la presencia de los
    hombres del interior. Pronto una nueva fractura pondría en
    juego el liderazgo del futuro organizador. A pesar de ello
    Urquiza avanzó con el propósito de convocar el
    congreso constituyente definitivo. El Acuerdo de San
    Nicolás primero, y el Congreso de Santa Fe
    jalonarían el sendero hacia la
    organización.

    En tanto, el vacío dejado por la caída del
    gobierno de Rosas, debía ser cubierto por los hombres de
    Urquiza pero sobre las bases de un nuevo paradigma. La unidad
    nacional no podía articularse por la fuerza de las armas
    en permanente vigilia como en la etapa fenecida, sino alrededor
    de la vigencia de la ley. Así lo expresaba con claridad
    Mariano Fragueiro: "Urquiza no representa pues la fuerza:
    representa el poder moral de la sociedad: el derecho. La justicia
    es el verdadero soberano de la acción de Urquiza; y
    así hemos visto destronar el poder de la fuerza; y
    restablecer la libertad y el derecho." También lo
    diría Urquiza, ya presidente ante el congreso legislativo:
    "Era preciso gobernar conforme a la Constitución, o
    confesar que era irrealizable la nacionalidad".

    Tampoco pudo contar con los recursos económicos
    indispensables que le reportaba la aduana exterior de Buenos
    Aires. Rosas, mediante la política de economía
    cerrada mantuvo en sus manos la poderosa llave de la caja
    aduanera y con ello su poder político. Su caída
    implicaba también la pérdida para los bonaerenses,
    de ese recurso exclusivo, que ahora debía ponerse al
    servicio de toda la Confederación. Los porteños
    saludaron el exilio del odiado Restaurador, pero no estaban
    dispuestos a sacrificar nada a cambio, y menos el sabroso bocado
    de las rentas aduaneras.

    Un gobierno, dos
    etapas

    Durante la gestión de Urquiza, que se extiende
    desde que se hace cargo provisoriamente de los negocios de la
    Confederación en 1852, hasta la finalización de su
    mandato presidencial (1860), se pueden distinguir dos etapas
    claramente definida en la política económica. Una
    primera caracterizada por su autonomía y la segunda de
    mayor apertura a la influencia del capital externo y de las
    iniciativas privadas.

    El primer plan económico que se puso en
    práctica pretendió sortear las dificultades
    concretas que se presentaron sin por ello entregar el poder de
    decisión a manos de especuladores o de potencias
    extranjeras. La orientación de la política
    económica autónoma lograda a lo largo de dos
    décadas no podía ser desechada aunque los medios
    para lograr su continuidad fueran otros. Urquiza se propuso, con
    el aporte teórico de Mariano Fragueiro, impulsar un modelo
    de desarrollo sustentado en el crédito público, a
    pesar de los reparos expuestos por la emigración
    unitaria.

    El plan tuvo una breve vigencia pero un significado
    histórico no valorado en su real dimensión. Fue un
    intento, reiteramos, de sumar sobre la experiencia de la
    confederación rosista pero con una base más amplia,
    ya que incorporaba protagónicamente a las provincias del
    Litoral a la vez que se nacionalizaba la distribución de
    la renta.

    A diferencia del statu quo impuesto por Rosas,
    los recursos aduaneros se volcarían a dinamizar las
    economías regionales de todo el país. Hacia ese
    rumbo también apuntaba la apertura de los ríos y
    las disposiciones constitucionales de suprimir las aduanas
    interprovinciales y remover todos los obstáculos a la
    circulación de bienes y servicios, como lo establecen los
    artículos 10, 11 y 12 de nuestra ley suprema.

    El plan económico tuvo como mentor al
    cordobés Mariano Fragueiro, que como Alberdi, producida la
    coyuntura histórica de Caseros, se apresuró en
    acercarle las ideas que había incubado en sus
    circunstanciales exilios en Chile.

    I.II.

    Urquiza y la generación del
    ´37

    La vinculación de Urquiza con los hombres que
    conformarían en círculo generador de ideas
    conocidos como "Los hombres del Paraná", se remonta a la
    época en que los jóvenes intelectuales adscriptos
    al romanticismo del Plata comenzaron a buscar un acercamiento con
    el poder político. Esteban Echeverría le hizo
    llegar a Urquiza su Dogma socialista junto con una
    elogiosa carta. El intelectual del Salón literario
    veía en el militar entrerriano al "primer grande hombre de
    la República" si se decidiera a convertirse en prenda de
    unión superando las contradicciones entre unitarios y
    federales.

    El futuro organizador traía en sus alforjas una
    dilatada experiencia política y militar. Se inició
    en la anárquica década de 1820 como legislador
    provincial y ascenderá rápidamente su prestigio
    durante la etapa rosista. Adherente a los principios federales,
    será un eficaz colaborador del gobernador Pascual
    Echagüe desde el mando militar. La ley de tarifas aduaneras
    de 1835 que marcó el rumbo económico de la
    Confederación, tuvo en la provincia su réplica en
    1836 con un carácter decididamente proteccionista de la
    manufactura local. En su actividad privada, Urquiza estuvo
    vinculado a la actividad ganadera con una visión
    empresaria que lo llevó a introducir frecuentes
    innovaciones en la explotación y sus manufacturas
    derivadas. Podemos decir que los intereses económicos de
    Urquiza coincidían con los de Rosas, pero los enfrentaba
    la competencia desleal de este último por su
    cercanía al puerto de Buenos Aires y el manejo de las
    decisiones políticas. Ambos tenían a su vez
    intereses contrapuestos con los comerciantes portuarios que
    bregaban por el librecambio irrestricto para permitir el ingreso
    de las manufacturas extranjeras que inundarían a las
    provincias y absorberían su escaso poder de
    compra.

    El desplazamiento de Rosas no significó, por
    tanto, un cambio en las ideas del futuro Organizador. Así
    se puede explicar la desazón de los emigrados ante los
    planes del triunfador de Caseros que no los incluía como
    protagonistas privilegiados. Urquiza optó por rodearse de
    un grupo de hombres provenientes del antiguo federalismo, de los
    intelectuales conciliadores que habían parido sus ideas en
    el Salón Literario, añejadas luego en el exilio
    chileno. Entre ellos estaban Vicente Fidel López, Juan
    María Gutiérrez, Vicente G. Quesada, José
    Hernández y, fundamentalmente, Juan Bautista Alberdi y
    Mariano Fragueiro. Ambos aportarán los fundamentos
    teóricos de la organización nacional. Alberdi le
    enviará el proyecto de Constitución incluido en
    Bases y puntos de partida para la organización
    política de la República Argentina
    , y Fragueiro
    será el autor del Proyecto de estatuto para la
    organización de la hacienda y crédito
    público
    .

    I.III.

    El pensamiento de Mariano Fragueiro

    Mariano Fragueiro, cordobés, comerciante y
    economista con ideas influidas por el socialismo sansimoniano.
    Cursó estudios en el Colegio Monserrat y en la Universidad
    Mayor de San Carlos, pero abandonó la carrera sin
    graduarse. Ejerció el comercio en Córdoba y Buenos
    Aires. Integró la Generación del ´37 junto a
    Echeverría y Alberdi. Estuvo vinculado a la
    emigración argentina en Chile durante la hegemonía
    de Rosas, no obstante se mostró complaciente y hasta
    entusiasmado con el sistema económico impuesto por el
    Restaurador de las leyes. Consideraba, inclusive, que el
    régimen brindaba las condiciones de liderazgo y
    estabilidad para la realización de la democracia y el
    socialismo que propiciaba.

    En 1853, Urquiza lo convocó para hacerse cargo
    del Ministerio de Hacienda. Fue autor del Estatuto para la
    organización del crédito y la hacienda
    pública
    , aprobado por el Congreso en diciembre de ese
    año, creó un Banco Nacional e impulsó, a
    través de sus escritos la repatriación de la deuda
    externa, que estaba en manos de banqueros ingleses.

    Fragueiro abrevó en las ideas socialistas de la
    escuela de Saint Simón; era un admirador de Pedro Leroux,
    el socialista francés embanderado en la lucha contra las
    plutocracias y por los derechos sociales a la vivienda, el
    alimento y el vestido. Sostenía Leroux que el derecho
    individual no puede avasallar el derecho superior de todos.
    Martínez Paz considera que Fragueiro "sufrió la
    influencia como casi todos los pensadores de ese socialismo
    romántico primitivo, de ese sansimonismo, que
    alcanzó en nuestro país expresiones de tanto valer
    e influencia como el Código o declaración de
    principios que se constituyen en la creencia social de la
    República Argentina
    (…) forma inicial del
    Dogma socialista [de Esteban
    Echeverría].

    Para Fragueiro el principal problema social a solucionar
    era el de la distribución de la riqueza. La Libertad, la
    igualdad y las garantías deben conducir a conseguir
    trabajo y subsistencia para todos. "El bienestar de los pueblos
    –dice- no consiste en la opulencia de unas cuantas familias
    de banqueros, que dejan en la mendicidad al mayor
    número".

    Consideraba que los bancos estatales eran las
    herramientas adecuadas para el desarrollo del mercado interno y
    la distribución de la riqueza, siguiendo las
    teorías de John Law y Saint Simón. Era considerado
    "una autoridad en cuestiones bancarias, habiendo escrito varios
    trabajos durante su exilio en Chile, en el decenio de 1840-1850:
    fue autor de un proyecto, en 1844, para establecer un banco
    nacional de Chile, y del libro Organización del
    crédito
    , en 1850, en el que abogaba por un banco
    estatal que monopolizara el crédito público, el
    cual, según decía, siendo empleado
    «industrialmente, será la omnipotencia
    humana»(…) Este autor combinaba un gran respeto por
    la propiedad privada con el culto a la Administración
    Pública: «Nada de comunismo; nada de socialismo, en
    el sentido de invadir la propiedad, que es el derecho de la
    libertad. Abogamos por el socialismo, en el sentido de una
    organización de los bienes materiales, que dé por
    resultado la armonía de los individuos con la sociedad o
    con su representante el gobierno. »"

    Dice Dagnino Pastore: "por los escritos de la
    época colijo que Mariano Fragueiro era considerado un
    economista profesional." Esta consideración coincide con
    la opinión de Martínez Paz que lo caracteriza como
    un economista, pero no con las connotaciones que hoy la
    opinión pública le concede al término, sino
    "un economista social, que cree haber descubierto en el
    fenómeno económico la base del orden y la
    organización. La construcción política, la
    lucha de los partidos, las grandes agitaciones revolucionarias,
    estaban, para él, ligadas a la distribución de la
    riqueza."

    "La Argentina ignoró a Mariano Fragueiro –
    escribe Díaz -, que en 1850 con una tesis totalmente
    contraria a la de Alberdi proponía otro modelo de
    desarrollo."

    Su gestión se mantuvo durante un año
    – agosto de 1853 y septiembre de 1854 -. Renunció
    ante las dificultades para la concreción de su plan por
    falta de una base económica concreta, como eran las rentas
    de la aduana del principal puerto de la Confederación, al
    separarse Buenos Aires. Asimismo estuvo presionado por boicoteo
    de los sectores liberales ortodoxos y la especulación
    financiera.

    II.

    Las primeras medidas
    de gobierno

    II.I.

    La apertura de los ríos

    En su carácter de Director provisional de la
    Confederación, Urquiza puso en práctica las
    disposiciones emanadas del Acuerdo de San Nicolás, entre
    otras la reglamentación de la navegación de los
    ríos interiores, la administración de los correos y
    la mejora de postas y caminos. Pero la apertura de los
    ríos interiores a la navegación será la
    columna vertebral de su política, reivindicación de
    las potencias que auspiciaron el enfrentamiento contra Rosas y de
    las provincias del Litoral ansiosas de librarse del control de
    Buenos Aires sobre su comercio exterior.

    El 31 de agosto de 1852 se publicó el decreto
    reglamentando "la navegación de los ríos
    interiores, y organizando la percepción de las rentas que
    por el Acuerdo de San Nicolás fueron afectadas a los
    gastos nacionales", dice una nota del Director Provisorio al
    gobernador delegado de Entre Ríos, Antonio Crespo. Por la
    misma se informa que "ha sido necesario establecer que en la
    aduana de Rosario se cobren los derechos según el arancel
    que hoy rige en Buenos Aires y que se cobre allí el
    impuesto a todos los efectos que se importan o exporten por ella,
    bien hayan de consumirse en Santa Fe, o bien hayan de pasar en
    tránsito a las demás provincias."

    Se insta a evitar el comercio de contrabando que
    disminuía las rentas del estado "en una proporción
    extraordinaria". Se consideraba que la de Rosario era la
    única aduana que podía operar con el comercio
    exterior "pues que solo a ella llegaba el comercio de
    ultramar"

    El año ´52 debió transcurrir a paso
    acelerado. Los acontecimientos se sucedían: el Acuerdo de
    San Nicolás, las noticias de las agitadas jornadas de
    junio en Buenos Aires, la revuelta del 11 de septiembre y los
    comicios para designar a congresales que se encargarían de
    elaborar la ley fundamental.

    En abril de 1853 el Congreso constituyente
    culminó su labor y renovó a Urquiza la confianza
    para llevar adelante los negocios del país y concretar las
    disposiciones de la flamante constitución.

    III.

    El plan económico
    de Mariano Fragueiro

    El 29 de agosto de 1853, el Director Provisorio
    dictó el decreto que organizó el gabinete nacional,
    quedando conformado por Salvador María del Carril, en el
    Departamento del Interior, Mariano Fragueiro, en Hacienda, y
    Facundo Zuviría, en Relaciones Exteriores. En la misma
    fecha, por otro decreto, delegó las facultades del
    ejecutivo, en lo relacionado al gobierno político y
    administrativo, en las personas de los citados ministros, que
    pasaron a constituirse en el Gobierno Delegado Nacional. Urquiza
    tomó esta decisión ante los comicios presidenciales
    convocados para noviembre, cargo para el cual era uno de los
    candidatos. "Era innecesario y tal vez perjudicial hacer
    intervenir para nada el poder discrecional de que se halla
    investido; que convendría, por consiguiente, suprimiendo
    su persona, desnudar hasta de la sospecha personal todas aquellas
    medidas que deban dar por resultado la creación de las
    autoridades constitucionales"

    El Gobierno Delegado, de la mano de Mariano Fragueiro,
    proyectó el plan económico para superar la grave
    crisis que enfrentaba la Confederación, agravada por la
    escisión de Buenos Aires. "Sin renta, sin moneda, sin
    comercio regular, sin medios de comunicación, todo era
    forzoso crearlo, e intertanto [sic] servirse de lo
    existente en las provincias que más recursos
    tenían, y en las que resaltaba el sentimiento de
    nacionalidad" manifestó el presidente Urquiza en su
    mensaje al primer Congreso Legislativo Federal. Se tomaron
    medidas de emergencia como el empréstito de febrero de
    1853 y el aporte solidario de las provincias de Entre
    Ríos, Santa Fe, Córdoba y Mendoza, con el objeto de
    sostener la administración federal.

    III.I.

    El estatuto del crédito y la
    hacienda

    El proyecto para establecer el plan económico
    presentado ante el Congreso Constituyente – que actuaba
    como legislatura ordinaria -, conocido como Estatuto para la
    organización del crédito y la hacienda
    pública
    , se convertiría en la primera ley
    económica de la nación el 9 de diciembre. El mismo
    contiene un pormenorizado análisis de la situación
    económica y establece las medidas a implementar para la
    administración de la hacienda y el crédito, la
    instalación y funciones del Banco Nacional de la
    Confederación, la emisión de moneda, la deuda
    interna, el funcionamiento de las aduanas, las contribuciones, la
    explotación de minas y la organización de los
    correos y postas, entre otros asuntos.

    Inmediatamente se comenzaron a concretar las medidas
    establecidas por la ley. Por decreto del 3 de enero de 1854 se
    organizó la Administración de la Hacienda y se
    dispuso que el Banco Nacional comenzaría a operar a partir
    del 3 de febrero. El 4 de enero se estableció la
    Administración General de Correos y el 26 de enero se
    resolvió contratar en Europa la acuñación de
    monedas de cobre por un valor de cien mil pesos.

    III.III.

    El banco nacional y la moneda

    El Banco Nacional de la Confederación se
    instaló en Paraná en la fecha prevista con un
    capital inicial de seis millones de pesos emitidos en billetes de
    uno, cinco, diez, veinte, cincuenta y cien pesos. Con esta medida
    se pretendía sustituir la falta de circulante, financiar
    los gastos del estado y crear un mercado interno que abarcara
    todas las provincias. El propio Urquiza lo revela en su mensaje
    al primer Congreso Legislativo Federal, cuando sostiene la
    necesidad de uniformar la moneda y resolver los problemas que
    ocasionaba la falta de circulante. "Entre tantos inconvenientes,
    el mayor es la falta de un medio circulante en toda la
    Confederación, que facilitara al comercio sus
    transacciones y el pago al menor plazo de los derechos de aduana,
    al mismo tiempo que sirviera a los gastos nacionales en toda la
    extensión del territorio: cuatro especies o más de
    monedas circulaban en las Provincias (…)

    "El Director Provisorio en sus circulares, y el Gobierno
    Delegado en su Proyecto de estatuto para la Hacienda y en sus
    comunicaciones a los gobiernos de las provincias, había
    asegurado que sin el crédito, la organización
    nacional no era posible (…)

    "Sobre tales antecedentes, el Gobierno dictaba las
    medidas y preparaba los arbitrios conducentes a establecer el
    Banco sobre la base de las rentes seguras nacidas del consumo y
    producción que debía fomentar la moneda nacional
    (…)

    "Al mismo fin y para uniformar la moneda metálica
    existente en la Confederación, se dispuso que las Aduanas
    y oficinas fiscales recibieran las piezas acuñadas en
    Córdoba y Rioja como moneda corriente
    (…)"

    La constitución de un banco nacional con el
    monopolio para la emisión de la moneda formaba parte del
    pensamiento de los economistas y constitucionalistas de la
    época. Mariano Fragueiro sostenía esa tesis en sus
    proyectos de estatutos de bancos chilenos y en sus escritos
    posteriores. En Cuestiones Argentinas afirma que "el papel
    es la verdadera moneda nacional; tuvo su origen en tiempos de la
    Presidencia [de Bernardino Rivadavia], y todas sus emisiones se
    han hecho para objetos nacionales. (…)

    "Treinta años hace que circula esa moneda
    corriente. Retirarla sería trastornar las transacciones, y
    comenzar el Gobierno Nacional por una bancarrota que sería
    desprestigiosa y de mal agüero."

    Fragueiro proponía que la moneda circulante en la
    Provincia de Buenos Aires, acuñada desde 1837 por la Casa
    de Moneda, se adoptara como moneda nacional ya que esta contaba
    con la aceptación del comercio. "Se dirá,
    quizá, que no teniendo esta moneda un valor fijo, no
    tendría circulación; pero observaré que a
    pesar de faltarle el valor fijo, ella ha circulado y circula en
    Buenos Aires, porque desde que ella sirve para pagar impuestos y
    para convertirla en todo otro producto, estos servicios le dan un
    valor real."

    Martínez Paz explica que para Fragueiro los
    bancos representaban "la institución capital, el
    órgano regulador de toda la vida económica y
    social. Estos pensamientos debieron consolidarse y ahondarse,
    cuando conoció más de cerca al célebre
    ¨sistema¨ de John Law, según el que el banco es
    como el corazón del reino, a donde debe refluir todo el
    dinero, para que reanude la circulación
    (…)"

    Esta interesante propuesta se frustrará con la
    separación de la Provincia de Buenos Aires. Ante los
    acontecimientos es la propia legislatura de la Provincia de Entre
    Ríos la que hace suya la propuesta de apoyar la
    creación de un banco nacional. Así lo expresa el
    manifiesto del 27 de octubre de 1853 que decreta: "si el Congreso
    estimare conveniente la institución de un Banco Nacional
    con facultad de emitir billetes, esta Legislatura aceptará
    esa creación como salvadora de las dificultades
    financieras de la República y coadyuvará en la
    esfera de sus atribuciones a que tenga las pronta y cumplida
    ejecución."

    Coartado el proyecto de nacionalizar la moneda de Buenos
    Aires, "Fragueiro impulsó el establecimiento de un banco
    de Estado, que se suponía podría operar de acuerdo
    con un modelo saintsimoniano. Sin embargo, la instalación
    del Banco Nacional de la Confederación, en 1854, no
    coincidió con los deseos de Fragueiro, ya que se
    convirtió muy rápidamente en un mero brazo de la
    tesorería deficitaria del gobierno, siendo rechazados sus
    billetes por los comerciantes de Rosario, Paraná y Santa
    Fe."

    El papel que debía jugar una moneda propia
    formaba parte del pensamiento constitucional de la época,
    que la consideraba un instrumento esencial para la
    integración de la economía y símbolo de la
    soberanía del país. Alberto Ricardo Dalla Via
    escribe en un artículo sobre el tema que "sobre estas dos
    coordenadas, la moneda como facultad soberana y la moneda como
    instrumento de integración económica, es que la
    Constitución Nacional ha desarrollado su régimen
    monetario recogiendo los antecedentes patrios que provienen desde
    1812 y que el Dr. Buscaglia ha sintetizado magníficamente
    en un trabajo de la Academia Nacional de Ciencias
    Económicas al que me remito, y siguiendo también el
    antecedente de la Constitución de los Estados Unidos, que
    como en otros tantos temas ha sido fuente de la nuestra
    (BUSCAGLIA, Adolfo "La Moneda en la Constitución
    Nacional". Anales de la Academia Nacional de Ciencias
    Económicas. Seminario sobre Economía y
    Constitución).

    Al mismo instrumento apelan hoy los europeos, que se
    apresuran a establecer el euro como la herramienta
    válida para consolidar la Unión Europea. Por cierto
    que esto funciona si se dan condiciones generales que permiten
    esta integración, como lo fue la unión aduanera que
    abolió el sistema tarifario interprovincial. El modelo
    monetario, tomado por el propio Alberdi de la Constitución
    norteamericana para elaborar su proyecto constitucional,
    quedó plasmado en el artículo 75 inciso 11 de la
    Ley Suprema. No obstante en sus escritos económicos, el
    autor de Las Bases se mostrará receloso de la
    emisión de papel moneda por parte del estado, ya que lo
    consideraba un empréstito prohibido. "El papel solo es
    moneda cuando es convertible a la vista y al portador, es decir,
    cuando no es emitido por el gobierno, deudor supremo y soberano,
    a quien nadie puede obligarle a pagar cuando no quiere
    (…). El papel moneda, o la deuda – moneda es la obra
    y la expresión de los malos gobiernos
    (…)

    En su proyecto de estatuto para el Banco Nacional de
    Chile, Fragueiro caracterizaba el papel de la moneda para el
    desarrollo económico:

    1. La moneda es un artículo necesario en el
      mercado.
    2. Mientras circula, no importa mucho ni exige su valor
      metálico actual.
    3. Este valor le es indispensable, cuando sale del
      mercado y entra al consumo, o uso privado.
    4. Mientras circula, está garantida con los
      productos que ella proporciona en las
      transacciones.
    5. Para la circulación es tan buena la moneda de
      oro como cualesquiera otra que asegure su conversión en
      oro, cuando se la quiere retirar del mercado.
    6. La moneda, sea de oro o de banco, por la necesidad
      que hay de ella, es retenida en el mercado en competencia con
      los que quieren separarla de él.
    7. (…)
    8. Mientras hay productos y consumidores de ellos, la
      moneda no será atesorada, ni exportada."

    A diferencia de Alberdi, sostenía la legitimidad
    de crédito público obtenido mediante la
    emisión de moneda por parte de bancos estatales, como
    factor del desarrollo del mercado interno.

    Otro autor coincide al decir que "proponía, sin
    renegar del capital ni de la propiedad privada, que el desarrollo
    Argentino se lograra a través del crédito
    público, para evitar que a través del
    crédito extranjero fuéramos dominados, como
    finalmente ocurrió, con la circunstancia agravante que
    tampoco nos desarrollamos.

    "La pregunta que surge es, de si estábamos en
    condiciones de iniciar el despegue bajo la propuesta de
    Fragueiro, de hecho el país había comenzado; con
    las construcciones de los ferrocarriles del Oeste, el Central
    Norte de Córdoba a Tucumán, el Nor-este Argentino,
    el Andino y las usinas de gas. Empresas que más tarde
    terminaron en manos de monopolios extranjeros."

    III.IV.

    La cuestión de la deuda.

    La deuda externa de la Confederación
    constituía una pesada carga para el gobierno de la
    Confederación. Por ello el arreglo de la misma ocupa un
    lugar privilegiado entre los temas analizado por Fragueiro en sus
    escritos.

    El grueso de la deuda estaba formado por el
    célebre empréstito inglés, negociado en 1824
    con la banca Baring Brothers, que ascendía a casi ocho
    millones de pesos metálicos. La solución que
    proponía Fragueiro era la repatriación mediante el
    canje de documentos que serían absorbidos por bonos de la
    deuda interior. "Todas las ventajas que la deuda pública
    puede procurar al gobierno que la contrae, desaparecen si las
    rentas se pagan en el exterior – sostenía -. Los
    cambios, las agencias, las anticipaciones en las remesas para que
    lleguen en oportunidad y otras varias razones, hacen que el
    empréstito extranjero sea demasiado oneroso". Por ello "el
    patriotismo de los nacionales, en muchas circunstancias
    aflictivas para el gobierno deudor, es un recurso con el que se
    debe contar (…)" Con los acreedores nacionales es posible
    negociar para variar los plazos, permutarla por tierras
    públicas o llegar a otro arreglo alternativo, en cambio
    con la deuda exterior "no hay otro recurso, ni más que
    hacer que cumplir ciegamente con lo estipulado"

    Este interesante plan finalmente no halló eco en
    la opinión de los hombres que cristalizaron la
    Organización Nacional.

    IV.

    El fracaso del
    plan Fragueiro

    El primer plan económico que tuvo la
    Confederación Argentina luego de su organización
    constitucional tuvo vigencia durante uno pocos meses, siendo
    cancelado tras el fracaso de la mayoría de las medidas
    implementadas. Surgido de las ideas del talentoso Mariano
    Fragueiro durante la gestión del Gobierno Delegado,
    comenzó a ejecutarse a partir de enero de 1854 y
    continuó durante los primeros meses de la presidencia de
    Urquiza.

    La ruptura de Buenos Aires con la Confederación
    se llevó consigo el puerto y frustró las
    posibilidades de convertir sus billetes en la moneda nacional. Al
    respecto escribió Martínez Paz que "ni las
    circunstancias ni los tiempos permitieron a Fargueiro realizar el
    programa de acción que su capacidad y experiencia
    prometían; su vasto plan financiero fue a esrilizarse
    entre las penurias económicas que cayeron sobre la
    Confederación; no era posible realizar el milagroso
    empeño de crear riquezas de la nada; el remedio heroico de
    las emisiones inconvertibles, estimulaban la especulación
    y agravaban un mal, que se presentaba como
    irremediable."

    Sin dudas que el plan omitió, a sabiendas,
    algunos presupuestos, como es que la emisión de papel
    moneda para financiar el déficit estatal y dinamizar la
    economía a través de la distribución del
    crédito no se puede hacer sin un respaldo verificable.
    Fragueiro había sostenido que "la moneda de banco es una
    promesa escrita de cierta porción de oro o plata, pagadera
    a voluntad del pagador, asegurada por la fe pública y por
    la organización del banco (…)", y también
    que "el billete de banco, como la tira de papel, no es moneda
    metálica, pero hace todas las transacciones como aquella,
    y se convierte en oro o plata a voluntad de aquella."

    Estas condiciones estaban lejos de cumplirse. En el
    malogrado Banco Nacional de la Confederación no
    existían los depósitos metálicos de
    respaldo, ni la confianza pública, y mucho menos la buena
    fe y el patriotismo del comercio. A falta de respaldo en oro o
    plata las emisiones se realizaron con la promesa de respaldarlas
    con las rentas aduaneras. Al respecto, Filiberto Reula escribe
    que "la bancarrota se produjo por el abuso de los descuentos, que
    se acordaban liberalmente y que en su mayoría se destinaba
    a la especulación, con compras de especies
    metálicas y la desconfianza del común de las gentes
    de entonces, respecto de la moneda de papel, desvalorizaron de
    tal forma los billetes del Banco Nacional, que a los pocos meses
    de su emisión, el 26 de septiembre de 1854, se dispuso el
    retiro de los billetes en circulación y la clausura de la
    institución." Luis B. Calderón agrega que el
    gobierno tuvo una pérdida de más de medio
    millón de pesos, suma considerable para las precarias
    arcas estatales. Los comerciantes de Rosario, Santa Fe y
    Paraná se resistían a aceptar los billetes a pesar
    de que servían para cancelar todos los tributos al
    estado.

    Urquiza, en el mensaje al Congreso, trazó un
    amargo panorama del fracaso del Banco Nacional en el
    capítulo referido al ministerio de Hacienda. Dijo el
    entonces presidente que el papel moneda "apareció
    desprovisto de la buena forma material y sin los mejores
    auspicios, pues que las primeras emisiones se hicieron para el
    pago de las deudas atrasadas (…) Durante el tiempo de
    circulación apareció en algunos mercados una
    diferencia más o menos alta entre esta moneda y la
    metálica. Esto no era una novedad ni infracción del
    derecho. Más ocurrió en otros puntos que la moneda
    era desechada a pretexto de diferente valor, o se le daba un
    valor enteramente arbitrario.

    "Este hecho llamó la atención, porque
    desde que la ley había declarado que los billetes de banco
    serían recibidos como moneda corriente en pago de todo
    impuesto y en las transacciones del fisco, esta misma
    declaración importaba un deber de servirse de ella en los
    cambios recíprocamente entre el gobierno y la sociedad, lo
    mismo entre diferentes productores y consumidores."

    En julio de 1854 se dispuso el curso forzoso de la
    moneda pero no se pudo revertir la situación, se tuvo que
    cerrar el banco y rescatar los billetes en
    circulación.

    Otro factor negativo para la implementación del
    plan fue la abultada deuda externa. Recordemos el proyecto de
    Fragueiro para repatriarla y así volcar esa masa monetaria
    al desarrollo del mercado interno. Pero esta idea no se
    plasmó en ninguna medida concreta. Por el contrario, las
    gestiones llevadas a cabo por Alberdi, en su carácter de
    representante diplomático en Europa, para lograr bloquear
    los intentos separatistas de Buenos Aires, implicaban que el
    gobierno de Paraná hacía suyos todos los
    compromisos contraidos por las provincias desde la Independencia.
    Los banqueros ingleses pretendían, una vez más,
    normalizar los servicios del famoso empréstito concedido
    en la década de 1820.

    A la deuda vieja, se sumaron las nuevas operaciones de
    crédito con el Imperio del Brasil para financiar la
    campaña contra Rosas y la que se suscribió para
    solventar gastos del gobierno de la Confederación. Esta
    última fue autorizada por el Congreso Constituyente, por
    un monto de quinientos mil pesos, obteniéndose doscientos
    veinticinco mil en los primeros meses de 1853 del prestamista
    barón de Buschental. La devolución se efectuaba con
    las rentas de las aduanas exteriores.

    V.

    El plan
    alternativo

    Cancelado el plan Fragueiro, sin un banco y sin moneda
    circulante, se tomaron algunas medidas de emergencia, como la
    legalización de la circulación de distintas monedas
    americanas y un nuevo préstamo tomado al Brasil y al
    barón de Buschental, pagaderos con los ingresos aduaneros.
    Para ello se concesionaron las aduanas de Rosario, Santa Fe y
    Coronda. En un intento por mejorar los ingresos, en 1856 se
    establecieron las rentas aduaneras "diferenciales" para evitar el
    ingreso de mercancía a través del puerto de Buenos
    Aires.

    El Banco Nacional fue sustituido, luego de varios
    intentos infructuosos por una casa bancaria instalada en Rosario
    por el Barón de Buschental, que luego sería
    transferida al brasileño Mauá. Al respecto, en el
    texto sobre la formación de los bancos centrales ya
    citado, encontramos una interesante referencia sobre la
    evolución de este banco. "Entre los principales
    empresarios involucrados en los nuevos proyectos bancarios de la
    Confederación Argentina, se contaba una figura que,
    curiosamente, había ejercido un importante papel en las
    finanzas españolas de la década de 1840-1850, el
    hombre de negocios procedente de Estrasburgo José de
    Buschental, fundador, con José de Salamanca, del Banco de
    Isabel II. Buschental, hacia 1850, había tenido que
    emigrar de Madrid a Montevideo, donde fundó una
    próspera casa financiera, estableciendo estrechos
    vínculos de negocios con el banquero brasileño
    Mauá. Después de una serie de contratiempos con el
    gobierno de la Confederación, Buschental cedió su
    negocio a Mauá, quien, en 1857, estableció el
    primer banco en el puerto de Rosario, agencia financiera que
    habría de desempeñar un importante papel en el
    comercio local durante unos quince
    años.(…)"

    Acerca de Buschental el texto relata que "aunque pueden
    encontrarse numerosas anécdotas sobre el pintoresco
    Buschental, no existe ninguna biografía completa. Era un
    alsaciano que, relativamente joven, se radicó en
    Río de Janeiro, casándose con una joven
    aristócrata brasileña. Desde 1835, el matrimonio se
    afincó en Madrid, y Buschental llegó a ser
    considerado uno de los principales banqueros de los gobiernos
    liberales de la época, pero tuvo que exiliarse hacia
    finales del decenio de 1840-1850."

    CONCLUSIÓN

    La efímera gestión de Fragueiro al frente
    de la cartea de Hacienda marcó para la historia de la
    economía el final de una etapa que, salvando las
    distancias, había tenido principio a mediados de la
    denominada "época de Rosas". Con la renuncia del ministro
    quedó trunco el intento de un proyecto de país con
    una economía autónoma sustentada en la
    producción y el trabajo del pueblo de la
    Confederación.

    El proyecto de Fragueiro, hecho suyo por Urquiza en su
    carácter de conductor de la organización nacional y
    de presidente de la Confederación, tenía supuestos
    que en los hechos no se daban o fueron desnaturalizados por la
    sucesión de acontecimientos políticos adversos. Si
    nos remontamos a los escritos del economista cordobés,
    como Cuestiones argentinas o La organización del
    crédito
    , observamos que todas su ideas
    económicas pivoteaban sobre las rentas de las aduanas
    volcadas al desarrollo del comercio y la industria, y sobre los
    bancos públicos emisores de dinero circulante – en
    reemplazo del metálico – como herramienta para el comercio
    interno y también para el financiamiento del estado. Y
    señalaba expresamente que estos requisitos serían
    satisfechos por la aduana de puerto de Buenos Aires y por el
    papel moneda de la Casa de Moneda de la provincia de Buenos
    Aires. Esta moneda circulaba desde hacía años en la
    Provincia y cotizaba en la bolsa de valores. Pero la inoportuna
    fractura entre la Confederación y la provincia de Buenos
    Aires, privó a la primera de la base de
    sustentación del plan. Como lo señalaba Urquiza,
    "sin rentas, sin moneda, sin comercio regular, sin medios de
    comunicación, todo era forzoso crearlo, y entretanto
    servirse de lo existente en las provincias que más
    recursos tenían". Como diría el maestro
    Simón Rodríguez: "o inventamos o erramos",
    aludiendo a la ineficacia de las recetas prefabricadas que se
    pretenden aplicar de igual manera ante situaciones totalmente
    distintas.

    En 1853, se propuso una solución que
    forzosamente, como decía Urquiza, se debió crear
    sobre la marcha. Los hombres que tuvieron sobre sus hombros esa
    responsabilidad "inventaron", pero el invento no tuvo los
    resultados esperados por los motivos expuestos. La desazón
    se apoderó de todos y apelaron a las recetas
    clásicas, es decir "erraron" porque no se atrevieron a
    seguir inventando. Podemos decir, con la perspectiva que nos da
    el tiempo transcurrido, que el nuevo rumbo que tomó la
    política económica a partir de 1855 conducía
    a la entrega de los escasos recursos a manos de los especuladores
    y de las potencias extranjeras. Era pan para hoy y hambre para
    mañana. El endeudamiento y el manejo de la economía
    orientada a la provisión de alimentos a las potencias
    industriales europeas ya se insinuaban. Se sucedieron la crisis
    cíclicas como la del ´74, la del ´90 y la de
    1930, todas relacionadas con nuestra dependencia de las
    variaciones de precios internacionales. Igualmente, el
    endeudamiento externo fue motivo de crisis y condicionamientos
    para el despegue del país, situación que en los
    umbrales del siglo XXI no es un tema que permanezca en los
    anaqueles de los archivos históricos, sino que forma parte
    de la primera plana de los diarios.

    Citas

    Fragueiro, Mariano, Cuestiones Argentina,
    colecc. Grandes Escritores Argentinos, N° 38, dir. por
    Alberto Palcos, W. N. Jackson Ed., Bs. As., 1930, . p
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    Histórico de Entre Ríos.

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    Americana, Hijos de Espasa Edit., Barcelona, T. XXX,
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    Martínez Paz, Enrique, Don Mariano
    Fragueiro. Noticia biográfica
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    cit., p. XXXV.

    Martínez Paz, ob. cit., p. XXXIII.

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    drama argentino.

    Pedro Tedde y Carlos Marichal (coords.), La
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    Comentario sobre "Economists and Economic Policy: Argentina
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    , de Juan Carlos De Pablo, en la 34°
    Reunión anual de la Asociación Argentina de
    Economía Política, Rosario, 10 al 12 de noviembre
    de 1999.

    Martínez Paz, ob. cit Martínez Paz,
    Enrique, Don Mariano Fragueiro, en Revista de la
    Universidad Nacional de Córdoba, Nros. 3- 4, 1930, p.
    13

    Díaz, ob. cit.

    Archivo Histórico de Entre Ríos,
    sección Archivo de Gobierno, serie III.

    Calderón, Luis B. Urquiza, síntesis
    de su época, su actuación y su obra
    ,
    Paraná, 1951, pp. 240/241.

    Nota del Gobierno Delegado al Congreso, cit. en
    ibíd. p. 241. Ver también en González
    Calderón, Juan A. El general Urquiza y la
    organización nacional
    , Kraft, Bs. As., 1940. Pp.
    308/309.

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    Instituto de Investigaciones Históricas, Facultad de
    Filosofía y Letras de la Univesidad de Buenos Aires,
    Tomo IV, Ed. Jacobo Peuser, Bs. As., 1937, pp. 611 a
    655.

    González Calderón, ob. cit., pp.
    310/311

    Ibíd. y Reula, Filiberto, Historia de Entre
    Ríos, política, étnica, económica,
    social, cultural y moral
    , Castellví, Santa Fe, Tomo
    II, 1969, pp 85/86.

    En la confederación circulaban monedas
    metálicas de oro y plata, como los doblones
    españoles, las águilas norteamericanas, los
    cóndores chilenos, los soles peruanos, monedas
    bolivianas, monedas de plata provinciales de baja ley,
    denominadas "chirolas", como las riojanas y cordobesas, y los
    billetes que emitía la provincia de Buenos
    Aires.

    Mensaje…, cit. p. 28.

    Fragueiro, ob. cit., pp. 81/82.

    Ibíd., p. 53.

    Martínez Paz, en Fragueiro, ob. cit., p.
    XXXVI.

    Provincia de Entre Ríos, Recopilación
    de decretos y acuerdos (1850 – 1859
    ), pp.
    351/353.

    Pedro Tedde y Carlos Marichal, ob. cit.

    Dalla Via, Alberto Ricardo, El regimen
    constitucional de la moned
    a, Instituto de Ciencia
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    Alberdi, Juan Bautista, Escritos póstumos.
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    Quilmes.

    Fragueiro, Mariano, Proyecto de estatuto para el
    Banco Nacional de la República de Chile
    , en
    Fragueiro, ob. cit., p. 197.

    Díaz, ob. cit.

    Ibíd. p. 85.

    Ibíd. p. 99

    Ibíd.

    Martínez Paz, Enrique, Cuestiones
    Argentinas
    , ob. cit. p XXIV/XXV.

    Fragueiro, ob. cit., pp. 172/173.

    Reula, Filiberto, ob. cit., p. 86.

    Calderón, Luis B., ob. cit., p. 291

    v. Rosa, José María, Historia
    Argentina
    , tomo 6, Oriente, 1992, p. 138.

    Mensaje del Presidente, cit., p. 29

    Archivo Histórico de Entre Ríos,
    sección Archivo de Gobierno, serie III, nota del
    Director Provisorio al Gobernador Delegado de Entre
    Ríos.

    Pedro Tedde y Carlos Marichal, ob. cit.

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    pensamiento y vida política
    , Ediciones del
    Corredor Austral, Colección "El pasado
    cordobés", Córdoba, 2000.

     

     

    Rubén Bourlot

    Paraná, Entre Ríos, Argentina, agosto de
    2004

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