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Etapas y/o niveles de excelencia en la función estratégica de las operaciones de manufactura




Enviado por sibarra



    1. Etapas o niveles de eficacia en
      la función estratégica de las operaciones de
      manufactura para apoyar globalmente los objetivos
      corporativos
    2. Referencias
      Bibliográficas

     Palabras clave: Niveles
    estratégicos de excelencia; función de Producción & Operaciones;

    Tipo de trabajo:
    Teórico (Journalistic)

    Etapas o niveles de eficacia en la
    función estratégica de las operaciones de manufactura
    para apoyar globalmente los objetivos
    corporativos

    En el ambiente
    competitivo que existe actualmente, ninguna empresa puede
    darse el lujo de no emplear todos sus recursos. Si no
    se permite que la función de operaciones contribuya (o no
    se espera que contribuya) al desarrollo de
    los objetivos de la compañía, no son muy buenas las
    posibilidades de éxito a
    largo plazo (Chase & Aquilano, 1994). La fabricación
    puede desempeñar varios papeles y/o roles
    estratégicos en el contexto de crecimiento de una empresa.
    Robert H. Hayes & Steven C. Wheelwright (1985) han descrito
    cuatro etapas o niveles secuenciales en la función
    estratégica de las operaciones de manufactura para apoyar
    globalmente los objetivos de la corporación (ver Cuadro
    1).

    Cuadro 1. Etapas o niveles de
    contribución de la estrategia de fabricación en la
    empresa

    Niveles
    estratégicos

    Esencia o rol de la
    actuación

    Características
    generales

    NIVEL 1:
    Internamente

    neutral

    Minimizar el potencial negativo de la
    manufactura

    Contratación de expertos externos para
    tomar decisiones con respecto a temas estratégicos
    de fabricación. Los sistemas
    de control de gestión internos son los
    principales medios
    de seguimiento de los resultados de
    fabricación.

    Se mantiene a la manufactura en una
    posición flexible y reactiva
    (neutra).

    NIVEL 2:
    Externamente

    neutral

    Alcanzar la paridad con los competidores del
    sector

    Seguimiento de las prácticas del
    sector.

    Se amplía el horizonte de planificación de las decisiones de
    inversión en manufactura con vistas
    a constituir un ciclo económico
    continuo.

    La inversiones de capital son el medio principal para lograr
    una situación de paridad y conseguir una
    posición de competencia.

    NIVEL 3: Apoyo o
    soporte

    interno

    Proporcionar soporte fiable y adecuado a la
    estrategia empresarial / negocio

    Se estudian las inversiones de
    fabricación para asegurar que sean coherentes y
    consistentes con la estrategia empresarial.

    Formulación, implementación y
    seguimiento de una estrategia de fabricación .
    Estudio sistemático del curso y tendencias de
    fabricación a largo lazo.

    NIVEL 4: Apoyo o
    soporte

    externo

    Perseguir una ventaja competitiva basada en los
    recursos y capacidades de la función de
    fabricación

    Se trabaja intensamente para prever y/o
    anticipar el potencial de nuevas prácticas y
    tecnologías de fabricación. La
    fabricación participa activamente en las
    principales decisiones de marketing e ingeniería (y viceversa). Se siguen
    programas a largo plazo para obtener los
    medios, recursos y capacidades suficientes antes de que
    se surjan o se manifiesten las necesidades.

    Fuente: Adaptado de R.H. Hayes & S.C.Wheelwright
    (1985, pág. 58).

    Internamente neutral.- En este nivel de desempeño estratégico, el sistema de
    producción y la función de operaciones en general,
    contribuyen muy poco al éxito de la
    organización. La alta dirección considera esta función
    como neutral, es decir la considera inerte en el nivel de
    competencias y
    por tanto no espera una contribución positiva, en
    realidad, tiende a reprimirla.

    La fabricación es sólo un mal necesario y
    la actitud
    básica es negativa que consistente en:
    «¿Cómo podemos evitar
    problemas
    ?». Tratarán de minimizar el impacto
    negativo que tiene la fabricación sobre su empresa.
    Invertirán en el área de dirección de
    personal para
    evitar huelgas y problemas
    imprevistos no deseables. Se las arreglarán para eliminar
    los proveedores
    menos fiables que entreguen con retraso, con cantidades
    incorrectas o con calidad
    deficiente. Dirigirán las plantas de
    fabricación de tal manera que se eviten las
    irregularidades en el suministro y el flujo productivo. Este es
    el tipo de empresas que
    preferirían funcionar sin procesos de
    fabricación. En muchas ocasiones este tipo de empresas
    subcontratarán una gran parte de la producción y no
    desarrollarán sistemas propios
    de producción.

    Las empresas de este nivel suelen considerar al
    potencial de las operaciones de manufactura como el resultado
    directo de unas pocas decisiones estructurales sobre capacidad,
    instalaciones, ubicación, tecnología e integración vertical. Por lo general, la
    alta gerencia toma
    estas decisiones, apoyada por consultores. Se otorgan poca, o
    ninguna, importancia a problemas de infraestructura, tales como
    políticas de fuerza de
    trabajo, sistemas de planificación, sistemas de medición y mejora de procesos. El personal
    de producción de la empresa
    sólo se hace cargo de las decisiones cotidianas del
    «día a día», y de sacar la
    producción. Tanto los trabajadores como la gerencia de
    operaciones se caracterizan por no tener mucha formación y
    preparación profesional.

    Existen constantes mediciones y controles detallados de
    los resultados orientados a analizar la productividad a
    corto plazo puesto que la alta dirección quiere percatarse
    rápidamente de cualquier variación para así
    emprender acciones
    correctivas. La dirección, por lo general, corre muy pocos
    riesgos de
    inversiones en el área de manufactura. En resumen, las
    empresas que se encuentran en este nivel consideran el
    departamento de producción como una sección de bajo
    nivel tecnológico que no requiere elevada
    sofisticación ni cualificación y, el objetivo, no
    es maximizar el valor para la
    competitividad
    de la función, sino evitar problemas que perjudiquen la
    posición de la empresa en el mercado.

    Externamente neutral – El segundo nivel supone
    también una especie de neutralidad de la función de
    fabricación, aunque en este caso, estas empresas buscan
    una «neutralidad competitiva o externa», o lo que es
    lo mismo, una paridad con los principales competidores del
    sector. Ejemplos típicos, aunque no únicos, son las
    empresas de sectores industriales tradicionales como la
    fabricación de acero,
    automóviles y equipo pesado. Estas empresas buscan la
    neutralidad competitiva siguiendo fundamentalmente las
    prácticas del sector ya sea en cuestiones laborales,
    adquisición de equipo y planificación y ajuste de
    los aumentos de capacidad. Consideran a la inversión de
    capital en equipo e instalaciones nuevas como el medio más
    eficaz para conseguir una posición temporal de competencia
    ventajosa y la obtención de economías de escala
    relacionadas con la tasa de producción como el factor
    más importante de eficacia productiva.

    Al igual que en las empresas del nivel 1 se recurre a
    fuentes
    externas para la introducción de mejoras tecnológicas
    en el proceso,
    siendo más común comprar que desarrollar
    tecnología propia. La alta dirección aquí
    considera que las decisiones de asignación de recursos son
    el medio más eficaz para resolver los grandes problemas
    estratégicos de fabricación. Estas empresas con
    capacidad cualitativa de fabricación a nivel medio de la
    industria,
    mantienen cierta estabilidad cuando existe un conjunto estable de
    competidores y un mercado creciente, pero resultan insuficientes
    cuando aparecen nuevos competidores o se aprecia un exceso de
    capacidad en el sector.

    En resumen, las empresas pertenecientes a este nivel
    estratégico se caracterizan por perseguir una estrategia
    basada en la minimización constante de las diferencias de
    rendimiento encontradas con la competencia. Se basan en una
    actitud mayormente de seguidores. Pero es preciso destacar que
    aunque constituya un nivel superior de actuación con
    relación al nivel 1, este tipo de estrategia está
    casi condenada al fracaso. Si las ambiciones se limitan
    simplemente a minimizar las diferencias, existen grandes
    posibilidades de que las diferencias se mantengan mientras las
    empresas competidoras líderes continúen por
    delante. El intentar alcanzar a los mejores suele dejar rezagadas
    a las empresas que lo intentan (De Meyer & Wittenberg-Cox,
    1994).

    Apoyo interno – Las empresas de este nivel
    de actuación estratégica esperan que la
    función productiva apoye activamente y fortalezca la
    posición competitiva de la organización. Consideran a
    fabricación como un soporte interno en la
    consecución de sus objetivos proporcionando procesos que
    apoyen totalmente las decisiones estratégicas de la
    empresa. Esta etapa representa un cambio
    considerable con respecto a la neutralidad de las anteriores y se
    emplean todas las decisiones de las operaciones de manufactura.
    El personal de fabricación tiene la autoridad para
    tomar las decisiones que se consideren pertinentes siempre y
    cuando sean consistentes y coherentes con la estrategia general
    de la empresa. La estrategia corporativa se traduce en
    términos que tengan sentido para producción y se
    adopta una perspectiva de creatividad y
    de largo plazo para las operaciones; todas las inversiones y
    cambios en el sistema productivo deben ajustarse para apoyar la
    consecución de la misión y
    objetivos corporativos y/o de negocios.

    El nivel tres es consecuencia natural del éxito
    logrado en el desarrollo de una estrategia eficaz, fundamentada
    en un proceso de planificación formal y en el deseo de
    apoyar esta estrategia en todos los departamentos funcionales. Se
    desea que fabricación sea creativa y la dirección
    adopta una visión a largo plazo. Los responsables de
    fabricación procuran en todo momento tener una
    visión más amplia de su papel intentando comprender
    la estrategia general y los objetivos centrales a satisfacer;
    pero los jefes de fabricación sólo están
    para apoyar la estrategia competitiva, y no para participar
    activamente en la formulación de la misma.

    Apoyo externo – En esta etapa, no
    sólo se espera que fabricación y las operaciones
    del sistema «apoyen» la estrategia corporativa, sino
    que contribuyan activamente en la formulación y desarrollo
    de la misma. La fabricación se convierte así en
    elemento clave de la estrategia de negocio. Esto no significa que
    producción condicione la estrategia, sino que la empresa
    comienza a utilizar totalmente las competencias básicas de
    la fabricación para crear ventajas competitivas
    sostenibles. Un ejemplo de este tipo de empresas pudiera ser
    Hewlett-Packard que ha utilizado activamente sus fuertes
    habilidades en fabricación de modo generalizado (De Meyer
    & Wittenberg-Cox, 1994; Schonberger, 1994). Lo mismo se
    podría decir de otro conjunto de empresas de excelencia
    como Toyota que ha construido su éxito, en gran parte,
    basándose en la calidad y eficiencia de sus
    procesos de desarrollo y manufactura, al igual que otros
    fabricantes alemanes de máquinasherramientas
    han sobrevivido gracias a sus excelentes procesos de
    fabricación.

    Las decisiones y planes que aquí se adoptan son
    de largo plazo, y las inversiones se destinan a los sistemas y a
    la fuerza de trabajo en igualdad de
    oportunidades que a los recursos de capital. Esto significa que
    otorgan la misma importancia a las actividades estructurales
    (instalaciones y equipo) que a las de infraestructura (normas, sistemas
    y procedimientos)
    como posibles fuentes de mejora continua y construcción de una ventaja competitiva. En
    una compañía de este nivel, fabricación
    juega un papel de igual importancia que el resto de las funciones de la
    organización (marketing, ingeniería o finanzas).
    Existe una activa comunicación horizontal, tanto formal e
    informal, entre departamentos donde ninguno domina sobre otro. La
    participación directa de la función de
    fabricación en la formulación de la estrategia
    general potencia esta
    interacción funcional y, al igual que el
    resto de las áreas, la función productiva se
    convierte en una valiosa fuente de personal de dirección
    para toda la organización.

    Las empresas del nivel cuatro se encuadran generalmente
    en dos categorías estratégicas. A la primera
    pertenecen aquellas empresas que buscan un equilibrio
    entre todas sus actividades y pretenden que cada una de las
    funciones integradas satisfaga el papel de servir de apoyo
    externo a la estrategia corporativa. En la segunda
    categoría se encuentran aquellas empresas que desarrollan
    una estrategia empresarial que se basa fundamentalmente en las
    habilidades, recursos y competencias de fabricación. Estas
    empresas dan tanta importancia a las funciones de
    fabricación como medio de lograr una ventaja competitiva,
    que de hecho, relegan las demás funciones a un lugar
    secundario o accesorio, una medida que puede ser tan disfuncional
    como conferir a la función de producción un papel
    reactivo.

    Los cuarto niveles o etapas anteriormente descritas
    forman parte de un proceso que indica el camino y el ritmo que
    una empresa debe seguir en su aspiración de potenciar la
    contribución de la función de fabricación.
    Según Hayes & Wheelwright, la inercia de las grandes
    empresas – sus actitudes y
    hábitos enraizados – favorece el cambio gradual,
    sistemático y acumulativo de un nivel de desarrollo al
    siguiente, en vez de intentar saltarse un nivel mediante la
    asignación de recursos adicionales para la solución
    de problemas. El paso de un nivel a otro, destacan, o es un
    simple problema de asignación ilimitada de recursos; la
    realización del cambio representa para la mayoría
    de las empresas una tarea importante y a menudo muy
    ardua.

    Al analizar este modelo,
    Whybark (1986) considera que las cuatro etapas reflejan el
    incremento de la participación de la función de
    producción el proceso de planificación, desde ser
    internamente neutral, que significa no estropear las
    cosas, hasta la última de apoyo externo, donde la
    producción actúa como socio activo en el proceso de
    planificación estratégica y busca
    formas de mejorar su capacidad para apoyar los objetivos de la
    compañía.

    Por nuestra parte y coincidiendo con Conca Flor &
    Molina (1998), consideramos que hasta que una empresa no ha
    alcanzado el nivel tres (3) no se puede afirmar que posee una
    estrategia de fabricación, al menos en el sentido en que
    participe de alguna forma en el proceso estratégico de la
    empresa. Hasta ese momento, consideramos, las operaciones de
    producción están ahí, como algo inevitable y
    sólo se espera de ellas que no molesten e interfieran en
    las deliberaciones estratégicas de la alta
    dirección. Así, el papel es totalmente pasivo y
    reactivo desde un punto de vista estratégico, en cuanto
    que su configuración y evolución queda reducida a lo inevitable,
    bien por las exigencias del producto
    (nivel 1) o de la competencia (nivel 2). Esta situación la
    puede soportar la empresa mientras disponga de claras ventajas en
    otras áreas, e implica asumir, en el mejor de los casos,
    el rol de seguidor en materia de
    producción. Pero recordemos que esta estrategia no tiene
    muchas posibilidades de éxito en el futuro, ya que
    perseguir minimizar las diferencias como estrategia, supone
    aceptar que siempre los competidores continúen por
    delante. Las empresas de excelencia lo que hacen es parametrizar
    y cuantificar las diferencias y como mínimo
    superarlas.

    A pesar de todo, se puede plantear que las empresas
    situadas en los niveles 1 y 2 no necesariamente poseen sistemas
    productivos obsoletos. De hecho, es usual, sobre todo en el nivel
    dos, imitar estrategias de
    éxito y actualizar el área de producción,
    adoptando algunas de las nuevas
    tecnologías y técnicas
    de gestión que han demostrado su utilidad en
    empresas líderes. Las innovaciones de proceso que con
    más frecuencia contribuyen a este cambio son el JIT,
    MRP, CAD/CAM o
    el CIM.

    Todo esto es positivo dentro de cierto marco de
    valoración, pero también entrañan
    importantes desventajas tal y como nos desvelan Mills, Platts
    & Gregory (1995) y Martínez (1992): la primera, es que
    están imitando o haciendo algo que otras empresas ya han
    realizado antes; la segunda, es que suponen que mientras imitan a
    las empresas competidoras, éstas no habrán
    realizado nuevas mejoras; la tercera, que al imitar las mejores
    prácticas, es muy improbable que desarrollen las
    habilidades necesarias en el área de fabricación
    para elaborar y comprender sus propias estrategias, especialmente
    si se adquieren paquetes de soluciones de
    consultores externos; y cuarta, radica en que la estrategia de
    imitar no suele cubrir todas las áreas estratégicas
    de la producción, de forma que si esto es así y no
    se ejecuta dentro de un contexto estratégico global puede
    fracasar.

    En los dos últimos niveles ya se incluyen las
    operaciones en las reflexiones de la cúpula empresarial;
    en este momento ya se puede hablar de una verdadera estrategia de
    producción, que apoye e incluso fundamente la ventaja
    competitiva. La producción deja de ser un problema
    técnico de minimización de costes, para convertirse
    en un fundamento de la estrategia empresarial (Fernández
    Casariego, 1990). A pesar de que, tal y como afirman Mills,
    Platts & Gregory (1995), el nivel más estudiado en la
    literatura haya
    sido el tres (3), el creciente interés
    hacia temas como la organización que aprende, las
    capacidades esenciales y la competencia basada en
    habilidades, el capital
    intelectual y la gestión de los recursos intangibles,
    etc.,
    están provocando una mayor preocupación
    por el último nivel.

    La actuación de la función productiva en
    el nivel cuatro (4) generalmente se asocia en la literatura con
    el concepto de
    manufactura de categoría mundial (WCM: World
    Class Manufacturing
    ), enfoque que se emplea para definir el
    objetivo superior de las operaciones de la empresa. No obstante,
    hay que tomar en cuenta que esta perspectiva no es la
    única que existe y tampoco tiene que ser la mejor para
    toda la empresa.

    Como ponen de manifiesto Chase & Aquilano (1994,
    pág. 961) "aunque es poco probable que la
    producción pueda generar mucho apoyo si no participa
    (etapas 1 y 2), no siempre es deseable asumir una posición
    de manufactura ofensiva que represente fuertes inversiones de
    capital para ser de categoría mundial o
    más japoneses que los japoneses. De hecho,
    quizás se pueda invertir mejor el dinero para
    mejorar la mercadotecnia,
    el diseño
    del producto o simplemente para poner a punto las operaciones de
    manufactura actuales, por medio de los métodos de
    mejora continua".

    A continuación, y a modo de resumen
    gráfico (ver Figura 1), se representan las cuatro fases o
    etapas de actuación de las operaciones de manufactura en
    la estrategia general de la empresa.

    Para ver el gráfico seleccione la
    opción "Descargar" del menú
    superior 

    Figura 1. Fases evolutivas del papel
    estratégico de fabricación dentro de la
    empresa.
    Fuente: Elaboración propia, a
    partir Martínez (1992) y Miltenburg (1995).

    Referencias
    Bibliográficas

    Chase, R.B. & Aquilano, N.J. (1994).
    Dirección y Administración de la Producción y de
    las Operaciones.
    6ª editions. McGraw Hill –
    Irwin.

    Conca, F.J. & Molina, H. (1998), La Administración de las Operaciones y la
    Competitividad Empresarial
    , Instituto de Cultura Juan
    Gil-Albert, Alicante.

    De Meyer, A. & Wittenberg-Cox, A. (1994), Nuevo
    enfoque de la Función de Producción
    , Folio,
    Barcelona.

    Fernández Casariego, Zulima (1990), "La
    producción como variable estratégica",
    Economía, No.7, p. 22.

    Hayes, R.H. & Wheelwright, S.C. (1985), "La
    competencia y la función de fabricación",
    Harvard Deusto Business Review, 4º trimestre,
    núm. 24, pp. 57-70.

    Martínez, A. (1992) «La estrategia de
    fabricación y la competitividad de la empresa».
    Alta Dirección, núm. 162, pp.
    151-160.

    Miltenburg, J. (1995). Manufacturing Strategy.
    Productivity Press, Portland, Oregon.

    Schonberger, R.J. (1994), World-Class Manufacturing:
    The Next Decade
    , Prentice-Hall, Mexico.

    Whybark, D.C. (1986), "Strategy Manufacturing
    Management", IRMIS Working Paper, School of Business, Indiana
    University; citado en Conca, F.J. & Molina, H. (1998), La
    Administración de las Operaciones y la Competitividad
    Empresarial
    , Instituto de Cultura Juan Gil-Albert,
    Alicante.

    Mills, J., Platts, K. & Gregory, M. (1995), "A
    Framework for the Design of Manufacturing Strategy Processes. A
    Contingency Approach", International Journal of Operations
    & Production
    Management, Vol. 15 No. 4, pp.
    17-49.

    Santiago Ibarra Mirón

    Departamento de Ingeniería Industrial

    Universidad Central de Las Villas (UCLV)

    Ingeniero Industrial por la Universidad
    Central de Las Villas (UCLV).

    Diploma Europeo en Administración y
    Dirección de Empresas.

    Magíster (MSc) en Creación, Estrategia y
    Gestión de Empresas por la Universidad Autónoma de
    Barcelona, España.

    Doctor (PhD) en Ciencias
    Técnicas por la Universidad Central de Las Villas
    (UCLV).

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