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Hemólisis Crónica



    1. Anemias
      hemolíticas
    2. Clasificación.
    3. Cuadro
      clínico
    4. Orientación
      diagnóstica.
    5. Tratamiento
    6. Anexos
    7. Bibliografía

    Introducción:

    El hematíe es una célula que
    presenta importantes diferencias con respecto a otras células
    del organismo. En primer lugar, no tiene núcleo, por lo
    que le falta la capacidad de división. Ni tampoco tiene
    mitocondrias o ribosomas, ni ADN o ARN. No
    obtiene energía del ciclo de Krebs, y no tiene un sistema de
    transporte de
    electrones para la fosforilación oxidativa. A pesar de
    estas deficiencias, el hematíe es una célula
    compleja y metabólicamente activa cuya vida media es de
    alrededor de 120 días. La integridad del hematíe
    depende de la interacción de tres unidades celulares, que
    lo capacitan para realizar su función
    primaria de transporte de oxígeno
    y CO2 . Estas tres unidades celulares son la hemoglobina, la
    membrana eritrocitaria, y los elementos solubles intracelulares
    (enzimas,
    coenzimas, y substratos del metabolismo de
    la glucosa). La
    alteración de una de estas unidades celulares da lugar a
    alteraciones en las otras dos, dando como resultado un
    acortamiento de la vida media eritrocitaria (hemólisis).
    En general podemos decir que los dos grandes diagnósticos
    diferenciales de una anemia
    normocítica normocrómica regenerativa son la
    hemorragia aguda y la anemia hemolítica. Esto se
    diferenciará tomando en cuenta la semiología y las
    pruebas de
    bilirrubina y haptoglobina.

    En este ensayo se
    tratará, someramente, de las anemias hemolíticas y
    más concretamente de las hemólisis crónica:
    sus agentes de producción, su diagnóstico clínico y de laboratorio,
    bases anatomopatológicas y fisiopatología.

    CRITERIOS DIAGNÓSTICOS:

    Según la OMS se acepta que existe anemia cuando
    la concentración de hemoglobina en sangre es
    inferior a los siguientes valores:

    Niños de 6 meses a 6 años 11
    gr./dl

    Niños de 6 a 14 años 12 gr./dl

    Varones adultos 13 gr./dl

    Mujer adulta, no embarazada 12 gr./dl

    Mujer adulta, embarazada 11 gr./dl

    Anemias
    hemolíticas
    :

    Se considera que hay anemia cuando existe un descenso de
    la masa eritrocitaria, la cual resulta insuficiente para aportar
    el oxígeno necesario a las células. Se habla de
    anemia cuando la cifra de hemoglobina (Hb) es inferior a 130 g/L
    (8mmol/L) en el hombre o
    120 g/L (7.4mmol/L) en la mujer.
    También puede existir una pseudoanemia dilucional
    (insuficiencia cardiaca congestiva, esplenomegalia masiva,
    mieloma múltiple, macroglobulinemia, gestación),
    por lo tanto en el embarazo se
    acepta como cifra inferior de normalidad hasta 110 g/L
    (6,8mmol/L) de Hb.

    Un glóbulo rojo está en circulación
    en la sangre alrededor de 120 días. Pasado este tiempo es
    eliminado de la circulación sanguínea por
    macrófagos, ubicados en el bazo y médula
    ósea.
    Se denomina hemólisis al proceso de
    destrucción de glóbulos rojos que determina una
    disminución de la supervivencia de los mismos,
    acompañado de incapacidad de la médula ósea
    de realizar el aumento compensatorio. (Una médula
    ósea estimulada al máximo puede aumentar la
    eritropoyesis entre 6 a 8 veces su capacidad normal, y la vida
    media del eritrocito puede disminuir hasta 15 a 20 días
    sin llegar a anemia).

    Esta disminución de la vida eritrocitaria
    determina:
    – un aumento de la formación de glóbulos rojos a
    nivel medular: aumento de eritropoyesis.
    – un aumento del catabolismo de la hemoglobina. La hemoglobina
    liberada de los glóbulos rojos sufre metabolización
    y determina un aumento de la bilirrubina indirecta, que determina
    clínicamente la aparición de ictericia
    (coloración amarillenta de piel y
    mucosas).

    El lugar de máxima remoción por
    fagocitosis es el bazo.

    Nos encontramos frente a un caso de hemólisis
    crónica cuando este proceso de destruccion acelerada de
    glóbulos rojos se mantiene en el tiempo, causando los
    síntomas y signos
    características del síndrome hemolitico
    (véase más adelante).

    Clasificación
    de las hemólisis crónicas
    :

    • De acuerdo al sitio de hemólisis: intra o
      extravascular.
    • Patogénica: corpusculares (intrínsecas)
      o extracorpusculares (extrínsecas).
    • Etiológica: heredadas o
      adquiridas.

    La mayor parte de las alteraciones intrínsecas
    son hereditarias, y la mayor parte de las extrínsecas son
    adquiridas. Excepciones a esta regla son la hemoglobinuria
    paroxística nocturna*, el déficit de G6PD y el
    daño
    térmico. En investigación, el diagnóstico
    diferencial de estas patologías se hace por transfusiones
    cruzadas.

    Clasificación según su
    sitio:

    La hemólisis puede ser extravascular o
    intravascular. Cuando ocurre un proceso de hemólisis
    extravascular los eritrocitos fagocitados sufren ruptura de su
    membrana. La hemoglobina es degradada por enzimas lisosomales y
    se recupera fierro y aminoácidos. El fierro es
    transportado a la médula ósea para nueva
    producción de hematíes. A su vez, cuando ocurre
    hemólisis intravascular la hemoglobina libre se disocia en
    dímeros a
    y b , los
    que se unen haptoglobina u oxidan a metahemoglobina. Luego estas
    moléculas se disocian y liberan el grupo Hemo
    para unirse a la albúmina y hemopexina, lo que permite la
    captación del Hemo por los hepatocitos para recuperar el
    fierro y para producir bilirrubina.

    La hemólisis intravascular se manifiesta por:
    Hemoglobinuria, Metahemalbuminemia, Ictericia, Hemoglobinemia,
    Hemosiderinuria, Hemosiderinuria.

    El paso final de la hemólisis intra y
    extravascular será la conjugación de bilirrubina
    por el hepatocito, excreción de ella a la bilis,
    conversión de la bilis por parte de la flora intestinal en
    urobilinógeno y urobilina, y por último la
    excreción en la orina y heces.

    En la hemólisis extravascular, al excederse la
    capacidad del sistema monocítico macrofágico
    aparecen alteraciones morfológicas de los hematíes
    como microesferocitosis, células mordidas, eritrocitos
    fragmentados y con inclusiones citoplasmáticas.
    Además la regurgitación de hemoglobina libre al
    plasma provoca disminución de la haptoglobina. En tanto,
    en la hemólisis intravascular con destrucción de 20
    a 40 ml de eritrocitos al día aparece una reducción
    de la haptoglobina a niveles detectables y disminución de
    la hemopexina. La depleción en ambos sistemas (intra y
    extravascular) provoca aparición de hemoglobina libre en
    el suero y orina, y aumento de la metalbúmina.

    Clasificación patogénica:

    1. Corpusculares: aquí el defecto
      está en los glóbulos rojos, al ser defectuosos
      son eliminados de la circulación.

    El defecto puede ser:

    1. Enzimático: alteración cuantitativa o
    cualitativa de enzimas que intervienen en el metabolismo del
    glóbulo rojo; son poco frecuentes.

    • Déficit de enzimas de la glicólisis:
      déficit de piruvato kinasa.
    • Anomalías del metabolismo de
      nucleótidos: déficit de pirimidin
      5´nucleotidasa.
    • Déficit de enzimas de shunt pentosas y
      metabolismo del glutatión: G6PD, glutatión
      sintetasa, glutatión reductasa.

    2. Hemoglobina: hay una alteración en la
    molécula de la hemoglobina. Aquí entran las
    hemoglobinopatías y las talasemias.

    • Existen varias hemoglobinopatías; la
      hemoglobinopatía más frecuente es la anemia de
      células falciformes o hemoglobinopatías,
      también llamada Drepanocitosis. Aquí hay un
      aminoácido cambiado en la hemoglobina (hemoglobina S)
      que altera la estructura
      del glóbulo rojo adoptando forma de hoz. Estos
      glóbulos rojos llamados falciformes aumentan la viscosidad
      sanguínea determinando mayor de oclusión de vasos
      pequeños que determina microinfartos. Se manifiesta
      clínicamente por anemia crónica con episodios de
      crisis
      hemolíticas, crisis vasoclusivas (las más graves
      son aquellas que ocluyen vasos cerebrales y óseos, pero
      puede afectarse cualquier órgano).

    Dentro del grupo de las hemoglobinapatías se
    encuentra la anemia falciforme o drepanocítica causada por
    la presencia de hemoglobina S, denominada de esta forma por la
    característica forma en hoz que adoptan los eritrocitos
    cuando disminuye su oxigenación. Es una afección
    mayormente de la raza negra, y desde el punto de vista
    patogénico, la hemoglobina S surge por la
    sustitución de un ácido glutámico por valina
    en una de las cadenas de globina de la hemoglobina. La hipoxia,
    el frío, la acidosis, las infecciones, determinan una
    desoxigenación que lleva a un aumento de la
    falciformación. Esto determina crisis vasooclusivas, con
    microinfartos óseos, renales, hepáticos, etc.; por
    otra parte este fenómeno conduce a una mayor
    hemólisis (crisis hemolíticas) y crisis
    aplásicas.

    Existen dos formas clínicas: la homocigota, que
    presenta anemia hemolítica y fenómenos
    vasooclusivos, y la heterocigota (o rasgo drepanocítico),
    más frecuente, asintomática. En estos
    últimos sólo se pone de manifiesto la enfermedad en
    situaciones en que disminuye la presión
    parcial de oxígeno.

    En el hemograma encontramos una anemia
    normocítica, normocrómica o ligeramente
    macrocítica con reticulocitosis aumentada, y en el frotis
    periférico, abundantes drepanocitos. El diagnóstico
    se confirma mediante la electroforesis de hemoglobina, la cual
    muestra un
    componente mayoritario que migra algo por detrás de la
    hemoglobina F con ausencia total de hemoglobina A normal. El
    test de
    falciformación apoya aún más el
    diagnóstico ante una imagen
    electroforética compatible.

    – Las talasemias son
    alteraciones en la hemoglobina por falta total o parcial de las
    cadenas de globina. El 90% de la hemoglobina está
    formada por el grupo y 4 cadenas de globina (2 alfa y 2 beta).
    Cuando falta alguna cadena entonces surgen las talasemias.
    Existen varias talasemias, se deben a mutaciones
    genéticas según las cadenas afectadas, las
    llamamos alfatalasemias, betatalasemias.

    3. Defectos de membrana: esferocitosis
    hereditaria, eliptocitosis,
    acantocitosis y estomatocitosis. Anomalías en la
    permeabilidad iónica: Hidrocitosis congénita y
    Xerocitosis congénita.

    La más frecuente de este grupo es la
    esferocitosis hereditaria. Es una anemia hemolítica
    crónica de herencia autosómica dominante con morfología
    eritrocítica característica (esferocito), en la
    cual la hemólisis es extravascular.

    B. Extracorpusculares: aquí la
    destrucción del glóbulo rojo es por presencia de
    factores externos, del medio en que están. Como causas de
    esta anemias se debe mencionar:

    1. Hiperesplenismo: la función del bazo de
    retener los glóbulos rojos alterados o viejos se extiende
    también a los glóbulos rojos normales. En general
    se debe a otras enfermedades
    (hepatopatías, linfomas) que al tratarlas disminuye la
    hemólisis.

    2. Anemias hemolíticas inmunes: aquí el
    organismo produce anticuerpos que actúan contra los
    glóbulos rojos determinando la hemólisis. Esto
    puede ocurrir, por ejemplo, luego de una transfusión en
    que los glóbulos rojos transfundidos tienen algún
    antígeno (sustancia que es considerada
    extraña por el receptor y éste reacciona formando
    anticuerpos). Otro ejemplo es el de la enfermedad
    hemolítica del recién nacido, cuando existe una
    incompatibilidad entre los glóbulos rojos de la madre y el
    feto.
    Pero a veces surgen anticuerpos formados por el propio organismo
    (auto-anticuerpos) por fallas en los mecanismos que regulan el
    sistema inmune. La formación de anticuerpos puede ser
    secundaria a otras enfermedades (lupus, linfomas, infecciones
    virales como HIV, las anemias inmunohemolíticas por
    anticuerpos calientes pueden ser idiopáticas, por drogas o
    secundarias a virus,
    mycoplasmas, linfomas, LLcr, otras neoplasias, por
    inmunodeficiencias o autoinmunes (lupus eritematoso
    sistémico). Las anemias por anticuerpos fríos
    comprenden el síndrome crioaglutinina idiopático o
    secundario también a infecciones bacteriales: por protozoos
    (malaria) o bacterias
    (Clostridium).) o idiopáticas (no se determina la
    causa).
    C. Otras causas de la anemia hemolítica extracorpuscular
    son:
    – la causa mecánica – por ejemplo, los pacientes con
    válvulas
    protésicas cardíacas; éstas pueden lesionar
    los glóbulos rojos circulantes.
    – por tóxicos directos: algunas infecciones, algunos
    agentes químicos (arsénico, cobre, plomo),
    toxinas de animales
    (arañas, ofidios).

    Las drogas
    asociadas a hemólisis por oxidantes (que causan
    déficit de G6PD) son:

    Antibióticos: sulfas, nitrofuranos, dapsone,
    ácido nalidíxico.

    Antimaláricos: primaquina.

    Piridium.

    Doxorrubicina.

    Son drogas asociadas a hemólisis por
    mediación inmunitaria:

    – Anticuerpos droga
    específicos: penicilina, cefalosporinas, penicilinas
    sintéticas – Combinaciones anticuerpo-hapteno:
    quinina.

    – Autoanticuerpos a antígenos Rh
    (a
    -metildopa).

    – Complejo antígeno-anticuerpo:
    stibofeno.

    – Anticuerpo fijador de complemento:
    estreptomicina.

    – Químicos, drogas o venenos: oxidantes, no
    oxidantes, asociados a hemodiálisis y uremia,
    venenos.

    – Físicos: daño térmico.

    – Hipofosfemia.

    – Hemoglobinuria paroxística nocturna.

    • Enfermedad hepática: spur cell, déficit
      de vitamina E en recién nacidos.

    Cuadro
    clínico
    :

    La anemia hemolítica crónica
    (congénita) presenta anemia variable, desde
    asintomática o con palidez cutáneo-mucosa,
    debilidad, cansancio, palpitaciones, hasta serias expresiones
    cardiovasculares. Hay ictericia variable, sin coluria ni prurito.
    En las crisis hay periodos de compensación de
    hemólisis con eritropoyesis acelerada o periodos de
    desequilibrio por agentes precipitantes como el parvovirus B19.
    Estos desequilibrios llevan a crisis aplásticas. Los
    periodos de hemólisis acelerada y de carencia de folatos
    también son críticos, llevando a crisis
    hemolíticas y megaloblásticas respectivamente. La
    esplenomegalia está generalmente presente, desde leve a
    moderada y asintomática salvo en drepanocitosis, en que si
    hay síntomas. La colelitiasis es frecuente
    complicación que aumenta con la edad e intensidad de la
    hemólisis, y su patogenia está dada por la
    excreción de una bilis supersaturada por bilirrubina no
    conjugada, con calcio ionizado y con pocos ácidos
    biliares. Los cálculos son de un 40% de polímero de
    bilirrubinato y sales de calcio, lo que les da coloración
    negra. Además son habitualmente pequeños y pueden
    ser radioopacos. Otro síntoma posible son las
    úlceras crónicas de las extremidades inferiores,
    poco frecuentes, características de esferocitosis
    hereditaria y drepanocitosis, generalmente bilaterales,
    recurrentes y con hiperpigmentación como secuela. Podemos
    ver también alteraciones esqueléticas como
    turricefalia, estriación de huesos frontales
    y parietales, anomalías dentales y maxilares. (por la
    hiperplasia de la médula ósea)

    El cuadro podrá ser asintomático o
    presentar anemia, ictericia y esplenomegalia. En períodos
    de crisis hemolítica, se puede presentar con cuadro
    llamado crisis hemolítica: fiebre,
    escalofríos, dolor lumbar y/o abdominal, taquicardia.
    Es importante también que el médico conozca los
    antecedentes familiares y esté informado si el paciente
    toma alguna medicación, ya que estos datos pueden
    orientarlo hacia algún tipo de anemia
    hemolítica.

    El laboratorio orientará:

    • Eritropoyesis compensatoria acelerada: en sangre
      periférica existirá anemia normocítica
      normocrómica, reticulocitos aumentados con índice
      reticulocitario mayor a tres o más de 150000
      reticulocitos por mm3, policromatofilia, punteado
      basófilo, macrocitosis y microesferocitos. En la
      médula ósea habrá hiperplasia eritroide y
      la ferrocinética evidenciará intercambio
      acelerado de fierro.
    • Destrucción acelerada de hematíes:
      aparece disminución de la vida media del eritrocito y
      aumento del catabolismo del grupo Hemo, que se denota en
      aumento de la bilirrubina no conjugada y del
      urobilinógeno. Además aumenta la LDH y existe
      ausencia de haptoglobina sérica.
    • Hemólisis intravascular: muestra
      hemoglobinemia, hemoglobinuria, hemosiderinuria, metalbuminemia
      y disminución de hemopexina sérica.
    • Hemólisis extravascular: requiere analizar la
      estabilidad de la hemoglobina con electroforesis de
      hemoglobina, cuerpos de Heinz y pruebas de denaturación
      de isopropil y térmica; y la estructura de membrana,
      viendo fragilidad osmótica y autohemólisis.
      Metabólicamente el análisis se concentra en pruebas
      cuantitativas de G6PD y GSH y pruebas específicas de
      enzimas. Las pruebas inmunes a realizar son la antiglobulina
      humana (Coombs), titulación de crioaglutininas, niveles
      de complemento y pruebas de Donath-Lansteiner.
    • Las formas de determinar destrucción celular
      son indirectas o directas. Las indirectas son los cambios en el
      hematocrito, en el porcentaje de reticulocitos o índice
      reticulocitario, aumentos de la LDH o de la bilirrubina
      indirecta. Las formas directas son los exámenes de
      sobrevida globular con CR51, ferrocinética,
      excreción de monóxido de carbono o de
      urobilinógeno.

    El diagnóstico diferencial requiere determinar la
    real existencia de hemólisis. Condiciones asociadas a
    anemia y reticulocitosis sin hemólisis son las
    hemorragias, la recuperación de fallas nutricionales y la
    recuperación de falla medular. Condiciones asociadas a
    anemia e ictericia acolúrica son la eritropoyesis
    ineficaz, hemorragia masiva a cavidad o parénquima,
    invasión medular y mioglobinuria.

    El Aumento del número de reticulocitos en un
    paciente anémico es el indicador más útil de
    la hemólisis, pues refleja la hiperplasia eritroide de la
    médula ósea. (los reticulocitos se elevan
    también en los pacientes que están perdiendo sangre
    rápidamente, en los que tienen mieloptisis y en los que se
    están recuperando de una depresión
    de la eritropoyesis).

    · Datos comunes de laboratorio a todas las
    anemias hemolíticas: · Disminución de la
    haptoglobina· Aumento de la eritropoyetina· Aumento
    de la enzima LDH · Aumento de el índice
    reticulociatario· Aumento de la bilirrubina no
    conjugada· Signos de hiperfunción de la
    médula ósea: · Leucocitosis ·
    trombocitosis · Policromatofilia de los glóbulos
    rojos · Frotis de sangre periférica suelen ser
    anormales y puede aportar signos tanto de la propia
    hemólisis como de su causa. No permite descubrir datos
    patognomónicos, es un recurso de bajo coste que
    proporciona pistas importantes para sospechar la presencia de
    hemólisis y para el diagnóstico. · Los
    hematíes pueden ser eliminados prematuramente de la
    circulación por los macrófagos del bazo e
    hígado: lisis extravascular (mas frecuente) siempre que
    los hematíes resultan lesionados, se convierten
    «extraños» o se vuelven menos deformables o
    pueden romperse durante su tránsito por la sangre
    hemólisis intravascular. En los pacientes con
    hemólisis, la bilirrubina no conjugada nunca supera el
    nivel de 4 a 5 mg/dL, salvo que haya deterioro de la
    función hepática.

    · La haptoglobina (es una alfa-globulina) que se
    fija a la proteína de la hemoglobina (la globina). El
    complejo hemoglobina-haptoglobina es depurado en cuestión
    de minutos por el sistema mononuclear-fagocítico. En los
    pacientes con hemólisis significativa, sea intravascular o
    extravascular es característico un descenso de la
    haptoglobina sérica. La síntesis
    de haptoglobina está disminuida en los pacientes con
    enfermedades hepatocelulares, y aumentada en los procesos
    inflamatorios. · La hemólisis intravascular provoca
    la suelta de hemoglobina en el plasma; la hemoglobinemia aumenta
    paralelamente a la intensidad de la hemólisis. Si la
    cantidad de hemoglobina liberada supera la capacidad de
    fijación de la haptoglobina del plasma, la hemoglobina
    libre restante atraviesa los glomérulos. Una vez filtrada,
    la hemoglobina se reabsorbe en el túbulo proximal y es
    catabolizada por las células tubulares; el hierro del
    hemo resultante se incorpora a las proteínas
    de depósito (ferritina y hemosiderina). La presencia de
    hemosiderina en la orina, que se descubre tiñendo el
    sedimento urinario con azul de Prusia, indica que existe una
    considerable cantidad de hemoglobina libre circulante que se ha
    filtrado en el riñón. Cuando se supera la capacidad
    de absorción de las células tubulares aparece
    hemoglobinuria. Hemoglobinuria es un signo de hemólisis
    intravascular intensa. Síndrome hemolítico: las
    principales manifestaciones clínicas son anemia, ictericia
    y esplenomegalia de intensidad dependiente del grado de
    hemólisis y de su forma de aparición (aguda,
    crónica o episódica). La crisis hemolítica
    suele acompañarse de fiebre con escalofríos y dolor
    lumbar y/o abdominal, mialgias, astenia y adinamia. Si es muy
    intensa puede producir un estado de
    shock, ictericia intensa y/o emisión de orinas oscuras
    (hemoglobinuria).

    Tratamiento:

    El tratamiento de la anemia hemolítica depende
    del diagnóstico. Como medida general debe mantenerse una
    médula ósea capaz de reaccionar al aumento de la
    demanda por
    eritrocitos, por lo que será necesario un aporte de fierro
    y ácido fólico. Es importante también
    determinar la necesidad de transfusión. En hemoglobinuria
    paroxística*
    nocturna o prótesis
    valvulares se realiza suplemento con fierro y transfusión
    si es necesario. La hemólisis extravascular por causas
    congénitas crónicas se debe efectuar educación, aporte de
    ácido fólico, tratamiento de crisis,
    esplenectomía, colecistectomía y programar
    transfusiones. La anemia hemolítica autoinmune por
    anticuerpos calientes se trata con corticoesteroides,
    inmunosupresores, esplenectomía, transfusión,
    inmunoglobulina endovenosa y plasmaferesis. La anemia
    hemolítica autoinmune por anticuerpos fríos aguda
    es autolimitada y puede requerir transfusión en casos
    severos. La anemia hemolítica autoinmune por anticuerpos
    fríos crónica se trata con agentes alquilantes,
    plasmaferesis, transfusión (riesgo de
    complemento), evitar exposición
    al frío y transfusiones frías, sin realizarse
    esplenectomía ni administración de
    corticoesteroides.

    Anexos:

    Hemoglobinuria
    paroxística nocturna:

    Es una enfermedad adquirida de la célula
    madre pluripotente que cursa con hemólisis intravascular
    por una susceptibilidad aumentada a la lisis por complemento; los
    leucocitos y las plaquetas también están afectados.
    Puede aparecer en pacientes con aplasia o evolucionar a aplasia,
    mielodisplasia o leucemia aguda. Es una enfermedad rara que
    afecta a personas jóvenes (25-45 años). Está
    producida por una mutación somática, de causa
    desconocida, que produce un defecto en la síntesis de una
    molécula que sirve de anclaje para varias proteínas
    de la membrana celular de los eritrocitos, leucocitos y
    plaquetas. La ausencia de estas proteínas en el eritrocito
    es la causa de su aumento de sensibilidad al
    complemento.

    Por el estudio de la médula se ha dividido en dos
    formas: una predominantemente hemolítica, con hiperplasia
    eritroide y reticulocitosis en sangre periférica y otra
    pancitopénica. Un 30 por ciento de los casos tienen
    antecedente de anemia aplásica y un 15 por ciento
    harán una pancitopenia. La mediana de supervivencia es de
    10 años o más, aunque su evolución y pronóstico es muy
    variable.

    La clínica es de una anemia hemolítica
    crónica con ocasionales crisis de hemólisis
    intravascular y hemoglobinuria (orinas muy oscuras) que a veces
    se presentan durante el sueño. Un problema importante son
    las trombosis, habitualmente venosas y que puede afectar a las
    venas suprahepáticas (síndrome de Budd-Chiari) y
    mesentéricas; en esta situación la clínica
    es de episodios de dolor abdominal recurrente. Suelen tener
    leucopenia y trombopenia. Debido a las pérdidas en orina
    en los enfermos de larga evolución aparece una
    ferropenia.

    El diagnóstico se realiza con el test de Ham y
    sacarosa que provocan la hemólisis por el complemento y
    más recientemente, determinando la disminución o
    ausencia de las proteínas de la membrana (CD59,
    CD55).

    El tratamiento se basa en medidas de soporte con
    transfusiones, suplementos de fólico, prednisona y danazol
    para la anemia. Tratamiento de la ferropenia si existe y
    prevención de las trombosis o tratamiento anticoagulante
    crónico una vez que ocurren. Otra opción es el
    trasplante de médula ósea de un donante compatible,
    que es el único tratamiento curativo y por ello, en todos
    los pacientes debe realizarse un estudio de histocompatibilidad.
    Está indicado en las "formas aplásicas" y en
    pacientes jóvenes con complicaciones graves. La
    asociación con la anemia aplásica implica que
    también se use tratamiento inmunosupresor con ATG,
    pudiéndose corregir la pancitopenia en muchos casos, pero
    con persistencia de la clona anormal, del riesgo
    trombótico y la posible reaparición de la
    pancitopenia o la evolución a mielodisplasia o
    leucemia.

    Esferocitosis:

    Patogenia. La alteración molecular afecta
    principalmente a la espectrina que es responsable de anclar la
    doble capa de lípidos a
    la red del
    citoesqueleto básico. Alrededor del 50 % de los pacientes
    tiene también un defecto de anquirina, una proteína
    que forma un puente entre la proteína 3 y la
    espectrína. Los pacientes con herencia recesiva del
    déficit de anquirina tienen una anemia más intensa
    que aquellos que heredan el defecto de forma dominante. Cuando
    estas proteínas son defectuosas, la doble capa de
    lípidos no está bien sujeta y parte de ella
    desaparece dando lugar a una célula más redonda y
    menos deformable. Debido a su forma y su rigidez, los esferocitos
    no pueden atravesar los intersticios esplénicos,
    especialmente los que limitan con los senos venosos del bazo, y
    quedan expuestos a un ambiente donde
    no puede mantenerse su elevado metabolismo basal, lo que provoca
    nuevas pérdidas de la superficie de la
    membrana.

    Clínica: Anemia, esplenomegalia e ictericia
    (ictericia hemolítica congénita) que obedece al
    aumento de la concentración de bilirrubina no conjugada
    (de reacción indirecta) en el plasma. Es frecuente la
    litiasis por cálculos pigmentarios, incluso en la
    niñez. En los huesos largos se observa hiperplasia
    eritroide compensadora de la médula ósea
    acompañada de expansión de la médula hacia
    el centro de la diáfisis y, en ocasiones, de eritropoyesis
    extramedular, lo que a veces da lugar a la formación de
    masas paravertebrales visibles en la radiografía de
    tórax. Como la capacidad de la médula ósea
    para aumentar la eritropoyesis es de seis a ocho veces lo normal
    y esto supera habitualmente la intensidad de la hemólisis
    en esta enfermedad, la anemia suele ser leve o moderada y puede
    incluso faltar. La compensación puede quedar interrumpida
    por episodios de hipoplasia eritroide desencadenados por las
    infecciones (ejemplo: parvovirus). En ocasiones aparecen
    úlceras crónicas de las piernas parecidas a las que
    se observan en la anemia de células falciformes. La
    alteración eritrocitaria característica es el
    esferocito. El volumen
    corpuscular medio (VCM) suele ser normal o algo bajo.
    Diagnóstico: · Prueba de solución
    isotónica salina: mide la fragilidad osmótica de
    los hematíes expuestos a soluciones
    hipotónicas, las cuales provocan la entrada de agua en el
    hematíe (los eritrocitos se lisan). Los esferocitos tienen
    un cociente superficie/volumen disminuido y no tienen mucha
    capacidad para captar agua y por tanto se usan en una
    concentración de solución salina más elevada
    que los hematíes normales.

    · Microscópico: los esferocitos son
    células pequeñas sin palidez central.

    . Tratamiento: Esplenectomía.

    Eliptocitosis
    hereditaria:

    Trastorno que se hereda como un rasgo autosómico
    dominante y que afecta a 1 por 4000 ó 5000 habitantes. La
    forma ovalada se adquiere cuando los hematíes se deforman
    al atravesar la microcirculación y ya no recuperan su
    forma bicóncava inicial. En la mayoría de los
    afectados esto se debe a una alteración estructural de la
    espectrina eritrocitaria que da lugar a un ensamblaje deficiente
    del citoesqueleto. Algunos tienen déficit de la
    proteína 4.1 de la membrana eritrocitaria, que es
    importante para estabilizar la unión de la espectrina con
    la actina del citoesqueleto; los homocigotos con ausencia total
    de esta proteína tienen una hemólisis más
    intensa. La inmensa mayoría de los pacientes sólo
    tiene una hemólisis leve, con cifras de hemoglobina de
    más de 12 mg/L, menos del 4 % de reticulocitos, niveles
    bajos de haptoglobina y supervivencia de los hematíes
    justo por debajo de los límites
    normales. En un 10 a 15 % de pacientes las alteraciones de
    hemólisis es considerablemente mayor, la supervivencia
    media de los hematíes es tan breve como 5 días y
    los reticulocitos se elevan hasta el 20 %. Los niveles de
    hemoglobina rara vez descienden por debajo de 9 a 10 mg/L. Los
    hematíes se destruyen preferentemente en el bazo, que es
    de gran tamaño en los pacientes con hemólisis
    franca. La esplenectomía corrige la hemólisis.
    Diagnóstico: · Haya o no anemia, se observa
    hematíes elípticos, con un cociente axial
    (anchura/longitud) menor de 0.78. La intensidad de la
    hemólisis no guarda correlación con el porcentaje
    de eliptocitos. La fragilidad osmótica suele ser normal,
    pero puede estar aumentada en los pacientes con hemólisis
    franca.

    Tratamiento: La mayoría de los pacientes tiene
    esplenomegalia. La esplenectomía disminuye pero no corrige
    del todo el proceso hemolítico. Defectos
    enzimáticos de los hematíes. El hematíe
    tiene que obtener el ATP por la vía de Embden-Meyerhof
    para poder manejar
    la bomba de cationes que mantiene el medio iónico
    intraeritrocitario. También se necesita para mantener al
    hierro de la hemoglobina en estado ferroso (Fe2+) y quizá
    para renovar los lípidos de la membrana eritrocitaria. Un
    10 % aproximadamente de la glucosa que consumen los
    hematíes se metaboliza a través de la vía de
    la hexosa-monofosfato.

    Defectos de la vía
    de Embden-Meyerhof:

    Las alteraciones morfológicas se deben a
    alteraciones secundarias al defecto enzimático.
    Hematíes más rígidos y secuestrados
    más fácilmente por el sistema mononuclear
    fagocítico. Algunos de estos déficit de las enzimas
    glucolíticas, como la piruvatocinasa (PK) y la hexocinasa,
    son exclusivas del hematíe. En otros trastornos, el
    déficit enzimático es más extenso. Las
    personas con déficit de isomerasa de triosafosfato tienen
    niveles bajos de esta enzima en los leucocitos, las
    células musculares y el líquido
    cefalorraquídeo. Además, están afectados por
    un proceso neurológico progresivo. Algunos pacientes con
    déficit de fosfofructocinasa tienen una miopatía.
    Alrededor del 95 % de todos los defectos conocidos de las enzimas
    glucolíticas se deben al déficit de PK, y un 4 % al
    déficit de isomerasa de glucosa-fosfato. Los restantes son
    extraordinariamente raros. El déficit de PK se debe a la
    sustitución de aminoácidos. Algunas de esas
    sustituciones dan lugar a reacciones disminuidas con el sustrato
    (fosfoenolpiruvato) con una molécula potenciadora
    (fructosa 1,6-difosfato), o con el ADP. Por eso, las
    manifestaciones clínicas y los datos de laboratorio son
    muy variables
    dentro de la población de sujetos afectados por el
    déficit de PK. La mayoría de ellos son
    heterocigotos compuestos que han heredado un defecto
    enzimático distinto de cada padre. La mayoría de
    los defectos de las enzimas glucolíticas se heredan de
    forma recesiva.

    Manifestaciones clínicas. Los pacientes con
    hemólisis intensa suelen consultar en la primera infancia por
    anemia, ictericia y esplenomegalia.

    Datos de laboratorio: anemia normocítica –
    normocrómica con reticulocitosis. Cuando hay
    déficit de PK, en sangre periférica se ven
    eritrocitos de formas abigarradas, incluso espiculados. Se ha
    utilizado el nombre de "anemia hemolítica congénita
    no esferocítica" para estos trastornos. A diferencia de la
    esferocitosis hereditaria, la fragilidad osmótica suele
    ser normal.

    Diagnóstico: Para el diagnóstico de este
    grupo de anemias se necesitan análisis enzimáticos
    específicos.

    Tratamiento: La mayoría de los pacientes no
    precisa tratamiento. Quienes tienen hemólisis intensa
    deben tomar diariamente suplementos de ácido fólico
    (1 mg/día). Se pueden necesitar transfusiones de sangre
    durante una crisis hipoplásica. Los pacientes con
    déficit de PK mejoran a veces con la esplenectomía,
    pues con ella puede verse un marcado aumento de los reticulocitos
    circulantes. Los pacientes con déficit de isomerasa de
    glucosa-fosfato también pueden mejorar después de
    la esplenectomía. Defectos en la vía de la
    hexosa-monofosfato. El hematíe normal posee una
    dotación suficiente para estar protegido contra los
    agentes oxidantes. Durante la exposición a un
    fármaco o agente tóxico capaz de generar radicales
    de oxígeno, la cantidad de glucosa que se metaboliza a
    través de la vía de la hexosa-monofosfato aumenta
    normalmente varias veces. De esta forma se regenera el
    glutatión reducido y se protege de la oxidación a
    los grupos
    sulfhidrilo de la hemoglobina y a la membrana de los
    hematíes. Los individuos con defectos heredados de la
    vía de la hexosa-monofosfato no pueden mantener en sus
    hematíes un nivel suficiente de glutatión reducido.
    Como consecuencia de ello, los grupos sulfhidrilo de la
    hemoglobina se oxidan, y la hemoglobina tiende a precipitar
    dentro del hematíe formando los cuerpos de Heinz. El
    más frecuente es el déficit de G6PD, un proceso que
    afecta a 200 millones de personas en todo el mundo. En casi todos
    los casos de déficit de G6PD la alteración consiste
    en la sustitución de una o más bases, lo que va
    seguido del cambio de un
    aminoácido por otro, pero no de una deleción de la
    proteína. Como pruebas de que existen alteraciones
    estructurales están las diferencias en la movilidad
    electroforética, la cinética de las enzimas, el
    pH
    óptimo y la estabilidad al calor. Estas
    diferencias justifican la gravedad clínica tan variable,
    que va desde una anemia hemolítica no esferocítica
    sin estrés
    oxidante demostrable pasando por una anemia hemolítica que
    sólo se manifiesta ante un estímulo oxidante leve a
    intenso, hasta la ausencia completa de alteraciones
    clínicas detectables. La G6PD normal se conoce como tipo
    B. Alrededor del 20 % de las personas de origen africano tienen
    una G6PD (llamada A+) que se distingue en un solo
    aminoácido y que puede descubrirse por electroforesis,
    pero que funcionalmente es normal. Entre las variedades de G6PD
    clínicamente importantes, la G6PD A(-) se encuentra
    principalmente en los individuos con antepasados originarios de
    África central. La G6PD de tipo A- tiene la misma
    movilidad electroforética que la de tipo A +, pero es
    inestable y su cinética es anormal. El gen de la G6PD
    está situado en el cromosoma X. La mayoría de las
    mujeres son portadoras asintomáticas. Las mujeres en
    quienes casualmente se descubre un elevado porcentaje de
    hematíes deficitarios en esta enzima se parecen a los
    varones homocigotos. Normalmente, la actividad de la G6PD
    desciende en un 50 % durante los 120 días que dura la vida
    de los hematíes. Los individuos de la variedad A- pueden
    tener en circunstancias normales una supervivencia de los
    hematíes ligeramente abreviada, pero no presentan anemia.
    Los problemas
    clínicos aparecen solamente cuando las personas afectadas
    se someten a alguna forma de estrés ambiental. Lo
    más frecuente es que los episodios de hemólisis
    sean desencadenados por infecciones virales y bacterianas.
    Además, los fármacos y agentes tóxicos que
    amenazan con oxidar a los hematíes producen
    hemólisis en los individuos con déficit de G6PD. De
    ellos, las sulfamidas, los antipalúdicos y la
    nitrofurantoína son los que más a menudo se
    encuentran como responsables. Finalmente, la acidosis
    metabólica puede desencadenar un episodio de
    hemólisis en los sujetos con déficit de G6PD.
    Diagnóstico: Datos de laboratorio. El paciente puede
    experimentar una crisis hemolítica aguda horas
    después de exponerse a un estrés oxidante. En casos
    graves, pueden aparecer hemoglobinuria y colapso vascular
    periférico. Como la población formada por los
    hematíes más viejos es la única que se
    destruye rápidamente, la crisis hemolítica tiende a
    cesar espontáneamente, aunque continúe la
    exposición al oxidante. Durante la fase aguda de la
    hemólisis, el descenso brusco del hematocrito se
    acompaña de elevación plasmática de la
    hemoglobina y la bilirrubina no conjugada, junto con un descenso
    de la haptoglobina del plasma. La oxidación de la
    hemoglobina da lugar a la formación de cuerpos de Heinz,
    que se descubren en la tinción supravital, como la del
    violeta de genciana. Los cuerpos de Heinz son eliminados
    enseguida por el bazo, dando lugar a la formación de
    «hematíes mordidos», es decir, eritrocitos que
    han perdido una parte periférica de la célula.
    Varias mordidas acaban produciendo fragmentos de hematíes.
    Los individuos con la forma mediterránea del
    déficit de G6PD tienen una enzima más inestable y,
    por tanto, una actividad enzimátíca mucho menor en
    general que los individuos con la variedad A-. Como consecuencia
    de ello, las manifestaciones clínicas son más
    acusadas. tratamiento: prevención de exposiciones a
    factores desencadenantes de las crisis (habas, drogas,
    infecciones, acidosis, etc.).

    Talasemias:

    Las talasemias son un grupo muy heterogéneo de
    anemias hereditarias caracterizadas por la disminución o
    ausencia total de la síntesis de una o varias cadenas de
    la hemoglobina.

       Se debe a la herencia de uno o dos alelos
    patológicos de uno o varios genes de los cromosomas 11 y
    16 (todos recibimos dos copias de un gen, una copia procedente
    del padre y otra de la madre, a cada una de esas copias se le
    llama alelo). Los genes de la talasemia están muy
    distribuidos por todo el mundo, no obstante se encuentra
    mayoritariamente en el litoral mediterráneo, gran parte de
    África, Oriente medio, subcontinente indio y Sudeste
    asiático. Probablemente sea la enfermedad genética
    más frecuente.

       La hemoglobina (Hemoglobina) del adulto
    normal está constituida por un grupo hemo (transporta el
    hierro) y 4 cadenas de globina. Dichas cadenas de globina se
    distribuyen así: 97% HemoglobinaA1 (2 cadenas a
    y 2 cadenas b ), 2,5% de HbA2 (2 cadenas a y 2 cadenas
    d ) y Hb F (2 cadenas a y 2 cadenas g , la predominante en el
    feto y en el recién nacido). Las cadenas alfa y beta son
    las más importantes en la vida postnatal.

       Según qué cadena de globina
    esté sintetizada en menor cantidad (aunque siempre globina
    de características normales) se llamará talasemia
    alfa (a ) o talasemia beta (b ).

       Y según la severidad del cuadro:
    talasemia mayor (se heredan las dos copias del gen con una
    alteración importante en cada copia o alelo), intermedia
    (se heredan dos copias con dos alteraciones moderadas o una
    alteración importante y una moderada) o minor
    (también conocida como rasgo talasémico, se debe a
    la herencia de un alelo alterado y otro normal).

       El diagnóstico se hace por
    electroforesis de la Hb (estudia la cantidad de las distintas
    hemoglobinas).

       Es muy importante estudiar a la familia
    para encontrar el origen del alelo patológico y así
    poder proporcionar consejo genético, ya que ha de
    indicarse a los padres que la probabilidad de
    que la enfermedad aparezca en los futuros hijos es del 25%. Y,
    además, porque los padres y el 75% de los hermanos
    tendrán alguna forma de talasemia minor y pueden ser
    diagnosticados

    erróneamente de anemia ferropénica (cuando
    realmente no necesitan hierro).

    BETA-TALASEMIA HOMOCIGÓTICA (ANEMIA DE COOLEY
    O TALASEMIA MAYOR)

       Severa anemia microcítica,
    hipocrómica y hemolítica (se destruyen los
    hematíes), que es rápidamente progresiva durante el
    segundo semestre de la vida. Falla la síntesis de la
    cadena beta y de forma característica tienen aumentada la
    Hb F.

       Requieren repetidas transfusiones (como
    objetivo
    general mantener la Hb por encima de 10g/dl) para evitar la gran
    debilidad y la descompensación cardíaca.
    Frecuentemente requieren extirpación del bazo.

       Presentan hipertrofia del tejido
    hematopoyético (formador de las células
    sanguíneas): la cortical ósea se adelgaza (porque
    se expande la médula ósea) lo que conduce a
    fracturas óseas patológicas, falta de
    neumatización ("aireación") de los senos maxilares,
    los huesos de la cara y el cráneo se deforman dando lugar
    a una cara peculiar (prominencia de los dientes incisivos
    superiores, separación de las órbitas), aumenta el
    tamaño del hígado y el bazo.

       Tienen hemólisis aumentada (los
    hematíes que contienen Hb alterada son destruidos
    masivamente). Desarrollan hemosiderosis (depósito en todos
    los tejidos del
    hierro liberado tras la hemólisis) que se trata con un
    fármaco que aumenta la eliminación del hiero libre
    (desferroxiamina). Y es frecuente la presencia de cálculos
    biliares por la hemólisis crónica.

       Adquieren un color
    pardo-verdoso por la anemia, la ictericia (la hemólisis
    libera bilirrubina que produce un color amarillo en la piel y
    mucosas) y la hemosiderosis ( por depósito en la piel del
    hierro liberado tras la rotura del hematíe). Se detiene el
    crecimiento, se retrasa la pubertad. Y
    finalmente se produce un fallo cardíaco.

       El trasplante alogénico de
    médula ósea supone la curación, pero es una
    técnica no exenta de complicaciones y que requiere un
    donante compatible y no afecto de la enfermedad. El futuro, como
    en otras enfermedades, está en la terapia
    génica.

    OTROS SÍNDROMES
    BETA-TALASÉMICOS

       Talasemia intermedia. Forma menos grave.
    Requieren menos transfusiones, pero pueden desarrollar
    hemosiderosis. Presentan una anemia leve, una media de 2-3 g/dl
    por debajo del nivel correspondiente a la edad del
    paciente.

       Talasemia minor o Rasgo talasémico.
    Forma de portador oculto, generalmente asintomática. Pero
    se pueden confundir con anemias ferropénicas leves y
    tratarse erróneamente con hierro.

    ALFA-TALASEMIA

       La cadena alfa de la Hb viene determinada
    por 4 genes y por lo tanto existen 4 formas de alfa-talasemia
    según falte 1,2,3 ó 4 genes.

       Si falta un solo gen da lugar a un
    portador oculto. Éstos tan sólo presentan
    microcitosis (volumen corpuscular medio pequeño). Es el
    caso del 25% de los norteamericanos de origen
    africano.

       Si faltan 2 genes aparece el rasgo
    talasémico que presenta anemia microcítica leve,
    frecuente en poblaciones mediterráneas y
    asiáticas.

       Cuando faltan 3 genes se produce una
    talasemia intermedia y si faltan los 4 genes se produce la forma
    más grave, nacen muertos o si no mueren poco
    después de nacer, precisan de muchas
    transfusiones.

       Como falla la síntesis de la cadena
    alfa, la Hb A y la Hb F disminuyen y en su lugar aumentan la Hb
    de Bart (4 cadenas g ) o la Hb H ( 4 cadenas b ). La Hb de Bart
    aparece fundamentalmente en los recién nacidos con formas
    muy graves y la Hb H es más frecuente en países
    asiáticos, Grecia e
    Italia ( es muy
    rara en España).

       Clínicamente es similar a la
    beta-talasemia.

    OTRAS TALASEMIAS

       Numerosas según la cadena afectada
    en su síntesis: persistencia hereditaria de Hb F,
    talasemia con Hb Lepore, beta-talasemia falciforme, talasemia con
    Hb E.

    Anemias:

    Clasificación:

    La anemia puede ser debida a diferentes causas y estas
    se relacionan muy bien con las variaciones de forma y
    tamaño de los Glóbulos Rojos (G.R.). Este
    tamaño es diferente según la causa productora de la
    anemia. El tamaño de los G.R. viene determinado por un
    parámetro analítico llamado Volumen Corpuscular
    Medio (VCM) y que permite clasificar a las anemias en:

    A) Anemia microcítica (VCM < 80 fl)

    Anemia ferropénica. Por falta de
    hierro

    Hemoglobinopatías: Talasemia minor.

    Anemia secundaria a enfermedad
    crónica.

    Anemia sideroblástica.

    B) Anemia normocítica (VCM 80 – 100
    fl)

    Anemias hemolíticas.

    Aplasia medular.

    Invasión medular.

    Anemia secundaria a enfermedad
    crónica.

    Sangrado agudo.

    C) Anemia macrocítica (VCM > 100
    fl)

    1) HEMATOLÓGICAS.

    Anemias megaloblásticas.

    Anemias aplásicas.

    Anemias hemolíticas. (Crisis
    reticulocitaria).

    Síndromes mielodisplásicos.

    2) NO HEMATOLÓGICAS.

    Abuso consumo
    alcohol.

    Hepatopatía crónica.

    Hipotiroidismo.

    Hipoxia.

    CLÍNICA

    La anemia produce en el organismo una serie de
    trastornos de tipo general que no coinciden con una enfermedad
    concreta y que se podrían resumir en la siguiente
    tabla:

    Manifestaciones generales.

    • Cansancio.
    • Disminución del deseo sexual.
    • Manifestaciones cardio – circulatorias.
    • Palpitaciones.
    • Fatiga tras el esfuerzo.
    • Tensión baja.
    • Inflamación en los tobillos.

    Manifestaciones neurológicas.

    • Dolor de cabeza.
    • Mareo, vértigo.
    • Somnolencia, confusión,
      irritabilidad.
    • Ruidos en los oídos.

    Manifestaciones ginecológicas.

    • Alteraciones menstruales.

    Manifestaciones en la piel.

    • Palidez.
    • Fragilidad en las uñas.
    • Caída del cabello.

    En casos graves y/o agudos.

    • Piel fría y húmeda.
    • Disminución del volumen de orina.
    • Dolor en el pecho (ángor).

    Otros síntomas y signos específicos
    según el tipo de anemia y/o factor causal.

    DESCRIPCIÓN DE LAS PRINCIPALES
    ANEMIAS

    ANEMIAS FERROPÉNICAS:

    Se trata de una anemia por falta de hierro. Esta falta
    de hierro puede ser originada por:

    Aumento de las perdidas de sangre:

    Regla abundante, sangrado digestivo, sangre en orina,
    etc.

    Aumento de las necesidades:

    Hay circunstancias pasajeras en las que el organismo
    necesita un mayor aporte de hierro y, sin embargo, éste no
    aumenta en la dieta: Embarazo, lactancia,
    crecimiento etc.

    Disminución en la absorción
    intestinal:

    Operados de estómago, diarrea y
    otras enfermedades del aparato
    digestivo.

    Alimentación escasa:

    Leche sin suplementos, dieta pobre en proteínas
    (carne, pescado etc.).

    TALASEMIAS (Hemoglobinopatías)

    Es una forma de anemia originada porque la hemoglobina
    es defectuosa y, por tanto, no cumple su función que es la
    de transportar el oxígeno. Es una enfermedad hereditaria y
    se debe a un trastorno genético.

    ANEMIA SECUNDARIA A ENFERMEDAD CRÓNICA

    La anemia está provocada por una enfermedad
    preexistente de tipo crónico a nivel digestivo, renal,
    etc.

    ANEMIA HEMOLÍTICA

    Es la producida por un trastorno inmunológico que
    da como resultado la creación de células semejantes
    a los Glóbulos Rojos que compiten con estos, bien
    destruyéndolos o bien suplantando su
    función.

    Ejemplos: Transfusiones de sangre no compatible,
    sustancias tóxicas, etc.

    APLASIA MEDULAR

    Trastorno de la médula que origina una
    alteración en el proceso de formación de los
    Glóbulos Rojos haciendo que éstos presenten formas
    inmaduras y tengan, por tanto, su función
    alterada.

    ANEMIA MEGALOBLÁSTICA

    Se produce por la falta de uno o dos de los elementos
    que intervienen en la formación de los Glóbulos
    Rojos: el ácido fólico y la vitamina
    B12.

    Como en el caso anterior, la falta de estos elementos
    está originada bien por un déficit de los alimentos que los
    poseen o bien por una pérdida debida a trastornos
    digestivos.

    CUANDO ACUDIR AL ESPECIALISTA:

    DERIVACIÓN URGENTE.

    En caso de anemia aguda.

    Toda anemia aguda con alteraciones
    circulatorias.

    Anemia por sangrado agudo con dificultad para el
    control de la
    hemorragia y/o que necesite tratamiento de transfusión
    (Htc < 25%; Hb < 7 – 8 g/dl).

    Clínica de crisis aguda de
    hemólisis.

    En caso de anemia crónica.

    Mala tolerancia
    clínica y/o hemodinámica por agudización de
    la enfermedad de base o por factores de agravamiento (en general
    se toleran bien cifras de Hb bajas del orden del 7 – 8
    g/dl).

    NO URGENTE, PERO DEBE DE IR AL ESPECIALISTA

    Anemias microcíticas.

    Anemias sideroblásticas.

    Anemia por enfermedad crónica de origen no
    aclarado y/o tratable en el nivel de Atención Primaria.

    Anemias normocíticas.

    Toda anemia hemolítica.

    Toda anemia con sospecha de afectación de
    médula ósea. (Afectación de más de
    una serie celular hematológica).

    Anemia por enfermedad crónica de causa no
    aclarada y/o no tratable en el nivel de Atención
    Primaria.

    Anemias macrocíticas.

    Anemia megaloblástica para estudio
    etiológico e inicio de tratamiento específico. Toda
    anemia con sospecha de afectación de médula
    ósea. (Afectación de más de una serie
    celular hematológica ).

    Bibliografía:

    – Harrison. Principios de
    Medicina
    Interna. Décimoquinta Edición. Editorial McGraw – Hill
    Interamericana, S.A.U, Madrid 2002.
    Págs. 787 – 819

    Farreras. Medicina Interna. Decimotercera
    Edición. Editorial Mosby/Doyma libros. Madrid
    1995. Págs. 1621 – 1671; 1765 – 1761.

    www.medline.com

    www.google.com

    www.monografias.com

    Realizado por:

    Jesús Carlos Pizarro
    Martínez

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