- Entendiendo a las Pymes, las
microempresas y la cooperación
empresarial - Las instituciones y las
políticas de apoyo a la mipyme - El
Desarrollo productivo local - Anexo
- Bibliografía
Los conceptos de competitividad
y búsqueda de competitividad han adquirido una
dimensión política y
económica sin precedentes, casi como elementos de
supervivencia en un país y en una sociedad que
atraviesa una de las peores, sino la peor crisis
estructural de su historia, socavando
fundamentalmente la confianza publica, los lazos de solidaridad
social y la visión de futuro.
A grandes rasgos, creemos que los profundos cambios
estructurales que hemos atravesado desde comienzos de los `90,
que comenzaron por lo económico, pero que impactaron
transversalmente lo social, lo cultural, lo político, y lo
institucional, aún no terminan de ser calibrados por
su magnitud, y es poco seguramente, todo lo que ya se ha dicho y
escrito al respecto, porque probablemente serán las
próximas generaciones las que revisen el tema con mas
objetividad.
Al mismo tiempo, desde
los centros de poder, se ha
instalado el tema de la
globalización como un emergente y una síntesis
superadora de todas las revoluciones industriales,
tecnológicas y culturales acontecidas hasta el momento, en
donde el planeta es una "gran aldea global" y todos somos
ciudadanos de un mundo en supuesta igualdad de
condiciones y oportunidades.
Sin embargo parece existir un hilo conductor, un
elemento "coordinador" y se lo ha denominado "competitividad",
que es en efecto un elemento nuevo y "disciplinador", y al
que todos estamos sometidos por igual.
La competitividad es apreciada también como un
elemento de supervivencia y dependerá de cada contexto en
particular, ya sean países, regiones u organizaciones,
la estrategia para
enfrentar la cuestión. La pregunta que nos surge es
entonces: ¿ Cómo enfrentar y como alcanzar esos
"estándares" económicos o socialmente
válidos, combinando en forma equilibrada crecimiento
económico y desarrollo
social? , sobre todo en un mundo con tantas y tan profundas
asimetrías entre sociedades
desarrolladas y sociedades emergentes.
En este documento de trabajo, se
intenta analizar algunos aspectos específicos acerca de
las importantes transformaciones acontecidas alrededor del mundo
de la producción y del trabajo que no pueden ni
deben ser ponderadas únicamente desde una perspectiva
económica, fundamentalmente al nivel de los territorios,
en donde prevalecen las confluencias históricas, políticas,
culturales, económicas y sociales que constituyen
idiosincrasias y culturas locales, generalmente no percibidas ni
entendidas desde los centros de poder y de
decisión.
Este material, aun en forma acotada, intenta
desentrañar algunas de las claves que nos presenta la
cuestión de la promoción de desarrollo,
particularmente por parte de los operadores locales.
Asimismo tiene un carácter interdisciplinario por naturaleza, y
pretende simplemente ser un disparador de discusiones dentro y
fuera del marco de la Universidad y de
la cátedra, fundamentalmente porque nos sentimos
profundamente involucrados por el impacto de estos cambios, en
particular en las carreras de Ciencias
Sociales, en donde el individuo es
protagonista principal individual o colectivamente de su momento
histórico.
Nuestra pretensión es recorrer brevemente algunos
conceptos vinculados a la problemática de las pymes y las
microempresas, así como también abordar la
cuestión del desarrollo local, a partir de presentar una
experiencia institucional concreta.
Asimismo se dejara planteado el tema de los roles que
asume o debe asumir el Estado y
las organizaciones de apoyo, como re-articuladores del tejido
productivo ante los nuevos desafíos
tecnoproductivos.
Resulta oportuno decir aquí, que deseamos que
éste material permita motivar la discusión dentro
del ámbito de la Universidad Publica, y también en
la comunidad en la
que se encuentra inserta.
Es de nuestro interés
proponer el debate y la
reflexión sobre las políticas y las organizaciones
de apoyo al desarrollo
económico y productivo, fundamentalmente en los
ámbitos locales, porque es allí donde se juega el
enorme desafío de construir organizaciones capaces de
evolucionar, madurar y generar aprendizajes, que permitan de cara
al futuro, enfrentar contextos complejos tanto en el orden
nacional como internacional, y consiguientemente operar en un
mundo que nos muestra todo su
progreso, pero también sus desigualdades y
contradicciones.
Esta sistemátizacion de una experiencia
institucional tiene su origen en el Seminario de
Gestión
Institucional de la Maestría en Economía y Desarrollo
Industrial de la UNGS, que con sucesivos aportes y correcciones,
describe un caso testigo de evolución institucional en un organismo de
apoyo, o "agencia local de desarrollo" ubicada en el Conurbano
Bonaerense, que ha contribuido con aciertos y con errores en la
construcción y aprendizaje
institucional.
El documento examinara en su primer parte la
cuestión del sector de las pymes y las microempresas en el
escenario mundial de los últimos años, tanto en las
economías desarrolladas como en las denominadas
emergentes. También se describirán las
potencialidades que ofrece el desarrollo de las conductas
asociativas.
En la segunda parte, serán descriptos brevemente
los principales enfoques conceptuales, antecedentes y
experiencias considerados por la literatura especializada, en
materia de
políticas específicas orientadas al desarrollo
productivo. Asimismo se analizaran distintos enfoques acerca de
las organizaciones de apoyo que han ido evolucionando en nuestro
país, sus antecedentes, su grado de maduración y
sus perspectivas futuras.
La tercer parte, nos introducirá a la
cuestión del desarrollo local, describiendo en forma
sistemática un caso testigo de evolución
institucional en un organismo de apoyo, o "agencia local de
desarrollo" ubicada en el Conurbano Bonaerense, que ha
contribuido con aciertos y con errores en la construcción
y aprendizaje institucional.
El documento contiene también dos anexos que
describen experiencias exitosas de desarrollo
asociativo.
I.1 Antecedentes.
Del artesano a la fábrica
actual
El artesano fue el antecesor directo de la
producción industrial en serie, y la calidad de sus
productos
estaba íntimamente ligada a sus habilidades en el oficio,
debido a que su sistema de
producción estaba organizado en unidades donde no
existía la división del trabajo.
El artesano concentraba en su dominio las
cuestiones elementales de la producción, tales como:
diseñar, elegir las materias primas, confeccionar las
herramientas y
elementos de trabajo y dominar la técnica de esas
herramientas. A lo sumo su familia y sus
hijos participaban de sus secretos y sus técnicas
de trabajo, que asumía así, una forma
indivisa.
Los sistemas
productivos fueron evolucionando y el hombre se
encontro ante la necesidad de producir mas unidades y elevar la
eficiencia, lo
que llevó a efectuar una división del trabajo, se
fueron constituyendo empresas, con un
tamaño cada vez mayor y el trabajo se
fue dividiendo en diferentes especialidades.
Esta división del trabajo produjo beneficios con
respecto al sistema anterior, pero a su vez se produjo la
primer ruptura, al perderse la unidad conceptual que tenía
el artesano con respecto al producto.
Con la división del trabajo dentro de la empresa y la
especialización en distintas áreas, el producto
comienza a ser el resultante de un conjunto de ideas concebidas
desde distintos sectores, en consecuencia la salida de un
producto es el resultado de un conjunto de actividades
fragmentadas tanto en responsabilidad como en
ejecución.
En la actualidad, el análisis de la situación productiva
de una empresa, su
gestión de la producción y su entorno, nos permite
conocer los factores que inciden en la calidad del producto, en
la tecnología y en el mantenimiento
de equipos e instalaciones.
Estos factores le permiten a las empresas mejorar su
competitividad, mejorar la calidad de sus productos, tener
flexibilidad, contar con mejores recursos
humanos, producir mejoras constantes en los diseños y
reducir los costos, que son
en definitiva las actuales exigencias de los mercados.
En rigor, y apreciado en perspectiva histórica,
la evolucion de los sistemas productivos y de las empresas,
principalmente las industriales, tuvo en la segunda guerra
mundial un elemento catalizador y promotor de cambios. En los
EEUU, y en virtud de las exigencias del estado de
guerra, los
sistemas productivos debieron reorganizarce para cumplir con las
demandas. Por ejemplo la utilización del control
estadístico por parte de las empresas, permitió
la producción de artículos militares de bajo
costo y en gran
cantidad, convirtiéndose en el país con mayor
producción industrial, pero manteniendo la división
del trabajo característica de la
organización taylorista-fordista.
I.2 La empresa como
sistema
Un sistema, en su concepción más simple es
un conjunto de elementos vinculados entre sí, de manera
tal, que un cambio en
cualquiera de sus elementos afecta de alguna manera a los
demás.
Un sistema es abierto cuando interactua con su entorno,
por lo que "una empresa es un sistema abierto que intercambia con
el medio en el aprovisionamiento de la materia prima,
en su relación con el mercado, en su
relación con el estado, en su relación con la
comunidad que lo rodea", etc.
No obstante un sistema es mas que un conjunto de
elementos vinculados, mas bien los elementos constituyen sus
propios mecanismos que absorben insumos tanto del interior como
del exterior, transformándolos y generando rendimientos
determinados.
(Por ejemplo, una planta industrial esta formada por
elementos relacionados entre sí: departamentos, puestos de
trabajo, tecnologías, insumos, materia prima
etc.)
Si analizamos su evolución histórica, las
organizaciones de producción se remontan a dos corrientes
desarrolladas hace aproximadamente un siglo, por un lado,
Frederick Taylor
desarrolló un modelo,
conocido como "Administración
científica", sobre la base de la tecnología
que le proveyó la revolución
industrial. Taylor, en su amplio análisis del sistema
laboral,
desarrollo este modelo, cuyo núcleo central
contenía conceptos como la especialización de los
puestos de trabajo, la detallada descripción de las tareas, la
repetición de las actividades con muy poca o ninguna
variación y la supresión del trabajo intelectual
entre los operarios.
Por la misma época, el sociólogo
alemán Max Weber
desarrollo el modelo que se conoció como "burocracia",
que contenía principios de
organización, tales como: sistemas de
"relaciones jerárquicas" y "cadena de mando" como
mecanismos fundamentales de coordinación.
Para Weber las
organizaciones deben ser gobernadas por un sistema claro y
consistente de reglas escritas y procedimientos,
que deben cubrir todos los puestos, tanto los operativos como los
directivos. A su vez los operarios deben estar capacitados para
cumplir con sus tareas y por lo tanto la competencia
técnica debe ser la base para la asignación de los
puestos y la promoción.
Este tremendo salto que significaron estas ideas en
comparación con las formas de organización
anteriores se dieron en llamar "la burocracia
mecánica" que surgió emergente de la
fusión
de las corrientes descriptas, con las que se alcanzaron niveles
de rendimiento nunca antes obtenidos, mejorando a la vez el
desempeño individual y la
coordinación entre unidades de las
organizaciones.
Este modelo de organización industrial, que llega
hasta nuestros días, ha permitido un enorme incremento de
la producción industrial a lo largo del siglo XX, con
indicadores
altísimos de productividad,
pero a su vez, se necesitaron grandes esfuerzos para mantener
la
motivación y la creatividad de
la gente, que no ha podido ser suficientemente aprovechada a
causa de la limitación y monotonía del
trabajo.
No obstante, como este modelo se desarrolló en
buena parte del siglo en contextos estables y situaciones
previsibles, se apelo casi exclusivamente a las motivaciones
económicas.
El presente encuentra a los sistemas productivos con
contextos de alta incertidumbre, particularmente en las
economías menos desarrolladas, y las palabras como
globalización, regionalización y
desarrollo local implican nuevos desafíos de competencia,
de incesante desarrollo tecnológico, de comunicaciones
cada vez más ágiles y con señales
del mercado altamente inestables y complejas.
Por lo visto, somos testigos de numerosos y
trascendentales cambios en los escenarios, en el orden
tecnológico, en el orden social y cultural que afectan el
comportamiento
de las sociedades, y estos cambios a su vez repercuten en el
quehacer de los sistemas productivos, citemos algunos de
ellos:
- Los productos tienen ciclo de
vida más cortos. - Los clientes son
más exigentes, con tendencia a demandar
mercancías con cero defecto y dispuestos a cambiar de
proveedor. - El avance tecnológico a nivel mundial, es cada
vez mas acelerado. - La competencia internacional es muy dinámica e impacta en nuestros
potenciales mercados. - Los productos deben expandirse más allá
de las fronteras, con la consecuente exigencia de adaptabilidad
y riesgo.
En estas circunstancias, se hace necesaria la adopción
de políticas y medidas de carácter permanente que
propicien el fortalecimiento de los sistemas productivos
alrededor de la cuestión de la competitividad, la calidad
y la productividad.
El sector de las pymes, no es ajeno a estos cambios de
escenario y lo ha venido demostrando con distintas estrategias a lo
largo de los últimos años, algunas de
carácter defensivo y otras de carácter proactivo,
mediante la adopción de tecnologías apropiadas, con
la adopción de políticas comerciales
específicas y con modelos de
gestión de la producción que dan cuenta de esta
nueva realidad.
I.3 El cambio de paradigma
Debemos entender el concepto de
cambio de paradigma,
como el resultante del resquebrajamiento del paradigma vigente
(viejo), en el cual se originan los elementos constitutivos del
nuevo paradigma, que surge y se instala definitivamente cuando el
viejo paradigma entra totalmente en crisis. El cambio implica
asumir nuevos códigos, modelos, formas de
actuación, valores,
reglas, leyes, etc.
vigentes hasta un determinado momento
histórico.
Una mirada al pasado nos permite observar que entre los
fenómenos sociales de posguerra, el de mayor relevancia e
impacto fue el de la "masificación del consumo", que
fue un disparador revolucionario desde el punto de vista de
cómo abordar la producción, hasta entonces
concebida en términos taylorista- fordista", o modo de
producción industrial basado en las economías de
escala, que
permitía producir en serie y reducir los
costos.
Boyer (1989) destaca como rasgos más
representativos del fordismo:
"Alta división del trabajo, aplicable en industrias de
producción continua, especialmente bienes de
consumo semiduradero, de gran escala, que posibilita la
caída del costo unitario y por lo tanto precios
menores para el consumidor, para
productos estandarizados que exigen una alta inversión en equipos especializados
posibilitando el empleo de
obreros de baja calificación que se especializan en tareas
rutinarias". Las industrias fordistas son altamente jerarquizadas
y con tendencia hacia la integración vertical, basadas en que los
beneficios obtenidos por la escala de producción y de
comercialización absorben los extracostos
de producción, buscando minimizar los costos de
transacción (Williamson O. 1991). Estas industrias
requieren de mercados crecientes, producen para almacenar y
realizan más desarrollo de producto que investigación. La innovación se hace con base en la
diferenciación, apoyada en fuertes presupuestos
de publicidad.(OECD
1992)
La forma de organización taylorista-fordista se
basa en el predominio de tecnologías en las cuales se
concibe al hombre como
una prolongación de la máquina, todo en función de
lograr un proceso
más eficiente.
El paradigma fordista-taylorista ha entrado en la
segunda mitad del siglo XX en un proceso de crisis, a pesar de
mantenerse en los pliegues del sistema industrial. Este cambio
esta relacionado con el cambio de las necesidades sociales, donde
la individualidad, en oposición a la masividad, ha
generado demandas más específicas, con
requerimientos propios, y en un marco donde la globalidad de los
mercados a acercado a las sociedades por intermedio de la
comunicación y también por la enorme velocidad de
cambio tecnológico. De hecho, las empresas deben enfrentar
consumidores mas informados y exigentes, que de acuerdo con su
posición económica requieren productos y servicios
diferenciados o personalizados.
Esta nueva concepción se concentra en torno a nuevos
conceptos de gestión, tales como especialización
flexible, capacidad de innovación y capacidad de
aprendizaje.
Las variables "no
precio" juegan
en este nuevo marco un rol trascendente, y la calidad, el
diseño,
el tiempo de entrega, el empaque, la
armonización de los sistemas productivos con el medio ambiente
y la información comienzan a ser factores claves
en la producción de bienes y servicios, que influyen
decisivamente en la competitividad empresarial.
Asimismo, la organización de la producción
trasciende las fronteras de la empresa individual, son los
sistemas productivos los que aparecen como competitivos, y los
conglomerados de empresas o clusters,
adquieren ventajas competitivas por sobre los sectores
industriales tradicionales. Estos conglomerados representan
concentraciones industriales complementarias e interdependientes,
que atraviesan sectores industriales y empresas de distinto
tamaño, y que además incluyen proveedores de
componentes, servicios, productores de bienes finales, etc. El
sistema de distritos industriales que existe en el centro y norte
de Italia, es un
ejemplo claro de las ventajas que se obtienen, y regiones como el
Véneto y toda Italia central, hoy en día viven con
niveles de pleno empleo y hace no mas de veinticinco años
eran pobres y carecían de industrias. (Saba,
1997)
Un punto central en este paradigma es que sus ventajas
competitivas no son estáticas y no dependen por ejemplo de
la cantidad o calidad de los recursos
naturales, sino que son dinámicas y juegan un rol
importante la calidad, el diseño y los servicios de pre y
post venta,
(Alavi,1990).
En este sentido podemos decir que una determinada
localidad o región no esta sujeta a una determinada
capacidad competitiva, sino que puede crear y desarrollar sus
propias ventajas competitivas, tomando como base de
sustentación la cooperación y articulación
de sus actores.
II.
Entendiendo a las pymes, las microempresas y la
cooperación empresarial.
En casi todas las economías desarrolladas, el
resurgimiento de las pymes tiene rasgos característicos
que tienen que ver básicamente con las grandes
transformaciones en el escenario mundial, como el incremento de
los flujos financieros internacionales, la constitución de bloques regionales, el
crecimiento de la competitividad de los países emergentes,
el colapso de los estados como planificadores de la
economía y la difusión de la información
tecnológica entre otros (Bianchi,1996). Por cierto en el
"resurgimiento de la pymes" en los países
industrializados, la literatura económica viene
señalando una convergencia de factores tecnológicos
y de mercado de tipo estructural.
En muchos países las grandes empresas
históricamente amenazaron la existencia de las pymes, pero
su presencia también constituyó para las empresas
locales un "desafío" de supervivencia y en muchas
ocasiones un estimulo para la aparición de nuevas formas
de identidad
cultural y pertenencia a su comunidad.
Pero a partir de la segunda mitad del siglo en las
grandes firmas internacionales, la tendencia es de una
reorganizacion productiva muy profunda , donde se preserva un
nucleo central de competencias, con
trabajadores cualificados y estables, rodeados de una amplia
oferta de
proveedores perifericos y externos, que dependen de las
fluctuaciones de la demanda
(Morgenstern, 2000)
Así es que por ejemplo la experiencia europea nos
muestra la existencia de firmas especializadas organizadas en
redes, pymes
medianas que operan en procesos de
Internacionalización, subcontratación
etc.
Particularmente, podemos mencionar que en los
últimos veinticinco años las pymes europeas
comienzan a ser mas protagonistas como consecuencia de la ruptura
de los modelos empresarios centralizados dejando espacios en esta
fragmentación para su aparición. También
surgen simultáneamente los espacios regionales de gobierno, y
crecientemente los territorios dejan de ser considerados un mero
soporte físico de radicación, para pasar a ser
agentes transformadores
de la economía local.
Otro rasgo que explica este resurgimiento lo brinda una
corriente teórica denominada "teoría
de los nichos", que sugiere que la economía genera un
numero de espacios de mercado que no son favorables para la
producción a gran escala ( E. Penrose, 1959)
Si nos ocupamos de relacionar estos conceptos con lo
mencionado precedentemente en cuanto a la revalorización
de los espacios locales, se nos presentan evidencias mas
que contundentes de la existencia de pequeños mercados que
no son atractivos para las grandes empresas, por su singularidad,
por su ubicación geográfica etc.
Otra de las enormes transformaciones en las
economías desarrolladas que ha influido en este
surgimiento de las pymes, tuvo que ver con el comportamiento de
los mercados, con una demanda crecientemente selectiva, producto
de un aumento generalizado del nivel de vida de las sociedades
mas desarrolladas, modificando su comportamiento como
consumidores, que exigen calidad, variedad, satisfacción
como clientes etc. En este sentido, no podemos omitir realizar
una referencia al rol que le cabe a los medios de
comunicación, a través de la publicidad, que de
algún modo también se "globalizo", generando
exigencias de producto y de servicios, convirtiendo a la gente en
consumidores pasivos. ( N. Chomsky 1998)
II.1 Las pymes en las economías
emergentes
1. En los países menos desarrollados o
"economías emergentes" los factores que explican la
creación y evolución de las microempresas y las
pymes no necesariamente son los mismos, y se requiere una
contextualizacion o ponderación particular. Es indudable
que casi todos los fundamentos que la literatura brinda para
explicar la reemergencia de la pymes en las economías
desarrolladas, de algún modo tienen validez y pueden
explicar el comportamiento de las pymes en las economías
de los países en desarrollo. No obstante, para quienes
hemos transitado este proceso de aprendizaje y comprensión
de la cuestión del desarrollo productivo partiendo desde
las experiencias y evidencias concretas combinadas con el estudio
sistemático de la cuestión teórica, este
análisis nos permite involucrar los aspectos relativos a
la evolución histórica, las cuestiones relativas al
comportamiento de los actores sociales y los rasgos
idiosincrásicos propios y específicos de cada
contexto, y así explicar algunos comportamientos en
particular.
En primer lugar debemos señalar el enorme impacto
de las políticas de ajuste estructural (macroeconomicas y
regulatorias), surgidas desde el llamado "Consenso de Washington"
a comienzos de los ‘90, aplicadas en nuestra
economía, y muy similarmente en casi todas las
economías latinoamericanas, modificando substantivamente
las condiciones imperantes hasta entonces, particularmente en los
niveles locales, verificándose que la mayoría de
los sistemas productivos existentes (pymes, microempresas,
infraestructura, comercios, etc.), no estaban preparados para un
cambio tan abrupto de escenario.
2. En segundo lugar es preciso comentar la
cuestión del concepto usualmente utilizado para definir a
la pyme,
particularmente, el empleado para definirla desde los organismos
gubernamentales centralizados, porque ha sido de una utilidad
relativa, sobre todo en los primeros años del proceso de
ajuste estructural, debido a que, por ejemplo el carácter
que se pudo apreciar como mayoritario en las coronas
industrializadas del Gran Buenos Aires
(GBA), se asemeja mas a una configuración de micro,
pequeña y mediana empresa, (mipyme) especialmente en el
área metropolitana sur. Este mismo proceso es semejante en
los otros conglomerados industriales que circundan a otras
grandes ciudades del país.
Además, es conveniente precisar que todo ese
tejido industrial se caracteriza por haber tenido un crecimiento
mas bien aleatorio, particularmente en las décadas de
economía cerrada y de sustitución de importaciones y
no han tenido un patrón único de desarrollo, sino
que más bien responde a circunstancias sesgadas por las
distintas coyunturas políticas y económicas del
país.
Como señala Jorge Kats,
"la evolución del sector
manufacturero argentino tiene un componente local
idiosincrásico fuerte, que le otorga ciertas
particularidades, no correspondiéndose claramente con el
modelo fordista periférico"
(Kats,1983)
Adolfo Dorfman, aporta una descripción que
permite comprender algunas de las influencias que operaron como
disparadores del fenómeno de creación de empresas
desde principios del siglo "En
primer lugar cabe observar que, a pesar de tener algunos
elementos comunes, la influencia de la guerra de 1914 fue
marcadamente diferente de la que cupo a la gran crisis en el
desenvolvimiento industrial argentino. Mientras durante aquella
los establecimientos industriales surgían sin plan ni método,
desapareciendo en buena medida pocos años mas tarde, la
crisis posibilitó la aparición de industrias de
otro tipo, apoyadas en general sobre responsabilidad
técnica y capital
suficiente, las empresas industriales entonces fundadas o
ampliadas, lo fueron de acuerdo a normas
preestablecidas basadas en un conocimiento
mas intimo de las condiciones del mercado interno; enraizadas mas
sólidamente en la realidad del momento económico
argentino, supieron aprovechar y propiciar medidas de diversa
índole, sobre cuyo respaldo perduraron"
Las características que adopta la creación
y evolución de una pyme pueden ser explicadas, por las
determinadas particularidades idiosincrásicas que
adoptó nuestra industria
nacional a lo largo del siglo, enmarcadas en determinadas
condiciones del contexto en cada etapa, con lo que
podríamos pensar que sin un contexto protegido, muchas de
ellas no hubieran surgido como lo hicieron, al calor de
mercados cautivos, en ciertos casos prebendarios, como lo fueron
los proveedores del estado. De todos modos, aun con estas
particularidades de creación y evolución, es
indudable que el desarrollo de las pymes es un emergente de una
"cierta cultura del
trabajo industrial" que en otras economías del
subcontinente no se presentaron, pero que aquí se forjo en
las últimas décadas del siglo pasado, con todas sus
implicancias socioculturales y fue heredado por las siguientes
generaciones.
Desde los años ’60, fue generendose una
profunda transformación de las características de
las pequeñas y medianas empresas, el cambio generacional,
la presión
competitiva y la mayor facilidad para acceder a nuevas
tecnologías han sido señalados como factores
motorizantes de este cambio en las conductas
empresariales.
3. Este conjunto de factores fue promoviendo a su vez
"procesos de aprendizaje no convencionales" constituyendo un
sendero madurativo propio y desarrollando capacidades
especificas.
De todas maneras, las micro, pequeñas y medianas
empresas que fueron conformando las concentraciones industriales,
en términos territoriales, no rompieron con la lógica
fordista y propiciaron los aprendizajes tecnológicos
necesarios en orden a la atención que fue demandando la actividad
industrial.
Para describir estos efectos del aprendizaje, Nooteboom
define a la percepción, la interpretación y la evaluación
como categorías que condicionan el
conocimiento en un doble sentido, que interactuan en un medio
natural y social, dándole un carácter
"tácito". Es lógico pensar, que nuestras pymes
tuvieron recorridos idiosincrásicos en sus procesos de
maduración y aprendizaje, prevaleciendo cierto
"aislamiento", aunque perteneciendo a un mismo sistema de
industrias, (por ejemplo las localizadas en el GBA, o en otros
conglomerados industriales del país), con muy poco
intercambio de información y escasa cultura de red, con actitudes de
"autosuficiencia", sin preocuparse demasiado por el tamaño
del mercado, la escala con la que operaban, los costos de
transacción etc. Este comportamiento fue funcional con un
contexto de economía cerrada, provocando que los procesos
de aprendizaje, aún los del tipo adaptativo, se
desarrollaran muy lentamente.
La configuración que asumió el desarrollo
industrial argentino, tiene su costado positivo y su costado
negativo, ya que al no haber seguido un patrón madurativo
"ortodoxo", tal como en las economías desarrolladas, se
incrementó la brecha tecnológica en todo ese
período, pero a su vez se evidencia que esta
configuración alumbró una "cultura industrialista"
cuyos rasgos idiosincrásicos se consolidaron aún
con todos los riesgos que
esto implica, con el deseo implícito de mantener estas
condiciones protegidas, con cierto consenso y complicidad, aunque
en forma "tácita, al interior del sistema industrial, que
se manifestaba cooperativamente (podemos recordar que en
ocasión del primer intento de apertura, hacia finales de
los ’70, los productos importados eran descalificados por
su supuesta "baja calidad"), asumiendo un mecanismo de defensa y
autoconvencimiento de que la producción nacional era
mejor.
"Acaban así juntándose lo
peor de varios mundos: una tecnología suboptima de
producción y una ingeniería domestica dedicada a resolver
los problemas
intrínsecos de una escala inadecuada y una división
social del trabajo inmadura"
(Kats y Kosacoff, 1988)
Otro aspecto rescatable del desarrollo de esta "atmósfera industrial
heterodoxa" (o a la argentina), podemos distinguirlo no solo en
el aprendizaje
tecnológico de las organizaciones productivas, sino
también en los entornos socioeconómicos y
culturales que generaron, como por ejemplo la valorización
por parte de las familias de la educación
técnica para sus hijos, fundamentalmente los de la
clase
trabajadora.
Esta conformación de la concentración
industrial que describe a la mayoría de los conglomerados
del país parece no responder a la definición
clásica ofrecida por Alfred Marshall de un distrito
industrial: "como una
concentración de empresas de pequeña
dimensión, localizadas en un espacio limitado, que
conviven la misma "industrial atmophery" y que están
especializadas en un sector predominante".
De todas maneras, una mirada más atenta de la
literatura nos indica que no hay "modelos standard", mas bien
existen sistemas socio-productivos con diferentes
características adoptadas en orden a evoluciones
histórico-económicas y socialmente diferentes.
(Dini, 1992)
II.2 La microempresa como
creación de cultura y valor
1. Explicar el fenómeno microempresarial nos
introduce en la cuestión de preguntamos cuales fueron los
factores que operaron en la decisión de creación
empresas en un contexto como el que hemos intentado describir
precedentemente, a su vez, al guiarnos por los enfoques
teóricos, advertimos que existen conceptos mas que
precisos para definir la cuestión de la empresarialidad:
"Un empresario es
una persona que
detecta una oportunidad en el mercado, reúne los recursos
necesarios para desarrollar la iniciativa y percibe la demanda
del medio" (Mason, 1999)
En esta línea, Colin Mason explica que la
constitución de una empresa no es necesariamente
sinónimo de un "acontecimiento empresarial", pero si lo es
la innovación.
Los diferentes factores que operan en el proceso de
decisión de emprender pueden ser económicos,
culturales, psicológicos, creativos, por necesidad de
aprender, por satisfacción personal etc. La
empresarialidad no nace, se desarrolla a partir de una gran
cantidad de experiencias combinadas.
En este sentido, debemos reconocer dos formas de
concepción: un tipo de emprendimiento que genera empleo
pero no riqueza, con el espíritu del "empresariado
social". Y otro tipo de emprendimiento que genera riqueza pero
no empleo, (en el sentido masivo), pero que su paulatina
inserción en el sistema económico formal, agrega
valor y
consecuentemente impulsa la creación de empleos en su
entorno (proveedores, clientes, etc.)
La caracterización del sector microempresarial
puede hecerse en forma paradigmática: "es un agente económico de pequeña
dimensión cuya organización de la
producción, y su relación con el mercado es de
carácter formal, no obstante lo cual posee un perfil
específico signado por la información imperfecta,
el escaso desarrollo tecnológico, la falta de
tecnologías de gestión, las limitadas redes de
comercialización, y las escasas posibilidades de acceso al
crédito".
Dentro de esta caracterización, su tamaño
es otro componente a ponderar, si bien la relación
facturación – personal ocupado, aunque
legítima, nos remite a una simplificación, por
cuanto existen empresas de pequeño tamaño pero con
un contenido tecnológico de punta (capital intensivo), que
las habilita para desarrollarse exitosamente en contextos
altamente competitivos.
Otro de los aspectos a considerar respecto de la
caracterización de la microempresa es su relacionamiento
con otros agentes y su "cultura de red" (instituciones
no gubernamentales, educativas, programas de
fomento, agentes municipales, etc.). En este sentido deben
tenerse en cuenta las diferencias que pueden existir entre
regiones donde se desarrollan, haciéndolo desde una
perspectiva dinámica, de modo que se interpreten
determinados condicionantes históricos, socioculturales e
institucionales, que pueden inducir o inhibir las conductas
emprendedoras.
Esta percepción de las distintas formas que puede
asumir el desarrollo de la microempresa debe involucrar el
impacto sobre el hombre concreto y su
entorno, la trascendencia de la pequeña dimensión
como agente económico en el espacio local, y la incidencia
social y cultural que rescata valores un tanto perdidos, tales
como la cooperación, la solidaridad, las redes
económicas locales y el trabajo asociado.
2. La constitución de espacios tendientes a
estimular y facilitar el fenómeno emprendedor y el
funcionamiento de microempresas debe realizarse con suma
responsabilidad, porque lo cierto es que no todas las actividades
que surgen y se desarrollan tienen potencial real de crecimiento.
Solo es posible establecerlo a partir de un diagnóstico particularizado donde se puedan
fijar las posibilidades concretas de expansión, la mejora
de la calidad, de la competitividad y la consecuente
generación de empleo. Se debe trabajar en la
identificación adecuada del potencial individual o grupal
de crear una microempresa, sobre todo en aquellos segmentos menos
informados y procurar su transformación en sujetos
dinámicos, impulsando su gradual "nivelación" y su
paulatina inserción o reinserción
socioeconómica.
El apoyo institucional debe estar orientado a ayudar a
identificar oportunidades, motivar su realización, validar
los proyectos en el
medio y procurar los recursos necesarios.
Para alcanzar este tipo de objetivos,
deben articularse la mayor cantidad de sistemas institucionales
posibles tendientes a la formación de sujetos capaces de
operar adaptándose a los diferentes sistemas
socioculturales que existen dentro de nuestro país. Estos
sistemas institucionales tendrán la responsabilidad de
identificar los potenciales proyectos individuales, y articular
todos los mecanismos de apoyo posibles para que una microempresa
en cualquier punto de nuestra geografía, crezca, se
fortalezca y aporte a una cultura del trabajo que le devuelva
dignidad y
multiplique la riqueza.
Actualmente se plantea otra discusión acerca del
rol de la micro y la pequeña empresa y el lugar que ocupa
en la dimensión local como factor determinante de
generación de empleo. A tal punto que es objeto de debate
de los organismos internacionales, de las Naciones Unidas,
de organizaciones no gubernamentales, nacionales e
internacionales y de los organismos de crédito. Asimismo
se incluye en las agendas de los gobiernos, tanto en los
países centrales como en las economías
emergentes.
3. La capacitación y la formación
permanente constituyen un factor dinámico y determinante
para alcanzar en mejores condiciones el éxito
de los emprendimientos productivos, especialmente en el
fortalecimiento de las capacidades innovativas de los individuos.
Se puede observar que el sistema
educativo formal aun no provee adecuadamente los elementos
que sostienen la relación escuela – mundo del
trabajo, y recién ahora están apareciendo en
forma programatica las propuestas que signifiquen para los
alumnos reconocer en la conducta
emprendedora una opción laboral. Asimismo, la lentitud
para adaptar sus estructuras y
sus programas a los cambios en el sistema económico y
productivo, tanto para el nivel medio como para la educación de los
adultos, no permite promover con fuerza el
estimulo al desarrollo de las capacidades
emprendedoras.
En este sentido, un desafío significativo en el
campo del diseño de las políticas gubernamentales
es fortalecer la articulación escuela – mundo del
trabajo, asociando la promoción de las conductas
empresariales con el progreso de una región determinada,
como sistema virtuoso inclusión social.
Además, el aumento de las capacidades
emprendedoras como instrumento del desarrollo local, genera
procesos de aprendizaje que desbordan la dimensión
estrictamente pedagógica e interactúan en forma muy
rica y diversa promoviendo individual y colectivamente
"ambientes" proactivos que operan eficazmente en orden a las
necesidades de movilización del potencial
humano.
La promoción exitosa de la microempresa y las
capacidades emprendedoras ira en aumento en función de
contextos con externalidades más favorables, es decir con
un ambiente
institucional, un ámbito sociocultural y un marco de
consenso adecuado. A lo que debe sumarse un adecuado manejo de
los instrumentos técnicos de apoyo, el conocimiento de las
categorías socioeconómicas existentes, la
máxima capacidad de divulgación y la gestión
participativa.
Nuestro proceso de desarrollo, con indicadores
débiles de integración productiva y participación ciudadana, nos ha llevado a
padecer el proceso de desindustrialización y la paulatina
pérdida y desaparición de competencias
laborales, con escasas respuestas institucionales, limitando
las posibilidades de reinserción de los individuos que
fueron siendo excluidos del modelo. Es por ello que las
estrategias de desarrollo de capacidades emprendedoras deben
realizarce en forma constante y sistemática, de modo que
tengan un impacto real en el medio y no se transformen en
instrumentos con escasa o nula influencia en la actividad
económica y con el riesgo de seguir engrosando ese
"ejercito de reserva" que es el microemprendimiento de
subsistencia que no incorpora aprendizajes ni genera nuevas
capacidades.
II.3 La cooperación empresaria, la
asociatividad y las alianzas estratégicas.
En nuestro país las experiencias de la
cooperación empresaria parecen haber surgido como una
estrategia de respuesta frente a los nuevos escenarios y la
adopción de diferentes formas de cooperación, en
muchos casos espontaneas e intuitivas se constituyeron
principalmente a partir de la dinámica que fueron
adoptando los mercados, cuya expresión más
evidente, aunque no única, fueron los procesos de
internacionalización del sistema
económico.
Si observamos con atención lo ocurrido en las
pymes de los países desarrollados como respuesta a la
globalización de los mercados, es decir la
eliminación paulatina de barreras internacionales al
comercio, la
irrupción masiva de las tecnologías de la
información, y la volatilidad de la demanda entre otros,
advertimos que las empresas pymes, a modo de respuesta
"defensiva" redefinieron radicalmente las interacciones
existentes con el resto de los agentes económicos e
institucionales ( Bessant,1991)
En este sentido, estas mismas señales en los
países en desarrollo han significado que muchas pymes,
aunque con distinto grado de percepción, fueron
advirtiendo que su propia subsistencia dependía tanto de
las tareas a emprender en el campo de la reconversión
productiva, como de una profunda transformación cultural
que implica en un sentido shumpeteriano, innovar y tomar riesgos,
pero a su vez desarrollarse en un nuevo espacio de consenso, es
decir producir una saludable articulación, individualidad
– competidores , sin apartarse de los rasgos centrales de
la organización capitalista.
El nuevo concepto de cooperación fue ganando
adeptos, en parte por una sistemática difusión del
tema, pero también fue surgiendo la necesidad de conocer
cada vez mas acerca de esta practica organizacional, sobre sus
beneficios y también sobre los riesgos que implica
"asociarce para emprender". La cooperación como estrategia
empresarial fue tomando forma, como un proceso en el cual, las
relaciones interempresarias permiten alcanzar mejoras en la
competitividad, más alta rentabilidad,
disminución de riesgos y de costos de coordinación,
entre otros.
En términos técnicos "los acuerdos de cooperación entre empresas
constituyen un fenómeno de relevancia creciente que
responde a una nueva estrategia empresarial frente a los cambios
en la organización industrial. Dichos acuerdos implican,
por un lado el mantenimiento de la
personalidad jurídica independiente de las empresas,
quedando por tanto excluidas las fusiones y, por
otro, el establecimiento de formulas de colaboración en
proyectos, nacionales o transnacionales, de investigación,
producción y comercialización" ( Costa
Campi, Teresa. 1989)
Las tendencias en materia de cooperación, no
obstante tardan en madurar en nuestro medio, aun demostrando ser
una metodología importante para desarrollar
estrategias defensivas frente a la internacionalización de
la economía, pero también para crecer en
condiciones más que difíciles. Entre las formas de
cooperación que se han adoptado, tal vez imprecisamente,
se encuentran las modalidades mas conocidas como el outsourcing, las
redes, la tercerización o el benchmaking.
Veamos para una mejor comprensión una
tipología que fundamenta la importancia de los acuerdos
empresariales construida por Mariti y Smiley, (1982) Se orientan
a:
- Mejorar la competitividad a partir de un aumento de
la flexibilidad y del uso de un patrimonio
colectivo de tecnología e
información. - Producir conocimientos en un sentido amplio
(investigación precompetitiva común, actividades
comunes de ingeniería y de desarrollo), efectuar las
adaptaciones de los desarrollos a escala
industrial. - Participar en un circuito de transferencia de
tecnología y de innovación de
productos. - Penetrar en mercados externos aprovechando la red de
comercialización del socio. - Aumentar la especialización
productiva. - Producir bienes a partir del uso de licencias,
subcontratación, empresas comunes etc.
Asimismo, otro factor al que se le debe asignar suma
importancia para el establecimiento de relaciones de
cooperación es la "confianza entre los actores",
siendo el proceso de socialización local y la mirada en el medio
global lo que permite al empresario crear nuevos vínculos.
(Johanisson,1999)
Las relaciones de confianza permiten la
aproximación de variados recursos que no se limitan al
ámbito empresarial exclusivamente, sino que involucran
relaciones implícitas o explícitas entre diversos
agentes económicos, como las empresas manufactureras y de
servicio, las
instituciones gubernamentales, las universidades, las ong’s,
etc. En este sentido, resulta ilustrativo comentar que una de las
fortalezas del modelo italiano del Norte, es precisamente las
relaciones de confianza que existe entre los empresarios en los
ámbitos locales, permitiéndoles potenciar las
acciones
empresariales, realizando la mayoría de sus acuerdos en
variados ambientes "informales" (club, bares, restaurantes,
etc.)
Los acuerdos de colaboración/cooperación
que las empresas pueden realizar, se corporizan a través
de la adopción de prácticas comunes concertadas
entre dos o más empresas independientes a lo largo del
tiempo, que apuntan a llevar a cabo proyectos comunes de distinto
tipo. "Son instrumentos utilizados
por las firmas para crear nuevas competencias y recursos en un
proceso que implica aceptar un riesgo común en vistas a
compartir una ganancia esperada." (Bourgeois y
Monateri,1994)
Los obstáculos
Si bien es cierto que siempre existieron diversas formas
de relaciones interempresariales, debe admitirse que en nuestro
país, el contexto empresarial forjado a partir de una
economía cerrada durante tantos años, ha inhibido
la conformación de una la "cultura de red", influyendo en
el proceso de aprendizaje de las empresas, particularmente las
pymes. Es por ello que las nuevas relaciones que surgen a la
luz de un
escenario más abierto y competitivo produce en las firmas
impactos increméntales positivos sin demasiado riesgo para
su tradicional individualidad involucrándolas en un
proceso de "transición de su cultura empresarial" para
llegar a otras formas de cooperación más
complejas.
El principal problema, se sustenta en lo profundo y
arraigado en la cultura no cooperativa de
la gran mayoría de los pequeños y medianos
empresarios, que como señalábamos precedentemente,
en algún momento adoptaron complicidades regresivas,
frente a la evidencia de los cambios tecnológicos, pero
siempre manteniendo un comportamiento individualistas en
relación al mercado, a sus competidores, a sus clientes,
etc.
Indudablemente, este sendero no cooperativo que
caracterizo el aprendizaje de las empresas en general y de las
pymes en particular durante décadas, ha impactado de
diversas formas y los nuevos desafíos que se plantean, a
partir de los turbulentos cambios de escenario, inevitablemente
va configurando un nuevo orden con la consecuente
construcción de nuevas respuestas estratégicas y
nuevas pautas culturales y de conducta.
A modo de ejemplo, podemos citar que en un relevamiento
realizado en un distrito del área metropolitana sur del
GBA, (Lomas de Zamora), uno de sus indicadores, permitió
apreciar que a partir de 1990, un alto porcentaje de las pymes
encuestadas, realizó inversiones en
tecnología, (Nacional, Importada o por Desarrollo propio),
en donde el proceso de decisión, de búsqueda de
información y de análisis de viabilidad
técnico-económico se produjo a partir de sus
propios indicadores y necesidades, su propio "termómetro" o intuición de las
nuevas señales de competitividad, confirmando que
nuevamente reprodujeron sus prácticas aisladas, propias de
los ambientes no-cooperativos de las décadas
pasadas.
Las estrategias
Las posibilidades de generar respuestas empresarias
tanto individual como en forma asociativa para enfrentar la nueva
situación, pueden asumir diversas formas, individualmente
poniendo en marcha la reestructuración de los procesos
productivos, promoviendo el mejoramiento continuo de la calidad,
incrementando la capacitación de sus recursos humanos,
profesionalizando la gestión, mejorando los mecanismos de
control,
etc.
Asimismo las estrategias asociativas permiten realizar
acuerdos con otras empresas, por ejemplo de
comercialización, de manufactura,
de uso de licencias, de investigación y desarrollo
tecnológico o de subcontratación.
Estas estrategias, que generalmente son las recomendadas
como respuestas empresarias frente a los cambios, implican para
los empresarios asumir determinados riesgos y enfrentar nuevas
situaciones que indudablemente los alejan del paradigma y la
"cultura" en la que se han desempeñado tradicionalmente, y
es esperable encontrar conductas reacias y cierta desconfianza,
pero a la vez los pone frente a una oportunidad que no solo
compromete lo mas importante para un empresario: su capital y sus
activos
específicos, sino que los involucra en aspectos
concernientes a sus relaciones en el ámbito de la
producción.
Una de las claves para romper esa cultura del
aislamiento, probablemente sea la generación de ambientes
proactivos a la cooperación, e inducir nuevos espacios
para el aprendizaje acerca de los beneficios de adoptar
estrategias asociativas como forma de enfrentar el desafío
competitivo. Johannisson, (1997)
"En un contexto de mercado abierto las
pymes solo pueden ser competitivas si operan en relaciones de
cooperación, es decir si están seguras de encontrar
otras firmas poseedoras de una especialización
complementaria" (Bianchi, 1996)
En nuestro país aún son escasas las
experiencias que se registran en materia de cooperación
empresarial, no obstante, resulta útil mencionar que estas
van adoptando diversas formas, aunque incipientes, que dejan
entrever efectivamente un cambio de actitud en
muchas empresas pymes, respecto de realizar este tipo de
acuerdos, que en todo caso no siempre asumen
características de "manual", sobre
todo al principio, pero que a medida que los protagonistas van
"confiándose recíprocamente", (y esto conlleva la
sintonía personal también), aparecen en escena
más fuertemente las herramientas formales para la
construcción de un proyecto
común.
Por cierto, existen variadas formas de
cooperación: de recursos financieros, humanos o
tecnológicos con un fin determinado, que se pueden plasmar
a través de organizaciones independientes, estableciendo
conexiones estables o simplemente, consistir en el intercambio de
servicios o personas.
2da Parte.
1.1 Los estímulos a las políticas de
competitividad, sobre todo en el ámbito de las
economías emergentes aparecen casi como un desafío
hacia la teoría dominante, señalando a la vez el
ocaso de las políticas industriales
tradicionales.
Las recomendaciones orientadas a "nivelar el campo de
juego"
mediante la corrección de las fallas de mercado claramente
identificadas y el apoyo a las actividades productivas en
general, a través de la mejora de la operación de
los mercados, plantean sin lugar a dudas que "las
instituciones están llamadas a tener un rol
significativo". ( W. Perez, 1997)
Esto implica vincular muy íntimamente las
propuestas de políticas e instrumentos con las demandas de
las empresas y con las necesidades dinámicas de
mejoramiento competitivo en un territorio determinado, asumiendo
que es necesario darle un carácter acumulativo en cuanto a
la articulación y vinculación operativa de los
instrumentos, con un horizonte de aplicación de mediano y
largo plazo y privilegiando el desarrollo de acciones colectivas
o grupales empresariales. (Gatto, F. 1997)
Las Instancias territoriales y locales mixtas o privadas
que se hacen cargo de las funciones de
apoyo al desarrollo económico constituyen un conjunto de
temáticas y problemáticas que podríamos en
principio ubicar alrededor de las cuestiones de estrategia
institucional de los gobiernos locales, pero sin dudas, dichas
instancias no son independientes de la dinámica local y de
la estructura
productiva que se desarrolla en particular.
En los países en desarrollo en general y en el
nuestro en particular, los gobiernos locales tienen el enorme
desafío de ser cuidadosos con la compatibilidad de los
incentivos y
con sus propias limitaciones administrativas, ya que en general
el estado, el mercado y la comunidad local plantean mecanismos de
coordinación altamente imperfectos. El estado puede jugar
un papel clave en la coordinación que permita el paso al
desarrollo económico y productivo, y la clave puede ser
descifrar cuales factores pueden potencialmente predisponer al
estado a implicarse en el desempeño económico de
los actores. Entre estos factores hemos encontrado que los fallos
institucionales mas frecuentes están dados por la
incapacidad para forjar compromisos creíbles, que
garanticen los derechos de propiedad, que
atenúen los conflictos
distributivos entre los diferentes grupos
sociales, que equilibren las desigualdades en la distribución del poder, y que coordinen la
gestión de los bienes públicos y los recursos
comunes, como forma de conducir al un desarrollo económico
equitativo.
En su mayoría, las teorías
sobre desarrollo institucional nos plantean que en los
países en desarrollo, las instituciones no son maduras
como para garantizar un desarrollo coherente con su entorno y su
evolución es parcial, pero sin embargo, la mayor
deficiencia institucional que limita el desarrollo
económico se relaciona con el mercado financiero, pues es
en el mercado financiero donde se consiguen los fondos necesarios
para pasar de una visión de corto plazo a una de largo
plazo. Un deficiente desempeño institucional
limitaría entonces este desarrollo.
Las instituciones actúan como garantía de
transparencia económica, y en otros casos el gobierno
actúa como catalizador que genera apoyo al sector privado.
La experiencia en los países en desarrollo es acotada, por
cuanto el papel del estado y sus instrumentos de apoyo, como por
ejemplo el financiamiento, esta generalmente sujeto a
intereses políticos o a orientaciones no
rentables.
Para Douglas North, esta persistencia de instituciones
disfuncionales a través del tiempo, tiene que ver con una
interacción generada entre modelos mentales
de los miembros de la sociedad y los incentivos estructurales,
así como también esta trayectoria de desarrollo
institucional tiene que ver con los acuerdos políticos a
los que la sociedad llega. En los países en desarrollo,
esta barrera política a una mejor institucionalidad esta
directamente vinculada con los conflictos de distribución
y con las asimetrías en las negociaciones de poder.
(North, D. 1990).
En consecuencia la coordinación colectiva y la
heterogeneidad social son elementos clave para limitar o no el
desarrollo institucional, mas aun si se da la existencia de
ganadores y perdedores entre grupos
sociales.
Si tomamos por caso a los municipios, podemos comenzar a
plantear la cuestión diciendo que para los gobiernos
locales, los conflictos de distribución se ahondan si la
estrategia institucional es deficiente, así como
también esa misma debilidad institucional perjudica
cualquier tipo de acción
conjunta entre los niveles del gobierno central, los gobiernos
locales y las organizaciones de la sociedad
civil.
En parte, la heterogeneidad social y su reflejo en la
heterogeneidad de los diferentes grupos de poder que operan en el
nivel local obstruyen o directamente eliminan gran parte de las
posibilidades de acuerdos.
El problema de la distribución también se
puede palpar a partir de los escasos o nulos procesos de descentralización que existen y las fallas
institucionales son mas graves a nivel local, aun cuando en
general en los debates acerca del rol del Estado versus el
Mercado, la cuestión en general se ignora o pasa a segundo
plano. Aquí es preciso señalar que la
ubicación relativa de un territorio, es decir, si forma
parte de un conglomerado o si se encuentra en una zona rural, va
a constituir a la provisión de bienes públicos como
algo crucial, (los caminos, la electricidad, el
riego, la educación, la salud publica,
la higiene etc.) y
entonces la gestión eficiente de los recursos de propiedad
común estará vinculada en forma directa a la
estrategia institucional.
El problema es entonces que no existen instituciones
locales con suficiente capacidad de gestión o como sucede
generalmente, los programas de desarrollo son débiles, mal
diseñados o mal administrados por una burocracia central,
descoordinada respecto de las instancias locales o en ocasiones
poco transparente, y por lo tanto no puede ser responsable o
sensible a las necesidades de una comunidad local
determinada.
El mismo problema para la gestión de los recursos
locales de propiedad común lo tienen las organizaciones
comunitarias locales, (ong's, asociaciones de la sociedad civil,
etc.), debido generalmente a una importante fragmentación
social, que en Argentina en los últimos tiempos se ha
profundizado, con lo que se que inhiben o retrasan las distintas
formas de cooperación para el desarrollo de instituciones
comunitarias, sobre todo si la sociedad local es
heterogénea (por caso los grandes aglomerados urbanos) o
con acervos histórico-culturales particulares.
No obstante, existen evidencias respecto de que las
instituciones a nivel local refuerzan mejor los acuerdos y las
normas de cooperación cuando el régimen de
propiedad subyacente no es demasiado desigual y por lo tanto los
beneficios generados se comparten mas igualitariamente entre los
actores. Los estudios sobre el caso de las regiones italianas
permiten establecer que las relaciones de confianza y las normas
de reciprocidad son más efectivas cuando las redes
sociales son más horizontales, es decir, cuando comprenden
personas con similar estatus y poder. (Bardham, P, 1999). En
nuestro país, estas situaciones son mas factibles en
algunas comunidades del interior.
Entonces, si gran parte de la teoría de la nueva
economía institucional se centra en los fallos del
gobierno, en particular en su incapacidad garantizar los derechos
de propiedad, también deben plantearse otro tipo de fallos
institucionales, no menos importantes, como son los conflictos de
distribución entre los distintos grupos sociales y las
desigualdades en la distribución del poder y los recursos.
Estas fallas, pueden evidentemente retrasar o directamente
bloquear el funcionamiento institucional que permita un
desarrollo más equitativo, que resalta mas aun al nivel de
los gobiernos locales con una gestión de los bienes
públicos por lo general, altamente ineficiente.
Si observamos el comportamiento de las estructuras
institucionales en las sociedades mas desarrolladas, advertimos
la existencia de instituciones de tipo legal y corporativa, con
el fin de reducir las incertidumbres en la interacción
social y disminuir los costos de transacción, para que los
actores puedan obtener beneficios a partir de las mejoras de
productividad. Estas instituciones incluyen derechos de propiedad
minuciosamente definidos, garantías y contratos
formales, marcas,
responsabilidad limitada, leyes de bancarrota, y estructuras de
gobierno que limiten los problemas de oportunismo ex-post
(Williamsom, 1985).
En cambio en los países menos desarrollados,
estructuras como las anteriormente descriptas, no existen o han
sido mal o débilmente desarrolladas, y los estados son
débiles para actuar como garante de estos derechos e
instituciones. Asimismo, nos muestra por ejemplo que el progreso
del Sudeste asiático, se produjo bajo formas de liderazgo de
familias empresariales chinas, es decir con un contexto socio
histórico particular que ha facilitado el progreso
industrial, alrededor de organizaciones más colectivistas,
o de redes basadas en clanes, que con sus particulares formas
pueden a veces proveer de una alternativa viable a las leyes y
los contratos y a los derechos de propiedad.
Un estudio sobre empresarios chinos en Hong Kong,
Taiwan, Singapur e Indonesia, ha demostrado como a través
de redes sociales especificas o clanes, construyen un sistema
dependiente del control patrimonial de los individuos clave,
bonos de
obligación personal y directrices vinculantes.
(Redding,1990)
En las organizaciones basadas en los clanes, la
congruencia de los objetivos, y por lo tanto el menor
oportunismo, se logra mediante procesos de socialización,
y la evaluación
de desempeño tiene lugar a través de la
apreciación de señales sutiles, que solo pueden ser
observadas por otros miembros del clan. Es decir que en
determinados contextos socio históricos la
evaluación de desempeño puede parecer ambigua
respecto de las organizaciones burocráticas o de las
relaciones de mercado, y no parece verificable por una tercera
parte que ejerza la autoridad.
La necesidad de la existencia de instituciones locales
que sean capaces de reducir los costos de transacción, y
no trabar el desempeño de los distintos agentes
económicos constituyen ciertamente un desafío y mas
aun en los países menos desarrollados, donde en general,
estas instituciones funcionan de manera ineficiente o son
inexistentes y por ende los conflictos de distribución del
ingreso antes mencionados son producto de impedimentos
institucionales.
Así como la eficiencia y la equidad de un
orden social dependen en gran medida de su sistema institucional
y subordinadamente, de la calidad de sus organizaciones,
también lo son porque van a influir en la estructura de la
producción, incluso negativamente, tendiendo a perpetuar
el subdesarrollo
a causa de las incertidumbres de largo plazo, y de la
evolución de los conocimientos y habilidades del conjunto
de la sociedad.
Esto se explica porque las organizaciones son entidades
diseñadas por sus creadores para alcanzar objetivos,
dentro de un marco de oportunidades que existen en el entorno y
la interacción entre todos los actores, va a delimitar el
potencial de oportunidades, ya sean económicas o
políticas. Ciertamente son tareas que implican grados de
incertidumbre, por lo que se debe invertir en información,
y esta cuestión va a depender del particular contexto
institucional, convirtiéndose en un factor decisivo para
generar propuestas de desarrollo a largo plazo en una sociedad
determinada.
Las señales que brinda todo marco institucional
no son unívocas, y contienen elementos contradictorios, es
decir en economías muy productivas podemos encontrar
instituciones que generan comportamientos ineficientes. Y cuando
comparamos países desarrollados y países en
vías de desarrollo la cuestión pasa por cierta
dinámica, orientación o punto de
equilibrio dado. Lo importante va a ser saber si el tipo de
conocimiento disponible juega como un elemento dinamizador o como
un obstaculizador del desarrollo. Y dado que el cambio social es
altamente dependiente de las representaciones mentales o modelos
subjetivos de los actores, si se incentiva un modelo inadecuado
de conocimientos, sé tendera a perpetuar el statu quo
institucional.
1.2. Perfil y caracteristicas de las organizaciones
de apoyo
Las politicas para las pymes reconocen distintos
enfoques entre los que podemos mencionar el denominado de
"política industrial activa" cuyo carácter
principal es la selección
de ramas de actividad buscando una especialización
productiva, en donde las pequeñas empresas forman parte de
una red de
producción. Este esquema ha sido el seguido por los
países del sudeste asiático y resulta de una
combinacion de políticas macroeconómicas de
incentivos generales a la inversión con políticas
sectoriales de promoción industrial, sin inclinarse por un
determinado segmento de empresas, pequeñas, medianas o
grandes. Este modelo permite diseñar instrumentos de
política para apoyar a las empresas de menor escala
productiva, en orden a su tamaño, buscando eliminar
barreras de entrada para el surgimiento de nuevas empresas y para
modernizar y mejorar la gestión de las existentes. (Berry,
A. 1995)
En el caso de Japon en donde tambien se implementaron
acciones de política industrial activa en cuatro grandes
área: la modernización y el mejoramiento
estructural, la rectificación de desventajas de las
actividades empresariales, la ayuda a empresas unipersonales de
escala reducida y la adecuación de instrumentos de
política
económica para los pequeños negocios. Para
ello se diseñaron diferentes tipos de instituciones tales
como la Corporación de Pequeños Negocios, Centros
Regionales de Apoyo a la Pequeña Empresa, la Oficina de
Asesoría Especial para la Prevención de Quiebras,
el Sistema de Mutualidades de Prevención de Quiebras y la
Corporación Japonesa de la Pequeña Empresa,
combinando en todas ellas la prestación de servicios de
apoyo y el correspondiente acceso a recursos financieros, con
base en la ley básica
para la pequeña y mediana empresa, que entró en
vigencia en 1963. (Berry, 1995).
Otro enfoque lo constituye el denominado "de apoyo a las
empresas de menor escala" sin tener en cuenta consideraciones de
especialización productiva. Se diseñan
políticas complementarias creando programas de
financiamiento, construyendo parques industriales, suministrando
capacitación, transfiriendo tecnología, regulando
las relaciones
laborales, todas acciones que tienden a promover y mejorar el
desempeño de la pequeña empresa. En Estados Unidos se
utiliza esta politica de apoyos específicos a la pyme sin
que se busque una especialización productiva o sectorial y
se basa principalmente en las acciones del Small Business
Administration, (SBA), una agencia federal que reporta
directamente de la presidencia de los Estados Unidos, cuyo
objetivo
principal es la financiación de los pequeños
negocios, mediante diferentes líneas de crédito
para capital de
trabajo e inversión en activos a largo plazo y
tasa de
interés de mercado. Los créditos los otorga unan entidad financiera
local con una garantia del SBA, brindando apoyo al empresario que
solicita el préstamo. La SBA otorga también
préstamos en montos inferiores para solicitantes que no
están en capacidad de asegurar un préstamo
garantizado.
Existe también un programa de
asistencia administrativa y técnica, de carácter no
financiero, que brinda asesoría y capacitación,
prestado por una red conformada por el Cuerpo de Ejecutivos
Retirados, Pequeños Institutos de Empresa y
Pequeños Centros de Desarrollo de Empresas, combinando el
apoyo de la SBA con los las entidades educativas y los esfuerzos
de los gobiernos estatales y locales.
Las Agencias Locales de Desarrollo, presentes en casi
todas las comunidades, promueven los pequeños negocios,
canalizando recursos de las ciudades, condados y departamentos.
Organizan eventos de
capacitación, proveen apoyo financiero y ayudan a
identificar fuentes de
apoyo técnico. Los directores de estas agencias provienen
del sector empresarial privado, de manera que la
organización interna responde a las necesidades de los
usuarios. Además existe un programa de ayuda a la mujer
empresaria, brindando asesoría en el establecimiento de un
nuevo negocio, en la identificación de fuentes de
crédito y en los trámites necesarios para acceder
al capital. (Berry, 1995)
1.3. La promoción del desarrollo a nivel
microeconómico de sistemas de carácter
genérico que apoyen la transformación productiva de
la economía y la transición hacia nuevas
tecnologías y nuevas formas de inserción en los
mercados tanto nacionales como internacionales, necesita contar
con actores institucionales que estén en condiciones de
ejecutar programas y proyectos, pero que a su vez sean capaces de
reconocer necesidades específicas, con una adecuada
percepción de los acervos culturales e
idiosincrásicos, principalmente a nivel de los
territorios.
No obstante, es común encontrarse con la ausencia
de una adecuada "decodificación" entre los
organismos promotores de desarrollo y los agentes
económicos individuales que inevitablemente se constituye
en un cuello de botella, que impide acercar en tiempo y forma
conceptos y herramientas que fortalezcan el desarrollo de
capacidades para enfrentar y entender entornos cambiantes y
dotarlos de flexibilidad suficiente para adaptarse.
"la creación y el fortalecimiento
de organismos de apoyo son condición indispensable para
lograr un proceso dinámico de cambio tecnológico y
modernización y para consolidar nuevos patrones de
inserción en los mercados mundiales de bienes y
servicios. ( J. Katz, 1993)
Asimismo, resulta útil rescatar el concepto de
partnership local, que representa las operaciones de
los gobiernos locales a favor de la creación de un
ambiente más favorable para el desarrollo productivo,
demostrando que las acciones en el territorio no pueden
individualizarse a partir de simples actos administrativos, y
deben ser consideradas las características, los valores y
las diversidades locales. (Bianchi, 1997)
En este punto seguramente aparecen algunas
controversias, puesto que también se implementan
políticas de apoyo a cargo de organismos centralizados de
gobierno (nacionales y provinciales), que a nuestro juicio no
desarrollan suficientemente una ingeniería institucional
capaz de reconocer las lógicas territoriales, ni tampoco
las características de los entornos institucionales,
políticos y culturales específicos, y finalmente no
garantizan el impacto adecuado de las acciones. (Véase la
experiencia del IDEB)
En el diseño de estrategias de apoyo para mejorar
el desempeño de la micro, pequeña y mediana empresa
se deben apreciar en principio dos planos, el de las condiciones
internas y el de las condiciones de entorno.
Respecto de las condiciones internas, deben estimularse
cambios positivos en la gestión de la pyme, desarrollando
nuevas capacidades en sus recursos humanos y en las habilidades
de dirección, introduciendo mejoras en los
procesos y rutinas de trabajo, reordenando la organización
interna de los recursos para alcanzar niveles superiores de
productividad y de competitividad.
Las condiciones de entorno, por tratarse de
condicionamientos exogenos deben partir de ayudar a reconocer las
principales tendencias en la economia, como la apertura y la
desregulación ocurrida en la decada pasada, el proceso de
privatizaciones y los procesos de
integración que se han dado a partir de la configuracion
de bloques
económicos. Estos fenómenos deben ser
comprendidos y asimilados por las pyme, pues constituyen un marco
de referencia obligado en el cual se desarrollan los
negocios.
Entendemos que las politicas orientadas a la asistencia
deben tener especialmente en cuenta que no todas las empresas
están en igualdad de condiciones y que el acceso a la
información y a los recursos es desigual, debido a la
existencia de fallas de mercado, asi como tambien de fallas
institucionales. (Williamson 1991).
Otra cuestion importante es que dada la diversidad de
empresas, se observa en general la coexistencia de firmas con
distintas trayectorias empresariales, capacidades organizativas,
tecnológicas y estrategicas, (Nelson, R. 1991). Este
conjunto de factores anteriormente señalados, conducen a
respuestas heterogéneas entre las empresas, y deben ser
estudiadas y comprendidas para el diseño de estrategias de
apoyo a la pyme, de manera que se puedan evitar distorsiones y se
proteja a la pyme no solo en sus etapas iniciales, sino de
cambios bruscos en la economía, tales como las crisis
financieras internacionales o las devaluaciones, como ha ocurrido
en nuestro pais y en países vecinos (La crisis de Mexico,
la crisis brasileña, la crisis rusa, etc.)
Las politicas de apoyo al sector deben propiciar las
condiciones para que se puedan articular las pyme con las grandes
empresas, nacionales e internacionales, especialmente a
través de redes de subcontratación o como
proveedores de bienes y servicios, o bien asociándolas
para expandir más el comercio intrarregional y poder
incursionar con éxito los mercados
extrarregionales.
La posibilidad de propiciar un entorno favorable para el
desarrollo exitoso de negocios exigira a los hacedores de
politica, ya sea en el ambito local, provincial o nacional
implementar un conjunto de reglas de juego equilibradas, de
manera que el ambiente en que se desenvuelven dichos negocios no
sea discriminatorio para las pymes. En este sentido el marco
regulatorio debe ser revisado y modificado cuando las
cirscunstancias asi lo requieran. Además deben orientarse
acciones proactivas para lograr el desarrollo de mercados
específicos, como por ejemplo el de servicios no
financieros, en los cuales no se ha alcanzado un funcionamiento
adecuado.
La propuesta efectuada por el BID para
corregir este tipo de situaciones requiere actuar en los
siguientes aspectos básicos: Marco macroeconómico,
regulatorio y de políticas e incentivos, sistema
financiero, sistema de innovación y tecnología;
recursos humanos; sistemas de apoyo técnico, gestión
empresarial y cooperación entre las firmas;
infraestructuras físicas y territorio.
(Llisterri J. J. y Gatto F. 1997)
El diseño institucional de entidades de apoyo a
pyme tiene como principal desafío lograr un funcionamiento
de tipo empresarial, con eficiencia y rapidez en sus respuestas,
en contacto con las necesidades de sus clientes, (las empresas
pyme) y con capacidad para responder a las demandas diferenciadas
de distintos entornos locales, y para desarrollar contactos y
redes con otras instituciones y empresas de servicios privadas y
publicas, que complementen su oferta de servicios (Gibb,
1998).
En este punto se observa que el éxito
institucional puede estar en el conocimiento de personas e
instituciones expertos en la solución de diferentes
problemas, o sea que la construcción de diferentes redes
eficientes a nivel local será requisito indispensable,
más no suficiente para brindar programas de apoyo exitosos
en el futuro. Se resalta la importancia del conocimiento de la
realidad local pues no tenerlo en cuenta puede llevar a visiones
reduccionistas que ignoran las dificultades y potencialidades de
las empresas en un determinado entorno.
La cuestión del aprendizaje
institucional
Es otro aspecto que cobra relevancia en el desarrollo de
organizaciones de apoyo, y debe ser considerado como un factor
clave en la implementación de las políticas
especificas. Es preciso adoptar aquí el concepto que Lall
denomina el elemento "tácito" o firm especific, como algo
que no se puede comprar en el mercado, pero que constituye un
elemento diferenciador.
Si bien es cierto que la definición de Lall esta
planteada en el sentido de creación de ventajas
competitivas de la firma, se tomará el concepto en su
aproximación al desarrollo de procesos de aprendizaje en
las instituciones, como un elemento dinámico que permite a
la organización operar a partir de saberes no codificados
pero con capacidad de resolución de problemas, de vincular
situaciones, de interacción con otros recursos humanos, es
decir, este conocimiento tácito permite efectuar una
representación mental compleja del proceso de trabajo
(Novick,1997). Esta definición de carácter
conceptual nos ayuda a comprender que una "combinación de elementos codificados y
tácitos en el desarrollo institucional van a incidir
decisivamente sobre la eficiencia en la implementación de
las acciones".
Esta característica, es decir "los
elementos tácitos del aprendizaje institucional"
conforma una serie de activos intangibles, difíciles de
transferir y por lo tanto limitan la capacidad de acción
de las instituciones que intentan abordar la
implementación de políticas, porque no logran
"decodificar" la trama productiva donde pretenden actuar y los
resultados son escasos. Es así que el perfil institucional
de este tipo de operadores se ira constituyendo en un elemento
clave, porque debe poseer ciertos atributos que le
permitirán percibir distintas señales, tanto las
provenientes del entorno como las de la firma individual y
así propiciar una aceleración en la
evolución y aprendizaje de la firma respecto de la
adopción de mejores prácticas.
Es por esto que las experiencias exitosas de
diseño de políticas no siempre pueden extenderse en
forma automática como modelos de desarrollo institucional,
de lo contrario bastaría con copiar la experiencia de
Rafaela.
"Aunque sea posible copiar una
política exitosa, es imposible copiar el aprendizaje
institucional que permite llevarla adelante"
Los actores
Otro aspecto importante es la interrelacion necesaria
entre el plano gubernamental y el privado para implementar
políticas de apoyo, complementados con la
participación de múltiples actores (organismos
locales, universidades, cámaras empresarias, etc.). Esta
cuestión resulta decisiva para alcanzar los objetivos,
pero a la vez, una escasa madurez del dialogo puede
complicar el proceso de construcción del consenso
necesario.
El consenso es una instancia de confluencia social,
política y cultural con especificidades en cada caso y a
pesar de la variada y abundante cantidad de argumentos en favor
de la construcción institucional para estimular el
desarrollo de ventajas competitivas dinámicas a nivel
local, es preciso advertir que en mas de una oportunidad de
diluyen muchos recursos del estado, muchos esfuerzos de
concertación y se provoca un inevitable desgaste de los
actores si no se tiene en cuenta la necesidad de continuidad en
las políticas, independientemente de la coyuntura
política. Pero sin dudas, lo más difícil de
reconstruir es ese "esfuerzo institucional, aprendizaje
y maduración colectiva", que propicia el espacio
asociativo en los ámbitos locales.
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