- Eficacia, eficiencia y
satisfacción laboral - La actividad y el
sujeto - Las esferas del
hombre - Las
competencias - Consideraciones
finales - Bibliografía
El desarrollo de
la informática y la
globalización que se produce en el mundo
contemporáneo, transforman cada día más los
procesos del
trabajo. La
situación actual en el mercado de
trabajo se caracteriza por un entorno competitivo, mal definido y
en constante cambio, la
tendencia a la estructuración de organizaciones
planas, la paulatina desaparición de trabajos poco
calificados por la necesidad de manipular tecnologías con
cierto nivel de complejidad para ejecutarlos, el dominio del
idioma, la formación en gestión, el trabajo en
equipo, el dominio de técnicas
de trabajo complejas y con una alta especialización
tecnológica, la autonomía y la participación
en el desarrollo de los diferentes procesos de trabajo y en la
toma de
decisiones, lo que implica la capacidad de asumir
responsabilidades y riesgos, la
necesidad de la creatividad,
el dominio de la computación y la variedad de habilidades;
se habla en la actualidad incluso de la desaparición de
los empleos. Estos aspectos caracterizan a su vez el estado de
las exigencias actuales del mercado de trabajo en nuestro
entorno.
MODELO DE LA INTERELACIÓN HOMBRE-TRABAJO
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EFICACIA, EFICIENCIA Y
SATISFACCIÓN LABORAL
El trabajo como proceso
social, no es un elemento estático; ni desde el punto de
vista del trabajo como proceso general, ni de un trabajo
específico en particular, condicionando las diferencias de
las características del trabajo, las competencias para
el desarrollo del mismo. Como se ha señalado, desde el
punto de vista metodológico las características del
objeto condicionan los métodos a
emplear.
Con vistas al proceso de trabajo es necesario hacer un
análisis que permita valorar el
acercamiento o el grado de correspondencia del trabajo, su
naturaleza,
estructura y
funcionamiento con las características de los
candidatos.
Es vital, en nuestra concepción teórico
metodológica la teoría
de la actividad, por ser el trabajo una
actividad transformadora por excelencia.
Existen diferentes concepciones sobre esta categoría
entre los que resaltan los trabajos de A. Leontiev que llenaron
toda una época en el desarrollo de la psicología.
Abuljanova, K., y Lomov, B., entre otros critican el carácter limitado de las concepciones de
Leontiev, A. por restringir esta categoría
básicamente a la relación objetal, haciendo
abstracción de la
comunicación y el papel de la misma como forma
específica de interrelación, de las relaciones
sociales y los aspectos vivenciales del sujeto; empleando la
categoría sujeto, solo como un mediador; y agregan que la
concepción formulada por este limita la relación
actividad, conciencia,
personalidad
al reducir esta última categoría a la actividad.
Por lo que al hacer referencia a la actividad en el presente
trabajo, nos vamos a referir a la misma en la acepción
más general que define la actividad: "Como un complejo
sistema sujeto-
sistema de actividades objetales- sistema de comunicación lo cual incluye, de una manera
más completa, el desarrollo ontogénetico de
la
personalidad en el sistema de relaciones sociales"
(González, F., 1983)
La Psicología del Trabajo profundizó desde el
punto de vista teórico metodológico en el estudio
psicológico de la actividad laboral y su estructura, e
introducen los términos exigencias laborales y premisas de
rendimiento de gran trascendencia desde el punto de vista
teórico y metodológico en el estudio del
trabajo.
Häcker,W (1986) define a la actividad laboral como
"una unidad funcional de procesos motivacionales, volitivos,
cognoscitivos (perceptivos, mnésicos, intelectuales)
y motores".
Según este mismo autor la actividad laboral está
caracterizada por las siguientes propiedades psicológicas
relevantes: es una actividad consciente dirigida a un fin
determinado; está dirigida a la realización de un
objetivo como
resultado anticipado (producto) que:
existe en la imaginación antes de la acción,
se regula de acuerdo con la voluntad del objetivo consciente y
durante su ejecución se desarrolla fundamentalmente la
personalidad. Plantea además que los componentes
psíquicos de la actividad laboral están
determinados por la tarea de trabajo y que la unidad
básica del análisis psicológico de la
actividad es la acción, definiendo por acción la
unidad psicológica más pequeña de la
actividad regida por la voluntad.
Se coincide en el presente trabajo con las propiedades
planteadas por Häcker, W., pero es necesario resaltar que la
actividad laboral no se desarrolla en abstracto sino implicada
dentro de un marco de interrelaciones sociales y personales
concretas donde tienen incidencia de la cultura
organizacional y los elementos de carácter
axiológico, y donde el sujeto participa en la construcción de las competencias
laborales que sirven de base al desarrollo exitoso de la
actividad.
En la categoría actividad se pueden distinguir un
plano externo y un plano interno, no existiendo un isomorfismo
entre ambos. El que los aspectos externos determinen los internos
no quiere decir que exista una identidad. Al
decir de Lomov, B.,(1984) "La tarea de la Psicología, no
consiste en separarlas en su inicio y después buscar como
se unen, sino al estudiar la "parte externa" de la actividad
descubrir la "parte interna"; con más exactitud comprender
el papel real de lo psíquico en la actividad". Las
competencias son en nuestra acepción los mecanismos
psicológicos del sujeto en el desarrollo de la actividad
laboral.
No se puede hablar del trabajo sin relacionarlo
directamente al hombre, ya que este es el principal sujeto, actor
y beneficiario de cualquier actividad. En la evolución histórica de la gestión
empresarial se le ha asignado un determinado papel dentro de
este sistema, y de forma explícita o implícita ha
sido siempre el elemento fundamental en el desarrollo de las
diferentes actividades, pues a pesar del nivel tecnológico
alcanzado por la mecanización y la automatización en los procesos productivos
o de servicios,
detrás de ellos siempre está el
hombre.
Unida a la categoría actividad, resulta de vital
importancia para la psicología y en especial nuestro
objeto de estudio la categoría sujeto. Esta
categoría tiene múltiples acepciones y es enfocado
desde los más disímiles puntos de vista
filósofico, gnoseológico, sociológico, como
sujeto en el proceso de investigación y como sinónimo de
personalidad, de individuo o de
hombre.
En su concepción sobre la actividad Leontiev, A
introduce el concepto de
sujeto concreto de la
personalidad, como momento interno de la actividad con un
carácter reactivo. En esta dirección son de importancia las
formulaciones de Abuljanova, A y Abuljanov, F. (1989), Lomov,
B.(1984) H. Arias, H., y Montalvo, M. (1993) al respecto.
Asumimos en el presente trabajo la categoría sujeto
como: el ser humano concreto activo y transformador, portador de
una personalidad que de forma consciente dirige y regula el
proceso de su actividad vital en su implicación en el
medio.
El enfoque sobre el hombre debe tener un carácter
holístico, y la selección
contempla todas las esferas que integran al hombre, no como una
sumatoría sino en su síntesis e
interrelaciones intra e interesferas, en su implicación en
un medio determinado y en la interrelación con las
demás personas.
Son varias las disciplinas científicas que estudian
al hombre en el desarrollo de la actividad laboral, tales como la
medicina, la
antropología, la fisiología, el derecho, la pedagogía y otros, pero la
psicología en el desarrollo del proceso de selección de
personal siempre ha ocupado una posición privilegiada
por el alcance de su objeto.
Cuando se hace referencia a la existencia de diferentes
esferas, se debe plantear la interrelación y dependencia
entre todas; es decir entre lo biológico, lo
psicológico y lo social integrado en el hombre, y es esa
integración la que refleja la capacidad de
una persona concreta
o grupo de ellas
para desarrollar con éxito
determinada actividad. Hablar de un todo tiene lógica
cuando existen partes, al igual que hablar de partes adquiere
sentido cuando existe un todo; por lo que hay que valorar estos
nexos en sentido dialéctico y reconocer su carácter
holístico y sinergético. Esto implica analizar el
sistema y sus componentes cuyas interacciones adquieren una
dimensión cualitativa diferente.
Es obvio que cuando se habla de la existencia de una esfera
cognitiva y afectiva, se está haciendo referencia a lo
psicológico y en especifico a la personalidad, por ser
esta la principal manifestación del hombre en su
implicación en el medio. Una categoría
básica en el estudio del hombre y que resulta vital en el
proceso de selección de personal es la
categoría personalidad, pues como señalan Harre, R.
y de Waele, J. (1979): "La personalidad es la base de la competencia
social del ser humano". El estudio de la personalidad es un
elemento central dentro de la selección de personal, ya
que es la expresión más genuina del ser humano como
ser social, por su carácter activo y transformador, y por
su papel autorregulador y regulador, vista la personalidad en su
condición integrada entre lo cognitivo y lo
afectivo.
Es conocido que no existe una teoría única,
sino todo un mosaico, o quizás parafraseando a Koontz, H.
(1987), una verdadera jungla de teorías
psicológicas, que de una forma u otra abordan la
problemática de la personalidad. Al respecto, Cowling, A.
James, P. (1997) plantean: "Si bien la mayoría de las
personas estará de acuerdo en que la personalidad es un
factor muy importante que contribuye al éxito o fracaso en
el trabajo, convendrá menos sobre la naturaleza de las
personas y cómo debe medirse". Aquí afloran los
debates alrededor de lo biológico y lo social en la
personalidad, así como la relación entre lo
heredado y lo adquirido y los métodos adecuados para su
valoración.
Existen diferentes posiciones sobre la personalidad en las
distintas escuelas y corrientes psicológicas, y aún
dentro de una misma escuela, lo que
lleva a precisar desde cuál ángulo se proyecta el
empleo de esta
importante categoría para la psicología, Wislack,
G. (1988) plantea en sus principios del
psicodiagnóstico, el principio de la concepción de
la personalidad en el cual refleja la necesidad de orientar
éste en función de
la concepción de la personalidad imperante. Entre los
principales enfoques en el estudio de la personalidad se pueden
citar la teoría de los tipos psicológicos, la
teoría de los rasgos, teorías
del desarrollo y teorías de la dinámica de la personalidad, entre
otras.
Existen múltiples tendencias en el estudio de la
personalidad y la concepción teórica que se asuma
tiene implicaciones metodológicas directas en la
realización del diagnóstico de selección. En esta
dirección, resulta ilustrativa la clasificación
siguiente de diferentes definiciones sobre personalidad realizada
por Allport, G., (1963): aditivas o de ómnibus: enfocan la
personalidad como una suma de todas las características
que posee y que definen a un individuo; integrativas o
configuracionales: caracterizadas por el énfasis en los
aspectos estructurales concibiendo la personalidad como un todo
organizado; jerárquicas: establecen un ordenamiento
jerárquico donde unas estructuras
sirven de base a otras; en términos de ajuste: hacen
referencia como elemento central al papel de la adaptación
de la personalidad y basados en la distintividad: enfatizan en la
individualidad, en la diferenciación de los individuos.
Resulta también de interes la clasificación que
hace Morales, J. (1995) de las distintas teorías en el
estudio de la personalidad en: internalistas, situacionistas e
interaccionistas.
Estas clasificaciones tienen un carácter limitado ya
que no parten de los elementos esenciales de orden
ontológico, filosófico y epistemológico que
definen el carácter de una teoría
psicológica, y entremezclan categorías y
concepciones sobre la personalidad contrapuestas, o existen
teorías que pueden ser clasificadas en varias de las
categorías establecidas. No obstante, muestran algunos
elementos comunes en las definiciones planteadas por los
diferentes autores, y sirven de ilustración del panorama conceptual
existente.
Es imposible en un trabajo de este tipo abordar en
profundidad las concepciones teóricas de los diferentes
autores; no obstante, es necesario destacar dentro de todos los
estudiosos de la personalidad en Occidente, en relación
con la selección de personal por sus aportes
teóricos y metodológicos, desde distintas
posiciones, los trabajos de G. Allport, C. Rogers, y A. Maslow,
exponentes de la psicología humanista que ha realizado
grandes aportes al estudio de la personalidad; los de R. Cattell,
quien adopta como concepción teórica de la
personalidad la teoría de los rasgos los que clasifica en
aptitudinales, temperamentales y dinámicos teniendo en
cuenta su grado de generalidad; su origen (constitucional o
ambiental) y su significación (superficiales o causales).
Se destaca en este autor, la creación de distintas
técnicas psicológicas como el IPAT, el Inventario de
Personalidad 16 PF sobre la base del análisis factorial.
Se puede mencionar también a H. Eysenck, quien tomando en
cuenta los postulados de W. Wundt, C. Jung, y J. Guilford
establece que la base de las diferencias individuales se pueden
describir en base a dos dimensiones principales el neuroticismo y
la extraversión. A pesar de diferencias con respecto a
algunas de las formulaciones se reconoce el valor del
trabajo desarrollado por estos especialistas y sus aportes al
desarrollo de esta categoría.
Desde hace varios años se viene produciendo un
análisis crítico y reconceptualización de
esta categoría, derivado del carácter limitado y
las insuficiencias de los enfoques reduccionistas imperantes, de
orden biologicista y sociologista en la concepción y uso
de la misma, en el que intervienen representantes de las
más disímiles teorías.
La psicología de Orientación Marxista desde
sus planteamientos teóricos e investigaciones
desarrolladas ha realizado significativos aportes al estudio de
la personalidad, y aunque existe una base filosófica
común, existen diferentes tendencias al abordar ese
importante objeto de estudio de la psicología. En un
estudio realizado por Shorojova, E. (1985) analiza las
principales tendencias de la psicología soviética
en el estudio de la personalidad entre las cuales destaca las
siguientes: el enfoque complejo de las ciencias que
estudian al hombre; el enfoque individual; el enfoque de la
disposición práctica; el de orientación
socio-psicológica en el estudio de la personalidad; el del
estudio de la personalidad sobre la base del principio de la
unidad de la conciencia y la actividad, con diferentes posiciones
al respecto y el enfoque sistémico estructural el cual es
el punto de contacto actual en el que coinciden en la actualidad
los estudiosos de la personalidad de las más
disímiles posiciones filosóficas y
epistemológicas. Este enfoque tiene como principales
representantes de la psicología soviética a K.
Platonov, B. Anániev, A. Kovaliov, V. Miasischev, y V.
Merlín y tienen como antecedentes las formulaciones de L.
Vigotsky.
Pese a las diferencias de carácter
filosófico, ontológico y epistemológico en
los distintos enfoques en el estudio de la personalidad, pueden
distinguirse elementos afines que pueden orientar, sobre la base
de una posición común, la construcción del
conocimiento
integrado alrededor de esta importante categoría para la
psicología. Cuando se emplea el término
personalidad, se está haciendo referencia a la
expresión psicológica integrada del hombre y a sus
manifestaciones en las distintas actividades de la vida social en
su implicación en el medio. Entre los principales enfoques
actuales en el estudio de la personalidad se deben significar el
carácter integral visto con un enfoque holístico,
expresado en el enfoque sistémico-configuracional; su
individualidad; el carácter reflejo; el carácter
social; la unidad de lo cognitivo y lo afectivo; la
búsqueda de síntesis integradoras al explicar la
misma; el carácter activo del sujeto en la
construcción de la personalidad y su función
reguladora y autorreguladora.
El estudio del hombre y su personalidad, no se refiere a
atomizarlo en un conjunto de procesos que se dan en todo ser
humano, aunque algunos de estos pueden manifestarse a niveles
superiores de integración, con una incidencia
significativa en el desarrollo exitoso de determinada actividad,
pero nunca operarían de forma independiente sino
integrados en síntesis, con un carácter diferente
como parte de una configuración cualitativamente
superior.
En muchos procesos de selección se fragmenta al
hombre en procesos aislados y se busca cuales procesos o
combinaciones de estos correlacionan con el éxito; o sea
se hace el estudio de cualidades aisladas para predecir el
éxito a partir de éstas, sobre la base de modelos
correlacionales, tratando de relacionar elementos fragmentados
con el todo. También, algunos especialistas trabajan
fundamentalmente sobre la base de categorías y
tipologías, referidas a los aspectos de contenidos y
estructurales, pero no valoran los aspectos funcionales
expresados en las funciones
reguladora y autorreguladora de la personalidad.
Tradicionalmente, en la psicología del trabajo se ha
realizado el estudio de la personalidad sobre la base del
análisis de los elementos componentes de la denominada
estructura clásica, la cual está elaborada sobre la
base de los contenidos psicológicos; así para
explicar la actuación del ser humano se planteaba la
existencia de componentes, tales como el temperamento, el
carácter, las capacidades y el sí mismo, los que no
expresan los elementos diferenciales en el desarrollo de las
diversas actividades por el sujeto; es decir, personas con
iguales contenidos de la personalidad alcanzan resultados
diferentes y otras con características personales
distintas alcanzan los mismos resultados en el desarrollo de una
actividad. Por ejemplo, el ser más o menos alegre, como
rasgo aislado, no determina el éxito en el desempeño de un cargo, por lo que este
enfoque no permite definir los aspectos de la personalidad que
inciden en la actuación del hombre.
En el estudio de la personalidad existen un conjunto de
formaciones motivacionales particulares que resultan de interés al
evaluar los principales aspectos que orientan y sostienen la
actuación de los sujetos en las diferentes actividades,
tales como: los intereses; las aspiraciones y dentro de estas los
ideales y las intenciones y la autovaloración. Todo esto
unido a la voluntad, como expresión de la constancia, la
perseverancia, la independencia,
la decisión, la fuerza y el
autodominio en la orientación del sujeto para alcanzar un
objetivo.
Existen también síntesis donde se expresa al
más alto nivel la integración de los aspectos
cognitivos y afectivos tales como: las convicciones; el estilo de vida
y el sentido de la vida.
Es necesario en el estudio del sujeto, con vistas a la
realización de los procesos de selección de
personal, conocer cuáles son sus principales necesidades,
motivos y otras formaciones psicológicas, ya que revelan
la orientación y la fuerza de la dirección del
comportamiento, lo que tiene incidencia directa en
el desarrollo de la actividad por parte del sujeto. Y aunque
algunos autores sobre la base de un enfoque positivista y una
orientación empiricista e instrumentalista analizan la
influencia de los aspectos personológicos partiendo de
resultados de técnicas estadísticas, y señalan la
existencia de bajos niveles de correlación entre los
factores de índole personológico y el éxito
en el desarrollo de una actividad, es obvio que la incidencia de
los factores motivacionales no se produce de forma aislada, pues
sólo con motivación
no se realiza con éxito una actividad, sino que este es el
resultado de la interrelación de aspectos de
carácter cognitivo y afectivo.
El éxito en el desarrollo de una actividad es la
resultante del conjunto de factores interrelacionados, cuyo
producto final no es una adición de las partes
integrantes; no obstante, es necesario en el estudio del hombre
realizar abstracciones para poder valorar
la influencia relativa en el desempeño alcanzado en el
desarrollo de una actividad. Dentro de los factores a los que se
atribuye gran importancia, y a los que se ha prestado mayor
atención en la psicología,
están los aspectos de la esfera cognitiva, como
dimensión ejecutora en la regulación y
autorregulación de la personalidad. Si bien es cierto que
poseer determinado desarrollo de conocimientos y habilidades
facilita el desempeño de una actividad, se puede afirmar
que de manera aislada, sin la integración a otros factores
no resulta suficiente, máxime cuando la actividad laboral
no es una abstracción que está basada sólo
en el nivel de ejecución, sino que es una actividad social
que tiene múltiples requerimientos.
Entre los principales aspectos de carácter cognitivo
que se integran en la valoración de los requerimientos de
los candidatos se encuentran: la inteligencia,
habilidades, aptitudes, conocimientos, e incorporamos otros
indicadores
como pueden ser los años de experiencia, el nivel de
escolaridad y la calificación técnica, elementos
que pueden aparecer de forma significativa como requisitos o
generalmente integrados en determinadas competencias.
En el decursar histórico de la psicología se
ha hecho énfasis en el estudio de la esfera cognitiva por
el papel rector de la misma, unido a la esfera inductora de la
personalidad en los niveles de ejecución que se alcancen
en el desarrollo de la actividad y un reflejo de su trascendencia
es el surgimiento de la psicología cognitiva. Es obvio que
no se puede restringir el estudio de la esfera cognitiva al
movimiento
así denominado que tiene como elemento central la
concepción del ser humano como un procesador de
información y el símil de la
computadora, no obstante, que este paradigma ha
acaparado al término de psicología
cognitiva.
Deben destacarse entre los autores que estudiaron la
inteligencia las formulaciones de J. Piaget, para
el cual la "función de la inteligencia es la
construcción de estructuras cognoscitivas que se
corresponden con la realidad y permiten al hombre su
conocimiento" y cuya expresión final del desarrollo de la
inteligencia es la adquisición por parte del individuo, de
un conjunto de operaciones
lógico-matemáticas que como instrumento
intelectual le permite el
conocimiento de la realidad".
En el estudio de las capacidades y los procesos
cognoscitivos en general se destaca el papel desempeñado
por la ex psicología soviética, en la
definición de las bases teóricas que sirven de
orientación al estudio de esta importante esfera en la
actuación del ser humano y la definición de las
principales cualidades de los procesos psicológicos al
formular su carácter objetivo, ideal, subjetivo y reflejo.
Entre sus principales representantes se puede citar a L.
Vigotsky, D. Elkonin, V. Davidov, P. Galperin, B. Anániev,
S. Rubinstein, A. Leontiev, A., y B. Tieplov entre otros.
Resalta dentro de la Psicología de
Orientación Marxixta, las contribuciones del enfoque
histórico cultural de L. Vigotsky el cual impacta el
panorama actual de la Psicología; sus estudios sobre el
pensamiento y
el lenguaje,
el papel de la actividad, las leyes de la
mediación, de la doble formación, del desarrollo y
la zona de desarrollo próximo.
No obstante, las formulaciones metodológicas
tempranas de estos autores el análisis factorial fue la
posición dominante en el estudio de esta esfera en el
proceso de selección de personal.
En el estudio de la inteligencia en la actualidad es
necesario destacar el papel que ha desempeñado el
movimiento denominado psicología cognitiva, que ha hecho
énfasis en la introducción de diferentes modelos de
procesamiento de la información. Dentro de la esfera
cognitiva se ha prestado especial atención al estudio de
las capacidades y en particular al estudio de la inteligencia.
Múltiples son las definiciones y enfoques alrededor de la
inteligencia. Según Mayer, R. (1986) las principales
tendencias en el estudio de la inteligencia la definen como:
capacidad de aprendizaje,
manipulación, procesamiento y representación de
símbolos, capacidad de adaptarse a
situaciones nuevas y capacidad para solucionar problemas.
Según de Vega, M . (1984): "Los teóricos del
procesamiento de información están interesados en
describir y explicar la naturaleza de las representaciones
mentales, así como el determinar el papel que juegan en la
producción de las acciones y
conductas humanas." Para Gardner, H., (1987) el científico
que estudia la cognición considera que esta debe ser
descrita en función de símbolos, esquemas, imágenes,
ideas y otras formas de representación mental. Por otra
parte Lachman, R. y Buttfield, E. (1979) formulan que el
procesamiento de la información se produce mediante: "unas
pocas operaciones simbólicas relativamente básicas,
tales como codificar, comparar, localizar, almacenar, etc, pueden
en último extremo, dar cuenta de la inteligencia humana y
la capacidad para crear conocimientos, innovaciones y tal vez
expectativas con respecto al futuro". Norman, D. (1987) considera
que todos los sistemas
cognitivos, animados o artificiales, deben tener los siguientes
elementos: una forma de recibir información: receptores;
una forma de ejecutar acciones en el mundo: sistema motor y procesos
cognitivos que incluyen:.una forma de interpretar e identificar
información recibida por los receptores, una forma de
controlar las acciones que se ejecutan, una forma de guiar la
distribución de recursos
cognitivos cuando las necesidades superen las posibilidades y una
memoria de
acciones y experiencias.
Entre los estudiosos contemporáneos de la
inteligencia se encuentra Sternberg, R. (1985) quien plantea que
las diferencias individuales dependen fundamentalmente de la
eficiencia de la codificación y comparación de
procesos y señala que una teoría comprensiva de la
inteligencia debe contemplar una gran cantidad de procesos
componentes, y que estos deben estar relacionados no sólo
con la inteligencia académica, sino también con la
inteligencia práctica. Para este autor los componentes que
explican la inteligencia pueden organizarse en 4 clústers:
habilidad para aprender y beneficiarse con la experiencia;
habilidad para pensar o razonamiento abstracto; habilidad para
adaptarse a situaciones de cambio e incertidumbre y habilidad
para automotivarse y ejecutar rápidamente las tareas que
son necesarias.
Sternberg, R. (1985) elaboró un modelo de
clasificación de los componentes de los procesos
operativos en la solución de problemas el cual esta
conformado por los elementos siguientes: metacomponentes: como
procesos de control de alto
nivel, empleados para la planeación
ejecutiva y la toma de decisiones en la solución de
problemas; metacomponentes de realización: los cuales son
procesos que ejecutan los planes e implementan las decisiones
seleccionadas por los metacomponentes; la adquisición de
metacomponentes: caracterizada por procesos envueltos en la
adquisición de información previamente almacenada
en memoria y procesos envueltos en el aprendizaje de
nuevas experiencias y los componentes de transferencia: que son
procesos envueltos en el traspaso de la información
retenida, de una situación a otra.
Otro representante de la denominada psicología
cognitiva, cuyas teorías han alcanzado gran
difusión es Gardner, H. (1993); sobre la base de las
operaciones cognitivas implicadas, la aparición de
prodigios, casos de daños psicofisiológicos, las
manifestaciones en diferentes tipos de cultura y el
posible curso de evolución del desarrollo plantea la
existencia de siete tipos de inteligencia: lingüística, lógica-matemática, espacial, musical,
kinéstesica, intrapersonal e interpersonal.
De interés para la selección de personal
resulta la clasificación que hace Maker, J. (1982) de las
habilidades en la que describe las principales manifestaciones
que caracterizan la existencia de cada uno de los talentos por
él planteados, entre los que señala: el talento
creativo, el talento de toma de decisiones, el talento de
planificación, el talento predictivo y el
talento comunicativo.
En el panorama del estudio de las capacidades pueden
distinguirse la existencia de cuatro tendencias principales: una
factorialista, en la cual prima el análisis
estadístico matemático de los factores, que revelan
fuentes de
diferencias individuales, una de las orientaciones principales en
el estudio de este objeto y que aún conserva adeptos; la
conductista y neoconductista que enfatiza en los resultados y en
los aspectos y modificaciones observables, haciendo
abstracción de los procesos y tratando al hombre como caja
negra; cognitivista, que explica la actividad cognitiva centrada
en los mecanismos y procesos mentales internos, y el enfoque
materialista dialéctico, que concibe las capacidades a
partir del desarrollo de la actividad en la cual se expresa la
relación dialéctica de lo biológico y lo
social, de lo interno y lo externo.
Es importante en el estudio de las capacidades, conocer su
estructura a los efectos de poder determinar los niveles de
incidencia, ya sea relativamente de forma directa, de procesos
independientes, o integrado en configuraciones a un nivel
superior. Consideramos que es necesario abordar el estudio de las
capacidades desde un enfoque funcional, y sistémico
configuracional desde el punto de vista estructural. Es
importante no sólo valorar el estado actual,
sino también los aspectos relacionados con el desarrollo
de las capacidades, y las potencialidades de aprendizaje unido al
hecho de haber recibido la base orientadora de la actividad, para
poder determinar realmente si el sujeto posee o no las
posibilidades que garantizan el desempeño exitoso de la
actividad, en lo que adquiere particular relevancia las
formulaciones de L. Vigotsky, sobre la zona de desarrollo
próximo.
Debe destacarse el aspecto regulador y autorregulador de la
esfera cognitiva como dimensión ejecutora de la
personalidad, la cual es expresión de la
integración de lo cognitivo y lo afectivo.
Una característica esencial de la personalidad es su
integridad; no obstante, se puede identificar en su estructura,
dos dimensiónes: la ejecutora y la inductora. Hoy
día es generalmente reconocido que el éxito en el
desarrollo de una actividad no depende sólo de poseer
determinados conocimientos y habilidades, sino que es necesario
también la disposición, la orientación y el
despliegue de la energía necesaria para alcanzar los
objetivos
propuestos. Al respecto, resultan harto elocuentes las
investigaciones realizadas por Goleman, D. (1997) sobre la
inteligencia
emocional las que reflejan la influencia de otros factores
integrados que no son sólo la cognición en el
éxito en el desarrollo de una actividad.
El hombre en el desarrollo de las diferentes actividades en
su implicación en el medio, no sólo conoce, sino
que en esa interacción manifiesta determinadas
actitudes
hacia las demás personas, objetos y fenómenos, las
que a su vez inciden en la orientación de la actividad. En
esta dirección Schein, E. (1993), plantea: " Un gran
número de investigadores han demostrado que un alto nivel
de motivación, la tendencia a querer hacer
cosas en beneficio de la
organización y la necesidad de influir en otros a
través de una ‘competencia interpersonal’ es
pertinente para el éxito gerencial."
Las características y rasgos personales como
unidades psicológicas aisladas no determinan per se, el
éxito en el desarrollo de una actividad. La personalidad
es indivisa; es una conjugación de elementos cognitivos y
afectivos; por eso se ha reiterado que determinadas cualidades
adquieren influencia sobre el comportamiento, a partir de su
integración funcional. Sólo desde el punto de vista
de la investigación es posible abstraer determinados
factores y emplear técnicas específicas para
conocer el estado de los mismos. En la esfera afectiva es
importante determinar las cualidades facilitadoras para el
desempeño de una actividad, y la posible presencia de
alteraciones significativas de la personalidad que entorpezcan el
desarrollo del proceso laboral.
Los elementos de carácter cognitivo o afectivo deben
valorarse a partir de determinadas síntesis integradoras
en función del desempeño, pero no es ocioso conocer
el nivel en que se manifiestan estas unidades porque pueden
adquirir un carácter significativo dentro de una
síntesis.
La motivación por el trabajo ha sido objeto de
estudio de la psicología laboral desde sus inicios;
así desde el surgimiento de la
administración como ciencia, la
misma se encuentra condicionada por la interrogante siguiente:
¿qué es lo que mueve al hombre en el desarrollo de
la actividad laboral?
Diferentes especialistas abordan los aspectos relativos a
la
motivación humana, Maslow, A. (1954) planteó la
existencia de una pirámide de las necesidades
estableciendo una jerarquía en las que ubicaba en la base
las necesidades fisiológicas, le seguían en orden
ascendente las necesidades de seguridad, las de
pertenencia, las necesidades de estima y las de
realización. Existe consenso entre los especialistas que
existe una jerarquía de necesidades, pero se le critica a
Maslow el prestablecer un orden cuando realmente la
jerarquía de necesidades varía en las personas.
Alderfer, C. (1972) agrupa las necesidades de Maslow en tres
categorías básicas: necesidades de existencia, a
las que vincula las necesidades fisiológicas y de
seguridad; necesidades de relacionarse con otras personas, en las
que incluye la necesidad de pertenencia y de estima y las
necesidades de crecimiento personal, en las que incorpora las
necesidades de realización.
Por otra parte Mc Clelland, D. (1961,1976) clasifica las
necesidades en: logro, poder y afiliación, como las
principales formas de manifestación de la
motivación de las personas en el trabajo, significando en
el caso del logro la tendencia a alcanzar altos resultados en el
desarrollo de las diferentes actividades; en la de poder como la
búsqueda de posiciones de autoridad y
liderazgo y en
la de afiliación se refiere a aquellas personas que
orientan su actividad a partir de las relaciones
interpersonales.
También son muy conocidos los trabajos de Herzberg,
F. (1966) en el estudio de los factores que determinan la
motivación por el trabajo, donde realiza una
distinción entre factores de higiene y
motivadores. Herzberg plantea que las condiciones de trabajo, el
salario, la
seguridad en el puesto y las relaciones
humanas existentes son una manifestación de higiene
laboral, cuya ausencia puede provocar insatisfacciones, pero no
son elementos motivadores. Para él si representan
satisfactores del trabajo el reconocimiento y el rendimiento
alcanzado, la promoción y el desarrollo
personal, la responsabilidad y el trabajo en sí.
La importancia del papel de la motivación humana en
el desarrollo de la actividad laboral, se resalta en la
clasificación hecha por D. Mc Gregor de los distintos
sistemas de dirección sobre la base de la
concepción de la naturaleza
humana y los factores que mueven al hombre en el desarrollo
de la actividad laboral, así distinguió las
denominadas teorías X e Y y posteriormente Ouchi, W.,
(1982) incluiría la denominada teoría
Z sobre la base de las experiencias del management
japonés. Estas clasificaciones de las necesidades han sido
objeto de investigación e introducidas en la
práctica, no obstante el carácter limitado de las
mismas.
Es vital para conocer la personalidad determinar cuales son
las principales necesidades y motivos y la configuración
de la jerarquía de estos, en función de poder
valorar los principales elementos dinamizadores de su conducta
así como las particularidades emocionales y las
características personales.
Existen a su vez, todo un conjunto de formaciones
psicológicas complejas, que expresan desde distintos
ángulos la orientación del comportamiento de las
personas. Dentro de las de tipo afectivo se destacan, los
intereses, las aspiraciones y el carácter, que
tradicionalmente ha sido considerado la expresión
generalizadora de la esfera afectiva, el cual integra, a partir
de la jerarquía de motivos, las principales necesidades,
actitudes y características personales que expresan la
relación del hombre con otros hombres, objetos y
fenómenos. Resulta de interés para la
selección de personal conocer el grado de estabilidad,
plenitud, integridad y fuerza de los elementos
caracteriológicos.
Al hacer referencia a la esfera física en el hombre,
aparecen las grandes controversias alrededor del papel de los
aspectos biológicos en la personalidad del ser humano. El
hombre nace con una configuración física, cuyo
ulterior desarrollo lo condiciona su implicación en el
medio social. Es por ello que se puede identificar una esfera
física con determinadas características, las que
son portadoras de diferencias individuales, muchas de las cuales
pueden erigirse en exigencias o condiciones para el desarrollo de
una actividad determinada.
Entre las principales características de orden
físico que pueden integrarse en determinadas competencias
para el desarrollo de la actividad laboral se encuentran la
constitución física, estatura,
complexión, habilidades, peso corporal, vigor
físico, fuerza, edad, sexo y
apariencia física. Asimismo, las habilidades motoras
pueden ser un requisito específico para determinadas
ocupaciones y existen diferentes métodos y técnicas
para su estudio, que van desde la realización de muestras
de trabajo, tests de lápiz y papel y aparatos. Ha quedado
demostrado que el poseer un alto desarrollo en dichas
habilidades, es condición necesaria, pero no suficiente,
para desempeñar con éxito una actividad que posea
esta exigencia, sino se conjuga con otras cualidades complejas
que intervienen en el desarrollo de la misma.
Puede parecer redundante hablar de una esfera social al
hacer alusión al hombre, ya que se parte del principio que
es un ser social por excelencia; pero no se trata de los factores
internos refractados a través de la implicación del
hombre en el medio y que matizan la esencia de su personalidad,
sino en la manifestación y la imagen externa
que el mismo proyecta en consonancia con las normas y valores
predominantes, orientado fundamentalmente, en este caso, a
aquellos que caracterizan la cultura de la organización a la que el candidato aspira
integrarse y la del entorno, su status social y familiar, el
prestigio que posee, la ejemplaridad que manifiesta y su conducta
social vista en función de los requerimientos de la
selección.
La vida es el principal criterio de la verdad y el reflejo
de la actividad del hombre, su estilo de vida, su posición
en la vida; es por ello que debemos prestar especial
atención a la valoración de la conducta social del
candidato, su grado de incorporación y
participación en las distintas esferas de la vida social.
En este sentido, en el caso de algunos cargos específicos,
es necesario realizar un proceso de verificación en
profundidad sobre la ejemplaridad, los valores
predominantes la conducta mantenida por el candidato durante el
desarrollo de su vida.
Nuestra concepción de las competencias se vincula al
concepto de actividad en su sentido amplio y el término
competencias en la acepción dialéctica que
formulamos es la expresión del aspecto psicológico
de la actividad.
Al analizar las definiciones de competencias existentes,
muchas reflejan necesariamente la integración de un
conjunto de cualidades humanas aunque no las integran en la
cualidad sistémica que debe diferenciar el enfoque de la
selección por competencias de los enfoques
tradicionales.
En el enfoque sistémico de la interrelación
hombre trabajo con un enfoque holístico configuracional no
solo existe la integración de lo cognitivo y lo afectivo,
sino que la concepción dialéctica de las
competencias debe reflejar las propiedades básicas de la
actividad al integrar en un todo las características del
trabajo y las del hombre en un todo, destacando el
carácter activo y transformador del sujeto.
Otro de los aportes de orden teórico en el presente
trabajo es la formulación de una concepción
dialéctica sobre la base del enfoque histórico
cultural sobre las competencias. En este sentido definimos las
competencias como un producto de la actividad en la
interrelación hombre trabajo en la que juega un papel
determinante la formación, a partir de la cual se
desarrollan configuraciones en las que se produce la
integración de los objetivos, los resultados esperados,
las características de la actividad y los valores
organizacionales en relación con los requisitos
cognitivos, afectivos, físicos y sociales integrados que
son necesarios para desempeñar con éxito
determinadas funciones.
Los cambios ocurridos en el mundo contemporáneo han
impactado con fuerza los procesos de trabajo, caracterizados en
la actualidad por su flexibilidad, complejidad, autonomía,
variedad, trabajo en equipo lo que condiciona cambios en las
exigencias laborales.
Es imprescindible en el desarrollo de una
investigación, como punto de partida, conocer la
estructura interna del objeto para determinar los elementos
estructurales y las interrelaciones que conforman un cargo
determinado, pudiendo identificar como aspectos generales a
evaluar: los resultados esperados; los objetivos; las funciones y
tareas; las condiciones de trabajo y los riesgos.
El enfoque teórico asumido proyecta las
categorías y la dinámica de la personalidad sobre
la base de un enfoque histórico-cultural y
configuracional, donde se produce una interrelación entre
los aspectos históricos, socioculturales, estructurales,
de contenido y funcionales lo que permite el abordaje
sistémico de la relación hombre-trabajo. Este
enfoque fundamenta la estructura de la personalidad sobre la base
de la integración en diferentes configuraciones: las
unidades psicológicas primarias, las formaciones
psicológicas y las síntesis reguladores como un
proceso integrador ascendente a niveles superiores de
complejidad. Estos subsistemas son una expresión de la
unidad de lo cognitivo y lo afectivo.
En el caso de la valoración del hombre en
función del desarrollo de una actividad, dada su
complejidad, existen los más disímiles enfoques
teóricos, lo que condiciona la orientación
metodológica en su estudio. No obstante, se puede
identificar una tendencia predominante de carácter
sistémico. Esta convergencia hacia un enfoque
sistémico con un carácter holístico
configuracional en el estudio del hombre se extiende a la
interrelación hombre-trabajo, cuya expresión
más clara son las competencias, como expresión de
la integración de los objetivos y los resultados esperados
en la ejecución de una actividad, con las exigencias
humanas que determinan el éxito en la ejecución de
la misma.
Sobre la base de la teoría de
sistemas con un enfoque holístico configuracional las
competencias son configuraciones que integran los objetivos, los
resultados esperados, las características de la actividad
y los valores organizacionales con los requisitos cognitivos,
afectivos, físicos y sociales necesarios para
desempeñar con éxito determinadas funciones vistos
como totalidad.
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PEDRO MANUEL ZAYAS AGÜERO
Doctor en ciencias psicologicas
LICENCIADO EN PSICOLOGIA
PROFESOR AUXILAR
CEGEM