- Escritos
escolares - La tesis
doctoral - Los artículos
periodísticos - Crítica del derecho del
Estado - Sobre la cuestión
judía - La filosofía del
derecho de Hegel - "Los cuadernos de
París" - Manuscritos
económico-filosóficos - La Sagrada
Familia - Tesis sobre
Feuerbach - La ideología
alemana - Miseria de la
filosofía - Manifiesto del partido
comunista - Trabajo asalariado y
capital - La revolución
permanente - Las luchas de clases en
Francia - Los
"grundrisse" - El materialismo
histórico - Salario, precio y
ganancia - El capital
Cuando el joven Marx cuenta con
17 años y redacta tres ensayos
escolares, para aprobar su bachillerato, las ideas
humanísticas de la revolución
francesa son las que dominan el ámbito cultural de la
región Renana de Alemania,
donde nació en 1818 y donde recibió la influencia
de su padre, de sus maestros y de su futuro suegro.
En el momento histórico en que escribe estos
trabajos, el joven alemán revela una transición de
su pensamiento
cristiano, debido desde la infancia, a un
pensamiento humanista revolucionario.
El primero de estos tres escritos sobre el emperador
Augusto, carece de valor,
según su biógrafo Mc Lellan y desgraciadamente no
ha sido traducido a nuestro idioma español.
El segundo, "Una demostración, según el
evangelio de San Juan, naturaleza,
necesidad y efectos de la unión de los creyentes de
Cristo", expresa todavía, la filosofía cristiana
que imperaba en el ambiente
escolar.
Será el tercer documento, "Reflexiones de un
joven al elegir profesión". El que refleje ese cambio mental
del joven, que pasó del pensamiento religioso, a la
conciencia
materialista histórica y con ello al papel revolucionario
del hombre y de
las masas, en la transformación de la sociedad.
La transformación se manifiesta desde las
primeras líneas, cuando afirma que el desarrollo del
ser humano es de dos niveles, el personal y el
social, y que ambos deben estar vinculados, hasta el grado de que
ninguno de ellos puede evolucionar sin el otro.
Después de expresar algunos residuos de la
influencia religiosa y de pasar a algunos temas
filosóficos humanistas, el joven estudiante concluye con
un manifiesto filosófico que será la meta a la que
dedicará toda su vida: trabajar por el bien de la
humanidad.
Franz Mehring, biógrafo de Marx, dice que la
calificación que recibió Marx reconocía que
estos ensayos se distinguían por su riqueza de ideas y su
buena distribución sistemática, aunque el
alumno seguía recurriendo en el vicio, que era peculiar,
de rebuscar exageradamente hasta encontrar expresiones raras y
llenas de imágenes.
En este tercer ensayo se
percibe la extraordinaria inteligencia y
las altas cualidades del muchacho. Al elegir una carrera, Marx
desdeña la vanidad, la ambición egoísta y la
búsqueda de una brillante posición
económica. Guiado por la conciencia del deber social,
considera que su misión es
dedicar toda su vida al servicio de la
humanidad.
Otro autor, Rafael Jerez, escribe que este documento
juvenil, resume bastante bien la primera asimilación
personal de los estímulos culturales recibidos por el
joven, en su medio social primario: la familia, la
parroquia, el instituto y los amigos, mayores y
pequeños.
En conclusión: imbuido de racionalismo
crítico a sus 17 años, Marx parece haber optado
por esas altas actividades humanas que se alimentan de verdades
abstractas y exigen de uno mismo el sacrificio de la vida misma.
La elección en general estaba hecha: solo faltaba que la
experiencia biográfica la concretase .
Con el fin de obtener un puesto de catedrático
en la Universidad,
Carlos marx
en 1839 comenzó a trabajar en su tesis
doctoral.
Durante todo ese año y comienzos del siguiente,
leyó e
hizo extractos de diversos libros. El
título de estas notas fue: "La filosofía
epicúrea". Estudió a Hegel, Aristóteles, Leibniz, Hume y Kant y otros
autores. Los temas que abordó fueron: la relación
entre epicureismo y estoicismos, el concepto de
sabio en la filosofía griega, las ideas de Sócrates y Platón sobre la religión y las
perspectivas de la filosofía pos-Hegeliana.
En su tesis doctoral titulada "Diferencia de la
filosofía de la naturaleza en Demócrito y
Epicuro", marx se coloca al lado de Epicuro y su ética de
la libertad, en
contra del determinismo mecanicista de
Demócrito.
Según Marx, Epicuro no copió la física de
Demócrito, sino introdujo la idea de espontaneidad en el
movimiento
de lo átomos, agregando a la naturaleza inanimada del
mundo de Demócrito, regulado por leyes
mecánicas, un mundo de naturaleza animada en donde
operaba la voluntad humana.- Marx prefirió la
visión de Epicuro, por su énfasis sobre la
autonomía absoluta del espíritu humano que
liberaba a los hombres de todas las supersticiones de objetos
trascendentes y por el énfasis sobre la libre
Autoconciencia individual que mostraba una vía que
podía ir más allá del sistema de una
filosofía total.
Mientras que Demócrito aceptaba sumisa y
mecánicamente, los mandatos de los dioses, Epicuro se
rebelaba y preguntaba: ¿dónde queda el libre
arbitrio, la voluntad de los seres vivos arrancada a los
dioses?
Epicuro el más grande racionalista griego, como
Marx le llamaba, lucha contra la religión que con su
mirada amenazadora, aterroriza desde lo alto del cielo a los
mortales.
En esta tesis doctoral, Marx continúa en el
terreno idealista de la filosofía hegeliana.
A pesar de que el tiempo le
daría la razón a Demócrito, Marx
defendía a Epicuro porque este filósofo como el
mismo Marx, se alzaba contra el peso oprimente de la
religión y desafiaba a los dioses, "sin que los rayos le
aterrasen, ni los gruñidos de los dioses, ni la sorda
cólera del cielo".
Marx apoya las palabras de Epicuro: "no es ateo el que
desprecia a los dioses del vulgo, sino quien abraza las ideas
del vulgo acerca de los dioses".
La rebeldía revolucionaria del joven
filósofo alemán se manifiesta en su
identificación con Prometeo quien dijo: "dicho en pocas
palabras, odio a todos los dioses".
Para Marx, Prometeo es el santo y el mártir
más sublime del calendario filosófico. La
rebeldía filosófica de Marx era la
confesión sencilla y recogida del hombre que
había de ser, con el tiempo, otro Prometeo, así
en la lucha como en el martirio.
Según Stepánova, Marx defendió
con admiración la osadía de Epicuro, porque
luchó contra la religión de su época, Marx
era adversario irreconciliable de todo intento de subordinar
la ciencia a
la religión, así como de hacer un lado el libre
pensamiento.
Al declarar la guerra a
todos los dioses, de los cielos y de la tierra,
Marx aparece no sólo como ateo, sino también como
revolucionario, valiente luchador contra el "Estado
cristiano", la monarquía absoluta prusiana que
oprimía políticamente al pueblo
alemán.
3.- LOS ARTICULOS
PERIODÍSTICOS
En 1842, en el primer estudio que Marx redactó,
compuesto de seis largos artículos, analizó la
publicación de los debates de la Dieta Renana acerca de
la libertad de prensa.
Poco antes de la censura oficial prusiana, le
había censurado otro extenso trabajo
periodístico, en el que el joven escritor criticaba la
censura del gobierno.
El estilo humanista de Marx se manifestaba cuando
comentaba la publicación de los debates de la Dieta
Renana, en los que no se citan los nombres de los
representantes que intervinieron en dichas discusiones. El
joven alemán dice que la Dieta no soporta la luz del
día y si los lectores confiaron, al elegir a sus
representantes éstos a su vez, al ocultarse en el
anonimato no confían en el juicio de la provincia que
les dio su confianza.
Cuando un orador alemán reclamó la
libertad de prensa como integrante de la libertad de industria,
Marx respondió: ¿Acaso es libre la prensa
degradada a industria?. Es innegable que el escritos tiene que
ganar con el trabajo
de su pluma para existir y escribir, pero jamás existir
y escribir para ganar. La primera libertad de la prensa
consiste precisamente en no ser una industria. "Al escritor que
prostituye esa libertad de prensa, convirtiéndola en
medio material, le está bien empleada como castigo de
esa esclavitud
exterior de la censura; o por mejor decir, ya su propia
existencia es su castigo".
Durante toda su vida, Marx había de corroborar
prácticamente, lo que aquí exige de todo
escritor; sus trabajos fueron siempre fin y jamás un
medio, hasta tal punto fueron, para él y cuantos le
rodeaban, que llegó a sacrificarles, siempre que fue
necesario, su propia existencia.
El segundo estudio sobre los debates de la Dieta
Renana, acerca de la "historia arzobispal",
(inédito en español), fue suprimido
también por la censura oficial.
En una carta a Arnold
Ruge, del 9 de Julio de 1842, Marx le dice: "Mi segundo
artículo acerca de la Dieta, el referente a los
líos eclesiásticos, ha sido tachado. En él
demostraba cómo los defensores del Estado se
habían colocado en el punto de vista clerical y los
defensores de la iglesia en
el punto de vista del poder
civil".
En el tercer estudio formado por cinco
artículos, Marx analiza los debates reñidos en
torno a una ley
sobre los robos de leña. Con este tema -nos dice
Mehring- el autor descendía a la tierra llana
o en otras palabras, se veía sujeto a la perplejidad de
tener que tratar de intereses materiales
que no estaban previstos en sistema ideológico de
Hegel.
Esta ley trataba de la batida capitalista contra los
últimos vestigios de propiedad
comunal sobre el suelo, de una
cruel expropiación contra las masas populares. De los
207,478 procesos
criminales seguidos por el Estado
prusiano en 1836, unos 150,000 se referían a robo de
leña y transgresiones contra la propiedad forestal,
costos de caza
y guardería.
En estos debates triunfó el interés
expoliador de la gran propiedad privada. Marx
enfrentándose a ese interés , con su crítica tajante, tomó partido "por
la muchedumbre pobre, política y
socialmente desposeída".
El periodista pedía que a los pobres,
amenazados de ruina, se les garantizasen sus derechos consuetudinarios.
Su defensa no era económica, ni política,
todavía era jurídica.
El joven escritor denuncia las granujadas de los
propietarios de extensos terrenos y bosques, quienes al
defender sus intereses particulares, pisoteaban la razón
y la lógica, la ley y el derecho, atentando
también, muy directamente, contra el interés
público, para luchar a costa de los pobres y los
miserables. Para perseguir a los pobres campesinos que atentan
contra la propiedad de los terratenientes, la Dieta no se ha
contentado con romperle al derecho brazos y pierna, sino que le
ha atravesado el corazón
-dice Marx-.
Mehring, en su famosa biografía, afirma que,
con este ejemplo de la ley sobre los robos de leña, Marx
demostró que los integrantes de la Dieta Renana
representaban y defendían los intereses
económicos de los grandes propietarios de la tierra en
Alemania.
En este trabajo, aunque Marx todavía estaba
influido por la filosofía hegeliana del derecho y del
Estado, no reverenciaba al Estado prusiano como el Estado
ideal, como lo hacían los viejos hegelianos
conservadores, sino contrastando la realidad del Estado
prusiano con la pauta del Estado Ideal, que se
desprendía de los supuestos filosóficos de que
arrancaba Hegel.
Marx veía en el estado, el gran organismo en
que debían encarnar y realizarse la libertad
jurídica, la libertad política y la libertad
moral y en
el que el ciudadano, súbdito suyo, al someterse a las
leyes del Estado, no hacía más que obedecer a las
leyes naturales de su propia razón, la razón
humana.
Varios autores, reconocen la importancia de este
ensayo sobre los robos de leña, en la
radicalización política que experimentó el
joven Marx.
Mc Lellan, por ejemplo, asienta que en este
artículo, Marx discutió las cuestiones del robo
de la leña, desde un punto de vista legal y
político, sin mucho detalle histórico y social, y
el autor solicita que el Estado defendiese la ley tradicional
frente a la capacidad del rico.
Años después, el propio Marx
reconoció la importancia de ese artículo. Engels,
su compañero de lucha, también dijo que por ese
trabajo, Marx se vio llevado de la política pura a las
relaciones económicas y de allí al socialismo.
Lenin escribió: aquí se perfila el paso del
idealismo al
materialismo
y de la democracia
revolucionaria al comunismo.
4.-
CRITICA DEL DERECHO DEL ESTADO DE HEGEL
En 1841, el joven Marx al leer La Esencia del Cristianismo
de Feuerbach, encuentra las armas
filosóficas para poder criticar a Hegel.
En este libro,
Feuerbach demuestra que no es la religión quien hace al
hombre, sino el hombre
quien hace la religión. Los seres superiores que crea
nuestra fantasía, los dioses, son producto de
la proyección fantástica de nuestro propio
ser.
Marx no sólo asimila los aspectos positivos de
la filosofía de Feuerbach, sino también
crítica su aspecto negativo : En la carta a
Ruge, le dice: "Los aforismos de Feuerbach me parecen
desacertados en un punto: hace demasiado hincapié en la
naturaleza, sin preocuparse en los debidos términos de
la política. Sin esta alianza, la filosofía
actual no llegará a ser nunca una verdad.
En virtud de que el materialismo de Feuerbach no
tocaba la política, será Marx quien
abordará la filosofía del Derecho del Estado, tan
concienzudamente como Feuerbach, investigó la
filosofía hegeliana de la naturaleza y la
religión.
Según la filosofía política de
Hegel, la conciencia humana se manifiesta a sí misma
objetivamente en las instituciones jurídicas, morales,
sociales y políticas del hombre. Estas instituciones
permiten al espíritu alcanzar plena libertad y el logro
de esta libertad se hace posible por la moralidad
social presente en los grupos
sucesivos de la familia, la
sociedad civil
y el Estado, La familia educa al hombre en la autonomía
moral, mientras que la sociedad civil organiza la vida
económica, profesional y cultural. Sólo el nivel
supremo de la
organización social -el estado- es capaz de
sintetizar los derechos particulares y la razón
universal en la fase final de la evolución del espíritu objetivo.
Hegel rechazaba con ello la idea de que el hombre fuese libre
por naturaleza y que el Estado recortaba esta libertad
natural.
Hegel consideró que el Estado ideal que
describía se hallaba presente en Prusia.
Marx revisó los poderes monárquicos,
ejecutivos y legislativos, en lo que según Hegel el
estado se dividía a sí mismo, mostrando que la
supuesta armonía lograda en cada caso era, de hecho,
falsa.
Así como la religión no hace al hombre,
sino al contrario, la Constitución, no hace al pueblo, sino que
es el pueblo quien hace la Constitución.
Hegel entendía por burocracia un
cuerpo de funcionarios superiores que se reclutaban entre las
clases medias. A ellos venía confiada la
formulación de los intereses comunes y la tarea de
mantener la unidad del Estado. El monarca desde arriba y la
presión
de las corporaciones desde abajo, impedían que sus
decisiones fueran arbitrarias.
Marx rechazaba la presunción de Hegel de que la
burocracia fuese una clase
imparcial y en cuanto tal "universal". Marx afirmó que
los burócratas habían acabado en la
práctica por volver a sus propios asuntos privados,
creando un interés de grupo
seccionado de la sociedad, siendo en el interior del Estado una
sociedad particular y cerrada, la burocracia
apropiándose de la conciencia, voluntad y poder des
Estado
Para profundizar en su crítica a Hegel, Marx
estudio las teorías de Maquiavelo,
Montesquieu,
Rousseau y
otros políticos.
Para Hegel el hombre real que produce el Estado y la
sociedad civil, se presenta como producto de la idea o del
Estado , como encarnación de la idea del espíritu
o la razón.
En la transformación de lo condicionante en
condicionado reside la mistificación o
especulación, característica de la
filosofía política hegeliana.
Marx critica a Hegel por presentar lo real como ideal,
o por mostrar la sociedad civil (esfera de los intereses
particulares y de las relaciones materiales) como una
determinación de la idea. Marx denuncia esta
mistificación que consiste en hacer de lo real, de lo
empírico (la sociedad civil) un hecho ideal. Hegel
pretende presentar al Estado como es realmente, pero en
realidad lo presenta como es idealmente. La sociedad civil
aparece como un atributo del Estado, cuando en verdad es lo
contrario.
Hasta aquí (1843) Marx no pudo todavía
llevar su crítica hasta las últimas
consecuencias. Ignora el papel de la producción material, de la industrial y
del trabajo, así como las relaciones que los hombres
contraen en la producción, carece del concepto de la
clase social, y desconoce aún cuál es el agente
histórico fundamental o clase revolucionaria que
producirá el cambio que conduzca a la nueva
sociedad.
Al criticar al Estado debe pasar al plano de las
relaciones materiales. Para salvar el límite de su
crítica de la filosofía especulativa de Hegel,
tiene que iniciar una crítica de la economía
política. LA filosofía empuja hacia la
economía
política.
En 1843, Marx publicó en la revista
"Anales Franco-alemanes", dos artículos: un comentario
de dos trabajos de Bruno Bauer sobre la cuestión
judía. El primero de ellos es un resumen
filosófico de la sociedad socialista y el segundo un
resumen filosófico de la lucha proletaria de
clases.
En el artículo "Sobre la cuestión
judía", el autor investiga la diferencia entre la
emancipación humana y la emancipación
política.
Los judíos se regocijaban viendo a los
nacionalistas hundir el escalpelo crítico en el cuerpo
de la religión cristiana, por ellos tan aborrecida, pero
cuando le llegaba el turno a la religión judía,
ponían el grito en el cielo, clamando traición
contra la humanidad. Y reclamaban la emancipación
política de los judíos, pero no en un sentido de
equiparación de derecho, ni con la intención de
renunciar a su posición privilegiada, sino antes al
contrario, atentos a reforzarla y dispuestos en todo momento a
sacrificar los principios
liberales en cuanto éstos se opusieran a sus intereses
de casta.
Feuerbach había analizado la fe judía
como la religión del egoísmo: "Los judíos
se han mantenido con su fisonomía característica
hasta los tiempos actuales. Su principio, su Dios, es el
principio más práctico del mundo: El
egoísmo bajo la forma de religión. El
egoísmo aglutina, concentra al hombre sobre sí
mismo, pero le hace teóricamente limitado,
imbuyéndole indiferencia en cuanto no toca directamente
a su propio bienestar.
La religión judía -decía Bauer-
era toda ella astucia animal para satisfacer las necesidades de
los instintos y acusaba a los judíos de haberse opuesto
desde el primer momento al progreso histórico,
creándose, en su odio a todos los pueblos, la más
aventurera y mezquina de las vidas nacionales.
Pero, a diferencia de Feuerbach, que pretendía
explicar la esencia de la religión judaica por el
carácter del pueblo judío, Bauer,
a pesar de toda la hondura, la audacia y la agudeza que Marx
elogiaba en sus estudios sobre la cuestión judía,
no acertaba a enfocarla más que a través del
cristal teológico.
Los judíos rescribía bauer -solo
podrán remontarse a la libertad, igual que los
cristianos, superando su religión. El Estado cristiano
no podía, por si carácter religioso, emancipar a
los judíos, ni estos podían tampoco, por su
carácter religioso, mientras no cambiasen, o ser
emancipados. Cristianos y judíos tenían que dejar
de ser lo que eran por su religión, cristianos y
judíos, para convertirse en hombre libres. Y como el
judaísmo, en cuanto a religión, había sido
superado por el cristianismo, el judío tenía que
recorrer el camino más largo y espinoso que el
cristianismo para llegar a la libertad.
A juicio de Bauer, los judíos no tenían
remedio que someterse a la disciplina
del cristianismo y de la filosofía hegeliana , si
querían llegar a ser libres.
Marx por su parte, replicaba que no era suficiente
investigar quién había de ser el emancipador y
quien el emancipado, sino que la crítica debía
indagar de que clase de emancipación se trataba, si de
la emancipación política meramente o de la
emancipación humana.
"La emancipación política es la
reducción del hombre, de una parte, a miembro de la
sociedad burguesa, a individuo
egoísta e independiente; de otra parte su
reducción a ciudadano del Estado, a persona moral.
Solo cuando el hombre individual y verdadero absorba en
sí al ciudadano abstracto del Estado, para tornarse en
ser genérico como tal hombre individual, con su vida
empírica, su trabajo individual y sus condiciones
individuales; solo cuando el hombre haya reconocido y
organizado sus fuerzas propias como las fuerzas sociales, sin
que, por tanto, separe ya de su persona la fuerza
social bajo la forma de fuerza política, sólo
entonces, podremos decir que la emancipación humana se
ha consumado".
Con este artículo, Marx consiguió dos
cosas, primero puso al desnudo las raíces de las
relaciones entre las sociedad y el Estado. El Estado no es,
como pretendía Hegel, la realidad de la idea moral, la
razón absoluta y el absoluto fin en sí, sino que
tiene que contentarse con el papel, mucho más modesto,
de amparar la anarquía de la sociedad burguesa, que le
erige en guardián suyo.
En segundo término, descubre que las cuestiones
religiosas del día no tienen, en el fondo, mas que una
significación social. Para indagar el desarrollo del
judaísmo, no acude a la teoría religiosa, sino a la
práctica industrial y comercial, de la que la
religión judía es, a su juicio, un reflejo
imaginativo. El judaísmo práctico no es
más que la consumación del mundo cristiano. En
una sociedad burguesa comercial y judaizada como la nuestra, el
judío tiene un puesto de derecho propio y puede reclamar
la emancipación política, como el goce de sus
derechos generales del hombre. Pero la emancipación
humana implica una nueva organización de las fuerzas sociales, que
haga al hombre dueño y señor de sus fuentes de
vida.
En trazos borrosos, Empieza a dibujarse ya, en este
artículo, la imagen de la
colectividad socialista.
6.- LA FILOSOFIA DEL
DERECHO DE HEGEL
El segundo artículo publicado por Marx en los
"Anales Franco-alemanes", es el titulado "Introducción a la crítica de la
filosofía del derecho de Hegel".
En este documento, Marx resume su crítica de la
filosofía judía hegeliana diciendo que la clave
para la inteligencia del proceso
histórico no había que buscarla en el Estado, que
tanto ensalzaba Hegel, sino en la sociedad, que él tanto
condenaba.
Marx, en este trabajo, entronca directamente con
Feuerbach, de quien dice que ha apurado substancialmente la
crítica de la religión, condición previa
de toda critica. Es el hombre quien hace la religión, no
la religión quien hace al hombre -apunta Marx- no es
ningún ser abstracto, que flote fuera del mundo. El
hombre es el mundo de los hombres, el Estado, la sociedad, que
hace brotar la religión como una conciencia invertida
del mundo, al revés. Luchar contra la religión es
por tanto, indirectamente, luchar contra este mundo de que la
religión es el aroma espiritual. Y surge así como
misión de la historia establecer la verdad. Por donde la
crítica de la teología es la crítica de la
política.
Este ensayo, el último de tipo netamente
filosófico, también tiene el mérito de
señalarnos, no solo el paso de la filosofía a la
política y de ésta a la economía
política, sino también nos indica el paso del
análisis teórico a la toma de
conciencia de la importancia de la práctica
política, es decir de la importancia de la
militancia.
El arma de la crítica no puede naturalmente,
suplantar la crítica de las armas; el poder material
sólo puede derrocarse con otro poder material, pero
también la teoría se convierte en fuerza
colectiva en cuanto se adueña de las masas y se
adueña de las masas pronto como se hace radical. Sin
embargo una revolución radical necesita de un
elemento positivo, de una base material; en los pueblos, la
teoría no se ha realizado nunca más que en la
medida en que da realización a sus necesidades. No basta
que la idea clame por realizarse; es necesario que la realidad
misma clame por la idea.
De la imposibilidad de la revolución a medias
infiere Marx la posibilidad positiva de la revolución
radical. Y preguntándose en qué reside
ésta posibilidad, contesta: "En la formación de
una clase cargada de cadenas radicales, de una clase de la
sociedad burguesa que no es clase alguna de la sociedad
burguesa, es un estamento que implica la disolución de
todos los estamentos, de una esfera a quien sus sufrimientos
universales presentan un carácter universal y que no
puede reivindicar para sí ningún derecho aparte,
porque el desafuero que contra ella se comete no es
ningún desafuero específico, sino la injusticia
por antonomasia; que no puede invocar ningún
título histórico, sino solamente el título
humano, que no es parcialmente incompatible, con las
consecuencias, sino totalmente incompatible con los fundamentos
del Estado; de una esfera, en fin, que no puede emanciparse sin
emanciparse de todas las demás esferas de la sociedad,
emancipándolas al mismo tiempo a ellas; que presentando,
en una palabra, la total pérdida del hombre, sólo
puede volver a encontrarse a sí misma, encontrando de
nuevo totalmente al hombre perdido. Esta disolución se
la sociedad es proletariado".
Si la filosofía encuentra en el proletariado su
armas materiales, el proletariado encuentra en la
filosofía sus armas espirituales, y tan pronto como el
rayo de la idea haya prendido en el pueblo, sonará la
hora de la emancipación humana.
La filosofía no podrá realizarse sin la
disolución del proletariado, ni el proletariado se
disolverá sin hacer realidad la
filosofía.
Stepánova nos dice, acerca de este importante
artículo de Marx, que su autor, al contrario de Hegel,
llegó a la conclusión de que no es la sociedad
civil la que depende del Estado, sino viceversa, el Estado
depende de la sociedad civil, y que la anatomía de la
sociedad civil hay que buscarla en la Economía
Política. A partir de esta conclusión Marx
concluyó que la propiedad privada determina el contenido
del Estado y el Derecho. De este modo Marx se acercó a
su siguiente paso: la interpretación materialista
histórica del Estado como instrumento de dominio de la
clase explotadora y opresora.
Desde las primeras líneas de estos escritos
económicos, que inician un largo período de
estudios de la economía, el joven Marx adopta una
posición crítica hacia la economía
política clásica burguesa.
Después de pasar revista a las tesis de algunos
economistas, Marx escribe a cerca de la enajenación al dinero, es
decir al espejismo de creer que la esencia de las relaciones
entre los hombres es la relación entre los poseedores de
dinero, cuando en realidad es la relación entre los
productores de riqueza, entre seres humanos, la verdadera
relación humana, relación que se oculta
detrás del intercambio de dinero, siendo éste
solo un instrumento para el cambio de
mercancías.
Marx compara la comunidad
humana y la sociedad comercial. El tipo de intercambio
relaciona a las dos.
En la comunidad humana la relación entre
individuos, con el intercambio complementan mutuamente la
satisfacción de sus necesidades. El intercambio
corresponde aquí al verdadero ser comunitario, al a
esencia humana. En esta comunidad, que existió antes de
la propiedad privada, durante el matriarcado, no existía
el dinero,
ni la enajenación.
El hombre enajenado es aquel a quien su actividad se
le presenta como un tormento, su propia creación como un
poder ajeno, su riqueza como pobreza; que el
vínculo esencial que le une a los otros hombres se le
presenta como un vínculo accesorio y la
separación respecto de los hombres como su existencia
verdadera; que su vida se le presenta como un sacrificio de su
vida, su producción como producción de su nada,
su poder sobre el objeto como poder del objeto sobre él;
que el amo y señor de su creación, aparece como
esclavo de esta creación.
Para Marx el intercambio en su forma comercial, lejos
de ser adecuada a la esencia humana, es su enajenación o
su enajenación como ser genérico o
humano.
Desgarrando el velo ideológico de la
experiencia, Marx encuentra que al no relacionarse los hombres
como hombres con las cosas, no tienen un verdadero poder sobre
los objetos, es decir, nuestro propio producto se ha vuelto
contra, pero en verdad nosotros somos su propiedad.
Las cosas y su lenguaje
ocupan el lugar del hombre. El lenguaje
enajenado de los calores cosificados se nos presenta como si
fuera lenguaje humano. Lo que sucede es que el hombre al
relacionarse sólo por medio o instrumento de su propio
objeto, se cosifica, se deshumaniza.
El intercambio, producto de la propiedad privada,
desemboca en la esclavitud de los productores entre sus propios
productos.
La enajenación humana expresa en el hecho de
que la relación entre los hombres se presenta como si
fuera relaciones entre objetos, entre cosas, mismas que siendo
producto y creaciones de los seres humano, se manifiestan como
si fueran cosas humanizadas o seres humanos que dominan a sus
propios creadores. Un ejemplo de ello lo tenemos en los
anuncios comerciales donde las mercancías cobran vida y
toman formas humanas.
El dinero no sólo es endiosado, sino hasta
logra sustituir a Dios: El dinero es el Dios ante el cual no
puede prevalecer legítimamente ningún otro Dios.
El dinero humilla a todos los dioses del hombre y los convierte
en mercancía.
La enajenación del dinero se manifiesta en que
la relación entre el mediador (el dinero) y los
productos se invierten ideológicamente. El dinero no
vale porque representa los productos del hombre, sino que
aparentemente, estos productos solo tienen valor en la medida
en que el dinero los representa.
Todos los atributos del ser humano pasan a ser
atributos del dinero son productos de su creador; el ser
humano.
8.- MANUSCRITOS
ECONOMICO-FILOSOFICOS
En 1844, el joven filósofo alemán inicia
sus manuscritos económicos por en análisis de las
tres fuentes de ganancia: el salario, la
ganancia del capital y la
renta del sueldo.
Su siguiente paso fue llegar a la conclusión de
que el punto de partida real del análisis de estas
fuentes de ganancia no es el salario sino la ganancia del
capital.
Esta conclusión tiene importancia
metodológica porque muestra que
Marx, desde el principio, vio la raíz de todos los
problemas de
la sociedad burguesa, en el capital y en su naturaleza
relacionada con el fenómeno peculiar de la ganancia del
capital.
El capital es trabajo acumulado. Pero no todo trabajo
acumulado es capital, sólo el que asegura a su
propietario cierto beneficio o ganancia.
Únicamente la ganancia lleva con regularidad,
nuevo trabajo materializado al capital inicial.
Considerando que el poseedor del capital no es el
verdadero propietario del trabajo acumulado, sino lo son los
trabajadores que lo producen, podemos afirmar que el capital es
trabajo ajeno acumulado o, como escribe Marx, "Propiedad
privada de productos de trabajo ajeno".
La paradoja es que los productos del trabajo no son
considerados productos ajenos. Por el contrario, la
legislación vigente el la sociedad capitalista los
considera pertenecientes al detentador del capital, quien es un
parásito.
La ley está de parte del capitalista, en otras
palabras, el capitalista es el dueño de la ley. Junto
con el capital el hombre no solo adquiere bienes, sino
también el poder de gobernar. El capitalista posee este
poder de gobernar no por sus cualidades personales o humanas,
sino porque es propietario del capital, propietario
según sus propias leyes.
La economía política burguesa considera
al obrero como si fuera un caballo que debe recibir lo que le
capacite para trabajar. No tiene en cuenta cuando no trabaja,
ni lo considera ser humano, transfiere estas apreciaciones a la
ley criminal, a los médicos, a la religión, a las
tablas estadísticas, a la política y a
los que vigilan a los mendigos.
Para concluir leamos lo que el propio Marx
escribió en su famosos "manuscritos
económicos-filosóficos de 1844"; "El trabajador
se empobrece más cuando más riqueza produce,
cuanto más poderosa y extensa se hace su
producción.
"A medida que se valoriza el mundo de las cosas, se
desvaloriza el mundo de los hombres. El trabajo asalariado,
bajo el capitalismo,
no produce solamente mercancías; se produce a sí
mismo y produce al obrero como una mercancía y hace
esto, en la misma proporción en que produce
mercancías en general.
"El objeto producido por el trabajador, su producto,
se le enfrenta al productor, como algo ajeno, como una potencia
independiente del obrero.
"La realización del trabajo es su
objetivación. Esta realización del trabajo, tal
como se presenta en la economía política burguesa
aparece como la desrealización del trabajador, la
objetivación se manifiesta como la pérdida y
servidumbre del objeto, la apropiación como
enajenación, como alineación.
"La apropiación del objeto se manifiesta hasta
tal punto como enajenación, que cuando más objeto
produce el trabajador, menos puede poseer y más cae bajo
la independencia de su producto, del
capital.
"Cuando más se mate el obrero a trabajar,
más poderoso es el mundo ajeno de objetos creados por
él en contra suya, más se empobrece él
mismo y su mundo interior, menos le pertenece éste a
él como suyo propio. Lo mismo ocurre en la
religión. Cuando más pone el hombre en Dios menos
se retiene para sí mismo.
"La enajenación del trabajador en su producto
no significa solamente que su trabajador se traduce en un
objeto, en una existencia externa , sino que ésta existe
fuera de él, como algo ajeno y que adquiere frente a
él un poder propio y sustantivo; es decir que la vida
infundida por él al objeto se le enfrenta ahora como
algo ajeno y hostil.
El trabajo asalariado produce maravillas para los
ricos, pero produce miseria y desamparo para los trabajadores.
Produce palacios, pero también tugurios para los que
trabajan. Produce belleza, pero también invalidez y
deformación para el trabajador. Sustituye el trabajo por
máquinas, pero obliga a una parte de los
obreros a retornar a los trabajos de la barbarie y convierte a
otros obreros en máquinas. Produce espíritu, pro
produce también estupidez y cretinidad para el
trabajador.
"El trabajo es algo exterior al trabajador, algo que
no forma parte de su esencia, el trabajador no se afirma en su
trabajo sino que se niega en él, no se siente feliz,
sino desgraciado, no desarrolla al trabajar, sus libres
energías físicas y espirituales, sino por el
contrario, mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. El
trabajador solo se siente él mismo fuera del trabajo, y
en trabajo se encuentra fuera de sí. Cuando trabaja no
es él mismo y solo cuando no trabaja cobra su personalidad. Su trabajo no es libre,
voluntario, sino obligado, es un trabajo forzoso. No constituye
la satisfacción de una necesidad, sino simplemente un
medio para satisfacer necesidades exteriores a él. Su
trabajo no le pertenece, sino pertenece a otro. Como la
religión, donde la propia actividad de la
fantasía humana, del cerebro y del
corazón humanos, obra como si se tratase de una
actividad independiente del individuo, divina o
diabólica, así también la actividad del
obrero no es su propia actividad. Pertenece a otro, es la
pérdida de sí mismo".
Cuando Engels, en 18844 encuentra a Marx ocupado en
criticar a Bruno Bauer y sus seguidores de Berlín. Marx
Había postergado su proyecto de
redactar el libro "Crítica de la política y de la
Economía Política" y se dedicaba a rebatir
detenidamente los artículos de ese grupo de hegelianos
de derecha, convencido de la concepción de ellos acerca
de la sociedad y de la historia era idealista y reaccionaria y
que sembraba la confusión en el movimiento
democrático e ignoraba la función
histórica decisiva del proletariado.
Al coincidir Engels y Marx en su crítica a los
hegelianos derechistas, deciden redactar y publicar una obra en
conjunto, cuyo título fue "Crítica de la
Crítica Crítica", mejor conocido como "La sagrada
familia".
En este libro, los autores a la crítica
puramente teórica de los jóvenes berlines, oponen
la transformación revolucionaria, práctica, de
las condiciones materiales de la existencia humana de los
trabajadores bajo el capitalismo.
Saben los obreros que la propiedad, el capital, el
dinero, el trabajo asalariado, etc., no son precisamente
quimeras ideales de sus cerebros, sino creaciones muy
prácticas y materiales de su enajenación, que
sólo podrán ser superadas así mismo, de un
modo práctico y material, para que el hombre se
convierta en hombre, no sólo en el "pensamiento", en la
"conciencia", sino en el "ser", en la "vida".
No son las ideas, ni las élites intelectuales, las que hacen la historia, como
piensan los berlineses. Son los hombres. Como trabajadores, con
necesidades e intereses materiales muy concretos; sin actividad
práctica, las ideas resultan históricamente
impotentes.
"las ideas no pueden ejecutar nada. Para la
ejecución de las ideas hacen falta los hombres que
pongan en acción una fuerza
práctica".
Son las condiciones existentes, materiales y
prácticas, de la clase trabajadora bajo el capitalismo,
las que posibilitan el desarrollo de su conciencia de clase,
con vistas precisamente a la transformación material y
práctica de dichas convicciones sociales.
Al criticar las concepciones idealistas de Bruno Bauer
y su grupo, los autores de La Sagrada Familia,
formularon una de las principales tesis del materialismo
histórico, consistente en afirmar que los
auténticos artífices de la historia no son los
héroes, sino las masas populares. Presagiaron que
esas masas serían agentes inconscientes y activos de
ese proceso.
Contrariamente a los socialistas utópicos, que
veían en el proletariado unas masas impotentes y
sufridas, Marx y Engels demostraron que la clase obrera, en
virtud de su situación en la sociedad capitalista,
podía y debía llevar a cabo la
transformación revolucionaria de todos los países
del mundo.
Federico Engels caracteriza estas tesis como notas
escritas para desarrollar, más tarde, notas a vuelo de
pluma y no destinadas a ala publicación, pero valiosas,
pues son el primer documento en que se contiene el germen
genial de la nueva concepción del mundo.
Para el maestro Ludovico Silva, estas tesis son partos
súbitos de la gran idea, la nueva idea que ve del
revés todos los hechos históricos, la idea
materialista en plenas funciones y
dueña de sí misma. Son una suerte de programa
intelectual que sólo será realizado con los
años y al cual pertenecerá siempre fiel
Marx.
Son la ruptura con la concepción anterior: son
la concepción de la práctica como criterio
último del conocimiento: son la caracterización
definitiva de la ideología religiosa como una inversión del mundo real: son la
desmitificación de la célebre "esencia humana";
son la reducción de la filosofía a los
hechos.
Al igual que Hegel idealiza la historia al
considerarla conducida por la idea absoluta, los economistas
burgueses invierten la concepción científica
acerca de la realidad al "canonizar" la explotación de
los asalariados.
También la religión hace lo mismo que
Hegel y los economistas, pues una de sus funciones
ideológicas específicas ha consistido siempre en
la bendición de la pobreza
existente.
La teología divide en dos al hombre y lo
alienta para después identificar con el hombre a este
ser alienado (dividido). Es como decir: la religión
divide en dos al hombre; divide su ser mundano y ser divino ;
y, luego, decreta que el verdadero de estos dos seres es
el divino.
La religión, según Marx, surge como un
recurso ideal para subsanar en el pensamiento la impotencia del
hombre ante la naturaleza. A falta de un dominio técnico
de los medios de
producción, el hombre se inventa un dominio religioso de
los mismos, a través de unos dioses que, estimulados por
ritos y sacrificios, proveerán al hombre de los medios
necesarios para producir su existencia.
Dios no es más que un predicado del hombre, una
criatura de la fantasía humana. La alineación
religiosa ha puesto este orden al revés, ha convertido
al creador. Es preciso reinvertir el orden, poner sobre sus
pies a la creación; esta es la vía para la
superación de la alineación religiosa.
"La coincidencia del cambio de las circunstancias con
el de la actividad humana o transformación de los
hombres mismos es algo que sólo puede concebirse y
entenderse racionalmente como una práctica
revolucionaria".
Marx insiste en que la ideología religiosa
sólo puede desaparecer cuando desaparezcan las
contradicciones mundanas, sociales, que la
originaron.
En la ideología alemana, escrita en abril de
1846, Marx y Engels formularon por primera vez las principales
tesis sobre la interpretación materialista de la
historia.
Según Stepánova, biógrafa de
Marx, este gran descubrimiento marcó una
revolución en la filosofía, en la ciencia que
estudia la sociedad y las leyes de su desarrollo, convirtiendo
la historia en una verdadera ciencia que permite estudiar el
pasado, comprender el presente y prever el futuro.
En esta obra, que fue abandonada a la crítica
de los roedores y publicada en este siglo, los autores
fundamentan la importante tesis del materialismo
histórico acerca del papel determinante que
desempeña la producción de bienes materiales en
la vida de la sociedad y en su historia.
Del modo de producción dependen las relaciones
sociales, políticas, culturales, reales y, en
definitiva, distintas formas de la conciencia social; la
filosofía, la moral, la
religión, etc.
Contrariamente a la filosofía idealista, los
autores demostraron que: "no es la conciencia la que determina
la vida, sino la vida la que determina la conciencia".Marx y
Engels escribieron en este libro, que el proceso
histórico se basa en el desarrollo de las fuerzas
productivas, es decir, los medios de trabajo y los hombres que
los ponen en movimiento.
A medida que se desarrollen las fuerzas productivas
entran en contradicción con las relaciones de
producción (las relaciones de propiedad).Las
contradicciones entre las fuerzas productivas en desarrollo y
las relaciones de propiedad que las entorpecen, se manifiestan
en las luchas de clases, que debe culminar en la
revolución social y política. Resultando de esta
revolución un sistema económico social y
político nuevo, sustituyendo al anterior; el feudalismo es
sustituido por el capitalismo; el capitalismo es sustituido por
el comunismo.
En pocas palabras, en la ideología Alemana los
autores sentaron las bases sobre la teoría de las
formaciones económico-sociales y la lucha de clases como
fuerza motriz del desarrollo de las sociedades
clasistas, basadas en las sociedades clasistas legalizadas por
el aparato del Estado, defendidas por el ejército de
clases dominantes, justificadas por las burocracias
políticas y cimentadas por ese cemento
ideológico y moral, sembrado en la mente de las clases
explotadoras y oprimidas.
Al analizar las contradicciones de la sociedad
capitalista, demuestra la inevitable sustitución del
capitalismo por el comunismo.
Esta revolución se diferencia de las anteriores
por la supresión de la explotación de una clase
por otra, por la supresión de la propiedad social en
pocas manos (propiedad privada) y con ello la
desaparición de la injusticia social, económica y
política.
Para que se lleve a cabo esta revolución (que
deberá ser violenta), los trabajadores deberán,
ante todo, conquistar el poder político.
Mientras que en las viejas sociedades los hombres se
encontraban en poder de las fuerzas y leyes del desarrollo
social, en el comunismo, los trabajadores, al frente del
destino político, dominarán por primera vez la
producción, el intercambio, sus propias relaciones
sociales y su propia cultura y
sexualidad.
El golpe del Estado militar, de tres días,
realizado por el ejército rojo y la policía
política stalinista en contra del reformista y traidor
de Gorbachov, demuestran que el sistema económico,
social y político, de la Unión Soviética,
debido al stalinismo de los años 20, en realidad es un
capitalismo de Estado, regido por una casta parasitaria
burocrática.
Al fracasar el intento reformista de Gorbachov, que
pretende restaurar el capitalismo, el pueblo soviético,
se levantará y luchará por mejores condiciones
económicas, sociales y políticas.
La única esperanza es la organización y
lucha, no solo de los trabajadores rusos, sino de todos los
proletarios del mundo por derrocar definitivamente a lso
capitalistas, burgueses, burócratas stalinistas e
imperialistas de todo el planeta.
En este libro, Marx crítica la
concepción idealista de Proudhon, su falseamiento de la
dialéctica hegeliana y fundamenta el materialismo
histórico al escribir: las relaciones sociales
están íntimamente vinculadas a las fuerzas
productivas. Al adquirir nuevas fuerzas productivas, los hombre
cambian de modo de producción, cambian la forma de
ganarse la vida y con ello, cambian sus relaciones de propiedad
y todas sus relaciones sociales. El molino movido a brazo nos
da la sociedad de los señores feudales; el molino de
vapor, la sociedad de los capitalistas industriales.
Al establecer los hombres las relaciones sociales con
arreglo al desarrollo de su producción material, crean
también los principios, las ideas y las
categorías conforme a sus relaciones
sociales.
Estas categorías no son eternas, al igual que
las relaciones a las que sirven de expresión. Son
productos históricos y transitorios.
En esta obra, Marx expuso las conclusiones a las que
había llegado como resultado de sus estudios
económicos. Criticó las concepciones
económicas pequeño-burguesas de
transformación pacífica del capitalismo que
planteaba Proudhon, que sustentaba la eliminación de sus
aspectos "malos" y la conservación de sus aspectos
"buenos".
Proudhon sembraba ilusiones perniciosas de que,
mediante el intercambio directo (sin dinero) de
mercancía y el crédito barato o gratuito, es posible
eliminar la explotación y las crisis
inherentes al capitalismo, dejando intacta la propiedad privada
de los medios de producción; al igual que los
economistas burgueses, consideraba inmutables y eternas las
relaciones capitalistas existentes y las categorías
económicas capitalistas.
Sólo un teórico del proletariado, como
Marx, con la valentía y audacia propias de la clase
obrera, era capaz de analizar de modo científico y
objetivo las tendencias del desarrollo capitalista.
El autor de la miseria de la filosofía, no solo
aplicó la dialéctica histórica
materialista a la Economía Política, sino que
también analizó las contradicciones de la
sociedad capitalista y la agudización del antagonismo
entre el trabajo y el capital, así como también,
demostró que el capitalismo debe ceder lugar a un
régimen social superior: la sociedad
comunista.
En este libro que nos ocupa, Marx logró un
nuevo avance en la elaboración de la teoría de la
lucha de clases y fundamentó los principios de la
táctica del proletariado.
Demostró lo nocivo de suavizar las
contradicciones de la sociedad capitalista, como la lucha de
clases. Consideró al proletariado como clase en
desarrollo que convierte de "clase en sí" que
todavía no tiene conciencia histórica de sus
tareas, en clase "para sí" o sea en clase conciente de
su contraposición a la burguesía y su lucha
histórica por liquidar la esclavitud capitalista y por
una conciencia comunista, sin propiedad privada, sin clases
sociales y sin explotación y opresión del
hombre pro hombre.
A diferencia de Proudhon que no estaba de acuerdo con
el sindicato y
las huelgas, Marx veía en la lucha económica por
mejores salarios y
condiciones sociales, no solo un medio para defender sus
intereses, sino también una condición,
imprescindible para elevar la conciencia política y la
organización partidaria de la clase obrera.
Lenin consideraba gran mérito de Marx, el haber
unido la lucha económica y la lucha política.
Cuando las masas obreras pasan de manifestaciones dispersas
contra individuos burgueses, a lucha contra toda la clase
capitalista y contra el instrumento ideológico y
político de los burgueses, el Estado, la lucha
económica se convierte en lucha
política.
13.- MANIFIESTO DEL PARTIDO
COMUNISTA
Esta obra, escrita en diciembre de 1847 y enero del
siguiente año, es el primer documento
programático del comunismo científico.
Escrita en su mayor parte por Marx, y completada por
Engels, se expone en esta obra general, una expresión
concisa, íntegra y sistematizada de los fundamentos del
materialismo histórico, así como la estrategia
política de la clase obrera en su lucra por borrar de la
historia al sistema capitalista.
Lenin escribió: Esta obra expone, son una
claridad y una brillantez geniales, la nueva concepción
del mundo, el materialismo comúnmente aplicado
también al campo de la vida social, la dialéctica
como la más completa y profunda doctrina del desarrollo,
la teoría de la lucha de clases y del papel
revolucionario histórico mundial del proletariado como
creador de una sociedad nueva, de la sociedad
comunista"
Partiendo de los supuestos teóricos del
materialismo histórico, los autores del manifiesto
formularon una clara teoría de la lucha de clases como
fuerza motriz del desarrollo de las sociedades clasistas: "La
historia (escrita) de todas las sociedades hasta nuestros
días, es la historia de la lucha de clases".
Explotados y explotadores, oprimidos y opresores, "se
enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada
unas veces y otras franca y abierta: lucha que terminó
con la transformación revolucionaria de la sociedad. La
sociedad capitalista se analiza dentro de un contexto
histórico, siguiendo su nacimiento y desarrollo y
mostrando sus contradicciones internas que inevitablemente
llevarán a su desaparición.
Concentrando en las fábricas millones de
obreros, el capitalismo imprime carácter social al
progreso de producción y a este carácter social
debe corresponder la propiedad social de los medios de
producción, pero éstos siguen en manos del
capital privado o del Estado capitalista. La propiedad privada
de los medios de producción se convierte en un
obstáculo para el desarrollo de las fuerzas
productivas.
Las crisis económicas son resultado de las
contradicción de las mencionadas fuerzas productivas
(impulsadas por los trabajadores) y las relaciones de propiedad
(defendidas por los capitalistas).
Solo una verdadera revolución socialista (no
como la stalinista que ésta siendo despreciada por las
masas proletarias) puede impedir la destrucción de las
fuerzas productivas, salvar de las ruinas los frutos de la
civilización y abrir a la humanidad el camino de un
futuro mayor.
El Estado capitalista es una junta que administra los
negocios
comunes de la clase burguesa.
En cierta etapa de su desarrollo, la lucha de la clase
obrera debe desembocar en una revolución, en el curso de
la cual el proletariado derrocará (por medio de la
violencia y
no solo por medios electorales a la burguesía y
establecerá su denominación política. Los
trabajadores son los únicos que al liberarse,
liberarán a la humanidad de toda explotación e
injustucias.
Los comunistas -dice el Manifiesto (no se refiere a
los stalinistas que han traicionado el marxismo
como Gorbachov y Yelzin), los verdaderos comunistas (como Marx,
Lenin, Trotsky, etc) "son el sector más resuelto de los
partidos obreros de todos los países, el sector que
siempre impulsa adelante a los demás
teóricamente, tienen sobre el resto del proletariado la
ventaja de su clara visión de las condiciones, de la
marcha y de los resultados generales del movimiento
proletario".
Mientras que en capitalismo, en sociedades
seudosocialistas, el trabajo asalariado y enajenado, sirve para
enriquecer a una minoría parasitaria, en la sociedad
comunista (que hasta hoy no ha existido el trabajo será
un medio para enriquecer y aliviar la vida de los
trabajadores.
Marx y Engels, fustigan la hipócrita y
repugnante moral burguesa, que se reduce al insensible pago en
"dinero constante y sonante" y le oponen la moral humanista y
libre de todo cálculo
codicioso, de una nueva sociedad comunista que
substituirá el capitalismo.
A la moral autoritaria, antivida que produce las
neurosis y
psicosis, los
verdaderos marxistas en la actualidad debemos oponer una moral
libre y humana que se base en los sentimientos, en el
cariño, el amor y la
libertad sexual de toda la humanidad.
Otra aportación importante del manifiesto, es
la concepción del internacionalismo proletario y la
teoría de que la revolución comunista
tendrá que ser a escala
mundial.
Los trabajadores como los burgueses, no tienen patria.
Los proletarios deberán primero derrocar, por la
violencia a su propia burguesía, para luego extender,
como plantea la teoría de la revolución
permanente de trotsky, la revolución en todo el
planeta.
14.- TRABAJO ASALARIADO Y CAPITAL
Engels, en la introducción de 1891 al folleto
de Marx titulado Trabajo asalariado y Capital, cuyo origen
fueron las conferencias impartidas por Marx en 1847 en la
Asociación Obrero Alemana de Bruselas, informa que
según el texto
original, el obrero vende al capitalista, a cambio del salario,
su trabajo, según el texto actual, acorde con la
teoría científica de El Capital, vende su fuerza
de trabajo.
La economía política clásica
burguesa dentro de las fluctuaciones constantes en los precios de
las mercancías, que suben y bajan, se puso a buscar el
punto fijo, en torno al cual se movían estas
fluctuaciones: arrancó de los precios de las
mercancías para investigar la ley regulada de
éstos el valor de las mercancías, valor que
explicaría todas las fluctuaciones de los precios y al
cual podrían reducirse a todas ellas.
Así, la economía política
clásica encontró que el valor de una
mercancía lo determina el trabajo socialmente necesario
para su producción encerrado en ella.
La fuerza de trabajo, como toda mercancía, se
determina por su costo de
producción, este costo,
consiste en la suma de medios de vida -o su precio en
dinero- necesario por término medio para que el obrero
pueda trabajar y mantenerse en condiciones para seguir
trabajando, y para sustituirle por un nuevo obrero (que puede
ser su hijo), cuando muera, o quede inservible por vejes o
enfermedad, es decir para asegurar la reproducción de la clase
obrera.
Mientras que todas las mercancías se venden por
su valor o costo de producción, la única
mercancía que se vende por debajo de su valor, es la
fuerza de trabajo. De ahí que la plusvalía
(más valor) surja del tiempo de trabajo NO PAGADO
al asalariado.
Considerando que los trabajadores produzcan su salario
en cuatro horas de su jornada de ocho, en estas primeras cuatro
horas producen el equivalente de su salario. Las segundas
cuatro constituyen la plusvalía, es decir el tiempo de
trabajo que el patrón ROBA LEGALMENTE a su
asalariado.
Las mercancías producidas por los obreros no
les pertenecen a ellos, sino al capitalista que los ha
acumulado, gracias al robo legal de la fuerza de trabajo de los
asalariados.
En cuanto los patrones se enriquecen robando y
explotando a los obreros éstos al recibir una parte de
lo que producen, se hunden más y más en la
miseria económica, política y sexual.
Es por anterior por lo que la lucha sindical por
mejoras saláriales, no debe reducirse, como los hacen
los dirigentes de la sección XXII del magisterio,
únicamente a exigir aumentos de salarios, sino a luchar
también por la desaparición del sistema
asalariado del trabajo, ya que de continuar las redes del asalaramiento,
los dirigentes sirven al patrón Estado, ya que las leyes
económicas capitalistas son la telaraña donde se
enredan, ideológicamente, los trabajadores asalariados y
enajenados a la ideología de clase dominante, quien
tiene bajo su control los
medios masivos de información (radio, prensa y
T.V. así como el sistema electoral, para continuar por
medio de su partido de Estado (PRI), oprimiendo
políticamente al pueblo trabajador mexicano. De
continuar estas situaciones, la "dictadura
perfecta" priísta (con sus payasos de "izquierda)
continuarán en el poder (apoyada por el imperalismo
yanqui), otros sesenta años, por lo menos.
En marzo de 1850, Marx, ayudado por Engels, redacta el
Mensaje del Comité Central de la Liga de los
Comunistas.
Los autores reconocen, que durante las luchas de masas
de 1848 y 1849, los miembros de la liga, participaron en la
prensa, en las barricada y en los campos de batalla. Estos
comunistas, estuvieron en la vanguardia
del proletariado, la única clase
revolucionaria.
En cambio la burguesía y la pequeña
burguesía, al velar por sus intereses se comportaron
como las más reaccionarias, los más odiosos
enemigos y verdugos de los trabajadores.
Según los autores, las tareas de los
proletariados, dirigidos por los verdaderos comunistas, deben
consistir en hacer la revolución permanente,
hasta que sea descartada la dominación de las clases
poseedoras hasta que el proletariado conquiste el poder del
Estado, hasta que la asociación de los proletariados se
desarrolle, no sólo en un país sino en todos los
países del mundo, hasta que las fuerzas mundiales
estén en manos de sus reales dueños, los
trabajadores.
No se trata de deformar la propiedad privada, sino
abolirla; no se trata de paliar los antagonismos de clase, sino
de abolir las clases, no se trata de mejorar la sociedad
existente, sino de establecer una nueva.
Los obreros y los verdaderos comunistas, deben
establecer una organización propia, un partido obrero,
legal y secreto, y hacer de cada comunidad centro y
núcleo de sociedades obreras en las que los intereses y
acciones
políticas del proletariado se discutan libre e
independientemente de las influencias políticas e
ideológicas burguesas.
Frente a los gobiernos burgueses (como del PRI en
México) los obreros deben constituir
gobiernos obreros revolucionarios, en forma de clubes o
consejos (soviets) municipales o comités obreros,
campesinos, etc., de tal forma que los gobiernos capitalistas,
no solo pierdan el apoyo de los trabajadores, sino que se vean
vigilados y amenazados por verdaderos dirigentes de las masas
obreras.
Para poder oponerse enérgica y amenazadoramente
el partido oficial burgués, los obreros, según
Marx, deberan estar armados y tener su organización como
la tuvieron los bolcheviques rusos.
Se procederá a armar a todo el proletariado con
fusiles, carabinas, cañones y municiones. Los obreros
deberán organizarse independientemente como guardia
proletaria, con jefes y estado mayor elegidos por ellos
mismos.
Bajo ningún pretexto entregarán sus
armas y municiones. Todo intento de desarme será
rechazado por la fuerza de las armas.
Una vez derrotado el gobierno burgués de los
capitalistas. Marx plantea la elección de una asamblea
nacional representativa.
A diferencia de las elecciones controladas por la
burguesía, y su gobierno, las que se realicen convocadas
por los trabajadores al frente el Estado y el nuevo gobierno,
serán verdaderamente democráticas, pues la fuerza
libre de la mayoría de la población, los trabajadores,
elegirán a sus verdaderos representantes.
Los trabajadores, en fin, escribe Marx, con la
suficiente conciencia política de clase,
independientemente de la influencia ideológica burguesa,
organizarán su partido proletario revolucionario y su
grito será LA REVOLUCIÓN
PERMANENTE.
16.- LAS LUCHAS DE CLASES EN FRANCIA.
Federico Engels en la introducción de 1895 al
folleto escrito por Marx en 1850, titulado Las luchas de clase
en Francia, escribió que este es el primer ensayo donde
se explica un fragmento de la historia mediante la
concepción materialista, partiendo de la
situación económica existente.
En el manifiesto
comunista se había aplicado a grandes rasgos la
teoría, a toda la historia moderna y en los
artículos publicados por Marx y Engels en la nueva
Gaceta Renana, esta teoría explica los acontecimientos
políticos del momento.
En este folleto, nos dice Engels, se trataba de poner
de manifiesto, a lo largo de una evolución de varios
años, tan crítica como típica para toda
Europa, el
nexo causal interno; se trataba de reducir, siguiendo la
concepción e Marx, los acontecimientos políticos
a efectos de causas, en última instancia
económicas.
Una vez que Engels argumenta que en la actualidad,
jamás podemos remontarnos hasta las últimas
causas económicas, por la velocidad de
los acontecimientos diarios y porque la estadística va siempre a la zaga,
renqueando.
Por lo anterior, una visión clara de conjunto,
sobre la Historia Económica, de un período dado,
no puede conseguirse nunca en el momento mismo, sino solo con
posteridad, después de haber reunido los
materiales.
Por esta razón -continúa Engels- el
método
materialista tendrá que limitarse con harta frecuencia,
a reducir los conflictos
políticos a las luchas de intereses de las clases
sociales y fracciones de clase existentes determinadas por el
desarrollo
económico, y a poner de manifiesto que los partidos
políticos son la expresión política
más o menos adecuada de estas mismas clases y fracciones
de clases.
Prueba de la teoría materialista de la historia
fue que la crisis del comercio
mundial, producida en 1847, había sido la madre de las
revoluciones de febrero y marzo, y que la prosperidad
industrial, de 1849 y 1850, fue la fuerza animadora que dio
nuevos brios a la reacción europea.
Por lo anterior, afirma Engels, citando a Marx: Una
nueva revolución sólo es posible, como
consecuencia de una nueva crisis económica".
En el folleto de Marx que nos ocupa, proclama, por
primera vez, la formula en que unánimamente los partidos
obreros de todos los países del mundo condensan su
demanda de
una transformación económica: la
apropiación de los medios de producción de la
sociedad.
Diez años antes, en el prólogo a la
tercera edición alemana al XVIII brumario de Luis
Bonaparte, elaborado por Marx, Engels escribió: "Fue
precisamente Marx quien descubrió la gran ley que rige
la marcha de la historia, la ley según la cual todas las
luchas históricas, ya se desarrollen en el terreno
ideológico cualquiera, no son, en realidad, más
que la expresión más o menos clara de luchas
entre clases sociales, que la existencia, y por lo tanto
también los choques de estas clases, están
condicionados, a su vez, por el grado de desarrollo de su
situación económica, por el carácter y el
modo de su producción y de su cambio, condicionado por
ésta".
Wenceslao Roces, traductor de las obras de Marx, nos
dice que los Grundrisse son el primer borrador completo de la
economía política, cimiento de proyectos y
manuscritos de años posteriores de un -genial esbozo
histórico- crítica de la economía burguesa
y su literatura.
La incursión de Marx en el terreno de la
economía burguesa, a la que se enfrentaba,
proponía un enfoque revolucionario, una perspectiva
proletaria que buscaba, el desenmascaramiento de dicha
economía, su desmitificación, para denunciar su
punto de vista capitalista y su superación final por la
economía política proletaria.
El más preciado valor de los Grundrisse es su
claro intento de las una respuesta decididamente crítica
de demoledora a la economía política
burguesa.
El objeto central de los borradores de Marx, fue
desnudar la economía política capitalista, que se
encuentra cubierta en sus propias mistificaciones
ideológicas burguesas.
Ernest Mandel, por su parte, en su libro: LA
formación del pensamiento económico de Marx de
1843 a la redacción de EL CAPITAL, escribe
que los Grundrisse constituyen, con la Contribución a la
crítica de la economía política, una suma
enorme de análisis política.
Concebidos, estos borradores, como los trabajos
preparatorios del EL CAPITAL, o más exactamente
como un desarrollo del análisis del capitalismo en todos
sus aspectos, del que habría de nacer la obra maestra de
Marx, contiene a la vez, los materiales de construcción de todo lo que Marx
habría de desarrollar después y multitud de
elementos que le sirvieron más tarde.
De ese "esbozo", Marx realiza una serie de
observaciones de la mayor importancia, concernientes a la
propiedad de los bienes raíces, al trabajo asalariado,
al comercio, al comercio
exterior, al mercado
mundial, que no se vuelven a encontrar en ninguno de los cuatro
tomo de EL CAPITAL (el cuarto tomo se tituló
Teorías de la plusvalía).
Por otra parte, el método de exposición de los Grundrisse es
más "abstracto", más deductivo que el de EL
CAPITAL, y si hay menos materiales de
ejemplificación, hay en cambio una infinidad de
digresiones, sobre todo de naturaleza histórica, o que
abren ventanas al porvenir, que fueron suprimidas para la
redacción final del EL CAPITAL, peor que poseen a veces
una riqueza incomparable, y con auténticas aportaciones
complementarias a la teoría socioeconómica
marxista.
Rosdolsky, reconoce que esa obre "nos ha introducido
en el laboratorio
económico de Marx, y nos ha revelado todos los
refinamientos, todos los caminos ondulantes de su metodología".
Stepánova, en su libro Carlos Marx, Esbozo
biográfico, escribe que los Grundrisse constituyen el
primer esbozo de EL CAPITAL y ocupan un lugar importante
en la historia del marxismo: reflejan la etapa decisiva de la
formación de la teoría económica de Marx.
Precisamente en ese trabajo expone los fundamentos de su
teoría de la plusvalía.
Con la teoría de la plusvalía (tiempo de
trabajo no pagado al obrero), Marx reveló el mecanismo
de explotación de la sociedad burguesa,
fundamentó desde el punto de vista económico la
misión histórica universal del proletariado, al
carácter necesario de la revolución
social.
Para concluir, los Grundrisse contienen importantes
ideas de Marx sobre la sociedad comunista, sobre la ley
económica del tiempo, inherente a esa sociedad, sobre la
organización comunista del trabajo, sobre el inaudito
desarrollo de las fuerzas materiales y espirituales de dicha
sociedad y sobre el desenvolvimiento armónico y
multilateral de la
personalidad, gracias al aumento del tiempo libre para
todos los individuos.
18.- EL MATERIALISMO HISTORICO
En enero de 1859, después de redactar
resúmenes y comentarios de decenas de libros sobre
economía política burguesa, (manuscritos
conocidos como los Grundrisse), Marx expone, en forma resumida,
su concepción acerca de la estructura y
funcionamiento de la actual sociedad capitalista.
La exposición de la historia del materialismo
histórico, aplicado a la sociedad burguesa
contemporánea, la lleva a cabo Marx en su famoso
"Prólogo de la contribución a la crítica
de la economía política".
Aún cuando la parte esencial de este
prólogo, ha sido reproducido muchas veces, por
divulgaciones del marxismo, considero que debe continuarse su
reproducción, pues no sólo sigue siendo de
actualidad, sino porque también existen muchos
jóvenes lectores que no lo conocen.
Rafael Jerez, en su libro Marx y Engels: el marxismo
genuino, divide en 5 claves teóricas el pasaje
más importante del citado prólogo.
1.- En la producción de su existencia, los
hombres entran en relaciones determinadas, necesarias,
independientes de su voluntad; estas relaciones de
producción corresponden a un grado determinado de
desarrollo de sus fuerzas productivas materiales.
2.- Durante el curso de su desarrollo las fuerzas
productoras de la sociedad entran en contradicción con
las relaciones de producción existentes, o lo cual no es
más que su expresión jurídica con las
relaciones de propiedad en cuyo interior de ha movido hasta
entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas
que eran, estas relaciones se convierten en trabas de estas
fuerzas. Entonces se abre una época de revolución
social. El cambio que se ha producido en la base
económica trastorna, más o menos lenta o
rápidamente, toda la colosal superestructura. Una
sociedad no aparece nunca antes de que sean desarrolladas todas
las fuerzas productoras que pueda contener, y las relaciones de
producción nuevas y superiores no se destruyen
jamás en ella, antes de que las condiciones materiales
de existencia de esas relaciones, hayan sido incubadas en el
seno mismo de la vieja sociedad.
3.- El conjunto de estas relaciones de
producción constituye la estructura económica de
la sociedad, la base real, sobre la cual se levanta una
superestructura jurídica y política y a la que
corresponden formas sociales determinadas de
conciencia.
En otros términos: el modo de producción
de la vida material, condiciona el proceso de la vida social e
intelectual en general.
Lo que quiere decir que las relaciones
jurídicas, así como la forma de Estado, no pueden
explicarse ni por sí mismas, ni por la llamada
evolución general del espíritu humano… se
origina más bien en las condiciones materiales
(económicas) de existencia.
No es la conciencia de los hombres la que determina la
realidad; por el contrario, la realidad social es la que
determina su conciencia.
4.- En las épocas de revolución social,
importa siempre distinguir entre el trastorno material de las
condiciones económicas de producción y las formas
jurídicas, políticas, religiosas,
artísticas o filosóficas; en una palabra, las
formas ideológicas bajo las cuales los hombres adquieren
conciencia de este conflicto y
lo resuelven.
5.- Por último; las relaciones burguesas de
producción son la forma antagónica del proceso de
producción social, no en el sentido de un antagonismo
individual, sino de un antagonismo que nace de las condiciones
de existencia de los individuos: las fuerzas productoras que se
desarrollan en el seno de la sociedad burguesa, crean, al mismo
tiempo, las condiciones materiales para resolver este
antagonismo: con esta formación social (la capitalista
actual) termina la prehistoria de
la sociedad humana.
19. EL SALARIO PRECIO Y
GANANCIA
La lucha sindical por el aumento salarial es, desde
hace décadas, una lucha de los obreros no sólo
por un mejor pago a su fuerza de trabajo, sino por mejores
condiciones sociales, culturales y humanas.
En 1865, como resultado de una marea de huelgas por
aumentos saláriales, en el continente europeo, se
levantaron voces, unas a favor de esa demanda y otras en contra
de ella.
Una posición en contra fue la de John Weston,
uno de los dirigentes del movimiento obrero inglés y miembro del consejo general de
la I Internacional (Asociación Internacional de los
trabajadores)
Este dirigente afirmaba que la elevación de los
salarios no es beneficiosa a los obreros y por consiguiente esa
lucha es nociva para ellos.
Muchos dirigentes obreros europeos predicaban
conceptos similares.
El 20 y 27 de junio de 1865, Marx intervino en la
sesión de la I Internacional, con un extenso informe
titulado Salario, precio y ganancia, el cual fue preparado en
respuesta a los planteamientos de weston.
En forma asequible para los obreros, Marx expuso en
ese informe las principales tesis de su doctrina
económica, poniendo de relieve el
papel y la importancia de la lucha del proletariado por el
aumento de los salarios.
Criticó resueltamente a quienes llamaban a los
obreros a la resignación a la pasividad frente a los
capitalistas, actitud que
atentaban contra los derechos vitales de los
trabajadores.
Al mismo tiempo, Marx demostró la necesidad de
unir la lucha económica con la lucha política de
la clase obrera contra la clase dominante.
Borisov, comentarista ruso sobre el documento que nos
ocupa, lo divide en 3 parte fundamentales:
En la primera, se brinda un profuso análisis
crítico de las teoría burguesas y pequeño
burguesas de mayor difusión sobre el salario, el precio
y la ganancia. Aquí Marx resolvió una tarea de
extraordinaria importancia, tanto para la teoría
económica, como para actividad práctica del
movimiento obrero: no dejó piedra sobre piedra de todas
las elucubraciones teóricas de los economistas
burgueses, tendientes a justificar y argumentar la injusticia
social del régimen capitalista y a evitar la
actuación de la clase obrera contra la
explotación del hombre por el hombre.
En la segunda parte, el autor expuso su nuevo aporte
al teoría económicas, resultante de un verdadero
viraje revolucionario realizado por él, en la
economía política. Parte esencial de ese aporte,
fue la teoría de la plusvalía, teoría que
desnudó, que llevan a cabo los capitalistas al no
pagarle todo su trabajo al obrero asalariado. Gracias a esa
teoría los trabajadores pueden comprender la forma en
que los patrones les roban parte de su trabajo, la mayor parte
de las riquezas producidas por ellos, que van a dar el los
bolsillos de los parásitos capitalistas.
La parte final, está dedicada a examinar los
caso más importantes de la lucha de los obreros por la
elevación de sus salarios o contra la reducción
de éstos. Aquí se fundamentan los objetivos
programáticos de la lucha de clase del proletario contra
la burguesía.
En la actualidad siguen vigentes los planteamientos de
Marx, asentados en este folleto. También hoy día,
brinda a los obreros un programa claro de lucha por sus
derechos económicos, políticos y sociales, y por
la emancipación de todos los trabajadores del mundo, de
la explotación capitalista.
El primer tomo de EL CAPITAL, el único de los 4
tomos que pulió Marx para su redacción al
público y el único que publicó en vida su
autor, dedicado a analizar, el proceso de producción del
capital, pone al desnudo las relaciones económicas
más esenciales y profundas del capitalismo o sea las
relaciones entre los capitales detentadores de los medios de
producción y ladrones de plusvalía (tiempo de
trabajo no pagado al obrero) y los obreros asalariados y
enajenados.
En una carta a Engels, Marx reconoce que lo mejor de
EL CAPITAL, es el carácter doble del trabajo, que puede
expresarse como valor de uso o como valor de cambio y en
análisis de la plusvalía, independientemente de
sus formas particulares: del beneficio, del interés, de
la renta sobre la tierra, etc.
Marx comienza a investigar el modo de
producción capitalista analizando la mercancía,
esa "cédula económica elemental de la sociedad
burguesa", y demostró que la mercancía contiene
el germen de todas las contradicciones del
capitalismo.
Toda mercancía, dice Marx, se compone de su
utilidad y de
su cambiabilidad por otras mercancías.
El valor de uso de la mercancía es su utilidad,
su capacidad para satisfacer diversas, su capacidad para
satisfacer diversas demandas del hombre. Los valores
de uso constituyen el contenido material de la riqueza
independientemente de la forma social de la misma, Por otra
parte, la mercancía es el producto del trabajo destinado
para el cambio. Es decir tiene valor de cambio.
El valor de cambio es, ante todo, la relación
cuantitativa entre dos mercancías. Marx demostró
que esta relación se basa en el trabajo invertido en la
producción de ambas mercancías.
El valor de la mercancía se determina por el
tiempo de trabajo, pero no sólo por el tiempo
individual, que necesita el productor, sino por el tiempo de
trabajo SOCIALMENTE necesario para producirla.
Después de aclarar el carácter del
trabajo (el privado y el social), encarnado en las
mercancías, Marx analizó la evolución de
las formas del valor, comenzando por la más simple, el
trueque en la sociedad primitiva y terminando por la
monetaria.
Al analizar el proceso de la conversión del
dinero en capital, demostró que el dinero participa en
la circulación de mercancías según la
formula M-D-M (mercancía -dinero- mercancía), es
decir, venta de una
mercancía para comprar otra.
La circulación del dinero como capital se
efectúa según otra fórmula D-M-D. En el
primer caso el objetivo consiste en adquirir una
mercancía necesaria para el uso; el valor de la
mercancía vendida y el de la comprada es igual. La
circulación del dinero como capital es distinta. En la
segunda fórmula el dinero obtenido por la venta de la
mercancía (D´) representa el dinero lanzado a la
circulación, más cierto INCREMENTO. Ese
incremento o remanente que queda después de cubrir el
valor primitivo, es lo que Marx llama PLUSVALÍA (que se
origina en la producción de mercancía y resulta
del tiempo de trabajo no pagado al obrero). Es así como
el dinero se convierte en capital y el que lo detenta, el
ladrón y parásito, en capitalista.
Lo anterior se debe a que la única
mercancía que se vende por debajo de su valor, es la
fuerza de trabajo del obrero. El capitalista, al comprar la
fuerza de trabajo, al obrero, su poseedor, solo le paga una
parte del valor de ella, la otra parte, la no pagada, se
convierte en plus-trabajo (más trabajo) y que al vender
la mercancía, preñada de esa fuerza robada
legalmente, el capitalista obtiene un plus-valor (más
valor) conocido como PLUSVALÍA.
Al descubrir el mecanismo de la explotación
capitalista y el origen de la plusvalía, Marx
demostró que la aspiración de la
producción capitalista, y de los capitalistas en
particular, constituye, el móvil de la producción
capitalista, pero esa insaciable sed de plus-trabajo tropieza
con la resistencia de
la clase obrera.
Esta resistencia, estudiada en el folleto Salario,
precio y ganancia de Marx, y comentado en el artículo
anterior, se manifiesta en la lucha de los obreros
sindicalizados, no solo por mejoras salariales, sino por la
desaparición de la esclavitud de la sociedad capitalista
y su sustitución por la sociedad comunista.
Marx demostró que el desarrollo del capitalismo
produce la profundización y agravamiento de su
contradicción principal: entre el carácter social
de la producción y la forma capitalista privada de
apropiación de los productos del trabajo.
Con una lógica irrebatible, Marx probó
que el capitalismo mismo, en el proceso de su desarrollo, crea
las premisas materiales del socialismo y la fuerza social (del
proletariado) que desempeña el papel de sepulturero del
capitalismo y será artífice del modo de
producción, y de la sociedad más avanzada y
humana, que hasta hoy no ha existido: el comunismo.
Stepánova, de quien hemos tomado lo esencial de
este resumen, del tomo I de EL CAPITAL, nos dice, que Marx
terminó su análisis de la tendencia
histórica de acumulación capitalista con una
previsión genial, confirmada cada vez más por la
historia: "El monopolio
del capital se convierte en grillete del régimen de
producción que ha florecido con él y bajo
él". LA centralización de los medios de
producción y la socialización del trabajo, llegan a un
punto en que son ya incompatibles con su envoltura capitalista.
Esta salta hecha añicos. LE LLEGA LA HORA A LA
PROPIEDAD CAPITALISTA: LOS EXPROPIADORES SON
EXPROPIADOS:
HUMBERTO ESCOBEDO CETINA