- Esferas en el estudio del
hombre - La personalidad:
integración de las esferas cognitiva y
afectiva - Esfera
cognitiva - Esfera
afectiva - Esfera
social - Esfera
física - Consideraciones
finales - Bibliografía
No se puede hablar del trabajo sin
relacionarlo directamente al hombre, ya que este es el principal
sujeto, actor y beneficiario de cualquier actividad. En la
evolución histórica de la gestión
empresarial se le ha asignado un determinado papel dentro de
este sistema, y de
forma explícita o implícita ha sido siempre el
elemento fundamental en el desarrollo de
las diferentes actividades, pues a pesar del nivel
tecnológico alcanzado por la mecanización y la
automatización en los procesos
productivos o de servicios,
detrás de ellos siempre está el
hombre.
El hombre es el principal objeto y sujeto por su
carácter activo, que a la vez transforma y
se transforma en el desarrollo de la actividad. Cuando se dice
que es el centro de la gestión
de recursos
humanos se analiza al mismo en la integración de las esferas cognitiva,
afectiva, física
y social.
El enfoque sobre el hombre debe tener un carácter
holístico, y la selección
contempla todas las esferas que integran al hombre, no como una
sumatoria sino en su síntesis e
interrelaciones intra e interesferas, en su implicación en
un medio determinado y en la interrelación con las
demás personas. (Fig. 1)
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gráfico seleccione la opción "Descargar" del
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Fig. 1. Modelo de
las diferentes esferas a valorar en el hombre en el proceso
de
selección de personal.
Son varias las disciplinas científicas que
estudian al hombre en el desarrollo de la actividad laboral, tales
como la medicina, la
antropología, la fisiología, el derecho, la pedagogía y otros, pero la psicología en el
desarrollo del proceso de selección de
personal siempre ha ocupado una posición privilegiada
por el alcance de su objeto.
Esferas en el
estudio del hombre
Cuando se hace referencia a la existencia de diferentes
esferas, se debe plantear la interrelación y dependencia
entre todas; es decir entre lo biológico, lo
psicológico y lo social integrado en el hombre, y es esa
integración la que refleja la capacidad de una persona concreta
o grupo de ellas
para desarrollar con éxito
determinada actividad. Hablar de un todo tiene lógica
cuando existen partes, al igual que hablar de partes adquiere
sentido cuando existe un todo; por lo que hay que valorar estos
nexos en sentido dialéctico y reconocer su carácter
holístico y sinergético. Esto implica analizar el
sistema y sus componentes cuyas interacciones adquieren una
dimensión cualitativa diferente.
La personalidad:
integración de las esferas cognitiva y
afectiva
Una categoría básica en el estudio del
hombre y que resulta vital en el proceso de selección de
personal es la categoría personalidad, pues como
señalan Harre, R. y de Waele, J. (1979): "La
personalidad es la base de la competencia
social del ser humano".
El estudio de la personalidad es un elemento central
dentro de la selección de personal, ya que es la
expresión más genuina del ser humano como ser
social, por su carácter activo y transformador, y por su
papel autorregulador y regulador, vista la personalidad en su
condición integrada entre lo cognitivo y lo
afectivo.
Es obvio que cuando se habla de la existencia de una
esfera cognitiva y afectiva, se está haciendo referencia a
lo psicológico y en especifico a la personalidad, por ser
esta la principal manifestación del hombre en su
implicación en el medio.
En el desarrollo de la actividad psíquica se
observa, la existencia de un conjunto de procesos
psíquicos, los que se pueden clasificar de la forma
siguiente:
4 Cognitivos:
sensación, percepción, atención, memoria,
imaginación, pensamiento y
lenguaje.
4
Afectivo-volitivos: emociones,
sentimientos, voluntad, deseos, aspiraciones.
Pero el estudio del hombre y su personalidad, no se
refiere a atomizarlo en un conjunto de procesos que se dan en
todo ser humano, aunque algunos de estos pueden manifestarse a
niveles superiores de integración, con una incidencia
significativa en el desarrollo exitoso de determinada actividad,
pero nunca operarían de forma independiente sino
integrados en síntesis, con un carácter diferente
como parte de una configuración cualitativamente
superior.
En muchos procesos de selección se fragmenta al
hombre en procesos aislados y se busca cuales procesos o
combinaciones de estos correlacionan con el éxito; o sea
se hace el estudio de cualidades aisladas para predecir el
éxito a partir de éstas, sobre la base de modelos
correlacionales, tratando de relacionar elementos fragmentados
con el todo. También, algunos especialistas trabajan
fundamentalmente sobre la base de categorías y
tipologías, referidas a los aspectos de contenidos y
estructurales, pero no valoran los aspectos funcionales
expresados en las funciones
reguladora y autorreguladora de la personalidad.
Tradicionalmente, en la psicología del trabajo se
ha realizado el estudio de la personalidad sobre la base del
análisis de los elementos componentes de la
denominada estructura
clásica, la cual está elaborada sobre la base de
los contenidos psicológicos; así para explicar la
actuación del ser humano se planteaba la existencia de
componentes, tales como el temperamento, el carácter, las
capacidades y el sí mismo, los que no expresan los
elementos diferenciales en el desarrollo de las diversas
actividades por el sujeto; es decir, personas con iguales
contenidos de la personalidad alcanzan resultados diferentes y
otras con características personales distintas alcanzan
los mismos resultados en el desarrollo de una actividad. Por
ejemplo, el ser más o menos alegre, como rasgo aislado, no
determina el éxito en el desempeño de un cargo, por lo que este
enfoque no permite definir los aspectos de la personalidad que
inciden en la actuación del hombre.
Es conocido que no existe una teoría
única, sino todo un mosaico, o quizás parafraseando
a Koontz, H. (1987), una verdadera jungla de teorías
psicológicas, que de una forma u otra abordan la
problemática de la personalidad. Al respecto, Cowling, A.
James, P. (1997) plantean: "Si bien la mayoría de las
personas estará de acuerdo en que la personalidad es un
factor muy importante que contribuye al éxito o fracaso en
el trabajo,
convendrá menos sobre la naturaleza de
las personas y cómo debe medirse". Aquí afloran los
debates alrededor de lo biológico y lo social en la
personalidad, así como la relación entre lo
heredado y lo adquirido y los métodos
adecuados para su valoración.
Existen diferentes posiciones sobre la personalidad en
las distintas escuelas y corrientes psicológicas, y
aún dentro de una misma escuela, lo que
lleva a precisar desde cuál ángulo se proyecta el
empleo de esta
importante categoría para la psicología, Wislack,
G. (1988) plantea en sus principios del
psicodiagnóstico, el principio de la concepción de
la personalidad en el cual refleja la necesidad de orientar
éste en función de
la concepción de la personalidad imperante. Entre los
principales enfoques en el estudio de la personalidad se pueden
citar la teoría de los tipos psicológicos, la
teoría de los rasgos, teorías
del desarrollo y teorías de la dinámica de la personalidad, entre
otras.
Existen múltiples tendencias en el estudio de la
personalidad y la concepción teórica que se asuma
tiene implicaciones metodológicas directas en la
realización del diagnóstico de selección. En esta
dirección, resulta ilustrativa la
clasificación siguiente de diferentes definiciones sobre
personalidad realizada por Allport, G., (1963):
-Aditivas o de ómnibus: enfocan la personalidad
como una suma de todas las características que posee y que
definen a un individuo.
-Integrativas o configuracionales: caracterizadas por el
énfasis en los aspectos estructurales concibiendo la
personalidad como un todo organizado.
-Jerárquicas: establecen un ordenamiento
jerárquico donde unas estructuras
sirven de base a otras.
-En términos de ajuste: hacen referencia como
elemento central al papel de la adaptación de la
personalidad.
-Basados en la distintividad: enfatizan en la
individualidad, en la diferenciación de los
individuos.
Resulta también de interes la
clasificación que hace Morales, J. (1995) de las distintas
teorías en el estudio de la personalidad en:
-Teorías internalistas: hacen énfasis en
la determinación de la conducta a partir
de factores internos. Dentro de estas distingue las
teorías biológicas donde incluye aquellas que
enfatizan en los factores genéticos,
anatomofisiológicos, tipología funcional
neurológica y funcionamiento endocrino (Krestchmer,
Sheldon); las psicológicas dentro en las que incluye las
teorías procesales o de estado, que
destacan los estados o mecanismos de naturaleza cognitiva o
afectiva como fuerzas intrapsíquicas ( Freud), y las
teorías estructurales que enfatizan los aspectos
relacionados con la
organización y el ordenamiento de los factores que
integran la personalidad (Teoría de los rasgos, Cattell,
Allport, Eysenck)
-Teorías situacionistas: explican el comportamiento
humano a partir de las situaciones externas. Fiel
expresión de estas es el conductismo y
las formulaciones siguientes de Skinner, B.
(1971): "No podemos explicar la conducta de ningún sistema
si estamos completamente situados en su interior. Finalmente
hemos de recurrir a las fuerzas que influyen el organismo desde
el exterior."
-Teorías interaccionistas: su base radica en la
concepción de la personalidad como una función de
la interrelación entre las características
personales y las situaciones. En las mismas se hace
énfasis en el carácter activo del sujeto, el papel
conductor de los procesos cognitivos y en las significaciones que
adquiere el medio para el mismo.
Estas clasificaciones tienen un carácter limitado
ya que no parten de los elementos esenciales de orden
ontológico, filosófico y epistemológico que
definen el carácter de una teoría
psicológica, y entremezclan categorías y
concepciones sobre la personalidad contrapuestas, o existen
teorías que pueden ser clasificadas en varias de las
categorías establecidas. No obstante, muestran algunos
elementos comunes en las definiciones planteadas por los
diferentes autores, y sirven de ilustración del panorama conceptual
existente.
Es imposible en un trabajo de este tipo abordar con
profundidad las concepciones teóricas de los diferentes
autores; no obstante, es necesario destacar dentro de todos los
estudiosos de la personalidad en Occidente, en relación
con la selección de personal por sus aportes
teóricos y metodológicos, desde distintas
posiciones, los trabajos de G. Allport, C. Rogers, y A. Maslow,
exponentes de la psicología humanista que ha realizado
grandes aportes al estudio de la personalidad; los de R. Cattell,
quien adopta como concepción teórica de la
personalidad la teoría de los rasgos los que clasifica en
aptitudinales, temperamentales y dinámicos teniendo en
cuenta su grado de generalidad; su origen (constitucional o
ambiental) y su significación (superficiales o causales).
Se destaca en este autor, la creación de distintas
técnicas psicológicas como el IPAT,
el Inventario de
Personalidad 16 PF sobre la base del análisis factorial.
Se puede mencionar también a H. Eysenck, quien tomando en
cuenta los postulados de W. Wundt, C. Jung, y J. Guilford
establece que la base de las diferencias individuales se pueden
describir en base a dos dimensiones principales el neuroticismo y
la extraversión.
A pesar de diferencias con respecto a algunas de las
formulaciones se reconoce el valor del
trabajo desarrollado por estos especialistas y sus aportes al
desarrollo de esta categoría.
La psicología marxista desde sus planteamientos
teóricos e investigaciones
desarrolladas ha realizado significativos aportes al estudio de
la personalidad, y aunque existe una base filosófica
común, existen diferentes tendencias al abordar ese
importante objeto de estudio de la psicología.
En un estudio realizado por Shorojova, E. (1985) se
analizan las principales tendencias de la psicología
soviética en el estudio de la personalidad:
•Enfoque complejo de las ciencias que
estudian al hombre: evidencia la necesidad del enfoque
multidisciplinario en el estudio de la personalidad.
•Enfoque individual: aunque parten del
carácter social de la personalidad, hacen énfasis
en el estudio de las particularidades del ser humano concreto.
•Enfoque de la disposición práctica:
prioriza el principio de la relación teoría
práctica dirigiendo su atención hacía el
estudio de la personalidad en su accionar en la
práctica.
•Orientación socio-psicológica en el
estudio de la personalidad: no reduce la psiquis a un conjunto de
elementos comunes. Shorojova, E. (1985) plantea entre las
principales tareas objeto de estudio de esta tendencia: el
estudio de la determinación social del carácter
psíquico de la personalidad; la
motivación social del comportamiento
y la actividad de la personalidad en las diferentes condiciones
socio-históricas y socio-psicológicas; las
características de clases, nacionales y profesionales de
la personalidad; las regularidades de la formación y
manifestación de la actividad social de la personalidad;
las vías y los medios para
incrementar esta actividad; el status social de la personalidad;
los sistemas de
orientación de valores y
posiciones; los problemas de
la contrariedad interna de la personalidad y vías para su
eliminación; la autoeducación del proceso de la
formación del carácter psíquico de la
personalidad de determinada formación
socio-histórica.
•Estudio de la personalidad sobre la base del
principio de la unidad de la conciencia y la
actividad: estas categorías son básicas en el
estudio de este objeto y tienen un valor metodológico
trascendental en el estudio de la personalidad al realizar el
análisis de los aspectos vinculados con el proceso y el
contenido en la formación de la personalidad. Esta
tendencia parte de los postulados de L. Vigotsky, A.
Leontiev, S. Rubinstein, sobre la actividad planteando el
carácter activo de la personalidad, dentro de la cual las
necesidades y los motivos constituyen el eje central. A.
Leontiev, ubica la jerarquía de motivos como el
núcleo de la personalidad y confiere un papel esencial a
las actitudes. En
esta dirección plantea: "la personalidad es una nueva
formación psicológica que se desarrolla en las
actitudes vitales del individuo como resultado de la
transformación de su actividad". En este enfoque de la
personalidad sobre la base de la actividad se destaca que esta no
sólo se forma a partir de las acciones que
se desarrollan en la relación sujeto-objeto, sino que como
señala Abuljánova, K., es importante la actividad
que se produce entre los sujetos, las relaciones que se
establecen entre estos.
• Enfoque sistémico estructural: es
quizás el punto de contacto actual en el que coinciden en
la actualidad los estudiosos de la personalidad de las más
disímiles posiciones filosóficas y
epistemológicas. Este enfoque tiene como principales
representantes de la psicología soviética a K.
Platonov, B. Anániev, A. Kovaliov, V. Miasischev, y V.
Merlin. Aunque tienen como antecedentes las formulaciones de L.
Vigotsky.
Sin pretender agotar una problemática de tal
dimensión es necesario abordar y asumir nuestra
posición en este sentido.
Pese a las diferencias de carácter
filosófico, ontológico y epistemológico en
los distintos enfoques en el estudio de la personalidad, pueden
distinguirse elementos afines que pueden orientar, sobre la base
de una posición común, la construcción del conocimiento
integrado alrededor de esta importante categoría para la
psicología.
Desde hace varios años se viene produciendo un
análisis crítico y reconceptualización de
esta categoría, derivado del carácter limitado y
las insuficiencias de los enfoques reduccionistas imperantes, de
orden biologicista y sociologista en la concepción y uso
de la misma, en el que intervienen representantes de las
más disímiles teorías.
Cuando se emplea el término personalidad, se
está haciendo referencia a la expresión
psicológica integrada del hombre y a sus manifestaciones
en las distintas actividades de la vida social en su
implicación en el medio. Entre los principales enfoques
actuales en el estudio de la personalidad se deben significar el
carácter integral visto con un enfoque holístico,
expresado en el enfoque sistémico-configuracional; su
individualidad; el carácter reflejo; el carácter
social; la unidad de lo cognitivo y lo afectivo; la
búsqueda de síntesis integradoras al explicar la
misma; el carácter activo del sujeto en la
construcción de la personalidad y su función
reguladora y autorreguladora.
Resulta evidente que los representantes de diferentes
orientaciones teórico-metodológicas enfocan la
necesidad de orientar el estudio de la personalidad, en
función de ubicar al sujeto psicológico en el
centro del proceso de construcción de la personalidad. En
este sentido, Rubinstein, S. (1979) plantea: "en su
condición de persona el hombre se presenta como
‘unidad’ en el sistema de relaciones sociales, como
sujeto social de dichas relaciones" y añade "las aptitudes
del hombre son pertrechos que no se fabrican sin su
participación."
El enfoque teórico asumido proyecta las
categorías y la dinámica de la personalidad sobre
la base de un enfoque histórico-cultural y
configuracional, donde se produce una interrelación entre
los aspectos sociales, estructurales, de contenido y funcionales,
lo que permite el abordaje sistémico de la relación
hombre-trabajo. Este enfoque fundamenta la estructura de la
personalidad sobre la base de la integración en diferentes
configuraciones: las unidades psicológicas primarias, las
formaciones psicológicas y las síntesis reguladores
como un proceso integrador ascendente a niveles superiores de
complejidad. Estos subsistemas son una expresión de la
unidad de lo cognitivo y lo afectivo. González, F. y
Mitjáns, A. (1989) definen estas categorías de la
forma siguiente:
"-Unidades psicológicas primarias. Estas
constituyen una integración cognitivo-afectiva
relativamente estable, que actúa de manera inmediata sobre
el comportamiento ante las situaciones, vinculada a su acción
reguladora. El nivel de mediatización que ejerce la
personalidad sobre ellas depende del nivel de regulación
en que esta opera.
–Formación psicológica. Se definen
básicamente por la categoría de formación
motivacional compleja, utilizada para designar formaciones que
hemos investigado empíricamente, como las intenciones
profesionales, los ideales morales y la autovaloración. El
contenido de la formación motivacional siempre aparece
elaborado por el sujeto, constituyendo un sistema de
información personalizada operar conscientemente con
dicho contenido realizando el potencial motivacional de los
mismos en estrategias,
valoraciones y objetivos muy
elaborados. En su base motivacional las formaciones
psicológicas se apoyan en motivos que ocupan un lugar
elevado en la estructura motivacional de la personalidad, a los
que denominamos tendencias orientadoras, los cuales aglutinan
dentro de un mismo sistema de sentido otras necesidades y
motivaciones mas inespecíficas y de menor
jerarquía, que encuentran su vía de
expresión en estas formaciones
psicológicas.
–Síntesis reguladoras. El propio
carácter sistémico de la personalidad determina que
sus elementos y formaciones se integren en distintas
configuraciones psicológicas de forma simultánea,
las que tienen una particular relevancia en la regulación
del comportamiento. "
Especial trascendencia en el proceso de selección
de personal reviste la concepción y formulación de
los indicadores
funcionales, entre los cuales González F. y A.
Mitjáns (1989), definen los siguientes:
"-Rigidez –flexibilidad. Es la flexibilidad
o no del sujeto para reorganizar, reconceptualizar y revalorar
los distintos contenidos psicológicos de su personalidad;
su capacidad para cambiar decisiones, proyectos y
adecuarlos a nuevas exigencias y situaciones, así como de
cambiar alternativas y estrategias de comportamientos
concretos.
–Estructuración temporal de un contenido
psicológico. Capacidad para organizar y estructurar
los contenidos en una dimensión futura de forma tal que
sean efectivos en el ejercicio de las funciones reguladoras
presentes de la personalidad. La organización futura de un contenido es un
elemento esencial para sus potencialidades reguladoras
presentes.
-Mediatización de las operaciones
cognitivas en las funciones reguladoras. Es la capacidad del
sujeto para utilizar de forma activa y consciente operaciones
cognitivas en la regulación del comportamiento. En este
sentido, son esenciales la reflexión, los procesos
valorativos, las posibilidades de elaboración compleja del
sujeto y otros, que permiten el planteamiento individualizado y
consciente de las direcciones esenciales en que la personalidad
se expresa.
-Capacidad de estructurar el campo de
acción. Es la capacidad del sujeto para organizar
alternativas diversas de comportamiento ante situaciones nuevas y
ambiguas. El individuo es capaz de configurar las situaciones e
implicarse en ellas, optimizando la información personalizada relevante de que
dispone.
-Estructuración consciente activa de la
función reguladora de la personalidad. El individuo
realiza un esfuerzo volitivo estable, orientado a concientizar
las principales cuestiones asociadas a la expresión de sus
tendencias esenciales como personalidad. Ante vivencias negativas
o inexplicables, el individuo se esfuerza por establecer un
criterio explicativo que le permita estructurar su campo de
acción.
Estas formulaciones, unido al análisis de los
niveles de regulación de la personalidad sobre la base del
nivel de conciencia con que actúa el sujeto, constituyen
el eje de la concepción de la personalidad empleada en
esta proyección de sistemas de selección de
personal y elemento vital en el desarrollo del mismo.
En el estudio de la personalidad en función de la
selección de personal existen un conjunto de formaciones
motivacionales particulares que resultan de interés al
evaluar los principales aspectos que orientan y sostienen la
actuación de los sujetos en las diferentes actividades,
tales como: los intereses, los que reflejan la inclinación
afectiva hacia el
conocimiento de diferentes esferas de la vida social; las
aspiraciones, que expresan la orientación de la
personalidad en el propósito de alcanzar objetivos futuros
y dentro de estas los ideales, como la concepción de un
modelo de actuación del sujeto que incluye sus principales
acciones futuras y las intenciones manifestadas en los planes y
proyectos de acción que orientan la conducta del sujeto;
la autovaloración que es la formación motivacional
en su nivel regulador superior en la que el sujeto valora
cualidades y las orienta en función del logro de
determinados objetivos. Todo esto unido a la voluntad, como
expresión de la constancia, la perseverancia, la independencia,
la decisión, la fuerza y el
autodominio en la orientación del sujeto para alcanzar un
objetivo.
Existen también síntesis donde se expresa
al más alto nivel la integración de los aspectos
cognitivos y afectivos tales como: las convicciones que expresan
la orientación de la actividad del hombre sobre la base de
sus principios y puntos de vista y son una expresión de la
integridad personal; el estilo de
vida, visto como el modo sistemático de actuar el
hombre, en sus manifestaciones en las distintas esferas de la
vida y el sentido de la vida, como la forma motivacional
compleja, que expresa los niveles superiores de
orientación de la jerarquía de motivos, manifiesta
el objetivo supremo de la vida del sujeto y rige su
orientación.
Es necesario en el estudio del sujeto, con vistas a la
realización de los procesos de selección de
personal, conocer cuáles son sus principales necesidades,
motivos y otras formaciones psicológicas, ya que revelan
la orientación y la fuerza de la dirección del
comportamiento, lo que tiene incidencia directa en el desarrollo
de la actividad por parte del sujeto. Y aunque algunos autores
sobre la base de un enfoque positivista y una orientación
empiricista e instrumentalista analizan la influencia de los
aspectos personológicos partiendo de resultados de
técnicas estadísticas, y señalan la
existencia de bajos niveles de correlación entre los
factores de índole personológico y el éxito
en el desarrollo de una actividad, es obvio que la incidencia de
los factores motivacionales no se produce de forma aislada, pues
sólo con motivación
no se realiza con éxito una actividad, sino que este es el
resultado de la interrelación de aspectos de
carácter cognitivo y afectivo.
El éxito en el desarrollo de una actividad es la
resultante del conjunto de factores interrelacionados, cuyo
producto final
no es una adición de las partes integrantes; no obstante,
es necesario en el estudio del hombre realizar abstracciones para
poder valorar
la influencia relativa en el desempeño alcanzado en el
desarrollo de una actividad.
Dentro de los factores a los que se atribuye gran
importancia, y a los que se ha prestado mayor atención en
la psicología, están los aspectos de la esfera
cognitiva, como dimensión ejecutora en la
regulación y autorregulación de la personalidad. Si
bien es cierto que poseer determinado desarrollo de conocimientos
y habilidades facilita el desempeño de una actividad, se
puede afirmar que de manera aislada, sin la integración a
otros factores no resulta suficiente, máxime cuando la
actividad laboral no es una abstracción que basada
sólo en el nivel de ejecución, sino que es una
actividad social que tiene múltiples
requerimientos.
En esta dirección Rubinstein, S. (1976)
señala: "Así se han creado las premisas
teóricas que llevan a despreocuparse de la
formación de las personas, del desarrollo de sus
facultades, y a pensar, esencialmente, en la selección de
los individuos que, en virtud de ciertas condiciones dadas
espontáneamente, resultan aptos para determinadas
profesiones" y añade: "esta contextura de las aptitudes
explica las dificultades con que en la vida se choca al valorar
la capacidad de las personas. Generalmente se le estima teniendo
en cuenta su rendimiento. A su vez, este depende directamente de
que el hombre posea un sistema bien regulado y con un
funcionamiento preciso, de las correspondientes operaciones o
formas de actuación en la esfera dada."
Entre los principales aspectos de carácter
cognitivo que se integran en la valoración de los
requerimientos de los candidatos se encuentran: la inteligencia,
habilidades, aptitudes, conocimientos, e incorporamos otros
indicadores como pueden ser los años de experiencia, el
nivel de escolaridad y la calificación técnica,
elementos que pueden aparecer de forma significativa como
requisitos o generalmente integrados en determinadas competencias.
En el decursar histórico de la psicología
se ha hecho énfasis en el estudio de la esfera cognitiva
por el papel rector de la misma, unido a la esfera inductora de
la personalidad en los niveles de ejecución que se
alcancen en el desarrollo de la actividad y un reflejo de su
trascendencia es el surgimiento de la psicología
cognitiva.
Es obvio que no se puede restringir el estudio de la
esfera cognitiva al movimiento
así denominado que tiene como elemento central la
concepción del ser humano como un procesador de
información y el símil de la
computadora, no obstante, que este paradigma ha
acaparado al término de Psicología
Cognitiva.
Según de Vega, M . (1984): "Los teóricos
del procesamiento de información están interesados
en describir y explicar la naturaleza de las representaciones
mentales, así como el determinar el papel que juegan en la
producción de las acciones y conductas
humanas."
Para Gardner, H., (1987) el científico que
estudia la cognición considera que esta " debe ser
descrita en función de símbolos, esquemas, imágenes,
ideas y otras formas de representación mental."
Por otra parte Lachman, R. y Buttfield, E. (1979)
formulan que el procesamiento de la información se produce
mediante: "unas pocas operaciones simbólicas relativamente
básicas, tales como codificar, comparar, localizar,
almacenar, etc, pueden en último extremo, dar cuenta de la
inteligencia humana y la capacidad para crear conocimientos,
innovaciones y tal vez expectativas con respecto al
futuro".
En el estudio de la inteligencia en la actualidad es
necesario destacar el papel que ha desempeñado el
movimiento denominado psicología cognitiva, que ha hecho
énfasis en la introducción de diferentes modelos de
procesamiento de la información. Un ejemplo de ellos es el
modelo de Norman, D. (1987) según el cual todos los
sistemas cognitivos, animados o artificiales, deben tener los
siguientes elementos:
-Una forma de recibir información:
receptores
-Una forma de ejecutar acciones en el mundo: sistema
motor
-Procesos cognitivos que incluyen:
.Una forma de interpretar e identificar
información recibida por los receptores
.Una forma de controlar las acciones que se
ejecutan
.Una forma de guiar la distribución de recursos
cognitivos cuando las necesidades
superen las posibilidades
.Una memoria de acciones y experiencias.
Estos procesos cognitivos implican que:
-Debido a que los recursos son finitos, será
necesario algún tipo de distribución de
recursos (atención)
-Sea necesaria la participación de una memoria de
trabajo ( a corto plazo)
-Un interprete y mecanismos de retroalimentación que permitan observar
las
operaciones en el mundo y modificarlas
-Alguna forma de autogenerar planes y controlar su
funcionamiento, ello requiere
niveles de conocimiento (metaconocimiento)
-Para la acción inteligente tiene que existir un
modelo del entorno, de uno mismo y
de los otros
-Tiene que aprender y automodificar su conducta y el
conocimiento
En el panorama del estudio de las capacidades pueden
distinguirse la existencia de cuatro tendencias principales:
factorialista, en la cual prima el análisis
estadístico matemático de los factores, que revelan
fuentes de
diferencias individuales, una de las orientaciones principales en
el estudio de este objeto y que aún conserva adeptos; la
conductista y neoconductista que enfatiza en los resultados y en
los aspectos y modificaciones observables, haciendo
abstracción de los procesos y tratando al hombre como caja
negra; cognitivista, que explica la actividad cognitiva centrada
en los mecanismos y procesos mentales internos, y el enfoque
materialista dialéctico, que concibe las capacidades a
partir del desarrollo de la actividad en la cual se expresa la
relación dialéctica de lo biológico y lo
social, de lo interno y lo externo.
Debe destacarse, que las formulaciones de los autores
que estudiaron la inteligencia sobre la base del análisis
factorial, dominaron los enfoques en el estudio de la esfera
cognitiva hasta los años 60, salvo las formulaciones de
otro orden como las de J. Piaget, para
el cual la "función de la inteligencia es la
construcción de estructuras cognoscitivas que se
corresponden con la realidad y permiten al hombre su
conocimiento" y cuya expresión final del desarrollo de la
inteligencia es la adquisición por parte del individuo, de
un conjunto de operaciones lógico-matemáticas que como instrumento
intelectual le permite el conocimiento de la realidad", y L.
Vigotsky, de quien podemos destacar sus estudios realizados sobre
el pensamiento y el lenguaje, y
sus formulaciones sobre el papel de la actividad, la
mediación, la ley de la doble
formación, la ley del desarrollo y la zona de desarrollo
próximo y el enfoque histórico cultural impactan el
panorama actual de la psicología. No obstante el
análisis factorial fue la posición dominante en el
estudio de esta esfera en el proceso de selección de
personal.
Dentro de la esfera cognitiva se ha prestado especial
atención al estudio de las capacidades y en particular al
estudio de la inteligencia. Múltiples son las definiciones
y enfoques alrededor de la inteligencia. Según Mayer, R.
(1986) las principales tendencias en el estudio de la
inteligencia la definen como: capacidad de aprendizaje,
manipulación, procesamiento y representación de
símbolos, capacidad de adaptarse a situaciones nuevas y
capacidad para solucionar problemas.
Entre los estudiosos contemporáneos de la
inteligencia se encuentra Sternberg, R. (1985) quien plantea que
las diferencias individuales dependen fundamentalmente de la
eficiencia de
la codificación y comparación de
procesos y señala que una teoría comprensiva de la
inteligencia debe contemplar una gran cantidad de procesos
componentes, y que estos deben estar relacionados no sólo
con la inteligencia académica, sino también con la
inteligencia práctica. Para este autor los componentes que
explican la inteligencia pueden organizarse en 4
clústers:
-Habilidad para aprender y beneficiarse con la
experiencia
-Habilidad para pensar o razonamiento
abstracto
-Habilidad para adaptarse a situaciones de cambio e
incertidumbre.
-Habilidad para automotivarse y ejecutar
rápidamente las tareas que son necesarias.
Stemberg, R. (1985) elaboró un modelo de
clasificación de los componentes de los procesos
operativos en la solución de problemas el cual esta
conformado por los elementos siguientes:
-Metacomponentes: Procesos de control de alto
nivel, empleados para la planeación
ejecutiva y la toma de
decisiones en la solución de problemas
-Metacomponentes de realización: Procesos que
ejecutan los planes e implementan
las decisiones seleccionadas por los
metacomponentes.
-Adquisición de metacomponentes: Procesos
envueltos en la adquisición de
información previamente almacenada en memoria.
Procesos envueltos en el
aprendizaje de nuevas experiencias.
-Componentes de transferencia: Procesos envueltos en el
traspaso de la información
retenida, de una situación a otra.
Otro representante de la denominada psicología
cognitiva, cuyas teorías han alcanzado gran
difusión es Gardner, H. (1993); sobre la base de las
operaciones cognitivas implicadas, la aparición de
prodigios, casos de daños psicofisiológicos, las
manifestaciones en diferentes tipos de cultura y el
posible curso de evolución del desarrollo plantea la
existencia de siete tipos de inteligencia: lingüística, lógica-matemática, espacial, musical,
kinéstesica, intrapersonal e interpersonal.
De interés para la selección de personal
resulta la clasificación que hace Maker, J. (1982) de las
habilidades sobre la base de la teoría de J. Guilford, y
describe las principales manifestaciones que caracterizan la
existencia de cada uno de los talentos por él planteados,
entre los que señala: talento creativo, talento de toma de
decisiones, talento de planificación, talento predictivo y talento
comunicativo.
En el estudio de las capacidades y los procesos
cognoscitivos en general se destaca el papel desempeñado
por la psicología soviética, en la
definición de las bases teóricas que sirven de
orientación al estudio de esta importante esfera en la
actuación del ser humano. Entre sus principales
representantes se puede citar a L. Vigotsky, D. Elkonin, V.
Davidov, P. Galperin, B. Anániev, S. Rubinstein, A.
Leontiev, A., y B. Tieplov entre otros.
Especial valor metodológico adquieren los
principios de la psicología marxita, al valorar los
aspectos epistemológicos que impactan el panorama actual
de la psicología, vinculados con la selección de
personal, donde adquiere especial relevancia la teoría de
la actividad y la definición de las principales cualidades
de los procesos psicológicos al formular su
carácter objetivo, ideal, subjetivo y reflejo.
Es importante en el estudio de las capacidades, conocer
su estructura a los efectos de poder determinar los niveles de
incidencia, ya sea relativamente de forma directa, de procesos
independientes, o integrado en configuraciones a un nivel
superior de tipo operacional. Consideramos que es necesario
abordar el estudio de las capacidades desde un enfoque funcional,
y sistémico configuracional desde el punto de vista
estructural.
Partimos en el análisis de la estructura de las
capacidades, de la distinción realizada por Rubinstein, S.
(1986) que distingue un subsistema nuclear o procesal, conformado
por los diferentes procesos psicológicos de orden
cognitivo, tales como: percepción, atención,
memoria, pensamiento y lenguaje, y que sirven de base al
subsistema operacional en el cual se integran diferentes procesos
en habilidades y hábitos, que expresan el accionar del
sujeto en el desarrollo de las diferentes actividades.
En relación con los procesos cognoscitivos y el
estudio de su participación en la construcción del
conocimiento del sujeto, con vistas a la selección de
personal, es importante precisar los indicadores a partir de los
cuales se expresan los mismos, como es el caso del pensamiento,
el cual reviste cualidades generalizadoras al impactar la
proyección del ser humano, y constituirse los procesos
lógicos en habilidades generales que integran la
inteligencia, los que participan también en el desarrollo
y en la manifestación de diferentes capacidades
específicas tales como el análisis, la
síntesis, la comparación, la abstracción y
la generalización; asimismo la existencia de cualidades
que lo caracterizan, como son: independencia, fluidez,
flexibilidad, originalidad, nivel de elaboración,
profundidad, consecutividad, productividad y
economía
de recursos, rapidez.
Pese a la evidente interrelación existente entre
los términos capacidades, inteligencia, habilidades y
aptitudes, consideramos que existen elementos diferenciales que
aconsejan su distinción.
Las capacidades constituyen elementos de la
esfera ejecutora en las que se expresan a un alto nivel la
integridad de lo cognitivo y lo afectivo en la personalidad. Son
el sistema de procesos, unidades psicológicas, formaciones
y síntesis integrados que expresan las facultades del
hombre para desarrollar con éxito una actividad
determinada. Podemos distinguir dentro de las capacidades la
existencia de una capacidad general a la que generalmente se
denomina inteligencia, y capacidades específicas
vinculados al desarrollo de determinadas actividades.
Existen múltiples definiciones de inteligencia.
Consideramos esta como la capacidad intelectual general, que no
sólo refleja las potencialidades de la ejecución en
la esfera académica, sino que perméa las acciones
del ser humano en la diversidad de actividades que desarrolla en
el transcurso de su vida y que se caracteriza por la capacidad de
solución de problemas expresado en la posibilidad de
identificar problemas, analizar, valorar e interpretar sus
causas, generar soluciones
potenciales y elegir las más adecuadas, planear, organizar
e implementar su solución así como controlar y
adecuar su actuación sobre la base de la
retroalimentación recibida; todo ello con el uso adecuado
de recursos de diferente índole.
Existe una estrecha interrelación entre
capacidades, habilidades, conocimientos y hábitos.
Petrovsky, A. (1985) define las habilidades como: "el
dominio de un
complejo sistema de acciones psíquicas y prácticas
necesarias para una regulación racional de la actividad
con la ayuda de los conocimientos y los hábitos que la
persona posee".
Existen muchas clasificaciones de las habilidades, pero
resulta interesante la subdivisión que realizan Fitts, P,
y Posner, M. (1968) cuando valoran las experiencias desarrolladas
por W. Bryan, y M. Harter, en 1899, sobre el desarrollo de
habilidades en el aprendizaje de
la transmisión y recepción telegráfica, en
la cual se produce la necesidad del empleo de habilidades
perceptivomotoras y linguísticas, realizando la siguiente
clasificación:
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Las habilidades pueden ser clasificadas según su
naturaleza: intelectuales,
teóricas o mentales y físicas o motoras, y
consideramos necesario incluir de forma diferenciada la
existencia de habilidades interpersonales; según el
contenido: deportivas, laborales, docentes,
profesionales y según su alcance: generales y
específicas.
Resultan también de interés en la evaluación
del sujeto los hábitos y los conocimientos que posee y sus
potencialidades para desarrollarlos. Concebimos los
hábitos como las manifestaciones que expresan la
automatización de determinadas operaciones en el
desarrollo de la actividad, mientras los conocimientos
expresan la adquisición por parte del hombre de los
aspectos teóricos y metodológicos de la cultura
socialmente elaborada en las diferentes esferas de la vida
social.
Por otra parte las aptitudes son precondiciones
para la adquisición de conocimientos y el desarrollo de
habilidades, que permiten el desarrollo de determinadas
capacidades en función de una actividad. Las aptitudes
existen como potencialidades e incluyen las disposiciones
anátomo-fisiológicas en su implicación y
desarrollo en el medio, vinculadas a la experiencia personal;
esta combinación hace presumir que una determinada persona
posee las facultades para formarse y ejecutar con éxito
una actividad.
Es importante no sólo valorar el estado
actual, sino también los aspectos relacionados con el
desarrollo de las capacidades, y las potencialidades de
aprendizaje unido al hecho de haber recibido la base orientadora
de la actividad, para poder determinar realmente si el sujeto
posee o no las posibilidades que garantizan el desempeño
exitoso de la actividad, en lo que adquiere particular relevancia
las formulaciones de L. Vigotsky, sobre la doble formación
y la zona de desarrollo próximo.
Debe destacarse el aspecto regulador y autorregulador de
la esfera cognitiva como dimensión ejecutora de la
personalidad, la cual es expresión de la
integración de lo cognitivo y lo afectivo.
Una característica esencial de la personalidad es
su integridad; no obstante, se puede identificar en su
estructura, dos dimensiónes: ejecutora e inductora. Hoy
día es generalmente reconocido que el éxito en el
desarrollo de una actividad no depende sólo de poseer
determinados conocimientos y habilidades, sino que es necesario
también la disposición, la orientación y el
despliegue de la energía necesaria para alcanzar los
objetivos propuestos. Al respecto, resultan harto elocuentes las
palabras de Rubinstein, S. (1986) cuando plantea: "Sin embargo,
al observar a las personas en la vida, no cabe sustraerse a la
impresión de que el rendimiento y las dotes no coinciden
de manera directa y mecánica, de suerte que personas al parecer
excelentemente dotadas no rinden lo que prometían,
mientras que otros individuos al parecer no muy bien dotados,
resultan sumamente productivos." Esto refleja la influencia de
otros factores integrados que no son sólo la
cognición.
El hombre en el desarrollo de las diferentes actividades
en su implicación en el medio, no sólo conoce, sino
que en esa interacción manifiesta determinadas
actitudes hacia las demás personas, objetos y
fenómenos, las que a su vez inciden en la
orientación de la actividad.
En esta dirección Schein, E. (1993), plantea: "
Un gran número de investigadores han demostrado que un
alto nivel de motivación, la tendencia a querer hacer
cosas en beneficio de la organización y la necesidad de
influir en otros a través de una ‘competencia
interpersonal’ es pertinente para el éxito
gerencial."
Las características y rasgos personales como
unidades psicológicas aisladas no determinan per se, el
éxito en el desarrollo de una actividad. La personalidad
es indivisa; es una conjugación de elementos cognitivos y
afectivos; por eso se ha reiterado que determinadas cualidades
adquieren influencia sobre el comportamiento, a partir de su
integración funcional. Sólo desde el punto de vista
de la investigación es posible abstraer
determinados factores y emplear técnicas
específicas para conocer el estado de los mismos. En la
esfera afectiva es importante determinar las cualidades
facilitadoras para el desempeño de una actividad, y la
posible presencia de alteraciones significativas de la
personalidad que entorpezcan el desarrollo del proceso
laboral.
Estos elementos de carácter cognitivo o afectivo
se valoran a partir de determinadas síntesis integradoras
en función del desempeño, pero no es ocioso conocer
el nivel en que se manifiestan estas unidades porque pueden
adquirir un carácter significativo dentro de una
síntesis.
Entre los principales elementos que componen la esfera
afectiva, se pueden señalar: las necesidades, los motivos,
los intereses, las aspiraciones, las características
personales y el equilibrio
emocional.
Especial relevancia en el análisis de esta esfera
reviste la teoría de la actividad, al considerar al hombre
como un ser activo, partiendo de la relación
necesidad-motivo como elemento activador de la conductaEs en este
vínculo con las demás personas, objetos y
fenómenos que se forman determinadas actitudes, a partir
de las cuales se configuran toda una serie de formaciones
motivacionales.
La motivación se puede definir como la
formación psicológica compleja, que expresa la
dimensión inductora de la personalidad, la cual tiene una
evidente función reguladora y autoreguladora, y manifiesta
la tendencia orientadora de la misma amediante las necesidades y
la jerarquía de motivos.
Las necesidades son el estado de carencia del
individuo, que lo induce a satisfacerlas en dependencia de las
condiciones de su existencia, y los motivos son los
objetos, personas o procesos que responden a una u otra
necesidad, y que reflejado bajo una forma u otra por el sujeto,
conduce su actividad.
La motivación por el trabajo ha sido objeto de
estudio de la psicología laboral desde sus inicios;
así desde el surgimiento de la
administración como ciencia, la
misma se encuentra condicionada por la interrogante siguiente:
¿qué es lo que mueve al hombre en el desarrollo de
la actividad laboral?
Diferentes especialistas abordan los aspectos relativos
a la motivación humana, Maslow, A. (1954) planteó
la existencia de una pirámide de las necesidades
estableciendo una jerarquía en las que ubicaba en la base
las necesidades fisiológicas, le seguían en orden
ascendente las necesidades de seguridad, las de
pertenencia, las necesidades de estima y las de
realización. Existe consenso entre los especialistas que
existe una jerarquía de necesidades, pero se le critica a
Maslow el prestablecer un orden cuando realmente la
jerarquía de necesidades varía en las personas.
Alderfer, C. (1972) agrupa las necesidades de Maslow en tres
categorías básicas: necesidades de existencia, a
las que vincula las necesidades fisiológicas y de
seguridad; necesidades de relacionarse con otras personas, en las
que incluye la necesidad de pertenencia y de estima y las
necesidades de crecimiento personal, en las que incorpora las
necesidades de realización.
Por otra parte Mc Clelland, D. (1961,1976) clasifica las
necesidades en: logro, poder y afiliación, como las
principales formas de manifestación de la
motivación de las personas en el trabajo, significando en
el caso del logro la tendencia a alcanzar altos resultados en el
desarrollo de las diferentes actividades; en la de poder como la
búsqueda de posiciones de autoridad y
liderazgo y en
la de afiliación se refiere a aquellas personas que
orientan su actividad a partir de las relaciones
interpersonales.
También son muy conocidos los trabajos de
Herzberg, F. (1966) en el estudio de los factores que determinan
la motivación por el trabajo, donde realiza una
distinción entre factores de higiene y
motivadores. Herzberg plantea que las condiciones de trabajo, el
salario, la
seguridad en el puesto y las relaciones
humanas existentes son una manifestación de higiene
laboral, cuya ausencia puede provocar insatisfacciones, pero no
son elementos motivadores. Para él si representan
satisfactores del trabajo el reconocimiento y el rendimiento
alcanzado, la promoción y el desarrollo
personal, la responsabilidad y el trabajo en
sí.
La importancia del papel de la motivación humana
en el desarrollo de la actividad laboral, se resalta en la
clasificación hecha por D. Mc Gregor de los distintos
sistemas de dirección sobre la base de la
concepción de la naturaleza
humana y los factores que mueven al hombre en el desarrollo
de la actividad laboral, así distinguió las
denominadas teorías X e Y y posteriormente W. Ouchi,
incluiría la denominada teoría
Z sobre la base de las experiencias del management
japonés. Estas clasificaciones de las necesidades han sido
objeto de investigación e introducidas en la
práctica, no obstante el carácter limitado de las
mismas.
Desde el punto de vista teórico y
metodológico de la selección resulta útil la
clasificación siguiente de las necesidades:
-Fisiológicas: hambre, sed, sexo,
sueño, movimiento, respiración.
-De seguridad: física y sociolaboral.
-De artículos producidos socialmente.
-Sociales propiamente dichas: reconocimiento, afecto,
pertenencia, estima,
realización.
Es importante al estudiar la motivación del ser
humano, la clasificación de los motivos. González,
V. y otros (1995) proponen la siguiente:
-Por su manifestación: intereses, convicciones,
aspiraciones, ideales, intenciones,
autovaloraciones
-Por su contenido: cognoscitivos, laborales,
artísticos
-Por su nivel de conciencia: conscientes,
inconscientes
-Por su polaridad: positivos y negativos
-Según su estabilidad: estables,
inestables
-Por su generalidad: generales o amplios y particulares
o estrechos
-Por su influencia jerárquica: rectores o
dominantes y secundarios o subordinados.
Es vital para conocer la personalidad y las motivaciones
de una persona el determinar cuales son las principales
necesidades y motivos, o sea, la configuración de la
jerarquía de estos, en función de poder valorar los
principales elementos dinamizadores de su conducta.
Dentro de las de tipo afectivo se destaca el
carácter, que tradicionalmente ha sido considerado la
expresión generalizadora de la esfera afectiva, el cual
integra, a partir de la jerarquía de motivos, las
principales necesidades, actitudes y características
personales que expresan la relación del hombre con otros
hombres, objetos y fenómenos.
Puede parecer redundante hablar de una esfera social al
hacer alusión al hombre, ya que se parte del principio que
es un ser social por excelencia; pero no se trata de los factores
internos refractados a través de la implicación del
hombre en el medio y que matizan la esencia de su personalidad,
sino en la manifestación y la imagen externa
que el mismo proyecta en consonancia con las normas y valores
predominantes, orientado fundamentalmente, en este caso, a
aquellos que caracterizan la cultura de la organización a
la que el candidato aspira integrarse y la del entorno, su status
social y familiar, el prestigio que posee, la ejemplaridad que
manifiesta y su conducta social vista en función de los
requerimientos de la selección.
La vida es el principal criterio de la verdad y el
reflejo de la actividad del hombre, su estilo de vida, su
posición en la vida; es por ello que debemos prestar
especial atención a la valoración de la conducta
social del candidato, su grado de incorporación y
participación en las distintas esferas de la vida social.
En este sentido, en el caso de algunos cargos específicos,
es necesario realizar un proceso de verificación en
profundidad sobre la conducta mantenida por el candidato durante
el desarrollo de su vida.
Al hacer referencia a la esfera física en el
hombre, aparecen las grandes controversias alrededor del papel de
los aspectos biológicos en la personalidad del ser
humano.
El hombre nace con una configuración
física, cuyo ulterior desarrollo lo condiciona su
implicación en el medio social. Es por ello que se puede
identificar una esfera física con determinadas
características, las que son portadoras de diferencias
individuales, muchas de las cuales pueden erigirse en exigencias
o condiciones para el desarrollo de una actividad
determinada.
Entre las principales características de orden
físico que pueden ser requerimientos para el desarrollo de
la actividad laboral se encuentran la constitución física, estatura,
complexión, habilidades, peso corporal, vigor
físico, fuerza, edad, sexo y apariencia física.
Asimismo, las habilidades motoras pueden ser un requisito
específico para determinadas ocupaciones y existen
diferentes métodos y técnicas para su estudio, que
van desde la realización de muestras de trabajo, tests de
lápiz y papel y aparatos. Ha quedado demostrado que el
poseer un alto desarrollo en dichas habilidades, es
condición necesaria, pero no suficiente, para
desempeñar con éxito una actividad que posea esta
exigencia, sino se conjuga con otras cualidades complejas que
intervienen en el desarrollo de la misma.
En el caso de la valoración del hombre en
función del desarrollo de una actividad, dada su
complejidad, existen los más disímiles enfoques
teóricos, lo que condiciona la orientación
metodológica en su estudio.
Se puede identificar la personalidad, una tendencia
predominante, sistémica. El estudio de la personalidad es
un elemento central, ya que es la expresión más
genuina del ser humano como ser social, por su carácter
activo y transformador, y por su papel autorregulador y
regulador, vista la personalidad en su condición integrada
entre lo cognitivo y lo afectivo.
Es obvio que cuando se habla de la existencia de una
esfera cognitiva y afectiva, se está haciendo referencia a
lo psicológico y en especifico a la personalidad, por ser
esta la principal manifestación del hombre en su
implicación en el medio.
El estudio del hombre con un enfoque holístico en
el que se integren en un todo los elementos de las esferas
cognitiva, afectiva, física y social. Esta convergencia
hacia un enfoque sistémico con un carácter
holístico configuracional en el estudio del hombre se
extiende a la interrelación hombre-trabajo, cuya
expresión más clara son las competencias, como
expresión de la integración de los objetivos,
los valores
organizacionales y los resultados esperados en la
ejecución de una actividad, con las exigencias humanas que
determinan el éxito en la ejecución de la
misma.
Existen a su vez, todo un conjunto de formaciones
psicológicas complejas, que expresan desde distintos
ángulos la orientación del comportamiento de las
personas.
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Pedro Manuel Zayas Agüero
DOCTOR en ciencias psicológicas
LICENCIADO EN PSICOLOGIA
Profesor auxiliar
UNIVERSIDAD DE HOLGUÍN
Cegem