- Textos bíblicos
fundamentales sobre el tema de Dios en el ANTIGUO
TESTAMENTO - Análisis de los textos
elegidos - Síntesis de los textos
elegidos y analizados
A través de algunos textos fundamentales del
Antiguo y el Nuevo Testamento podemos acercarnos a la imagen de Dios
que nos transmite la Sagrada Escritura.
Esta selección
también nos permitirá realizar un análisis y síntesis
posterior sobre dicha imagen.
A. Textos
bíblicos fundamentales sobre el tema de Dios en el ANTIGUO
TESTAMENTO:
Gn. 1, 1
Al principio Dios creó el cielo y la
tierra.
Gn. 1, 26 a y 27 a
Dios dijo: Hagamos al hombre a
nuestra imagen, según nuestra semejanza.
Y Dios creó el hombre a su
imagen.
Gn. 18, 14a
¿Acaso hay algo imposible para Dios?
Gn. 28, 13-15 (sueño de Jacob)
Y el Señor, de pie junto a él, le
decía: «Yo soy el señor, el Dios de Abraham,
tu padre, y el Dios de Isaac. A ti y a tu descendencia les
daré la tierra donde
estás acostado.
Tu descendencia será numerosa como el polvo de la
tierra; te extenderás hacia el este y el oeste, el norte y
el sur; y por ti y tu descendencia, se bendecirán todas
las familias de la tierra.
Yo estoy contigo: te protegeré dondequiera que
vayas, y te haré volver a esta tierra. No te
abandonaré hasta haber cumplido todo lo que te
prometo».
Ex. 3, 13-15
Moisés dijo a Dios: "Si me presento ante los
israelitas y les digo que el Dios de sus padres me envió a
ellos, me preguntarán cuál es su nombre. Y
entonces, ¿qué les responderé?".
Dios dijo a Moisés: "Yo soy el que soy". Luego
añadió: "Tú hablarás así a los
israelitas: "Yo soy" me envió a ustedes".
Y continuó diciendo a Moisés: "Tu
hablarás así a los israelitas: El Señor, el
Dios de sus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el
Dios de Jacob, es el que me envía. Este es mi nombre para
siempre y así será invocado en todos los tiempos
futuros.
Ex. 6, 3-8
Yo me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como
el Dios Todopoderoso, pero no me di a conocer a ellos con mi
nombre "el Señor".
También establecí mi alianza con ellos,
para darles la tierra de Canaán, esa tierra donde ellos
residieron como extranjeros.
Y cuando escuché los gemidos de los israelitas,
esclavizados por los egipcios, me acordé de mi
alianza.
Por eso, anuncia esto a los israelitas" Yo soy el
Señor. Yo los libraré de los trabajos forzados que
les imponen los egipcios, los salvaré de la esclavitud a que
ellos los someten, y los rescataré con el poder de mi
brazo, infligiendo severos y justos castigos.
Haré de ustedes mi Pueblo y yo seré su
Dios. Así tendrán que reconocer que soy yo, el
Señor, el que los libró de los trabajos forzados de
Egipto.
Después los introduciré en la tierra que
juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob, y se las
daré en posesión. Yo soy el
Señor".
Ex. 20, 2-7
"Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de
Egipto, de un lugar en esclavitud.
No tendrás otros dioses delante de
mí.
No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de
lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo
de la tierra, en las aguas.
No te postrarás ante ellas, ni les
rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios, un
Dios celoso, que castigo la maldad de los padres en los hijos,
hasta la tercera y cuarta generación, si ellos me
aborrecen;
y tengo misericordia a lo largo de mil generaciones, si
me aman y cumplen mis mandamientos.
No pronunciarás en vano el nombre del
Señor, tu Dios, porque él no dejará sin
castigo al que lo pronuncie en vano.
Lev. 19,2
Habla en estos términos a toda la comunidad de
Israel: Ustedes
serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy
santo.
Lev. 20,8b
Yo soy el Señor, que los santifico.
Num. 23, 19
Dios no es un hombre, para mentir; ni es un mortal, para
desdecirse: ¿Acaso él dice y no hace, promete una
cosa y no cumple?
Deut. 1,29-33
Entonces yo les dije: "No se acobarden ni les tengan
miedo.
El Señor, su Dios, que va delante de ustedes,
combatirá por ustedes, como lo hizo en Egipto ante sus
propios ojos.
Y también en el desierto, donde tú viste
que el Señor, tu Dios, te conducía como un padre
conduce a su hijo, a lo largo de todo el camino que recorriste
hasta llegar a este lugar".
Y a pesar de todo, ustedes no tuvieron confianza en el
Señor, su Dios,
que los precedía durante la marcha para buscarles
un lugar donde acampar: de noche en el fuego, mostrándoles
el camino que debían seguir, y de día en la
nube.
Deut. 6, 4-5
Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el
único Señor.
Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma y con
todas tus fuerzas.
Deut. 10,17-18
…porque el Señor, su Dios, es el Dios de los
dioses y el Señor de los señores, el Dios grande,
valeroso y temible, que no hace acepción de personas ni se
deja sobornar.
El hace justicia al
huérfano y a la viuda, ama al extranjero y le da ropa y
alimento.
Deut. 32, 39
Miren bien que yo, sólo yo soy, y no hay otro
dios junto a mí.
Yo doy la muerte y la
vida, yo hiero y doy la salud, y no hay nadie que
libre de mi mano.
1 Sam. 2, 2-3b
No hay Santo como el Señor, porque no hay nadie
fuera de ti, y no hay Roca como nuestro Dios.
(…) el Señor es el Dios que lo sabe todo, y es
él quien valora las acciones.
Is. 43, 1-7, 9-13,15
Y ahora, así habla el Señor, el que te
creó, Jacob, el que te formó, Israel: No temas,
porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú
me perteneces.
Si cruzas por las aguas, yo estaré contigo, y los
ríos no te anegarán; si caminas por el fuego, no te
quemarás, y las llamas no te abrasarán.
Porque yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de
Israel, tu salvador. Yo entregué a Egipto parta tu
rescate, a Cus y a Sebá a cambio de
ti.
Porque tú eres de gran precio a mis
ojos, porque eres valioso, y yo te amo, entrego hombres a cambio
de ti y pueblos a cambio de tu vida.
No temas, porque yo estoy contigo: traeré a tu
descendencia desde Oriente y te reuniré desde
Occidente.
Yo diré al Norte: "¡Dámelo!", y al
Sur: "¡No lo retengas, trae a mis hijos desde lejos y a mis
hijas desde el extremo de la tierra: a todos los que son llamados
con mi Nombre, a los que he creado para mi gloria, a los que yo
mismo hice y formé!".
Ustedes son mis testigos y mis servidores
-oráculo del Señor-: a ustedes los elegí
para que entiendan y crean en mí, y para que comprendan
que Yo Soy. Antes de mí no fue formado ningún dios
ni habrá otro después de mí.
Yo, yo solo soy el Señor, y no hay salvador fuera
de mí.
Yo anuncié, yo salvé, yo predije, y no un
dios extraño entre ustedes. Ustedes son mis testigos
-oráculo del Señor- y yo soy Dios.
Yo soy el mismo desde siempre, y no hay nadie que libre
de mi mano: lo que yo hago ¿quién lo
revocará?
Yo soy el Señor, el Santo, el Creador de Israel,
su Rey.
Is. 45, 9-13
¡Ay del que desafía al que lo modela,
siendo sólo un tiesto entre los tiestos de la tierra!
¿Acaso la arcilla dice al alfarero: "¿Qué
haces?" o "Tu obra no tiene asas"?
¡Ay del que dice a un padre: "¿Qué
has engendrado?", o a una mujer:
"¿Qué has dado a luz?"!
Así habla el Señor, el Santo de Israel, el
que lo modela: ¿Acaso van a interrogarme sobre mis hijos y
a darme órdenes sobre la obra de mis manos?
Soy yo el que hice la tierra y he creado al hombre sobre
ella; mis manos extendieron el cielo y yo dirijo todo su
ejército.
Yo lo suscité en la justicia y allanaré
todos sus caminos. El reconstruirá mi ciudad y
repartirá a mis desterrados, sin pago ni soborno, dice el
Señor de los ejércitos.
Is 46,9-10
Recuerden lo que sucedió antiguamente; porque yo
soy Dios, y no hay otro, soy Dios, y no hay nadie igual a
mí.
Yo anuncio el final desde el comienzo, y desde mucho
antes, lo que aún no ha sucedido; yo digo: "Mi designio se
cumplirá y haré todo lo que me agrade".
Is. 48, 12-13
Escúchame, Jacob, tú, Israel, a quien yo
llamé: Yo soy, yo soy el Primero y también soy el
Ultimo.
Sí, mi mano fundó la tierra, mi mano
derecha desplegó los cielos: apenas los llamo ellos se
presentan todos juntos.
Is 57,15
Porque así habla el que es alto y excelso, el que
habita en una morada eterna, aquel cuyo Nombre es santo: Yo
habito en una altura santa, pero estoy con el contrito y
humillado, para reavivar los espíritus humillados, para
reavivar los corazones contritos.
Jer 32,18-20
Tú das prueba de fidelidad a millares, y
retribuyes la iniquidad de los padres en el pecho de sus hijos
después de ellos. ¡Dios grande y fuerte, cuyo nombre
es Señor de los ejércitos,
grande en consejo y poderoso en obras, que tienes los
ojos abiertos sobre los caminos de los hombres, para dar a cada
uno según su conducta y
según el fruto de sus acciones!
Tú has hecho signos y
prodigios en el país de Egipto, y también en Israel
y entre los hombres hasta el día de hoy, y así te
has ganado un renombre, como se ve en el día de
hoy.
Ag 2,4b-5
Porque yo estoy con ustedes -oráculo del
Señor de los ejércitos-
según el compromiso que contraje con ustedes
cuando salieron de Egipto, y mi espíritu permanece en
medio de ustedes. ¡No teman!
Jb. 12,13-16
Pero con Dios están la sabiduría y el
poder, a él pertenecen el consejo y la inteligencia.
Si él destruye, nadie reconstruye; si aprisiona,
nadie puede abrir.
Si él retiene las aguas, hay sequía; si
las suelta, inundan la tierra.
Con él están la fuerza y la
prudencia, a él pertenecen el que yerra y el que hace
errar.
Jb. 36,26
Sí, Dios es tan grande que no podemos
comprenderlo, el número de sus años es
insondable.
Prov. 5,21
Los caminos del hombre están bajo la mirada del
Señor y él tiene en cuenta todos sus
senderos.
Dn. 3,33
¡Qué grandes son sus signos!
¡Qué poderosos sus prodigios! ¡Su reino es un
reino eterno y su dominio dura de
generación en generación!
Neh. 1,5
Entonces dije: "¡Ah, Señor, Dios del cielo!
Tú eres el Dios grande y temible, que mantienes la alianza
y eres fiel con aquellos que te aman y observan tus
mandamientos.
2 Cron. 20,6
y dijo: "Señor, Dios de nuestros padres,
¿acaso no eres tú el Dios del cielo y el que
dominas a todos los reinos de las
naciones? ¿No están en tu mano la fuerza y el
poder, sin que nadie pueda resistirte?
2 Mac. 7, 28
Yo te suplico, hijo mío, que mires al cielo y a
la tierra, y al ver todo lo que hay en ellos, reconozcas que Dios
lo hizo todo de la nada, y que también el género
humano fue hecho de la misma manera.
Sab. 11,21-26
Tu inmenso poder está siempre a tu
disposición, ¿y quién puede resistir a la
fuerza de tu brazo?
El mundo entero es delante de ti como un grano de polvo
que apenas inclina la balanza, como una gota de rocío
matinal que cae sobre la tierra.
Tú te compadeces de todos, porque todo lo puedes,
y apartas los ojos de los pecados de los hombres para que ellos
se conviertan.
Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de
lo que has hecho, porque si hubieras odiado algo, no lo
habrías creado.
¿Cómo podría subsistir una cosa si
tú no quisieras? ¿Cómo se conservaría
si no la hubieras llamado?
Pero tú eres indulgente con todos, ya que todo es
tuyo, Señor que amas la vida.
Sab. 13, 1-5
Sí, vanos por naturaleza son
todos los hombres que han ignorado a Dios, los que, a partir de
las cosas visibles, no fueron capaces de conocer a "Aquel que es"
, y al considerar sus obras, no reconocieron al
Artífice.
En cambio, tomaron por dioses rectores del universo al
fuego, al viento, al aire sutil, a la
bóveda estrellada, al agua impetuosa
o a los astros luminosos del cielo.
Ahora bien, si fascinados por la hermosura de estas
cosas, ellos las consideraron como dioses, piensen cuánto
más excelente es el Señor de todas ellas, ya que el
mismo Autor de la belleza es el que las creó.
Y si quedaron impresionados por su poder y
energía, comprendan, a partir de ellas, cuánto
más poderoso es el que las formó.
Porque, a partir de la grandeza y hermosura de las
cosas, se llega, por analogía, a contemplar a su
Autor.
Sab. 15,1
Pero tú, Dios nuestro, eres bondadoso y fiel,
eres paciente y todo lo administras con misericordia.
Sal. 23,1-6
Salmo de David. El señor es mi pastor, nada me
puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas, me conduce a
las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas; me guía por el recto
sendero, por amor de su
Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré
ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara
y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis
enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa
rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de
mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy
largo tiempo.
Sal. 90, 2-4
Antes que fueran engendradas las montañas, antes
que nacieran la tierra y el mundo, desde siempre y para siempre,
tú eres Dios.
Tú haces que los hombres vuelvan al polvo, con
sólo decirles: "Vuelvan, seres humanos".
Porque mil años son ante tus ojos como el
día de ayer, que ya pasó, como una vigilia de la
noche.
Sal. 103,3-18
El perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura;
él colma tu vida de bienes, y tu
juventud se
renueva como el águila.
El Señor hace obras de justicia y otorga el
derecho a los oprimidos; él mostró sus caminos a
Moisés y sus proezas al pueblo de Israel.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para
enojarse y de gran misericordia;
no acusa de manera inapelable ni guarda rencor
eternamente; no nos trata según nuestros
pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas.
Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de
inmenso es su amor por los que lo temen;
cuanto dista el oriente del occidente, así aparta
de nosotros nuestros pecados.
Como un padre cariñoso con sus hijos, así
es cariñoso el Señor con sus fieles;
él conoce de qué estamos hechos, sabe muy
bien que no somos más que polvo.
Los días del hombre son como la hierba: él
florece como las flores del campo;
las roza el viento, y ya no existen más, ni el
sitio donde estaban las verá otra vez.
Pero el amor del
Señor permanece para siempre, y su justicia llega hasta
los hijos y los nietos
de los que lo temen y observan su alianza, de los que
recuerdan sus preceptos y los cumplen.
Ecli. 2,11
Porque el Señor es misericordioso y compasivo,
perdona los pecados y salva en el momento de la
aflicción.
B. Textos
bíblicos fundamentales sobre el tema de Dios en el NUEVO
TESTAMENTO:
Mt. 6, 6-13
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu
habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que
está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos:
ellos creen que por mucho hablar serán
escuchados.
No hagan como ellos, porque el Padre que está en
el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de
que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que
estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra
como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los
que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, sino
líbranos del mal.
Mt. 6,26-30
Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni
cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que
está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes
acaso más que ellos?
¿Quién de ustedes, por mucho que se
inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su
vida?
¿Y por qué se inquietan por el vestido?
Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin
fatigarse ni tejer.
Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de
su gloria, se vistió como uno de ellos.
Si Dios viste así la hierba de los campos, que
hoy existe y mañana será echada al fuego,
¡cuánto más hará por ustedes, hombres
de poca fe!
Mt. 7,11
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus
hijos, ¡cuánto más el Padre celestial
dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Mt. 10, 29-31
¿Acaso no se vende un par de pájaros por
unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra,
sin el consentimiento del Padre que está en el
cielo.
Ustedes tienen contados todos sus cabellos.
No teman entonces, porque valen más que muchos
pájaros.
Mt. 11, 27
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al
Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el
Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Mt. 18,14
De la misma manera, el Padre que está en el cielo
no quiere que se pierda ni uno solo de estos
pequeños.
Mt. 19,17
Jesús le dijo: "¿Cómo me preguntas
acerca de lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres
entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos".
Mt. 22, 32
Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de
Jacob. ¡El no es un Dios de muertos, sino de
vivientes!".
Mt. 23, 8-9
En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro',
porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son
hermanos.
A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen
sino uno, el Padre celestial.
Mc. 12,29-31
Jesús respondió: "El primero es: Escucha,
Israel: el Señor nuestro Dios es el único
Señor;
y tú amarás al Señor, tu Dios, con
todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu
espíritu y con todas tus fuerzas.
El segundo es: Amarás a tu prójimo como a
tí mismo. No hay otro mandamiento más grande que
estos".
Lc. 1,37
…porque no hay nada imposible para Dios.
Lc. 1, 48-54
…porque el miró con bondad la pequeñez
de tu servidora. En adelante todas las generaciones me
llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en
mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en
generación sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a
los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y
elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y
despidió a los ricos con las manos
vacías.
Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia.
Lc. 1, 68-75
"Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, porque
ha visitado y redimido a su Pueblo,
y nos ha dado un poderoso Salvador en la casa de David,
su servidor,
como lo había anunciado mucho tiempo antes por
boca de sus santos profetas,
para salvarnos de nuestros enemigos y de las manos de
todos los que nos odian.
Así tuvo misericordia de nuestros padres y se
acordó de su santa Alianza,
del juramento que hizo a nuestro padre
Abraham
de concedernos que, libres de temor, arrancados de las
manos de nuestros enemigos,
lo sirvamos en santidad y justicia bajo su mirada,
durante toda nuestra vida.
Lc. 6, 36
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es
misericordioso.
Lc. 18, 7-8a
Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos,
que claman a él día y noche, aunque los haga
esperar?
Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les
hará justicia.
Jn. 1, 1-4, 14, 16-18
Al principio existía la Palabra, y la Palabra
estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.
Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y
sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los
hombres.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre
nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe
del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de
verdad.
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos
recibido gracia sobre gracia:
porque la Ley fue dada por
medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han
llegado por
Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha
revelado es el Hijo único, que está en el seno del
Padre.
Jn. 3,16-17
Sí, Dios amó tanto al mundo, que
entregó a su Hijo único para que todo el que cree
en él no muera, sino que tenga Vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al
mundo, sino para que el mundo se salve por él.
Jn. 4, 24
Dios es espíritu, y los que lo adoran deben
hacerlo en espíritu y en verdad.
Jn. 5,17
El les respondió: "Mi Padre trabaja siempre, y yo
también trabajo".
Jn. 5,26-27
Así como el Padre dispone de la Vida, del mismo
modo ha concedido a su Hijo disponer de ella,
y le dio autoridad para
juzgar porque él es el Hijo del hombre.
Jn. 6, 35
"Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí
jamás tendrá hambre; el que cree en mí
jamás tendrá sed…"
Jn. 8, 19
Ellos le preguntaron: "¿Dónde está
tu Padre?". Jesús respondió: "Ustedes no me conocen
ni a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí,
conocerían también a mi Padre".
Jn. 8,26-29
De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar.
Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí
de él es lo que digo al mundo".
Ellos no comprendieron que Jesús se
refería al Padre.
Después les dijo: "Cuando ustedes hayan levantado
en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y
que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el
Padre me enseñó.
El que me envió está conmigo y no me ha
dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada".
Jn. 11, 25-26
Jesús le dijo [a Marta]: "Yo soy la
Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque
muera, vivirá;
y todo el que vive y cree en mí, no morirá
jamás. ¿Crees esto?".
Ella le respondió: "Sí, Señor, creo
que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que
debía venir al mundo".
Jn. 14, 6-7
Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la
Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por
mí.
Si ustedes me conocen, conocerán también a
mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto".
Jn. 14, 9b-11
El que me ha visto, ha visto al Padre.
¿Cómo dices: 'Muéstranos al
Padre'?
¿No crees que yo estoy en el Padre y que el Padre
está en mí?
Las palabras que digo no son mías: el Padre que
habita en mí es el que hace las obras.
Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre
está en mí. Créanlo, al menos, por las
obras.
Jn. 15, 1-2 y 5
Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el
viñador.
El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que
da fruto, lo poda para que dé más
todavía.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece
en mí, y yo en él,
da mucho fruto, porque separados de mí, nada
pueden hacer.
Jn 15, 17
Lo que yo les mando es que se amen los unos a los
otros.
Jn. 16, 13-15
Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él
los introducirá en toda la verdad,
porque no hablará por sí mismo, sino que
dirá lo que ha oído y les
anunciará lo que irá sucediendo.
El me glorificará, porque recibirá de lo
mío y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les
digo: "Recibirá de lo mío y se lo anunciará
a ustedes'".
Jn. 17,21-22
Que todos sean uno: como tú, Padre, estás
en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en
nosotros, para que el mundo crea que tú me
enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para
que sean uno, como nosotros somos uno.
Hch. 10, 34
Entonces Pedro, tomando la palabra, dijo:
"Verdaderamente, comprendo que Dios no hace acepción de
personas.
Hch. 17, 24-28a
El Dios que ha hecho el mundo y todo lo que hay en
él no habita en templos hechos por manos de hombre, porque
es el Señor del cielo y de la tierra.
Tampoco puede ser servido por manos humanas como si
tuviera necesidad de algo, ya que él da a todos la vida,
el aliento y todas las cosas.
El hizo salir de un solo principio a todo el
género humano para que habite sobre toda la tierra, y
señaló de antemano a cada pueblo sus épocas
y sus fronteras, para que ellos busquen a Dios, aunque sea a
tientas, y puedan encontrarlo. Porque en realidad, él no
está lejos de cada uno de nosotros.
En efecto, en él vivimos, nos movemos y
existimos.
Rm. 1,19-25
Porque todo cuanto se puede conocer acerca de Dios
está patente ante ellos: Dios mismo se lo dio a conocer,
ya que sus atributos invisibles -su poder eterno y su divinidad-
se hacen visibles a los ojos de la inteligencia, desde la
creación del mundo, por medio de sus obras. Por lo tanto,
aquellos no tienen ninguna excusa: en efecto, habiendo conocido a
Dios, no lo glorificaron ni le dieron gracias como corresponde.
Por el contrario, se extraviaron en vanos razonamientos y su
mente insensata quedó en la oscuridad. Haciendo alarde de
sabios se convirtieron en necios, y cambiaron la gloria del Dios
incorruptible por imágenes
que representan a hombres corruptibles, aves,
cuadrúpedos y reptiles.
Por eso, dejándolos abandonados a los deseos de
su corazón, Dios los entregó a una impureza que
deshonraba sus propios cuerpos, ya que han sustituido la verdad
de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a las criaturas en
lugar del Creador, que es bendito eternamente.
Amén.
Rm. 3,2-4a
Las ventajas son muchas desde todo punto de vista. Ante
todo, Dios confió su Palabra a los judíos.
¿Y que importa que algunos no hayan
creído? ¿Acaso su incredulidad anulará la
fidelidad de Dios?
De ninguna manera: Dios es veraz.
Rm. 3, 29-30
¿Acaso Dios es solamente el Dios de los
judíos? ¿No lo es también de los paganos?
Evidentemente que sí,
porque no hay más que un solo Dios, que justifica
por medio de la fe tanto a los judíos circuncidados como a
los paganos incircuncisos.
Rm 5,8
Pero la prueba de que Dios nos ama es que Cristo
murió por nosotros cuando todavía éramos
pecadores.
Rm. 8, 31-32
¿Qué diremos después de todo esto?
Si Dios está con nosotros, ¿quién
estará contra nosotros?
El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿no nos
concederá con él toda clase de
favores?
Rm. 9,14-18
¿Diremos por eso que Dios es injusto? ¡De
ninguna manera!
Porque él dijo a Moisés: Seré
misericordioso con el que yo quiera, y me compadeceré del
que quiera compadecerme.
En consecuencia, todo depende no del querer o del
esfuerzo del hombre, sino de la misericordia de Dios.
Porque la Escritura dice al Faraón: Precisamente
para eso te he exaltado, para que en ti se manifieste mi poder y
para que mi Nombre sea celebrado en toda la tierra.
De manera que Dios tiene misericordia del que él
quiere y endurece al que él quiere.
Rm. 10, 12-13
Porque no hay distinción entre judíos y
los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma
de bienes a quienes lo invocan.
Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se
salvará.
Rm. 11,22
Considera tanto la bondad cuanto la severidad de Dios:
él es severo para con los que cayeron y es bueno contigo,
siempre y cuando seas fiel a su bondad; de lo contrario,
también tú serás arrancado.
Rm. 11,33-35
¡Qué profunda y llena de riqueza es la
sabiduría y la ciencia de
Dios! ¡Qué insondables son sus designios y
qué incomprensibles sus caminos!
¿Quién penetró en el pensamiento
del Señor? ¿Quién fue su
consejero?
¿Quién le dio algo, para que tenga derecho
a ser retribuido?
Rm. 13,1
Todos deben someterse a las autoridades constituidas,
porque no hay autoridad que no provenga de Dios y las que existen
han sido establecidas por él.
Rm. 16,27
¡A Dios, el único sabio, por Jesucristo,
sea la gloria eternamente! Amén.
1 Cor. 1,9
Porque Dios es fiel, y él los llamó a
vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro
Señor.
1 Cor. 1,21-25
En efecto, ya que el mundo, con su sabiduría, no
reconoció a Dios en las obras que manifiestan su
sabiduría, Dios quiso salvar a los que creen por la locura
de la predicación.
Mientras los judíos piden milagros y los griegos
van en busca de sabiduría, nosotros, en cambio, predicamos
a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos
y locura para los paganos,
pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han
sido llamados, tanto judíos como griegos.
Porque la locura de Dios es más sabia que la
sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es
más fuerte que la fortaleza de los hombres.
1 Cor. 8, 6
Pero para nosotros, no hay más que un solo Dios,
el Padre, de quien todo procede y a quien nosotros estamos
destinados, y un solo Señor, Jesucristo, por quien todo
existe y por quien nosotros existimos.
1 Cor. 10,13
Hasta ahora, ustedes no tuvieron tentaciones que superen
sus fuerzas humanas. Dios es fiel, y él no
permitirá que sean tentados más allá de sus
fuerzas. Al contrario, en el momento de la tentación, les
dará el medio de librarse de ella, y los ayudará a
soportarla.
2 Cor. 1, 2-4
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de
Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor
Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo
consuelo,
que nos reconforta en todas nuestras tribulaciones, para
que nosotros podamos dar a los que sufren el mismo consuelo que
recibimos de Dios.
2 Cor. 1,20
En efecto, todas las promesas de Dios encuentran su
"sí" en Jesús, de manera que por él decimos
"Amén" a Dios, para gloria suya.
2 Cor. 6,16b
Porque nosotros somos el templo del Dios viviente, como
lo dijo el mismo Dios: Yo habitaré y caminaré en
medio de ellos; seré su Dios y ellos serán mi
Pueblo.
2 Cor. 9, 7b-10
Dios ama al que da con alegría.
Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos
sus dones, a fin de que siempre tengan lo que les hace falta, y
aún les sobre para hacer toda clase de buenas
obras.
Como dice la Escritura: El justo ha prodigado sus
bienes: dio a los pobres y su justicia permanece
eternamente.
El que da al agricultor la semilla y el pan que lo
alimenta, también les dará a ustedes la semilla en
abundancia, y hará crecer los frutos de su
justicia.
Gal. 4, 4-7
Pero cuando se cumplió el tiempo establecido,
Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y
sujeto
a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la
Ley y hacernos hijos adoptivos.
Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios
infundió en nuestros corazones el Espíritu de su
Hijo, que clama a Dios llamándolo" ¡Abba!, es decir,
¡Padre!
Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y
por lo tanto, heredero por la gracia de Dios.
Ef. 1,5-6
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por
medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su
voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en
su Hijo muy querido.
Ef 1,19-20
…y la extraordinaria grandeza del poder con que
él obra en nosotros, los creyentes, por la eficacia de su
fuerza. Este es el mismo poder que Dios manifestó en
Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo
sentar a su derecha en el cielo.
Ef. 2, 4-8
Pero Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor
con que nos amó,
precisamente cuando estábamos muertos a causa de
nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo
-¡ustedes han sido salvados
gratuitamente!-
y con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo
reinar con él en el cielo.
Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos
futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene
en Cristo Jesús.
Porque ustedes han sido salvados por su gracia, mediante
la fe. Esto no proviene de ustedes, sino que es un don de
Dios.
Ef. 3, 9-12
… y poner de manifiesto la dispensación del
misterio que estaba oculto desde siempre en Dios, el creador de
todas las cosas, para que los Principados y las Potestades
celestiales conozcan la infinita variedad de la sabiduría
de Dios por medio de la Iglesia.
Este es el designio que Dios concibió desde toda
la eternidad en Cristo Jesús, nuestro
Señor,
por quien nos atrevemos a acercarnos a Dios con toda
confianza, mediante la fe en él.
Ef. 3,14-15
Por eso doblo mis rodillas delante del Padre,
de quien procede toda paternidad en el cielo y en la
tierra.
Ef. 3,20
¡A aquel que es capaz de hacer infinitamente
más de lo que podemos pedir o pensar, por el poder que
obra en nosotros,
Ef. 4,6
Hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre
todos, lo penetra todo y está en todos.
Flp. 4,7
Entonces la paz de Dios, que supera todo lo que podemos
pensar, tomará bajo su cuidado los corazones y los
pensamientos de ustedes en Cristo Jesús.
Col. 1, 15-20
El es la Imagen del Dios invisible, el
Primogénito de toda la creación,
porque en él fueron creadas todas las cosas,
tanto en el cielo como en la tierra, los seres visibles y los
invisibles, Tronos, Dominaciones, Principados y Potestades: todo
fue creado por medio de él y para él.
El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en
él.
El es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de
la Iglesia.
El es el Principio, el Primero que resucitó de
entre los muertos, a fin de que él tuviera la
primacía en todo,
porque Dios quiso que en él residiera toda la
Plenitud.
Por él quiso reconciliar consigo todo lo que
existe en la tierra y en el cielo,
restableciendo la paz por la sangre de su
cruz.
Col. 2,2-3
Mi deseo es que se sientan animados y que, unidos
estrechamente en el amor, adquieran la plenitud de la
inteligencia en toda su riqueza. Así conocerán el
misterio de Dios, que es Cristo,
en quien están ocultos todos los tesoros de la
sabiduría y del conocimiento.
2 Tes. 2,16
Que nuestro Señor Jesucristo y Dios, nuestro
Padre, que nos amó y nos dio gratuitamente un consuelo
eterno y una feliz esperanza…
2 Tes. 3,3
Pero el Señor es fiel: él los
fortalecerá y los preservará del
Maligno.
1 Tim. 1,17
¡Al Rey eterno y universal, al Dios incorruptible,
invisible y único, honor y gloria por los siglos de los
siglos! Amén.
1 Tim. 6, 15-17
Manifestación que hará aparecer a su
debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey
de los reyes y Señor de los señores, el
único que posee la inmortalidad y habita en una luz
inaccesible,
a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A
él sea el honor y el poder para siempre!
Amén.
A los ricos de este mundo, recomiéndales que no
sean orgullosos. Que no pongan su confianza en la inseguridad de
las riquezas, sino en Dios, que nos provee de todas las cosas en
abundancia a fin de que las disfrutemos.
2 Tim. 1,9
El nos salvó y nos eligió con su santo
llamado, no por nuestras obras, sino por su propia iniciativa y
por la gracia: esa gracia que nos concedió en Cristo
Jesús, desde toda la eternidad,
Tit. 1,2
…con la esperanza de la Vida eterna. Esta Vida ha sido
prometida antes de todos los siglos por el Dios que no
miente,
Tit. 3, 4-7
Pero cuando se manifestó la bondad de Dios,
nuestro Salvador, y su amor a los hombres,
no por las obras de justicia que habíamos
realizado, sino solamente por su misericordia, él nos
salvó, haciéndonos renacer por el bautismo y
renovándonos por el Espíritu
Santo.
Y derramó abundantemente ese Espíritu
sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro
Salvador,
a fin de que, justificados por su gracia, seamos en
esperanza herederos de la Vida eterna.
Hb. 1, 1-4
Después de haber hablado antiguamente a nuestros
padres por medio de los Profetas, en muchas ocasiones y de
diversas maneras,
ahora, en este tiempo final, Dios nos habló por
medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las
cosas y por quien hizo el mundo.
El es el resplandor de su gloria y la impronta de su
ser. El sostiene el universo con
su Palabra poderosa,
y después de realizar la purificación de
los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo
más alto del cielo.
Así llegó a ser tan superior a los
ángeles, cuanto incomparablemente mayor que el de ellos es
el Nombre que recibió en herencia.
Hb. 1,10b-12
Tú, Señor, al principio fundaste la
tierra, y el cielo es obra de tus manos.
Ellos desaparecerán, pero tú permaneces.
Todos se gastarán como un vestido
y los enrollarás como un manto: serán como
un vestido que se cambia.
Pero tú eres siempre el mismo, y tus años
no tendrán fin.
Hb. 3,4
Porque toda casa tiene su constructor, y el constructor
de todas las cosas es Dios.
Hb. 6,17-18
Por eso Dios, queriendo dar a los herederos de la
promesa una prueba más clara de que su decisión era
irrevocable, la garantizó con un juramento.
De esa manera, hay dos realidades irrevocables -la
promesa y el juramento- en las que Dios no puede
engañarnos. Y gracias a ellas, nosotros, los que acudimos
a él, nos sentimos poderosamente estimulados a aferrarnos
a la esperanza que se nos ofrece.
Hb. 13,20
Que el Dios de la paz -el mismo que resucitó de
entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran
Pastor de las ovejas, por la sangre de una Alianza
eterna-
Sant. 1,5
Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que la
pida a Dios, y la recibirá, porque él la da a todos
generosamente, sin exigir nada en cambio.
Sant. 1,13
Nadie, al ser tentado, diga que Dios lo tienta: Dios no
puede ser tentado por el mal, ni tienta a nadie,
Sant. 1,17-18
Todo lo que es bueno y perfecto es un don de lo alto y
desciende del Padre de los astros luminosos, en quien no hay
cambio ni sombra de declinación.
El ha querido engendrarnos por su Palabra de verdad,
para que seamos como las primicias de su
creación.
2 Pe 3,8-9
Pero ustedes, queridos hermanos, no deben ignorar que,
delante del Señor, un día es como mil años y
mil años como un día.
El señor no tarda en cumplir lo que ha prometido,
como algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes
porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se
conviertan.
1 Jn. 1,5
La noticia que hemos oído de él y que
nosotros les anunciamos, es esta: Dios es luz, y en él no
hay tinieblas.
1 Jn. 1,9
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y
justo para perdonarnos y purificarnos de toda maldad.
1 Jn. 3,1
¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso
que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos
realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha
reconocido a él.
1 Jn. 3,20 b
Porque Dios es más grande que nuestra conciencia y
conoce todas las cosas.
1 Jn. 4,8-13
El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es
amor.
Así Dios nos manifestó su amor:
envió a su Hijo único al mundo, para que
tuviéramos Vida por medio de él.
Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que él nos amó primero, y
envió a su Hijo como víctima propiciatoria por
nuestros pecados.
Queridos míos, si Dios nos amó tanto,
también nosotros debemos amarnos los unos a los
otros.
Nadie ha visto nunca a Dios: si nos amamos los unos a
los otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios ha
llegado a su plenitud en nosotros.
La señal de que permanecemos en él y
él permanece en nosotros, es que nos ha comunicado su
Espíritu.
1 Jn. 4,16
Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y
hemos creído en él. Dios es amor, y el que
permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en
él.
1Jn. 4, 20-21
El que dice: "Amo a Dios", y no ama a su hermano, es un
mentiroso.
¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el
que no ama a su hermano, a quien ve?
Este es el mandamiento que hemos recibido de él:
el que ama a Dios debe amar también a su
hermano.
Ap. 1, 8
Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el
que es, el que era y el que vendrá, el
Todopoderoso.
Ap. 4, 11
"Tú eres digno, Señor y Dios nuestro, de
recibir la gloria, el honor y el poder. Porque has creado todas
las cosas: ellas existen y fueron creadas por tu
voluntad".
Ap. 21,6
¡Ya está! Yo soy el Alfa y la Omega, el
Principio y el Fin. Al que tiene sed, yo le daré de beber
gratuitamente de la fuente del agua de la vida.
C.
Análisis de los textos elegidos.
– Antiguo Testamento
En los textos elegidos se pueden ver las obras de Dios,
su manera de vincularse con lo que ha creado. Y, en realidad, es
en el diálogo
con su Pueblo elegido donde Dios se va revelando especialmente en
el AT.
Sus cualidades, sus atributos van apareciendo en este
diálogo y no separadamente. Más que enumerar todas
las cualidades me parece destacar que lo que encontramos en la
Biblia es un Dios creador que quiso hacer al hombre a su imagen y
se compromete con él, lo acompaña, le
enseña, lo deja en manos de su propia decisión pero
también lo corrige, lo espera, le propone la santidad, lo
invita al diálogo, le da metas, un Dios que promete y
cumple, un Dios que es misericordioso y compasivo y que, a la
vez, es severo con las idolatrías ("no hay otro fuera de
mí") y con todo mal, porque defiende lo que le pertenece.
Un Dios que perdona. Un Dios digno de confianza y para quien todo
es posible. Un Dios que está atento al esclavo, al
oprimido, al pobre, al huérfano, a la viuda.
Dios existía desde antes y seguirá
existiendo cuando pasen todas las cosas; y es el mismo ayer, hoy
y siempre. Pero creo que lo central en el Dios de la Biblia es su
caminar junto al hombre en la historia que va viviendo, la
historia de salvación que le propone. Y esto se nota
especialmente en los textos del Génesis, del Éxodo,
del Deuteronomio, en los Salmos elegidos.
Dios dice de sí mismo "Yo soy el que soy", "Yo
soy". Dios es más grande que el hombre, tiene el dominio y
el poder sobre todas las cosas. Nadie, nada, es más grande
que Él. Es Dios quien lo sabe todo y está por sobre
todo. Dios es Rey.
Se advierte también en los textos elegidos que
Dios creó todas las cosas con el poder de su amor. Y en la
creación se puede llegar a percibir la existencia de este
Dios Creador, ya que Él se refleja en sus
obras.
– Nuevo Testamento
Lo central que vemos en los textos elegidos es que
aparece Dios en el Hijo, aunque el Hijo existía desde el
principio (es el Verbo de Dios por quien todo fue hecho, la luz
que iluminó las tinieblas). "Después de haber
hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los Profetas,
en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este tiempo
final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien
constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el
mundo." (Hb. 1,1-2).
En el NT Dios se revela a sí mismo en la Persona y las
obras de Jesús, encarnado, hecho Hombre. A
través de Jesús se puede ver al Padre. Jesús
es el camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sin por
Él.
En Cristo no sólo se revelan el poder y la
sabiduría de Dios (entre otros de los atributos tan
marcados en el AT), sino también y especialmente su amor
liberador, su gracia santificante, su ser providente.
En la mayoría de los textos Dios aparece como
Padre, un Padre que ve en lo secreto, que sabe lo que hace falta
a sus hijos porque están bajo su mirada, un Dios que da
los medios para
liberarse de las tentaciones.
Y algo que queda muy evidente en el mensaje que nos
transmite la Biblia es que estamos ante el mismo Dios del AT,
el Dios creador de todo lo que existe; el Dios de Abraham, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacob; el Todopoderoso cuyo
Nombre es santo, el que socorrió a Israel,
acordándose de su misericordia; el que cumple sus promesas
de salvación; el que no hace acepción de
personas, un Dios que se hace visible por medio de sus
obras... (cf. Hch. 17, 24-26; Mt. 22,32; Lc. 1,48-54,
68-75; Jn. 11,26; Hch. 10,34; Rm. 1, 19-25
respectivamente)
En el NT aparece la demostración suprema de que
Dios es amor: la entrega de su propio y único Hijo a la
muerte de cruz
por nuestra salvación.
Dios, por amor, hace al hombre hijo en el Hijo y lo
llama a una nueva vida, a una vida de resucitado, precisamente
cuando estaba muerto a causa de su pecado. Dios, por amor,
por su gracia, por su misericordia, es el que lo salva. (cf. Ef.
2, 4-8; 2 Tim. 1,9)
Por amor, invitará al hombre a una
comunión profunda. Creo que Jesús lo expresa
claramente cuando habla de la vid y los sarmientos: El que
permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque
separados de mí, nada pueden hacer. (en Jn. 15,
1-5)
Dios se deja conocer en el amor . "El que no ama no ha
conocido a Dios, porque Dios es amor." (1 Jn. 4,8)
Tanto Dios es amor que "el que permanece en el amor
permanece en Dios y Dios en él." (cf. 1 Jn.
4,16)
A la vez, la Biblia transmite que el amor de Dios no
puede separarse del amor del prójimo y que el amor mutuo
está llamado a ser semejante al de la unión de las
personas divinas: "Padre que todos sean uno, como nosotros
también somos uno." (cf. Jn. 17, 21-22)
Por este amor al hombre también Dios
derramará en abundancia el Espíritu Santo por medio
de Jesús. Quiere que el hombre permanezca en él y
él permanecer en el hombre. (cf. 1 Jn. 4, 13)
En el Espíritu del Hijo el hombre podrá
llamar a Dios Abba, Padre y vivir como hijo suyo,
respondiendo así a su máxima vocación. En el
Espíritu, el hombre podrá oír su voz.
Y, en este sentido, hay una insistencia fuerte del Padre a la
oración como camino para hacer su voluntad, a imagen de
Jesús.
En general, se advierte en los textos elegidos que Dios
sigue caminando con el hombre en la historia. Él no
está lejos de cada uno de nosotros, camina en medio
nuestro.
Dios es digno de alabanza. Y sólo de Él se
hereda la Vida Eterna.
D.
Síntesis de los textos elegidos y
analizados.
Podría sintetizar en las siguientes
ideas:
- La Biblia no transmite para nada un Dios abstracto,
una Esencia. Más bien nos revela a Dios a través
de sus obras y de su vinculación con lo que ha
creado.
Nos habla de un Dios trinitario que se va dando a
conocer especialmente a través de su alianza con el hombre
en su historia concreta.
La Biblia nos presenta a un Dios que dialoga con el
hombre. Dios habla al hombre y el hombre puede
escucharlo.
- También descubro a Dios como misterio.
¿En qué sentido lo digo?: "el misterio es aquello
que no procede de nosotros y que no podemos abarcar, y sin
embargo, es aquello que nos hace vivir". Al releer los textos
elegidos he pensado que si pierdo el sentido del Misterio corro
el peligro de aprisionar a Dios en conceptos y esquemas
rígidos y de relacionarme no con el Dios verdadero (que
es más grande que el hombre) sino con una
caricatura.
A mi entender, descubrir al Dios de la Biblia implica
tener una actitud de
reconocer que ninguna idea que uno se pueda hacer sobre Él
lo abarcará completamente, y que conviene estar
permanentemente abiertos al Misterio para conocer todo lo que
Dios vaya revelando. Se necesita la fe y la confianza.
- Transmite la Biblia un Dios que se relaciona con la
experiencia humana, que no se desentiende para nada de su
creación y la sigue sosteniendo. En este sentido, me ha
vuelto a sorprender cómo Dios se ha manifestado y
acercado al hombre en Cristo (hecho Hombre) y dejando su
Espíritu, habitando entre nosotros (es para mí
muy impactante la primera carta de Juan,
hasta el versículo 18); y también cómo ha
quedado reflejado en sus obras.
Dios da al hombre la capacidad de conocerlo y de
amarlo.
Dios ama al hombre siempre primero, quiere ser amado
en el prójimo y que los hombres se amen entre
sí.
- A mi entender, también la Biblia transmite
especialmente que Dios es Señor, Soberano. Dios es el
dueño de la vida que le confió al hombre. Nada
escapa a su mirada. Es el Señor de la historia. Los
planes de Dios se realizan y se realizarán. - El mensaje que la Biblia transmite de Dios
está muy bien reflejado en la Gaudium et spes, de
la cual rescatamos la siguiente enseñanza:
El Dios vivo de la revelación es el Dios que se
manifiesta en la historia. Y no se puede prescindir de la
historia para saber y hablar de Dios, no se puede disociar la
reflexión sobre Dios y el acontecer de la historia de la
salvación.
Tal como se ve en esta Constitución, estamos hablando de un
conocimiento de Dios enmarcado en una visión
cristocéntrica e histórico-salvífica con
base en las realidades de la Creación y la
Encarnación. De un Dios que no aparece separado
de su realidad trinitaria, de la encarnación del
Verbo como Señor del hombre y de la historia, operante en
el mundo en virtud de su Espíritu. Un Dios que se
da a conocer y revela su amor como Padre, Hijo y Espíritu
Santo, descubriéndole al hombre el camino y la meta de su
existencia, es decir, la sublimidad de su
vocación.
Lic. Viviana Endelman Zapata