Monografias.com > Educación
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

La inserción de niños discapacitados en la educación física. El alumno no vidente




Enviado por macarenagoni



    1. El niño ciego y su
      desarrollo
    2. La práctica de actividad
      motriz en los alumnos deficientes visuales

    El niño ciego no es un vidente que carece de
    visión. Su manera de percibir el mundo que él mismo
    elabora no es igual a la de un niño normal privado de
    vista.

    Alrededor del 80% de la información recibida del entorno se
    adquiere por vía visual; teniendo en cuenta esto podemos
    hacernos una idea de la cantidad de información que deja de recibirse cuando no
    se dispone de ese sentido.

    La información que nos aporte cualquier otro
    sentido es siempre más restringida y parcial. El ojo
    proporciona al cerebro
    sensaciones que le permiten interpretar: color,
    tamaño, distancia y también seguir el movimiento
    mientras el cuerpo permanece estático.

    La percepción
    visual es la capacidad de interpretar lo que se ve, la habilidad
    para procesar y comprender toda la información recibida a
    través del sentido de la vista.

    Tanto la deficiencia visual como su percepción
    van a incidir en el desarrollo
    espacial y psicomotor del deficiente visual. Supone analizar
    objetos, distinguir sus componentes fundamentales, comprender la
    relación entre elementos y la posibilidad de llevar a cabo
    una integración del conjunto de informaciones
    en un todo que tenga significado para el sujeto. La
    percepción visual es un proceso
    decisivo que se relaciona más con la capacidad de aprendizaje del
    niño que con su condición visual.

    La percepción visual tiene cinco facultades
    básicas:

    1. Coordinación viso-motriz
    2. Percepción figura-fondo.
    3. Constancia perceptual.
    4. Posición en el espacio.
    5. Relaciones espaciales

    El proceso de
    desarrollo
    perceptivo visual tiene lugar de manera gradual, es decir, sigue
    un orden progresivo.

    En el niño pequeño la
    organización perceptivo-visual depende de dos
    factores: por un lado, su poca desarrollada inteligencia,
    por el otro, la falta de perfección de su aparato visual,
    el cual sufre una evolución importante durante el primer
    año de vida, y se va perfeccionando paulatinamente en
    años sucesivos.

    Cabe distinguir tres tipos de niños
    con discapacidad
    visual: el niño ciego de nacimiento, que
    lógicamente no ha dispuesto de la visión durante el
    período sensoriomotor; el ciego tardío que cuenta
    con experiencias visuales; y el niño de baja visión
    que nunca ha visto con nitidez la realidad que lo
    rodea.

    La presencia de anomalías en alguno de los
    componentes del sistema visual
    dan lugar a perturbaciones más o menos significativas en
    los diferentes aspectos que integran la visión: agudeza
    visual disminuida, alteraciones del campo visual y
    anomalías relacionadas con la percepción de los
    colores o con la
    adaptación a las condiciones de iluminación ambiental. Estas
    anomalías determinan una visión subnormal que puede
    clasificarse de la siguiente manera:

    • Ciego total: ausencia total de visión o
      simple percepción luminosa.
    • Ciego parcial: resto visual que permite la
      orientación a la luz
    • Ambliope profundo: resto visual que permite
      definir volúmenes y percibir colores
    • Ambliope propiamente dicho: visión de
      cerca que permite una escolarización con métodos
      pedagógicos particulares

    Por otro lado, en identificación con las características educacionales de los
    sujetos de baja visión, es posible establecer 4 grupos:

    NIVELES DE DISCAPACIDAD
    VISUAL / CARACTERÍTICAS EDUCACIONALES

    Ceguera: Carencia de visión o solo
    percepción de luz.

    Discapacidad visual profunda: dificultad para
    realizar tareas visuales gruesas

    Discapacidad visual severa: Posibilidad de
    realizar tareas visuales con inexactitudes, requiriendo
    adecuaciones.

    Discapacidad visual moderada: Posibilidad de
    realizar tareas visuales con el empleo de
    ayudas e iluminación adecuadas.

    EL NIÑO
    CIEGO Y SU DESARROLLO

    El niño deficiente visual grave está
    sujeto a un proceso de desarrollo normal desde el

    punto de vista fisiológico, pero parece que sufre
    un cierto retraso evolutivo que puede ser causado por el propio
    déficit.

    Los estudios causados sobre diversos aspectos del
    desarrollo muestran que la presencia de visión contribuye
    significativamente en la manera en que los niños
    evolucionen.

    En los niños ciegos el desarrollo puede ser
    más difícil y requerir más tiempo, aunque
    puede producirse con éxito.

    El niño deficiente visual grave acrece de
    experiencias pasivas coma la repetición y
    verificación de conceptos y asimilación de
    cómo es el mundo que lo rodea, la visión de otras
    personas cuando se le acercan y la posibilidad de seguirlas con
    la mirada, la participación activa en la vida social, la
    oportunidad de analizar lo que sucede a su alrededor, etc.;
    necesitando para compensar su déficit el aporte de los
    demás sistemas
    sensoriales.

    En cuanto al desarrollo cognitivo, los procesos del
    sujeto ciego con respecto al vidente son diferentes y por
    supuesto más lentos, aunque el niño tenga la
    suficiente estimulación y la necesaria voluntad como para
    tocar los objetos o prestar una mayor atención a los sonidos del
    entorno.

    El conocimiento
    de los esquemas corporales normales del desarrollo y aprendizaje puede
    permitirnos señalar los aspectos que son más
    factibles de quedar afectados en los sujetos deficientes
    visuales.

    En el área de Educación Física, existen
    algunas cuestiones del aprendizaje a las que se les
    debería prestar especial atención en el niño deficiente
    visual:

    1. Recepción e interpretación de la
      información (aprendizaje sensorial): lo que un
      niño siente, oye, ve, gusta y huele es almacenado y
      asimilado constituyéndose en modelos
      y esquemas cognitivos que se adecuan al medio.

      El movimiento permite al cuerpo relacionarse
      con el espacio, las personas, los objetos, facilita la
      integración sensoriomotriz esencial
      para el desarrollo perceptivo. Es una capacidad fundamental
      a través de la que el niño comienza a definir
      sus posibilidades y limitaciones con relación al
      espacio. A través del movimiento el niño con
      poca a ninguna visión puede ir tomando conciencia del mundo que lo
      rodea.

    2. Aprendizaje de esquemas motrices: desde el
      momento del nacimiento, todo niño pequeño
      realiza numerosos movimientos rítmicos involuntarios,
      debido en parte a un estímulo interno biológico
      pero también como un medio para utilizar los
      músculos para que crezcan. Incluso estos movimientos
      involuntarios contribuyen a muy temprana edad al desarrollo
      de esquemas motrices.
    3. Aprendizaje a través de la
      imitación: desde los primeros momentos el
      niño está motivado por la observación de las personas que le
      rodean, por lo cual al carecer de visión, es mucho
      más difícil y a veces hasta imposible imitar
      las acciones
      de los demás a través de otros sentidos. Las
      niños ciegos no pueden aprender, consciente o
      inconscientemente, de las actividades que los otros realizan
      y que llegan espontáneamente al niño
      vidente.
    4. Autoevaluación y control de
      las propias acciones y
      sus resultados: el hecho de comprobar los resultados de
      sus propias acciones durante y después de su
      realización es la mejor forma de aprender su
      ejecución correcta. El déficit visual provoca
      un retraso en la percepción de "sí mismo" como
      agente provocador de acciones, puesto que, cuando el
      niño no puede ver, generalmente no tiene elementos
      suficientes para comprender los consecuencias de su
      acción, excepto si se produce un sonido.

    El desarrollo psicomotor en el sujeto ciego sufre un
    desfase como consecuencia de percibir el medio de un modo
    incompleto.

    Esas diferencias evolutivas suelen provocar en los
    niños deficientes visuales un retraso de entre dos y
    cuatro años.

    Debemos tener en cuenta que el movimiento en
    niños ciegos ocurre a un ritmo normal siempre que se
    proporcionen las necesarias ayudas para orientarse solos en el
    ambiente y
    para moverse adecuadamente. Además, los niños
    ciegos desarrollan ciertas habilidades motrices a la misma edad
    que los niños videntes, sin embargo, otras están
    considerablemente atrasadas, fundamentalmente las posturas y los
    movimientos que el niño debe iniciar por sí mismo;
    por ejemplo, levantarse cuando está tumbado boca abajo o
    sentado. En el niño vidente el desarrollo de estos
    movimientos surge de la curiosidad visual.

    En el desarrollo senso-motor del
    niño ciego se suelen presentar algunos aspectos
    especialmente dificultosos. Estos son: conocimiento
    del propio cuerpo, conocimiento, estructuración y organización espacial, conducta motriz
    imitativa, control de
    ejecuciones motrices y adquisición de habilidades
    motrices.

    Me detendré especialmente en los últimos
    cuatro mencionados.

    • Conocimiento, estructuración y organización espacial: El
      niño ciego, no puede adquirir de forma
      espontánea los conceptos espaciales, a no ser que se
      le hayan ofrecido oportunidades de hacerlo mediante una
      adecuada estimulación desde las primeras etapas
      evolutivas. Para ello, es de gran importancia para el
      niño ciego el desarrollo de conceptos espaciales y
      el
      conocimiento del espacio. Se requiere un buen
      conocimiento del espacio (conceptos de posición,
      ubicación, dirección y distancia) antes de que el
      niño ciego pueda aprender la forma de movilizarse por
      si mismo. Estos niños tienen dificultad para adquirir
      conceptos sobre orientación en el espacio, necesarios
      para lograr eficiencia en
      los movimientos locomotrices y en la movilidad independiente.
      Para potenciar en el niño ciego el desarrollo de la
      capacidad de organizar su espacio, es necesario realizar un
      programa de
      actividades motrices en que se incluyan actividades y
      ejercicios para el desarrollo de conceptos espaciales, desde
      el momento de su escolarización, e incluso antes. Por
      ello, se deberían enseñar los métodos adecuados para la
      adquisición de conceptos sobre el espacio, a
      través de programas
      especiales, y desde edades tempranas.
    • Conducta motriz imitativa: El desarrollo
      motor se
      realiza más rápidamente cuando se llevan a cabo
      acciones que integran visión y movimiento. Debido a
      esta fuerte relación (visión-movimiento), los
      niños sin visión o con visión disminuida
      necesitan tener estímulos sustitutivos. Deben ser
      capaces de usar el movimiento como complemento a la
      información sensorial y así poder
      comprender y aclarar la información que reciben del
      mundo confuso que les rodea.
    • Control de la ejecución motriz: El
      niño ciego carece de la posibilidad de conocer las
      consecuencias de sus acciones y, de éstas aprender
      qué acciones repetir y cuales no hacer de nuevo.
      Cuando el niño no percibe el resultado de sus
      movimientos se produce un atraso en la realización de
      las acciones intencionadas, el adulto debe ayudar al
      niño en estas acciones para que las ejecute con mayor
      precisión.
    • Adquisición de habilidades motrices
      (esquemas motrices): El movimiento permite al niño
      relacionarse con el espacio, las personas y los objetos, y
      facilita la integración sensoriomotriz esencial para
      el desarrollo perceptivo. A través del movimiento el
      niño con poca o ninguna visión puede ir tomando
      conciencia
      del mundo que le rodea. La integración interna de los
      esquemas motrices necesitará reemplazar los
      estímulos externos que llegan por la visión. En
      el niño deficiente visual grave, el
      aprendizaje de habilidades motrices y la formación
      de patrones de movimiento, sigue una progresión
      diferente a la del niño vidente, la secuencia de
      aprendizaje va de lo específico a lo general antes que
      de lo general a lo especifico. Al igual ocurre en otro tipo
      de habilidades, los niños deficientes visuales graves
      y ciegos presentan una evolución más lenta en el
      desarrollo de habilidades motrices, requieren de modelos
      concretos a reproducir, se mueven con más lentitud y
      requieren practicar más que los niños con
      visión para lograr una determinada habilidad. Esta
      mayor lentitud se observa sobre todo en los aspectos
      relacionadas con la postura, la marcha, la fuerza del
      tronco y extremidades, la flexibilidad, la rotación
      del cuerpo y los movimientos coordinados del tronco y las
      extremidades. El retraso en el niño deficiente visual
      para la adquisición de habilidades motoras se atribuye
      a una variedad de factores: la imposibilidad de utilizar la
      vista como estímulo para el movimiento, la menor
      cantidad y calidad de
      oportunidades para experimentar el movimiento (frecuente
      desconocimiento de sus capacidades motrices). El niño
      ciego que no es motivado y estimulado para que explore su
      entorno y llegue a los objetos o al estimulo auditivo, se
      contenta con actividades pasivas o prefiere ser guiado para
      la realización de cualquier actividad motriz que pueda
      conectarlo con le espacio.

    ¿Qué pasa con el control
    postural?

    La postura es el resultado de la interacción de
    los movimientos de la cabeza, el torso y los miembros para
    mantener el equilibrio, de
    la orientación a la gravedad y del ajuste a la
    aceleración. El correcto control del ajuste postural no
    está condicionado únicamente por la propia construcción del cuerpo y por la manera en
    que se mueve, sino que también se ve influenciada por los
    características del mundo físico en que se
    desenvuelve el sujeto. De ahí las dificultades que con
    frecuencia suelen presentar los niños ciegos para el
    control postural.

    En los sujetos ciegos no es raro encontrarnos con
    balanceos del cuerpo con apoyos sucesivos de los pies,
    igualmente, en muchas ocasiones, el niño ciego es remiso
    al movimiento, motivado por el miedo al ambiente
    desconocido, provocando un sedentarismo bastante común
    entre los niños con esta patología

    ¿Qué sucede con la
    equilibración?

    El equilibrio es
    otro aspecto importante en la postura. Las habilidades y
    destrezas que implican situaciones de equilibrio se basan
    fundamentalmente, en la interiorización de los ajustes
    posturales y de las posiciones del cuerpo con respecto a los
    objetos y el espacio, de esta forma se llevan a cabo
    rectificaciones en las posiciones y en la situación del
    centro de gravedad respecto al ambiente que lo rodea.

    La posición del cuerpo se percibe, se controla y
    se perfecciona, sobre todo, a través de mecanismos
    cinestésicos. En estos mecanismos la visión juega
    un papel muy
    importante para lograr una actitud
    postural adecuada.

    Un niño ciego no puede ver el posible peligro.
    Por ello, suele usar una base de apoyo amplia para evitar caerse
    al tropezar con los obstáculos. El niño ciego, al
    igual que el niño pequeño que ve, suele separar
    mucho sus pies, dando pasos pequeños, adoptando, a menudo,
    una actitud
    postural incorrecta.

    Al cambiar el centro de gravedad, el cuerpo queda fuera
    de la base de apoyo y el equilibrio se pierde. El niño
    ciego aprende que una base de apoyo amplia le
    proporcionará mayor sustentación y una menor
    posibilidad de perder el equilibrio. Una postura incorrecta
    podría describirse de la siguiente manera: de pie, con los
    pies con una separación mayor a la anchura de las caderas
    y el peso corporal cayendo sobre el empeine interno de los
    pies.

    ¿Qué ocurre con el
    desplazamiento?

    Son los movimientos auto iniciados los que parecen estar
    retrasados en el niño ciego, debido a la influencia de la
    visión en este aspecto.

    Una vez que dominan la capacidad de desplazarse,
    perfeccionan habilidades para dirigirse hacia los sonidos. Al
    acercarse a la fuente del sonido,
    éste se hace más intenso, lo que refuerza la
    relación objeto-sonido, aumentando la capacidad motivadora
    del desplazamiento.

    Es habitual observar la actitud de pies planos en un
    niño ciego. La forma de andar características que,
    presentan habitualmente los niños ciegos se debe a una
    actitud de base de apoya amplia, pues, el cuerpo debe cambiar su
    peso de un lado otro con cada paso, siendo muy significativo el
    movimiento de balanceo lateral del cuerpo. Esta actitud permite
    un movimiento rápido y puede dar lugar a tensiones en las
    articulaciones y
    restricciones en su uso.

    Los niños ciegos pequeños se desplazan y
    corren con mayor libertad
    cuando conocen y tienen confianza en el espacio físico por
    el que se desplazan. Igualmente, cuando se sienten seguros en
    ambientes y situaciones conocidas, participan más
    activamente en tareas que implican movimiento.

    ¿Y con los lanzamientos y las
    recepciones?

    El niño ciego presenta grandes dificultades en el
    dominio de
    estas habilidades. Aunque posee las capacidades y potencialidades
    para la ejecución de los movimientos (agarrar el objeto,
    flexionar y extender los brazos, impulsarlos, lanzar una pelota,
    etc.), es muy raro que estas habilidades estén
    perfeccionadas.

    Por ello, con una ejercitación en los movimientos
    adecuados se lograría un mayor dominio de los
    movimientos.

    LA PRÁCTICA DE
    ACTIVIDAD MOTRIZ EN LOS ALUMNOS DEFICIENTES
    VISUALES

    El padecimiento de deficiencia visual o ceguera,
    ocasiona dificultades en cuanto a la comprensión e
    interiorización del esquema corporal, fundamentalmente por
    la dificultad de asumir modelos de referencia, de ahí la
    necesidad de fomentar la adquisición en el niño de
    la mayor cantidad posible de experiencias sensoriales y
    corporales.

    El niño ciego debe tener oportunidades para
    realizar actividades físicas, que le permitan disfrutar
    con el movimiento y que le den posibilidades de interactuar con
    los otros niños en actividades de tipo cooperativo. La
    practica de la actividad física
    contribuirá a la participación responsable e
    independiente en un "mundo de videntes". Por ello, deben ser
    llevadas a cabo en contacto con las "personas que ven", de manera
    que se desarrolle la capacidad de interactuar con lo demás
    de una forma fácil y espontánea.

    Algunas consideraciones
    metodológicas.

    En general, a la hora de abordar el trabajo en
    el área de Educación
    Física se han de considerar una serie de cuestiones
    metodológicas:

    • Comprobar que los alumnos reciben el
      mensaje:
      • ubicación y localización de la
        posición del profesor,
      • claridad, concreción de los mensajes,
        procurando el mayor nivel de descripción
      • el lenguaje
        ha de ser claro, adecuado a la edad y nivel de desarrollo
        del niño,
      • las interacciones han de ser cortas y concretas,
        fáciles de entender,
      • evitar actitudes paternalistas y sobre
        protectoras,
      • prever las necesidades del material, planificando
        su ubicación e información al alumno de la
        misma.
    • Modificar las tareas:
      • Conocer las capacidades y limitaciones de los
        alumnos, evaluando sus potencialidades, experiencia y
        niveles de habilidad previos
      • Comenzar el
        aprendizaje por aquellas tareas que le resulten
        más motivadoras
      • Destacar los objetos con colores vivos y elevados
        contrastes
      • Utilizar señales acústicas que
        ayuden a la orientación y a la localización
        de los objetos.
      • Uso de protectores de gafas
      • Previsión de buena iluminación en
        el caso de deficientes visuales graves
      • Contar con la colaboración del resto de
        los alumnos, utilizando métodos como la enseñanza
        recíproca.
      • Conceder un papel
        fundamental a la ejercitación y
        experimentación, ofreciendo una práctica
        abundante.
      • Favorecer las habilidades de coordinación
        audio-kinestésica
      • Analizar las tareas antes de
        modificarlas

    BIBLIOGRAFÍA

    • TORO BUENO, S. Y OTROS (1998) Educación física para
      niños y niñas con necesidades educativas
      especiales. Ediciones Aljibe. Buenos
      Aires.

     

    G. Macarena Goñi

    Educación Física en el Nivel
    Inicial

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter