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Agrotecnología para el cultivo de la caña santa o zacate limón (página 2)




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FERTILIZACION

La explotación de la caña santa tiene como
finalidad la producción intensiva del sistema
aéreo (hojas y seudotallos), que es donde se acumula el
aceite esencial en mayor proporción y calidad; de esta
forma adquieren gran importancia los nutrientes que se requieren
para producir los mayores rendimientos. Como lo que se cosecha es
su masa vegetal para su empleo en la
producción de fitofármacos o para la
obtención de su aceite esencial , es importante compensar
las pérdidas de los elementos nutritivos del suelo con el fin
de mantener la producción de la plantación y
mitigar el impacto ambiental
negativo que provocan las exportaciones que
hace el cultivo de estos nutrientes.

Lemongrass Research Station Odakkali, (1972) indica que
usualmente no fertilizan el cultivo, sino que aplican los restos
de la masa vegetal después de destilada, en forma de
compost y 1.87 t.ha-1 de cenizas como
aplicación basal durante la preparación del
suelo.

Estudios sobre el efecto de los fertilizantes en el
lemongrass realizados por Gupta y Jain (1978) arrojaron que el
nitrógeno, aplicado en dosis bajas acelera el desarrollo y
aumentan el rendimiento en masa vegetal. Aplicaciones de
nitrógeno con fósforo y potasio fueron efectivas
para incrementar el rendimiento en biomasa y el contenido en
aceite esencial.

Saha et al. (1980) señalan que el lemongrass
plantado sobre un suelo cuyos contenidos en
P2O5 son de 22,7 kg.ha-1,
K2O de 17 kg.ha-1y un pH de 5,8; la
aplicación de 40 kg.ha-1de
P2O5 y K2O, como fondo durante
la preparación del suelo y 40 kg.ha-1de
nitrógeno en forma de Urea a un mes de la
plantación, es recomendable para garantizar un buen
desarrollo inicial de la plantación.

Un estudio más completo fue realizado por Prasad
y Rao, (1986) sobre un suelo de bajo contenido de materia
orgánica, deficiente de nitrógeno y deficiente en
fósforo, amarillo y de reacción ácida, donde
evaluaron cuatro niveles de nitrógeno: 0, 20, 40 y 60
kg.ha-1.año-1. El nitrógeno
fue aplicado en dosis fraccionada durante la época de
lluvia cada año. Una dosis basal de 40 kg.ha-1
de P2O5 y 20 kg.ha-1 de
K2O fue aplicada cada año antes de las lluvias;
obteniendo como resultado que con el incremento de las dosis de
nitrógeno se elevó significativamente el
rendimiento de masa vegetal en todos los años,
individualmente y en todo el período. Observaron
además que el rendimiento declinó gradualmente en
los años en todos los niveles de
nitrógeno.

Con relación a los oligoelementos, se conoce que
aunque las necesidades de hierro de los
vegetales cultivados son relativamente pequeñas, porque
las exportaciones sobrepasan pocas veces algunos centenares de
gramos por hectárea, las deficiencias de hierro en las
plantas de
C. citratus reducen significativamente la
biomasa y el rendimiento en aceite esencial, (Rao et al, 1996),
aspecto a considerar en el manejo nutricional del
cultivo.

Estudios recientes realizados en Cuba por
Rafaela Soto et al,(2002) sobre un suelo Ferralítico Rojo
compactado ligeramente ácido, con contenidos de bajo a muy
bajos de materia orgánica, alto de potasio y de mediano a
bajo de fósforo asimilable, donde se estudiaron niveles de
aplicación de N (0, 50, 100, 150 y 200
kg.ha-1.año-1 ), de P (0, 25, 50, 75
y 100 kg.ha-1.año-1 y el efecto de
la inoculación de diferentes cepas de micorrizas, dieron
los siguientes resultados:

El nitrógeno, elemento de extraordinaria
importancia en las plantas, por ser constituyente de una gran
variedad de compuestos
orgánicos y funcionales (Clavel et al.1991; Gil, 1995
y Taiz y Zieger, 1998), no influyó en la altura de las
plantas, ni en el ahijamiento ya que no fueron significativas las
diferencias entre los niveles de N estudiados ni la
interacción niveles- cosechas.

Todo parece indicar, que aún cuando en la
mayoría de las gramíneas la aplicación de N
favorece el crecimiento expresado a través de su altura
(Crespo et al, 1986), en esta especie esta variable no es la que
expresa su comportamiento
ante la fertilización nitrogenada. En este sentido Bidwell
(1995) indica que el crecimiento puede medirse como longitud,
grosor, o área, a menudo se mide en aumento de volumen, masa o
peso (fresco o seco) y cada uno de ellos, describe algo diferente
y rara vez hay una relación simple entre ellos en un
organismo en crecimiento. Esto sucede, apunta, porque el
crecimiento a menudo ocurre en direcciones diferentes a distintas
tasas, quizás ni siquiera relacionadas, así una
relación linear área- volumen no persiste con el
tiempo.

Sin embargo, tanto la altura como el número de
hijos variaron significativamente entre los diferentes momentos
en que fueron realizadas las cosechas, los mayores valores para
ambas variables se
alcanzaron en los meses comprendidos en el período
lluvioso, caracterizado en Cuba por una mayor irradiación
y temperatura,
entre otros, que favorecen el crecimiento de las
plantas.

La respuesta de la caña santa a la
aplicación de niveles crecientes de N expresada a
través del IAF (Figura
6) varió con el período de
aplicación (lluvioso y poco lluvioso). En ambos
períodos hay un aumento significativo en el IAF hasta el
nivel de 100 kg.ha-1.año-1 y a
partir del mismo se estabiliza hasta el máximo nivel de
aplicación estudiado, todo parece indicar que estos
niveles de aplicación produjeron concentraciones en el
suelo que favorecieron su asimilación por las plantas, que
pudo haber determinado un aumento de los constituyentes
nitrogenados relacionados con la fotosíntesis y con ello un incremento de
los fotoasimilados y de la producción de biomasa. Se
conoce que la función
metabólica más importante del N en la planta, es su
carácter de componente estructural en
proteínas, ácidos
nucleicos, hormonas
vegetales, vitaminas y
muchas enzimas
(Vázquez y Torres,1991; Taiz y Zieger, 1998).

El IAF fue significativamente superior en el
período lluvioso, donde se dan las condiciones que
favorecen la absorción de los nutrientes.

  Para ver el
gráfico seleccione la opción "Descargar" del
menú superior 

 Figura 6. Efecto de niveles crecientes de N
sobre el índice de área foliar.

Los valores de IAF obtenidos están dentro del
rango indicado por Clavero (1993) para los pastos tropicales,
quien destaca que las gramíneas que tienen hojas cercanas
a la vertical, durante gran parte de su crecimiento, como ocurre
en la caña santa, desarrollan índices de
área foliar elevados y alta eficiencia en la
intercepción de la luz.

Con relación al rendimiento en masa vegetal , en
la primera cosecha, fase de fomento (Figura 7),
no hubo respuesta a la aplicación del N, siendo
similar a lo que ocurre en el cultivo de la caña de
azúcar,
según refieren Villegas (1994) y Filho et al. (1994) y
puede ser explicado por lo planteado por Alomá et al.
(1974) quienes manifiestan que las condiciones físicas
propiciadas por la preparación del suelo y el hecho de que
la cepa nueva es más vigorosa, provocan una mayor
capacidad de absorción de los nutrientes del
suelo.

   Para ver
el gráfico seleccione la opción "Descargar" del
menú superior

  Figura 7. Efecto de niveles crecientes de
N sobre el rendimiento de masa verde en la fase de
fomento.

Arzola et al (1994) no recomiendan la aplicación
de N en caña de azúcar en la fase de fomento, ya
que no hay respuesta del cultivo, dada la mineralización
del material residual producto de la
preparación del suelo y el desarrollo radical, que en esta
fase facilita una mayor exploración del suelo.

En la fase de explotación del cultivo (Figura 8),
el rendimiento de masa vegetal se incrementó a partir de
la aplicación de 100
kg.ha-1.año-1; esta respuesta de la
planta a la aplicación de N ha sido encontrada en todo el
trópico y se atribuye al bajo status de N en el suelo y a
la gran avidez de las gramíneas por este elemento. (Clavel
et al 1991, Rocha et al, 2000), componente estructural en
proteínas, ácidos nucleicos, hormonas y otros, que
participa en la mayoría de los procesos
bioquímicos y fisiológicos del organismo
vegetal.

   Para ver
el gráfico seleccione la opción "Descargar" del
menú superior 

Figura 8. Efecto del N sobre el rendimiento de masa
verde por superficie en la fase de
explotación
.

La eficiencia de utilización del N por las
plantas (EUN), alcanzó los mayores valores para los tres
años evaluados en el nivel de aplicación de 100
kg.ha-1.año-1 y disminuyeron con el
incremento de los niveles de N (Tabla 3). En otras
gramíneas como en el caso del género
Cynodon la mejor eficiencia de utilización es obtenida con
el uso de 100 a 200 kg.ha-1.año-1.
(Rocha, 2000).

Tabla 3. Eficiencia de la utilización de N.
(E.U.N.)

Tratamientos

Año
I

Año
II

Año
III

Período
poco lluvioso

Período
lluvioso

N50

-0,015

-0,05

-0,002

-0,047

0,052

N100

0,05

0,18

0,095

0,13

0,18

N150

0,005

0,114

0,064

0,075

0,10

N200

0,0009

0,07

0,023

0,028

0,10

La EUN cambió en los diferentes años,
alcanzándose los mayores valores para todos los niveles
evaluados en el segundo año, lo que pudo estar relacionado
con las condiciones del tiempo de ese año (1993) que se
caracterizó por una pluviométrica y temperatura
superior a la de los restantes años.

La UEN y el IAF, fueron superiores para todos los
niveles en el período lluvioso, lo que indica que las
condiciones ambientales de éste favorecieron la
absorción del N.

Los mayores rendimientos se alcanzaron en el segundo
año de vida de la plantación, lo que al parecer
estuvo relacionado con las condiciones del tiempo de ese
año y declinó en el tercero, lo que coincide con
los resultados de las investigaciones
realizadas por Prassad y Rao (1986) en esta especie, los que
indicaron que el rendimiento disminuyó gradualmente en
todos los niveles de N estudiados.

Con independencia
del riego aplicado durante la ejecución del experimento,
el rendimiento fue significativamente mayor en el período
lluvioso, en correspondencia con los resultados obtenidos de EUN
y los IAF, lo que puede atribuirse al aumento de las tasas
fotosintéticas por el incremento de los recursos
ambientales (agua,
temperatura, luminosidad y otros) que propiciaron un uso
más eficiente de los nutrientes.( Clavel et al.
1991).

Los fertilizantes no sólo influyen en los
rendimientos de masa vegetal, sino que pueden provocar
variaciones considerables en su composición química. Crespo et al
(1986), señalan que el fertilizante nitrogenado es el que
mayor efecto produce. A continuación se ofrecen los
resultados en este sentido en la caña santa.

El contenido de N en las plantas respondió a los
niveles de este nutriente en dependencia del momento en que fue
aplicado (Tabla 4). En el primer momento que correspondió
a las cosechas realizadas en el período poco lluvioso, el
contenido se incrementó significativamente a partir de la
aplicación de 100
kg.ha-1año-1 mientras que el segundo
momento, correspondiente a las cosechas realizadas en el
período lluvioso, el contenido se incrementó
significativamente a partir de 150
kg.ha-1año-1, lo que parece indicar
que bajo estas condiciones del tiempo, el contenido de N en las
plantas se incrementa a partir de un nivel de
concentración más alto. Gil, (1995), señala
que el aumento de un determinado elemento en el medio puede
causar o no efectos sobre su contenido en la planta, según
el estado del
vegetal. Las medias de los momentos indican que el incremento del
nivel de aplicación de N, aumenta su contenido en la
planta.

Tabla 4.Efecto de niveles crecientes de N sobre el
contenido foliar de N, P y K.

Tratamiento

N%

P%

K%

Momentos

Momentos

Momentos

1

2

X

1

2

X

1

2

X

N0

0,63 c

1,41 b

1,02 c

0,20

0,19

0,19

1,80

1,82

1,80 ab

N50

0,70 c

1,43 b

1,06 c

0,17

0,19

0,18

1,60

1,57

1,59 b

N100

1,18 b

1,63ab

1,401 b

0,18

0,15

0,16

1,86

1,93

1,90 a

N150

1,62 ab

1,86 a

1,74 a

0,23

0,17

0,20

1,82

1,93

1,87 a

N200

1,40 b

1,76 a

1,58 ab

0,23

0,20

0,22

1,73

2,18

1,96 a

X

1,10 b

1,62 a

0,20

0,18

0,19

1,76

1,88

E.S.X Niveles

0,061

0,014

0,070

E.S.X Momentos

0,039

0,009

0,044

E.S.X N x M

0,087

0,02

0,099

C.V. %

12,85

22,14

10,96

(Letras diferentes, difieren significativamente,
según Duncan p< 0,05

1- Período poco lluvioso 2- Período
lluvioso

Paretas (1983) y Rocha et al (2000) apuntan que el
incremento de los niveles de N, en los pastos aumenta su
contenido y que es evidente que una importante vía para
elevar la producción de proteínas en los mismos, es
mediante la aplicación de fertilizantes nitrogenados,
aspecto a tener en cuenta para la caña santa, ya que una
vez sometida su masa vegetal al proceso de
destilación, mediante el cual se extrae su
aceite esencial, dicha masa puede ser empleada como alimento del
ganado vacuno, como señalan Nair (1982) y Rosete y Soto
(1987).

Los contenidos de fósforo en la planta no se
incrementaron significativamente con la aplicación del N
en ninguno de los momentos, aunque en el período poco
lluvioso, se manifiesta como tendencia un incremento de su
contenido en los niveles de 100, 150 y 200
kg.ha-1.año-1, respuesta que no es
similar a lo que ocurre en los pastos en Cuba, ya que en estos el
contenido de P, disminuye a medida que aumenta la dosis de
fertilización nitrogenada. (Paretas,1976; Crespo et al,
1986).

Para los contenidos de K en las plantas, los resultados
no permiten inferir un efecto marcado de los niveles creciente de
N sobre el contenido de K, no obstante, se manifiesta como
tendencia un incremento del contenido de éste cuando se
elevaron los niveles de aplicación del N. En este sentido,
los resultados en los pastos han sido variables. En Cuba se ha
determinado una disminución del porcentaje de K en las
gramíneas al elevar la dosis de fertilización
nitrogenada en suelos
Ferralíticos Rojos. ( Crespo et al, 1986).

Los valores de los contenidos de N, P y K en la
caña santa en las cosechas realizadas son similares a los
reportados para las gramíneas en Cuba y se corresponden
con los niveles tisulares requeridos por las plantas,
según señala Epnstein (1994) citado por Torres
(2001), quien indica valores de 1,5% para el N, 0,2% para el
fósforo y un 1,0% para el K. Los contenidos de N
alcanzados en el período lluvioso en los niveles de 100,
150 y 200 kg.ha-1.año-1,
están dentro de los límites
establecidos para un contenido óptimo (1,5%) en los pastos
de Cuba. (Paretas, 1983), y como promedio general están
por encima de los indicados por Yañez (1986) para esta
especie (0,96 %), para las condiciones de Tabasco,
Méjico.

Los contenidos de P, están comprendidos en el
rango de 0,10 a 0,55 para los pastos en Cuba, y son muy similares
a los reportados por Yañes (1986); los de K,
también son semejantes a los determinados para las
gramíneas en Cuba, los cuales pueden variar desde 0,5
hasta 2,8%.(Paretas et al,1983).

Los resultados de las extracciones que hacen las plantas
de N, P y K, (Tabla 5) indican que el elemento que mayor magnitud
extrae la caña santa del suelo en las condiciones en que
se realizó el experimento, es el K, seguido del N y el que
menos extrae es el fósforo. En este sentido Bidwell
(1995), señala: "El K es requerido en grandes cantidades
por las plantas, desconociéndose la naturaleza exacta
de esta demanda".
Estudios recientes indican, como señala Torres (2001) que
el K participa en la extensión celular y en los procesos
dependientes del turgor celular, influye en la actividad de
muchas enzimas, es requerido para la síntesis
proteica; juega roles importantes en el fenómeno de la
osmorregulación, en el funcionamiento de los estomas, en
los movimientos de las plantas en el transporte de
solutos por el floema y en el balance
catiónico-aniónico.

En otras gramíneas como Cynodon
nlemfuensis
,en suelos similares, las mayores extracciones
son de N seguidos de las de K. (Crespo et al.,2000).

Para los tres nutrientes, las mayores extracciones
fueron en las cosechas realizadas en el período lluvioso,
donde se incrementaron significativamente los rendimientos en
masa vegetal y los contenidos, principalmente de N.

Tabla 5. Extracciones de N, P y K
(kg.ha-1) a diferentes niveles de N

Momento

N0

N50

N100

N150

N200

Media

Porcentaje de Diferencia Relativa
(D.R)

N

1

15,10

16,80

41,40

57,30

47,30

35,60

0,00

2

60,00

56,00

72,10

90,60

83,80

72,50

+103,65

Media

37,35

36,40

56,75

73,95

65,55

54,05

% D.R.

0,00

-6,66

+20,17

+51,00

+39,66

P

1

4,8

4,08

7,05

8,14

7,74

6,3

0,00

2

7,00

7,50

7,40

8,30

9,5

7,94

+26,03

Media

5,90

5,79

7,23

8,22

8,62

7,12

% D.R.

0,00

-1,86

+22,50

+39,30

+46,10

K

1

43,20

38,40

65,30

64,30

58,50

53,94

0,00

2

67,00

62,30

96,00

94,00

103,80

84,62

+56,80

Media

55,10

50,35

80,65

79,15

81,15

69,28

% D.R.

0,00

-8,62

+46,37

+43,64

+47,2

El contenido de aceite esencial en la masa vegetal
(Tabla 6) no varió de forma significativa por efecto de
los tratamientos, en ninguno de los dos períodos del
año. Sin embargo Central Institute of Medicinal and
Aromatic Plants Lucknow (1985), indica que el contenido en aceite
esencial es óptimo, cuando se aplican 75
kg.ha-1 al año y que dosis mayores no influyen
sobre el mismo.

Sin embargo, el rendimiento por superficie de aceite
esencial fué favorecido por la aplicación de N al
incrementar el rendimiento de masa vegetal y mantenerse
contenidos similares de éste en todos los tratamientos. El
mayor rendimiento se alcanzó en ambos períodos con
la aplicación de 100
kg.ha-1.año-1 .

La calidad del aceite esencial no fué
influenciada por los niveles de N aplicados, Pareek y Gupta
(1985) indican que en esta especie, la síntesis de citral
en el aceite esencial es más influenciada por el contenido
de humedad del suelo, que por la fertilidad del mismo.

Tabla 6. Efecto de los niveles crecientes de N sobre
el contenido, rendimiento y calidad del aceite
esencial.

Tratamientos

Contenido (%)

Rendimiento (kg.ha-1)

Citral (%)

Período lluvioso

Período poco lluvioso

X

Período lluvioso

Período poco lluvioso

N0

0,63

0,64

0,63

187,9

177,8

74,9

N50

0,56

0,63

0,59

203,2

189,2

76,3

N100

0,69

0,68

0,68

281,7

248,2

75,3

N150

0,64

0,67

0,65

254,4

234,3

75,5

N200

0,62

0,67

0,64

246,4

215,7

73,8

X

0,62

0,65

234,5

213,0

E.S.X Niveles.

0,041

1,037

E.S.X Períodos

0,026

E.S.X (N x P)

0,059

C.V. %

18,62

2,76

En sentido general, los resultados obtenidos muestran
que la fertilización nitrogenada no influye sobre la
altura y el ahijamiento de la caña santa, pero si favorece
a partir de la aplicación de 100
kg.ha-1.año-1, el IAF y los
rendimientos de masa verde por superficie en la fase de
explotación del cultivo. La mayor eficiencia de
utilización del N se obtiene con el empleo de 100
kg.ha-1.año-1. La aplicación
de N favorece su contenido en la planta, así como el de K
pero no influye sobre el de P. Para todos los niveles de N
estudiados, los mayores rendimientos de masa verde se obtienen en
el período lluvioso. El contenido y calidad del aceite
esencial no son afectados por los niveles de N estudiados, pero
si incrementa su rendimiento por superficie.

El fósforo, al igual que el nitrógeno,
juega un importante papel en las
plantas, se halla en los ácidos nucleicos,
fosfolípidos y glucolípidos, en los fosfatos de las
bases púricas, pirimidínicas y de los
monosacáridos (transporte energético) y en la
síntesis de polisacáridos, tanto estructurales como
de reserva. Su deficiencia afecta el metabolismo
vegetal y el crecimiento. (Bidwell, 1995; Gil, 1995; Taiz y
Zieger, 1998).

En la caña santa, los niveles crecientes de P
evaluados no influyeron en las alturas de las plantas , en el
rendimiento de masa vegetal por superficie, en su contenido en
las hojas (Tabla 7), ni en su extracción por las
plantas.

Tabla 7. Contenido de P foliar y extracción
del mismo por las plantas.

Tratamientos

Concentración
(%)

Extracción

(kg ha-1)

P0

0.187

13.25

P25

0.182

13.92

P50

0.18

13.3

P75

0.182

13.3

P100

0.2

12.69

E.S.x

0.02 N.S

0.74 N.S

C.V. (%)

14.5

11.22

No se obtuvieron diferencias significativas entre los
tratamientos para ninguna de estas variables; lo que indica que
no hay respuesta a la aplicación de P, lo que pudo estar
determinado por el valor del pH
del suelo en agua, comprendido en el rango (6,5-7,5) donde
manifiesta su disponibilidad óptima. (Gil, 1995);
así como su contenido en P asimilable, que está por
encima de los 3,5 mg por 100 g. de suelo, límite por
debajo del cual, Crespo (1979), plantea que se debe esperar
respuesta a la aplicación de P en los pastos. En este
sentido, Fixen (1997) señala que son varios los factores
que influyen en la respuesta de las plantas a la
aplicación de los fertilizantes fosfóricos, entre
ellos destaca su contenido en el suelo, su contacto con las
raíces de las plantas y su concentración en la
solución del suelo. En otras condiciones, como sucede en
los suelos latosólicos en Brasil el P es el
nutriente que más limita el crecimiento de las
gramíneas. (Moreira et al, 1997 y Morikawa et al,
1998).

Paretas (1983), señalan que los estudios llevados
a cabo en suelos Ferralíticos Rojos, han mostrado poca
respuesta de los pastos a los fertilizantes fosfóricos,
por otra parte Villegas (1994), refiere que cuando en la
caña de azúcar hay respuesta a las aplicaciones de
P, lo más altos rendimientos se obtienen con niveles no
mayores de los 50 kg.ha –1.

La caña santa hizo una extracción similar
de P en todos los niveles de P estudiados, al no haber respuesta
del cultivo en cuanto al rendimiento en masa vegetal y mantenerse
contenidos análogos de concentración de P en las
hojas. Los valores
obtenidos para esta variable en la cosecha evaluada, son
semejantes a los encontrados en Cuba, en los pastizales en suelos
Ferralíticos sin fertilizar que oscilan entre 13 y 20
kg.ha -1 al año. (Crespo, 1977 y Paretas, 1976
citados por Crespo et al., 1986, pero si se asume que estos
valores para la extracción se mantienen al mismo nivel en
todas las cosechas que se realizan en el año, la
extracción alcanzaría valores del orden de 53
kg.ha-1.año-1 comparables a los
valores de extracción que hacen algunas especies de pasto,
como C. nlemfuensis según indican Crespo et al.
(2000), aspecto a tener en cuenta en el manejo de este nutriente
en la caña santa, en consideración con la exportación que hace el cultivo del P y la
necesidad de mantener los niveles de fertilidad del suelo, lo que
haría recomendable hacer aplicaciones de 50 kg.ha
–1.año-1, con vistas a
restituir las pérdidas por este concepto.

El rendimiento de aceite esencial por superficie (Tabla
8) tampoco se vió afectado por la aplicación de
niveles crecientes de P, al no producirse variaciones para el
rendimiento en masa vegetal y mantenerse contenidos similares de
aceite esencial en las hojas . De igual modo tampoco se
afectó la calidad del aceite esencial; los contenidos de
citral no variaron entre los tratamientos y alcanzaron valores
comprendidos a los establecidos para un aceite de buena calidad,
según la Norma Cubana 3522 (1981).

Tabla 8. Efecto de la fertilización
fosfórica sobre el contenido de aceite esencial

y de citral.

Tratamientos

Contenido en aceite esencial
(%)

Rendimiento
(kg.ha-1)

Contenido en citral
(%)

P0

0,526

169,2

73,3

P25

0,528

173,9

75,2

P50

0,523

175,0

71,3

P75

0,521

174,3

70,3

P100

0,523

178,9

74,2

E.S.X

0,02

2,02

C.V. (%)

7,69

5,54

Los resultados indican que bajo condiciones de riego y
en un suelo Ferralítico Rojo compactado con contenidos de
fósforo de 37,48 mg por 100 g de suelo, niveles crecientes
de P2O5 no influyen sobre la altura de las
plantas, el rendimiento por superficie de masa verde y de aceite
esencial, ni en la calidad del mismo.

"El uso de los microorganismos del suelo es cada
día una de las alternativas nutricionales que más
fuerza cobra
dentro del contexto agrícola mundial, jugando un papel
importante en los modelos de
agricultura
sostenible, donde su uso es imprescindible", (Altieri, 1997).
Entre estos microorganismos se encuentran los hongos
micorrizógenos, formadores de la simbiosis con las
raíces de determinadas especies vegetales. (Ferrer,
1989).

Un estudio del efecto de diferentes cepas de micorrizas
comparadas con un testigo absoluto y testigos con aplicaciones de
mfertilizantes químicos arrojó como aprecia en la
tabla 9 que los rendimientos en masa seca, en la fase de
establecimiento manifiestan un comportamiento inestable en los
tratamientos inoculados con micorrizas, incluso en los controles
de fertilización, que no difieren apreciablemente del
testigo absoluto, resultado similar al obtenido en el experimento
donde se estudió el efecto de niveles crecientes de N a
nivel de campo.

En el resto de las cosechas realizadas y para el
acumulado los mayores rendimientos en masa seca por planta se
obtuvieron en los tratamientos donde se aplicó N a 50
kg.ha-1 por corte, los que se diferenciaron de los
tratamientos inoculados y del testigo absoluto, siendo superiores
donde se incluyó el potasio, donde se alcanzan los mayores
porcentajes de incremento con relación al testigo
absoluto. Dentro de los tratamientos controles, PK,
alcanzó los menores rendimientos; ello evidencia la
exigencia de las gramíneas a la aplicación del N
después de cada corte.

Por otra parte se manifiesta también que la
interacción del K con el N es notable, sobre todo con
aplicaciones sucesivas de este último como ocurre en los
pastos en Cuba, lo que ha sido señalado por Crespo et al.
(1986) y por Martha Hernández y Cárdenas
(1994).

La inoculación con micorrizas no provocó
un aumento significativo en los rendimientos con respecto al
testigo absoluto, sin embargo, se registran incrementos del
rendimiento acumulado de masa vegetal seca en más de un
3,7% y hasta un 9,9% en los tratamientos donde se emplearon las
cepas G. moseae Guira 8,G.
fasciculatum
–1 y G. amarillo Topes-
7, lo que indica la factibilidad de
inocular los mismos para mejorar esta variable.

Tabla 9.Influencia en los rendimientos de masa seca
(kg. planta-1) de la inoculación con MVA en
Caña Santa.

Tratamientos

Cosecha de fomento

Primera cosecha

Segunda cosecha

Tercera cosecha

Acumulado de tres
cosechas

% de incre –mento

G.fasciculatum-1

1,75 bcd

2,02 d

1,21 d

1,01 c

4,24 e

8,99

G.manihoti-2

2,59 ab

1,53 d

1,06 d

0,98 c

3,57 e

G.agregatum-4

1,97 abcd

1,71 d

1,05 d

1,04 c

3,80 e

G.Pelú Topes-5

2,22 abccd

1,51 d

1,09 d

1,14 c

3,74 e

G.amarillo Topes-7

1,47 cd

1,61 d

1,50 d

0,99 c

4,10 e

5,30

G.moseae Guira-8

1,19 d

2,03 cd

1,36 d

0,88 c

4,27 e

9,70

G.mosaea UK-12

2,14 abccd

1,62 d

1,28 d

1,01 c

3,91 e

0,5

G.moseae UK-13

1,57 cd

1,33 d

1,16 d

0,88 c

3,37 e

G.mosaea-14

2,02 abcd

1,71 d

1,13 d

1,12 c

3,96 e

1,7

Control NPK

1,61 bcd

3,90 b

5,0 b

4,46 a

13,36 b

243,3

Control PK

2,30 abc

2,43 cd

3,31 c

0,88 c

6,62 d

70,1

Control NK

2,87 a

5,01 a

7,03 a

4,79 a

16,84 a

332,9

Control NP

2,44 abc

2,92 bc

4,93 b

3,38 b

11,24 c

188,9

Testigo absoluto

2,20 abc

1,78 d

1,22 d

0,89 c

3,89 e

E:S. X

0,228 **

0,252**

0,1572**

0,200**

0,399**

C.V (%)

19,00

8,58

3,22

7,10

7,70

Pattaro et al. (2000) en Puerto Rico,
compararon plantas de C.citratus inoculadas con
hongos micorrízicos arbusculares con plantas no inoculadas
y obtuvieron como resultado un incremento en la producción
de masa vegetal seca por planta de un 33,57%, resultado que,
citan estos autores, fueron semejantes a los obtenidos por Gupta
et al (1990) cuando inocularon C.martini con
Glomus sp., en las condiciones de la India.

Kothari y Singh(1996) estudiando el comportamiento de la
citronela de Java
(C.winterianus Jowitt) a la aplicación de la
micorrizas G.intrarodices, a la compactación
del suelo y al suministro de P, obtuvieron como resultado que
estos hongos incrementaron sustancialmente la biomasa, longitud y
contenido de nutrientes en las raíces, así como su
concentración en la planta cuando el suelo tenía
baja densidad y no
había recibido aplicaciones de P.

En Cuba, Ojeda et al.(1993) alcanzaron, con
inoculación de micorrizas en Guinea likonii
un incremento en los rendimientos acumulados de tres cortes de
hasta un 5% con las cepas G.sp-6 y G amarillo Topes –7.
Para el King Grass estos mismos autores encontraron diferencias
significativas con relación al testigo absoluto al
inocular las cepas G.amarillo Topes –7, con un aumento de
los rendimientos de masa seca de un 24,4%.

En los cultivos de arroz, maíz y
sorgo la inoculación con la cepa G.
fasciculatum
incrementó significativamente los
rendimientos hasta un 30% con relación al testigo sin
inocular. (Fernández et al,.1999; Marlen Hernández
y Cueva, 1999)

La tabla 10 que aparece a continuación muestra los
parámetros biológicos, porcentaje de
infección (colonización), densidad visual
(contenido fúngico comprendido en un peso determinado de
raicillas micorrízicas) y la razón de dependencia
micorrízica (beneficio obtenido de la simbiosis), lo que
según Azcón y Ocampo (1981); citados por Ferrer
(1989), depende de muchos factores, tales como: las relaciones
especies- vegetal –hongo, la temperatura, la humedad , la
fertilidad del suelo y otros factores.

Los tratamientos que manifestaron determinada
dependencia coinciden con los que alcanzaron mejores
rendimientos; Ojeda et al.,(1993) encontraron en gramíneas
forrajeras una dependencia de 2 a 30%, mientras que en
leguminosas hasta un 177%. Esto demuestra lo complejo de la
asociación micorrízica en el efecto de incrementar
la dependencia.

Tabla 10. Dependencia micorrízica,
colonización y densidad visual de infección de la
Caña Santa inoculada con MVA.

Tratamientos

Dependencia micorrízica
(%)

Colonización
(%)

Densidad visual
(%)

G.fasciculatum-1

8,32

60,0 a

3,16

G.manihoti-2

40,0 cde

1,74

G.agregatum-4

42,0 cde

2,34

G.Pelú Topes-5

45.6 bcd

1,56

G.amarillo Topes-7

5,21

58.6 ab

2,26

G.moseae Guira-8

9,06

52.0 abc

2,12

G.mosaea UK-12

0,6

42.0 cde

1,36

G.moseae UK-13

37.0 def

1,45

G.mosaea-14

47.6 abcd

1,80

Control NPK

28.0 efg

1,35

Control PK

22.0 g

1,43

Control NK

23.6 fg

1,89

Control NP

28.3 efg

1,48

Testigo absoluto

22.6 g

1,32

E.S.x

3.18

0,369

La caña santa alcanza una colonización
estable en todos los tratamientos inoculados del orden de 37 a
60%, esto se corresponde con los mayores valores del rendimiento.
Pattaro et al (2000) en esta especie señalan un valor para
esta variable de un 62% identificando a los hongos
simbióticos de los géneros Glomus y
Acaulospora. Por otra parte,Barthakur y Bordoloi
(1990) en un estudio realizado sobre la ocurrencia de micorrizas
en diferentes especies de Cymbopogon en el nordeste
de la India, determinaron que C.citratus
mostró la mayor colonización con un valor de
82,2%.

La densidad visual obtenida es baja lo que coincide con
los resultados expuestos por Ojeda et al (1993) en
gramíneas en suelos Pardos de la provincia de
Cienfuegos.

Los tratamientos con fertilización mineral,
así como el testigo absoluto, registraron valores de
infección que, aunque bajos, demuestran la capacidad de
las micorrizas nativas de asociarse, de lo que se infiere la
necesidad de evaluar las poblaciones nativas.

Los resultados indican que la mayor producción de
masa seca por planta se obtiene cuando se aplica N y K,
así como que la inoculación con las cepas G.moseae
Guira 8, G.fasciculatum-1y G.amarillo Topes-7 incrementan el
rendimiento de masa seca en más de un 3,7 y hasta un
9,9%.

LABORES
CULTURALES

DESHIERBES Y RIEGO

En la fase de fomento del cultivo es necesario mantener
la plantación libre de malezas dada la competencia de
éstas por la luz, el agua y los
nutrientes, se conoce que en esta fase pueden causar hasta el 49%
de disminución de los rendimientos de masa verde. Una
adecuada preparación del suelo con el uso del multiarado y
el tiller en suelos donde abunden principalmente especies
indeseables rizomatosas y pases sucesivos de equipos de labranzas
con órganos escarificadores y extirpadores cuando aparecen
las malezas en su fase inicial de desarrollo combinadas con
deshierbes manuales son
aconsejables para lograr tal objetivo.

En la fase de explotación, fundamentalmente antes
de cada cosecha es necesario la eliminación total de las
malezas ya que su presencia en el material cosechado altera la
calidad de la droga para uso
medicinal y del aceite esencial que de ella se obtenga para su
uso tanto medicinal como aromático.

Otro aspecto importante a considerar en la atención al cultivo es el riego. La
importancia del agua para las plantas deriva de modo directo de
las múltiples funciones que
ejerce. El agua es el constituyente mayoritario que puede llegar
al 95% del peso total celular; interviene en muchas reacciones
químicas, es la fuente normal de potencial reductor
para la reducción de los compuestos oxigenados, es el
disolvente más universal y posibilita el medio donde se
verifican casi todas las reacciones bioquímicas, evita que
se eleve la temperatura celular gracias a su gran inercia
térmica, mantiene la turgencia de las células,
interviene como fase para el intercambio y movimiento
continuo de las sustancias disueltas y realiza otras
múltiples funciones adicionales en las plantas. (Gil,
1995).

Para las condiciones de la India, la aplicación
de riegos semanales en los meses de verano, de marzo a junio, es
recomendada para un desarrollo adecuado de las
plantas".

Pareek y Gupta, (1985) señalan que el lemongrass
crece en Kerala y Assam (India) donde la humedad prevalece todo
el año, sin embargo, la irrigación estimula el
rendimiento, particularmente en los meses de poca lluvia; de
cuatro a seis riegos son necesarios entre febrero y junio.
Apuntan estos autores que no se han realizado estudios
sistemáticos sobre la irrigación en este
cultivo.

Una investigación realizada en Cuba sobre un
suelo Ferralítico Rojo compactado de La Habana, donde se
estudió el efecto de diferentes límites productivos
de humedad de la capacidad de campo (75 y 85%, en diferentes
fenofases del cultivo) indicaron que:

Las alturas alcanzadas por las plantas en tres cosechas
sucesivas, mostraron un comportamiento distinto ante los
diferentes límites productivos de humedad del suelo en
dependencia del momento en que fue realizada la cosecha. En la
primera cosecha efectuada en el mes de enero, correspondiente a
la fase de establecimiento, los tratamientos evaluados no
influyeron en el crecimiento de las plantas expresado a
través de su altura, es posible que al ser realizada la
plantación en el mes de julio, el cultivo se mantuvo bajo
la influencia de las precipitaciones del período lluvioso
hasta su cuarto mes de vida, momento en el cual, en esta fase de
desarrollo de las plantas, la caña santa tiende a alcanzar
el punto máximo de altura, y aunque en el mes de diciembre
que antecedió a la cosecha tuvo muy bajas precipitaciones,
los tratamientos evaluados no influyeron en la altura de las
plantas. En la segunda cosecha, ejecutada en el período
poco lluvioso, todos los tratamientos se diferenciaron
significativamente del testigo sin riego. Las pocas
precipitaciones hicieron evidente el efecto del déficit
hídrico después de la defoliación a causa de
la cosecha sobre el crecimiento de las plantas, el testigo sin
riego, muestra el menor valor para esta variable, lo que
corrobora, la importancia del agua para la realización de
los procesos fisiológicos, tales como la fotosíntesis, la respiración, absorción de
nutrientes, circulación de sustancias elaboradas,
síntesis de constituyentes celulares e hidrólisis
de macromoléculas como proteínas solubles, que son
inhibidos cuando la deficiencia de agua es grande y que se
traducen en una reducción significativa del crecimiento de
las plantas. (Vázquez y Torres,1991 y Jerez, 1998). El
resto de los tratamientos no se diferenciaron entre sí,
aunque como tendencia, donde se mantuvo la humedad el resto del
período al 85% de la capacidad de campo (Cc), las plantas
alcanzaron una mayor altura.

Las precipitaciones de más de 100 mm mensuales
ocurridas en el período lluvioso, en el que fue practicada
la tercera cosecha, no propiciaron que se marcara una respuesta
estable entre los tratamientos; el testigo sin riego,
alcanzó un valor para esta variable muy similar a los
obtenidos en los tratamientos donde se mantuvo la humedad al 85%
de la Cc. No obstante, de forma global, los tratamientos que
fueron regados para mantener los niveles de humedad de 75 y 85%
de la Cc, alcanzaron alturas significativamente superiores a las
del testigo. En cuanto a los momentos, los mayores valores para
las alturas de las plantas fueron alcanzados en la tercera
cosecha, la cual fué favorecida por el período
lluvioso, que se tradujo en un mayor

crecimiento de las plantas, como ha quedado evidenciado
en los experimentos
anteriores.

En cuanto al rendimiento de masa vegetal por superficie
(Figura 9), en cada cosecha y para el global los rendimientos
disminuyeron significativamente en el testigo sin riego , en el
cual se observó, a partir de la fenofase de ahijamiento,
durante el período poco lluvioso, un plegamiento de sus
limbos foliares, principalmente en las horas del mediodía,
debido al parecer a un exceso temporal de la transpiración
sobre la absorción, lo cual origina una pérdida
total o parcial de la turgencia de las células foliares,
entre las que se encuentran las células buliformes, muy
grandes, de membranas delgadas, cuya función es realizar
cambios morfológicos en la superficie foliar cuando
existen variaciones de turgencia (Catasús, 1997);
así como también una mayor proporción de
hojas secas en la base de las plantas, algunas de las cuales
murieron debido al efecto combinado de la falta de humedad del
suelo y otros factores bióticos, entre ellos, las
afectaciones por Diatraea saccharalis. Este efecto
fue apuntado por Guenther, (1950), para la estación seca
en las condiciones de Brasil.

Figura 9. Efecto de diferentes límites
productivos de humedad de la capacidad de campo sobre
el
rendimiento de masa verde

El efecto de la humedad del suelo sobre los rendimientos
en masa vegetal es acumulativo y aunque las plantas sobreviven en
condiciones de baja humedad, como sucede en la mayoría de
las gramíneas que crecen bajo la exposición
solar directa (heliófitas) dada por su tendencia al
xeromorfismo, (Catasús,1997), los rendimientos disminuyen
considerablemente, debido a los efectos que sobre el metabolismo
y el crecimiento de las plantas produce el déficit
hídrico. Como es conocido, la fotosíntesis se
altera por la disminución en la hidratación del
citosol, se reduce la actividad de las enzimas y el grado de
apertura de los estomas, con lo cual decrece la absorción
del CO2. Por otra parte, el contenido de agua en el
suelo influye en la concentración de la solución
del mismo; cuando éste se reduce demasiado la
concentración salina se incrementa y el potencial
hídrico del suelo disminuye, lo cual puede impedir la toma
de agua por las plantas. (Pérez y Acosta, 1986;
Vázquez y Torres, 1991, Gil, 1995 y Jones,
1998).

Para esta especie, Guenther, (1950); Nair (1982);
Handique et al. (1984), señalan que los mayores
rendimientos se obtienen cuando se cultiva en zonas donde la
lluvia oscila entre 2 500 y 2 800 mm. al año con una buena
distribución. Pareek et al. (1985),
destacan que la irrigación estimula el rendimiento, en
este particularmente en los meses de seca.

No hubo diferencias entre los niveles de humedad del
suelo de 75 y 85% de la Cc, lo que al parecer pudo estar
determinado por la mayor capacidad de utilización del agua
en las gramíneas tropicales, ligadas a sus características fotosintéticas.
Aunque hasta el momento no se tiene información sobre estudios que definan a la
caña santa como una planta C4, partiendo de lo
señalado por Gil (1995), de que no todas las especies
gramíneas lo sean, existen algunos indicios que la
sitúan en este grupo o por lo
menos como especie intermedia C4/C3 entre las que se encuentran
también algunas especies de gramíneas. Entre los
indicios antes señalados, teniendo en cuenta lo expuesto
por Gil, (1995), está el hecho de que se adaptan a
ambiente
más o menos salinos; Rafaela Soto et al (1986) indican que
la caña santa crece y alcanza altos rendimientos en masa
vegetal con adecuados contenidos de aceite esencial en suelos del
Valle de Guantánamo con contenidos de sales solubles
totales de hasta 2 000 p.p.m.; por otra parte esta especie hace
uso eficiente del N, conforme a los resultados del experimento
realizado y de lo indicado por Pareek y Gupta (1985), quienes al
estudiar el efecto de este nutriente sobre varias especies del
género Cymbopogon, determinaron que todas necesitan
altas dosis de fertilizantes nitrogenados para dar altos
rendimientos, mientras que C.citratus tiene baja respuesta
a los mismos, y que alrededor de 40 a 50
kg.ha-1.año-1 , son suficientes para
este cultivo en las condiciones de la India.

Se adiciona a estos indicios, esta respuesta de la
planta a los niveles de humedad del suelo de 75 y 85% de la Cc en
cuanto a la similitud de los rendimientos obtenidos en estos
tratamientos, que parecen indicar una eficaz utilización
de los recursos hídricos, lo que está estrechamente
asociado a la captura del CO2.

El CO2 y el agua pasan simultáneamente
por los estomas y como las plantas C4 son más eficientes
en la captura del CO2 esto provoca un descenso de la
demanda hídrica. (Gil,1995). Este autor plantea
también que las plantas C4 son de producción
unimodal, con el máximo centrado en el verano, cuando las
irradiaciones y las altas temperaturas son propicias. Los
experimentos realizados indican que en la caña santa hay
respuesta estacional, con un mayor desarrollo y rendimiento en el
período lluvioso. No obstante lo considerado, resulta
importante que se realicen los estudios que confirmen la
ubicación de la caña santa en este
sentido.

El contenido de aceite esencial en las hojas (Tabla 11)
no fué afectado por los niveles de humedad del suelo, no
se obtuvieron diferencias significativas entre los tratamientos,
aunque se manifiesta una ligera tendencia a disminuir en el
tratamiento que no recibió riego, donde se detectó
como se explicó anteriormente, una mayor proporción
de hojas secas en la base de las plantas

Al mantenerse valores semejantes en el contenido y en el
rendimiento de masa vegetal, los rendimientos de aceite esencial
por superficie fueron similares, excepto en el tratamiento sin
riego, que sólo alcanzó como promedio el 52% del
rendimiento en comparación con los restantes
tratamientos.

La calidad del aceite tampoco fué afectada por
los niveles de humedad del suelo, no fueron significativas las
diferencias entre los tratamientos para esta variable. Los
porcentajes de citral estuvieron por encima del mínimo
establecido por la Norma Cubana (1981).

Todo lo anterior indica que para obtener rendimientos de
masa vegetal verde por encima de las 10 t.ha-1 por
cosecha en esta especie, en suelos Ferralíticos Rojos
compactados, es necesario aplicar riego, que mantenga un
límite productivo de humedad del suelo del 75% de la Cc, a
partir de la fase de brotación. Límites productivos
de humedad del suelo por encima del 75% no incrementan los
rendimientos.

Tabla 11.Efecto de diferentes límites de
humedad en el contenido, rendimiento y calidad del aceite
esencial.

Tratamientos

Contenido (%)

Rendimiento
(kg.ha-1)

Citral (%)

85% de Cc el resto del período

0,28

122,3

76,85

85% de Cc hasta ahijamiento y 75% el resto del
período.

0,26

120,2

77,10

75% hasta ahijamiento y 85% el resto del
período.

0,28

119,4

76,61

75% el resto del período.

0,29

127,1

77,38

Resto del período sin riego

0,25

64,6

75,80

E.S. x

0,0162

0,97

C.V. %

10,79

2,2

PLAGAS Y ENFERMEDADES.
TRATAMIENTO
.

"Cymbopogon citratus no es afectado grandemente por
plagas y enfermedades, sin embargo publicaciones recientes
indican la presencia de varios hongos y bacterias que
provocan principalmente enfermedades foliares"..( Mckenzie, 1996
y Shivas y White, 1999).

Entre las enfermedades que afectan a este cultivo en
Cuba, la más importante es la causada por Marasmius
sp
que pudre el seudotallo y la raíz, causando
la muerte de
la planta. Pruebas in
vitro con diferentes funguicidas dieron como resultado que el
mejor producto fue el propicanizol (Tilt) por su acción
inhibidora en la formación de ergosterol, lo que afecta la
síntesis y función de las membranas celulares. Este
producto ha sido utilizado en gramíneas contra
enfermedades provocadas por Basidiomicetos, Ascomicetos y otros
hongos. Como enfermedades se reportan también las causadas
por:

Sclerotium rolfii Sacc,

Myriogenospora sp,

Helmintosporium sp.

Puccinia sp, Nigrospora sp

Curvularia sp ..

En Cuba la caña santa tiene como plaga principal
el bórer, Diatraea sacharalis, y afectan al cultivo
sin llegar a ocasionar daños económicos:

Moneophora bicintafraterna,

Toumcyella sp.

Cyanopterus sp.

Prosapia fraterna ( Uhler).

TRATAMIENTOS:

Partiendo de las experiencias desarrolladas en Cuba en
el marco de una agricultura sostenible se recomienda la
aplicación del manejo integral de plagas (MIP), definido
como un sistema de manejo de plagas que en el contexto del
agroecosistema y la dinámica de población de las especies, utiliza todas
las técnicas y
métodos
apropiados de manera armónica para mantener poblaciones de
plagas a niveles bajos causando pérdidas o daños
económicamente aceptables. Debe ser un sistema que
garantice estabilidad ecológica, seguridad
ambiental y no afecte el desarrollo de los recursos
humanos. Entre las medidas que se deben establecer para
lograr el manejo integrado de plagas en este cultivo
están:

  • Evitar la colindancia con plantaciones de caña
    de azúcar y citronela de Java (Cymbopogon winterianus
    Jowitt) por ser ambas especies susceptibles al ataque del
    bórer.
  • Realizar una adecuada preparación del suelo
    que garantice la disminución de la maleza y un adecuado
    desarrollo del cultivo.
  • Hacer una buena selección del material de
    plantación evitando la presencia del insecto-plaga,
    así como presencia de micelios de hongos afines al
    cultivo. Desinfectar los propágulos con Tilt si se tiene
    duda sobre la presencia de Marasmio y con un producto que
    permita el control de
    las larvas y huevos del bórer.
  • Garantizar la adecuada y oportuna atención al
    cultivo en cuanto a labores de eliminación de las
    malezas, fertilización, labores de cultivo y riego de
    manera que se garantice un buen desarrollo de las plantas. El
    control cultural constituye una alternativa importante debido a
    que éste persigue como objetivo la reactivación o
    reforzamiento de los mecanismos naturales de regulación.
    El medio
    ambiente se manipula hasta tornarse desfavorable para la
    sobrevivencia y reproducción de los organismos nocivos y
    a favor de los benéficos ya sean entomófagos,
    entomopatógenos o antagonistas.
  • Hacer diagnósticos periódicos sobre la
    distribución e indices de infestación de la plaga
    y las enfermedades que permitan establecer la dinámica
    de las plagas y el umbral de daño
    económico.
  • Establecer un programa de
    aplicación de controles biológicos, tales como
    Trichogramma para el control de los huevos y de moscas
    Lixophaga para el control de las larvas de
    bórer.
  • No hacer aplicaciones de productos
    químicos en la fase de desarrollo del cultivo, dada la
    prohibición de su empleo en plantas
    medicinales.
  • Realizar la cosecha de la plantación cada tres
    meses y a una altura de 10 cm de la superficie del suelo, de
    manera que se evite la acumulación de hojas secas en el
    cuello de las plantas que propician las condiciones para el
    desarrollo de la plaga y las enfermedades

COSECHA

En la caña santa el momento de la cosecha ejerce
una considerable influencia sobre el rendimiento y la calidad del
aceite esencial (principio activo), las hojas nuevas, tiernas,
cosechadas prematuramente dan un contenido bajo y fuera de lo
normal de aldehídos (60 a 70%) y poca solubilidad.
(Guenther,1950).

Singh et al. (1978), estudiaron el efecto de la
ejecución de varias cosechas anuales y obtuvieron los
mayores rendimientos en masa vegetal y aceite cuando realizaron
cuatro en el año, resultados semejantes a los obtenidos
por Gupta y Jain (1978), quienes manifiestan que en dependencia
de las condiciones climáticas esta especie puede ser
cosechada de tres a cuatro veces en el año.

Sobti et al. (1982) recomiendan realizar dos cosechas en
el primer año de vida de la planta y tres en los
años sucesivos, mientras que Nair et al.(1980),
recomiendan efectuar, tres cosechas en el primer año,
cinco en el segundo y seis en el tercero.

Otro aspecto de importancia en la cosecha, señala
Guenther, (1950) es la altura a la cual es cortada la planta, ya
que el rendimiento de masa vegetal depende, entre otros factores,
de la altura a la cual fueron cortadas las plantas en la anterior
cosecha.

Por otra parte, la respuesta de las especies o extirpes
de gramíneas a la siega, depende de su hábito de
crecimiento y de la posición de sus puntos vegetativos.
(Whyte et al, 1967).

La caña santa es una gramínea de rebrote,
de crecimiento erecto que desarrolla hijos ó
vástagos agrupados en macollas, (Roig, 1974), que produce
y acumula, como se ha indicado anteriormente, el aceite esencial,
principio activo de esta especie, en la parte aérea de la
planta.

Los resultados del estudio realizado por Soto, Rafaela
et al, (2000) sobre el efecto de dos alturas de corte (10 y 15 cm
de la superficie del suelo) y tres cosechas de hojas solamente y
un corte a 15 cm., sobre el desarrollo de la caña santa,
expresadas a través de su altura y ahijamiento indican que
en el tratamiento donde sólo se cosecharon las hojas, las
plantas alcanzan una mayor altura lo que parece indicar que ello
permitió que en las mismas quedara una mayor cantidad de
tejido clorofílico que garantizó un rebrote
más rápido, en este sentido, Costa (1995) y Chourio
et al. (1997), indican que el rebrote de las gramíneas
depende entre otros factores del área foliar remanente
después del corte.

El número de hijos por planta no fué
afectado por los tratamientos en ninguna de las cosechas, ni para
el resultado global. En este sentido, Yepes (1973), señala
que el corte de 10 a 15 cm. permite una recuperación de
los pastos de porte alto, pero no estimula el aumento de los
hijos en la macolla. Por otra parte, Vega (1990), en un estudio
sobre el efecto de la altura de corte en Cymbopogon
winterianus
, sólo observó un incremento
significativo en el número de hijos cuando cortó
las plantas a ras del suelo, pero en estas circunstancias, los
rebrotes eran muy débiles y cloróticos, los que
lograban recuperarse pero sin llegar a alcanzar la magnitud del
desarrollo de los tratamientos cosechados a mayor
altura.

Crespo et al. (1986), señalan que si en los
pastos, el retoño apical es removido no se producen hojas
sobre dicho eje y el crecimiento vegetativo disminuye hasta que
se desarrollen nuevos hijos. Las alturas de corte practicadas no
parecen haber afectado en la caña santa los puntos de
crecimiento.

En el rendimiento de masa vegetal por superficie, las
alturas de corte realizadas ejercieron un efecto similar en todas
las cosechas, excepto en la cuarta, debido a que en ésta
se realizó el corte a 15 cm, en el tratamiento que se
venían cortando solamente las hojas y que parece mostrar
el efecto acumulativo en la planta de un mejor rebrote producto
de un mayor residuo de tejido clorofílico. El resultado
global indica que el rendimiento fue significativamente mayor en
el tratamiento donde se cosechó a la altura de 10 cm., lo
que puede explicarse por el hecho de que cuando se corta a esta
altura se incluye una mayor proporción de seudotallos que
en el resto de los tratamientos, que aportan una mayor biomasa y
propicia que para el rebrote quede una adecuada cantidad de
tejido parenquimatoso reservante y suficiente disponibilidad de
tejido meristemático activo. Maraschin, (1996)
señala que dentro de los atributos que contribuyen a una
rápida recuperación después de la
defoliación está la presencia de las zonas
meristemáticas activas. El mantenimiento
de los meristemos activos promueve
la expansión de las células ya formadas en vez de
formar nuevas células. Este autor enfatiza que esto
permite una mayor eficiencia en el uso de los compuestos de la
planta para una producción de un área foliar
nueva.

La altura de corte de 10 cm. no parece inhibir la
asimilación de nutrientes, ni reducir apreciablemente las
reservas de carbohidratos,
como suele suceder con los cortes a ras de suelo.

El corte de hojas solamente en tres cosechas sucesivas y
uno a 10 cm., exhibe los más bajos rendimientos, lo que
estuvo determinado por la no inclusión de seudotallos como
en los demás tratamientos y a los resultados que arrojaron
las observaciones sobre la incidencia de los factores
bióticos, principalmente las relacionadas con las
afectaciones por bórer, con una mayor incidencia de la
plaga en este tratamiento, lo que pudo deberse a que al cortarse
sólo las hojas, se eliminan menos insectos, los cuales
hacen su estado pupal
en la parte superior del seudotallo de las plantas, que se
extraen del campo cuando se cosechan las mismas a una altura de
10 o 15 cm.

En correspondencia con los resultados obtenidos para la
altura y número de hijos por planta, los rendimientos
variaron de igual forma en las distintas cosechas.

El contenido de aceite esencial en la masa vegetal verde
(tabla 12), fue superior en el tratamiento donde se cosecharon en
tres ocasiones en el año solamente las hojas, lo que
corrobora que esta es la parte de la planta que acumula la mayor
proporción de aceite esencial. (Isabel Goire, 1990;
Lewinsohn y Dudai, 1998), sin embargo, al considerarse los
rendimientos de aceite esencial por superficie, los mayores
valores se obtuvieron en los tratamientos donde se cosecharon las
plantas a 10 y 15 cm de altura, lo que indica que, aunque los
seudotallos contengan menos aceite esencial que las hojas (Goire,
1990), su aporte es significativo, ya que permiten obtener de un
10 a un 23% de aceite por encima del que son capaces de
suministrar las hojas solamente.

Los contenidos de citral en el aceite esencial, fueron
similares en todos los tratamientos evaluados. La calidad del
aceite no se afectó por la inclusión de parte del
seudotallo cuando las plantas se cosecharon a alturas de 10 a 15
cm de la superficie del suelo, a diferencia de lo que plantea
Guenther (1950), quien señala que en las hojas es donde se
acumula el aceite de mejor calidad.

Tabla 12. Efecto de la altura de corte sobre el
contenido, rendimiento y calidad del aceite
esencial.

Tratamientos

Contenido en
aceite esencial (%)

Rendimiento
(kg.ha-1)

Citral
(%)

Corte a 10 cm

0,53

145,05

76,2

Corte a 15 cm

0,59

132,44

75,1

Tres cortes de hojas solamente y uno a 15
cm.

0,68

118,72

76,0

E.S.x

C.V. (%)

0,04

6,82

2,01

7,8

Los resultados indican que bajo condiciones de riego y
fertilización, la caña santa puede ser cosechada a
una altura de 10cm, sin que se afecte el desarrollo de las
plantas, el rendimiento en masa vegetal y aceite esencial por
superficie, ni la calidad del mismo, lo que coincide con lo
indicado para esta especie por Guenther (1950) para las
condiciones de Puerto Rico; Lemongrass Research Station Odakkali,
(1972) y por Pareek y Gupta, (1985) para las condiciones de la
India.

Frecuencias de las cosechas

La calidad y productividad de
un cultivo de plantas medicinales están determinadas por
factores genéticos, ontogénicos y ambientales. El
factor ontogénico es necesario tenerlo en cuenta, ya que
la concentración y la composición de los principios
activos varían de acuerdo a la edad y al nivel de
desarrollo de la planta. (Sharapin, 2000 a).

Como ha sido señalado con anterioridad, en la
especie estudiada el aceite esencial se produce y acumula en
mayor proporción en la parte aérea, principalmente
en las hojas. La definición del tiempo que debe mediar
entre cosechas y por ende su frecuencia anual, resulta de suma
importancia para garantizar adecuados rendimientos de masa
vegetal con altos contenidos de aceite esencial con buena
calidad.

El incremento de las frecuencias de las cosechas, desde
una (cada 12 meses) hasta cinco (cada dos meses y medio) en el
año, aumentaron los rendimientos de masa vegetal
según indican los resultados obtenidos en un experimento
realizado por Soto, Rafaela y col (2000) (Figura 10). Una y dos
cosechas al año alcanzaron los menores rendimientos, en
estos tratamientos; así como se observó una gran
acumulación de hojas secas en la base de las plantas en el
momento de la cosecha. En este sentido Maraschin (1996) expresa
que los pastos obtienen su máxima producción de
masa seca cuando han alcanzado un IAF óptimo, pero
ésta comienza a reducirse en un período de tiempo
después que se sobrepasa el IAF óptimo,
situación que provoca el sombreado de las hojas
inferiores, generando una disminución de su actividad
fotosintética. Estas hojas sombreadas tienden a morir y
por consiguiente disminuye el rendimiento biológico.
Peña y Del Pozo (1992) señalan también la
importancia de la interrelación entre la luz y el
área foliar para un rápido rebrote y una alta
producción.

(Letras iguales no difieren estadísticamente,
según Duncan £ 0,05)

 Figura 10. Efecto de cinco frecuencias de
cosecha sobre el rendimiento de masa vegetal verde. (Experimento
1)

La acumulación de hojas secas en la base de las
plantas crearon también condiciones que propiciaron la
aparición de enfermedades, principalmente la originada por
Marasmius sp que provoca la pudrición del
seudotallo y la raíz causando la muerte de las
plantas y un mayor porcentaje de infestación por
bórer, principal plaga del cultivo, que ocasionaron la
muerte de más del 50% de las plantas, lo que
influyó también en los bajos rendimientos
obtenidos. Este aspecto resulta de importancia para el manejo del
cultivo y su conservación como recurso
fitogenético, ya que en condiciones de producción,
las limitaciones en las naves de secado por problemas
organizativos, de comercialización y otros, pueden provocar
interrupciones en las cosechas por más de seis meses, lo
que conlleva no sólo a pérdidas de las plantas,
como se apuntó anteriormente, sino que se propicia la
presencia de hongos y la creación de focos de
infección de bórer para plantaciones cercanas de
caña santa, citronela (Cymbopogon winterianus) y de
caña de azúcar (Saccharum officinarum),
especies que son también afectadas por este
insecto.

Los mayores valores de rendimiento se obtuvieron en los
tratamientos que fueron cosechados tres, cuatro y cinco veces en
el año, razón por la cual fueron evaluados con
mayor profundidad y durante cuatro años consecutivos en un
segundo experimento .

La respuesta de la caña santa a las frecuencias
de tres, cuatro y cinco cosechas anuales, expresada a
través de su ahijamiento, (Figura 11) mostró un
comportamiento variable en los diferentes años evaluados,
lo que pudo estar vinculado a las condiciones del tiempo de estos
años y a la edad de la plantación, entre otros
factores y evidencia la relación ontogenética y
ambiental de esta especie a la integración del crecimiento y desarrollo,
sin embargo, en cada uno de ellos, excepto en el primero, como
tendencia los mayores valores para esta variable se alcanzaron en
el tratamiento que se cosechó cuatro veces en el
año.

   Para ver
el gráfico seleccione la opción "Descargar" del
menú superior

 (Letras iguales no difieren
estadísticamente, según Duncan £ 0,05)

  Figura 11. Efecto de tres frecuencias de
cosecha sobre el ahijamiento de las plantas (Experimento
2)

El rendimiento de masa vegetal por superficie (Figura
12), siguió un comportamiento similar al número de
hijos por planta; fué significativa la interacción
tratamiento-año; cuatro cosechas al año alcanza el
mayor valor para esta variable como tendencia en todos los
años excepto en el cuarto y en el análisis global se diferencia
estadísticamente de tres y cinco cosechas
anuales.

   Para ver
el gráfico seleccione la opción "Descargar" del
menú superior

  (Letras iguales no difieren
estadísticamente, según Duncan £ 0,05)

  Para ver el
gráfico seleccione la opción "Descargar" del
menú superior

 Figura12. Efecto de tres frecuencias de cosecha
sobre el rendimiento de masa vegetal verde por año.
(Experimento 2).

En el tratamiento donde se realizaron tres cosechas
anuales, cada cuatro meses, que de forma global tuvo el menor
porcentaje de plantas muertas (Tabla 13) que el tratamiento de
cuatro cosechas anuales, alcanzó un menor rendimiento que
éste, lo que puede explicarse, retomando lo planteado por
Maraschin (1996) y Peña y del Pozo (1992), con
relación a la importancia de la interrelación entre
la luz y el área foliar para un rápido rebrote y
una alta producción. Estos autores señalan que
sí todas las hojas reciben luz adecuada y otro factor no
es limitante, la planta estará creciendo a la velocidad
máxima posible. Como la densidad foliar se incrementa, las
hojas inferiores reciben luz insuficiente para la
fotosíntesis y su contribución al crecimiento
decrece; en estas circunstancias, la defoliación cada
cuatro meses no parece cambiar estas relaciones de crecimiento y
por tanto la velocidad del mismo, lo que al parecer sucede cuando
se cosechó cada tres meses, tratamiento como ya se
señaló en el que se alcanza el mayor valor para
esta variable. La realización de cinco cosechas anuales,
que tiende a tener los mayores porcentajes de plantas muertas,
pero sin diferencias significativas con el tratamiento donde se
practicaron cuatro cosechas en el año, alcanza menor
rendimiento que éste, lo que parece indicar que cuando se
realizaron cinco cosechas en el año, cada dos meses y
medio, se redujeron en mayor proporción las reservas de
carbohidratos que pueden almacenarse en las raíces y en la
parte basal, que actúan como fuente de energía en
la respiración y el crecimiento, según lo indicado
por Leite et al. (1996) y Maraschin (1996); este último
apunta que después de la defoliación la
respiración de las raíces disminuye y la
absorción de nutrientes también es afectada y ambas
responden proporcionalmente a la intensidad de
defoliación.

Tabla 13. Porcentaje de plantas muertas en las
diferentes frecuencias de cosecha.(Datos
transformados por raíz cuadrada de (x + 1).

Tratamientos

Año I

Año II

Año III

Año IV

Media

Tres cosechas anuales

1,76

1,82

2,21

4,12

2,48 b

Cuatro cosechas anuales

1,67

2,75

3,50

4,32

3,06 a

Cinco cosechas anuales

1,77

2,77

3,63

4,54

3,18 a

Media

1,73 d

2,44 c

3,11 b

4,32 a

E.S.X trat

0,12
**

E.S.X. año

0,139
**

E.S.X. t x a

0,238
N.S

C.V.(%)

14,36

Fernández et al. (2000) señalan para
Brachiaria purpurascens, que cortes frecuentes provocan
efectos negativos por la baja concentración de masa seca y
la reducción de las reservas necesarias para que haya un
rebrote vigoroso después del corte.

El resultado del análisis de las cosechas
agrupadas por período (Figura 13), indica que la respuesta
de las plantas en el período poco lluvioso es semejante en
los tres tratamientos estudiados, pero se manifiesta como
tendencia un mayor rendimiento cuando se cosecha cuatro veces en
el año; en el período lluvioso estas diferencias se
acentúan, incluso entre los tratamientos de tres y cinco
cosechas, alcanzando el primero el menor valor para esta
variable, lo que parece indicar que bajos las condiciones
ambientales del período lluvioso, el incremento del
área foliar producto de una mayor eficiencia
fotosintética, provoca una mayor alteración en las
relaciones entre este indicador y la irradiación. En este
sentido Richards (1993), citado por Maraschin (1996),
señala que el tipo y proporción del tejido removido
por el pastoreo en los pastos, en combinación con los
estadios de desarrollo de la planta y las condiciones ambientales
son los factores más determinantes en el impacto que
produce la defoliación sobre las plantas. La
defoliación, apunta, provoca una reducción
instantánea de la fotosíntesis, la fijación
de carbono y el
traslado de los carbohidratos de reserva a través del
floema. Leite et al, (1996) y Maraschin (1996) indican que para
que el balance en la planta se restablezca, dos procesos
contribuyen a ello: el restablecimiento de las capacidades
fotosintéticas por medio de las hojas y el aumento de las
capacidades fotosintéticas de las hojas y vástagos
remanentes, a lo cual contribuyó la altura a la que fueron
cosechadas las plantas (10 cm) acorde a los resultados del
experimento realizado al efecto en la presente
investigación que estuvo por encima de las zonas
meristemáticas activas.

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"Descargar" del menú superior

 (Letras iguales no difieren
estadísticamente, según Duncan £ 0,05)

   Para ver
el gráfico seleccione la opción "Descargar" del
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Figura 21. Efecto de tres frecuencias de cosecha
sobre el rendimiento de masa vegetal verde por período.
(Experimento 2).

No se manifestó un efecto notable de las
frecuencias de las cosechas sobre el contenido de aceite esencial
en la masa vegetal (Tabla 14), aunque tendió a disminuir
con la mayor frecuencia experimentada. Saha et al (1980), al
estudiar frecuencias de corte de dos, tres, cuatro y seis en el
año, obtuvieron los más bajos contenidos en aceite
esencial cuando cosecharon seis veces en el
año.

Tabla 14. Influencia de la frecuencia de cosecha en el
contenido y calidad del aceite esencial.

Tratamiento

Contenido de
aceite esencial %

Rendimiento
(kg.ha-1)

% de citral en
el aceite esencial

Tres cosechas anuales

0.71

224,6

73.85

Cuatro cosechas anuales

0.72

295,8

75.92

Cinco cosechas anuales

0.68

243,2

74.15

E.S. x

0.028

0.637

C.V. %

12.84

2.7

La producción promedio por año de aceite
esencial por superficie fue superior en la frecuencia de cuatro
cortes anuales, el cual se comporta como el mejor tratamiento, en
correspondencia a la producción de masa vegetal y
mantenerse valores similares en el contenido, lo que evidencia
como se ha demostrado en los experimentos anteriores, la
importancia de alcanzar rendimientos sostenidos de biomasa para
lograr una alta producción de aceite esencial de
caña santa.

La calidad del aceite esencial tampoco fué
afectada por las frecuencias de cosechas estudiadas, lo que
parece indicar que las hojas alcanzan suficiente madurez
técnica y fisiológica en los intervalos de corte
evaluados. Gupta y Jain (1978) señalaron que se ha
comprobado que el aceite esencial provenientes de hojas
jóvenes y tiernas tiene bajo contenido de citral. Guenther
(1950) indicó que el contenido de citral en el aceite
esencial depende entre otras cosas del número de cosechas
anuales; campos donde se realizaron cuatro cortes anuales dieron
más aceite y con un mayor contenido de citral, que en un
campo donde se aplicaron seis cortes anuales. Ello puede ocurrir
según expresa este autor, a causa de que las plantas no
habían madurado completamente cuando se les cortó
con mucha frecuencia.

Lo discutido hasta el momento indica que los mejores
resultados se obtienen cuando se cosecha cuatro veces en el
año, lo que coincide con lo expresado por Guenther (1950)
para las condiciones de Guatemala,
Haití, Puerto Rico y el entonces Congo Belga, para
C.citratus, en conformidad con lo expuesto por
Pareek y Gupta (1985) para el género
Cymbopogon cuando crece en los trópicos
húmedos.

RENDIMIENTO DE MASA VEGETAL

Los resultados de los diferentes experimentos
ejecutados, así como las extensiones realizadas en
diferentes condiciones edafoclimáticas en Cuba permiten
establecer como estimados de rendimientos en masa vegetal verde y
seca por año en este cultivo, los que se ofrecen en la
tabla 15

Tabla 15 . Rendimientos estimados por
año.

Rendimientos
(t/ha)

Año 1

Año 2

Año 3

Año 4

En masa verde

64,98

57,55

49,50

38,46

En masa seca

20,79

18,41

15,84

12,30

TRATAMIENTO POST
COSECHA

a) Para comercializarla como droga seca

El tratamiento post cosecha para la
comercialización de C.citratus com droga
seca tiene como objetivo la conservación de las
características físicas, químicas,
organolépticas, y farmacológicas de la misma. Un
proceso inadecuado da como resultado una materia prima
de baja calidad, con pérdidas del principio activo,
así como un aumento de la carga microbiana y una
pésima presentación comercial. Las perdidas de
principios activos involucran:

  • Degradación por procesos
    metabólicos
  • Hidrólisis de los compuestos
  • Descomposición por la luz
  • Descomposición enzimática
  • Degradación de sustancias termolábiles
    por el calor
  • Volatilización de los aceites
    esenciales
  • Contaminación por hongos y
    bacterias.

La primera etapa del procesamiento postcosecha conlleva
el examen y la separación de las partes deterioradas,
manchadas y con señales de ataque de insectos y hongos.
Como etapa siguiente se recomienda lavar la droga con agua
potable y después desinfectarla con hipoclorito de sodio o
de calcio.

La etapa más importante del procesamiento
postcosecha es el secado. La industria de
fitofármacos utiliza plantas secas, lo cual facilita la
conservación por períodos de tiempo prolongados.,
así como su molinado.

En sentido general el contenido de humedad en las
plantas frescas varía de 60 a 80%. El proceso de secado
reduce este contenido a 5-12%. Según el órgano de
la planta, las perdidas de peso son: hojas 20-75%, corteza
40-65%, tallo 30-70%, raíces 25-80% y flores
15-80%.

El secado interrumpe los procesos de degradación
causados por enzimas y fermentos, impide el desarrollo de
microorganismos y reacciones de oxidación y de
hidrólisis, sin embargo como este proceso involucra
calor, pueden
presentarse pérdidas de aceites esenciales y de sustancias
volátiles, así como el riesgo de
degradación de sustancias termolábiles. La
mayoría de las plantas medicinales pueden ser secadas a
temperaturas que varían entre los 30 y 60 grados
centígrados.

El proceso de secado de esta planta debe ser realizado a
la sombra, extendiendo las plantas sobre una superficie limpia en
capas finas, para evitar la fermentación. Este proceso no permite el
control de la temperatura, los mejores resultados se obtienen
utilizando secadores solares o que operen con agua
caliente.

Los índices de calidad para la
comercialización de la droga seca de
C.citratus , se muestran en la tabla 16 que aparece
a continuación, según la Norma Ramal del Ministerio
de Salud de Cuba
aprobada en 1992.

Tabla 16 .
Especificaciones de calidad de la droga seca de

C.citratus.
(NRSP,1992).

Contenido

Porcentajes

Hojas ennegrecidas

5 (máximo)

Materia orgánica e inorgánica
extraña

1 (máximo)

Humedad

10 (máximo)

Cenizas

10 (máximo)

Cenizas insolubles en ácido
clorhídrico

0,5 (máximo)

Sustancias solubles en agua

25 (mínimo)

Aceite Esencial

0,2 (mínimo)

ALMACENAMIENTO

Por mucho cuidado que se haya tenido en la cosecha y en
el secado, las plantas pierden principios activos durante el
almacenamiento.
Aunque el período recomendado para almacenar las hojas y
las flores es de 12 a 18 meses y para las cortezas y
raíces de 12 a 36 meses, algunas plantas pierden sus
principios activos más rápidamente.

La conservación de la materia vegetal por
períodos prolongados de tiempo dependen de las condiciones
de almacenamiento, las condiciones apropiadas impiden que el
producto tenga contacto con el sol, el polvo,
los roedores y los insectos y otros factores de
degradación. El lugar debe ser limpio y sin la incidencia
de la luz solar directa.

La garantía de calidad de estas producciones se
definen por los análisis:

  • Físico- organoléptico: Examen visual y
    estereoscopico. Contaminación por larvas e insectos, olor
    y color
    característico. Análisis del contenido de
    humedad
  • Microbiológico – sanitario:

Conteo del número de coliformes por gramo de masa
seca.

b) Para la obtención del aceite
esencial

Como planta aromática C.citratus,
es empleada para extraer de sus hojas el aceite esencial que por
su olor a limón se le conoce como lemongrass en el
mercado
internacional y se emplea ampliamente en la industria de jabones,
detergentes y lociones. El grueso de la producción es
utilizado para la obtención del citral, que es muy usado
en cosméticos y perfumes o es convertido en iononas,
sustancias con un fuerte olor a violeta.(Guenther,
1950)

"Los aceites esenciales son las fracciones
líquidas volátiles, que contienen las sustancias
responsables del aroma de las plantas y que son importantes en la
industria de perfumería, de alimentos
(condimentos y saborizantes) y farmacéutica. Generalmente
son mezclas
complejas de hasta más de 100 componentes (compuestos
alifáticos de bajo peso molecular, monoterpenos,
sequiterpenos y fenilpropanos). En su mayoría son de olor
agradable y se encuentran distribuidos en unas 60 familias de
plantas. (Farmacognosia, 2002).

Los aceites esenciales en su mayoría son
obtenidos por destilación y pueden ser empleados tres
procesos para ello: la destilación con agua, la
destilación con agua y vapor de agua y la
destilación directa con vapor de agua. (Goire, 1990 y
Sharapin, 2000 b).

El aceite esencial de lemongrass se extrae por
destilación directa con vapor de agua, es un
líquido de color amarillo con un potente olor a
limón, que está presente en las hojas en una
proporción de 0,25 a 0,35 % y contiene como componentes
principales el a
citral y su isómero b , en la proporción de 72 a 76 %
expresados como aldehídos totales, calculados como citral.
(Guenther,1950 y Sharapin, 2000 b).

El aceite esencial de esta planta se acumula en
células que fueron detectadas por Lewinson y Dudai,
(1998), en el lado adaxial del mesófilo de las hojas,
comúnmente adyacente al tejido no fotosintético y
entre los haces vasculares. La pared celular de estas
células está lignificada. Estos resultados sugieren
que la acumulación del citral tiene lugar en dichas
células individuales dentro del tejido foliar.

Procesamiento:

  1. La masa vegetal verde cosechada debe ser sometida a
    un proceso de troceado para facilitar la extracción
    del aceite esencial , dada la ubicación de las
    glándulas donde se acumula el mismo en el tejido
    foliar.

    Esta operación puede realizarse de forma
    simultánea con la cosecha si ésta se realiza
    mecánicamente con una cosechadora que después
    de cortarla a la altura adecuada troce las hojas en pedazos
    de 5 a 10 cm. En Cuba existen experiencias con el empleo de
    la silocosechadora de pastos tipo SPKZ que facilita esta
    operación.

    Una vez cosechada y troceada la masa vegetal debe
    ser destilada ante las 6 horas para evitar que se produzca su
    fermentación la cual altera la calidad
    organoléptica del aceite esencial.

  2. Troceado de las hojas.

    Partiendo de la capacidad de cada alambique dado su
    volumen, para evitar accidente o subutilización de la
    capacidad instalada, así como para conocer el
    rendimiento tanto agrícola como industrial es
    aconsejable controlar la masa de la carga de cada
    destilación. En Cuba se emplea una balanza
    dinamométrica que se acopla al wincher que eleva los
    cestos con los cuales se llenan los alambiques

  3. Pesaje de la carga por alambique

    Este proceso puede ser de forma manual o
    mecanizado, garantizando el apisonamiento de la masa vegetal
    de manera que se eviten canales de vapor durante el proceso
    de destilación que provocan una disminución de
    los rendimientos. Concluida la carga del alambique se tapan
    los mismos y se acopla la tapa al condensador

  4. Carga o llenado de los alambiques
  5. Destilación

Concluido el proceso de carga del alambique se abre
parcialmente la llave de entrada de vapor al mismo de manera que
se evite el quemado de la masa vegetal del fondo ya que esto le
infiere un tope de olor a quemado que altera la calidad
organoléptica del aceite esencial, este proceso de
precalentamiento demora alrededor de 15 minutos, a partir del
cual se inicia la destilación que dura en este cultivo de
45 a 50 minutos. Durante este proceso es importante controlar la
presión
de entrada del vapor de agua y temperatura del condensado, que no
debe ser superior a los 40 grados centígrados para evitar
la pérdidas de las sustancias volátiles del aceite
esencial; la velocidad de destilación que garantice una
adecuada separación del aceite esencial y el agua en el
separador o florentino. Concluida la destilación se extrae
el aceite esencial del florentino.

5. Secado y filtrado del aceite esencial

El aceite esencial obtenido se somete a su secado
mediante el uso de sales deshidratantes, se filtra y se envasa en
recipientes de acero inoxidable
preferiblemente para evitar la
contaminación del mismo. Deben tomarse muestras del
aceite esencial obtenido para su análisis físico,
químico y organoléptico que permitan conocer su
calidad.

El aceite esencial después de eliminada el agua y
filtrarse se coloca en un almacén
con condiciones para el acceso del transporte, para el
procesamiento secundario y para su almacenamiento. En este lugar
después de haberse realizado los análisis del
aceite esencial contenido en cada recipiente, se lleva a cabo la
preparación de las partidas comerciales que se ponen en
tanques de mezcla de 3 a 5 m3 de capacidad por un
período de 20 a 30 días, tiempo en que se
sedimentan distintas impurezas y el agua, procediéndose a
una nueva filtración ( con filtros-prensas) y envasado,
después de haber tomado las muestras representativas para
el análisis, estando listo así para la venta o consumo.

Las especificaciones de los índices de calidad
para este aceite esencial, en cuanto a su composición
química y parámetros físicos, según
la Norma Cubana 35-22, se muestran en la tabla
siguiente:

Tabla 17 . Índices de calidad del aceite
esencial de caña santa. (Cuba, 1981)

Índice de calidad

Especificaciones

Apariencia

Líquido
transparente

Color

Amarillo
pálido a pardo.

Olor

Característico con fuerte nota
cítrica

Densidad relativa a
20/200 C

Mínimo : 0,878

Máximo : 0,900

Índice de
refracción a 200 C

Mínimo :1,4830

Máximo :1,4890

Poder de rotatorio a
200 C

-30 a +
10

Contenido de aldehídos
expresados como citral

Mínimo :75%

Solubilidad en alcohol
etílico a 200 C

Soluble en alcohol
etílico 75% (v/v) 1 :1 a 1 :2

Dra. Rafaela Soto Ortiz

Ing. Agrónoma, MSc.

Subdirectora. CETAS / Universidad de
Cienfuegos 

Cienfuegos, Cuba

Partes: 1, 2
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