Análisis
comparativo
en las novelas de
Ernesto Sábato
- Simbología en las novelas de Ernesto
Sábato - Personajes.-
- Estructura de las novelas.-
- Temas.-
- Sobre
informe sobre ciegos.- - Bibliografía.-
1.SIMBOLOGÍA EN LAS NOVELAS DE ERNESTO
SÁBATO
El estudio de la obra
novelística de Ernesto
Sábato, tradicionalmente catalogada en tres novelas
[(El túnel (1.948), Sobre héroes y tumbas (1.961) y
Abaddón el exterminador(1.974)], demuestra formar un solo
sistema de
significación en el que se emplean los mismos
códigos y se presentan similares estructuras.
Como diría el propio Sábato,
"todas son formas de los mismos fantasmas".
Así pues, al analizar el
conjunto de la obra de Sábato desde la perspectiva del
discurso, es
posible ver una seria de representaciones convertidas en signos
semióticos, bien sean personajes, ideas o conceptos.
Cuando se relacionan los diferentes textos de forma independiente
a la perspectiva de la teoría
de los géneros, es posible estudiar las semejanzas entre
ellos, con lo que queda patente el hecho de que a nivel de
actualización del texto, estos
discursos
funcionan de manera semejante, hasta tal punto , que casi
podríamos decir que sus tres títulos no son sino
aspectos de una sola novela, tales son
sus conexiones, ya que huelga
señalar que las tres forman una especie de ciclo, con
personajes que transitan de uno a otro libro,
ampliaciones de motivos antes presentados y reiteraciones de
paradigmas y
símbolos éticos. Entre éstos
últimos se incluyen el carácter morbosos de la pasión
amorosa; la obsesión con la ceguera física tratado como
emblema de la moral; la
naturaleza
impenetrable y oscura del mundo; la estéril lucidez de la
conciencia que
solo agrava la sospecha de que la vida carece de sentido alguno;
la omnipresencia del mal; el extraño lenguaje de
los sueños, etc..
Por lo tanto, no es factible la
total comprensión, por parte del lector, de Abbadón
el exterminador sin haber leído con anterioridad Sobre
héroes y tumbas y, con todo, en ésta última,
Sábato, en su inclinación hacía las
disgresiones, realiza una larga referencia metaliteraria a El
tunel 9, donde analiza el
"caso Castel".
Por otro lado, es esencial la
adhesión al surrealismo y
al psicoanálisis en Sábato , ya que los
usa como el camino más firme para penetrara en el misterio
del mundo. Hay una fuerte unión entre el
psicoanálisis y el concepto de
inconsciente, porque el inconsciente sirve de mediador entre el
mundo sensible y el inteligble. Y el incosnciente se puso en
relación con la enfermedad nerviosa y mental (la que
parecen adolecer Juan Pablo Castel, Fernando Vidal…inclusive
cabría decir la familia
Vidal Olmos en general).
9 Sobre
héroes y tumbas, ed. Seix Barral, 2.001, en Informe sobre
ciegos, capitulo XX, págs. 342 y ss.
Probablemente el texto que
más corresponda a este aspecto sea Informe sobre ciegos
(capítulo III de Sobre héroes y tumbas). La que
más destaca, en tanto que afectó notoriamente al
autor en su vida privada (todo novela guarda algo de
autobiográfico) o sea la simbología de la
maternidad, de la madre. Ésta aparece claramente evidente
en sus textos, aunque presentada de diversas maneras, y
así, el cuadro que pinta Juan Pablo Castel y que tanto
llama la atención de María Iribarne, se
titula "Maternidad", y dentro del psicoanálisis, la
matriz de una
madre es comparada con un túnel del que, por otra parte,
nunca saldrá Castel. Por tanto, al matar a María
(nombre de la mujer- madre
por antonomasia), el protagonista también está
matando a su propia madre, y en cierta medida, a sí mismo.
En Sobre héroes y tumbas la relación incestuosa
entre Fernando Vidal y su hija Alejandra no resulta tan
destructiva como la que mantiene ésta última con
Martín de Castillo (merece señalar la similitud
entre los apellidos de Juan Pablo Castel y Martín del
Castillo , y aparte que para los psicoanalistas el castillo es
símbolo de la madre protectora, como en la vida real y a
su vez, lo fue la del propio Ernesto Sábato).
Martín sabe que su madre trató de evitar que
él naciera, razón por la cual la llama "madre-
cloaca", y estas referencias edípicas remiten nuevamente a
El tunel, e
incluso a Informe sobre ciegos, ya que Fernando sí
acabó en las cloacas buonarenses…y tb hace referencia a
la maternidad, representada en Alejandra.
Tanto la relación que
mantienen Martín y su madre como la de Alejandra con su
padre, son destructivas.
La referencia al mito de Edipo
(Sófocles) es directa, y ya no solo por la relación
incestuosa entre padre e hija, sino porque Fernando Vidal, una
vez que ha penetrado en la verdad de su propia existencia (cap.
XXXV) , pierde los ojos materiales con
los que ve, para verse a así mismo, al igual que al
héroe clásico. También en el capítulo
V del Informe sobre ciegos, se cita uno de los sueños de
Fernando, un sueño que le estuvo persiguiendo durante toda
su vida. En él, se veía a sí mismo. Y se
suele decir que verse a sí mismo en sueños es
señal de malos augurios.
El autor de Informe sobre
ciegos declara incluso que "en aquel viaje supe, como Edipo lo
supo en manos de Tiresías (…)". Hay que considerar el
hecho de que Tiresías también fue uno de los ciegos
míticos de la tradición grecorromana, porque
había observado a Atenea desnuda, y la diosa le
castigó. El tema edípico es una clave de lectura.
Fernando por su propia voluntad penetra en los laberíntos
de su propio destino: el incesto. La ciega que tanto le aterra en
sus alucinaciones no es otra sino que la misma Alejandra, y es
ahí donde reside el sentido trágico de destino del
héroe. Básicamente , Fernando, quien en su locura
cree firmemente en la Secta del Mal, es guiado por su propia
voluntad a penetrar en el reino de lo distinto, de lo impensable
para la mayoría de los hombres y mujeres, es decir, el
incesto o la unión sexual entre padre e hija, en aquello
que
Nietzche denomina el "uno
primordial", que es la unión del uno con el otro y con su
propia naturaleza. Como en Edipo Rey de
Sófocles, Edipo no tiene más remedio que seguir con
su destino fatal, de la misma forma que Fernando lo declara. Por
ello será asesinado por su propia hija, quien luego
prenderá fuego a la casa familiar y se quemará ella
misma a fin de redimir la tragedia a través del fuego
purificador y eterno. No obstante, Sábato no esplicita si
este acto se destina exactamente a la depuración a
través del fuego después de haber sucumbido ante un
amor
incestuoso con su padre. El complejo de Edipo ha sido un aspecto
clave en la obra se Sábato. El incesto, uno de los motivos
básicos, aparece en El tunel como parte del conflicto en
la relación entre Castel y María, se encuentra en
la base de la tragedia de Sobre héroes y tumbas, ya que
este parece ser el origen de la problemática de Alejandra
quien ha tenido relaciones
sexuales con su padre. A la vez, la relación de
Fernando con Georgina – madre de Alejandra y prima, a su
vez, de Fernando- es un reflejo de la atracción que
éste sentía por su propia madre. Algo semejante le
ocurre a Bruno, quien en un momento se da cuenta que su
atracción por Alejandra no es más que una
extensión de su amor por Georgina, y eso es justo lo mismo
que le pasa a Fernando, porque Alejandra es un vivo retrato de su
madre. En Abaddón no faltan tampoco las relaciones
incestuosas. El complejo de Edipo y los problemas de
la líbido, siendo un punto básico de la
teoría freudiana, han pasado a ser herramienta de trabajo en la
interpretación de los textos
sabatianos.
Con todo, no queda del todo
claro el porqué Alejandra mata a su padre. En realidad,
obviamente cabria pensar que el móvil es el incesto y la
causa la venganza, pero en ningún momento se deja
translucir que se trate de una violación a Alejandra, –
aunque Martín señalara en un momento dado que eran
dos seres que parecía odiarse – , sino que ella lo
permite. El porqué es un enigma.
Y ella no parece tener miedo,
quien verdaderamente tiene miedo el Fernando (la ciega del
sótano es la representación de Alejandra). Hasta es
muy posible que Alejandra, harta de la situación,
amenazara de muerte a su
padre, ya que éste está muy convencido de que su
muerte es inminente y que será de mano de "la
ciega".
Queda demostrado pues, que la
imagen de la
madre tiene una importancia primordial en Sábato. Esto de
debe a varios motivos de la vida personal de
Sábato, que poco más o menos deja translucir en el
capítulo II de su libro de memorias Antes
del fin (1.998): La madre de Sábato perdió a su
madre con solo 8 años y a su vez, ella perdió a un
hijo de 2 años de edad, Ernestito, mientras estaba
embarazada de Ernesto. También el propio Sábato
perdió a un hijo cuando tenía 83 u 84 años
(aproximadamente en 1.994). La madre de Sábato, por tanto,
estando nuevamente embarazada de él, se siente triste,
afligida y sacudida por fuertes sentimientos ambivalentes ante
la muerte de
su otro hijo. Esto afecta al feto, pues
desde e psicoanálisis se han aportado
valiosos
estudios relativos a la
importancia de la relación madre- hijo en la
estructuración del psiquismo. Así, los
vínculos con el recién nacido se mantienen, pero
con sufrimiento. Lo peor es que en función de
duelo, el nuevo hijo es identificado al nacer con el mismo nombre
del que hacía poco había fallecido, y entonces ya
no es otro el hijo que nace, sino que es el hijo que
murió. Por ello una madre, así, deprimida y en
relación a la natural simbiosis inicial entre madre e
hijo, transforma al recién nacido en vector de sus propias
ansiedades sufrientes y persecutorias. Sábato acusa a su
madre de aislarlo del mundo, de convertirlo en un niño
solo, que vive una especie de infancia
prestada, que se siente en el mundo en sustitución de
otro, porque para Sábato es como si la matriz o el seno de
la madre es donde se halla la regón enigmática
donde se hacen y se deshacen los destinos. Así
Sábato sufría alucinaciones de pequeño, e
incluso alteraciones en su conducta, como
pincharles los ojos con alfileres a los pájaros y a los
gatos (como Fernando Vidal) y padecía
sonambulismo.
Las referencias a la
maternidad, por tanto, son continuas. No es casualidad que, al
principio de Sobre héroes y tumbas, Martín se
sitúe en el parque Lezama justo enfrente de la estatua de
Ceres, diosa de la fertilidad, y por ende, representante
también de la maternidad y eso, inconscientemente, haga
reflexionar a Martín sobre su madre.
Sin embargo, uno de los pasajes
más cargados de simbología, es el que compone los
capítulos XXXV y XXXVI de la tercera parte de Sobre
héroes y tumbas, de Informe sobre ciegos, cuando Fernando
Vidal, en su persecución de los ciegos pierde el
conocimiento ante la visión de la ciega. Pasemos a un
somero análisis del texto atendiendo a su
simbología:
En cada una de las obras , cada
protagonista se "transforma" en un animal, de tal suerte que Juan
Pablo Castel se convierte en un pájaro en uno de sus
sueños (capitulo XXII) – a lo largo de El
túnel solo se relatan tres sueños, a cual
más simbólico- , Fernando Vidal Olmos se transforma
en pez (capítulo XXVI) y Sabato (sin acento, el alter ego
del autor en Abaddón el exterminador) se metamorsea en
murciélago (un animal nocturno y ciego).
En general, Sábato se
refiere a los símbolos en el contexto de la
tradición literaria, la herencia
mítica o el conocimiento
esotérico, extrayendo analogías de diversa
cosmogonías y tradiciones, principalmente de la
clásica helénica y la judeo-
cristiana.
En el capítulo XXXVI, en
primer lugar Fernando sale de una caverna guado por una relativa
luminosidad opaca, una luz como de
crepúsculo, "rojiza y violácea". Para los
psicoanalistas – doctrina que jamás dejó
indiferente a Ernesto Sábato-, la caverna o gruta es
símbolo de genitales femeninos. Hay numerosos
símbolos que remiten al claustro materno y a los genitales
femeninos,
como la habitación
– donde encontró a la ciega, donde perdió el
sentido, de donde salió hacia las cloacas- , la puerta
– de la habitación anterior- y la de la estatua de
páramo- y el túnel, de sobradas referencias. La
imagen del crepúsculo es muy utilizada en la obra
sabatiana, es un momento especial del día, que induce a la
reflexión. Prácticamente todos los personajes,
Bruno, Martín, Alejandra, Castel , Fernando… se mueven
en esas horas del día. El crepúsculo es observado
como un proceso
psíquico o algún asunto de la vida que llaga a su
término. En Sobre héroes y tumbas hay una breve
reflexión sobre el atardecer en Buenos Aires, al
igual que en Abaddón el exterminador, realizadas por Bruno
y Sabato respectivamente. Da cierta sensación de que estos
personajes no se mueven ni de día ni de noche, sino en los
atardeceres, hacia la noche, la bruma. Es un momento intermedio
que se podría llegar a relacionar con la
contradicción en Sábato entre razón e
intuición. Como la justa medida. O como el ocaso de la
civilización. por eso viene la venida del fin de los
tiempos, el apocalipsis anunciado por el ángel
exterminador, por Abbadón.
De hecho, cuando Fernando
alcanza el páramo donde va a encontrar a la estatua del
Ojo Fosforescente (nueva alusión a la vista) parece haber
encontrado la solución a problemas, el fin
ansiado.
"El comienzo y el
fin".
Curiosamente, la enorme estatua es una Gran Deidad con
cuerpo de mujer y su famoso
"Ojo Fosforescente" no se encuentra en su cabeza, sino en el
ombligo. El ombligo es una cicatriz, la marca que deja el
cordón umbilical , lo que une a un recién nacido
con su madre. Por lo tanto, aquí nos encontramos con dos
claras referencias a la ceguera (vista- Ojo Fosforescente) y a la
madre (ombligo). Dos símbolos obsesivos para
Sábato, porque, como dice en su ensayo El
escritor y sus fantasmas: " La ceguera es una metáfora de
las tinieblas, un descenso a los infiernos o un descenso al
tenebroso mundo del inconsciente, es la vuelta a la madre o al
útero, es la noche".
También es bastante significativo que se trate de un
ídolo femenino. En su significación
arquetípica, la Mater se relaciona con la materia; es la
diosa de la naturaleza, de las criaturas, del mundo intermedio.
El cristianismo
destruye el sentido negativo que puede atriburse a estas
categorías para incorporarlas al impulso de la
salvación. Lilith, Eva, Helena, Pandora son las figuras-
símbolos que el mito antiguo presenta como desencadenantes
del Mal. Para el psicoanálisis vendría a significar
la inmadurez en tanto que implica cierta dependencia materna (en
caso de ser un dios masculino, sería paterna). Las
estatuas representan la soledad, la frigidez (
Martín suele ir al parque Lezama, ya sea solo o con
Alejandra, y gusta de observar a las estatuas, le dan qué
pensar). La de Fernando es una estatua con cuerpo de mujer, con
alas y cabeza de vampiro, y con manos y pies en forma de garras.
Y "con poder sobre la
vida y la muerte", un ser con forma de mujer que implica
maternidad, vida y muerte en tanto que a través de su
forma vampírica remite a la sangre, y la
sangre es vida. Y los vampiros la absorben, arrebatando esa vida.
A pesar de hallarse en un paraje tan inhóspito, terrible y
crepuscular, y de su aterrador aspecto, ésta estatua
representa la vida, probablemente en mayor medida que a la
muerte. Además la gigantesca estatua carece de rostro, con
lo cual pierde el sentido de la identidad, lo
es todo, lo abarca todo porque también es lo
desconocido.
De nuevo aparece el símbolo del fuego en la
alucinación de Fernando Vidal. Se trata del gran Ojo de la
estatua, cuya fosforescencia se debía al reflejo de un
fuego interior que vacila, crece y disminuye. El fuego dentro del
psicoanálisis, es uno de los símbolos
oníricos más importantes. Viene a ser la fuerza
instintiva, el poder del espíritu, pero sobre todo, la
excitación sexual. Es una visión purificadora, por
ello Alejandra se quema a sí misma, y el Loco
Barragán (Natalicio Barragán, personaje que aparece
en Sobre héroes y tumbas y en Abaddón el
exterminador) profetiza que el mundo arderá cuando llegue
el inminente apocalipsis. Esa fuerza intuitiva hace que Fernando
sepa con certeza lo que tiene que hacer, adonde ir. Así,
se acerca a la estatua y sabe que tiene que entrar en ella: "YO
SABÍA que debía haber una entrada para que yo
pudiese pasar, y quizá solo para eso. En ese momento mi
espíritu estaba dominado por la certeza de que todo
aquello había estado
esperando mi llegada y es unicamente por eso no se había
derrumbado ya hacia la nada (Informe sobre ciegos, capitulo XX,
pág. 378).
Dentro encuentra una escalera de piedra que conduce al Ojo
(fuego interno) de miles de escalones. El hecho de subir denota
ansias de renovación y la escalera es un inequívoco
símbolo de contenido sexual para los psicoanalistas.
Podría decirse que esta estatua es una alusión
misma a la propia Alejandra.
Después de muchos desfallecimientos, Fernando
consigue llegar a Él (Sábato no especifica, pero se
esclarece que se trata de un tramo que va a conducir directamente
al centro de la estatua, justo al Ojo Fosforescente, al ombligo,
donde se halla el fuego interior), y todo se transforma en un
estrechísimo túnel de carne, en que me fue preciso
trepar reptando sobre mi vientre, es como una matriz. Es una
gruta submarina, pero seguramente no se trata de agua, sino del
líquido amniótico. Poco a poco, Fernando, a medida
que avanza hacia el epicentro (vientre) por el túnel
(matriz), va retrocediendo en sus recuerdos: "(…) algo que me
recordaba, como en un sueño, hechos remotísimos que
no podría precisar (…)", hasta que se metamorsea en pez:
" Algo me
sucedió a medda que ascendía en aquel
resbaladizo y sofocante túnel de carne: mi cuerpo se iba
convirtiendo en pez, mis extremidades se transformaban
repugnantemente en aletas, mi piel se
cubría de escamas" (Ambas citas en capítulo XXXVI
de Informe sobre ciegos).
Finalmente alcanza la "caverna" (que sería el
vientre materno), "hundiéndose en un líquido
caliente y gelatinoso" (liquido amniótico). Partiendo de
esta línea, sería interesante ver la
interpretación simbólica del ritual erótico
en Abbadón, ya que, partiendo de los antiguos rituales
cátaros se podría decir que el simbólico ojo
sexual de Abaddón el exterminador (casi todos los ojos
simbólicos en las novelas de Sábato en general) es
un ojo maligno, enjuiciador, objetivamente que desnuda a quien
mira. El hecho de que el ojo esté situado en una
posición genital implica además una inversión profunda del simbolismo
tradicional metafísico del órgano óptico,
penetrando en el sexo ocular de
la mujer se entra así en el insondable mundo de los
ciegos, por eso Fernando se acuesta con la ciega. Tras esto,
Fernando pierde el conocimiento, es decir, regresa a su estado
inicial de vida, el vientre de su madre, como feto e incluso como
embrión. Es su principio y su fin. Esta idea remite en
cierta medida a Señas de identidad, de Juan Goytisolo, ya
que trata también el tema del retroceso hacia el vientre
materno.
Otro de los símbolos que huelga destacar y que
aparecen en esta tenebrosa ensoñación de Vidal
(capítulo XXXVI) es el de las torres. Hay exactamente 21
torres de colosal altura construidas en piedra negra,
parcialmente derruidas y formando un polígono en cuyo
centro se yerge la Gran Deidad, tan alta como las torres mismas.
Y es que Sábato, para quien la oposición
establecida entre pensamiento
intuitivo y pensamiento
racional representa otra de sus grandes obsesiones, considera
la simbología de las "altas torres" como una
metáfora del conocimiento, el cual se divide en dos
grandes axiomas: por un lado estaría el conocimiento
científico o la razón, representado por las
"altas torres" ( en El túnel, Sobre héroes y tumbas
y Abaddón el exterminador estarían representadas
por los rascacielos de la capital
buonarense) , y por otro, el conocimiento intuitivo, representado
tanto por el agua y
la tierra como
en su forma aleatoria, el barro (no hay que olvidar que gran
parte del suelo del gran
páramo sobre el que se alzan las torres y la estatua es
barro…y que muchas mitologías creían que los
primeros hombres fueron hechos con barro). Es hacía esto,
hacia la mentalidad intuitiva, donde Juan Pablo Castel se resiste
a vivir, el que asquea a Alejandra hasta la muerte, el que casi
ahoga a seres como Martín o Bruno y donde Fernando Vidal
Olmos tiene que sumergirse como un anfibio. Por ello
Sábato presenta unas torres negras y derruidas, porque
representan a una razón que ya no puede sostenerse. Esta
dicotomía entre la razón y la intuición
también las encontramos en el cuadro de Juan Pablo Castel,
titulado
"Maternidad". Las referencias descriptivas a esta obra
pictórica dentro de la novela de El
tunel, son las siguientes:
"(…) un cuadro llamado "Maternidad Era del estilo de
muchos otros anteriores: (…) sólido y bien
arquitecturado. Tenía los atributos que esos
charlatanes [los críticos] encontraban siempre en mis
telas, incluyendo "cierta cosa profunda e intelectual". Pero
arriba, a la izquierda, a través de una ventanita, se
veía una escena pequeña y remota: una playa
solitaria y una mujer que miraba al mar (…) , como esperando
algo, quizás algún llamado distante y apagado. La
escena sugería, en m opinión, una soledad ansiosa y
absoluta". (capitulo III, pág.16).
Y al romper la tela que contenía la pintura, es
cuando cita algunos elementos que forman el resto del cuadro
(aparte de "la ventanita"):
"(…) columnas en pedazos, estas estatuas mutiladas, estas
ruinas humeantes, estas escaleras infernales!" (capitulo XXXIV,
pág.118).
Es posible postular una relación en cuanto a la
impresión visual que provoca el signo "torre" y la
posición de la "ventanita" en el cuadro. La imagen visual
de las "altas torres" se reedita en el lienzo representando dos
mundos, dos formas de sentir y de pensar. LA escena de la
"ventanita" está tan separada del mundo de las madres,
como lo están las "torres" donde domina el azar y la
conjetura. Así, los críticos consideran que es un
cuadro "bien arquitecturado", donde predomina la razón y
ni siquiera ven en la esquina superior izquierda a la mujer que
espera junto al mar, porque ya escapa a los límites de
la razón para entrar de lleno en el arte, en lo
intuitivo, en lo espiritual.
En el contexto de Sobre héroes y tumbas, el
representamen "altas torres" se transmite en diversas
manifestaciones. Así, el mirador de la Casa de Barracas,
donde duerme Alejandra, es una de ellas, porque allí se ha
detenido el tiempo en un
doble aspecto: primero cuando escolástica se
enclaustró durante decenas de años allí,
enloquecida guardiana de la cabeza de su padre, y después,
porque es allí donde se consuma el incesto, años
después.-
Los personajes de Sábato son doblemente
ficticios, por se de otras novelas de Sábato. S se
partiera del protagonista de El túnel, Juan Pablo Castel,
y se acabara en Martín del Castillo, personaje de Sobre
héroes y tumbas, podemos trazar un eje horizontal
compuesto por cinco personajes, que definen cada uno a su manera,
una posición ante la vida, una forma de ser, un fantasma
sabatiano. En el epicentro de este eje se situaría a
Ernesto Sabato, personaje de Abaddón, y a ambos lados
Fernando Vidal Olmos y Bruno Bassán. Castel se caracteriza
por la intensidad de sus pasiones, por su carácter
impulsivo y su indagación constante,
características que también definen a Fernando
Vidal Olmos, pero éste a su vez comparte con Ernesto
Sabato su lucha contra las potencias del mal, su teoría
sobre el demonio y los sueños, sus creencias en el
espiritismo y la magia, etc. Al otro lado encontramos a Bruno
Bassán y al final del eje a Martín del Castillo.
Junto con Martín podemos situar a toda una
constelación de jóvenes como Nacho Izaguirre,
Marcelo Carranzas y Jorge Ledesma; jóvenes a menudo
tímidos e inseguros (casi todos los personajes de
Sábato lo son, a esta lista habría que
añadir a Martín, a Bruno y a Castel ) que luchan
por encontrarse en esta vida, que tratan de salvarse de la
corrupción
y el espanto, que sufren por ser auténticos, por amar y
ser amados, por soñar y tratar de vivir sus sueños.
Por otro lado tenemos a los seres humildes y pobres pero de una
grandeza infinita, entre ellos podemos mencionar a Natalicio
Barragán (el Loco Barragán), Carlucho,
Chichín, Quique, Wanda, Norma Gladys Pugliese, Gonzalez
Iturriat, Hortensia Paz, Bucich, Umberto J. D'Arcángelo,
más conocido como Tito, su padre de origen italiano, etc.
Y curiosamente son personajes a los que relativamente se les da
poco importancia, peor que resultan esenciales. También
debe destacarse a los seres clarividentes, pobres diablos que en
su borrachera preveen la catástrofe, tal es el caso de
Natalicio Barragán. Huelga señalar que en 1.955, en
Sobre héroes y tumbas, al Loco Barragán nadie le
hace caso. El Loco Barragán, "que tomaba aguardiente sin
dejar, como siempre, de predicar, diciendo "vienen tiempos de
sangre y fuego, muchachos", amenazando, admonitorio y
profético con el dedo índice de la mano derecha a
los grandullones que lo farreaban, incapaces de tomar en serio
nada que no fuera Perón e el
partido del domingo del Ferrocarril Oeste (…)" (capítulo
XXVIII), era un ser despreciable – porque vivía de
su mujer- y despreciado- porque lo farreaban, es decir, que se
divertían a su costa. Pero cuando en la madrugada del 6 de
enero de 1.973, en Abaddón el
exterminador, Natalicio Barragán ve a la Bestia del
Apocalipsis, el Ángel Vengador, a Abaddón en forma
de dragón de siete cabezas ya deja de ser un ser
despreciado. Sin embargo, nunca deja de ser "el Loco", continua
siendo un ser despreciable.
Finalmente, podemos mencionar a los que representan a los
poderes del mal, el mundo de los Ciegos, la Secta, seres como
Schneider o Schnitzler, como R., cuya presencia es símbolo
del mal. Entre los personajes femeninos quiero mencionar a los
dos personajes más importantes, y que considero
representativos de la idea de Sabato sobre la mujer: María
Iribarne y Alejandra Vidal. Ambas mujeres se caracterizan por su
fuerza, su intensidad y su profundidad, son misteriosas y
conflictivas, atractivas y vigorosas, y su personalidad
es mucho más decidida y determinada que la de los
personajes masculinos. Así, cuando María le
advierte a su obseso perseguidor: "No sé qué
ganará con verme Hago mal a todos los que se me acercan"
(capitulo IX, pag. 41), parece situarse como un borroso
precedente de la compleja y torturada Alejandra. Sin embargo, en
strictu sensu, la última descendente de la familia Olmos, en
la que se conjugan ruina y abolengo, pertenece a la misma
estructura
actancial que el pintor Castel. El peso de las gloriosas
tradiciones y las lacras de la decadencia incide en ella
abrumadoramente. Al igual que Castel, la desesperada necesidad
que tiene Alejandra por la pureza y la
comunicación difícilmente se abre paso a
través de los demonios interiores que finalmente la
destruyen. Martín sería entonces su oponente, en
tanto que representa justamente esa pureza que podría
salvarla y que ella a la vez desea y rechaza, porque es incapaz
de asumirla, hasta el punto de que el verdadero eje central de
Sobre héroes y tumbas es el largo duelo entre la
incontaminada simplicidad de Martín y el caos interior de
Alejandra.
Precisamente los personajes más impactantes en toda
la novelística sabatiana son Juan Pablo Castel y Fernando
Vidal Olmos. Son personajes que encarnan de una u otra manera
el hombre
racional, el ser humano regido por el orden lógico e
inflexible, que se cree más allá de toda
contradicción, y para quien la intuición y el
pensamiento mágico son meras supercherías, entre
otras cosas, Castel se incluye en los defectos que le atribuye a
los demás, al igual que Fernando, quien tampoco
pretendía engañar a nadie y afirma que e un canalla
consciente de que lo es.
En la famosa escena del correo en El túnel, cuando
la empleada apela al reglamento para justificar el que no pueda
devolverle la carta, Castel
contesta: "El reglamento, como Ud. comprenderá, debe estar
de acuerdo con la lógica…"(capitulo XXX, pag.106). Esa
lógica es la misma que llevará a Castel en una
serie de razonamientos rectilíneos a caer en conclusiones
totalmente falsas, tal y como lo demuestra la siguiente igualdad:
"María y la prostituta han tenido
una expresión semejante; la prostituta simulaba
placer; María, pues, simulaba placer; María es una
prostituta."(capitulo XXXII, pag. 113). Y es justamente esta
lógica la que guarda el mismo rigor absurdo que
llevará a Castel al crimen, porque en realidad él
no toma libremente la decisión de matar a María, no
llega a esa determinación deliberadamente, sino compelido
por un proceso mental. Por eso le dice, "Tengo que matarte,
María.". Seguramente, , Sabato desarrolló en Castel
una crítica
de la razón pura, un comentario desgarrado de las
consecuencias a las que puede llevar el culto de la ciencia y
la razón. Claro que la situación de Castel es
irónica, sobre todo cuando el lector recuerda aquella
frase de Castel sobre "la manía de querer encontrar
explicación a todos los actos de la vida", cuando
precisamente es él el que quiere encontrar
explicación a cada frase de María, a cada sonrisa,
a cada mirada.
Fernando Vidal Olmos es un caso bastante parecido. Su forma
de vida y de acción
están determinadas por una razón inflexible, por
una lógica rigurosa, científica, supuestamente
objetiva y desprovista de emoción, porque como dice en el
"Informe": "Es probable, en efecto, que la emoción sea
propicia para crear un poema o componer una partitura musical,
pero es desastroza para las tareas de la razón pura."(pag.
321). El culto a la razón pura que demuestran personajes
como Castel y Vidal Olmos es precísamente lo que Sabato
denuncia de manera directa en numerosos de sus textos. Todo parte
de la profunda escisión que se produjo en el hombre a
partir del renacimiento,
donde la razón se ha puesto por encima de la
pasión. Fernando, así, cree conducir su investigación basándose en la
lógica y la razón. Cuando va siguiendo al ciego de
las ballenitas y éste dobla de nuevo a la izquierda, hacia
el Luna Park, casi volviendo sobre sus pasos, Fernando dice: "Y
digo que me atemorizó porque no era
lógico…"(capitulo II, pag. 254). Y más adelante,
cuando la casa de la plaza de Belgrano resulta ser un apartamento
vacío, concluye diciendo: "Por lo tanto, el mantenimiento
de una casa desocupada que sirviera de entrada era un hecho
razonable."(capitulo XIX , pag.317). La lógica y la
razón son instrumentos que seres como Fernando aplican
aún cuando la situación resiste cualquier
explicación racional. Así sucede cuando atraviesa
aquel lago pantanoso y dice: "Mi situación era tal que no
tenía ninguna otra solución que marchar hacia el
poniente, y dentro de aquella realidad demencial yo veía
eso como una lógica y razonable
conclusión."(capitulo XXII, pag. 329).
Las similitudes entre estos dos personajes se dan
también en el nivel morfológico y retórico
del discurso. Entre el discurso de El túnel y el del
"Informe" hay muchas características comunes. Las
continuas disgresiones que llevan al narrador a apartarse de su
tema, desarrollando un asunto tangencial, para luego volver al
tema central. Otra semejanza entre ambos narradores- personajes
es que comparten la necesidad de senar un precedente, de dar una
axplicacín de sus actos y de
hallar a una persona que los
entienda. La discusión de una premisa y la
estipulación de las posibles alternativas, discutidas en
forma ordenada, simulando un razonamiento científico,
enumerando las hipótesis y presentando las conclusiones.
Para Fernando lo importante son los HECHOS, y las
mayúsculas nos revelan la superioridad que le confiere a
los mismos, como una verdad más valiosa e importante.
"Este Informe" nos dice, "está destinado, a un instituto
que crea de interés
proseguir las investigaciones
sobre este mundo que hasta hoy ha permanecido inexplorado. Como
tal, se limita a los HECHOS como me han sucedido. El
mérito que tiene, a mi juicio, es el de su absoluta
objetividad."(capitulo VI, pag. 265) y también "(…) No
soy teólogo y no estoy en condiciones de creer que estos
poderes infernales puedan tener explicación en alguna
retorcida teoría o esperanza. En todo caso, eso
sería teoría o esperanza. Lo otro, lo que he visto
y sufrido, eso son "hechos" (capitulo III , pag.257). De forma
análoga, Castel promete relatar los hechos que lo llevaron
a cometer el crimen: "Todos saben que maté a María
Iribarne Hunter. Pero nadie sabe cómo la conocí,
qué relaciones hubo exactamente entre nosotros y
cómo fui haciéndome a la idea de matarla.
Trataré de relatar todo imparcialmente porque, aunque
sufrí mucho por su culpa, no tengo la necia
pretensión de ser perfecto."(capitulo III pag.16).
Como puede observarse, tanto Vidal como Castel representan
de muchas maneras, e incluso llegan a encarnar al hombre racional
del que habla Sabato, el hombre cosificado por la ciencia y la
razón, divorciado de sus emociones y sus
pasiones. Fernando Vidal Olmos sin embargo comparte ciertas
características con Ernesto Sabato, personaje de
Abaddón el exterminador, personaje que hemos colocado al
centro de este eje. A pesar de su culto por la lógica y la
razón, Fernando acepta la existencia de los poderes
sobrenaturales, de la magia y el espiritismo. Su lucha contra las
potencias del mal se basa precisamente en esta certeza. Numerosas
de las teorías
presentadas por Fernando en el "Informe" aparecen luego en boca
de Sabato en Abaddón. El mejor ejemplo de esto es
quizás su teoría sobre el sueño y la
separación del alma y el
cuerpo durante el sueño, expuesta por Fernando en el
"Informe"(pags. 261 y ss.) y por Ernesto Sabato en Abaddón
(pags 143 y ss.). Otro ejemplo importante es la teoría
sobre el demonio y su dominio de la
Tierra. Esta
teoría presentada por Fernando en el capítulo III
del "Informe", se encuentra también en Abaddón
presentada por el profesor
Alberto J. Gandulfo y luego corroborada por Sabato (pag.
328-341).
Otras características comunes a ambos personajes son
sus fobias por las ratas, los murciélagos, las serpientes,
los sapos y otros animales de
sangre fría, su constante preocupación por el mal y
la indagación del mundo de las tinieblas, los Ciegos y las
Sectas del mal. Vemos de esta manera, una serie de personajes que
se sitúan a lo largo de un eje que representa las ideas y
las teorías expuestas por el autor Ernesto Sabato. La
dualidad de estos personajes se encuentra
lúcidamente
explicada en Apologías y rechazos, donde hablando de
Leonardo da
Vinci dice: "Ya cuando era estudiante de física me
subyugó el enigma de este frecuentador de salones y
morgues, por parecerme que revelaba el desgarramiento del hombre
que pasa de las tinieblas a la luz más deslumbrante, del
mundo nocturnal de los sueños al de las ideas claras, de
la metafísica a la física; y
recíprocamente."(pag. 14).
Al otro lado de este eje encontramos la otra
dimensión del personaje Ernesto Sabato, su aspecto
nostálgico y melancólico, sus hondas depresiones,
su necesidad de amor y comprensión, su búsqueda
desesperada de un aliciente en la vida, de una esperanza. Es el
aspecto intuitivo del ser humano del que habla el autor a lo
largo de toda su obra, el mundo de los sentimientos y las
pasiones, de la ansiedad metafísica, porque como dice en
Apologías y rechazos, "Al incorporarse sobre las dos patas
traseras, un extraño animal abandona para siempre la
felicidad zoológica para inaugurar la infelicidad
metafísica: descabellada ansia de eternidad de un
miserable cuerpo destinado a la muerte."(pag. 15). Es ese aspecto
del ser humano el que va a encarnar personajes como Bruno
Bassán y Martín del Castillo, seres
bucólicos y contemplativos, angustiados por la complejidad
de los sentimientos, por la descarnada crueldad del mundo y la
sucia frigidez de los sistemas. Seres
solitarios, retraídos, tímidos, seres inseguros y
dudosos, enormemente sensibles y afectivos, pero destinados a
sufrir mucho en esta vida, seres que a menudo se sienten como le
diría Martín a Bruno: "Como un bote a la deriva en
un gran lago aparentemente tranquilo pero agitado por corrientes
profundas."(pag. 13). Todo lo contrario del hombre de
acción, estos personajes son hombres de proyectos,
soñadores que acaso no logren hacer nada en la vida, que
viven mirando hacia el pasado, tratando de entender la
significación de unos cuantos hechos, tratando de revivir
la felicidad que algún día sintieron, o creyeron
sentir. Como le dice Bruno a Martín: "En cambio yo…
¿qué soy, yo? Una especie de contemplativo
solitario, un inutil. No siquiera sé si alguna vez
lograré escribir una novela o un drama."(pag. 234). Estos
son personajes claves en la obra de Sabato, personajes que
representan toda una serie de valores que el
autor defiende con vehemencia. En este extremo del eje
también se agrupan adolecentes como Nacho Izaguirre y
Marcelo Carranza, muchachos como Jorge Ledesma decididos a
desafiar los límites de la ley y cuestionar
los principios de la
sociedad; u
otros puros e ingenuos como Carlos de Sobre héroes y
tumbas.
Otro grupo de
fantasmas sabatianos está formado por los personajes
diabólicos, los personajes que de una forma u otra
encarnan el mal. Encabezando esta constelación de
personajes está la Secta de los ciegos, organización mundial que desde sus reductos
subterráneos y su mundo de tinieblas, controla el mundo.
Como dice Fernando en el "Informe": "Si, como dicen, Dios tiene
el
poder sobre el cielo, la Secta tiene el dominio sobre la
tierra y sobre la carne. Ignoro si, en última instancia,
esta organización tiene que rendir cuentas, tarde o
temprano, a lo que podría denominarse Potencia
Luminosa; pero, mientras tanto, lo obvio es que el universo
está bajo su poder absoluto, poder de vida y muerte, que
se ejerce mediante la peste o la revolución, la enfermedad o la tortura, el
engaño o la falsa compasión, la
mistificación o el anónimo, las maestritas o los
inquisidores."(pag. 298-299). Conectados con la Secta
están un sinnúmero de personajes, los diversos
ciegos y ciegas que aparecen a lo largo de los diferentes textos.
Alejandra parece tener conecciones con la Secta, como lo
demuestra su entrada en la casa de la Plaza de Belgrano, la noche
en que Martín estaba por casualidad, sentado en una de las
bancas. Otros ejemplos de este tipo de personaje son los doctores
Schneider y Schnitzler, R. y el Nene Acosta "con su cuerpo
cartilaginoso, como un bebé maligno…"(pag. 33). Todos
ellos representan a las Potencias del Mal. Schneider expresa
desde el primer momento un empecinado interés en la
ceguera de Allende y su apariencia física tiene algo de
diabólico: "En fin, sólo le faltaba el toro
alado"(pag. 66), dice el personaje Ernesto Sabato. El Dr.
Schnitzler también representa muchas de las obsesiones de
Sabato. Físicamente parece condensar todos los rasgos que
Sabato asocia con el mal. Su cabeza "obtenida mediande el
cruzamiento de un pájaro y un ratón"(322); "la
astuta sonrisa de un pájaro que perteneciera a la
masonería"(324); y el parecido con Hermann Hesse, "la
misma cara de criminal ascético retenido al borde del
asesinato por la filosofía, la literatura y probablemente
cierta invencible, aunque secreta, responsabilidad profesional."(323). Y claro
también su interés sobre los Ciegos, su
opinión de las mujeres, del mal, de lo ilógico y lo
subjetivo. R. es otro personaje importante de este núcleo
diabólico. R. ya había aparecido en el "Informe"
cuando le prestó un auto a Fernando para seguir a
Celestino Iglesias.En Abaddón aparece como una sombra,
como una presencia que obliga a Sabato a visitar la casa de la
calle Arcos y tener relaciones sexuales con Soledad. "Más
de una vez había pensado que R. trataba de forzarlo a
entrar en el universo de las
tinieblas, a investigarlo, como en otro tiempo con Vidal Olmos; y
que Schneider trataba de impedirlo, o, en caso de permitirlo, de
modo que resultase el castigo largamente preparado."(pag. 413).
Pero Sabato en realidad lo conocía desde antes. "Pronto
pudo ver su rostro duro y sus ojos de nictálope: era R.!
No lo había vuelto a ver desde que se había ido de
Rojas a estudiar en La Plata, recordaba siempre el tormento del
gorrión enceguecido, y ahora lo encontraba ante él,
cuando imaginó (y deseó) que jamás
volvería a cruzarse en su camino."(pag. 418).
De esta forma tenemos las lineas principales de la distribución de personajes sabatianos.
Personajes que responden a las ideas y caracterizaciones de las
que el autor ha hablado en sus
sucesivos discursos. Sólo nos falta aquí dos
núcleos importantes que me limitaré a presentar
someramente. Los personajes femeninos por un lado: María
Iribarne de El túnel y Alejandra de Sobre héroes y
tumbas. En Abaddón aparecen algunas mujeres, pero sus
papeles no son protagónicos. Por el otro lado tenemos a
los hombres humildes y pobres, un poco ignorantes desde el punto
de vista intelectual, pero poseedores de una gran
sabiduría humana, portadores de una esperanza pristina y
positiva, personajes que encarnan lo mejor de la humanidad, la
generosidad y la compasión, entre éstos podemos
mencionar a Carlucho, Umberto J. D'Arcángelo (Tito),
Bucich y el loco Natalicio Barragán. Con todo esto podemos
ver como hay en Sabato una correspondencia bastante estrecha,
entre las ideas y categorías expuestas en sus novelas y
ensayos, y sus
personajes. Estos fantasmas que se realizan en los textos de
maneras diversas, constituyen el centro del pensamiento
sabatiano.
Hasta el momento hemos analizado las posibles relaciones
entre Juan Pablo Castel y Fernando Vidal, entre éste
último y Sabato, entre Alejandra y María. Pero no
podríamos olvidar la tormentosa relación entre
Castel y María. Es un tanto similar a la de Fernando y su
hija Alejandra, porque son relaciones tormentosas y uno de ellos
siempre se convierte en el asesino de otro (Juan Pablo mata a
María y Alejandra asesina a su padre). Ambas relaciones
amorosas se inician cuando sus componentes descubren que se
sienten solos y desesperados (a este respecto, también
habría que añadir la relación de
Martín con Alejandra y de Nacho y Agustina
Izaguirre).
María Iribarne está casada y desde el primer
momento decide no eludir sus reponsabilidades para con su esposo.
Juan Pablo Castel y María Iribarne inician una
relación amorosa cuando descubren que ambos se sienten
solos y desesperados. Ella está casada y desde el primer
momento decide no eludir sus responsabilidades para con su esposo
ciego, y manifiesta su certeza de que la relación no
será fácil. Pero, a pesar de que los celos son una
obsesión para él, esto no es la causa de la
incomunicación entre ellos. Ambos se encuentran en un
estado emocional difícil y doloroso, por lo tanto la
relación también será difícil, pero
hay una diferencia entre ellos. María sí es capaz
de comunicarse y lo intenta con Juan Pablo, incluso toma un papel
maternal; se podría decir que da de ella misma lo mejor
que puede dar (del que recibe queda la función de
valorarlo). Esto queda patente con la reacción del marido
ciego cuando Castel le comunica el asesinato de María y su
posterior suicidio: a pesar
de todo, hay algo en María que le compensa; justamente a
un ciego, el símbolo del sabio y el visionario. Al
contrario que María, Castel toma una actitud del
todo destructiva.
Castel descubre a alguien que sufre como él,
que es como él, y siente una atracción
irreprimible. Él es quien se lanza en su búsqueda
necesariamente. La encuentra y se reconoce en ella, pero tal vez
equivoca el grado de similitud que existe entre los dos: a pesar
de su esquizofrenia y
sus desvaríos, de su soberbia y de su orgullo, Castel se
conoce a si mismo, conoce su mezquindad, y piensa que
María es igual; la juzga con los mismos patrones que se
juzga a él. La ama y la odia porque se parece a él,
odia lo que reconoce de sí mismo en ella.
Castel no odia a María, sino que se odia a sí
mismo, o bien la odia porque se odia. Juzga y rechaza aquello que
al mismo tiempo admira y desea. Pero él está sumido
en la soberbia de la razón (solo en su túnel) y no
puede alcanzar la humildad del espíritu, como tampoco
puede alcanzar el goce de una relación apasionada con
María. Ella se convierte en motivo de su definitiva
autodestrucción: destruyéndola a ella se destruye a
si mismo. Se convierte en una suerte de justificación o de
vehículo hacia la autodestrucción.
La crueldad, o violencia, que
Castel ejerce sobre María surge de la vertiente instintiva
y espiritual de él, que rápidamente la vertiente
racional analiza, juzga y justifica (éste desdoblamiento
del personaje es referido por él mismo en diferentes
puntos de la novela). Al mismo tiempo, María padece en
silencio e intenta reconducir las situaciones. El capítulo
XXVII, en el que juntos miran el mar es significativo e
ilustrativo, como muestran los siguientes ejemplos:
«El cielo, tormentoso, me hizo recordar el del
Tintoretto en el salvamento del sarraceno» en algún
lugar de su conciencia Castel reconoce su condición de
náufrago y su posibilidad de superación.
«Yo no decía nada. Hermosos sentimientos y
sombrías ideas daban vueltas en mi cabeza, mientras
oía su voz, su maravillosa voz. Fui cayendo en una especie
de encantamiento. La caída del sol iba encendiendo una
fundición gigantesca entre las nubes del poniente.
Sentí que ese momento mágico no se volvería
a repetir nunca. "Nunca más, nunca más"
pensé, mientras empecé a experimentar el
vértigo del acantilado y a pensar qué fácil
sería arrastrarla al abismo, conmigo.» Mientras
María habla de ellos: la doble dimensión de la
psicología
de él, la admiración por ella, la convicción
de que su plena relación es imposible y la reacción
violenta hacia ella; el no la escucha, está encerrado en
si mismo, en su túnel.
«… pero, aunque yo sabía hasta que punto era
yo mismo capaz de cosas innobles, me desolaba el pensamiento de
que también ella podía serlo, que seguramente lo
era.» Castel juzga a María con sus mismos
patrones.
«Y un sordo deseo de precipitarme sobre ella y
destrozarla con las uñas y de apretar su cuello hasta
ahogarla y arrojarla al mar iba creciendo en mí.»
Violencia arraigada en la parte no racional que no puede
controlar.
«Me pareció que María me había
estado haciendo una preciosa confesión y que yo, como un
estúpido, la había perdido» Solo Castel no es
comunicativo. Si se toma las últimas palabras «yo,
como un estúpido, la había perdido» se
podría deducir que no es la confesión lo que se ha
perdido, si no que ha perdido a María. Más adelante
dice: «… también ella parecía estar
sola.»
«Después sentí que acariciaba mi cara,
como lo había hecho en otros momentos parecidos.» A
pesar de su dolor, María le ofrece su cara más
amable.
Sábato subraya nunca y seguramente por lo que parece
ser una voluntad del autor de resaltar el equívoco de los
juicios que hace Castel sobre María. Un equívoco
que vuelve a subrayarse con el grito de ¡Insensato! del
ciego al final de la novela. La lucha entre opuestos de "El
túnel", aunque se hace tangible entre Juan Pablo y
María, de hecho se da dentro de Juan Pablo, entre las dos
vertientes de su personalidad. Lo que parecía ser la misma
cosa (Juan Pablo y María, por un lado, y Juan Pablo, por
otro) resulta ser dos cosas distintas.
Juan Pablo casi sempre forzaba a María a hacer
el amor, como
unión no solo física sino mística,
espiritual. Como si a través del acto físico se
fuera a consolidar ese amor. Igual pasa con Martín y
Alejandra, y en esto , Martín y Castel guardan un punto en
común. Alejandra no siempre (casi nunca) quiere mantener
relaciones sexuales , de hecho la mayoría de las veces lo
hace como una concesión a
Martín.-
3. ESTRUCTURA DE LAS
NOVELAS.-
Una de las cosas que más llaman la atención a
la hora de abordar la novelistica sabatiana es que las tres
novelas comienzan desde el primer capítulo, con un
encuentro, y así:
En El tunel, se produce un encuentro entre Juan Pablo
Castel y María Iribarne, a través del motivo de un
cuadro o, más bien, de un recuadrito en el ángulo
superior izquierdo, que muestra en la
lejanía, al fondo, una escena manierista. Sin embargo,
este encuentro sería más exactamente un
desencuentro pues no llegan a cruzarse las miradas, no hablan.
Castel , en teoría, es el único que observa a
María, y señalamos que "en teoría" porque
esa no es precisamente la opinión de Fernando Vidal Olmos,
quien en el Informe sobre ciegos achaca toda la desgracia de
Castel a la secta y ve la actitud de María como un posible
ardid de los ciegos (capitulo XX, pág. 342 y ss.)
En Sobre héroes y tumbas, podemos apreciar el
encuentro entre Martín del Castillo y Alejandra Vidas, en
el parque Lezama de la capital buonarense y bajo la
advocación agraria (y maternal) de una estatua de
Ceres.
Y, por último, en Abbadón el exterminador, el
encuentro entre Bruno Bassan y Ernesto Sabato. También
guarda cierto aire de
desencuentro, pues Sabato en un principio, cuando se cruza por la
calle con Bruno, no llega a verle, mientras que Bruno sí
ve a Sabato.
No obstante, hay algo que marca aún más
intensamente los inicios de las novelas de Sábato, y es
que en todas ellas se produce una especie de "in extrema res" que
da la solución al lector, si no cabría decir
más correctamente el final. Esta cuestión es en los
términos de Tzvetan Todorov, referencial, ya que provee
información sobre un hecho y establece en
forma general, abstracta, la totalidad de ese universo, el
universo en que el lector está a punto de sumergirse. Las
causas de las acciones,
empero, es algo que cada lector ha de descubrir por si mismo.
Esta información sobre el futuro la encontramos, por
ejemplo:
En El tunel: "Bastará decir que soy Juan Pablo
Castel, el pintor que mató a María Iribarne"
(Capitulo 1, pág.11).
En Sobre héroes y tumbas se nos ofrece la conocida
"Noticia preliminar", que supuestamente es un "fragmento de una
crónica policial publicada el 28 de junio de 1.955 por "La
razón" de Buenos Aires".
En Informe sobre ciegos: "¿Cuándo
empezó todo esto que ahora va a acabar con mi
asesinato?"( Capitulo I, pág. 249).
Con esto, Sábato expone al lector el desenlace, y
sin embargo, eso no disminuye el interés que suscita la
trama, y así, Sábato consigue evitar el suspenso
como motor de
interés y hace que la atención del lector se centre
en la "soledad de los protagonistas", que es lo más
destacable, necesario para comprender el mensaje.
Los personajes de Sabato se mezclan en un mundo de lectura
y textos. Bruno, por ejemplo, encuentra a Castel en
Abaddón en la unidad titulada "Un desconocido". Este
discurso es un desdoblamiento magistral del fenómeno de
la lectura e
intimamente ligado a la teoría de la "crónica
policial". Bruno ve a Castel en un bar frente a una copa pero no
lo reconoce. "Ese hombre, pensó Bruno, está
absoluta y definitivamente solo. No sabía por qué
le resultaba conocido, y durante mucho tiempo rebuscó en
su memoria,
trató de vincularlo a alguna fotografía
en diarios o revistas."(167). Hasta este momento el lector
tampoco sabe de quien se está hablando, la única
pista que se tiene relaciona al individuo con
el periodismo.
"Por otra parte parecía asombroso que un individuo con
ropa tan raída, un ser que llegado hasta ese último
escalón, pudiera ser personaje de periodismo. A menos, se
le ocurrió de pronto, que alguna vez haya tenido algo que
ver con un hecho policial."(Idem). En este momento el lector se
instala de nuevo en el mundo de la "crónica policial", un
terreno bastante familiar, y posiblemente empieza a recorrer los
casos policiales que forman parte de su competencia
intertextual. Cuando el desconocido sale el narrador hace la
siguiente observación: "Bruno, acostumbrado a
escudriñar hombres en soledad, contemplativo y
abúlico como era, pensó: "O es un criminal o es un
artista."(168). La duda continúa en Bruno por meses,
"Hasta que un día creyó recordar algo, tuvo una
sospecha. Buscó en su archivo, archivo
que no era ni el de un filósofo, ni el de un escritor o
periodista, sino más bien, el archivo de un hombre para
quien la humanidad constituye un doloroso misterio. Sí,
ahí estaba la fotografía: el desconocido era aquel
Juan Pablo Castel que en 1947 había matado a su
amante."(168). En este momento el lector ideal de Abaddón,
que tiene en su enciclopedia el discurso de 1948 y que recuerda a
Castel, llevará a cabo ahora un proceso de inferencia para
actualizar su lectura. Es interesante notar que el recorte que
Bruno encuentra en su archivo es el pretexto de El túnel,
es el enunciado que da lugar al discurso de El túnel. En
este momento el acápite "Un desconocido" se revela en todo
su sentido irónico, ya que el sujeto de la
enunciación es un conocido.
Con respecto a la estructura narrativa de estas
novelas, huelga destacar su relación con las
fórmulas del artículo periodístico y con la
novela policiaca. En El tunel encontramos ya desde el primer
párrafo
la alusión al modelo
retórico que rige la novela: "(…) supongo que el proceso
está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores
explicaciones sobre mi persona (…)" (Capitulo 1,
pág.11.) Esto es, las noticias del
crimen en los periódicos, las "crónicas policiales"
que desde este momento se establecen como el pretexto de la
novela, ya que son noticias que el narrador presupone el lector
ha leído y recuerda. Nótese, además, el
primer mensaje del capítulo III: "Todos saben que
maté a María Iribarne Hunter". Lo que nos interesa
ahora no es el núcleo informativo del anunciado, sino su
preámbulo: "Todos saben….". Esta afirmación es
notablemente afectiva como medio de comunicación masivo, como código
capaz de llevar el mensaje al mayor número de usuarios
posible. Sin embargo, la estructura semiótica de éste "Todos saben…"
no se limita a eso, sino que en sus capas inferiores se halla el
subtexto "…ninguno se perderá la historia de un crimen hasta
le final", al cual refuerza por sí mismo el enunciado
"Todos saben que yo maté a María Iribarne".
Hacia el final de la novela, desde su calabozo, Castel
dice: "Pensé que muchos hombres y mujeres
comenzarían a despertarse y luego tomarían el
desayuno y leerían el diario e irían a la oficina."
(Cap.XXXVIII, pág.127). Cada uno de estos enunciados tiene
una serie de significados subyacentes; sería interesarse
estudiar «despertarse» dentro del sistema, dentro del
cual podemos adelantar una serie de implicaciones como:
estupidez, engaño, esclavitud,
razón, diurno, etc… Por ahora nos interesa «leer
el diario» y desarrollar la connotaciones que evoca:
espíritu burgués, sociedad ordenada, huida de
sí mismo hacia el mundo, crónica policial… Ahora
ese público lector, esos destinatarios anónimos
(los mismos para los cuales Castel escribe su relato) van a leer
la crónica del asesinato de María Iribarne Hunter.
Es decir, el discurso nombrado en este enunciado es
precísamente el pretexto del discurso literario de
ET.
La «crónica policial» tiene una muy
notable importancia en la obra. Podría pensarse que esto
es una cualidad particular de este sistema, Pero no es
así. Un análisis de los otros discursos de
Sábato no hacen sino corroborar la importancia que la
«crónica policial» tienen en la
estructuración del discurso. Qué puede ser
más contundente que el hecho que la segunda página
de Sobre héroes y tumbas, «Noticia preliminar»
(la primera es la dedicatoria del autor) sea un "Fragmento de una
crónica policial publicada el 28 de junio de 1955 por La
Razón de Buenos Aires". Algo semejante, pero más
sutil sucede en Abaddón el exterminador. El autor nos
presenta ante
"Algunos acontecimientos sucedidos en las ciudad de Buenos Aires
en los comienzos del año 1.973" .
Los acontecimientos, que son tres, están presentados
de la siguiente manera:
1.- En la tarde del 5 de enero.
2.- En la madrugada de esta misma noche.
3.- Testigo, testigo impotente.
Lógicamente se produce la asociación de estos
tres enunciados con la «crónica periodística
y policial». En efecto lo que tenemos son dos enunciados
que sitúan el acontecer de un hecho en el tiempo,
fórmula básica de la redacción periodística. (En la noche
del 23 de diciembre un terremoto sacudió la ciudad de
Managua; …en la madrugada buscaban entre las ruinas a sus
familiares y vecinos…) El último enunciado cumple una
función semiótica más importante en cuanto
se refiere a varios niveles del mensaje: (el hecho concreto, la
presencia de un testigo, la enunciación de la presencia,
la impotencia del testigo, la enunciación de la
impotencia, etc) Pero en definitiva tenemos el mismo
«modelo discursivo»: la «crónica
policial».
En el nivel sintagmático del texto podemos observar
el mismo tipo de construcción y gran similitud en el lenguaje y
repertorio de semas utlizados en los enunciados, mientras que en
el nivel paradigmático de la estructura del discurso
narrativo puede observarse la misma secuencia de la
fórmula básica de la escritura
periodística, a lo largo de toda la obra.
El artículo periodístico responde a una
fórmula que podemos describir de la siguiente
manera:
El primer párrafo estipula la presencia del hecho o
incidente y los resultados o consecuencias.
El segundo párrafo retoma la información
anterior y agrega las circunstancias del hecho.
El tercer párrafo vuelve a tomar una de las unidades
informativas ya enunciadas y elabora otro grupo de determinantes.
El análisis de las relaciones paradigmáticas de las
unidades formales del discurso narrativo de El tunel revela la
misma formula que hemos visto anteriormente. Compárese el
primer enunciado de los tres primeros capítulos, donde la
formula básica del modelo se cumple a cabalidad:
"Bastará decir que soy Juan Pablo
Castel…"(capitulo I, pág.11.)
"Como decía, me llamo…" (capitulo II,
pág.13).
"Todos saben que maté a María Iribarne
Hunter." (capitulo III, pág.16).
En realidad aquí lo que tenemos es la misma
estructura de un discurso representado de esta forma:
Un accidente ha sido reportado en la esquina K…
El accidente de K fue causado por dos
automóviles…
Dos heridos y daños de…fue el resultado del
accidente…
Albert Fuss afirma que esta estructura sucede "ya que
ha perdido el hilo de la historia" dejándose "arrastrar
por divagaciones superfluas." Afirmación que documenta con
las palabras de Castel:
" Me he apartado de mi camino. Pero es por la maldita
costumbre de querer justificar cada uno de mis actos" . Aunque
acertada la afirmación de Fuss en el nivel de la
fábula, es contraproducente para el análisis
crítico pues pretende cerrar el asunto sin discutir la
relevancia del mismo. Si la novela presenta esa estructura
narrativa es por una razón determinada y el que el
narrador «pierda el hilo de la narración» es
un signo que debe leerse apropiadamente, encierra un sentido,
significa.
En cuanto a este nivel del discurso narrativo en El tunel
hay una especial manera de alterar la secuencia narrativa. Desde
el primer instante se nos da a conocer el final de la trama, el
asesinato de una mujer, y todo el relato irá
desenvolviéndose hacia la explicación de las
razones que llevaron al protagonista a realizar ese asesinato. La
«historia interna» de ese crimen es la novela y como
para relatar esa historia el protagonista se sumerge en su propio
«yo», el tiempo va a «subjetivarse»,
rompiéndose el estricto orden lógico en la
presentación. Es evidente que aquí estamos ante una
mejor apreciación del fenómeno discursivo, pero nos
encontramos en la fase descriptiva del fenómeno, ya que
cabría preguntarse ¿De qué manera
«tiende a subjetivizarse», qué relaciones
paradigmáticas se emplean para que ese tiempo «se
subjetivice» en su dimensión semiótica, es
decir, como discurso comunicativo y no como experiencia
individual. Es evidente pues que tanto la «pérdida
del hilo de la narración» como la «ruptura del
orden lógico» responden a necesidades propias de la
narración, y son por lo tanto parte del discurso
narrativo.
Castel, como el escritor medieval, ejemplifica el valor del
modelo discursivo que ha escogido: "¡Cuántas veces
he quedado aplastado durante horas, en un rincón oscuro
del taller, después de leer una noticia en la
sección policial! Pero la verdad es que no siempre lo
más vergonzoso de la raza humana aparece allí;
hasta cierto punto, los criminales son gente más limpia,
más inofensiva" (Cap. I, pág.11) Vemos pues que la
articulación del «modelo discursivo» que el
autor de la obra ha escogido se da en su totalidad en la primera
página del texto. Tanto el «modelo» como
pretexto, como el «modelo» en calidad de
código eficaz de comunicación, en calidad de
vehículo semiótico, ha quedado sentado. La gran
popularidad de El tunel desde su aparición se debe en
parte a la estructura narrativa periodística. La forma
circular seguida de una elaboración es la forma más
adecuada a la comunicación masiva, por eso es la forma por
excelencia del periodismo. A esto también contribuye la
brevedad de los capítulos y la naturaleza
«amarillista» del nivel más superficial de la
fábula.
En cuanto al estudio de la función cognosciva que el
discurso periodístico desempeña en El tunel nos
interesa sobre todo por la relación que establece en todo
acto semiótico entre expresión y contenido. La
«crónica policial» al servir de modelo
retórico en El tunel pasa a formar parte de la sustancia
de la expresión, es en última instancia
vehículo del significante.
La función de la «crónica policial» es
la de informar de los crímenes cometidos, registrar los
incidentes sucedidos; en ningún momento pretende explicar
los homicidios ni
dar cuenta de suicidios o incendios.
Aquí podemos preguntarnos cuál es el
propósito de Castel al contar su historia. "Cuando
comencé este relato estaba firmemente decidido a no dar
explicaciones de ninguna especie. Tenía ganas de contar la
historia de mi crimen, y se acabó…"(Cap.II,
pág.14). La primera parte de la cita contiene la gran
problemática de la novela y se puede alegar que es la
"manía de querer encontrar explicación a todos los
actos de la vida" el epicentro de toda una serie de conclusiones
acerca de El tunel. Por ahora nos interesa notar que "ganas de
contar la historia de mi crimen" es la función de la
«crónica policial», que su función
semiótica se limita a relatar, a contar, al igual que lo
afirma Castel. Que la afirmación de Castel es falsa lo
prueba la "debil esperanza de que alguna persona llegue a
entenderme…"(ibid) Pero esto es independiente de las
implicaciones de aquel enunciado.
Si se analizara la estructura mental de Castel
podríamos presenta run árbol de la estructura
sintáctica de su pensamiento y sacar tres
conclusiones:
1) la cadena argumentativa se desarrolla en una especie
de libre asociación.
2) El pensamiento de Castel funciona en forma
antitética.
3) Una mente que se mueve en el análisis
antitético de detalles encontrados al azar y que no
consigue relacionar las respectivas conclusiones, cae en
contradicciones con gran facilidad.
El problema radica esencialmente en entender «libre
asociación» como «aisladas entre sí,
[que consecuentemente] desembocan en el vacío», lo
cual es falso. La psicología freudiana que tanto
siguió Sábato, se basa precisamente en la unidad
semiótica de la «libre asociación de
ideas», con lo que ha quedado demostrado la estrecha
relación que guarda cada unidad con respecto al resto de
la estructura. La proposición sobre «detalles
encontrados al azar» es a su vez infundada ya que hay una
relación lógica y a menudo causal entre estas
unidades informativas («detalles»). La
disquisición sobre "(…)la memoria
colectiva… el tiempo pasado… los criminales… el mundo es
horrible…" está sentando las leyes que rigen
en el sistema semiótico del enunciado, está
estableciendo los códigos de trasmisión y el marco
referencial. Hablar de la «coherencia» de un
sistema semiótico es tautológico ya que las
unidades de cualquier sistema semiótico no pueden existir
más que en relación mutua y segundo porque
ésta «coherencia» reside en la
actualización particular que cada lector establece. No
obstante partimos de la afirmación que la
«estructura discursiva» de El tunel refleja, sirve de
vehículo, significa, a la «estructura mental»
de Castel, y que ambas funcionan en un campo de tensiones
semióticas.
Pero volviendo a la capacidad cognoscitiva del
«discurso periodístico» debemos recordar la
opinión de Fernando en el Informe sobre ciegos: Fernando
dice que mientras vigilaba la casa de Celestino Iglesias
"Aprovechaba para leer dos cosas que siempre me fascinaron: los
avisos y la sección policial. Lo único que leo
desde los veinte años, lo único que nos ilustra
sobre la naturaleza
humana y sobre los grandes problemas
metafísicos."( Informe sobre ciegos, capitulo
X, pág. 278). Por unanimidad la crítica propone que
El tunel es novela de la indagación de la naturaleza y la
problemática existencial. Las evidencias
proporcionadas por Fernando a este respecto son numerosas.
Más adelante en el Informe, en su comentario de «el
caso Castel» se lee: "…caso que no sólo fue muy
notorio por la gente implicada sino por la crónica que
desde el manicomio hizo llegar el asesino a una editorial."
(capitulo XXV, pág.342.) El signo
«crónica» desencadena una secuencia
semiótica que evoca significantes como
«crónica policial», «recuento
informativo», «noticia», «hecho
histórico acaecido recientemente», etc.
En base a estos argumentos se puede concluir que la
estructura formuláica del discurso periodístico es
la más apropiada semióticamente para comunicar un
texto que como el discurso sabatiano pretende indagar la
naturaleza humana y su significación
metafísica.-
La otra dimensión de los fantasmas de Sabato es los
"temas" y "preocupaciones" propiamente dichos, que de una manera
u otra recurren a lo largo de su obra. La principal
preocupación de Sabato es el ser humano, el "hombre
concreto" en su inmediatez humana y su aspiración
metafísica. Esta preocupación de Sabato por el
"hombre concreto" informa toda su obra y guía su
pensamiento, es el Uno que se presenta en Uno y el universo, o el
ser humano que se encarna en Juan Pablo Castel o Sabato, o el
sujeto que se ve afectado por los conceptos que discute en sus
elaboraciones teóricas cuando discute ideas como la
cosificación del hombre o la escisión de la ciencia
y el arte. Ese "hombre concreto" de Sabato es además un
hombre en crisis, es un
ser que vive escindido por la imposición de la
razón sobre las pasiones, un ser que vive en situaciones
límites. Ante esta disyuntiva Sabato escoge enfrentarse al
caos, de forma que todos sus discursos, desde Uno y el universo
hasta Abaddón son precísamente eso, un
enfrentamiento con el caos de nuestro tiempo. Este sujeto, este
hombre escindido y en crisis es el signo que transita a todo lo
largo del discurso sabatiano. Lo mismo cuando se trata del joven
que ha decidido dejar la ciencia y dedicarse a la literatura,
como cuando toma entre manos la investigación de las Secta
de los Ciegos. La narración del periplo de Sabato a
través del mundo del conocimiento científico e
intuitivo, luchando entre las necesidades y dudas del hombre
concreto y el cálculo
infinitesimal y el logaritmo, contiene ya un repertorio de signos
que luego reaparecerán en los textos sabatianos a lo largo
de treinta años.. .
Los motivos que Sabato utiliza en sus discursos para
reconstruir el tercer nivel del sistema semiótico
sabatiano, es decir, lo que aquí llamo la tercera
dimensión de los "fantasmas". Esta tercera
dimensión está formada por una serie de motivos que
reaparecen constantemente, motivos tales como el complejo de
Edipo, el incesto, la Secta de los Ciegos, transformaciones
(incluye todo tipo de transformaciones tanto reales como
simbólicas), relaciones sexuales (imaginarias o
simbólicas), viajes (por
países y por mundos interiores) y aventuras, etc.
Los ciegos es uno de los motivos más discutidos en el
contexto de la obra de Ernesto Sabato. En repetidas ocasiones el
autor ha afirmado que sus ciegos no tienen nada que ver con los
ciegos de carne y hueso, esos seres privados de la vista que
vemos caminando por las calles con su bastón blanco y
gafas de sol. En su obra, los ciegos y la Secta en que se
agrupan, funcionan como
símbolos, como representamen del concepto del mal,
del mundo de las tinieblas, de lo oculto y lo desconocido. Las
múltiples referencias en su obra se alimentan por un lado,
de la filosofía existencialista y el concepto de la mirada
en Sartre; y por
el otro, de la alusión de la ceguera con el mundo oscuro y
negro de los subterráneos, los túneles y las
cavernas, que aparecerán una y otra vez a lo largo de su
obra. De esta forma se establece un conjunto de ex-tensiones que
unen estos signos, amalgamando nuevas connotaciones y formando un
campo referencial que sirve como código interpretativo de
la obra.
El complejo de Edipo también aparece numerosas veces
en la obra de Sábato. La aversión o pasión
por el padre o la madre, aparece a todo lo largo de su obra en
formas y modalidades diferentes. Forma parte del complejo sistema
de conflictos que
se presenta en sus páginas y afecta de manera determinante
el desarrollo de
las obras.
El incesto es un subproducto del conflicto apuntado
anteriormente, y desempeña también un papel
primordial. La pasión de Fernando por su madre por
ejemplo, que luego se va a duplicar en la relación que
hay, no del todo clara, entre Fernando y Alejandra. La
relación incestuosa entre Nacho y Agustina Izaguirre. Otra
relación también dudosa es la que se da entre
María Iribarne Hunter y Hunter, primo de Allende. No queda
claro qué relación de parentesco existe entre ellos
o si en realidad mantenían relaciones amorosas, pero de
cualquier manera es otro caso a considerar. El incesto y las
relaciones sexuales simbólicas son elementos de gran
importancia en la obra de Ernesto Sabato. Quizás el caso
más interesante es la relación que se da entre
Sabato y Soledad en Abaddón (418 y ss.).
Otro motivo de gran importancia es el que tiene que ver con
la zoología, especialmente pájaros,
murciélagos, ratas y culebras, que funcionan como
símbolos del mal. Constantemente el autor hace
comparaciones con estos animales y sus personajes sufren
transformaciones o se enfrentan a estos animales.
Recuérdese por ejemplo la transformación de Juan
Pablo Castel en un pájaro cuyos chillidos nadie
parecía percibir. Otro ejemplo fundamental son las
transformaciones que sufre Fernando en su peregrinaje por el
mundo subterráneo de Buenos Aires: "fui hombre y pez, fui
batracio, fui un gran pájaro prehistórico…
sentí que era un volcán de carne… Entonces fui
una serpiente… Después, pulpo… Fui entonces vampiro…
Fui entonces sátiro gigante… Luego fui también
pájaro de fuego, hombre-serpiente, rata fálica." En
Abaddón se encuentra también numerosas alusiones a
la condición zoológica de ciertos personajes,
escenas donde le sacan los ojos a un pájaro y
enfrentamientos con ratas, como el que protagoniza Ernesto Sabato
en su ascenso de los subterráneos de la casa de la calle
Arcos (412 y ss.). De esta manera el autor echa mano de la
simbología zoológica para desarrollar su propio
sistema de significación, logrando
implantar una bien definida red de interpretantes que le
permiten caracterizar situaciones, personajes y sensaciones, de
manera efectiva e impresionante. Todos estos "fantasmas"
actúan en la obra de Sábato como signos, como
códigos y sistemas de códigos que el lector tiene
que interpretar, descomponiendo el sistema de tensiones en el
cual se construyen sus significaciones, actualizando los
códigos en base a la información que el texto va
suministrando, y en base al conjunto de información
brindado por otros textos sabatianos, que como una unidad
textual, ilustran e iluminan algunas de las regiones más
oscuras de la obra de Ernesto Sabato.
5. SOBRE INFORME SOBRE
CIEGOS.-
Fernando Vidal Olmos, un "santo del infierno"
:
"Me llamo Fernando Vidal Olmos, nací el 24 de
Junio de 1911 en Capitán Olmos, pueblo de la provincia de
Buenos Aires que lleva el nombre de mi tatarabuelo. Mido un metro
setenta y ocho, peso alrededor de 70 kilos, ojos grisverdosos,
pelo lacio y canoso. Señas particulares ninguna."
"Soy un Investigador del Mal" .
Así se presenta Fernando Vidal Olmos en su
Informe sobre ciegos. Pero habría mucho más cosas
que decir acerca del protagonista de este Informe. Antes que
nada, huelga decir que Ileva la misma fecha de nacimiento que
Emesto Sábato. Pero no es ése el único punto
común entre el personaje y su creador. En efecto, de
niño, ambos cazaron gorriones para luego pincharles los
ojos con un alfiler. Ya subrayamos la opinión de
Sábato acerca del carácter más o menos
autobiográfico de toda novela, pero aparte de
Abadón el exterminador, donde Sábato aparece como
un personaje más, bajo el nombre de Sabato (sin acento),
nunca la identificación autor-personaje fue tan obvia y
clara.
Fernando Vidal Olmos, doble literario de Sábato, es, como
su creador, un ser desgarrado, turbado. Como Sábato, Ileva
en sí mismo fantasmas que le acosan constantemente y le
impiden aceptar la realidad. El argumento del Informe Sobre
Ciegos es sencillo : Femando Vidal Olmos construye en su mente
todo un sistema de secta secreta de ciegos conspirando a nivel
universal contra la humanidad. Ya que nadie parece darse cuenta
de nada, él, el gran rebelde no admite someterse a estos
tiranos de las Tinieblas, y emprende indagar, ahondándose
en las cuevas donde se supone viven los jerarcas ciegos, para
arrojar luz por fin sobre este gran misterio.
Que las cosas queden claras de una vez para siempre, esta
pesquisa, esta búsqueda de lo desconocido, temática
del Informe no constituye en ningún momento un ataque
contra los ciegos. Este relato de Fernando tiene claramente un
sentido metafórico. 0 sea que las quejas que
Sábato
recibió por parte de diversas asociaciones de
ciegos, cuando publicó su novela no tienen ningún
fundamento, si solamente "han visto" el odio de Fernando por los
ciegos, es que no han ido más allá de lo
superficial, y por consiguiente, confortan las ideas de Emesto
Sábato que, con esta novela, pretendió, entre otras
cosas, denunciar las apariencias falaces, nuestra tendencia a ver
y creer solamente en lo que tenemos delante de los ojos. La
situación de Fernando cuando empieza el Informe sobre
Ciegos, en la parte central de la obra es la de un padre que
según parece ama a su hija de un amor extraño,
ilegítimo, no obstante este personaje que va a
protagonizar el Informe es casi un desconocido para el lector. A
lo largo de su relato, Fernando Vidal Olmos nos dará a
conocer algunos detalles de su vida, algunas anécdotas.
Pero no se nos presentará realmente, esto no le interesa ;
el objetivo de
Fernando no es que le conozcan los demás ni sepan
quién es. Sólo quiere conocerse a sí mismo.
He aquí por qué escribe : no Ileva a cabo una
presentación sino una introspección. Solamente en
la cuarta y última parte de la novela, tendremos la
opinión de otro personaje acerca de Fernando. En efecto,
Bruno, que le conoce desde la infancia presenta más
ampliamente a este hombre que incluso (y sobre todo) al final del
Informe resulta ser un misterio. Bruno reconoce que solamente
conoció una parte de la
personalidad de Fernando, "esa parte que, como la de la luna
estaba vuelta hacia nosotros" .
La necesidad de crear un ser patológico :
Según parece el Informe ofrece dos perspectivas :
una primera centrada en el personaje de Fernando (o Sábato
si se quiere) con un viaje a través de sus traumas
personales, y otra más universal y subversiva que
sería un como grave enjuiciamiento a nuestra sociedad, a
la condición humana en general. Además, este
Informe tiene la pretensión de ser aleccionador,
didáctico. Esta vez la herramienta será la locura,
o mejor dicho la neurosis : la
paranoia del caso Fernando Vidal Olmos.
En efecto, si uno quiere escaparse de la realidad, de lo
establecido, de lo respetado por todos, para alcanzar nuevos
horizontes, tiene dejarse llevar por la senda de la locura. Debe
deshacerse del universo que ha sido decretado "normal", y dejar
de compartir la misma visión del mundo que la
mayoría de la gente, porque a lo mejor el loco ve cosas
que somos incapaces de ver.
Sábato, como los miembros del movimiento
surrealista, sabía que para llegar a conocer lo que desde
siempre le atormentaba, necesitaba a un personaje distinto de la
gente común, alguién extra-ordinario. Este
personaje no podía ser sino neurótico. Aunque sea
alguién despreciable, abyecto, Fernando Vidal Olmos, en su
Informe, es un héroe por su carácter rebelde que le
empuja a luchar, solo contra todos, contra tremendos enemigos que
ponen en tela de juicio el futuro del hombre :
"Me considero un canalla y no tengo el menor respeto por mi
persona. Soy un individuo que ha profundizado en su propia
conciencia ¿y quién que ahonde en los pliegues de
su conciencia puede respetarse? AI menos me considero honesto,
pues no me engaño sobre mi mismo ni intento engañar
a los demás" (Cap. XIII, pag. 310).
Sea cual fuere la interpretación que se dé al
Informe, no cabe la menor duda de que se trata de un relato
puramente simbólico, los ciegos a los que persigue
Fernando, no representan sino su concepción del Mal.
Sabemos que desde niño, Fernando vivió obsesionado
por el problema de los ciegos :"Los ciegos me obsesionaron desde
chico y hasta donde mi memoria alcanza, recuerdo que siempre tuve
el impreciso pero pértinaz propósito de penetrar
algun día en el universo en que habitan".
Penetrar en universo de los ciegos para él es como
llegar a entender su propia inclinación hacia el mal,
objetivo fundamental que se viene materializando con la idea del
descenso interior. El Informe sobre Ciegos hubiera podido ser una
muy buena novela policiaca con el agente secreto Vidal Olmos que
acorrala a los dirigentes de todopoderosa organización
internacional que intenta controlar el mundo, pero no es
así. Si Fernando acorrala a alguién, es a si mismo.
Su pesquisa que empieza en la parte visible de Buenos Aires sigue
su curso a través de "escaleras", "laberintos",
"pasadizos"y "subterráneos", para terminar en las cloacas
de la misma ciudad. Dicho de otra manera, pasa de la vida diurna
a la vida nocturna, de la visión a la ceguera. Hemos
empleado el término pesquisa porque pretende hacer una
investigación en apariencia "cientifica", puramente
racional, y anda en busca de algo. Lo que busca, ya lo hemos
dicho es entender la vertiente maléfica de su
personalidad, y para conseguir sus fines, necesita alcanzar otro
tipo de visión que sólo la ceguera le puede
proporcionar.
Esta creencia que podrá parecer paradójica no es
nada nueva. En efecto, ya se encontraba un modo de pensar similar
entre los románticos y los poetas franceses de finales del
siglo XIX, en su inclinación hacia el lado nocturno y el
descenso a los infiernos. Según el romanticismo, los
ciegos han trocado la visión de la realidad por una
supuesta clarividencia privilegiada que hace de ellos unos magos.
Evidentemente, Fernando no comparte tan elogiosa opinión.
No siente tal respeto por ellos, sino más bien temor, pero
precisamente porque les sabe superiores a él y al resto de
la humanidad : no ven una realidad, que representaría
solamente para Fernando las apariencias, pero en cambio, ven la
realidad, la esencial, imperceptible realidad inacesible a los
videntes.
Este descenso interior, también nos hace pensar en los
místicos del siglo XVI. Esta búsqueda
del conocimiento mediante la ceguera, esta
progresión en las tinieblas tienen claros aspectos de
experiencia mística. Santa Teresa de Avila o San Juan de
la Cruz no buscaban la Secta de los Ciegos, pero sí se
hundían en profundas cuevas, en noches oscuras. Este
descenso hacia las entrañas de la tierra simbolizaba su
entrada en el alma, necesaria para llegar a conocerse. La
oscuridad de la cueva facilita para los místicos el
alejamiento del mundo y representa la única
solución para ahondarse en el mundo interior. Recordemos
la primera frase del Informe : "iCuándo empezó esto
que ahora va a terminar con mi asesinato ?". Consciente de que se
está jugando la vida, Fernando decide a pesar de todo
investigar y ahondarse hacia el centro de la Secta, origen del
mal, centro que alcanzará al final del Informe y
aparecerá como un "gran Ojo Fosforescente", y que no es
sino su propio centro o, si se quiere, su propio
subconsciente.
Sábato respeta con este viaje hacia abajo el
código, que según parece ha sido aceptado desde
siempre, y según el cual en el cielo reside el Bien (el
Dios de casi todas las religiones, incluso los
Dioses Olímpicos moraban en el monte del mismo nombre, en
medio de las nubes), y el Mal tiene su reino acá abajo, en
las entrañas de la tierra. Fernando Vidal Olmos lo afirma
claramente, se considera a si mismo como "un investigador del
Mal". En su propio caso, este afán por descubrir el centro
de la Secta – del Mal era -como vimos en los capítulos
anteriores — en realidad un paso hacia el incesto con su
hija Alejandra. Pero al bajar cada vez más, su
búsqueda alcanza un carácter más universal y
podemos dejar de hablar de un caso singular, los ciegos vienen a
ser los deseos negativos u ocultos, los deseos nacidos de los
verdaderos instintos naturales del hombre, o de los instintos
adquiridos por las diferentes circunstancias personales.
Si seguimos la lógica de Fernando, esta secta de los
ciegos domina el universo :"…esas logias y sectas que
están invisiblemente difundidas entre los hombres y que,
sin que uno lo sepa y ni siquiera llegue a sospecharlo, nos
vigilan permanentemente, nos persiguen, deciden nuestro destino,
nuestro fracaso y hasta nuestra muerte(…) cosa que en grado
sumo pasa con la secta de los ciegos."
A1 identificar a los miembros de esta secta con el Mal :
"Mi conclusion es obvia: sigue gobernando el Principe de
las Tinieblas. Y ese gobierno se hace
mediante la Secta Sagrada de los Ciegos. Es tan claro todo que
casi me pondria a reir si no me poseyera el pavor" (III,pag..
274).
Así que resulta ser el Mal quien a espaldas de todos
(menos de Fernando) verdaderamente gobierna el universo. Con esta
tremenda conclusión, Sabato a través de su
personaje Femando expresa una cruda verdad que ya tuvo la
ocasión de desarrollar a lo largo de sus distintos ensayos
; pone en tela de juicio los fundamentos de una sociedad que
finge no ver estos instintos de maldad que cada uno de nosotros
llevamos dentro. Cuán lejos estamos de las teorías
de Jean-Jacques Rousseau que
creía en la bondad natural del hombre… Ernesto Sabato no
denuncia el Mal del Hombre, sino la política del avestruz
adoptada por ese mismo Hombre.
Uno de los blancos apuntados es el cristianismo. En efecto, para
el mundo cristiano también, el hombre es un ser
fundamentalmente bondadoso, acosado por todas partes por el
pecado. No niegan la existencia del mal, pero su ceguera no les
permite ver que el Mal es un fenómeno inherente al Hombre.
Resulta que siguen ignorando el origen del Mal . Para que el
hombre no caiga en el pecado, el clero tiene que predicar el
Bien. Pero el Mal no necesita ninguna predicación, aparece
solo. Sabato denuncia este encarnizamiento de los "jerarcas"
cristianos que se empeñan en defender y promover un mundo
en el cual reinaría el Bien, mientras que en el fondo,
perfectamente saben que esta tarea está condenada al
fracaso. No se puede luchar contra algo que, quiérase o
no, todos llevamos dentro, y que dejamos (más o menos)
expresarse consciente o inconscientemente. Puede resultar esto
algo pesimista, pero por más que se absuelvan todos los
pecados de los hombres, éstos volverán a
pecar.
En el capitulo XI del Informe, Fernando va a tener una
discusión relevante, o mejor dicho va a sostener un embate
oratorio con la señorita González Iturrat, durante
el cual va a ejemplificar con un cinico virtuosismo esta
teoría. Cabe presentar previamente a esa señorita,
cuya descripción no se puede disociar de sus
ideas. Primero, la señorita Iturrat es "profesora de
historia". Es el mentor de "un grupo de chicas muy unidas", que
van a "exposicones y conferencias". Representa a la mujer moderna
que trabaja, educada y culta, que tiene ideales. Confia en el
Hombre en general, en su bondad natural, en su facultad para
razonar que le concede las capacidades necesarias para progresar
moral y
cientificamente. En fin, tiene una visión muy optimista
del mundo que según le parece va mejorando con el tiempo :
"con gente como usted el mundo nunca habría ido adelante!
(…)No me va usted a decir que la humanidad no tiene una moral
superior a la de la sociedad esclavista." (XI, pag.. 302) . A lo
que Fernando le contesta: "¿Y de dónde deduce usted
que [el mundo] ha ido adelante ?"(XI, pag. 302). A cada argumento
alegado por la señorita, Fernando opone otro
todavía más convincente. Ambos se apoyan en la
Historia para defender su respectivo punto de vista, pero evocan
los mismos hechos históricos, y por consiguiente, la
conclusión de cada uno es diferente. La senorita Iturrat,
que piensa que el origen Mal radica en la ignorancia humana,
afirma que esta tendencia maléfica del Hombre irá
desapareciendo gracias a los adelantos científicos. En su
opinión, el mundo es mejor en el Siglo Veinte que en
remotas épocas, y es evidente que ha ido adelante porque
se puede "Ilegar a Nueva York en veinte horas". Sin
embargo,
Fernando se mantiene en sus trece : "Hasta ahora,
señorita, el mal siempre ha prevalecido sobre el bien.[
…] Abra usted la Historia de Oncken por cualquier página
y no encontrará más que guerras,
degüellos, conspiraciones, torturas, golpes de estado e
inquisiciones." (XI, pag. 30l) Con mucha razón, se
podrá pensar que Fernando se muestra nihilista,
cínico, que tiene una visión desesperada del mundo,
pero no se le podrá negar cierto realismo,
cierto pragmatismo, y
una gran parte de verdad en su propósito. Ni los progresos
cientificos, ni nada, podrán aniquilar el dominio del mal
en la tierra, ni siquiera su existencia. En algunos casos,
incluso pueden acrecentar su fuerza, y asentar este dominio : "Un
jefe de Buchenwald es superior a un jefe de galeras. Es mejor
matar a los bichos humanos con bombas napalm que
con arcos y flechas. La bomba de Hiroshima es más
benéfîca que la batalla de Poitiers" (XI, pag.
302).
Va más allá aún, en efecto, se atreve
a avanzar la tesis de que
el conocimiento, alcanzado gracias a la razón, tan
benévolo y benéfico para el Hombre, es generador
del Mal : "Alemania en
1933 era uno de los pueblos más alfabetizados del mundo.
Si la gente no supiera leer, al menos no podría ser
idiotizada día a día por los diarios y revistas.
Desgraciadamente, aunque fuesen analfabetos, todavía
quedarían otras maravillas del progreso : la radio,
la
televisión" (XI, pag. 303) .
Tesis que culmina con la tremenda conclusión
siguiente :
"Habría que extirpar los timpanos a los chicos y
sacarles los ojos. Pero éste sería ya un programa
más dificultoso" (XI, pag. 303).
Esto pone de relieve el
aspecto polifacético y contradictorio que tiene el tema de
la ceguera en la mente de Sábato, y por lo tanto la
dificultad para nosotros de expresar lo que representa y
significa. Al respecto, no se puede adoptar una posición
definida ni fija. En efecto, en este caso preciso de los chicos a
los cuales habría que pinchar los ojos, la ceguera (y la
sordera) vendría a ser el único recurso para que no
se enteraran de lo que pasa a su alrededor, y por consiguiente
impediría que se desarrollara en ellos todo instinto malo,
o sea que la ceguera cobra aquí otro sentido más, y
totalmente contradictorio con el que ya subrayamos. En efecto,
habíamos Ilegado a la conclusión de que todos los
miembros de la Secta de los Ciegos eran seres maléficos,
adoradores de una divinidad que representaba el Mal. Y
aquí, aparece otra eventualidad, tan válida como la
otra, que da a entender exactamente lo contrario, a saber que la
ceguera permite luchar contra el Mal…
Un mundo en crisis
Este virulentos enjuiciamiento a la sociedad que propone
Fernando en su Informe refleja por supuesto las ideas de
Sábato en cuanto a este tema. Ideas que aparecen
también desarrolladas en sus distintos ensayos. En efecto,
con Sábato, dificilmente se pueden separar los ensayos de
las novelas. Esto es otro de los indicios del carácter
dual del autor. Las dos vertientes de su personalidad que
subrayamos al principio de este estudio se expresan en cada uno
de estos dos estilos de escritura ; las teorías expresadas
en los ensayos son obra del científico, mientras que las
ficciones las escribe un ser profundamente atormentado,
obsesionado por fantasmas procedentes de las regiones más
profundas de su inconsciente.
Uno de los motivos recurrentes del pensamiento de Ernesto
Sábato, es el concepto de crisis. En fin de cuentas,
¿qué es el Informe Sobre Ciegos sino la
expresión más desesperada de la crisis de un hombre
y por consiguiente, como Sábato pretende alcanzar la
universalidad, de una sociedad entera ? Al respecto, Fernando
Vidal Olmos se parece a su creador.
En efecto, la historia de Sábato es, como lo vimos en
nuestra primera parte, la historia de numerosas crisis
personales, que a lo mejor le hicieron tomar conciencia de que
nuestra sociedad estaba atravesando a su vez una grave crisis,
todo lo cual generó esa lucidez pesimista que le
conocemos.
Una de sus crisis personales más importantes fue la que le
empujó a dejar definitivamente el mundo de la ciencia en
el cual actuaba de físico nuclear de punta. Pese a
mostrarse ferozmente crítico hacia la ciencia, no adopta
hacia ella una actitud extremista ni preconiza un mundo sin
ciencia ni tampoco hace la apología del hombre
prehistórico. Solamente deplora que la ciencia
desempeñe ahora, y esto desde el Renacimiento,
un papel demasiado importante en la vida del Hombre. Según
Ernesto Sábato, el origen de tal crisis remonta al
período del Renacimiento, y cuya evolución se caracteriza por tres paradojas
: a saber fue un movimiento individualista que terminó en
la masificación, fue un movimiento naturalista que termino
en la máquina, fue un movimiento humanista que
terminó en la deshumanización. Para Sábato,
el ser humano ha pagado caro la gran aventura humanista del
Renacimiento. En efecto, ésta abrió el camino hacia
la modernidad, pero
culmina en la cosificación del Hombre. Al querer
matematizar el mundo, éste matematizó su alma.
Así, su voluntad y su libertad
dejaron de ser expresiones de un individuo "auténtico",
para convertirse en los motores de una
gigantesca máquina, antiguamente Ilamada Tierra. De
ahí el escepticismo de Sábato, su actitud
crítica hacia una Ciencia que considera el mito como una
mentira (y vimos qué importancia cobra el mito en la mente
de Sábato), una ciencia que desprecia el pensamiento
mágico que no es regido por ninguna fórmula
matemática
y que por lo tanto es erróneo. Una Ciencia que
básicamente debía ayudar al hombre para mejorar su
vida,
entendiendo pero sobre todo dominando las "leyes" (otro
término cientifico) de la naturaleza ; pero el resultado
fue otro. El más dominado de todos, sorprendentemente, no
fue la naturaleza que muy a menudo nos lo hace saber, sino el
mismo Hombre. Este proceso, iniciado con el Renacimiento,
conoció una fuerte aceleración gracias al (o a
causa del) advenimiento de la era industrial cuya única
victima es el Hombre y podría resumirse con este
"razonamiento" silogístico (que se aparenta con una
ecuación matemática) : los adelantos
técnicos de la Ciencia Ilevaron a la creación de
las máquinas.
Las máquinas se hicieron imprescindibles para el Hombre.
El Hombre se volvió el esclavo de la máquina, y
totalmente ciego para con el mundo circundante.
Y de nuevo, mediante esta ceguera que provoca la razón,
vuelve a plantearse el carácter dual y polifacético
del Informe que viene a sembrar la confusión en la mente
del lector. Es que todo en este relato admite diversas lecturas.
Ya subrayamos la enorme parte de verdad que encerraba el Informe
sobre Ciegos, pese a lo delirante e irrealista de lo que cuenta
Fernando Vidal Olmos. Pero por otra parte, Fernando repite sin
cesar que su búsqueda no es sino una pesquisa policiaca,
científica, o sea que su comportamiento
es motivado por su sola razón. Pero con tales criterios, y
ya lo hemos explicado, la famosa pesquisa de Fernando resulta un
disparate totalmente erróneo. Solamente adquiere su parte
de verosimilitud, e incluso de verdad, desde el punto de vista de
la experiencia onírica. Entonces, por un lado Fernando no
cuenta sino verdades, y por otro no dice sino disparates.
Y el carácter equívoco o erróneo de su
relato viene del lado racionalista y aparentemente
científico del mismo. Esta ambigüedad, que evidencia
cómo un mismo relato puede interpretarse de diversas
maneras, muestra que el solo juicio dictado por la razón
no basta, ni mucho menos. En varias situaciones, el enfoque
racionalista es imprescindible, pero en otras, es totalmente
insuficiente y aun incompetente puesto que propone conclusiones
falsas que ocultan al Hombre otro tipo de verdad, y que Ilevan a
éste a la ceguera espiritual.
En la persona de Fernando Vidal Olmos, Ernesto Sábato
ha objetivado su creencia de que la literatura y el artista
más generalmente pueden revelarse muy útiles para
la Humanidad. Partiendo de una obsesión personal,
Sábato escribió este Informe sobre Ciegos, como
toda su obra novelística para aliviar sus angustias, "para
no morirse", pero también para enjuiciar, para denunciar
algunos rasgos propios del Hombre moderno. Asume la misión del
artista quien debe trascender la ceguera o mentira de nuestra
civilizacion para alcanzar la verdad. Esta, solamente puede
alcanzarse penetrando las fuerzas del Mal, que vienen
representadas aquí con la Secta de los Ciegos, entendidas
desde una doble perspectiva : como las fuerzas que yacen latentes
en el inconsciente individual, y como el mal, ceguera en la que
se ampara el hombre para perder
conciencia de esas fuerzas infernales que, quiérase o
no, sustantan su vida.
En fin, en el Informe, el autor Fernando-Sábato ha
alcanzado aquel punto del que habló André Breton, y
donde "la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, lo pasado y
lo futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo,
dejan de ser percibidos como contradictorios"13.
El Informe sobre Ciegos, en suma, constituye el testimonio de un
mundo rescatado en toda su compleja integridad. Las fuerzas
demoniacas que lo sustentan van revelando un mundo extraño
y aparentemente incomprensible, pero auténtico. Una
autenticidad que Fernando ha encontrado antes de morirse cuando
da cuenta de su liberación final : "Cosa singular : nadie
ahora parece perseguirme", realizando así su ansioso deseo
de ser verdaderamente.
Por otro lado, huelga señalar que el lector del
"Informe" no se queda sin embargo en este nivel del texto sino
que debe internarse en las profundidades del metatexto. Esto
sucede cuando Fernando desarrolla su teoría sobre el caso
Castel. Esta incursión de Fernando en el material de El
túnel nos lleva a otro nivel de lectura del texto, pasamos
de la ficción a la metaficción, el personaje que
piensa y recuerda a otro personaje de ficción. El
referente de estos signos es a su vez signo de otro discurso
precedente. Narrador y lector inician entonces una
revisión del caso: "Y volví entonces a analizar el
caso Castel, caso que no sólo fue muy notorio por la gente
implicada, sino por la crónica que desde el manicomio hizo
llegar el asesino a una editorial."(pag. 396). El narrador se
distancia del lector en cuanto a su relación con el caso
ya que "había conocido a María Iribarne y
sabía que su marido era ciego."(pag 396). El lector en
este momento reconoce que su marco referencial es más
restringido que el de Fernando, es decir, se encuentra ante un
código indeterminado. El discurso del narrador juega
constantemente con el campo afectivo del lector, cuando
inmediatamente después dice: "Es fácil imaginar el
interés que tuve de conocer a Castel, pero también
es fácil presumir el temor que me impidió hacerlo,
pues equivalía a meterse en la boca del lobo."(396). De
haberlo deseado, Fernando podría haber conocido
personalmente a Castel, cosa del todo imposible para el lector,
lo que resulta en una constante variación de niveles
miméticos. El individuo que personalmente conoció a
María Iribarne y que tuvo la posibilidad de conocer a
Castel, termina diciéndonos: "¿Qué otro
recurso me quedaba que el de leer, el de estudiar minuciosamente
su crónica?"(396). Estudiar minuciosamente su
crónica es exactamente lo que el lector ha hecho. De esta
manera Fernando introduce una ficción en su
ficción.
La participación activa del lector en la
construcción de la obra es evidente. En repetidas
ocasiones el lector es llamado a reconstruir pasajes. Encerrado
en el laberinto de la Secta,
Fernando recuerda la historia del portero y la mucama que
murieron de hambre encerrados en el ascensor. El narrador
presenta todo el marco referencial. Está en el proceso de
imaginar los últimos recuerdos y suspiros de la pareja,
cuando llama al lector a la acción: "Bueno, en fin,
¿para qué seguir con la descripción
minuciosa? Cualquiera puede reconstruirla a poco que tenga alguna
imaginación: Hambre creciente, sospechas mutuas, peleas,
recriminaciones por cosas pasadas."(392). El sadismo de Fernando
se regodea en la tentación del antropófago e
insiste en los detalles escatológicos: "No debe olvidar el
que quiera reconstruir este episodio, que, además, esos
dos seres humanos deben hacer allí sus
necesidades…"(393). Fernando, conciente del proceso de lectura
que el texto incita, llama al lector a la reconstrucción
de los significantes que se encuentran codificados en su texto,
sarcásticamente nos da la opción de construir, nos
invita a llenar los espacios vacíos, los blancos del
texto, o continuar la lectura de la estructura superficial del
mismo.
La relación dinámica entre narrador y lector se plantea
siempre a un nivel consciente, es decir, por medio de una
supercodificación del texto, el narrador tiene conciencia
de narrar y lo más importante, de ser leído, de
estar siendo escuchado. De esta manera su relación con el
lector es abierta y dinámica y se sitúa al mismo
nivel comunicativo. Considérese por ejemplo el siguiente
enunciado: "Se me ocurre -dice Fernando- que al leer la historia
de Norma Pugliese algunos de ustedes pensarán que soy un
canalla."(340). Como puede verse, estamos en contacto con un
lector que tiene plena conciencia de las diferentes
interpretaciones del texto. Su violencia y arrogancia se
desarrollan en las siguientes frases donde acepta y justifica ser
un canalla sin ningún respeto para sí mismo, con un
argumento que intimida directamente al lector: "¿y
quién que ahonde en los pliegues de su conciencia puede
respetarse?"(Idem). Así el lector, hombre que sin duda
pretende ahondar en los pliegues de su conciencia, hombre que sin
duda encuentra tener cierto respeto para sí mismo, se
encuentra ante una irresoluble contradicción.
Fernando hace un recuento del caso Castel dejando por
sentado el hecho de que se trata de una venganza de la Secta, y
propone una serie de variaciones o posibilidades. Concluye
diciendo que: "Hay todavía algunas variantes de las
variantes, que no vale la pena que yo describa pues cada uno de
ustedes puede fácilmente ensayar como ejercicio; ejercicio
por otra parte útil pues nunca se sabe cuándo y
cómo puede caerse en alguno de los ambíguos
mecanismos de la Secta."(398). Aquí el narrador introduce
al lector activamente no sólo en la lectura, sino en la
producción del texto; el lector es llamado
a producir variantes y posibilidades que son a su vez
posibilidades del texto. Más aún, el narrador nos
advierte sobre los peligros de la Secta e indirectamente amenaza
al lector "pues nunca se sabe cuándo ni cómo puede
caerse." Llegamos así a este tercer nivel de la lectura
donde el lector pasa a situarse como protagonista del texto,
porque nosotros también
podemos ser víctimas de "los ambiguos mecanismos de la
Secta."
Las últimas líneas del "Informe sobre ciegos"
no hacen más que confirmarnos esta advertencia de
Fernando, comunicarnos claramente que también el lector,
en el transcurso de la lectura, ha caído. Concluye
Fernando diciendo: "Aquí termino, pues, mi Informe, que
guardo en un lugar en que la Secta no pueda hallarlo."(449). Y
sin embargo aquí estamos nosotros, con el "Informe" en la
mano, leyendo la historia; por lo cual debemos asumir que la
Secta no sólo lo halló sino que decidió
publicarlo, que decidió darlo a la luz en una novela que
sin lugar a dudas escribió alguien por encargo de la
Secta, o quizás hasta uno de sus miembros, para despistar
a los ilusos lectores que pensarán que todo es una
ficción, que todo es la obra de un
"insensato."-
Sábato, Ernesto, El túnel, ed.
Unidad, colección Millenium del periódico
"El mundo", Madrid,
1.999.
__________ , El túnel , ed. Cátedra,
Madrid, 1994.
__________, Sobre héroes y tumbas, ed. Seix
Barral, Barcelona, 2.001.
__________ , Narrativa completa, ed. Seix Barral,
Barcelona, 1.982.
Conchi Sarmiento Vázquez.-