Indice
1.
Qué han venido siendo los
exámenes
2. Que pudieran ser los
exámenes
3. Cómo preparar los
exámenes
4. Cómo presentar los
exámenes
5. Actividades
Evaluativas
1. Qué han venido
siendo los exámenes
Antes de desarrollar esta técnica de estudio es
oportuno hacer una crítica honesta al sistema
tradicional de exámenes, no con el propósito de
crear polémicas bizantinas o de ser críticos
solamente, sino para, según nuestros objetivos,
poder
planificar una mejor manera de preparación de
exámenes.
Los exámenes, intermedios o finales, orales o escritos,
pero especialmente estos últimos, han llegado a
constituirse en un sistema
tradicional de poca confianza. Han sido y siguen siendo un
conjunto de operaciones
más o menos rudimentarias, recubiertas con un manto
formalista que les da cierto carácter
de seriedad, pero que de por sí no pueden dar
garantías académicas.
Mediante estas operaciones, los
alumnos, en una fecha prevista de antemano, responden a unas
preguntas sobre una parte delimitada de la materia o si
se trata de exámenes finales, sobre toda la materia.
También hay exámenes preparatorios de grado y de
sustentación de tesis, cuyo
ámbito es mayor, ya que se trata de dar cuenta de
áreas más o menos extensas de materias afines. o de
establecer el grado de conocimientos centrados en un solo tema
que se supone es de dominio
exhaustivo del candidato a graduación.
El sistema en general resulta arbitrario, por varias razones que
se exponen a continuación:
a) No da la real medida de los verdaderos conocimientos por
cuanto la preparación del examen consiste más que
todo en hacer un gran esfuerzo memorístico de
última hora, sacrificando casi por entero la
comprensión.
El objetivo
inmediato, y casi siempre único, del alumno es pasar la
materia aunque no la comprenda y por esto, además de
la memoria, no
pocos alumnos confían también en la suerte y en el
azar de la "copia" para que sus respuestas merezcan una nota
aprobatoria.
e) En consecuencia, en la mayor parte de las veces el examen no
configura una estructura de
la materia en la mentalidad del estudiante, pues éste ha
llegado es a una especie de sobresaturación anormal, de
indigestión de datos incompletos
y semiorganizados, los cuales, por las condiciones anormales en
que fueron obtenidos, irán desapareciendo como por encanto
una vez que pase también el malestar.
d) Debido a las marcadas tendencias de "copia", el profesor
universitario se ve forzado a ser una especie de detective
durante la práctica del examen, sobre todo si éste
es escrito, teniendo que utilizar a veces los medios
más hostiles para garantizar la honestidad de la
evaluación.
La "copia" es una costumbre generalizada en todos los centros
universitarios, y aunque íntimamente es considerada como
un acto de engaño por los mismos alumnos, se utiliza casi
como una norma para alcanzar el éxito.
Los pocos que no acuden a ella, hacen muchas veces un esfuerzo
mayor y más consciente y luego experimentan una
frustración al verse calificados por debajo de
compañeros con menores méritos.
Este es uno de los hechos contundentes que está
desmejorando de continuo la
personalidad de los estudiantes, pues el sentido de responsabilidad y del honor se hallan rebajados, y
si se convierten en una manera de ser, la vida profesional futura
se verá igualmente preñada de irresponsabilidad y
deshonestidad. La universidad en
este aspecto, antes de verificar las reales causas de tales
hechos, sólo ha querido contrarrestarlos con sanciones
excesivas como la anulación del examen y la
correspondiente calificación de cero.
- Por último, los centros universitarios aceptan
los resultados obtenidos de estos exámenes como
sí fueran la única y absoluta expresión de
los conocimientos, y sobre esta base se registra la
aprobación de los cursos
particulares y luego de la carrera total para expedir el
título que acredita como profesional. También
existen notas y calificaciones que provienen de otras fuentes
más aceptables, como prácticas y trabajos
escritos, y notas apreciativas o calificaciones conceptuales
que no dejan de ser subjetivas por parte de los profesores por
más buenas intenciones que tengan. Sin embargo, los
exámenes son siempre la principal fuente de
calificaciones.
Todos estos aspectos negativos indican que en no pocos
casos la "buena" calificación que se asigna a un examen
valora más la capacidad memorística y las
armitañas y habilidades de los alumnos para copiar, que al
verdadero grado de conocimientos que aquellos poseen.
Al no aceptar tal situación en una metodología científica de estudio,
tenemos que empezar por desecharla como nociva y proponer
fórmulas técnicas
más adecuadas.
2. Que pudieran ser los
exámenes
Para ser enfáticos y quizás extremistas,
puede decirse que lo mejor sería suprimir el actual
sistema de exámenes y cambiarlo por otro más
racional basado en el método de
estudio por comprensión. Este nuevo sistema de
calificaciones tendría como meta principal establecer la
garantía y la confianza óptima en el grado de
idoneidad de los alumnos. Para ello habría que investigar
con detenimiento, pues se necesita recorrer un largo camino de
indagación para encontrar una fórmula racional.
Quizás tendría que llegarse a varias modalidades de
un mismo sistema
operativo, y quizás el intento de un cambio radical
en este asunto podría causar graves traumatismos y por
consiguiente el rechazo unánime o parcial de los sectores
interesados, como los mismos estudiantes, los profesores y las
universidades.
Aunque el autor no ha realizado experiencias en tal sentido, a
manera de hipótesis se formula tentativamente una
solución, la cual consiste en cambiar el sistema de
exámenes vigente por otro que realice durante cada
período académico, y en cada una de las materias
que en él se cursan, un número indeterminado de
pruebas
intermedias sin previo aviso a los alumnos, el día que
disponga el profesor, y sin que nada ni nadie pueda hacer deducir
las fechas a los alumnos, y si se estandarizan métodos
racionales para erradicar las copias, seguramente las
calificaciones determinarían con mayor objetividad las
capacidades de los alumnos en cuanto al conocimiento
de las respectivas maternas.
En este sistema propuesto no se trata de que los alumnos
no tengan una preparación para presentar las pruebas. Todo
lo contrario, se pretende que la preparación sea una
continuidad mediante el estudio sistematizado con base en la
comprensión, lo cual da seguridad a
aquellos estudiantes que realmente han ido a la universidad en la
búsqueda del conocimiento,
y descartaría a aquellos cuya intención es aprobar
las materias y los cursos por medio
del fraude.
El examen final de cada materia sí tendría una
preparación inmediata por cuanto los alumnos conocen las
fechas en las cuales van a producirse, pero se trataría
entonces de una preparación muy diferente, ya que el
recorrido anterior en aras de la comprensión habría
producido el
conocimiento esencial en cada caso y, por consiguiente, el
alumno, desprovisto del natural nerviosismo que en el sistema
actual lo sobrecoge, sólo tendría que hacer un
repaso de las grandes áreas ya comprendidas de la materia,
ubicando y rectificando los detalles pertinentes en cada una de
ellas.
Así, el examen final se convertiría en una
expresión de síntesis
de todo el trabajo
realizado durante el periodo académico, altamente
favorable tanto para los alumnos como para los profesores y lo
que es más importante, daría la garantía
profesional que debe ser la mayor responsabilidad de los centros universitarios con
respecto a sus egresados.
Con este sistema, o con otro similar, podrían conseguirse
varias ventajas, como las siguientes:
a) El alumno estaría preparado de continuo, o mejor,
estaría preparándose continuamente, para poder afrontar
las pruebas intermedias con éxito.
b) La asistencia a clase llegaría a ser también,
por parte de los alumnos, una actitud
permanente y positiva porque de ello dependerían muchas
cosas, incluidas las notas.
c) Se obligaría al estudiante a estar al día en sus
compromisos académicos en cada materia.
d) Se eliminaría, o por lo menos se disminuiría de
manera considerable, la tendencia a la memorización.
e) Se regularía el proceso del
estudio y las demás formas conexas de la vida
académica.
f) Sé disminuiría mucho el estado de
ansiedad, por cuanto se promovería el estado de
seguridad ante
los cuerpos de materia de los cuales se ha de responder en los
exámenes.
g) Se obtendría el índice más aproximado de
los conocimientos reales que pudieran tener los estudiantes en
las respectivas materias.
Aunque los anteriores análisis pueden quedar sólo como una
especulación, por lo menos para los tiempos actuales,
queda la esperanza de que lleguen épocas más
propicias para esta clase de cambios. En adelante, en este
capítulo debemos centramos en las circunstancias reales
que por ahora deben ser consideradas para llevar a cabo una
más o menos eficiente preparación de
exámenes.
Esta propuesta se basa en el método de
estudio por comprensión, y por ello debe considerarse como
una técnica de estudio, tendiente, como las demás,
a consolidar y promover el estudio productivo.
Con base en ello, y en las normas adecuadas
al método de estudio, se recomienda:
a) Tomar conciencia de lo
que representa un examen como prueba de conocimiento, lo cual
significa que ante todo debe ser una modalidad evaluativa para la
universidad y para los profesores respecto de sus alumnos, pero
sobre todo una forma autoevaluativa para los propios estudiantes,
quienes, desde un punto de vista racional, deben ser los primeros
y más sinceros interesados en conocer sus reales
capacidades y conocimientos.
b) Tener en cuenta siempre la relación conocimiento
– control –
seguridad, o sea, el hecho irrefutable de que el grado de
seguridad de cada alumno (en este caso, seguridad para presentar
un examen) depende directamente del mayor o menor control que se
ejerza sobre la materia en cuestión, y que este mayor o
menor control a su vez depende del grado de conocimiento que se
tenga.
c) Al estar de acuerdo con lo anterior, debe procurarse por todos
los medios
técnicos posibles aumentar el grado de conocimiento, lo
cual en síntesis
significa aplicar continuamente durante los periodos
académicos el método y las técnicas de
estudio.
d) Para llevar a la práctica lo anterior, deben cumplirse
por lo menos los siguientes requisitos:
Utilizar correctamente, y desde el principio de cada periodo
académico, las perspectivas guías de cátedra
en todas y cada una de las materias que se cursan, haciendo uso
sobre todo de la bibliografía específica por temas, y
ubicándose de continuo en el desarrollo de
la temática correspondiente a cada hora de clase.
Seguir siempre las normas
establecidas en las técnicas
de la "hora de clase", la observación, la lectura,
etc.
En resumen, debe tenerse presente que el éxito en los
exámenes dependerá siempre de la manera de
estudiar. No deberán hacerse esfuerzos memorísticos
mientras no exista de antemano y como requisito la
comprensión de los temas que se estudian. Esto conlleva la
estabilidad psicológica y la seguridad.}
Así, los exámenes de cualquier tipo y cualquier
materia llegarán a ser eventos normales,
no perjudicarán en nada el estudio de otras materias, ni
deteriorarán la salud mental y
física,
porque ya no habrá la necesidad de hacer esfuerzos
heroicos para su preparación.
4. Cómo presentar los
exámenes
Lo anterior puede adjudicarse exclusivamente a la
preparación de exámenes. Por último, veamos
las circunstancias técnicas que deben tenerse en cuenta al
realizar la presentación de exámenes, escritos u
orales.
Recomendaciones para el examen escrito
Si el examen es escrito deben observarse las siguientes
recomendaciones:
a) Abordar el temario con claridad, pidiendo explicaciones
inmediatas en caso de dudas o de posibles inconsistencias de las
preguntas.
b) Releer el temario con detenimiento para ubicar en principio
las explicativas que deben darse, y para establecer aquellos
puntos que por su mayor flexibilidad o sencillez o por el mayor
conocimiento que de ellos se tenga, deben ser contestados en
primer lugar. Esto significa que el examen podrá ser
contestado en cualquier orden, bastando con identificar cada
respuesta con el número de la pregunta
correspondiente.
c) Controlar el posible nerviosismo ante deficiencias manifiestas
(reales o aparentes) de conocimiento. Pensar únicamente en
las respuestas que deben escribirse, y no en la posible nota de
calificación que va a obtenerse.
d) Organizar un esquema de presentación en cada respuesta
atendiendo un orden deductivo o inductivo, para así
proporcionar una secuencia clara en la redacción. El desorden en las respuestas
establece dudas en el profesor que califica acerca del grado de
conocimiento del alumno.
e) Tratar de escribir de manera comprensible, es decir, con letra
clara y legible, y subrayando las palabras o. frases que denoten
alguna importancia en la explicación. Se supone que
existe, como corresponde al nivel universitario, una destreza
gramatical y ortográfica, siendo éste uno de los
momentos más apropiados para manifestarla.
f) Distribuir y controlar el tiempo para
evitar premuras innecesarias y toda clase de fallas al final del
periodo de examen.
g) Una vez terminado el examen, y antes de entregarlo al
profesor, releerlo en su totalidad y con cuidado con el
propósito de corregir posibles deficiencias. Debe ponerse
especial cuidado en los elementos identificatorios, como el
nombre, la fecha, la facultad, el curso, la materia, etc.
h) Debe tenerse presente que la buena presentación de un
escrito motiva a quien lo lee. Por ello, es bueno poner
algún cuidado en cosas aparentemente simples como la
distribución y separación de los
temas y la ubicación y claridad de las gráficas.
Recomendaciones para el examen oral
De manera similar, deben tenerse en cuenta las siguientes
recomendaciones al presentar un examen oral:
a) El contacto inicial con el profesor (o profesores). en el
momento del examen, debe estar marcado por la simpatía de
parte del alumno. Un saludo cordial es la mejor manera de
introducción en estos casos.
b) La franqueza debe ser una expresión permanente en quien
presenta un examen oral. Aparentar autosuficiencia, o fingir
nerviosismo, produce efectos más negativos que positivos
en los exámenes.
c) Debe buscarse una postura cómoda. El
relajamiento muscular ayuda mucho a la concentración y
disminuye el posible nerviosismo natural.
d) Deben escucharse las preguntas con la máxima atención posible. Esto además de ser
muy benéfico para el estudiante motiva favorablemente a
los examinadores.
e) Una vez escuchada una pregunta, debe entrarse de inmediato en
un proceso
reflexivo rápido para ubicar el tema y comenzar a despejar
las respuestas.
f) En caso de dudas o de dificultades de comprensión de la
pregunta, deben pedirse cortésmente las explicaciones que
se requieran.
g) Lo mismo que en la modalidad del examen escrito aquí
también debe controlarse el nerviosismo,
esforzándose en pensar en lo sustantivo del tema y no en
cosas como la calificación por obtenerse.
h) Deben promoverse una explicación concreta y unas
definiciones (cuando son necesarias) claras y precisas. Para esto
deben ponerse a funcionar las reglas mínimas de
expresión oral.
1. ¿Cuáles normas deben cumplirse para
preparar eficientemente los exámenes?
2. Nombre, en orden, los procedimientos
necesarios para:
- presentar exámenes escritos;
- presentar exámenes orales.
Autor:
Héctor Estigarribia