- Propuesta
- La
Víctima - La mujer
maltratada - Perfil de la mujer
maltratada - Derechos de la
víctima - Mitos y realidades acerca de las
mujeres maltratadas - Perfil del hombre
violento - Reacción
Social - Intervención
- Formulación de
Propuesta - Conclusiones y datos
actualizados - Las fallas de la
Justicia - Bibliografía
- Seleccionar un hecho concreto
(artículo de diario, una película ) - Realizar un análisis multifactorial, por un
lado: - La víctima: situación de la misma,
reacción posible y el daño sufrido. - Agresor: el perfil aproximado.
- Circunstancias: lugar, horario, factores ambientales
para que se produzca el hecho. - Reacción social: sociedad,
vecino, medios de
prensa, como
influye en el sentimiento de inseguridad. - Formular alguna propuesta.
El hecho concreto
seleccionado corresponde a una nota publicada en el diario
Puntal, de la ciudad de Río Cuarto, el día Viernes
18 de julio de 2003, en donde un hombre de 70
años de edad golpeó y apuñaló a su
esposa debido a problemas
familiares. El sujeto previo propinarle algunos golpes le
efectuó varias puñaladas en el tórax y un
profundo corte en una de sus piernas; mientras se realizaban las
averiguaciones correspondientes por parte del personal
policial, el supuesto autor se hizo presente en la
Comisaría de la Jurisdicción entregándose y
confesando la autoría del hecho, como así
también el arma blanca utilizada.
Definición: entiéndase por víctimas
las personas que, individual o colectivamente, hayan sufrido
daños, incluidos lesiones físicas o mentales,
sufrimiento emocional, pérdida financiera o menoscabo
sustancial de sus derechos fundamentales, como
consecuencia de acciones u
omisiones que violen la legislación penal
vigente.
En este caso se trata de la esposa del atacante, una
mujer de 50
años, que a consecuencia de las lesiones recibidas,
debió ser trasladada de urgencia por el servicio
médico.
Las mujeres maltratadas pueden generar hijas que las
desprecian e infravaloran, consideran a su madre una mujer insegura,
inmadura y se separan emocionalmente de ellas, perdiendo las
madres autoridad y
respetabilidad. Se acepta culturalmente una cadena violenta en la
que el padre golpea a su pareja, la madre a los hijos y los hijos
entre ellos, respondiendo a patrones negativos que se transmiten
a veces de forma simbólica por medio de actitudes de
rechazo, de indiferencia y otros pequeños actos
cotidianos.
De acuerdo a la modalidad de que se trate, a la edad de
la víctima, a su relación con el autor y a la
duración de la agresión, las consecuencias a nivel
físico, psicológico o social pueden ser graves,
gravísimas o irreversibles, llegando incluso hasta la
pérdida de la vida.
Algunas de las consecuencias observadas son:
- Muy baja autoestima
- Indiferencia afectiva
- Aislamiento social
- Adjudicarse la culpa de las agresiones
- Frecuentemente no responden a límites
ni pautas sociales - Presentan marcadas inhibiciones en distintas
áreas - Tienen actitudes
autodestructivas - Bajo rendimiento intelectual
- Algunas veces emplean el mecanismo de
identificación con el agresor - Pueden llegar al suicidio o a la
prostitución - Personalidades psicóticas, perversas o
delincuentes.
La violencia
produce una fractura en la vida de la víctima, tanto a
nivel psíquico como familiar y social, después del
delito, su vida
no volverá a ser la misma, es por ello que se plantea que
las víctimas de violencia
familiar son sobrevivientes.
Las mujeres son sensibles a las agresiones y la
mayoría de las veces son ellas las agredidas, pues el
sexo opuesto
las somete a su voluntad.
Ante la agresión la mujer es capaz
de emitir respuestas agresivas y se encuentran en una actitud
defensiva constante, porque percibe el medio externo muy hostil y
peligroso. Sus agresiones generalmente son abiertas y de tipo
verbal, aunque tampoco son menos frecuentes las agresiones
físicas, pues siempre se siente en peligro y pierde el
control.
Esta es, quizás, la primera persona en que se
piensa cuando se habla de violencia
familiar. La mujer
golpeada, la mujer abusada, la mujer maltratada, la mujer sumisa,
la mujer engañada, la mujer postergada.
Una posición tan vieja como la historia del mundo.
Cuestionada en estos tiempos por la pretendida, y merecida
libertad, que
vino nada menos que a cambiar el "orden" de las cosas.
Convirtiendo a la mujer en la gran responsable de cuanto provoca
y cuanto le pasa.
El concepto de mujer
maltratada hace referencia específica al género
femenino, en un contexto social en el cual la mujer reviste una
posición de inferioridad, dado que, aún hoy, en la
sociedad,
el hombre
detenta el poder
prevalente. En tal sentido, compete a la mujer demostrar, a
través de su capacidad personal, que
puede ocupar posiciones sociales de envergadura, mientras que, al
hombre, las
mismas le resultan adscriptas por su condición de género,
sin necesidad de acreditación específica.
Consecuentemente, de manera abierta o encubierta, el rol social
de la mujer implica notorias desventajas, que la tornan
susceptible de mayores abusos y malos tratos.
El concepto de mujer
maltratada es una construcción teórica que permite un
mejor enfoque de un serio problema social, tras el cual se
congregan innumerables casos y secuencias personales, con matices
muy particularizados, en que se sufren directa o indirectamente
malos tratos, y también aquellas situaciones de evidente
exposición a los mismos. Por ello, este
concepto no es una etiqueta estigmatizante que congela a un
individuo en una posición social valiosa, sino una
generalización definida a partir de uniformidades
evidenciadas en el reconocimiento de vastísimos casos
particulares, que asegura un mejor análisis global: premisa indispensable para
la evaluación
de las perspectivas preventivas y correctivas
pertinentes.
Dimensión cognitiva
- Minimizar la violencia
- Creer en el cambio de
él - Negar la violencia
- Justificar la conducta
violenta - Idealizar a la familia y
ser madre - Tener cogniciones poco ajustadas a la
realidad - Tiempo personal
- Creer que la mujer es la responsable de la
violencia - Creer en la adaptación al abuso
- Propender a que las engañen
- Pensar en el futuro en términos negativos y
desesperanzados - Autodesvalorizar sus capacidades
- Recuperar las capacidades
- Evadir la violencia
Dimensión comportamental
- Aislamientos
- Apatía
- Sobreprotección hacia los hijos
- Indecisión
- Dependencia del violento
- Volver al hogar
- Abandono de actividades
- Hiperexigencia consigo misma
- Solicitar ayuda de manera indirecta
- Actuar de acuerdo con las expectativas de los
demás - Tendencia a comunicar sus actos
- Abandonar los grupos de ayuda
mutua - Realizar actos en contra de su voluntad
- Realizar conductas no asertivas
- Pedir ayuda y escuchar a personas no
pertinentes - Tener conductas autodestructivas
- Trasladar la violencia recibida hacia los hijos o
ancianos - Tener conductas altruistas y solidarias
- Descuidar su físico
- Estar alerta a los estímulos
externos - Trastornos del sueño
- Comportamientos suicidas
- Síntomas del síndrome de estrés
postraumático: trastornos del apetito, fatiga al
despertar, alucinaciones, alerta exagerada, hipersensibilidad,
irritabilidad, letargo, estado de
ánimo cambiante, pesadillas, fobias, reacciones
sobresaltadas, desorganización del pensamiento.
Dimensión psicodinámica
- Reiteración de sentimientos, tales como:
miedo, terror, angustia, dolor. - Hipersensibilidad
- Dificultad para contar los propios
sentimientos - Frustración
- Corte o control
excesivo de emociones - Sentimiento de impotencia
- Desamparo
- Sentimientos de indefensión
- Depresión
- Reiteración constante de: vergüenza,
culpa - Ambivalencia
- Soledad
- Insatisfacción
- Enfado
- Nerviosismo
- Sentimiento de venganza
- Sentirse víctima
- Baja autoestima
- Ideas suicidas
- Ideas suicidas
- Priorizar los sentimientos a la
razón - Temer por el futuro
Dimensión interaccional
- Aislamiento social
- Agresión
- Desplazamiento del objeto odiado
- Timidez para relacionarse
- Altruismo
- Anulación personal
Derechos de la
víctima en los organismos policiales:
Por lo general las víctimas inician su denuncia
en uno de estos organismos. Es esta la primera impresión a
lo que estará enfrentada al ejecutar la denuncia, por lo
que tendrá un valor decisivo
en su percepción
de la justicia y su
disposición a colaborar con ella. En este ámbito
debemos recordar la necesidad de:
- Atención inmediata de su denuncia, en recinto
privado y adecuado - Recepción de antecedentes del delito por
parte de personal especializado, en especial, cuando se trate
de menores o víctimas de delito sexual
Derechos de la víctima durante el proceso:
Las mayores dificultades que enfrentan las
víctimas corresponden a su paso por los Tribunales, de
allí que, resulta necesario considerar:
- La protección de la víctima frente a
posible agresión o amenaza del inculpado - Exigencia de un trato deferente, acorde a su calidad de
víctima - Evitar la instancia de careo en casos de menores de
edad - Derecho a contar siempre con asesoría
legal
Derechos de acceso a la información:
Resulta imprescindible que en las distintas instancias
por las que pasa la víctima se le informe sobre el
sentido de la diligencia en la que participa y de las actividades
futuras que se van a desarrollar en relación con su
problema. Esto es válido para:
- Organismos policiales
- Pericias médico
ginecológicas - Tribunales de Justicia
Derechos pecuniarios o compensatorios de la
víctima:
Se debe buscar la fórmula para brindar
algún tipo de resarcimiento económico a las
afectadas, en atención al daño físico y
moral que le
ha causado el delito. Además, siempre se deben considerar
los gastos propios
que le generan la participación en el proceso.
Es posible pensar, que además de buscar
fórmulas compensatorias para la víctima, estas
imposiciones podrían ampliar el efecto preventivo o
disuasivo de la pena.
Derechos asistenciales a la
víctima:
Es un derecho consagrado y reconocido que hoy la
víctima debe tener acceso a un tratamiento asistencial,
cuando por efectos del delito, se encuentre afectada
psíquica o moralmente. Si el sujeto activo del delito no
dispone de los recursos
económicos que demande el tratamiento, sin dudas, es
el Estado
quien debe asumir esta tarea.
La plena vigencia de estos derechos y la
implementación de medidas para su regulación,
podrían significar a la víctima un mejor trato y
consideración.
Mitos y
realidades acerca de las mujeres maltratadas
MITO | REALIDAD |
La víctima dijo o hizo para provocar el | La conducta |
A las mujeres maltratadas, les gusta que les | Los acuerdos sadomasoquistas no corresponden a la |
Por algo le habrán pegado. | No hay provocación que justifique la |
El maltrato emocional no es tan grave como el | El maltrato emocional puede llegar a aniquilar a |
Excluyo al violento de mi vida, y se acabaron los | Tan falso es ese mito |
Si la mujer se queda es porque le | Hay que tener en claro que la relación de |
Ella lo provoca. | No existe justificación que avale la |
Lo que ocurre en una pareja forma parte de la vida | Cualquier vulneración a la integridad |
Es el padre el primer agente de socialización del niño, en especial
cuando se trata de transmitir el modelo de
virilidad, el cual queda grabado a lo largo de toda su
vida.
Las premisas básicas de este modelo
encierran mandatos tales como: deberás ser fuerte,
dominante, triunfador, ser el proveedor económico, no
mostrar tus sentimientos, no llorar. Los hombres ya de adultos
confiesan: "nunca he visto llorar a mi padre", "tengo cierta
prevención en cuanto a mostrar mis emociones o
afectos". Y a su vez se quejan de lo poco expresivos que fueron
sus padres hacia sus madres y hacia ellos.
Por el contrario, dar rienda suelta a la agresividad y
la cólera era algo considerado masculino: lo importante
era provocar a los pequeños, a los más
débiles. Había que medir la virilidad en el combate
y no perder.
Otro aspecto a tener en cuenta es el contacto
físico entre padres e hijos, es decir: no temer a
abrazarse y saludarse con un beso, si de esta forma
mejorará la
comunicación entre ellos.
A los varones se los entrena para la competencia en su
niñez a través de los juegos, por
ejemplo "policías y ladrones", pasando a los de guerra, en la
adolescencia
en los deportes y, de
adultos, en los negocios, la
política o
en casi todas las actividades en las cuales se prioriza el
desempeño y el éxito
alcanzado: aprender a conocer la autosuficiencia y el poder, querer
ejercer el control de todo lo que lo rodea. Pedir ayuda es una
actitud que le
es ajena.
El tema de hablar de sexo les
resulta muy difícil a los padres, y los hijos, aunque rara
vez lo expliciten, sienten esta carencia. Los padres inducen y a
veces exigen que sus hijos practiquen deportes, en los cuales el
contacto físico violento juega un papel
primordial.
En cuanto a la conversación entre muchachos sobre
los órganos sexuales o su desarrollo,
ésta también se establece en un terreno competitivo
o chistoso. De adultos, los hombres sienten que deberían
tener relaciones sexuales a pedido, es decir que se consideran
como no masculino decir no.
Los varones sacrifican la proximidad con personas de su
mismo sexo, por temor a ser considerados homosexuales. De hecho,
desde muy chiquitos existe dicha fantasía, en el sentido
de que muchas veces no saben exactamente que significa pero temen
ser etiquetados de "mariquita".
Dicha impronta es difícil de sobrellevar por los
varones, debido a que se confunden valores, y el
ser sensibles no es una característica apreciada por sus
congéneres.
Realizar tareas domésticas o dedicarse a las
artes no es considerado masculino, aunque ahora los hombres son
más libres en lo que respecta a hacer aquello que
realmente desean.
Los hombres están atrapados en la paradoja de la
masculinidad, debido a que han sido socializados de una
determinada manera, y dichos valores ya no
son consistentes en el mundo en el cual deben actuar, lo que
conlleva sentimientos de ambivalencia e inseguridad en
esta generación de transición y cambios
rápidos.
A su vez, el condicionamiento de un hombre lo desalienta
en cuanto a conocerse profundamente a sí mismo, o a buscar
ayuda ante conflictos
psicológicos.
El modelo de papel
masculino es de tiempo
incompleto, con una figura paterna bastante ausente. Para los
jóvenes es muy importante la relación con sus
padres, a quienes a menudo ven como una autoridad
lejana, insensible y dictatorial.
Ellos desean una conexión profunda y estrecha que
no siempre logran cristalizar. El muchacho aprende de este
proceso que el estar ausente está bien, que el éxito y
ser proveedor son las metas por las cuales se deben sacrificar
otros valores. Los hombres tienden a intelectualizar, y hablan
acerca de problemas y no de sentimientos. Ante una pérdida
dolorosa consideran que no les está permitido elaborar el
"proceso del duelo" sino que, por el contrario, deben mostrar
fortaleza, lo que no se corresponde con lo que ha
sucedido.
El ejemplo elegido sucede en la calle Pueyrredón
a la altura del 2.000; este barrio no tiene características particulares, en su
mayoría sus pobladores son de clase media alta, lo que
hace suponer cierto nivel sociocultural.
Es importante destacar que los hechos de violencia
venían sucediéndose desde tiempo
atrás, siendo el ejemplo citado el más violento y
marcado por la brutalidad de los golpes y el visible
ensañamiento al provocar las heridas de arma
blanca.
Al analizar la problemática de la violencia en
los hombres, es importante ubicarse en el contexto social en el
que aquélla tiene lugar. Cada acto de violencia presenta
varias planos a la vez. Es el hombre
violento ejerciendo su dictatorial poder y, al mismo tiempo, una
sociedad jerárquica, autoritaria, sexista, clasista,
militarista, racista e impersonal. El grado de agresividad
sería de persona a persona, y de sociedad en
sociedad.
La masculinidad es frágil, porque no existe como
una realidad biológica que lleven los hombres dentro de
sí. Existe como ideología en el marco de las relaciones de
género.
Los hombres se sienten inseguros de su propia
hombría o masculinidad, y la violencia es una forma de
combatir esas dudas. La violencia es la expresión de la
fragilidad masculina, y tiene la función de
perpetuar la masculinidad y la dominación,
formándose así una forma de poder masculino, que se
ejerce hacia los más débiles, en especial las
mujeres. Ellas no significan una amenaza psíquica, tiene
menor poder, menos fuerza
física, y
están socializadas para la pasividad.
Como se menciona anteriormente este hecho sucedió
en un barrio ubicado en el sector Sur de la ciudad de Río
Cuarto, donde sus habitantes pertenecen a una buena clase social,
y donde nunca (según manifiestan) había tenido
lugar un hecho de tan singulares características, de hecho
causó conmoción entre los vecinos del mencionado
barrio.
Los medios de
prensa local
le dieron amplia difusión al caso acontecido, no
sólo por la gravedad de las heridas provocadas a la mujer,
sino por la particularidad de que el autor se entregó a la
policía.
La seguridad
constituye uno de los problemas más agudos que tienen
planteados las sociedades y
el hombre de todos los tiempos. En este sentido se ha considerado
que algunos elementos que resaltan testimoniando esta
preocupación, y al respecto destacados sociólogos,
puntualizan cuestiones tales como "el agrupamiento de la
especie", como un indicador por donde el individuo busca el
conjunto o a la comunidad como un
componente de resguardo o protección. En otro sentido
también se remarca a "la defensa del espacio vital" como
la actitud dirigida a la búsqueda del territorio, con
todos los elementos residuales, que también expresa esta
necesidad esencial y la exploración de todos aquellos
recursos que sirvan para garantizarla.
Los problemas, las dificultades, los conflictos,
tienden a multiplicarse y a adquirir un mayor nivel de dificultad
para encarar su estudio y análisis; las incógnitas
se acrecientan, se dificultan los estudios
técnicos-científicos para develarlas, las
vulnerabilidades y los riesgos aumentan
constantemente y los cambios y transformaciones, obligan a un
replanteo permanente de los conocimientos y sus soluciones
posibles.
El sentimiento de inseguridad resulta ser un estado de
emoción, de intensidad variable el cual es producido por
un estímulo perceptivo o imaginario, que provoca una
representación viva y persistente real o posible sobre la
vida, integridad física, el honor,
la moral, los
bienes
materiales.
Este estado puede ser individual o colectivo, y es una
forma de miedo, de temor a ser víctima o damnificado de
delito, temor al delincuente, o al os efectos que este produce.
Es muy variable por la
personalidad de los individuos y si no se les controla
debidamente, se corre el riesgo que se
convierta en Inseguridad Real.
Recibimiento de la víctima
Este primer encuentro con la víctima constituye
una experiencia a la que vamos a encuadrar como una "entrevista en
situación", en la cual participan el entrevistado
(víctima del delito) y los entrevistadores (personal
policial). El objetivo de
esta entrevista
estará centrado en poder "escuchar" la denuncia de la
víctima y aquí tenemos que remarcar una de las
características más importantes de la entrevista,
que es la relación interpersonal entre el entrevistado y
el entrevistador, donde las condiciones y aptitudes que el
personal policial pueda generar, ayudará a que la
víctima pueda hablar acerca de lo que le pasa.
Aspectos a tener en cuenta en la entrevista
Se pueden enunciar los siguientes:
- Privacidad: es fundamental que al recibir a la
víctima denunciante se le brinde privacidad con el fin
de que esta pueda explayarse en su relato, sin sentirse
observada y escuchada por otros, preservando así su
intimidad. - Objetividad: es la capacidad de tomar
distancia de la situación planteada en la
entrevista, sin emitir juicios de valor,
apreciaciones personales o conclusiones. - Receptabilidad: significa poder prestar
singular atención al relato doloroso de la persona
que busca ayuda y que en la mayoría de los casos lo hace
desde la vivencia del pánico, por eso es muy importante
que desde el primer encuentro quede explicitada la
intención de ayuda y asistencia en forma inmediata.
¿Por qué es importante ofrecer ayuda? Porque esa
actitud le permite bajar los niveles de ansiedad al
entrevistado. - Credibilidad: es importante la actitud de
confianza por parte del entrevistador acerca del relato a fin
de generar la confianza suficiente en la víctima y
así poder llevar a cabo la denuncia.
Cabe agregar que además de los puntos mencionados
con anterioridad es importante que el profesional esté
capacitado e informado acerca de los:
- Derechos de la víctima y la
protección legal. - Recursos asistenciales de la comunidad
para conectar a la víctima con profesionales (legales)
o equipo de salud que puedan
brindarle ayuda especializada.
Hasta hace poco tiempo, la víctima era
considerada como una prueba más dentro del Proceso Penal:
solo importaba su testimonio para incriminar al delincuente. El
objetivo
excluyente para el Sistema Policial,
era el esclarecimiento del hecho criminal y la atención se
centraba en el "gran protagonista": el autor del delito. Todos
los esfuerzos estaban concentrados en el delincuente, quien con
sus conductas impredecibles representaba un desafío que
quitaba el sueño a muchos policías, y los obligaba
a estudiar y planificar las acciones
tendientes a su persecución y captura.
El sistema (tanto el
Policial como el Judicial) es frío, despiadado,
deshumanizado. Los policías estamos escasamente preparados
para el adecuado recibimiento y atención de la
víctima, quien no es considerada una "persona", sino
simplemente el "damnificado". Todas las características de
la "doble victimización" eran una realidad cotidiana: se
hace esperar a la víctima para tomarle la denuncia como si
se tratara de un trámite burocrático; pocas veces
se resguarda su privacidad y su pudor; a veces hasta debe
compartir el mismo lugar de espera con el autor del delito. Por
supuesto que siempre existen funcionarios policiales que tienen
cuidado con el trato de la víctima.
A veces, hasta se desconfía de la veracidad del
relato de la víctima, se piensa que ésta puede
haber "provocado" el hecho delictivo; en muchos casos se inicia
la investigación policial investigando a la
víctima, que puede ser sospechada si transcurrido cierto
tiempo no aparecen pruebas
El fenómeno de la violencia debe ser mirado en
forma muy amplia, considerando todos los factores individuales,
relacionales y contextuales que están implicados, ya que
no se reduce a ninguno de ellos.
Es de especial cuidado el decidir la forma de
tratamiento, ya que si bien en general se ve como óptimo
un tratamiento en conjunto, tiene también varios
inconvenientes que considerar, como por ejemplo, la existencia de
violencia física o amenazas de por medio.
Uno de los aspectos más importantes a la hora de
comenzar con un tratamiento en conjunto, es el plantear el
problema como de la pareja, y no culpabilizar al agresor, ya que
esto provoca un alejamiento que dificulta la terapia. Sin dejar
de lado el hacer ver las responsabilidades individuales en el
conflicto.
Luego de lo expuesto es necesario tener en cuenta las
siguientes recomendaciones:
- Es necesario que padres de familia y
educadores comprendan la magnitud de la
agresión. - La agresión en el ser humano se debe a un
impulso motivado por un estímulo externo, pero se
enseñar debe enseñar a controlarlo. - Es necesario que los hogares controlen los programas que
pueden ver sus hijos, ya que la mayoría de ellos
están cargados de violencia y odio. - Se deben cultivar los valores,
practicarlos, para que el niño de hoy que será el
hombre del mañana no sea agresivo y no cultive la
violencia dentro de su personalidad. - Es necesario que se deje comercializar la violencia y
agresión a través de programas y
videojuegos.
Lo ideal de esta intervención es contar un Equipo
Técnico Especializado, conformado por Psicólogos,
Psiquiatras, Trabajadores Sociales, es necesario aunarlos en un
mismo fin, para que se de asistencia y contención a la
víctima, para su posterior derivación a otras
instituciones
en caso de necesitar tratamiento.
Conclusiones y
Datos
Actualizados
El hombre, que hace apenas unas horas golpeó a su
mujer con una violencia inusual, parece ahora un chico indefenso.
Llora, pide mil veces perdón y jura que jamás
volverá a hacerlo. "Si me dejás me mato",
amenaza.
Esta escena, enfermiza y extrema, que ocurre dentro de
cuatro paredes y se mantiene oculta durante años, es
más habitual de lo que se cree. Según las estadísticas municipales, en tres de cada
diez hogares de la ciudad de Río Cuarto se vive alguna
situación de violencia familiar.
Todas las semanas, cuatro o cinco mujeres de Río
Cuarto se animan a buscar ayuda y a contar que en su casa los
gritos y los puñetazos son un habitante
más.
Lilian Jaule es victimóloga y pertenece al
programa de
Protección Familiar del Municipio. Desde ese lugar, con un
grupo de
profesionales, buscan darle contención a un problema que
se está expandiendo como la peste desde hace cinco
años, cuando la crisis
económica empezó a empobrecer a la clase
media.
En el 30 por ciento de las familias hay algún
tipo de violencia. Pero la que más ha crecido es la que se
genera por efecto social. Esta situación recae sobre el
empobrecido, sobre el que tenía trabajo estable y ahora se
quedó sin nada.
La crisis social
ingresó con tanta fuerza en
la familia que
los especialistas se vieron obligados a crear una
categoría especial, que se sumó a los dos tipos
clásicos de violencia familiar que se encontraban hasta
hace pocos años.
El hombre es, generalmente, la figura proveedora de
dinero y de
los bienes que
necesitan su mujer y sus hijos. Pero cuando se encuentra con una
situación que lo desborda, como puede ser la falta de
empleo o la
inestabilidad laboral, la
competitividad, el estrés, la
baja de los sueldos, entonces expresa su malestar de inseguridad
violentamente sobre sus seres queridos.
Y si bien en la mayoría de los casos es el hombre
el que ejerce la violencia, también hay otros en los que
se convierte en víctima. No tiene que soportar los golpes
sino el menosprecio de su esposa por no lograr los ingresos
suficientes para vivir sin estrecheces.
Los profesionales se encuentran con que, además
de las situaciones que genera la crisis económica en las
familias, existen otros tipos de violencia:
- Cuando existe una conducta aprendida, es decir, un
modelo de comunicación violenta vivido desde la
niñez. En general, estas personas repiten ese esquema
cuando llegan a adultos. - Cuando hay una patología de base, esto es, un
problema psiquiátrico o una adicción al alcohol o a
las
drogas.
Uno de los problemas con que se encuentran las
víctimas de la violencia familiar que deciden buscar una
salida es que la Justicia no les brinda la contención
necesaria en estos casos.
En la ciudad de Río Cuarto existe la falta de un
juzgado de Familia, que
trate específicamente las denuncias por maltrato, les
dificulta a las víctimas encontrar el respaldo que
necesitan para generar un quiebre en su
situación.
Cada caso de violencia familiar que ingresa a los
Tribunales riocuartenses va a uno de los cinco juzgados civiles
que existen actualmente. Allí, el juez tiene que
encargarse de los concursos y las quiebras, de los accidentes, de
las demandas por indemnización y, entre ese mar de causas,
también atiende los casos de violencia
familiar.
Desde el Colegio de Abogados propusieron, hace ya
más de un año, que se creara un fuero de familia
pero sin generarle nuevos gastos al Estado.
Hasta ahora, la propuesta no fue aprobada por la Legislatura
Provincial.
Además de falta de un juzgado especializado,
tampoco hay equipos técnicos suficientes para contener
psicológicamente a las víctimas.
Río Cuarto tiene un equipo de cuatro
profesionales pero deben hacerse cargo de todas las pericias que
se piden en Tribunales. Los abogados coinciden en que un equipo
especializado es la mejor opción.
Diario Puntal, Editorial Fundamento S.A, Agosto de
2003.-
MARCHIORDI Hilda: Curso de Postgrado en
Victimología, Universidad
Católica de Córdoba, Diciembre de 2001.-
BURIN Mabel: Género y Familia, Editorial
Paidós, Enero de 2003.
Revista Rostros & Rastros: Violencia Familiar,
Editorial Fundamento S.A, Agosto de 2003.-
Policía de la Provincia de Córdoba:
Jornada de Capacitación en Asistencia Técnico
– Policial a Mujeres y Menores Víctimas de Delitos
Especiales, Dirección General de Institutos, Diciembre
de 2000.-
Diversas páginas de Internet.-
Autor:
Ana Lía Villaverde,
Rio Cuarto Córdoba