La pereza es la manera común de entender la falta de laboriosida
d; las máquinas cuando no se usan pueden quedar inservibles o funcionar
de manera inadecuada, de igual forma sucede con las personas: quien con el pret
exto de descansar de su intensa actividad -cualquier día y a cualquier h
ora- pasa demasiado tiempo en el sofá o en la cama viendo televisi&oacut
e;n "hasta que el cuerpo reclame movimiento", poco a poco perder&aacu
te; su capacidad de esfuerzo hasta ser incapaz de permanecer mucho tiempo traba
jando o estudiando en lo que no le gusta o no le llama la atención.
Para ser laborioso se necesita estar activo, hacer cosas que traigan un
beneficio a nuestra persona, o mejor aún, a quienes nos rodean: dedicar
tiempo a buena lectura, pintar, hacer pequeños arreglos en casa, ayudar
a los hijos con sus deberes, ofrecerse a cortar el pasto… No hace falta pens
ar en grandes trabajos "extras", sobre todo para los fines de semana,
pues el descanso es necesario para reponer fuerzas y trabajar más y mej
or. El descanso no significa "no hacer nada", sino dedicarse a activi
dades que requieren menor esfuerzo y diferentes a las que usualmente realizamos
.
Podemos establecer pequeñas acciones que poco a poco y con const
ancia, nos ayudarán a trabajar mejor y a cultivar el valor de la laborio
sidad:
– Comenzar y terminar de trabajar en las horas previstas. Generalmente
cuesta mucho trabajo, pero nos garantiza orden para poder cubrir más ac
tividades.
– Establecer un horario y una agenda de actividades para casa, en dond
e se contempla el estudio, el descanso, el tiempo para cultivar las aficiones,
el tiempo familiar y el de cumplir las obligaciones domésticas o encargo
s.
– Terminar en orden y de acuerdo a su importancia todo lo empezado: en
cargos, trabajos, reparaciones, etc.
– Cumplir con todos nuestros deberes, aunque no nos gusten o impliquen
un poco más de esfuerzo.
– Tener ordenado y dispuesto nuestro material y equipo de trabajo ante
s de iniciar cualquier actividad. Evitando así poner pretextos para busc
ar lo necesario y la consabida pérdida de tiempo e interés.
– Esmerarnos por presentar nuestro trabajo limpio y ordenado.
Cuando nos decidimos a vivir el valor de la laboriosidad adquirimos la
capacidad de esfuerzo, tan necesaria en estos tiempos para contrarrestar la id
ea ficticia de que la felicidad sólo es posible alcanzarla por el placer
y comodidad, logrando trabajar mejor poniendo empeño en todo lo que se
haga
El trabajo es mucho más que un valor: es una bendición.
ResponsabilidadTodos compre
ndemos la irresponsabilidad cuando alguien no cumple lo que promete ¿Per
o sabemos nosotros vivirla?
La responsabilidad (o la irresponsabilidad) es fácil de detectar
en la vida diaria, especialmente en su faceta negativa: la vemos en el plomero
que no hizo correctamente su trabajo, en el carpintero que no llegó a p
intar las puertas en el día que se había comprometido, en el jove
n que tiene bajas calificaciones, en el arquitecto que no ha cumplido con el pl
an de construcción para un nuevo proyecto, y en casos más graves
en un funcionario público que no ha hecho lo que prometió o que u
tiliza los recursos públicos para sus propios intereses.
Sin embargo plantearse qué es la responsabilidad no es algo tan
sencillo. Un elemento indispensable dentro de la responsabilidad es el cumplir
un deber. La responsabilidad es una obligación, ya sea moral o incluso l
egal de cumplir con lo que se ha comprometido.
La responsabilidad tiene un efecto directo en otro concepto fundamental
: la confianza. Confiamos en aquellas personas que son responsables. Ponemos nu
estra fe y lealtad en aquellos que de manera estable cumplen lo que han prometi
do.
La responsabilidad es un signo de madurez, pues el cumplir una obligaci
ón de cualquier tipo no es generalmente algo agradable, pues implica esf
uerzo. En el caso del plomero, tiene que tomarse la molestia de hacer bien su t
rabajo. El carpintero tiene que dejar de hacer aquella ocupación o gusto
para ir a la casa de alguien a terminar un encargo laboral. La responsabilidad
puede parecer una carga, y el no cumplir con lo prometido origina consecuencia
s.
¿Por qué es un valor la responsabilidad? Porque gracias a
ella, podemos convivir pacíficamente en sociedad, ya sea en el plano fa
miliar, amistoso, profesional o personal.
Cuando alguien cae en la irresponsabilidad, fácilmente podemos d
ejar de confiar en la persona. En el plano personal, aquel marido que durante u
na convención decide pasarse un rato con una mujer que recién con
oció y la esposa se entera, la confianza quedará deshecha, porque
el esposo no tuvo la capacidad de cumplir su promesa de fidelidad. Y es que es
fácil caer en la tentación del capricho y del bienestar inmediat
o. El esposo puede preferir el gozo inmediato de una conquista, y olvidarse de
que a largo plazo, su matrimonio es más importante.
El origen de la irresponsabilidad se da en la falta de prioridades corr
ectamente ordenadas. Por ejemplo, el carpintero no fue a pintar la puerta porqu
e llegó su "compadre" y decidieron tomarse unas cervezas en lu
gar de ir a cumplir el compromiso de pintar una puerta. El carpintero tiene mal
ordenadas sus prioridades, pues tomarse una cerveza es algo sin importancia qu
e bien puede esperar, pero este hombre (y tal vez su familia), depende de su tr
abajo.
La responsabilidad debe ser algo estable. Todos podemos tolerar la irre
sponsabilidad de alguien ocasionalmente. Todos podemos caer fácilmente a
lguna vez en la irresponsabilidad. Empero, no todos toleraremos la irresponsabi
lidad de alguien durante mucho tiempo. La confianza en una persona en cualquier
tipo de relación (laboral, familiar o amistosa) es fundamental, pues es
una correspondencia de deberes. Es decir, yo cumplo porque la otra persona cum
ple.
El costo de la irresponsabilidad es muy alto. Para el carpintero signif
ica perder el trabajo, para el marido que quiso pasarse un buen rato puede ser
la separación definitiva de su esposa, para el gobernante que usó
mal los recursos públicos puede ser la cárcel.
La responsabilidad es un valor, porque gracias a ella podemos convivir
en sociedad de una manera pacífica y equitativa. La responsabilidad en s
u nivel más elemental es cumplir con lo que se ha comprometido, o la ley
hará que se cumpla. Pero hay una responsabilidad mucho más sutil
(y difícil de vivir), que es la del plano moral.
Si le prestamos a un amigo un libro y no lo devuelve, o si una persona
nos deja plantada esperándole, entonces perdemos la fe y la confianza en
ella. La pérdida de la confianza termina con las relaciones de cualquie
r tipo: el chico que a pesar de sus múltiples promesas sigue obteniendo
malas notas en la escuela, el marido que ha prometido no volver a emborracharse
, el novio que sigue coqueteando con otras chicas o el amigo que suele dejarnos
plantados. Todas esta conductas terminarán, tarde o temprano y dependie
ndo de nuestra propia tolerancia hacia la irresponsabilidad, con la relaci&oacu
te;n.
Ser responsable es asumir las consecuencias de nuestra acciones y decis
iones. Ser responsable también es tratar de que todos nuestros actos sea
n realizados de acuerdo con una noción de justicia y de cumplimiento del
deber en todos los sentidos.
Los valores son los cimientos de nuestra convivencia social y personal.
La responsabilidad es un valor, porque de ella depende la estabilidad de nuest
ras relaciones. La responsabilidad vale, porque es difícil de alcanzar.
¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra responsabilidad?
El primer paso es percatarnos de que todo cuanto hagamos, todo compromi
so, tiene una consecuencia que depende de nosotros mismos. Nosotros somos quien
es decidimos.
El segundo paso es lograr de manera estable, habitual, que nuestros act
os correspondan a nuestras promesas. Si prometemos "hacer lo correcto"
; y no lo hacemos, entonces no hay responsabilidad.
El tercer paso es educar a quienes están a nuestro alrededor par
a que sean responsables. La actitud más sencilla es dejar pasar las cosa
s: olvidarse del carpintero y conseguir otro, hacer yo mismo el trabajo de plom
ería, despedir al empleado, romper la relación afectiva. Pero est
e camino fácil tiene su propio nivel de responsabilidad, porque entonces
nosotros mismos estamos siendo irresponsables al tomar el camino más li
gero. ¿Qué bien le hemos hecho al carpintero al despedirlo? &ique
st;Realmente romper con la relación era la mejor solución? Inclus
o podría parecer que es "lo justo" y que estamos haciendo &quo
t;lo correcto". Sin embargo, hacer eso es caer en la irresponsabilidad de
no cumplir nuestro deber y ser iguales al carpintero, al gobernante que hizo ma
l las cosas o al marido infiel. ¿Y cual es ese deber? La responsabilidad
de corregir.
El camino más difícil, pero que a la larga es el mejor, e
s el educar al irresponsable. ¿No vino el carpintero? Entonces, a ir por
él y hacer lo que sea necesario para asegurarnos que cumplirá el
trabajo. ¿Y el plomero? Hacer que repare sin costo el desperfecto que n
o arregló desde la primera vez. ¿Y con la pareja infiel? Hacerle
ver la importancia de lo que ha hecho, y todo lo que depende de la relaci&oacut
e;n. ¿Y con el gobernante que no hizo lo que debía? Utilizar los
medios de protesta que confiera la ley para que esa persona responda por sus ac
tos.
Vivir la responsabilidad no es algo cómodo, como tampoco lo es e
l corregir a un irresponsable. Sin embargo, nuestro deber es asegurarnos que to
dos podemos convivir armónicamente y hacer lo que esté a nuestro
alcance para lograrlo.
¿Qué no es fácil? Si todos hiciéramos un pe
queño esfuerzo en vivir y corregir la responsabilidad, nuestra sociedad,
nuestros países y nuestro mundo serían diferentes.Sí, es
difícil, pero vale la pena.
Guía Practica para vivir los Valores
Con 5 sencillos pasos, integra los valores a tu vida y vívelos c
ada día.
Hablar de los valores es una cosa,
pero vivirlos es otra historia. ¿Realmente es tan difícil? La res
puesta es no. Requiere cierto esfuerzo, concentración y perseverancia, p
ero no es tan difícil. Con algunos pasos simples podrás lograr qu
e tu vida, tus acciones y la sociedad tengan como columna vertebral a los valor
es.
Paso 1. Conocer su Importancia
¿Suena elemental? Pues no lo es. El primer paso para vivir los v
alores es la conciencia de los importantes que son. Una sociedad basada en indi
viduos con valores es la llave para una convivencia más sana. Las leyes
civiles no son suficientes. En ellas se establece solo lo elemental para asegur
ar una convivencia medianamente decente, sin embargo no es suficiente con solo
"cumplir la ley". Los valores van mucho más allá de cum
plir el reglamento de tránsito, van a la raíz de las cosas. Por e
jemplo, el reglamento dice que no puedes pasar una luz roja en el semáfo
ro (bastante elemental para no matarse), sin embargo no dice que en un atasco d
e tráfico el cederle el paso a una persona es algo amable, que hace que
todos estemos más contentos y que incluso puede ahorrarnos un percance.
Lo mismo ocurre en otros ámbitos de la vida. La ley establece un
a pena por el homicidio, pero no nos dice que tratar con deferencia y educaci&o
acute;n a los demás nos ayuda a convivir aún mejor.
Para vivir los valores, lo primero es estar conciente de que son vitale
s, y que son lo que puede cambiar verdaderamente a una persona, una familia o u
na nación.
Paso 2. Analizar mi conjunto de Valores
Una vez que se ha aceptado la importancia de vivir los valores, hay que
analizar claramente qué valores son la base de tu vida. Aquí pod
ríamos establecer dos clases: los que ya tienes, y los que quieres const
ruir. Para saber cuáles son los valores, en Valores para ser Mejores hay
información sobre cada uno de los valores, y continuamente estamos inve
stigando y publicando más material, así que lo primero que puedes
hacer es darle un vistazo a todas las secciones de Valores.
Por otra parte, también debes hacer un esfuerzo y meditar deteni
damente en cuáles son aquellos principios, normas y comportamientos que
son fundamentales para ser mejor, para vivir mejor. ¿Cuáles te en
señaron en casa? ¿Cuáles has ido aprendiendo con la vida?
¿Cuáles sabes que existen, pero no los vives mucho? ¿Cu&aa
cute;les son los que te gustaría tener? ¿Necesitas investigar m&a
acute;s sobre ellos?
La idea aquí es que te sientes en un lugar tranquilo, y en una h
oja de papel. Escribe la fecha y traza dos línea vertical dividiendo la
página para crear tres columnas. (Puedes ver un ejemplo de lo que vamos
a hacer aquí). En el lado izquierdo, en la primera columna, vas a escrib
ir una lista con los valores más importantes para tí, sin importa
r el orden o si los vives actualmente, simplemente escribe aquellos principios
que consideras fundamentales.
Cuando hayas terminado, en la columna del centro vas a hacer una lista
con los valores que aprendiste desde niño en casa, los que has aprendido
con la vida y los que has aprendido últimamente pero que no sueles vivi
rlos.
Una vez terminado, pasa a la columna de la derecha, y dibuja un tri&aac
ute;ngulo y escribe en cada vértice: Mis Fortalezas, Mis debilidades, Lo
que quiero ser. Vas a hacer tres listas, donde vas a escribir aquellos valores
que ya existen en tí, que te definen como una persona especial y que vi
ves continuamente. En "Mis debilidades" vas a escribir aquellos defec
tos que tú conoces, y que te impiden vivir mejor los valores. Por &uacut
e;ltimo, escribe aquellos valores que desearías vivir en "Lo que qu
iero ser".
Esta hoja debes guardarla, es muy importante porque es la base de tu tr
abajo y de los siguientes pasos de esta guía.
Paso 3. El "Plan Maestro"
Ahora que ya conoces tu valores, tus debilidades y lo que quieres llega
r a ser, llega el momento de usar una agenda. Cualquiera puede ser útil
(una de escritorio, de bolsillo, electrónica -una Palm es ideal para est
o). En otra hoja, vas a establecer tres bases de tiempo: anual, mensual y por d
ía. En la base de tiempo anual escribirás lo que esperas lograr e
n un año. Los valores concretos que quieres alcanzar (incluye los que ya
vives y los que quieres vivir). De esta lista, vas a dividirla en una base de
tiempo mensual, concentrando un mes para cada actividad. En la base de tiempo p
or día establecerás una lista de "Lo que vivo y debo reforza
r" y otra de "Lo que me falta".
En tu agenda, establece una meta concreta diaria (pequeña, pero
significativa) de los valores que vas a reforzar y los que quieres vivir. Una m
eta concreta diaria puede ser "Hablarle por teléfono a Juan",
para fortalecer el valor de la amistad (tal vez tienes meses sin acordarte de a
lguna persona), o puedes establecer "Ayudar a alguien pobre" para for
talecer o crear la generosidad. Hazlo para el primer mes (es decir, el mes en e
l que estás).
Cada mes, debes revisar tu "Plan Maestro", establecer los val
ores con su actividad diaria y hacer una reflexión sobre los resultados.
Si por cualquier motivo no te fue muy bien en un mes determinado, no te
preocupes, vuelve a ponerlo en tu plan diario y analiza por qué no pudi
ste cumplirlo. Reflexiona en las razones que te lo impidieron (falta de tiempo,
falta de constancia, olvido, etc.) y establece medios para que esto no ocurra
de nuevo. Aquí lo que es importante es que estés avanzando, aunqu
e sea a pequeños pasos.
4. El examen diario
Si realmente quieres vivir los valores, durante una parte del dí
a (puede ser en la tarde o noche -si es en la noche, asegúrate de no est
ar demasiado cansado-) date 10 minutos para reflexionar. Debes pensar en c&oacu
te;mo te ha ido en el día, si estás cumpliendo tu meta (o metas)
diarias, qué te falta por hacer y qué has hecho. Este examen es v
ital, si no lo haces, todo el sistema para vivir los valores va a irse perdiend
o hasta que te olvides de él. El examen te permite dos cosas: analizar d
e manera realista y rápida cómo están resultándote
las cosas, y propósitos concretos para hacer algo y vivir tus valores.
5. Mantenimiento
Mes con mes, revisa tus valores, revisa lo que has aprendido, piensa c&
oacute;mo te ha ido en tus exámenes diarios. ¿Mejoras? ¿Em
peoras? ¿Ha habido un gran avance? Lo fundamental en este sistema es la
constancia. Si ahora mismo haces tu plan maestro y estableces tus prioridades p
ero no las vives, no haces el examen y no sigues tus propósitos concreto
s, entonces en quince días te habrás olvidado de todo.
Si realmente quieres vivir los valores, debes hacerte el propósi
to. Esta guía está hecha de tal manera que te permite analizar y
plantear metas de manera ordenada, y pequeñas acciones para lograrlas. E
s mejor hacer una acción pequeña todos los días, que grand
es acciones muy de vez en cuando.
Tu guía es algo personal, sin embargo no dudes en compartirla co
n otros amigos, y especialmente que alguien de confianza te ayude a establecer
qué valores te vendrían bien, porque a veces uno pierde la perspe
ctiva de sí mismo o hay defectos que uno simplemente no ve.
Autor:
Maribel Elena Morales de Casas
Chitré. Panamá.
UNIVERSIDAD LATINA DE PANAMA. SEDE AZUERO
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |