Historia moderna
La revolución científica
Filosofía, astronomía y física en la edad moderna
Indice
1. La
revolución científica en la
historia
2. Los teóricos de la
ciencia
3. El desarrollo de la revolución
científica
4. Bibliografía
utilizada
1. La revolución
científica en la historia
"La ciencia
moderna no ha brotado perfecta y completa de los cerebros de
Galileo y Descartes,
(…) había sido preparada por un largo esfuerzo del
pensamiento. Y
no hay nada más interesante, más instructivo ni
más sobrecogedor que la de la historia de ese esfuerzo, la
historia del
pensamiento
humano que trata con obstinación los mismos eternos
problemas,
encontrando las mismas dificultades, luchando sin tregua contra
los mismos obstáculos y forjando lenta y progresivamente
los instrumentos y herramientas,
es decir, los nuevos conceptos, los nuevos métodos de
pensamiento, que permitirán por fin superarlos".
Alexandre Koyré
El término o concepto de
Revolución Científica, lo debemos a los
historiadores del período de la
Ilustración, quienes calificaron las transformaciones
introducidas por Copérnico, Galileo, Newton y otros
en la astronomía y física como rupturas
revolucionarias con el pasado que iniciaron periodos nuevos en el
pensamiento. Esta interpretación que ve el desarrollo de
la ciencia
puntuado por discontinuidades creativas interesa desde hace mucho
tiempo a los
historiadores.
El sello de la revolución científica está
impresa en la investigación actual: quien
acuñó el concepto fue el
ruso Alexandre Koyré, quien la empleó por primera
vez en 1939. Rupert Hall lo utilizó como titulo para su
libro The
Cientific Revolution (1954), y la idea se incorporó al
acervo anglo-norteamericano a través de The Originas of
the Modern Science 1300-1800 de Butterfield (1949). Otro ejemplo
"paradigmático" es el de Thomas S. Khun con La Estructura de
las Revoluciones Científicas de 1962. La investigación en estos términos se
ha visto enfrentada a numerosos problemas,
como por ejemplo el de la cronología. La mayor parte de
los historiadores afirman que la revolución
científica se extiende a lo largo de los siglos XVI y
XVII, desde Vesalio y Copérnico hasta Newton. Otros
consideran periodos más cortos centrando la
revolución en el siglo XVII, y otros incluso algunos
períodos más largos, remontando a los pensadores
"modernos" a partir del siglo XIII.
Por otra parte los historiadores tampoco se ponen de acuerdo
respecto a que lugar ocupa la revolución científica
en el conjunto de la historia, situándola algunos como
parte de otras revoluciones como la burguesa; o a la inversa,
como Hall que considera el cambio
científico como al margen de presiones
socioeconómicas y políticas.
Para la realización de este trabajo sobre la
revolución científica tomaré una
posición intermedia entre ambas, ya que el desarrollo que
concluye con una ciencia
institucionalizada se mantuvo prácticamente aislado de
presiones políticas
y económicas, en entidades como la Royal Society o la
Academia de Ciencias de
Paris, y a su vez ninguna filósofo natural o
institución se encontró totalmente ajeno a las
circunstancias socioeconómicas y políticas, ni de
"los limites de lo pensable" de su época.
Según Koyré, Butterfield, Hall y sus
discípulos, la ciencia se
había transformado por medio de saltos impredecibles de la
razón, idea conocida como "Interpretación
Clásica". Para ellos, la ciencia es fundamentalmente
pensamiento, y como tal y en ultimo extremo filosofía; es
una empresa
profundamente intelectual, cuyo objeto reside en alcanzar una
comprensión del cosmos en términos que son en
último extremo filosóficos.
La formación de la actitud
científica moderna es una línea divisoria mucho mas
importante que el Renacimiento o
la Reforma, fue el momento en que en Europa se produjo
la llegada de una nueva era intelectual y espiritual en que la
civilización occidental superó las
mitologías tradicionales para afrontar las realidades de
la naturaleza, y
constituyó una gran línea divisoria entre la
mentalidad tradicional o primitiva de los "antiguos" y la
racionalidad madura de los "modernos".
Rupert Hall caracteriza la revolución científica
como el
conocimiento del mundo externo que actualmente suponemos que
existe con independencia
del hombre
–aunque en el
pasado reciente existía la creencia universal de que una
de las mejores razones para estudiar la naturaleza era la
intima relación entre esta y el
hombre-.
(…) es el fenómeno de desplazamiento
–todavía parcial, incompleto- de una idea de la
naturaleza por otra idea; de una "visión del mundo" por
otra.
(…) la ciencia moderna se diferencia notablemente (…). Exige
criterios rigurosos en la observación y los experimentos.
Excluye los agentes espirituales de su esfera y acepta un
materialismo
puro (..). Distingue entre teorías
confirmadas, hipótesis plausibles y especulaciones
tentativas: tres grados de confianza y tal vez, a la inversa,
tres grados distintos de estímulo intelectual. Es
sumamente matemática
en su estructura y
argumentos. (…) la mejor prueba de una teoría
es la verificación de las conclusiones (predicciones)
extraídas de ella. Además las teorías
incitan a la investigación y los frutos de ésta
imponen la formulación de teorías. (…) Estas
características se adquirieron mediante el
estudio de la naturaleza durante un periodo de transición
que desde finales del siglo XVII se denomina por conveniencias
"revolución científica" y se retuvieron mediante el
desarrollo detallado tanto del conocimiento
basado en datos como en su
ordenamiento teórico.
Hall concluye: "podría decirse que este libro trata de
la victoria de la racionalidad sobre la religiosidad".
Parece útil caracterizar las transformaciones que
ocurrieron en la ciencia en los siglos XVI y SXVII como
revolucionarios. Las doctrinas tradicionales se habían
atrincherado fuertemente en los seminarios y Universidades,
libros de
texto,
programas y en
las mentes cultas, y estaban protegidas por los guardianes de la
ortodoxia intelectual: las iglesias cristianas, el papado; en
episodios claves como la quema de Giordano Bruno y el juicio a
Galileo. Lo cierto es que el siglo XVII fue un escenario de
violentos conflictos
entre filosofías naturales rivales, que se
convertían en luchas entre lo viejo y lo nuevo. Muchas
ciencias
experimentaron reorientaciones fundamentales: en
astronomía, física, química, desde el
punto vista metodológico, y uno de los más
importantes: en las matemáticas, cuyos adelantos dieron la
ciencia la posibilidad de calcular y controlar aspectos que antes
habían sido impresionistas. Consideradas colectivamente,
este conjunto de investigaciones
supusieron una progresión de fructíferas
reformulaciones de fundamentos hasta que, especialmente con
Newton, se alcanzó una síntesis
coherente, de extraordinario alcance y potencial y capaz de
solucionar tanto los problemas cotidianos, como de generar
futuras investigaciones.
Las transformaciones ocurridas en la ciencia no solo eran
revolucionarias en cuanto a las técnicas y
conceptos, sino también en la medida que situaron a la
ciencia en un papel no
conocido en la cultura y
conciencia
europeas. Impusieron nuevas concepciones de la naturaleza y de la
relación del hombre con
ella, una naturaleza que se había descubierto como
realmente era: racional, regulada, gobernada por leyes y mecánica. Mas exactamente las ciencias del
siglo XVII impusieron su propio modelo de
naturaleza como orden regular y mecánico que legitimaba el
control
intelectual y practico de la naturaleza por parte del
científico. Se elaboraron nuevas formulaciones de los
principios
fundamentales. Fue necesarios insistir en una división
entre Dios y la naturaleza, quien en la filosofía mecánica se atribuía toda actividad,
pero con un papel cada vez
más distante, quedando la naturaleza reducida a una
maquina inerte y pasiva. También con el cartesianismo
fueron separados en hombre y la naturaleza, separación que
le permitió actuar sobre ella. Una vez que la naturaleza
había sido "desencantada", los científicos
reclamaron cada vez con mas fuerza el
derecho del hombre –como dijo Bacon- a "conquistarla y
subyugarla", a someterla a la "tortura" para que revelara la
verdad. Dios se hizo más remoto y la naturaleza menos
sacrosanta. El derecho del hombre al progreso a través de
la consecución del conocimiento
de la naturaleza pasó a ser el eje central de las
teorías más influyentes sobre el destino humano, y
la conquista de la naturaleza se convirtió en un objetivo
practico, noble, incluso divino.
La transformación material de Occidente durante los
últimos tres siglos habría sido imposible sin la
capacidad técnica generada por la ciencia del siglo XVII,
pero también habría sido impensable sin la
sanción y el estimulo de nuevas visiones de las ciencias y
la naturaleza formuladas por el baconianismo, el cartesianismo y
otras filosofías paralelas del siglo XVII.
Una característica importante del desarrollo
científico durante los siglos XVI al XVIII, es que las
ciencias actúan en subculturas, quedando al margen en
diversos grados, de las presiones políticas diversas,
elemento que debemos tener en cuenta por ser uno de los rasgos
fundamentales y duraderos de la transformación
científica del período.
En efecto, el siglo XVII contemplo dos acontecimientos
fundamentales con respecto a la posición social de la
ciencia. El primero de ellos es la fundación de sociedades
dedicadas exclusivamente a la ciencia natural (…), con
frecuencia bajo protección real, pero generalmente con una
cierta autonomía. (…) la ciencia fue "socializada" y, en
consecuencia, por primera vez se alcanzó una cierta
presencia pública con independencia
de la corte, la Iglesia o la
Universidad. En
segundo lugar, la ciencia adquirió una voz internacional
más estable. En especial, el incremento de publicaciones
científicas a través de la revistas institucionales
como la Philosophical Transactions, de la Royal Society, hizo
surgir un autentico cosmopolitismo científico.
(…) a través de este tipo de acontecimientos iría
tomando forma una comunidad
científica.
Todo este tipo de acontecimientos dio a la ciencia una
extraordinaria continuidad como institución social que en
parte explican
que se haya visto inmune desde el siglo XVII a los ataques de los
contrarrevolucionarios.
Thomas Khun y Alexandre Koyré:
Para desarrollar la historia de la revolución
científica y su papel en la Edad Moderna y
en el desarrollo de la civilización occidental, utilizare
como marco
teórico, dentro de la denominada Interpretación
Clásica, a diferentes obras de Thomas S. Khun y Alexandre
Koyré.
En los estudios de reflexión sobre la ciencia, existen
diferentes aportes que vienen de diferentes dimensiones,
vinculadas a la epistemología, la filosofía de la
ciencia, la historia de la ciencia, la sociología de la ciencia y la psicología y psicoanálisis de la ciencia. Los modelos que
utilizaré que actualmente están en concurrencia
son: el campo anglosajón, cuyas referencias fundamentales
hacen énfasis en la historia y la sociología de la ciencia; y el campo
francés, que hace énfasis en la epistemología y la historia de la
ciencia.
Thomas S. Khun:
Dentro del campo anglosajón, Thomas Khun es uno de los
más destacados referentes. De su obra La Estructura de las
Revoluciones Científicas, tomaré el concepto de
paradigma, muy
utilizado en las ciencias físico-naturales y
también en las ciencias
sociales. Dicho concepto designa entre otras cosas tipos
específicos de prácticas de investigación,
también se utiliza en sustitución de "esquema
teórico", "cuadro teórico", "estructura organizada
de supuestos". Adquiere una dimensión más compleja
cuando si le asocia a los que Khun llama "ciencia normal".
Para Khun la historia de la ciencia tiene periodos de crisis o de
revoluciones, y periodos de "ciencia normal". En los periodos de
ciencia normal los sabios trabajan para desarrollar las
implicaciones sobre puntos particulares. Se relaciona con el
termino paradigma en
el sentido que la ciencia normal, debe responder al paradigma
dominante. La investigación, en los períodos de
ciencia normal es tratada de manera que los hechos que estudia
puedan ser clasificados en las casillas suministradas por el
paradigma. Los paradigmas
suministran los criterios de validez de los enunciados al fijar
el consenso de la sociedad de
sabios. La investigación normal se preocupa muy poco de
encontrar novedades. Cuando un enigma científico es tan
grande que no puede ser resuelto y llega a ser considerado como
una anomalía, aparece una transición hacia una
crisis, es el
pasaje de la ciencia normal a la ciencia extraordinaria.
Las revoluciones científicas o periodos de ciencia
extraordinaria aparecen cuando los especialistas no pueden
ignorar por mas tiempo las
anomalías que aparecen en la tradición establecida
en la practica científica, cuando los fracasos se acumulan
y los sabios dudan de sus propios principios. Las
crisis comienzan con un cuestionamiento al paradigma, por un
debilitamiento de las reglas de investigación normal, y
surge una necesidad de considerar otro s tipos de
investigación. Para que una revolución
científica tenga lugar, el sabio debe renunciar a la
visión del mundo que tenia hasta ese momento y adecuarse a
una nueva visión.
Dice Khun al respecto de la revolución
científica:
La ciencia normal es la que produce los ladrillos que la investigación científica esta
continuamente añadiendo al creciente edificio del conocimiento
científico. Esta concepción acumulativa del
desarrollo científico es familiar y ha guiado la
elaboración de una considerable literatura
metodológica. (…) Pero el desarrollo científico
manifiesta también una modalidad no acumulativa, y los
episodios que la exhiben proporcionan claves únicas de una
aspecto central del conocimiento
científico.
(…) Los cambios revolucionarios son diferentes (…), ponen en
juego
descubrimientos que no pueden acomodarse dentro de los conceptos
que eran habituales antes de que se hicieran dichos
descubrimientos.
(…) cuando este tipo de cambio
de referentes acompaña un cambio de
ley o teoría,
el desarrollo científico no puede ser totalmente
acumulativo. No se puede pasar de lo viejo a lo nuevo mediante
una simple adición a lo que era ya conocido.
El ejemplo más importante que desarrolaré es el de
la transición de la física aristotélica a la
newtoniana. Las características del cambio revolucionario
que Khun enumera, son las siguientes: a) los cambios
revolucionarios son en un sentido holistas, no pueden hacerse
poco a poco y contrasta así con los cambios normales o
acumulativos; b) se desarrolla un cambio en que se determinan sus
referentes, en el lenguaje no
solo se alteran los criterios con que los términos se
relacionan con la naturaleza, altera además el conjunto de
objetos o situaciones con los que se desarrollan esos
términos, se genera un cambio en las categorías
taxonómicas. La característica esencial es su
alteración del conocimiento de la naturaleza
intrínseco al lenguaje
mismo.
La violación o distorsión de un lenguaje
científico que previamente no era problemático es
la piedra de toque de un cambio revolucionario.
Alexandre koyré:
Alexandre Koyré está incluido en el denominado
campo francés. Su método
consiste en preguntarse, frente a un autor, a su
obra, cuales fueron en su época las limitaciones de lo
pensable y dentro de esos límites,
qué explica que ese pensamiento haya aparecido en lugar de
otro. De la misma forma que Bachelard y la mayoria de
científicos y filosofos en el campo francés,
Koyré asume una posición "discontinuista" en
epistemología e historia de las ciencias,
característica por ejemplo, de Michel Foucault, en
quien influyo fuertemente. Señala que el cambio del
pensamiento filosófico y científico del siglo XVII,
transforma al hombre de espectador de la naturaleza en posesor y
maestro, conduciendo finalmente a la mecanización de la
concepción del mundo. Coincide con Bachelard en su
antiempirismo: para él la experiencia es secundaria, el
mundo de las ideas es fundamental.
Dice que el papel de la "subestructura filosófica" ha sido
de suma importancia –sino fundamental- en el desarrollo de
las ciencias, a pesar toda la carga en contra de esa
subestructura por parte de los historiadores de
orientación positivista de los siglos XIX y XX.
Admitamos, pues, que las consideraciones filosóficas no
son mas que andamios… ahora bien, dado que raramente se ve que
las casas se construyan sin estos, la comparación
podría llevarnos a una conclusión diametralmente
opuesta, la de la necesidad absoluta de los andamios que
sostienen la construcción y la hacen posible.
(…) la historia del pensamiento científico nunca ha
estado
enteramente separada del pensamiento filosófico.
Las grandes revoluciones científicas siempre han estado
determinadas por conmociones o cambios de concepciones
filosóficas.
El pensamiento científico (…), no se desarrolla in
vacuo, sino que siempre se encuentra en el interior de una cuadro
de ideas, de principios fundamentales, de evidencias
axiomáticas que habitualmente han sido consideradas como
pertenecientes a la filosofía.
De este comentario de Koyré se desprende la absoluta
importancia de la filosofía y el pensamiento en la
transición a la ciencia moderna, especialmente en lo
referente a la astronomia y la física.
3. El desarrollo de la
revolución científica
Filosofía, astronomía y física en
la Edad Moderna
De La Filosofía Natural A La Ciencia Moderna
Tomando la concepción de la historia de la ciencia de
Koyré, trataré brevemente un panorama de la
filosofía
moderna del siglo XVII, y su relación con la ciencia,
o más exactamente como la filosofía natural se fue
gradualmente escindiendo hasta convertirse en dos entidades
separadas e incluso opuestas: la filosofía y la
ciencia.
Los caracteres generales de la filosofía del siglo XVII:
este periodo señala la madurez de la conciencia
filosófica moderna y abarca su etapa más
productiva. Se desarrolla un pensamiento cuyos caracteres
difieren notablemente del renacentista anterior. Encontramos
nuevos métodos en
las prescripciones baconianas y cartesianas, de hecho, la
filosofía
moderna adulta se inaugura con dos tratados
metodológicos: el Novum Organon de Francis Bacon, y el
Discurso del
Método de
Rene
Descartes.
La filosofía del siglo XVII adopta un tono severo muy
próximo al de las ciencias, y mantiene con estas una
estrecha relación. Muchos de sus hombres son al mismo
tiempo científicos. Los influjos de unos sobre los otros
no proceden del adoctrinamiento universitario, que suele
mantenerse en el terreno de la tradición medieval,
la
comunicación entre filósofos se entabla por la lectura de
sus obras, el trato personal, el
acercamiento en viajes, y
mediante una correspondencia científica y
filosófica sumamente abundante. Para el progreso del
pensamiento, especialmente de las ciencias, fue considerable la
creación de las Academias, que contrastaba con el
envejecido y anquilosado de las Universidades. A la
propensión mística de los pensadores renacentistas,
sucede un intelectualismo que se escinden el racionalismo
de Descartes,
Spinoza y Leibniz, y el empirismo de
Bacon, Locke, Berkeley y Hume.
A partir del siglo XVII la ciencia adquiere un ímpetu y
una influencia sobre la vida humana que antes no poseía,
se inicia lo que podría llamarse la
profesionalización de la filosofía en ciencia. Este
es el primer siglo en que se puede distinguir, aunque no con
precisión, estos dos tipos de sabios: científicos y
filósofos. En este momento los
filósofos ya no pueden considerase "hombres de ciencia". A
partir del siglo V aC.. Cuando surgieron los primeros
filósofos naturales, y hasta bien entrado el siglo XVI
dC., la ciencias y la filosofía fueron la misma cosa,
tuvieron el mismo nombre: filosofía natural, y fueron
cultivadas sin distinción desde Tales de Mileto
hasta Leonardo Da
Vinci. Naturalmente, al iniciarse la separación entre
científicos y filósofos, la nuevas especie que
predomino por buen tiempo fue la híbrida. Sin embrago, los
hombres del siglo XVII, tenían ya su vista dirigida al
futuro y sus esperanzas en este mundo, diferente de los de la
Edad
Media.
El profeta de la nueva filosofía era Francis
Bacon (1561-1626), quien llegó a prometer que la nueva
filosofía conduciría a la Instauratio Magna, la
restauración de todas las cosas por la ciencia: se
conseguiría el paraíso terrenal. Propuso el
método inductivo, que presuponía reunir gran
cantidad de hechos, a los que se llegaba por medio de la observación y la experimentación: a
la práctica, en contraposición a lo puramente
verbal. El método baconiano surgió como un intento
de corregir las deficiencias de la teoría
aristotélica clásica, pero en realidad solo aporto
un procedimiento
para hacer inducciones graduales y progresivas, y un
método de exclusión. Otra gran contribución
fue su insistencia en que el
conocimiento científico no solo conduce a la
sabiduría, sino al poder, y que
la mejor ciencia es la que se institucionaliza y se lleva a cabo
por investigadores.
René Descartes (1596-1650) es considerado como el fundador
de la filosofía moderna. No acepta las bases
filosóficas establecidas e intenta construir un edificio
filosófico completo de novo. De la misma manera que Bacon,
Descartes concibió a la ciencia como una pirámide
cuya cúspide estaba ocupada por los principios generales
de la realidad. Pero mientras Bacon llegaba a esa cúspide
por medio de inducciones progresivas, Descartes propuso que el
conocimiento científico se inicia en la cumbre y de
ahí procede hasta abajo, siguiendo el camino de la
deducción. Tiene la certeza de que el conocimiento puede
alcanzarse a priori, en ausencia de la realidad y la experiencia,
cuya síntesis
es su cogito ergo sum. Los aspectos más sobresalientes de
la filosofía cartesiana son el dualismo y el mecanicismo.
Con respecto al primero, postula la existencia de dos mundos
paralelos pero incapaces de articularse entre sí: el
cuerpo y la mente. Con relación al segundo, la
filosofía cartesiana es rígidamente
determinista.
La innovación más fructífera fue
la conjunción del sistema deductivo
de Descartes con el método inductivo de Bacon. Lo que
provocó en gran parte la explosión
científica del siglo XVII fueron los dos sistemas: la
reunión de los "hechos" de Bacon y la luz del análisis cartesiano.
De la revolución copernicana a newton:
La revolución copernicana:
Para Thomas Khun. la revolución copernicana fue una
revolución en el campo de las ideas, una
transformación del concepto del universo que
tenia el hombre
hasta aquel momento y de su propia relación con el mismo,
y tuvo lugar en las más recónditas y oscuras
minucias de la investigación astronómica.
En 1543 Nicolás Copérnico se propuso incrementar la
sencillez y precisión de la teoría
astronómica vigente, transfiriendo al sol muchas de las
funciones que
hasta entonces se atribuían a la tierra. Esa
revolución no se limita a una reforma astronómica,
sino que con la publicación del De Revolutionobus de
Copérnico se produjeron enseguida una serie de cambios
radicales en la forma de comprender la naturaleza por parte del
hombre, innovaciones que culminaron un siglo mas tarde con el
concepto newtoniano del universo.
Copérnico vivió y trabajó en un periodo
caracterizado por rápidos cambios de orden
político, económico e intelectual que
prepararían las bases de la moderna civilización
europea y americana, se convirtió en un foco de las
apasionadas controversias religiosas, filosóficas, y
sociales.
La concepción aristotélica del cosmos fue la
principal fuente y el punto de apoyo para la practica
astronómica precopernicana. El principio de autoridad
típicamente medieval que emanaba de los escritos de
Aristóteles deriva del brillo y la
originalidad de sus ideas, y de su extensión y coherencia
lógica.
El primitivo concepto del espacio aristotélico es muy
diferente de nuestra idea newtoniana del mismo. El espacio
newtoniano es físicamente neutro, al contrario del
primitivo, que podríamos denominar como un espacio vital:
el de una habitación, una casa o una comunidad: existe
un "arriba", un "abajo", etc., cada posición es una
posición "para" un objeto o "donde" se produce una
actividad determinada.
Los maestros de Copérnico creían aun en que la
estructura del universo era como la describían Aristóteles y Ptolomeo, con lo que quedaban
enmarcados en el seno de la tradición antigua. A
principios del siglo XVI se seguía creyendo en la antigua
descripción del universo, pero ya no se le
atribuía el mismo valor.
Copérnico siguió estudios universitarios a finales
del silgo, lo que le convierte en heredero de Ptolomeo y
Aristóteles. Si bien la ciencia jugo un importante papel a
finales de la Edad Media, no
debe olvidarse que las fuerzas intelectuales dominantes eran
teológicas. Sin embrago, las criticas escolástica a
la obra de Aristóteles ofrecieron unas alternativas
importantes en algunos puntos específicos, que
desempeñaron una función de
máxima importancia en la preparación del camino de
Copérnico.
Durante la Edad Media y gran parte del Renacimiento, la
Iglesia
Católica fue la autoridad
intelectual dominante en toda Europa. Sin
embargo, la actitud de la
Iglesia con respecto a la astronomía no se mantuvo
uniforme, ya que tenia periodos mas o menos permisivos, mas o
menos represivos. La teoría copernicana se
desarrolló en el marco de una tradición
científica apadrinada y apoyada por la Iglesia. La ciencia
pagana y secular derivada de los contactos con el oriente
musulmán y bizantino dejaban de ser una amenaza siempre
que la Iglesia pudiera seguir manteniendo su liderazgo
intelectual a través de la integración de las concepciones procedentes
de aquella. Dentro de una erudición de corte cristiano, se
mantuvo a lo largo de cinco siglos el monopolio
católico sobre la ciencia. La estructura física y
cosmológica del nuevo universo cristiano plenomedieval era
básicamente aristotélica, derivada de las
concepciones de Tomas de Aquino (1225-1274). La critica que
realizaron los escolásticos al sistema
aristotélico tienen sus mayores exponentes en
Nicolás de Oresme y su maestro Juan Buridan durante el
siglo XIV. Los siglos durante los que perduró la
escolástica son aquellos en que la tradición de la
ciencia y la filosofía antigua fue simultáneamente
reconstruida, asimilada y puesta a prueba, a medida que iban
siendo descubiertos puntos débiles, se convertían
de inmediato en focos de las primeras operaciones
investigativas del mundo moderno.
En astronomía, hasta mediados del siglo XV los europeos no
produjeron una tradición astronómica capaz de
rivalizar con la obra de Ptolomeo. Para los europeos
contemporáneos a Copérnico, la astronomía
planetaria era un campo casi nuevo, que fue elaborado en un
clima
intelectual y social muy distinto de que hasta entonces se
habían enmarcado los estudios astronómicos.
La vida de Copérnico transcurrió entre 1473 y 1543,
las décadas centrales del Renacimiento y la
Reforma. La agitación en la Europa renacentista y
reformista facilitaron la innovación astronómica de
Copérnico.
Dice Khun del periodo
Los musulmanes amenazaban de nuevo con absorber vastos
territorios de una Europa presa de rivalidades dinásticas
por las que la nación-estado reemplazaba ala monarquía feudal. Una nueva aristocracia
comercial, acompañada por rápidos cambios en las
instituciones
económicas y en la tecnología, comenzaba
a rivalizar con las viejas aristocracias d la Iglesia y la
nobleza terrateniente. Lutero y Calvino encabezaban las primeras
revueltas contar la hegemonía religiosa del
catolicismo.
(…) Una serie de características especificas de esa
época tuvo efectos más concretos sobre la
astronomía. El Renacimiento
fue un periodo de viajes y
exploraciones. (…) Los viajes de los portugueses a lo largo de
las costas africanas habían comenzado a excitar la
imaginación y la avaricia de los europeos. (…) El
éxito
de las exploraciones exigía una mejora en los mapas y las
técnicas de navegación, aspectos que
dependían parcialmente de un mejor conocimiento de los
cielos. El
príncipe Enrique El Navegante (…), hizo construir
uno de los primeros observatorios de Europa. Las necesidades de
la exploración contribuyeron a crear una demanda de
astrónomos competentes, con lo que, hasta cierto punto,
cambio la actitud de estos hacia su propia ciencia. Cada nuevo
viaje revelaba nuevos territorios, nuevos productos y
nuevos pueblos. Los hombres no tardaron en comprender hasta que
punto podía ser erróneas las antiguas descripciones
de la tierra.
(…) Las discusiones en torno a las
reformas de los calendarios tuvieron un efecto más directo
y dramático en la práctica de la astronomía
renacentista, pues el estudio de aquellos enfrentó a los
astrónomos con la inadecuación e insuficiencia de
las técnicas de computación que se venían empleando.
(…) Tales proyectos (de
reforma de los calendarios), no se pusieron en marcha en forma
eficaz hasta el siglo XVI, cuando las crecientes dimensiones de
las entidades políticas, económicas, y
administrativas dieron una renovada importancia a la necesidad de
encontrar un medio eficaz y uniforme de computar las fechas.
Dicha reforma se convirtió entonces en un proyecto oficial
de la Iglesia. (…) El calendario gregoriano, adoptado por
primera vez en 1582, se basaba sobre el establecimiento de
cálculos fundados en Copérnico.
Puede comprenderse entonces porque la revolución
copernicana se realizó ocurrió precisamente en ese
momento. Sin embargo otros aspectos del Renacimiento, de carácter
más intelectual, desempeñaron un papel dentro de
esta revolución: aspectos vinculados al humanismo.
Koyré, al respecto del desarrollo
científico durante el Renacimiento, dice que
(…) la inspiración del Renacimiento no fue una
inspiración científica. El ideal de la
civilización de la época que se llama justamente
Renacimiento de las letras y de las artes, no es de modo alguno
un ideal de ciencia, sino un ideal de retórica.
(…) la época del Renacimiento fue la menos dotada de
espíritu crítico que haya conocido el mundo. Es la
época de las más burda y profunda
superstición, una época en que la creencia en la
magia y en la brujería se propagó de una manera
prodigiosa y estuvo infinitamente mas extendida que en la Edad
Media.
(…) el gran enemigo del Renacimiento, desde el punto de vista
filosófico y científico, fue la síntesis
aristotélica, y se puede decir que su gran obra es la
destrucción de esta síntesis. (…) La credulidad,
la creencia en la magia, me parecen consecuencias directas de
esta destrucción. Efectivamente, después de haber
destruido la física, la metafísica, y la ontología aristotélicas, el
Renacimiento se encontró sin física y sin ontología, es decir, sin posibilidad de
decidir con anticipación si algo es posible o no.
(…) Una vez que esta ontología es destruida y antes de
que una nueva, que no se elabora hasta el siglo XVII, haya sido
establecida, no hay ningún criterio que permita decidir si
la información que se recibe de tal o cual
"hecho" es verdadera o no. De esto resulta una credibilidad sin
limites.
(…) Ahora bien, si esta credulidad del "todo es posible" es el
reverso de la medalla, hay también un anverso. Este
anverso es la curiosidad sin limites, la agudeza de visión
y el espíritu de aventura que llevan a los grandes viajes
de descubrimiento y a las grandes obras de descripción.
(…) Lo que falta, en cambio, es la teoría
clasificadora.
(…) La tendencia erudita produce igualmente sus frutos. (…)
Los grandes textos científicos griegos que eran
desconocidos (…) son traducidos, editados o retraducidos y
reeditados.
(…) También los grandes matemáticos griegos son
traducidos y editados a lo largo del siglo XVI.
Una de las características del humanismo, el
desapego de lo mundano, derivaba de una tradición
filosófica que ejerció gran influencia en los
primeros padres dela Iglesia, eclipsada después del siglo
XII con el redescubrimiento de Aristóteles: el
neoplatonismo. Dicha tradición, descubría la
realidad no en las cosas efímeras de la vida cotidiana,
sino en un mundo espiritual exento de todo cambio:
el neoplatonismo pasó de un salto desde el cambiante y
corruptible mundo de la vida cotidiana al mundo eterno del
espíritu puro, y las matemáticas mostraron la forma de llevar a
cabo su cabriola. En el universo de
Platón,
la divinidad se hallaba convenientemente representada por
el sol, que
proporcionaba luz, calor y
fertilidad.
(…) Es pues manifiesto el neoplatonismo que preside la actitud
de Copérnico frente al sol y a la simplicidad de la
matemática.
La publicación del De Revolutionibus orbium caelestium
inaugura un profundo cambio dentro del pensamiento
astronómico y cosmológico. De ella se deriva un
enfoque nuevo de la astronomía planetaria, la primera
solución simple y precisa al problema de los planteas, y
una nueva cosmología. De hecho fue escrito con el objeto
de resolver el problema de los planetas que
Copérnico opinaba que ni Ptolomeo ni sus sucesores
había podido solucionar. Para hallar esa solución,
se debía definitivamente abandonar los supuestos de un
universo centrado en la tierra, y
él fue uno de los primeros en dar cuenta de que el
movimiento de
la tierra
podía resolver ese problema estrictamente
científico.
La Revolción Copernicana Y La Iglesia
"Al cristiano le basta con creer que la causa única de
todas las cosas creadas, celestes o terrestres, visibles o
invisibles, es la bondad del creador, el único Dios
verdadero, y que nada existe, salvo Él mismo, cuya
existencia no tenga origen en Él."
San Agustín.
"Me doy cuenta, Santísimo Padre, de que ciertas personas,
desde el momento que conozcan que en estos libros sobre
las revoluciones de las esferas del mundo atribuyo ciertos
movimientos a la tierra, clamaran pidiendo una rápida
condena, tanto de mi persona como de
mis opiniones."
Nicolás Copérnico, Prefacio del De
Revolutionibus al Papa Pablo III.
Copérnico murió en 1543, mismo año de la
publicación del De Revolutionibus. Fuera del mundo de la
astronomía, su repercusión fue bastante escasa, al
menos en los primeros años. Su victoria final se
consiguió por infiltración, convirtiéndose
finalmente en una obra de referencia para todos los que se
ocupaban de los problemas de la investigación
astronómica. De todas formas, el copernicanismo,
gradualmente, fue ganando terreno en forma inexorable.
Sin embargo, a medida que el debate
planteado alrededor de la obra excedía los limites de los
círculos especializados, adquiría caracteres
más tumultuosos. Los clamores hicieron su aparición
con lentitud.
Los argumentos anticopernicanos, (…) aparecen una y otra vez
durante la primera mitad del siglo XVII, momento en que la
controversia sobre el movimiento de
la tierra alcanza su mayor violencia e
intensidad. El movimiento de la tierra, decíase, viola los
principios del sentido comun, entra en conflicto con
las ya largamente establecidas leyes del
movimiento (…). Dichos argumentos poseían la suficiente
fuerza para
convencer a la mayor parte de la gente. No obstante, no eran las
armas
más potentes al servicio del
anticopernicanismo ni tampoco las que generaron una mayor
efervescencia. Este papel fue jugado por la religión y, en
particular, por las Escrituras.
(…) Con frecuencia siempre en aumento, los copernicanos
recibían los epítetos de "infieles", "ateos", y
cuando alrededor de 1610 fueron puestas en el Índice el De
Revolutionibus y todas las obras en las que se admitía el
movimiento de la tierra, se prohibió a los
católicos enseñar, e incluso leer, las
teorías copernicanas.
La teoría copernicana planteaba algunos problemas de
enorme importancia para los cristianos, obviamente de
índole teológicos. Dirigentes como Lutero y Calvino
blandieron las Escrituras contra Copérnico e incitaron a
la represión contra sus seguidores, pero en general el
protestantismo abandona la lucha una vez que las teorías
de Copérnico se vieron confirmadas con pruebas
indiscutibles.
Durante los sesenta años posteriores a la muerte de
Copérnico, la oposición de los católicos a
su teoría fue mínima comparada con la desplegada
por los protestantes. Durante los siglos XIV, XV y XVI la Iglesia
no impuso doctrina alguna a sus fieles en materia de
cosmología
El propio De Revolutionibus era un producto de la
libertad
concedida al clero en los dominios de la ciencia y la
filosofía secular (…).
Con la condena de la Iglesia a partir de 1610 y con la creciente
adhesión a una interpretación literal de la Biblia
que se esconde debajo, debe interpretarse en parte como una
reacción frente a las presiones que soportó a causa
de la Reforma, de hecho, la condena al copernicanismo
ocurrió durante la Contrarreforma. Lo cierto es que una
vez puesto en marcha el mecanismo de la Inquisición, era
muy difícil pararlo.
Tycho Brahe (1546-1601) fue la autoridad más
importante durante la segunda mitad del siglo XVI en materia de
astronomía, aunque mostraba una línea de
pensamiento relativamente tradicional, incluso opuesta a
Copérnico. Sin embargo, Brahe fue responsable de cambios
de enorme importancia en las técnicas de
observación astronómica y en los noveles de
precisión que exigían la recolección
de datos astronómicos. El sistema de Tycho Brahe,
conocido como ticónico, es una adecuación como
solución de compromiso a los problemas planteado por el De
Revolutionibus, ya que mantiene a la tierra en el centro del
universo, por lo que reconcilia su propuesta con las Escrituras,
aunque es equivalente al sistema heliocéntrico de
Copérnico en lo que respecta a las matemáticas. A
pesar de esto, la observación de Tycho de los cometas, le
obligó a sus partidarios a abandonar las "esferas de
cristal", que supuestamente eran el soporte de los planetas en
sus órbitas.
Johanes Kepler (1571-1630), es uno de los mas celebres
colegas de Brahe, fue copernicano toda su vida, aunque
trabajó con argumentos matemáticos mucho mas
sólidos. De hecho acabó por resolver el problema de
los planetas: los planetas se desplazaban a lo largo de elipses y
no con movimientos circulares como se creía. La
intuición física kepleriana introduce un concepto
mas de suma importancia en el desarrollo de la ciencia en el
futuro: el anima motrix, fuerza que emanaba del sol y responsable
de la órbita de los planetas. Al resolver este problema,
Kepler acabo por convertir al copernicanismo a todos los
astrónomos a partir de 1627, cuando publica las Tablas
Redolfinas.
Lo que es realmente nuevo en la concepción el
mundo de Kepler es la idea de que el universo
esté regido en todas partes por las mismas leyes y por
leyes de naturaleza estrictamente matemática. Su universo
es, sin duda, un universo estructurado, jerárquicamente
estructurado en relación al sol y armoniosamente ordenado
por el Creador, que se manifiesta a sí mismo en él
como en un símbolo. (…) El dios platónico de
Kepler construye el mundo geometrizándolo.
Galileo Galilei (1564-1642) escrutaba a partir de 1609
los cielos con un telescopio por primera vez, instrumento que
permitió descubrir en sus manos innumerables testimonios a
favor del copernicanismo, aportando a la astronomía los
primeros datos
cualitativos desde los recogidos en la antigüedad. La
observación detallada de la superficie lunar, las manchas
y rotación solares y el descubrimiento de las lunas de
Júpiter, terminaron de destruir la supuesta
perfección de la región celeste. Las lunas de
Júpiter ofrecían un modelo visible
del sistema solar
copernicano.
Kepler (y Bruno) pueden ser incorporados al
Renacimiento; con Galileo salimos sin ninguna duda y
definitivamente de esta época, Galileo no tiene nada de lo
que la caracteriza. Es antimágico en el mas alto grado.
(…) Lo que le anima es la gran idea de la física
matemática, de la reducción de lo real a lo
geométrico. De este modo, geometriza el universo, es
decir, identifica el espacio físico con el de la geometría
euclidiana.
(…) Galileo se nos presenta al mismo tiempo como uno
de los primeros hombres que comprendió de manera muy
precisa la naturaleza y el papel de la experiencia en las
ciencias. (…) El experimentum, para oponerlo justamente a la
experiencia comun, (…) es una pregunta hecha a la naturaleza,
una pregunta hecha en un lenguaje muy especial, en el lenguaje
geométrico y matemático; sabe que no basta observar
los que existe, lo que se presenta normal y naturalmente a los
ojos.
Los instrumentos con que trabaja y lleva a cabo el
experimentum –como el telescopio-, son encarnaciones de la
teoría. La ruptura con todo lo anterior es extremadamente
profunda.
Con Galileo y después de galileo tenemos una
ruptura entre el mundo que se ofrece a los sentidos y el
mundo real, el de la ciencia. Este mundo real es la geometría
hecha cuerpo, la geometría realizada.
A mediados del XVII es difícil encontrar ya un
astrónomo que no sea copernicano, a fines de siglo es ya
imposible. Quedaba allanado el camino hacia una concepción
newtoniana del mundo.
Camino al nuevo universo:
De Aristóteles a Platón, de
la teoría del Ímpetus a la Ley de
Gravitación Universal
Koyré caracteriza la actitud mental e intelectual propia
de la revolución espiritual acaecida en el siglo XVI,
rasgos que
caracterizaron a la ciencia moderna:
1°, la destrucción del cosmos y, por consiguiente, la
desaparición en la ciencia de todas las consideraciones
fundadas en esta noción; 2° la geometrización
del espacio, es decir, la sustitución de la
concepción de un espacio cósmico cualitativamente
diferenciado y concreto, el
de la física pregalileana, por el espacio homogéneo
y abstracto de la geometría euclidiana.
Divide la transición a la ciencia moderna en tres
etapas o épocas, que corresponden a tres tipos diferentes
de pensamiento:
primero, la física aristotélica; a
continuación, la física del ímpetus, salida,
como todo el resto, del pensamiento griego y elaborada en el
curso del siglo XIV por los nominalistas parisienses; Finalmente,
la física moderna, matemática, del tipo de
Arquímedes o Galileo.
La física del ímpetus progresó mucho en los
trabajos de Galilei, bajo la influencia innegable de
Arquímedes y Platón, sin embargo, encuentra que es
imposible matematizar, es decir, transformar en concepto exacto,
matemático, la grosera, vaga y confusa teoría del
ímpetus. Hube que abandonar esta concepción a fin
de edificar una física matemática en la perspectiva
de la estática
de Arquímedes. Hubo que formar y desarrollar un concepto
nuevo y original del movimiento. Este nuevo concepto es el que le
debemos a Galileo.
(…) El papel y el puesto de las matemáticas en la
ciencia no es realmente un problema nuevo. Muy al contrario:
durante mas de dos mil años ha sido el objeto de la
meditación, la investigación y la discusión
filosóficas. (…) Vemos que para la conciencia
científica y filosófica de la época, (…)
la oposición, o mejor, la línea divisoria entre lo
aristotélico el platónico es perfectamente clara.
Si reivindicamos para las matemáticas un estatuto
superior, si además le atribuimos un valor real y
una posición decisiva en física, somos
platónicos. Si, por el contrario, vemos en las
matemáticas una ciencia abstracta, así, pues, de
menos valor que aquellas –física y metafísica- que tratan de ser real; si
particularmente sostenemos que la física no necesita
ninguna otra base que la experiencia y debe edificarse
directamente sobre la percepción, que las matemáticas
deben contentarse con el papel secundario y subsidiario de un
simple auxiliar, somos aristotélicos.
A medida que se iban haciendo más difícil
dudar de la innovación introducida en la astronomia,
más urgente se hizo la necesidad de efectuar ciertos
ajustes en otros dominios del pensamiento. La astronomía
copernicana aniquilaba las respuestas tradicionales a muchas
cuestiones, pero no ofrecía nada en sustitución.
Eran necesarias una nueva física y una nueva
cosmología, que finalmente fueron creadas por sabios que
pertenecían a la minoría copernicana.
Después de la muerte de
Copérnico la tesis
neoplatónica proporciona un motivo y un tema central a los
escritos cosmológicos de un místico italiano
Giordano Bruno. Según él, el sol era
(…) una de las infinitas estrellas que se esparcían a lo
largo y ancho del espacio infinito; entre los cuerpos celeste que
moran en el espacio, deben existir planetas habitados, como la
tierra. Con tal punto, no solo la tierra, sino también el
sol y el sistema solar en
su conjunto, se convertían en insignificantes
partículas perdidas en la infinitud de la creación
divina.
Puesto que el copernicanismo destruía la unicidad de la
tierra, suprimía la distinción terrestre-celeste y
sugería la infinitud del universo, el vacío
infinito de los atomistas era el receptáculo natural para
este sistema solar de Copérnico.
El atomismo comenzó a resurgir intensamente a partir del
siglo XVII, y mezclado con el copernicanismo se convirtió
en uno de los principios fundamentales de una nueva
filosofía que guiaba la imaginación
científica.
La otra trayectoria histórica que conduce del cosmos
heliocéntrico al universo newtoniano, es la que se
desarrolla a través de toda una serie de tentativas
encaminadas a resolver el problema más acuciante que
planteo el copernicanismo: ¿qué provoca el
movimiento de los planetas?
Como vimos anteriormente, Kepler fue uno de los primeros en
introducir fuerzas dimanantes del sol que fundamentaban el
movimiento planetario: el concepto de anima motrix, precedente
primitivo de la gravedad newtoniana.
Desde el punto de vista conceptual que conduce de Kepler a Newton
es relativamente sencillo. Bastaba con introducir una serie de
correcciones de importancia para convertir el sistema kepleriano
en otro cualitativamente muy similar al de Newton. Estas
correcciones son consecuencia directa de del reconocimiento de la
función
de la inercia en la física celeste, aspecto desarrollado
en los trabajos de Descartes.
Kepler descubre la fuerza de atracción mutua de
todos los cuerpos materiales, la
atracción de todas las cosas por la tierra.
Estas correcciones en los sistemas fueron
realizadas por G. A. Borelli (1608-1679) y Robert Hooke
(1635-1703), que se acercan en grado sumo a los rasgos
cualitativos del sistema newtoniano.
Otro problema planteado por el copernicanismo es la
cuestión de porqué los cuerpos pesados caen sobre
la superficie de la tierra. Dicho problema ha llevado a los
historiadores de la ciencia y la filosofía a caracterizar
a la física moderna por uno de sus rasgos más
distintivos: el principio de inercia. La física moderna
estudia en primer lugar el movimiento de los cuerpos que nos
rodean. El principio de inercia es muy simple: afirma que un
cuerpo abandonado a sí mismo permanece en estado de reposo
o movimiento tanto tiempo como no este sometido a la
acción de una fuerza exterior cualquiera. Descartes
contestó que estos cuerpos son empujados hacia la tierra
por impactos procedentes de los corpúsculos de aire del
vórtice centrado en la tierra, explicación
corpuscular de la gravedad que Descartes publicó en 1644,
y de suma importancia para le proceso hacia
el newtonianismo.
Entretanto, Newton y Hooke dieron un paso que tuvo enormes
consecuencias, guiados por la idea cartesiana por el que el
mecanismo que regia las caídas terrestres y celestes era
el mismo, sugirieron que la fuerza que atraía a los
planetas hacia el sol y la luna a la tierra, era la misma que la
que causaba la caída de "piedras y manzanas". Newton
centró su atención en este problema a partir de 1666,
descubriendo los valores
matemáticos que regían la caída de los
planetas y los objetos pesados. Estas deducciones
matemáticas no tenían precedente alguno en la
historia de las ciencias, de hecho la ciencia del siglo XVII
alcanzo su apogeo con este descubrimiento. Estos trabajos fueron
el preludio para la publicación de los Philosophiae
Naturalis Principia Mathematica de Newton.
Paralelamente, la concepción de un mundo
constituido por átomos, cuyo movimiento eterno obedece a
unas pocas leyes promulgadas por Dios, había cambiado para
muchos hombres la imagen de la
propia divinidad. En el universo-reloj, Dios aparecía muy
a menudo como simple relojero, como el ser que había
diseñado si sus componentes atómicos y establecido
las leyes del movimiento, abandonándolo a sí mismo
después de puesto en marcha.
A la muerte de
Newton acaecida en 1727, la mayoria de los científicos y
hombres cultivados concebían el universo como un espacio
infinito y neutro donde moraban un número infinito de
corpúsculos sometidos a leyes pasivas como la de la
inercia, y había reemplazado definitivamente al ruinoso
universo aristotélico.
Durante el proceso
conocido como Revolución Científica que
llevó a la instauración de la ciencia moderna,
hemos visto como la filosofía aristotélica propia
del medioevo y que representaba la autoridad de la Iglesia, fue
reemplazada por el neoplatonismo; cómo el principio de
autoridad que ejercía la Iglesia a través de las
Escrituras y los textos, tanto religiosas como filosóficas
y científicas, fue reemplazado por otro nuevo criterios de
verdad, con la teoría –hipótesis-, y la observación de la
realidad; cómo la filosofía y las ciencias se van
paulatinamente diferenciando y distanciando hasta convertirse en
disciplinas diferentes; en el campo del lenguaje fueron mutando
conceptos que facilitaron la comprensión de la realidad,
como por ejemplo el concepto de ímpetus en el de inercia,
para dar finalmente con la Ley de Gravitación Universal;
pero fundamentalmente, la revolución científica
representa y contribuyo significativamente a la visión del
universo que aun hoy en la actualidad tenemos, y que es uno de
los pilares de la modernidad.
Martín Di Santo
4. Bibliografía
utilizada
- Capra, Fritjof, "El Tao de la Física", Ed.
Humanitas, Barcelona, 1975. - Cristolfini, Paolo, "Descartes", suplemento "Los
hombres de la Historia" de Pagina 12, Centro Editor de América
Latina.. - García Guadilla, Carmen,"Producción y transferencia de paradigmas
teóricos en la investigación socio-educativa",
Ed. Tropykos. - Garin, Eugenio, "Giordano Bruno", suplemento "Los
hombres de la Historia" de Pagina 12, Centro Editor de América Latina.. - Hall, Rupert, "La Revolución Científica
1500 – 1750", Introd., Ed. Crítica, Barcelona,
1985. - Koyré, Alexandre, "Estudios de Historia del
Pensamiento Científico", Ed. Siglo XXI, Barcelona,
1977. - Koyré, Alexandre, "Pensar la Ciencia"
(fragmento) en el suplemento Primer Plano, Suplemento de
Cultura de
Pagina 12, Domingo 28 de mayo de 1995. - Khun, Thomas S., "La Revolución Copernicana",
Ed. Planeta-Agostini, Barcelona, 1993. - Khun, Thomas S., "¿Qué son las
revoluciones científicas?". - Pérez Tamayo, Ruy, "¿Existe el
método científico?", Ed. Fondo de Cultura
Económica, México. - Porter, Roy, "La Revolución Científica:
¿un radio en la
rueda?, en Porter y Teich (eds.), "La Revolución en la
Historia", Ed. Critica, - Preti, Giulio, "Newton", suplemento "Los hombres de
la Historia" de Pagina 12, Centro Editor de América
Latina.. - Romero, José Luis, "La Filosofía
Moderna", Fondo de Cultura Económica, México. - Schneer, Cecil J., "Mente y Materia", Ed.. Bruguera,
Barcelona, 1969.
Nombre: la revolución científica –
filosofía, astronomía y física en la
edad
moderna-
Categoría: historia, filosofía
Palabras clave representativas: historia, filosofía,
revolución científica, galileo, copernico,
astronomía, newton, khun, koyre .
Autor: martín di santo
Estudiante de 3° año de la carrera de licenciatura en
historia de la universidad
nacional de la Patagonia San
Juan Bosco (Trelew – Chubut)
Edad: 31 años
El trabajo fue
realizado en diciembre del 2002
Autor:
Martín Di Santo