- La educación y su
relación con el trabajo. - Marco legal.
- La adolescencia
normal. - El síndrome de la
adolescencia normal. - Adolescencia y
psicopatía.duelo por el cuerpo, la identidad y los
padres infantiles. - Adolescencia y
psicopatía.con especial referencia a las
defensas. - El pensamiento en el adolescente
y en el adolescente psicopático. - Dos aspectos del desarrollo
adolescente: los rasgos afectivo emocionales y los
cognitivos. - Reflexión del trabajo
realizado. - Bibliografía
LA EDUCACIÓN Y SU
RELACIÓN CON EL
TRABAJO.
El trabajo es una actividad que dignifica al hombre en su
dimensión personal-social,
puesto que le permite desarrollarse como persona social y
participar junto con otros en la vida productiva de su comunidad.
El trabajo está ligado tanto al quehacer
intelectual como al manual, por lo
tanto, los saberes teóricos y prácticos
interactúan permanentemente
complementándose.
Es a través de la educación que
el hombre
adquiere su desarrollo
personal y social posibilitando su participación como
miembro activo de la sociedad. Para
ello es preciso desarrollar competencias que
le permitan operar sobre la realidad utilizando adecuadamente
todos los recursos a su
disposición ( humanos, materiales,
etc. )
Es lo que está ubicado entre los saberes y las
habilidades. Otra forma de decirlo… conjunto de propiedades que
se modifican permanentemente, que tienen que ver con la
aplicación de conocimientos en circunstancias
básicas.
Saberes que se ponen en manifiesto.
Para ser competente no sólo hay que saber hacer,
sino también poder
fundamentar porqué lo hice, porqué lo
hago.
Estudios realizados por la Comisión SCANS (
Secretaría de Trabajo de Estados Unidos,
1992 ) detectaron que las competencias que
son esenciales tanto para los jóvenes que deben
incorporarse al mercado de
trabajo como para quienes opten por seguir estudios superiores
son:
- Capacidades básicas: Redacción, matemática, expresión y capacidad
de escuchar. - Aptitudes analíticas: Pensar de modo creativo.
Tomar decisiones. Solucionar problemas.
Usar la imaginación. Saber aprender y
razonar. - Cualidades personales: Responsabilidad. Autoestima.
Sociabilidad. Autocontrol. Integridad. - Destrezas interpersonales: Trabajo en
equipo. Enseñanza a otros. Servicios a
los clientes.
Liderazgo.
Negociación. Trato intercultural
efectivo. - Información mediante adquisición y
evaluación de datos: Organización y mantenimiento de archivos.
Interpretación y comunicación. Uso de computadoras
para procesar datos. - Tecnología: Selección de equipos e instrumentos.
Aplicación de tecnología a tareas específicas.
Resolución de problemas
teóricos. - Recursos: Distribución del tiempo. Uso de
dinero y
materiales.
A éstas se suman otras demandas crecientes
como:
- La capacidad de autonomía en torno a
decisiones. - La posibilidad de pensar estratégicamente,
planificar y responder creativamente. - La capacidad de observación, interpretación y
reacción con toma de decisión ante situaciones
imprevistas. - La capacidad para identificar, definir y resolver
problemas. - La capacidad para formular alternativas, soluciones y
evaluar resultados. - Conciencia acerca de los criterios de calidad y
desempeño. - Autodisciplina en el
trabajo.
Educar para el trabajo es formar personas que ejerzan
la libertad, la
responsabilidad, la solidaridad, la
participación, la creatividad y
el respeto por los
otros y por las instituciones.
La Ley Federal de
Educación,
en el Capítulo VII de los Regímenes Especiales
establece para la Educación
Especial:
"Art. 28 – inciso b: Brindar una formación
individualizada, normalizadora e integrada, orientada al desarrollo
integral de la persona y a una
capacitación laboral que le
permita su incorporación al mundo del trabajo y la
producción.
- El principio de normalización: parte de que la vida de un
individuo discapacitado debe ser la misma que la de cualquier
ciudadano en cuanto a su ritmo, oportunidades y opciones, tanto
en una institución como en la sociedad. Poner
al alcance de las personas discapacitadas unos modos y
condiciones de vida diarios lo más parecidos posible a
las formas y condiciones del resto de la sociedad. Se
puntualiza que no se trata de normalizar a las personas sino el
entorno en que se desenvuelven, lo cual lleva implícito
el que los medios y
condiciones de vida se adecuan a las necesidades de la persona
con discapacidad a
través de los cambios profundos de actitudes en
la sociedad que lleven a lograr la cultura de
la integración. - La integración comprende toda la variedad de
relaciones sociales en que se desenvuelve una persona y, por
ende, posibilita una participación activa de las
personas con NEE según sus posibilidades e intereses.
Esto supone que la
educación de los alumnos con NEE debe realizarse en
el marco educativo común y con objetivos
idénticos para todos los alumnos, que en su
consecución pueden sufrir adaptaciones y
apoyos.
Funciones de los denominados
Servicios de Formación
Profesional:
Tendrán a su cargo la evaluación, la orientación, la
adaptación y la formación profesional de los
alumnos con necesidades educativas especiales, que no puedan
hacerlo en las instituciones
de educación común.
- Brindarán una amplia gama de posibilidades de
formación que permitan su inserción posterior en
los ámbitos laborales de la comunidad. - Evaluarán que tipo de competencias laborales
podrán desarrollar los alumnos, teniendo en cuenta el
contexto social y productivo, articulándose en redes que permitan la
optimización del uso de las ofertas de formación
e inserción laboral. - Evaluarán permanentemente las posibilidades de
integrar sus alumnos a las instituciones que brindan
formación profesional en la educación
común.
Las opciones de formación
serán:
- Formación en situaciones reales de
trabajo. - Formación específica en un campo
laboral. - Formación polivalente, donde los alumnos
tengan una formación básica general en lo que
hace a las competencias requeridas para distintos tipos de
trabajo y manejo de los diferentes tipos de técnicas. Se prevé su
ubicación en espacios laborales con la adecuada supervisión y apoyos.
LA
ADOLESCENCIA
NORMAL.
CAPÍTULO I
" EL ADOLESCENTE Y LA LIBERTAD
"
Por ARMINDA ABERASTURY.
Entrar en el mundo de los adultos, significa para el
adolescente la pérdida definitiva de su condición
de niño.
Los cambios psicológicos que se producen en este
período junto a los cambios corporales, llevan a una nueva
relación con los padres y con el mundo. Ello sólo
es posible si se elabora lenta y dolorosamente el duelo por el
cuerpo de niño, por la identidad
infantil y por la relación con los padres de la infancia.
Cuando el adolescente se incluye en el mundo con este
cuerpo ya maduro, la imagen que tiene
de su cuerpo ha cambiado, también su identidad y
necesita entonces adquirir una ideología que le permita su
adaptación al mundo y/o su acción sobre él
para cambiarlo.
Es un período de contradicciones, confuso,
doloroso, ambivalente, caracterizado por fricciones con el medio
familiar y social.
Estos cambios, en los que pierde su identidad de
niño, implican la búsqueda de una nueva identidad
que se va construyendo en un plano consciente e
inconsciente.
La pérdida que debe aceptar el adolescente al
hacer el duelo por el cuerpo es doble:
- la de su cuerpo de niño cuando los caracteres
sexuales secundarios lo ponen ante la evidencia de su nuevo
status - y la aparición de la menstruación en la
niña y el semen en el varón, que les imponen el
testimonio de la definición sexual y del rol que
tendrán que asumir, no sólo en la unión de
pareja sino en la procreación.
Sólo cuando el adolescente es capaz de aceptar
simultáneamente sus aspectos de niño y de adulto,
puede empezar a aceptar en forma fluctuante los cambios de su
cuerpo y comienza a surgir su nueva identidad.
El adolescente se presenta como varios personajes, ante
diferentes personas, a veces ante los mismos padres, que nos
podrían dar de él versiones totalmente
contradictorias sobre su madurez, su bondad, su capacidad, su
afectividad, su comportamiento, aspecto físico, etc. A
sí mismo, las fluctuaciones de identidad se experimentan
también en los cambios bruscos, en las notables
variaciones producidas en pocas horas por el uso de diferentes
vestimentas, más llamativas en la niña adolescente,
pero igualmente notables en el varón.
- Cuando el adolescente se presenta como varios
personajes: es una combinación inestable de varios
cuerpos e identidades. No puede renunciar a aspectos de
sí mismo y no puede utilizar y sintetizar los que va
adquiriendo y en esa dificultad de adquirir una identidad
coherente reside el principal obstáculo para resolver su
identidad sexual. - Los cambios en su cuerpo lo obligan al
desprendimiento de su cuerpo infantil. - Los padres tienen que desprenderse del hijo
niño y evolucionar hacia una relación con el hijo
adulto, lo que impone muchas renuncias de su parte.
Al mismo tiempo, la
capacidad y los logros crecientes del hijo lo obligan a
enfrentarse con sus propias capacidades y a evaluar sus logros y
fracasos. " El hijo es el testigo mas implacable de lo realizado
y de lo frustrado ".
" En la adolescencia,
una voluntad biológica va imponiendo un cambio y el
niño y sus padres deben aceptar la prueba de realidad de
que el cuerpo infantil está perdiéndose para
siempre ".
La problemática del adolescente comienza con los
cambios corporales, y le sigue con cambios
psicológicos.
La inserción en el mundo social del adulto con
sus modificaciones internas y su plan de reformas,
es lo que va definiendo su personalidad y
su ideología.
Su nuevo plan de vida le
exige plantearse el problema de los valores
éticos, intelectuales y afectivos, implica el nacimiento
de nuevos ideales y la adquisición de la capacidad de
lucha para conseguirlos.
Su hostilidad frente a los padres y al mundo en general
se expresa en su desconfianza, en la idea de no ser comprendido,
en su rechazo de la realidad, situaciones que pueden ser
ratificadas o no por la realidad misma.
Sufre crisis de
susceptibilidad y de celos, exige y necesita vigilancia y
dependencia, pero sin transición surge en él un
rechazo al contacto con los padres y la necesidad de independencia
y de huir de ellos.
Son tres las exigencias básicas de libertad que
plantea el adolescente de ambos sexos a sus padres:
- la libertad en salidas y horario,
- la libertad de defender una
ideología - y la libertad de vivir un amor y un
trabajo.
De estas tres exigencias los padres parecen ocuparse en
especial de la primera, pero más profundamente este
control sobre las
salidas y horarios significa el control sobre las
otras libertades: la ideología, el amor y el
trabajo.
El adolescente percibe muy bien que cuando los padres
comienzan a controlar el tiempo y los horario están
controlando algo más: su mundo interno, su crecimiento y
su desprendimiento.
Es necesario dar libertad, y para ello hay dos caminos:
dar una libertad sin límites,
que es lo mismo que abandonar a un hijo, o dar una libertad con
límites, que impone cuidados, cautela,
observación, contacto afectivo permanente,
diálogo,
para ir siguiendo paso a paso la evolución de las necesidades y de los
cambios en el hijo.
Toda adolescencia lleva, además del sello
individual, el sello del medio cultural, social e
histórico desde el cual se manifiesta, y el mundo en que
vivimos nos exige más que nunca la búsqueda del
ejercicio de la libertad sin recurrir a la violencia para
coartarla.
Las necesidades y los límites útiles que
permitan a un adolescente desarrollarse hasta un nivel
adulto.
Esto exige un clima de espera y
comprensión para que el proceso no se
retarde ni se acelere. Es un momento crucial en la vida del
hombre y
necesita una libertad adecuada con la seguridad de
normas que le
vayan ayudando a adaptarse a sus necesidades o a modificarlas,
sin entrar en conflictos
graves consigo mismo, con su ambiente y con
la sociedad.
CAPÍTULO II
EL SÍNDROME DE LA ADOLESCENCIA
NORMAL.
Por MAURICIO KNOBEL.
NORMALIDAD Y PATOLOGÍA EN LA
ADOLESCENCIA.
Este período de la vida, como todo
fenómeno humano, tiene su exteriorización característica dentro del marco cultural
– social en el cuál se desarrolla.
El elemento sociocultural influye con un determinismo
específico en las manifestaciones de la adolescencia, pero
también tras esa expresión sociocultural existe un
basamento psicobiológico que le da características universales.
La experiencia psicoanalítica del tratamiento de
adolescentes
que concurren o son traídos a consultas, son por conductas
consideradas como "anormal" dentro del marco familiar o social de
nuestro medio.
El problema de la adolescencia debe ser tomado como un
proceso
universal de cambio, de
desprendimiento, pero que se teñirá con
connotaciones externas o dificultarán, según las
circunstancias.
La adolescencia se la puede definir como: " la etapa de
la vida durante la cual el individuo busca establecer su
identidad adulta, apoyándose en las primeras relaciones
objetales – parentales internalizadas y verificando la
realidad que le medio social le ofrece, mediante el uso de
elementos biofísicos en desarrollo a
su disposición y que a su vez tienden a la estabilidad de
la
personalidad en un plano genital, lo que sólo es
posible si se hace el duelo por la identidad infantil
".
El proceso de duelo es básico y
fundamental.
Ana Freud dice: " en
la adolescencia toda conmoción de este período de
la vida debe ser estimada como normal, señalando
además que sería anormal la presencia de un
equilibrio
estable durante el proceso adolescente ".
Las luchas y rebeldías externas de adolescente no
son más que reflejos de los conflictos de
dependencia infantil que íntimamente aún persisten.
Los procesos de
duelo obligan a actuaciones que tienen características
defensivas, de tipo psicopático, fóbico o
contrafóbico, maníaco o esquizoparanoide,
según el individuo y sus circunstancias.
Es por ello que considera que se puede hablar de
una verdadera "patología normal" del adolescente, en el
sentido de que precisamente éste exterioriza sus
conflictos de acuerdo con su estructura y
sus experiencias.
Para Erikson existe en la adolescencia un cambio que es
fundamentalmente crítico. Este autor habla de tres
estadios en el proceso evolutivo, que sintetiza en:
- Niño
- Adolescente
- Adulto
Basándose en conceptos de Piaget, y
aceptando que uno no es un adulto – adulto ( ni fue un
niño – niño, ni se convirtió en adolescente
– adolescente ) sin lo que Piaget llama "
conflicto " y que él prefiere llamar "
crisis ". destaca además que para cada unidad de
éstas etapas, corresponde una crisis
mayor.
El adolescente atraviesa por desequilibrios e
inestabilidad extremas. En nuestro medio cultural, nos muestra
períodos de elección, de ensimismamiento,
alternando con audacia, timidez, incoordinación, urgencia,
desinterés o apatía, que se suceden o son
concomitantes con conflictos afectivos, crisis religiosas en las
que se puede oscilar del ateísmo, conductas sexuales
dirigidas hacia el heteroerotismo y hasta la homosexualidad
ocasional.
Todo esto es lo que ha llamado… un " Síndrome
normal de la adolescencia ".
La mayor o menor anormalidad de este
síndrome normal al que acaba de referirse, se
deberá, en gran parte a los procesos de
identificación y de duelo que haya podido realizar el
adolescente. En la medida en que haya elaborado los duelos, que
son en última instancia los que llevan a la
identificación, el adolescente verá su mundo
interno mejor fortificado y, entonces, esta normal anormalidad
será menos conflictiva y por lo tanto menos
perturbadora.
EL SINDROME NORMAL DE LA ADOLESCENCIA.
Características de la adolescencia, "
sintomatologías "que integrarían este
síndrome:
- Búsqueda de sí mismo y de la
identidad. - Tendencia grupal.
- Necesidad de intelectualizar y fantasear.
- Crisis religiosas que pueden ir desde el
ateísmo más intransigente hasta el misticismo
más fervoroso. - Desubicación temporal, en donde el pensamiento
adquiere las características de pensamiento
primario. - Evolución sexual manifiesta que va desde el
autoerotismo hasta la heterosexualidad genital
adulta. - Actitud social reivindicatoria con tendencias anti o
asociales de diversa intensidad. - Contradicciones sucesivas en todas las
manifestaciones de la conducta,
dominada por la acción, que constituye la forma de
expresión conceptual más típica de este
período de la vida. - Una separación progresiva de los
padres. - Constantes fluctuaciones del humor y del estado de
ánimo.
BÚSQUEDA DE SÍ MISMO Y DE
LA IDENTIDAD.
El niño entra en la adolescencia con
dificultades, conflictos e incertidumbres que se magnifican en
este momento vital, para salir luego a la madurez estabilizada
con determinado carácter y
personalidad
adultos. Se logra lo que Erikson ha definido como una entidad
yoica, una entidad personal, y lo
que Nixon ha denominado la autocognición es un
fenómeno esencialmente biológico y se relaciona con
el concepto de "
sí mismo " ( self ) o sea, el símbolo que cada uno
posee de su propio organismo.
Esto se produce en realidad en todas las etapas del
desarrollo pero adquiere especiales características en la
adolescencia.
La idea del sí mismo o del " self " implica algo
mucho más amplio en todas las etapas del desarrollo. Es
el
conocimiento de la individualidad biológica y social,
del ser psicofísico en su mundo circundante que tiene
características especiales en cada edad evolutiva. La
consecuencia final de la adolescencia sería un conocimiento
del sí mismo como entidad biológica en el
mundo.
El cuerpo y el esquema corporal, con dos variables
íntimamente interrelacionadas que no deben desconocerse en
la ecuación del proceso de definición del sí
mismo y de la identidad.
El esquema corporal es la representación mental
que el sujeto tiene de su propio cuerpo como consecuencia de sus
experiencias en continua evolución.
Aquí son de fundamental importancia los procesos
de duelo con respecto al cuerpo infantil perdido, que obligan a
una modificación del esquema corporal y del conocimiento
físico de ‘si mismo en una forma muy
característica para este período.
El logro de un " autoconcepto " es lo que también
llaman el yo y se va desarrollando a medida que el sujeto va
cambiando y se va integrando con las concepciones que acerca de
él mismo tienen muchas persona, grupos e
instituciones, y va asimilando todos los valores que
constituyen el ambiente
social.
El problema clave de la identidad consiste en la
capacidad del yo de mantener la mismidad y la continuidad frente
a un destino cambiante.
La identidad es la creación de un sentimiento
interno, que es el " saber quién soy ".
El sentimiento de identidad " implica la
noción de un yo ".
En esta búsqueda de identidad, el adolescente
recurre a las situaciones que se presentan como más
favorables en el momento.
Una identidad negativa, basada en identificaciones con
figuras negativas pero reales, son tomadas como única
solución ante, es preferible ser alguien, perverso,
indeseable, a no ser nada. Esto constituye una de las bases del
problema de las pandillas de delincuentes, los adictos, las drogas,
etc.
La realidad suele ser mezquina en proporcionar figuras
con las que se pueden hacer identificaciones positivas y
entonces, en la necesidad de tener una identidad, se recurre a
ese tipo de identificación.
Grinberg, destaca la posibilidad de la disconformidad
con la
personalidad adquirida y el deseo de lograr otra por medio de
la identificación proyectiva. Esta puede ser movilizada
por la envidia, uno de los sentimientos más importantes
que entran en juego en las
relaciones de objeto.
Existen también problemas de seudoidentidad,
expresiones manifiestas de lo que se quisiera o pudiera ser y que
ocultan la identidad latente, la verdadera.
Todo lo antedicho es lo que puede llevar al adolescente
a adoptar distintas identidades. Las identidades
transitorias son las adoptadas durante un cierto
período, como por ejemplo el lapso de machismo en el
varón o de la precoz seducción histeroide en la
niña.
Las identidades ocasionales son las que se dan
frente a situaciones nuevas, como por ejemplo en el primer
encuentro con una pareja, el primer baile, etc.
Y las identidades circunstanciales son las que
conducen a identificaciones parciales transitorias que suelen
confundir al adulto, sorprendido a veces ante los cambios en la
conducta de un
mismo adolescente que recurre a este tipo de
identidad.
Este tipo de " identidades " son adoptadas sucesiva o
simultáneamente por los adolescentes
según las circunstancias. Son aspectos de la identidad
adolescente.
La situación cambiante que significa la
adolescencia obliga a reestructuraciones permanentes externas e
internas que son vividas como intrusiones dentro del equilibrio
logrado en la infancia y que
obligan al adolescente, en el proceso para lograr su identidad, a
tratar de refugiarse férreamente en su pasado mientras
trata también de proyectarse intensamente en el
futuro.
Realiza un verdadero proceso de duelo por el cual al
principio niega la pérdida de sus condiciones infantiles y
tiene dificultades en aceptar las realidades más adultas
que se le van imponiendo, entre las que, por supuesto, se
encuentran fundamentalmente las modificaciones biológicas
y morfológicas de su propio cuerpo.
Todos estos cambios que se van sucediendo crean gran
preocupación. A veces la ansiedad es tan grande que surge
lo que ya se ha señalado como disconformidad con la propia
identidad, que se proyecta entonces al organismo. Un grupo de
varones y niñas, interrogados acerca de sí
desearían un cambio de su aspecto físico,
contestó en su gran mayoría que sí, lo que
demuestra cómo el adolescente vive estos cambios
corporales como perturbadores.
" El proceso de duelo que se efectúa, como todo
proceso de duelo, necesita tiempo para ser realmente elaborado
".
En la adolescencia el individuo da un nuevo paso para
estructurarse en la preparación para la adultéz.
Dentro del contínuum de su identidad los elementos
biológicos introducen una modificación
irreversible. Ya no se volverá a tener jamás el
cuerpo infantil. Aunque todo el proceso evolutivo está
jalonado de microduelo, aquí se inicia un duelo mucho
más evidente y significativo, al cual acompañara
los duelos por el rol y la identidad infantiles ( junto con el
duelo por la bisexualidad ) y por esos padres de la infancia a
quienes tanto se los necesitaba y de los cuales se podía
depender.
La presencia externa, concreta, de los padres empieza a
hacerse innecesaria. Ahora la separación de éstos
no sólo es posible, sino ya necesaria. Las figuras
parentales están internalizadas, incorporadas a la
personalidad del sujeto, y éste puede iniciar su proceso
de individualización. El volumen, la
configuración y la calidad de las
figuras parentales internalizadas adecuadamente, enriquecieron al
yo, estructuraron al superyo, y lo dotaron de las necesarias
características encauzadoras de la vida sexual que
comienza a poder
exteriorizarse en la satisfacción genital, ahora
biológicamente posible.
Esa es otra de las situaciones de cambio que se produce
en la adolescencia, y que influyen en las características
de cómo es en ese entonces la búsqueda de sí
mismo y de la identidad.
LA TENDENCIA GRUPAL.
En su búsqueda de la identidad adolescente, el
individuo, en esa etapa de la vida, recurre como comportamiento
defensivo a la búsqueda de uniformidad, que puede brindar
seguridad y
estima personal. Allí surge el espíritu de
grupo al que
tan afecto se muestra el
adolescente. Hay un proceso de sobreidentificación masiva,
en donde todos se identifican con cada uno. A veces el proceso es
tan intenso que la separación del grupo parece casi
imposible y el individuo pertenece más al grupo de
coetáneos que al grupo familiar.
Se inclina a los dictados del grupo, en cuanto a modas,
vestimenta, costumbres, preferencias de distinto tipo,
etc.
Las actuaciones del grupo y de sus integrantes
representan la oposición a las figuras parentales y una
manera activa de determinar una identidad distinta de la del
medio familiar.
El fenómeno grupal adquiere una importancia
trascendental ya que se transfiere al grupo gran parte de la
dependencia que anteriormente se mantenía con la estructura
familiar y con los padres en especial.
En el fenómeno grupal el adolescente busca un
líder
al cual someterse, o si no se erige él en líder
para ejercer el poder del padre o de la madre.
El grupo viene a solucionar entonces gran parte de sus
conflictos.
NECESIDAD DE INTELECTUALIZAR Y FANTASEAR.
Una de las formas típicas del pensamiento del
adolescente es la de intelectualizar y fantasear.
La intelectualización y el ascetismo han sido
señalados por Ana Freud como
manifestaciones defensivas típicas de la
adolescencia.
La incesante fluctuación de la identidad
adolescente, que se proyecta como identidad adulta en un futuro
muy próximo, adquiere caracteres que suelen ser
angustiantes y que obligan a un refugio interior que es muy
característicos.
Tal huida en el mundo interior permite una especie de
reajuste emocional, un autismo positivo
en el que se da un "incremento de la
intelectualización".
También es entonces cuando el adolescente
comienza a escribir versos, novelas, cuentos y se
dedica a actividades literarias, artísticas,
etc.
LA CRISIS RELIGIOSAS.
La adolescencia puede manifestarse como un ateo
exacerbado o como un místico muy fervoroso.
Es común observar que un mismo adolescente pasa
incluso por períodos místicos o por períodos
de un ateísmo absoluto. Esto concuerda con toda la
situación cambiante y fluctuante de su mundo
interno.
El adolescente " quiere dudar, cavitar, quiere buscar,
no decidirse…," "y cuando entra en esta edad difícil se
pregunta quién es, qué es, para luego intentar una
respuesta más o menos adecuada a esta pregunta,
interrogarse acerca de qué hacer con él, con lo que
él supone que es" .
Además comienza a enfrentar la separación
definitiva de los padres y también la aceptación de
la posible muerte de los
mismos.
Esto explica cómo el adolescente puede llegar
a tener tanta necesidad de hacer identificaciones proyectivas con
imágenes muy idealizada, que le aseguran la
continuidad de la existencia de sí mismo y de sus padres
infantiles. La figura de una divinidad, de cualquier tipo de
religión,
puede representar para él una salida mágica de este
tipo.
LA DESUBICACIÓN TEMPORAL.
El adolescente vive con una cierta desubicación
temporal, convierte el tiempo en presente y activo como un
intento de manejarlo.
Un ejemplo de conducta adolescente que desconciertan a
los padres podría ser cuando se les recrimina que estudien
porque tiene un examen …y el hijo responde … "pero sí
tengo tiempo…si el examen es recién …
mañana!
Cuando se niega el pasaje del tiempo, puede conservarse
al niño adentro del adolescente como un objeto muerto
– vivo. Esto está relacionado con el sentimiento de
soledad tan típico de los adolescentes, que presentan esos
período en que se encierran en sus cuartos, se
aíslan y retraen. Estos momentos de soledad suelen ser
necesarios para que " afuera " pueda quedar el tiempo pasado, el
futuro y el presente, convertidos así en objetos
manejables.
Mientras esto ocurre, la noción temporal del
adolescente es de características fundamentalmente
corporales o rítmicas, o sea, basadas en el tiempo de
comer, el de defecar, el de jugar, el de ir a dormir, el de
estudiar, etc.
Ese es el que se denomina tiempo vivencial o
experimental.
A medida que se van elaborando los duelos típicos
de la adolescencia, la dimensión temporal adquiere otra
características. Aquí es cuando surge la
conceptualización del tiempo, que implica la noción
discriminada de pasado, presente y futuro, con la
aceptación de la muerte de
los padres y la pérdida definitiva de su vínculo
con ellos, y la propia muerte.
Los primeros intentos discriminativos temporales se
efectúan a nivel corporal, por ejemplo, el adolescente
afirma, refiriéndose a su pasado: " cuando era chico " ,
refiriéndose al futuro: " cuando sea grande
"…
Manteniéndose únicamente en el tiempo
experiencial, es una forma de intentar paralizar el tiempo y los
cambios, denegar una perspectiva presente y un pasado y un
futuro.
LA EVOLUCIÓN SEXUAL DESDE EL AUTOEROTISMO HASTA
LA HETEROSEXUALIDAD.
En la evolución del autoerotismo a la
heterosexualidad que se observa en el adolescente, se puede
describir una actividad de tipo masturbatoria y los comienzos del
ejercicio genital, que tiene características especiales en
esta fase del desarrollo, donde hay más un contacto
genital de tipo exploratorio y preparatorio, que la verdadera
genitalidad procreativa, que sólo se da, con la
correspondiente capacidad de asumir el rol parental,
recién en la adultez.
Al ir aceptando su genitalidad, el adolescente inicia
la búsqueda de la pareja en forma tímida pero
intensa.
La masturbación, como fenómeno normas de la
adolescencia, le permite al individuo en esta etapa de su vida,
considerar a sus genitales como ajenos a sí mismo, tratar
de recuperarlos e integrarlos, y finalmente realizar el proceso
depresivo a través de una angustia, primero persecutoria y
luego depresiva, e integrar sus genitales a todo el concepto de
sí mismo, formando realmente una identidad genital adulta
con capacidad procreativa, independencia
real y capacidad de formar una pareja estable en su propio
espacio y en su propio mundo.
Es decir, habrá llegado el individuo a la
genitalidad procreativa.
Definir la genitalidad adulta como el pleno ejercicio de
la capacidad libidinal de un sujeto, mediante la puesta en
juego de los
elementos remanentes de todas las etapas de maduración
psicosexual, con la culminación en el nivel genital, con
otro sujeto de sexo opuesto y
con la aceptación implícita de la capacidad de
procrear, siempre que las condiciones socioeconómicas de
la realidad externa permitan, integrando así una
constelación familiar, con los roles adultos
correspondientes.
ACTITUD SOCIAL REIVINDICATORIA.
El individuo se exterioriza de diferentes maneras de
acuerdo con los patrones culturales.
No hay duda alguna de que la constelación
familiar es la primera expresión de la sociedad que
influye y determina gran parte de la conducta de los
adolescentes.
Las primeras identificaciones son las que se hacen con
las figuras parentales, pero no hay duda alguna de que el medio
en que se vive determina nuevas posibilidades de
identificación.
La ulterior aceptación de la identidad
está forzosamente determinada por un condicionamiento
entre individuo y medio que es preciso reconocer.
CONTRADICCIONES SUCESIVAS EN TODAS LAS MANIFESTACIONES
DE LA CONDUCTA.
La conducta del adolescente está dominada por la
acción, que constituye la forma de expresión
más típica en estos momentos de la vida.
El adolescente no puede mantener una línea de
conducta rígida, permanente y absoluta, aunque muchas
veces la intenta y la busca.
SEPARACIÓN PROGRESIVA DE LOS PADRES.
Uno de los duelos fundamentales que tiene que elaborar
el adolescente es el duelo por los padres de la
infancia.
Una de las tareas básicas concomitantes a la
identidad del adolescente, es la de ir separándose de los
padres.
La evolución de la sexualidad
depende en gran parte de cómo los mismos padres acepten
los conflictos y el desprendimiento que los hijos de una manera u
otra pueden expresar.
CONSTANTES FLUCTUACIONES DEL HUMOR Y DEL ESTADO DE
ÁNIMO.
Un sentimiento básico de ansiedad y depresión
acompañarán permanentemente como substrato a la
adolescencia.
La cantidad y la calidad de la elaboración de los
duelos de la adolescencia determinarán la mayor o menor
intensidad de esta expresión y de estos
sentimientos.
Los cambios de humor son típicos de la
adolescencia y es preciso entenderlos sobre la base de los
mecanismos de proyección y de duelo por la pérdida
de objetos.
Poder aceptar la anormalidad habitual en el adolescente,
permitirá un acercamiento más productivo a este
período de la vida. Podrá determinar el entender al
adolescente desde el punto de vista adulto, facilitándole
su proceso evolutivo hacia la identidad que busca y necesita.
Solamente sí el mundo adulto lo comprende adecuadamente y
facilita su tarea evolutiva, el adolescente podrá
desempeñarse correcta y satisfactoriamente, gozar de su
identidad, de todas sus situaciones, aún de las que
aparentemente tienen raíces patológicas, para
elaborar una personalidad, más sana y feliz.
De lo contrario, siempre se proyectarán en el
adolescente las ansiedades y la patología del adulto y se
producirá ese colapso o crisis de enfrentamiento
generacional, que dificulta el proceso evolutivo y no permite el
goce real de la personalidad…
CAPÍTULO III
DUELO POR EL CUERPO, LA IDENTIDAD Y
LOS PADRES INFANTILES.
Tanto las modificaciones corporales incontrolables como
los imperativos del mundo externo que exigen al adolescente
nuevas pautas de convivencia, son vividos al principio como una
invasión.
Esto lo lleva como defensa a retener muchos de sus
logros infantiles, aunque también coexiste el placer y el
afán de alcanzar su nuevo status. También lo
conduce a un refugio en su mundo interno para poder reconectarse
con su pasado y desde allí enfrentar el futuro.
Estos cambios en los que pierde su identidad de
niño, implican la búsqueda de una nueva identidad
que se va construyendo en un plano consciente e
inconsciente.
El adolescente se va modificando, pues como toda
elaboración de duelo exige tiempo para ser una verdadera
elaboración y no tomar las características de una
negación maníaca.
La patología de estos duelos emparienta la
adolescencia con la psicopatía y en ambas la conducta de
los padres puede favorece o no estas negaciones.
La pérdida que debe aceptar el adolescente al
hacer el duelo por el cuerpo es doble: la de su cuerpo de
niño, cuando los caracteres sexuales secundarios lo ponen
ante la evidencia de su nuevo status y la aparición de la
menstruación en la niña y del semen en el
varón, que les imponen el testimonio de la
definición sexual y del rol que tendrán que asumir,
no sólo en la unión con la pareja sino en la
procreación.
Se produce también es esa época una
actividad masturbatoria intensa, que surge no sólo como un
intento de descargar las tensiones genitales, sino también
para negar omnipotentemente que se dispone de un solo sexo y que
para la unión se necesita de la otra parte.
En la pubertad, la aparición de una intensa
actividad masturbatoria tiene nuevamente el significado de una
negación maníaca y se acompaña, como en el
primer caso, de fantasías de unión.
La elaboración del duelo conduce a al
aceptación del rol que la pubertad le marca. Durante la
labor de duelo surgen defensas cuyo fin es negar la
pérdida de la infancia.
La angustia y los estados de despersonalización
que suelen acompañar a la menstruación como
también a la aparición del semen, tienen el
significado defensivo de no aceptar que es en el propio cuerpo en
el que se están produciendo estos cambios.
Sólo cuando el adolescente es capaz de aceptar
simultáneamente los dos aspectos, el de niño y el
de adulto, puede empezar a aceptar en forma fluctuante los
cambios de su cuerpo, y comienza a surgir su nueva
identidad.
La búsqueda de identidad cuando aparecen
patologías que pueden llevar a confundir habitualmente una
crisis con un cuadro psicopático.
El psicópata – como muchos
neuróticos o psicóticos, fracasa en la
elaboración del duelo y no llega a la identidad adulta
manifestando muchos de estos síntomas sin
modificación.
En el adolescente y en el psicópata lo que
traba la decisión no es la falta de capacidades sino la
dificultad de renunciar, porque elegir toma el significado, no de
adquirir algo, sino de perder lo otro.
Cuando el adolescente adquiere una identidad, acepta su
cuerpo, y decide habitarlo, se enfrenta con el mundo y lo usa de
acuerdo con su sexo.
En el adolescente, las modificaciones en su cuerpo lo
llevan a la estructuración de un nuevo yo corporal, a la
búsqueda de su identidad y al cumplimiento de nuevos
roles: " quién soy yo hoy, quién soy
yo"…
El adolescente tiene que dejar de ser a través de
los padres para llegar a ser él mismo.
El adolescente se presenta como varios personajes, a
veces ante los mismos padres, pero con más frecuencia ante
diferentes personas del mundo externo, que nos podrían dar
de él versiones totalmente contradictorias sobre sus
madurez, su bondad, su capacidad, su afectividad, su
comportamiento, etc.
Los padres tienen dificultades para aceptar el
crecimiento a consecuencia del sentimiento de rechazo que
experimentan frente a la genitalidad y a la libre
expansión de la personalidad que surge de ella.
El adolescente siente la amenaza inminente de perder la
dependencia infantil, en momentos en que esa dependencia es
aún necesaria. Cuando la conducta de los padres implica
una incomprensión de las llamativamente polares
fluctuaciones entre dependencia – independencia se
dificulta la labor del duelo, en la que son necesarios
permanentes ensayos y
pruebas de
pérdida y recuperación.
Existe una marcada disociación entre la actitud frente
a los padres y a los sustitutos. Vinculada con este
fenómeno se encuentra muchas veces la búsqueda de
ideologías a través de figuras sustitutivas
paternas.
La identidad lograda al final de la adolescencia, si
bien tiene su relación con las identificaciones del
pasado, incluye todas las del presente y también los
ideales hacia los cuales tiende.
El destino de las identificaciones de la infancia
dependerá no sólo de la elaboración interna
que realiza el niño sino también de las pautas de
conducta de la familia y
de la sociedad.
La elaboración del duelo por el cuerpo infantil y
por la fantasía del doble sexo conduce a la identidad
sexual adulta. Cambia así la relación con los
padres adquiriendo ésta las características de las
relaciones de objeto adultas.
El psicópata, por un fracaso en la
elaboración de esos duelos, no alcanza la verdadera
identidad y la ideología que le permitirían
alcanzar este nivel de adaptación creativa.
CAPÍTULO IV
CON ESPECIAL REFERENCIA A LAS
DEFENSAS.
En el psicópata hay un daño en las
funciones del
yo, puede traer como consecuencia una compulsión a hablar,
en este caso el lenguaje es
más acción que comunicación. Un especial trastorno del
pensamiento – cuando el lenguaje
pierde su valor de
comunicación y adaptación a la realidad – es
la compulsión a actuar que puede invadir el campo del
trabajo y del aprendizaje.
En el psicópata el aprendizaje no
se logra a través de la acción, porque ésta
es usada como defensa.
Mecanismos de proyección, negación y
represión condicionan trastornos en la memoria y
en la relación con los objetos.
Lo que habitualmente se señala en los
psicópatas como incapacidad de tolerar tensiones, se
explica quizás y es la expresión del fracaso del
uso de defensas que, al estar concentradas en el logro de un
aparente equilibrio, descuidan el manejo más útil
de las mismas para el dominio de la
ansiedad. Este equilibrio aparente está muy relacionado
con la impostura, la mentira y la mala fe, modalidades todas del
fracaso en la consecución de la identidad.
Tanto en el adolescente como en el psicópata la
acción puede ser una defensa contra la
paralización, el aburrimiento y el deseo de
muerte.
El yo del psicópata no sabe esperar, ignora los
límites de la acción y sus consecuencias y se
produce un trastorno en el pasaje del pensamiento a la
acción.
En el adolescente, en cambio, el pensamiento es una
preparación para el actuar.
Después de cada acción le queda como
residuo una experiencia que enriquece el aprendizaje y
de la que se siente responsable.
Si en el psicópata existe una dificultad para
llegar a la identidad sexual y una fijación a la imagen de los
padres en coito, la iniciación del complejo de Edipo y la
génesis del pensamiento estarían dificultados ya
desde el principio. Incluimos también la duplicidad real
de figuras maternas o paternas cuando ambas realizan roles
intercambiables o semejantes en la educación del
niño, porque dificultan la integración de la imago
de la madre y en consecuencia de la del padre.
En las psicopatías la identidad sexual
está en conflicto
porque no se ha resuelto en el curso del desarrollo: el
psicópata no ha elaborado adecuadamente el duelo por el
otro sexo.
La definición sexual impuesta por la pubertad
trae como consecuencia una negación defensiva de la
diferenciación como intento de negar el necesario duelo
por la otra parte.
En el psicópata y en el adolescente una defensa
contra la intimidad sexual es poner distancia ( interna – externa
) frente al sexo opuesto mediante un control fóbico. Pero
el miedo y la desconfianza iniciales llevan al adolescente a
prepararse para la intimidad sexual mediante pruebas de
pérdida y recuperación de esa distancia, lo que en
el psicópata es imposible porque la acción no
enriquece, ni siquiera mínimamente, este aprendizaje.
También en la adolescencia, ante la inminencia y
posibilidad del logro de unión genital, surgen defensas
propias para ese momento y para la ansiedad que provoca. Una de
ellas es la omnipotencia de las ideas. Mediante ella puede
realizarse todo sin experimentar el peligro de la prueba de
realidad por la acción.
La necesidad de experiencias amorosas y el temor a
tenerlas pueden conducir al adolescente a utilizar como defensa
la compulsión a "devorar novelas, o
películas" , intentando de esta manera aprender a
través de personajes lo que no logra realizar en la vida
real.
Frente a la angustia que trae la difusión de la
identidad en el adolescente y en el psicópata, puede
surgir la búsqueda de una identidad totalitaria, como si
el definitivo hecho de se alguien y alguien malo o incluso
morirse en forma total y por elección libre fuera mejor
que se "más o menos alguien…"
Esta misma angustia vinculada con el trastorno en la
percepción del decurso del tiempo es la que
impulsa a un adolescente a iniciar precozmente su vida genital
antes de haber elaborado su identidad sexual, como si no pudiera
esperar a que ésta llegue.
En la búsqueda de la identidad total puede
conducir a la adquisición de ideologías que son
sólo defensivas o, en muchos de los casos, prestadas por
el adulto, pero no auténticamente incorporadas al yo.
Tanto la ideología como la identidad son necesidades del
yo adolescente para poder integrarse en el mundo del
adulto.
Una ideología – según Erikson – debe
ser un sistema coherente
de imágenes,
ideas e ideales compartidos que proveen a sus participantes de
una orientación total, coherente, sistemáticamente
simplificada en el espacio, en el tiempo, en los medios y en
los fines.
La adolescencia necesita basar sus rechazos y sus
aprobaciones en alternativas ideológicas relacionadas en
forma vital con los límites existentes en la
formación de la identidad.
Su adquisición exige un largo proceso, en el
cuál se va elaborando el duelo de las ideologías
sustitutivas de la relación con los padres.
La propia ideología surge a la par de la
identidad adulta. El logro de esta identidad es una meta a la que
debe llegarse asumiendo la creatividad en
forma de paternidad o de maternidad tanto como de creatividad en
el mundo, y se logra a través de los duelo mencionados.
Cuando el adolescente comienza a sentirse cómodo en su
propio cuerpo, adquiere una cierta conciencia
tranquila de ese crecimiento y disminuye la intensidad de las
defensas. En el psicópata el fracaso en la
elaboración del duelo de la infancia, le impide el logro
de una identidad coherente y de una ideología verdadera,
lo que le imposibilita incluirse en el mundo y actuar en
él adecuadamente. El psicópata actúa como si
tuviese dos sexos, en consecuencia la elección de pareja
pierde importancia y se refuerza el interés
por la pareja de los padres, y la confusión en su
identidad lo lleva a no poder formarse una ideología
propia.
CAPÍTULO V
EL
PENSAMIENTO EN EL ADOLESCENTE Y EN EL ADOLESCENTE
PSICOPÁTICO.
En la adolescencia se puede observar la
elaboración de tres duelos fundamentales:
- Duelo por el cuerpo infantil.
- Duelo por la identidad y el rol infantil.
- Duelo por los padres de la infancia.
- DUELO POR EL CUERPO INFANTIL.
En la adolescencia, en esta etapa del desarrollo, se ve
obligado a asistir pasivamente a toda una serie de modificaciones
que se operan en su propia estructura, creando un sentimiento de
impotencia frente a esta realidad concreta, que lo lleva a
desplazar su rebeldía hacia la esfera del pensamiento.
Esta se caracteriza, por una tendencia al manejo omnipotente de
las ideas frente al fracaso en el manejo de la realidad externa.
La pérdida de su cuerpo infantil, con un cuerpo que se va
haciendo adulto.
Esta contradicción produce un verdadero
fenómeno de despersonalización que domina el
pensamiento del adolescente en los comienzos de esta
etapa.
La pérdida de los objetos reales se va
sustituyendo pro símbolos verbales que son las
palabras.
En el adolescente normal este manejo de ideas le sirve
también para sustituir la pérdida de sus cuerpo
infantil.
La despersonalización del adolescente explica la
relación lábil con objetos reales a los que
rápidamente pierde, como pierde paulatinamente y
progresivamente su cuerpo infantil.
Este proceso de despersonalización fluctuante en
el adolescente normal puede por exageración en su
intensidad o por fijación evolutiva adquirir las
características observadas en la
psicopatía.
- DUELO POR LA IDENTIDAD Y POR EL ROL
INFANTIL.
En la adolescencia hay una confusión de roles, ya
que al no poder mantener la dependencia infantil y al no poder
asumir la independencia adulta, el sujeto sufre un fracaso de
personificación, y así, el adolescente delega
en el grupo gran parte de sus atributos y en los padres, la
mayoría de las obligaciones y
responsabilidades. Recurre a este mecanismo esquizoideo quedando
su propia personalidad fuera de todo el proceso de
pensamiento.
Una característica típica de la
adolescencia, la "falta de carácter",
surgida de este fracaso de personalización, que a su vez
lo lleva a confrontaciones reverberantes con la realidad y un
continuo comprobar y experimentar con objetos del mundo real y de
la fantasía.
Los mecanismos de negación del duelo y de
identificación proyectiva con sus coetáneos y con
sus padres, pasa por períodos de confusión de
identidad. El pensamiento comienza a funcionar de acuerdo con las
características grupales, que le permiten una mayor
estabilidad a través del apoyo y del agrandamiento que
significa el yo de los demás, con el que el sujeto se
identifica.
Esta sería una de las bases del fenómeno
de las "barras", en donde el adolescente se siente aparentemente
tan seguro, adoptando
roles cambiantes y participando de la actuación,
responsabilidad y culpas grupales. Estas experiencias grupales
son trasladadas a su propio proceso de pensamiento, en el cual
los afectos y los objetos depositarios de los mismo son
también fragmentados y tratados con
prescindencia de una responsabilidad personal.
La exageración o fijación de este proceso
por la no elaboración del duelo por la identidad y por el
rol infantil explica las conductas psicopáticas de
desafecto y crueldad con el objeto e induce a la actuación
y falta de responsabilidad.
El psicópata maneja a las personas como objetos,
con desconsideración y sin culpa, en forma permanente e
intensa, así como el adolescente lo hace transitoriamente
en su evolución y con capacidad de
rectificación.
El adolescente normal puede, en estas circunstancias,
seguir los propósitos del psicópata, y sucumbir en
la acción, ya que participa intensa y honestamente de la
misma. Es así que el conflicto de
identidad en el adolescente normal adquiere en el
psicópata la modalidad de una mala fe consciente, que lo
lleva a expresiones de pensamiento cruel, como mecanismos de
defensa frente a la culpa y al duelo por la infancia perdida, que
no pueden ser elaborados.
El adolescente va aceptando las pérdidas de su
cuerpo infantil y de su rol infantil al mismo tiempo que va
cambiando la imagen de sus padres infantiles,
sustituyéndola por la de sus padres actuales, en un tercer
proceso de duelo.
- DUELO POR LOS PADRES DE LA INFANCIA.
La relación infantil de dependencia se va
abandonando paulatina y dificultosamente. Los padres no quedan al
margen de esto, ya que también tendrán que elaborar
la pérdida de la relación de sometimiento infantil
de sus hijos, produciéndose entonces una
interacción de un doble duelo, que dificulta aún
mas este aspecto de la adolescencia.
Se pretende no sólo tener a los padres
protectores y controladores, sino que periódicamente se
idealiza la relación con ellos, buscando un suministro
continuo que en forma imperiosa y urgente debe satisfacer las
tendencias inmediatas, que aparentemente facilitarían el
logro de la independencia.
En el psicópata, los padres infantiles tienen
vigencia real y permanente.
- EL TIEMPO EN EL ADOLESCENTE.
El adolescente entra en una crisis de
temporalidad.
El niño tiene un concepto fenomenológico
de la limitación del espacio y le falta el concepto de
tiempo, que es limitado para él. El adulto tiene la
noción de lo infinito espacial y la temporalidad del
existir. En el adolescente esto se confunde, presentando entonces
el pensamiento del adolescente las contradicciones de inmediatez
o de relegación infinita frente a cualquier tipo de
posibilidades de realización, a las que pueden seguir
sentimientos de impotencia absoluta.
En el psicópata la atemporalidad se establece
rígidamente en su pensamiento, posterga y exige sin
discriminación frente a la realidad, y
actúa sin noción limitante, que permite la
ubicación del individuo en el mundo.
- EL SEXO EN EL ADOLESCENTE.
Los cambios biológicos de la pubertad imponen la
sexualidad
genital al individuo e intensifican la urgencia del duelo por el
cuerpo infantil perdido, que implica también el duelo por
el sexo perdido.
En la segunda mitad del primer año de vida, el
niño verifica su identidad sexual y a través del
juego trata de elaborar la situación traumática que
significa la pérdida del otro sexo, recuperándolo
de un modo simbólico a través de
objetos.
En la adolescencia se intenta recuperar infructuosamente
el sexo perdido, mediante la masturbación, que es una
negación omnipotente de esta pérdida. El
psicópata, en cambio permanece en una bisexualidad
fantaseada que tiene para él todo el significado de la
realidad psíquica y que le impide relaciones amorosas de
objeto y el logro de la pareja que busca, y que en cambio si
puede obtener el adolescente normal.
DOS
ASPECTOS DEL DESARROLLO ADOLESCENTE: LOS RASGOS AFECTIVO
EMOCIONALES Y LOS COGNITIVOS.
La adolescencia momento especialmente afectado por
cambios: biológicos, cognitivos y afectivos.
- La adolescencia es una etapa específica del
desarrollo
humano, época de tránsito hacia la vida
adulta. - El conflicto generacional no es una categoría
social universal. No en todas las familias ni en todos los
sectores sociales se vive de la misma forma.
CONCEPCIONES SOBRE LA
ADOLESCENCIA:
Tres posturas:
- La constituye una explicación con base
psicoanalítica que tiende a presentar la adolescencia
como un momento de desajustes y desequilibrios. - Una explicación del desarrollo cognitivo que
enfatiza en la adquisición del pensamiento
formal. - De carácter psicosocial que la define como una
época de adaptación a ciertas pautas y valores
sociales de la vida adulta.
EXPLICACIÓN CON BASE
PSICOANALÍTICA.
- Según esta concepción son
características de esta época la angustia y la
tensión. - La causa está centrada en el desarrollo de la
fisiología sexual, erotismo genital, que
lleva a un proceso de regresión, en la medida que se
reviven los conflictos edípicos infantiles. - Cambios de la actitud
hacia los progenitores y de los lazos afectivos, ocurre un
desplazamiento de la relación con los padres a nuevos
objetos amorosos como los compañeros e incluso hacia
otros adultos, que no es más que la forma de enfrentarse
e intentar resolver esta involución. - Aparece el temor de los padres frente a lo que
consideran el alejamiento de sus hijos quienes comienzan a
salir al mundo sin la tutela de sus padres y que se
encontrarán con la influencia de otras
personas. - Conflictos derivados por la necesidad de
independencia y de rebeldía frente a las normas
establecidas.
Todo esto es consecuencia de la necesidad de
reafirmar el propio yo y crear un sistema de
valores y normas acordes a una imagen personal que se encuentra
en construcción.
La adolescencia ha sido identificada como etapa de
configuración de la personalidad. La cuál no se
consigue sin confrontación y desequilibrios con el
exterior y con uno mismo.
Para Erikson, psicólogo Norteamericano, la
identidad constituye la diferenciación personal
inconfundible, la autodefinición de la persona ante otras,
siendo la adolescencia el período clave, y también
crítico de la formación de la identidad.
La pertenencia a grupos de
pandillas es el resultado de la búsqueda y
reafirmación de la identidad.
Identidad que se construye entre la búsqueda de
señales personales y aquellas que provienen del
grupo.
Este proceso de búsqueda y creación de la
propia identidad explica también los momentos de
desestabilidad y las contradicciones de los
adolescentes.
Por último la adolescencia es
también una etapa de adquisición de independencia
en al que se produce una separación sobre toda
ideológica y afectiva respecto a la familia y en la
que se establecen nuevos lazos de grupo, de amistad y
relación sexual.
DESARROLLO COGNITIVO.
Inhelder y Piaget: según estos autores la
adolescencia es el período de acceso al estadio de las
operaciones
formales. En este período el pensamiento se caracteriza
por una serie de avances en las estrategias y
habilidades referidas a la capacidad de razonar, tanto de forma
inductiva como deductiva, la habilidad para plantear y comprobar
hipótesis y para formular teorías
y sistemas de
creencias por sí mismo.
Es muy frecuente que los adolescentes crean que lo que
les pasa a ellos es lo único importante.
Para Piaget el egocentrismo lo define como cierta
incapacidad para ponerse en el punto de vista del
otro.
Dos aspectos, intentan vincular al egocentrismo con el
comportamiento adolescente:
- La audiencia imaginaria
- La fábula personal
La primera hace referencia a la preocupación de
los adolescentes por la imagen que los demás poseen de
él. La fábula personal se refiere a la tendencia
adolescente a considerar que sus expectativas son únicas e
incomprensible por los demás.
Piaget configura la adolescencia como el resultado de la
relación que se produce entre los cambios cognitivos y
afectivos.
Las representaciones del mundo más o menos
seguras de la niñez se desmoronan.
Los sistemas de
normas y valores de los adultos aparecen con todas sus
contradicciones y mentiras.
Se descubren que las acciones
humanas tienen significados y explicaciones diferentes y que
muchas veces hay una diferencia entre lo que dicen y piden que se
haga y sus propias actuaciones.
PROFESORES Y ALUMNOS FRENTE A
FRENTE.
En la escuela se
produce una serie de interacciones en relación con la
situación de aprendizaje. Un proceso complejo de
comunicación entre el estudiante y el docente y el sistema
de valores que cada uno representa.
El profesor es una persona adulta que tiene puntos de
vista más o menos estables sobre la realidad, una
concepción del mundo configurada por años de vida y
experiencias. Ha ido evolucionando, cambiando sus opiniones y sus
valores.
En cambio el adolescente se caracteriza, más bien
por todo lo contrario. Es un sujeto en proceso de cambio, que no
se entiende a sí mismo. Progresa en sus conocimientos no
en forma lineal sino que está repleta de
saltos.
Está pendiente de los demás, en los que se
refleja. Duda sobre lo que aprende. Todo esto repercute en el
proceso de aprendizaje. El docente suele dar gran importancia al
dominio de la
palabra y a la reproducción oral o escrita de los
conocimientos que poseen los adolescentes.
EXPLICACIÓN CON BASE
PSICOSOCIAL.
Lo que esta postura toma en consideración es que
los adolescentes necesitan tiempo para ir adecuando los efectos
de sus propias transformaciones físicas
psicológicas en una personalidad que requiere nuevas
estrategias de
interiorización de normas para ir asumiendo la imagen de
sí mismo y su contacto con la realidad.
El adolescente aparece como alguien que transcurre por
un tiempo de transición entre la infancia y la vida
adulta. Es biológicamente adulto pero socialmente no es
considerado como tal.
QUÉ ES LA ADOLESCENCIA?
La adolescencia es el período de pasaje que
separa a la infancia de la edad adulta, tiene como centro la
pubertad.
Se parece al nacimiento. En el nacimiento nos separan de
nuestra madre, cortando nuestro cordón umbilical, pero se
olvida a menudo que entre la madre y el hijo hay un órgano
de vinculación extraordinario la placenta. La placenta nos
daba todo lo que era necesario para nuestra supervivencia. Sin
ella, no habría ninguna vida posible antes del
nacimiento.
La adolescencia es como un Segundo Nacimiento. Hay que
quitar poco a poco la protección familiar, como se ha
quitado la placenta protectora. quitar la infancia hacer
desaparecer el niño que hay en nosotros y uno no siempre
está listo.
Por ejemplo el cambio de voz en los varones es doloroso.
Es duro, hacer duelo por la propia voz, la que uno se
conocía desde años atrás. Hay inseguridad,
falta de confianza en sí mismo.
Las langostas, cuando cambian de caparazón,
pierden primero el viejo y quedan sin defensa por un tiempo,
hasta fabricar uno nuevo. Durante ese tiempo se hallan en gran
peligro. Para los adolescentes viene a ser la misma
cosa.
En las langostas siempre hay un congrio que acecha listo
para devorarlas , nuestro congrio propio es todo lo que nos
amenaza, en el interior de nosotros mismos y en ese
exterior.
El congrio es quizás, el bebé que uno ha
sido, que no quiere desaparecer y que teme perder la
protección de los padres. Nos retiene en nuestra infancia
e impide que nazca el adulto que uno será.
No hay adolescencia sin problemas, sin sufrimientos,
este es quizá el período más doloroso de la
vida. Es simultáneamente el período de las
alegrías más intensas.
El adolescente siempre es difícil, pero si padres
e hijos tienen confianza en la vida, las cosas siempre se
arreglan.
REFLEXIÓN DEL TRABAJO
REALIZADO.
ALUMNA: CARLA BOTTI.
ADOLESCENCIA.
La adolescencia es una etapa de desprendimiento y de
temores por la pérdida de lo conocido. Durante la
cuál se va a ir construyendo la identidad.
Este período está caracterizado por la
modificación corporal y psíquica del adolescente
donde cambiará su posición frente al mundo y lo
comprometerá en la relación con el
entorno.
El adolescente busca refugio en su mundo interior,
producirá un juego entre lo interno y la realidad externa
lo que va a determinar la duración de su inestabilidad
emocional, donde deberá el mismo adaptar la realidad a sus
necesidades.
Esto lo podemos ver relacionado con el modelo de la
langosta de mar ( Francoise Doltto ) en donde en un momento de su
proceso pierde su concha y se oculta bajo la roca mientras se
forma una nueva.
Los cambios psicológicos que se producen son
debidos a las modificaciones corporales donde los llevará
a una nueva relación con el mundo. La aparición de
estos llevan a graves trastornos en tanto a él en
relación a su cuerpo y con los de los
demás.
…" estos cambios, en lo que pierde su esquema corporal
y su identidad de niño, implican la búsqueda de una
nueva identidad que se va a ir construyendo en un plano
consciente e inconsciente y la necesidad de incluir los genitales
adultos en el esquema corporal…"
…" la relación del niño con su cuerpo es
uno de los indicios para medir la integridad de su
yo"…
estos cambios van generando vivencias de
extrañamiento y desorientación que con el tiempo
llevan a la apropiación de ese cuerpo que creían
que estaba perdido. Al mismo tiempo se produce un cambio en lo
familiar sobre todo con los padres que también viven los
duelos de los hijos, éstos suelen tener dificultades para
aceptar el crecimiento y sobre todo el desprendimiento del hijo
niño. Esto lo llevará a la apropiación de lo
"social" donde aparecerán los amigos, los amores,
etc.
En cuanto a la vida social el adolescente parece
totalmente asocial, continuamente condena a la sociedad a la
cuál quiere reformar a la que él le
interesa.
Durante este período en el que se prepara para
entrar al mundo del adulto se producen algunos cambios en el
pensamiento, durante el proceso el adolescente va teniendo
cambios internos que Piaget llama estructura del pensamiento.
Estas estructuras
más la madurez biológica acompañada de una
madurez afectiva e intelectual le permitirá su entrada al
mundo adulto.
REFLEXIÓN DEL TRABAJO
REALIZADO.
ALUMNA: MURINA ANDREA.
ADOLESCENCIA.
La adolescencia es una etapa del desarrollo
humano, la cual se caracteriza por profundos cambios del
desarrollo biológico, psicológico y
social.
La adolescencia se divide, arbitrariamente, en tres
etapas:
Pubertad: entre 12 y 14 años.
Adolescencia media: entre 15 y 16
años
Adolescencia tardía: entre 17 y 20
años
Las características de cada etapa pueden variar
de un sujeto a otro.
La adolescencia es un período primordialmente de
duelos. Se produce la pérdida del cuerpo infantil, de los
roles infantiles y de la identidad. Durante esta etapa el
adolescente lucha por la construcción de su realidad
psíquica, por la reconstrucción de sus
vínculos con el mundo exterior, y por su
identidad.
En la pubertad se produce la pérdida por el
cuerpo infantil. El duelo por el mismo se da mediante un
enfrentamiento entre el esquema corporal infantil y el cuerpo
físico real de la persona. El púber empieza a
sentir como su cuerpo adulto comienza a surgir. ( acotar sobre la
no aceptación de ese cuerpo que está surgiendo ) En
la adolescencia se produce el duelo de la identidad lo que
provoca una lucha por la misma.
Se entiende la identidad como el ser uno mismo en tiempo
y espacio, en relación con los demás y con uno
mismo. Es el sentimiento de seguridad sobre sí
mismo.
La confusión de la identidad, lo cual es
característica de la adolescencia, se refiere a la
imposibilidad de desarrollar una idea de sí mismo
coherente. Parte de la resolución de la crisis de
identidad consiste en pasar de ser dependiente a ser
independiente. Es frecuente que los padres y sus hijos
adolescentes discutan sobre la elección de amigos,
pandillas, planes de estudio y temas relacionados con la
filosofía, modo en que los adolescentes van afianzando su
propia identidad.
Durante la adolescencia también se producen
cambios a nivel del pensamiento. Es el momento donde empieza a
existir un pensamiento lógico formal, el cual les permite
pensar en ideas y no sólo en objetos reales
(característico de la infancia). Este tipo de pensamiento
permite al sujeto la capacidad de reflexionar. En un primer
momento el adolescente reemplaza los objetos por ideas. Las ideas
se manejan como antes hacía con los juguetes. Las palabras
y la acción son reemplazadas por el pensar. El
intelectualismo es un mecanismo de defensa que el adolescente
utiliza asiduamente. Esto se manifiesta en el interés de
las ideas, la lectura,
siendo normal que discuta ideas e ideologías con su grupo
de pares.
A partir de este nuevo tipo de pensamiento formal el
adolescente se incorpora al mundo adulto, liberando su
pensamiento infantil subordinado, programando su futuro y
reformando el mundo donde va a vivir. También le permite
incorporarse en la sociedad y un mayor dominio de sus
impulsos.
En este momento muchos adolescentes muestran una
destacada creatividad, que expresan por medio de la música, el arte y la
poesía.
La creatividad también puede expresarse en el deporte, y en el mundo de las
ideas, discutiendo, reflexionando, por ejemplo, sobre moral,
religión,
ética,
labores humanitarias. El escribir en un diario personal es otra
manifestación de la creatividad en éste
periodo.
Otra característica que explica el comportamiento
adolescente es el ascetismo, el cuál se manifiesta en la
captación de grandes ideales y la renuncia a los placeres
corporales. Esta es una forma en que el adolescente controla y
elabora las pérdidas de ésta etapa.
El grupo de compañeros entre los adolescentes es
un fenómeno esperable. Permite al adolescente sentirse
contenidos dentro de una zona intermedia, que ya no es la familia ni
la sociedad. Le permite al adolescente mantener la ilusión
que pertenece a una sistema que lo protege de la responsabilidad
social. Le da al individuo la ilusión de un cierto
manejo omnipotente sobre los objetos.
El grupo es el contexto de descubrimiento más
favorable del adolescente, y los tranquiliza durante el
período de cambio. Durante la adolescencia se cuestiona el
núcleo de pertenencia familiar por la necesidad de buscar
nuevos núcleos de pertenencia que defina su identidad. El
grupo de pares le permite al adolescente la apertura hacia lo no-
familiar, dándose el espacio para el duelo por el rol
infantil. Es un momento donde el adolescente intenta ser libre,
pero todavía depende de sus padres y se siente muy ligado
a ellos. Suelen verse a través de los ojos de sus
compañeros, y su autoestima
puede sentirse disminuida ante cualquier desviación en su
apariencia física, en el
código
de la ropa o de conducta.
En la adolescencia media, el desarrollo físico ha
concluido, y falta realizar la integración con la
sociedad. En éste momento los adolescentes tiene fuerza
personal y no sólo grupal.
A medida que va pasando el tiempo, el adolescente
comienza a mezclar valores de fuentes
diversas con sus propios valores personales. A comienzo de la
edad adulta, se ha establecido una nueva consciencia o superyo
que debe ser capaz de cambiar y crecer para acomodarse a las
nuevas situaciones de la vida. Cuando el adolescente comienza a
sentirse independiente de su familia, y
ésta lo apoya, empiezan a encontrase repuestas a preguntas
como "¿Quien soy?" y "¿a dónde
voy?".
Ser padres de adolescentes, implica además de
tener que enfrentarse a la tormenta que acompaña el
desarrollo del adolescente, verse obligados a realizar
adaptaciones en el trabajo, en su matrimonio y en
relación a sus propios padres, ya que suelen estar
atravesando por la adultez tardía. Esta necesidad de
independencia de la familia por parte del adolescente, genera en
los padres mucha ansiedad, comportándose éstos de
manera controladora. Además, la fuerte sexualidad de sus
hijos genera ansiedad en los padres.
En la adolescencia tardía, se produce la
elección de la profesión, la cuál es
consecuencia de la pregunta de "¿Hacia donde voy?". Los
adolescentes tiene que tratar con la influencia de sus
compañeros, padres, profesores y sus propios deseo, para
decidir su vocación.
El final de la adolescencia se produce cuando el sujeto
empieza a desarrollar y asumir tareas propias del adulto joven,
como por ejemplo, la elección y responsabilidad de un
trabajo, el desarrollo del sentido de intimidad ( que más
tarde va a conducir a la constitución del matrimonio y la
paternidad ). Se produce el reconocimiento del sí mismo
como un ser adulto.
- Ley Federal de Educación. Art. 28 –
Inciso b. - Documento de la provincia de Santa Fe. " La
Formación Laboral de los Alumnos con Necesidades
Educativas Especiales". - La causa de los adolescentes "Francoise
Dolttó". - Palabras para adolescentes o el complejo de la
Langosta. "Francoise Dolttó". - El adolescente y la libertad. "Arminda
Aberastury".
Botti Carla – Murina Andrea.