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Finanzas públicas




Enviado por mquintans



Partes: 1, 2

    1. Noción
      general
    2. Razones de la
      privatización
    3. Objetivos de la
      privatización
    4. Modalidades de la
      privatización
    5. Efectos de la
      privatización
    6. Las privatizaciones en el
      contexto mundial
    7. El proceso de privatizaciones
      en América latina
    8. El proceso de
      privatizaciones en Inglaterra
    9. El porque de las
      privatizaciones
    10. Privatizaciones en el
      gobierno de Alfonsin
    11. Proceso de
      privatizaciones en la década
      menemista
    12. Características
      de las privatizaciones en Argentina
    13. Consecuencias de
      las privatizaciones
    14. Comparación de
      ingresos y egresos
    15. Casos
      prácticos
    16. Anexo
    17. Resumen
    18. Conclusión
    19. Propuesta
    20. Bibliografía

    I.
    INTRODUCCION

    Ningún problema de la política
    económica contemporánea, es tan crucial y
    complejo como el considerar la privatización y la reforma del sector
    público de una economía. Estos
    aspectos de la política
    pública, se encuentran íntimamente relacionados con
    los grados de intervención económica del estado y con
    la regulación de los mercados.
    También se hallan orgánicamente vinculados a otros
    aspectos, tales como la asignación óptima de los
    recursos
    públicos, la provisión de los bienes
    públicos, y la distribución de la riqueza de la sociedad.

    Uno de los rasgos de la ideología neoliberal es el dogma de las
    privatizaciones. Las privatizaciones como imperativo absoluto,
    sin discusión, sin reflexión, sin discriminaciones,
    sin discernimiento acerca de qué bienes
    colectivos conviene –por su peculiar índole, por su
    peculiar funcionamiento, por el peculiar ámbito de la
    economía
    en que se encuentra- transferir a la actividad
    privada.

    Privatizaciones, sin más, a cualquier precio, de
    cualquier modo, cualesquiera sean las consecuencias, cualesquiera
    sean los efectos y costos sociales,
    y su impacto sobre el bien común.

    A continuación definimos que es la privatización, siendo éste un
    término que se utiliza para expresar y abarcar una gran
    variedad de ideas; es extraordinariamente ambiguo. Expresa una
    gran multitud de conceptos de diversa amplitud y
    profundidad.

    Mas adelante nos adentramos en el contexto mundial y en
    América
    Latina en el cual se hicieron las privatizaciones en nuestro
    país.

    También veremos el proceso de
    privatización en Inglaterra y
    porque tuvo una gran influencia en las privatizaciones que se
    realizaron en nuestro país anterior a la década de
    los noventa y porque muchas de las privatizaciones fueron
    realizadas por presiones con el F.M.I.

    Analizaremos el por qué de las privatizaciones,
    cuales fueron las causas o los motivos que las
    impulsaron.

    Veremos las privatizaciones realizadas en los gobiernos
    del Dr. Raúl R. Alfonsin y del Dr. Carlos S. Menem.

    Y por último, haremos una comparación
    entre dos años de privatizaciones y para concluir
    tomaremos "Segba y Entel" como dos casos prácticos para
    analizar.

    II. NOCION
    GENERAL

    La palabra "privatización" es un término
    que se utiliza para expresar y abarcar una gran variedad de
    ideas. En general, puede decirse que la palabra
    privatización es un término extraordinariamente
    ambigüo. Expresa una gran multitud de conceptos de diversa
    amplitud y profundidad.

     El término "privatización"
    constituye, pues, de hecho, una aceptación muy amplia en
    la que se engloban desde el sentido estructural de a quién
    pertenece una empresa,
    hasta el punto de vista sustantivo, de como se llevan a cabo las
    actividades de una empresa dentro de
    la disciplina de
    las fuerzas de mercado.

     La privatización abarca y comprende una
    amplia gama de posibilidades que van desde la total
    desnacionalización en un extremo hasta la completa
    sujección a la disciplina del
    mercado en el
    otro. Se ha descrito frecuentemente como un término
    paraguas, que incluye una gran diversidad de políticas
    ligadas únicamente por el hecho de implicar un
    reforzamiento del mercado en detrimento del Estado o del
    sector
    público. Comprende, por lo tanto, desde el cambio de
    propiedad de
    la empresa del
    sector público al privado, pasando por la
    liberalización o desregulación de las actividades
    previamente restringidas al sector público, hasta la
    provisión de bienes y servicios en
    determinadas condiciones, por empresas del
    sector privado antes adscritos en exclusiva al sector
    público.

     III.
    RAZONES DE LA PRIVATIZACION

    No resulta tarea fácil exponer los motivos
    determinantes de la privatización. Efectivamente, no
    existe, en general, una exposición
    sistemática de los mismos, sino que hay que extraerlos de
    los discursos
    ministeriales, de los debates parlamentarios y de un país
    a otro, y aún dentro del mismo país, varían
    de una época a otra. Además, los argumentos que se
    suelen esgrimir para justificar la privatización son muy
    diversos cuando no diametralmente opuestos. Por todo ello, es
    bastante complejo proporcionar un cuadro general y
    sistemático de los mismos.

     Sin embargo, una primera serie de motivos
    podrían agruparse bajo la denominación de razones
    de tipo ideológico. Razones de esta naturaleza, son
    particularmente intensas y explícitas en Gran
    Bretaña y Francia. Se
    trata, fundamentalmente, de un sentimiento anti-Estado o
    anti-sector público, que pretende hacer retroceder la
    participación estatal en la vida económica, puesto
    que su intervención erosiona la responsabilidad personal y
    minimiza la iniciativa individual. En Francia,
    consiste en una tendencia en contra del dirigismo o Colbertismo,
    y en Gran Bretaña, se trata de una reacción, en
    contra del semi-colectivismo de la era de la posguerra. Esta
    corriente anti-estatal es común también, aunque con
    mucha menor intensidad, a otros países europeos, aunque no
    tiene mayor importancia en Italia, España,
    Bélgica o Alemania.

     Otra razón de tipo ideológico,
    podría ser también la creencia de que las empresas
    públicas y los servicios
    proporcionados por el Estado,
    limitan la elección de los consumidores, al disfrutar de
    posiciones de monopolio
    dentro del mercado. Y finalmente, podría también
    considerarse como razón ideológica, el deseo y la
    intención expresada por muchos gobiernos de fomentar un
    "capitalismo
    popular", haciendo partícipes de la propiedad de
    las empresas privatizadas a sus empleados. Esta intención
    ha dado muy buenos frutos en determinados casos, y ha constituido
    un rotundo fracaso en otros.

     Otro segundo grupo de
    razones podrían aglutinarse bajo la denominación de
    motivos de tipo económico. Estos motivos son de diferente
    alcance y pretensión, según los distintos
    países. Así, en Inglaterra se
    pretende lograr, por medio de la privatización, un
    cambio
    definitivo en las estructuras de
    la economía. En Francia entre 1986 y 1988, en cambio, se
    pretende conseguir un cambio en las reglas del juego de la
    economía. En ambos casos, las finalidades son muy
    ambiciosas y de alcance muy general. Se trata de proceder a una
    liberalización de prácticamente todos los mercados y
    conseguir así competitividad
    en todas las empresas, evitar los monopolios, y alcanzar una
    mayor eficacia.

     Otra razón de carácter
    económico, la constituye precisamente, el objetivo de
    lograr una mayor eficacia
    sometiendo las empresas estatales a la disciplina del mercado. Se
    trata, en definitiva, de enfrentarlas con las sanciones que la
    economía de mercado implica, tales como la amenaza de
    quiebra y el
    peligro de la absorción. Pero esto supone, naturalmente,
    partir del principio de que las empresas públicas son
    mucho menos eficientes que las empresas pertenecientes al sector
    privado, lo cual, es tan solo, probablemente, una verdad a
    medias, o válida solamente en determinados
    casos.

     Una razón más, también, de
    tipo económico, esta constituida por el objetivo de
    conseguir, por medio de la privatización, una
    racionalización de la cartera de activos de
    la empresa
    privatizada y una reorganización de las estrategias de
    inversión. Este motivo, precisamente, ha
    sido el que ha impulsado diversos procesos de
    privatización del Instituto Nacional de Industria en
    España.

     Otra razón, ésta de tipo
    socioeconómico, estriba en que las presiones fiscales son
    mucho más fuertes sobre las empresas del sector
    público que sobre las del sector privado, y con sus
    excesivas exigencias sobre el nivel de salarios, alto
    nivel de empleo y
    trabajo ineficaz, hacen casi imposible su saneamiento
    financiero.

     Y un motivo más para privatizar, muy ligado
    a los de tipo económico, lo constituye la
    reorganización de la "dirección" de las empresas públicas.
    Efectivamente, la privatización puede facilitar la
    superación de las incoherencias directivas de estas
    empresas, y poder proceder
    a una racionalización de sus estructuras
    directivas, viciadas frecuentemente por factores
    políticos. Sin embargo, experiencias muy recientes en
    Francia, España e Italia han
    demostrado que no es preciso poner en marcha, para ello, un
    proceso de
    privatización, puesto que estos objetivos
    pueden alcanzarse perfectamente dentro del mismo sector
    público, sin necesidad de transferencia de propiedad
    alguna.

     Otro tipo de razones para privatizar, está
    constituida por los factores de carácter
    financiero. Es evidente, que la venta de los
    activos
    pertenecientes a empresas estatales constituye una fuente de
    ingresos muy
    importante, que pueden ingresarse en las áreas del Tesoro.
    De todos modos, constituye un tema muy delicado, que exige una
    administración rigurosa.

     Otro motivo de este tipo, lo constituye
    también el hecho de que la privatización facilita
    enormemente el acceso a los mercados de capitales internacionales
    de una forma mucho más rápida y directa.

     Otra razón, también de
    carácter financiero, la constituye el hecho de que al
    procederse a la privatización de una empresa
    estatal, se cortan de raíz los subsidios y subvenciones
    que se les estaban concediendo a empresas casi constantemente
    deficitarias.

     Y una razón más de tipo financiero,
    consiste en que el proceso de privatización es capaz de
    ampliar el mercado de
    valores, introduciendo en él a muchos y nuevos
    inversores, y profundizarlo, a la vez, mediante al acceso al
    mismo de importantes empresas con fuertes posiciones en el
    mercado.

     Otros argumentos de diversa índole, que
    aconsejan proceder a la privatización, son los siguientes:
    En primer lugar, cuando una empresa
    pública ha sido creada o nacionalizada en su día,
    para conseguir el logro de determinados objetivos, y
    estos han sido ya alcanzados, o no interesa ya su
    realización, esta empresa puede ser perfectamente
    privatizada. En segundo lugar, una empresa puede privatizarse con
    el fin de aligerar una carga administrativa que resulte demasiado
    pesada para el Estado, ya
    bien sea por la falta de medios de
    la
    Administración, o por la falta de personal
    capacitado. Ambos motivos de privatización son muy
    frecuentes en países en vías de desarrollo.

    IV. OBJETIVOS DE LA
    PRIVATIZACIÓN

     Es evidente que resulta muy difícil
    deslindar entre las razones o motivos de la privatización,
    y los objetivos que se persiguen al ponerla en práctica.
    Es casi imposible, en efecto, distinguir con claridad entre el
    por qué de la privatización y el para qué de
    la misma. Ambas consideraciones se encuentran íntimamente
    relacionadas y totalmente imbricadas en su origen y desarrollo.
    Unas veces, la una es primero, y la otra después, o a la
    inversa, o simplemente, las dos son la misma cosa.

     No obstante, de forma totalmente ideal, pueden
    establecerse ciertos objetivos o fines a alcanzar en todo
    programa de
    privatización, que resulten claramente autoevidentes.
    Estos serían los siguientes, muy esquematicamente
    bosquejados:

     1) Que las decisiones de dirección y de gestión
    de las empresas privatizadas resulten completamente
    despolitizadas.

     2) Conseguir una mayor eficiencia en el
    rendimiento de las empresas privatizadas.

     3) Alcanzar un mayor grado de competitividad
    en las empresas, liberalizando el mercado, para, precisamente,
    así obtener una mayor eficacia.

     4) Procurar que los bienes y servicios
    proporcionados por las empresas privatizadas expresen los costes
    reales.

     5) Que las inversiones
    realizadas reflejen el verdadero coste del capital
    utilizado.

     6) Incrementar los fondos del Tesoro mediante la
    venta de los
    activos públicos.

     7) Evitar el despilfarro que supone el mantenimiento
    de subvenciones continuas a empresas con pérdidas
    permanentes, y cortar así el déficit del presupuesto.

     8) Ampliar el mercado de
    capitales permitiendo el acceso al mismo de nuevos
    inversores.

     V.
    MODALIDADES DE LA PRIVATIZACION

     Las diferentes modalidades de la
    privatización pueden agruparse fundamentalmente en tres
    tipos o categorías muy amplias. Estas son: 1)
    Transferencia de la propiedad de los activos públicos al
    sector privado. 2) Concesiones, contratos, y
    subastas públicas para la provisión de bienes y
    servicios por parte de las empresas del sector privado y 3)
    Liberalización o desregulación de los mercados de
    monopolio
    legales, haciendo especial referencia a la libertad de
    entrada y de acceso a nuevas empresas en el mismo.

    La elección de una u otra modalidad
    dependerá de los objetivos que se persigan y del tipo de
    actividad económica que se considere. Sin embargo, pueden
    originarse situaciones conflictivas entre los objetivos a
    alcanzar en el proceso de privatización, especialmente
    entre los objetivos financieros y las posibles mejoras de la
    eficiencia. En
    efecto, el valor de los
    activos públicos en venta, es mayor cuanto mayor sean los
    privilegios monopolísticos que la empresa privatizada, o
    en proceso de privatización, retenga en su poder. Pero,
    entonces, en este supuesto, el objetivo de la eficiencia no se
    logrará, puesto que, de esta forma, el monopolio privado
    podrá fijar los precios a unos
    niveles superiores al coste marginal. La ausencia de competencia, en
    este caso, impedirá el mejoramiento de la eficiencia
    productiva.

    1. TRANSFERENCIA DE LA PROPIEDAD DE LA EMPRESA
    PUBLICA

     Existen básicamente cinco métodos
    para proceder a la transferencia de la propiedad de una empresa
    pública. Estos son:

    a) La venta directa

     Esta forma de privatización, generalmente
    bastante extendida, consiste simplemente en la venta global de la
    empresa pública a una compañía perteneciente
    al sector privado. Esta forma de venta es muy usual y se practica
    para la mayoría de los países. Este tipo de
    ventas
    directas se suelen producir a iniciativa del gobierno, aunque,
    en ocasiones, son las compañias privadas las que realizan
    sus propuestas de compra en cuanto se pone en marcha un programa de
    privatización.

     b) La oferta de
    venta pública

     Este procedimiento de
    privatización, especialmente puesto en práctica por
    los países industrializados, constituye la fórmula
    mas ampliamente extendida de transferencia de la propiedad de la
    empresa pública. Sin embargo, la complejidad
    técnica de sus fases de preparación y posterior
    desarrollo, restringen su utilización a las empresas
    estatales de mayor magnitud. Entre los objetivos que suelen
    perseguir los Gobiernos al poner en práctica una oferta de
    venta pública, figura el alcanzar una
    "democratización" del accionariado de las principales
    industrias del
    país. Este deseo de promover un "capitalismo
    popular" tiene por finalidad, fundamentalmente, el crear grupos de interes
    favorables a la privatización, evitar la excesiva
    concentración de capital y
    demostrar que el proceso de privatización no pretende
    favorecer únicamente a determinados grupos
    económicos fuertes, estableciendo una oligarquía.
    Por otra parte, la participación popular en el capital
    social de la empresa pública privatizada, puede constituir
    también un poderoso instrumento de protección
    contra una posible renacionalización en el
    futuro.

     Esta forma de privatización es
    también la más compleja desde el punto de vista
    técnico. Los riesgos que se
    derivan de una oferta pública de venta, tanto para el
    Gobierno como
    para los pequeños ahorradores que pretenden atraer, exigen
    que se seleccione cuidadosamente a la empresa que se pretende
    privatizar a través de este procedimiento. En
    efecto, promocionar una oferta pública de una empresa que
    se encuentra en dificultades financieras, puede resultar muy
    difícil y arriesgado. Incluso puede también
    resultar preciso el proceder a la restructuracióin
    financiera de la misma, con la consabida consecuencia de
    despidos, reformas estructurales, etc. Todo ello se
    evitaría si la empresa disfrutara de una situación
    financiera saneada.

     Por otra parte, la posición de la empresa
    en el mercado puede originar ciertas dificultades. En efecto, si
    se privatiza una empresa que detenta una posición de
    monopolio en nombre del interés
    público, al privatizar una empresa de este tipo los
    beneficios van a parar, efectivamente, a los accionistas
    privados, por lo que podrían ser considerados como una
    explotación del consumidor. Todo
    lo cual, entraña la necesidad de promulgar una serie de
    normas que
    establezcan un control sobre los
    precios y los
    beneficios.

     Por otro lado, si la empresa estatal objeto de
    oferta pública de venta, no es monopolística, este
    tipo de problemas no
    se presentan. Los beneficios se contemplan como una prueba de la
    eficacia operativa de la empresa, y no se hace precisa la
    existencia de una regulación de la actividad de la
    misma.

     Este método ha
    sido aplicado especialmente en Inglaterra y Estados
    Unidos.

     c) Adquisiciones de empresas por su
    personal

     Las compras de
    empresas estatales por parte de sus directivos y empleados
    constituye otro método de
    privatización que tiene cierta importancia en numerosos
    países, pero de forma especial en Inglaterra. No obstante,
    este procedimiento de privatización, que
    teóricamente parece sencillo y adecuado, no deja de
    ofrecer en la práctica ciertos problemas,
    como la valoración de los activos, la
    reestructuración de la empresa, y con toda probabilidad, una
    serie de cuestiones de tipo socioeconómico. El ejemplo
    más significativo y a la vez de mayor éxito,
    fue la adquisición por parte de sus directivos y personal
    en general, de la National Freight Corporation en 1982, que
    sirvió de precedente a otras muchas ventas
    similares que le siguieron en este país, como la British
    Leyland y alguna más. Este método también se
    ha utilizado en otros muchos países, entre ellos
    Canadá, Francia e incluso Turquía.

     d) Venta de acciones y
    activos públicos

     La venta de acciones y
    activos públicos a compradores del sector privado, sean
    estos entidades o particulares, constituye la forma de
    privatización más generalmente utilizada en los
    países menos desarrollados, precisamente por su sencillez
    y rapidez.

     Esta modalidad de transferencia de la propiedad de
    la empresa, puede adoptar dos formas: Una, la venta total del
    patrimonio de
    la empresa; otra, la venta de cierto número de activos
    públicos, normalmente realizada a través del
    procedimiento de licitación.

     Cabe resaltar el hecho de que la posibilidad de
    participación minoritaria en la propiedad de la empresa,
    constituye un acontecimiento mucho más frecuente y casi
    general, en este tipo de transferencias.

     e) Incrementos del capital no suscrito

     Un incremento de capital que no se encuentra
    abierto a la suscripción para la mayoría del
    público accionista, permite la posibilidad de acceso a la
    propiedad de la empresa, a inversores privados y particulares. Se
    trata, pues, de una transferencia parcial del capital de la
    empresa. Su existencia se justifica por el hecho de que la
    mayoría de los posibles compradores carecen de recursos
    financieros suficientes para cubrir esta ampliación. Su
    práctica es relativamente frecuente en los países
    en vías de desarrollo.

    2. CONTRATOS DE
    CONCESION, FRANQUICIAS Y
    CONCURSOS PUBLICOS PARA LA PROVISION DE BIENES Y SERVICIOS
    PUBLICOS

    a) Concesión

    Una concesión implica el traspaso de poderes del
    concedente (la
    administración) al concesionario (un particular).
    Existen dos modalidades. 1) La concesión de servicios
    públicos en la que el Estado encomienda a un particular
    la
    organización y funcionamiento de un servicio
    público por un determinado lapso. La retribución
    del concesionario es el precio pagado
    por los usuarios. 2) La concesión de obra pública:
    la administración contrata a una empresa para
    la realización de la obra a la que no le paga un precio
    por ella sino que le otorga por un plazo determinado la
    explotación de la obra que se construye.

    Las concesiones pueden ser onerosas o gratuitas e
    incluso subvencionadas en el caso de actividades no rentables. En
    los casos de modalidad onerosa, en general los concesionarios
    pagan al Estado un canon cuyo monto, forma y regularidad de pago
    se establecen en los contratos.

    El pago del canon no implica en sí mismo una
    transacción de balance de pagos, ya que es una
    operación entre una empresa residente y el Estado. Sin
    embargo, cuando en un consorcio participan inversores
    extranjeros, el mismo es tomado como una empresa de inversión directa. Por lo tanto, las
    utilidades que genera se registran en la cuenta corriente y los
    flujos de reinversión, aportes de capital, deuda con
    matrices y
    cambios de manos se incluyen en la cuenta financiera.

    En este tipo de contratos, los sectores más
    dinámicos fueron los de comunicaciones
    (Televisión
    y radio), construcción de rutas y caminos, y transporte
    terrestre. La aplicación de esta modalidad se
    inició en 1990 cuando se privatizaron a través de
    concesiones, rutas nacionales y dos canales de televisión
    estatales.

    b) Franquicia

     Las franquicias
    constituyen otro instrumento de privatización, que
    consiste fundamentalmente en la concesión, casi siempre
    con carácter exclusivo, de la prestación de un
    servicio
    público a una entidad privada. Una franquicia en
    exclusiva consiste en un adjudicación de privilegios
    monopolísticos a una empresa privada para que proporcione
    un servicio determinado, con precios regulados por una
    dependencia del Gobierno.

     En este procedimiento de privatización,
    como en el método de la contratación
    pública, el gobierno es el ordenante y una entidad privada
    es la productora. Sin embargo, ambos sistemas se
    diferencian por la forma de pago al productor. El Gobierno es el
    que paga al productor en el caso de los bienes o servicios
    contratados, y en cambio, en el supuesto de la franquicia, es el
    consumidor el que
    paga al productor por los bienes o servicios
    prestados.

     El sistema de
    franquicia es particularmente aplicable en aquellas
    circunstancias en las que el Gobierno desea controlar las
    características del servicio, o aquellas
    otras en las que la financiación se realiza a
    través de subvenciones gubernamentales. En este sentido,
    sectores, tales como los transportes, en general, líneas
    aéreas, etc. son los candidatos ideales para la
    aplicación de esta modalidad.

     Aunque no sin problemas, la franquicia constituye
    un procedimiento muy atractivo para compaginar la eficiencia y la
    competitividad. De hecho, se han conseguido logros muy
    importantes en la provisión de ciertos servicios, como el
    de la recogida de basuras, servicios de limpieza, etc. Sin
    embargo, en otros sectores que presentan por lo general
    dificultades de regulación, y de un peso económico
    muy importante, tales como el agua,
    energía, etc., la fran quicia plantea problemas de cierta
    consideración.

    c) Concursos de contratación
    pública

     Se trata de una concepción de la
    privatización, considerada desde un punto de vista mucho
    más amplio que el expuesto en la sección anterior.
    Ahora, se trata ya de contemplar, no la transferencia de la
    propiedad de la empresa pública al sector privado, sino de
    proceder a la privatización de la actividad de la propia
    empresa pública. Es, pues, una perspectiva mucho
    más amplia.

     En este sistema de
    contratación pública, la empresa privada es la
    productora del bien o servicio, y el Gobierno el ordenante. En
    este método de contratos públicos, el Gobierno es
    el que: 1) Expresa las demandas de bienes y servicios
    públicos solicitadas democráticamente; 2)
    Inspecciona la provisión de los bienes y servicios por
    parte del sector privado; 3) Proporciona el pago de tales
    servicios al contratista.

     La decisión de contratar con empresas
    privadas la provisión de servicios públicos o
    cualquier otra realización, no significa, en modo alguno,
    un fracaso de la actividad gubernamental, sino simplemente que se
    busca la manera de conseguir mejores logros mediante el
    aprovechamiento de las capacidades especializadas del sector
    privado.

     Esta experiencia de privatización ha sido
    practicada, especialmente, por Estados Unidos,
    Inglaterra, gran parte de Europa Occidental
    y Japón y
    ha originado un extraordinario éxito
    de ahorro de los
    costes, que a nivel municipal han llegado a alcanzar incluso del
    orden del 40 al 60 por cien en USA.

    3. LIBERACION O DESREGULACION

     Este método de privatización es el
    más simple de todos. Por medio de él, el Gobierno
    se limita a derogar las normas que
    impedían a la iniciativa privada competir con el monopolio
    estatal. Con frecuencia la desregulación no consiste
    solamente en suprimir regulaciones preexistentes, sino
    también en promulgar una nueva normativa destinada a
    modificar las condiciones de la competencia en un
    mercado determinado.

     La desregulación desempeña un
    papel muy
    importante en la liberalización de las restricciones
    existentes que condicionaban o impedían la entrada en un
    determinado mercado. Si el mercado que se liberaliza es
    perfectamente competitivo, las ganancias que se obtienen en la
    eficiencia de la asignación de recursos, indudablemente,
    se producirán. Sin embargo, se ha recomendado la
    regulación, o incluso la nacionalización, en la
    circunstancia de un mercado de monopolio natural, como remedio
    para conseguir unos precios óptimos y una
    asignación de los recursos eficaz. Esta opinión no
    es siempre compartida, señalándose el hecho de que
    retirar las barreras que obstaculizan la entrada en el mercado
    constituye un instrumento mucho más eficaz que proceder a
    su regulación. (Baumol, 1986, p. 38).

     Debe ponerse de relieve, no
    obstante, que estas observaciones críticas a la
    regulación, no se refieren a la regulación en si
    misma considerada, sino más bien a la forma en que esta se
    pone en práctica. Es necesario, pues, establecer unos
    modos de regulación que, teniendo en cuenta sector por
    sector, y mercado por mercado, se adaptan plenamente a la
    realidad de cada caso concreto.

    VI. EFECTOS
    DE LA PRIVATIZACION

     El proceso de privatización debe
    contemplarse desde la perspectiva de ver hasta donde es capaz de
    llevar a cabo la consecución de sus dos objetivos
    más importantes, que son: el mejoramiento de la
    situación financiera del Estado, y el incremento de la
    asignación y la eficacia productiva de la economía.
    El logro de estos dos efectos macroeconómicos puede muy
    bien reflejar la situación financiera y competitiva de
    cada una de las empresas en particular.

     a) Efectos sobre la eficiencia económica de
    la empresa.

     En primer lugar, desde el punto de vista
    teórico, puede alcanzarse la conclusión de que los
    mecanismos del mercado de
    capitales y la exigencia de obtener unos beneficios para
    satisfacer a los accionistas, constituyen un sistema más
    seguro y
    rápido para estimular la rentabilidad
    de una empresa, y no la concesión de subvenciones e
    inversiones
    realizadas por el gobierno, que a falta de su coherencia, en la
    mayoría de los casos, suelen ser dirigidas a satisfacer
    necesidades políticas
    a corto plazo, más que a motivos de rentabilidad a
    largo plazo. Además, al ponerse en práctica una
    gestión
    del personal más flexible y eficaz, y al enfrentarse
    también competitivamente con otras empresas del sector,
    constituyen factores, que contribuyen a una mejor eficiencia
    operativa y económica de la empresa.

     Sin embargo, en la práctica, no se puede
    formular con carácter general el principio de que el
    sector público sea más ineficiente que el sector
    privado; lo que ocurre es que el primero se encuentra mediatizado
    en su actuación por una serie de factores políticos
    extraeconómicos, incluso conflictivos entre sí, la
    mayoría de las veces. Por otra parte, no pueden aplicarse
    métodos
    científicos de comprobación generalizada, puesto
    que resulta imposible que la prestación de un mismo
    servicio sea gestionada a la vez por el sector público y
    el sector privado y en las mismas circunstancias, por lo que la
    diferencia en el rendimiento puede ser debida a factores
    exógenos a la economía.

     Lo único que puede decirse, en
    términos objetivos, es que los burócratas tienen
    menos probabilidades de gestionar correctamente una empresa, que
    los empresarios del sector privado. Pero, como sucede en las
    principales cuestiones políticas, ésta
    afirmación es más materia de
    opinión que principio general riguroso.

     b) Efectos sobre la situación financiera
    del Estado.

     Es evidente, que la privatización consiste
    no solo en un programa político y económico, sino
    que también supone una transacción financiera. Y
    esta transacción financiera puede revestir diversas
    características y ser de una cuantía
    y magnitud muy diferentes.

     En muchas privatizaciones, la cantidad de dinero que
    pasa del sector privado al público es muy pequeña,
    y las ventajas financieras para el Gobierno son muy a largo plazo
    y casi intangibles. Pero, sin embargo, en las ventas importantes
    de bienes públicos tienen un efecto inmediato y directo
    sobre el presupuesto
    fiscal y la
    deuda
    pública. En efecto, en la práctica, las
    principales ventas que se han realizado, tales como British
    gas, en Gran
    Bretaña, Paribas, en Francia, etc…, el impacto
    presupuestario inmediato fue enorme.

     Sin embargo, una vez realizada la venta, sus
    resultados deben incluirse inmediatamente en el presupuesto, con
    el fin de evitar serios problemas financieros para el Gobierno.
    Caso de no hacerse así, puede originarse un ritmo en el
    proceso de privatización artificialmente alto, que
    desemboque, en ocasiones, en un cierto despilfarro
    financiero.

     c) Efectos sobre el mercado de
    capitales.

     En primer lugar, todo proceso de
    privatización genera una enorme expansión de los
    mercados
    financieros, al introducirse en él nuevos
    inversores.

     En segundo lugar, otro efecto positivo de la
    privatización, consiste en que el volumen de
    capital del mercado de valores ha
    experimentado un enorme auge que ha cristalizado en un aumento de
    las carteras de inversión de las entidades financieras, y
    en una capitalización general del mercado.

     Finalmente, otro tercer efecto positivo del
    proceso de privatización, estriba en la
    profundización del mercado, permitiendo el acceso o
    introduciendo en el mismo, a compañías privadas,
    que de otra forma no podrían acudir a él. La
    disponibilidad de fondos de financiación, se ha
    incrementado enormemente en aquellos países en los que se
    han llevado a cabo las privatizaciones.

     Por último, simplemente poner de relieve que en
    todo proceso político de poner en marcha la
    privatización, debe de fomentarse y estimularse que los
    activos públicos en venta se distribuyan entre el mayor
    número posible de nuevos inversores, y esto, no por
    razones de justicia y
    expansión del mercado solamente, sino, sobre todo, por
    propio interés
    político y económico para que el proceso
    privatizador pueda llevarse a cabo, favoreciendo la
    creación de grupos de intereses comprometidos directamente
    en el proceso de privatización.

     d) Efectos sociales de los programas de
    privatizaión.

     Su principal objetivo social consiste en
    incrementar el nivel de bienestar social, evitando la existencia
    de desequilibrios regionales. Entre estos objetivos
    redistributivos figuran la consecución de precios bajos,
    proporcionar salarios
    elevados, etc. Sin embargo, como norma general, puede afirmarse
    que las empresas estatales han fracasado en llevar a feliz
    término esta función
    social, especialmente, en lo que se refiere a las clases
    más económicamente débiles y
    desprotegidas.

     Por otro lado, los efectos sociales de la
    provisión de bienes y servicios por empresas privadas
    puede encontrarse condicionada por las siguientes
    razones:

     En primer lugar, si las ganancias derivadas de la
    reducción de los costes van a revertir a favor del
    consumidor o de los nuevos propietarios de la empresa, va a
    depender, tal como expresa la teoría
    microeconómica, del grado de competitividad al que la
    empresa privatizada se encuentre sometida.

     En segundo lugar, la reducción de los
    costes de la empresa como consecuencia de la modernización
    de las técnicas
    de producción y de la reducción de los
    salarios en el reajuste realizado, se traducirá en una
    simple transferencia de renta de los empleados de la empresa a
    los consumidores del bien producido.

     Y finalmente, el Estado utiliza frecuentemente a
    las empresas públicas para suministrar ciertos bienes de
    alcance general, tales como productos
    alimenticios básicos, agua,
    carbón, energía petrolífera, etc. o
    determinados servicios tales como el transporte por
    ferrocarril, transporte urbano, etc., pero a precios subsidiados,
    y por lo tanto, artificialmente bajos. En estas circunstancias,
    la privatización no conduce a un descenso de los precios,
    sino más bien a un ahorro en las
    cargas del presupuesto nacional. Esto puede permitir al Gobierno
    la posibilidad de utilizar estos recursos financieros en proyectos de tipo
    social, tales como la educación, la
    vivienda, y prestaciones
    sanitarias. Todo ello, no son más que consecuencias
    debidas al proceso de privatización.

     Por otra parte, otro aspecto muy importante del
    impacto social de la privatización, consiste en que se la
    ha utilizado como mecanismo para transformar a los trabajadores
    en propietarios de las empresas en las que desempeñan su
    trabajo. Esta extensión de la propiedad de la empresa
    entre sus propios trabajadores ha sido bastante considerable en
    Gran Bretaña.

    VII. LAS
    PRIVATIZACIONES EN EL CONTEXTO MUNDIAL

    Las privatizaciones son un fenómeno o tendencia
    que afecta a todos los países. Esta tendencia está
    inserta como una política de
    racionalización del Estado moderno, dentro del proceso
    global de transformación de las economías
    nacionales.

    Los procesos de
    privatizaciones que se dan en la mayoría de las regiones,
    subregiones y países del mundo contemporáneo,
    obedecen a una intencionalidad de hacer más racional la
    acción de los gobiernos y hacer más eficaz el
    funcionamiento de los mecanismos de Estado.

    En este contexto, en muchas realidades nacionales,
    están en desarrollo procesos de venta, de fusión y
    desincorporación de empresas públicas, así
    como la decisión de entregar actividades que
    tradicionalmente controlaba el sector público, como son:
    electricidad,
    petróleo,
    ferrocarriles, correos y telégrafos,
    agua potable y
    otras. Esta reducción de la actividad estatal, en la
    producción de bienes y servicios, responde
    como a un consenso de aceptar como inevitables las
    privatizaciones para reducir, así, las dimensiones y
    frenar las tendencia al crecimiento de la propiedad
    pública.

    Con la crisis que
    sufren los países socialistas, y el desprestigio de la
    economía centralmente planificada, esta situación
    ha fortalecido las ideas neoliberales, entre las cuales destaca
    aquella que sostiene: "…las empresas públicas en
    general, no son reconocidas por su eficacia y buen desempeño económico." Por ello, se
    ha ido imponiendo la corriente ortodoxa de pensamiento
    que sugiere la venta, fusión,
    desincorporación y liquidación, en particular de
    las empresas industriales públicas. La
    justificación que se da en estos casos es la de ampliar o
    mantener el gasto social y no utilizar una parte importante del
    presupuesto nacional en el desarrollo de este tipo de empresas
    que compiten con las del sector privado.

    Por otra parte, se plantea una posición con
    respecto a la política pública de redefinir el
    papel del
    Estado en materia de
    intervención en la economía nacional. Aquí
    surge toda una línea de acción para enfrentar la
    crisis; tal
    línea se sustenta en una comprensión neoliberal de
    reducir el sector de empresas públicas para ampliar la
    actividad productiva del sector privado; aunque la visión
    de este objetivo estratégico de la postura neoliberal se
    esconde tras la política de sanear las finanzas
    públicas para reducir el déficit fiscal.

    Este objetivo estratégico definido en las
    políticas de estabilización y desarrollo, responde
    a una tendencia mundial que tiene connotaciones particulares,
    dado que tiene relación con el proceso de Globalización de los mercados, y de avance
    de la penetración del capital extranjero en las
    economías nacionales. Situación aprovechada por los
    empresarios privados que presionan al Estado y a los gobiernos
    para que la privatización signifique un proceso ajustado a
    una política
    económica y a un redimensionamiento del sector para
    estatal de la administración
    pública a una escala menor,
    como una forma de dar fuerza a toda
    una estrategia
    continental de ajuste y de reinserción en la
    economía mundial, así como de ubicación en
    una nueva regionalización de todos los países
    medianos y pequeños.

    Muchos autores sostienen que el proceso de
    privatizaciones corresponde a un avance de las ideas neoliberales
    en contra de la intervención estatal, y se ubica en una
    ofensiva a escala mundial,
    la cual responde a las exigencias del proceso de Globalización de la economía y de
    regionalización que fortalece la penetración de las
    empresas globales (transnacionales) en las economías
    internas de los países de desarrollo medio y atrasados.
    Esta ofensiva ha sido dirigida, en todos los países, en
    contra de las empresas públicas, alegando deficiencias
    organizacionales y malos manejos administrativos de tipo
    financiero, productivo y de personal de las mismas. Sin embargo,
    hay que reconocer que esta ofensiva y crítica a la
    gestión pública ha sido justa en algunos casos, en
    donde el comportamiento
    burocrático y la corrupción
    de los altos ejecutivos de las empresas públicas han
    marcado un procedimiento de gestión que ha sido duramente
    criticado por la opinión
    pública de muchos países de las diferentes
    regiones. 

    IIX. EL PROCESO DE
    PRIVATIZACIONES EN AMÉRICA
    LATINA

    En América
    Latina, el proceso de privatizaciones se ha dado en un
    contexto político complejo.

    Se puede decir que inicia con las dictaduras militares,
    surgidas en el cono sur durante la década de los
    años setenta, las cuales desmantelaron los sistemas de
    empresas públicas mediante la venta, fusión y
    liquidación de las mismas. Este proceso responde a una
    cierta forma de inducción proveniente de los países
    industrializados (del norte) que han puesto en práctica la
    política de privatizaciones como uno de los elementos
    claves para hacer avanzar sus programas
    estabilizadores y de reconversión industrial, así
    como fortalecer el proceso de Globalización.
    Además, los organismos financieros internacionales
    (Fondo Monetario
    Internacional, Banco Mundial
    y la Banca privada
    internacional) han propiciado la privatización en todo el
    continente.

    Las empresas públicas, en América
    Latina, han jugado un papel importante en el desarrollo
    económico y social, así como en la
    consolidación de los Estados nacionales e independientes
    de la región.

    Sin embargo, la crisis de la deuda externa,
    los problemas actuales de modernización de la administración
    pública, la apertura comercial y el nuevo trato al
    capital extranjero, han creado condiciones en muchos
    países latinoamericanos para impulsar las privatizaciones
    como un proceso de aprendizaje y
    modernización productiva que pretende cambiar
    décadas de intervención del sector público
    en la economía de cada realidad nacional del área;
    sin embargo ". Se reconoce la necesidad de encarar
    pragmáticamente este tema, también se quiere
    destacar que la discusión, con frecuencia, no toma debida
    consideración de la conveniencia y de las dificultades
    para privatizar empresas públicas."

    IX. EL
    PROCESO DE PRIVATIZACIONES EN INGLATERRA

    Los "altos costos" de la
    carga social fueron duramente criticados por la derecha "ultra".
    La Sociedad Mont
    Pelerín, fundada por Hayek en la inmediata postguerra y
    difundida dogmáticamente desde Chicago por Friedman.
    Efectivamente, un nuevo contexto mundial -en especial la crisis
    del petróleo
    y en concurrencia la pérdida de rentabilidad, más
    una despiadada política internacional en materia
    financiera, marcaron las economías europeas. EE.UU. con
    Reagan e Inglaterra con la señora Thatcher, impulsaron la
    doble demonización: 1) la del "imperio del mal"
    representado por la URSS y sus países satélites,
    cuyas economías burocratizadas y centralizadas no
    funcionaban y eran incapaces de sostener una competencia
    estratégica a nivel armamentístico. La
    implementación del sistema de defensa llamado "guerra de las
    galaxias" marcó un hito fundamental en esta batalla que,
    finalmente, ganó EE.UU. con la implosión de la
    URSS; 2) La del Estado benefactor, comenzando por Inglaterra.
    Privatizaciones salvajes, desregulaciones económicas y
    laborales. Recortes y privatización de la Seguridad
    Social. Cuidadosamente programada, lo que se ha dado en
    llamar "una ideología económica" del mundo a
    aplicar "fuesen cuales fuesen las condiciones y las culturas del
    lugar", tiene como componentes: estabilidad de precios, equilibrio
    presupuestario, desregulación y privatizaciones a
    ultranza, libertad
    absoluta de movimientos de capitales, competitividad descargada
    de la "ganga" social, etc.

    Universalizada, y aplicada duramente a través de
    los organismos internacionales bajo su control en todo
    el mundo, esta doctrina de nueva ("neo") no tienen absolutamente
    nada; ha concentrado hasta límites no
    concebibles hace treinta años la riqueza y extendido por
    todo el planeta la pobreza,
    generando una inestabilidad permanente en las economías de
    los países dependientes -ahora llamados "economías
    emergentes" y sembrando incertidumbres políticas y
    desastres sociales de los que no están a salvo los propios
    países centrales, que abierta o silenciosamente la han
    impulsado.

    X. EL PORQUE DE LAS
    PRIVATIZACIONES

    Puede hablarse de las privatizaciones como una tendencia
    de la política económica seguida por los diferentes
    países, es evidente que el inicio de tal tendencia como
    fenómeno significativo hay que situarlo en Gran
    Bretaña, donde ha constituido la pieza emblemática
    del "thatcherismo" ya desde los primeros años 80. Y tanto
    en Gran Bretaña como en otros paciesen que la
    política de privatización ha tenido una cierta
    entidad, está no se ha limitado al venta total o parcial
    de empresas públicas al sector privado, sino que,
    además, los programas se han extendido a dos tipos de
    medidas: la desregulación de determinadas actividades
    (acompañada a veces de la eliminación de monopolios
    legales) y a la introducción de criterios "mercantiles", de
    mercado o de "empresa privada" no solo en la gestión de
    empresas públicas sino también en determinadas
    áreas de la Administración
    Pública.

    Respecto de las privatizaciones en sentido estricto (la
    venta de empresas públicas, o de una parte se sus
    acciones, al sector privado). El argumento principal de los
    gobiernos que la han impulsado ha sido el de la mejora de la
    eficiencia económica ha sido probablemente uno de los
    más utilizados; basado por supuesto en la idea de que la
    titularidad pública de las empresas iba en muchos casos
    acompañada de una gestión ineficiente.

    No obstante, la evidencia empírica ha ido
    mostrando que los gobiernos parecen haber perseguido una cierta
    mezcla de objetivos con las privatizaciones. Y así, junto
    a la idea de que la gestión privada (o el sector privado,
    o la iniciativa privada) es más eficiente que la
    gestión estatal y que por lo tanto conviene reducir el
    peso económico del Estado, se observan también
    objetivos como el de aliviar el déficit fiscal mediante la
    venta de empresas públicas o el de "disciplinar" a los
    trabajadores y usuarios de determinadas empresas públicas
    fuertemente deficitarias, pasándolas a las reglas de
    juego
    habituales en las relaciones de mercado; (esto tiene que ver
    directamente con la idea que reúne un relativo consenso de
    que las reivindicaciones sindicales tienden a ser más
    radicales y exitosas frente a las empresas públicas que
    frente a las privadas).

    Por otra parte, no todos los programas de
    privatizaciones han sido llevados a cabo por gobiernos
    conservadores como el de Thatcher en Inglaterra o el de Chirac en
    Francia. Ha habido, por ejemplo, importantes en Italia, con un
    gobierno de coalición; en México,
    con el gobierno del Partido Revolucionario Institucional; y en
    España, con el Partido Socialista en el
    gobierno.

    Sobre las formas de
    privatización

    La conclusión general que puede extraerse de las
    experiencias de diferentes países es que bajo la etiqueta
    privatizaciones se engloban medidas o acciones bien distintas,
    aunque con el objetivo común de disminuir al
    implicación de los poderes públicos en la actividad
    económica

    Transferencia de la propiedad de empresas
    públicas al sector privado

    Esta es la forma estricta de privatización y
    representa efectivamente el grueso de las operaciones
    realizadas en países como Gran Bretaña, Francia,
    España o Argentina. En
    unas ocasiones la transferencia de propiedad es total mediante la
    venta en bloque de la empresa a un grupo privado,
    como en loa casos de las españolas SEAT, Maquinista o
    ENASA y el de la Argentina
    Aerolíneas Argentinas. La otra modalidad ha consistido en
    la venta de acciones en bolsa respecto a determinadas empresas
    públicas, reservándose generalmente el Estado un
    porcentaje de capital minoritario. Esta ha sido la vía de
    privatización típica de Gran Bretaña y
    Francia (donde no hay que olvidas que los respectivos gobiernos
    conservadores tenían el propósito
    programático de fomentar un cierto accionario popular
    mediante las privatizaciones), en la que destacan casos como los
    de British Gas, Bitish
    Telecom., Saint-Gobain y la Societé Genérale; y es
    una opción que también se ha seguido en
    España con respecto a empresas públicas que
    venían siendo claramente rentables , como son los casos de
    REPSOL, EMDESA o ENCE.

    De igual forma han sido importantes las privatizaciones
    parciales en las que el Estado mantiene la mayoría del
    capital. De este tipo son todas las llevada a cabo en Austria y
    en Italia, así como las programadas en Francia durante la
    etapa de gobiernos socialistas y los casos españoles en
    que se han sacado a bolsa paquetes de acciones, como el de
    REPSOL, EMDESA y ENCE, entre otras.

    Desregulación /
    privatización.

    Este segundo tipo de operaciones de
    privatización ha consistido en la desregulación o
    desmonopolización de actividad de la empresa
    pública, posteriormente acompañada o no de
    transferencia de propiedad al sector privado. Lo que más
    destaca en estos casos de grandes empresas públicas es la
    política de liberalización de servicios
    públicos, siguiendo un proceso que responde al siguiente
    esquema-tipo: Eliminación del monopolio legal a favor de
    la empresa pública, si ese era el caso; pasar a organizar
    la empresa como sociedad
    anónima, o como varias sociedades
    anónimas –una para cada actividad diferenciada-
    agrupando estas en un holding; y, sobre esta nueva base
    jurídica, establecer criterios de gestión de
    empresa privada. Simultánea o posteriormente, este proceso
    es o no completado en el sentido jurídico de la propiedad,
    sacando el Estado a Bolsa acciones de la nueva empresa. Casos
    importantes de desregulación / privatización han
    sido la antigua compañía de autobuses
    británica, al British Telecom. Y la mayor parte de las
    operaciones de privatización llevadas a cabo en Venezuela.

    Algunos expertos ponen en duda, no obstante, que pueda
    hablarse en realidad de desregulación en estos casos.
    Simultáneamente a la privatización /
    desmonopolización se han creado oficinas estatales
    específicas encargadas de la regulación del
    respectivo sector, ante la evidencia de que , desde una
    perspectiva social, las actividades no podían dejarse al
    resultado del juego del libre mercado.

    Privatización organizativa.

    Como parte de la amplia corriente privatizadora, hay que
    destacar una variante de lo anterior, consistente en la simple
    adopción
    de formas y / o de gestión privados (mercantiles) para
    determinadas empresas públicas que generalmente se
    mantiene como tales. A operación significa, en primer
    lugar, que dejan de ser entidades de derecho
    público y pasan a regirse por el derecho privado,
    mediante su transformación / constitución en sociedades
    anónimas; y , en segundo lugar significa que se les pasa a
    fijar un determinado objetivo financiero que generalmente toma
    como punto de referencia la meta de la
    autofinanciación. Casos significativos en esta
    línea son los antiguos entes estatales en Italia y en
    Irlanda. La RTV y el Servicio de Correos de Holanda, así
    como el London Transport Authority y el Servicio de Correos de
    Gran Bretaña.

    Las principales consecuencias son que el personal deja
    de ser funcionario público para pasar al estatus
    típico definido pro el contrato laboral, y que la
    empresa pasa a estar sujeta a una disciplina financiera
    más estricta (lo que a su vez puede conllevar o no una
    cierta subida relativa de las tarifas para los usuarios /
    consumidores).

    Hay que destacar que, en algunos casos, esta
    privatización organizativa – que se inicia por
    cambiar la forma jurídica de la propiedad pública-
    es como un primer paso para una posterior privatización
    pura, es decir, transferencia de propiedad al sector
    privado.

    Privatización de actividades de al
    Administración Pública.

    Esta adopción
    de formas de gestión privadas se ha ido extendiendo de las
    empresas estatales a la Administración Publica,
    especialmente en países europeos. Cada vez son más
    numerosos los ejemplos de segregación de actividades de la
    Administración Pública para constituir agencias con
    autonomía de gestión. Es decir, un proceso, de
    hecho, de creación de nuevas empresas públicas. Un
    paso más allá en este proceso y nos encontramos con
    la actual tendencia a que la actividad segregada se transfiera al
    sector privado; por ejemplo, los servicios de inspección
    del Ministerio de Finanzas de
    Holanda.

    Privatización de la gestión
    (contracting out)

    Finalmente, otro tipo de operaciones surgido como parte
    de los procesos de privatización ha sido la
    privatización de la actividad de empresas públicas,
    en el sentido de cesión al sector privado de la
    gestión de la actividad de la empresa, pero sin
    transferencia alguna de propiedad sobre el patrimonio
    (contracting out). Esta ha sido la vía seguida en Gran
    Bretaña, pro ejemplo, con los astilleros públicos.
    Como empresa pública su patrimonio era tan importante
    (terrenos e instalaciones especialmente ) que su
    privatización pura fue considerad financieramente inviable
    por el gobierno; como alternativa, ya tras un largo proceso
    legislativo, fue sacada a concurso al gestión de su
    actividad como empresa, lo que implicaba la transferencia de la
    plantilla del personal. El contracting out supone por tanto un
    cambio efectivo de titularidad, si bien no respecto al
    patrimonio, que pertenece publico.

    Una modalidad de menor alcance es la
    subcontratación de la gestión de entidades
    públicas a empresas privadas (en un sentido parecido a
    cuando se subcontrata al exterior el servicio de limpieza de la
    empresa); en estos casos la plantilla y la titularidad de la
    gestión sigue siendo pública actuando la empresa
    privada concesionaria por delegación- o responde a alguna
    fórmula mixta. Un ejemplo de este tipo de
    subcontratación de la gestión lo tenemos en el
    programa de reforma de la gestión de los centros
    hospitalarios que está llevando a cabo el Institut
    Catatá de la Salut de la Generalitat de
    Catalunya.

    Es de destacar la diferencia de procedimiento seguido en
    las privatizaciones. Unos países han seguido un modelo similar
    al de Gran Bretaña y Francia, sometiendo el proceso de
    privatizaciones a un programa gubernamental explícito,
    posteriormente concretado en una legislación regulador ,
    generalmente de larga y difícil gestación y
    respecto a la cual ha sido notable la oposición sindical.
    Este es el caso de Turquía, Filipinas y Brasil
    (además de los dos citados) . Otros han seguido, sin
    embargo, lo que podríamos denominar el modelo
    italo-español,
    consistente en la simple venta de acciones de empresas publicas,
    sin apoyarse en ninguna ley
    específica ni decisión política
    explícita al respecto. Ese ha sido el procedimiento
    seguido –además de en España e Italia- en
    Alemania
    Federal, México,
    Argentina y Venezuela,
    entre otros.

    Sobre las motivaciones u objetivos
    perseguido

    En general, las privatizaciones en los diferentes
    países parecen obedecer a dos grupos de motivaciones u
    objetivos: lo de carácter financiero-fiscal y los de
    carácter político consistentes en una
    reducción del peso del sector público en la
    economía.

    Hay casos , como los de España o Argentina, en
    los que las privatizaciones han consistido en general en la pura
    venta de acciones de empresas estatales, sin apoyar el gobierno
    tales medidas en una ley
    específica; en consecuencia, no existen exposiciones de
    motivos explícitas que podamos analizar, ni se ha
    producido un debate
    público en el que estas pudiesen quedar expresadas.
    Tenemos que hablar por tanto en estos caos de objetivos
    implícitos; y es un hacho que éstos aparecen como
    predominantemente financieros; especialmente en las operaciones
    en las que se ha sacado a Bolsa una parte no mayoritaria del
    capital de empresas publicas tradicionalmente sin problemas, es
    decir, que venían siendo rentables.

    Se observa que las motivaciones financiero-fiscales son
    a su vez de tres tipos – pesando en cada caso un mas que los
    otros:

    Por una parte la idea de eliminar al carga que sobre los
    presupuestos
    estatales representan los subsidios (la financiación de
    los déficit de las empresas públicas, en un periodo
    de necesidad generalizada de reducir el déficit
    publico.

    Por otra parte dejar de financiar con cargo al
    presupuesto público las nuevas inversiones (ampliaciones
    de capital) de las empresas públicas –incluidas las
    que ya eran rentables.

    Y en tercer lugar, al oportunidad de tener un importante
    ingreso en el presupuesto con el producto de la
    venta al sector privado.

    Estas motivaciones aparecen claramente en los
    países europeos, no solo en los casos de Austria,
    España e Italia, sino también Gran Bretaña y
    Francia; y aparecen asimismo como dominantes en países
    suramericanos, especialmente Argentina, Brasil,
    Venezuela, Chile y
    México. Así, en el caso concreto de
    Argentina, el producto de
    las privatizaciones se ha orientado en gran parte a financiar la
    cancelación de deuda externa; a
    diferencia del caso de México que con una deuda externa
    similar, ha dedicado los recursos a inversiones internad en
    infraestructuras sociales.

    Por lo que respecta a las motivaciones u objetivos
    básicamente de carácter político,
    éstos resultan ser mezclas
    variables
    –según los países- de los siguientes
    ingredientes:

    • Mejorar la eficiencia de las empresas
      públicas.
    • Introducir la mentalidad o "culturas" de empresa
      privada en la gestión de las empresas
      públicas.
    • Eliminar la mayor "vulnerabilidad" frente a las
      reivindicaciones sindicales, al pasar la EP a tener una parte
      de accionariado privado (aunque éste sea
      minoritario).
    • Reducir el peso del sector público en la
      economía, como un fin en si mismo.

    La mejora de la eficiencia aparece explícitamente
    como uno de los motivos argumentados en los s programas de
    gobiernos conservadores, como los casos de Gran Bretaña y
    Francia, pero de una forma implícita puede detectarse en
    general en las manifestaciones o declaraciones políticas
    de los gobiernos de todos los países mencionados. No
    obstante, es un hecho que en gran parte se han privatizado
    – o se han privatizado preferentemente- empresas que ya
    venían siendo rentables o que en condiciones de serlo al
    haber estado previamente sometidas a operaciones de saneamiento
    financiero.

    No obstante, es un hecho que este tipo de operaciones
    llevadas a cabo por gobiernos no conservadores, responden a algo
    más que a una cierta idea más o menos
    implícita de que la propiedad privada es sinónimo
    de mayor eficiencia. Este algo más consiste en el
    planteamiento de que en el actual contexto de competencia
    internacional ciertas empresas públicas no son viables
    como empresas independices, si no, en todo caso, como parte de un
    grupo económico internacional poderoso dentro del sector
    (por ejemplo el caso SEAT- Volkswagen) El mismo juicio y estrategia es
    observable en muchas de las privatizaciones de los países
    suramericanos (las compañías aéreas de
    Argentina y de Chile, por
    ejemplo)

    El cambio de signo en los países en
    vías de desarrollo.

    En el caso de países en vías de
    desarrollo, la motivación
    política presenta una notable homogeneidad: reducir la
    estatalización dominante en la economía con el
    objetivo de pasar efectivamente a una "verdadera economía
    de mercado" (Turquía, Argentina, Venezuela, Filipinas,
    Pakistán, Brasil) en lo que supone un cambio de
    orientación considerable, pues se deja de confiar en un
    sector público empresarial como vía de
    industrialización y / o desarrollo.

    En estos países se observa una pauta muy similar.
    En ellos se habían ido creando, especialmente desde los
    años 60, empresas públicas con el objetivo
    típico de la industrialización del país. Y
    sus economías estaban caracterizadas por un predominio del
    sector público en la industria y
    unas estructuras de mercado muy débiles. Como consecuencia
    de los anterior, las empresas públicas eran gestionadas y
    sostenidas más con criterios
    político-administrativos que económicos o de
    mercado.

    Este proceso se ha dado tanto en países bajo
    regímenes dictatoriales, como fue el caso de Brasil,
    Argentina, Chile y Filipinas, como en países con
    regímenes formalmente democráticos pero de sistema
    político peculiar , como México, India y
    Pakistán; así como en casos intermedios como el de
    Turquía.

    Pero a partir de los años 80-85, todos estos
    países parecen iniciar un cambio de rumbo curiosamente
    acompañando – pero no necesariamente- por
    transformaciones hacia un sistema político
    democrático-liberal. Así, por ejemplo los casos del
    tránsito de la dictadura la
    parlamentarismo en Chile, Argentina, Brasil, Filipinas,
    Pakistán y Turquía. No obstante, casi sin
    excepción, el cambio de rumbo respecto al sistema
    económico en general y en concreto el lanzamiento de los
    primeros programas de privatizaciones se inicia ya en al etapa
    previa a la democratización; ello aparece especialmente
    claro en los casos de Turquía y Brasil.

    Es de destacar que en varios de estos países los
    programas de privatización han tropezado con grandes
    dificultades en su puesta en práctica. Por una parte por
    tratarse de países con un poco desarrollado mercado de
    capitales y por resultar economías poco atractivas para
    los posibles inversores; y por otra, por las resistencias
    internas de la propia burocracia
    estatal que debería llevar a cabo el proceso. Resistencias
    que parecen explicarse más por el uso que hasta ahora se
    ha hecho de las empresas públicas como núcleos de
    poder político-económico que por motivos de
    oposición política. Estas dificultades para llevar
    adelante las privatizaciones se hacen patentes especialmente en
    los casos de Brasil, Turquía y Filipinas.

    Resultados de las privatizaciones.

    Los resultados en términos financieros son los
    que aparecen más claros y evidentes; especialmente los
    ingresos
    estatales por venta de empresas, que viene a aligerar el
    déficit del presupuesto
    público de cada país. No son tan espectaculares
    los resultados en cuanto al ahorro presupuestario derivado de no
    tener que financiar déficit de empresas públicas;
    en unos casos por lo importantes que han sido los costes de los
    saneamientos previos a las privatizaciones; y en el caso de
    servicios públicos (transporte, por ejemplo) porque las
    subvenciones públicas al servicio en cuestión se
    han mantenido bajo el nuevo régimen de explotación
    privada.

    Respecto al tema de si las privatizaciones mejoran la
    eficiencia económica de las empresas, las evidencias
    acumuladas hasta ahora apuntan a que las mejoras en eficiencia no
    dependen en gran manera del tipo de propiedad sino más
    bien de otros factores que provisionalmente podríamos
    enunciar así: el hecho de que exista o se permita una
    competencia de mercado para la empresa (o un mecanismo
    equivalente), y adoptar una forma organizativa y unos criterios
    de gestión de empresa privada en el sentido, no tanto de
    maximizar resultados, si no de que la gestión de la
    empresa pueda desenvolverse en un marco jurídico ,
    laboral y
    financiero idéntico al de las empresas privadas, y sin las
    típicas intervenciones-peticiones aleatorias de aquellos
    cargos políticos que estiman tiene una cierta autoridad
    sobre la empresa. Como ingredientes importantes de este segundo
    aspecto organizativo, parecen estar la profesionalidad de la
    dirección de la empresa y los incentivos que se
    le establecen, ligados a la consecución de unos
    determinados objetivos de gestión (no necesariamente la
    maximización de los Resultaos); todo ello adecuadamente
    explicitado en el correspondiente contrato de
    empleo.

    Parece evidente que los países occidentales que
    quedan en una situación más propiamente de
    "economía mixta" son Canadá, España e
    Italia, ya que –además de partir de un sector
    pública empresarial muy importante- la pérdida de
    peso especifico durante la ola mundial de privatizaciones ha sido
    mínima por ahora, y no parecen probables, a medio plazo,
    cambios notables en este sentido.

    Cambios radicales, como el de Gran Bretaña o aun
    de mayor alcance, se hubiesen ciertamente dado también en
    los países en vías de desarrollo que hemos
    examinado y que partían de unas economías
    fuertemente estatalizadas y que han optado por pasar plenamente a
    economías de mercado (ayudados en este sentido por las
    fuertes presiones del Fondo Monetario
    Internacional y del Banco Mundial
    )

    A pesar de que los gobiernos respectivos están
    sujetos a fuertes presiones en ese sentido, estas presiones
    obedecen a la lógica
    del funcionamiento de estos organismos internacionales: al igual
    que ha venido ocurriendo el países como Turquía,
    Brasil, Argentina o Filipinas, las subvenciones para cubrir los
    déficit de las empresas pública forman una parte
    dominante del desequilibrio presupuestario del país y
    constituyes a su vez una causa importante del endeudamiento
    externo que deben renegociar con los organismos internacionales;
    la respuesta afirmativa de estos a la refinanciación de la
    deuda está siempre condicionado a que le país
    adopte un programa a mediano plazo de estabilización
    presupuestaria y de desestabilización de la economiza
    dentro del cual el programa de privatizaciones tato el FMI como el BM,
    lo consideran como una pieza clave.

    XI.
    PRIVATIZACIONES EN EL GOBIERNO DE ALFONSIN

    Alfonsín asumió el 10 de diciembre de
    1983, luego de un largo período de gobierno de facto, por
    lo que fue el primer gobierno democrático luego del golpe
    militar de 1976. La gente estaba contenta con la vuelta a la
    democracia,
    pero la situación que heredaba no era fácil y, si
    bien contaba con la mayoría en la cámara de
    diputados, el justicialismo controlaba el senado.

    Durante el primer año, el gobierno de Raúl
    Alfonsín no acertó con la política
    económica adecuada ni pareció advertir la magnitud
    de los problemas, que estallaron finalmente bajo la forma de una
    inflación descontrolada. El primer ministro de
    economía, Grinspun, intentó mejorar los salarios y
    , mediante los créditos, reactivar el mercado interno y
    poner en movimiento el
    aparato productivo. En septiembre de 1984, esta política
    llegó a su fin al implementar la devaluación de la moneda.

    En junio de 1985, luego de Sourrouille reemplazó
    a Grinspun en la cartera de economía, la economía
    estaba al borde de la hiperinflación, Sourrouille
    lanzó el Plan Austral, que
    inicialmente alcanzó un gran éxito: la
    economía se estabilizó sin hacer grandes
    ajustes.

    El Plan Austral era
    un plan de Reorganización Económica: el Banco Central
    cesó de emitir para financiar el déficit del Estado
    y se creó un nuevo signo monetario, el "Austral",
    equivalente a 1000 pesos argentinos y a 0.80 dólares.
    Luego de conocer un aumento del 22%, se congelaron los precios y
    salarios y se eliminaron todas las cláusulas de
    indexación. La clavel del llamado Plan Austral estaba en
    derrotar la inflación y generar confianza en una
    economía estable. El éxito fue notable: la opinión
    pública lo acompañó solidariamente y
    hasta los sindicatos lo
    respaldaron. La inflación bajó del 30% mensual a
    sólo el 2% y hubo una reactivación del consumo. El
    gobierno no aprovechó la tregua para encarar soluciones de
    fondo y, al cabo de un año, reaparecieron las presiones
    inflacionarias.

    Alfonsín reconoció que el principal
    objetivo de la política económica era obtener la
    "megaestabilidad", y que ésta se obtenía actuando
    sobre las causas múltiples: monetarias, fiscales y de
    expectativas. Una vez producida esta sólo se podía
    seguir avanzando produciendo cambios estructurales, la reforma
    del estado, la apertura económica y logrando el
    equilibrio en
    los sectores fiscal y externo .El Plan Austral
    falló en la segunda etapa de cambios estructurales.
    El
    principal error fue el no haber avanzado con las reformas
    estructurales necesarias en la reducción de la
    dimensión del Estado y una reforma fiscal de
    importancia.

    En 1986 Sourrouille propuso un Plan de
    Privatizaciones,
    pero no consiguieron avanzar demasiado por
    la oposición de los legisladores justicialistas en el
    Congreso. En junio de 1987, el equipo económico expuso el
    primer programa de reformas estructurales, sobre las que se
    trabajo en 1988 con el apoyo del Banco Mundial.
    Con Terragno como Ministro de Obras y Servicios Públicos,
    sólo se logró la privatización de la
    línea aérea Austral. La venta del 40% de
    Aerolíneas Argentinas, así como la
    privatización de ENTEL no lograron la aprobación
    del Congreso, en el que la discusión política
    superó las razones económicas.

    En la década de los 80 las privatizaciones
    efectuadas afectaron tan sólo a cuatro empresas
    públicas procedentes de antiguas empresas privadas en
    crisis, mientras el total de empresas públicas superaba
    las 300, si bien la mayoría de ellas de pequeña
    entidad.

    Partes: 1, 2

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