(Orden
lógico-causal)
En una época Layo y Yocasta gobernaban la ciudad
de Cadmo, era un reino muy fructífero en todos los
aspectos, sin embargo, un día por obra de los enviados del
dios Apolo, llegó a oídos de los reyes una
profecía la cual se cumpliría en algún
tiempo.
Tal predicción consistía en que el hijo de
Layo se habría de convertir en su asesino y en el esposo
de su madre a la cual también le tendría que
engendrar hijos. Después de un tiempo, los reyes
de los Cadmeos, tuvieron un hijo al cual Layo mandó a
matar con uno de sus siervos porque tenía miedo de que su
primogénito le diera muerte; a los
tres días de nacido, el niño tenía
perforados los pies por un garfio de hierro e iba a
ser arrojado desde la montaña Citerón, pero el
siervo que tenía un noble corazón,
no cumplió las órdenes de su rey y llevó al
niño a otro reino cerca de Cadmo.
En Corintio, el siervo regaló al bebé a un
empleado de los reyes de dicho lugar, el cual condujo al
niño hasta el palacio real donde Pólibo y Merope
(los reyes) adoptaron a aquél inocente.
Después de unos años, el bebé
creció con el nombre de Edipo, nombre atribuido por las
heridas de sus pies; un día Edipo se encontraba en una
fiesta en la cual una persona ebria le
dijo que los reyes de Corintio no eran sus verdaderos padres,
así mismo le hizo saber acerca de la profecía que
estaba marcada en su destino la cual decía que en un
tiempo Edipo habría de matar a su padre y casarse con su
madre. Lleno de incertidumbre, el soberano consultó con
sus padres el comentario del borracho, pero sus padres negaron
rotundamente aquel chisme.
Como Edipo había comprobado que sus verdaderos
padres eran Pólibo y Merope, salió del reino para
no cometer ninguna de las atrocidades que estaban establecidas, y
un día vagando por el cruce o intercepción de tres
caminos, se encontró con una caravana de hombres que
custodiaban un carruaje, pero como el conductor lo empujó,
Edipo lo atacó y finalmente mató a todas las
personas que iban ahí menos a un siervo que logró
escapar.
Luego, Edipo llegó a Cadmo y salvó al
pueblo del tributo que le daban a la esfinge y así la
población lo coronó rey y se
casó con Yocasta, juntos gobernaron el reino y tuvieron
cuatro hijos, dos varones y dos mujeres. Cierto día en la
ciudad de Cadmo, la población de ese lugar encabezada por los
ancianos, pide ayuda a su rey para que acabe o busque un remedio
contra las enfermedades que
están azotando a todas las personas y que están
matando a niños,
mujeres, adultos y ancianos. Edipo decide ayudarlos porque no le
queda otro remedio ya que él es una persona muy
importante para Cadmo.
Entonces el rey manda a su cuñado llamado Creonte
a visitar al dios Apolo para que éste le diera un consejo
y así acabar con la peste de la cual sufría su
patria, al regresar a Cadmo, todavía encontró a los
ancianos en reunión con el rey, por eso dijo las
instrucciones del dios frente a todos ellos. Apolo había
dicho que se acabarían los padecimientos si se
resolvía un crimen que fue cometido hace mucho tiempo y
que por obra de la esfinge ya no es asunto para recordar por
ninguno de los ahí presentes; se tenía que aclarar
el asesinato del rey anterior a Edipo llamado Layo.
Después de oír éstas palabras, el
rey Edipo hizo, muchas sanciones al que fuera el culpable y
mandó a toda la población en busca de aquel asesino
que mató al anterior rey. Una acusación era el
exilio otra, que nadie le abriera las puertas de su casa y, otra
más era que nadie le podía hablar ni admitirlo en
sus plegarias o sacrificios porque era todo un criminal y
debía ser castigado. Todo lo que se sabía y lo que
se decía del asesinato de layo era que lo habían
matado unos bandidos.
Por otra parte, una vez que hubo terminado la
reunión de Edipo y el pueblo de Cadmo, se apareció
ante el rey un adivino llamado Tiresias el cual dijo al gran
gobernante que moderara sus palabras y acusaciones ante el
asesino que aún no conocía ya que de lo contrario
le podían pasar cosas muy malas; sin embargo, Edipo no
hizo caso a éstas palabras del adivino que provocaron su
enojo y cólera, así que lleno de coraje el soberano
insultó mucho a Tiresias y lo echó de su
palacio.
El pobre ciego (adivino), también se enojó
e insinuó al gran rey la culpabilidad de tal asesinato,
pero Edipo no se dejó y lo acusó de complicidad con
Creonte para quitarle la corona y quedar su cuñado como
único y legítimo rey, después de
éstas últimas palabras, Tiresias se fue.
Edipo se quedó pensando en lo que le había
dicho el adivino, así que habló con Creonte, su
cuñado para aclarar el mal entendido, pero todas las
explicaciones por parte de su cuñado fueron en vano,
ninguna hacía cambiar de parecer en Edipo la idea de
fraude y
complicidad por parte de Creonte y el adivino.
Después, el magnánimo rey de Cadmo,
habló con su esposa Yocasta, la cual le dijo que no se
afligiera con todo lo que le habían dicho ya que era
seguro que
nada de lo mencionado por el adivino podía ser verdad, y
así en el gobernante cesó por un rato su
duda.
Luego de un tiempo de hablar con su mujer,
ésta le indicó que hace mucho tiempo ella estuvo
casada con Layo, el rey que yacía muerto, y que de
él tuvo un hijo. Una terrible noticia había llegado
a sus oídos por parte del oráculo de Apolo, tal
profecía decía que el hijo de Layo habría de
matar a su padre, casarse con su madre y engendrarle hijos, es
decir, que el hijo de Layo habría de ser su asesino,
esposo de su esposa y padre de sus hermanos.
También a Layo en ese tiempo le había
llegado tal noticia, por lo que él optó por atar al
niño de los pies, y llevarlo hacia las afueras de Cadmo
para matarlo. Yocasta del mismo modo le dijo a Edipo que el rey
Layo en el momento de su muerte iba
acompañado de unos siervos, y de los cuales sólo
sobrevivía uno que había sido mandado lejos por
temor a Edipo, porque en el momento que vio a Edipo, sus ojos se
llenaron de miedo y desesperación por lo que pidió
un cambio de
lugar de trabajo, lejos del rey.
Posterior a esto, Edipo hizo llamar a aquel siervo para
aclarar sus dudas, pues ya sospechaba ser el asesino de Layo.
Enseguida, llegó un mensajero a palacio, el cual
daría noticia al gobernante Edipo; el enviado decía
que el rey había heredado la fortuna de su padre
Pólibo que estaba muerto y que por tal motivo debía
ir a su lugar de origen para reclamar la corona y el reino de
Corintio
Luego de oír éstas palabras del mensajero,
Edipo no sospechó más de su inocencia en el
asesinato, pero también recordó que un día
le hicieron llegar una noticia parecida a la que oyó
Yocasta que consistía en que, en un tiempo Edipo iba a
matar a su padre y se habría de casar con su madre para
tener hijos con ella, por tal motivo recordó que se fue de
su lugar de origen y en un camino se encontró con un
grupo de
personas que custodiaban un carruaje, uno de los conductores
empujó al joven y éste mató a todos los que
iban ahí, menos a uno que logró escapar. Con tales
reminiscencias, el rey de Cadmo, pensaba en su inocencia y en su
culpabilidad al mismo tiempo que también temía por
todas las sanciones puestas al culpable por él
mismo.
Después de ésta noticia llegó uno
de los criados de palacio el cual anteriormente había
ayudado a Layo a deshacerse de aquel hijo que le iba a quitar la
vida al rey.
Éste criado, le dijo a Edipo que hace mucho
tiempo de sus propias manos le hizo entrega a una persona de las
afueras de Cadmo, un niño, el cual fue crecido en una
familia buena,
y eso era todo lo que sabía.
Con todas éstas indagaciones a Edipo le llegaba a
la cabeza la idea de que él era el asesino de su padre
Layo y que se había casado con su madre Yocasta para tener
hijos, inmediatamente de pensar y poner al descubierto al
culpable, la buena madre y esposa de Edipo se suicidó
debido a todos lo problemas que
tenía y todas las faltas y orgías que había
cometido con sus propio hijo.
Edipo lleno de culpa, se quitó la vista y
mandó llamar a Creonte su cuñado, el cual iba a
castigarlo y habría de ser testigo de las profecías
cumplidas, dichas por el oráculo de Apolo. Creonte fiel
servidor de
Cadmo, exilió a Edipo que antes de irse se despidió
de sus hijas y pidió a su cuñado y tío que
cuidara de sus tesoros más preciados, por que él
desde donde estuviera no podría hacerlo; con esto
automáticamente Creonte quedó como rey de Cadmo y
Edipo se marchó.
Así fue como Edipo, en un tiempo rey de Cadmo,
mató a su padre, se casó con su madre y tuvo hijos
con ella sin saberlo y fue el más desdichado de los
desdichados.
ELABORÓ:
DIANA JULISSA SANTILLÁN
MUCIÑO
ESCUELA PREPARATORIA OFICIAL No. 104
ESTADO DE MÉXICO