- ¿Qué es una droga y
que efectos causa su consumo? - ¿Qué tipos de
drogas existen y cuales son las de uso más
común? - ¿Cuáles son las
sustancias que más consumen los jóvenes?
¿Producen adicción? ¿Cómo se
produce la misma? - ¿Qué es el
tráfico de drogas? - ¿Qué riesgo tiene
el consumo de sustancias psicoactivas en los
jóvenes? - ¿Qué es el
síndrome de abstinencia? - Marihuana: ¿Qué es
y que efectos causa su consumo? - ¿Qué son los
inhalantes y que efectos causan? - ¿Cuál es la mejor
manera de luchar contra las drogas? - ¿Qué motivaciones
tiene un drogadicto? ¿Qué tratamientos hay para
curarlo? - Reflexiones sobre la
familia - Testimonios
1. ¿Qué
es una droga y que
efectos causa su consumo?
Con el nombre de droga se
designa en sentido genérico a toda sustancia mineral,
vegetal o animal que se utiliza en la industria o en
la medicina y que
posee efectos estimulantes, depresores o narcóticos o,
como establece la
Organización Mundial de la Salud (OMS), a cualquier
sustancia que, introducida en un organismo vivo, puede modificar
una o varias de sus funciones. A
efectos penales, el concepto de droga
(a pesar de las diferentes formas de actuación en el
organismo) engloba también las sustancias estupefacientes
y psicotrópicas, naturales o sintéticas, cuyo
consumo
reiterado provoca la dependencia física u
orgánica, así como el deseo irrefrenable de
seguir consumiéndolas en mayores dosis a fin de
evitar el síndrome de abstinencia. La OMS menciona
entre los estupefacientes el Cannabis y sus resinas, las
hojas de coca y cocaína, heroína, metadona,
morfina, opio y codeína; y como psicotrópicos, los
barbitúricos, las anfetaminas y los ampliadores de la
conciencia, como
el ácido lisérgico, la mescalina o la
psilocibina.
Las características propias de las drogas hacen
de ellas sustancias sumamente peligrosas. Los efectos que
producen en el organismo no son siempre iguales y cambian
según la clase de droga, por ejemplo, unas son
estimulantes y otras, depresoras. También varían de
acuerdo con la dosis pues la misma droga puede causar efectos
diferentes según sea la cantidad consumida.
Dichos efectos se relacionan con las características psicofísicas de cada
persona y con
las particularidades del medio en que se produce el consumo. Por
estas razones, nunca existe certeza sino probabilidad de
que la droga produzca el efecto buscado.
Adicción es la necesidad imperiosa de
consumir droga regularmente (no ser capaz de moderar el consumo o
suprimirlo). Viene determinada por fenómenos
psíquicos y físicos.
Taquifilaxia es la necesidad de consumir dosis
cada vez mayores para conseguir los mismos efectos. La presentan
muchos fármacos porque el organismo potencia sus
mecanismos de degradación de la sustancia, pero a las
drogas se
añade un fenómeno de ‘tolerancia’
psicológica.
Los cuadros de abstinencia siempre son
psicológicos y, en el caso de algunas drogas, son
además síndromes físicos que pueden resultar
mortales. Pueden controlarse con medidas terapéuticas
sintomáticas o substitutivas (sustancias menos nocivas, de
efectos parecidos, que se retiran progresivamente).
2. ¿Qué
tipos de drogas existen y cuales son las de uso más
común?
Existen diferentes clasificaciones para los tipos de
droga, la que mejor las agrupa es la siguiente:
Depresoras del Sistema Nervioso
Central (SNC)
- Alcohol
- Sedantes: Benzodiazepinas (Valium,
Emotival) - Hipnóticos: Barbitúricos (Luminal,
Seconal) - Tranquilizantes
- Opiáceos: (Morfina, Heroína, Demerol,
Codeína, Bromexina)
Estimulantes del SNC
(Psicoanalépticas)
Alucinógenos
(Psicodislépticas)
- THC: (Marihuana,
Hashish, Bang) - LSD (ácido lisérgico)
- PCP (polvo de ángel)
- Mescalina
Inhalantes o inhalables
- Pegamentos
- Colas
- Solventes volátiles
- Naftas
- Pinturas
- Aerosoles de uso doméstico
Las de uso mas común son los inhalantes y
estimulantes.
3.
¿Cuáles son las sustancias que más consumen
los jóvenes? ¿Producen adicción?
¿Cómo se produce la misma?
La sustancia que más consumen los jóvenes
es el alcohol,
seguida de cerca por el tabaco y, en
menor proporción, las sustancias ilegales (como marihuana o
cocaína) y por ultimo se encuentran los medicamentos
psicoactivos (anfetaminas, tranquilizantes e hipnóticos),
que muchas veces sobrepasan en el nivel de consumo a las
anteriores ya que se los puede conseguir sin prescripción
medica, ni control alguno.
Todas estas sustancias sin excepción, producen
adicción y dependencia.
La adicción no es un proceso que se
da de la noche a la mañana, es un camino muy largo que
comienza con el llamado de la droga, es decir cuando una
persona que se
siente muy presionada ya sea por sus familiares o por sus mismos
pares, sumado a esto la oferta en
todos los lugares, estimula al consumo y sobre todo la propia
crisis de
crecimiento; a esta etapa le sigue la llamada aprendiendo
el cambio en la cual el joven experimenta, prueba de
todo, logra los cambios buscados, se siente bien y cambia
levemente su conducta,
mintiendo a veces; luego viene la etapa de buscar el
cambio, agrega pastillas, prueba sustancias cada vez
más fuertes y aunque llega a la excitación siente
excitación y culpa, compra directamente, no espera que le
conviden, tiene amigos nuevos, cambia de humor y vestimenta o
apariencia, aumenta la frecuencia de consumo; entra mas tarde en
la etapa en la que se encuentra preocupado por el cambio,
consume cocaína habitualmente, se inyecta, compra y vende,
hay graves mentiras, delitos, hay mas
sensaciones de culpa y vergüenza, deja a los viejos amigos,
deja los estudios o el trabajo,
consume diariamente y se encuentra solo; la ultima etapa se llama
usando droga, el joven ya esta en la adicción, se
droga con cualquier cosa, tiene una conducta asocial,
es violento, sufre culpa, vergüenza o depresión,
a veces se sobrepasa en las dosis, tiene problemas
judiciales o policiales, pone en riesgo su
salud, se droga
varias veces al día, está solo.
4.
¿Qué es el trafico de drogas?
El tráfico de drogas es un delito
consistente en facilitar o promocionar el consumo ilícito
de determinadas sustancias estupefacientes y adictivas que
atentan contra la salud
pública con fines lucrativos, aunque esta
definición puede variar según las distintas
legislaciones penales de cada Estado.
Por tráfico de drogas se entiende no sólo
cualquier acto aislado de transmisión del producto
estupefaciente, sino también el transporte e
incluso toda tenencia que, aun no implicando transmisión,
suponga una cantidad que exceda de forma considerable las
necesidades del propio consumo, ya que entonces se entiende que
la tenencia tiene como finalidad promover, favorecer o facilitar
el consumo ilícito (entendiéndose como
ilícito todo consumo ajeno). En algunas legislaciones se
considera delito solamente
el tráfico, pero no la tenencia de drogas en cantidades
reducidas a las necesidades personales del consumidor,
mientras que otras tipifican como conductas delictivas tanto el
tráfico como la tenencia.
5.
¿Qué riesgo tiene el
consumo de sustancias psicoactivas en los
jóvenes?
El uso de drogas comprometen y vulneran las actividades
y/o metas de una sociedad. El
consumo de drogas amenaza el proyecto de vida
y la salud física y mental del
que la consume, y tremendas angustias e incertidumbres en sus
familiares y amigos. El descubrimiento del uso de drogas toma
desprevenidos a los padres o adultos de la familia y
entre las primeras reacciones de desconsuelo, se encuentra la de
preguntarse que fue lo que hicieron para que algo así
ocurriese.
En nuestros tiempos el contacto con la droga a edad
temprana, es cada vez más usual o sea dejo ya de ser un
acontecimiento raro. Esta posibilidad es hoy mas grande que hace
20 o 30 años atrás, esto se debe al gran cambio en la
población de las costumbres, actitudes y
comportamientos.
6.
¿Qué es el síndrome de
abstinencia?
El síndrome de abstinencia es un conjunto de
síntomas, malestares, dolores, trastornos mas o menos
graves, que sufre un drogadicto si deja bruscamente de tomar la
droga a la que esta habituado. El síndrome de abstinencia
se presenta cuando la persona tiene dependencia física de
la droga. La dependencia psíquica no causa malestares en
el organismo.
El síndrome de abstinencia no tiene los mismos
síntomas en todas las drogas que
producen dependencia física. Los trastornos producidos en
una persona alcoholizada al dejar de consumir alcohol, son
gravísimos. Este síndrome puede causar el "delirium
tremens": este trastorno esta determinado por los ataques que
suelen durar por lo general de tres a seis días y se
caracterizan por alucinaciones terroríficas y temblores
violentos. El paciente está desorientado y por lo general
incoherente. Desde el punto de vista físico los temblores
son tan extenuantes que este estado puede
ser mortal, incluso con tratamiento.
7. Marihuana:
¿Qué es y que efectos causa su
consumo?
La marihuana es una mezcla de hojas, tallos y flores de
la planta del cáñamo, Cannabis
sativa. Esta droga se fuma o se mastica. El ingrediente
psicoactivo de la marihuana, el THC, se concentra en el centro de
las flores. Ésta crece en las regiones templadas,
obteniéndose las mejores variedades en las zonas secas,
altas y calientes. El cultivo de la marihuana es ilegal en la
mayoría de los países.
La marihuana se conocía en Asia Central y en
China desde el
año 3000 a.C., donde se utilizaba en la medicina. En 1900
comenzó su consumo como droga. En las décadas de
1960 y 1970 se extendió su uso entre la juventud de la
época. La marihuana no produce adicción
física y su abandono no produce síndrome de
abstinencia, pero produce dependencia psicológica. Sus
consumidores describen dos fases en los efectos: primero
estimulación, mareo y euforia, y después
sedación y tranquilidad placentera. Los cambios de humor a
menudo se acompañan de alteración en las
percepciones de tiempo, espacio y
dimensiones del propio cuerpo. Muchos consumidores refieren
aumento del apetito, aumento de la percepción
sensorial y sensación de placer. Los efectos negativos
incluyen confusión, ataques de ansiedad, miedo,
sensación de desamparo y pérdida de autocontrol. Se
ha ensayado el uso de la droga como tratamiento
sintomático del glaucoma y de las náuseas
producidas por la radioterapia. Un cigarrillo de marihuana se
fabrica con las partículas secas de la planta, siendo la
cantidad de THC la que determina la intensidad de sus
efectos.
Entre las consecuencias inmediatas del consumo de
marihuana figuran siguientes: aceleración de los latidos
del corazón, y
el pulso, enrojecimiento de los ojos, y sequedad en boca y
garganta. La marihuana provoca alteraciones en los
espermatozoides y es 7 veces más cancerígena que el tabaco.
8.
¿Qué son los inhalantes y que efectos
causan?
Los inhalantes son, por lo general, sustancias
químicas utilizadas industrialmente, que al inhalarse
llegan rápidamente al torrente sanguíneo y al
cerebro,
provocando estados de intoxicación que se traducen en
momentánea euforia.
Dentro de la categoría de los inhalantes se
encuentran ciertas sustancias que también son consideradas
drogas aunque básicamente no lo sean, como el pegamento,
los disolventes y los aerosoles (productos de
limpieza, por ejemplo). La mayoría de las sustancias
inhaladas (esnifadas) con intención de conseguir un efecto
psicológico tienen una acción depresora sobre el
sistema
nervioso central. En dosis bajas pueden tener un leve efecto
euforizante, pero en dosis superiores el consumidor pierde
el control o la
conciencia.
Los efectos aparecen en el acto y pueden permanecer
hasta 45 minutos. El dolor de cabeza, náuseas y mareo
vienen a continuación. La inhalación de estas
sustancias es nociva para la visión, el pensamiento y
el control de los músculos y de los reflejos. A veces se
producen lesiones permanentes y algunos aerosoles concentrados
pueden producir la muerte.
Aunque no es probable que se desarrolle dependencia
física, sí aparece tolerancia en
ocasiones. La inhalación prolongada de estas sustancias
puede lesionar el sistema
circulatorio y tener efectos nocivos relacionados con ese
sistema.
9. ¿Cuál
es la mejor manera de luchar contra las drogas?
La mejor manera de luchar contra las drogas seria
legalizarlas, ya que de esa manera les seria más
difícil a los traficantes vender las drogas a un precio
elevado, es decir que el negocio de la droga habría
perdido la rentabilidad.
Pero para acabar con la droga deberían iniciarse
campañas exhaustivas de prevención informando a los
padres de su responsabilidad en la vida de sus
hijos.
10.
¿Qué es la drogadependencia?
Hay un grupo especial
de drogas que causan dependencia o adicción, son aquellas
que pueden producir al organismo un estado de dependencia
física, psíquica o de ambos tipos, por esta
razón se utiliza el termino drogadependencia para
designar al problema; depender es estar al servicio de
algo (en este caso de la droga).
La drogadependencia es conocida también con el
nombre de drogadicción.
En otro tiempo se utilizo
el termino toxicomanía que es incorrecto porque la
"manía de los tóxicos" que se mencionaba a principios de
siglo, no tiene hoy ningún fundamento.
11.
¿Qué motivaciones tiene un drogadicto?
¿Qué tratamientos hay para curarlo?
Las motivaciones son varias: curiosidad,
aceptación por parte de los pares, búsqueda de
placer, desafío de autoridad,
para sentirse más seguro o para
"ser más hombre" o
"más mujer".
Es normal que frente a un dolor físico, la
angustia de una situación difícil o a un estado de
temor o inseguridad se
apele a algún recurso para eliminarlos, pero muchas veces
ese recurso suele estar dado por medicamentos que se consumen por
decisión propia, sin prescripción medica. Influyen
en esta conducta diversos factores: el consejo de familiares o
amigos, la costumbre de probar remedios, la inseguridad
ante los problemas de
la vida.
Para curar a un drogadicto se procede a desintoxicarlo
con un procedimiento
terapéutico destinado a eliminar los efectos de una
intoxicación aguda o crónica.
Dos principios
básicos deben preceder cualquier programa de
desintoxicación. Primero, el paciente debe estar
convencido realmente de lo pernicioso de la adicción y
debe querer rehabilitarse y estar dispuesto a esforzarse y
sacrificarse para conseguirlo; el médico y el entorno
familiar y social deben influirle en este sentido, pero la
decisión firme y constante es estrictamente personal.
Segundo, las toxicomanías son problemas crónicos,
recidivantes, en los que la experiencia de millones de casos en
todo el mundo ha demostrado la elevada frecuencia de la
recaída y la necesidad de volver a iniciar la terapia; lo
menos frecuente es la curación definitiva, por lo que se
debe evitar desánimos, rechazos y decepciones en el
entorno del toxicómano o alcohólico.
Existen muchas modalidades terapéuticas, con
importantes similitudes para las distintas sustancias. Siempre
deben incluir dos facetas: el rechazo a la sustancia y el apoyo
personal y al
entorno. Se debe conseguir y mantener un potente rechazo y
aversión hacia la sustancia nociva mediante
estímulos psicológicos de muy distinta
índole, tanto en el caso del paciente ambulatorio como el
ingresado, y utilizando a veces sustancias de apoyo
(antagonistas, como el disulfiram para el alcohol y la naltrexona
para los opiáceos, o agonistas, como la metadona para los
opiáceos). El apoyo para desarrollar una vida nueva,
totalmente desligada de los anteriores círculos y
costumbres, debe incluir las facetas personal (existencial),
laboral,
familiar, sexual y social (amistades).
12. Reflexiones
sobre la familia
La única garantía para una vida digna,
útil y feliz, es conservar la salud física y mental
y aferrarse a la realidad, aunque esta no siempre sea como uno
desea.
El primer ambiente de un
individuo, es la familia, esta le
proporciona el afecto, la seguridad,
los valores y
los límites
para que pueda desarrollarse como persona. Esta obra es
continuada por el colegio, que trata de que los niños y
adolescentes
desarrollen sus posibilidades y descubran su
vocación.
La influencia de los amigos también es
importante, a través de ellos aprende a relacionarse con
otras personas ajenas a la
familia.
Finalmente tenemos a la sociedad en la
cual cada individuo desarrolla su actividad y contribuye al bien
común y solidario.
Los factores que integran el contexto, pueden actuar
negativamente y contribuir a la aparición de la
drogadependencia.
Si en el hogar falta afecto, generosidad, dialogo y
respeto, si no
brinda la oportunidad de ejercitar la responsabilidad y permitir la toma de
decisiones, si no existen en el la firmeza y los limites, si
no enseña a enfrentar la realidad ya tolerar y superar las
dificultades, el contexto familiar no es el apropiado para el
desarrollo
psicofísico y espiritual de un joven. Se agrega a esto una
sociedad que tiende a fomentar el facilismo, a estimular la
búsqueda de la felicidad en el hecho de querer tenerlo
todo a cualquier precio, por lo
cual el contexto social es el elemento que se agrega a la
personalidad de riesgo y a la droga, dando origen al problema
de la drogadependencia.
QUÉ HACER FRENTE A UNA SITUACIÓN DE
CONSUMO DE DROGAS EN LA FAMILIA
Es muy importante tomar en cuenta que el consumo de
drogas se puede producir por muy diferentes causas y
motivaciones. El deseo de evadir un problema, de experimentar
nuevas sensaciones, de sentirse aceptado por otros, de
sobresalir, de ser distinto, como manifestación de
rebeldía, etc.
Son múltiples las formas en que se manifiestan
los problemas relacionados con el consumo de drogas. Más
importante que saber cómo detectarlos es saber cómo
nos estamos relacionando con nuestros seres queridos, expresando
y demostrando cariño, física y verbalmente,
prestándole atención, mostrando interés
por sus preocupaciones, no ridiculizándolos, ni
descalificándolos, no comparándolos con otros,
valorándolos, reconociendo lo que hacen y
lo que son, diciéndoles abiertamente lo que nos gusta de
ellos, enfatizando lo positivo sobre lo negativo,
respetándolos, tomando en cuenta sus opiniones y gustos,
guardando sus secretos, haciéndoles sentirse seguros, dando
apoyo incondicional, siendo consistentes en las normas y límites.
QUÉ HACER SI UN AMIGO, UN FAMILIAR O CUALQUIER
PERSONA QUERIDA TIENE PROBLEMAS CON LAS DROGAS
Éstas son algunas orientaciones para enfrentar
situaciones de consumo de drogas en un ser querido:
1. Ante un problema de consumo de drogas lo importante
es enfrentar y averiguar la gravedad del asunto. Recuerde que el
iniciarse en el consumo de drogas constituye un riesgo y es
importante actuar a tiempo.
- No buscar culpables o reprochar, ello sólo
contribuye a que la persona se cierre y no quiera comunicar
cuál es su situación. - Es importante no compadecer, sino demostrar
comprensión, apoyo, escuchar y saber cuánto es el
compromiso con el problema.
QUÉ HACER SI UN AMIGO O FAMILIAR ES
ADICTO
Las siguientes son algunas recomendaciones y cosas que
debe tener presente, si se requiere ayuda
especializada:
- Es importante apoyar y hacer todo lo posible para que
el afectado recurra a ayuda especializada. - Se debe conversar tranquilamente del asunto y dar
espacio para que el otro se abra a la
comunicación. - Ayudarlo a reconocer qué problemas ha tenido
producto del
uso de drogas (si ha bajado su rendimiento escolar o laboral, si ha
dejado de hacer cosas importantes por consumir, si ha tenido
problemas con la familia u otros
seres queridos) - Es importante estimularlo o ayudarlo a buscar
orientación especializada:
1. Es indispensable el compromiso tanto del consumidor
como de la familia en cualquier proceso de
tratamiento que se intente, ya que el problema no involucra
sólo a la persona, sino también a su
entorno.
2. Antes de acudir a cualquier centro de tratamiento, es
recomendable tomar un primer contacto telefónico, de
manera de asegurar la atención.
3. Existen dos modalidades de tratamiento: residencial
(o con internación) y ambulatorio (o sin
internación)
4. Hay muchos centros que realizan tratamiento por
consumo de drogas, están los consultorios municipales,
comunidades terapéuticas, programas
especiales de las municipalidades, clínicas privadas,
etc.
5. Algunos centros son pagados, otros solicitan una
colaboración por parte del usuario y otros son
gratuitos.
6. Es necesario que, mediante una evaluación, se determine en conjunto con
los especialistas el mejor método de
intervención para la persona: no todos requieren
internación, muchas veces es recomendable un tratamiento
de tipo ambulatorio.
7. No existe una fórmula única: para cada
persona existe un tratamiento útil.
8. No todos los consumidores de drogas requieren
tratamiento en un centro especializado, muchas veces un buen
manejo de la situación al interior de la familia puede
resultar mejor que cualquier tratamiento, lo importante es saber
determinar cuándo es necesaria la ayuda
externa.
9. Si a los en primeros intentos se falla. Como es un
problema complejo es probable que algunos adictos presenten
deserciones, resistencia y
recaídas durante el tratamiento.
¿CÓMO SABER SI UN AMIGO O FAMILIAR
ESTÁ CONSUMIENDO DROGAS DE UNA MANERA
PROBLEMÁTICA?
Responda estas preguntas:
1. ¿Pasa mucho tiempo encerrado en su pieza,
baño u otro lugar, aparentemente haciendo nada?
2. ¿Ha tendido últimamente a aislarse de
la familia?
3. ¿Ha cambiado bruscamente sus gustos o
intereses?
4. ¿Ha decaído su interés o
dedicación en el colegio, trabajo, por sus amigos o la
casa?
5. ¿Ha bajado notoriamente su rendimiento en el
colegio o tenido problemas en el
trabajo?
6. ¿Ha tenido frecuentes problemas de conducta
durante el último tiempo?
7. ¿Ha notado cambios bruscos en su estado de
ánimo, más irritable, más impulsivo o
aislado?
8. ¿Parece estar menos contento o feliz en
comparación a como era antes?
9. ¿Se ha puesto más egoísta, menos
preocupado por los demás o más peleador con sus
familiares y amigos cercanos?
10. ¿Se ha visto excesivamente confundido o
distraído?
11. ¿Lo ha notado más descuidado con sus
responsabilidades en la casa o en el colegio?
12. ¿Ha desaparecido últimamente en la
casa algún objeto valioso, ropa o dinero?
13. ¿Ha cambiado repentinamente sus antiguos
amigos por otros mayores?
14. ¿Evitan sus actuales amigos visitarlo en su
casa?
15. ¿Ha cambiado su presentación personal
o forma de vestir, se ve más descuidado o
desaseado?
16. ¿Ha inventado con cierta frecuencia coartadas
o excusas por no estar donde debiera haber estado?
17. ¿Siente que ha perdido la comunicación con esta persona?
18. ¿Ha mentido para encubrir pérdidas de
dinero o
cosas?
Una respuesta "SI" a cualquiera de estas preguntas puede
no indicar mucho, pero varias podrían ser una alerta. Es
preciso poner atención a cualquiera de estas
señales, ya que, aunque no signifiquen necesariamente
problemas por consumo de drogas, pueden estar reflejando
algún otro conflicto o
molestia.
Lo principal, es mantener una buena comunicación dentro de la familia y entre
los amigos, promover la conversación, afrontar juntos los
conflictos y
crear un ambiente de
confianza, de manera que si se presenta un problema de este tipo,
todos se sientan con la libertad y el
apoyo suficiente para expresarlo.
¿POR QUÉ DECIR QUE NO PARA UN
ADULTO?
· Todas las drogas tienen efectos
secundarios;
· Porque no la necesitas para pasarlo bien o para
evitar tus problemas;
· Puede afectar las relaciones con tus familiares
y amigos;
· Puede dañar tu salud;
· Afecta tus capacidades físicas e
intelectuales;
· Disminuye tu rendimiento;
· Disminuye tu capacidad de sentir y
disfrutar;
· Puede ser difícil controlar el
consumo;
· No puedes estar seguro de la
toxicidad de lo que consumes;
· Todas las drogas implican riesgo de
adicción.
Rodrigo Abortiz: ex integrante de "la ley"
Rodrigo Ignacio Abortiz Domínguez, 35
años, casado, dos hijos. Pertenece al signo Piscis. Es
músico y ex tecladista del grupo La
Ley. Le gusta
el color negro y los
porotos. Su frustración reconocida es no haber sido piloto
y su sueño, sentirse tranquilo. Realizó su proceso
de rehabilitación en la Clínica ADC Cantu, en
Cuernavaca, México, y
ahora en Chile
participa en grupos de
autoayuda. Tiempo de limpieza: dos años.
TESTIMONIO
Cuando empiezo a tener uso de razón, yo era un
niño bien apegado a mi mamá. Fui el quinto de seis
hermanos y me sentía muy distinto a ellos. Era un
niño hipersensible, como muy pa'dentro, y todavía
lo soy.
Esto contrastaba con la personalidad
de mi papá y de algunos de mis hermanos que eran requete
sociables. Existe una diferencia muy grande de edad en la
familia: había cuatro hermanos mayores seguidos con un
año de diferencia y después venimos los dos
menores, con tres años de diferencia.
Eso marcó mucho el mundo entre los grandes y los
chicos. Cuando pendejo, la relación con mi padre era
distante, no lo veía nunca porque trabajaba mucho. Con mi
mamá, la relación era amplia, y yo era como su
apéndice, estaba siempre apegado a ella. Pero esta
diferencia, entre grandes y chicos, hizo que a los menores se nos
tomara menos en cuenta.
A los diez años probé por primera vez el
alcohol. Mi familia es de sangre
española, vasca. Existía una marcada cultura
etílica y yo me lo tomé todo. Una vez con un
tío que venía de España
fuimos a Curacaví, tomamos chicha y me emborraché
como loco.
El alcohol me gustó al tiro, esa sensación
de irme, de no estar y ponerme una máscara frente a toda
una realidad que me molestaba porque no me sentía
conforme. Me sentía distinto, ¿cachai?
Tres años después, probé la
marihuana y me puse a fumar harto. Luego probé la
cocaína y el ácido. Me quedé pegado con el
alcohol y la cocaína, básicamente porque era un
niño con déficit atencional, situación que
no he superado como adulto.
La cocaína me ayudaba mucho en esa huevada, me
ayudaba a concentrarme y a estar despierto. La cocaína fue
mi droga de elección.
En un principio fue la raja, porque con las drogas me
sentía muy bien, podía evadirme y estar en el mundo
que siempre había soñado. Creía pertenecer a
un mundo en el que no tenía ninguna responsabilidad,
podía pasarlo bien con tan solo estar
ahí.
Fueron 20 años de consumo al chancho. Igual
estudié música y clases de
piano con un profesor particular. Mis estudios eran un año
muy buenos y otro año, pésimos. Los años
buenos tenían lugar cuando dejaba de consumir drogas, y
gracias a eso sé lo que sé de música. De lo que me
arrepiento y me siento frustrado es de no haber aprendido
más. Hay una época para aprender, después
puedes seguir aprendiendo, pero no tienes la misma capacidad, el
mismo tiempo. Empecé a los 18 años en un grupo de
jazz rock llamado Ojo
de Orus, y tocábamos en "El Jardín", un local
famoso entonces.
Al comienzo nos fue bien. Con los mismos integrantes del
grupo fundamos después la banda Aparato Raro y nos fue
bastante mejor, como que firmamos contrato con un
productor y un distribuidor. Nuestras canciones empezaron a salir
en la radio e
hicimos dos discos. Luego, apareció el grupo La Ley y fui
su tecladista. Mi consumo de drogas en esa época fue cada
vez mayor, estaba muy metido.
Mi madre murió y emocionalmente me quedó
la cagada. Me puse a consumir como huevón, dejé
cagada tras cagada. Tuve muchas pérdidas y mi papá
no sabía qué hacer conmigo. Me metió a
trabajar a una de sus empresas, aunque
al fin y al cabo nunca dio lucro mi cero aporte en el laburo.
Llegar tarde, drogado y con tufo a alcohol, determinó que
perdiera la pega. Fue todo un desastre.
Volví nuevamente al grupo La Ley, cuando tras la
muerte en un
accidente de moto de Andrés, uno de los músicos, me
invitaron a integrarme. Nos fuimos de gira.
Yo había parado de consumir durante tres
años por susto, porque en un momento me pillaron por
contrabando de cocaína. Yo no estaba contrabandeando, pero
me pillaron en la casa de un traficante de gran nivel que
sí estaba vendiendo. Quedé libre de pura cueva, y
del susto que me llevé paré en seco el consumo de
droga. Sólo continué chupando.
Cuando nos fuimos con La Ley de gira a México,
donde triunfamos en el mercado musical,
la cosa fue cada vez más fuerte. Conseguía droga en
cualquier lado y consumía todos los días, sufriendo
siempre grandes depresiones. Comencé a desaparecerme de la
casa y del trabajo. Empecé a darme cuenta de que
tenía una cagada en la vida, pero siempre pensando
falsamente en que yo mismo la podía solucionar.
Decidí acudir a un siquiatra y tomar una pastilla
mágica, como si fuera posible quitar la adicción
con un remedio; lógicamente eso era una mentira. En ese
entonces yo no cachaba el proceso adictivo. El siquiatra
hacía lo que podía, pero yo estaba en un nivel de
adicción muy avanzado. Seguía consumiendo y
prometiendo que iba a parar. Manipulaba como loco a todo el
mundo, incluido el siquiatra.
Llegó un momento en que la huevada
estalló. Con La Ley tuvimos que ir a New York a grabar en
un estudio. Me desaparecí una semana y no hice mi trabajo.
Cuando aparecí en el hotel, ya nadie me quería ver.
Hablé con mi mujer y con mi
manager, y ellos me ayudaron a decidir a internarme en un centro
de rehabilitación. Estuve internado un mes y medio en la
clínica ADC Cantu, en Cuernavaca, fuera de Ciudad de
México. Luego asistí ambulatoriamente a terapias de
seguimiento y a grupos de
autoayuda.
Ese fue mi hogar, mi casa, ahí nací yo
nuevamente. Tuve mi proceso de conciencia, descubrí que
era enfermo y que tengo una enfermedad que debo acarrear toda mi
vida: la adicción. Aprendí que el único
remedio son los grupos de autoayuda para dejar de consumir y
crecer como persona. La enfermedad no es el consumo, porque el
consumo es sólo un síntoma. Ahora trabajo todos los
días por mi recuperación. Llevo dos años
limpio.
ENTREVISTA
-¿Cómo define la
adicción?
-Es una enfermedad que se manifiesta en el consumo y que
se origina por una disfunción en el sistema
límbico. Es un problema cerebral de comunicación
con nuestras emociones.
-¿Qué perdió con las
drogas?
-Trabajo, salud, respeto,
perdí claridad y auto aceptación.
-¿Qué ha ganado con la
rehabilitación?
-He ganado claridad y tranquilidad. He ganado el respeto
a mí mismo y he empezado a quererme como nunca
antes.
-¿Cómo logra su equilibrio?
-Siguiendo las reglas y siendo obediente. Debo ir a un
médico cada cierto tiempo y asistir a mis grupos de
autoayuda el máximo posible. Tengo que tener ganas de
cambiar.
-¿Cuáles son las herramientas
para no recaer?
-Seguir las indicaciones, asistir a las reuniones de los
grupos y tener constancia.
-¿Cuál es el gran dolor que le produjo
la droga?
-El gran dolor fue haberme creado un mundo falso, que yo
creía que existía, pero que no existe. La huevada
más penca que me hizo la droga fue sacarme de la realidad
e impedir que me diera cuenta de que debía
cambiar.
-¿Cuál es hoy su mayor
felicidad?
-Tener esperanza.
-¿Cómo se logra ser feliz sin
droga?
-Aprendiendo a ver la felicidad en millones de cosas:
los hijos, la mujer, el
trabajo, el esfuerzo, el respeto por los demás y hacia uno
mismo. Así, la realidad dura mucho más. Son tantas
las huevadas que a uno lo hacen feliz…
-¿A qué le tiene miedo?
-A la droga. Todos los adictos rehabilitados sabemos que
no estamos libres de recaer, porque nos puede venir el "piensa
chueco", que es la manifestación de la enfermedad
misma.
-¿Cuáles son los defectos de carácter
de un adicto?
-El adicto es impulsivo, prepotente, lujurioso,
etc..
-¿Y las virtudes de un
rehabilitado?
-La paciencia, la humildad y la fe.
-¿Qué les diría hoy a los
integrantes de La Ley?
-Les diría que puedo entender por lo que ellos
también pasaron. Uno hace sufrir a mucha gente con esta
huevada. Si tomaron en ese momento la decisión de echarme,
era porque yo estaba muy mal. Ahora los puedo
entender.
-¿Hay resentimiento hacia
ellos?
-Sí. Hay resentimiento porque los entiendo, pero,
por otra parte, igual me sentí solo, y me dejaron solo.
Nunca más me fueron a ver, nunca más supe de ellos.
Esa huevada sí la tengo resentida. Quizás las cosas
se pudieron haber hecho de otra manera, aunque igual los vi y me
reconcilié.
-¿Tiene un mensaje para los adictos que
están arriba de la pelota?.
-Lo primero que les diría es que se bajen de la
pelota, sabiendo que sí cuesta bajarse. Les diría
que, cuando uno está empezando en la huevada, se produce
una situación como que no vemos las pérdidas. Las
pérdidas son el signo para darte cuenta de cuán
enfermo estás. No hay pérdidas más grandes o
más chicas, son todas iguales: las pérdidas son
pérdidas. Uno minimiza tanto las pérdidas que,
cuando está a punto de morirse, trata de cambiar. Les
diría que no esperen estar a punto de la muerte para
internarse en una clínica o entrar a grupos de autoayuda.
¡Huevones, dense una oportunidad para ser
felices!
Anatolio Muñoz: médico
adictólogo
Editorial Grijalbo.
Anatolio Muñoz Jofré, 58 años,
casado, dos hijos, médico adictólogo. Signo Leo, le
gusta el verde y el tenis. Admite que su frustración es
trabajar mucho y que su sueño es tener una clínica
de adicciones
más grande y con mejores recursos. Es
propietario de la Clínica Flor de Maipo, en Buin, y un
destacado siquiatra especializado en el tratamiento de la
adicción. Tiempo de limpieza: toda la vida.
TESTIMONIO
Sin ser adicto ni alcohólico, desde que
comencé a trabajar en alcoholismo y
drogadicción, estoy abstemio completo hace
17 años: no bebo ni fumo. Viví en Estados Unidos y
tuve clínicas de rehabilitación. He viajado mucho a
México, dando asesorías, charlas y participando en
congresos sobre adicciones.
Actualmente, dirijo en Buin la clínica Flor de Maipo,
realizando terapias con adictos. Soy especialista en el
tratamiento de enfermedades adictivas,
certificado por "American Board" de Medicina Interna y Sociedad
Americana del Alcoholismo,
Cocainismo y otras Adicciones.
Decidí dedicarme a la rehabilitación por
un designio del destino, pero también por un
interés social. Yo tengo una historia de alcoholismo
familiar muy grande: el 70 u 80 por ciento de mis parientes son
alcohólicos. Por otra parte, cuando yo tenía seis
años, recuerdo que mi padre hablaba maravillas de unos
médicos que trabajaban en alcoholismo, de modo que
probablemente eso influyó para que siempre pensara en ser
médico en adicciones. Al comienzo no me atrevía,
hasta que finalmente me atreví, en una época en que
la adicción era mal mirada. Me puse a trabajar en esto y
me gustó hasta el día de hoy.
Considero que un Centro Integral de
Rehabilitación debe atender dos aspectos, porque existen
formas de tratamiento secuencial, es decir, primero, la parte
siquiátrica y después la parte
físico-adictiva. En esto debe trabajar gente que entienda
el aspecto psiquiátrico de la adicción.
La diferencia de mi centro de rehabilitación con
otros que existen en Chile es que
seguimos la filosofía de los Doce Pasos, que es el
corazón
del tratamiento, aunque está mal traducido al español,
porque en realidad se llama los Doce Peldaños. Hacemos
hincapié en la participación intensa de la familia,
del perro y del gato. Lo importante es que todos se involucren
para salir adelante y crecer interiormente. Buscamos lo mejor de
cada modalidad de tratamiento para hacer un todo
efectivo.
No creo que la rehabilitación sea un negocio
rentable. Yo tengo invertido bastante dinero, pero si trabajara
en Santiago exclusivamente en una oficina,
ganaría más, y más todavía si
trabajara como internista. Lo que sí sé es que
darle alegría a la gente que se está recuperando no
tiene precio. Así soy feliz.
Si se lograra descubrir un medicamento que curara la
adicción, la mayoría de los adictos y
alcohólicos que se han recuperado bien no lo
tomaría. El problema no es sólo tomar un
medicamento y ya, sino lograr un cambio en el
estilo de vida, cambiar los defectos de carácter.
El tratamiento no es una píldora, nunca va a ser una
píldora.
ENTREVISTA
-¿Qué es la adicción para
usted?
-Para mí es una enfermedad que tiene muchos
componentes, uno de los cuales es el genético, aunque no
todos los adictos y alcohólicos son genéticos. Las
adicciones se
originan por herencia y por
factores de ambiente familiar.
-¿Qué se pierde con la
droga?
-La espiritualidad y la
identificación.
-¿Qué se gana con la
rehabilitación?
-Fundamentalmente: espiritualidad, que es la
relación que tenemos con nosotros mismos, con otros seres
humanos y con un Poder
Superior, que algunos llaman Dios.
-¿Cómo se logra el equilibrio en
sanidad?
-El equilibrio comienza con la abstinencia de drogas y
de ahí viene un crecimiento espiritual. Creo a ojos
cerrados en las fases de los Doce Pasos de Alcohólicos
Anónimos (AA). Esto cubre todos los aspectos
sicológicos y psiquiátricos que han sido afectados
por la adicción.
-¿Cuáles son las herramientas
para no recaer?
-Las herramientas básicas son una vida familiar,
espiritual, intensa, conocer su adicción bien, saber
qué son las recaídas y cómo
evitarlas.
-¿Cuál es el gran dolor de un
drogadicto?
-Me gustaría decir la autoestima,
pero muchos comenzaron con poca autoestima. El
dolor es saber que algo los controla, no poder evitarlo
y haber perdido la relación consigo mismo, el amor por la
vida. La vida de los adictos se transforma en un
desastre.
-¿A qué le tiene miedo un adicto
usando?
-No le tiene miedo a casi nada. Sólo tiene miedo
de perder lo poco que le queda.
-¿Cuáles son los rasgos de
carácter de un adicto?
-Falta de espiritualidad, deshonestidad, ira más
que rabia, soledad, falta de empatía, poca
comunicación o ninguna.
-¿Y las virtudes de un
rehabilitado?
-Las virtudes son enormes, comienza por rendirse y por
un contacto gigantesco con él mismo. Las virtudes de un
rehabilitado son mucho mayores que las de una persona que nunca
ha estado en tratamiento.
-¿Qué hay que hacer para paliar el
problema de la droga en el mundo?
-Existen muchos aspectos: el legal, la
prohibición, meter preso al que trafique. Todos son
problemas serios, pero debería comenzarse con la educación en las
escuelas, con los niños y
con los hijos de los adictos o de matrimonios
disfuncionales.
-¿Está de acuerdo con legalizar las
drogas?
-Completamente en desacuerdo, porque sería
peor.
-¿Qué es más importante:
prevención, control o
rehabilitación?
-Es difícil responder. Hay prevención
primaria, secundaria, terciaria. La terciaria es la
rehabilitación. Las tres tienen que ir de la mano, pero
ojalá fuera suficiente sólo con la
prevención.
-¿Quiénes son más eficaces como
terapeutas, los adictos rehabilitados o los profesionales
puros?
-La experiencia de Estados Unidos
dice que se debe tener mitad y mitad. El rehabilitado, aun cuando
tenga muchos conocimientos sicológicos y
científicos, es incapaz de mantener al adicto sin usar.
Ahí debe entrar entonces gente que tiene mayores
conocimientos: los médicos y los siquiatras.
-¿Cuál es el error del Estado en el
tema de las drogas?
-Creo que se les pasó el tiempo. Hubo un momento
en que pudieron haber hecho algo. En Chile tenemos un problema
serio, porque este es un país de alcohólicos, de
gente que toma tranquilizantes, pepas, y fuma marihuana en
cantidades enormes. Están todas las condiciones para ser
un país con serios problemas y los tenemos. En Chile se
consume quetamina y la heroína ya llegó, aunque por
suerte el consumo no ha cundido mucho. Debiéramos habernos
dado cuenta hace 50 años del problema que venía. La
verdad es que no sé como parar el problema de la
droga.
-En esta materia,
¿qué tipo de cultura
tenemos en Chile?
-Aquí tenemos una cultura etílica, una
cultura de Valium, de pastillas para adelgazar o para
engordar.
-¿Qué importancia le atribuye a los
padres en el proceso de rehabilitación de los
adictos?
-Un papel
fundamental. Nosotros hicimos un estudio en Estados Unidos en que
tratamos primero a los padres que a sus hijos adictos durante un
mes. Un 40 por ciento de los pacientes adolescentes
dejó de ir a las terapias, pero, al cambiar los padres,
cambiaron los hijos y se estabilizó la convivencia
familiar. La familia, el entorno, es lo más importante
para salir adelante
-Despídase con un mensaje para los adictos que
están sufriendo.
-El mejor mensaje para ellos es: un día a la vez.
Que se levanten en la mañana y hagan un propósito
para el día: no usar, no beber. A pesar de que ese
día puede ser horrible, será maravilloso porque no
han bebido, ni se han drogado. No habrán días
peores que los del pasado, pero minuto a minuto, hora a hora,
lograrán crecer y ser felices.
María Cristina Navarrete: 19 años, en
rehabilitación
María Cristina Navarrete Suárez, 19
años, cursó hasta Tercero Medio. Es del signo Virgo
y su color favorito es
el rojo. Le gustan los tomates rellenos y escribir.
Frustración reconocida: haber perdido de los 15 a los 18
años de edad en tonterías. Su sueño es
capacitarse como terapeuta y ayudar a quienes buscan salir de las
drogas. Sigue su proceso de rehabilitación en Hogares Crem
y ha logrado permanecer 18 meses sin consumir
sustancias.
TESTIMONIO
En mi familia somos cuatro: papá, mamá, mi
hermana menor y yo. Mis familiares por parte de mamá viven
en Chillán y tenemos muy poco contacto, mientras que con
la familia de mi papá hay cero contacto. Mi papá es
obrero y fue el único que salió del hoyo de
la pobreza. De
chica fui muy introvertida, y me gustó siempre escribir
cuentos,
pintar, dibujar. Me gustaba todo lo que tiene que ver con el
arte, el
cine, etc. A
los siete años, mi mamá llevó a una colega y
a su hijo a vivir a nuestra casa. El hijo tenía trastornos
mentales y abusaba sexualmente de mí. Yo era muy
tímida y nunca hablé de los ultrajes. Mi
mamá parece que no se daba cuenta…
Mi papá estuvo siempre ausente -trabajaba fuera
de Santiago- lo que me afectó bastante, porque yo
sentía mucho la necesidad de tenerlo; no tengo ahora una
relación física con él, pero la
relación emocional es muy fuerte.
Las drogas las probé por curiosidad a los 12
años. Mi primera experiencia fue con la marihuana, en el
colegio, que era muy alternativo y al que incluso se podía
ir con ropa de calle. Me pillaron, pero me dejaron condicional,
sólo porque era excelente alumna; ellos no le dieron mucha
importancia, y yo tampoco. A los 15 años probé el
alcohol. Ahí me fui a pique. Consumía cualquier
cosa que viniera y que me hiciera salir de la realidad:
tonariles, neoprén, jarabes, cualquier cosa que me dejara
en un estado que no me importara nada. A los 16 años tuve
una gran depresión
y cambios severos de personalidad.
Por mi timidez, me refugié en las drogas. Yo era
muy testaruda y mi mamá no sabía cómo
controlarme. Luego me metí a punk. Estuve dos años
viviendo en la calle, y a veces llegaba a mi casa solamente a
comer y ducharme. Mi mamá estaba histérica yendo al
siquiatra, mientras mi hermana menor aperraba sola. Yo estaba en
mi mundo de Bilz y Pap.
Ser punk tiene mucho que ver con ir contra la sociedad.
Me junté con gente que asaltaba, que tenían lugares
específicos donde se juntaban. En ese mundo comencé
a conocer más drogas. Me identifiqué mucho con los
punk, porque estaba como rebelada, tenía mucha rabia por
muchas cosas. Siempre había sido la niña perfecta y
me aburrí de eso, de esa pantalla. Con las drogas me
liberé y fue como un castigo para mi familia. Les dije:
"Déjenme tranquila, soy lo que soy". Tenía ganas de
morirme, de desaparecer.
A los 16 años conocí a un amigo, que
después fue mi pololo, y llegué a estar más
reventada que él. La onda punk es súper absorbente.
Se maneja toda una imagen: bototos
de milico, pelos de colores,
chaquetas de cuero, escuchando música agresiva. En las
tocatas, lo único que hacíamos era pegarnos:
"pegar, pegar, que el mundo se va a acabar".
Pero ya me sentía súper mal. Sentía
que la gente con la que estaba no me apoyaba en nada, aunque
siempre dentro de todas mis voladas tuve algún momento de
lucidez en que me decía que ese trajín no era lo
mío. Me metí en un mundo del cual no podía
salir. Para un Año Nuevo me desaparecí cuatro
días. Anduve por todos lados, y mi mamá,
desesperada, salió a buscarme con los pacos. Una noche, en
que incluso me habían pegado en la calle, llegué de
madrugada a mi casa, entré por la ventana de mi pieza y me
acosté en mi cama, como si nada. Entró mi
mamá a la pieza, me vio y dijo: ¡Basta, esto no
puede seguir!. De inmediato ella hizo contactos con comunidades
terapéuticas y clínicas, que no podíamos
pagar.
Un día, a las nueve de la mañana, mi
mamá me despertó y me dijo que íbamos a ir a
un lugar donde me ayudarían a salir de la droga. Fui para
no hacer más atado, porque igual no estaba ni ahí
con ir. Me llevó a Hogares CREM, donde me dijeron que, si
seguía así, terminaría en la cárcel,
en un hospital o muerta. Lo pensé y dije: ¡Tienen
razón, yo quiero seguir viviendo!. En el fondo de mi
corazón quería salvarme, y me
quedé.
Al día siguiente no hubiera vuelto: era
¡ahora o nunca!. Tenía una angustia terrible,
pensé que no iba poder. Ahora llevo 18 meses limpia y
deseo ser terapeuta.
ENTREVISTA
-¿Qué es la adicción para
ti?
-Esencialmente es un escape para poder aliviar
problemas. Es lo más fácil y se supone que lo pasai
la raja. No se toma en cuenta que después viene el
bajón, la depresión. La droga es el escape
más fácil.
-¿Qué perdiste con las
drogas?
-Perdí a mi familia. Yo afortunadamente no
perdí tantas cosas exteriores. Lo que más
perdí fue mi dignidad, las ganas de vivir, el valor de la
vida. Eso fue lo que más me atormentaba.
-¿Qué ganaste con la
rehabilitación?
-Gané todo lo que había perdido,
gané a mi familia. Ahora me siento orgullosa de lo que
soy. Me siento con la frente en alto y nadie me puede venir a
decir ¡eres una drogadicta tal por cual!.
-¿Qué hay que hacer para abandonar la
droga?
-Un tratamiento. De este hoyo cuesta mucho salir
sola.
-¿Se puede ser feliz sin
drogas?
-Sí, de hecho una es mucho más feliz sin
drogas. Igual pasas por problemas, pero somos capaces de
resolverlos. Ahora me siento feliz, porque conozco gente que
nunca pensé que conocería, y los adoro, los quiero.
Son mi segunda familia.
-¿Cuál sería tu mensaje para los
adictos activos?
-¡Qué difícil! Creo que el primer
paso es darse cuenta de que estás enfermo, que
estás mal. Lo penca es que el drogadicto dice: "No, yo lo
dejo cuando quiero", "No, sólo son unos años de
carrete y luego lo voy a dejar". Pero uno sabe que eso no
funciona. Hay que ser perseverante y sacarse la cresta para
cumplir las normas. La
voluntad es lo más importante, y el drogadicto carece de
voluntad. El adicto se refugia, se esconde, se escapa, y por eso
yo le preguntaría al adicto: ¿hasta cuándo
vas a escapar?, ¿quieres morirte a los 25 o a los 30
años, siendo infeliz? Piénsalo. Con droga somos la
última mierda del mundo.
Norma Butcher: madre de un adicto
rehabilitado
Testimonio extraído del libro "Cuerpos
Limpios" de León Pascal.
Editorial Grijalbo.
Norma Butcher Skármeta, 54 años, tiene
tres hijos y un nieto. Estudió cinco años de
sicología. Pertenece al signo Sagitario y le gusta el
color verde, comer guisos, los trabajos manuales y la
decoración. Es dueña de la Corporación
Terapéutica Internacional Procambio (Curacaví). Su
mayor frustración derivó de la adicción que
padeció su hijo Alejandro. Sueña con instalar un
Centro Abierto de acogida para adictos enfermos de Sida y adictas
adolescentes con embarazo
precoz.
TESTIMONIO
Viví lo que le sucede a muchas mamás, esa
tendencia innata a confiar. Si una no confía en sus hijos,
¿en quién puede confiar? Cuando se piensa que la
libertad de
los hijos es importante para su desarrollo,
simplemente les damos oportunidades. A veces, las mamás
somos poco objetivas, no sabemos que los hijos tienen problemas y
somos ciegas por el lazo afectivo. El mundo exterior -fuera de la
casa, de las amistades conocidas y del entorno familiar- es muy
frío, indiferente. Si un muchacho empieza a incursionar en
la droga nadie va a pensar que se puede dañar, cambiar su
realidad y dañar a su familia. El joven sabe que eso es
indebido, que está haciendo algo escondido, pero uno no lo
alcanza a identificar.
Se ven cambios, pero como son jóvenes, como madre
lo atribuyes a cosas de la edad, que es flojito por la adolescencia,
que come más por el crecimiento, que no está siendo
ordenado porque se identifica con ídolos desordenados,
etc. El muchacho es social, conoce a tanta gente, por aquí
y por allá. Uno peca de ingenuidad, hasta que comienzan a
aparecer los llamados condoritos, la farra, el mal rendimiento en
el colegio, las mentiritas cuando dice que va a un lado y no va.
Todo es ambiguo.
Empiezas a darte cuenta de que tu hijo está
cambiando mucho, que ya no es el mismo, que la
comunicación espontánea, de persona a persona,
comienza a dañarse. Hay como un velo entre medio que no
deja que eso sea expedito, cercano, tibio.
En el caso nuestro, llegó un momento en que
Alejandro empezó con el trago, la marihuana, una especie
de espiral sin fin. Cuando nosotros nos dimos cuenta fue como un
chancacazo. Un día encontramos en el escritorio del
papá una carta en la que
nos decía que se iba por dos o tres días con una
niña fuera de la ciudad. Era algo que nunca había
hecho, y menos en esa forma, y que podía haberlo
comunicado personalmente. Nos dimos cuenta de que algo no
funcionaba, que algo no encajaba. Era inaudito que nos hiciera
eso e inmediatamente me puse en movimiento.
Llamé a fulanito y menganito. Descubrí que todos lo
tapaban, lo encubrían, pero un amigo fue más
blando, me vio desesperada y yo fui incluso amenazante con
él. Me dio un teléfono. Llamé y casualmente
contestó mi hijo Alejandro en muy mal estado. Le dije que
se viniera inmediatamente a la casa.
Llegó en condiciones deplorables, muy mal, e
inmediatamente hice lo que los padres estiman correcto. Con mi
marido consultamos a un siquiatra, quien nos dijo que
había un problema de comunicación. Nunca
habíamos tenido problemas de comunicación, porque,
como familia, somos espontáneos, muy de compartir. Yo le
dije: ¡Doctor, ese no es el problema: el problema es la
droga. Mi hijo ha cambiado por la droga!. Con todo el dolor de mi
alma, le dije también: "Es posible que mi hijo haya hecho
una adicción con la droga".
Apenas salimos de la oficina del
siquiatra llamó a un reeducado, un ex adicto, quien a los
cinco minutos estaba en la casa. Habló a solas con
Alejandro y bastaron 20 minutos para que mi hijo decidiera
someterse a tratamiento. Estuvo dos años en
rehabilitación y ha cumplido ya tres años y medio
limpio, sin consumir drogas.
Me entregué absolutamente a él, al saber
que mi hijo tenía problemas de poli-abuso: marihuana,
alcohol, pepas, etc. Durante el tratamiento observé un
cambio tajante, claro, enternecedor. Alejandro empezó a
crecer como persona, a tener talento y estabilidad. Maduró
emocionalmente.
Por mi parte, viví un proceso personal muy
interesante. Comencé a descubrir un mundo desconocido.
Empecé a preocuparme del problema, a saber más, a
no quedarme solamente con lo que sentía. Fui más
allá y me involucré mucho en la comunidad.
Fueron dos años de un proceso personal muy lindo.
Me fui transformando poco a poco en una terapeuta. Venían
mamás nuevas y yo las acogía, las ayudaba a hacer
este doloroso camino. Me puse la camiseta y adquirí un
compromiso muy grande: rehabilitar. Así, instalé
este centro, Procambio. Sigo creciendo, sigo trabajando con los
padres que llegan angustiados, frustrados, desesperados. porque
no saben cómo manejar esto y no soportan lo que sienten
internamente. En ese diálogo de
padre a padre, yo les trato de dar paz. Trato de abrirles una
puerta y darles un poquito de optimismo dentro de todo ese
desastre que sienten. Les muestro que yo pasé por eso y
que tengo a mi hijo sano. Alejandro trabaja ahora conmigo y ha
llegado a convertirse en modelo para
los hijos de muchos padres. He fundado otras comunidades
pequeñas, he asesorado clínicas, hasta que hicimos
realidad esta comunidad, muy
grande, muy digna, muy integral.
ENTREVISTA
-¿Cómo definiría la
adicción? ¿Cómo se
manifiesta?
-La adicción es una enfermedad crónica,
muy difícil de manejar. La persona que la padece tiene que
armarse de nuevo y construir mecanismos o herramientas para ser
preventivo consigo mismo el resto de su vida. Es una enfermedad
que se manifiesta de muchas maneras. Lo primero que ataca es la
estructura de
personalidad, porque la droga desorganiza las estructuras
internas y externas. Potencia todo lo
malo. Los síntomas son infinitos: la inmediatez, la
impulsividad, la irreflexión, la frialdad, la callosidad
afectiva, etc.
-¿Qué se pierde con la
droga?
-Principalmente, la identidad. No
hay un enlace entre como Žramos antes y como somos ahora.
Existe pérdida de transparencia, de humildad,
de la capacidad de sentir y amar. Se pierde la capacidad de
experimentar sensaciones naturales y no
químicas.
-¿Qué ha significado para usted tener
un hijo drogadicto?
-Un dolor y un desafío muy grandes. Mi primer
sentimiento fue preguntar ¿por qué a mí?
Después de hacer este largo camino, puedo decir que amo
más que nunca a mi hijo. Él ha crecido como
persona, porque quien ha sufrido tiene después una
capacidad de generosidad muy grande. La gente crece a
través del dolor. Los adictos son pioneros
generosos.
-¿Qué es lo más importante
durante la rehabilitación?
-Creo que aparte de la abstinencia, saber trabajar con
uno mismo, interiorizarse, saber identificar por qué se
siente eso y poder modificarlo. Así se logra la
estabilización y se evita la
descompensación.
-¿Cómo es posible salir de la droga?
¿Con dinero?
-No, no. Se puede salir de la droga en una choza o en
una infraestructura esplendorosa. Importante es el proceso que
tiene que vivir la persona que padece la enfermedad, para
encararla y lograr descubrir lo que no quiere descubrir. La droga
daña terriblemente la autoestima.
-¿Cuánto tiempo piensa que
estará limpio su hijo?
-Como es una enfermedad crónica, va a estar
limpio todo el tiempo que él esté en
sintonía, renueve su compromiso todos los días y
cada día sea capaz de quererse, de cuidarse. Él
mismo debe ser el preventivo.
-¿Qué es más importante,
prevención o rehabilitación?
-Ambas cosas son importantes. Si no hay
prevención, debe haber m'as
rehabilitación.
-¿Qué les diría a sus
madres?
-Que sean fuertes y consistentes.
-¿Qué perdió usted con la
drogadicción de su hijo?
-¿Qué perdí yo? Importante
pregunta. Perdí la ingenuidad.
-¿Qué ha ganado con el proceso de
sanidad de su hijo?
-Fortaleza.
-¿Qué papel puede
cumplir la madre para sacar adelante a un hijo
adicto?
-Un papel incomparable, muy grande. Somos manos amigas
que sacamos a nuestros hijos del pantano para que crucen por un
puente al valle fructífero de la vida.
-¿También tocan fondos los familiares
de adictos?
-Sí, tocan fondo emocional, afectivo, porque es
como un terremoto interno, pero cuando se logra reconstruir,
puedes hacer las cosas mejor que antes. Se puede construir
más sólido, más bonito, más
permanente y consistente.
-¿Qué efectividad ofrece este centro de
rehabilitación?
-Somos muy buenos. Siempre existe un porcentaje de
personas que no termina la rehabilitación, pero los que
sí continúan el tratamiento y hacen el seguimiento
salen adelante. Somos un centro integral de primera. Las personas
quedan preparadas para enfrentar la vida afuera.
-¿Qué pasará con el consumo de
drogas en el próximo milenio?
-Esto crece y crece, lamentablemente.
-¿A qué le tiene miedo?
-Tengo miedo de que la humanidad no tenga conciencia de
todo el daño que se puede hacer la gente a sí
misma.
-Despídase con un mensaje para los adictos
activos.
-Sean fuertes, humildes. Entréguense. Sean
capaces de pedir ayuda. Al adicto no se le rechaza como persona,
se le rechaza por sus actitudes y si
esas actitudes cambian, a través del tiempo, siempre van a
ser queridos y aceptados.
Raimundo García: publicista
Raimundo García Mujica, 44 años, tres
hijas. Publicista. Es un Libra. Su hobbie preferido es ver
televisión. Le gusta la carne y el color
azul. Tiene dos años y medio limpio.
TESTIMONIO
-Soy el menor de cuatro hermanos. Con mi hermana tengo
ocho años de diferencia y tuve una infancia grata
hasta los diez años. Después comenzaron los
quiebres familiares, las crisis
económicas. Mi hermano mayor desarrolló esquizofrenia, y
eso produjo un descalabro familiar.
Cuando mi padre anciano dejó de ser proveedor, mi
mamá, con 22 años de diferencia con él,
tomó las riendas monetarias del hogar. Ella, a los 40
años, floreció como ama de casa, periodista,
pintora. Participó en el primer programa
literario de la
televisión chilena. Hubo un giro interno en todo el
quehacer hogareño.
Mi primer contacto con la droga fue con el alcohol. A
los siete años, en una reunión social que hubo en
la casa, me tomé los conchos de los vasos de los invitados
y me emborraché como piojo. Siempre contaban la
anécdota como algo divertido. A los diez años
bebía con un vecino amigo, y en una oportunidad entre los
dos nos tomamon una botella de whisky. Me saqué la cresta,
me rompí el hocico y se produjo un gran escándalo
con mis papás. "¡Este niñito no tiene
arreglo!", dijo mi padre.
A los 15 años me dí cuenta del efecto que
me producía el alcohol: se me ponían las patas como
lana, sentía un gran relajo y una gran soltura de
personalidad. En público me sentía muy
participativo. Comencé a excederme en los consumos. Con un
amigo mayor tomaba cerveza
después de almuerzo en una fuente de soda, era una picada
que teníamos.
En el colegio, en el Liceo 11, tuve mi primera patota de
amigos y experimenté una realidad nueva. Antes
había estudiado en un colegio privado, que era una
cúpula de cristal. En el liceo, en cambio, descubrí
el mundo, la realidad de la calle, tenía amigos de todos
los estratos sociales. Tuve una vida tremendamente liberal,
pasábamos en paro, sin clases. Eran los años 70 con
Salvador Allende como Presidente.
Con un amigo que bailaba en "Música Libre"
probé mi primer cigarrillo de marihuana, me volé y
me dio mucha rabia. Boté el paquetito al canal San Carlos.
"¡Huevón, esta huevada no puede ser, nos vamos a
destruir la cabeza!", le dije a mi amigo. Pasó un buen
tiempo antes de volver a fumar pitos. Con la patota nos
juntábamos los sábados después de almuerzo.
Ahí nos conseguíamos los ritalines, el pisco y la
marihuana. Cada uno llegaba con los datos de las
fiestas. Al principio, establecimos la regla de oro: siempre uno
del grupo se tenía que mantener sano para manejar el auto
y llevar al resto. Eso funcionó un poco al comienzo,
porque después estábamos todos arriba de la pelota.
Empezó a ser un consumo frecuente, entre semana y fines de
semana, en el colegio, en el patio, en el parque, en todos lados.
Fumábamos "zepelines". Andaba muy entretenido, a doble
filo, me desconectaba del mundo y me cagaba de la
risa.
En 1973, a lo 17 años, yo no tenía plata.
A través de mi hermana me contacté con un
periodista, un corresponsal extranjero, y comencé a
trabajar como camarógrafo. Las filmaciones eran
súper estresantes. Me contacté con otra realidad
fuerte: las manifestaciones, los tiroteos, las tomas de terreno,
Patria y Libertad y sus amenazas. Me asusté mucho. Ganaba
buen billete, en dólares, y me sentí grande con
tanta plata. Ayudaba a la familia de un amigo y daba plata en mi
casa. Ahí empezó un consumo fuerte de alcohol.
Después de trabajar, nos íbamos a chupar al
"Chancho con Chaleco".
Vino el golpe de Estado.
Tenía 18 años y decidí irme a vivir a
Argentina,
arrancarme por seguridad, aunque
no pertenecía a ningún partido político. En
el avión lo primero que hice fue tomarme un copete.
Sentía una sensación de desolación.
¿Por qué tenía que irme del país? Yo
no tenía nada que ver con lo que pasaba, sólo era
un testigo que registraba hechos con mi cámara.
Llegué a Argentina.
Compartíamos una casa con una prostituta, pero nunca me
acosté con ella; éramos sólo amigos y
algunas veces salimos a beber. Pude volver a Chile gracias a una
movida familiar. Fui al Diego Portales a pedir mi credencial de
corresponsal extranjero, pero me dijeron que estaba en una lista
negra y que nunca me darían autorización para
trabajar. Eso duró hasta el último día de la
dictadura.
Trabajé clandestinamente con unos alemanes, a quienes
vendí imágenes
de los presos en el Estadio Nacional, imágenes
exclusivas: fui de los primeros camarógrafos en
filmar hechos como esos.
A los 23 años me casé. Tuve tres hijas
preciosas. Mi mujer comenzó a llamarme la atención
de que tomaba mucho, que tenía tufo, y no deseaba tener
relaciones sexuales. Una etapa muy dolorosa y sufrida fue, por
otra parte, la muerte de mi
hermano mayor que padecía de esquizofrenia. Un
viernes llegó a mi casa, reclamando por su
situación de enfermo y diciendo que lo marginaba la
sociedad. Había dejado de tomar sus remedios. Le dije en
broma que, si no era capaz de integrarse en la sociedad, que
mejor se matara. Nos tomamos una botella de pisco juntos. El
domingo siguiente se suicidó, tirándose desde un
cuarto piso. Eso me generó un complejo de culpabilidad, me
sentí responsable de su suicidio, aunque
yo no era culpable de su locura.
Al mes, mi hermana se realizó una
operación muy simple; le dio un paro respiratorio,
quedó en estado de coma y a los tres días
murió. Con todo esto, mi madre se descompuso, y
cayó con un cáncer fulminante; se entregó a
la muerte y falleció. A los cuatro meses, mi padre, ya
viejito, murió de pena. En un año perdí
cuatro familiares. Esto me dejó una huella muy grande. Yo
no lloré nunca a mis muertos. La situación
emocional me condujo a un mayor consumo de cocaína y
alcohol.
¡A la mierda con todo, voy a dedicarme a morir!,
me propuse.
Vino el caos. Una de mis tocadas de fondo fue obligar a
mi mujer a tener relaciones sexuales, lo que de hecho fue una
violación. Seguí consumiendo y consumiendo.
La
drogadicción ya era un hábito; empecé a
engordar. Pasaron varios años, gané más
plata, tuve poder y mucha inmadurez. Todos los días
tomaba: en la casa, en la oficina, en los bares.
Comenzó la crisis matrimonial, no existía
comunicación. La relación con mi mujer se puso
negra. Ella me dijo "¡No quiero más guerra,
separémonos!". Me echaron de la casa. Lloré como
loco. Tomé la decisión de fuga geográfica.
En Chile me estaba muriendo. Terminé viviendo durante
cuatro años en Colombia. A los
dos años de vivir allá me dí cuenta de que
empezaba a chupar a las 10 de la mañana, acostado en la
cama. Estaba en un estado de locura, pensaba en cómo
suicidarme y dejar un seguro de vida para mis hijas. Tenía
un estado sicótico profundo. Existía cero contacto
con la realidad. Vivía encerrado en el departamento con
mucha paranoia. Me emparejé con una mina. Juntos
consumíamos éxtasis y ácidos.
Cada vez tenía un dolor más grande. Dolor, dolor,
dolor. Me dí cuenta de que estaba loco y le dije a mi
pareja que pensaba meterme a los grupos de Narcóticos
Anónimos. Ella se subió al carro, y me dijo que
también necesitaba ayuda. Así llegamos, un lunes a
las seis de la mañana, a un grupo de N.A. que se llamaba
"Pájaros Madrugadores". Luego volvimos a Chile y
actualmente continuamos asistiendo a reuniones de
Narcóticos Anónimos.
ENTREVISTA
-¿Cómo enfrenta cotidianamente su
enfermedad?
-Mirándome al espejo, recordándome que soy
adicto.
-¿Qué hace para no llegar a consumir
drogas en casos de ansiedad extrema?
-Al declararme y aceptarme adicto, ya tengo la
rendición final. Se produjo una sensación de
libertad tan grande, que hasta el día de hoy no siento
compulsión por consumir drogas ni alcohol.
-¿Teme que sus hijas caigan en lo mismo?
¿Qué hace para evitarlo?
-Las llevé a conocer el programa de
Narcóticos Anónimos. Pensé que eso era una
vacuna suficiente de conciencia y que mis hijas iban a quedar
liberadas de este cuento. Sin
embargo, luego de mi ausencia de tantos años, me dí
cuenta de que ya habían probado la marihuana, el
cigarrillo y el alcohol. Una de mis hijas tiene actualmente
problemas con drogas y está internada. Me costó
aceptar que tengo una hija adicta, igual que yo. Estoy pegado al
lado de ella, ayudándola a salir adelante, y sé que
la voy a sacar de este rollo.
-No se recomienda la relación entre adictos.
¿Cómo es su relación de pareja, siendo ambos
adictos en rehabilitación?
-Compleja. La relación entre personas no adictas
es normal, pero entre adictos todo es anormal, se magnifican los
problemas. Es muy difícil romper los códigos de la
manipulación que usaba en la época de
adicción activa.
-¿Cuál fue el sentimiento durante su
peor tocada de fondo?
-Mucha pena. Un dolor enorme y un sentimiento de
injusticia muy grande. No quería seguir sufriendo, pero ya
no podía salir adelante. Andaba duro como
ladrillo.
-¿Cuáles son sus mayores
defectos?
-Mi genio.
-¿Y sus virtudes?
-Mi sabiduría de la vida luego de todo lo que me
ha pasado. Tengo un conocimiento
del género
humano bastante bueno, amplio y asertivo.
-¿Qué le diría al adicto que
sufre?
-Que siga sufriendo hasta que llegue el momento en que
tome la decisión de salir adelante. El adicto que sufre es
porque tiene la opción de la muerte, y yo le diría
que elija la opción de la vida y se llene de
esperanza.
-¿Cómo solucionaría el problema
de la drogadicción?
-Principalmente con prevención. Como Estado no
gastaría ni un puto peso en rehabilitación.
Invertiría todo el presupuesto en
educación.
Las próximas generaciones deberían venir con el
lavado de cabeza de que la droga es mala y mata.
-¿Es realmente feliz?
-Tengo momentos de felicidad, gracias a la lucidez que
he logrado.
-¿Cuándo fue la última vez que
lloró y por qué?
-Hace un mes. Salí con mis tres hijas y mi ex
mujer a la playa. En el camino, cuando iba manejando el auto, me
llené de pena, rabia y alegría.
-¿Tiene un lema espiritual?
-La respuesta la tiene uno.
Clara María Romero