Indice
1.
Introducción
2. Definición
3. Algunos problemas de la personas
tímidas
4. Conclusiones
5. Bibliografia
La timidez es un fenómeno que todavía
prevalece en la sociedad moderna,
y su expresión suele harto problemática, por cuanto
bloquea la capacidad que casi siempre asegura el éxito
en las diferentes esferas y ámbitos en los que crecemos y
nos desarrollamos: el adecuado intercambio interpersonal.
En el siglo pasado han sido estructurados acertados análisis acerca de posibles definiciones de
este constructo tan polémico, sin embargo durante la
revisión bibliográfica no dejan de encontrarse
contradicciones entre unas y otras ideas que precisan ser
aclaradas y en algunos casos criticados para llegar a una
definición más precisa acerca de la timidez.
Es por eso que este trabajo pretende como objetivo, a
través de un análisis crítico de diferentes
ideas acerca de la definición de este término,
elaborar una conceptualización general del constructo,
además de ofrecer algunas características generales de la timidez
como expresión individual, para quienes estén
interesados en su abordaje teórico y
práctico.
Son muchas y variadas las definiciones acerca del
término timidez, una de ellas considera la relación
entre los factores cognitivos y conductuales, valorándola como un "síndrome
psicológico que incluye tanto ansiedad social subjetiva y
conducta social
inhibida"(1). Ambos componentes, sin embargo, pueden ocurrir de
manera independiente si bien existe una correlación baja o
moderada en ambos factores según Leary (Jones, Cheek &
Briggs, 1986). El tímido sobrevalora y teme el resultado
de la evaluación
social, produciéndose entonces un ciclo en espiral entre
la ansiedad y la inhibición que puede directa o
indirectamente exacerbar cualquiera de los dos factores.
Otras reflexiones teóricas se refieren a la
consideración de la misma como un estado o rasgo
de la
personalidad. En este sentido, la timidez puede ser definida
como una respuesta emocional a ciertas situaciones sociales o
como una disposición de personalidad
relativamente permanente. Realmente, ambas conceptualizaciones
son válidas, al contrastarse su manifestación
individual en los sujetos. Cuando la timidez es detectada como un
estado emocional, su manifestación es transitoria, ya que
está vinculada a la presencia de una situación
relacional, de manera que solo se experimenta por el sujeto
cuando esta última aparece en su historia. De modo que en
estos casos hay diferencia en cuanto al tiempo en que se
experimenta la timidez por los individuos, en dependencia de la
frecuencia con que se presente la situación temida. Cuando
la timidez es detectada como rasgo de la personalidad, esta
incluirá el comportamiento
característico en distintas situaciones alo largo de la
historia de la persona.
La investigación ha demostrado que la variable
timidez ocupa una posición importante dentro de los rasgos
descriptivos y además es un componente relevante del
patrón de respuesta en la mayoría de los inventarios de
personalidad (Howarth, 1980).
Cuando la timidez se manifiesta como una dimensión de la
personalidad, entonces su presencia adquiere estabilidad de una
situación a otra y a lo largo del tiempo. Consideramos que
el nivel de estabilidad (se constituye en rasgo de la
personalidad), no define absolutamente la timidez, pues es solo
una variable de este constructo general, de modo que la
expresión como estado emocional constituye la otra
variable en la conceptualización de la timidez, aunque en
este caso es importante observar que su transitoriedad se debe a
la escasa frecuencia del tipo específico de
situación relacional que impide que se configure y
arraigue o simplemente se elimine.
Pudiéramos valorar entonces, de manera operativa, que la
diferencia entre una timidez que se manifiesta como estado o como
rasgo, se encuentra en su forma más inmediata , definido
por el número de situaciones relacionales que se teme ,
siendo en el primer caso un número ínfimo y en el
segundo un número mucho mayor.
Es importante aclarar que en el caso de presentarse como rasgo de
personalidad no solo lo caracteriza un número mayor de
situaciones interpersonales temidas y evitadas, sino que
cualitativamente, como la experiencia se globaliza matiza las
relaciones intrapsíquicas de los subsistemas
personológicos (mediatiza los motivos, intereses, la
autoconciencia, necesidades, ideales, etc.), expresándose
a través de una manifestación conductual
(retraídos, callados) más o menos definida que de
alguna manera permite identificarlos.
Los intentos de definición de la timidez muestran el
desacuerdo con respecto a este concepto,
especialmente cuando se relaciona con otras formas de ansiedad
social, sin embargo hay que precisar que la timidez es
perfectamente diferenciable de la ansiedad o fobia social, ya que
esta última es una forma de ansiedad exagerada, un
trastorno de ansiedad. A diferencia del tímido, el
fóbico social deposita el miedo en personas de ambos
sexos, y no puede asistir a reuniones, dar discursos,
hablar en público, etc, pues piensa que algo terrible le
pasará (equivocarse, quedarse paralizado ante los
demás ), pudiera provocar sensaciones físicas
desagradables como vómitos,
desmayos o taquicardia. La diferencia esencial radica en nivel de
intensidad que experimenta el individuo de la ansiedad, por lo
que podemos decir que la timidez es una forma atenuada de fobia
social.
Nos parece importante reflejar los argumentos de Leary, quien ha
definido la fobia social en término de sus manifestaciones
subjetivas , internas , mientras que la timidez la ve asociada no
solo con esto último sino también con las
manifestaciones cognitivo-conductuales.
Coincidimos con este autor, al valorar la timidez como una
configuración subjetiva que integra la emoción
(afecto), lo cognitivo y la conducta, independientemente que la
correlación entre estos aspectos no sea muy alta. Sin
embargo esto último puede ser explicable entre otras cosas
por las características de la situación y por las
particularidades individuales específicas de los
sujetos.
Consideramos certero hablar de niveles de timidez en lo referido
a la manifestación específica de un sujeto, que
tenga en cuenta la relación de los tres factores, o sea
que pudiésemos hablar de un alto nivel de timidez, cuando
es considerable la manifestación ansiosa, las ideas
irracionales y los déficit conductuales. No obstante uno
de los factores puede elevarse más que otro y en
dependencia de su intensidad considerarse como un nivel alto de
timidez. Casi siempre la correlación se establece entre lo
cognitivo y la expresión subjetiva, pues son los aspectos
que se experimentan más inmediatamente. Los repertorios de
conductas aunque son las esencias donde parte la
explicación del fenómeno no siempre son concientes
y además escapan al plano de la vivencia.
Un punto de mucha controversia tiene que ver con la idea de si la
timidez constituye una unidad de análisis básica o
si está compuesta por varios componentes o tipos. Eysenck,
en 1956, distinguió dos tipo de timidez: la timidez
introvertida y la timidez neurótica, la primera se refiere
a las personas que prefieren los espacios de soledad y son en
general, poco sociables, pero que son capaces de llevar a cabo
una interacción efectiva, mientras que la neurótica
se refiere a aquellos sujetos que experimentan un nivel de
ansiedad al interactuar con los demás, paralizando o
inhibiendo en mayor o menor medida su actuación aún
cuando lo deseen o lo necesiten.
Según los principios
asumidos, donde se considera a la timidez vinculada al contacto
interpersonal, no podemos decir que la misma es sinónimo
de introversión y por ende que esta constituye un tipo de
timidez, aunque sin dudas lo introvertido puede ser una
característica de los sujetos tímidos. Las personas
introvertidas son reservadas y viven predominantemente hacia
sí mismas, porque eligen disfrutar de su mundo interior y
no salir mucho de este. Es en esto donde radica la indudable
diferencia: el tímido se encierra en sí mismo
porque teme al contacto interpersonal, no tiene
elección.
Buss, en 1984, distinguió la existencia de un desarrollo
temprano de la timidez (basado en una predisposición
genética)
y un desarrollo tardío de esta, que coincide con una toma
de conciencia de
sí mismo, asociada al período de la adolescencia.
Las reflexiones de este autor son congruentes con las nuestras,
aunque precisamos que no se considera certero hablar de tipos de
timidez (temprano-tardío), sino de niveles pertenecientes
a un mismo proceso que va
adquiriendo cualidades subjetivas en el transcurso del
desarrollo.
Por eso si hacemos referencia a la timidez y su evolución en la perspectiva
ontogenética, debemos referirnos a los niveles por los que
atraviesa, porque pertenece a un proceso de un individuo en
particular. Hablar de tipos en este sentido, creemos que
introduce la idea de procesos
diferentes cuando en realidad es uno, pero a la vez suele ser un
poco absolutista y diferenciador entre un tipo u otro de timidez
en un mismo individuo, cuando a pesar de pueden estar
determinados por factores diferentes, tienen sin duda una
relación incuestionable.
Pudiéramos hablar de tipos de timidez si
comparásemos las características de varias
personas: uno es tímido para hablar en público,
otro es tímido para iniciar una conversación, etc,
siempre que sea expresión de un estado emocional
transitorio (incluye lo cognitivo-conductual), pues hay, en este
caso, una delimitación definida por una relación
interpersonal específica. No consideramos prudente, aunque
científicamente tuviera fin operativo, el tratar de
operacionalizar la timidez cuando constituye un componente
personológico, abordando así la perspectiva de
"tipos de timidez", pues cuando esta última se integra al
sistema de la
personalidad como una formación psicológica, lo
tipológico no facilita su comprensión, porque es su
vínculo e interrelación con otras formaciones y
propiedades dentro de la estructura
personológica, las que van a explicar su dinámica a lo largo del desarrollo y es por
lo tanto el criterio de niveles (a nivel ontogenético),
una categoría que se asocia más a la
comprensión de la misma.
Se puede concluir entonces que la timidez es una cualidad
psicológica expresada a través de un comportamiento
inhibido, donde hay prevalencia de sensaciones de ansiedad o
temor, así como de cogniciones erradas ante un
número variable de contactos interpersonales. Se
manifiesta en diferentes niveles en el transcurso del desarrollo
individual, integrándose con nuevos matices subjetivos y
puede ser transitoria o estable en dependencia de la
relación entre la frecuencia del tipo específico de
relación interpersonal y el grado de desarrollo individual
con la consecutiva aparición o no de habilidades
sociales.
3. Algunos problemas de
las personas tímidas
A) Falta de un repertorio de habilidades sociales
Los sujetos tímidos no conocen o no han incorporado a su
repertorio ciertas conductas sociales. Puede ocurrir que
desconozcan también su implementación teniendo en
cuenta la respectiva ausencia o poco desarrollo de la capacidad
de discriminación de contextos .
B) Ansiedad Condicionada
Las personas tímidas sienten frecuentemente temor frente a
las situaciones de interacción humana. Esta vivencia, se
cree, sea una resultante de diversas situaciones experienciales
de fracaso que se repiten (condicionamiento clásico). Este
temor que se aprende por condicionamiento clásico se
estabiliza y refuerza por las respuestas de evitación y
retraimiento que impiden el enfrentamiento del sujeto a la
realidad de interacción y por ende, que a través
del mismo mecanismo de condicionamiento vaya eliminando, a
través de un reaprendizaje, los índices o niveles
de ansiedad o temor. La evitación en los tímidos no
solo está determinada por la ansiedad sino por las
expectativas de fracaso que ha venido desarrollando.
C) Aspectos cognitivos
Los aspectos cognitivos de alguna manera explican la ansiedad y
las respuestas de evitación:
– Expectativas anticipatorias catastróficas: ideas y
convicciones de carácter
negativo y desastroso acerca de sus propias conductas. Muchas
están acompañadas de prejuicios que tienen como
base una autoestima
pobre: "seguro que me va
mal"; "ellos están hablando de mi"; "nadie se interesa por
mi"; "lo que haga no será importante para ellos".
– Autoevaluaciones negativas: los sujetos se autoevalúan
de manera negativa, creyendo de esta manera que no actúan
competentemente y por tanto evitan las interacciones
sociales.
– Atención selectiva y recuerdo de información negativa: los individuos
tímidos enfocan su atención sobre sus fracasos,
siendo altamente obsesivos y sensibles con los mismos, por lo que
tienden con exceso a recordar aún más las
experiencias negativas en relación con los sujetos que no
son tímidos.
Como se observa estas ideas son irracionales porque no tienen un
fundamento real y algunas son dogmáticas y absolutas, la
mayoría de ellas son simplemente hipótesis y conjeturas que se alejan delos
hechos y la situación reales.
Hay otros tipos de ideas descritas por algunos autores que
influyen en nuestras conductas, pero en este caso responden a un
grado más agudo de organización de las mismas: los
diálogos internos inhibitorios (Meichenbaum, 1977) y
esquemas negativos (Beck, 1976).
D) Atribución inadecuada del éxito o
fracaso social (discriminación errónea)
Si partimos de que en toda interacción social hay factores
externos e internos que determinan en su relación el grado
de competencia,
entonces el éxito o el fracaso en la interrelación
se pueden atribuir a factores externos o internos, sin embargo
las personas tímidas suelen asumir la responsabilidad de todos sus fracasos y atribuyen
sus éxitos a factores externos.
– Otras características
Los tímidos son muy sensibles y vulnerables producto de la
elevada necesidad de aprobación, afecto y
afiliación. Como inhiben su comportamiento entonces se
insertan menos en los espacios sociales, participan menos, por lo
que pueden ser valorados por los demás como menos
amistosos, autosuficientes, no interesados por los demás,
por lo que se busca menos su compañía. Los estados
de soledad y melancolía los hace demasiado sensibles a la
evaluación, valorando compulsivamente cada
situación social como una ocasión para hacerse de
amigos y obtener compañía.
Síntomas físicos: Sudor frío en las manos y
frente, rubor que invade las mejillas, latidos del corazón
que se aceleran, mandíbulas apretadas, molestos gases en el
aparato
digestivo, temblores, algunos tics, movimientos repetidos de
pies y piernas.
Algunas conductas defensivas de los sujetos
tímidos:
– Negación de la realidad: se autoprotegen de lo
desagradable y pueden escapar de esta situación adoptando
actitudes
escapistas como enfermar.
– Regresión: se estacionan en un estado menor del
desarrollo, comprendiendo comportamientos menos maduros.
– Represión: evitan que los pensamientos angustiosos sean
conscientes.
– Proyección: culpa a los demás de sus
dificultades.
– Desplazamiento: descarga los sentimientos y malestares
acumulados sobre personas que valora como más
débiles que ellos.
– Aislamiento emocional: se retira hacia la pasividad para
protegerse del daño.
– Simpatía: trata de ganarse el afecto de los demás
para desarrollar los sentimientos acerca de su valor propio, a
pesar de los
fracasos.
– Fantasías: satisfacción de las necesidades
insatisfechas a través de realizaciones
imaginarias.
– La timidez es una cualidad psicológica, que se
expresa a través de un comportamiento inhibido, donde hay
prevalencia de sensaciones de ansiedad, así como de
cogniciones erradas ante determinados intercambios
interpersonales.
– La timidez puede ser transitoria o estable y evoluciona
transitando por diferentes niveles a lo largo del desarrollo
individual.
– La timidez es completamente diferente de la introversión
como rasgo y de la fobia social.
– En el transcurso del desarrollo individual, en dependencia de
su integración a la estructura personalógica, se interrelacionara con
otras configuraciones subjetivas como la
autoestima.
5. Bibliografía
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la clase de inglés.
Entrenamiento
Asentivo vs Procedimientos
errados. Artículo VRL: http://mailweb.pue.vdlap.mx
2. Bandura, A.: Social learning and personality development.
Editorial Holt. New York, 1975.
3. Caballo, V.: Manual de
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4. Catalán J.: Fobia social y timidez. Artículo.
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5. Hidalgo, C y abarca, N.: Comunicación interpersonal. Programa de
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Santiago de Chile.
6. Jagot, P.: La timidez vencida. Editorial TOR. Buenos Aires,
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7. Moreno, C.: Las habilidades Sociales. Articulo VRL:
http://www.virtual.com.es.
8. Revista Evaluación Psicológica No 1. Vol 6.
1990. Artículo: Hablar en público.
Autor:
Lic. Yuri A. Sanz Martínez
Profesor Universidad de Holguín