- Resumen
- Antecedentes.
- La enmienda
Platt. - El plan
Moncada - La guerrilla
- Santa Clara
- La Habana
- Actualidad
cubana - Conclusión
- Apéndice. Fidel
Castro. - El Che
- Bibliografía
Esta monografía
plantea el conflicto de
Cuba con el
dictador dispuesto por los Estados Unidos,
Fulgencio Batista. Al correr de los años previos a la
revolución, innumerables causas
aturdían a los pobladores cubanos, reglas impuestas,
tierra cedida
para la conservación de la independencia,
y un pueblo con ansias de liberación, que de no reaccionar
terminaría siendo una colonia del neocolonizador, Estados
Unidos.
Tras desatar la Revolución, liderada por Fidel
Castro, sus seguidores principales, Ernesto "Che" Guevara, su
mano derecha, Camilo Cienfuegos, y el de mayor importancia, el
pueblo, esgrimieron una serie de ataques premeditados y de cierta
estrategia
militar.
Todo inicia cuando Fidel Castro llega a Cuba en una
embarcación con una tripulación, se planea el
ataque al cuartel de la Moncada y al de Bayamo, se incentiva al
pueblo para apoyar a la Revolución; luego, tras la
guerrilla, se logra llegar al control y
derrocar al dictador.
El objetivo de
esta monografía es informar al lector sobre el desarrollo de
la Revolución
Cubana y analizar su eficiencia en la
actualidad.
En la historia de Cuba hay tres
períodos de gran importancia, entre estos se puede
encontrar el período colonial, comprendido entre los
años 1510 y 1898; el segundo período, en el que
Cuba enfrenta al neocolonialismo de los Estados Unidos, desde
1898 hasta 1959, y por último el período actual de
la revolución socialista. Teniendo en cuenta los dos
últimos períodos mencionados podrían surgir
diversos interrogantes, como por ejemplo: "¿fue o no
beneficiosa la revolución?", "¿Hasta que punto fue
beneficiosa la misma?" o "¿finalmente, la
revolución fue un factor contraproducente para el actual y
futuro desarrollo de la isla de Cuba?". Para hacer un análisis completo de la Revolución
Cubana y definir la respuesta a estos interrogantes, se debe
tener en cuenta a los tres por igual, sin descartar ninguno de
los mismos. De acuerdo a mi manera de pensar la respuesta a este
dilema se haya en los tres interrogantes, ya que no se puede
definir a la Revolución Cubana como algo productivo, o por
lo contrario, como algo contraproducente, sería disminuir
algo tan importante, de tanto legado, hasta hacerlo
insignificante como una simple cuestión de conveniencia.
Cuando uno apela a la historia no se la puede manipular de tal
forma, sino que se debe profundizar hasta analizarla en todo su
esplendor, en todos sus aspectos.
Dado todo esto, mi intención es analizar la
eficacia de la
Revolución Cubana, sin dejar de lado factores, incluyendo
la mayor cantidad de hechos posibles, y partiendo de la investigación del tema, adentrarme en el
mismo, y lograr la conclusión a la hipótesis.
Para esto es necesario introducir al lector en lo que
comenzaría a ser un factor detonante en la vida de un
ciudadano cubano, desde el comienzo, y que en un momento
decidió el futuro de ésta gente y de las futuras
generaciones, es decir, la decisión de apoyar a los
revolucionarios y hoy en día ser el único
país comunista del hemisferio occidental.
En 1925 se funda el primer partido leninista de Cuba y
de la Confederación Nacional Obrera de Cuba
(C.N.O.C).
El 4 de Septiembre de 1933 Fulgencio Batista, antiguo
sargento – taquígrafo ascendido a coronel durante la
revolución antimachadista, instaló en el poder,
mediante un golpe militar, a una Pentarquía, a la que
siguió el gobierno de Grau
San Martín. La revolución parecía haber
alcanzado sus objetivos:
Grau llevó a cabo una política socialista,
mientras las centrales azucareras eran ocupadas masivamente por
los obreros. Pero la falta de coordinación entre las diversas fuerzas que
habían derrotado a Machado favoreció el éxito
del golpe militar de Batista, convertido en el nuevo hombre de
confianza de los Estados Unidos, que derribó a Grau, en
enero de 1934, e instaló en la presidencia al coronel
Carlos Mendieta. La revolución había terminado, y
sus últimos ramalazos fueron brutalmente sofocados por
Batista (huelga general
de 1935, muerte del
líder
guerrillero Antonio Guiteras). Aunque se habían conseguido
algunas mejoras, como el reconocimiento de la jornada laboral de 8
horas, la autonomía para la Universidad de La
Habana y la derogación de la enmienda Platt.
Que en cumplimiento de la declaración contenida
en la resolución conjunta aprobada en 20 de abril de mil
ochocientos noventa y ocho, intitulada "Para el reconocimiento de
la independencia del pueblo cubano", exigiendo que el gobierno de
España
renuncie a su autoridad y
gobierno en la isla de Cuba, y retire sus fuerzas terrestres y
marítimas de Cuba y de las aguas de Cuba y ordenando al
Presidente de los Estados Unidos que haga uso de las fuerzas de
tierra y mar de los EE.UU. para llevar a efecto estas
resoluciones, el Presidente, por la presente, queda autorizado
para dejar el gobierno y control de dicha isla a su pueblo, tan
pronto como se haya establecido en esa isla un Gobierno bajo una
Constitución, en la cual, como parte de la
misma, o en una ordenanza agregada a ella se definan las futuras
relaciones entre Cuba y los EE.UU. sustancialmente, como
sigue:
1.- Que el Gobierno de Cuba nunca celebrará con
ningún Poder o Poderes extranjeros ningún Tratado u
otro convenio que pueda menoscabar o tienda a menoscabar la
independencia de Cuba, ni en manera alguna autorice o permita a
ningún Poder o Poderes extranjeros, obtener por
colonización o para propósitos militares o navales,
asiento en o control sobre ninguna porción de dicha
isla.
2.- Que dicho gobierno no asumirá o
contraerá ninguna deuda
pública para el pago de cuyos intereses y amortización definitiva, después de
cubiertos los gastos corrientes
del Gobierno, resulten inadecuados los ingresos
ordinarios.
3.- Que el Gobierno de Cuba consiente que los Estados
Unidos puedan ejercitar el derecho de intervenir para la
conservación de la independencia cubana, el mantenimiento
de un Gobierno adecuado, para la protección de vidas, la
propiedad y
libertad
individual y para cumplir las obligaciones
que, con respecto a Cuba, han sido impuestas a los EE.UU. por el
Tratado de París y que deben ahora ser asumidas y
cumplidas por el Gobierno de Cuba.
4.- Que todos los actos realizados por los Estados
Unidos en Cuba durante su ocupación militar, sean tenidos
por, válidos, ratificados y que todos los derechos legalmente
adquiridos a virtud de ellos, sean mantenidos y
protegidos.
5.- Que el Gobierno de Cuba ejecutará y en
cuanto fuese necesario cumplirá con los planes ya
hechos y otros que mutuamente se convengan para el saneamiento de
las poblaciones de la Isla, con el fin de evitar el desarrollo de
enfermedades
epidémicas e infecciosas, protegiendo así al pueblo
y al comercio de
Cuba, lo mismo que al comercio y al pueblo de los puertos del Sur
de los Estados Unidos.
6.- Que la Isla de Pinos será omitida de
los límites de
Cuba propuestos por la Constitución, dejándose para
un futuro arreglo por Tratado la propiedad de la
misma.
7.- Que para poner en condiciones a los EE.UU. de
mantener la independencia de Cuba y proteger al pueblo de la
misma, así como
para su propia defensa, el Gobierno de Cuba vender
o arrendar a los EE.UU. las tierras necesarias para
carboneras o estaciones navales en ciertos puntos determinados
que se convendrán con el Presidente de los
EE.UU.
8.- Que para mayor seguridad en lo
futuro, el Gobierno de Cuba insertar las anteriores
disposiciones en un tratado permanente con los Estados
Unidos.
El apéndice constitucional, bajo ultimátum
norteamericano, fue aceptado por la Convención cubana en
la sesión del 12 de junio de 1901.
El poder extraño que expulsó a
España se colocó en su lugar. La Enmienda Platt
legalizó con ropaje jurídico ese poder
ilegal.
Esta especie de Constitución que tenía
como principal objetivo mostrar las ventajas que ejercía
Estados Unidos sobre la Isla de Cuba, y que decía que
EE.UU. defendería la independencia de la misma, no era
nada más que la prueba de un simple reglamento que
debería obedecer Cuba para conservar su independencia; la
clara explicación de las reglas que debía obedecer
la "colonia". Porque la palabra colonia, nada más y nada
menos porque la condición para conservar la
"independencia" era suministrarle a Estados Unidos las tierras
necesarias para carboneras o estaciones navales, que obviamente
serían ubicadas de acuerdo a las preferencias del
presidente de EE.UU. Estados Unidos tenía el derecho de
intervenir convenientemente de acuerdo a sus necesidades. De
aquí nace el principio neocolonial de los Estados
Unidos
El país se encontraba bajo el entero control de
Batista, que era apoyado incondicionalmente por los Estados
Unidos. En 1935 el 25% de la población era analfabeta, y la misma cifra
correspondía a la población activa que se
encontraba en una situación de paro permanente; a ello
contribuyeron el decrecimiento de la inversiones
estadounidenses y la reducción de la cuota de exportación de azúcar
a los Estados Unidos. Tan solo un considerable desarrollo
demográfico pudo compensar el cese de la inmigración y, en el año 1940, Cuba
alcanzó una cifra de 4.778.583 habitantes. La crisis solo
fue superada por la prosperidad que se originó a
raíz de la Segunda Guerra
Mundial. La alianza mundial de los países socialistas
y capitalistas contra las potencias del Eje repercutió en
la política interna de Cuba. La suavización de las
formas de
gobierno se evidenció con la promulgación de la
Constitución de 1940, y Batista, transformado en el
portaestandarte del antifascismo, fue elegido presidente con el
apoyo de los comunistas, encuadrados desde 1938 en el Partido
Socialista Popular; en diciembre de 1941, Cuba declaró la
guerra a las
potencias del Eje. En los años posteriores el movimiento
obrero se extendió considerablemente, pero su dirección pasó a manos de
líderes reformistas que supieron aprovechar con habilidad
las ventajas de la expansión económica originada
por los altos precios de
guerra. Los principales focos de oposición a Batista se
localizaban en los sectores de clase media encuadrados en el
Partido Revolucionario Auténtico, cuyo dirigente, Grau San
Martín, triunfó en las elecciones de 1944. Batista
aceptó su derrota, y sus partidarios fueron apartados de
los altos cargos del ejército por Grau, que a partir de
1947 inició una política de represión contra
el movimiento obrero comunista (dentro de ésta se halla el
asesinato del líder azucarero Jesús
Menéndez). Al mismo tiempo, la
prosperidad azucarera acarreó una vuelta a la corrupción, contra la que lucho el Partido
Ortodoxo, movimiento cívico de oposición, fundado
en 1946 por Eduardo R. Chibás. La presidencia de Carlos
Prío Socarrás, elegido en 1948, se
caracterizó por un decisivo alineamiento con la
política internacional de los Estados Unidos y el aumento
de los vicios administrativos del período anterior. El
suicidio de
Chibás, ocurrido en agosto de 1951, provocó una
campaña de protesta nacional, y sus repercusiones hicieron
prever el éxito de los ortodoxos, apoyados por el PSP, en
las próximas elecciones. Batista se anticipó a
ellas mediante un golpe militar con el apoyo estadounidense (10
de marzo de 1952) e inició su último período
de gobierno, instaurando un régimen dictatorial: la
Constitución de 1940 fue suspendida, y los partidos
políticos, disueltos. El 47% de las tierras cultivadas
pertenecía a las grandes compañías
estadounidenses, la tasa de analfabetismo
alcanzaba un 23% de la población, y el constante
crecimiento demográfico iba repercutiendo en un fuerte
desempleo. La
vanguardia de
la oposición popular a Batista la constituían los
universitarios de la Habana, en su mayoría influidos por
la doctrina ortodoxa. Uno de ellos Fidel Castro, dirigió
un ataque al cuartel de Moncada…
La situación que azotaba al pueblo cubano era
insostenible, tanto las tasas de analfabetismo, como la baja en
las exportaciones de
azúcar; que culminarían con éxodos a gran
escala. La
extrema pobreza de sus
campos debía convivir con la burguesía del
azúcar y del tabaco, que en
estos momentos, atravesaba un gran descenso en las ventas.
¿Tal vez éstas fueron algunas de las causas que
impulsaron al pueblo a seguir a los revolucionarios? Tal vez
sí, además de la casi ininterrumpida serie de 30
años de gobiernos autoritarios, y de la intensa
explotación estadounidense del territorio cubano para
turismo, prostitución y uso de casinos.
(Bibliografía de Fidel Castro en
apéndice)
El plan
Moncada
Los combatientes que asaltaron los cuarteles Moncada y
el de Bayamo, inauguraron con sus acciones la
alternativa revolucionaria, porque estuvieron guiados por un plan
y una concepción política, ideológica y
militar idónea para transformar las realidades cubanas de
los cincuenta hacia derroteros antiimperialistas y
anticapitalistas. Y porque el nuevo proyecto se puso
a prueba en dos hechos en los cuales se desplegó una
organización revolucionaria que
actuó desde fuera y contra el sistema y, a la
vez, al margen de los estereotipos ideológicos, de los
enfoques políticos y de las formas de lucha y de
organización predominantes en la izquierda del
continente.
Cuba era en 1952-1953, un escenario potencial formidable
para enfrentar por medio de las armas al
dictador, y esa circunstancia moral,
política y psicológica fue crucial para el origen
del Moncada y también para el despuntar del líder
revolucionario.
Según idealizaciones de Fidel Castro, los
combatientes que lo seguían debían apoderarse de
los dos cuarteles, Moncada, segundo del país y el de
Bayamo, entregar las armas al pueblo, invitar a los soldados a
unirse al movimiento insurgente y adoptar las primeras medidas de
beneficio social. Con ello estarían bajo el control de los
revolucionarios dos ciudades estratégicas que
facilitaría poner en pie de guerra a Oriente y conmocionar
al resto de Cuba. Una vez consolidadas las posiciones, de esa
provincia se desataría una nueva invasión hacia
occidente que partiría de Sierra Maestra. Un dato clave
del plan era la confianza que Fidel y sus compañeros
depositaron en el descontento de la población, debido a la
crisis acumulada que exacerbó el golpe militar: "si el
Moncada hubiera caído en nuestras manos, hasta las mujeres
de Santiago de Cuba habrían empuñado las armas". El
análisis correcto de aquellas realidades les
permitía lograr desde el principio la incorporación
de la gente a la lucha, aspecto que todos sabían y
consideraban vital para el despegue y avance del proceso
revolucionario. Moncada y Bayamo representaban el detonante de la
lucha popular.
A todo esto, no se buscaba influenciar a la gente con
falsas promesas, no se le diría al pueblo "les vamos a
dar", sino que se les diría "luchen con todas sus fuerzas
para poder llegar a la libertad y a la felicidad". Por todo ello
el asalto a Moncada sería el comienzo del proceso
revolucionario y no un fin en sí mismo. Los "moncadistas"
no pretendían su unión con el pueblo, pero
éste, humilde y engañado, era susceptible de
incorporarse hasta tanto no creyera en algo o alguien o bien en
"si mismo". Buscaron con la brecha del 26 de julio, abrirle a la
gente la vía de su propia emancipación.
El Moncada fue el hecho histórico y como tal
quedó inscrito en la dinámica real que provocó su impacto
en la vida política cubana. Sus valores tienen
alcances ambiciosos para la unión del pueblo:
mostró aún más crudamente el talante
reaccionario y criminal de la dictadura;
surgió de allí el núcleo de la nueva
fuerza
revolucionaria y el líder que conduciría
después al pueblo por el camino acertado que abrió
el 26 de julio.
La expedición será un fracaso desde
el punto de vista militar. Castro informará a Frank Pais,
el dirigente del Movimiento 26 de julio en Santiago de Cuba, que
el Granma iba a desembarcar en Playas las Coloradas, el 30 de
noviembre (Fidel Castro, con sus ansias de volver a Cuba, compra
un yate que se apodaba "El Granma", con el que cargaría a
un total de 82 personas, siendo el límite del yate de 20
tripulantes). Pais se comprometerá a organizar para dicha
fecha manifestaciones de protesta en la capital
oriental de la isla. Sin embargo, el yate con los 82 ocupantes se
equivoca de ruta y su travesía sufre retrasos a causa de
las condiciones atmosféricas. Sólo llegará a
la costa cubana el 2 de diciembre, cuando ya la policía
había reprimido la protesta de Santiago. Por su parte,
ejército y aviación se encontrarán en la
zona de Niquero en donde tuvo lugar el desembarco. El 5 de
diciembre el ejército sorprenderá a los
revolucionarios en la localidad de Alegría de Pío:
fue una matanza. Sólo se salvaron 15 rebeldes, que se
vieron obligados a separarse para escapar de los militares. Entre
los supervivientes se encontraba Gino Doné Paro, un ex
partisano italiano que desde Cuba se había unido al
grupo de los
revolucionados en México.
Doné Paro logró alcanzar Santa Clara para partir,
algunos meses más tarde, con rumbo a Estados
Unidos.
Mientras tanto en La Habana, el gobierno de Batista
estaba convencido de haber acabado con la insurrección y
aseguraba que entre los muertos podía estar también
el propio Fidel Castro. Los periódicos mexicanos
anunciaron que Guevara había corrido también la
misma suerte. Parecía que el Movimiento 26 de julio –
así como ya sucedió en 1953 en el intento de asalto
del cuartel militar Moncada de Santiago- había quedado
condenado al fracaso. Sin embargo, una entrevista
concedida al corresponsal del New York Times, Herbert Matthews,
en febrero de 1957 revelar a la opinión
pública cubana e internacional que "el comandante en
jefe", Fidel Castro, no sólo está vivo
todavía sino que incluso está reorganizando su
movimiento en una auténtica guerrilla a lo largo de los
valles y los bosques de la Sierra Maestra.
Durante algunos días no lograrán verificar
si también el Che se encuentra o no entre las
víctimas. Por el contrario, Ernesto logró salvarse:
sólo sufrió una herida leve en el
cuello.
Será en la guerrilla donde crecerá la
amistad y la
estima entre Guevara y Camilo Cienfuegos. Ellos serán los
que, durante los últimos días de diciembre de 1958,
conducirán la ofensiva decisiva hacia la región de
Las Villas, de la que es capital Santa Clara, en el centro de la
isla. Un mes antes el Che había conocido a Aleida March,
una muchacha de 24 años dirigente del Movimiento 26 de
julio en la ciudad de Santa Clara. Entre los dos nació muy
pronto un flirt destinado a perdurar en el tiempo. Después
de la conquista de dicha localidad, que comenzó el 29 de
diciembre (el ejército de Batista se rindió tras
los primeros enfrentamientos), Guevara y Cienfuegos
recibirán la orden de Fidel de marchar hacia La Habana. La
noche de Nochevieja, Batista comunicará a sus
colaboradores su decisión de abandonar la isla: lo
hará a las tres de la madrugada del 1 de enero. El
día después, el Che se dirigirá hacia la
capital cubana junto con Cienfuegos. El primero es rudo e
inconstante; el segundo usa el típico humor cubano para
ironizar sobre la vida de guerrillero. Estos dos caracteres tan
diferentes se saldarán en una profunda relación de
amistad. Cuando Castro llegó a La Habana, el 8 de enero de
1959 – después de haberse atravesado toda la isla
partiendo desde Santiago de Cuba- sólo era el "Comandante
en jefe" del Ejército rebelde pero su nombre ya se
había hecho famosísimo en todos los rincones de
Cuba. Alrededor de Castro y de su movimiento se coalizaron el
Partido Socialista Popular (PSP), de orientación
comunista, y el Directorio, el grupo formado en su mayor parte
por estudiantes e intelectuales que en marzo de 1957 ya
había intentado asaltar el palacio presidencial de Batista
en La Habana.
En las entrevistas y
declaraciones concedidas en la Sierra Maestra, Castro se
había limitado a hablar de libertad y justicia
social. Había rechazado muchas veces la etiqueta de
"comunista" limitando sus relaciones con el PSP a la unidad
alcanzada en la fase final de la guerrilla después de
haber tenido no pocos roces con los dirigentes de dicho partido
sobre los métodos de
lucha que había que poner en marcha para acabar con la
tiranía de Batista. La revolución del Movimiento 26
de julio, en el momento de la victoria, se limitó a pedir
el final de cualquier interferencia en la vida política de
la isla. Sólo más delante, Fidel se
convertirá en un convencido anti – Estados Unidos,
identificando con dicho país la perpetuación del
neocolonialismo económico y político sobre América
Latina y el Tercer Mundo.
Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos serán los
primeros comandantes de la revolución que entrarán
en La Habana el día de Año Nuevo de 1959.
Cienfuegos era un cubano de origen humilde, que tuvo que emigrar
a Estados Unidos en donde se vio obligado a trabajar como
camarero para sobrevivir. En la guerra ganó gloria y fama.
Sin embargo, Guevara era el que levantaba la curiosidad general,
ejerciendo además una especie de encanto. Guevara era
argentino, nunca había vivido en Cuba antes de la
expedición del Granma. Era el que tenía más
influencia e ideales políticos y además era el
único que había leído algunos textos
clásicos del marxismo.
Sólo Raúl Castro, el hermano menor de Fidel y
"comandante del frente oriental" de la revolución,
alimentaban simpatías parecidas a las de Guevara debido a
su pasada adhesión a las juventudes comunistas y a un
viaje realizado por los Países del Este de Europa. Fidel
Castro, en cambio, era un
político pragmático y no ideológico, fruto
de los movimientos nacionalistas cubanos: había sido el
líder de las luchas estudiantiles en la Habana, brillante
abogado y militante del Partido Ortodoxo, pero no se le
podía encuadrar desde el punto de vista de su
visión política. La llegada a La Habana de Guevara
no hizo más que consagrar el papel de este
último como líder del Movimiento 26 de julio si
bien el "líder máximo" seguía siendo Castro.
Al Che le esperará la tarea de tomar la ciudad en
consigna. Lo hará estableciendo su cuartel general en La
Cabaña, una antigua fortaleza que domina el mar, situada a
la entrada de la bahía de la capital y que en el pasado ya
había servido como refugio de españoles, ingleses y
de todos aquellos que querían controlar el acceso a la
capital a través del mar.
A casi 40 años de la Revolución, Cuba que
había mantenido una estrategia económica basada en
gran medida en las relaciones con el campo socialista y
especialmente con el gran Estado
multinacional que era la Unión Soviética, al
desintegrarse la misma, Cuba sufrió una extraordinaria
afectación de su comercio. Agregado a esto, el bloqueo
económico impuesto por los
Estados Unidos.
Pero a pesar de estos principales inconvenientes que
sufre actualmente la Isla de Cuba, el Estado ha
tratado de contrarrestar con las armas a su alcance. Los
principales productos de
exportación son el azúcar, el níquel,
pescado y mariscos, ron, café,
tabaco y mármoles. También se han desarrollado en
materia de
medicina, por
ejemplo, varias vacunas y
tratamientos provienen de Cuba y luego se exportan al resto del
mundo, como es el caso de la vacuna antimeningocóccica y
contra la hepatitis B.
La
educación es otro punto donde el Estado ha enfatizado
mucho, en 1958, el 23,6% de la población era analfabeta,
desde 1988, ese porcentaje está por debajo del 1,5%. La
población recibe asistencia social, es decir, en caso de
estar necesitado, tanto de hogar, de alimentos como
muchas cosas más, el Estado provee de éstas
necesidades sin problema alguno.
Pero hay una realidad que no debe dejarse pasar por
alto, a pesar de los beneficios que el Estado brinda a su
población, ésta, en gran parte, se encuentra
disconforme. Las pruebas
irrefutables son claras, cientos de balsas cubanas han intentado
escapar de Cuba con destinos a México y EE.UU., a la vez,
muchas han fracasado en el intento, y muchas de las que lograron
su objetivo son rechazadas al intentar traspasar
fronteras.
Está aquí la cuestión que debe
solucionar el Estado, cuando a pesar del bloqueo
económico, y con las ventajas que el Estado puede brindar,
éste debe intentar contentar a la gran mayoría, y
así seguir adelante.
El pueblo cubano, un pueblo luchador, que con ansias de
liberación de los dictadores y las imposiciones de los
Estados Unidos, logró su independencia ha sido uno de los
grandes ejemplos del patriotismo. A pesar de haber volcado su
política al comunismo, mucha
gente en Latino América
estima la obra y el coraje de la Revolución. ¿Por
qué coraje?, nada más y nada menos por que se
enfrentaban con una potencia como
EE.UU.
Pero, el eje principal, la hipótesis, si la
Revolución ha sido algo eficaz para la formación
del pueblo cubano, es algo que a mi entender puede ser una
derivación. De acuerdo a los puntos de vista que se
analice a la Isla de Cuba se podrá encontrar la respuesta,
es decir, si tenemos en cuenta que Cuba tuvo décadas de
estabilidad durante la existencia de la Unión
Soviética, podríamos entender a la
Revolución como un acto acertado, una decisión bien
tomada. Por otra parte, al caer la U.R.R.S., y con el bloqueo
económico que sufre Cuba en la actualidad, es
inconveniente mantener un régimen comunista.
A pesar de la mala situación que atraviesa el
pueblo cubano, y con esto concluyo, a mi parecer se hizo lo
correcto, la obra de Fidel y el Ché, fue acertada, porque
que pueblo soporta ser manipulado por conquistadores y
colonizadores, labrar la tierra,
trabajarla y hacerla rendir frutos para otros, ver su tierra en
manos de otros. Igualmente, creo que el Estado cubano
debería revisar cuales son las metas a corregir para que
la integridad de la población rinda tributo a su
nacionalidad.
Fidel Castro.
Fidel Castro Ruz nació el 13 de Agosto de 1926 (algunas fuentes dan 1927), en una granja en el municipio de Mayari en la provincia de Oriente. Asistió a buenas escuelas Católicas en Santiago de Cuba y Habana, donde tomó el régimen espartano en una escuela Jesuita, Colegio de Belén. En 1945 entró en la Universidad de la Habana, graduándose con un titulo en leyes en 1950. Se casó con Mirta Diaz-Balart en 1948, pero se divorciaron en 1954. Su hijo, Fidel Castro Diaz-Balart, nacido en 1949, ha servido como cabeza de la comisión de energía atómica de Cuba. Fidel Castro Ruz fue miembro del partido social-democratico Ortodoxo a finales de 1940 y comienzo de 1950, Castro fue un temprano y vocal oponente de la dictadura de Fulgencio Batista. El 26 de Julio de 1953, Castro liderizó un ataque contra el cuartel Moncada del ejercito que falló pero que lo llevó a la prominencia. nacional. En esta fecha, sus ideas políticas eran nacionalistas, antiimperialistas, y reformistas; el no fue miembro del Partido Comunista Luego del ataque al Moncada, Castro fue enjuiciado y sentenciado a 15 años de prisión, pero fue sobreseido en 1955. Entonces se fue al exilio en México, donde fundó el "Movimiento 26 de Julio", proclamando el retorno a Cuba para luchar contra Batista. En Diciembre de 1956, el y otros 81, incluyendo al Ché Guevara, retornaron a Cuba y lograron llegar a la Sierra Maestra, desde la cual lanzaron una exitosa guerra de guerrillas. Castro se probó a sí mismo como un fuerte líder; también demostró amplio nivel político, convencido que tenía un deber histórico para cambiar el carácter de la sociedad
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Cubana. Viendo el colapso de su ejército, e
incapaz de contar ya con el apoyo de los Estados Unidos, Batista
huyó el 1 de Enero de 1959, triunfando así la
Revolución Popular, triunfando así el glorioso
pueblo cubano.
Ernesto Guevara de la Serna (Comandante
«Che» Guevara), nace un 14 de Junio en la ciudad de
Rosario – Argentina. Desde
joven se dedica a viajar para conocer su país y el
continente. Viaja en su famosa moto a Chile y
Perú. Luego viaja hasta Venezuela y
por azares del destino llega a conocer Estados Unidos, Miami.
Todo esto antes de 1952.
En Agosto de 1953 lo encontramos en la ciudad de
La Paz – Bolivia donde
permanece por algo más de un mes. Parte para Guatemala
donde asiste a la caída de Arbens. Este acontecimiento
marca a
Ernesto Guevara para toda su vida, porque participa activamente
en la oposición al gobierno que se impone en Guatemala y
es exiliado a México, allí conoce a Fidel y se
embarca en la gran aventura cubana…
El año 67', diez años después
y luego de haber dado lo mejor de sí a la
revolución cubana triunfadora, así como a las
luchas de liberación de los pueblos africanos, lo descubre
en Bolivia, una ves más dispuesto, como siempre, "a darlo
todo por los que nada tienen". Lo demás de su vida, hasta
su inmolación, un 9 de octubre de 1967, es conocido en
parte y será esclarecido durante los días del
Encuentro en algunas de las mesas de reflexión del
mismo.
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Agradecimientos:
• Al pueblo cubano en general, y a la muy buena
gente que me atendió una tarde en la "Casa de la Amistad
entre Cuba y Argentina", que me brindó su tiempo y puso a
mi disposición la gran mayoría de la
bibliografía que compone esta
monografía.
• También otro cordial agradecimiento a mi
profesora de historia Marina que me guió durante la
formación de esta monografía.
Alfonso Hernández, Carmen R., 100 Preguntas y
respuestas sobre Cuba, Editorial Pablo de la Toniente, La Habana,
1996.
Guevara, Ernesto, Pasajes de la Guerra Revolucionaria,
Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1985.
Leal Spengler, Eusebio, Breves apuntes de la historia de
Cuba, La Habana, 1987.
Alfonso, Ramón M.,
El problema político actual y la Enmienda Platt, Imprenta
de Francisco Xiqués, La Habana, 1901.
Armas, Ramón de, La Revolución propuesta,
Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 1975.
Fernando Bustos