Con frecuencia el enfermo sufre, a lo largo del proceso , una
alternativa cíclica de esperanza y
desesperanzas.
Al comienzo de la fase del vivir-morir, el enfermo tiene
todavía lo que Pattison llama la esperanza de la espera,
esto es, tiene una serie de expectativas que tienen alguna
posibilidad de realizarse, tienen que tratarse de remisiones,
detención de la enfermedad y a veces incluso posibilidades
de curación. Puede haber semanas, meses, años de
vida de alguna manera remunerativa todavía por vivir.
También puede suceder que el moribundo se agarre a esta
esperanza de forma útil durante el intervalo
vivir-morir.
Por otra parte la entrada del paciente en la fase
terminal puede estar marcada por un cambio en la
esperanza. La esperanza de la espera, puede ceder el paso a la
llamada esperanza del deseo , es decir el enfermo puede
todavía esperar el no morir y esta es una expresión
de deseo, pero se trata de una esperanza en deseo puede anunciar
el proceso psicológico de la rendición. Es por esto
que la esperanza, no debería cesar hasta el fín o
poco antes e la muerte
psíquica. Sin embargo, cuando el moribundo entra en la
fase terminal, nosotros debemos saber que podemos ayudarlo en el
inevitable paso de la esperanza de expectativa a la esperanza del
deseo.
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El personal del
área de la salud joven, no aprende
lección más importante que la advertencia de que no
se debe permitir nunca que sus pacientes pierdan la esperanza,
por grave que sea la situación. Implícito en ese
consejo, tan a menudo repetido, se infiere que la fuente de la
esperanza de un paciente es el personal mismo y los recursos que
prescriben; así, pues, tienen el poder de
ofrecer esperanza, de suspenderla e incluso e negarla. Por este
motivo, tiene un efecto tan devastador sobre el paciente el ser
abandonado.
Está demostrado que la información al enfermo no destruye la
esperanza, todos los profesionales que se dedican a cuidar de
enfermos terminales, saben muy bien que el enfermo necesita
frecuentemente mantener una esperanza, cualquiera que esta sea.
Es nuestra obligación respetarla (no provocar la
desesperanza).
"Esperanza" es una palabra abstracta que puede soportar
muchas definiciones, pero todas ellas tienen en común la
expectativa de un bien que está todavía por venir,
de una percepción
de un estado futuro
en el que se alcanzará una meta deseada. Como dice Samuel
Jonson "La esperanza es, en sí misma, una especie de
felicidad y quizá sea la máxima felicidad que
proporciona el mundo"
Se podría decir quede los muchos tipos de
esperanzas que un medico puede ayudar a encontrar a su paciente
en el momento mismo en que termina la vida, el único que
abarca a todos los demás, es la ciencia de
que hay un último éxito
que aun falta obtener y cuya promesa hace olvidar la inminencia
del sufrimiento y de las penalidades. Con demasiada frecuencia el
personal del área de la salud interpreta mal los
ingredientes de la esperanza porque piensan que únicamente
se refiere a la curación o al alivio de las enfermedades y creen asi que
es necesario transmitir a un paciente , por inferencia, si no es
que por afirmación directa, la idea errónea de que
aún es posible conseguir meses o años de vida libre
de síntomas. Cuando a un medico o enfermera que por lo
demás es honesto y bien intencionado se le pregunta que
por que lo hace su respuesta será posiblemente alguna
variante de "por que no quería quitarle su única
esperanza" es algo que se hace con la mejor de las intenciones
llega a convertirse la mayoría de las veces en un infierno
de sufrimientos por el que la persona
engañada transita antes de sucumbir ante la muerte.
Algunas veces es en realidad para mantener su propia
esperanza que se engañan a si mismos, al tomar medidas con
bajas posibilidades de éxito que lo justifiquen, En vez de
buscar formas que ayuden a que su paciente enfrente la realidad
de que su vida está próxima a terminar, permite que
una persona muy enferma, y el mismo " hagan algo" desde el punto
de vista medico para así negar la presencia de la muerte
que se cierne sobre dicha persona, Esta es una de las maneras en
que su profesión pone en manifiesto el rechazo que
actualmente existe en toda la sociedad a
aceptar no solo la existencia de poder de la muerte, sino incluso
quizás la muerte misma. En tales circunstancias se pone en
marcha una gran variedad de estratagemas por medio de las cuales
intentamos olvidar el hecho de que la esperanza sin fundamento
que contradice toda expectativa, el "esperar contra toda
esperanza"
"Buena cuenta daremos a Dios de nuestro
Gobierno
,
¡ Oh! Si el cielo quisiera prolongar
mi vida
¡Cuan diferente será mi
conducta de la
que ahora he tenido!
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