Dimensiones en el proceso de transformación del espacio pampeano (1850-1890) (página 2)
El aumento del intercambio no sólo
significó un incremento de las actividades
productivas. Fundamentalmente, consistió en un
reajuste de la estructura
interna de producción, para satisfacer los cambios de
la demanda externa. Los nuevos rubros exportables (cereales y
carne), y las importantes modificaciones y avances con
respecto a los rubros tradicionales (tasajo, cueros, etc.),
son un índice no sólo de las modificaciones en
la demanda, sino también de la mayor
modernización de las estructuras de producción, que
anteriormente se basaban en economías regionales
desarticuladas que no generaban excedentes suficientes como
para exportar a otras regiones.
El ciclo del lanar, con sus múltiples
altibajos, dominó toda la primera parte del proceso de
adecuación de la economía pampeana a las nuevas
pautas internacionales.
Entre 1850 y 1855 comenzó a notarse un avance
en la cría de ganado ovino en la provincia de Buenos Aires.
Los estancieros advirtieron las condiciones ventajosas que
ofrecía el negocio del ovino, con sus bajos costos y
el rápido ciclo de reintegro de capital.
Así, se produjo un movimiento
a favor del ovino que provocó que parte de la
población porteña emigrara al campo, y que los
estancieros sin lanares vendieran su ganado vacuno o sus
campos para procurárselos.
Ya hacia 1840 abundaban las graserías en las
zonas ovinas de la provincia de Buenos Aires, valorizando las
reses de carneros, pues el cebo de carnero tenía alto
valor
entonces. La creciente demanda de lana había producido
la incorporación progresiva de animales de
raza, y el paulatino reemplazo de las ovejas criollas por
ovinos mestizados. Los merinos franceses, por su mayor cuerpo
y largura de mecha, desplazaron a los merinos sajones que
predominaban antes.
Desde ese momento los ovinos fueron ocupando un
lugar cada vez más preponderante en las exportaciones de la región. En 1850
habían salido del país 7681 toneladas de lana.
Para 1875, los embarques alcanzaron a 90720 toneladas. Es
decir, que en 25 años las exportaciones se
habían multiplicado más de 10 veces.
La gran expansión del ovino produjo profundos
cambios técnicos y sociales. Las nuevas exigencias del
mercado internacional aceleraron una serie de cambios
productivos que modificaron el espacio pampeano.
El mestizaje del ganado ovino no sólo
exigía un cuidado mas intenso de las majadas mediante
expertos reproductores para la cruza, sino que también
requería una serie de innovaciones técnicas y cambios en las formas de
producción. Es así como los estancieros
comenzaron a impulsar la mejora de los pastos y el cercado de
las tierras. El alambrado de los campos revolucionó
profundamente las costumbres. Antes de él, un
propietario no era dueño de hacer plantaciones,
sembrados y potreros donde más le convenía,
dado que los vecinos y los transeúntes solían
realizar senderos y caminos por doquier para atravesar el
establecimiento. Con el alambrado se invierten los factores.
Los transeúntes pasaron a depender de los
propietarios. Pero aun más importante, cambiaron las
tareas habituales, suprimiéndose las pesadas rondas
diurnas y nocturnas para vigilar al ganado. De día los
ovinos pastaban libremente dentro de la propiedad,
y por la noche se los encerraba en el corral. Se modifica
así toda la infraestructura en las estancias.
Además, se avanza en la construcción de galpones para la
esquila, corrales, puestos para los pastores, y
depósitos para la lana, la limpieza de aguadas y la
apertura de pozos.
Los cambios no sólo repercuten en los
aspectos técnicos de la vida rural, sino que
contribuyeron a modificar las tradicionales pautas de la vida
social en la región. De esta manera, el gaucho y el
arriero comenzaron a ser reemplazados por pastores, puesteros
y peones. Además, un número cada vez más
significativo de inmigrantes llegaba a la región,
donde la necesidad de mano de obra atraía a nuevos
brazos.
Las serias dificultades que debían enfrentar
los propietarios de la tierra
para ponerla en explotación con personal
capacitado, privilegiaron durante un tiempo la
experiencia y la capacidad de trabajo de inmigrantes
europeos, sobre todo irlandeses, en la cría de
ovejas.
Hacia fines de la década de 1880 –y
luego de haber superado dos crisis
sucesivas en 1866-1868 y en 1872-1874 – los ovejeros
iniciaron una nueva etapa, reemplazando el tipo de ovino en
producción debido a los cambios en la demanda de la
industria
textil europea, que exigía lana más larga.
Así, iniciaron el reemplazo de 40 millones de merinos
por ovejas de la raza Lincoln, en un ultimo intento de salvar
una ganadería que tuviera como uno de sus
pilares fundamentales la cría de ganado ovino y la
producción de lana. Esto evidencia la notable
ductilidad de los estancieros por acompañar las
señales del mercado internacional.
Hacia finales de siglo, el auge del ovino
llegaría a su definitivo fin, a causa de diversos
factores. Entre ellos, la baja en los precios
del textil crudo, la aparición de la aftosa, y,
principalmente, los mayores beneficios que producían
el ganado vacuno y la agricultura, lo que empujaba a los productores
a cambiar sus pautas productivas
Hacia la década de 1870 se inicia un nuevo
auge de la ganadería bovina. Comienzan a organizarse
campos de engorde y descanso de ganado en las proximidades de
los mataderos. Gracias a la extensión del alambrado se
multiplicaron los corrales de abasto en los campos cercanos a
Buenos Aires, gestándose así una
especialización dentro de los ganaderos: las
invernadas. Las invernadas para frigorífico se
asentaban en zonas donde existían mejores condiciones
para el desarrollo de la alfalfa. Con la llegada del
ferrocarril, la posición geográfica deja de ser
una preocupación privilegiando así,
exclusivamente, la calidad del
suelo.
Los invernadores solían ser calificados como
negociantes y especuladores, porque compraban el ganado a
bajo precio y
luego lo revendían obteniendo una ganancia superior
con respecto al precio pagado al criador.
Cabe destacar que los procesos descriptos hasta
ahora, es decir, las transformaciones de los
parámetros de producción que implicaron
rápidas alteraciones tecnológicas, no se
produjeron de manera homogénea en la región. En
los ciclos analizados se observó siempre la presencia
de productores hábiles y perspicaces, estancieros con
gran iniciativa que supieron adaptarse a las nuevas
exigencias. El núcleo de productores "progresistas"
era siempre al comienzo una minoría, pero
advertía rápidamente el tipo de respuesta que
debía darse en las unidades productivas a los
cambiantes desafíos que planteaban las sucesivas
alteraciones de la demanda mundial.
Durante la década de 1880, debido a la
preferencia de los frigoríficos por la carne ovina, se
produjo un fuerte aumento de la exportación de ganado
vacuno en pie, así como el envío de carne
congelada a los mercados
europeos. Las necesidades frigoríficas, ya sea para
enfriado o congelado de la carne, obligaron a los ganaderos a
mejorar la calidad de sus rodeos.
Si bien a partir de 1880 los frigoríficos
ocuparon el lugar preponderante en la actividad ganadera,
este proceso comenzaría a acentuarse a partir del
siglo XX. El gran avance en las exportaciones d carne se
daría recién hacia 1903, cuando los
frigoríficos comienzan a utilizar vacunos en sus
faenas.
Con la nueva demanda, se generó una
rápida mestización del vacuno por parte de los
productores, quienes anteriormente se habían resistido
al ganado fino, o lo miraban con rechazo. Esta
transformación no podía realizarse sin la
formación de praderas artificiales, pues los pastos
naturales no permitían aprovechar eficazmente la
capacidad de asimilación del los animales mejorados.
Comenzó así a darse un notable interés por los alfalfares, para
asegurar una mejor alimentación de
los animales que debía producir mejor y mas abundante
carne. Se buscaba transformar rápidamente el ganado
criollo en animales mestizados de alta calidad.
De esta forma, comienza a darse un ciclo de
combinación tanto de la actividad ganadera como de la
agrícola dentro de las estancias. Los cultivos
combinados se impusieron, y así como estuvieron
vinculados con una etapa ascendente para la ganadería,
también lo estuvieron con un cambio de
suma importancia en la actividad agrícola. La
producción agropecuaria pasa a conformar el sector
más importante de la economía, y del desarrollo
en la región.
La demanda de productos alimenticios dio relevancia
económica a territorios que estaban más
allá del territorio explotado hasta entonces. La
necesidad e adaptarse a las nuevas demandas exigía
además de la exportación de carne, el cultivo
del cereal. La modalidad más conocida fue el
desarrollo de cultivos trienales, entregando tierras (bajo la
forma de aparcería o de arriendo) a pequeños
productores, que debían ponerlas en producción
intercalando, a lo largo de tres o cuatro años, trigo,
maíz y
alfalfa. Esta combinación productiva fue la que
permitió y aseguró el gran crecimiento agrario
de fines de siglo.
Los niveles elevados que alcanzó el
intercambio, es decir, el desarrollo de lo que se dio en
llamar el modelo
agro-exportador, estuvieron estrechamente vinculados con un
poderoso movimiento de mano de obra y de capitales desde los
países del viejo mundo. Los flujos internacionales de
capital, en particular los de Gran Bretaña, tendieron
a concretarse en fondos públicos, transportes
(ferrocarriles), y cédulas hipotecarias. Entre 1885 y
1890, una de las épocas de mayor inversión de capital extranjero en la
región, el 35% de las inversiones británicas correspondieron
a préstamos al gobierno,
el 32% a ferrocarriles, y el 24% a cédulas
hipotecarias. Luego de la crisis de 1890 se notaría
una disminución sustancial del flujo de capitales
extranjeros hacia la región.
Es importante destacar las inversiones ferroviarias,
por la influencia que su expansión tuvo en el
crecimiento de la economía pampeana, y desde luego,
argentina.
1.b. El ferrocarril: símbolo de la
expansión capitalista.
Ya durante el periodo en estudio la temprana
economía industrial europea había descubierto
el ferrocarril. Así, la extensión
geográfica de la economía capitalista se pudo
multiplicar a medida que aumentaban sus transacciones
comerciales. Todo el mundo se convirtió en parte de
esa economía. En términos cuantitativos, el
tercer cuarto del siglo XIX fue la primera época real
del ferrocarril.
Argentina, y más específicamente, la
región pampeana, no pudo escapar, como ya se
describió, a esta nueva manera de ser del mundo
capitalista, y a lo que Karl Marx
denominó como su logro más supremo: el
ferrocarril.
La evolución de la red ferroviaria en el
área pampeana evolucionó a ritmos acelerados
durante el periodo en estudio. Esta red, que en 1857 tenia
apenas 10 km. de extensión, pasó a ser de 9254
km. en 1890.
En 1857 se inauguró el primer ferrocarril en
la región, y en Argentina. En su tramo inicial, el
Ferrocarril del Oeste unía Plaza Lavalle con Floresta,
en la ciudad de Buenos Aires. Este ferrocarril nació
impulsado por un grupo de
comerciantes, pero posteriormente fue adquirido por el
gobierno de la provincia de Buenos Aires.
Para 1870, de los 772 km. de vías que se
extendían en la región, 177 km.
correspondían al Ferrocarril del Oeste, que luego de
su tramo inaugural llegaba ya a Bragado. Luego se
extendería hasta 9 de Julio, y en 1890 se detiene en
Trenque Lauquen, donde se construye un taller y
depósito de locomotoras que generaría empleo en
esa ciudad fundada pocos años atrás. El
Ferrocarril del Oeste se extendía por las áreas
productivas tanto ganaderas como agrícolas, con un
destino fijo: llegar a Chile.
El Ferrocarril del Sud, de capitales
británicos, tenia para 1870 una extensión de
114 km. hasta Chascomús, una de las ciudades nacidas
en la vieja línea de fortines, al sur del
Salado.
Estaba presente en los directivos tanto del
Ferrocarril del Oeste como del Ferrocarril del Sud, la idea
de ocupar con sus líneas férreas las ricas
tierras del sur de la provincia de Buenos Aires, que luego de
la campaña del desierto serían altamente
valorizadas, y extender luego los rieles hasta la ciudad de
Bahía Blanca.
Existió entonces una verdadera rivalidad
entre ambos ferrocarriles. El del Sud se transformaría
más tarde en una de las líneas ferroviarias
más poderosas del país. En cambio, el
Ferrocarril del Oeste no pudo hacer frente a sus dificultades
y fue adquirido luego por capitales ingleses. Ambos
tendrían más adelante pactos y convenios
comerciales en común.
El Ferrocarril del Sud se extendió, de hecho,
rápidamente como efecto de la campaña del
desierto. La línea principal se prolongó de
Chascomús a Dolores, y de allí a Ayacucho, en
1880, y a Tandil en 1883. Tras una disputa con el Ferrocarril
del Oeste se extendió la línea a San Miguel del
Monte, Azul, Ovalaría y a Bahía Blanca. Aparece
así la línea a Bahía Blanca por Lamadrid
y por Juárez sorteando el sistema serrano de Ventania.
En 1886 se inaugura el tramo Maipu-Mar del Plata, luego de
ser sometida esta línea a difíciles pruebas,
debido a que debía cruzar terrenos bajos y anegadizos
de la pampa deprimida.
El Ferrocarril Central Argentino se extendía
entre Rosario y Córdoba. Para llevar adelante la
construcción de este ferrocarril de capitales
británicos, se creo la "Central Argentine Land Company
LTD" y se trajeron de Europa
familias que formaron luego la colonia agrícola de
Roldán, en la provincia de Santa Fe. Este ferrocarril,
que unía dos ciudades significativas, fue considerado
pionero en ese entonces. Tenia una excelente
situación, por su emplazamiento portuario en Rosario,
en el extremo norte de la pampa ondulada, donde el frente
fluvial mostraba condiciones favorables para el
establecimiento de una estación
marítima.
El Ferrocarril de Buenos Aires a Ensenada tenia como
objetivo
unir a través de la ribera la ciudad de Buenos Aires y
lo que fue el sitio elegido como ideal para la
construcción de un puerto en aguas de mayor
profundidad.
El Ferrocarril del Norte, que tenia 29 km. de
extensión, se construyo para servir al puerto de San
Fernando, al norte de Buenos Aires.
Es importante destacar que el trazado de vías
no partía radialmente desde el puerto de Buenos Aires,
sino desde dos centros: Buenos Aires y Rosario, dos ciudades
que contaban por entonces con las mejores probabilidades de
ser federalizadas. Recién en 1883, cuando las
vías del Ferrocarril del Sud llegan a Bahía
Blanca, comenzaría a perfilarse el tercer punto
importante de convergencia, junto a Buenos Aires y Rosario,
sobre los cuales se estructuraría la red
ferroviaria.
El ferrocarril ocupó el espacio, integro el
territorio, facilitó el poblamiento y el desarrollo de
las actividades. Todo se movió a su ritmo. Fue un
factor vital de humanización y valorización de
los espacios agrarios. El ferrocarril contribuyó a
radicar familias en el espacio rural, fertilizar tierras,
modernizar métodos de cultivo, introducir nuevas
espacies vegetales, buscar nuevas salidas portuarias y nuevas
perspectivas de explotación. Casi todas las
líneas tenían chacras experimentales, algunas
destinadas a carnes, otras a cereales, etc.
A mediados de 1869, el Ferrocarril Central Argentino
comenzó la tarea de colonizar campos que anteriormente
se les habían cedido a ambos lados de las vías
tendidas hasta entonces entre Rosario y
Córdoba.
El impacto del ferrocarril sobre el espacio fue muy
importante. Su presencia modificó profundamente el
paisaje pampeano. El tendido de vías se vio
condicionado por las características físicas del
espacio.
Las líneas se tendieron sobre terraplenes de
tierra, casi sin balasto de piedra, debido a que este
elemento escaseaba en la región. Sólo cuando se
llegó a Tandil, y a las sierras cordobesas, comenzaron
a explotarse allí canteras de mignamitas y granito,
haciendo posible balastar las líneas
principales.
Las denominadas "obras de arte" no
abundaron en la región. Los pocos ríos
existentes no necesitaron la construcción de grandes
puentes para ser superados. Sin embargo, sí fue
necesario construir un gran número de alcantarillas,
debido a los cíclicos periodos de inundaciones y
sequías, sobre todo en la pampa deprimida.
Las vías extendidas en la pampa deprimida
produjeron alteraciones en las condiciones del medio natural:
la escasez de alcantarillas favorece el desborde de
ríos y arroyos. A esto se le agrega que los
terraplenes embalsan las aguas que provienen del lavado en
los campos. En cambio, en la pampa ondulada, las
líneas se extienden sobre las lomadas, circulando por
puentes, con un largo alcantarillado alrededor, es decir, en
el fondo de los valles fluviales.
Desde luego, además de las vías
férreas, se agrega al paisaje la presencia de las
estaciones ferroviarias, tanto en el campo como en los
pueblos y las ciudades.
Las estaciones de campo se construyeron al estilo
"ingles". En general, poseían características
similares: el techo a dos aguas, la sala de espera, la
oficina del
jefe y el auxiliar, la boletería, y una galería
que daba a la vía principal. La estación estaba
rodeada de una o varias viviendas y el tanque de agua.
Este panorama, con el impacto del ferrocarril en el
paisaje se repitió a todo lo largo de la pampa,
afectando a las plantas
urbanas en su estructuración y apariencia.
Con el creciente manejo de grandes cantidades de
carga y de personas sería luego necesaria la
construcción de playas de maniobras y
clasificación. Otro elemento incorporado al paisaje
fueron los inmensos talleres ferroviarios, que se
extendían en decenas de hectáreas, ocupando a
miles de operarios.
Los ferrocarriles construidos fueron el resultado de
iniciativa privada y las acciones del Estado. Los inversores
privados tendieron sus líneas sobre las áreas
de mayor potencialidad económica, y se vieron
verdaderamente beneficiados por el sistema de rentabilidad asegurada que el gobierno les
ofrecía. Por su parte, el Estado,
con sus trazados trató de llevar fomento y
población a las regiones marginales y áreas de
escaso valor económico. Se buscaba así una
rápida adaptación de la región a las
necesidades de la economía mundial, tratando de
extender el progreso y la riqueza que el aumento del
intercambio traía consigo.
Por ultimo, cabe destacar que al aumento del
intercambio comercial, y de las inversiones de capitales
extranjeros en la región –especialmente en la
construcción de ferrocarriles- también le
correspondió un considerable incremento en la llegada
de inmigrantes europeos. Este factor impactaría de
igual manera, en una forma notable, sobre la evolución
del espacio pampeano.
1.c. Las migraciones y su impacto en la
región.
Las condiciones naturales de la pampa eran ideales
para poner en marcha el nuevo sistema económico que
quería implantarse en el país. Uno de los
problemas
que obstaculizaba la conquista de las tierras era la
presencia de grupos indígenas que impedía la
ocupación de tierras necesarias para la nueva
producción. Las tierras de la región pampeana
comenzaron a adquirir mayor valorización. Es en ese
momento que se toma conciencia de la necesidad de poblar el
territorio eliminando a los indígenas. La Conquista
del Desierto cumplió con ese objetivo y solo quedaba
ocupar el espacio.
La segunda mitad del siglo XIX se caracterizó
por la llegada de grandes masas de inmigrantes que fueron
poblando el territorio y modificando las actividades que en
él se realizaban. Por ejemplo, grupos de inmigrantes
irlandeses compraron sus tierras entre 1860y 1875. La
mayoría de ellos se incorporaron al campo,
revolucionando las condiciones productivas. La cría
del ovino fue una actividad pobladora del campo. En su
mayoría, los inmigrantes provenían de Europa,
dado que las condiciones que allí se vivían
eran poco favorables. Esta difícil situación
provocó la expulsión de grandes oleadas
migratorias hacia nuestro país, entre
otros.
Esa expulsión tenía que ver con causas
económicas, sociales y demográficas. Por un
lado, los procesos de transformación económica
provocaron la ruina de actividades tradicionales llevando a
muchos productores y agricultores a la miseria. Por otro
lado, el excedente de población en el viejo continente
producía una tensión entre los habitantes y los
recursos
disponibles.
Los inmigrantes llegaban cargados de expectativas,
no solo económicas, sino también con la
intención de valorizar sus profesiones que
habían dejado de tener valor.
Al mismo tiempo, las grandes posibilidades
laborales, tanto urbanas como rurales, favorecía a los
migrantes europeos convirtiéndose en el principal
factor de atracción. También les resultaba
atractiva la idea de realizar las tareas que ya no
podían desempeñar en sus países de
origen. En su mayoría, al llegar al puerto de Buenos
Aires declaraban ser agricultores aunque posteriormente
desempeñaran otras tareas.
El monopolio
de la tierra por parte de los sectores terratenientes nativos
evitó la radicación de inmigrantes en el campo
y provocó su instalación en las ciudades.
Dentro de los que se instalaron en el campo se pudo comprobar
que muchos preferían ser arrendatarios de una amplia
fracción de tierra antes que ser propietario de otras
más pequeñas.
CAPITALISTA Y SU INFLUENCIA EN EL ESPACIO
EN LA OCUPACIÓN Y MODIFICACIÓN DEL
ESPACIO.
2.a. Las políticas migratorias.
Como mencionamos anteriormente, para activar la
producción en La Pampa Húmeda y establecer
vínculos con el exterior era necesario conquistar y
distribuir la tierra, atraer y afincar la fuerza de
trabajo inmigrante y obtener los capitales extranjeros necesarios
para la producción.
El estado argentino, a través de la
implementación de nuevas políticas, abrió
nuevas posibilidades económicas mediante la conquista de
nuevas tierras, la promoción de la inmigración y el establecimiento de
colonias en la región.
La inmigración fue promovida por el estado
argentino a través de la Ley 817 de
Inmigración y Colonización sancionada en 1876. Es
importante aclaran que esta ley contribuyó de manera
limitada a promover la inmigración europea. En cuanto a la
colonización, también tuvo escasa
implementación práctica, salvo entre 1887 y 1889,
durante el gobierno de Celman.
Esta ley también contemplaba una política de pasajes
subsidiados que culminó en 1890. Se brindaba además
una serie de facilidades para quienes arribaran al puerto de
Buenos Aires desde ultramar. Se les proveía alojamiento en
el Hotel de Inmigrantes durante los primeros días, y se
les daba pasaje gratis para que se trasladaran al lugar del
país que hubieran elegido.
Por otra parte, se les ofrecía la posibilidad de
obtener trabajo a través de una oficina de trabajo creada
para ese fin.
Algunos autores confirman que, en la mayoría de
los casos, los inmigrantes no utilizaban estos beneficios ya que
llegaban al país a través de parientes o amigos
instalados en él, quienes les daban el primer alojamiento
y les encontraban su primer empleo.
2.b. Colonización y expansión del
territorio.
Las políticas para atraer inmigrantes y la
necesidad de ocupar el territorio provocaron que se produjeran
diversos tipos de colonización en el espacio pampeano. Uno
de los tipos de colonización es el que tuvo lugar en la
provincia de Santa Fe. Hacia 1870una porción de las
tierras privadas de la provincia se hallaba en manos de unos
pocos individuos.
En 1883 se pudo apreciar la existencia de 4
zonas:
- La región norte, donde predominaban las
grandes propiedades; - La región centro y extremo norte de la
región sur, donde había un gran avance de las
colonias agrícolas; - El sur de Santa Fe, donde predominaban las
estancias; - La franja este de todas las regiones mencionadas,
donde era posible observar el predominio de estancias
pequeñas y medianas.
Entre 1872 y 1883, muchas propiedades comenzaron a
dividirse y a ser ocupadas por estancias lanares y por las
colonias agrícolas. Las colonias agrícolas en Santa
Fe tuvieron distintas formas de organización. Pueden
distinguirse 4 sistemas de
organización:
- Colonias fundadas por el gobierno nacional o
provincial. El número de estas colonias fue
insignificante. Algunas de estas tierras demostraban ser poco
aptas para los cultivos cerealeros. Este sistema resultó
ser costoso e ineficiente y, hacia 1880 fue casi totalmente
abandonado. Se puede mencionar como ejemplo a Avellaneda y
Reconquista. - Colonización oficial. En las primeras etapas
de colonización la mayoría de las colonias se
fundaron bajo este sistema. El gobierno provincial
vendía o daba en concesión grandes superficies a
particulares y exigía el cumplimiento de algunas
obligaciones, por ejemplo, una parte de la
superficie. Esperanza y san Carlos son ejemplos de este tipo de
colonización. - Colonización privadas. Hacia 1895, la
mayoría de las colonias había sido fundada bajo
este sistema. En este tipo de colonización, el
empresario compraba la tierra al precio de mercado y la
vendía al mejor postor. Adquiriendo las tierras de esta
manera se eximía del pago del impuesto de
contribución directo por 3 o 5 años. - Colonización particular. La diferencia que
tiene este sistema era que no había facilidades
impositivas ni obligaciones para el empresario. Es sistema
consistía en que el comprador rentaba la tierra a un
intermediario que luego la subdividía en lotes que
entregaba en arriendo a los colonos.
Con el estallido de la guerra de
Paraguay se
amplió el mercado para la producción de colonias.
Cuando el conflicto
finalizó, las colonias enfrentaron algunos de los viejos
problemas, por ejemplo, el alto costo del
transporte. A
pesar de estas dificultades, el proceso de colonización en
Santa Fe seguía progresando. Los años 80son
considerados como la Edad de oro de la colonización
agrícola. En esa época los campos de trigo de Santa
Fe, fueron vistas como las tierras de promisión para
muchos inmigrantes europeos.
En cambio, en Buenos Aires no existían tierras
públicas para que se instalaran los inmigrantes, por lo
tanto, la política de colonización fue diferente a
la de Santa Fe.
A partir de 1888 se pone en práctica la Ley de
Centros Agrícolas que aprueba como plano modelo para la
traza de un centro agrícola el confeccionado por el
Departamento de Ingenieros, estableciendo que todas las
concesiones se debían ajustar a él.
Así es como entre febrero y abril de 1888 se
solicitan 10 concesiones para fundar centros agrícolas.
Los lugares con mayor cantidad de centros concedidos fueron: La
Plata, Lincoln, Bahía Blanca, Chivilcoy y
Alsina.
Las peticiones de tierra pública al gobierno para
formar dichos centros fueron numerosas y sin medida ni
restricción. Esto explica el por qué la Ley de
Centros Agrícolas de 1887 solo resultó adecuada en
teoría,
porque en la práctica no fue capaz de asegurar el
cumplimiento de las obligaciones contraídas por los
empresarios. Por ejemplo, no todas las concesiones fueron
dedicadas al fomento agrícola.
La Sociedad Rural
Argentina destacó y elogió las operaciones
realizadas durante 1888 en relación con la Ley de Centros
Agrícolas y, al mismo tiempo, observó con
satisfacción las iniciativas que desarrollaron la
creación de estas colonias.
El 29 de noviembre se presenta un proyecto de ley
para el establecimiento de 4 colonias agrícola-pastoriles
en tierras bonaerense. El propósito era desarrollar la
agricultura. Finalmente, el proyecto no
prosperó.
Otro intento por concretar los objetivos
formulados en la Ley del 25 de noviembre de 1887, es el
establecimiento de almacenes
generales en los centros agrícolas.
El gobierno bonaerense actuó con mano
débil ante los abusos cometidos por los empresarios de
centros agrícolas, provocando lesiones graves en la
economía provincial.
Finalmente, a lo largo de este trabajo hemos tratado
de describir cómo
la actividad económica de la región
pampeana se vio modificada al ritmo de la economía
capitalista mundial.
En la segunda mitad del siglo XIX se consolida el
esquema de la "estructura agroportuaria". Las sucesivas
campañas militares fueron alejando a los indios
nómadas y permitieron extender la frontera ganadera,
más por exigencia de los mercados externos que por
presión
de la población o de la agricultura por nuevas tierras.
Las necesidades de la industria textil inglesa favorecieron la
expansión del ovino, hasta que el frigorífico
valorizó nuevamente la producción de
carnes.
El más importante elemento de la conquista del
territorio fue el ferrocarril, que actuó como nexo entre
las unidades de producción y el puerto, llevó mano
de obra a los campos y permitió la expansión de la
agricultura en territorios más alejados. La mayor parte de
la red ferroviaria se construyó en esta etapa.
La técnica del frigorífico provocó
un gran cambio tecnológico en la ganadería con sus
nuevas exigencias: refinamientos, praderas de alfalfa,
potrerización de los campos, molinos.
La agricultura, que no tuvo una gran expansión en
la primera mitad del siglo XIX, se había mantenido como
una actividad destinada a satisfacer los mercados locales,
desarrollada en el área de influencia de los centros
urbanos, comenzó su expansión. La
colonización agrícola en la pampa norte se
inició con pequeñas propiedades en Santa Fe y luego
adquirió gran desarrollo en esa provincia y en Buenos
Aires, Entre Ríos y Córdoba, colocando al
país entre los principales exportadores mundiales de
granos en el comienzo del siglo XX.
El factor fundamental del poblamiento fue la gran
inmigración de europeos, como consecuencia del exceso de
habitantes en el viejo mundo, que alcanzó gran intensidad
a fines del siglo XIX y principios del
XX. Los extranjeros representaron la mano de obra idónea
para la agricultura, aunque la gran mayoría se
quedó en las ciudades, dada la escasa posibilidad de
acceso a la tierra.
De esta forma vemos que todos estos hechos descriptos
fueron consecuencia esencialmente no solo de la nueva forma de
ser del mundo capitalista sino también de las nuevas
políticas adoptadas por el naciente.
- Barsky, O. Y Pucciarelli, A. "El agro pampeano. El
fin de un periodo" Primera parte: La evolución de la
estructura agraria pampeana. Capítulo II: Información estadística y las visiones sobre la
estructura agraria pampeana. Buenos Aires: FLACSO –
Oficina de publicaciones del CBC. 1997 - Bonaudo, M. (directora de tomo) "Nueva historia
argentina" Tomo IV, capítulo V. Buenos Aires:
Editorial Sudamericana. 1999 - Cortés Conde, R. Y Gallo, E. "La
formación de la Argentina moderna". Capítulo II.
Buenos Aires: Editorial Paidós. 1967 - Devoto, F. "Migraciones europeas a la Argentina". En
Ciencia Hoy,
vol. 3, N°15, setiembre-octubre de 1991 - Gaignard, R. "La Pampa argentina. Ocupación
– poblamiento – explotación. De la conquista
a la crisis mundial" Capítulo I. Buenos Aires: Editorial
Solar. 1989 - Gallo, E. "La Pampa gringa" Capítulo II.
Buenos Aires: Editorial Sudamericana. 1983 - Girbal, N. "Los centros agrícolas en la
provincia de Buenos Aires" Selección. Buenos Aires: Fundación
para la
educación, la ciencia y
la cultura.
1980 - Hobsbawn, E. "La era del capital, 1848 –1875"
Capítulo II. Buenos Aires: Editorial Crítica.
1999 - Roccatagliata, J. "Los ferrocarriles en Argentina. Un
enfoque geográfico" Capítulos II y III. Buenos
Aires: EUDEBA. 1987
Autor:
German Torres
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