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Literatura Gauchesca (página 2)




Enviado por maru_vidal



Partes: 1, 2

La obra de Hidalgo puede clasificarse, en "Cielitos" y
"Diálogos patrióticos"; y en el aspecto
cronológico puede dividirse en dos grandes
períodos:

  • el uruguayo (1811-1816) que corresponde a su literatura de
    aspecto político
  • en Buenos Aires (1818-1822), que corresponde a lo que se
    denominó su "poesía expectante" y representa lo
    más maduro de su producción.

En los tres "Diálogos patrióticos" (que tienen
como personajes a Jacinto Chano y a Ramón Contreras),
Hidalgo ensayó una primera aproximación al diálogo o
entonación (elemento fundamental de la futura
poesía gauchesca) que consiste en la apropiciación
culta y autorizada de las célebres payadas populares
anónimas. Todo ello lo ubica como uno de los precursores
fundamentales del género
gauchesco.

Hilario
Ascasubi

Nació en Fraile Muerto (hoy Bell Ville), provincia de
Córdoba; a los 12 años se embarcó hacia
Estados
Unidos. Pero el barco acabó en Lisboa, de donde
escapó a Inglaterra
primero y a Francia
después, para volver finalmente a América.

En 1825, ya en Buenos Aires, se enroló en las fuerzas
unitarias del general Lamadrid. En 1892 pasó a Montevideo
con el general Lavalle y regresó a Buenos Aires, donde fue
apresado por la policía de Rosas, a fines de
1830. Dos años después (1832), escapó de la
cárcel, cruzó el Río de la Plata y se
instaló en Montevideo, donde residió hasta la
caída de Rosas, veinte años más tarde. Fue
justamente en Montevideo, a los veintiséis años,
donde Ascasubi, afirmado en la tradición iniciada por
Bartolomé Hidalgo, escribió y publicó sus
primeros poemas
gauchescos. Emprendía así una eficaz carrera de
libelista, que tuvo como centro casi exclusivo de sus ataques la
figura de Rosas y el rosismo.

"Amenaza de un mashoquero y degollador de los sitiadores de
Montevideo dirigida al gaucho Jacinto Cielo, gacetero y soldado
de la Legión Argentina, defensora de aquella plaza:

Mirá, Gaucho salvajón,
que no pierdo la esperanza,
y no es chanza,
de hacerte probar qué cosa
es Tin Tin y Refalosa.
Ahora te diré cómo es:
escuchá y no te asustés;
que para ustedes es canto
más triste que un Viernes Santo,
Unitario que agarramos
lo estiramos;
o paradito nomás,
por atrás,
lo amarran los compañeros
por supuesto, mashoqueros,
y ligao
con un maniador doblao,
ya queda codo con codo
y desnudito ante todo.
¡Salvajón!
Aquí empieza su aflición.
(…)
Cuando creemos conveniente
después que nos divertimos
grandemente, decidimos
que al salvaje
el resuelto se le ataje;
y a derechas
lo agarra uno de las mechas,
mientras otro
lo sujeta como a un potro
de las patas,
que si se mueve es a gatas."

Hilario Ascasubi, Paulino Lucero, a los gauchos del Río
de la Plata cantando y combatiendo contra los tiranos de las
Repúblicas Argentinas y Oriental del Uruguay.

En 1833 publicó (muy inspirado en "Diálogo
patriótico interesante", de Hidalgo) un diálogo
entre los gauchos orientales Jacinto Amores y Simón
Peñalva, quienes hablan sobre las fiestas cívicas
celebradas ese año en Montevideo. Desde entonces y hasta
1851 realizó una perseverante campaña contra el
rosismo, bajo diversos seudónimos, aunque predominó
el de Paulino Lucero. Toda la obra de este período fue
recopilada en dos volúmenes bajo el título de
Trobas de Paulino Lucero.

Escribió prosas y poesías
gauchescas contra Urquiza y la Confederación, en un
periódico unipersonal titulado Aniceto el
Gallo; Gaceta Joco-Tristona y Gauchi-Patriótica, que
alcanzó catorce números y un boletín entre
1853 y 1859.

Por otra parte, Ascasubi había emprendido, hacia 1850 y
aún en Montevideo, la escritura de
un extenso y ambicioso poema: Los mellizos, luego conocido como
Santos Vega.

Alojado en París ordenó y publicó su
poesía, en tres volúmenes; el último de
ellos, Santos Vega, o los Mellizos de la Flor, rasgos
dramáticos de la vida del gaucho en campañas y
praderas de la
República Argentina, es seguramente su obra más
ambiciosa, pero enriquecida por algunos de los más altos
logros poéticos de su autor.

Sin embargo, fue en los poemas de Paulino Lucero donde
Ascasubi logró versos más expresivos, entre los que
se destaca el poemas "La Refalosa", en que un mazorquero le
cuenta al gaucho Jacinto Cielo el tormento y degüello a que
son sometidos los unitarios caídos en sus manos.

Estanislao
del Campo

Es autor consagrado por una sola obra: Fausto, impresiones del
gaucho Anastacio el Pollo en la representación de esta
ópera. Se trata de un poema altamente representativo de un
período muy singular de la literatura gauchesca: el de su
convergencia con la poesía culta. Por otra parte fue,
después del Martín Fierro de José
Hernández, el más popular poema gauchesco del siglo
XIX.

Hijo del coronel Estanislao del Campo, fue mitrista y
peleó en defensa de Buenos Aires contra la
Confederación, en las batallas de Cepeda y Pavón.
Debido a la gran admiración literaria y personal que
sentía por Hilario Ascasubi (y más como un
pasatiempo que como un oficio o profesión), decidió
adoptar un seudónimo, Anastacio el Pollo, evidentemente
derivado del Aniceto el Gallo de Ascasubi. Las primeras
composiciones de Anastacio del Pollo aparecen en la
publicación Los Debates y fueron efusivamente saludadas
por Ascasubi, reconocimiento que fomentó entre ambos
autores una simpatía poética y política.

"En un overo rosao
flete nuevo y parejito,
caiba al bajo, al trotecito
y lindamente sentao,
un paisano de Bragao,
de apelativo Laguna:
mozo jinetazo ¡ahijuna!
Como creo que no hay otro,
capaz de llevar un potro
a sofrenarlo a la luna.
¡Ah, criollo! Si parecía
pegao en el animal,
que aunque era medio bagual,
a la rienda obedecía,
de suerte que se creería
ser no sólo orrocinao,
sino también el recao
de alguna moza pueblera:
¡Ah, Cristo! ¡Quién lo tuviera!…
¡Lindo el overo rosao!
Como que era escarciador,
vivaracho y coscojero,
le iba sonando al overo
la plata que era un primor:
pues eran de plata el fiador,
petral, espuelas, virola,
y en las cabezadas solas
traia el hombre un
Potosí:
¡Qué…! ¡Si traia, para mí,
hasta de plata las bolas!"

Estanislao del Campo, Fausto, impresiones del gaucho Anastacio
el Pollo en la representación de esta ópera.

El poema narra el encuentro fortuito de Anastacio el Pollo y
su amigo Laguna, y el relato que aquél hace a éste
del pacto entre el Diablo y el Doctor que vio representado en el
teatro de la
ciudad. Es la obra más representativa de una época
de la poesía gauchesca: la de su autorreflexión
como género. La publicación de Fausto es
contemporánea a la del Lázaro de Ricardo
Gutiérrez y el Santos Vega de Hilario Ascasubi, obras que
significan una despolitización del género,
acompañadas de la voluntad de sus autores de ganar para la
literatura gauchesca al público culto de las ciudades.

La obra de Estanislao del Campo se completa con algunas
composiciones de aspecto romántico, de muy limitado valor,
reunidas por su autor en un volumen titulado
Poemas (1870).

José
Hernández

Fue soldado, periodista, funcionario público y
legislador, partidario de Urquiza y de las divisas del
federalismo.
Publicó Rasgos biográficos del general D. Angel
Peñaloza, texto con el
que se enfrenta por primera vez a Sarmiento, y que demuestra su
calidad como
cronista y su capacidad para la polémica. Publicó
también, Intrucción del estanciero; tratado
completo para la planteación y manejo de un
establecimiento de campo destinado a la cría de hacienda
vacuna, lanar y caballar, que, es como el anterior un escrito de
visible aspecto político.

El gaucho Martín
Fierro y La vuelta del Martín Fierro, son dos textos
conocidos en la actualidad como las dos partes de una misma obra,
que marca el punto
más alto y definitivo de la poesía gauchesca,
constituyéndose en una de las obras esenciales de toda la
literatura
argentina.

La primera parte puede leerse como un alegato contra los
abusos de la presidencia de Sarmiento. La notable
repercusión que obtuvo el poema alentó a
Hernández a realizar una segunda parte, siete años
más tarde, en la que la dureza de la primera deja lugar a
un cuadro más matizado y complejo del mundo rural.

"Aquí me pongo a cantar
al compás de la vigüela,
que el hombre que lo
desvela
una pena estraordinaria,
como la ave solitaria
con el cantar se consuela.

Pido a los santos del cielo
que ayuden a mi pensamiento,
les pido en este momento
que voy a cantar mi historia
me refresquen la memoria
y aclaren mi entendimiento.

Vagan santos milagrosos,
vengan todos en mi ayuda,
que la lengua se me añuda
y se me turba la vista;
pido a mi Dios que me asista
en una ocasión tan ruda.

Yo he visto muchos cantores,
con famas bien obtenidas,
y que después de adquiridas
no las quieren sustentar.
Parece que sin largar
se cansaron en partidas.

Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar,
nada lo hace recular
ni las fantasmas lo
espantan,
y dende que todos cantan
yo también quiero cantar.

Cantando me he de morir,
cantando me han de enterrar,
y cantando he de llegar
al pie del Eterno Padre.
Dende el vientre de mi madre
viene a este mundo a cantar.

Que no se trabe mi lengua
ni me falte la palabra.
El cantar mi logra labra,
y poniéndome a cantar,
cantando me han de encontrar
aunque la tierra se
abra.

Me siento en el plan de un
bajo
a cantar un argumento.
Como si soplara un viento
hago tiritar los pastos.
Con oros, copas y bastos
juega allí mi pensamiento.

Ya no soy cantor letrao,
mas si me pongo a cantar
no tengo cuándo acabar
y me envejezco cantando;
las coplas me van brotando
como agua de
manantial."

José Hernández, El gaucho Martín
Fierro

Martín Fierro presenta pequeñas pero
significativas modificaciones formales: el poema está
escrito en versos octosílabos, pero mientras que la
tradición agrupaba en décimas (estrofas de diez
versos, como las usaba Ascasubi) o en cuartetas (estrofas de
cuatro versos, como las usaba Estanislao del Campo);
Hernández utiliza la sextina (agrupamiento de seis versos)
que posibilita a su vez el agrupamiento de los versos en pares.
Estos pareados, logran cierto mimetismo con las formas del habla
gauchesca, según las caracterizaba Hernández: falta
de enlace en las ideas, en las que a veces no existe una
sucesión lógica
sino una revelación oculta y remota.

A estos desvíos con respecto a la tradición debe
sumarse la impactante información política del texto de
Hernández. Por un lado esto representa una evidente
modificación con respecto a los textos de Del Campo,
Gutiérrez y el último Ascasubi, pero también
con respecto a los poemas literarios de Hidalgo y a los
partidistas del primer Ascasubi.

Hernández logró una obra más contundente
en el terreno político que la de sus antecesores
gauchi-políticos y, al mismo tiempo, de
mayor alcance y valor literario que la de quienes habían
pretendido estetizar la poesía gauchesca.

En cuentos como
"El fin" o "Biografía de Tadeo de
Isidoro Cruz", Jorge Luis Borges
recupera y desarrolla argumentos del Martín Fierro, pero
también relata por escrito junto a Adolfo Bioy Casares en
"La fiesta del monstruo" un marcado carácter político inspirado
visiblemente en "La Refalosa" de Hilario Ascasubi.

Esta misma obra está asimismo en la base de la novela El
fiord de Osvaldo Lamborghini. Leónidas Lamborghini en su
libro
Tragedias y parodias, hace una libre relectura de Fausto de
Estanislao del Campo, mostrando que a fines del siglo XX, la
poesía gauchesca sigue siendo un elemento de
reflexión para los escritores argentinos.

Mi
opinión

Así vemos que la literatura gauchesca, a mi parecer, es
base de cuentos prácticamente modernos (teniendo en cuenta
que los cuentos mencionados en el párrafo
anterior fueron publicados en el período que abarca de
1944 a 1955) y que en la misma literatura quedó plasmada
la figura del gaucho, quien prácticamente el día de
hoy es uno de los distintivos de nuestro país, al igual
que el libro que desencadenó el reconocimiento del gaucho
(El ya analizado, Martín Fierro).

Pero tampoco debemos olvidar, lo que algunos (como yo)
mediante este estudio conocimos: la tradición de la
literatura gauchesca; ya que el logro de una obra tan maravillosa
y significante como lo es El gaucho Martín Fierro se debe,
obviando que Hernández era un muy buen escritor, a que la
literatura gauchesca fue perfeccionándose con el correr
del tiempo (desde su "iniciador", Bartolomé Hidalgo, hasta
José Hernández) y la edición
de múltiples obras fue adaptándose y
formándose de manera de lograr dejar una huella en la
historia de la
literatura argentina, y prácticamente una base en cuentos
que estén dedicados a la narración de un
acontecimiento entre dos personas o quizás más;
empleando términos que forman parte del vocablo actual de
una sociedad (en
aquel tiempo el vocablo utilizado por el gaucho, en nuestros
tiempos podría decirse que el vocablo utilizado por el
argentino-"yanquizado").

Bibliografía

  • Enciclopedia de la Argentina (volumen 2), Ediciones
    CREDIMAR, S.R.L.
  • Diccionario Ilustrado "Larousse", Ediciones Larousse
    Argentina S.A.
  • Diccionario de Biografías (volumen I), Ediciones
    CREDIMAR

 

 

Marü Vidal

 

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