Análisis
nacional – Análisis particular – Región Santa
Fe Capital
–Soluciones
- Introducción
- El problema
nacional - Región Santa Fe
Capital - Situación
futura - Propuesta de generación de
empleo - Apoyo a la inversión empresaria y la
generación de empleo genuino - Conclusiones
- Apéndice. Publicaciones del autor, en
distintos medios de
comunicación
Los cambios producidos en los
distintos procesos
económicos del mundo, trajeron consigo por un lado, el
progreso, y por el otro, inconvenientes a los agentes
económicos de la sociedad.
La globalización de la economía, como
consecuencia de la pérdida de fronteras económicas
producida por la despersonalización del capital y su
desnacionalización, el avance de la investigación tecnológica y su
aplicación por parte de la industria en
particular, todo esto, sumado a la Revolución
de los Servicios,
hacen inevitable el desplazamiento de la mano de obra
especializada y no especializada, marginándola en muchos
casos a un estado de
supervivencia.
Nuestro país, que
rompió los esquemas tradicionales y se abrió e
integró a la realidad económica mundial, en una
decisión no acompañada del verdadero significado
que ello representaba, tampoco es ajeno a todo este proceso de
modernización de los sistemas
productivos.
La subvención del Estado
Protector, ocultaba el desempleo real existente en la
economía nacional, el cual quedó al descubierto con
el nuevo orden económico.
Esa apertura revolucionó
los servicios en la Argentina y las
modernas técnicas
de promoción, crearon en el inconsciente de
los individuos, la necesidad del consumo
desmedido mas allá de sus posibilidades
reales.
Como consecuencia de ello se nota
en los últimos años el ingreso masivo de la mujer y de los
jóvenes al mercado del
trabajo, modificando la estructura
ocupacional histórica de la Argentina.
Se suma a toda esta
problemática la migración
interna, producto de la
concentración en las grandes urbes y la inmigración proveniente de países
limítrofes, con marcados bolsones de pobreza y
situación económica extrema.
El trauma producido por el brusco
cambio de las
reglas de juego
económicas, sumado a la idiosincrasia propia del argentino
medio, hacen inviables la implementación de soluciones
adoptadas en otros países para revertir la actual
situación de marginalidad.
La Sociedad Argentina, que
creció a la sombra de un Estado Nacional protector, no
asume en toda su dimensión el desafío de ingresar
al nuevo orden mundial y sigue a la espera de soluciones
mágicas oficiales que modifiquen la coyuntura
actual.
Desde todos los sectores de la
comunidad, se
reclaman cambios pretendiendo soluciones de orden nacional,
global, -por parte de las autoridades gubernamentales- sin tener
en cuenta las realidades de cada una de las regiones que
conforman nuestro país, en razón de las características sociales,
económicas, culturales y las posibilidades de acceso o no
a los grandes centros de producción y/o consumo de cada una de
ellas.
En el presente trabajo se realiza
un análisis global y regional -Santa Fe Capital- del
problema de la desocupación y la exposición
de algunas alternativas que se consideran viables para paliar
este flagelo que afecta a la humanidad en su conjunto y a la
Argentina en particular, en las puertas del siglo
XXI
Durante varias décadas, la
Argentina vivió de espaldas a la realidad mundial, en una
economía de puertas adentro, con un sistema que
compartía la participación del capital privado y el
estatal como agentes del crecimiento
económico.
El estado y su filosofía de
estatización de empresas
consideradas estratégicas, y la absorción de otras
en cesación de pagos, como política de
preservación de las fuentes de
trabajo generó un mercado productivo y de consumo cuya
relación era El estado compra, la empresa
privada vende. Situación que todavía persiste
en algunas Provincias y Municipios.
El sistema funcionó
mientras podía financiarse el déficit fiscal con
emisión monetaria y su consecuencia lógica:
la inflación. Este hecho económico traía
consigo uno de los perjuicios mas graves de la economía:
la Hiperinflación, que unida al descontrolado manejo de
los fondos públicos y la discrecionalidad en los gastos,
demostró que los sistemas de reparto en general, no puede
subsistir indefinidamente.
El adoptar un nuevo sistema
económico, más acorde a los requerimientos de un
país que necesita ser parte del mundo, hizo necesarios los
cambios productivos, tanto desde la privatización de Empresas del Estado como
de incorporación de tecnología en los
procesos, adecuando sus estructuras de
costos para
poder salir a
competir con el mercado mundial, con la consecuencia
lógica de expulsión de mano de obra, y la
incorporación de mentes ágiles, dinámicas y
de adaptación a las nuevas condiciones (profesionales,
investigadores, etc.)
LA GLOBALIZACION DE LA
ECONOMIA
Este ingreso al nuevo orden, la
necesidad de mantener una moneda estable -sin evaluar su
paridad-, permitieron el ingreso masivo de capital externo,
produciendo un explosivo crecimiento de los grupos
económicos, muy fuerte en los rubros más
competitivos, transformando empresas que poseían un
equilibrio
Capital-Mano de Obra, en empresas de neto Capital
Intensivo.
Aquellas empresas nacionales, que
no aceptaron el desafío del cambio, sucumbieron o bien
transfirieron sus paquetes accionarios a capitales externos o a
otras empresas de capital nacional que vieron necesaria su
expansión.
El desplazamiento de mano de obra
fue importante; pero mucho mas determinante de la
problemática laboral, fueron
las consecuencias que trajo el avance de estos grupos sobre el
mercado consumidor, no
solo sobre el tradicional, sino avanzando también sobre
zonas en que su penetración era
mínima.
Si tenemos en cuenta que el grueso
de la población depende laboralmente de las
PyMES, la
expansión de las grandes empresas, haciendo sucumbir en
muchos casos la existencia de esas PyMES, actuó como un
boomerang sobre ellas misma al romperse el equilibrio necesario
entre la oferta y la
demanda.
La estatización y
absorción de empresas por parte del Estado y un mercado
que consumía cantidad, no calidad y
precio, no
exigió la eficientización empresaria, ya sea
estatal o privada.
Así presentada la
situación, se ocultaba una realidad: La
desocupación verdadera por una población sub
ocupada, subvencionada directamente por el déficit fiscal
e indirectamente por toda la comunidad a través de la
carga impositiva.
Los procesos de
privatización de los entes estatales y la
conversión de las empresas privadas, fue necesaria para
competir con la apertura económica, desnudando esta
situación que nos hace ver la realidad de nuestra propia
economía.
Los retiros voluntarios
implementados por el Estado, no
hicieron más que demostrar la falta de capacitación y educación de
lostrabajadores, que bajo una estructura cómoda, pensaron
que con dicha indemnización conseguirían la
panacea, y en el mejor de los casos generaron una
proliferación de microempresas
de las denominadas cuentapropistas, sin capacidad empresaria, con
el siguiente endeudamiento hacia el Estado -vía impuestos– y con
terceros como resultado de la actividad que emprendieron
–proveedores
– bancos-.
Esta situación de
expulsión de mano de obra, no fue acompañada por un
nuevo programa de
capacitación para la nueva realidad que iban a vivir quien
eran los directamente afectados, unido a un proceso que durante
muchos años fue eliminando la especialización en
determinados oficios, que de producirse una reactivación
son imprescindibles en cuanto a su utilización -más
visible en la industria de la construcción-.
LA REVOLUCION DE LOS
SERVICIOS
Así, como el siglo XIX se
identifica como el de la Revolución
Industrial, el fin del siglo XX se caracterizará como
el inicio de la Revolución de los Servicios -con todo lo
que conlleva el nombre "servicios"-.
El confort y la necesidad del
consumo desmedido, llegó a la Argentina del brazo de la
apertura, de la innovación tecnológica, de la
información y de la estabilidad
económica que la nueva generación de los argentinos
no disfrutaba.
Creado el consumo como una
necesidad imprescindible y la posibilidad de comprar en cuotas
"una mejor calidad de
vida", motivó a la mujer y a los
jóvenes a decidirse a ingresar a una edad más
temprana al mercado de la oferta laboral, rompiendo la
histórica estructura familiar nativa, "el hombre
trabaja la mujer atiende el hogar y los hijos, y estos
estudian".
Además de las consecuencias
de desintegración y comunicación familiar que ello trae
consigo, producto de la falta de tiempo en
común.
LA MIGRACION INTERNA Y LA
INMIGRACION
El fin de la actividad protectora
del Estado, que a través de distintos sistemas
-según el gobierno de
turno-, cubría las necesidades básicas del sector
denominado "marginal", provocó que quienes constituyen
dichos sectores vieran insatisfechas sus necesidades y
emprendieran su camino hacia los grandes centros productivos, en
razón de la baja o nula actividad económica del
lugar de origen, produciendo asientos marginales, con total y
absoluta carencia de servicios básicos y consecuentemente
engrosando los índices de desocupación de las
ciudades donde eligieron asentarse, situación ésta
que tiende a agravarse con el transcurso de los años, por
la incorporación dentro de los índices, de los
niños y
adolescentes
que la integran.
La inmigración que se
produce desde los países limítrofes, aportó
mano de obra al mercado de trabajo, que desplazó a la mano
de obra local, al permitir en cierta forma su explotación
a través de bajos salarios, altas
jornadas laborales y condiciones de vida precarias o hacinadas
-por su característica de ilegalidad-. Situación
ésta que en cierta forma son más benignas que en su
país de origen.
LA LEGISLACION
LABORAL
Las Leyes que regulan
la actividad laboral, fueron evolucionando a partir de la
década del 50, brindando en su espíritu una
protección de los llamados derechos del trabajador, que
a veces eran más beneficiosas para aquellos que hicieron
de las mismas "un medio de vida"
Esta actitud
existió en nuestro país, en forma tan extrema, que
en vez de integrar (verdadera esencia de la legislación
laboral), dividió a la sociedad en explotadores y
explotados.
En la Argentina actual,
descubrimos tarde que solo trabajando bajo un mismo objetivo,
defendiendo criteriosamente los intereses de cada uno de los
sectores involucrados, es la única forma de
crecer.
La llamada flexibilización
laboral, junto a todas las modificaciones de las leyes laborales
no ha sido suficiente hasta hoy, para dar confianza a los agentes
económicos capaces de generar empleo,
todavía no muy convencidos del nuevo rumbo
económico.
La desregulación de
determinados beneficios, la privatización de otros, una
legislación acorde con los requerimientos de ambas partes
(obreros-empresarios); son el inicio de un cambio que ya se viene
operando en otros países, algunos de los cuales fueron
espejo de nuestras decisiones de política
laboral.
Un país como La Argentina,
con grandes dimensiones territoriales, diferencias
climáticas extremas, densidades demográficas muy
disímiles y aspectos culturales y sociales diferentes,
producto de inmigraciones de distintos orígenes con
preeminencia europea, que se fueron diseminando por todo el
territorio integrándose en algunos casos a la
población nativa y en otros utilizando a la misma para el
progreso de su colectividad, llevaron a que en la actualidad se
presenten particularidades únicas en cada una de las
regiones geográficas, que no siempre coinciden con los
límites
que marca la geografía, sean estos
Provinciales o Municipales.
Cada región fue creciendo a
la sombra de pioneros y visionarios que aprovechando, a veces, la
materia prima
zonal y las posibilidades de instalar unidades productivas, con
mucho entusiasmo y no poca dedicación y trabajo,
transformaron pequeñas aldeas en ciudades florecientes,
que en la actualidad son capitales de provincias o capitales de
polos de desarrollo.
Este proceso no obedeció a
un proyecto de
país ya establecido, sino, fue creciendo de acuerdo a las
posibilidades de cada una de las regiones y generalmente cerca de
accidentes
geográficos que facilitaban el crecimiento de su
actividad.
La densidad
demográfica de cada región y su dependencia o no de
las grandes urbes, determinó el techo de crecimiento de
las comunidades regionales, que en una economía de puertas
hacia adentro, les permitió subsistir en el
tiempo.
La evolución de las comunicaciones, mejores rutas, eficientes y
rápidos medios de
transporte,
permitieron que las grandes estructuras económicas
avanzaran sobre los mercados
regionales, iniciando una competencia
desigual entre ellas y las PyMES.
ANALISIS DE LA PROBLEMÁTICA REGIONAL
DE DESEMPLEO
El crecimiento del país, ya
desde la época colonial, corre paralelo al Río
Paraná, que funcionaba como una vía de
comunicación lógica por el desarrollo naviero de la
época y un ramal que pasando por la ciudad de Rosario,
comunicaba a Buenos Aires con
Córdoba, Mendoza y Chile.
Santa Fe, fue el punto extremo de
la región noreste de ese crecimiento y desde entonces, se
destacó como una ciudad mercantil con gran actividad
portuaria, de la que dependía toda la mesopotamia, el
norte del litoral y el centro-norte del
país.
La concentración de la
actividad administrativa como consecuencia de ser la sede del
Gobierno Provincial, unida a la existencia de un importante
centro de Capacitación de Estudios Terciario y
Universitarios, fue también fuente de absorción de
mano de obra.
Otro factor identificatorio de
ésta ciudad, fue su liderazgo
nacional como polo intelectual tecnológico, que no solo
incorporó mano de obra de investigadores, sino
también, la de los propios profesionales en tareas como
docencia y capacitación
La decisión de estudiantes
provenientes de distintos puntos de la zona, al radicarse en la
ciudad luego de obtener su título, incrementaron la
población capacitada que conforma el mercado de oferta
laboral en esta franja.
La instalación de
terminales automotrices, los profesionales egresados de los
centros de estudios de la zona, sumado acircunstancias de
expansión económica, incentivaron a emprendedores a
generar una importante actividad industrial, con la
particularidad de abarcar sectores productivos satélites
o en carácter
de subsidiarias.
Santa Fe Capital, fue durante
mucho tiempo la amalgama de actividades ideales para una ciudad:
La
administración central, los institutos de
capacitación e investigación tecnológica, un
puerto activo, el sector comercial en expansión continua y
una industria con grandes expectativas de
crecimiento.
En definitiva, la posibilidad de
lograr un crecimiento regional sólido y propio,
dependiendo únicamente con la necesidad de contar con
materia prima
de extra zona.
Favorecido por la deficiencia de
las comunicaciones, tanto viales como de medios de transporte,
que evitaban la competencia en la zona de dependencia, la
actividad económica santafesina estructuró todo sus
sistema de comercialización en una región de
aproximadamente 50.000 Km2, con una población actual de
1.900.000 habitantes.
Los costos de
comercialización y distribución, eran agregados a los ya altos
precios de
venta, que las
distintas zonas pagaban al no tener opción alguna -este es
un ingrediente de la problemática de otras
regiones-.
Los empresarios santafesinos, al
igual que sus colegas nacionales, convencidos que las políticas
económicas que se generaban en la Nación
no sufrirían grandes modificaciones en sus fundamentos,
maravillados por el crecimiento logrado y con una gran cuota de
conformismo, optaron por mantener sus estructuras, sin necesidad
de pensar en nuevos mercados.
CONSECUENCIAS DE POLITICAS NACIONALES Y
PROVINCIALES
Así, cuando todo
parecía inalterable y la posibilidad de crecimiento
mínimo estaba garantizado, Santa Fe entra en una etapa de
regresión económica.
Por intereses y/o desconocimiento
y/o falta de un proyecto nacional y regional, se fueron adoptando
medidas políticas que desactivaron el puerto hasta llegar
a una paralización total de actividades con todas sus
consecuencias económicas directas e
indirectas.
El cese de actividades de la
terminal automotriz instalada en la zona, que contaba en planta
con más de 3.000 empleados, arrastró consigo a las
370 pequeñas y medianas empresas proveedoras de insumos y
subproductos.
La inauguración del
Túnel Subfluvial, provocó que el mercado cautivo
extra provincial más cercano a Santa Fe, comenzara abuscar
nuevos lugares de provisión.
La autopista Santa Fe-Rosario mas
que beneficiar a Santa Fe, trajo aparejado un fácil y
rápido acceso, desde y hacia las zonasde dependencia, de
las principales empresas del país, que comenzaron a
avanzar sobre los mercados del interior.
Cuando Santa Fe trataba de
recomponer su estructura, readaptaba sus estrategias de
comercialización para la mesopotamia, la
inauguración del complejo Zarate-Brazo Largo, le
complicó mucho más el mercado.
No escapa Santa Fe Capital a la
problemática nacional, agravada por las situaciones
particulares antes mencionadas que la llevan a ostentar una de
las más altas tasas de desocupación del
país, producto de esta drástica modificación
de las condiciones económicas
históricas.
La migración interna, que
fue bien recibida en su momento por la necesidad de incorporar
mano de obra "no calificada", es en este momento un problema de
difícil solución al seguir recibiendo familias del
norte del país en busca de subsistencia en la gran
ciudad.
El sector industrial, compuesto
principalmente por PyMES, está en plena etapa de
reestructuración y crecimiento paulatino, luego de pasar
una etapa crítica, donde la expulsión de mano de
obra fue sumamente importante.
Se destaca actualmente el
crecimiento de la industria alimenticia y química,
acompañada por la industria metalúrgica proveedoras
de tecnología y plantas
denominadas llave en mano.
Actualmente el 2,08% de los
habitantes de Santa Fe realizan su actividad laboral en la
industria, cuando la media nacional es del 2,74%, lo que
significa que de concretarse medidas de apoyo a la actividad
productiva, Santa Fe podría incorporar mano de obra en
forma rápida a través de sus
PyMES.
Una de las mayores dificultades
que encuentra el sector productivo santafesino, común al
de todas las PyMES del interior del país, es la
posibilidad de incursionar en mercados masivos y en especial el
de Capital Federal, que posee una densidad demográfica de
14.827 habitantes por Km2, contra el mercado que
históricamente incursionó, como
mencionábamos, que es de 43,97 habitantes por
km2.
La descapitalización
producida en las empresas y la falta de políticas de apoyo
a las PyMES, o bien la imposibilidad de éstas de acceder a
líneas de créditos blandas, ya sea por sus propias
estructuras, requerimientos de garantías, etc., no les
permite tener recursos
necesarios para avanzar sobre dichos mercados.
Los factores que concurren a ello
además de lo enunciado, son: imposibilidad de armar
estructuras de comercialización adecuadas, capacidad de
inversión en materia prima para stock,
políticas de promoción, acceso a modificaciones
tecnológicas de punta por falta de créditos
acordes, etc.,. No obstante ello, sus actuales estructuras poseen
capacidad productiva ociosa.
Es un principio económico,
con solo muy pocas excepciones, que las empresas deben primero
hacerse fuertes en su mercado, en este caso la región, y
una vez posicionadas y asegurado su punto de
equilibrio, avanzar sobre nuevos mercados, ya sean estos
nacionales o internacionales.
Esta es una problemática
que las empresas santafesinas deben superar con no muy pocas
dificultades.
La comunidad santafesina, por la
situación privilegiada de su momento, encontró
satisfecha sus necesidades a través del abanico de
productos
existentes en el país sin valorar en toda su
dimensión, como otras comunidades, lo que la región
producía.
Esto permite la competencia, no
solo de las marcas
líderes que se lanzaron a ocupar el mercado nacional con
mayor intensidad, sino también con productos de PyMES de
localidades cercanas que ven en ésta ciudad de densidad
demográfica intermedia las posibilidades para abastecerlas
productivamente.
Las grandes empresas no encuentran
dificultades en avanzar sobre el mercado interno, al representar
este un pequeño porcentaje sobre su volumen de venta
total.
El aspecto publicitario, con el
nacimiento de juegos,
sorteos y obtención de beneficios por parte de los
consumidores, se ha instalado en los hogares de los argentinos,
provocando una desviación en cuanto a los conceptos de
consumo, priorizando los beneficios adicionales por sobre la
necesidad de calidad y precio de los bienes y
servicios que se adquieren.
En este nivel de competencia, las
PyMES de nuestra zona no pueden competir en razón de los
costos de difusión que tienen esas campañas que
llevan adelante las grandes empresas nacionales o
internacionales.
En muchos casos, este nuevo nivel
de competencia ha llevado a muchas empresas de esta zona a que
cierren sus puertas, obien, se conviertan en meros vendedores de
esas grandes empresas, con la consiguiente expulsión de
mano de obra.
Como consecuencia de perderse la
continuidad productiva y desplazarse la mano de obra de las
empresas, proliferaron las microempresas unipersonales de venta y
servicios, llámese pequeños almacenes,
kioscos, servicios de remises, etc., como forma del desempleado
de superar la coyuntura. La mano de obra especializada
experimentada, es casi un imposible de recuperar otra vez a la
actividad específica, por cuanto la atención de esas microempresas, le
reditúa como mínimo, lo que puede percibir en
una empresa de
producción seriada, donde tiene que cumplir horarios,
controles y presiones externas.
Esta nueva forma de trabajo,
adaptada por los expulsados de las actividades productivas
empresarias, han ido generando endeudamiento con el Estado a
través de la morosidad impositiva, que en la
mayoría de los casos es incobrable; o bien con el sistema
financiero y proveedores, generando como primera
consecuencia, juicios de cobro, pérdida de bienes y
competencia en cierto modo ilegal, ya que sus costos son menores
a los de quienes se preocupan por mantener su empresa dentro de
la normativa legal.
La capacitación
práctica de jóvenes que se iniciaban en las
empresas y aprendían un oficio o completaban su
capacitación teórica, por falta de una
legislación adecuada, no pudo continuarse, rompiendo las
cadenas de reemplazo natural.
La educación secundaria, no
dirigida a formar para el trabajo,
creó en los jóvenes la meta de
completar una carrera terciaria, seducidos también por la
facilidad que Universidades de la región le ofrecen una
variada cantidad de carreras profesionales, las que en muchos
casos son partes de otras de mayor complejidad.
Este conjunto de razones, hace que
en este momento Santa Fe, posea un alto grado de profesionales
independientes, importante cantidad de mano de obra no
capacitada, y sea casi nula, la capacitada para tareas
productivas y/o mandos medios de las empresas.
Si bien esto no es exclusivo de
ésta región, las situaciones de cultura
vividas en las décadas del 70 y 80, demuestran hoy sus
consecuencias. La obsesión de los padres para que sus
hijos estudien una carrera universitaria bajo el precepto no
tenga que vivir situaciones iguales a ellos, también
coadyuva a la inexistencia de mano de obra denominada
industrial.
Todo ello ha llevado a que en
muchos casos se produzca la ruptura familiar, producto de
innumerables situaciones, viendo la mujer la necesidad de
incorporarse a la actividad laboral en cualquiera de sus variables,
unido ello al nacimiento de un movimiento que
prioriza la actividad laboral de la mujer por sobre su familia, haciendo
hincapié en aspectos sociales e intelectuales, sin
importar a veces los límites y las consecuencias de
ello.
POLITICAS DE APOYO A LAS
PyMES
Los distintos sectores de la
economía que deben orientar la capacidad de
generación de nuevos mercados y con ello mayor
producción y por ende mayor demanda de mano de obra, no
han delineado una política acorde a las necesidades de
crecimiento regional -cualquiera sea ésta-, que permita
vislumbrar un crecimiento de las PyMES, histórica y
estadísticamente fuente generadora de empleo
genuino.
El sector oficial, más
preocupado en el cierre de las cuentas fiscales,
a través de aumento de tasas y derechos, creando multas y
actualizaciones desmedidas, no se reconvierte ni ve como
objetivo válido la necesidad de invertir para
ganar, excepto una política de generación de
Obras Públicas de mediana envergadura que favorecen
más a la Gran Empresa Nacional o Internacional, que a las
PyMES regionales.
El sector financiero no asume
riesgos en su
actividad empresaria, ya que el mercado le exige condiciones y
requisitos más allá de los fiscales y
previsionales, imposibles de cumplir justamente por las
características de las empresas. Niveles de
facturación, capacidad de garantía, cuantía
de personal en
relación de dependencia que no tienen en cuenta la
región y que son delineados dentro de un contexto
económico totalmente distinto, son algunas de las
exigencias.
Como se puntualizó
anteriormente, Santa Fe fue siempre una ciudad abierta a todas
las demás regiones del país, situación que
no tiene reciprocidad en las demás ciudades
fundamentalmente en las vecinas de provincias
limítrofes.
Actualmente, algunas provincias y
municipios poseen una política de protección a sus
empresas nativas, a través de legislación
bromatológica, de control
sanitario, requisitos impositivos, etc. , creando verdaderas
barreras ocultas que funcionan como aduanas internas,
con controles extremos de productos y cobro de aranceles por
ingreso a sus territorios que dificultan la
comercialización extra zona, y en este caso de la
región Santa Fe, sobre la cual se basa éste
análisis.
NUEVAS VIAS DE
COMUNICACIÓN
La realización de obras
públicas de infraestructura, tales como nuevos puentes y
caminos, modifican substancialmente las economías
regionales, ya sea por dejar de ser paso obligado de
tránsito, por aislar los mismos de los centros urbanos,
como por la incomunicación que producen a determinadas
localidades o regiones.
Si bien en un corto plazo
-mientras dura la obra-, esa zona ve incrementada su actividad
económica, el resultado en el largo plazo es una
modificación estructural de la región
transformándola en totalmente improductiva y
onerosa.
Por ello, si bien la
creación de nuevas vías de comunicación
vial, hacen al desarrollo del país y agiliza determinadas
actividades económicas, no tenemos que dejar de analizar
las consecuencias posteriores que de las mismas devienen, ya que
facilitar el tránsito internacional, puede traer consigo
la inactividad de ciudades, que a la postre hacen renacer los
problemas de
migración interna que se expusiera
anteriormente.
MONOPOLIOS Y
MEGAMERCADOS
Sabemos que a lo largo de la
historia del
mundo la existencia de monopolios -públicos y/o privados-
trajeron consigo grandes perjuicios a la economía, por la
falta de competencia dentro de un mercado abierto y
libre.
Esta manifestación de
poder, ha cambiado en la actualidad su denominación
transformándose en Megamercados, que no son sino una
variante de aquellos viejos monopolios, a pesar que detrás
de ello se pregone la tercerización de algunas
actividades, fundamentalmente las que no les son
rentables.
Avala esta posición, la
dependencia de los proveedores de materia prima y productos
terminados a los requerimientos e imposiciones que ellos
abastecen, demostrando su poder a través de la capacidad
de compra tanto en cantidades como en la fijación de
precios.
Las ciudades que no poseen grandes
estructuras industriales, ante la aparición de estos
nuevos modelos de
comercialización ciegan en ellos sus esperanzas de
crecimiento con la instalación de éste tipo de
comercios, sin importar que en el mediano o largo plazo su pobre
estructura -incluso gubernamental-, pasará a depender de
las decisiones que adopten sus propietarios generalmente
radicados a miles de kilómetros del problema, y cuyo
único parámetro es la rentabilidad
que produce su nueva boca.
Página siguiente |