Hoy se entiende que el hijo no es un átomo
aislado, o una mónada en el esquema de Leibnitz, una isla,
una molécula que fluctúa en el vacío.
Resurge la preocupación por los derechos de los
niños. Se busca el derecho a la identidad biológica
del hijo, como también las raíces culturales,
étnicas e históricas. Observa Donati: "En el pasado
era la sociedad la que imponía a la familia las
mediaciones que ésta debía ejercitar; hoy, es el
individuo el que goza del derecho de valerse de las mediaciones,
de hacerlas emerger y de valorizarlas"52. Observa además:
"Las más diversas investigaciones
ponen en evidencia que la familia media, en modo diverso del
pasado, una cantidad de relaciones y de posiciones sociales, que
lejos de ser menos importantes de un tiempo, son incluso
más decisivas para el destino social y la calidad de
vida"53.
Reconoce este sociólogo campos en donde el
desconocimiento se extiende en forma alarmante, especialmente en
el campo político, que debiera tener el mayor
interés, a no ser en circunstancias en que no pueden
ocultarse efectos y reacciones negativas54. Es acentuada la
separación en el campo educativo55.
Hay nuevas formas de mediación que proceden de un
descubrimiento más hondo de la familia, como sujeto y esto
particularmente en el campo de una visión humanizadora,
personalizadora, por ejemplo en todo lo que la familia representa
necesariamente para el crecimiento armónico del hijo: la
mediación del amor en el hogar, o el calor humano
en el acompañamiento del anciano y su rico aporte de
experiencia en la familia concebida en forma más amplia,
en cuanto a la solidaridad entre las generaciones56. La
"subjetividad" de la familia cuenta en gran medida para la
formación de la identidad personal del niño, el
cual necesita de un ambiente de
familia, como un derecho fundamental57.
Así las cosas, cabe decir que si se olvida, por
algunos aspectos la familia como bien social, surge el valor de
la familia, por otros, como un nuevo bien58. Todo esto que viene
a subrayar aspectos medulares de la mediación de la
familia, quizás puede liberar a la institución
familiar de otras mediaciones accidentales que el tiempo revela
como prescindibles, sin que se afecte ni el núcleo
familiar, ni el tejido social. Puede ser la familia transmisora
de unos valores, o centro de mediación que resulten
más decisivos para la calidad de la vida social y para la
ética pública. Coincide esta perspectiva con lo que
señala la Carta de los derechos de la Familia: "La familia
constituye, más que una unidad jurídica, y
económica, una comunidad de amor y solidaridad,
insustituible para la enseñanza y transmisión de valores
culturales, éticos, sociales, espirituales y religiosos,
esenciales para el desenvolvimiento y bienestar de sus propios
miembros y de la sociedad"59.
Se configura en las nuevas mediaciones una nueva
ciudadanía de la familia60. En tal sentido la
incorporación en la sociedad no se haría desde la
familia a la que se pertenece, (como en el pasado), como una
especie de pasaporte o carta de crédito, a partir de los "apellidos". Esta
etapa, en principio parece superada y si fuera así,
sería algo positivo. En cambio, la incorporación se
haría desde la identidad, la armonía del desarrollo
de la personalidad adquiridas sobre todo en la familia. No se
daría aquello de que hay quienes descansan "mientras sus
apellidos trabajan", sino por la calidad adquirida y lograda de
la calidad personal, de su capacidad, de su integridad. Es a esto
a lo que apunta que la familia es la primera escuela de virtudes.
En una nueva ciudadanía ocupa lugar destacado el conjunto
de nuevas relaciones en que la mujer sea ampliamente valorizada
con sus derechos y deberes y no como "sometida" a una dependencia
masculina que con razón temen algunos movimientos
feministas, (no en la versión radical). Es este un sector
en el cual se expresa algo más amplio, como es el respeto
de los derechos fundamentales de la persona humana, que en
referencia con la familia no se limita al reconocimiento de menos
derechos individuales61.
En términos de mediación para los valores
de auténtica humanidad en y desde la
familia, hoy se habla de los altos costos sociales del
no reconocimiento debido a la
institución familiar. Desde la sociología, Donati pone así el dedo
en la llaga: "Se puede
observar que de hecho, una cantidad creciente de
problemas sociales nacen de la falta
de reconocimiento y de apoyo de las funciones de
mediación social de la familia. Lo
testimonian el aumento de desagrado, de malestar, de las
enfermedades
mentales, de
drogadicción, de suicidios y tentativos de
suicidio en
los jóvenes, del mismo modo en
que es indicativa de carencias familiares la
persistencia de la dispersión en la
escuela…"62.
La sociedad moderna -observa el mismo autor- ha
intentado eliminar toda mediación
entre el individuo y la sociedad. Buscó la
autorealización del "puro individuo", en una
"sociedad abierta", hecha de meros individuos. Lo que ha
obtenido es perder el
individuo, y negada la mediación familiar,
dejarlo "sin casa", con graves consecuencias.
El "individuo" que fabricaron es débil, por lo
cual se dan cuenta ahora de la necesidad
de construir "ex novo", formas de mediación sin
las cuales no pueden existir ni
"sociedad" ni "sujeto humano"63. Se necesita de una
nueva casa en donde se vuelva a
colocar en toda su importancia la familia. No pueden
coherentemente quejarse de que
no funcione una "unidad – nosotros" universal, o ser
altruistas, cuando se niegan los
valores de la identidad de nosotros en la familia, en
las "pequeñas solidaridades
cotidianas""64. La familia es necesaria para la
supervivencia y existencia de la misma
ciudadanía política. Nadie puede dejar de
lado "una relación de confianza, de ayuda y de apoyo
primario en el curso de la propia vida"65.
Quedar "sin casa", sin familia por caprichos suicidas
del Estado, es dejar en la calle, en
la intemperie al ser humano y amenazarlo en la raiz de
su personalidad. Seamos
sinceros: esos individuos débiles son la prueba
del fracaso de hipótesis aventureras, de
una pésima antropología, de un
vacío insondable en la concepción del ser humano
como persona y de la misma sociedad. De no alterar a fondo tal
rumbo, ¿cómo evitar un colapso universal?. Este
peligro en un nivel universal o en una nación ha de
fortalecer la reacción saludable y la función
política y social de la familia66. Exige también
que sea reconocido el derecho de la familia de "poder contar con
una adecuada política familiar por parte de las
autoridades públicas en el terreno jurídico,
económico, social y fiscal,
sin
discriminación alguna" (Art. IX). Tiene la
familia derecho de existir y progresar como tal,
v.g., como familia (cf. Art. VI).
La sola aproximación a los individuos no basta,
pues desconoce "la subjetividad
familiar", la casa como centro y fuente de relaciones,
sin las cuales la sociedad se
pierde!.
Los costos sociales del no reconocimiento de las
mediaciones familiares, con los
obstáculos que tienen el peligro de inmovilizarla
políticamente y en su influencia social, lo repetimos,
tienen sus víctimas por excelencia en los niños.
Impresionan las
informaciones y datos que ofrece
la Revista
Concilium dedicada al tema, "¿Dónde
están los niños?", en torno de lo que
con razón se califica de "catástrofe
silenciosa"67,
más penosa cuanto contrasta con un abanico
imponente de soluciones posibles. ¿Cómo no
denunciar un terrible vacío de solidaridad y la falta de
voluntad política para aportar
remedios prontos?.
Registro
Civil, también llamado Registro Civil del Estado
—en cuanto organismo administrativo—, centro u
oficina en
cuyos libros se
harán constar los actos o hechos concernientes al estado
civil de los ciudadanos; atendiendo a su finalidad, es un
instrumento concebido para constancia oficial de la existencia,
estado civil y condición de las personas. En España es
una expresión abreviada, puesto que su nombre
histórico es Registro de los Estados Civiles.
En el Registro se inscribe el nacimiento, la
filiación, el nombre y los apellidos, las emancipaciones y
habilitaciones de edad, las modificaciones judiciales de la
capacidad de las personas o que éstas han sido declaradas
en concurso, quiebra o
suspensión de pagos; las declaraciones de ausencia y
fallecimiento, la vecindad y nacionalidad; la patria potestad,
tutela y demás representaciones legales, el matrimonio. Es
posible que el Registro Civil, como unidad, se encuentre
integrado por los registros
municipales, los registros consulares —que funcionan en el
extranjero— y el Registro central, en el que se
inscribirán los hechos para cuya inscripción no
sean competentes los otros registros, y aquéllos que no
puedan inscribirse, por concurrir circunstancias excepcionales
que impidan el funcionamiento del centro registral
correspondiente.
Al amplio fenómeno de una violencia
injusta que genera muerte, a unas desigualdades y desequilibrios
de oportunidades que cobra millones y millones de víctimas
inocentes (sin
contar la abominable matanza del aborto), una
eficaz movilización al alcance de la mano, posible,
podría dar una respuesta histórica: "Si se pusiera
a disposición de los
principales objetivos de
la política para el desarrollo una décima parte de
los medios
que en estos dos decenios han sido utilizados en el
mundo para los armamentos, hoy
viviríamos con poca o ninguna mala nutrición, con un
número mucho menor de
enfermedades y de invalidez, con un nivel de
alfabetización y de instrucción mucho
más
alto, con réditos más elevados"68. Se
fundamenta esta conclusión en datos del
Comité
Alemán para la UNICEF, sobre la situación
de los niños en el mundo69. El informe a
quealudo abre, por otros aspectos una puerta a la esperanza: "las
condiciones sanitarias
han mejorado en el mundo en el curso de los
últimos 40 años más que durante toda
la
precedente historia de la humanidad"70. "En la
última década, el emerger de la
niñez
como argumento de interés público y
político ha sido de verdad impresionante …
La
atención actualmente orientada a los niños
no se agota en el principio de que son "los
niños los ciudadanos más vulnerables" de
la sociedad o el "recurso más precioso de la
humanidad" … El siglo XXI pertenece a los
niños"71. Dilatemos el corazón, pues, a
la
esperanza!.
Hay otras formas de "pobreza" que cobran víctimas
en la niñez, como si se pasara un
rastrillo sobre sus espaldas y que no se limitan
sólo a cuestiones económicas o de salud
física y que son hoy objeto de estudio y de
análisis v.g. en Estados Unidos,
de tal
manera que, como reza un artículo, "La familia es
un "tema " liberal" allí. En el campo
político "los liberales se interesan, (es un
subtítulo) en las cuestiones morales. He
aquí
algunos dramáticos testimonios: "la prueba de
la pobreza
creciente de las madres solas
y del deterioro de la salud mental y
física de los niños, representa el factor
más
importante de este cambio de mentalidad. El crecimiento
del número de divorcios y de
nacimientos fuera del matrimonio es hoy considerado la
causa próxima que está detrás
de estas tendencias. Si se toma el dirvorcio: los
años 70 y 80 vieron un enorme
crecimiento del porcentaje de divorcios en Estados
Unidos. Actualmente se ubica en
torno al cincuenta por ciento …"72. Es enorme la
incidencia también en el deterioro
económico. Se alude a recientes investigaciones
que dan a entender que el divorcio
conduce a un grave deterioro económico73. Y
¡qué decir de los nacimientos fuera del
matrimonio!
Abundan los estudios serios sobre el impacto inclemente
de la ausencia de familia en la
niñez y en la juventud. ¿Cómo no
podrían sentirse gravemente interpelados los dirigentes de
un país, más allá de las denominaciones
políticas?. Se establece sin rodeos: "La
correlación entre el crimen en la edad de la
adolescencia y
la disgregación de la familia
es clara. Louis Sullivan, exsecretario del Departamento
de salud … refiere que más del
setenta por ciento de los jóvenes varones que se
encuentran en las cárceles provienen
de familias en las cuales faltaba el padre"74. En cambio
"los niños obtienen resultados
mejores cuando el compromiso personal y el apoyo
material de un padre y de una
madre, y cuando ambos progenitores cumplen con la
responsabilidad de quienes cuidan su misión con amor
… Indices crecientes de divorcio, de embarazos
extramatrimoniales,
y de ausencia de genitores, no son sólo
manifestación de estilos de vida alternativos,
sino de esquemas de comportamiento adulto que aumentan
el riesgo de consecuencias
negativas para el niño"75.
Estas informaciones apenas sumarias, extraidas de
fuentes de la
mayor credibilidad,
nos hacen ver la magnitud del problema y la necesidad de
fortalecer y de ayudar la
familia en el cumplimiento de sus capitales mediaciones
sociales, sin las cuales, (y no
es retórica apocalíptica), las
civilizaciones se desmoronan. Está en el centro
del
problema una cuestión de valores, de estilos de
vida, de comportamientos que inciden
en la sociedad a través de la familia existente o
ausente. Conviene, a todas luces, al
Estado, ayudar a la Familia, para que haya "una vigorosa
ética familiar". Galston76 cree
que una democracia justa requiere ciudadanos virtuosos y
la religión
es esencial para la
creación de la ética de la motivaciones77
que se nutren en la familia.
El tema del Encuentro mundial del Santo Padre con las
familias abre el corazón a la
esperanza.
Se mira al futuro con segura confianza, no obstante las
dificultades y la hostilidad
concertada, que entorpece la institución
matrimonial.
La esperanza nos sitúa en la perspectiva del
tercer milenio, que ofrece una ocasión para mirar al
pasado, para hacer balances, para recoger tantas lecciones de la
historia en el
peregrinar de la Iglesia bajo la mirada de Dios en el
seno de la humanidad, y sobre todo
para celebrar la fe con firmes compromisos, tomando en
las manos el futuro, que a Dios
pertenece, pero frente al cual hemos de tomar nuestra
responsabilidad. No podemos
desertar en las batallas decisivas de la
humanidad.
La familia "se vincula estrechamente con el misterio de
la Encarnación y con la historia
misma del hombre", observa el Santo Padre en la Carta
Apostólica Tertio Millenio
Adveniente (cf. n. 28), con ocasión del
Año de la Familia. Desde Nazaret, en donde "el
Verbo se hizo carne" (Jn 1,14), llega el mensaje sublime
de la Sagrada Familia, modelo
de las familias, fuente inagotable de espiritualidad y
de las nuevas energías que vienen
desde el Resucitado, quien actúa, en
dinámica transformadora, en el corazón mismo
de
la historia, en esa especial revelación del
misterio, en la plenitud de los tiempos, que se
identifica con el misterio de la Encarnación (cf.
TMA 1).
En Cristo, en quien "se manifiesta plenamente el hombre
al propio hombre y le descubre
su vocación" (GS 22), se descifra también
el misterio de esa célula primordial de la
sociedad, comunidad de toda la vida y de amor, en la
cual, como en las bodas de Caná,
el Señor está presente.
El Señor sigue saliendo al encuentro de las
familias, iluminándolas, fortaleciendo y
redimiendo su amor, caminando junto a ellas, en un
diálogo de tierna solicitud, que hay
que descubrir en la fe, en la oración. En no
pocas circunstancias, es una peregrinación
difícil, en donde se percibe la amargura de lo no
logrado, tal vez de combates perdidos,
y de la erosión de
muchos hogares, pero en donde gracias al contacto con el
Salvador
de los hombres, como aconteció con los peregrinos
de Emaús, en una causa que
parecía hecha añicos, renace la
esperanza.
El amor redimido conserva energías maravillosas
para responder a los desafíos y
asumir las necesarias responsabilidades, que el
señor confía a la familia y sin las
cuales
la humanidad y aun la misma Iglesia estarán
condenadas al fracaso. Si el futuro de la
humanidad pasa por la familia, se hace necesario
ponderar las vastas oportunidades
que el futuro depara y pensar que en buena parte,
respondiendo al Señor de la historia,
la familia es arquitecto de su propio destino. El Papa
indica: "Es por esto necesario que
la preparación del gran Jubileo pase, en cierto
modo, a través de la familia … Acaso no
fue por medio de una familia, la de Nazaret, que el Hijo
de Dios quiso entrar en la
historia del hombre?" (TMA 28).
El Señor, que puso su morada entre nosotros (Jn
1,14), que montó, por así decirlo,
como lo sugiere el lenguaje bíblico, su tienda,
(su carpa de beduino) en medio de
nosotros, quiso hacerlo en ese hogar concreto de
Nazaret, en donde Jesús recogió las
primeras lecciones, en obediente cercanía a sus
padres.
La celebración del Encuentro mundial de
Río requiere esa actitud abierta, gozosa,
contemplativa, en la que el misterio de la familia se
descubre y se profundiza en el
Señor. Esta es la razón por la cual hemos
querido que la preparación de tal evento
asuma la forma de unas "catequesis", sobre las cuales
millones de familias están
reflexionando en diversas partes del mundo, guiadas por
la doctrina de la Iglesia, en
ambiente de oración, con el convencimiento de que
el Señor las acompaña.
Esperar es algo que está inscrito en el dinamismo
humano. Forma parte de la índole
esencial del hombre y es factor determinante, escribe un
filósofo, el esperar y el modo
como se espera78. La existencia humana está
determinada no solo por la asunción del
presente, sino también por la memoria del pasado
y por la expectativa del futuro, en el
sentido de la esperanza activa, que nos abre hacia un
bien, o conjunto de bienes que
deseamos. Es, pues, proprio del hombre, esperar, tener
esperanza. Para el cristiano
esta esperanza se proyecta hacia Dios, de tal forma que
cuando la confianza no se pone en Dios, comenta un autor, la
confianza es irresponsable certeza, destinada a ser
destruida79.
Si bien, por una parte, como anotaba un escritor
español, Eugenio D'Ors, la
esperanza
era "la virtud que tenía la peor prensa", y
Chamfort, se atrevía a decir que "es un
charlatán que nos engaña sin cesar",
vivimos un momento de la historia en que es
preciso recomponer las coordenadas de esa esperanza, la
verdadera, que como la
verdad y el amor auténtico, no engañan,
porque a la postre no son construcción hecha
por mano humana, y en tal sentido, no es "irresponsable
certeza", frágil y traicionera,
sino dimensión necesaria que se cimenta en el
absoluto de Dios.
En virtud de la firme certeza del triunfo de Cristo,
Salvador de los hombres, triunfo que es nuestro porque nos hace
partícipes del mismo, la esperanza nos ofrece la
tónica, el
talante y la garantía de la confianza. Da vigor y
orientación al caminar, como
comportamiento moral. San Juan de la Cruz hablaba por
ello de un "revestimiento de
color verde"80. Esta firme esperanza y confianza son
absolutas porque reposan en las
promesas divinas81.
Enseña el Catecismo de la Iglesia católica
: "La virtud de la esperanza corresponde al
anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón
de todo hombre; asume las
esperanzas que inspiran las actividades de los hombres;
las purifica para ordenarlas al
Reino de los cielos; protege el desaliento, sostiene en
todo desfallecimiento; dilata el
corazón en la espera de la bienaventuranza
eterna. El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y
conduce a la dicha de la caridad" (n. 1818).
Por la esperanza lanzamos hacia los cielos nuestra
áncora, allí donde el Señor ya
llegó.
Jesús, que ya penetró en la eternidad, es
quien regresa en esa cita definitiva con la
humanidad, que es la parusía. Por eso la
esperanza nos sitúa en el terreno de la historia y de la
escatología.
¿Cómo levantar los corazones a la
esperanza, mientras un conjunto de signos más
bien
llevan a dudas, para algunos fundadas, sobre su
supervivencia, al menos según los
esquemas actuales? Hay síntomas evidentes de
erosión, especialmente en algunos
países, y se anuncian grietas preocupantes en las
estructuras familiares en espacios
más amplios. Recordemos cómo la duda sobre
la continuidad de la familia en el futuro
era alimentada en foros internacionales, durante el
Año Internacional de la Familia, en la corriente de "la
familia incierta" según los planteamientos de L.
Rousell82.
Sin embargo, puede ocurrir que las proyecciones
representen mas bien una ampliación
indebida en un plano universal de fenómenos que
revisten características preocupantes
en determinados países. Incluso en los más
afectados por la sistemática destrucción
de
la familia con "la conspiración" del Estado, cabe
preguntarse si no surgirán en el futuro
nuevas tendencias y reacciones firmes que empujen a las
fuerzas políticas, empezando
con más comprometidos esfuerzos pastorales de los
cristianos, hacia nuevos rumbos y
modificaciones. Se dan signos esperanzadores, que
revelan una nueva dinámica.
En todo caso, ¿será posible que pueblos
que han recogido abundantes lecciones de la
historia, caminen hacia una aventura con trágico
final?
Hemos visto cómo ciertas conclusiones derrotistas
tienen poco en cuenta que una
preocupación fundamental para la familia persiste
y que hay abundantes datos en las
encuestas sociológicas, sobre todo en las
respuestas de los jóvenes, que anhelan en
amplia mayoría formar un hogar estable. Otro
aspecto sería ver, si de hecho la conducta es la adecuada
a lo que expresan como ideal83. Las amargas experiencias de
un
descalabro social sugieren ya a algunos políticos
consecuentes políticas financieras y
actitudes de apoyo y protección de la
familia.
En las etapas finales del Año Internacional de la
Familia se respiraba una atmósfera
más positiva que la enrarecida, con la que se
dieron los primeros pasos y más libres
respecto de las premisas, con las que apresuradamente
muchos trabajaron.
Hemos aludido al nuevo tratamiento, que comienza a darse
a la familia, v. gr., en
Estados Unidos, ya que la familia vuelve a recuperar un
interés político84.
No podemos dejarnos llevar por una especie de
"determinismo" de sabor fatalista, de tal
forma que haya una rendición sin lucha ante lo
que parecería ser una tendencia
ineluctable de eclipse de la familia. Si se trata de una
institución, querida expresamente
por el Creador, ¿no se manifestaría en el
corazón de los pueblos y de las personas una
búsqueda del bien necesario para los esposos,
para los hijos y para la sociedad?
Hemos considerado cómo no es objetivo que la
familia haya dejado de ser centro de
mediación social, y que hay mediaciones
esenciales en orden a reconocer y preservar a
la familia como espacio privilegiado de la humanidad y
de salvaguarda de la misma.
Se revela, con la ayuda de las ciencias, una
nueva semblanza de "la ciudadanía de la
familia", inseparable de su misión educadora al
servicio de la identidad de la persona
humana. Es aquí donde seguramente hemos de
ahondar en las más ricas posibilidades
de la familia, sin aferrarnos a otras formas de
presencia y mediación de ella, más
sujetas a otros momentos de la historia y de modalidades
culturales.
Esta mediación necesaria nos conduce a
privilegiar la dimensión del hijo, como camino
real para el rescate de la institución familiar y
para su fortalecimiento, precisamente
porque los hijos son quienes revelan los perfiles y el
modo de ser, de vivir en el hogar.
Permitidme una anécdota. En un Congreso mundial
de las familias en Malta – noviembrede 1993 -, promovido por las
Naciones Unidas, el principal (y era síntomático)
ponente invitado fue el sociólogo francés L.
Rousell. Los pronósticos sobre el futuro de la familia
estuvieron cargados de sombras. Diríase que moría
la esperanza. Lo interrogué al final,
como si me moviera el "spes contra spem", por lo cual
Abrahám mereció el elogio. Le
pregunté si de verdad no veía ninguna
salida, porque, de ser así las cosas, la humanidad
caminaría hacia el vacío. Reflexionó un
momento. Me ofreció su libro, que yo había
leído con interés. Y me repuso: "Comienzo a pensar
en una luz al final del túnel y es el hijo".
Sí,
en los hijos hay una luz y una salida. Aunque
todavía esa "salida" no se perciba en su
obra, confieso que es esta una pista
fundamental.
Es el servicio de los hijos, su atención amorosa,
lo que puede liberar de los tentáculos
del egoísmo, que atenaza a tantas parejas en un
"egoísmo entre dos", y a la sociedad
que con la asfixia de los valores provoca las crisis de
inhumanidad. Los hijos, frutos del
amor, evangelizan y liberan a los propios autores,
unidos a Dios, de su vida. La pareja
desde su misión central, que no se opone, sino
que da plenitud al amor conyugal, es
liberada por los hijos de reducirse a pensar en
solucionar "sus problemas", sin dejar
espacio a los del hijo, con sus derechos y
sufrimientos.
En tantas partes sociedades, que tienen el riesgo de
envejecimiento, sobre todo en el
espíritu, (sin detenernos en consideraciones
referidas al "invierno demográfico"), la luz
viene de lo alto, en la nueva vida que viene desde Dios,
como vino "desde lo alto" el
Señor, Salvador del mundo.
Séame permitida una alusión de
carácter artístico. Un prestigioso escultor
español, Luis
Antonio Sangüino, ha regalado generosamente al
Pontificio Consejo para la Familia su
obra "Sanctuarium vitae". Es una hermosa escultura, como
un canto a la vida. Desde las manos de Cristo, traspasadas por
los clavos – manos de Dios, alfarero del hombre – en
forma de cuna, surge la vida en el recinto luminoso de
una mujer, la madre: es el vientre
en el que el "nasciturus" duerme… Surge como un
árbol, el de la vida, en la familia: son
niños y niñas de todas las razas. Con
rostros sonrientes levantan sus brazos en señal de
victoria hacia el cielo, hacia la luz. La luz que en el vientre
bendito de las madres ilumina
el amor de los esposos, de las familias, del mundo, con
más poesía y realismo que
la
sola luz que se adivina al final del túnel. Es la
luz de quien, desde Nazaret y Belén,
ilumina a todo hombre que viene a este mundo (cf. Jn
1,9).
Quiero concluir este postrero recorrido artístico
con otra mención y como reconocimiento al don que hemos
recibido.
El célebre artista religioso italiano Enrico
Manfrini ha regalado para el Encuentro mundial un
bellísimo bajorrelieve de la Sagrada Familia de Nazaret.
El escultor, que ha
enriquecido el patrimonio
artístico cristiano con numerosas obras, tiene 83
años y
trabaja con entusiasmo juvenil en su taller de
Milán, al lado de su esposa. Es un vivo
testimonio de un hogar realizado en la serena felicidad
de una pareja, que, como canta
el libro de Tobías, envejece bajo la mirada de
Dios (cf. Tob. 14, 2). Me preguntaba a mí
mismo: ¿Cómo a esa edad pueden las manos
ser tan dóciles a la inspiración que las
mueve, laboriosas y minuciosas como las de un joven,
hasta plasmar esos rostros
admirables del Dios – Niño, de José y de
María, que llenan de luz la humilde casa –
taller
de Nazaret?
Me parece que el secreto de la lozanía de este
artista está en el amor conyugal y de los
hijos, con que el Señor los bendice. Nazaret,
Belén, Caná nos hablan de la familia y de la activa
presencia del Señor que se prolonga en la historia. En la
Carta a las familias
Gratissimam sane, el Sucesor de Pedro apuntaba al
"esposo", que está dentro de la
familia. Es El quien une a los esposos en el misterio de
su Alianza; El quien renueva el
amor en esa recíproca entrega en la
comunión familiar, don-compromiso, que hunde sus
raíces en Dios; El quien transforma el agua en
vino y acude en ayuda del nuevo hogar, en
esa cadena de novedades que continúa a lo largo
de los años; El que contagia la
esperanza, porque es El la Esperanza.
1 El Encuentro Mundial del Santo Padre con las Familias,
se realizará en Río de Janeiro
el 4 y 5 de octubre de 1997 y será precedido del
Congreso Teológico – Pastoral que
tendrá lugar durante los días 1, 2, 3 de
octubre de 1997, y que congregará 2500
participantes delegados de las Conferencias Episcopales,
teólogos, pastores y
representantes de movimientos apostólicos de la
familia y de la vida, grupos,
asociaciones empeñados y comprometidos en la
causa trascendental de la Iglesia
doméstica, santuario de la vida.
2 cf. v.gr. Exhortación Apostólica
Familiaris Consortio, nn. 11 – 16; Carta a los Jefes
de
Estado del mundo, del 14 de marzo de 1994; Carta a las
Familias, Gratissimam sane,
nn. 6 – 12.
3 Algunos traducen "un solo ser", profundizando en el
sentido de la expresión bíblica.
4 cf. H. Schlier, La Lettera agli Efesini Paideia,
Brescia, 1973, pag. 414 – 415.
5 cf. Rituale Romanum, Ordo celebrandi matrimonium, n.
74.
6 Ritual de la celebración del matrimonio, citado
en Gratissimam sane, carta a las
Familias, n. 11.
7 M. Thurian, Mariage et Celibat. Dons et appels,
Taizé, 1977, pag. 27-28.
8 C. Rocchetta, Il sacramento della coppia , EDB,
Bologna, 1996, pag. 42.
9 Joachim Gnilka, Il Vangelo di Matteo, Parte I-II
Paideia, Brescia, 1990, pag. 229.
10 Giovanni Paolo II, Uomo e donna lo creò.
Catechesi sull'amore umano, Città Nuova
Editrice – Libreria Editrice Vaticana, Roma, 1985, pag.
97.
11 Ibid., pag. 468, n. 4.
12 Ibid., pag. 59.
13 cf. M. Yourcenar, Mèmoires d'Hadrien,
Gallimard, Paris 1974, pag. 21-22.
14 Ibid., pag. 34.
15 Francisco Gil Hellín, "El matrimonio: amor e
institución", en Aa.Vv., Cuestiones
fundamentales sobre matrimonio y familia, Universidad de
Navarra, Pamplona, 1980,
pag. 239.
16 A. Quilici, Les fiançailles. Paris, Le Sarment
/ Fayard, 1993, pag. 135.
17 J. Ratzinger, Le mariage et la famille…, pag.
311.
18 "El amor de que aquí se habla es el "amor
coniugalis", es decir, no el mero
sentimiento e impulso ciego e irresistible expuesto a la
inestabilidad de la pasión, sino
aquel afecto "eminentemente humano" que por proceder de
la voluntad asume y
ennoblece todas las manifestaciones de la tendencia
natural. Parte de lo más noble de
la persona -el afecto de la voluntad- y se dirige hacia
su término, abrazando todo el bien
de la persona amada" (Francisco Gil Hellín, op.
cit., pag. 236-237).
19 Ibid, pag. 240.
20 Antonio Miralles, Il matrimonio. Ediz. S. Paolo,
Milano, 1996, pag. 82.
21 S. Joannes Chrisostomus, Homilia in Eph. 20,
8.
22 cf. A. Miralles, op. cit., pag. 81.
23 cf. H. Schlier, op. cit., pag. 415.
24 M. Zerwick, Carta a los Efesios, Herder, pag.
166.
25 C. Rocchetta, op. cit., pag. 42.
26 San
Agustín, De Bono coniugali, 24, 32.
27 Francisco Gil Hellín, El Matrimonio y la vida
conyugal, Edicep, Valencia 1995, pag.
230 y 236.
28 Giovanni Paolo II, Uomo e donna lo creò, pag.
468.
29 C. Rocchetta, op. cit., pag. 161.
30 cf. Antonio Miralles, op. cit., pag.
74-75.
31 Ya el entonces Santo Oficio, en el decreto del
1º de abril de 1944 había rechazado la
posición representada por Doms y Krempel
(Dz-Sch., n. 3838) y Pío XII había
enseñado
el fin primario e íntimo de la
procreación, en el discurso a los
obstetras del 29 de octubre de 1951, y había subrayado que
"todo lo que hay de más espiritual y profundo en el amor
conyugal como tal, fue puesto, por voluntad de la naturaleza y
del Creador, al servicio de
la descendencia" (Matrimonio e famiglia nel magistero
della Chiesa, n. 264).
32 Así, con el uso escolástico del objeto
formal, el Pontificio Consejo para la Pastoral de
los agentes sanitarios se refiere a la salud en el
enfoque de la enfermedad, por tanto de
la salud que debe ser curada, cuidada, y es enfocada la
enfermedad y el dolor humano
(cf. Pastor Bonus, art. 152, 153).
33 Giuseppe Angelini, Il figlio, una benedizione, un
compito, Vita e Pensiero, Milano,
1991, pag 164.
34 Hans Urs Von Balthasar, Homo creatus est,
Morcelliana, Brescia, 1991, pag. 186.
35 Giorgio Campanini, Realtà e problemi della
famiglia contemporanea, Ediz. Paoline,
Torino, 1989, pag. 105.
36 cf. ibid., cap VII, pag. 104-111.
37 El Pontificio Consejo para la Familia ha realizado
los siguientes Encuentros
Pastorales relacionados con el tema del
niño:.
• Los derechos de los niños, en Roma, Junio
18 – 19 de 1992.
• La explotación de los niños en la
prostitución y la pornografía. Bangkok
(Tahilandia),
sept. 9 -11 de 1992.
• El trabajo de
los niños, Manila (Filipinas), julio 1 – 3 de
1993.
• La adopción
infantil, Sevilla (España), febrero 25 – 27 de
1994.
• Los niños de la
calle, Rio de Janeiro (Brasil), julio
27-29 de 1994.
38 M. Zundel, Recherche de la personne, Desclée,
Paris, 1990, pag. 54.
39 cf. Pierre Grelot, Jesus de Nazareth. Christe Le
Segneiur, vol. I, Ed. du Cerf, Paris,
1997, pag. 298.
40 G. Angelini, op. cit., pag. 172.
41 Ibid., pag. 180.
42 Aristóteles, Etica Nicomachea, VIII,
12.
43 G. Campanini, Famiglia, in Nuovo Dizionario di
Teologia
Morale, San Paolo, Milano
1990, pag. 410.
44 Ibid., pag. 410.
45 Pierpaolo Donati, La nuova cittadinanza di famiglia,
in Terzo rapporto sulla famiglia
in Italia, CISF,
edizioni Paoline, Cinisello Balsamo, 1993, pag. 26.
46 F. Chirpaz, Difficile rencontre, Ed. du Cerf, Paris,
1982, pag. 70.
47 Paul Moreau, Les valeurs familiales. Essai de
critique philosophique, Ed. du Cerf,
Paris, 1991, pag. 145.
48 ibid., pag. 149.
49 G. Campanini, op cit., pag. 411.
50 N. Luhmann, ha querido dar voz científica a la
hipótesis de que los individuos no
deben ser ligados a la pertenencia familiar. Su papel es
irrelevante (N. Luhmann, Il
sistema sociale famiglia, in La ricerca sociale, 1989,
n. 39, pag. 235-352). Menos aún
debe ser tomada la familia como un "subsistema social".
(Es la negación concreta de la
familia como sujeto soberano, con derechos
específicos). No debe mediar nada entre
individuo y sociedad, ni siquiera en la relación
entre sexos (cf. N. Luhmann, Donne,
Uomini, Iusea, Parigi-Lecce, 1992, pag.
52-70).
51 P. Donati, op cit., pag. 28.
52 ibid., pag. 31.
53 Ibid., pag. 59.
54 cf. ibid., pag. 61.
55 Reconoce Donati la dificultad creciente de algunas
mediaciones o su carácter
reductivo, vg. La escuela, los servicios de
salud, la hacienda (economía),-referida la
cuestión a Italia-. En general, mirando algunos
países, cabría pensar que "parece que la
familia no existe: existen "la pareja", "las mujeres",
"los niños", "los ancianos", es decir,
sólamente categorías genéricas"
(op. cit., pag. 61). Resurge el interés, sin embargo,
por
ver la importancia en el campo económico (en la
micro y en la macro economía) (cf.
Familia et Vita, Revista del Pontificio Consejo para la
Familia, n. 2/1996).
56 cf. P. Donati, op. cit., pag. 65.
57 Cabría aquí recoger valiosas
apreciaciones de Buttiglione al tratar el tema de la
familia como comunión de personas, y
concretamente en cuanto a la función de la madre y del
padre (cf. R. Buttiglione, L'uomo e la famiglia, Dino Editore,
Roma 1991, pag. 121, 141).
58 Donati anota: "Subjetividad de la familia significa,
a la postre, que la familia es un
bien de mediación, y viene a ser un "nuevo bien"
que es sentido, vivido y buscado con
intencionalidad de sentido proprio, no subordinado o
dependiente de otros contenidos o
contactos variables"
(op. cit., pag. 70).
59 Carta de los derechos de la Familia, Libreria
Editrice Vaticana, Città del Vaticano,
1983, Preámbulo, E.
60 Comenta Donati que "si la familia no tuviera ninguna
referencia de ciudadanía,
vendrían a menos reglas fundamentales de
convivencia interhumana, y, con ellas,
desaparecería la orientación hacia la
persona humana como sentido de pertenencia e
identidad" (op. cit., pag. 71).
61 Se abre a un conjunto de relaciones personales al
interior de la familia y en relación
con la sociedad. El profesor en Bolonia observa:
"promover la ciudadanía de la familia,
significa optar por decisiones que se muevan en la
dirección de una más
lograda
democracia: una democracia de solidaridad, compartir,
participación y autonomía de las
personas individuales como individuos en relación
unos con otros" (ibid., pag. 73). Algo
de esta perspectiva estaba inscrita en el lema del
Año Internacional de la Familia,
convocado por la ONU: "Construir
la más pequeña de las democracias".
62 Ibid., pag. 76.
63 Ibid., pag. 80.
64 Ibid., pag. 79.
65 Ibid., pag. 77.
66 cf. Carta de los derechos de la Familia, art.
VIII.
67 cf. Concilium 2/1996. Se aborda la tragedia de la
pobreza, como "catástrofe
silenciosa" de los "40.000 niños que mueren cada
día por desnutrición o enfermedades,
los 150 millones de niños que viven con salud y
crecimiento precarios y los 100 millones
de niños de 6 a 10 años que no van a la
escuela". Las injusticias seculares, la falta de
solidaridad y oportunidades, no obstante cambios
favorables y nuevas posibilidades
(Concilium, 2/1996, pag. 22).
68 Ibid, pag. 20.
69 El párrafo
que recojo continúa: "Y con más baja taza de
natalidad, con menores
problemas sociales y ambientales, con menos guerras
civiles y refugiados y con
menores conflictos internacionales" (Ibid). Como tengo
serias dudas acerca de lo de la
taza de natalidad, que parece desprenderse de una menos
correcta visión demográfica,
he preferido ubicar aquí esta aseveración.
Cabría observar que si los enormes recursos
económicos que hoy se dedican a un control natal sin
contemplaciones, se orientara a la formación a fondo de la
familia, se caminaría por mejores sendas.
70 Concilium, op cit.
71 Ibid, pag. 22, 23.
72 Don Browning, "In che modo negli Stati Uniti la
famiglia è divenuta un tema
liberale", in Concilium 2/1996, pag. 52-53.
73 "Un diez por ciento de niños blancos y catorce
por ciento de negros con progenitores
separados cayeron en la pobreza en el año
sucesivo (…) El cuarenta y cinco por ciento
de las familias con prole por debajo de los 18
años, cuya conducción cae bajo la
responsabilidad de una mujer, son pobres, al contrario
del siete por ciento de las
familias con prole cuya conducción está
confiada a una pareja casada" (Ibid).
74 Op. cit., pag. 54. No podemos detenernos en los datos
sobre suicidios, desórdenes
mentales, que son aleccionadores!… Lo mismo que
la caída en el aprovechamiento
académico. Enormes son los costos!. El deterioro,
también en lo económico tiene
correlaciones evidentes, en ciertos cambios culturales
con la tendencia "cada vez mas
acentuada a resolver el conflicto de
intereses entre los adultos y los niños en favor de los
primeros" (ibid., pag. 55).
75 Beyond Rhetoric: A New American Agenda for children
and families, U.S.
Government Printing office,
Washington, D.C., 1991, XIX. In Concilium 2/1996, pag.
59.
76 Galston es un famoso filósofo moral, autor del
libro Liberal Purposes (Cambridge
University, prees Cambridge, 1990) (y que
inspiraría ciertos cambios en la
política
Clinton). Estudia la democracia aristotélica que
presupone que los ciudadanos posean
un elevado grado de virtud y de carácter
moral.
77 cf. Don Browning, Concilium 2/1996, pag.
65.
78 cf. H.G. Gadames, Plato dialektische Ethik, 1931,
pag. 138.
79 cf. R. Bultmann, Elpis, in Grande Lessico del N.T.,
Paideia, Brescia, II, pag. 518.
80 San Juan de la Cruz, La Noche oscura, III, 21,
6.
81 La esperanza no es algo marginal, ni mucho menos, en
el mundo de la filosofía. Kant
recordaba que toda filosofía se relacionaba con
cuatro interrogaciones fundamentales,
de las cuales la tercera sería:
"¿Qué me es permitido esperar?". En el fondo,
comenta
J.L. Bruges, toda religión nace de una
interrogación sobre el porvenir (cf. Dictionnaire de la
morale catholique, CLD, 1991, pag. 153). Cobra también
nuevos bríos en la teología
(ibid.).
82 Sus hipótesis han sido objeto de
consideración en otras ponencias mías.
Enfoca
especialmente la situación de Francia y
quizás de algunos otros países de Europa
occidental.
83 Otros estudios muestran cómo crece el
número de las relaciones prematrimoniales y
si dan el paso hacia el matrimonio, es una
decisión que aplazan. Varios factores los
llevan a no abandonar el hogar. Es nuevo y preocupante
el fenómeno de "la
adolescencia prolongada".
84 Si las políticas demográficas y
abortistas son lamentables, se observa un esfuerzo
por presentarse, de parte de políticos liberales,
como defensores de la familia (cf.
Concilium, 2 / 1996, pag. 48-65).
Discurso a los obispos de la XII región pastoral
de Estados Unidos presentes en Roma para la visita « ad
Limina
Apostolorum »
Queridos hermanos en Cristo:
Es un verdadero placer para nosotros encontrarnos por
primera vez con un grupo de
obispos americanos que realizan la visita
ad Limina. Os acogemos de todo corazón, queremos
que os sintáis en vuestra casa, que experimentéis
el gozo de
encontrarnos juntos en familia. Nuestro gran deseo en
este momento es confirmaros a todos en la fe y en el servicio al
Pueblo
de Dios; queremos mantener vivo el ministerio de Pedro
en la Iglesia.
Las orientaciones de Pablo VI y del
Concilio
Desde que soy Papa he ido leyendo con gran
atención las sabias enseñanzas que nuestro querido
predecesor Pablo VI
impartió este mismo año a los obispos de
Estados Unidos sobre los temas del ministerio de la
reconciliación en la Iglesia, de la
protección y defensa de la vida, y del impulso de
la devoción a la Eucaristía. Sus enseñanzas
las hacemos también nuestras y os
renovamos el aliento y las directrices que os dio en
esos discursos.
Aunque somos nuevo en el pontificado –apenas un
principiante–, queremos elegir igualmente nosotros temas que
afecten en
profundidad a la vida de la Iglesia y os sirvan de gran
ayuda en vuestro ministerio episcopal. Nos parece que la familia
cristiana
es buen punto para comenzar. La familia cristiana es tan
importante y su papel tan fundamental en la transformación
del mundo
y en la construcción del reino de Dios, que el
Concilio la llamó « Iglesia doméstica »
(Lumen gentium, 11).
Comunidad de amor
No nos cansemos nunca de proclamar que la familia es
comunidad de amor: el amor conyugal une a los esposos y
es
procreador de vida nueva; es reflejo del amor divina y
amor comunicado; según las palabras de la Gaudium et spes,
es
participación actual en la alianza de amor entre
Cristo y la Iglesia (núm. 48). A todos se nos
concedió la gracia de nacer en tal
comunidad de amor; nos será fácil, por
tanto, defender sus valores.
Por ello, debemos estimular a los padres en su papel de
educadores de los hijos; ellos son los primeros catequistas y
los
mejores. ¡Qué gran tarea tienen y
qué reto! Enseñar a sus hijos a amar a Dios, a
hacer de este amor una realidad de su vida.
Y, por gracia de Dios, qué fácilmente
aciertan algunas familias a cumplir la misión de ser
primum seminarium (Optatam
totius, 2); el germen de una vocación al
sacerdocio se alimenta a través de la oración de la
familia, el ejemplo de su fe y el
apoyo de su amor.
Mantenerse fieles a la ley de Dios y de la
Iglesia
Qué cosa tan maravillosa es el que las familias
caigan en la cuenta del poder que tienen en la
santificación de los esposos, y de
la influencia mutua entre padres e hijos. Entonces y por
el testimonio de amor de su propia vida, las familias pueden
llevar el
Evangelio a los demás. La percepción
vital de la participación del laicado –y especialmente de
la familia– en la misión salvífica
de la Iglesia, es uno de los grandes legados del
Concilio Vaticano II. Jamás podremos agradecer bastante a
Dios este don.
A nosotros corresponde mantener fuerte esta
convicción, sosteniendo y defendiendo a la familia, a cada
familia y a todas las
familias. ¡Nuestro propio ministerio es tan vital!
Predicar la Palabra de Dios y celebrar los sacramentos. De
aquí saca nuestro
pueblo su fortaleza y su alegría.
También es tarea nuestra animar a las familias a
mantenerse fieles a la ley de Dios y de la Iglesia. Jamás
tenemos por qué temer
anunciar todas las exigencias de la Palabra de Dios,
pues Cristo está con nosotros y nos dice hay como antes:
« El que a
vosotros oye, a mí me oye » (Lc
10,16).
Sobre todo es importante la indisolubilidad del
matrimonio cristiano; aunque sea una parte difícil de
nuestro mensaje, la
debemos proclamar fielmente como parte de la Palabra de
Dios y parte del misterio de la fe. Al mismo tiempo hemos
de
mantenernos cercanos a nuestro pueblo en sus problemas y
dificultades. Tiene que saber siempre que le amamos.
Ofrecer íntegras las enseñanzas del
Magisterio sobre la familia
Hoy queremos manifestaros nuestra admiración y
alabaros por los esfuerzos que hacéis para salvaguardar y
mantener a la
familia como Dios la ha hecho y como Dios la quiere. En
todo el mundo las familias cristianas procuran responder a
su
maravilloso llamamiento, y estamos muy cerca de cada una
de ellas. Los sacerdotes y religiosos se esmeran en sostenerlas
y
ayudarlas, y todos estos esfuerzos son dignos de las
mayores alabanzas. Nuestro aliento va sobre todo a los que ayudan
a los
futuros esposos a prepararse al matrimonio cristiano
ofreciéndoles las enseñanzas íntegras de la
Iglesia y exhortándoles a los ideales más altos de
la familia cristiana.
Deseamos añadir una palabra especial de encomio
también a quienes, sacerdotes sobre todo, trabajan tan
generosa y
abnegadamente en los tribunales eclesiásticos y
se esfuerzan, con fidelidad a la doctrina de la Iglesia, en
salvaguardar el vínculo
matrimonial, en dar testimonio de su indisolubilidad de
acuerdo con las enseñanzas de Jesús, y en ayudar a
las familias que lo
necesiten.
Renovación a través de la
santidad
La santidad de la familia cristiana es sin duda alguna
el medio más apto para llevar a cabo la renovación
serena de la Iglesia,
que el Concilio deseaba con tanto afán; a
través de la oración en familia la ecclesia
domestica se convierte así en realidad
efectiva y lleva a la transformación del
mundo.
Todos los esfuerzos de los padres por infundir el amor
de Dios en sus hijos y sostenerlos con el ejemplo de su fe,
constituye
uno de los apostolados más excelentes del siglo
XX. Los padres que tienen problemas especiales son dignos de una
atención
pastoral más especial por parte nuestra, y
merecedores de todo nuestro amor.
Las prioridades del Papa
Queridos hermanos: Queremos que sepáis hacia
dónde van nuestras prioridades.
Hagamos cuanto podamos por la familia cristiana a fin de
que nuestra gente pueda realizar su gran vocación con
alegría
cristiana y participar íntima y eficazmente en la
misión de salvación de la Iglesia –la
misión de Cristo–.
Estad seguros de que contáis con todo nuestro
apoyo en el amor del Señor Jesús.
Os damos a todos nuestra bendición
apostólica.
Iván Escalona
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