- Carácter histórico
de la moral. - Origen de la
moral - Desarrollo histórico de
la moral. - El progreso
moral - Los problemas prácticos
morales - Los problemas
éticos - La ética y su
relación con otros campos del
conocimiento - Lectura para
reflexionar - Moral y
educación. - La urgencia de mi
situación concreta - El porvenir de la
ética - Reafirmando los
contenidos - La moral
- Subjetivismo y objetivismo
axiológicos - Los valores
morales - El juicio
moral - Conciencia
moral - Las concepciones de la libertad
y sus vínculos con la moral - El deber
moral - La moralización del
individuo
Iniciemos nuestro estudio de la ética utilizando
el ejercicio de la reflexión sobre el siguiente hecho:
Héctor López, es un experto montañista, va
caminando sin prisa por un sendero acompañado por sus
hijos, de pronto advierte que a pocos pasos hay muchas personas y
al mismo tiempo escucha
una voz angustiante de una persona que pide
auxilio.
Al acercarse a las personas, le señalan a un
excursionista que esta en peligro. De inmediato, da instrucciones
e inicia el descenso para ir en pos de auxiliarlo, al ir a poca
distancia descendiendo, oye que la persona en peligro es un
asesino y violador de menores; esto lo hace desistir y prefiere
regresar y continuar caminando con sus hijos. El excursionista
cae al precipicio y muere.
¿Cuál es tu opinión a cerca del
comportamiento
de Héctor? ¿Apruebas o repruebas su conducta?.
Lo que acabas de leer es un hecho moral porque
la conducta de Héctor fue consciente y libre. La mayor
parte de los actos realizados por los humanos son morales. Y al
conjunto de los actos morales y de las normas que se
relacionan con ellos se les llama moral. La moral es el
campo de estudio y el hecho de la ética, porque sobre ella
reflexiona ésta.
Consideramos conveniente, antes de todo iniciar con el
problema del hecho moral precisando algunos conceptos
así:
Hecho es todo lo que acontece, ejemplos: la
erupción de un volcán, el juego de fut-
bol, las sangrientas, batallas del medio oriente, el asesinato de
Luis Donaldo Colosio, pueden considerarse hechos, ya se ha
mencionado que un hecho es todo lo que acontece. Puede ocurrir
que pensemos que el asesinato de no debió realizarse, que
no es justo que en el medio oriente no se encuentre la paz y se
estén muriendo constantemente personas que son inocentes,
como el atentado terrorista a las torres gemelas del centro
mundial de comercio en
Nueva York, y a las instalaciones del Pentágono al ser
bombardeadas y destruidas utilizando aviones comerciales
piloteados por gente suicida, muriendo en el acto cientos de
personas. Es cierto que ante unos hechos, nos indignamos, nos
enojamos, y deseamos que no hubieran ocurrido, o los consideramos
inapropiados o injustos. Ahora podemos establecer otra
definición:
Cuando nos pronunciamos sobre la bondad o maldad de un
acontecimiento. De un acto, de un comportamiento, esto que ocurre
es un hecho moral.
El objeto de la ética, el campo de estudio de la
ética es el de la moral, entendido como el conjunto de las
normas y de los actos de conducta libres y conscientes. La
ética al investigar este campo, se propone estudiar sus
problemas
fundamentales. Éstos se llaman problemas éticos y
son el objeto formal de la ética.
CARÁCTER HISTORICO DE LA
MORAL.
Adolfo Sánchez Vázquez señala: si
"por moral entendemos un conjunto de normas y reglas de
acción destinadas a regular las relaciones de los
individuos en una comunidad social
dada, el significado, función y
validez de ellas no pueden dejar de variar históricamente
en las diferentes sociedades[2]"
Así como unas sociedades suceden a otras,
así también las morales concretas, se suceden y
desplazan unas a otras. Es por ello que podemos hablar de la
moral de la Antigüedad, de la moral esclavista, feudal, de
la moral burguesa, etc. La moral es un hecho histórico, y,
por tanto, la ética la considera como un aspecto de la
realidad humana que cambia con el tiempo. "La moral es
histórica porque es el modo de comportarse un ser,
el hombre, que
es por naturaleza
histórico, es decir, un ser que se caracteriza por estar
haciéndose, o auto- produciéndose constantemente en
el plano material, práctico, su vida espiritual". Algunas
doctrinas éticas ignoran el carácter
histórico de la moral y se cae en concepciones
ahistóricas. De este modo, el origen de la moral se
sitúa fuera de la historia, fuera del hombre real.
Ante esto en el campo de la reflexión ética, sigue
tres direcciones:
1. Dios como origen o
fuente de la moral. Las normas morales surgen de una potencia supra-
humana, por lo tanto las raíces de la moral están,
fuera del hombre mismo.
2. La naturaleza como
origen o fuente de la moral. La conducta humana
moral, sería un aspecto de la conducta natural,
biológica. Darwin llega a
afirmar que los animales conocen
casi todos los sentimientos morales de los hombres: amor, odio,
felicidad.
3. El hombre como
origen y fuente de la moral. Un hombre dotado de una esencia
eterna e inmutable.
La moral surge cuando el hombre deja su naturaleza
puramente natural, y adquiere una de carácter social,
cuando forma parte de una colectividad, esta relación es
inseparable de otra
Vinculación la que los hombres para subsistir y
protegerse mantienen con la naturaleza que les rodea, y a la cual
tratan de someter, ésta se expresa, ante todo, en el uso y
fabricación de instrumentos, en el trabajo
humano.
Con el trabajo, los hombres primitivos tratan de poner
la naturaleza a su servicio, su
trabajo cobra necesariamente un carácter colectivo, y el
fortalecimiento de la colectividad se convierte en una necesidad
vital. Surgen así una serie de normas, no escritas, de
aquellos actos de los miembros de la colectividad que benefician
a la comunidad. Lo bueno y lo malo viene a ser parte esencial de
la colectividad, se establece una línea divisoria, deberes
y obligaciones,
trabajar, luchar contra el enemigo, por lo que las
Cualidades morales como la solidaridad,
ayuda mutua, amor a los hijos, etc., responden a los intereses de
la colectividad, pero además existen aquellos que no
responden a la colectividad los vicios como: la cobardía,
ocio, egoísmo. Sánchez Vázquez en su obra a
cerca de la ética, enfatiza que: la justicia
responde a los intereses, así que existe la justicia
distributiva, la igualdad, la
reparación del daño a la colectividad, ojo por ojo,
este tipo de justicia fortalece la unión de los miembros
de la colectividad.
Aquí no se conoce la propiedad
privada, la división de clases, por lo que la moral es
única y válida para todos los miembros de la
colectividad, las demás colectividades son consideradas
extrañas, sus enemigos.
Todo miembro de la tribu, actúa de acuerdo a los
intereses y creencias de la mismo, no hay lugar para el interés
personal, el
grupo nulifica
al individuo, circunscrito a la costumbre, mito, religión, este tipo
de moral es poco desarrollada, ya que sus normas y principios se
1aceptan, sobre todo, por la fuerza de la
costumbre y la tradición[3].
DESARROLLO HISTÓRICO DE LA
MORAL.
Sánchez Vázquez, comenta dentro de las
características de la moral y de los
cambios histórico- sociales que; "el aumento general de la
productividad
del trabajo (como consecuencia del desarrollo de
la ganadería,
la agricultura y
los oficios naturales), así como la aparición de
nuevas fuerzas de trabajo (al ser transformados los prisioneros
de guerra en
esclavos), elevó la producción material, hasta el punto de
disponer de productos que
podían guardarse porque ya no se requerían para
satisfacer las necesidades inmediatas. Con ello se crearon las
condiciones para que surgiera la desigualdad de bienes entre
los jefes de familia que
cultivaban las tierras comunales y cuyos frutos se
repartían hasta entonces por igual de acuerdo con las
necesidades de cada familia".
Con la apropiación de los bienes de
producción por parte de unos cuantos o la existencia del
reparto en pocas manos, se inicia una desigualdad, y un
enfrentamiento, ya que se inicia la apropiación de los
bienes y productos y dándose la división entre
aquellos que tienen todo y de aquellos que no tienen nada.
Sánchez V.; señala que desde el punto de vista
económico, se convirtió en una necesidad social el
respeto a la vida
de los prisioneros de guerra, los cuales se convirtieron en
esclavos. La división entre esclavos y hombres libre se
fue marcando al paso del tiempo. La propiedad, sólo fue la
de los hombres libres, lo que permitió que quedaran al
margen del trabajo que requería un esfuerzo físico.
El trabajo físico terminó por convertirse en una
ocupación indigna de los hombres libres, y ésta era
sólo para los esclavos, los cuales vivían en
condiciones espantosas. Su esfuerzo físico fue en Roma la base de
la gran producción, la construcción de grandes obras y el
desarrollo de la minería
fue posible gracias al trabajo forzado de los esclavos. No eran
considerados personas, sino objetos, y como tales sus
dueños podían comprarlos, venderlos,
jugárselos e incluso matarlos.
La división de la sociedad antigua
en dos clases antagónicas se tradujo, en una
división de la moral. Con la separación del
régimen de la comunidad primitiva, desapareció la
unidad de la moral. Ésta dejó de ser un conjunto de
normas aceptadas conscientemente por toda la sociedad. De hecho,
existían dos morales: una dominante, la de los hombres
libres, la única que se tenía por verdadera, y la
de los esclavos que internamente rechazaban los principios y
normas vigentes. La moral de los hombres libres era una moral
efectiva, además tenía su fundamento y
justificación teórica en las doctrinas
éticas de los filósofos de la antigüedad, en
especial Sócrates,
Platón
y Aristóteles, la moral de los esclavos nunca
alcanzó un nivel teórico. Aristóteles
consideraba que unos hombres eran libres y otros esclavos por
naturaleza, y que esta distinción era justa y
útil.
En algunos estados esclavistas, como el de Atenas, la
moral se halla vinculada estrechamente con la política como intento
de dirigir y organizar las relaciones entre los miembros de la
comunidad sobre bases racionales. De ahí la
exaltación de las virtudes morales cívicas (
fidelidad y amor a la patria, valor en la
guerra, dedicación en los asuntos públicos sobre
los asuntos particulares, etc.
Con el hundimiento del mundo antiguo, cuya base la
esclavitud,
surge una nueva sociedad, cuyos rasgos se perfilan en los siglos
V- VI de nuestra era, y se prolongaría aproximadamente
durante diez siglos. Es la sociedad Feudal, cura
característica es la división de dos clases
sociales fundamentales: la de los señores feudales, y
la de los campesinos siervos, los primeros eran los poseedores
absolutos de la tierra y
tenían una propiedad relativa sobre los siervos de por
vida. Éstos eran vendidos y comprados con las tierras a
las que pertenecían, y no podían abandonarlas, a
cambio de su
trabajo podían disponer de una parte de los frutos de su
trabajo, aunque tenían una situación
difícil, en comparación con los esclavos, los
siervos tenían formalmente el reconocimiento que no eran
cosas, eran seres humanos.
El hombre de las villas ( artesanos, pequeños
comerciantes, etc.) estaba sujeto también a la autoridad del
señor feudal, y estaban obligados a ofrecerle servicios a
cambio de su protección. Cada señor feudal se
hallaba en una relación de vasallaje voluntario, respecto
a otro señor feudal más poderoso al que
debía ser leal a cambio de su protección militar, y
así en forma de pirámide hasta llegar al más
poderoso: el rey o emperador o el Papa. La iglesia estaba
en ese sistema, ya que
también tenía sus feudos. La iglesia era el
instrumento del señor supremo o Dios, al que todos los
señores feudales de la tierra
debían vasallaje, por lo que ejercía un poder
espiritual indiscutible en toda la vida de la época
feudal.
La moral feudal estaba impregnada de un contenido
religioso, dicho contenido aseguraba cierta unidad moral de la
sociedad. Además se daba una pluralidad de códigos
morales. Así, había un código
de los nobles, caballeros, códigos religiosos, de gremios,
de universitarios, etc.
Los siervos no tenían códigos, la clase
social dominante: el de la aristocracia feudal caballeresca se
distinguía, como la de los hombres libres de la
antigüedad; por su desprecio al trabajo físico, y su
preferencia a la guerra y al ocio.
Un verdadero noble debía ejercitarse en las
virtudes caballerescas: montar a caballo, cazar, manejar la
espada, componer versos a la bella dama, jugar ajedrez, etc.
El culto al honor tenía como las más despreciables
prácticas: que consistía en el valor en la guerra
que era acompañada de crueles hazañas, la lealtad
al señor con frecuencia era acompañada por la
hipocresía, la traición, el derecho de pernada, o
el derecho a impedir la boda de una sirva. La moral caballeresca
partía de que el noble, por el hecho de serlo, por su
sangre,
tenía ya una serie de cualidades morales que lo
distinguían de los siervos. La nobleza de la sangre,
tenía ya de por sí una dimensión moral, en
tanto que los siervos, por su origen, no podían llevar una
vida verdaderamente moral[4].
Al interior de la sociedad feudal fueron
originándose nuevas relaciones sociales a las que
habría de corresponder una moral; es decir un nuevo modo
de regular las relaciones entre los individuos, entre ellos y la
comunidad. Surgió una nueva clase social: la
burguesía, poseedora de nuevos medios de
producción ( manufacturas y fábricas), que iban
desplazando a los talleres artesanales, y a su vez, fue surgiendo
una nueva clase de trabajadores libres, que se vendían o
alquilaban durante una jornada de trabajo, estos eran los
asalariados o proletarios, que vendían una
mercancía, su capacidad o fuerza de trabajo, que tiene la
propiedad de producir un valor superior al que se paga por usarla
(plusvalor, o valor no remunerado.
Los intereses de la nueva clase dominante, exigía
mano de obra libre, así como la liberación de
trabas feudales para crear un mercado
único nacional y un Estado
centralizado, que terminara con la fragmentación
económica y política. Es este nuevo sistema
económico social, que alcanza su expresión a
mediados del siglo XIX, en Inglaterra, rige
como ley fundamental
la ley de la producción del plusvalor, este sistema
sólo funciona si asegura beneficios, lo que exige que a su
vez, que el obrero sea considerado un hombre económico, es
decir, como medio o instrumento de producción.
La economía se rige,
ante todo, por la ley del máximo beneficio, y esta ley
genera una moral propia. El culto al dinero y la
acumulación de mayores beneficios constituye para que
surjan en las relaciones entre los individuos: el espíritu
de posesión, egoísmo, hipocresía, cinismo,
explotación, y el exagerado individualismo, cada cual
confía en sí mismo, busca su propio bienestar.
Formándose en la sociedad un campo de batalla, en la que
se da una guerra de todos contra todos.
Es así como la moral individualista y
egoísta responde a las relaciones de la nueva clase
social. De los métodos de
explotación del capitalismo
clásico que eran brutales, en nuestro tiempo, se
pasó a los métodos científicos y
racionalizados, como el trabajo en serie, la operación
laboral se
divide y se convierte en monótono, mecánico,
impersonal y agobiante. Al existir una elevación en las
condiciones materiales de
vida últimamente se ha basado en una pretendida
humanización o moralización del trabajo. Ahora se
inculca la idea de que, como ser humano, es parte de la empresa, y ha
de integrarse a ella.
Una nueva moral, verdaderamente humana, implicará
un cambio de actitud hacia
el trabajo, un desarrollo del espíritu colectivista, la
anulación del espíritu del tener, del
individualismo, del racismo,
comprenderá, asimismo, un cambio radical en una nueva
actitud hacia la mujer y la
estabilización de las relaciones familiares. En suma,
significará la realización efectiva del principio
kantiano que exhorta a considerar siempre al hombre como un fin y
no como un medio. Una moral así sólo puede darse en
una sociedad en la que, debe superarse la explotación del
hombre, que la relación de los hombres con sus productos y
los individuos entre sí, pierdan el carácter
enajenante. Estas condiciones necesarias son las que se dan un
una sociedad socialista. La nueva moral no puede surgir sino se
dan una serie de condiciones necesarias; económicas,
sociales y políticas[5].
Se plantean las cuestiones: ¿ Existe el progreso
moral?; en tal caso, ¿que se entiende por progreso moral?.
La moral dominante de la sociedad capitalista, no presenta formas
estacionarias y definitivas. El mismo sistema de contradicciones
de la sociedad capitalista, dará lugar, al interior del
sistema, a reivindicaciones de tipo histórico y social por
parte de las clases trabajadoras. En este sentido sí es
correcto hablar de progreso moral. No será lo mismo una
explotación burguesa salvaje, que una explotación
burguesa racional. De igual manera, ciertas, sociedades
esclavistas de la antigüedad, son superiores a la moral de
las sociedades primitivas, ya que al suprimir el canibalismo,
respetar la vida de los ancianos, de los prisioneros, no cabe
duda que históricamente han venido a significar un
progreso moral.
El desarrollo histórico del hombre en su vida
social y en sus hábitos de vida y formación de las
distintas sociedades anteriores, vemos que han existido de manera
sucesiva tipo de morales que, pertenecen a un distinto tipo de
sociedades que se formaron, que han ido evolucionando en sus
principios y sus normas, desde la, concepción de lo bueno
y lo malo, lo obligatorio y lo no obligatorio, lo justo lo
injusto, lo perfecto y lo imperfecto.
Un progreso moral no se da, al margen de los cambios
radicales de carácter social, significa que el progreso
moral no puede separarse del paso de una sociedad a otra,
así por ejemplo, el paso de la sociedad primitiva a la
sociedad esclavista hace posible, a su vez, el acceso a una moral
superior, no debemos ver de modo simplista en todo progreso-
histórico- social un progreso moral, es necesario
caracterizar lo que se entiende por progreso histórico-
social: hablar de progreso con relación al cambio y
sucesión de formaciones económica- sociales, es
decir, sociedades consideradas como un todo en lo que se articula
unitariamente estructuras
diversas: de tipo económico, social y espiritual, se habla
de su progreso considerando la historia de la humanidad en su
conjunto.
El hombre es, ante todo, un ser práctico,
productor, transformador de la naturaleza, conoce y conquista su
propia naturaleza, la mantiene y enriquece,
transformándola con su trabajo, el hombre produce
socialmente, contrayendo determinadas relaciones sociales.
Así, el tipo de organización social y el grado de
participación de los hombres en su praxis- social pueden
considerarse como índice o criterios del progreso
humano.
El hombre produce espiritualmente: ciencia,
derecho, educación, arte, cultura, etc.,
siempre con el sello peculiar de un enriquecimiento o paso de un
nivel a otro en la actividad espiritual
correspondiente.
Se puede hablar de progreso histórico en: la
producción material, la
organización social y de la cultura. El progreso
histórico es producto de la
actividad productiva, social y espiritual de los hombres, dentro
de esa actividad el individuo participa como ser consciente, sin
embargo el progreso no ha sido hasta ahora el producto de una
actividad concertada, consciente.
El progreso histórico a escala universal,
no es igual para todos los pueblos y todos los hombres, debido a
múltiples factores, como la situación
geográfica, situación cultural, educativa,
religiosa, social, etc.
El progreso histórico- social puede tener
consecuencias positivas o negativas desde el punto de vista
moral, sólo los individuos o grupos
sociales que realizan determinados actos de un modo
consciente y libre, pueden ser juzgados moralmente[6].
Es muy certera la afirmación de Sánchez
Vázquez cuando afirma que el progreso moral se mide, por
la ampliación de la esfera moral, esto es que la moral
regula las relaciones que antes eran regidas por normas externas,
(el derecho, la costumbre), ejemplo: el matrimonio
forzoso.
Por el mayor grado del carácter consciente y
libre de la conducta de los individuos, de los grupos y por su
mayor responsabilidad de ambos en su comportamiento
moral, cuando los intereses personales y colectivos tienen una
adecuada articulación y afinidad, es decir cuando existe
una conjugación de los intereses de cada uno con los de la
comunidad, y que se logre el libre desenvolvimiento de cada
individuo y el libre desenvolvimiento de la comunidad.
El progreso moral consiste pues, en la negación
radical de viejos valores, en la
conservación dialéctica de algunos de ellos o en la
incorporación de nuevos valores y virtudes morales,
sólo se da sobre la base de un progreso histórico-
social que condiciona dicha negación, superación o
incorporación.
LOS
PROBLEMAS PRÁCTICOS MORALES
Se manifiestan como lo señala Adolfo
Sánchez Vázquez: En la vida cotidiana se dan las
relaciones de unos individuos con otros y surgen problemas
cómo: ¿debo cumplir la promesa X que hice ayer a mi
amigo Y, a pesar que hoy me doy cuenta que su cumplimiento me
producirá ciertos perjuicios? ¿Debo decir la verdad
siempre, o hay ocasiones en que debo mentir?, ¿debe el
especialista X, decirle a su paciente Y, que tiene una enfermedad
incurable avanzada y que su existencia es sólo de unos
cuantos días?, el alumno que hizo trampa en el examen
final, ¿debe de ocultar su falta o de decir la verdad?,
¿debo de denunciar a mi mejor amigo, ya que fue el autor
intelectual de un secuestro?
Todos los casos anteriores que aparecen como
interrogantes, surgen como un parte- aguas, donde la conducta de
las personas sufre una serie de cambios sea positiva o
negativamente, es decir que son problemas que pertenecen a la
moral práctica , es decir, problemas que surgen en las
relaciones afectivas, de manera cotidiana, y que sus
consecuencias afectan de manera directa, primero a la persona que
los experimenta y se irradian hacia los demás.
En la problemática que se plantea en la vida
diaria, los individuos se enfrentan a la necesidad de ajustar su
conducta a normas que se tienen por más adecuadas o dignas
de ser cumplidas. Estas normas son aceptadas íntimamente y
reconocidas como obligatorias; de acuerdo con ellas, los
individuos comprenden que tienen el deber de actuar en una u otra
dirección. En esos casos se dice que el
hombre se comporta moralmente, y en ese comportamiento suyo se
pone de manifiesto una serie de rasgos característicos que
lo distinguen de otras formas de conducta humana. Acerca de este
comportamiento, que es el fruto de una decisión reflexiva
y, por tanto, no puramente espontáneo o natural, situemos
a un individuo en un caso especial por ejemplo:
Paseando por una de las playas de la isla en la
que una inoportuna tormenta con su correspondiente naufragio le a
mantenido solo por más de 20 años. Lleva su loro al
hombro y se protege del sol gracias a la sombrilla fabricada con
hojas de palmera que le tiene justificadamente orgulloso de su
habilidad. Piensa que, dadas las circunstancias, no puede decirse
que se las halla arreglado del todo mal.
Ahora tiene un refugio en el que se protege de las
inclemencias del tiempo y del asalto de las fieras, sabe
dónde conseguir alimento y bebida, tiene ropa que le
abriguen y que él mismo se ha hecho con elementos
naturales de la isla, los dóciles servicios de un
rebañito de cabras, aves, etc. En
fin, que sabe cómo arreglárselas para llevar
más o menos su buena vida de náufrago solitario.
Sigue paseando Robinsón y está tan contento de
sí mismo que por un momento le parece que no echa nada de
menos. De pronto, se detiene con sobresalto. Allí, en la
arena blanca, se dibuja una marca que va a
revolucionar toda su pacífica existencia: la huella de un
pie humano.
¿De quién será? ¿Amigo o
enemigo? ¿Quizá un enemigo al que pueda convertir
en amigo? ¿Hombre o mujer?¿Cómo se comunicará con
el o ella?¿Hablará el mismo
idioma?¿Qué trato le dará? Robinsón
está ya acostumbrado a hacerse preguntas desde que
llegó a la isla y a resolver los problemas del modo
más ingenioso posible: ¿qué
comeré?¿Dónde me
refugiaré?¿Cómo haré
fuego?¿Cómo me protegeré del
sol?¿Cuánto tiempo estaré?¿Me
rescatarán?¿Alguien más vivirá en la
isla?¿Qué tipo de fieras habrá?. Pero ahora
la situación no es igual porque ya no tiene que
vérselas con acontecimientos naturales, como el hambre o
la lluvia, ni con las fieras salvajes, sino con otro ser humano:
es decir, con otro Robinsón o u otros o Robinsonas. Ante
los elementos o las bestias. Él ha podido comportarse sin
atender a nada más que a su necesidad de
supervivencia.
Se trataba de ver si podía con ellos o ellos
podían con él, sin otras complicaciones. Pero ante
seres humanos la cosa es distinta, ya no es tan simple. Debe
sobrevivir, desde luego, pero ya no de cualquier modo. Si
Robinsón se ha convertido en una fiera como las
demás que rondan por la selva, a causa de su soledad y su
desventura, no se preocupará más que de sí
el desconocido causante de la huella es un enemigo a eliminar o
una presa a devorar. Pero si aún quiere seguir siendo un
hombre. Entonces se las va a ver no ya con una presa o un simple
enemigo, sino con un rival o un posible compañero, en
cualquier caso, con un semejante.
Mientras está solo, Robinsón se enfrenta a
cuestiones técnicas,
mecánicas, higiénicas o incluso científicas.
De lo que se trata es de salvar la vida en un medio hostil y
desconocido. Pero cuando se encuentra con la huella humana en la
arena de la playa empiezan sus problemas éticos, ya no se
trata solamente de sobrevivir, como una fiera, ahora tiene que
empezar a vivir humanamente, es decir, con otros o contra otros
hombres, pero entre hombres. Lo que hace humana a la vida es el
transcurrir en compañía de humanos, hablando con
ellos, pactando y mintiendo, siendo respetado o traicionado,
amando, haciendo proyectos y
recordando el pasado, desafiándose, organizando juntos las
cosas comunes. La huella que encuentra en la arena pertenece a un
miembro de la tribu de caníbales que pretenden
comérselo.
Así, pues, tenemos por un lado actos o modos de
comportarse de los hombres ante ciertos problemas que llamamos
morales, y, por el otro, juicios con los que dichos actos son
aprobados o desaprobados moralmente. Pero a su vez tanto los
actos como los juicios morales presuponen ciertas normas que
señalan lo que se debe hacer.
Se puede señalar que los juicios morales son
aquellos en los que nos pronunciamos sobre la bondad o maldad de
actos pasados, presentes, como es malo mentir en cualquier
momento Héctor no debió haber mentido a sus
padres.
Se caracterizan por su generalidad. Si al
individuo concreto se le
plantea en la vida real una situación dada, el problema de
cómo actúa de manera que su acción pueda ser
buena, o sea, valiosa moralmente, tendrá que resolverlo
por sí mismo con la ayuda de una norma que él
conoce y acepta íntimamente. Es inútil que recurra
a la ética con la esperanza de encontrar en ella, "el
quehacer en cada situación concreta[7]". La ética
podrá decirle, en general, lo que es una conducta sujeta a
normas, o en que consiste aquello que es lo bueno, que persigue
la conducta moral, dentro de la cual entra la de un individuo, la
de todos.
Definir qué es lo bueno no es un problema moral
que corresponda resolver a un individuo con respecto a cada caso
particular, sino que es un problema general de carácter
teórico- ético que toca resolver al investigador de
la moral, es decir, al ético. Así,
Aristóteles se plantea, en la Antigüedad Griega, el
problema teórico de definir lo bueno.
EL MÉTODO DE
LA ÉTICA
Uno de los métodos utilizados en su estudio son:
la Inducción, consiste en partir de lo
particular hacia lo general; sus partes son: la observación, la comparación y la
experimentación, de los distintos hechos concretos de la
vida humana para formular normas morales de validez
universal.
La deducción es el otro de los métodos,
consiste en que de una ley ya establecida se deducen normas de
conducta particular.
EL CAMPO DE LA ÉTICA
Los problemas éticos se caracterizan por su
generalidad, y esto los distingue de los problemas morales de la
vida cotidiana que son los que nos plantean las situaciones
concretas.
La ética es teoría,
investigación o explicación de un
tipo de experiencia humana, o forma de comportamiento de los
hombres el de la moral, pero considerando en su totalidad,
diversidad y variedad. Lo que en ella se diga acerca de la
naturaleza o fundamento de las normas morales ha de ser
válido para la moral de la sociedad griega, o para la
moral que se da efectivamente en una comunidad humana concreta.
Esto asegura su carácter teórico, y evita que se le
reduzca a una disciplina
normativa.
El comportamiento moral se presenta como una forma de
conducta humana, como un hecho, y a la ética le
corresponde dar razón de él, tomando como objeto de
su reflexión la práctica diaria de la moral de la
humanidad en su conjunto. En este sentido, como toda
teoría, la ética es explicación de lo que ha
sido o es, y no simple descripción.
La ética parte del hecho de la existencia de la
historia de la moral: es decir, arranca de la diversidad de
morales en el tiempo, con sus correspondientes valores, normas y
principios. Como teoría, no se identifica con principios y
normas de ninguna moral particular, ni tampoco puede situarse en
una actitud indiferente ante ellas.
Al igual que otras ciencias, la
ética se enfrenta a hechos. El que éstos sean
humano implica, a su vez que se trata de hechos valiosos. Pero
ello no compromete en absoluto las exigencias de un estudio
objetivo y
racional. La ética estudia una forma de conducta humana
que los hombres consideran valiosa, y, además,
obligatoria.
La ética al tratar de definir lo bueno rechaza su
reducción a lo que satisface mi interés personal,
propio, es evidente que influirá en la práctica
moral al rechazar una conducta egoísta como moralmente
valiosa. Por su carácter práctico, en cuanto
disciplina teórica, se ha tratado de ver en la
ética una disciplina normativa, cuya tarea fundamental
sería señalar la conducta mejor en sentido moral.
Esta caracterización ha conducido en él pasado a
olvidar su carácter teórico. Muchas éticas
tradicionales parten de la idea de que la misión del
teórico es, en este campo, decir a los hombres lo que
deben hacer, dictándoles las normas o principios a que ha
de ajustarse su conducta, convirtiéndose así en una
espacie de legislador del comportamiento moral de los
individuos.
La tarea fundamental de la ética es la de toda
teoría: o sea, explicar, esclarecer o investigar una
realidad dada produciendo los conceptos
correspondientes.
La ética es teoría, investigación o
explicación de un tipo de experiencia humana, o forma de
comportamiento de los hombres: el de la moral, pero considerado
en su totalidad, diversidad y variedad.
El valor de la ética como teoría
está en lo que explica, y no en prescribir o recomendar
con vistas a la acción en situaciones
concretas.
Como toda teoría es explicación de lo que
ha sido o es, la conducta del hombre. No le corresponde dar
juicios de valor acerca de la práctica moral de otras
sociedades, o de otras épocas, pero si tiene que explicar
la razón de ser de esa diversidad y de los cambios de la
moral; es decir, ha de poner en claro el hecho de que los hombres
hayan recurrido a prácticas morales diferentes e incluso
opuestas.
Al igual que otras ciencias, la ética se enfrenta
a hechos. El que sea de origen humano, implica que se traten de
hechos valiosos. La ética estudia una forma de conducta
humana que los hombres consideran valiosa y, además,
obligatoria y debida[8].
DEFINICIÓN DE LA ÉTICA
Los problemas teóricos no se identifican con los
problemas prácticos, tampoco puede confundirse la
ética y la moral.
La ética es la teoría o ciencia del
comportamiento moral de los hombres en sociedad. Es ciencia de
una forma específica de conducta humana.
La definición subraya, el carácter
científico de la disciplina, o sea, se responde a la
necesidad de un tratamiento científico de los problemas
morales, la ética se ocupa de un objeto propio,
constituido por un tipo peculiar de hechos humanos.
Como ciencia, parte de cierto tipo de hechos tratando de
descubrir sus principios generales. Aunque parte de datos
empíricos, no puede mantenerse al nivel de una simple
descripción de ellos, sino que los trasciende con sus
conceptos, hipótesis y teoría.
En cuanto conocimiento
científico, la ética ha de aspirar a la
racionalidad y objetividad plena, y a la vez ha de proporcionar
conocimientos sistemáticos, metódicos y, hasta
donde sea posible, verificables..
Las proposiciones de la ética deben tener el
mismo rigor, coherencia y fundamentación que las
proposiciones científicas.
Los principios, normas o juicios de una moral
determinada no tienen ese carácter. No hay una moral
científica, pero si hay o puede haber un conocimiento
de la moral que pueda ser científico. La ética no
es la moral, y por ello no puede reducirse a un conjunto de
normas y prescripciones; su misión es explicar la moral
efectiva, y, en este sentido, puede influir en la moral
misma.
Su objeto de estudio lo constituye un tipo de actos
humanos: los actos conscientes y voluntarios de los individuos
que afectan a sí mismo y a los demás, a grupos o a
la sociedad en general.
La ética y la moral se relacionan, veamos desde
sus orígenes etimológicos: moral procede del
latín mos o mores "costumbre", en el sentido de conjunto
de normas adquiridas por hábito. Tiene que ver con el
comportamiento adquirido, o modo de ser conquistado por el
hombre. Ética proviene del griego ethos, que significa
"modo de ser" o "carácter", "costumbre", el modo de
conducta no responde a una disposición natural, sino que
es adquirido o conquistado por hábito.
LA
ÉTICA Y SU RELACIÓN CON OTROS CAMPOS DEL
CONOCIMIENTO
La ética trata de dar explicación en forma
objetiva a la conducta moral, se ve en la necesidad de recurrir a
otros campos del saber, es decir la moral no se explica por
sí misma: requiere del auxilio de otras disciplinas del
conocimiento a fin de que sus explicaciones tengan cierta
importancia, como productos de investigaciones y
reflexiones interdisciplinarias. Todo tipo de conocimiento
científico- social que aspire a tal, deberá tener
una metodología de investigación,
abierta al conjunto multidisciplinario, dialógico,
inclusive, polémico que requiere la
ética.
LA ÉTICA Y
SOCIEDAD
Si afirmamos que la conciencia y la
moral fáctica, no han surgido de la nada, sino que se
nutren siempre de un entorno social e histórico,
habrá que indagar sobre la naturaleza lógica
de equis determinaciones para aceptarlas, criticarlas o
rechazarlas. ¿Por qué la moral que se dice o
proclama como buena en cierta estimativa de la sociedad, no es la
misma moral que se practica?¿Dónde están las
fallas de este tipo de contradicciones?’Por qué,
siendo nuestra sociedad, en general, tan católica, en un
gran sector de la población, actos tan reprobados en la
conciencia moral cristiana, como el aborto y la
corrupción
practicados en amplios sectores de la población, hoy por
hoy, florecen y se desarrollan en forma alarmante?¿Se debe
acaso a que la moral cristiana se asume de palabra y no de
hecho?¿Por qué tal moral, en muchos casos resulta
estéril, al no resolver tan inmorales comportamientos de
acuerdo con el sentir general?¿No será, más
bien que se tendría que afirmar, que la relación
moral- sociedad, es súper compleja y difícil y en
consecuencia, debería estar en condiciones de plantear el
problema ventilando unas relaciones múltiples, de sistema
y subsistemas sociales, materiales, y culturales, que pueden ser
capaces, si no de destruir, sí de reducir la marcada
inmoralidad vigente en nuestra sociedad?.
La conducta moral, siempre es un hecho de la vida
social: familiar, cultural, política, etc. Así, se
puede afirmar que los individuos no inventan ni la sociedad ni su
moralidad. El propio comportamiento individual, es determinado
por la vida del hombre en sociedad; cultura, creencias, odios,
amores, tienen su origen en el complejo de las diferentes
prácticas sociales. Un individuo fuera de la sociedad y de
la historia, no se podría decir que actúa moral o
inmoralmente. La moral y sus prácticas es un
acontecimiento de los seres humanos que viven en sociedad, un
individuo aislado, el ejemplo de Robinsón Crusoe, no se
podría decir que actúa bien o mal, ya que no
habría quien lo dijera.
La realidad es que no sería posible vivir en una
sociedad y al mismo tiempo, no pertenecer a ella.
ÉTICA Y FILOSOFÍA
La filosofía es una ciencia. Independientemente
que los científicos pretenden restringir el área
sólo al de las ciencias experimentales como (la Física, la Química, etc.), la
filosofía, por su parte, es también una ciencia, de
acuerdo al concepto de
Aristóteles, "Ciencia es un conocimiento cierto de las
cosas por sus causas". En consecuencia, un conjunto de
conocimientos está en el nivel científico cuando
apunta a las causas de lo que se estudia, sea el fenómeno
físico, sea el origen del universo. La
filosofía no tiene otra pretensión, sino la de
investigar el fondo mismo del universo, las condiciones que hacen
posible su existencia, las causa que de hecho han originado las
cosos de este mundo. El instrumento de la filosofía es la
razón. Sólo con la razón se pueden descubrir
las causas de las cosas, la filosofía es la más
universal de todas las ciencias. Trata absolutamente de todos las
cosas, no hay un solo ser que se escape al horizonte propio de
las investigaciones filosóficas, tanto los seres
materiales, como los espirituales, los números, los
hombres, las máquinas;
todo es tema propio de la filosofía. Precisando que
solamente estudia las causas supremas de todas las cosas, se
puede decir que la Filosofía es el
conocimiento científico de las esencias y de los
primeros principios de todo ser, o sea, de las causas supremas
de todos las cosas. Es en esa profundización hasta la
esencia de las cosas, en donde reside principalmente el
carácter filosófico de la Ética. Que estudia
los actos humanos en cuanto a su bondad o maldad, es decir,
profundiza en la esencia, por lo que al ser la ética una
rama de la filosofía como tal participa de las
características de la filosofía, las dos
están en el plano científico y las dos son
racionales.
La ética como tarea científica de
explicación, no se puede considerar tan solo como un
capítulo de la filosofía especulativa, tradicional
y metafísica. En este terreno, la
ética, en su afán científico de
explicación considera la naturaleza, condiciones y
fundamentos de la moral, como fenómeno que ocurre en la
vida afectiva, real. La ética responde hoy a una total
racionalidad empírica. No se justifica ya, una
ética casuística, ni especulativa. Si la moral es
inseparable de la actividad práctica del hombre, material
y espiritual, la ética no puede dejar de tener nunca como
fondo la concepción filosófica del hombre que nos
da una visión total de éste como ser social,
histórico y creador. Toda una serie de conceptos que la
ética maneja de un modo específico como los de
necesidad, libertad,
responsabilidad, conciencia, valor, presuponen una
reflexión y esclarecimiento filosófico.
ÉTICA Y PSICOLOGÍA
Actualmente se entiende por psicología al estudio
científico de los fenómenos mentales y de la
conducta del individuo, ¿de qué manera pueden
relacionarse con la ética los fenómenos
psíquicos que afectan al individuo concreto y que son
estudiados por la psicología?, Como ciencia de lo
psíquico, la psicología ayuda a la ética al
establecer la importancia de las leyes que rigen
la
motivación interna de la conducta del individuo,
así como al mostrar la estructura del
carácter y de la
personalidad. Además de examinar los actos
voluntarios, la formación de hábitos, el origen de
la conciencia moral y el de los juicios morales. La
explicación desde el punto de vista de la
psicología de la conducta humana permite comprender las
condiciones subjetivas de los actos de los individuos.
La psicología como ciencia que atiende a los
problemas subjetivos internos de la conducta, resulta de
sobremanera necesaria para la ética, para determinar en
cada caso los correspondientes grados en que se manifiesta la
responsabilidad moral y la libertad de las personas. ¿De
qué manera puede a su vez la ética hacer
contribuciones a la psicología? A través de
la
educación, de la formación humanística
que encierran sus reflexiones, necesarias en los terapeutas para
que éstos puedan ofrecer a sus pacientes, que carecen de
dicha formación, una mejor interpretación del
sentido de su vida.
La teoría de Sigmund Freud
(1856-19399), su gran descubrimiento es el inconsciente, que
consiste en un conjunto de representaciones y energías que
por algún motivo, han sido reprimidas a una zona de la
personalidad
donde permanecen desconocidas para el propio agente moral, pero,
sin embargo, continúan influyendo en la vida consciente,
antes de Freud no se
hablaba del inconsciente sino de una manera oscura, y nunca se
desarrolló, la clasificación, la etiología
respecto a este. Además propuso un método, por el
cual se puede rastrear y descubrir el inconsciente de una
persona. Este es el psicoanálisis que, en síntesis,
consiste en asociaciones libres, de imágenes,
palabras y recuerdos. El psicoanálisis es el hilo
conductor que poco a poco va sacando a la luz aquello que
molesta y que se encuentra en la zona inconsciente.
El psicoanálisis, ha tenido importancia en la
ética porque sus concepciones de la vida mental, al
ampliar el campo de la conciencia del sujeto, propiciaron que los
valores
morales provenientes de la tradición judeo- cristiana,
fueran clarificados en cuanto a la significación que
tienen como influencia para la adquisición de
patologías.
ÉTICA Y ECONOMÍA
La economía como ciencia cuyo objeto de estudio
son las leyes generales de la producción,
circulación, distribución y consumo de los
bienes, es una ciencia estrechamente ligada con la ética,
pues la organización que se adopte, la organización
política y social que se constituya para organizar todos
los factores que intervienen en la producción,
habrá de repercutir en la formación moral de los
individuos. De los aspectos abordados por la economía
está el ejemplo: el carácter de la propiedad, sus
funciones y
limitaciones, naturaleza y clases, etc. La tecnología con las
que se transforman los recursos
naturales para satisfacer necesidades; la división del
trabajo como consecuencia de la industrialización, etc.
Repercuten profundamente en la vida moral de la sociedad. La vida
familiar ha sufrido grandes cambios en la medida en que se ha
visto afectada por los medios masivos de comunicación, la publicidad ha
estereotipado muchas formas de vida. El egoísmo
individualista que engendra la competencia en el
mercado en la industria, la
racionalidad económica y la impersonalidad de la sociedad
moderna amenazan muy seriamente su unidad y
coherencia[9].
Max Weber
(1864-1920) estudió las relaciones de la ética
protestante y el espíritu del capitalismo, mostró
que los factores económicos son fundamentales en las
formaciones sociales, pero no determinantes; en este caso, una
estructura económica discurre por el cauce de ciertas
creencias religiosas y el espíritu que las
anima[10].
La clase capitalista de la actualidad tienen el lema "
el negocio es el negocio", todo lo miden por este rasero, tanto
en el amor, como
en la guerra o la empresa comercial
e industrial[11]
ÉTICA Y SOCIOLOGÍA
La sociología como ciencia de los hechos
sociales de la convivencia humana, de las relaciones
específicas que mantienen los hombres entre sí,
desde el punto de vista de su realidad objetiva, la
sociología es una ciencia que ayuda de manera importante a
la ética. La vida del ser humano es multifacética;
religiosa, moral, política, artística,
psíquica, etc., pero toda la vida humana es ante todo
social. De ahí la importancia de conocer, lo más
objetivamente posible, las características que adoptan las
diferentes instituciones
sociales como la familia, la
escuela, el estado, los
centros de trabajo, la iglesia, dentro de los cuales el individuo
se desenvuelve y fuera de las cuales su vida como ser humano
sería imposible.
La influencia del medio familiar, por ejemplo,
especialmente en nuestra infancia, es
extraordinariamente importante para la integración de los valores
morales y el desarrollo de la conciencia. La realidad social
está formada por todos y cada uno de los individuos que la
integran.
Somos individuos, y como tales, estamos obligados a
responder de nuestros actos hasta el límite en que nuestra
conciencia es capaz de intervenir en ellos.
LA MORAL Y SU RELACIÓN CON:
EL DERECHO
En las posibilidades de las relaciones existentes en la
vida real, encontramos que, el hombre tiene una gran diversidad
de formas de conocer su realidad y su entorno social, ya que de
manera cotidiana está manipulando, sea a la manera de
redescubrirlo, manipularlo, reconstruyéndolo,
contemplándolo, etc., esto responde a una gran variedad
específica de sus necesidades humanas reales. El hombre va
enriqueciendo su conducta con diferentes modos de comportamiento
que, con el tiempo, adquieren rasgos propios y
específicos.
Existe la creencia de que la ética y el derecho
son comunes como parte de la conducta social del hombre, ya que
estos comportamientos se encuentran sujetos a normas que regulan
las relaciones entre los individuos. Se llega a afirmar que la
moralidad deviene o se transforma en derecho, es decir, las
prácticas morales de importancia y trascendencia social,
llegan a convertirse en derecho, en normatividad de conductas de
observancia obligatorias. En un plano más académico
y analítico, también se afirma que el derecho, la
normatividad jurídica, no solamente no tiene que ver con
la moral práctica, sino que inclusive se opone a ella.
Así, se asegura que una cosa es la conducta moral, y otra
la conducta jurídica; en tanto que el derecho, opera al
margen y, a veces, en contra de la moral practicada.
En la aplicación de las normas del derecho
encontramos que no exigen un convencimiento interno por parte del
individuo, el sujeto debe cumplir la norma jurídica, aun
sin estar convencido de que es justa, la aplicación de
ésta, es externa, ya que dispone de un mecanismo o aparato
estatal, capaz de imponer la observación de la norma o de
obligar al sujeto a comportarse en cierta forma.
Las normas jurídicas están codificadas
formal y de manera oficial, mediante: códigos,
constituciones, reglamentos, leyes etc., la esfera del derecho la
encontramos en la regulación de las relaciones, entre los
hombres dentro del Estado. El derecho, esta relacionado, a un
aparato coercitivo, ligado necesariamente a la aparición
del Estado. Y sólo existe un derecho o sistema
jurídico único para toda la sociedad, aunque dicho
sistema no tenga el respaldo moral de todos sus miembros,
así pues, en la sociedad dividida en clases
antagónicas sólo existe un derecho, ya que
sólo existe un Estado.
La aplicación de las normas morales es diferente
ya que se cumplen a través del convencimiento interno de
los sujetos, y por tanto exigen una adhesión muy personal
a estas normas, nadie ni nadie puede obligarnos a cumplir la
norma moral, lo que quiere decir que no existe ningún
mecanismo coercitivo externo, que pueda pasar por encima de la
voluntad personal, auque la sanción de la opinión
pública, con su aprobación o
desaprobación, nos mueve a actuar en cierto sentido. Las
normas morales no se encuentran formalmente codificadas, ya que
estas pasan de generación en generación, con sus
respectivas modificaciones e innovaciones, se considera que la
esfera de la moral es la más amplia de todos los diversos
comportamientos, ya que si se quebrantan las diversas normas de
otros tipos de comportamiento, también son quebrantadas
las normas morales.
Se puede anexar que el derecho y la moral regulan las
relaciones que surgen entre los sujetos, mediante sus respectivas
normas: postulando una conducta obligatoria o debida, las normas
de ambas tienen el carácter de imperativos, exigen que se
cumplan, que lo individuos se comporten en cierta forma, ya que
responden a una misma necesidad social, regular las relaciones de
los hombres con el fin de asegurar la unidad y el orden social,
la moral y el derecho tienen cambios, al cambiar
históricamente el contenido de su función social,
así como varía la moral de una época a otra,
o de una sociedad a otra, así también sucede con el
derecho.
LA RELIGIÓN
La moral y la religión tienen una relación
en la medida que pueden coincidir, las religiones se preocupan por
moralizar al hombre. Se puede decir que todos las religiones
contienen, implícita o explícitamente un
código moral. "Los Diez Mandamientos", son la
expresión clásica de esta relación entre
moral y religión.
En la religión, la norma moral tiene un origen
religioso, sobrenatural; es ahistórico, (fuera de la
historia) quiere decir: que no depende de los sucesivos cambios
que se producen en la vida real.
Él filosofo Risiere Frondizi, señala que,
la moral de origen divino, es una moral negativa, ya que ocho de
los diez mandamientos señalan prohibiciones, las normas no
deben tener sólo señalamientos negativos, sino
también un sentido positivo.
La relación que hay entre moral y
religión, no significa que la moral misma se dé
necesariamente dentro de una actitud religiosa, los ortodoxos son
solidarios con la frase del escritor Dostoyevsky "Si Dios no
existiera, todo estaría permitido".
Como demuestra la historia de la humanidad, la moral no
sólo no tiene su origen en la religión, sino que es
anterior a ésta. Durante miles y miles de años, el
hombre primitivo vivió sin religión, pero no sin
ciertas normas que regulaban las relaciones entre los individuos
y la comunidad, y aunque de manera primitiva, tenían ya un
carácter moral.
Una de las tendencias del hombre contemporáneo
consiste en separar la moral de la religión. La moral, se
piensa, debe ser autónoma. El hombre no necesita
justificarse ante Dios, sino ante sí mismo.
"La religión, formando una conciencia del mundo,
puede muy bien servir de base a un sentido más estrecho de
nuestra mutua pertenencia a la comunidad y, de este modo,
coincidir con un código moral puro. Pero lo que no
podrá continuar haciendo es dictar una moralidad
autoritaria puesto que, así sublimada, no será ya
capaz de seguir definiendo preceptos morales para las ocasiones
concretas de la vida[12]"
LA POLÍTICA
Aristóteles, en su obra Política,
Libro I,
Capítulo I, señala " es evidente la razón
por la cual el hombre es un animal político, aún en
mayor grado que las abejas y cuantos animales viven en
asociación. La naturaleza, como decimos, no hace nada en
balde. Sólo el hombre, entre todos los animales, posee el
uso de la palabra; la voz ( no la palabra) se les ha concedido
también a los animales, porque es el signo del dolor y del
placer. Todos los animales están organizados para
experimentar sentimientos de dolor y de placer y dárselo a
entender a unos y otros; pero la palabra tiene por objeto hacer
comprender lo que es útil o perjudicial y, por
consiguiente, justo e injusto. Lo que distingue singularmente al
hombre es su conocimiento del bien y del mal, de lo justo y de lo
injusto, como todos los sentimientos cuya comunicación
constituye precisamente la familia del Estado". En el orden
natural el Estado, está por encima de la familia y por
encima de cada individuo, porque al no poder bastarse a sí
mismo cada individuo aislado, la naturaleza inclina a todos los
hombres a tal asociación, hablar del hombre
político, es decir que tiende a vivir en sociedad, en el
Estado, el hombre tiende a vivir en, por y para la sociedad; en,
por y para el Estado.
La moral regula las relaciones entre los individuos y la
comunidad, la política comprende las relaciones entre
grupos humanos, la actividad de las clases o grupos a
través de organizaciones (
partidos
políticos), expresando abiertamente la actitud de
conquistar el poder estatal, o el mantenimiento
y ejercicio del mismo.
Los sujetos participantes en la política son
individuos reales, participan como miembros de un grupo social
determinado, al actual defienden los intereses comunes del grupo
social correspondiente en sus relaciones con el Estado, con otras
clases sociales, con otros pueblos, con otras
naciones.
La política y la moral son formas de
comportamiento que no pueden identificarse. Ni la política
puede absorber a la moral, ni esta puede ser reducida a la
política, existen dos posiciones extremas acerca de las
relaciones entre estos comportamientos:
1. Moralista abstracto:
esta clase de individuo juzga los actos políticos
sólo con criterio moralizante. Aprueba, sólo los
actos que pueden ser alcanzados por medios puros, que no
intranquilizan la conciencia moral, esta posición conduce
a una reducción de la política a la
moral.
2. Realismo
político: es hacer de la política una esfera
autónoma, y no limitarla a los buenos deseos, aquí
es la búsqueda de ciertos efectos a cualquier precio,
cualesquiera que sean los medios a que haya que recurrir, esta
postura en el terreno de la política internacional,
origina el egoísmo nacional, sobre cualquier otro
objetivo, y a la justificación de cualquier medio para
satisfacerlo; la agresión, la presión,
la violencia, la
violación de todos los derechos, etc.
El hombre es un ser social, forzado a desenvolverse
siempre individual y socialmente, con su interés tanto
personal como colectivo, no puede dejar de actuar, a la vez moral
y políticamente. La moral y la política se hallan
en una relación mutua, pero la forma concreta que adopte
esa relación, dependerá del modo como en la
sociedad, se den las relaciones entre lo individual y lo
colectivo, o entre la vida pública y la
privada.
El hombre actual no puede renunciar a la moral, ya que
ésta siempre responde a una necesidad social; que es
lograr la cohesión entre los sujeto socialmente, y tampoco
por lo menos en un futuro previsible a la política, ya que
ésta también responde a una necesidad social. Pero,
en una sociedad superior, sus relaciones han de caracterizarse
por ser concordantes sin la pérdida de su ámbito
propio y muy particular. Por tanto, ni renuncia a la
política a favor de la moral, ni excluye a la moral a
favor de la política.
La política, intenta regular las relaciones no ya
del individuo y las demás personas, sino las
interdependencias entre grupos humanos.
Platón imagina tales relaciones en su obra la
República, obra concebida como proyecto de un
estado perfecto. En ese estado existen tres estamentos:
filósofos-reyes (de ambos sexos), los guardianes, los
campesinos y artesanos. Cada estrato de la sociedad tiene una
función y una virtud propias. De tal suerte, los
filósofos-reyes deben dedicarse a gobernar; se distinguen
por su sabiduría y conocimiento. Los guardianes, un
ejército profesional, se dedican a llevar a cabo las
órdenes de los gobernantes y a defender la patria en el
caso de una guerra; su virtud específica es la
valentía. Los campesinos y artesanos se encargan de
sostener económicamente a todo el estado, ya que los otros
dos estamentos no reciben ninguna recompensa económica por
su trabajo; deben cultivar la moderación. Al cumplir cada
estamento con su propia tarea sin entrometerse en las de los
otros estamentos, se da la justicia que es, según
Platón, la virtud política por
excelencia
LA CIENCIA
El problema de las relaciones entre ciencia y moral
puede plantearse en dos planos: 1. – con respecto a la naturaleza
de la moral. En este plano se trata de determinar si cabe hablar
del carácter científico de la moral: 2. – con
respecto al uso de la ciencia. En
este plano, cabe hablar del papel moral
del hombre de ciencia o de la actividad del
científico.
La primera cuestión ya se ha visto al definir a
la ética como ciencia de la moral. Se agrega un aspecto
más señalando que las ciencias son un conjunto de
proposiciones o juicios acerca de lo que las cosas son; enuncian
o indican lo que algo es. Sus enunciados no tienen un
carácter normativo, es decir, no señalan lo que
algo debe ser. En cuanto ciencia, la ética también
es un conjunto de enunciados acerca de un objeto propio, de un
sector de la realidad humana que se denomina moral. De este
objeto de la ética forman parte, las normas y los actos
morales que se ajuntan a ellas. La ética nos dice
qué es la norma moral, pero no postula o establece normas
específicas, estudia un tipo de conducta la del hombre
real, el que establece determinadas normas de conducta. La moral
responde a la necesidad social de regular en cierta forma las
acciones de
los individuos en una comunidad dada; no es, por tanto, la
necesidad de aprender lo que algo es, es decir, de conocerlo, lo
que determina la existencia de la moral. La moral es ideología, o sea, un conjunto de ideas,
normas y juicios de valor, junto con los actos humanos
correspondientes, que responden a los intereses de un grupo
social. Una moral basada en un tratamiento científico de
los hechos morales, y que, por tanto, tenga en cuenta las
posibilidades objetivas y subjetivas de realización que el
conocimiento ético le puede mostrar, no será
ciertamente científica por su estructura, ya que
ésta será siempre normativa, pero sí
podrá basarse en el conocimiento científico que le
brindan la ética, y junto con ella la economía, la
historia, la psicología, la antropología, etc., es decir las ciencias
que estudian la realidad humana.
La segunda cuestión se refiere al contenido moral
de la actividad del científico; o sea, a la
responsabilidad moral que asume: 1. – en el ejercicio de su
actividad, 2. – por las consecuencias sociales de ella. En el
primer caso el científico ha de poner de manifiesto una
serie de cualidades morales cuya posesión asegura una
mejor realización del objetivo fundamental que preside su
actividad que es: la búsqueda de la verdad. Entre esas
cualidades morales, propias de todo verdadero hombre de ciencia,
figuran de manera principal la honestidad
intelectual, el desinterés personal, la decisión en
la defensa de la verdad y en la crítica de la falsedad,
etc., pero, en nuestra época, que se caracteriza por la
enorme elevación del papel de la ciencia en el progreso
tecnológico, el contenido moral de la actividad
científica se precisa y enriquece aún más.
El uso de la ciencia puede acarrear grandes bienes o terribles
males a la humanidad. Si se aplica con fines bélicos,
puede convertirse en una gran fuerza de destrucción y de
exterminio del mismo ser humano. En cuanto que la ciencia no
siendo ideológica por su estructura puede estar al
servicio de los fines más nobles, o de los más
perniciosos para el género
humano, el científico no puede permanecer indiferente ante
las consecuencias sociales de su labor, es decir al uso que se
haga de sus investigaciones y descubrimientos. La ciencia por su
uso y por las consecuencias de su aplicación no puede ser
separada de la moral, pero la calificación moral no puede
recaer sobre el contenido propio e interno de ella, ya que la
investigación científica en cuanto
tal es neutra moralmente.
¿QUÉ NOS OFRECE LA SOCIEDAD
ACTUAL?.
El progreso económico, científico,
técnico y político- social en nuestros días
ha propiciado el surgimiento de la sociedad del bienestar, del
consumo, de la abundancia. Nuestra sociedad nos presenta un
amplio abanico de perspectivas y ofrece un amplia gama de
posibilidades:
1. Posibilidades de
riquezas. La publicidad y los medios de
comunicación, diariamente nos presentan una enorme
variedad de bienes y riquezas: los lujos de la elite, las grandes
mansiones, los lujos automóviles; de los artistas, de los
millonarios, el reconocimiento y fortuna de abogados,
empresarios, deportistas, políticos, etc.
2. Posibilidades de
oficios y profesiones. Nos ofrecen toda una serie,
prácticamente indefinida, de carreras y empleos:
ingenieros, técnicos, psicólogos, médicos,
pintores, deportistas, economistas, artesanos, etc.
3. Posibilidad de comprar:
en el mercado en general nos presenta infinidad de objetos de uso
y compra: perfumes, ropa, alhajas, electrodomésticos,
automóviles, etc.
4. Posibilidades
lúdicas. La publicidad nos informa de los más
extraordinarios y seductores espectáculos y actividades,
de manera constante nos ofrecen viajes,
excursiones, deportes,
películas, etc.
Aquí es donde se presenta los problemas
prácticos – morales, ya que la sociedad al
presentarnos tantas posibilidades, exige, también, enormes
sacrificios, muchas personas encuentran bienestar y
satisfacciones; más aún para otras, nuestra
sociedad se convierte en un doloroso sufrimiento.
Resultado que cuanto mayores sean nuestras aspiraciones,
mayores pueden ser nuestras frustraciones, así
¿cómo acertar en nuestra
elección?¿Cómo no perderse entre la variedad
de alternativas?, Un joven sabe que debe estudiar; pero,
¿debe renunciar al deporte, al cine a ganar
algún dinero?, No se puede hacer todo, pero,
¿cómo elegir entre ser ingeniero, deportista, o
artista?¿Y si elijo ser deportista y fracaso?, Estas
frustraciones recaen en las posibilidades de elección por
lo que afectan a la persona en primer lugar y a los demás
con los que convive.
El mundo está cambiando a un ritmo potencial. Si
queremos enfrentar exitosamente el desafío que constituyen
los inquietantes cambios en ciencia, tecnología, comunicaciones
y relaciones sociales, no podemos quedarnos con las "respuestas"
del pasado; debemos confiar en los "procesos" que
generan los nuevos problemas. El cambio se sucede tan
rápidamente que las respuestas, conocimiento,
métodos y habilidades se vuelven obsoletos casi en el
momento en que los dominamos.
Esta situación no sólo implica elaborar
nuevas técnicas educacionales, sino establecer una nueva
meta. En el mundo que cotidianamente nos enfrentamos, el objetivo
de la educación debe desarrollar individuos abiertos al
cambio y con una verdadera capacidad de resolver la constante
problemática que se presenta. Sólo dichas personas
pueden enfrentar de manera constructiva las diferentes
situaciones, donde los problemas prácticos – morales
surgen con mucha mayor rapidez que las soluciones o
respuestas. Es imposible concebir una moral sin pensar en la
educación; ya que el ser humano no nace con determinada
moral, sino que dentro de su proceso de
desarrollo en la sociedad, se construye como agente moral, y la
calidad de su
construcción moral depende en gran medida de la calidad de
educación que ha recibido.
LA
URGENCIA DE MI SITUACIÓN CONCRETA
O MI COMPROMISO ÉTICO
"La gente siempre está culpando a las
circunstancias. En este mundo triunfan aquellos que se levantan y
buscan las circunstancias que sean y, si no las encuentran, las
fabrican"(Bernard Shaw).
Es muy fácil decir que las cosas están
como están por culpa de los gobernantes o de la crisis, o de
la sociedad, o del sistema. Constantemente estamos
justificándonos para evadirnos de nuestras obligaciones
morales, desplazando las responsabilidades hacia entidades
abstractas u organismos que nada soluciona.
Se ha visto, sin embargo, que el hombre es un ser
incierto, tiene varias posibilidades de acción moral, y es
esta condición la que precisamente le provoca el conflicto:
¿Qué hacer? ¿Cómo
responder?.
El hombre que se contenta siempre con lo que hay, no
está haciendo valer su condición de persona, es
decir, de sujeto autónomo en desarrollo de sus
potencialidades.
Sabemos que el hombre no "tiene" la libertad; estamos
condicionados por todos los frentes: política, cultural,
socialmente; hasta nos "ordenan" lo que tenemos que pensar y que
desear, como se constata, por desgracia, en los medios de
comunicación.
Sin embargo, el hombre si sabe lo que es la libertad y
siente en sí mismo la aspiración hacia
ella.
Esta aspiración es la que le impulsa a la
acción; por ejemplo, la búsqueda de justicia, para
que todos alcancen la misma posibilidad de ser libres.
No basta, por otro lado, con ponernos una etiqueta y
conformarnos: "Es más fácil ser "humanitarios" que
dar a nuestro País lo que le corresponde. Es más
sencillo ser "Patriotas" que hacer de nuestra propia comunidad un
sitio más agradable para vivir. Cuesta menos ser
"líderes sociales" que tratar a nuestras propias familias
con amor y comprensión. Cuanto menor es el foco de
atención, más ardua es la tarea"
(Sydney J. Harris).
"Don Quijote
discurría con la voluntad, y al decir "¡yo sé
quién soy!", no dijo sino "¡yo sé
quién quiero ser!". Y es el quicio de la vida humana toda:
saber el hombre lo que quiere ser. Te debe importar poco lo que
eres, lo cardinal para ti es lo que quieras ser.
(M. de Unamuno, Vida de don Quijote y
Sancho).
Hablar de un "porvenir" en relación con la
ética encierra varias dificultades. En primer lugar, por
la condición misma de la ética, que nada tiene que
ver con las maravillas o desgracias que nos esperan en el futuro
sino con lo más prioritariamente inaplazable: el uso
actual de la libertad. La moral, como la vida a la que sirve y a
la que da sentido, nunca puede ser dejada para más tarde.
La política, por ejemplo, es una inversión a más o menos largo plazo,
que supedita la actividad presente a determinados beneficios
futuros: la legitimación de los sacrificios hoy necesarios
o de la utilización actual de la violencia proviene del
mañana que, como resultado de todo ello, vamos
conquistando. Pero la ética trata de la
intervención oportuna en el momento crítico, de la
elección que calibra y decide entre las propuestas del
presente, no para ganar el mañana sino para dar sentido al
hoy: lo que cuenta no es lo que más tarde se tendrá
sino lo que ahora se quiere. El sujeto libre no busca el
ejercicio moral nada distinto y posterior a sí mismo. Sino
seguir mereciendo la confianza y el amor propio racional que se
profesa. Ninguna institución futura le dispensará
de continuar experimentando la urgencia sin excusas de la
opción presente.
Referirse al porvenir de la ética parece dar por
supuesto que se avecinan nuevos valores fundamentales y que cabe
esperar (sea con temor o con esperanza) un nuevo tipo de
moralidad. Los hábitos eróticos, las
ideologías políticas, las relaciones familiares,
las posibilidades creadoras o destructoras de la ciencia
aplicada, todo ello en vías de acelerada
modificación, darán lugar a códigos de
conducta distintos a los usados por nuestros padres y no digamos
por nuestros abuelos. Lo que ayer producía
escándalo, hoy es moda
disfrutada sin escrúpulo; comportamientos que ayer eran
tenidos por normales y hasta edificantes, hoy parecen impropios o
brutales. En este sentido un estudio sobre el porvenir de la
ética podría ser algo así como una escala
futurológica que intentase prefigurar los usos cuya
valoración va a experimentar un alza y aquellos que
decaerán paulatinamente en el aprecio
público.
1. ¿
Qué se entiende por Ética?
2. ¿ Cuál es
el campo de la Ética?
3. ¿ En que
consiste un problema Moral?
4. Escriba dos ejemplos de
problemas prácticos- morales
5. Señale la
diferencia entre un problema Ético de un problema
Práctico- Moral
6. Indique cuales ciencias
se relacionan con la Ética
7. ¿
Cómo surge la Moral?
8. ¿
Cómo se mide el progreso Moral?
9. ¿
Cómo se relaciona la Moral y el Derecho?
10. ¿ Cómo se relaciona la Moral y
la Ciencia?
11. Escribe tu propia reflexión/ comentario
acerca de cada una de las Lecturas de Reflexión
Realice un cuadro comparativo de las
características de la Moral; primitiva, esclavista,
feudal, capitalista y socialista
Cuadro comparativo de |
Primitiva Esclavista Feudal Capitalista Socialista |
LOS VALORES
La ética estudia los valores, es decir, todo
aquello que las personas desean, consideran importante de hacer o
conformar su manera de ser ( su personalidad. Los seres humanos,
por ser libres, vamos formando nuestro carácter, es decir,
la manera habitual de ser y hacer, mediante nuestros actos, la
formación del carácter presenta una doble
dimensión: en primer lugar, con cada acto elegimos una
entre varias posibilidades, como ejemplo; en este momento puedo
poner atención a las clases o utilizar mi tiempo para
escribir algo que me interesa, o no poner atención, ni
respetar el tiempo de otros, o fastidiar al maestro o a mis
compañeros, etc., en segundo lugar con cada acto
configuramos la conducta habitual: quien roba se hace
ladrón, quien miente se convierte en mentiroso, quien
estudia se convierte en estudiante. Haciendo el mal, adquirimos
hábitos negativos (vicios) y nos hacemos personas
negativas o viciosas; haciendo el bien adquirimos hábitos
positivos (virtudes) y nos hacemos personas buenas, correctas o
virtuosas.
En el proceso de elección y el hacer se nos
presenta siempre la posibilidad de elegir entre varios actos
posibles. Esta elección ha de basarse, a su vez, en una
preferencia.
Al hablar del término valor cuyo uso se extiende
hoy a todos los campos de la actividad humana, incluyendo la
moral. Corresponde a Carlos Marx el
mérito de haber analizado el valor económico
ofreciéndonos con ello los rasgos esenciales del valor en
general. Veamos el problema del valor con respecto a un objeto
económico como: la mercancía, es en primer lugar un
objeto útil, satisface determinada necesidad humana. Tiene
una utilidad para
nosotros y, en ese sentido, posee un valor de uso. La
mercancía vale en cuanto podemos usarla y el objeto
útil no podría ser usado, y, por tanto, no
tendría un valor de uso, si no poseyera ciertas
propiedades sensibles o materiales.
Para que un objeto tenga un valor de uso se requiere
simplemente que satisfaga una necesidad humana, sea natural o
producto humano. Cuando estos productos se destinan no
sólo a ser usados, sino ante todo a ser cambiados se
convierten en mercancías, y, entonces, adquieren un doble
valor: de uso y de cambio. El valor de cambio de la
mercancía es indiferente a su valor de uso; o sea, es
independiente de su capacidad para satisfacer una necesidad
humana determinada, sólo un objeto útil puede tener
un valor de cambio.
El valor de cambio, como el de uso sólo lo posee
el objeto en su relación con el hombre, como una propiedad
humana o social suya, aunque esta propiedad valiosa no se
presente en el objeto(en la mercancía) con la claridad y
transparencia con que se da en ella el valor de uso.
El valor de cambio como el de uso, no existe, por tanto,
en sí, sino en relación con las propiedades
naturales, físicas, del objeto que lo soporta, y en
relación también con un sujeto, el hombre social,
sin el cual tal objeto no existiría, potencial ni
efectivamente, como objeto valioso.
La teoría que fundamenta los valores se le llama
axiología. El hombre siempre a estudiado
los valores, aunque no con el nombre y sistematicidad con que en
la actualidad se realizan. Ya los grandes filósofos como
Platón y Aristóteles, estudiaron con amplitud
entidades como la justicia, el bien, la responsabilidad, la
moderación, la libertad, etc., a las cuales las
designaremos como valores morales.
La historia de la
filosofía reconoce como iniciadores formales de la
axiología a los filósofos del siglo XIX, Hermann
Lotze y Friedrich Nietzsche,
difundieron como señala Francisco Larroyo, las frases que
se emplean en nuestro tiempo por ejemplo: validez del valor,
tabla de valores, trasmutación de valores, y
otros.
Max Scheler estableció una escala
jerárquica de valores:
1. valores sensibles, como
lo agradable y lo desagradable
2. valores vitales, como
la salud,
enfermedad, vejez,
muerte
3. Valores espirituales,
que comprenden los valores estéticos ( lo bello y lo feo),
valores jurídicos ( lo justo y lo injusto), valores
ligados al ejercicio de nuestro conocimiento.
4. El grado más
alto coloca Scheler los valores religiosos, como lo sagrado y lo
profano.
5. La acción
ética para Scheler, consistirá pues, en la
realización de los valores según esta misma
jerarquía, los valores inferiores son sacrificados, cuando
sea necesario, por los de rango superior. El sentido de la vida
humana consiste para él, en la realización de los
mismos. Ello es posible mediante la facultad estimativa. Max
Scheler subraya el carácter absoluto y trascendente de los
valores. Según él, los valores son siempre los
mismos, lo que cambia es el hombre histórico, que altera
su orden respectivo. Pero los valores están ahí, y
se descubren al igual que la verdad. Cuanto más valiosa es
la persona, más abierta se encuentra a los
valores.
La mayoría de las personas no sabe qué son
los valores: pero reconoce lo valioso de los objetos, pues los
valora y se decide, al elegir o tener preferencia más por
unos que por otros.
Los valores no existen por sí mismos, al menos en
este mundo: necesitan de un depositario en qué descansar.
Se nos presentan por tanto, sólo como cualidades de esos
depositarios: la belleza de un trofeo, la hermosura de la rosa,
la utilidad de una herramienta, la armonía de una
escultura, en lo anterior existe cualidades para la existencia
misma del los objetos, el volumen, el peso,
la exactitud, la extensión, como ejemplo. Ninguno de estos
objetos podría existir a la falta de esas cualidades. Son
cualidades que los objetos comparten con los demás objetos
y que ellos mismos poseían antes de que se les incorporara
un valor.
SUBJETIVISMO Y
OBJETIVISMO AXIOLÓGICOS
A finales del siglo XIX el tema acerca de valores
cobró suma importancia, debido sobre todo a la obra de
Friedrich Nietzsche, tiempo después, surgieron dos clases
de opiniones contrapuestas respecto a la realidad del
valor[13]:
LOS SUBJETIVISTAS AXIOLÓGICOS
Defienden que no existen cosas valiosos por
sí mismas, ni tampoco valores, sino que todos los valores
son creados o inventados por las personas, es decir, valioso es
lo que los seres humanos consideran como tal, por tanto el
subjetivismo, traslada el valor del objeto al sujeto, y lo hace
depender del modo como soy afectado por la presencia del objeto.
Como representantes de esta corriente sitúan a los
siguientes filósofos:
1. Nietzsche.,
Reaccionó contra las ideas platónicas y contra la
moral cristiana, defendió que los valores morales son
valoraciones subjetivas, es decir, que los valores dependen de
las preferencias individuales y colectivas y se encuentran
sometidos a las modas y los caprichos humanos.
2. Meinong., Afirma que
una cosa tiene valor cuando nos agrada y en la medida en que nos
agrada.
3. Ehrenfels., En cambio,
rechaza el sentimiento de agrado como fundamento del valor.
Según el mismo, si el fundamento del valor fuera el
agrado, sólo podrían ser valiosas las cosas
existentes, sin embargo, consideramos también como
valiosas las cosas que no existen; como la justicia perfecta, la
felicidad total, la democracia
plena. Para este filósofo el fundamento del valor reside
en nuestro deseo o apetito, valiosas son las cosas que deseamos o
apetecemos y porque las deseamos y las apetecemos[14].
Los subjetivistas tienen razón al sostener
que no hay objetos valiosos de por sí, al margen de toda
relación con el sujeto, y más propiamente, con un
sujeto que valora.
Los subjetivistas no tienen razón al descartar
por completo las propiedades del objeto, sean naturales o las
creadas por el hombre, que pueden provocar la actitud valorativa
del sujeto. ¿Cómo podría explicarse que
distintos objetos susciten diversas actitudes
valorativas en un mismo sujeto, aunque ello no quiera decir que
la relación sujeto- objeto tenga un carácter
estrictamente individual? Es evidente que la existencia de
propiedades objetivas distintas contribuyen a despertar
reacciones diversas en el mismo sujeto, el modo de ser afectado
el sujeto no puede ser reducido a una reacción puramente
individual sean modas, caprichos, agrado personal o desagrado,
nuestro apetito, gusto o estado psíquico.
LOS OBJETIVISTAS AXIOLÓGICOS
Sus antecedentes históricos son lejanos ya
que los encontramos en Platón en su doctrina
metafísica de las ideas. Lo bueno y lo bello existen
idealmente, como entidades inmutables, intemporales y absolutas
que existen en sí y para sí, independientemente de
cómo se plasmen en las cosas empíricas, temporales,
mudadizas y relativas, e independientemente también de la
relación que el hombre pueda mantener con ellas
conociéndolas o intuyéndolas. Para los defensores
de esta corriente valorar consiste en descubrir
valores.
En esta corriente encontramos dos concepciones
distintas.
1. Para Max Scheler y
Nikolai Hartmann., Los valores son independientes, tanto de los
sujetos que valoran como de las cosas y los bienes en que se
encuentran. Los valores son entes ideales, objetivos y
absolutos, existentes en sí y por sí, que poseen
una esencia propia y una existencia ideal.
2. Otros filósofos
pertenecientes a muy diversas corrientes filosóficas, como
Maritain, Ortega y Gasset y casi todos los
neoescolásticos, sostienen que no existen valores
independientes en sí, sino objetos reales e ideales (
bienes), que por ser bienes poseen valor y se presentan a las
personas invitándoles a su realización, o sea los
valores son los propios seres reales e ideales en tanto en cuanto
se presentan como bienes a las personas.
Las tesis
fundamentales del objetivismo, pueden sintetizarse de la
siguiente manera: separación radical entre valor y bien, y
entre valor y existencia humana.
Los valores morales únicamente se dan en actos o
productos humanos. Sólo lo que tiene una
significación humana puede ser valorado moralmente, pero,
a su vez, sólo los actos o productos que los hombres
pueden reconocer como suyos, es decir, los realizados consciente
y libremente, y con respecto a los cuales se les puede atribuir
una responsabilidad moral. En este sentido, se puede calificar
moralmente la conducta de los individuos o de grupos sociales,
las intenciones de sus actos, y sus resultados y consecuencias,
las actividades de las instituciones sociales, etc.
Un producto humano puede soportar varios valores, aunque
uno de ellos sea el determinante. Así, por ejemplo un
poema puede tener no sólo un valor literario,
histórico, sino también político, o moral.
Es legítimo abstraer un valor de esa gran formación
de valores, pero a condición de no reducir un valor a
otro.
Puedo juzgar un poema por su valor literario o
político, pero siempre que no se pretenda deducir de esos
valores su valor propiamente histórico. Quien condena un
poema desde el punto de vista moral, no dice nada que afecta a su
valor histórico, simplemente está afirmando que en
dicha obra no se realiza el valor moral que él considera
que debiera realizarse en ella.
Un mismo acto o producto humano puede ser valorado, por
tanto, desde diversos ángulos en cuanto que en él
se encarnan o realizan distintos valores. Pero, aunque los
valores se conjuguen en un mismo objeto, no deben ser
confundidos. Esto se aplica de un modo especial a los valores
morales y no morales. Hay que tener presente que los valores
morales sólo se encarnan en actos o productos humanos, y,
dentro de éstos, en aquellos que se realizan libremente,
es decir, consciente y voluntariamente.
LO NORMATIVO Y LO FÁCTICO
Si por moral se entiende como: un conjunto de normas,
aceptadas libre y conscientemente, que regulan la conducta
individual y social de los hombres.
En la definición encontramos: normas y
conducta.
1. Lo referente a normas (
normativo), está constituido por las normas o reglas de
acción, e imperativos que enuncian algo que debe
ser.
2. Conductas
(fáctico), o plano de los hechos morales, constituido por
ciertos actos humanos que se dan efectivamente, es decir, que
son, independientemente de cómo creamos que debieron
ser.
En el terreno normativo se encuentran las reglas
que postulan determinado tipo de comportamiento: "respeta la
propiedad ajena", "no adquieras cosas robadas", "obedece a tus
padres", "sé solidario con tus amigos" etc.
En el terreno de lo fáctico; están todas
las acciones concretas, el acto X de Juan que obedece a sus
padres, el acto por el cual María muestra su
solidaridad con su amiga Rocío, el acto de Pedro no
aceptar comprar objetos robados etc.
Estos actos se ajustan a determinadas normas morales y
justamente porque pueden ser puestos en una relación
positiva con una norma, en cuanto se ajustan a ella o la ponen en
práctica, cobran un significado moral, son actos morales
positivos o moralmente valiosos. Se puede considerar otro tipo de
actos: el incumplimiento de una promesa dada, la falta de respeto
entre los compañeros del grupo, los actos irrespetuosos
hacia las autoridades, etc., éstos no se consideran actos
morales positivos en cuanto están quebrantando las normas
morales, pero no por ello dejan de ser de la esfera moral. Lo
normativo se encuentra, a su vez, en relación con lo
fáctico, ya que toda norma, establece algo que debe ser,
un tipo de comportamiento que se considera el adecuado, apunta a
los hechos, ya que implica una exigencia de hacerlo. Lo normativo
existe para ser realizado, lo cual no quiere decir que se realice
necesariamente, establece una conducta que se considera adecuada,
es decir, que debe de hacerse, aunque en la realidad no se cumpla
la norma, pero, el que no se cumpla la norma no invalida su
exigencia de realizarla, las normas se dan y valen
independientemente del grado en que se cumplan o no. Las normas
deben de cumplirse, y los hechos se relacionan con las normas a
realizarse.
ESTRUCTURA DEL ACTO MORAL
¿Qué es un acto moral?,
¿Cuáles son las condiciones o requisitos que
reclama un acto moral?, ¿Cuáles son los elementos
esenciales que conforman al acto moral?.
El acto moral implica todo un proceso en que sé
interrelacionan una serie de elementos o pasos, se puede definir
como: " es el proceso mediante el cual un sujeto moral realiza un
comportamiento susceptible de ser valorado bajo un sentido moral
( bueno o malo)".
Los requisitos para efectuar un acto moral son: la
libertad y conciencia del sujeto. Un acto adquiere su
calificativo moral cuando se realiza en una forma libre y
consciente. La libertad es una condición fundamental y
necesaria en el acto moral. Según John Dewey, en su obra
Teoría de la moral, los requisitos que debe poseer una
sujeto para realizar un acto moral son:
1. debe saber lo que
está haciendo
2. debe escoger ese acto
por él mismo (libertad)
3. debe ser el acto moral
la expresión de un carácter formado y
estable
4. El acto debe ser
voluntario, manifestar una elección como expresión
de la tendencia y disposición general de la
personalidad.
Los actos que realizamos en la vida diaria, son
insignificantes en forma aislada, pero son importantes en su
conjunto, como señala Dewey: "si un hombre que tuviera que
acudir a una cita importante por la mañana, sé
rehusa a levantarse de la cama por pura pereza, la calidad moral
indirecta de ese acto, en apariencia automático,
sería evidente. Se realiza un gran número de actos
que parecen triviales en sí, pero que en realidad son
apoyos y puntales de otros actos, en los que están
presentes consideraciones morales definidas. La persona que
pasara por alto completamente la conexión de la gran
cantidad de actos más o menos rutinarios con el
pequeño número de aquellos que tienen una clara
consecuencia moral sería una persona totalmente
irresponsable e indigna de confianza".
Siguiendo la estructura que presenta Adolfo
Sánchez Vázquez, se pueden distinguir los
siguientes elementos que integran el acto moral.
1. Primer elemento del
acto moral es el sujeto moral. Es el individuo dotado de
conciencia moral, es un ser concreto, ubicado en una determinada
circunstancia histórica y social, por ello también
se le llama sujeto real.
2. Motivos o intenciones.
Cuando nos preguntamos qué es lo que nos lleva a actuar o
perseguir un determinado fin. Se puede decir que un mismo acto
puede realizarse por diferentes motivos: buenos o malos,
conscientes o inconscientes. Pero, en todo caso, los motivos
inconscientes están fuera del mundo moral, por lo que, el
acto moral, se centra solamente en los motivos conscientes del
sujeto. Las teorías
motivistas o de las intenciones consideran que lo bueno de una
acción descansa en los motivos de un sujeto. Como
representante está Kant.
Según la teoría motivista, se puede hablar de los
actos que son realizados con buenas intenciones, pero cuyos
resultados no son por diversas circunstancias, buenos o
positivos.
3. Conciencia del fin que
se persigue. Es aquello que se entiende como la
anticipación ideal del resultado que se pretende alcanzar.
Este momento del acto moral es vital para cualquier sujeto,
puesto que todavía no se ha realizado efectivamente,
pudiendo, así, orientarlo hacia un sentido u otro.
Así por ejemplo: dos alumnos visitan a un compañero
de clase que está enfermo:
- El primero espera que su visita reconforte y apoye
moralmente a su compañero. - El segundo, espera que mediante su visita, su
compañero (enfermo), que es el líder
de los estudiantes, lo tome en cuenta para poder ocupar una
cartera política en el estudiantado.
4. Decisión.
La decisión le otorga al acto moral su carácter
autónomo y voluntario, ya que la decisión debe ser
la expresión de la propia voluntad y responsabilidad del
sujeto, y no de la voluntad ajena ( heteronomía.
Definiendo la decisión como la capacidad que tiene el
sujeto para actuar por sí mismo, en concordancia con lo
que cree que es la mejor elección o alternativa
5. Elección.
Implica una elección entre varios fines posibles. En un
acto moral uno siempre se pregunta ¿cuáles son los
fines preferibles para llevar a cabo el acto moral?, Dewey
señala un ejemplo de elección "Una persona va abrir
una ventana porque siente necesidad de aire fresco;
ningún acto podría ser más "natural",
más moralmente indiferente en apariencia. Pero recuerda
que su acompañante es un minusválido muy sensible a
las corrientes de aire. Ve ahora su acto bajo dos aspectos
diferentes, dotado de dos valores distintos y tiene que hacer una
elección. Cuál es el fin adecuado: la
satisfacción de un placer personal o la
satisfacción de las necesidades de otro?"
6. Medios. El empleo de los
medios adecuados no puede entenderse cuando se trata de un acto
moral, en el sentido que todos los medios sean buenos para
alcanzar un fin o que el fin justifique los medios. Un fin
elevado no justifica el uso de medios más bajos, como
aquellos que contienen el tratar a los hombres como cosas o meros
instrumentos.
7. El resultado. El empleo
de los medios permite alcanzar, el fin, el resultado deseado. El
acto moral se consuma en el resultado, o sea, en la
realización del fin perseguido[15].
8. Las circunstancias. Es
otro ingrediente del acto moral, entendiendo a éstas como
las diversas situaciones que rodean al acto moral, una forma de
enumerar las circunstancias de acuerdo a Austín Fagothey
son a través de preguntas:
¿quién?¿Cuándo?¿Cómo?¿A
quién?¿Con qué medios?¿Por
qué?¿Conque
frecuencia?¿Dónde?
CIRCUNSTANCIAS
MEDIOS
DECISIÓN ELECCIÓN
MOTIVOS
CONCIENCIA DEL FIN QUE SE PERSIGUE
SUJETOS MORALES
En el acto moral concurren una serie de elementos o
momentos; Todos ellos deben ser cumplidos de manera positiva para
que nuestro comportamiento sea moralmente bueno en una forma
plena.
LAS NORMAS MORALES.
Cuando analizamos la historia vemos que el ser
humano, en todas las épocas y en todas las sociedades, ha
desarrollado principios morales, de acuerdo con los cuales ha
intentado regular las conductas personales y sociales. Estos
principios morales han ido variando con el transcurso del tiempo:
los deberes y los derechos aceptados por unos pueblos eran
rechazados por otros. Con frecuencia, en una misma sociedad
encontramos aciertos morales y errores aberrantes.
Como ejemplo, en la Grecia de
Pericles, al mismo tiempo se intentaba desarrollar un sistema
político democrático, y se aceptaba la existencia
institucional de la esclavitud, en la actualidad se habla de
globalización comercial, política,
cultura, libertad, mientras tiene lugar las guerras
intestinas, la muerte
sé seres humanos por falta de alimentos,
pobreza
extrema, etc.
Los seres humanos han sido capaces de imaginar y dar
vigencia social a las más variadas formas morales. ;
parece evidente que, basándose en unos u otros principios
o en unas u otras costumbres, todas las sociedades se han visto
obligadas a regirse por determinadas normas de moral, en lo que
respecta a todos los actos humanos de determinada
sociedad.
Los éticos han advertido que se comprenda bien
qué es una norma si se compara con el concepto de ley
natural, en el lenguaje
cotidiano, se utiliza, el concepto de ley al referirse a la norma
moral. ¿En qué se diferencian las leyes naturales
de las normas o leyes morales?.
Sobre la ley natural se han expresado muchas
definiciones, todas ellas tienen en común lo siguiente: la
ley es una relación constante entre los hechos. La ciencia
se ocupa de las relaciones constantes e invariables entre los
hechos, y a este tipo de relaciones se les llama leyes. La
palabra ley (en griego nomos) significa mandato, imperativo. Se
llama así la relación permanente entre los
fenómenos, debido a que es forzosa. Una
característica esencial de la ley es que se trata de un
juicio que señala relaciones constantes entre los
fenómenos. Y esto se basa en el principio de causalidad
que sostiene que a determinadas condiciones corresponden
necesariamente determinadas consecuencias. Por ejemplo, si arrojo
una moneda al aire, sé de antemano que ésta
tenderá a caer y no a quedar suspendida en el espacio, en
virtud de la ley de la gravitación. La ley no admite
excepciones, no dice que unos cuerpos caen y que otros no caen;
su carácter de ley radica en que señala una
necesidad.
Podemos preguntarnos ¿Acaso la norma moral es
semejante a la ley natural?, ¿La norma moral
también expresa una necesidad causal?. Se observa que la
norma moral se dirige a seres capaces de cumplirla o no
cumplirla. Si no se piensa en un margen de libertad, entonces la
norma moral es imposible, ¿Qué caso tendría
prescribir la norma "los hombres deben ser veraces", si
éstos fueran necesariamente veraces?. La norma moral se
distingue de la ley natural en que no expresa una relación
constante o necesaria, sino que descansa en el supuesto de la
libertad. Por su finalidad las leyes naturales y las normas
morales se diferencian porque las leyes son explicativas. El
científico no hace juicio de valor, sólo se
pregunta a qué leyes obedecen ciertos fenómenos. La
función de la ley consiste en explicar un hecho con base
en la relación que éste guarda con otro. En cambio,
las normas morales son prácticas, no tratan de explicar
sino de provocar, de suscitar un comportamiento que se considera
adecuado o valioso. Las leyes naturales necesitan ser comprobadas
por los hechos, deben ser verificadas en la
experiencia(carácter a posteriori de las leyes. En cambio,
la comprobación empírica no existe en el orden
normativo(carácter a priori de las normas morales, la
validez de la norma moral es a priori.
Las normas morales son interiores. Para satisfacer estas
normas, es indispensable que el obligado esté consciente
de que debe acatarlas: en caso contrario, sólo
habrá cumplimiento legal, pero no moral. Si una persona
aplica la norma "respeta a los ancianos a su conducta externa,
entonces sólo estará cumpliendo con una norma de
trato social.
Las normas morales son unilaterales: porque
únicamente obligan, pero nadie tiene derecho a exigir su
cumplimiento. Si fueran bilaterales, se convertían en
normas jurídicas.
Las normas morales no son coercibles. No se pueden
cumplir mediante la fuerza. El obligado debe acatar la norma de
manera individual, natural y espontáneamente.
Las normas morales son autónomas. El sujeto moral
es su propio autor, porque surgen de su propia
naturaleza.
Continuamente emitimos juicios sobre el comportamiento y
los actos de los demás. Con frecuencia, nos convertimos en
jueces de los demás, y nos pronunciamos sobre la
honestidad o la deshonestidad del comportamiento
ajeno.
En otras ocasiones intentamos dar razones que convenzan
a las personas que nos rodean de que nuestros actos han tenido
que realizarse así y no de otra manera.
EJERCICIO A MANERA DE INTRODUCCIÓN:
a) Lorena le
mintió a sus Papás
b) Está en lo
correcto
c) No está bien
mentirle a los papás
d) Cada cual hace lo que
puede
———–
a) El atentado terrorista a las
torres gemelas de Nueva York mató a miles de
personas
b) Fue una acción
correcta
c) Es el acto terrorista
más negativo y repulsivo
d) Las venganzas a través
del terrorismo son
venganzas políticas
En cada uno de los
bloques anteriores consta de cuatro juicios. Las expresiones
precedidas por la letra a de estos ejercicios no son juicios
morales. Las expresiones precedidas por las letras b, c, y d,
sí son juicios morales
Decir Lorena mintió a sus Papás no es
más que expresar un hecho acontecido, del que podemos
tener cierta constancia. Es, por tanto, un juicio de experiencia
(empírico), si lo hemos comprobado. Puede incluso, ser
falso, por razón de que Lorena no haya mentido, pero, en
cualquier caso, es un juicio que se refiere exclusivamente a un
hecho que ha podido ocurrir o no. Decir el atentado terrorista a
las torres gemelas de Nueva York, mató a miles de
personas, es un hecho comprobado, nos lo han transmitido los
testigos y sobrevivientes del suceso, lo han documentado los
medios masivos de comunicación, lo ha verificado el
gobierno, etc.,
este juicio se refiere a un hecho ocurrido.
Los juicios b, c y d no se refieren a juicios ocurridos,
sino a la consideración que para nosotros tienen tales
hechos.
¿Cómo son posibles los juicios morales?,
¿Qué es lo que hace que en un momento determinado
podamos pronunciarnos sobre la bondad o maldad de un acto?, Se
puede afirmar que los juicios morales son posibles por el Sentido
Moral. Es el conjunto de esquemas, normas y reglas que hemos
adquirido a través de nuestra educación, familia y
medio
ambiente, y que mantenemos en el momento de emitir un juicio
moral, si revisamos nuestra propia historia individual, podremos
recordar, con facilidad, lo que a lo largo de ella se nos ha
trasmitido, un conjunto de reglas o normas morales, pautas de
conducta. ¿Pero quién nos las ha trasmitido?. En
primer lugar, nuestra familia, luego, las instituciones
educativas en las que hemos estado, también la propia
sociedad en la que vivimos y de la que dependemos.
Se nos ha dicho continuamente lo que es bueno y lo que
es malo, o, lo que, nuestros educadores consideraban bueno o
malo, ante este aprendizaje y,
ante esas normas de conducta hemos podido tener tres
actitudes:
Rechazo, Indiferencia, Aceptación.
Rechazo, cuando la norma o normas que se nos han
trasmitido no nos han convencido y, tras un razonamiento y una
crítica, hemos decidido olvidarlas, rechazo
también, cuando por cansancio o saturación hemos,
sin más, prescindido de ellas. Rechazo, también,
cuando las hemos sustituido por otras.
Indiferencia, cuando la norma o regla no nos dice nada,
y volvemos la espalda a su contenido. No es un rechazo efectivo,
pero tampoco una aceptación consciente.
Aceptación, cuando esa norma o normas,
constituyen lo que podríamos llamar nuestro equipaje
moral. El conjunto de reglas que hemos mantenido, conservado, con
las que crecemos, caminamos por la vida y que constituyen lo que
en un principio hemos llamado sentido moral[16].
El término conciencia puede utilizarse en dos
sentidos: uno general, el de la conciencia propiamente dicha, y,
otro específico, el de la conciencia moral. El primero es
el que encontramos al expresarnos como: "Lorena a perdido la
conciencia", "Oscar no tenía conciencia de la gravedad de
sus hechos", con estas expresiones concuerda la de "tomar
conciencia de nuestros actos", que equivale a tomar conciencia de
nuestros actos o de lo que estamos haciendo. En todos los casos,
el conocimiento o reconocimiento de algo, y el tener conciencia o
ser consciente es comprender algo que está sucediendo o
también registrar su existencia y ponerse a cierta
distancia de lo real, además la conciencia anticipa
idealmente en forma de proyectos, planes o fines, lo que va a
suceder. Y, en este sentido, se dice que "Oscar no tenía
conciencia de la gravedad de sus hechos; es decir, no anticipaba
idealmente lo que podía sucederle.
En el segundo sentido del término conciencia es
el específico de conciencia moral, que nos expresamos de
la manera siguiente: "mi conciencia me dice", "la voz de mi
conciencia", etc.
La conciencia moral sólo puede existir sobre la
base de la conciencia en el primer sentido, y como una forma
específica de ella.
La conciencia moral no la posee el individuo desde su
nacimiento ni se da tampoco en el hombre al margen de su
desarrollo histórico, y de su actividad práctica
social. La conciencia moral es, por tanto, en la forma en que la
conocemos ya en tiempos históricos; es decir, convertida
en una voz interior o juez interno de nuestros actos.
LAS CONCEPCIONES
DE LA LIBERTAD Y SUS VÍNCULOS CON LA MORAL
Aristóteles (siglo IV a. C.) pensaba ya que para
que haya una acción moral es preciso que junto a la
acción voluntaria ( libertad de la voluntad), haya una
libertad de elección, ambas estrechamente
vinculadas.
Los actos propiamente morales sólo son aquellos
en los que podemos atribuir al individuo una responsabilidad no
sólo por lo que se propuso realizar, sino también
por los resultados o consecuencias de su acción. El
problema de la responsabilidad moral se halla estrechamente
ligado, a su vez, al de la necesidad y libertad humana, pues
sólo si se admite que el agente tiene cierta libertad de
opción y decisión cabe hacerle responsable de sus
actos. No basta, por ello, juzgar determinado acto conforme a una
norma o regla de acción, sino que es preciso examinar las
condiciones concretas en que aquél se produce a fin de
determinar si se da el margen de libertad de opción y
decisión necesario para imputarle una responsabilidad
moral.
¿Cuándo puede afirmarse que un individuo
es responsable de sus actos o se le puede eximir total o
parcialmente de su responsabilidad?. Aristóteles
señalaba ya dos condiciones fundamentales:
1. Que el sujeto no ignore
las circunstancias ni las consecuencias de su acción; o
sea, que su conducta tenga un carácter
consciente.
2. Que la causa de sus
actos esté en él mismo, y no en otro agente, que le
obligue a actuar en cierta forma, pasando por encima de su
voluntad; o sea, que su conducta sea libre[17].
Existen condiciones que eximen al sujeto de la
responsabilidad moral:
1. LA IGNORANCIA.
Si sólo podemos hacer responsable de sus actos al
sujeto que elige, decide y actúa conscientemente, es
evidente que debemos eximir de responsabilidad moral al que no
tiene conciencia de lo que hace, es decir ignora las
circunstancias, naturaleza o consecuencias de su acción.
No basta decir que se ignora las circunstancias para eximir de
una responsabilidad[18]. Es necesario agregar que no sólo
no las conocía, sino que no podía ni estaba
obligado a conocerlas. Sólo así su ignorancia le
excusa de la responsabilidad correspondiente. Sin embargo, debe
preguntarse: ¿la ignorancia es siempre una
condición suficiente para eximir de la responsabilidad
moral?, Veamos el siguiente ejemplo: un conductor que va
manejando en una carretera tras largas horas al volante choca con
otro vehículo descompuesto en una curva, provocando graves
daños personales y materiales, puede decir en su defensa
que no vio el vehículo ( es decir ignoraba su presencia),
a causa de la luz de los faros de su auto que era débil.
Esta excusa no es moralmente aceptable, ya que pudo y
debió ver al coche averiado si hubiera revisado las luces
de su auto, antes de iniciar el largo recorrido, aquí el
conductor ignoraba, pero pudo y debió no ignorar. La tesis
de que la ignorancia exime de responsabilidad moral tiene que ser
precisada, pues hay circunstancias en que el sujeto ignora lo que
pudo haber conocido, o lo que estaba obligado a
conocer[19]
1. COACCIÓN EXTERNA
La segunda condición fundamental para que pueda
hacerse responsable a una persona de un acto suyo es que la causa
de éste se halle en él mismo, y no provenga del
exterior, es decir, de algo o alguien que le obligue contra su
voluntad a realizar dicho acto[20]. En cuanto que la causa del
acto está fuera del sujeto, escapa a su poder y control, y se le
cierra la posibilidad de decidir y actuar de otra manera, no se
le puede hacer responsable de la forma que ha actuado veamos el
siguiente ejemplo: en su centro de trabajo un empleado lleva con
extremo cuidado un frasco de vidrio
conteniendo una fórmula química peligrosa, y en ese
momento inicia un movimiento de
tierra de gran intensidad, y él cae al suelo y se rompe
el frasco cuando otros compañeros pasan corriendo,
provocando que varios de ellos sean alcanzados por el
líquido contenido en el frasco, provocándoles
serias lesiones, ¿El empleado es responsable moralmente
del hecho?. Es obvio que las causas externas influyeron en
él. La causa de su acto estaba fuera de él, por lo
que no se considera responsable. La coacción externa exime
aquí de la responsabilidad moral. Ya señalaba
Aristóteles, la coacción exterior puede provenir no
sólo de algo, circunstancias extrañas, que obliga a
actuar en cierta forma contra la voluntad del sujeto, sino de
alguien que consciente y voluntariamente le obliga a realizar un
acto que no quiere realizar, es decir, que el agente no ha
escogido ni decidido. Ejemplo, si alguien secuestra a Pedro y
obligan a su Padre a robar para pagar el rescate. Aquí la
coacción externa es tan intensa que no queda margen o si
queda, es demasiado escaso, para decidir y actuar conforme a la
voluntad propia.
2. COACCIÓN INTERNA.
Si el individuo no es responsable de los actos que
tienen su causa fuera de él, ¿lo será, en
cambio, de todos aquellos que tienen su causa o fundamento en
él mismo?. ¿No pueden darse actos cuya causa
esté en el interior del sujeto, y de los cuales no sea
responsable moralmente[21]?
Un individuo normal es responsable moralmente de un acto
realizado cómo ejemplo: un robo, pero no lo es por el
contrario, un cleptómano que roba por un impulso
irresistible. En este último caso, el sujeto no es
conciente, al menos en el momento en que realiza dicho acto. Tal
vez posteriormente, cuando lo ocurrido ya sea irremediable, el
sujeto adquiera conciencia de todo ello, pero incluso así
no podrá garantizar no volver a hacer lo mismo bajo un
impulso irresistible o una motivación
inconsciente. Los psiquiatras y psicoanalistas conocen muchos
casos de este género, es decir casos de individuos que
realizan actos que tienen su causa en ellos mismos, y que, sin
embargo, no se les puede considerar responsables
moralmente.
LIBERTAD
Sánchez Vázquez, señala tres
posiciones fundamentales a propósito de la
libertad:
1. "Si la conducta del hombre se halla determinada, no
cabe hablar de libertad y, por tanto, de responsabilidad
moral.
2.Si la conducta del hombre se halla determinada, se
trata sólo de una autodeterminación del Yo, y en
esto consiste su libertad. La libertad es incompatible con toda
determinación exterior al sujeto ( de la naturaleza o la
sociedad)
3. Si la conducta del hombre se halla determinada, esta
determinación, lejos de impedir la libertad, es la
condición necesaria de ella. Libertad y Necesidad se
concilian"[22].
Lo que señala la primera posición, el
determinismo absoluto rechaza la existencia de la libertad. En
esta forma extrema, hay quien afirma: " todos estamos
programados, incluso, los programados, para no estar
programados". Lo sepamos o no: todo comportamiento es causal. Si
lo que yo decida o determine tiene una causa: realmente, no hay
libertad, Laplace afirmaba: "todo está causado: la
absoluta necesidad y la absoluta libertad". Sin embargo, nosotros
sabemos, que el hombre, no es un mero juguete de las causas; el
hombre también puede ser causa, con su conciencia y su
práctica, puede transformar o modificar el mundo. Sabemos
que el hombre es un producto histórico y social, pero
también tenemos experiencia de que el hombre,
también, hace la historia; hasta podría
revolucionar la historia. En el terreno de la práctica
política, socialmente, no cabe el determinismo absoluto.
Si realmente, todo estuviera causado no tendría caso
pensar en la libertad, y mucho menos, en la responsabilidad y
obligatoriedad moral.
La segunda posición, el libertarismo. Se afirma
en esta posición, ser libre significa decidir y obrar como
se quiere[23]; o sea, poder actuar de modo distinto de
cómo lo hemos hecho si así lo hubiéramos
querido y decidido. Contradice la idea de que todo esta
determinado causalmente. Así en el terreno de la moral, se
es absolutamente libre respecto de las causas.
La dialéctica de la libertad y de la necesidad,
constituye una auténtica superación a los
planteamientos anteriores. Kant se refiere a la existencia de dos
mundos distintos: a) por una parte el mundo natural,
empírico, el mundo de las necesidades; y por otra parte,
b) el mundo de los "nóumenos", mundo de la libertad, reino
ideal, inteligible, donde no rigen las relaciones causales de las
que forma parte el hombre como ser moral. Así, Kant,
entiende la libertad como autodeterminación del yo, o
"causalidad por la libertad" que concilia con la causalidad
propiamente dicha, experimentada por decirlo así. La
ética kantiana, es una ética formal, ideal que se
puede cifrar en el imperativo categórico: " obra de tal
manera que tu actuación, pueda convertirse en una norma
válida universalmente". Al separar Kant la realidad, en
dos mundos, el de los nóumenos y el de los
fenómenos, no es posible que con tal formalismo se pueda
dar una auténtica conciliación entre el mundo
empírico y el mundo moral.
En la historia de la filosofía, se reconocen tres
intentos importantes para superar el problema de la libertad y la
necesidad:
a) El filósofo
holandés, Baruch Spinoza, llegó a considerar que el
hombre, como parte de la naturaleza, está sujeto a leyes
de necesidad universal, a las que no puede escapar. La
acción del mundo exterior, produce en el hombre un estado
psíquico de "pasión o afecto". Si el hombre no
puede dejar de estar sometido a este tipo de determinaciones
universales, ¿cómo puede el hombre ser libre? La
libertad, no se puede pensar, sin tomar en cuenta la necesidad.
Entonces, ser libre es tener conciencia de la necesidad y
someterse conscientemente a la necesidad. La libertad humana,
consiste en: "el conocimiento, en tener conciencia de la
necesidad objetiva". Por esto, los esclavos, ciegos ante el
sometimiento a la naturaleza, no son libres. Esto significa que
Spinoza, plantea el problema de la conciliación en
cuestión, como un problema teórico, como un
problema de conciencia, de saber; que dista mucho de pensarse en
términos de la relación efectiva, real, social, que
tiente el hombre frente a él. Tal solución
teórica, no resuelve el problema. Spinoza se queda a la
mitad del camino e la solución al problema de la
libertad[24].
b) Hegel,
pensará que "la libertad es la necesidad comprendida",
pero considera que la libertad, está en relación
con la historia, donde la libertad depende del nivel del
desarrollo del espíritu en la historia de la humanidad,
donde el espíritu se expresa o se realiza. La voluntad,
para Hegel, es más libre mientras más conoce y, por
tanto, cuando su decisión se basa en un mayor conocimiento
de causa[25].
c) Para Carlos Marx y Federico
Engels, el problema de la libertad es una cuestión no
sólo asunto teórico, el desarrollo de la libertad
se halla, ligado al desarrollo del hombre como ser
práctico, transformador o creador, es decir, se halla
vinculado al proceso de producción de un mundo
humano.
La libertad es conciencia de necesidad e historicidad;
la libertad es dominio del
hombre sobre la naturaleza y sobre su propia naturaleza; no puede
hablarse de la libertad, al margen de la historia y de la
sociedad; es la acción del hombre sobre la naturaleza y de
la historia, el criterio acertado para hablar objetivamente de
libertad[26].
Deber y obligación se relacionan tan
estrechamente que no es posible concebir el uno sin la otra y
viceversa. Si hay deber, habrá obligación: si hay
obligación, habrá deber. Esto no quiere decir que
ambos vocablos sean sinónimos o por lo menos
análogos(semejanza. El deber no es una relación de
exigencia como la obligación, consiste en la acción
u omisión que se presenta como exigida por la
obligación.
En otras palabras, el deber es el contenido de la
obligación, es decir, aquello que obliga la norma. Por
ejemplo, si Pedro prestó a Oscar diez mil pesos por un
año, entonces para Oscar hay una obligación y un
deber, derivados de ese hecho y de la norma moral que dice:
"Debes devolver lo prestado".
La conducta moral es una conducta obligatoria, o
conducta debida, que sobre la base de ciertos códigos
sociales, ha de asumir el individuo. La voluntad del individuo es
libre, su acción u omisión es producto de su
decisión interior, como respuesta al código de
conducta moral establecido. El deber es lo exigido por la
norma.
LA OBLIGACIÓN MORAL
La obligación moral, supone la libre
elección, sobre la base de una obligatoriedad, una
necesidad o causalidad, que no suprima la libertad de
acción moral[27].
Por ejemplo alguien tiene a un familiar en el hospital
en estado grave, ese alguien, tiene la opción de visitarlo
o de irse de vacaciones fuera de la ciudad. Moralmente
estaría obligado a visitar a su familiar; tendría
él deber de visitar a su familiar y no salir a vacaciones.
Aquí se da el hecho de la obligación moral, en
tanto que, se puede elegir libremente por realizar una cosa o la
otra. Lo que me determina a actuar libremente, es mi propia
conciencia. La determinación del acto moral, es de tipo
interno, personal, libre en los precisos contextos de
responsabilidad y conducta debida. El factor personal está
a la base de todo acto moral; a diferencia del derecho, donde la
exterioridad, de la ley, norma la conducta del sujeto.
Lo que moralmente es obligatorio, lo establece la
sociedad, mediante códigos generalmente implícitos,
pero manifiestos de la conducta moral que tenemos
obligación de asumir y cumplir; la obligatoriedad,
está dada socialmente y su cumplimiento o
transgresión no anulan la conducta debida o el deber
moral.
AUTONOMÍA MORAL
Autonomía viene del griego (autos:
sí mismo; nomos: ley) significa la actitud de la persona
que se da leyes a sí misma
Los seres humanos son siempre responsables de su vida
moral y no pueden nunca renunciar a esta responsabilidad. Por
tanto, con mayor o menor iniciativa, con mayor o menor sentido
crítico y con mayor o menor originalidad, siempre es la
persona singular y concreta quien se ve obligada a decidir, es
decir, a elegir entre una u otras normas, entre unos u otros
actos, entre esta o aquella manera de ser y, en el fondo de su
conciencia, siempre se le revela al ser humano su responsabilidad
moral.
¿Qué se entiende por autonomía
moral?. "El principio de la autonomía, dice Kant, es no
elegir de otro modo sino de éste: qué las
máximas de la elección, en el querer mismo, sean al
mismo tiempo incluidas como ley universal", para este
filósofo, la autonomía de la voluntad es el
principio supremo de la moral.
El comportamiento autónomo es aquel que se rige
por sí mismo con arreglo a una ley universal o imperativo
categórico. La autonomía no implica solamente obrar
en concordancia con la buena voluntad requiere, de un trasfondo
de libertad que le permita al hombre elegir tanto un buen
comportamiento como uno malo.
Al hablar de libertad y de autonomía, las
modernas investigaciones antropológicas van poniendo de
relieve la
existencia de condicionamientos y de limitaciones más o
menos ocultos e inconscientes como los siguientes:
Marx hizo hincapié en que las situaciones
económicas y materiales condicionaban fuertemente nuestra
autonomía moral. Por ejemplo, ni se piensa lo mismo ni se
lleva idéntica conducta residiendo en una mansión
que residiendo en una casa de interés social; pero quienes
viven en una residencia, como quienes viven en una casa de
interés social, lo hacen por cuestiones económicas,
en consecuencia, las concepciones morales de los que poseen
riqueza tienden a ser distintas a las de los que no poseen
riqueza (casas de interés social)
Ratzel puso de relieve la influencia del medio
geográfico ( el clima, la
naturaleza del suelo, el régimen de lluvias, la
comunicación, etc) en las instituciones, en la cultura
y en la conducta de las personas, donde las ideas, la conducta y
la forma de vida de los habitantes son completamente distintas de
un lugar respecto al otro.
Freud descubrió que las fuerzas instintivas, y
las frustraciones y conflictos,
inconscientemente, poseían una influencia en nuestra
conciencia psicológica y en nuestra conducta
moral.
Las personas siempre se encuentran condicionadas y
limitadas por innumerables elementos físicos,
biológicos, psicológicos, sociales,
económicos, etc., y, en consecuencia, nunca podrán
poseer una plena y absoluta autonomía, ni una plena y
absoluta libertad.
HETERONOMÍA MORAL
Heteronomía viene del griego (héteros:
otro; nomos: ley) significa la actitud de la persona que recibe
leyes por parte de otros. La heteronomía se establece,
como dice Kant, cuando la voluntad es forzada conforme a la ley,
por alguna otra cosa a obrar de cierto modo; en la
heteronomía la ley no surge como expresión de la
propia voluntad.
En una moral de carácter heterónomo la
obligación moral es impuesta desde afuera, ya sea por
otros individuos o por tradiciones, costumbres y leyes ajenas o
extrañas al individuo mismo.
ALGUNAS FORMAS DE HETERONOMÍA MORAL: LA IGLESIA,
EL ESTADO Y LAS TRADICIONES
Cuando la obligación proviene de la Iglesia,
según la ética religiosa la autoridad, la
obligación, proviene de Dios, garante y juez supremo de
todo orden moral. Sólo en Dios se encuentra el principio
de la obligación moral. Cuando a Abraham se le aparece un
ángel y le ordena sacrificar a su primogénito,
éste tiene que obedecer sin poner en tela de juicio el
mandato divino.
Cuando la obligatoriedad emana de la fuerza del Estado.
Los filósofos que defienden la supremacía y
glorificación del Estado por encima de los individuos,
serían los que apoyarían este tipo de
heteronomía. Por ejemplo, Maquiavelo , cuya
doctrina estuvo encaminada hacia el fortalecimiento del Estado.
Su libro El
Príncipe, es en general un tratado con el fin de
proveer al gobernante de un arte que le permita establecer y
mantener el poder, para evitar discordias intestinas, para prever
y prevenir conspiraciones.
Thomas Hobbes piensa
que el hombre es malo por naturaleza, (" el hombre es un lobo
para el hombre"), para frenar la innata tendencia hacia el poder,
propia del hombre, es necesario crear un Estado fuerte y
despótico que mantenga a raya a los individuos y que
impida, a toda costa, una guerra de todos contra
todos.
Cuando la obligatoriedad proviene de la tradición
y la sociedad. Aquí el individuo adopta un comportamiento
irreflexivo, aceptando sin discusión los dictados de la
sociedad, la costumbre o la moda, aunque éstos sean
absurdos.
LA REALIZACIÓN DE LA MORAL
No basta aprender o conocer los valores morales, es
necesario realizarlos, asimilarlos para ponerlos en
práctica. Al hablar de realización es la
encarnación o plasmación de los principios, valores
o normas en una sociedad dada no solo como actividad individual,
sino colectiva, es decir, no sólo como moralización
individual, sino también como un proceso social en que las
diferentes relaciones, organizaciones e instituciones sociales
desempeñan un papel decisivo
LOS PRINCIPIOS MORALES
La realización de la moral, en cada época,
es inseparable de los principios fundamentales, o reglas
básicas de conducta que rigen en una sociedad determinada
en su conjunto, representan a la comunidad social. No se trata de
principios morales hechos de manera teórica, aunque pueden
apoyarse de las teorías éticas, se trata de
principios que van tomando forma en la misma actividad
práctica social y rigen efectivamente el comportamiento de
los miembros de la sociedad, así como en la actualidad el
principio del individualismo, es fundamental en nuestra moral. Es
así porque el que rija un principio básico como
éste, y no-uno distinto, como el colectivismo, no responde
por tanto a razones puramente teóricas, como
prácticas, sociales, ya que la moral responde a la
necesidad social de regular las relaciones entre los hombres en
una comunidad determinada, y esta regulación se hace de
acuerdo con los intereses concretos de un sector social, o de una
sociedad entera. Estos principios tienen, pues, un doble
carácter; primero responden a una determinada necesidad
social, y segundo, por ser fundamentales, sirven de base a las
normas que regulan el comportamiento, en una sociedad dada, en
cierta dirección.
Los principios morales básicos surgen en
relación con determinadas necesidades sociales,
también pueden ser objeto de una elaboración
teórica con el propósito de justificar su
necesidad, o a justificar su validez. Así la labor de los
ideólogos que presentan al individualismo egoísta
como un principio moral acorde a la naturaleza del hombre. El
principio moral básico queda desligado así de las
necesidades sociales que lo inspiran y de las condiciones
sociales concretas a que responde, a la vez que se oculta su
carácter histórico y transitorio.
En épocas de crisis social como la nuestra,
entran también en crisis ciertos principios morales que
eran básicos hasta entonces. La crisis de unos principios
determinados se resuelve al sustituirlos por otros que respondan
a las nuevas exigencias sociales. Sin embargo, mientras no se
crean las condiciones sociales necesarias para la
realización de los principios que han de sustituir a los
anteriores, puede surgir una situación de confusión
o incertidumbre por algún tiempo.
En la actualidad los asuntos que interesan a los
jóvenes (educación
sexual, relaciones afectivas entre padres e hijos, noviazgo,
etc.), no pueden abordarse, en el terreno moral, bajo los
principios que han regido en una moral feudal, o hace doscientos
años.
Estos principios no pueden servir hoy en día para
abordar los asuntos mencionados, ni los problemas morales de la
explotación del hombre por el hombre, racismo, violencia,
etc. Amplios sectores de la población no aceptan ya los
viejos principios morales que sirven para cubrir con una capa
moral la miseria, la opresión, la discriminación, etc.
La realización de la moral como plasmación
de los principios morales, plantea, la necesidad de ponerlos en
relación con las condiciones sociales a que responde, con
los intereses que los inspiran, y con el tipo concreto de las
relaciones
humanas que pretenden regular.
El acto moral comprende, que exista conciencia y
libertad en la actividad de los sujetos. Por ello, en sentido
propio, sólo tienen un carácter moral los actos de
los individuos, y actos colectivos como seres conscientes libres
y responsables, ya que se trata de actos planeados conjuntamente
y realizados conscientemente en común por diferentes
individuos. El verdadero agente moral es el individuo, pero el
individuo como ser social, por ello la realización de la
moral es una actividad individual, pero a su vez dada la
naturaleza social del individuo, no se trata de un quehacer
meramente individual. No lo es tampoco porque los principios,
junto con las normas que determinan su comportamiento moral
responden a necesidades e intereses sociales.
El modo de actuar moralmente el individuo, o su
comportamiento moral en una situación dada, no es algo
totalmente espontáneo o imprevisto, sino que se halla
inserto como una posibilidad en su carácter. Es decir, su
modo de decidir y actuar no es casual, sino que responde a una
manera suya de reaccionar hasta cierto punto constante y estable
ante las cosas y los demás sujetos. Esto significa que no
podemos separar la conducta del individuo de su condición
de miembro de la sociedad ni tampoco de ciertas formas
genéricas o sociales del comportamiento individual,
debemos ver en él formas propias, originales y, a la vez
relativamente estables de comportarse a las que responde su
conducta moral. Estas formas propias, mutuamente ligadas entren
sí, que forman una totalidad inseparable, constituyen el
carácter de una persona.
En carácter se forma, bajo la influencia del
medio social, "sí es formado sobre un modelo
autoritario tiene como punto de partida no el amor paterno, sino
la familia autoritaria.
josé guadalupe de la fuente
aguilar