Una aproximación a las cualidades personales
requeridas y a las competencias y habilidades que se deben
desarrollar se encuentran esbozadas en Garibay (1993) y Reich
(1993). Ambos autores plantean elementos claves que deben
considerarse al momento de repensar un nuevo diseño
curricular para la Educación Superior. Reich, por su lado,
indica que la sociedad actual, global e interconectada
económicamente tiende cada vez a la desaparición de
las economías nacionales. Ni el sector productivo, ni los
intercambios comerciales pueden reducirse a fronteras
específicas. El nuevo orden económico ha generado
una nueva clase profesional que no se caracteriza por su
especialización en un área específica de
conocimiento, sino por el manejo de habilidades analistas
simbólicas. Estas habilidades son las
siguientes:
Abstracción, capacidad para descubrir
patrones y significados que permitan simplificar la realidad para
comprenderla y hacerla manejable desde diferentes maneras o
perspectivas.
Pensamiento sistémico, capacidad de
apreciar el conjunto y comprender los procesos que
median las relaciones entre los diversos componentes de la
realidad.
Experimentación, capacidad para indagar
acerca de la realidad, tratando de buscar, explicar y comprender
situaciones de manera sistemática pero a través de
diferentes métodos y recursos, sin
guías preestablecidas, siempre a la búsqueda de
nuevos elementos, de nuevas interconexiones, de nuevas
perspectivas.
Colaboración, capacidad para trabajar en
equipo, comunicar conceptos e ideas abstractas, buscar y lograr
el consenso.
El desarrollo de estas cuatro habilidades en el
estudiante, lo hará un profesional analítico
simbólico, no importando el área del conocimiento
en la cual se haya especializado.
Garibay, por su lado señala el desarrollo de
ciertas competencias y habilidades que son necesarias y
demandadas por la sociedad actual :
- Uso y manejo de computadoras, nuevas
tecnologías y sistemas de
información: La universidad deberá ofrecer a los
estudiantes, dentro de la curricula de todas las carreras, la
opción del uso de computadoras para procesar
información y debe desarrollar las habilidades
pertinentes para adquirir, evaluar, organizar interpretar y
comunicar esa información. - Desarrollo de la habilidad del trabajo en
equipo, no solo dentro de la misma disciplina
sino interdisciplinariamente: La sociedad global exige no
un conocimiento fragmentado, parcializado, sino un
conocimiento integral, total. Por lo tanto la
Educación Superior debe permitir los vínculos
entre las diferentes disciplinas y el trabajo conjunto, para
esto se deben desarrollar habilidades para trabajar con la
diversidad, haciendo énfasis en la
comunicación, en la participación, en el
ejercicio del liderazgo,
en la búsqueda del consenso que permita la
conciliación de interese divergentes. - Desarrollo de la competencia para la investigación, planificación y evaluación: La investigación
debe ser un eje principal dentro de la curricula de todas las
especialidades, al igual que la formulación,
aplicación y evaluación de proyectos. El estudiante
debe vincularse a su contexto y crear soluciones
a problemas
reales que afecten al entorno. Esto permitiría romper
definitivamente con la brecha que existe entre la teoría y la practica y por otro lado
devolvería a las universidades el papel
protagónico que debe asumir junto con otros sectores
de la sociedad. - Desarrollo de la creatividad y la innovación: Cada materia
impartida debería cerrar con una creación
original e innovadora. Cada estudiante debería tener
la posibilidad de ver concretadas sus ideas, ya sea en un
cuerpo teórico, en un producto
especifico relacionado con su especialidad o al menos
contribuir con un aporte original dentro de una propuesta
interdisciplinaria. La sociedad actual, basa su desarrollo en
el conocimiento y es ahí, en la producción de
conocimiento, donde debe hacer énfasis la
Educación Superior. La brecha que separa a los
países desarrollados de los países en
vías de desarrollo se esta haciendo cada vez mayor, si
la Educación Superior de los segundos no asume como un
reto la innovación y la creatividad de sus
estudiantes, probablemente esa brecha llegue a crecer tanto
que se haga insalvable. - Desarrollo de habilidades básicas y
habilidades del pensamiento: Los estudiantes que llegan a
las universidades, sobre todo en los países en
vías de desarrollo, carecen en su mayoría de la
habilidad para comprender y analizar lo leído.
Organizar y comunicar en forma verbal o escrita pensamientos,
ideas, información y mensajes. Realizar
cálculos básicos y abordar problemas
prácticos seleccionando en forma adecuada diversas
técnicas matemáticas. Tampoco, los niveles
precedentes les han permitido desarrollar habilidades
racionales que los ayuden a resolver problemas, a tomar
decisiones, a saber como aprender y a pensar creativa y
reflexivamente. Si bien, al concluir sus estudios muchos
dominan estas habilidades, no existen dentro de la curricula
actual, materias practicas para el desarrollo de ellas. Si
durante los primeros semestres la universidad brindara como
opción curricular de nivelación materias que
desarrollaran estas habilidades, el camino a transitar se
haría menos arduo y más provechoso para los
estudiantes. - Formación de valores
personales y sociales: la Universidad debería
consolidar valores como la responsabilidad, la integridad, la honestidad, la sana competencia y el amor
por el conocimiento. Al mismo tiempo debería formar
individuos satisfechos consigo mismos y comprometidos con su
realidad social.
La coincidencia de ambos autores en sus planteamientos y
las nuevas necesidades implícitas en la sociedad del
conocimiento hace concluir que la formación y desarrollo
en las competencias y habilidades indicadas se debe introducir
rápidamente en la curricula, si se desea lograr un
punto de
equilibrio entre las demandas sociales y lo que oferta la
Educación Superior. La inclusión y posterior
desarrollo de estos aspectos formaría a un estudiante y a
un profesional capacitado para adquirir y usar el conocimiento de
forma independiente y autogestionaria, con una perspectiva
sistémica de la realidad, con capacidad de
abstracción y al mismo tiempo con la posibilidad de
transmitirla, integrador de las diferentes disciplinas e
integrado al trabajo en equipo, en fin, formaríamos el
analista simbólico, un profesional integral con
sólidas ventajas competitivas para enfrentar los retos del
nuevo milenio.
Los retos del Siglo XXI son muchos e impredecibles,
la constante en los nuevos tiempos tal como lo señala
Batenson, citada por Gergen (1992) es que, "La certidumbre es la
excepción en la vida del siglo XX (y el XXI), y el
problema que esta apareciendo en nuestra época es
(…) la adaptación a la discontinuidad". En la
época actual los estudios superiores no pueden
constituirse en un todo definitivo que se imparta y se reciba
antes de entrar en la vida adulta, El aprender es un asunto de
toda la vida y de toda la sociedad.
La universidad debe brindar las herramientas
necesarias para que el estudiante pueda abordar la
educación permanente que requiere la sociedad actual y
estas herramientas están esbozadas en los aspectos
señalados: El desarrollo de habilidades personales para el
aprendizaje. El desarrollo de la creatividad y la
innovación. El trabajo en equipo. La competencia para la
investigación, planificación y evaluación.
La formación de valores y el manejo de las nuevas
tecnologías deben convertirse en los elementos
omnipresentes y fundamentales de toda empresa educativa
actual.
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Autora:
Ana Isabel Hernández de Dolara
anadolara[arroba]gmail.com
Licenciada en Sociología de la Universidad
Católica Andrés Bello (UCAB), Caracas, y
Magíster en Educación Abierta y a Distancia en la
Universidad Nacional Abierta (UNA)
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