Había fotos, objetos –muchos de ellos hallados en excavaciones-, mapas, maquetas, imágenes de un pasado del que quedan innumerables vestigios. En muchas de esas fotos se advierte cómo la "Gran Aldea" se convirtió en una ciudad pujante, que cobijó en sus viviendas la fastuosidad y la miseria. Sobre la condición precaria de algunos habitantes, nos habla la foto de la casilla construida con latas en la que se guarecía de la intemperie un marginado. El nivel de vida del que gozaban otros estamentos de la sociedad argentina se evidencia en las fotografías que nos muestran una urbe deseosa de semejarse a las ciudades europeas. Las vistas nocturnas mostraban una ciudad que se engalanaba, en medio de sus contrastes.
Uno de los temas importantes dentro de esta muestra fue la inmigración. La información que acompañaba las fotografías señalaba que entraba al puerto un inmigrante cada dos minutos, y salía uno, cada seis. Pude ver un Baedeker de la Argentina (una guía para viajeros) y fotos del Hotel de Inmigrantes.
Entre el material relacionado con los inmigrantes llamaba poderosamente la atención la imagen de una familia vestida de negro, reunida alrededor de un hombre que llevaba un traje, sentado en una silla como lo habría hecho en tantas otras oportunidades. Hasta aquí no se advierte nada asombroso, pero la sensación de quien mira la foto cambia cuando se entera de que ese hombre estaba muerto y ése era su velorio. Alguien del público dijo que esa foto se tomaba habitualmente, para mandarla al país de origen y demostrar que el familiar había muerto en la nueva tierra. El guía corroboró minutos después esa afirmación.
Al finalizar el trayecto entre testimonios que hablaban de adelantos edilicios, de los festejos del Centenario, del periodismo de la época y de muchos otros temas, el visitante que lo deseaba solicitaba una fotografía impresa en el momento, que elegía entre las que se veían en una computadora.
Una muestra permanente
Al entrar al hipermercado Coto, justo frente al Shopping Abasto de Buenos Aires, un cartel de considerables dimensiones invita a los clientes a realizar "Una visita al Buenos Aires Antiguo", a través de las series de fotos colgadas en las paredes contiguas a las escaleras de acceso a los salones de venta.
La primera de estas series se titula "Vistas de la ciudad". Consta de siete fotos tomadas entre 1910 y 1915, en las que se pueden apreciar diversos rincones porteños, como el Paseo de Julio, el Paseo Colón, las calles Bartolomé Mitre, Sarmiento, Suipacha y Defensa, y la feria de la calle Iriarte en Barracas.
El segundo grupo evoca el puerto entre 1910 y 1915, por medio de las fotos de los bomberos, el Mercado de Frutos, una vista del Riachuelo, otra de La Boca y una imagen del embarque de carnes. A estas imágenes les siguen cuatro escenas de la vida de los inmigrantes, que tuvieron lugar entre 1900 y 1912. En la primera de ellas se ve un grupo de inmigrantes españoles comiendo en la cubierta en platos de lata, en forma muy precaria, antes de descender. Le sigue una foto de los recién llegados bajando de un barco y otra de éstos esperando. La última –muy difundida, por cierto-, muestra el transporte de sus equipajes.
En el primer piso encontramos la cuarta serie-1900-1915-, en la que se recuerda a los vendedores ambulantes. Las imágenes de un pescador, un vendedor de cebollas, un verdulero, un masitero, un cigarrero y un carnicero nos permiten conocer cómo se comerciaba a principios de siglo. El quinto grupo, por último, se refiere a los Festejos del Centenario de la Revolución". Reúne tres imágenes referidas a la Gran Manifestación Patriótica" y a la Exposición Internacional de Ferrocarriles y Transportes Terrestres.
Las imágenes que integran estas cinco series han sido tomadas por la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados, la revista Caras y Caretas, Harry Grant Olds, David Mazziotti, León J. B. Lacroix y autores anónimos. Las mismas proceden de la colección del Archivo General de la Nación, el Museo de la Casa Rosada, la colección Mateo Giordano, la colección E. Y N. Mazziotti y la Colección de la Biblioteca Histórico Científica de Olivos.
El tesoro de la memoria
En marzo de 2001 pudo verse en el Palais de Glace esta exposición, que lleva por subtítulo El aporte italiano a la vida argentina. Sobre ella se escribió: "Las huellas que dejaron los inmigrantes italianos en la Argentina, a partir del siglo XIX, podrán rastrearse ahora en sus fotografías, su ropa, su música, sus obras de arte y sus instrumentos de labranza. (…) La muestra, un homenaje a "esos hombres y mujeres decididos, que enfrentaron el océano y la incertidumbre apostando a una vida digna en un país que les diera cobijo', incluirá desde el "calientacamas" que se usaba para mitigar el frío en las húmedas habitaciones del conventillo hasta los planos originales de la Casa de Gobierno, el Cabildo y el Congreso" (4).
"Habrá objetos tan cotidianos como el álbum de fotos familiares de la época, el vestido de novia de la nona, (…) y el infaltable baúl antiguo" (5).
Aquel Viejo Siglo XX
En la Biblioteca Manuel Gálvez de Buenos Aires, dirigida por Liliana Colecchia, se inauguró en el invierno de 2000 una "retrospectiva de las primeras décadas del siglo en todas las manifestaciones socioculturales", coordinada por la profesora Lucía Gálvez y auspiciada por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y Ledesma SAAI.
El material fotográfico presentado en forma permanente es sólo una parte de la colección de Fotos Antiguas de la Biblioteca, las cuales son conservadas por Gabriela de Antueno, Felicitas Luna y Estela Deveaux. Se exponen reproducciones tomadas, entre otros, por Crhistiano (sic) Junior, Samuel Boote, A. Witcomb, la Sociedad de Fotógrafos Aficionados y A. Rigaud. Acompañan a las mismas textos firmados por Jules Huret, Georges Clemenceau, Miguel Angel Cárcano, Anibal Latino, Eduardo Mallea, Leopoldo Marechal, José Luis Romero, Raúl Scalabrini Ortiz, Pedro Herrero, Delfina Bunge, Manuel y Lucía Gálvez y Jimena Sáenz.
La curaduría estuvo a cargo de Lucía Gálvez y el diseño y montaje fue realizado por Federico Fischbarg, Patricio López Méndez y Gabriel Miremont. Un subsidio de la Dirección Nacional de Bibliotecas de la Ciudad de Buenos Aires permitió a las responsables trabajar, desde noviembre de 1998, en la recuperación de las fotos antiguas. Lo expuesto evidencia el esfuerzo de las mencionadas, quienes esperan la donación de material de aquellos que quieran contribuir a aumentar el acervo de esta institución.
La muestra incluye imágenes de la Plaza de la Victoria antes de ser Plaza de Mayo, de las Plazas de Mayo, Libertad y Recoleta, de colegios y escuelas, hospitales, asilos de huérfanos, la Casa Cuna o Inclusa, maternidades, centros de salud y vacunación, ferrocarriles, iglesias, bancos, palacetes y casas, paseos y calles.
El ser humano es una presencia importante en las fotos seleccionadas, en las que se evocan pescadores, trabajadores rurales, madres con sus hijos, médicos. Personalidades de la cultura de la época aparecen en dos de ellas: la tomada en ocasión del homenaje tributado a Güiraldes por el éxito de Don Segundo Sombra, y la que retrata a José Ingenieros y Manuel Gálvez.
Integran la retrospectiva, asimismo, los videos realizados por María Flores, que llevan por título "El despertar del siglo" y "Del 20 al 30", y las conferencias sobre historia, letras y música dictadas, entre otros, por Félix Luna, María Esther Vázquez, Hebe Clementi, María Sáenz Quesada, León Benarós, María Rosa Lojo, Sergio Pujol y José María Castiñeira de Dios.
Buenos Aires al sur 1864-1954
En marzo de 2001 se llevó a cabo esta exposición, en la Casona de los Olivera, en la ciudad de Buenos Aires, en la que se presentaron "espléndidas imágenes de la zona (…) en el marco de un ambicioso proyecto: refundar el Sur mediante un programa de inversión pública y privada. El desafío, a cargo de la Corporación Buenos Aires Sur –una sociedad del Estado fundada hace un año por el Gobierno de la Ciudad-, supone despertar el interés de los vecinos no desde la mirada nostálgica, sino desde un punto de vista constructivo, capaz de imaginar un destino mejor para el Sur. Revertir la percepción que se tiene de ese olvidado rincón de la ciudad no sería posible sin el valioso aporte del patrimonio fotográfico, que como destaca Luis Príamo –curador y encargado de buscar en los archivos este riquísimo material- llegó a nuestros días gracias a lo que los mismos porteños supieron conservar de su pasado" (6).
Colección de César Gotta
En diciembre de 2001 Gotta expone en la Fotogalería del Teatro San Martín, "una selección de fotografías del siglo XIX. El público puede apreciar allí las obras originales, ya que se axhiben con todas las protecciones lumínicas necesarias. La muestra –que mezcla daguerrotipos con decenas de fotos antiguas- revela un rico panorama de los usos y costumbres de un país que ya fue. Gracias a las imágenes captadas por las cámaras de autores como Ansaldi, Halitsky, Santos Castillo, Rigod, Chandler, Moody, Rimathé y otros fotógrafos anónimos, los espíritus curiosos de este siglo recién estrenado podrán ver cómo se vivía en el siglo XIX, cuando la Argentina tenía todo el futuro por delante" (7).
¡Mascarita…!
En "El siglo disfrazado", Mauricio Kartun analiza la relación del Carnaval con la inmigración: "Fue con el vendaval inmigratorio de principio de siglo que la farra desbordó todo orden institucional, la mascarita se independizó, y el disfraz pasó a ser un atributo de fenomenal creatividad individual, un orgullo familiar en el que las mujeres de la casa lucían su solvencia con el molde y la aguja".
Una vez disfrazado el niño, debía fotografiárselo, para enviar esa imagen al país de origen: "Colas de una cuadra en Foto Bixio, o en Pascale, bajo el sol calcinante de febrero, ese que aseguraba con el resplandor de la primera tarde los mejores contrastes en la vidriada galería de pose del estudio. ¿Cómo testimoniar sino allá en el terruño el prodigio de costura, las costumbres, el crecimiento y la belleza de los chicos, engalanados y maquillados?"
El afianzamiento de la inmigración hizo que cambiaran los disfraces elegidos por las madres para sus hijos: "Viejas fotos. Sólo eso queda de aquella magnífica pasión por el disfraz. De pierrot, sobre todo, hasta los años 20 en que las colectividades tomaron peso propio. De allí en más predominaron los baturros, toreros y gaiteros asturianos, las majas, las gitanas, y los vascos pelotaris con sus paletas en miniatura, o su versión lechera con los tarros también a escala. Napolitanas, damas venecianas, y polichinelas certificaban el amor a Italia."
Fotos que se enviarían a los parientes que tanto se extraña: "Atrás unas líneas ya casi ilegibles: "Cara mamma: le invio una fotografia del mio Cesarino. Veda come cresce bello e grasso. Chi manca tanto. Sua cara figlia, Renza". En la foto, un pequeño soldadito garibaldino. Un sombrero emplumado, y una descolorida mirada melancólica" (8).
Se enviaban, para ocasiones especiales, postales con retratos familiares, editadas por los estudios de fotografía. "Hoy, los coleccionistas aún las encuentran circulando en mercados de Italia y España con sellos argentinos: habrían sido enviadas por familiares que emigraron al país" (9).
En febrero de 2003, en la Fotogalería del Teatro General San Martín de la Ciudad de Buenos Aires, se exhibe la muestra ¡Mascarita…! Colección Mauricio Kartun, integrada por fotos reunidas por el dramaturgo a lo largo de años, de las cuales Juan Travnik hizo una selección. Se contó, además, con la colaboración de Abel Alexander y Luis Príamo.
Aquellos carnavales
En el verano de 2002, se llevó a cabo en el Centro Cultural Recoleta la exposición El carnaval: la fiesta del disfraz. La misma incluyó una muestra de viejas imágenes que se tituló Aquellos carnavales. Alegre mascarita que sonríes al pasar.
Buenos Aires, puerto de inmigrantes
En junio de 1999, en la Pared de Ensayos Fotográficos de la Mediateca de la Alianza Francesa de Buenos Aires, se realizó la muestra de Raquel Biggio a la que nos referimos. Sobre esta exposición se dijo: "Evocar la estremecedora experiencia de cada inmigrante al acercarse a la costa argentina y las sensaciones de esperanza y temor al pisar nuestras playas equivale a vivir en silencio la historia nunca escrita del inmigrante anónimo, ese mismo que a través del tiempo fue un constructor fundamental de nuestra Argentina".
Destierros
También en la Pared de Ensayos Fotográficos de la Alianza Francesa de Buenos Aires se pudo apreciar en octubre de 1999 la muestra que llevó este título, realizada por Fernando Gutiérrez. La misma llevó como epígrafe la muestra de Eduardo Mallea que dice: "Lo que tiene nuestro destino de nuestro y de distinto es lo que tiene de parecido con nuestro propio recuerdo".
Esta muestra está integrada por diecisiete fotografías dispuestas en cuatro grupos, que marcan un recorrido desde un ayer no tan lejano hasta el hoy que busca eternizarlo y comprenderlo. Entre estas imágenes hay varios retratos: una mujer, un militar, la ajada foto de un rostro, niños con juguetes, un joven con traje y moño, un niño vestido de marinero en el día de su Primera Comunión, un hombre ya a nuestra usanza, con traje y corbata. Cabe destacar que ninguna de estas fotos tiene adjunta información sobre las personas a las que pertenece; sólo sabemos que Gutiérrez agradece a los autores de los retratos de sus familiares, mas no nombra a sus antepasados, quizás con la intención de compartir una experiencia que atañe a muchos.
Encontramos asimismo paisajes: un cementerio, el camino, el mar, una calle en la ciudad y, junto a ellos, la foto de un pasillo con varias puertas que podrían indicar simbólicamente las opciones que se presentan ante el receptor de la obra.
Un matutino afirma que el fotógrafo "rescata los rastros de otro país que pasó a la historia: la Argentina de los primeros inmigrantes" (10). Es probable que sea así, pero en la muestra no se hace mención de la procedencia de los retratados ni de los lugares a los que se los liga mediante la yuxtaposición de imágenes. Gutiérrez se propone "ir al pasado, tratar de reconstruir retazos de memoria transmitida de manera confusa y desordenada, leer miradas, buscar parecidos. Armar un álbum familiar trunco a modo de espejo, lleno de ausencias y dudas, para intentar unir piezas que sólo pretenden entender el pasado para continuar en el presente" (11).
…..
Las fotos exhibidas en estas muestras son sólo algunas de las que se dispone. Muchas más están en colecciones públicas y particulares, y se reproducen con frecuencia en libros, diarios y revistas. Ver estas imágenes nos permite comprender más a quienes llegaron a nuestra tierra, nos permite imaginar sus vidas llenas de sacrificio y esperanza.
Notas
1. Alexander, Abel: "Imágenes de la patria vieja", en Clarín Viva, 16 de diciembre de 2001.
2. Ohyarzábal, Matilde: "Memoria descriptiva", en Casa FOA 2000.
3. La Voz del Interior on line, Córdoba, 24 de julio de 2002.
4. S/F: "El tesoro de la memoria", en La Nación, Buenos Aires, 18 de febrero de 2001.
5. S/F: "La memoria de la nona", en Clarín Viva, Buenos Aires, 11 de marzo de 2001.
6. Gambier, Marina: "Refundar el Sur", en La Nación Revista, Buenos Aires, 16 de diciembre de 2001.
7. Alexander, Abel: op. cit.
8. Kartun, Mauricio: "El siglo disfrazado", en Clarín Viva, Buenos Aires, 20 de febrero de 2000.
9. Muzi, Carolina: "Fina estampa", en Clarín Viva, Buenos Aires, 21 de julio de 2002.
10. S/F: "Fotografía", en Clarín Viva, 17 de octubre de 1999.
11. Folleto de la muestra.
Autor:
María González Rouco
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